The Cardinal Times Spring 2021 Issue
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PAGE 12 • The Cardinal Times, SPRING 2021 TAILFEATHER
We Are All American
Editorial Courtesy of Puño y Letra
By LUCIA ABALLAY
Los estadounidenses tienen fama de
sentirse el centro de la tierra, algo que es
evidente en ciertos términos populares.
Usamos los idiomas para expresarnos, comunicarnos
y conectarnos, pero también
pueden funcionar como una herramienta
para avanzar ideologías regresivas. Sea un
insulto racial, un comentario despectivo o
una palabra con implicaciones subyacentes
del imperialismo, la precisión de las palabras
que utilizamos es necesaria porque
pueden tener significados muchos más
complicados de lo que parece a primera
vista.
Una palabra que se usa todo el tiempo
aquí en Estados Unidos, y que casi nunca
es criticada ni por los activistas más progresivos,
es americano/a. En los diccionarios
es un sustantivo gentilicio que describe a
un nativo o ciudadano de los Estados Unidos.
Pero los diccionarios no logran destapar
todas las implicaciones de usar una
palabra que se refiere a una masa de tierra
enorme - que incluye a muchas culturas diferentes
- para hablar exclusivamente de los
habitantes que ocupan solo el 23% del área
de esa tierra.
Hasta la percepción de esta masa de tierra
es importante en la consideración de
la definición. Muchos aprenden sobre los
continentes de formas muy distintas y lo
expresan de acuerdo a su propio idioma.
En los EE.UU., nos enseñan que hay siete
continentes, un modelo que considera
Norte y Sur América como dos entidades
separadas. En muchos países latinoamericanos,
las personas aprenden que solo hay
seis, resultando en América como la combinación
del Norte y Sur. A pesar del número
de continentes que uno reconoce, América
está compuesta de más que 39 países, lo
que claramente puede ser problemático
cuando se considera el uso de americano.
En nuestras escuelas es común escuchar
a alumnos y maestros referirse a los ciudadanos
de los EE.UU. como americanos
y al país como América. Nuestra historia
es problemática desde el primer momento
en que los colonizadores dejaron sus barcos
y pisaron la tierra. Hemos ido robando
la propiedad de los habitantes originales
en pedazos cada vez más grandes, y hasta
logramos pintar a las personas indígenas
como salvajes que necesitaban nuestra
ayuda civilizadora. Este patrón ha prevalecido
a lo largo de nuestra historia nacional.
Seguimos siendo un país con un complejo
de superioridad sobre nuestros vecinos del
sur, tanto que a los niños los separamos de
sus familias y los ponemos en jaulas cuando
vienen a pedir nuestra ayuda. El sentido de
altivez disfrazado de patriotismo ha sido un
tema recurrente en la narrativa estadounidense,
y el uso continuo de “American” demuestra
que todavía no lo hemos superado.
Este término sigue perpetuando una mentalidad
de imperialismo.
Este imperialismo con el cual hemos operado
hacia el resto de América es increíblemente
horrendo y demuestra la ignorancia
que se refleja en el uso de la palabra
“American”. Durante la segunda mitad del
siglo XX, los EE.UU. protagonizó muchos
cambios de régimen en Latinoamérica. En
nuestro nombre, la CIA orquestó golpes de
ABOVE: The word America encompasses more than just the United States, although it has been
popularized.
By JIWON LIM
estado para reemplazar líderes de la izquierda
con regímenes de extrema derecha,
generalmente sometiendo a esos países
a autoridades militares y tiránicas. Esto
ocurrió durante la Guerra Fría con el fin
de prevenir la propagación del comunismo,
pero también hay ejemplos anteriores
como los de las repúblicas bananeras de
Centroamérica. Teniendo esta explotación
en cuenta, se hace más claro lo desconsiderado
que es el uso del término “American”
porque continúa el sentido de que dominamos
esta región del mundo.
Aunque muchos aquí no consideran las
consecuencias de este uso de lenguaje, gente
de países latinoamericanos sí están muy
conscientes de las implicaciones. El resto
de América también se considera americano.
Perciben la forma en la que los del
norte usamos la palabra como un claro testimonio
del estereotipo del estadounidense
culturalmente inconsciente y egocéntrico.
Ciertas palabras que se usan en contextos
más informales en Latinoamérica para
hablar de los estadounidenses reflejan la
ira que se siente contra este imperialismo.
Gringo se usa en muchas partes para hablar
de personas en los EE.UU., aunque sí se
puede aplicar a ciudadanos de otros países
predominantemente blancos y extranjeros.
Esta palabra generalmente tiene una connotación
despectiva y se usa como insulto,
pero esto depende del entorno en el que
creció uno y hasta la región de su país.
Originalmente usado para hablar de
extranjeros, especialmente franceses,
gabacho se usa (predominantemente en
México) para hablar de individuos en los
Estados Unidos. Está palabra puede ser
aplicada más ampliamente para describir a
la gente blanca, pero casi siempre tiene un
tono negativo. Otro término empleado por
hispanohablantes del cono sur para hablar
de estadounidenses es yanqui. Yanqui tiene
limitaciones porque en inglés realmente
se refiere sólo a la región noreste de los
EE.UU., y en este contexto típicamente se
considera una forma despectiva.
Es importante reconocer que hay excepciones
y variantes en el uso de americano.
En Brasil, por ejemplo, se usa el equivalente
portugués a americano para referirse
a habitantes de los EE.UU. Canadá es
otro ejemplo de un país cuyos ciudadanos
no se consideran americanos y entonces lo
usan exclusivamente para referirse a los estadounidenses.
Los europeos generalmente
reservan el término para personas de nuestro
país, y algunos justifican esto diciendo
que la palabra puede tener muchos significados
y ser traducida de distintas formas.
Las alternativas a americano/a tienen
sus propias limitaciones. La que se usa
ampliamente en los países latinos es estadounidense,
que sería en inglés “United
Statesian”. Pero, no es completamente preciso.
Hay otros estados unidos - el título oficial
de México, Estados Unidos Mexicanos,
también usa ese término. Por un tiempo,
hasta Brasil tuvo también el mismo epíteto
en su nombre completo.
Otra alternativa es norteamericano - que
sería “North American” - utilizado generalmente
para hablar específicamente de
estadounidenses, pero esto presenta otra
hipocresía. Hay una tensión en condenar
el uso de un término que se refiere a todo
un continente para hablar de un solo país,
y seguir usando otro término que se podría
aplicar a 23 países distintos para hablar de
ese mismo. Es cierto que muchas naciones
latinoamericanas combinan el norte y el
sur del continente, entonces norteamericano
no tiene las mismas implicaciones que
una perspectiva “americana”. Igual podría
fácilmente incluir a Canadá, todavía más
al norte que los EE.UU. Las alternativas a
“American” no son perfectas, pero ofrecen
otras opciones que no tienen connotaciones
tan arrogantes.
Los términos usados para hablar de
grupos de personas no se pueden traducir
perfectamente debido a los matices de
cada idioma. La lengua siempre será fluida,
pero eso no se puede usar como justificación
para emplear palabras dañosas e
ignorantes. Cada individuo es responsable
de ser crítico de la lengua que usa porque
muchas veces tiene historias complicadas.
Aunque culturalmente se permite el uso de
“American”, no significa que sea algo justificable
y que deberíamos seguirlo usando
ciegamente. Al tolerar continuamente el
término, no solo estamos exponiendo nuestro
prevalente imperialismo cultural, sino
que también estamos demostrando nuestra
falta de voluntad para escudriñar nuestro
propio idioma. Hay que dejar de apropiar el
nombre de todo un continente para hablar
sólo de nuestro país.
IN ENGLISH:
People in the US are famous for feeling
like the world revolves around them, which
is evident in certain popular terms used.
We use language to express ourselves, to
communicate and to connect with others,
but it can also function as a tool to advance
regressive ideologies. Because of our
language’s potential to be used for racist
insults, derogatory comments and words
with underlying imperialistic implications,
precision with the words we use is important
because they can have underlying
meanings that are much more complicated
than we assume at first glance.
Continued on Cardinaltimes.org