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entonces es cuando se somete al aserrado en
las mejores condiciones posibles, y cuando ya
ha perdido su impresionabilidad.
Ninguna de las precauciones que han de
adoptarse para el aserrado de maderas de roble
, encina ó haya es necesaria tratándose de
maderas tiernas de abeto y olmo. Esas especies
arbóreas pueden ser sometidas al aserrado
inmediatamente después de cortada la planta,
y no corren el peligro de adquirir deformidades,
aun cuando se hallen expuestas durante
mucho tiempo á la acción de las lluvias
y del aire; en todo caso, deben amontonarse
cuidadosamente, ó debe preservárselas de la
acción directa de los rayos solares cuando comienza
el calor estival. Las tablas y maderas
de abeto se aprecian especialmente por su extraordinaria
longitud y por las formas especiales
que se pueden dar á las tablas. El álamo
negro en muchos casos, y cuando no se ha
desmochado y se ha desarrollado sin impedimentos
en sentido longitudinal, es también
bastante apreciado por su gran resistencia y
porque dura mucho tiempo en determinadas
condiciones. Las tablas de abeto que proporciona
el comercio miden de 4 á 5 metros de
longitud por 22 á 33 centímetros de anchura y
27 milímetros de espesor, y de ahí que se puedan
aplicar á los usos más comunes de la construcción
y de la carpintería. De la madera de
álamo se pueden obtener vigas y tablas de considerables
dimensiones, si bien los ebanistas
la emplean generalmente en placas delgadas
para cubrir los muebles y poderlos dar elegante
aspecto por medio del barnizado. De
aquí que sea una rama importaute y especial
del aserrado la fabricación de placas, á veces
tan delgadas y flexibles como el papel, por
medio de las sierras mecánicas; hojas que se
pegan encolándolas á la superficie de los
muebles.
La manera de serrar tiene una gran importancia,
porque influye notablemente en el precio
del producto, y de ahí que se hayan organizado
fábricas en que se emplea el vapor como
fuerza motriz ó los saltos de agua, y en
que, gracias á los progresos mecánicos, se obtienen
resultados verdaderamente sorprendentes
por la rapidez con que. se alcanzan y pollas
condiciones en que aparecen las piezas. En
los mismos bosques, á fin de no luchar con
los inconvenientes de transportar maderas ó
vigas de considerables dimensiones, se utilizan
hoy también mecanismos sencillos y que se
mueven con el agua de cualquier arroyuelo ó
de un manantial, por insignificante que sea,
con tal de que pueda detenerse en un depósito
ó presa, y formar saltos de alguna elevación.
Cuando la sierra es mecánica, como el
motor impulsa con regularidad y constancia,
dicho se está que el trabajo resulta más acabado,
siendo menores los esfuerzos que del
obrero exige. Hay sierras de dos, tres ó cuatro
hojas, que por consiguiente separan dos,
tres ó cuatro tablas á la vez, en una anchura
que puede llegar á un metro, pero que gene­
ralmente se reduce á la mitad del diámetro de
los árboles más corpulentos.
En las fábricas mejor acondicionadas, las
sierras circulares, girando con una rapidez vertiginosa,
hacen el trabajo más pronto, pero
exigen constantemente la presencia del obrero
para que vaya empujando hacia la sierra
la pieza que haya de dividirse. La sierra de
cintas representa un nuevo progreso para
separar planchas muy delgadas. Todos esos
aparatos, en cambio, por muy perfeccionados
que estén, ofrecen el inconveniente de exigir
el transporte de las piezas á un punto determinado
, y no pueden llevarse, de consiguiente,
como las sierras de mano, al punto en que
se encuentran los árboles maderables.
De aquí que muchas fábricas de aserrar que
eran movidas por saltos de agua, y de consiguiente
que no habían de gastar dinero apenas
en adquirir la fuerza motriz, no hayan
podido competir con los antiguos aserradores,
cuyo equipo, digámoslo así, cuesta 50 pesetas,
y los cuales arreglan su primitivo aparato en
que han de trabajar. Por lo mismo, sólo en
dos circunstancias puede ser preferible el aserrado
mecánico: cuando la fábrica de aserrar
se instala en el mismo monte, pinar, bosque,
etcétera, en que haya de cortarse la madera, ó
cuando el mecanismo haya de funcionar en
un centro de gran consumo. En otros casos,
la experiencia ha acreditado que suelen ser
ruinosas esas fábricas de aserrar y los mecanismos
que en ellas se emplean, y cuyos efectos
asombran al observador superficial.
ASFALTO, BETÚN ASFÁLTICO
(Material de construcciónJ.—Especie mineralógica
que comprende casi todas las substancias
bituminosas salidas del reino mineral. El
asfalto de los minerálogos se asemeja mucho
por sus caracteres externos al carbón fósil,
pero se distingue de éste por su rotura homogénea
, concoide, y dotada siempre de un brillo
especial. Ordinariamente es de color muy
negro, si bien á veces pardea un poco en los
bordes. También posee muchos de los caracteres
que distinguen á la pez, y de ahí que se
le haya denominado también al asfalto pez
mineral.
Bajo el punto de vista tecnológico, se llama
así cualquiera substancia calcárea naturalmente
impregnada de una substancia bituminosa,
y que ordinariamente suele estar en la
proporción de siete á ocho partes de betún
por noventa y tres ó noventa y dos de materia
calcárea. Usase igualmente la palabra
asfalto, en sentido muy lato, para designar
cualquier roca bituminosa, ora sea calcárea,
arcillosa ó cuarzosa. El calcáreo aparece ordinariamente
dispuesto en capas alternas con
caliza blanca; su color varía entre el moreno
y el negro; su fractura es granugienta
é irregular; su consistencia varía según la
temperatura; durísima y sonora bajo la acción
del frío, se reblandece notablemente y llega á
disgregarse á los 50 ó 60° centígrados. En
invierno se rompe fácilmente con el martillo