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El Corredor Mediterráneo - Municipalidad de Rio Cuarto

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<strong>El</strong> <strong>Corredor</strong> <strong>Mediterráneo</strong><br />

Las ganas <strong>de</strong> encontrarse.<br />

Río <strong>Cuarto</strong> / Río Tercero / San Francisco / Villa María Miércoles 30 <strong>de</strong> Septiembre <strong>de</strong> 2009 - Año 8 N° 353<br />

ME HE PERDIDO Y<br />

TENGO MIEDO.<br />

Cuento<br />

Susana Trespi<br />

<strong>de</strong> Gioda<br />

Río <strong>Cuarto</strong><br />

Págs. 4 y 5.<br />

LA INALCANZABLE<br />

ADELIA MARÍA,<br />

LA MARQUESA<br />

Villa María<br />

Normand Argarate<br />

NARCISA.<br />

Novela<br />

Walter Bonetto<br />

Río <strong>Cuarto</strong><br />

Págs. 6 y 7<br />

Pág. 8<br />

Escribe<br />

HERNÁN GENERO<br />

SAN FRANCISCO<br />

<strong>El</strong> Rock en la Argentina<br />

Tres naipes <strong>de</strong><br />

un mismo mazo<br />

(Primera parte)<br />

ALMENDRA<br />

(Una fruta original)<br />

La creciente necesidad <strong>de</strong> gestar música propia y la esperanza encendida por el<br />

éxito <strong>de</strong> grupos como Los Gatos, hicieron que muchos músicos jóvenes emprendieran<br />

búsquedas más pretenciosas que las habituales para trascen<strong>de</strong>r. Des<strong>de</strong> el<br />

porteño barrio <strong>de</strong> Belgrano, cuatro adolescentes <strong>de</strong> clase media y amplio nivel cultural<br />

dieron forma a uno <strong>de</strong> los grupos fundamentales para el movimiento <strong>de</strong>l rock<br />

argentino: Luis Alberto Spinetta, Emilio Del Güercio, E<strong>de</strong>lmiro Molinari y<br />

Rodolfo García dotaron a ‘Almendra’ <strong>de</strong> un estilo en el que se unían una poesía<br />

elaborada y una música renovadora que, más allá <strong>de</strong> sus influencias, sonaba irremediablemente<br />

urbana. Pese a su corta vida, ‘Almendra’ abrió un camino original<br />

en estas latitu<strong>de</strong>s, testimoniado en dos LPs <strong>de</strong> alto nivel y un puñado <strong>de</strong> simples.<br />

Cont. pág. 2


Viene <strong>de</strong> tapa<br />

ALMENDRA<br />

(Una fruta original)<br />

Hacia 1965, en el Instituto<br />

San Román <strong>de</strong>l barrio <strong>de</strong><br />

Belgrano, dos alumnos <strong>de</strong> ese<br />

colegio, editaban cada uno por<br />

separado una revista. Luis Alberto<br />

Spinetta tenía a su cargo “La costra”.<br />

Como los dos estaban en la<br />

misma división, surgió la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

unir ambas revistas. Nació así “La<br />

costra <strong>de</strong>generada”. Mientras<br />

tanto, otro alumno <strong>de</strong>l Instituto,<br />

E<strong>de</strong>lmiro Molinari, estaba dos<br />

años más a<strong>de</strong>lantado que Luis<br />

Spinetta y Emilio Del Güercio, y<br />

su único interés pasaba por tocar la<br />

guitarra.<br />

Rodolfo García, en cambio,<br />

aunque vivía a sólo tres cuadras <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong><br />

Luis, no cursaba en el San Román sino en el<br />

Industrial Manuel Belgrano <strong>de</strong> Floresta, y tocaba<br />

la batería en un grupo que se llamaba Los<br />

Larkins. Por esa época le presentaron a Luis,<br />

quien al poco tiempo se integró al conjunto.<br />

Conocieron luego a Guido Meda que tocaba el<br />

bajo y li<strong>de</strong>raba Los Masters. Rodolfo y Luis<br />

entraron a ese grupo, que llegó a tener varios<br />

nombres: Los Beadniks, Los Beatniks y finalmente,<br />

Los Mods. Por su parte Emilio había<br />

conocido a E<strong>de</strong>lmiro, y juntos habían formado<br />

otro conjunto, Los Sbirros, en don<strong>de</strong> también<br />

estaban Ángel -el hermano mayor <strong>de</strong> Emilio- en<br />

batería y Chago Novoa en teclados. E<strong>de</strong>lmiro<br />

asistía bastante seguido a los ensayos <strong>de</strong> Los<br />

Mods y fue así como surgió la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> fusionar<br />

los dos grupos con Guido (bajo), Luis (voz),<br />

Rodolfo (batería), E<strong>de</strong>lmiro (guitarra) y Chago<br />

(teclados). Pero Meda luego se abrió <strong>de</strong>l proyecto<br />

y entonces entró Emilio.<br />

Esto ocurrió en 1966. Ensayaron<br />

durante todo el año, pero en 1967 tuvieron que<br />

parar <strong>de</strong>bido a que Rodolfo (que era el mayor <strong>de</strong><br />

todos) <strong>de</strong>bió hacer la conscripción en Río<br />

Gallegos, Santa Cruz.<br />

Cuando en marzo <strong>de</strong> 1968 fue dado <strong>de</strong><br />

baja, el grupo siguió ensayando pero ya sin el<br />

tecladista y, luego <strong>de</strong> varias sugerencias <strong>de</strong>sechadas,<br />

con el nombre <strong>de</strong> Almendra (a todos ellos<br />

les gustaba ese fruto). Nacía, <strong>de</strong> esta forma, uno<br />

<strong>El</strong> <strong>Corredor</strong> <strong>Mediterráneo</strong> / Página 2<br />

<strong>de</strong> los grupos más originales que dio el rock<br />

argentino en toda su historia.<br />

A mediados <strong>de</strong> 1968 Ricardo Kleiman,<br />

el famoso productor <strong>de</strong> RCA y <strong>de</strong>l programa <strong>de</strong><br />

radio “Modart en la noche”, se presentó en uno<br />

<strong>de</strong> los ensayos <strong>de</strong> Almendra junto al cantante <strong>de</strong>l<br />

Los In, Ama<strong>de</strong>o Alvarez. Contó Rodolfo García<br />

sobre ese encuentro: “Eso se dio casi mágicamente,<br />

porque nosotros fuimos a un ciclo <strong>de</strong> conciertos<br />

que en ese momento se hacía en el Payró.<br />

Actuaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Jaime Dávalos y Les Luthiers<br />

hasta el “Mono” Villegas y la Porteña Jazz<br />

Band. Y había un concierto <strong>de</strong> Los Gatos y <strong>de</strong>spués<br />

un <strong>de</strong>bate sobre la música. Y estaba<br />

Ricardo Kleiman que en esa época hacía<br />

“Modart en la noche”, que era el programa <strong>de</strong><br />

radio más escuchado, y productor <strong>de</strong> varios grupos.<br />

Cuando terminó el <strong>de</strong>bate nos acercamos a<br />

Kleiman y le dijimos que teníamos un grupo y<br />

que nos gustaría que fuera a un ensayo. Dijo que<br />

iba a ir pero en el fondo no pensamos que pasara<br />

<strong>de</strong> ahí la cosa. Pero vino a escuchar un ensayo,<br />

y cuando terminó, dijo: ‘Bueno, uste<strong>de</strong>s van<br />

a grabar en RCA, así que vamos a elegir un par<br />

<strong>de</strong> temas, me tienen que <strong>de</strong>cir si quieren agregar<br />

algo, si los arreglos los hacen uste<strong>de</strong>s o quieren<br />

que los haga otra persona. Díganme si quieren<br />

que venga Malvicino o Alchourrón o el que uste<strong>de</strong>s<br />

elijan’. Era el sueño <strong>de</strong>l pibe. Te ofrecían<br />

todo. Y entonces dije:¡Alchourrón! Que venga<br />

¡Alchourrón!. También le preguntamos si no se<br />

podían conseguir equipos para grabar porque<br />

con los que teníamos no se podía hacer nada. Y<br />

nos consiguió Los Fen<strong>de</strong>rs que habían sido <strong>de</strong><br />

The Tremeloes. Grabamos con esos equipos que<br />

no sabíamos cómo manejarlos, para nosotros<br />

era marciano eso, y así empezó todo”.<br />

Y así, sin haber dado ningún show<br />

hasta ese momento, Almendra entró a los estudios<br />

<strong>de</strong> grabación. Almendra editó su primer<br />

simple en octubre <strong>de</strong> 1968, con “Tema <strong>de</strong><br />

Pototo” en la cara A y “<strong>El</strong> Mundo entre las<br />

manos” en el lado B. Fue difundido por<br />

“Modart en la noche” y llegó al puesto número<br />

15 en el ranking <strong>de</strong> la revista Pinap.<br />

“Tema <strong>de</strong> Pototo” fue también grabado<br />

por Leonardo Favio en su primer LP con el<br />

título “Para saber cómo es la soledad”, hecho<br />

que ayudó para que el conjunto trascendiera y se<br />

hiciera más conocido en un circuito diferente <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong> rock: “Lo escuchó mientras nosotros estábamos<br />

en el estudio y al tiempo lo grabó. Lo que<br />

pasó fue que el disco <strong>de</strong> él salió antes que el<br />

nuestro”, recordó Luis.<br />

Comenzaron entonces los shows para el<br />

grupo: “La primera vez que salimos -dijo<br />

Rodolfo- nos contrató un tipo <strong>de</strong> Rosario, esos<br />

tipos que te compran cuatro salidas y te recorrés<br />

mil kilómetros en una noche. Fuimos a tocar a<br />

unos bailes que no te puedo explicar. Nosotros<br />

íbamos con la candi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Almendra, <strong>de</strong> tocar<br />

“Figuración” con la flauta dulce y ese tipo <strong>de</strong><br />

cosas. Y nos tiraban <strong>de</strong> todo. Eran bailes don<strong>de</strong><br />

antes <strong>de</strong> nosotros tocaban grupos <strong>de</strong> ahí, <strong>de</strong>l<br />

pueblo, esos que tocan lo que venga y la pista se<br />

llena <strong>de</strong> gente bailando. Pero para nosotros era<br />

así la cosa: el hecho <strong>de</strong> ir a tocar a un baile no<br />

significaba transformarnos en un grupo <strong>de</strong> baile,<br />

subíamos a tocar lo nuestro y la gente no entendía<br />

nada, no esperaba eso. Fue una experiencia<br />

muy frustrante. Algo parecido pasó en nuestro<br />

primer trabajo, que fue en Mar <strong>de</strong>l Plata en<br />

Matoko’s y también fuimos a hacer eso. Toda esa<br />

experiencia fue bastante dura”.<br />

Inclusive, para Spinetta esa experiencia<br />

en Mar <strong>de</strong>l Plata en enero <strong>de</strong> 1969 fue el<br />

comienzo <strong>de</strong> su entrada en el “Clan Mandioca”:<br />

“Todos mis proyectos, que se venían dando <strong>de</strong><br />

una manera contun<strong>de</strong>nte… se empezaron a ir al<br />

diablo cuando Jorge Álvarez empezó a invitarme<br />

para que me fuera <strong>de</strong> don<strong>de</strong> estaba e ingresara<br />

al círculo Mandioca”.<br />

En febrero <strong>de</strong> 1969 se editó el segundo<br />

simple con “Hoy todo el hielo <strong>de</strong> la ciudad” y<br />

“Campos ver<strong>de</strong>s”, este último cantado por<br />

García. Y en marzo viajaron a Perú, al Festival<br />

<strong>de</strong> Ancón, don<strong>de</strong> se presentaron fuera <strong>de</strong>l concurso,<br />

actuando también en un especial para le<br />

televisión limeña.<br />

EL <strong>de</strong>but en Capital Fe<strong>de</strong>ral fue el<br />

lunes 24 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1969 en el Instituto Di<br />

Tella. Contó Rodolfo: “Nuestro primer concierto<br />

fue en el Di Tella. Fue bárbaro. Hasta ese<br />

momento nosotros éramos un grupo <strong>de</strong>l cual sólo<br />

se hablaba. Era hasta ahí la cosa. No nos habíamos<br />

enfrentado con la gente <strong>de</strong> verdad. Fuimos<br />

al Di Tella en la mañana a probar sonido.<br />

Cuando nos vamos, <strong>de</strong> pasada miré la boletería<br />

y estaba todo lleno, no se había vendido nada.<br />

En esa época nos habíamos peleado con<br />

Kleiman y cuando volvimos a la tar<strong>de</strong> a hacer la<br />

función, paso por boletería y no había más<br />

entradas. (Tendría trescientas localida<strong>de</strong>s).<br />

Tuvimos, por un lado, una cuestión <strong>de</strong> alegría.<br />

Dijimos: “se vendió todo. No pue<strong>de</strong> ser”. Pero,<br />

por otro lado, empezamos a ponernos paranoicos.<br />

Llegamos a pensar que las entradas las<br />

había comprado Kleiman para boicotear el concierto.<br />

Bueno, llegó la hora <strong>de</strong> la función y<br />

estaba la sala llenísima e hicimos un concierto<br />

bárbaro. Y <strong>de</strong>spués, a los quince días hicimos<br />

otra función en el Teatro <strong>de</strong>l Globo. De eso hay<br />

un cassette dando vueltas” .<strong>El</strong> concierto en el<br />

Teatro <strong>de</strong>l Globo se hizo el lunes 7 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong><br />

1969, y fue Ama<strong>de</strong>o Álvarez (<strong>de</strong> Los In) quien<br />

puso un grabador <strong>de</strong> cinta abierta a un costado<br />

<strong>de</strong>l escenario. Por mucho tiempo, esa cinta estuvo<br />

en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Litto Nebbia, que luego se la pasó<br />

a Rodolfo García. Esta es la única grabación <strong>de</strong><br />

un recital <strong>de</strong> Almendra (<strong>de</strong> su primera época) que<br />

se conoce. En ese recital, tocaron los temas <strong>de</strong><br />

los simples, “Gabinetes espaciales”, que saldría<br />

en ese mismo abril <strong>de</strong> un LP <strong>de</strong> recopilación <strong>de</strong><br />

varios intérpretes (“mis conjuntos preferidos”),<br />

algunos temas estarían en el primer LP, más otras<br />

canciones que no grabarían nunca: “Hombre <strong>de</strong><br />

luz”, “Para que me sigas” (cantada por<br />

Rodolfo), “Continuación <strong>de</strong>l hielo en la ciudad”,<br />

“Chocolate” (con la letra <strong>de</strong> Cristina<br />

Bustamante, la novia <strong>de</strong> Luis), “Mosca Muerta”<br />

<strong>de</strong> E<strong>de</strong>lmiro y “Vine al planeta”. <strong>El</strong> concierto se<br />

cerraba con una versión <strong>de</strong>l vals peruano <strong>de</strong><br />

Rosita Melo “Des<strong>de</strong> el alma”, fruto evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />

su paso por Perú.<br />

En junio <strong>de</strong> 1969, participaron <strong>de</strong>l ciclo<br />

“Beat Baires” en el teatro Coliseo, realizado los<br />

domingos a la mañana junto a otros conjuntos y<br />

solistas. Almendra tocó el domingo 22 junto a<br />

“Engranaje” y “Los Abuelos <strong>de</strong> la Nada”. Se<br />

editó un tercer simple con “Tema <strong>de</strong> Pototo”<br />

otra vez pero con una novedad en el lado B:<br />

“Final” (don<strong>de</strong> en la letra se nombraba a<br />

Fermín); filmaron un corto en 35 mm. en blanco<br />

y negro con los temas “<strong>El</strong> mundo entre las<br />

manos” y “Campos ver<strong>de</strong>s” para ser pasado en<br />

cine y se presentaron en televisión en varios programas<br />

<strong>de</strong> la época. Mientras esto ocurría,<br />

Almendra comenzó a grabar, a mediados <strong>de</strong><br />

1969, su primer LP. Un volante distribuido a<br />

principios <strong>de</strong> 1970, <strong>de</strong>cía:<br />

“A lo largo <strong>de</strong> seis meses <strong>de</strong> intenso<br />

trabajo, <strong>de</strong> proposición total hacia lo que es<br />

nuestro, hemos comprendido que lo que en un


momento pue<strong>de</strong> llegar a trascen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />

ser exclusivamente propiedad <strong>de</strong>l autor y se<br />

transforma en algo legítimamente <strong>de</strong> todos.<br />

Por eso, el quince <strong>de</strong> enero es una fecha<br />

importante tanto para nosotros como para<br />

uste<strong>de</strong>s. Es la salida <strong>de</strong> nuestro primer long<br />

play. Es nuestra salida hacia uste<strong>de</strong>s.<br />

Camino difícil<br />

<strong>El</strong> 15 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1970 se editó el<br />

primer LP <strong>de</strong> Almendra, grabado entre abril<br />

y septiembre <strong>de</strong>l año anterior. <strong>El</strong> álbum,<br />

según dijo el mismo Luis Alberto Spinetta,<br />

estuvo profundamente influido por “Sgt.<br />

Pepper’s Lonely Hearts Club Band” (la<br />

banda <strong>de</strong>l Club <strong>de</strong> los Cazadores Solitarios<br />

<strong>de</strong>l sargento Pepper), <strong>de</strong> The Beatles. Al<br />

igual que en aquél, cada uno <strong>de</strong> los temas<br />

tenía peso por sí mismo. La tapa también formaba<br />

parte <strong>de</strong> un todo armónico con el espíritu<br />

<strong>de</strong>l disco: el dibujo <strong>de</strong> la cara <strong>de</strong> un<br />

melancólico arlequín que tenía una sopapa<br />

en la cabeza y una lágrima que caía <strong>de</strong> uno<br />

<strong>de</strong> sus ojos, símbolos que aparecían en la<br />

contraportada, reemplazando los títulos <strong>de</strong><br />

los temas <strong>de</strong>l LP. Con la tapa <strong>de</strong>l disco,<br />

recordaría Rodolfo García: “Hubo un conflicto<br />

con la compañía por el dibujo que aparece<br />

en ella y que hizo Luis. Pero ese fue en<br />

realidad el segundo dibujo. Luis dibujó la<br />

primera tapa, la llevamos a RCA y dijimos<br />

que queríamos esa tapa. Entonces la compañía<br />

empezó conque ‘no sé…qué sé yo…por<br />

qué no una foto <strong>de</strong>l grupo…’, y nosotros que<br />

no, que queríamos que fuera así. Finalmente<br />

aceptaron, pero comenzaron a correr los<br />

días y nosotros no podíamos ver la prueba<br />

<strong>de</strong> la tapa. Nunca aparecía. Entonces empezamos<br />

a buscar, a ver dón<strong>de</strong> estaba, y nos<br />

dijeron que la tenía Jacko Zeller, que era el<br />

director artístico. Este nos dice que la<br />

mandó al <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> arte. Pero allí no<br />

estaba. Fuimos a prensa y tampoco. No estaba<br />

en ningún lado, y ya no sólo la prueba,<br />

sino que tampoco aparecía el original. Era<br />

una especie <strong>de</strong> presión para que saliera la<br />

tapa que ellos querían. Luis entonces hizo un<br />

nuevo original y exigimos; salió la tapa que<br />

nosotros queríamos. Muchos años <strong>de</strong>spués, a<br />

través <strong>de</strong> una infi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> una persona muy<br />

ligada a la parte gráfica <strong>de</strong> la compañía,<br />

supimos que esa tapa original fue rota en la<br />

oficina <strong>de</strong>l jefe <strong>de</strong> prensa”.<br />

Todos los temas databan <strong>de</strong>l período 1967-<br />

1968, con excepción <strong>de</strong> “Plegaria para un<br />

niño dormido”, que tenía una estructura folclórica<br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l suave arreglo baladístico,<br />

compuesto por Spinetta en 1965; “Color<br />

humano”, el más largo <strong>de</strong>l álbum, que, firmado<br />

por Molinari, fue improvisado en el<br />

estudio, y “Muchacha (ojos <strong>de</strong> papel)”, uno<br />

<strong>de</strong> los últimos que se escribió para el LP.<br />

Esta canción <strong>de</strong> Spinetta resultó el hit <strong>de</strong>l<br />

álbum (fue editada en simple con “Ana no<br />

duerme” en la cara B) y se convirtió inmediatamente<br />

en el clásico <strong>de</strong> Almendra por el<br />

cual se los recuerda. En base a su vuelo poético<br />

y a su simpleza musical (sólo la voz <strong>de</strong><br />

Spinetta acompañada por una guitarra acústica<br />

y un coro), trascendió el paso <strong>de</strong>l tiempo<br />

y no perdió vigencia hasta el día <strong>de</strong> hoy.<br />

Había una canción firmada por<br />

Emilio Del Güercio: “Que el viento borró<br />

tus manos”. En el tema “Figuración” cantaba<br />

Luis, y Pappo hacía los coros.<br />

<strong>El</strong> <strong>Corredor</strong> <strong>Mediterráneo</strong> / Página 3<br />

Las otras colaboraciones <strong>de</strong>l álbum eran:<br />

Santiago Giacobbe en órgano en “Ana no<br />

duerme”, y la guitarra y los arreglos <strong>de</strong><br />

Rodolfo Alchourrón, más participación <strong>de</strong><br />

Rodolfo Me<strong>de</strong>ros en bandoneón en “Laura<br />

va”. A tantos años <strong>de</strong> distancia, este LP, en<br />

verdad, no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r por su original<br />

estilo en el tratamiento <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> los<br />

temas, como también por la poesía <strong>de</strong> las<br />

letras. Sin duda, se <strong>de</strong>stacaba entre los cuatro<br />

integrantes, la capacidad creativa <strong>de</strong> Luis<br />

Alberto Spinetta.<br />

Cont. pág. 4


Viene <strong>de</strong> pág 3<br />

Una ópera inconclusa<br />

ALMENDRA<br />

(Una fruta original)<br />

Fue durante la grabación <strong>de</strong>l<br />

primer álbum que Luis comenzó a gestar<br />

una ópera que trataría <strong>de</strong> “la búsqueda<br />

interior <strong>de</strong>l hombre”, según sus propias<br />

palabras. Poco se supo en el momento <strong>de</strong><br />

algo más que no fueran febriles ensayos,<br />

el argumento, especulaciones en torno <strong>de</strong>l<br />

lugar <strong>de</strong> presentación (se habló <strong>de</strong>l Teatro<br />

Ópera e incluso <strong>de</strong>l Colón), postergaciones<br />

<strong>de</strong>l estreno y las posibles participaciones<br />

<strong>de</strong> otros músicos, como Tanguito,<br />

Litto Nebbia, Roque Narvaja, Moris,<br />

Javier Martínez y Miguel Abuelo. Lo<br />

cierto fue que la ópera se les fue <strong>de</strong> las<br />

manos y acrecentó el <strong>de</strong>sgaste que ya<br />

venía en el grupo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la incorporación <strong>de</strong> Spinetta al círculo <strong>de</strong><br />

Jorge Alvares y su sello, Mandioca. Luis comenzó a alejarse cada<br />

vez más <strong>de</strong>l conjunto, a los que se sumaron distintos conceptos<br />

en la forma <strong>de</strong> encarar la continuidad <strong>de</strong> Almendra. A comienzos<br />

<strong>de</strong> 1977 diría Luis: “Me fui metiendo en el reviente y cuando me<br />

quise acordar… Emilio, Rodolfo y E<strong>de</strong>lmiro tuvieron una gran<br />

luci<strong>de</strong>z y no entraron, sólo yo lo hice. Ya habíamos hecho el primer<br />

LP. Teníamos ensayado completo el primer acto <strong>de</strong> la ópera,<br />

una cosa monumental. Emilio no entendía lo que me pasaba…<br />

estaba en un letargo. Yo se lo reproché mucho. Cuando me vieron<br />

que me fui un poco, me <strong>de</strong>jaron solo, y me hice pedazos. Sólo<br />

E<strong>de</strong>lmiro trataba <strong>de</strong> seguirme la corriente. Empezaron con<br />

Rodolfo los conflictos estilísticos y Almendra empezó a pudrirse<br />

por sectores, como discutir con él que los shows en los clubes<br />

eran el cáncer más infernal por el cual un conjunto como<br />

Almendra podría sufrir…,o plantear que viviéramos en una<br />

especie <strong>de</strong> comunidad, cosa que fue rápidamente rechazada por<br />

el conjunto”.<br />

Varios años <strong>de</strong>spués, García retrucaba: “Sobre si los<br />

clubes sí, los clubes no, fue una discusión que duró bastante. Yo<br />

pensaba que era importante el que nos hayamos lanzado a hacer<br />

conciertos, pero, a la vez, también fue muy importante tocar en<br />

clubes y en los bailes. Porque nosotros estábamos armando toda<br />

una nueva pelota en lugares céntricos, y eso, cuando manejás<br />

únicamente <strong>de</strong> esa manera es un círculo que se cierra in<strong>de</strong>fectiblemente,<br />

y terminás siendo un artista <strong>de</strong> café-concert. Y nosotros,<br />

haciendo eso pero a la vez yendo al circuito <strong>de</strong> bailes, poníamos<br />

lo nuestro en el escenario, hacíamos show. Entonces sí,<br />

empezamos a hacer los conciertos en el centro <strong>de</strong> Buenos Aires y<br />

venía gente <strong>de</strong> todos los suburbios. En todo eso, tocar en bailes<br />

cumplió un papel muy importante. Y lo <strong>de</strong> vivir en comunidad<br />

surgió una vez y no se habló <strong>de</strong>masiado a fondo, pero el tema no<br />

es una cuestión que te lo proponés y <strong>de</strong>cís:’ ¿Por qué no nos<br />

vamos a vivir en comunidad?, agarramos una bolsa <strong>de</strong> dormir<br />

cada uno y nos vamos para <strong>El</strong> Bolsón’. No es así. Hay una preparación<br />

previa y hay una mentalidad para eso, y no salís <strong>de</strong> un<br />

<strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> Barrio Norte y te vas a vivir en comunidad<br />

como si tomaras un vaso <strong>de</strong> agua”.<br />

“Nos estamos multiplicando”<br />

En mayo <strong>de</strong> 1970, Molinari, Del Güercio y el manager,<br />

Aníbal Gruart, viajaron a Nueva York a comprar nuevos equipos,<br />

y el 12 <strong>de</strong> junio la banda se presentó en el Luna Park junto a Los<br />

Gatos, Manal y Vox Dei. Pero todo esto no impidió que en agosto<br />

la bomba estallara. En la tapa <strong>de</strong>l número ocho <strong>de</strong> la revista<br />

Pelo se anunciaba la separación <strong>de</strong> Almendra. En la nota Spinetta<br />

<strong>de</strong>cía: “Estamos convencidos <strong>de</strong> que <strong>de</strong> esta forma en vez <strong>de</strong> dividirnos,<br />

nos estamos multiplicando”. Molinari señalaba: “Por<br />

todo esto no <strong>de</strong>jo <strong>de</strong> pensar que Rodolfo es un gran baterista,<br />

Emilio un excepcional bajista y Luis un buen compositor.<br />

<strong>El</strong> <strong>Corredor</strong> <strong>Mediterráneo</strong> / Página 4<br />

Simplemente cada uno hoy quiere hacer lo suyo”. Y Del Güercio<br />

explicaba: “Quizás podríamos haber seguido, aparentemente<br />

estábamos en nuestro mejor momento, pero hubiéramos engañado<br />

a los que creen en la música que hacemos”. Planeada la separación<br />

y archivada <strong>de</strong>finitivamente la ópera, el conjunto abocó a<br />

<strong>de</strong>jar su testamento en las formas <strong>de</strong> un álbum doble y un libro<br />

titulado “Almendra”. Una <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada aglomeración <strong>de</strong> fotos<br />

<strong>de</strong>l grupo, textos, dibujos y algunas letras <strong>de</strong> canciones.<br />

<strong>El</strong> álbum comenzó a grabarse a fines <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong><br />

1970 en los estudios TNT, mientras el conjunto ofrecía sus últimas<br />

presentaciones (llegaron a actuar, en noviembre, en la primera<br />

edición <strong>de</strong> B.A.Rock, y su último show fue el 25 <strong>de</strong> diciembre<br />

en el cine-teatro Pueyrredón). Si el primer LP no le sobraba<br />

nada, sino que conformaba una obra homogénea, este segundo<br />

álbum, editado en enero <strong>de</strong> 1971, ya disuelto el grupo, fue una<br />

miscelánea <strong>de</strong> estilos. Eso era producto <strong>de</strong> la dispersión, a<strong>de</strong>más<br />

<strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> ser un álbum doble. Diría Rodolfo: “Al principio no<br />

barajábamos la posibilidad <strong>de</strong> que fuera un álbum doble. Iba a<br />

ser simple. De que sea doble lo pensamos para la ópera. Cuando<br />

sobrevino la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> disolver el grupo, ahí nos empezamos a<br />

dar manija para sacar un álbum doble, pero todavía no existía el<br />

material. Entonces, la mitad <strong>de</strong> se material se compuso cuando<br />

cada cual ya sabía que el grupo terminaba a fin <strong>de</strong> año”. Fue así<br />

como en ambos discos coexistieron temas tan disímiles como<br />

“Para ir” o “Camino difícil”, <strong>de</strong> una dulzura poética comparable<br />

al primer álbum, largas zapadas como “Agnus Dei” y<br />

“Florecen los nardos”, y estilos diferentes como el rock & roll<br />

en “Rutas argentinas” (el hit <strong>de</strong>l LP), el candombe en<br />

“Carmen”, el Folk - Blues en “Amor <strong>de</strong> aire”, el hard rock en<br />

“Parvas”, el boggie en “Ver<strong>de</strong> llano” y la psico<strong>de</strong>lia en “Los<br />

elefantes”.<br />

A pesar <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>sparejo que pueda haber resultado, fue<br />

un buen disco que representó fielmente la amplitud <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>ncias<br />

a las que el grupo se había encaminado y que quedaron abortadas<br />

con la separación. Comentaría finalmente Rodolfo: “La separación<br />

me dolió un toco. Básicamente porque estábamos en una<br />

nueva etapa. <strong>El</strong> grupo había empezado a tener otro sonido.<br />

Habíamos comprado instrumentos nuevos. Fue una etapa más<br />

pesada <strong>de</strong> Almendra, que se refleja en el segundo disco pero que<br />

nace y muere ahí. Entonces te queda la cosa <strong>de</strong> iniciar un nuevo<br />

planteo musical pero truncarlo ahí, cuando comienza, sin ver los<br />

resultados, sin <strong>de</strong>sarrollarlo. Eso me <strong>de</strong>jó mal y aparte porque<br />

fue una separación con amigos, amigos <strong>de</strong> barrio. Y por más que<br />

en ese momento en los reportajes dijimos que no nos dividíamos<br />

sino que nos multiplicábamos, no fue tan así. Hubo un gran dolor<br />

por la pérdida”.<br />

E<strong>de</strong>lmiro Molinari y Luis Alberto Spinetta continuaron<br />

juntos, pero, al no prosperar su proyecto musical, siguieron<br />

cada uno su camino: Spinetta en Pescado Rabioso, Invisible y S.<br />

Ja<strong>de</strong> y Molinari en Color Humano. Emilio Del Güercio y<br />

Rodolfo García, en cambio, sí concretaron un proyecto en<br />

común, que se reflejó en Aquelarre<br />

UN CUENTO DE SUSANA TRESPI GIODA<br />

ME HE PERDIDO<br />

Y TENGO MIEDO


A José María Gioda<br />

Otra vez cosas <strong>de</strong>l galpón tiradas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la casa.<br />

Alguien <strong>de</strong>jó un rollo <strong>de</strong> cables en el pasillo y ese fue<br />

Germán, seguro, - pensó Tomasa, al mirar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cocina el<br />

corredor extendido hacia la salita. Apartó <strong>de</strong> sí al cachorro <strong>de</strong><br />

ovejero alemán que la seguía por toda la casa, particularmente<br />

molesto ese día. Dos vidas jóvenes a mi cargo- terminó <strong>de</strong><br />

discurrir, consi<strong>de</strong>rando al adolescente y al perro con quienes<br />

<strong>de</strong>bía tratar a diario.<br />

conocido,<br />

He vivido siempre en un mismo lugar,<br />

me he llevado bien con mis vecinos<br />

y no he <strong>de</strong>seado jamás otra cosa<br />

que lo imprescindible para subsistir.<br />

La codicia no es, seguramente, mi <strong>de</strong>fecto mayor.<br />

Ahora he quedado sola aquí, en este lugar <strong>de</strong>s-<br />

y no me siento segura.<br />

Tomasa movió sus pies <strong>de</strong> enfrente <strong>de</strong> la cocina en don<strong>de</strong> sus<br />

pon<strong>de</strong>rados scons se doraban entre perfumes <strong>de</strong> manteca,<br />

yemas e intrincadas esencias. Aunque no era una mujer vieja<br />

a veces las piernas le pesaban. Tal vez esa tar<strong>de</strong> llegara <strong>de</strong><br />

visita su hijo mayor, Fermín, con los nietos. Tomasa estaba<br />

casada con don Laurentino Bud. <strong>El</strong> apellido y la tradición <strong>de</strong><br />

los scons era todo lo que les quedaba <strong>de</strong> los ancestros <strong>de</strong> su<br />

esposo. Éstos, varias generaciones atrás, abandonaron las<br />

aplomadas islas nativas para afincarse en ese paraje serrano <strong>de</strong><br />

lomas y árboles sufridos, que lanzan <strong>de</strong> entre las hojas el inesperado<br />

arpón <strong>de</strong> sus espinas. Contabilizaban como <strong>de</strong>l mismo<br />

origen a su vecino Reynolds, siempre <strong>de</strong> peón rural en su caballo<br />

Regalito lo mismo que los Sarsfield, choznos <strong>de</strong> gente que<br />

recaló en Amboy antes <strong>de</strong> llegar a esos campos. Todos ellos<br />

eran tan argentinos y criollos como el mismísimo Perico<br />

Cardozo, hombre hábil sobre el apero, terco en la persecución<br />

<strong>de</strong>l puma, capaz <strong>de</strong> caminar diez leguas en la nieve y el frío,<br />

solo, para llegar a su hogar.<br />

Unas voces discordantes con la serenidad <strong>de</strong> la hora la distrajeron<br />

<strong>de</strong> su tarea. Se asomó a la ventana para distinguir a<br />

Germán, que venía apurado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el corral <strong>de</strong>l fondo <strong>de</strong> la<br />

casa. Lo acompañaba un amigo <strong>de</strong> su edad.<br />

-¡ Doña Tomasa! – la voz <strong>de</strong>l muchacho ocupó la concavidad<br />

dorada y tibia <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> otoñal - mire lo que traigo, doña.<br />

– La mano en alto sostenía <strong>de</strong> la cola la víbora muerta por él<br />

minutos antes. Por el color y la forma, Tomasa reconoció en<br />

ese cuerpo magullado y laxo a una yarará. Tenía la cabeza <strong>de</strong>strozada<br />

por la piedra que llegó a ella con su pesado mensaje <strong>de</strong><br />

violencia última y <strong>de</strong>finitiva.<br />

-Estaba poniendo la sal en el come<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> las cabras y sentía<br />

que algo me agarraba el puño <strong>de</strong> la camisa – continuó<br />

Germán con los ojos encendidos – yo lo tenía <strong>de</strong>sprendido. .<br />

. Cuando busqué lo que era y la vi enroscada ahí . . .<br />

¡ Los picotones que me tiraba ¡<br />

-Llevala bien lejos, no sea cosa que me la encuentre al salir<br />

<strong>El</strong> <strong>Corredor</strong> <strong>Mediterráneo</strong> / Página 5<br />

al patio, y mirá si hay otra cerca – dijo la mujer, sabedora,<br />

como toda la gente <strong>de</strong> la sierra, <strong>de</strong> que en esa época <strong>de</strong>l año las<br />

víboras suelen andar <strong>de</strong> a dos, en procura <strong>de</strong> refugio don<strong>de</strong><br />

hibernar.<br />

- Revisé pero no vi nada – concluyó Germán.<br />

Tomasa se quitó el <strong>de</strong>lantal, con lo que sus ca<strong>de</strong>ras fueron<br />

más evi<strong>de</strong>ntes. Sucesivos partos en pocos años se habían<br />

encargado <strong>de</strong> ensancharlas, así como <strong>de</strong> engrosar sus nalgas <strong>de</strong><br />

mujer ajena a remilgos y cuidados. Tenía el pelo lacio, las<br />

mejillas ardidas por el filoso aire <strong>de</strong> la montaña, las manos<br />

huesudas y laboriosas. Sus rasgos mostraban el río <strong>de</strong> sangre<br />

aborigen que corría por sus venas, mezclada con unas gotas <strong>de</strong><br />

castellana o andaluza que trajeron los conquistadores. Usaba<br />

calcetines caídos sobre los tobillos, que estiraba nerviosamente<br />

hasta <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las rodillas cuando algún visitante se acercaba<br />

a la casa. Entonces su rostro redondo, habitualmente poco<br />

expresivo, se distendía en una amplia y afable sonrisa. La vida<br />

en el campo al pie <strong>de</strong> la sierra siempre le había gustado, pero<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que sus varones maduraron y empezaron a alejarse <strong>de</strong>l<br />

hogar la permanencia allí ya no le resultó tan atractiva. Menos<br />

mal que contaba con Germán, el peoncito hijo <strong>de</strong> una familia<br />

vecina que ayudaba en las tareas rurales y ella mandaba a la<br />

escuela.<br />

Siendo niña, mi cuerpo esmirriado <strong>de</strong>jó atónitos<br />

a unos hombres que se quedaron mirándome<br />

como hipnotizados. Aproveché su <strong>de</strong>sconcierto<br />

para escabullirme, llena <strong>de</strong> temor frente a los<br />

intrusos.<br />

Germán, con sus dieciséis años cumplidos, oscilaba entre<br />

conductas <strong>de</strong> niño y empaques <strong>de</strong> hombre que afloraban por<br />

los vericuetos <strong>de</strong> su adolescencia. Tenía renombre entre las<br />

chicas <strong>de</strong>l lugar, estudiaba poco y los trabajos encomendados<br />

a él mostraban fallas que molestaban a su tutora. Tomasa<br />

recordaba cuando el muchacho <strong>de</strong>jó olvidada la rosilla vieja<br />

toda la noche atada al palenque, con el recado puesto y la cincha<br />

ajustada. <strong>El</strong> pobre animal amaneció con la cabeza gacha y<br />

los ojos turbios <strong>de</strong> malestar por el plantón. Ahora el tema era<br />

el rollo <strong>de</strong> cables. Aunque <strong>de</strong>scuidado, Germán era alegre, burlón,<br />

y conocía los secretos <strong>de</strong> la sierra como un búho o como<br />

un zorro. Incontables veces había cruzado las cumbres a caballo<br />

hacia Villa Larca, en San Luis, don<strong>de</strong> tenía parientes y amigos<br />

que visitaba jubiloso. Para su corazón <strong>de</strong> madre, Germán<br />

y el cachorro eran los dos niños que ella tenía entonces en el<br />

hogar.<br />

No sé por qué pienso ahora en mis hijas.<br />

¡Tan pequeñas y <strong>de</strong>lgaditas, tan inocentes,<br />

tan <strong>de</strong>sprotegidas ! ¿ Y ese olor? Es el mismo<br />

<strong>de</strong> un sabroso huevo que comí ayer.<br />

Mientras se doraban las masitas recordó que <strong>de</strong>bía pegar<br />

unos botones en la campera <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> su marido, arrancados<br />

cuando un novillo pialado por él en el corral se fue vio-<br />

lentamente <strong>de</strong> ancas. <strong>El</strong> esfuerzo <strong>de</strong> no soltar el lazo le hizo,<br />

a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>scoser una manga. Ya con el costurero en la falda<br />

(el cachorro se revolvía entre sus pies, intranquilo) <strong>de</strong>cidió que<br />

vería al oculista: no podía enhebrar la aguja. Los cristales <strong>de</strong><br />

los anteojos necesitaban ser renovados y la compensación <strong>de</strong><br />

los mismos sería, sin duda, mayor. Hacía rato que notaba que<br />

no sólo las piernas le fallaban, la vista también. Ayer nomás<br />

había confundido unos papeles <strong>de</strong> color castaño, abollados<br />

junto al molino, con un animal muerto: una <strong>de</strong> mis gallinitaspensó<br />

entonces. Lo tenía resuelto: la semana próxima iría al<br />

médico.<br />

Qué lugar tan extraño. Nunca estuve antes<br />

en un sitio así. Me recuerda una quebrada<br />

entre los cerros, pero éste es más liso, como<br />

aplanado.<br />

Los costados se elevan altos y sin ninguna<br />

saliente.<br />

Me he perdido y tengo miedo. Para colmo, extravié<br />

a mi compañero.<br />

En el amplio telón <strong>de</strong>l oeste – cielo y serranía – comenzaba<br />

la fiesta <strong>de</strong>l ocaso. <strong>El</strong> sol entre nubes semejaba un violento<br />

gallo <strong>de</strong> riña triunfante en la pelea. Cresta y plumas pasaban<br />

sucesivamente <strong>de</strong>l oro al escarlata, el espolón hundido en el<br />

sanguinolento lomo <strong>de</strong>l Comechingones. Por caminos <strong>de</strong><br />

cabras y pumas bajaba el aliento <strong>de</strong> la Creación en forma <strong>de</strong><br />

seres que se movían sin cesar, en busca <strong>de</strong> abrigo para enfrentar<br />

la noche. La tierra olía a poma madura, a tallos segados por<br />

belfos y pezuñas, a vida plena.<br />

Es probable que estén llegando Fermín y los chicos.<br />

Sacaré los cables antes <strong>de</strong> que alguno se enre<strong>de</strong> en ellos –<br />

pensó Tomasa, mientras dirigía sus pasos al pasillo. <strong>El</strong> cachorro<br />

ladraba, inquieto.<br />

.<br />

RÍO TERCERO<br />

¿Y esas vibraciones. . .?<br />

alguien se acerca. . . mejor me enrosco, en guardia<br />

Extendió la mano y entonces el cable se irguió como un latigazo.<br />

Apenas vislumbró la claridad <strong>de</strong> una boca abierta que se<br />

abalanzaba hacia sus <strong>de</strong>dos, como <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una siniestra caja <strong>de</strong><br />

sorpresas, y sintió los colmillos hundirse en su muñeca. Gritó<br />

horrorizada mientras el cachorro ladraba con <strong>de</strong>sesperación,<br />

tratando <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rla. La víbora se contrajo nuevamente, convertida<br />

ahora en vertebrado ovillo. Un segundo <strong>de</strong>spués disparó<br />

su viscosa y fría serpentina en dirección al perro quien,<br />

alcanzado en el hocico, huyó aullando hacia la cocina.<br />

Fuera <strong>de</strong> la casa una camioneta <strong>de</strong>tenía su marcha. Don<br />

Laurentino escuchó las risas <strong>de</strong> sus nietos y venía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

brete a saludar a su hijo recién llegado. Un poco más lejos<br />

Germán, atraído por las voces, olvidaba la rosilla vieja, esta<br />

vez atada a la tranquera <strong>de</strong>l callejón.


La experiencia <strong>de</strong> viajar no sólo nos<br />

permite <strong>de</strong>scubrir bellos y solariegos<br />

parajes, sino también influye en el<br />

ánimo que se predispone a una mayor<br />

apertura intelectual y espiritual. Un<br />

modo <strong>de</strong> leer la naturaleza que nos<br />

ro<strong>de</strong>a. Así es como llegamos, en nuestros<br />

viajes físicos y psíquicos, a la<br />

pequeña localidad <strong>de</strong>l sur provincial<br />

distante a 298 kilómetros <strong>de</strong> la ciudad<br />

<strong>de</strong> Córdoba y a 264 metros <strong>de</strong> altura<br />

sobre el nivel <strong>de</strong>l mar, en el<br />

Departamento <strong>de</strong> Río <strong>Cuarto</strong>, sobre el<br />

ramal Laboulaye – Sampacho, llamada<br />

ADELIA MARÍA.<br />

Allí, emplazada en una parte <strong>de</strong> lo que<br />

fuera la Estancia Santa Catalina, <strong>de</strong><br />

Don Ambrosio Olmos (<strong>El</strong> terrateniente<br />

que llegó a Gobernador).<br />

<strong>El</strong> viajero, al apear su <strong>de</strong>ambular y con<br />

ánimo <strong>de</strong> conocer, pregunta: ¿Quién es<br />

A<strong>de</strong>lia María? ¿Quién era esta mujer,<br />

perpetuada en el nombre <strong>de</strong> una pequeña<br />

localidad cordobesa?<br />

Esta es su curiosa historia. O al menos<br />

así <strong>de</strong> un modo parecido la escuché a la<br />

notable escritora <strong>de</strong> Río <strong>Cuarto</strong>, Susana<br />

Dillon, cuyo libro “Mujeres Rebel<strong>de</strong>s”,<br />

merece la <strong>de</strong>mora <strong>de</strong> un viajero.<br />

A<strong>de</strong>lia María Harilaos, La Marquesa<br />

Pía, <strong>de</strong> ella hablamos.<br />

Primeras versiones<br />

VILLA MARÍA<br />

Según el texto <strong>de</strong> Dillon, A<strong>de</strong>lia María<br />

nació un 18 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1865. Su padre, <strong>de</strong> origen griego, había<br />

llegado al país <strong>de</strong> forma misteriosa, pero bien pronto ingresa al<br />

mundo <strong>de</strong> los Senillosa y comienza su ascenso social.<br />

Uno pue<strong>de</strong>, entonces, advertirle al texto la pausa <strong>de</strong> “había llegado<br />

<strong>de</strong> forma misteriosa”, los puntos suspensivos, que rápidamente<br />

convertidos en sugestivos, alu<strong>de</strong>n a una personalidad<br />

motivada por el enriquecimiento rápido y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> escalar,<br />

en la suntuosa escalera <strong>de</strong> la aristocracia <strong>de</strong>cimonónica argentina,<br />

verda<strong>de</strong>ra plutocracia, que montada sobre el mo<strong>de</strong>lo agroexportador,<br />

factoría inglesa <strong>de</strong> materia prima, gobernaba tirando<br />

manteca al techo.<br />

En otros archivos consultados, sobre todo los <strong>de</strong> origen católico,<br />

la figura <strong>de</strong>l padre aparece esfumada hacia un linaje incuestionable.<br />

Dicen esas fuentes que: “A<strong>de</strong>lia María Harilaos nació<br />

en Buenos Aires el 16 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1865. Era hija <strong>de</strong> don<br />

Horacio Harilaos, español, hombre <strong>de</strong> amplia cultura y vastos<br />

conocimientos en materia <strong>de</strong> arte, ciencia y música”<br />

De ambas versiones el lector sabrá elegir, pero recomiendo la<br />

<strong>de</strong> Dillon, la hace más humana, explica mejor el carácter <strong>de</strong><br />

A<strong>de</strong>lia María.<br />

<strong>El</strong> <strong>Corredor</strong> <strong>Mediterráneo</strong> / Página 6<br />

La inalcanzable A<strong>de</strong>lia<br />

Un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la clase dirigente<br />

“Verda<strong>de</strong>ramente es noble todo individuo preclaro, ilustre y<br />

generoso, elevado moral y socialmente que, por bondad, es<br />

inclinado a hacer el bien y a brindar ayuda al que la necesita,<br />

sin pedir nada a cambio. Doña A<strong>de</strong>lia María Harilaos <strong>de</strong><br />

Olmos fue la perfecta combinación <strong>de</strong> ambas cualida<strong>de</strong>s, en<br />

beneficio <strong>de</strong> la patria y <strong>de</strong> la Santa Iglesia Católica” De esta<br />

manera la presentan esas fuentes católicas, y literalmente la<br />

<strong>de</strong>signan como “un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la clase dirigente”.<br />

En este punto ambas versiones se tocan. A<strong>de</strong>lia María, perteneció<br />

a la clase dirigente que gobernó el país, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la línea liberal<br />

hacia la consolidación <strong>de</strong> la generación <strong>de</strong>l ochenta, finales<br />

<strong>de</strong>l siglo XIX, que conspiró frente a las nuevas formas políticas<br />

que representaban a las nacientes masas populares urbanas, y<br />

que llegó, por los años cincuenta, al crimen, para frenar los procesos<br />

<strong>de</strong> transformación social que el peronismo había introducido<br />

en la vida política.<br />

De la clase dominante, nació esta extraña flor.<br />

Las fuentes católicas son más minuciosas en el registro <strong>de</strong>l<br />

linaje materno. Carolina, su madre, provenía <strong>de</strong> una larga his-<br />

toria que la vinculaba al po<strong>de</strong>r. Los<br />

Senillosa eran una familia patricia, dueña<br />

<strong>de</strong> las extensas tierras feraces <strong>de</strong> la pampa.<br />

Su abuelo, el arquitecto catalán Felipe<br />

Pujol <strong>de</strong> Senillosa, propietario <strong>de</strong> vastas<br />

extensiones <strong>de</strong> tierras en la provincia <strong>de</strong><br />

Buenos Aires, tuvo una importante actuación<br />

como agrimensor en tiempos <strong>de</strong> Rosas<br />

y al morir, en 1858, <strong>de</strong>jó una cuantiosa fortuna<br />

en estancias, chacras, bienes inmuebles<br />

y oro.<br />

Tanto don Felipe cuanto su esposa, Pastora<br />

Botet, se opusieron al matrimonio <strong>de</strong> su<br />

hija Carolina con Harilaos ya que <strong>de</strong>seaban<br />

para ella fortuna y buen pasar, cosa que<br />

aquel no podía brindarle. Por ello fue necesaria<br />

la intermediación <strong>de</strong>l Gral. Bartolomé<br />

Mitre, viejo amigo <strong>de</strong> la familia.<br />

La intervención <strong>de</strong> Don Bartolo pasaba por<br />

un diario, una guerra estúpida, la traducción<br />

<strong>de</strong> <strong>El</strong> Infierno <strong>de</strong>l Dante, o los asuntos<br />

amorosos don<strong>de</strong> las nupcias eran las alianzas<br />

entre las familias po<strong>de</strong>rosas. Si fue<br />

necesaria la intervención <strong>de</strong> Don Bartolo,<br />

es posible <strong>de</strong>ducir lo que se ponía en juego<br />

en dichas convenciones sociales. Es interesante<br />

observar el rol <strong>de</strong> la mujer en este<br />

mundo social, absolutamente pasivo, como<br />

un elemento <strong>de</strong> cambio, un valor contractual.<br />

Moneda que permitía mantener una<br />

posición.<br />

De aquel matrimonio, las comadres podrían<br />

murmurar: Si Harilaos la juntó, la<br />

Senillosa se lo patinó.<br />

Carolina Senillosa <strong>de</strong> Harilaos era bella y<br />

caprichosa. Quizás más lo segundo que lo<br />

primero, y comprada y por lo tanto se <strong>de</strong>dicó<br />

toda su vida a gastar. Es lo que pi<strong>de</strong>, al<br />

fin y al cabo, una moneda.<br />

Casada, comenzó una vida <strong>de</strong> <strong>de</strong>rroches;<br />

consentida en extremo, llegó a transgredir los límites hasta la<br />

humillación, la violación <strong>de</strong> toda ley. Dedicó sus días a dilapidar<br />

las fortunas <strong>de</strong> su padre y <strong>de</strong> su esposo. Una <strong>de</strong>volución<br />

simbólica, <strong>de</strong> una violencia auto<strong>de</strong>structiva tan gran<strong>de</strong> como<br />

las riquezas acumuladas.<br />

Por esa causa, comprendiendo que la <strong>de</strong>smesura <strong>de</strong> su esposa<br />

los estaba llevando a la ruina, Harilaos partió a Europa, huyó <strong>de</strong><br />

su esposa, llevándose consigo a los tres hijos varones y lo que<br />

había logrado salvar <strong>de</strong> tanto morlaco tirado a la manchancha.<br />

A<strong>de</strong>lia creció junto a su madre, en el suntuoso palacio <strong>de</strong> los<br />

Senillosa, vestigio ruinoso <strong>de</strong> un esplendor pasado.<br />

La niña creció entre sedas, joyas y saraos, convencida por su<br />

madre <strong>de</strong> que <strong>de</strong>scendían <strong>de</strong> príncipes. Este extravío por la<br />

nobleza, se marcará junto a la pasión cristiana en el <strong>de</strong>seo, profundo<br />

y constante, <strong>de</strong> pertenecer a la nobleza vaticana, particularmente<br />

Marquesa.<br />

“A la niña”-dice Dillon- “<strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy temprano se le <strong>de</strong>spertó<br />

una profunda y hasta fanática fe religiosa; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la adolescencia<br />

se sintió tocada por la vida célibe. <strong>El</strong> sexo opuesto le repugnaba.”


Don Ambrosio Olmos, terrateniente cordobés, propietario <strong>de</strong><br />

una gran fortuna, que había sido gobernador <strong>de</strong> su provincia<br />

entre 1886 y 1888. Olmos, nacido en 1841, era el prototipo <strong>de</strong><br />

aquella nueva clase <strong>de</strong> estancieros surgidos a poco <strong>de</strong> la conquista<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, iniciando su expansión en Achiras, con la<br />

apropiación <strong>de</strong> 300.000 hectáreas que <strong>de</strong> inmediato puso a<br />

explotar. Radicado en Río <strong>Cuarto</strong>, compró la estancia <strong>de</strong>l Fortín<br />

Santa Catalina <strong>de</strong>dicándose a la cría intensiva y a proveer al<br />

Ejército en la frontera. Su fortuna y su ascenso crecen bajo la<br />

mano influyente <strong>de</strong> Julio A. Roca.<br />

Este hombre conoce a A<strong>de</strong>lia María, siendo ella una muchachita<br />

y él un hombre maduro, acostumbrado a ven<strong>de</strong>r y comprar.<br />

Intenta seducirla con po<strong>de</strong>r y dinero, pero ella lo rechaza. Será<br />

su propia madre quien repita la historia utilizándola como valor<br />

<strong>de</strong> cambio.<br />

<strong>El</strong> Contrato<br />

Cuando al finalizar el siglo XIX, el gobernador que tuvo que<br />

huir a Francia para no caer preso, se estableció <strong>de</strong>finitivamente<br />

en Buenos Aires y conoció a la joven y bonita A<strong>de</strong>lia, <strong>de</strong><br />

quien quedó profundamente enamorado. Sin embargo, esa<br />

ambición no fue correspondida, por lo que <strong>de</strong>bió incrementar<br />

sus esfuerzos para conquistarla. Y en ello contó con la alianza<br />

<strong>de</strong> su futura suegra, interesada en casar a su hija con un hombre<br />

<strong>de</strong> buena posición.<br />

Durante un viaje a París, Olmos y doña Carolina combinaron<br />

alojarse en el Hotel Beau Site y en la gran capital europea se<br />

comprometió con la bella joven con quien se casó el 2 <strong>de</strong> mayo<br />

<strong>de</strong> 1902. La leyenda murmura que los casaron “in rigor mortis”.<br />

También dicen, en este caso los rumores, que aceptó casarse<br />

sólo en los papeles. A esto se lo llamaba elegantemente<br />

mariage blanc, el matrimonio no consumado.<br />

Después <strong>de</strong>l fallecimiento <strong>de</strong> doña Carolina el 27 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong><br />

1904, <strong>de</strong>cidieron regresar al país comprando un palacio sobre<br />

la Av. Alvear y visitando los campos cordobeses para supervisar<br />

la marcha <strong>de</strong> los negocios.<br />

Don Ambrosio, que se había enriquecido a través <strong>de</strong>l dispendioso<br />

erario público, no poseía a la generosidad como rasgo<br />

sobresaliente <strong>de</strong> su personalidad. Su fama <strong>de</strong> tacaño se solazaba<br />

en el dicho popular, “Es como sacar peras a Olmos”. Refrán<br />

que con los años se modificaría ligeramente.<br />

Milagrosa curación<br />

En 1905 doña A<strong>de</strong>lia comenzó a experimentar síntomas <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>mencia, que se agravaron cuando al año siguiente su marido<br />

falleció en su quinta <strong>de</strong> Olivos, hecho que dio lugar a “absurdos<br />

e infundados” comentarios, dijo la prensa mitrista.<br />

Dillon recoge esas versiones: <strong>El</strong> 30 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1906, cuando al<br />

amanecer, el mucamo Ludovico le llevó como <strong>de</strong> costumbre el<br />

primer mate a su patrón, lo encontró muerto en su habitación.<br />

La soberbia mansión <strong>de</strong> la Avenida Alvear al 1600 se sacudió<br />

con la noticia. Los caquis que había comido en la noche, fruta<br />

favorita <strong>de</strong>l estanciero, estaban envenenados con arsénico. Se<br />

sospecha <strong>de</strong> un sobrino tarambana, que odiaba visceralmente a<br />

su tío. La familia <strong>de</strong>cidió encubrir el crimen.<br />

Dillon cita una fuente inobjetable, la sobrina nieta, A<strong>de</strong>lia<br />

Harilaos <strong>de</strong> Di Parola “porque no se quiso que la familia entrara<br />

en una macabra historia renacentista, digna <strong>de</strong> los Médicis”.<br />

<strong>El</strong> <strong>Corredor</strong> <strong>Mediterráneo</strong> / Página 7<br />

María, La Marquesa.<br />

Doña A<strong>de</strong>lia, dueña <strong>de</strong> un consi<strong>de</strong>rable patrimonio, fue <strong>de</strong>clarada<br />

“<strong>de</strong>mente”, por lo que su hermano Horacio pasó a administrar<br />

la que se consi<strong>de</strong>raba una <strong>de</strong> las fortunas más importantes<br />

<strong>de</strong> América <strong>de</strong>l Sud.<br />

Finalizaba 1906 cuando la familia Harilaos <strong>de</strong>cidió recluir a<br />

A<strong>de</strong>lia en un internado <strong>de</strong> París y hacia allá partió, a lo que fue<br />

dado en llamar “el año más doloroso <strong>de</strong> su vida”. Sin embargo,<br />

pocos meses <strong>de</strong>spués, se recuperó extrañamente, hecho que le<br />

permitió instalarse en un lujoso petit hotel y volver a la vida<br />

social, recibiendo a sus amista<strong>de</strong>s, acudiendo a tertulias, al teatro<br />

y a la ópera. Y tomando nuevamente el control <strong>de</strong> su fortuna<br />

a través <strong>de</strong> arduas batallas legales.<br />

Derroche divino<br />

De regreso en 1911, disponiendo <strong>de</strong> su colosal fortuna, la señora<br />

<strong>de</strong> Olmos emprendió una labor benemérita a favor <strong>de</strong> la<br />

santa Iglesia Católica, que, sin <strong>de</strong>smerecer a otros gran<strong>de</strong>s<br />

benefactores, no encontraría parangón en la historia nacional.<br />

En 1911 la Liga <strong>de</strong> Damas Católicas, la Caja Dotal <strong>de</strong><br />

Empleadas <strong>de</strong> la que fue <strong>de</strong>signada presi<strong>de</strong>nta por unanimidad.<br />

La venerable institución tenía por finalidad otorgar beneficios<br />

a las jóvenes empleadas, iniciarlas en el ahorro, estableciendo,<br />

a<strong>de</strong>más, escuelas <strong>de</strong> enseñanza nocturna, comedores comunitarios,<br />

pensiones y hasta una bolsa <strong>de</strong> trabajo. Al año siguiente<br />

pasó a formar parte <strong>de</strong> la Sociedad <strong>de</strong> Beneficencia <strong>de</strong> Buenos<br />

Aires junto a su cuñada Magdalena Bosch <strong>de</strong> Harilaos.<br />

A ella se <strong>de</strong>ben la iglesia castrense Nuestra Señora <strong>de</strong> Luján<br />

(Belgrano), Nuestra Señora <strong>de</strong> la Medalla Milagrosa (Parque<br />

Chacabuco), el altar y camarín <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> Pompeya<br />

(1922), la iglesia <strong>de</strong> las Esclavas <strong>de</strong>l Corazón <strong>de</strong> Jesús, sobre la<br />

calle Montevi<strong>de</strong>o (1927), la capilla <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> La<br />

Paz, en la Catedral Metropolitana (1929), el hoy <strong>de</strong>nominado<br />

Pabellón “Ambrosio Olmos” <strong>de</strong>l Hospital <strong>de</strong> Río <strong>Cuarto</strong>, en<br />

Córdoba; la capilla Nuestra Señora <strong>de</strong> la Salud <strong>de</strong> la calle<br />

Talcahuano, la parroquia <strong>de</strong> San Pablo en Tur<strong>de</strong>ra, provincia <strong>de</strong><br />

Buenos Aires y el palacio que especialmente adquirió en 1934<br />

para que allí se alojara el Car<strong>de</strong>nal Pacelli (luego Papa Pío XII),<br />

y posteriormente, el edificio que hoy es se<strong>de</strong> <strong>de</strong> la Secretaría <strong>de</strong><br />

Cultura <strong>de</strong> la Nación.<br />

Marquesa Pontificia<br />

NORMAND ARGARATE<br />

Escribe<br />

Doña A<strong>de</strong>lia María Harilaos <strong>de</strong> Olmos efectuó importantísimas<br />

contribuciones a la Santa Se<strong>de</strong>, que permitieron la construcción<br />

<strong>de</strong> la Universidad Gregoriana <strong>de</strong> Roma, especialmente su Aula<br />

Magna. Pero su mayor donación a la Iglesia fue, tal vez, el<br />

magnífico palacio <strong>de</strong> la Av. Alvear, adquirido a la familia<br />

Fernán<strong>de</strong>z Anchorena, a comienzos <strong>de</strong> los años cuarenta, <strong>de</strong>stinado<br />

a su resi<strong>de</strong>ncia particular, que donó por testamento redactado<br />

el 13 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1947 para se<strong>de</strong> <strong>de</strong> la Nunciatura<br />

Apostólica. Al mismo <strong>de</strong>bemos agregar la magnífica quinta <strong>de</strong><br />

estilo suizo <strong>de</strong> la localidad <strong>de</strong> Quilmas, que Juan XXIII donó a<br />

las Hermanas Educadoras <strong>de</strong> la Santa Cruz <strong>de</strong> Menzingen en<br />

1963.<br />

Tal prodigalidad fue premiada por Pío XI que en el mes <strong>de</strong><br />

agosto <strong>de</strong> 1930 le concedió el título <strong>de</strong> Marquesa Pontificia,<br />

que hasta entonces sólo habían ostentado doña Merce<strong>de</strong>s<br />

Castellanos <strong>de</strong> Anchorena y doña María Unzué <strong>de</strong> Alvear.<br />

Como podrá observar el atento lector, apellidos ilustres <strong>de</strong><br />

nuestra aristocracia vacuna<br />

Hacia el final <strong>de</strong> su vida se encontró, con Eva Duarte <strong>de</strong> Perón.<br />

La escena que <strong>de</strong>scribe la escritora <strong>de</strong> Río <strong>Cuarto</strong> es digna <strong>de</strong><br />

la prosa <strong>de</strong> Felisberto Hernán<strong>de</strong>z. Dos mujeres po<strong>de</strong>rosas, que<br />

en la ceremonia <strong>de</strong>l te se infantilizan. Escena como una casa <strong>de</strong><br />

muñecas, don<strong>de</strong> la única voz es la <strong>de</strong>l general, espiando tras las<br />

cortinas, <strong>de</strong>scubriendo con sagacidad lo que allí se ponía en<br />

juego. Al final, la Marquesa extendió un cheque con una cifra<br />

tan magnánima como el <strong>de</strong>seo re<strong>de</strong>ntor <strong>de</strong> Eva. Un encuentro<br />

memorable.<br />

Doña A<strong>de</strong>lia falleció el 15 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1949. Sus restos<br />

fueron <strong>de</strong>positados en la iglesia <strong>de</strong>l Corazón Eucarístico <strong>de</strong><br />

Jesús (<strong>de</strong> las Hermanas Esclavas) frente a la plaza Vicente<br />

López, junto a los <strong>de</strong> su esposo, Ambrosio Olmos, <strong>de</strong> acuerdo<br />

a su expresa voluntad.


RÍO CUARTO<br />

Narcisa<br />

La novela<br />

<strong>de</strong> Walter<br />

Bonetto<br />

<strong>Municipalidad</strong> <strong>de</strong> la<br />

Ciudad <strong>de</strong> Río <strong>Cuarto</strong>.<br />

Subsecretaría <strong>de</strong> Cultura.<br />

Constitución 945 PA<br />

tel.0358 - 4671206/207<br />

myrname<strong>de</strong>ot@arnet.com.ar<br />

y algo más<br />

Esta novela, que el autor ya ha terminado <strong>de</strong><br />

escribir, está pronta para su publicación.<br />

Narra aspectos interesantes <strong>de</strong> la épica local,<br />

muchos basados en hechos reales. Se inicia con<br />

el Exodo <strong>de</strong> este pueblo, en 1829, ante la marcha<br />

<strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong> Quiroga, que por aquella<br />

fecha no se produjo. Ahí la protagonista tenía<br />

siete años, iba en un carro cargado <strong>de</strong> atuendos<br />

junto a su madre, en larga y dolorosa caravana<br />

hacia Tegua. Posteriormente, en una invasión,<br />

fue llevada a las tol<strong>de</strong>rías en don<strong>de</strong><br />

encuentra a su madre, a la que también habían<br />

hecho cautiva tiempo antes. Protagonizan un<br />

escape cuando los indios habían partido<br />

rumbo a las Salinas Gran<strong>de</strong>s. Narcisa vive en<br />

la Concepción y va relatando todas sus vivencias<br />

hasta iniciado el nuevo siglo.<br />

<strong>El</strong> que sigue es uno <strong>de</strong> los capítulos<br />

<strong>de</strong> la novela vinculada<br />

con la historia <strong>de</strong> La<br />

Concepción <strong>de</strong> Río <strong>Cuarto</strong>, <strong>de</strong>l<br />

autor local Walter Bonetto.<br />

-Capitulo XII-<br />

Entregando provisiones -<br />

1859-<br />

Aquellos eran tiempos en que<br />

la amenaza <strong>de</strong>l malón había menguado,<br />

por lo tanto se podía transitar<br />

los caminos con un poco<br />

más <strong>de</strong> libertad. Existía una precaria<br />

paz entre indios y cristianos,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1849 no hubo ataques<br />

en La Concepción y esto era<br />

halagüeño; por supuesto que<br />

tenía un precio, y era así como a<br />

cambio <strong>de</strong> “esta paz transitoria”<br />

muchos eran los indios que llegaban<br />

a la Villa y exigían infinidad<br />

<strong>de</strong> “regalos”, por lo tanto se les<br />

entregaba carne, pan, yerba ,<br />

azúcar, aguardiente, camisas ,<br />

botas, mantas, calzoncillos, chiripá,<br />

tabaco, cuchillos , harina,<br />

maíz y tantas cosas más que las autorida<strong>de</strong>s y<br />

comunidad <strong>de</strong>bían brindarles para vivir con tranquilidad.<br />

Lo que ocurría era que cada vez pedían<br />

más y más. No siempre era fácil conformarlos y<br />

se ponían medio insoportables.<br />

– ¡Comandante! ser poco lo que dando. No<br />

alcanzar a pobres indios.<br />

– ¡No es poco!, el cristiano trabaja mucho para<br />

darte esto, es un cargamento gran<strong>de</strong> que te llevás.<br />

– Uste<strong>de</strong>s tener mucho, mucho… indios pobres,<br />

no tener nada, cristiano sobrar <strong>de</strong> todo. Es muy<br />

poco, lo llevando no alcanzar.<br />

<strong>El</strong> Comandante sabía sobremanera que los<br />

indios lo extorsionaban y que no les gustaba trabajar.<br />

Se especializaban en pedir. Al final, miró a<br />

su ayudante y le or<strong>de</strong>nó:<br />

– Damián, quiero que llevés a estos indios<br />

campo ajuera, sacalos a dos leguas, que se lleven<br />

todo y dale diez yeguas más, pero que <strong>de</strong>saparezcan…<br />

ya hace tres días que están molestando a la<br />

gente, me cansaron.<br />

– Tener que dar cor<strong>de</strong>ros también Comandante<br />

y no llevando. –interrumpió el indio.<br />

– Está bien, dale tres cor<strong>de</strong>ros. –dijo irritado el<br />

comandante.<br />

– ¡Tres cor<strong>de</strong>ros ser poco, no alcanzar!, dar<br />

más, dar más, a indio pobre.<br />

<strong>Municipalidad</strong> <strong>de</strong> la<br />

Ciudad <strong>de</strong> Villa María<br />

Bv. Sarmiento y San Martín<br />

tel. 0353 4527092<br />

rubenruedi@hotmail.com<br />

<strong>El</strong> <strong>Corredor</strong> <strong>Mediterráneo</strong> / Página 8<br />

<strong>El</strong> Comandante ya no lo soportaba, era cansador<br />

y pegajoso el salvaje, quería que se fuera, miró<br />

nuevamente a su ayudante.<br />

– ¡Me entendiste Damián!<br />

– Sí mi comandante. Lo entendí.<br />

– ¡Comandante!. dar un poco más para llevar.<br />

Respetar tratado, y dar al indio lo que pi<strong>de</strong>.<br />

– ¡No te doy más nada!, ya te di mucho.<br />

Desaparecé <strong>de</strong>l pueblo, me tenés cansado<br />

Cuipán. ¡Aprendé a trabajar carajo!, y <strong>de</strong>já <strong>de</strong><br />

vivir <strong>de</strong> jeta, así no vas a pasar hambre y tu pueblo<br />

va a comer. –le dijo a los gritos ya muy enojado<br />

y con furia el comandante.<br />

Por fin agachó la cabeza el indio, llamó a sus<br />

compañeros que esperaban durmiendo montados<br />

en sus pingos; tomaron los caballos y mulas con<br />

la carga, sumaron las ovejas y las yeguas y partie-<br />

ron escoltados por el Teniente Damián Ávalos y<br />

diez soldados. Al principio la columna salió al<br />

tranco y en silencio pero ya en la huella <strong>de</strong>l camino<br />

Cuipán interrumpió.<br />

– ¡Damianu!, (le <strong>de</strong>cía el indio por Damián) tu<br />

comandante ser cristiano trompa. No ser bueno<br />

con indios, indios no tener nada y comandante<br />

dar poco. Yanquetrúz cuando vea lo nada que dio<br />

no gustar y va hacerle guerra.<br />

Mientras el indio rezongaba a más no po<strong>de</strong>r, el<br />

Teniente Ávalos trataba <strong>de</strong> conformarlo<br />

– Bueno Cuipán el Comandante no es malo, lo<br />

que ocurre que no pue<strong>de</strong>, los soldados también<br />

tener hambre. Ahora te vamos a acompañar unas<br />

leguas por el camino. Mirá que es mucho lo que<br />

llevás y te vamos a dar más.<br />

– Damianu ser bueno y toro, pero a indio no<br />

gustar tu comandante, ser trompa… no gustar.<br />

Tampoco hacer falta que Damianu acompañe.<br />

Cuipán conocer el camino porque toda esta ser<br />

tierra <strong>de</strong> indio que el cristiano robó. –nada respondió<br />

el Teniente y seguía silenciosamente con<br />

sus hombres la columna hacia la inmensidad <strong>de</strong>l<br />

sur. Habían hecho dos leguas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que salieron<br />

<strong>de</strong> la Concepción.<br />

– ¡Damianu!, vos que ser soldado toro, <strong>de</strong>jar<br />

llevar vacas <strong>de</strong> camino para pobres indios.<br />

Quienes <strong>de</strong>seen colaborar con esta publicación, pue<strong>de</strong>n enviar sus trabajos, o consultar en las siguientes municipalida<strong>de</strong>s:<br />

Dirección General <strong>de</strong><br />

Cultura y Educación<br />

<strong>de</strong> la Ciudad <strong>de</strong> San Francisco<br />

Av. Hipólito Yrigoyen 21<br />

Tel 03564-439157/8<br />

Secretaría <strong>de</strong> Cultura <strong>de</strong> la<br />

<strong>Municipalidad</strong> <strong>de</strong> Río Tercero<br />

Casa <strong>de</strong> La Cultura Villa <strong>El</strong>isa<br />

Tel.:03571-422150<br />

malvina.furlani@riotercero.gov.ar<br />

– No Cuipán, aquellas vacas no son nuestras,<br />

tienen dueño.<br />

– Damianu, por qué no dar un poco más a indio,<br />

así no enojarse Yanquetrúz<br />

– ¡No Cuipán! No puedo dar lo que no es mío.<br />

– Bueno, darme sable <strong>de</strong> recuerdo entonces.<br />

– ¡Noooo!, no te doy nada, seguí tu camino.<br />

–sentenció ahora enojado el Teniente.<br />

Ya el indio no habló más, siguieron con su cargamento<br />

por la pampa hacia la inmensidad <strong>de</strong><br />

aquel territorio pero con una <strong>de</strong>sconformidad<br />

total por lo poco que según ellos llevaban, aunque<br />

lo que llevaban no era poco. Los soldados pararon<br />

y los indios enojados no dieron señal <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida,<br />

era como si las relaciones se tensaron casi al<br />

punto <strong>de</strong> quebrarse.<br />

– A estos indios hay que matarlos a<br />

todos. –dijo con severidad un soldado<br />

<strong>de</strong> la partida mientras miraba con <strong>de</strong>sprecio<br />

la caravana que se alejaba.<br />

Clavó la vista el Teniente sobre su soldado<br />

mientras sujetaba con fuerza las<br />

riendas <strong>de</strong>l alazán y le respondió:<br />

– <strong>El</strong> indio nació con el mismo <strong>de</strong>recho<br />

<strong>de</strong> vida que el que vos tenés.<br />

– Sí, pero yo no soy salvaje, mi<br />

Teniente.<br />

– Nosotros muchas veces somos más<br />

salvajes que los indios.<br />

– No lo entiendo.<br />

– Bueno, observá con más atención<br />

las cosas que ocurren.<br />

– Está bien mi Teniente… usted<br />

entonces está a favor <strong>de</strong> estos salvajes.<br />

– ¡No carajo! Ya te he observado<br />

varias veces Tribiño, vos sacas conclusiones<br />

rápidas y te vas <strong>de</strong> jeta sin<br />

causa, hablás <strong>de</strong>más y siempre cometes<br />

el mismo error. No pongás en mi<br />

boca las cosas que yo no dije, pensá<br />

antes <strong>de</strong> soltar tu lengua. Yo lo que les<br />

digo siempre a mis soldados es que<br />

hay que saber respetar al enemigo. Yo<br />

no estoy a favor <strong>de</strong> sus tropelías, pero<br />

tampoco estoy a favor <strong>de</strong> exterminarlos<br />

ni <strong>de</strong> matarlos como me acabas <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir vos<br />

soldado, ni creo que los blancos somos superiores<br />

a ellos. No es cuestión <strong>de</strong> matar, hay que respetar<br />

la vida <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más.<br />

– ¿Y por qué ellos nos matan?<br />

– Es difícil respon<strong>de</strong>rte… <strong>de</strong>jémoslo ahí<br />

nomás… estás con una i<strong>de</strong>a fija, pero lo que te<br />

digo con algo <strong>de</strong> sabiduría en esto, es que hay que<br />

saber <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse como hay que saber respetar la<br />

vida <strong>de</strong> los enemigos.<br />

Así se vivía en aquel tironeo <strong>de</strong>l tome y traiga,<br />

por la nueva forma <strong>de</strong> vida que imponía el hombre<br />

blanco. La paz y la guerra se mezclaban constantemente<br />

con los sueños y las esperanzas. <strong>El</strong><br />

indio <strong>de</strong>cía que era pobre por eso pedía y cuando<br />

no, robaba; el blanco sostenía que el indio era salvaje<br />

y vago y atentaba contra la civilización, por<br />

eso había que excluirlo a cualquier precio en lugar<br />

<strong>de</strong> buscar caminos para incorporarlo a una vida<br />

más <strong>de</strong>cente. Queda la sensación <strong>de</strong> que el blanco<br />

era omnipotente, clasista, absoluto y prejuicioso,<br />

no se quería conmover por el indio, solamente lo<br />

quería <strong>de</strong>splazar o en su <strong>de</strong>fecto, esclavizar, como<br />

lo venía haciendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la misma conquista, <strong>de</strong><br />

manera arrogante y <strong>de</strong>spiadada…<br />

Equipo Editorial<br />

Myrna Me<strong>de</strong>ot, Diego Formía,<br />

Normand Argarate, Virginia Otero,<br />

Analía Maschio.<br />

Diseño: Ana Lía Alonso<br />

Fotos: Susana Menossi

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