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llegar a ser más provechosa para los estudiantes). El fin de la educación no es y no debe de ser
crear a un trabajador con muchas habilidades, pero carente de una realización propia, sino que
debe ser la función que cada persona encuentre en sí mismo para la autorrealización y la creación
de valores.
Según Tobón (2005) la formación por competencias (enfoque utilizado actualmente en la
educación) es el medio por el cual la sociedad forma sus miembros para su propia
autorrealización. El hombre debe buscar emprender un proceso formal para alcanzar un bien para
sí mismo y para la sociedad; este proceso debe verse influenciado por la educación que recibimos
a lo largo de nuestra vida. Según Luzuriaga (1954) define a la educación como una función de la
sociedad por la cual el hombre desarrolla su plan de vida y que facilita en su introducción a la
sociedad y al mundo cultural, por lo que el beneficio no es sólo individual, sino colectivo.
El hombre debe centrarse en la realización, de su proyecto de vida y seguramente esto podrá
traer consigo la realización en el campo laboral, pero si las personas se esfuerzan antes en la
producción que en la valoración de su propia persona, seguramente esta última no podrá
alcanzarse de manera satisfactoria.
Cabe tomar en cuenta que la educación se encuentra basada en cuatro pilares que la sostienen
y la sustentan (Delors, 1994). Uno de esos pilares corresponde al saber ser; este pilar se enfoca
en que la personalidad del individuo debe florecer y que él mismo debe crecer en su capacidad de
autonomía. Con base en esto, podemos darnos cuenta que la evaluación está preocupada por la
formación humana para que las técnicas puedan ser eficaces después de un proceso social y
cultural de inclusión.
Estas ideas y estos autores sustentan la importancia de ver a la educación como un medio para
que los individuos y la sociedad tengan un bienestar propio y en común. Siendo así es que los
aprendizajes técnicos podrán ser alcanzados como se espera, pues estos son complemento uno del