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Arado patatero.'—Este arado, que se destina
al arranque de tubérculos y raíces, se compone
de las mismas piezas y armaduras que
los restantes arados, sino que en lugar de las
vertederas, lleva á uno y otro lado de su larga
reja, una serie de láminas perfectamente
lisas y redondeadas, generalmente ocho, cua-
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tro á cada lado, las de los extremos más cortas,
y más largas las siguientes, disminuyendo
progresivamente hasta las del otro extremo.
Estas láminas, que parten desde la reja, van
separándose entre sí, y forman una especie de
manopla á uno y otro lado de la armadura en
que va sujeta la reja. Resulta de esta disposición,
que al marchar el arado por las líneas
de patatas, su reja profunda desentierra los
tubérculos, los cuales se deslizan por encima
de las láminas, salen á la superficie, y van á
caer á uno y otro lado del lomo, sin heridas
ni rozaduras de ninguna clase.
Los tubérculos se desentierran ordinariamente
en España, bien por medio del arado
común, cuya reja estropea considerable número
, siendo además preciso pasar varias veces
el arado sobre el terreno, ó bien á brazo con
el azadón, lo cual es caro y lento. Es indudable
que el arado patatero pudiera aplicarse
con éxito en determinadas circunstancias.
Los de Ransomes y Howard desentierran,
con una yunta, de una y media á dos hectáreas
por día. Pesan 88 kilogramos, y cuestan unos
500 reales. / .
Arado de subsuelo.— Cuando se quieren
ejecutar labores profundas en terrenos cuyas
capas inferiores son de mala calidad, y no conviene,
por consiguiente, traerlas á la superficie
, se emplean los arados llamados de subsuelo
ó arados topos. Carecen de cuchilla y de
vertedera, y tienen una reja poderosa, que es
la que remueve las capas inferiores. Suelen
también emplearse combinados con la labor de
un arado ordinario, para lo cual se hace marchar
detrás uno de subsuelo; el primero abre
el surco y voltea la tierra con su vertedera, y
el segundo hace la labor en el fondo del surco
abierto por el primero, y remueve la tierra
en su parte inferior, que á su vez es cubierta
por la tierra volteada al trazar el segundo surco
con la vertedera del primer arado.
La figura 242 representa un arado ordinario
de subsuelo, y la figura 243 el de Ransomes,
llamado de hélice, que lleva en la armadura
ó cuerpo que sustituye á la vertedera,
además de la reja, una espiral, que es la que
remueve la tierra; tanto la reja como la espiral,
pueden subir ó bajar por medio de dos
piezas de hierro, que suben ó bajan á su vez á
través de la cama, del mismo modo que sube
ó baja la rueda del antetrén, con lo cual se
gradúa la entrada del instrumento. Este arado
revuelve la tierra á 6 y 12 pulgadas de profundidad
en la zona inferior, á donde no llegan
los arados ordinarios; pesa 130 kilogramos;
cuesta de 600 á 1.000 reales, y exige la
fuerza de una ó dos yuntas, según la naturaleza
del terreno y profundidad de la labor.
El agricultor puede aprovechar una misma
armadura ó cuerpo del arado, para tener un
instrumento que le sirva para múltiples usos;
ventaja inapreciable, para lo cual los constructores,
los ingleses sobre todo, al ofrecerlos
modelos de sus diferentes marcas, disponen
las piezas de repuesto necesarias para esos
usos diferentes. Un arado ordinario de vertedera,
puede convertirse en aporeador, patatero
ó de subsuelo, con sólo variar las piezas,
colocando las necesarias para el trabajo que
se quiere ejecutar.
Arados de vertedera giratoria.—La fijeza de
la vertedera, colocada invariablemente en los
arados ordinarios, entraña la necesidad de seguir
un procedimiento para ejecutar la labor
diferente del que se emplea con el arado timonero
español, y practicar lo que se llama labor