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y si alguien, para adivinar una cifra escrita con letras ordinarias, cae en<br />

la cuenta de leer una B en todas partes donde haya una A, y de leer una<br />

e en todas partes donde haya una B, y de sustituir de esta forma en el<br />

sitio de cada letra la que le sigue en el orden del alfabeto, y que, al leerlas<br />

de esta forma, encuentra palabras que tengan sentido, no dudará para<br />

nada en que esto no sea el verdadero sentido de la cifra que habrá encontrado<br />

de tal forma, a pesar de que puede ser que quien la ha escrito<br />

haya puesto otro [sentido] por completo diferente, al dar otra significación<br />

a cada letra ..P<br />

La operación codificadora, articulada por medio de significantes, hace el<br />

sentido, que no está definido pues por un sedimento, por una "intención",<br />

o por una actividad de autor.<br />

¿De dónde nace entonces la muralla china que circunscribe lo<br />

"propio" del texto, que aísla del resto su autonomía semántica, y que<br />

hace de ésta el orden secreto de una "obra"? ¿Quién levanta esta barrera<br />

que constituye el texto en isla siempre más allá del alcance del lector?<br />

Esta ficción condena a los consumidores al ser sometidos, pues ellos siempre<br />

han sido culpables de infidelidad o de ignorancia ante la "riqueza"<br />

muda del tesoro puesto aparte de esta forma. Esta ficción del "tesoro"<br />

oculto en la obra, caja fuerte del sentido, no tiene evidentemente como<br />

fundamento la productividad del lector, sino la institución social que<br />

sobredeterminasu relación con el texto. 18 La lectura está de alguna forma<br />

obliterada por una. relación de fuerzas (entre maestros y alumnos, o entre<br />

productores y consumidores) de la cual se vuelve su instrumento. El uso<br />

del libro por parte de los privilegiados lo establece como un secreto del<br />

cual estos últimos son los "verdaderos" intérpretes. La lectura plantea<br />

entre el texto y sus lectores una. frontera para la cual estos intérpretes<br />

oficiales entregan sólo pasaportes, al transformar su lectura (legítima, también)<br />

en una "literalidad" ortodoxa que reduce a las otras lecturas (igualmente<br />

legítimas) a sólo ser heréticas (no "conformes" al sentido del texto)<br />

o insignificantes (abandonadas al olvido). Desde este punto de vista,<br />

el sentido "literal" es el índice y el efecto de un poder social, el de una<br />

élife. De suyo ofrecido a una lectura plural, el texto se convierte en un<br />

arma cultural, un coto de caza reservado, el pretexto de una ley que legitima,<br />

como "literal", la interpretación de profesionales y de intelectuales<br />

sotialmente autorizados.<br />

Además, si la manifestación de las libertades del lector a través del<br />

texto puede tolerarse entre intelectuales (hayque ser Barthes para permitírselo),<br />

en contraste está prohibida a los alumnos (áspera o hábilmente<br />

17 Descartes,Principios, lV, arto 205.<br />

18 Pierre Kuentz, lile tete 11. lexte", en Esprit, dic.de 1974, Pp- 946-62; "Lerwers du texte", en<br />

Litt€rature, núm. 7, oct. de 1972.<br />

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