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punto general, no son fecundados sino después
de haber sido expulsados del cuerpo de la hembra,
y por lo tanto existe la posibilidad de operar
la impregnación de una manera artificial, á
cuyo medio recurre la piscicultura para propagar
ciertas especies. Los salmones y las truchas,
cuyos hueros adquieren gran volumen,
se prestan mejor que los de los otros pescados
á esta práctica, y como pueden ser transportados
entre hierbas humedecidas, y retardar
su eclosión rodeándolos con nieve y encerrándolos
en cajas convenientemente preparadas,
se han propagado en los diferentes puntos en
donde naturalmente no se producían. También
puede ser la generación ovo-vivípara, que
es cuando se verifica la fecundación en el interior
del cuerpo de la madre, naciendo vivos
los pececillos, como sucede con alguna de las
especies de los percídeos, pecilias y bienios.
Las rayas, escualos, quimeras y otros tienen
los órganos reproductores muy semejantes á
los de los vertebrados; los machos fecundan
los huevos antes de la puesta de la hembra.
Los Syngnaius, pertenecientes á los lofobranquios,
tienen debajo del vientre una ranura
ó especie de bolsa en donde colocan sus
huevos, permaneciendo allí hasta su completo
desarrollo, recordando este alto fin la gestación
de los marsupiales. El Chromis paterfamilias
del lago Tiberiades tiene las branquias
dispuestas en simples laminillas, y sin
embargo, sirven para incubar en ellas hasta
200 huevos, de cuya noble misión están encargados
los machos; los pececillos crecen con
suma rapidez, aumentando mucho su volumen
, y salen por la abertura que pone en comunicación
la cavidad branquial con la boca.
Algunas especies experimentan al parecer
ciertas metamorfosis después de su nacimiento,
ó por lo menos manifiestos cambios de
forma, como sucede, entre otros, con los pescados
planos (platijas, hipoglosos, rodaballos
y lenguados). Algunos peces construyen
verdaderos nidos, tales como los espinosos
(Gasterosteus), el Eupomotis ó pez sol, la
Antennaria, el Weisfich rhynchitus, las lampreas
(Petromison) y el Protoplerus del Nilo
blanco. Otros tienen la facultad de volar, como
entre otros, el Dactylopterus volitans, dactilóptero
volador, conocido desde los antiguos
griegos con el nombre de golondrina de mar.
Habiéndolos, por último, tan notables, que
á causa de su especial organización pueden
salir del agua y trepar por ciertos árboles
para alimentarse del agua acumulada en sus
hojas. El esqueleto que sirve de protección á
los centros nerviosos, cerebro y médula espinal
, puede ser huesoso ó ternilloso, constituyendo,
según Cuvier, dos grandes subclases.
Los naturalistas aun no han convenido ni
adoptado una clasificación para los peces; una
de las más modernas los divide en cinco subclases,
que son: teleósteos, ganoídeos, selacios,
ciclostomos y leptocardios, que comprenden
los doce órdenes siguientes: acantopterigios,
anacantinos, faríngeos, malacopte- |
rigios, pletognatos, lofobranquios, holosteos,
condrosteos, plagiostomos, holocéfalos, ciclostomos
y leptocardios.
Usos y aplicaciones.— Desde la época prehistórica
los peces han servido de alimento á
la especie humana, pues sabido es que el hombre
primitivo fué cazador y pescador, y ha
habido y aun existen sociedades cuyos individuos,
por las especiales circunstancias de las
localidades donde habitan, son esencialmente
ictiúfagos. En los sitios donde no existe vegetación
, los animales domésticos se alimentan
únicamente de peces. Los peces secos, pulverizados
y mezclados con harina de maíz ó de
otro cereal, son un buen alimento, alternado
con el pienso ordinario, para cebar en poco
tiempo toda clase de ganados y aves de corral;
de modo que este sistema puede adoptarse en
los pueblos de nuestras costas, ya con el sobrante
de la pesca, ya con los desperdicios de
las fábricas de salazón. También se utilizan
estos animales como abono para las tierras,
por lo que en algunas localidades, como en los
pantanos del Condado de Lincoln, puede un
hombre ganar 4 chelines diarios recogiendo
gasterosteos de cola aguda, que se suelen pagar
á medio penique la fanega. En muchos
pueblos de nuestra costa cantábrica tienen
también desde muy antiguo la costumbre de
abonar con los pescados y sus desperdicios,
ya esparciéndolos y enterrándolos en las tierras,
ya mezclándolos con las demás materias
que se descomponen en los estercoleros. De
los peces se extraen aceites y grasas que, con
las fábricas de salazón y de conservas alimenticias,
constituyen industrias muy lucrativas,
que aumentan y avaloran las utilidades que
estos animales proporcionan.
BATRACIOS.—Los reptiles batracios tienen,
por lo común, la piel desnuda; cabeza articulada
con la primera vértebra; unos con las
extremidades posteriores doblemente más largas
que las anteriores, y á consecuencia de
sus metamorfosis aparece la cola como si hubiese
sido cortada del tronco, por lo cual se
les denomina anuros. Otros tienen patas y
conservan la cola durante su vida (urodelos),
y otros carecen de cola y patas, tienen
el cuerpo largo y cilindrico, y son muy parecidos
á las serpientes (ceciloides). La cabeza
de los batracios está articulada con la primera
vértebra, y el ventrículo carnoso del corazón
tiene una sola cavidad interna. Pueden
activar ó moderar, según les plazca, los movimientos
respiratorios, resistiendo por este
medio el frío y el calor. La generación es ovípara,
y sin órganos genitales externos ó aparentes,
siendo más complicada la estructura
de los de las hembras. Experimentan metamorfosis;
están dotados de una gran resistencia
vital, y pueden reproducir los miembros
mutilados. No beben agua, pero en cambio
la absorben por la piel ó por la membrana
mucosa que corresponde á la epidermis. Los
batracios acuáticos nadan con facilidad y rapidez,
extendiendo el cuerpo horizontalmente.