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APA -r- 389 — APA<br />

casos el apalear los árboles tiene el grave inconveniente<br />

de echar ramas y tallos abajo que<br />

al año siguiente llevarían fruto, es mucho<br />

mayor el perjuicio en los olivos, que además<br />

del daño causado á los árboles se hace también<br />

no poco á las aceitunas. En los otros frutos<br />

no reciben daño los productos almendras, etc.,<br />

aunque los árboles pierden mucho. El maíz<br />

suelen sacarlo de las mazorcas á palos, después<br />

que éstas están ya secas; pero sobre ser<br />

pesada la operación, se parten muchos granos;<br />

es mejor una máquina desgranadora (véase<br />

Desgranadora de maíz), como es mejor para<br />

los cereales una trilladora (véase esta palabra),<br />

que de una y otra las hay de poco precio<br />

, desde movidas á brazo hasta con máquinas<br />

de vapor; si el precio de estas máquinas es<br />

más que lo que puede pagar un labrador en las<br />

condiciones expresadas, reunidos varios pueden<br />

adquirirlas, y con la economía de brazos<br />

en pocos años tendrán las máquinas de balde.<br />

J. de Hidalgo Tablada.<br />

APALIT.—(V. Narra.)<br />

APARATE.—En términos forestales es el<br />

conjunto de astillas y ramas gruesas que á<br />

modo de soleras colocan los hacheros en el<br />

monte para hacer descansar sobre él el tronco<br />

del árbol derribado, cuya labra deben practicar.<br />

(V. Labra de las maderas.)<br />

APARATO.—Término muy usado por los<br />

hombres de ciencia y por los de arte; designa<br />

un conjunto de objetos diferentes destinados<br />

á desempeñar una función. En los animales<br />

se distinguen los aparatos de la circulación,<br />

de la respiración, de la digestión, de la locomoción,<br />

etc., etc. Conjunto de instrumentos<br />

unidos convenientemente para hacer experimentos<br />

ú operación; aposito, vendaje ó máquina<br />

que se aplica al cuerpo humano con el<br />

fin de curar una enfermedad ó corregir una<br />

imperfección. En economía rural y en tecnología<br />

es una reunión de instrumentos destinados<br />

á obtener un objeto determinado, y así se<br />

habla de aparatos para la cocción de los alimentos<br />

del ganado, de aparatos de destilación<br />

, de condensación, etc. En jardinería son<br />

los medios destinados á sostener los árboles, y<br />

curar sus heridas y lesiones por . medio de<br />

emplastos.<br />

APARCERÍA, APARCERO—Estas palabras<br />

significan arreglo ó convenio de los<br />

que llevan parte en alguna granjeria, tráfico<br />

ó comercio. En la industria agraria se significa<br />

también por medianero en los sitios que<br />

se da á medias de producto la tierra.<br />

En la Edad Media, en que los señores eran<br />

casi exclusivamente dueños de la tierra y se<br />

desdeñaban de ocuparse de ningún arte ni<br />

oficio, debió nacer el contrato de aparcería,<br />

que supone un dueño de la tierra que no<br />

quiere explotarla por sí mismo, como hacían<br />

los primeros romanos, y un industrial agrícola<br />

con conocimientos y medios que la explota,<br />

pagando al dueño del suelo en una<br />

parte de los frutos obtenidos, la remuneración<br />

necesaria de la propiedad de la tierra.<br />

Estos contratos, que han llegado hasta nuestros<br />

días, y hemos visto en los pueblos de<br />

señorío las grandes paneras en que se recogían<br />

los frutos, que llamaban tercias, pues la tercera<br />

parte de ellos era lo que se daba al dueño.<br />

Pero llegó una época en que la desamortización<br />

facilitó adquirir propiedad, y desde<br />

entonces los contratos de aparcería empezaron<br />

á desaparecer, y en general á cultivarse<br />

por los mismos dueños la tierra ó darse ésta<br />

en renta (véase Arrendamientos) á dinero, á<br />

una cantidad determinada en medida y especie<br />

de frutos.<br />

Estos dos medios son los hoy empleados en<br />

general en España, sin que no falten localidades<br />

, Cataluña por ejemplo, en que sigue el<br />

sistema de aparcería en algunos casos, pero<br />

de una manera de que hay pocos casos, según<br />

hemos tenido ocasión de oir á un gran propietario<br />

de aquel país. Desde mis bisabuelos<br />

tenemos fincas dadas en aparcería á la tercera<br />

parte de frutos, llevando hoy las mismas familias<br />

las fincas, sin que nos falten á lo convenido.<br />

Los aparceros tienen la hacienda como<br />

cosa propia, se suceden de padres á hijos, la<br />

han mejorado en provecho suyo y nuestro.<br />

Esos raros casos, si tuviesen lugar á la inversa<br />

, es decir, que los dueños encontrasen<br />

aparceros que después de mejorar su hacienda,<br />

con lo cual aumentan el producto, fueran<br />

raros los que no tuviesen tan buenas cualidades,<br />

bien pudieran darse las fincas en aparcería.<br />

Pero hoy, como siempre, sea cual fuere el<br />

contrato por el cual explote la tierra el que<br />

no sea dueño de ella, nunca mejorará, pues<br />

son intereses encontrados.<br />

Sin embargo que digimos que los primeros<br />

romanos cultivaban por sí sus tierras, cuando<br />

aumentaron sus riquezas y extensión de las<br />

propiedades con nuevas y numerosas conquistas<br />

, en muchos casos dejaban en poder de los<br />

vencidos sus tierras bajo el contrato de aparcería,<br />

que los conquistados aceptaban y cumplían<br />

medianamente, pero que en último término<br />

se conseguía algún ingreso.<br />

Plinio el Joven, tratando de esta clase de<br />

contratos, dice: «íío hay género de renta más<br />

justa que la que nos viene de la fertilidad de<br />

la tierra, de la temperatura del aire y del<br />

orden de las estaciones, si bien para esto se<br />

necesita tener sirvientes fieles, vigilantes y<br />

aj>arceros honrados».<br />

La acumulación de la propiedad en pocas<br />

manos fué siempre en todo lugar, tanto en<br />

España como fuera de ella, la causa del contrato<br />

de aparcería, que si bien estamos conformes<br />

con las apreciaciones hechas por Plinio,<br />

no lo estamos en su conveniencia cuando implica<br />

las grandes propiedades que fueron la<br />

ruina del imperio romano, y serán la de todo<br />

aquel en que la propiedad del suelo agrario<br />

toque los extremos de propiedades muy grandes<br />

ó muy chicas.<br />

El contrato de aparcería, que implica el poco<br />

valor de la tierra y la pobreza de los que la<br />

cultivan, no puede convenir en ningún caso,

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