l - Repositorio Gestion Documental v.03

AZU — 671 — AZU
ceso de cal, cuando por el contrario, se empleó
poca cantidad de este cuerpo.
Basset propone practicar de tiempo en tiempo,
durante el defecado, ensayos previos operando
del modo siguiente:
Dada una porción determinada de cal viva,
se divide en fracciones de medio gramo. Cuando
se quiere ensayar el guarapo, se apaga y
deslíe una de esas fracciones con la suficiente
cantidad de agua en un mortero ú otra vasija
apropiada, y luego la lechada espesa así formada,
se echa, removiéndola con cierta cantidad
conocida del jugo que se ensaya. Esta primera
adición de cal hidratada produce en el
licor sacarino un precipitado más ó menos
abundante, según su calidad. Se deja la mezcla
reposar un corto rato, y después se decanta, ó
mejor se cuela por un lienzo. Al líquido claro
se le añade otro medio gramo de cal hidratada
como anteriormente; se remueve y se deja
reposar de nuevo, para filtrarlo luego y ver si
todavía queda depósito en el filtro, en cuyo
caso se repite la operación hasta que la adición
de un medio gramo de cal no dé precipitado,
es decir, no deje heces ó poros. Una
simple proporción dará luego para cada caso
la cantidad de cal que debe ponerse en la defecadora,
conocida la capacidad de ésta (1).
Algunos fabricantes opinan que los guarapos
deben quedar algo alcalinos, con un pequeño
exceso de hidrato calcico: pero en este
caso, para que más tarde concentren y cristalicen
de un modo regular y sin pérdida de
sacarosa, se hace preciso eliminar dicho exceso
de materia defecante. Antiguamente se conseguía
mezclando dentro de la defecadora el
mosto alcalino con nueva cantidad de guarapo
, pero en el día se han recomendado multitud
de cuerpos con dicho objeto, según tendremos
ocasión de exponer.
Por lo demás, algunos autores opinan que
en la defecación sencilla la cantidad de hidrato
calcico no debe pasar de 5 milésimas de la del
guarapo, cifra que así expresada en crudo entendemos
expuesta á grandes errores.
El modo de operar es el siguiente: Elegida
la cal grasa de buena calidad, prepárase una
lechada que se tamiza para separar los cuerpos
extraños; hecho esto, se va vertiendo dentro
de las defecadoras, cuya temperatura debe
mantenerse á 75° según unos, ó á 90° según
otros, agitando bien el líquido á fin de conseguir
un completo esparcimiento, y que su
acción sea más rápida y eficaz. Entonces se
inyecta en el falso fondo nueva cantidad de
vapor acuoso hasta conseguir la ebullición del
líquido; llegado este momento, se interrumpe
la entrada del vapor, y después de un reposo
de quince á veinte minutos, se extrae la parte
clara de la defecadora, vertiendo los turbios
en un depósito especial. Píltranse éstos por
sacos de muletón, denominados filtros de Taylor,
y cuando han escurrido, se les prensa para
extraerles las últimas porciones de guarapo.
(1) Basset: Guide pratique du fabricant de sucre.
En la actualidad los depósitos turbios se someten
desde luego á la acción de los filtroprensas
(véase Refino). El zumo así obtenido
pasa de nuevo á las defecadoras, donde se le
mezcla con el guarapo procedente de otra
molienda, mientras que el límpido y transparente,
ya defecado, se conduce á los filtros de
carbón animal, llamados de Dumont, con el
objeto que después se dirá.
Tal es, en definitiva y sumariamente expuesto,
el método de defecación seguido en las
Antillas; pero los progresos y perfeccionamientos
que sin tregua ni descanso se suceden
en ésta, como en las demás operaciones industriales
de la fabricación que nos ocupa, sobre
todo en los azúcares de remolacha, han contribuido
á recomendar para el defecado de los
guarapos algunos de los muchos procedimientos
propuestos y aceptados en la depuración
de los zumos de aquella planta, si bien
no pocos han dado resultados negativos, ya
sea por la distinta naturaleza de los mencionados
mostos, ya por otras causas aun no bien
conocidas.
Sin embargo, entre estos métodos juzgamos
conveniente decir algo acerca de la defecación
con carbonatación, procedimiento que tan
buenos resultados viene dando en el depurado
del zumo de la remolacha, y sobre todo en el
refino de los azúcares. Fúndase en los trabajos
de laboratorio hechos en 1812 por Barruel.
Decía este químico que poniendo un exceso
de hidrato calcico, á más de las acciones ya
mencionadas, se combina con el azúcar, formando
sacarato monocálcico, el cual, descompuesto
después por el ácido carbónico, deja
en libertad la sacarosa con todas sus propiedades,
resultando los mostos mucho más decolorados
y depurados.
En 1838, Federico Kuhlmann probó que
el azúcar de los zumos naturales, unida á la
cal, se conserva sin la menor alteración, y
propuso también el mismo gas carbónico para
descomponer el sacarato, esperando, con un
optimismo exagerado, lograr de este modo
suprimir por completo el carbón animal, que
tan caro cuesta á los fabricantes.
Más tarde Rousseau dio á este procedimiento
un carácter verdaderamente industrial, determinando
la proporción más conveniente de
cal que debía añadirse, así como la temperatura
á que era preciso operar. En cuanto al ácido
carbónico, propuso Schatten obtenerlo industrialmente
por medio de la combustión del
carbón vegetal ó mineral; Michaelis, tratando
la creta, desleída en agua, por el ácido sulfúrico;
y, por último, Ozouf, calcinando el bicarbonato
sódico.
Hoy puede decirse que el gas carbónico se
obtiene casi exclusivamente por la combustión
del carbón vegetal ó mineral. La figura 300 representa
la sección de uno de estos hornos, muy
usado en Alemania. Por el orificio b, provisto
de una tapadera de hierro, se introduce el combustible;
el aire penetra en el hogar por a,
alimentando la combustión, mientras que los