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Cuentos Oscuros

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”El año pasó despacio y, llegado el momento de la visita de los muchachos, los<br />

padres prepararon una fiesta de bienvenida para ellos y, a la vez, don Eugenio aprovechó<br />

la oportunidad para presentar esa noche a Ángela ante la sociedad como señorita soltera<br />

en busca de compromiso.<br />

”En esa ocasión, los muchachos trajeron para sus familiares obsequios y<br />

recuerdos, y Pablo trajo para Ángela una hermosa capucha de terciopelo azul, pues<br />

pensaba en la dulzura de su mirada.<br />

”Esa noche toda la clase burguesa se reunió en la casona de los Alcázar, muchos<br />

jóvenes pretendieron a Ángela, pero su frialdad e indiferencia los hacían alejarse. Entre<br />

la gente, el baile y la música ella buscaba la atención de su amado Pablo y, en algún<br />

momento con una simple mirada, le indicó que se alejaran; ella salió despacio, tomó su<br />

capucha del perchero de la sala trasera y corrió lentamente como solía hacerlo de niña,<br />

su figura parecía danzar por entre los árboles, él corría tras ella a bastante distancia,<br />

pero no quería alcanzarla porque lo hechizaba el brillo que la luna ejercía sobre los<br />

dorados bucles de Ángela y la forma en que la textura tornasol de la capucha resaltaban<br />

las onduladas formas del cuerpo de su musa. Al llegar a la orilla del río, Ángela tomó<br />

una piedrita y la lanzó, jamás volteó y, casi de inmediato, se vio envuelta en los cálidos<br />

brazos de Pablo. Así la orilla del río que atravesaba los jardines de la casona se convirtió<br />

en el lugar de encuentros, recuerdos y añoranzas de ambos. Para él era como un sueño<br />

saber que tenía entre sus brazos a quien años atrás protegía y cuidaba con esmero, que<br />

aquel angelical rostro había sido el rostro de una niña graciosa que hoy día amaba tanto,<br />

y todas las noches, durante todo el verano, ambos se reunían de la misma forma en ese<br />

lugar para entregarse uno al otro el amor que brotaba de sus poros, era la capucha azul<br />

el mudo testigo de sus encuentros.<br />

”La despedida sería para ellos una agonía, pero esta vez nació la promesa de un<br />

amor eterno, la promesa de que, en el próximo, encuentro se comprometerían ante<br />

todos y se unirían de por vida.<br />

”Todos sabían del romance de Pablo y Ángela y colaboraban con ellos para que<br />

se quedaran solos, ¡todos!, excepto Eugenio y Dulce, pero ella, con su instinto de madre,

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