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ALTJ — 167 — ALU
ciendo desaparecer de esa manera, no solamente
la alucita, sino todos los insectos perjudiciales
para el grano. En 1848 inventó una
tarara, que fué premiada por la Sociedad central
de Agricultura, que sanea 10 hectolitros
de trigo, centeno ó cebada por hora, y que
puede moverse mediante la fuerza motriz de
cualquier molino ó tahona, sin que deje de
utilizarse el mecanismo de éstos para las ordinarias
faenas. Un caballo de vapor imprime á
la tarara un movimiento de 450 vueltas, ó
sea una velocidad de 2.000 metros por minuto.
El aparato cuesta menos de 100 pesetas, y
exige un gasto diario de 5 para pagar la mano
de obra. M. L. Doyere inventó también un
sencillo aparato portátil, que denominó mata
polillas, y que con la cooperación de 25 ó 30
hombres limpia de 25 á 30 quintales métricos
por hora y por hombre, cuando no se quiere
que tenga considerables dimensiones.
Se ha recurrido también para hacer desaparecer
los insectos, al caldeo de los granos. Para
ello se introduce el trigo en un horno de cocer
pan, procurando, mediante observaciones
termométricas, determinar las condiciones en
que ha de introducirse el grano y el tiempo
que ha de permanecer en el horno. Las imprudencias
cometidas por los que adoptaron
ese procedimiento le desacreditaron de una
manera tan completa, que en la actualidad
nadie le recomienda ni le practica. Se apeló
también á la estufa, pero como el trigo se
mantiene inmóvil, no se caldea por todas partes
y no quedan destruidos todos los gérmenes
y todos los insectos. El empleo del vapor,
á que también recurrieron MM. Robín,
Cháteauron y Haranguier de Quincerot, no
produjo resultados satisfactorios.
De aquí que se recurriese al uso de estufas
rotatorias, donde es agitado el grano continuamente
y se caldea por igual. Después de
varias aplicaciones infructuosas por la imperfección
de los aparatos, M. Terrase-Desbillón
construyó su hélice insecticida, consistente en
un cilindro de 2 metros de longitud, dentro
del cual se colocan cinco hélices de tela metálica
que comunican entre sí y envuelven
unas á otras. El grano se introduce por un
extremo del cilindro en la hélice interior, y
se calienta mediante el fuego encendido en
una hornilla colocada debajo del aparato,
bastando que la temperatura se eleve sin
abrasar la mano que se pone sobre el cilindro
para que mueran los insectos. M. Doyere
transformó el mecanismo en 1850, suprimiendo
las hélices y modificándole; con el propósito
de preservar los granos destinados, no solamente
á la molienda, si que también á sembrar,
dispuso el cilindro de manera que conservase
cierta inclinación y diese salida por la
parte inferior al trigo introducido por la superior,
ymáo á parar á una caja llamada termométrica;
colocó al lado el calorífero, y
manteniendo la temperatura entre 57 y 62°
centígrados, logró sanear los granos, sin que
perdiesen la cualidad germinativa.
Todavía se abrigan no pocas prevenciones
contra el caldeo, el cual se supone que impide
que se levante la masa durante la panificación,
y comunica un sabor particular y muy pronunciado
en ocasiones al pan; sabor debido
acaso á la existencia misma de las alucitas.
Respecto de la aplicación del frío para matar
éstas, aplicación áque algún inteligente agricultor
ha recurrido, no conocemos ningún
procedimiento especial, porque el Marqués de
Travanet, que, según afirmaba, obtuvo resultados
excelentes, no divulgó el sistema que
siguió en sus manipulaciones.
El almacenaje de los granos en silos ó en
vasos cerrados es un procedimiento general
que impide el desarrollo de los insectos y determina
la muerte de cuantos existan en aquéllos.
En otro lugar nos ocuparemos con detenimiento
del sistema. Entre los anestésicos
que se han recomendado contra la alucita deben
citarse el humo de tabaco, los vapores de
esencia de trementina y el óxido de carbono.
En 1857 consiguió M. L. Doyere, en Argel,
limpiar 11.600 hectolitros de cebada que contenían
alucitas y en un plazo de veinte minutos,
empleando 50 kilogramos de sulfuro de
carbono, deduciendo que cuanto mayores son
las masas de grano con que se opera, mejores
y más completos son los resultados obtenidos.
El mismo investigador se sirvió del cloroformo
con el más satisfactorio éxito. Para cazar
las alucitas, digámoslo así, cuando se encuentran
en su completo desarrollo, es decir, cuande
se han transformado en mariposas, se puede
utilizar la luz artificial, colocada al lado
de pantallas que se hallen bañadas con alguna
substancia untuosa, ó al lado de vasijas que
contengan aceite ú otro líquido análogo por
su consistencia y propiedades físicas.
No ha de olvidarse que la alucita se llama
así porque practica sus operaciones en la obscuridad
más absoluta; de aquí que el movimiento
de los granos, y la luz artificial como
la natural (mejor ésta que aquélla), son medios
heroicos que la ventilación ofrece á los
labradores para librar de esta plaga á sus cosechas
de cereales.
M. Prieto y Prieto.
ALTJM.—(V. Alim.)
ALUMBRAR (Cultivo de la vid).—Cuando
en el otoño se abren con el azadón las cepas
, dejando alrededor una abertura para que
penetren las aguas de lluvia, quitar las raíces
superficiales y los insectos que se abrigan en
la tierra amontonada al tronco en la primavera,
esa operación se denomina alumbrar. Es
una labor que produce resultados muy importantes
, y que en la época que se verifica es
poco costosa por la escasez de trabajo.
Si una vez alumbrada la cepa se procede á
descortezarla con el fin de destruir los gérmenes
de la piral ó gusano de la vid y otros insectos
que en ella anidan, todo cae en el fondo
del hoyo, donde los fríos y humedad los
destruye en el invierno; y cuando en la primavera
se cubren las aberturas, la tierra ter-