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l - Repositorio Gestion Documental v.03

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ARA — 463 — ARA<br />

tangular de hierro forjado, sostenida por cuatro<br />

ruedas; en esta armadura van sujetas cuatro,<br />

seis ó más piezas de hierro, que llevan<br />

en sus extremos las rejas destinadas á hacer<br />

la labor; pero estas rejas están colocadas en<br />

sentido opuesto, dos á dos en el extremo de<br />

dichas piezas, resultando de esta disposición<br />

que no hay necesidad de hacer bascular el<br />

aparato á la conclusión de cada surco, sino<br />

hacerle marchar en la dirección contraria,<br />

puesto que las rejas están colocadas dos á dos<br />

y en sentido opuesto. El obrero colocado encima<br />

del instrumento, dirige su marcha por<br />

medio de una palanca. El cultivador se sustituye,<br />

cuando hay necesidad, con una grada<br />

poderosa. Además de las poleas, y como complemento<br />

del sistema, se emplean unos pequeños<br />

carros, que soportan unas poleas verticales,<br />

que sostienen el cable y evitan que roce<br />

con el terreno por su falta de tensión.<br />

La locomóvil y el cabrestante se colocan en<br />

un extremo del campo, el cual se rodea con<br />

el cable de hierro, poniendo en las cuatro esquinas<br />

ó extremos del terreno, cuatro grandes<br />

poleas horizontales, por las que aquél se desliza,<br />

y además en los puntos intermedios los<br />

carritos mencionados, los cuales se quitan y<br />

se ponen alternativamente al marchar el arado.<br />

La figura 246 manifiesta el sistema completo<br />

en estado de funcionar.<br />

Cuando empieza á obrar la locomóvil, el<br />

hilo ó cable de hierro, que conduce el arado, se<br />

desarrolla en uno de los tambores colocados<br />

en el cabrestante situado al lado de la máquina<br />

de vapor, y se desarrolla en el otro; el labrador<br />

se coloca sobre el arado y lo dirige<br />

por medio de unas palancas que actúan sobre<br />

las ruedas; se pone en marcha el instrumento,<br />

y un muchacho va quitando los carritos sobre<br />

que descansa el cable, para que no dificulten<br />

la marcha de aquél. Al llegar al extremo<br />

del campo, en el cual hemos dicho que se halla<br />

colocada una de las poleas horizontales, el labrador<br />

hace la señal de parada con una banderola;<br />

el maquinista para la máquina, y el<br />

obrero colocado al pie de la polea, la levanta<br />

por medio de una palanca, y la coloca á una distancia<br />

del surco anteriormente trazado igual<br />

á la anchura de las rejas del arado; hace bascular<br />

á éste, con lo cual las rejas y vertederas<br />

que venían abriendo la tierra se elevan, bajando<br />

las del lado opuesto; vuelve el labrador<br />

á colocarse sobre el arado; hace una nueva señal;<br />

la máquina de vapor empieza á obrar, y<br />

el arado marcha en dirección contraria á la<br />

que antes había traído, repitiéndose siempre<br />

esta operación al final de cada surco, hasta<br />

que queda labrada toda la parcela. En este<br />

sistema, como se ve, la locomóvil permanece<br />

siempre fija, y el cable de hierro tiene que<br />

rodear todo el campo que se ha de labrar, lo<br />

cual exige naturalmente una gran cantidad<br />

de hilo de hierro.<br />

El arado puede funcionar, sea cual fuese la<br />

forma del terreno, con sólo disponer convenientemente<br />

las poleas por las cuales pasa el<br />

cable, de modo que éste siga la dirección indicada<br />

por los linderos. Si el campo es de<br />

grande extensión, se divide en porciones regulares,<br />

colocando las poleas en los ángulos y<br />

la máquina de vapor en el sitio oportuno.<br />

En los ensayos que nosotros hemos presenciado<br />

en Inglaterra, un aparato de diez caballos<br />

de fuerza ha trabajado admirablemente,<br />

haciendo una labor de 16 á 18 centímetros de<br />

profundidad, tardando cuatro horas y media<br />

en labrar hectárea y media, y consumiendo<br />

285 kilogramos de carbón. El sistema completo,<br />

compuesto de la máquina de vapor de<br />

ocho caballos, cabrestante, poleas, carros y<br />

1.440 metros de cable, ha costado unos 80.000<br />

reales, pudiendo calcularse los gastos diarios<br />

de la manera siguiente:<br />

Francos<br />

Maquinista á,40<br />

Labrador • ^ 3,00<br />

Dos obreros para las poleas 5,00<br />

Tres muchachos para mudar los carros 3,80<br />

Un obrero para el servicio del cabrestante... 3,00<br />

Total de la mano de oirá 20,00<br />

Agua 6,25<br />

A ceite 1,25<br />

Carbón 12,50<br />

Desperfectos y amortización 8,00<br />

Total 48,00<br />

Lo cual viene á dar un gasto de 16,35 francos<br />

por hectárea.<br />

El arado de vapor del sistema Fowler se<br />

compone de la máquina de vapor, de la amarra<br />

ó áncora y del arado.<br />

La máquina de vapor es ingeniosísima. Es<br />

una verdadera locomotora que lleva en su<br />

vientre, digámoslo así, el cabrestante ó aparato<br />

de tiro, el cual se compone de una gran polea<br />

horizontal, de cinco pies de diámetro, por cuya<br />

garganta pasa el cable de hierro. El cuello de<br />

esta polea está formado por una doble serie<br />

de pequeños dientes, que á la menor presión<br />

cogen y retienen el cable, abriéndose libremente<br />

cuando no es necesaria dicha presión.<br />

La fuerza motriz se comunica á la polea por<br />

medio de un árbol vertical, de manera que<br />

girando horizontalmente esta polea, hace marchar<br />

al cable, que va á parar á la amarra<br />

que vamos á describir.<br />

La amarra ó áncora está construida de manera<br />

que pueda resistir la tensión lateral del<br />

cable, y consiste en una especie de cajón colocado<br />

sobre unos discos cortantes de hierro,<br />

de unos dos pies de diámetro, que penetran en<br />

el terreno y oponen una gran resistencia á la<br />

tracción; resistencia que se aumenta llenando<br />

el cajón de piedras ó de arena. Entre los discos<br />

cortantes de hierro hay una polea casi<br />

tangente al suelo, de cinco pies de diámetro,<br />

que gira horizontalmente, y por cuyo cuello<br />

pasa también el cable antedicho, que arrastra<br />

el arado; de modo que el repetido cable parte

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