CAMINO-DEL-RETORNO-PARA-WEB

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dólares por ellos entregado, para adelantar
los grandes proyectos de infraestructura en
materia ferroviaria, agrícola y vial.
En el segundo tiempo del juego Venezuela-
Ecuador, el paciente Chávez es ahora animado
y premonitorio comentarista deportivo. A
través de su Twitter @chavezcandanga anuncia
que viene un gol de la Vinotinto y al minuto
60, César “El maestrico” González daba el
cañonazo: “¡Gol!”. El hecho lo hace levantarse
de su silla y pegar un salto. Chávez olvidaba
por instantes su convalecencia. La gráfica que
registra el momento se convirtió en primera
plana mundial: “¡Tremendo juego! ¡Bravo
Venezuela! ¡Generación de oro! (…), ahora
estamos de primeros en el grupo B (…). Le
ganamos a Ecuador, lo lamento, Correa, [risas].
Pero, ¡bueno!, honor al vencido, gloria al
vencedor”. “En verdad estoy cambiando de filosofía
de vida (…). Cuando Fidel se enfermó
grave, un día que fui me dijo: ‘Chávez, en verdad
me hacía falta esta enfermedad, porque
ahora veo el mundo distinto’. Yo no voy a decir
eso porque a nadie le hace falta una enfermedad,
¡pero bueno! De lo malo lo bueno, de
lo malo, de la sorpresa, de la emboscada, de
todo esto, lo bueno. Es como un renacimiento,
como volver a empezar, es el retorno (…)”.
La Vinotinto se ha convertido en orgullo nacional
al obtener un honroso cuarto lugar en
la clasificación de la Copa América Argentina-2011.
La noche del sábado 23 de julio el comandante
Hugo Chávez, a su regreso nuevamente
a Caracas luego de otra sesión de
tratamiento en Cuba, declara a la selección
nacional “campeona sentimental de la Copa
América”. El 24 de julio es día de celebración
histórica en Venezuela por el natalicio del Libertador,
Simón Bolívar, pero este domingo
la algarabía fue doble, porque además de
los actos oficiales por la efeméride, el pueblo
caraqueño se volcó a las calles para recibir a
los jugadores de la Vinotinto como héroes
del deporte nacional, no era para menos la
algarabía de los hinchas venezolanos: nunca
antes nuestra selección de fútbol había escalado
tanto en un torneo.
La tarde el 27 de julio, Chávez hizo un alto en
su tratamiento para recibir en su despacho,
en el Palacio de Miraflores, al director técnico
de la selección, César Farías, con quien sostuvo
un ameno encuentro y le reiteró su pleno
respaldo al equipo. Más tarde Farías comentaría
su profunda emoción por la reunión
sostenida y por los deseos que le expresara
de seguir impulsando el fútbol como deporte
nacional.
Desde que comenzó su tratamiento el comandante
Hugo Chávez, en todas sus apariciones
a través de los medios de comunicación,
ha reiterado su voluntad de vivir;
expresiones como: “Vivir, viviendo”, “mi retorno
pleno” y otras tantas que llegan inclusive
a la promesa: “Lo superaré”, se han convertido
en bastión de batalla, no sólo para él sino
para centenares de personas afectadas por
la enfermedad, que hoy sienten su propio
renacer. La fortaleza del Presidente ante su
hora de paciente ha sido un ejemplo público,
sin precedentes, de lucha constante. Alguien
del pueblo dijo en una entrevista y con gran
acierto: “Él se dedicó a vencer y lo está logrando”.
Cada paso de su tratamiento, de su
recuperación, Hugo Chávez lo ha analizado
públicamente sin prejuicios, no ha obviado
nada, ni siquiera los sentimientos encontrados
o los temores, para él la autenticidad tiene
un valor.
VOLUNTAD
de vivir
El lunes 11 de julio una noticia corrió como
el viento: “Chávez está haciendo ejercicios en
la Academia Militar Bolivariana con un grupo
de compañeros de profesión y algunos
ministros”. ¿Cómo puede hacer eso si está
enfermo? Sencillo: quiso mostrarle al país su
entrenamiento médico rutinario, la reflexión
y el camino al retorno:
Aquí estamos en el Patio de Honor de nuestra
Academia Militar (…), hemos hecho ejercicio,
¿cuánto tiempo, Rangel? Casi una hora
(…). Bueno, yo sólo quise invitarlos porque
a las cinco me tocaba rehabilitación, como
todos los días, Chávez paciente, eso hay que
asumirlo, soy un paciente (…), con esto queremos
proyectar a todo nuestro pueblo la
unidad ante las adversidades, fe (…). Ante la
adversidad, no nos queda sino asumir. Y yo
estaba recordando aquello que uno aprendió
de niño en las sabanas de Barinas, de Guárico:
“el llanero es del tamaño del compromiso
que se le presente”. Y eso no es nada más que
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