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Cuatro estaciones - Diverdi

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34 di v e r di siglo XX<br />

Ravel en Technicolor<br />

Dafnis y Cloe en versión íntegra de<br />

la LPO con Haitink<br />

José Velasco<br />

Atosigado por las cartas que le escribía Nijinski<br />

urgiéndole a terminar lo antes posible la composición<br />

del ballet Daphnis et Chloe, Maurice Ravel<br />

le respondió: “¿Lo quiere ahora o lo quiere bueno?”.<br />

El francés elaboró durante dos años una de sus<br />

obras más extensas e intensas, denominada por él<br />

como “sinfonía coreográfica”. El resultado fue una<br />

apasionante composición de tema bucólico y pastoril<br />

con una de las más ricas y fastuosas orqu<strong>estaciones</strong><br />

de todo su catálogo, eclipsada al año<br />

siguiente por el mayor escándalo de la historia de<br />

la música: el estreno de La consagración de la primavera<br />

de Stravinsky (al que asistió el propio Ravel),<br />

que hizo parecer antiguas a todas las nuevas obras<br />

de aquella época.<br />

Tenemos aquí la espléndida versión de la versión<br />

completa grabada en 1979 por Bernard Haitink<br />

al frente de la London Philharmonic Orchestra y<br />

el John Alldis Choir, con un sonido historicista<br />

avant la lettre en el que Haitink parece homenajear<br />

no solo a Pierre Monteux (quien estrenó la pieza<br />

en 1912) sino al fantasioso modo de<br />

interpretación estilado en los años cuarenta, lo<br />

cual es todo un elogio. Nunca esta obra sonó tanto<br />

a banda sonora; uno diría que escucha una versión<br />

hollywoodiense, en Technicolor, sumamente<br />

detallista, en la que se notan detalles que en otras<br />

grabaciones ni se perciben. Vence en autenticidad<br />

a otras grandes interpretaciones, como la de Munch<br />

o la más reciente de Kreizberg, por sus vigorosos<br />

contrastes cromáticos, dignos de Stokovsky, en<br />

una orquesta transfigurada, expresiva y flexible,<br />

junto a un coro excelente (en especial su sección<br />

femenina) con sus vocalizaciones sin texto que nos<br />

evocan directamente el exotismo misterioso de las<br />

películas de ambiente selvático. Haitink hace temblar<br />

los altavoces y las emociones, nos pone el vello<br />

de punta y la sonrisa en los labios con un Ravel<br />

metido en la piel de Max Steiner.<br />

MAURICE RAVEL (1875-1937): Daphnis et Chloé (ballet<br />

completo)<br />

London Philharmonic Orchestra. John Alldis Choir. Bernard<br />

Haitink, director (grabado en el Royal Festival Hall el 6 de<br />

noviembre de 1979) / LONDON PHILHARMONIC ORCHES-<br />

TRA / Ref.: LPO 0059 (1 CD) D5<br />

El Mahler del autócrata<br />

Una soberbia Novena del controvertido Mark Gorenstein al frente de<br />

su –hoy ya ex– Orquesta Académica Estatal de la Federación Rusa<br />

El temperamento de Mark Borísovich Gorenstein<br />

(Odessa, 1946) no parece resultar del agrado de<br />

algunos de los músicos que han trabajado con él,<br />

quienes se quejan de su temple autoritario y su falta<br />

de tacto. Uno de ellos decía en un foro en Internet<br />

que el maestro se comporta como un boyardo grosero<br />

que ningunea<br />

la capacidad<br />

musical de sus<br />

orquestas y se<br />

queja constantemente<br />

del bajo<br />

nivel técnico de<br />

sus ejecutantes.<br />

Otro decía que es<br />

maleducado y<br />

arrogante, y que<br />

trata a sus músicos<br />

como un faraón<br />

egipcio a sus<br />

esclavos. Otro<br />

más denunciaba<br />

que debía su cargo<br />

al hecho de<br />

haber sido amigo<br />

del ministro de<br />

Cultura ruso<br />

Mijaíl Schvidkoi, que destituyó al viejo Evgueni<br />

Svetlanov (1928-2002) al frente de la Orquesta<br />

Académica Estatal de la Federación Rusa –la que<br />

fuera Orquesta Sinfónica Estatal de la URSS– en<br />

2000, tras treinta y cinco años al frente de la misma,<br />

para poner a Gorenstein. Todas estas invectivas<br />

vitriólicas se vieron desatadas cuando, en junio<br />

del año pasado, durante un ensayo para el Concurso<br />

Chaikovski, Gorenstein tuvo la ocurrencia de ordenar<br />

a sus músicos que no prestaran atención al<br />

solista, el joven chelista armenio Narek<br />

Hakhnazaryan (Ereván, 1988), porque era –la traducción<br />

es aproximada– un pobre paleto del<br />

Cáucaso, y que debían hacerle caso a él. El joven<br />

en cuestión acabó ganando la medalla de oro del<br />

Concurso, pero fue así como, tras once años de titularidad,<br />

el escándalo hizo que Mark Gorenstein<br />

fuera despedido con cajas destempladas en sep-<br />

José Alberto Pérez Díez<br />

tiembre de 2011.<br />

El registro que nos ocupa, que viene a sumarse<br />

a la notablemente corta discografía de<br />

Gorenstein, fue efectuado en vivo en la Gran Sala<br />

del Conservatorio de Moscú el día 20 de febrero<br />

de 2010, antes de los hechos relatados, aunque no<br />

se ha publicado hasta hace muy poco. Diré de<br />

entrada que me ha parecido una soberbia lectura,<br />

plena de matices y atención esmerada al detalle en<br />

la articulación del discurso musical. La Sinfónica<br />

Estatal responde a la batuta de Gorenstein con<br />

admirable precisión y perfección técnica, y logran<br />

componer una versión más que jugosa. El Andante<br />

comodo, desde el melancólico arranque de la obra,<br />

avanza con brío y elegancia, especialmente en la<br />

vivísima sección central. La interpretación del<br />

segundo movimiento presenta toda la belleza y<br />

rudeza campestre que la partitura demanda. El<br />

Rondo-Burleske, probablemente la parte más exigente<br />

de la pieza desde un punto de vista técnico,<br />

por su variedad y dificultad, está resuelta magistralmente,<br />

y cabe resaltar en especial lo perfecto<br />

de la transición entre la violencia del rondó y la líri-<br />

ca sección central (desde 6:16). El elegiaco Adagio,<br />

impecablemente articulado, cierra con broche de<br />

oro una, desde luego, hermosísima lectura.<br />

Si el estilo autoritario y antipático de<br />

Gorenstein no es plato de gusto para sus músicos,<br />

a la luz de esta magnífica grabación no podemos<br />

afirmar que los resultados no merezcan la pena. Si,<br />

por fortuna, el tiempo del director autócrata parece<br />

haber pasado, el viejo principio maquiavélico<br />

parece, en este caso, seguir vigente.<br />

GUSTAV MAHLER (1860-1911): Sinfonía nº 9<br />

State Symphony Orchestra of Russia. Mark Gorenstein,<br />

director / MDG / Ref.: MDG 1719 (2 CD) D2<br />

Mark Gorenstein

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