Diez Negritos De Agatha Christie 5 Diez negritos se fueron a cenar ...
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La comida terminó.<br />
El juez Wargrave <strong>se</strong> aclaró la voz, y en tono autoritario, dijo:<br />
—Sería muy conveniente que nos reunié<strong>se</strong>mos dentro de media hora en el salón.<br />
Todos aceptaron la idea. Vera apiló los platos y anunció:<br />
—Voy a quitar la mesa y fregar la vajilla.<br />
Lombard intervino:<br />
—Lo llevaremos nosotros a la cocina.<br />
—Muchas gracias.<br />
Emily Brent <strong>se</strong> había levantado. Volvió a <strong>se</strong>ntar<strong>se</strong>, exclamando:<br />
—¡Oh! ¡Dios mío!<br />
—¿Qué tiene usted, miss Brent? —preguntó el magistrado.<br />
—Hubie<strong>se</strong> querido ayudar a mis Claythorne, pero no sé lo que me pasa. Me siento<br />
mareada.<br />
—¡Mareo! —repitió el doctor, acercándo<strong>se</strong> a ella—. No es nada extraordinario, es la<br />
reacción de la comida. Voy a darle alguna cosa para que <strong>se</strong> le pa<strong>se</strong>...<br />
—¡No!<br />
La palabra salió de su boca como una bala que hace explosión. Todos <strong>se</strong> desconcertaron.<br />
El doctor enrojeció. La cara de la solterona retrataba claramente su miedo y sus sospechas.<br />
El doctor Armstrong replicó con voz fría:<br />
—Como usted guste, miss.<br />
—No quiero tomar nada, nada enteramente. Me quedaré <strong>se</strong>ntada aquí, tranquila, hasta que<br />
este malestar me pa<strong>se</strong>.<br />
Terminando de quitar la mesa, Blove, galantemente, dijo a Vera:<br />
—Miss Claythorne, yo soy un hombre de conciencia y si lo de<strong>se</strong>a la ayudaré muy a gusto.<br />
Sonriente contestó:<br />
—Como quiera usted.<br />
Emily Brent quedó, pues, sola en el comedor. <strong>De</strong>sde la cocina le llegaban los ruidos de la<br />
vajilla.<br />
La <strong>se</strong>nsación de mareo le desaparecía poco a poco. Sentía una dulce lasitud, como si<br />
quisiera dormir<strong>se</strong>.<br />
Los oídos le zumbaban... ¿O era en la habitación? ¡Ah! ¡Si es una abeja...! La veía en el<br />
cristal de la ventana.<br />
¿Qué había dicho Vera esta mañana acerca de las abejas...? <strong>De</strong> las abejas y de la miel.<br />
Alguien <strong>se</strong> encontraba en la habitación... una persona... con el traje mojado... Beatriz Taylor<br />
saliendo del agua...<br />
Si Emily volviera la cabeza la vería... Pero le era imposible moverla. ¿Y si llama<strong>se</strong>? Pero...<br />
igualmente, imposible llamar... No había nadie en la casa, estaba absolutamente sola en la<br />
casa...<br />
Percibió un ruido de pasos... unos pasos pesados que <strong>se</strong> deslizaban tras ella. El paso<br />
vacilante de la ahogada... un olor húmedo <strong>se</strong>ntía<strong>se</strong>... en el cristal, la abeja zumbaba...<br />
En este instante sintió la picadura. La abeja había clavado su aguijón en el cuello de miss<br />
Brent.<br />
En el salón esperaban la llegada de Emily Brent.<br />
—¿Quieren ustedes que vaya a buscarla? —propuso Vera.<br />
Vera <strong>se</strong> <strong>se</strong>ntó y cada uno de los reunidos lanzó a Blove una mirada interrogante.<br />
<strong>Agatha</strong> <strong>Christie</strong><br />
<strong>Diez</strong> <strong>Negritos</strong><br />
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