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ARA — 418 — ARA<br />

natural era suponer que no había más que extender<br />

y arrojar las semillas para que vegetaran.<br />

Preparada la tierra por la naturaleza<br />

para recibir la semilla, no exigía más que una<br />

ligera labor para cubrirla; de suerte que de<br />

este hecho sencillo se aprendieron dos cosas:<br />

que el terreno debía recibir una preparación<br />

antes de las siembras, y que la mezcla de un<br />

légamo rico en substancias producía la fertilidad.<br />

Sin negar en manera alguna que semejantes<br />

hechos influyeran en la idea del cultivo, es<br />

indudable que la observación de lo que en la<br />

naturaleza acontece debió indicar al hombre<br />

la marcha que había de seguir en las prácticas<br />

culturales. No bastando los frutos y raíces<br />

, ni los productos de la caza y de la pesca,<br />

y la cría de ganados, con que se alimentaba<br />

en su rudeza primitiva y en la infancia de las<br />

sociedades, para satisfacer las necesidades de<br />

una población cada día mayor, y aguijoneado<br />

por la necesidad, que es el más poderoso de<br />

Figura 177 Figura 178<br />

los estímulos, debió observar un fenómeno<br />

que á cada paso se ofrecía á su mirada, y que<br />

la naturaleza emplea en la diseminación y<br />

perpetuación de las especies vegetales. Observó<br />

sin duda alguna que las semillas transportadas<br />

por el aire ó procedentes de la misma<br />

planta, que caían sobre un terreno endurecido<br />

y compacto, quedando expuestas á la<br />

acción del calor que las desecaba, y siendo<br />

pasto además de las aves granívoras, no germinaban,<br />

al paso que las que encontraban una<br />

tierra ligeramente removida, apenas cubiertas<br />

por algunas hojas que las defendían de los<br />

agentes exteriores, conservaban la necesaria<br />

humedad y producían una planta igual á<br />

aquella de que procedían. Se ocurrió naturalmente<br />

la idea de escarbar y de remover la<br />

tierra, y primero á brazo con el gancho primitivo,<br />

y después con ayuda de los animales,<br />

se imitó la marcha seguida por la naturaleza,<br />

inventando los toscos y rudimentarios instrumentos<br />

de cultivo, y entre ellos el arado, que<br />

al trazar el primer surco, labró los cimientos<br />

de civilizaciones cada día más fecundas y adelantadas.<br />

La invención de los instrumentos agrícolas<br />

debió marchar paralelamente con la invención<br />

de la labranza, y por consecuencia en Egipto<br />

debió ser donde primeramente se imaginaron.<br />

El útil más antiguo empleado para cultivar el<br />

suelo, parece haber sido una especie de pico,<br />

representado en la figura 176. En una medalla<br />

de la más remota antigüedad, desenterrada<br />

en Siracusa, se ve la figura de un instrumento<br />

de esta clase; y sus modificaciones<br />

sucesivas hasta llegar á ser el arado, pueden<br />

comprobarse comparando la forma del arado,<br />

que recuerda el pico primitivo, representado<br />

en la figura 177, arrastrado por dos serpientes;<br />

en una medalla procedente de la villa de<br />

Etna, en Sicilia (figura 178), en donde aparece<br />

arrastrado por dos abejas; en una figura<br />

encontrada en una tumba antigua, en que<br />

aparece ya el buey tirando del arado y con-<br />

Figura 179<br />

ducido por una matrona (figura 179); en un<br />

arado etrusco, copiado de un fragmento que se<br />

conserva en el Colegio romano (figura 180),<br />

y en el que representa la figura 181, empleado<br />

en el cultivo en Egipto y en la Arabia. La<br />

imagen de Osiris, el primer maestro de los<br />

Figura 180 Figura 181<br />

egipcios en agricultura, esculpida con un arado<br />

semejante en cada mano y con una grada<br />

suspendida con una cuerda por encima de<br />

la espalda izquierda, parece confirmar estas<br />

conjeturas. Esta especie de arado parece que<br />

sirvió también para la guerra, y que con un<br />

arma de este género los israelitas combatieron<br />

contra los filisteos.<br />

Los griegos aborígenes ó pelasgos, civilizados<br />

por las colonias procedentes de Egipto,<br />

recibieron de este país sus conocimientos agrícolas.<br />

Hesiodo, contemporáneo de Homero, en<br />

su poema titulado Los trabajos y los días, es<br />

el escritor que se ocupa de la agricultura de<br />

la Grecia, y enumera el arado entre los instrumentos<br />

agrícolas, recomendando tener dos

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