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ANE — 316 — ANB
clorosis ó anemia de una manera evidente por
los caracteres y síntomas que después se indican.
La anemia puede ser local ó general. En
el primer caso se caracteriza por la disminución
de la cantidad de sangre en una porción
más ó menos circunscrita del cuerpo, por
ejemplo , en el hígado, en el pulmón, en un
punto del cutis, etc., ó en algunas otras visceras,
sin que en realidad haya disminuido la
masa total de la sangre.
La anemia general, cualquiera que sea su
origen, tiene por caracteres más ó menos
acentuados, según el progreso de aquélla, los
siguientes: tinte pálido de las mucosas visibles
de la boca, la nariz, los ojos y los órganos
sexuales; palidez de la piel; pelo falto de
lustre; coloración á veces amarillenta, ictérica,
de la mucosa de los ojos y de sus contornos;
disminución progresiva de la energía, de la
fuerza, de la aptitud,para el trabajo y de la
alegría; propensión á sudar y respiración fatigosa;
disminución del volumen de los vasos, y
principalmente de las venas superficiales; pulsaciones
débiles, sobre todo durante el reposo;
latidos desordenados del corazón á la menor
excitación que el animal experimente, y
bajo la influencia del trabajo si la anemia está
bastante avanzada; disminución del apetito;
digestiones tardas ; extremada debilidad, y
temblor de las extremidades durante la locomoción.
En el último período de la enfermedad, pocos
días antes de la muerte, aparecen á veces
infiltraciones serosas en las partes inferiores
del tronco, y en ocasiones se declara una diarrea
serosa que acaba rápidamente con el enfermo.
Examinados los tejidos mediante la
autopsia, se encuentran notablemente pálidos
y descoloridos los órganos que en estado normal
presentan un color obscuro; la sangre
ofrece el aspecto de agua en que se hayan lavado
objetos sanguinolentos, y en los grandes
vasos en que ha podido coagularse sólo presenta
cuajarones pálidos y casi sin consistencia.
Causas de la anemia.—Pueden reputarse
como tales, entre otras no tan importantes, los
accidentes que determina en la composición
de la sangre una substracción de elementos
nutritivos, en tal forma que el líquido resulta
deficiente para satisfacer á las necesidades de
la economía, y así puede atribuirse ese padecimiento
á las hemorragias y á las sangrías muy
repetidas; á supuraciones y vejigatorios cuya
acción se prolonga durante largo tiempo; á
una energía digestiva desproporcionada con
los medios de alimentación; á la gestación de
muchos fetos y á la secreción abundante de
leche en las hembras; á la existencia de tumores
absorbentes; á un régimen alimenticio
insuficiente y que no aporta al organismo los
indispensables elementos reparadores; al abuso
del agua como bebida ó á los alimentos demasiado
acuosos, y á las enfermedades que disminuyen
la actividad de la digestión ó que
determinan perturbaciones en ésta.
Tratamiento.—En éste, como en todos los
padecimientos, lo primero que debe hacerse
al someter los enfermos á un tratamiento, es
investigar la causa del desarreglo y substraer
el individuo á su influencia, siempre que sea
posible, para someterle en seguida á un régimen
reparador. Cuando es debida la anemia á
secreciones purulentas y aun á secreciones
normales excesivas, para no producir lo que
unos llaman repercusión y otros metástasis, se
procurará suprimir gradualmente esas pérdidas;
también es útil emplear medicamentos
tónicos y reparadores, además del régimen
reparador para combatir la anemia.
Aun cuando tengan carácter anémico, forman
tipos separados y no van incluidos en los
caracteres generales arriba establecidos dos
padecimientos que producen entre los ganados
pérdidas de consideración, á saber: la caquexia
acuosa y la anemia idiopática. Esta
última aparece en condiciones enteramente
opuestas entre los caballos, y de aquí que no
sea posible atribuirla á causa alguna bien determinada;
de aquí que no sea fácil evitar sus
desastrosos efectos, si bien se halla caracterizada
por síntomas que la distinguen perfectamente
de las demás anemias. Su terminación
es fatal casi siempre.
ANEMÓGrRAFO.—(V. An e m ó m et r o.)
ANEMÓMETRO (Física) (De uñemos,
viento, y metron, medida).—Aparato destinado
á la apreciación de la fuerza del viento, ora
por la presión que éste ejerce contra los obstáculos
que le salen al paso y que empuja
con violencia variable por momentos, ora por
la velocidad que comunica á ciertos cuerpos
susceptibles de girar con mínima dificultad
alrededor de ejes horizontales ó verticales, y
convenientemente orientados, é interpuestos
también en su camino. De los anemómetros
propiamente dichos suele formar parte muy
principal, como aparato ú órgano orientador,
la veleta ó anemoscopio: simple indicador,
aunque de muy grande utilidad, de la dirección
en que sopla el viento, ó en que se mueve
el aire atmosférico, desequilibrado por
cualquier causa.
La veleta, como es cosa bien sabida, consta
de una plancha metálica, de figura y dimensiones
muy variables, móvil alrededor de un
eje vertical, que la soporta en posición ó plano
vertical también, y expuesta á las embestidas
del viento, sobre la techumbre de los edificios,
ó en el remate de las torres de las iglesias.
Si el eje aparente, ó barra de sustentación, es
hueco, nada más fácil que embutir en él otro
eje, ó varilla más delicada, empalmado y móvil
con la veleta, que por un taladro abierto
en la techumbre penetre en el interior del
edificio, y que por medio de un índice, ó flecha,
situado en el mismo plano de la veleta,
señale sobre un círculo graduado, ó rosa de
los vientos, la dirección del que sopla ó domina
en cualquier instante, por referencia á los
puntos cardinales del horizonte, Norte (N),
Este fE), Sud (S) y Oeste (O ÚW).