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color lo conserva la semilla seca, de modo que
dicho carácter uo hasta por sí solo para acusar
la bondad de las sámaras. Un litro de semilla
de buena calidad debe pesar 120 á 130
gramos.
La época más oportuna para la siembra es
á últimos de Octubre y Noviembre, porque
parece que las siembras de Febrero no se dan
bien, y ocasionan por este motivo la pérdida
de mucha semilla; pero algunos escritores, y
entre ellos los más acreditados forestales, recomiendan
las siembras de primavera, porque
las plantas jóvenes sienten bastante las heladas
tardías. En esto, como en muchas cuestiones
de selvicultura, las condiciones del
clima local han de decidir ó determinar la
elección del procedimiento más conveniente.
En los semilleros se riega con regadera, y
no se comienzan, por lo tanto, los riegos de
pie hasta que no está terminada del todo la
germinación. El terreno ha de estar limpio
de malas hierbas, defendido del mucho sol y
regado con frecuencia. Con estos cuidados
crecen los brinzales unos 30 centímetros durante
el primer verano.
En el otoño ó en la primavera, siempre
después de la defoliación, y antes que empiecen
á desplegarse las hojas, se sacan las plantas
del semillero y se trasladan al vivero ó
criadero, poniéndolas á la distancia de 70 á 80
centímetros. En éste permanecen tres ó cuatro
años, y al cabo de este tiempo están
ya bastante crecidas para ser plantadas de
asiento.
En los montes se puede hacer la siembra
directa en los mismos claros ó calveros que se
hayan de repoblar, empleando el sistema de
fajas alternas ó el de golpes. Debe procurarse
que los brinzalitos tengan abrigo, por lo menos
durante el primer año, y con este objeto
se pueden sembrar cereales en las fajas ó superficies
incultas que rodeen los sitios sembrados
, cuidando, sin embargo, de no dejar
tomar mucho vueio á las malas hierbas, para
que no sofoquen las plantitas. Las semillas
no deben enterrarse más que á la profundidad
de 15 á 20 centímetros. La cantidad de semilla
que hay que emplear para las siembras
por fajas es de 40 á 50 kilogramos. Hecha la
siembra á golpes, puede reducirse en un tercio
esta cantidad, y si se hace la siembra completa
del terreno á hecho, entonces hay que
emplear de 60 á 65 kilogramos de semilla; entendiéndose
siempre que estas cantidades no
son absolutas, sino que pueden variar, según
los accidentes del terreno, la anchura de las
fajas, la superficie parcial de los golpes, las
distancias de los surcos y otras causas accidentales.
J. Jordana.
ARCE DE AZÚCAR—La especie á la
cual se aplica más especialmente este nombre
es el Acer sacchurinum, L., familia Aceríneas.
DESCRIPCIÓN.—Hojas algo cordiformes, escotadas,
de unos 15 centímetros de ancho,
palmeado -5-lobadas, con lóbulos acumina­
dos, aserrado-dentados, verdes por encima
y glauco-blanquecinas por debajo; pecíolos
rojizos, largos. Flores pequeñas, amarillentas,
con pedúnculo colgante, en corimbos también,
y de pedúnculos cortos y vellosos. Fruto sámara,
con ala membranosa, formado por dos
cápsulas de una semilla cada una, unidas polla
base. Florece en Abril y Mayo, y adquiere
de ordinario una altura de 10 á 12 metros,
llegando á veces hasta 24 metros.
HABITACIÓN.—Se encuentra este árbol en
las montañas del Canadá, y en la parte N. y E.
de los Estados Unidos.
APROVECHAMIENTO.—El beneficio del azúcar
de la savia de este arce se ha desarrollado
Figura 257.—Arce sacarino ó del Canadá
mucho en estos últimos años en la República
norte-americana, hasta el punto de haberse
duplicado la producción de dicho artículo y
sus melazas en varios de los estados que cultivan
el árbol en cuestión. En el decenio de
1860 á 1870 la cantidad de azúcar obtenida
en aquel país fué dé 12.902.000 kilogramos,
y la de melazas de 42.000 hectolitros.
Aunque espontáneo, es allí este árbol objeto
de cultivo, por el que se le mantiene en
las condiciones de vida y frondosidad que
exige el aprovechamiento á que se sujeta. En
el Canadá se explota también el Acer rubrum,
L., muy abundante y frondoso en la
mayor parte de los montes.
La savia se extrae haciendo incisiones ó barrenos
en el tronco, por los cuales mana con
mayor ó menor abundancia, desde que termina
la defoliación hasta la primavera, ó sea desde
Octubre á Mayo, sin embargo de que en la mayor
parte de los casos la época propia del aprovechamiento
se reduce al tiempo que media
desde primeros de Marzo á últimos de Abril.
En el estado de Nueva York se considera como
la estación oportuna para recoger la savia
el mes de Abril, durando tan sólo la recolección
unos quince días; período que ha ido
acortándose de año en año. Tiempo atrás se