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La generación<br />

perdida<br />

La generación<br />

perdida


Sumario<br />

1.Un sistema de competencia incompetente<br />

Marcelo Cárdenas<br />

2.Profesión sin salida<br />

Álvaro Domínguez<br />

3. Europa busca salvar a la generación perdida<br />

Beatriz Ríos<br />

4. La música perdida<br />

Marta Bac<br />

5. El arte en tiempos de crisis<br />

Sergio Ortega<br />

6. La dulzura del extravío<br />

Nacho Samper<br />

7. Crear para sobrevivir<br />

Sara Montero<br />

Ilustraciones: Elena García<br />

Fotografía de autor: Nazareth Meijide (Mei-nvento)<br />

Antonio López<br />

“Yo soy yo<br />

y mi circunstancia, y si no la<br />

salvo a ella no me salvo yo”<br />

Jose Ortega y Gasset


Un sistema de competencia incompetente<br />

La puerta del Sol (Nazareth Mejide)<br />

Marcelo Cárdenas<br />

No hay mejor forma de despertarse un lunes por la<br />

mañana que escuchar que España tiene la mayor tasa<br />

de paro en menores de 25 años de toda Europa, o que<br />

en países como Alemania o Canadá se están ofertando<br />

puestos de trabajo que aquí son poco accesibles<br />

para la gran mayoría, o al menos para todos aquellos<br />

que no gozan de esas amistades tan especiales que,<br />

paradójicamente, en la actualidad abundan. Triste,<br />

pero cierto.<br />

Hoy en día, la autorrealización que se siente al terminar<br />

una carrera se mezcla (con mucha facilidad) con<br />

la desesperación de no saber qué nos deparará el futuro<br />

más allá de los muros de los distintas facultades.<br />

Atrás han quedado todos aquellos deseos y aspiraciones<br />

que en algún momento nos marcamos y que, por<br />

ahora, en España no son posibles.<br />

Hace no mucho, la única salida para evitar este<br />

desasosiego consistía en vivir para estudiar. Los<br />

individuos han dedicado su juventud a adquirir<br />

conocimientos para poder tener más facilidades al<br />

alcanzar la madurez. Sin embargo, tras largas etapas<br />

de estudio y después de alcanzar un desarrollo<br />

intelectualaceptable,la gran mayoría vive y reparte su<br />

adultez entre el ir y el venir de distintas entrevistas<br />

de trabajo, que están muy lejos de la autorrealización<br />

descrita por Maslow, sobre-cualificación le llaman.<br />

Mucha preparación, poca experiencia<br />

Al parecer, estar por encima de la media, destacar,<br />

querer superarse a uno mismo no es valorado lo<br />

suficiente por esta sociedad, algo que resulta irónico<br />

a la vez que hipócrita. Nuestro sistema educativo está<br />

formando a unas generaciones bajo la idea de competencia,<br />

donde pretendemos premiar y separar a los<br />

más aptos de los que no lo son.<br />

¿Y a qué se debe ese rechazo a la sobre-cualificación?<br />

Tener a una persona con una gran capacitación<br />

puede despertar situaciones conflictivas con el resto<br />

de sus compañeros o , con dicha formación, puede<br />

encontrar trabajo en cualquier lugar, irónico.<br />

Nos movemos en un futuro sin futuro, donde confiar<br />

en quienes pueden tener la clave de todos los problemas<br />

está mal visto, ya que carecen de la experiencia<br />

necesaria para estar a la altura y resultaría caro<br />

formar a personas sin que estas hayan aportado antes<br />

su pequeño granito de arena.<br />

Nos situamos en un bucle: no hay trabajo sin experiencia,<br />

y no hay experiencia sin trabajo. Vemos<br />

cortadas las aspiraciones de manera precipitada. Sin<br />

apenas ser capaces de volar, nos encontramos ya de<br />

cara al asfalto.<br />

Ante estas perspectivas, no queda otra opción que<br />

buscar alternativas que llenen nuestras aspiraciones o la<br />

de esperar sin caer en el desánimo y en la anonimia. Se<br />

rechaza a futuros líderes y emprendedores generacionales<br />

a favor de mantener un sistema de competencia<br />

incompetente, en el cual la propia individualidad de<br />

una comunidad se regala a precio de coste a cualquiera<br />

que ofrezca una oportunidad de poder ser algo más<br />

de lo establecido. Por ello, estamos ante una fuga de<br />

talentos que, de momento, cierne aún más desesperanza<br />

en una sociedad con falta de personalidad.


Profesión sin salida<br />

Un fotograma de la serie Mad Men<br />

Álvaro Domínguez<br />

Todo aquel que haya estudiado una carrera universitaria<br />

de Humanidades, esto es, sobrevalorada por<br />

quienes la conforman y menospreciada por todos los<br />

demás, estará acostumbrado a ser abordado con la<br />

gran pregunta que todo estudiante idealista teme: "Y<br />

eso, ¿qué salidas tiene?"<br />

Desde primer curso hasta la graduación familiares<br />

y amigos no dejan de preguntárnoslo hasta que<br />

encontramos un trabajo de otra especialidad o una<br />

respuesta más o menos satisfactoria. Cuando esto<br />

último ocurre -si es que llegase a ocurrir- la reacción<br />

habitual es la sorpresa (¡Ah, pero se puede vivir de<br />

eso!). Mientras tanto, la respuesta más común es "la<br />

docencia". A los que, por alguna extraña razón, no<br />

estamos interesados en vacaciones absurdamente<br />

largas y absolutismo académico (mi clase, mi feudo),<br />

nos quedan pocas opciones, y muchas menos<br />

que sean rentables. Las primeras comprenden todo<br />

lo relacionado con la gestión cultural; las segundas,<br />

y menos pragmáticas todavía, tienen que ver con la<br />

creación.<br />

El problema, sin embargo, no es qué salidas ofrece<br />

la formación artística, sino más bien si la formación<br />

artística garantiza, o facilita, la entrada en el mundo<br />

de las artes.<br />

Alguna vez, cuando estoy de visita en casa de mis<br />

padres, me distraigo echando un vistazo a la orla de<br />

mi promoción, haciendo un recuento de lo que está<br />

siendo de quienes todavía no han desaparecido en mi<br />

pasado universitario, preguntándome que habrá sido<br />

de quienes solo reparecen en mi presente de forma<br />

esporádica e imprevista. Sé que muchos se dedican<br />

a cosas que no están relacionadas con sus estudios,<br />

desde la hostelería hasta trabajos temporales que<br />

apenas garantizan una estabilidad económica, solo<br />

a corto plazo y vagamente. Algunos tienen la suerte<br />

-y sí, es suerte- de conocer a alguien que conozca a<br />

alguien que sabía de un puesto vacante en el momento<br />

adecuado. Pero la mayoría continúa sus estudios,<br />

esperando que una línea más en su currículum les<br />

ayude a alcanzar esa realización profesional que ya se<br />

ha convertido en algo irreal, o, como se suele decir,<br />

"peliculero".<br />

Cuando hablo de éxito profesional no me refiero a<br />

una meteórica carrera editorial, llena de premios y<br />

entrevistas, para un escritor o un puesto de curator<br />

inevitablemente pretencioso cuyas funciones comprendan<br />

la arbitraria habilidad de encontrar talentos<br />

emergentes y organizar exposiciones de motivación<br />

más social que cultural. No, cuando me refiero al<br />

éxito profesional hablo de levantarme por la mañana<br />

pensando en el trabajo que me tendrá ocupado el<br />

resto del día, y la semana próxima, no necesariamente<br />

glamuroso ni fascinante, pero sí estimulante; un<br />

trabajo que me de un propósito, que me aporte algo<br />

intelectual y personalmente.<br />

El verdadero reto: el puesto de trabajo<br />

¿Por qué es tan difícil que un graduado consiga un<br />

trabajo decente dentro del ámbito profesional para el<br />

que se ha formado?<br />

Tengo una amiga, llamémosla Lydia, que ha estu-


diado, como yo, Historia del Arte; a sus estudios<br />

superiores añadió un máster bastante prestigioso en<br />

periodismo cultural. Domina el inglés a la perfección<br />

y su francés, retomado como flotador para no hundirse<br />

ante la expectativa de no tener nada que hacer a<br />

corto plazo, está en proceso de mejora. Lydia lleva un<br />

año buscando trabajo: ha enviado su CV a galerías,<br />

museos, revistas y toda clase de instituciones culturales<br />

necesitadas de un equipo de prensa. Su primera<br />

entrevista, después de meses siendo ignorada<br />

sistemáticamente, concluyó con el clásico "no tienes<br />

suficiente experiencia", que, a base de ser repetido<br />

hasta la saciedad, se ha convertido en un tópico de<br />

rechazos, del mismo modo que "Quiero que sigamos<br />

siendo amigos" lo es para las rupturas.<br />

Por otro lado tenemos a Marcos, licenciado en<br />

Filosofía. Al igual que Lydia, también hizo un máster,<br />

domina un idioma extranjero y actualmente se<br />

dedica a estudiar un tercero. Su experiencia profesional<br />

se reduce a tres meses de prácticas en un museo y<br />

dos meses en un centro de arte; prácticas no remuneradas,<br />

y tampoco valoradas, porque, aunque a<br />

Fragmento de “El mirador de Piedra,” de Rubén Martín Díaz<br />

Una pieza urbana del colectivo Acción Poética.<br />

todos los efectos sea un trabajo, aquel que no incluye<br />

un contrato y un sueldo parece no tener demasiado<br />

valor. Es como un fantasma: tanto si existe como si<br />

no poco importa, porque la cuestión es que nadie<br />

cree en él.<br />

No hay que olvidar la situación de la economía<br />

actual, que ha ensombrecido todo lo relacionado<br />

con la cultura hasta convertirlo en un mundo, si no<br />

innecesario, prescindible hasta que la situación mejore,<br />

haciendo realmente difícil que una empresa se<br />

encuentre en disposición de contratar gente nueva.<br />

Tristemente, el creativo, como decía Don Draper en<br />

un episodio de Mad Men, es, de las cosas más importantes,<br />

la menos importante.<br />

Se me ocurre que, dadas las circunstancias, nada garantiza<br />

conseguir el trabajo soñado -o un trabajo-, ni<br />

estudios superiores, ni un máster, ni idiomas extranjeros;<br />

ni prácticas ni teorías. Solo queda confiar en el<br />

talento de uno y, por encima de todo, la capacidad de<br />

salir adelante. Al fin y al cabo, no se trata de que te<br />

den un trabajo, sino de que tú lo consigas.


Europa busca salvar a la generación perdida<br />

Beatriz Ríos<br />

Joven en la Puerta del Sol, de Nazareth Meijide (Mei-nvento)<br />

“El nivel de desempleo juvenil en Europa es un tema<br />

que urge tratar. Todos tenemos que hacer lo posible<br />

por evitar que Europa tenga una generación perdida”.<br />

Estas declaraciones pertenecen al discurso que el pasado<br />

13 de febrero diera José Manuel Durão Barroso,<br />

presidente de la Comisión Europea, sobre el estado<br />

de la Unión en el Comité Económico y social.<br />

En la actualidad, la tasa de paro juvenil en Europa<br />

ronda el 22% de media. El 30’1% de estos jóvenes<br />

llevan en paro más de 12 meses. Además, siete millones<br />

de personas de entre 15 y 25 años no estudian<br />

ni trabajan. La situación es alarmante. La generación<br />

futura, la que ha de tomar las riendas de la Unión,<br />

¿está perdida?<br />

El caso de España es notorio. La tasa de paro juvenil<br />

alcanza el 51’2% y el contexto económico de un país<br />

en recesión no hace sino agravar la situación de una<br />

juventud que no encuentra la salida.<br />

“Todos tenemos que hacer lo posible por evitar<br />

que Europa tenga una generación perdida”<br />

Barroso defendió durante su discurso el compromiso<br />

de los 27 miembros de la Unión Europea “en la<br />

apuesta por la educación, la ciencia y el desarrollo”.<br />

Esto choca con las políticas de austeridad que la propia<br />

Comisión junto con el Banco Central Europeo<br />

y el Fondo Monetario Internacional recomiendan<br />

como receta anti-crisis a los países endeudados que<br />

han solicitado “una línea de crédito en condiciones<br />

muy favorables” (tal y como el Ministro de Guindos<br />

la definió).<br />

Y choca con dichas políticas de austeridad porque<br />

algunos países como España han decidido “reducir<br />

gastos” recortando la partida presupuestaria dedicada<br />

a Educación en 10.000 millones de euros. No<br />

parece que reducir el presupuesto y por tanto los medios,<br />

materiales y humanos, de los centros públicos<br />

sea apostar por la educación, la ciencia y el desarrollo.<br />

Tampoco el incremento de las tasas universitarias<br />

el cual dificulta el acceso a la universidad a quienes<br />

menos ingresos perciben.<br />

Frente a esta desastrosa situación, la Comisión Europea<br />

ha desarrollado la “Iniciativa por el Empleo de<br />

los Jóvenes” incluida en el presupuesto de la Unión<br />

Europea para el periodo 2014-2020. Dicha iniciativa<br />

consiste en un paquete de medidas que incluyen recomendaciones<br />

específicas a los Estados en la lucha<br />

contra el desempleo juvenil así como una dotación<br />

económica. Está dotación económica rondará los<br />

6.000 millones de euros y busca impulsar el empleo<br />

juvenil. Dada la grave situación en la que se encuentran<br />

Grecia Portugal, España, Italia e Irlanda, serán<br />

los países en los que se centre esta ayuda.<br />

Programas internacionales<br />

Por otro lado, el programa marco de investigación<br />

“Horizonte 2020” y el programa de intercambio<br />

“Erasmus para todos”, ven aumentada su partida en<br />

el presupuesto de la Unión Europea. Se favorece así


el marco de investigación, desarrollo y formación de<br />

la Unión. El programa Erasmus supone además una<br />

oportunidad para fortalecer los lazos entre ciudadanos<br />

de países miembros de la Unión y de algunos<br />

que no siendo parte de ella, participan del programa.<br />

Resulta algo contradictorio constatar que desde una<br />

misma institución se favorezcan políticas nacionales<br />

que dificultan el acceso a la educación y al trabajo y<br />

que empeoran las condiciones de ambos mientras<br />

que por otro lado, se defienden políticas radicalmente<br />

opuestas a nivel europeo.<br />

José Manuel Durão Barroso<br />

cierran y más personas pierden su trabajo. No parece<br />

que esa sea la salida”.<br />

Durante unos instantes, el miembro del comité quedó<br />

en silencio. Se encogió de hombros y finalmente<br />

contesto: “efectivamente, tienes razón”.<br />

“Ustedes defienden que los bancos sean rescatados<br />

y defienden las políticas de austeridad.”<br />

Quienes elaboran las recomendaciones que han de<br />

Durante una reunión con estudiantes beneficiarios<br />

del programa Erasmus, un miembro del Comité Económico<br />

y Social de la Unión Europea fue interpelado<br />

por una joven de la siguiente manera:<br />

“Ustedes defienden que los bancos sean rescatados y<br />

defienden las políticas de austeridad. Pero los bancos<br />

usan el dinero del rescate para pagar sus deudas así<br />

que no fluye el crédito. La gente pierde su trabajo y<br />

la austeridad ha recortado sus prestaciones sociales,<br />

así que no tienen dinero. Como no tienen dinero,<br />

no consumen. Disminuye la demanda. Las empresas<br />

sacarnos de la crisis son conscientes de que estas no<br />

funcionan y aún sabiéndolo, parecen no ver más allá<br />

de ellas. Una iniciativa de ayuda al empleo no es más<br />

que un parche, una solución limitada a corto plazo.<br />

6000 millones de euros no acabaran con un problema<br />

estructural como es el desempleo en la Unión<br />

Europea.<br />

Y mientras los políticos fijan la mirada desde sus<br />

despachos en una salida hacia ninguna parte, millones<br />

de jóvenes parecen estar destinados a convertirse<br />

en esa indeseable generación perdida.


La música perdida<br />

Marta Bac Díaz<br />

Joven afinando una guitarra<br />

La música como vía de escape, como forma de expresión,<br />

acordes que nos liberan de la rutina y nos<br />

transportan a un sonoro paisaje imaginario. Quien<br />

no haya disfrutado alguna vez en un concierto, se<br />

haya emocionado al escuchar una canción o haya tarareado<br />

un tema sin pensar, quizá no sepa de lo que<br />

hablo. Puede que desconozca el enorme efecto que<br />

tiene una simple sintonía.<br />

Y sin duda, la mejor representación de la innovación<br />

musical, de la creación de nuevos géneros y el resurgir<br />

de otros, de la originalidad, la inventiva y la pasión<br />

por este arte se encuentra en los jóvenes. También<br />

en esa mal llamada ‘generación perdida’, porque<br />

realmente no está perdida, sabemos perfectamente<br />

lo que queremos, solo tenemos que construir con<br />

mayor esfuerzo un nuevo camino que nos conduzca<br />

finalmente a nuestra meta.<br />

En ese aspecto, la música tiene mucho que aportar,<br />

tanto desde la perspectiva de la creación como desde<br />

el punto de vista del consumo de productos musicales.<br />

La convulsa época en la que vivimos, junto con<br />

la revolución tecnológica propia de nuestro siglo, ha<br />

cambiado por completo el ámbito de la producción<br />

de discos. El poder que antes monopolizaban las<br />

grandes discográficas como Sony o Universal cada<br />

vez es menor y ya no hace falta estar apadrinado por<br />

una de ellas para tener éxito, ya que continuamente<br />

están saltando al panorama pequeños grupos que<br />

acaban teniendo una gran repercusión mediática.<br />

¿Cómo es esto posible? La respuesta es sencilla:<br />

gracias a la tecnología. Internet ha cambiado por<br />

completo nuestra forma de vida, y eso incluye también<br />

a músicos y fans. Actualmente, cualquier joven<br />

puede grabar un vídeo tocando la guitarra, subirlo<br />

a Youtube y, con un poco de suerte, lograr miles de<br />

reproducciones. Así fue como empezó Justin Bieber,<br />

con independencia de que su estilo despierte tantas<br />

pasiones como odios.<br />

Democratización de la música<br />

Esta democratización del panorama musical ha<br />

beneficiado en gran medida a los jóvenes, que debido<br />

a las adversas condiciones económicas que atravesamos<br />

no pueden permitirse alquilar un estudio de<br />

grabación o pagar los gastos que supone producir<br />

una maqueta. Gracias a este nuevo concepto de la<br />

música, se regresa a la idea surgida en los años 70<br />

gracias al punk y la cultura underground del ‘Do it<br />

yourself ’ (Hazlo tú mismo). La distribución musical<br />

ya no depende de grandes sellos, la producción tampoco,<br />

ni siquiera la creación corresponde a expertos<br />

que han pasado años en un conservatorio.<br />

Modestas discográficas como Subterfuge Records o<br />

Elefant Records resultan igual de eficaces, puede que<br />

incluso más, que las grandes compañías a la hora de<br />

promocionar discos, festivales y descubrir nuevos<br />

talentos musicales. Hasta existen videojuegos que<br />

enseñan a tocar la guitarra “a cualquiera”.<br />

En definitiva, ya no es el temido mercado el que establece<br />

las normas, ahora el camino a seguir es otro,<br />

y está marcado por jóvenes que rechazan las directrices<br />

obsoletas establecidas hace más de un década,


cuando el disco era un negocio rentable.<br />

Esta revolución no afecta únicamente a los creadores.<br />

También los consumidores son más rebeldes, a veces<br />

por convicción ideológica, otras por necesidad. Es<br />

decir, hay quien simplemente se niega por principios<br />

a pagar 22 euros por un disco de 12 canciones y hay<br />

quien sencillamente no puede permitírselo. Y teniendo<br />

en cuenta que el paro juvenil en España supera<br />

el 55%, la opción más generalizada es sin duda la<br />

segunda.<br />

Imagen de un concierto<br />

Ellas se financian gracias a la publicidad, pero ¿y los<br />

artistas? El caso más conocido es el de Lady Gaga,<br />

cuya canción ‘Poker Face’ superó el millón de reproducciones<br />

en Spotify en el año 2010. A cambio, la<br />

cantante recibió únicamente 112 euros. Una cantidad<br />

que la empresa se apresuró a desmentir, negándose a<br />

ofrecer el dato supuestamente real.<br />

También hay quien opta por la temida piratería:<br />

descargarse de cualquiera de los cientos de páginas<br />

de Internet disponibles el disco de su grupo favorito.<br />

Siguen siendo los jóvenes quienes más recurren a<br />

este tipo de actividad, es cierto. Sin embargo, numerosos<br />

estudios han demostrado que los usuarios que<br />

comparten música en Internet por vías no oficiales<br />

compran un 30% más de música. La problemática<br />

reside en sincronizar y adaptar el mercado a estas<br />

nuevas maneras de ‘consumir’ música. El inmovilismo,<br />

en cualquiera de sus variables, siempre es perjudicial.<br />

Entonces, solo cabe preguntarse cómo es posible<br />

ganar dinero hoy en día en el mercado musical. Y<br />

El streaming como alternativa<br />

Surge entonces una revolucionaria medida para<br />

dar respuesta a demanda de productos musicales<br />

con ajustado presupuesto económico: el streaming.<br />

Plataformas como Spotify, Grooveshark o el recién<br />

llegado Deezer satisfacen esa necesidad, aunque con<br />

limitaciones, de disfrutar de la música completamente<br />

gratuita. O YouTube, que parece ser la principal<br />

vía de consumo de música entre adolescentes, según<br />

un estudio publicado por Nielsen.<br />

la solución es claramente la música en directo. Los<br />

conciertos y festivales aportan los mayores beneficios<br />

tanto a las pequeñas bandas que empiezan como a<br />

los grupos consagrados. Un negocio amenazado por<br />

otro lado por la abusiva subida del IVA al mundo<br />

cultural y los desorbitados precios de algunas entradas.<br />

Renovarse o morir<br />

La realidad que vivimos nos empuja constantemente<br />

al cambio, a la adaptación. Y la industria de la música<br />

y sus consumidores, especialmente los jóvenes,<br />

no son ajenos a ello. La vorágine de nuevos grupos<br />

que asaltan las portadas de revistas como la NME a<br />

diario; la rápida evolución en la forma de difundir y<br />

consumir música gracias (o por culpa) de Internet;<br />

y las giras como el medio más viable para obtener<br />

ganancias económicas obligan a reformular el mercado<br />

por completo. En resumen, a la música ‘perdida’<br />

no le queda más remedio que reinventarse o morir.<br />

Una excitante aventura que está en gran medida en<br />

manos de la juventud.


El arte en tiempos de crisis<br />

Cartelería fotografiada durante el 15M, de Nazareth Meijide (Mei-nvento)<br />

Sergio Martín Ortega<br />

que jamás se haya engendrado en ninguna otra<br />

etapa de la historia, pero esto no hace que la gente se<br />

Que la crisis económica ha afectado ya muchos de preocupe por él, sino que incluso se atreven a des-<br />

los sectores de la vida pública y privada es algo más acreditarlo sin tan siquiera conocerlo. Esto mismo<br />

que evidente. En el caso del mundo del arte, la crisis pasa con las performance, y un buen ejemplo de ello<br />

ha sido siempre fiel compañera de absolutamente es el caso del artista navarro Abel Azcona quien ha<br />

todos los movimientos artísticos, pues es ella quien recibido críticas y amenazas por realizar una perfor-<br />

da punto y final a uno y da pie al nacimiento de otro. mance en la que se comía literalmente las páginas del<br />

Especialmente, la depresión que nos afecta ya desde<br />

hace algunos años ya no pasa por los artistas, sino<br />

Corán.<br />

por el público en general.<br />

Nuevas voces<br />

Quizá lo más interesante de esta crisis del arte sea<br />

precisamente eso; el público, los consumidores de<br />

arte. La producción artística actual pasa por ser la<br />

más variada y más grande –hablando de cantidad-<br />

Fotografía de Abel Azcona<br />

Muchos de los conocedores de la Historia del Arte<br />

me tacharán de manipulador y dirán que la incomprensión<br />

de las nuevas artes es algo tan natural y<br />

propio del transcurso del arte como los pinceles y los


lienzos. Dirán que lo mismo le ocurrió a la música<br />

dodecafónica de principios del XX, dirán que lo<br />

mismo le ocurrió a la fotografía en su nacimiento en<br />

1839…, pero lo que ocurre ahora es bien distinto,<br />

pues el arte ya no es lo que era. Muchos han planteado<br />

que el arte ya desde la corriente posmoderna<br />

tiene unos nuevos derroteros, unos nuevos caminos<br />

que llevan al arte a fundirse de tan manera con la<br />

propia vida cotidiana que el límite entre lo que debe<br />

ser considerado arte y lo que no es tremendamente<br />

confuso. Esto mismo lo han planteado no solo los<br />

artistas dadaístas, surrealistas y demás, sino “nuevos”<br />

teóricos del arte cono A. C. Danto en su magnífico<br />

libro El fin del arte.<br />

Emprendedores artísticos<br />

Ahora bien, llega el momento de plantearnos qué<br />

soluciones podemos buscar para no solamente<br />

revitalizar el mundo del arte, sino comprender –y<br />

ahora hablo directamente para los estudiosos del<br />

Parodia de un dólar americano<br />

cer los grandes movimientos de la pintura y escultura.<br />

Con esto nos ahorraríamos la metodología de la<br />

mal llamada “clase” de Historia del arte que se da en<br />

los institutos en 2º de Bachillerato, donde no se profundiza<br />

en absolutamente nada y solamente se busca<br />

que el alumno aprenda 4 cosas sobre determinadas<br />

obras para poder pasar con éxito el examen de PAU.<br />

Con todo esto lo que quiero exponer es que la crisis<br />

actual en el mundo del arte, parece estar apoyada por<br />

las instituciones que deberían abogar por su defensa,<br />

no son los propios artistas quienes tienen que amol-<br />

arte-, la producción artística actual. Está claro que el<br />

camino debe comenzar primero por los que exponen<br />

las obras de arte, es decir, los museos, que desde<br />

hace mucho tiempo se han quedado anclados en una<br />

concepción museística más propia del XIX que del<br />

siglo XXI. Es decir, deberían mostrar muchos más<br />

elementos interactivos para acercar no solamente<br />

la obra del artista sino, por ejemplo, su biografía,<br />

sus técnicas artísticas, sus citas célebres, etc. Esto se<br />

conseguiría muy fácilmente con más recursos tecnológicos<br />

y aplicaciones para móviles que cuestan realmente<br />

poco y que suponen un gran atractivo para el<br />

visitante al museo.<br />

La importancia de la educación<br />

Otra de las medidas que ya debería de haber sido<br />

una realidad desde hace muchos años en este país es<br />

enseñar arte desde primaria. En clase de Educación<br />

Plástica y Visual no solamente se debería enseñar a<br />

utilizar los colores, reglas y cartabones sino a cono-<br />

darse al gusto de una demanda popular, pues si esto<br />

fuese así ni el surrealismo, ni el cubismo, ni ninguna<br />

otra vanguardia histórica existiría actualmente.<br />

Los museos, galerías, museos virtuales... Deberían<br />

mostrar mucho más su contenido, el arte debería<br />

ser obligatorio en la enseñanza desde pequeños, las<br />

instituciones del mundo del arte deberían cambiar<br />

su coagulada visión de la protección y difusión de las<br />

obras de arte, y así, se conseguiría volver a despertar<br />

el genio del arte, algo que parece que lleva ya mucho<br />

tiempo dormido…o quizás nos haga falta algún<br />

nuevo maestro.


La dulzura del extravío<br />

Nacho Samper<br />

Ilustración de Elena García<br />

Venimos a ser poco más que esa bisagra generacional<br />

a partir de la cual las cosas pasan a pertenecer a un<br />

nuevo rasero, como la curvatura ignorada del espacio-tiempo<br />

que da acceso al otro plano de la realidad,<br />

donde significamos lo mismo sólo que con la perspectiva<br />

del lado opuesto del espejo.<br />

Toda pérdida se relativiza; a quien fallece se le asigna<br />

esta condición desde un plano de cínica y dudosa<br />

posesión, obviando que pasa a engrosar la lista de<br />

gananciales de otro orden desconocido. Cuestión de<br />

pertenencia, en fin. En el conocimiento esotérico no<br />

es un fin sino una mera fluctuación, el cimiento de<br />

otro futuro, lo cual puede aterrorizar más todavía.<br />

De hecho somos la generación temida, debido al<br />

cambio que entrañamos. Habitamos la dimensión de<br />

la ignorancia colectiva, de donde mana un blindaje<br />

social que se cuantifica con unidades de medida deliberadamente<br />

inexactas, en base a activos tangibles en<br />

exceso, cuando es lo volátil aquello que en cualquier<br />

momento genera un destino o cambio estático.<br />

El inmovilismo responde a un síndrome de vértice<br />

que nos ha sido extirpado con precarias cirugías. La<br />

pulsión de búsqueda, entonces, es lo más atávico que<br />

hemos recibido, del mismo modo que en la lógica de<br />

órbitas del universo cualquier elemento debe aplicar<br />

una desviación, leve o severa, que propicie un hallazgo,<br />

una conclusión.<br />

Un cuerpo celeste que se mira el ombligo y traza<br />

precarias parábolas es eminentemente lo que, por<br />

recurrencia, enmarcan en la división de lo ubicado,<br />

mientras que cualquier mota estelar capaz de conservar<br />

una trayectoria amplia no es más que un ente<br />

perdido en disposición, en cambio, de conocer todas<br />

las latitudes del cosmos, los recovecos etéreos.<br />

El gatillo del Big Bang. ¡Bang bang!<br />

Resulta que nos observan con un telescopio de lentes<br />

opacas, bajo la mueca estéril de la cautela -es la vieja<br />

urdimbre de mirar en línea recta y perder las nociones<br />

a través del punto de fuga-. Nos llaman perdidos<br />

por tener relojes de doce manecillas, brújulas que<br />

laten y un sentido periférico, a pesar de todo.<br />

Sin ser siquiera un poder fáctico, generamos preludios<br />

que se detonan inopinadamente donde nadie es<br />

capaz de prever. Somos el picaporte de una puerta<br />

invisible, el elixir subcutáneo de un mar desertizado.<br />

Tal vez sólo desligados de la asertividad de la perdición,<br />

tal vez sólo embriagados por la brutal dulzura<br />

del extravío.<br />

“El futuro está oculto detrás de los hombres<br />

que lo hacen” Anatole France


Crear para sobrevivir<br />

Sara Montero<br />

Fotografía de Antonio López en una exposión en el Centro Centro<br />

No es verdad que nada haya cambiado. El hambre<br />

agudiza el ingenio, y a los españoles se nos empiezan<br />

a notar las costillas. Somos la generación más preparada,<br />

pero la mitad de los jóvenes está sin empleo.<br />

Pese a que no haya trabajo para todos, el talento , por<br />

suerte, no desaparece. Algunos jóvenes emplean sus<br />

habilidades y sus conocimientos en crear sus propias<br />

oportunidades, esas que un sistema colapsado no<br />

les ofrece. De esta manera, su talento no se oxida y<br />

construyen un trabajo útil para su sociedad , creando<br />

Librería Libros Libres<br />

Es una iniciativa de Grupo 2013. Los usuarios pueden<br />

llevarse libros de manera totalmente libre y<br />

gratuita. El proyecto se mantiene gracias a la aportación<br />

de los socios. Además, se desarrollan lecturas y<br />

encuentros literarios y funcionan como intermediarios<br />

entre voluntarios y demandantes de ayuda.<br />

valor personal y profesional.<br />

Cada vez más, estas personas necesitan relacionarse<br />

y compartir sus proyectos. Buscan lugares para poner<br />

sus ideas en común y ver cómo trabajan sus compañeros.<br />

De esta necesidad, nacen espacios abiertos de<br />

distinta naturaleza, donde parece que el futuro puede<br />

crearse. A través de la actividad creativa, los jóvenes<br />

recuperan la esperanza de que el futuro sigue siendo<br />

suyo.<br />

A continuación, recogemos algunas de las propuestas<br />

madrileñas más interesantes:<br />

Media-Lab Prado<br />

Es un espacio abierto al pensamiento y la reflexión.<br />

Investigan sobre nuevas tecnologías y las posibilidades<br />

que crean para comprender y cambiar el mundo.<br />

Se habla de sociología, fotografía o comunicación<br />

audiovisual y entre sus próximas propuestas prácticas<br />

se encuenta “Interactivos?'13: Herramientas para<br />

un mundo legible y editable”, que se celebra del 15 al<br />

27 abril. En la convocatoria se desarrollarán proyectos<br />

que profundizan en herramientas de diseño,<br />

edición, dibujo y escritura colectiva, que contribuyan<br />

a una cultura libre.


La Tabacalera<br />

La Tabacalera es el centro de cultura libre y participativa<br />

por excelencia. Situado en el madrileño barrio de<br />

Lavapiés ha implantado un nuevo sistema de gestión.<br />

Tras varios proyectos institucionales fallidos (gracias,<br />

en parte, al alto presupuesto que proyectaban), CSA<br />

se hizo con la gestión y optó por tomar las decisiones<br />

de forma asamblearia. El espacio es gratuito y abierto<br />

a cualquiera que quiera pasarse a participar en actividades<br />

relacionadas con las artes gráficas, música, cine,<br />

danza, etc.<br />

CAMON<br />

El HUB<br />

Para las personas con iniciativa empresarial, el<br />

HUB de Madrid ofrece un espacio de co-working<br />

para los emprendedores sociales. En su centro<br />

podrás disfrutar de una oficina, espacios comunitarios<br />

y hasta una cocina para desarrollar tu proyecto.<br />

Además, conocerás a más personas como<br />

tú y podrás asistir a eventos o apuntarte a cursos<br />

que te ayudarán a gestionar la idea que tienes entre<br />

manos. El uso del espacio es de pago.<br />

El campo de la cebada<br />

Otro ejemplo de éxito de autogestión es el Campo<br />

de la Cebada. Ha pasado de ser un solar abandonado<br />

a un espacio de vida cultural gracias a vecinos y<br />

vecinas del Distrito Centro. En este sola situado en<br />

el barrio de La Latina se desarrollan todo tipo de<br />

actividades, desde exposiciones al aire libre hasta un<br />

cine de verano.<br />

Es la obra social de Caja Mediterráneo, donde encontrarás<br />

música, arte multimedia, cine, fotografía y solidaridad<br />

y medioambiente. Se dan cursos gratis sobre<br />

conocimientos específicos, y sobre todo, útiles. Cualquiera<br />

puede apuntarse a su web y asistir a sus charlas<br />

sobre edición web, marca personal, comunicación en<br />

crisis, etc. Además, también tiene cursos especiales<br />

para parados o personas de más de 55 años. ¡Nuevas<br />

tecnologías al alcance de todos!<br />

“Mientras sea creador, por bajo que sea el nivel de su<br />

creación, un hombre puede considerarse verdaderamente<br />

libre”<br />

Gabriel Marcel


Deja volar tus sueños

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