La Gran Musa

Elwesternno serindeHa pasado más de cien años desde el estrenodel primer western cinematográfico, pero ahísiguen en pie los vaqueros de siempre. Tal vezya no cabalgan sobre briosos caballos, sinoarriba de un auto. Pero los hombres que losmanejan son los mismos que articuló JohnFord y a los que John Wayne les puso rostro.Por Vladimir TápiesPPueblos sin ley, nuevas fronteras, búfalos pastandoen las praderas, indios en pie de guerra y ataques decaballería. Historias de venganza, odio y redención.Hombres solitarios y sus caballos enfrentando a sudestino. Es el western, el llamado único género auténticamenteamericano.El mismo que construyó John Ford, que convirtióa John Wayne en uno de sus primeros y más grandesmitos, el que Sergio Leone edulcoró con sus spaghettiwesterns y el personaje del Jinete Sin Nombre entítulos como Por un Puñado de Dólares (1964), el queSam Peckinpah salpicó de renovada violencia con Lapandilla Salvaje (1969) y que, cuando ya todos lo creíansepultado, consagró a Clint Eastwood como el últimogran vaquero crepuscular en aquella joya mayor llamadaLos Imperdonables (1992), a su vez heredera detítulos como Shane, el Desconocido (1953) y El JinetePálido (1985).Cada cierto tiempo muere y renace, desaparece porlargas temporadas y vuelve a aparecer a pesar de lasmodas, los efectos digitales y las nuevas necesidadesde consumo, trayendo de regreso sus claves y reglas,sus historias y personajes, como si el tiempo jamáshubiese transcurrido.El Asesinato de Jesse James por el Cobarde RobertFord, de Andrew Dominik; 3:10 a Yuma, de JamesMalgold; Sin Lugar para los Débiles, de los hermanosCoen, y Petróleo Sangriento, de Paul Thomas Anderson,son cuatro ejemplos recientes, filmes que han traído deregreso a los vaqueros y sus complejas disyuntivas.Ya no sólo cabalgan sobre briosos caballos, sinoque también arriba de un auto. Es que la cabalgadurano hace al jinete, sino su estirpe y su destino. Tramasdonde se une lo mejor y lo peor del ser humano.Tierra sin leyEl western es más que un paisaje, más que unaforma. Un género que ha trazado su propio desarrolloal compás de la historia, esa que en términos estrictosse refiere a un territorio específico (América del Norte),en un periodo que cubre, más o menos, los siglosXVIII y XIX. “Los atributos formales que se reconocenordinariamente en un western no son otra cosa que lossignos o los símbolos de su realidad profunda, que es elmito”, escribió en los años cincuenta el influyente críticofrancés André Bazin.No es casualidad que nació cuando algunos de lospersonajes que protagonizarían sus primeras aventurastodavía estaban vivos y cabalgaban, como Bufallo Bill,Frank James o Wyatt Earp. En 1903, por ejemplo, cuandoEdwin S. Porter rueda el que se considera el primerwestern como tal –a su vez una de las primeras películascon argumento de la historia–, Asalto y Robo deun Tren, los verdaderos Butch Cassidy & Sundance Kidtodavía hacían de las suyas unos kilómetros más allá.