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ALP — 144 — ALP
las sierras miden menos de 2.600 metros, y en
la segunda no exceden de 2.000, sucediendo
una cosa análoga con los pasos ó desfiladeros.
La altitud de los valles y llanuras que circundan
á los Alpes varía también notablemente;
en el O., Lyón está á 174 metros; Valencia del
Delfinado, á 104; en el ti., Turín, á 239; Milán,
á 114; Brescia, á 139; Bassano, á 149, y
Udina, á 108, y en el N., Viena, á 157; Passau,
á 279; Munich, á 520; Constanza, á 400;
Zurich , á 412, y Berna, á 540. Por lo tanto,
el nivel de las planicies septentrionales es mucho
más elevado que el de las meridionales.
Los valles de los Alpes, sumamente importantes
por residir en ellos casi toda la población
de la montaña (unos 8 millones de habitantes),
y por ser el terreno que únicamente
se cultiva, se pueden dividir en valles principales
, que siguen próximamente la dirección
del eje de las montañas, y en valles secundarios
ó transversales. En los primeros es donde
mejor se patentizan los especiales caracteres
geológicos y topográficos de los Alpes. Son
más extensos que los de cualquiera otra cordillera,
y han podido fundarse en ellos varias
ciudades populosas. Presentan en su disposición
cierta regularidad, y aun pudiéramos decir
uniformidad; profundos por lo general,
tienen acceso por medio de gargantas hasta
el corazón de las sierras, digámoslo así. Cuando
el fondo es pantanoso, lo que á menudo se
observa, las casas y jardines de las aldeas y
villas aparecen en las faldas de los montes, ó
sobre los cerros y recuestos formados por los
aluviones de los torrentes. Pueden considerarse
como tipos de tales valles el del Ródano
superior ó TV'alles, el del Rhin anterior,
el de Engadin, el de Salza, y los del Enns, Drava,
Sava y Mur.
Los valles transversales, que forman ángulos
casi rectos con la dirección general de la
cordillera, penetran en el interior de ésta y
casi la cortan en secciones, siendo más grandiosos
y pintorescos que los longitudinales;
sus laderas son más abruptas; más considerables
las masas de roca depositadas en ellas; su
pendiente más brusca, y su longitud menor.
Especialmente en la región media de los Alpes,
presentan indicios de haber formado lagos,
que fueron vaciándose paulatinamente.
Las corrientes de agua que en ellos se forman
fluyen al principio por terrenos de poco
declive y entre márgenes poco elevadas, y van
penetrando después en el suelo más y más,
para cruzar por estrechísimas y profundas
gargantas, y descender á veces por grandiosas
cascadas hacia la llanura. Como modelo de
tales valles se pueden citar el del Ródano, por
bajo de Martigny; los del Aar, Reuss y Linth;
el del Rhin, por bajo de Churo Coire; el de
Gastein, el de Otz y el de Móll.
Deben su aspecto especial á la acción de las
aguas esos celebrados valles, y los arroyos y
riachuelos reciben su caudal de las nevadas
cimas y de los ventisqueros, que ocupan una
extensión de 3.300 metros superficiales. De
ahí que aumente su caudal en estío. En los
Alpes calizos, que se extienden hacia el SE.
de la cordillera y en dirección á la Península
de los Balkanes, el agua de las lluvias y de
las nieves penetra por las profundas grietas y
por las numerosas cavernas, y aparece formando
caudalosas fuentes en la parte inferior
de los valles y en los límites de la planicie,
dando generalmente origen á vastos pantanos
y á grandes lagunas. Los arrastres de las corrientes
forman al final de los valles y en los
comienzos de las llanuras colinas de grava y
guijarro, sobre las cuales edifican los habitantes
sus casas y aldeas.
Uno de los rasgos característicos del sistema
hidrográfico de los Alpes es el que muchos
ríos procedan de un centro común, y así
del núcleo que constituye el San Go tardo fluyen
el Reuss, el Rhin, el Tessino y el Ródano
, que envían sus aguas al Mar del Norte, al
Mediterráneo y al Adriático, y no lejos de
esa cima nace el caudaloso Linn, que cediendo
su nombre al Danubio, lleva sus aguas al Mar
Negro. En el interior de la cordillera sólo
existen algunos lagos insignificantes; en cambio
son importantes bajo muchos conceptos
los que existen en la vertiente meridional,
Mayor, Como y Garda, y en la septentrional
y occidental, los de Cuatro Cantones, Zug, Zurich
, Constanza, Neuchatel y Ginebra, todos
los cuales desempeñan el oficio de depósitos
en que van sedimentándose las aguas de las
corrientes alpinas, y circundados por la parte
más próxima á la montaña de abruptas y elevadas
laderas, ofrecen fácil acceso por el lado
inmediato á las planicies.
Los desfiladeros ó pasos, que constituyen
un verdadero sistema, sirven en los Alpes,
cual en ninguna otra cordillera, para poner
en contacto á los habitantes de una y otra
vertiente, como servían ya en tiempo de los
romanos; y si en la Edad Media sólo cruzaban
por ellos algunos caminos de herradura, en
la actualidad se hallan generalmente recorridos
por bien construidas carreteras, cuando
no se han abierto bajo ellos túneles para dar
paso á la locomotora, como los del Monte Genis,
del San Gotardo, del Semmering y del
Arlberg.
En nuestro siglo se ha estudiado cuidadosamente
la estructura geológica de los Alpes, y,
gracias á las observaciones de los últimos años,se
ha podido deducir, con visos de verosimilitud
, que la cordillera se formó á causa de una
sacudida en sentido horizontal, y que siguió
la dirección de S. á N. de la costra terrestre,.,
y no por un simple levantamiento realizado
en el punto en que se alza la grandiosa cordillera.
Partiendo de esa hipótesis, se explica la
especial estructura de los Alpes. Allí donde
resistieron al empuje masas anteriormente
formadas, la disposición de los estratos ó capas
es mucho más variada que en aquellos
puntos donde la revolución geológica no tropezó
con tales impedimentos. Esa opinión se
confirma también por la disposición interior