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l - Repositorio Gestion Documental v.03

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ARA — 436 — ARA<br />

Para sujetar la cama con el dental, y más<br />

bien todo el arado, hay en todos los de timón<br />

partido, una armadura ó montante de hierro,<br />

que debe ser de gran resistencia, puesto que<br />

tiene que sufrir grandes esfuerzos. En algunos,<br />

como en el Brabante y otros belgas, esta<br />

armadura es de madera; su parte anterior es<br />

recta, atraviesa la cama, y se sujeta con cuñas<br />

de madera; y la parte posterior está formada<br />

por la prolongación de la esteva, que atraviesa<br />

también la cama, sujetándose á su vez con<br />

abrazaderas de hierro.<br />

En otros arados, como en el de Dombasle,<br />

la parte anterior del montante, forma la garganta<br />

ó cuello de la vertedera, y á veces parte<br />

de la superficie de esta última; por.la parte<br />

inferior lleva la reja sujeta con dos tornillos;<br />

la vertedera á la derecha, y á la izquierda el<br />

dental. La parte posterior es recta, y las dos<br />

partes se sujetan á la cama por medio de tornillos.<br />

De suerte, que forma con la cama y el<br />

dental, una especie de trapecio ó de paralelógramo<br />

que tiende á deformarse á los esfuerzos<br />

del tiro; inconveniente que se evita construyendo<br />

el montante de una sola pieza, como lo<br />

tienen los buenos arados modernos. Los montantes<br />

de hierro dulce, son de difícil ejecución;<br />

los de fundición, más económicos, pero expuestos<br />

á romperse cuando se trabaja en terrenos<br />

endurecidos.<br />

Estevas.—Las estevas son las piezas del<br />

arado, por cuyo medio el labrador obliga al<br />

instrumento á penetrar en el suelo, y corrige<br />

sus desviaciones horizontal y verticalmente.<br />

No sirven en realidad para conducirle, puesto<br />

que estando bien construido, debe seguir por<br />

sí mismo la marcha que se le señale. Pero<br />

cuando el instrumento encuentra un obstáculo<br />

y experimenta sobre cualquiera de sus partes<br />

una presión que le hace desviar de su camino,<br />

el labrador le hace tomar su anterior posición<br />

por medio de las estevas, que no debe<br />

abandonar, pero sin emplear una gran fuerza<br />

ni una presión inútiles.<br />

Los arados tienen una ó dos estevas, no<br />

siendo realmente necesaria más que una, la de<br />

la izquierda, para el de una vertedera, ó una<br />

en medio para los de doble vertedera. En muchas<br />

localidades prefieren los agricultores una<br />

sola esteva, aun para los arados con ruedas ó<br />

antetrén, con el fin de que el obrero se habitúe<br />

á servirse con la mano derecha del látigo<br />

ó de la aguijada, para desembarazarlos de la<br />

tierra y de las raíces. Dícese, que las estevas<br />

dobles hacen perezoso al labrador, incitándole<br />

á apoyarse sobre el instrumento, lo que aumenta<br />

el trabajo de los animales. No puede<br />

desconocerse, sin embargo, la utilidad de las<br />

estevas dobles, ayudando como ayudan al arado<br />

á penetrar en el suelo y á vencer los obstáculos<br />

que se encuentran.<br />

Las estevas llevan en su extremidad unos<br />

mangos llamados manceras, de diferente forma,<br />

que es á las que se agarra el obrero al<br />

marchar el instrumento.<br />

Cuando el labrador, apoyado en estas man­<br />

ceras, ejerce una presión sobre la esteva, el<br />

instrumento obra como una palanca de primer<br />

género, girando alrededor del talón del dental<br />

como punto de apoyo. El hombre debe<br />

vencer en este caso el peso del arado y la<br />

reacción de la tierra sobre la reja y la vertedera.<br />

Puede, pues, asegurarse con mucha<br />

aproximación, que las estevas deben ser tanto<br />

más largas cuanto más largos son á su vez el<br />

dental y el cuerpo del arado, y cuanto más<br />

pesado es el instrumento.<br />

Cuando el obrero se apoj^a de derecha á izquierda<br />

para variar la anchura, el arado obra<br />

de la misma manera en su plano horizontal<br />

de rotación. Cuando eleva las manceras para<br />

aumentar transitoriamente la profundidad de<br />

la labor, el arado obra como una palanca de<br />

segundo género y gira alrededor de la punta<br />

de la reja como apoyo. Si opera en el plano<br />

horizontal, es decir, oprimiendo las manceras<br />

de izquierda á derecha para variar momentáneamente<br />

la anchura de la labor, el esfuerzo<br />

es la mitad ó dos tercios del anterior.<br />

La longitud de las estevas no obliga al obrero<br />

á desarrollar esfuerzos considerables. En<br />

el primer caso que hemos considerado, el esfuerzo<br />

es de 30 á 37 kilogramos, mitad próximamente<br />

del que puede ejercer un hombre<br />

verticalmente de arriba á abajo; en el segundo<br />

, la mitad ó dos tercios del precedente, de<br />

15 á 25 kilogramos; en el último, la mitad ó<br />

dos tercios del anterior, de 4 á 6 kilogramos.<br />

Las estevas más largas exigen menos esfuerzos<br />

, pero sus efectos no son tan prontos.<br />

La presión de arriba á abajo que ejerce el<br />

obrero en los arados timoneros hace picar más<br />

á la reja, aumentando momentáneamente la<br />

profundidad de la labor; en los de timón partido<br />

sin ruedas, sucede lo contrario, puesto<br />

que al apoyarse sobre las manceras, se eleva<br />

la punta de la reja y el arado profundiza menos<br />

ó hace menos labor.<br />

La forma de las estevas no tiene influencia<br />

alguna, con tal de que sean sólidas y ligeras.<br />

Cuando son de madera, deben ser rectas; las<br />

de hierro pueden encorvarse para que tengan<br />

mayor rigidez, y cuando haya dos, deben sujetarse<br />

una á otra de una manera conveniente<br />

por medio de travesanos que las den la necesaria<br />

solidez.<br />

Reguladores.—Además de la clase del instrumento<br />

, el sistema de tiro influye en la manera<br />

de graduar el arado, para que la resultante<br />

de todas las resistencias siga la dirección<br />

conveniente.<br />

En los arados timoneros , como más adelante<br />

veremos, la graduación consiste sencillamente<br />

en correr el extremo del timón más ó<br />

menos sobre el yugo, fijándolo en los clavijeros<br />

, con lo cual se varía la abertura del ángulo<br />

que forma la cama con el dental, y por<br />

consiguiente se varía también la profundidad<br />

de la labor.<br />

En los arados de timón partido, el tiro se<br />

verifica por medio de balancines ó boleas, en<br />

las cuales se enganchan los tirantes, y para

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