14.05.2013 Views

Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A

Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A

Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Gerry, te presento al doctor Teodoro Stefanides —dijo George—. Es experto en todo lo habido<br />

y por haber. Al igual que tú, es además un excéntrico amante de la naturaleza. Teodoro, te presento<br />

a Gerry Durrell.<br />

Cortésmente pregunté: «¿Cómo está usted?», pero con gran sorpresa por mi parte el barbudo se<br />

puso en pie, cruzó la habitación con presteza y me tendió una mano grande y blanca.<br />

—Mucho gusto en conocerle —dijo, aparentemente dirigiéndose a su barba, y con chispeantes<br />

ojos azules me lanzó una mirada tímida y rápida.<br />

Le estreché la mano, diciendo que yo también tenía mucho gusto en conocerle. Nos sumimos<br />

entonces en un silencio embarazoso, mientras George nos observaba con ironía.<br />

—Bueno, Teodoro —dijo por fin—, ¿y qué crees tú que puede haber producido esos extraños<br />

corredores secretos?<br />

Teodoro cruzó las manos a la espalda; se empinó sobre las puntas de los pies varias veces, con<br />

chirriante protesta de sus botas, y escudriñó el suelo con gesto grave.<br />

—Pues... eh... —empezó, articulando lenta y meticulosamente cada una de sus palabras—, me<br />

parece que podría tratarse de madrigueras de mígala... eh... es una especie de arácnido muy<br />

corriente aquí en Corfú... quiero decir, supongo que habré encontrado unos treinta o... eh... cuarenta<br />

ejemplares desde que estoy aquí.<br />

—Ah —dijo George—, ¿mígalas?<br />

—Sí —dijo Teodoro—, creo que es más que probable que se trate de eso. Pero puedo estar<br />

equivocado.<br />

Subió y bajó sobre las puntas de los pies, chirriando levemente, y luego me dirigió una mirada<br />

penetrante.<br />

—Quizá, si no está demasiado lejos, podríamos ir a comprobarlo —sugirió tímidamente—.<br />

Quiero decir, si no tiene usted otra cosa que hacer, y está cerca...<br />

Su voz se extinguió en una nota débilmente interrogante. Expliqué que era subiendo por el monte,<br />

no muy lejos.<br />

—Hum —dijo Teodoro.<br />

—No le dejes arrastrarte por toda la isla, Teodoro —dijo George—. No querrás andar galopando<br />

de la Ceca a la Meca.<br />

—No, no, nada de eso —dijo Teodoro—; ya me iba a marchar, y no me cuesta ningún trabajo<br />

volver dando un paseo. Me es muy fácil... eh... atajar por los olivares hasta Canoni.<br />

Recogió un pulcro sombrero hongo gris y se lo ajustó sobre la cabeza. Al llegar a la puerta<br />

estrechó brevemente la mano de George.<br />

—Gracias por el delicioso té —dijo, y echó a andar a mi lado.<br />

Por el camino le fui estudiando con disimulo. Tenía la nariz recta, bien formada; boca burlona<br />

escondida entre la barba cenicienta; y pobladas cejas bajo las cuales unos ojillos no exentos de<br />

malicia, pero agudos y risueños, se dedicaban a inspeccionar el mundo. Marchaba a paso<br />

gimnástico, canturreando para sí. Al pasar junto a una zanja llena de agua estancada se paró a<br />

mirarla un momento, con la barba erizada.<br />

—Hum —dijo en tono <strong>familia</strong>r—, daphnia magna.<br />

Y luego de rascarse la barba con el pulgar reanudó el paso.<br />

—Es una pena —continuó—, pero como había salido con la intención de visitar a algunos... eh...<br />

amigos, no se me ocurrió coger la manga de caza. Lástima, porque en esa zanja puede haber algo<br />

interesante.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!