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l - Repositorio Gestion Documental v.03

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ALI — 73 — ALI<br />

la operación exige cierta destreza en el encargado<br />

de preparar el pienso. Creen los alemanes<br />

que el valor nutritivo de 150 kilogramos<br />

de forrajes fermentados iguala al de 200 kilogramos<br />

de forraje natural, si bien no niegan<br />

que, bajo el punto de vista económico, hay<br />

casos en que no conviene recurrir á la fermentación<br />

en la forma expuesta.<br />

Hace algún tiempo ensayó el doctor Crusins,<br />

en Sahlis, en 20 vacas de constitución análoga,<br />

la nutrición con alimentos fermentados hasta<br />

el estado vinoso, nutriendo otras 20 reses con<br />

igual cantidad de alimentos de la misma clase,<br />

pero sin fermentar. La primera tanda suministró<br />

3.400 litros de leche, y la segunda 4.200,<br />

lo que se ha presentado como un argumento<br />

convincente contra el empleo de alimentos<br />

fermentados, pero que en realidad solamente<br />

demuestra una cosa, á saber: que los alimentos<br />

fermentados no son á propósito para la<br />

producción de leche. Un ganadero francés, de<br />

Sens, ha obtenido en cambio resultados excelentes<br />

de los piensos fermentados para nutrir<br />

reses caballares. Los preparaba con paja, heno,<br />

avena triturada, tortas de colza ó de adormidera<br />

y harina de linaza. También en la Saulsaie<br />

se han obtenido excelentes resultados en<br />

los bueyes. De los ensayos hechos puede inferirse,<br />

en último término, que no conviene nutrir<br />

con piensos fermentados á los animales<br />

de trabajo, y que son grandemente útiles para<br />

las reses cebonas.<br />

La salazón de los forrajes tiene por objeto<br />

unas veces garantizar su conservación, y otras<br />

conseguir que pierdan algunas cualidades dañinas.<br />

Es muy conveniente salar los henos<br />

procedentes de praderas húmedas al irlos almacenando.<br />

En muchos puntos salan también<br />

las hojas de remolacha, que se almacenan en<br />

silos. En Alemania conservan en cisternas<br />

para la estación invernal los forrajes verdes,<br />

después de prensarlos bien y rociarlos con<br />

agua salada. Cuando solamente se pretende<br />

asegurar la conservación de los forrajes, se<br />

los salará al almacenarlos, y cuando se desee<br />

que los animales los coman con apetito y que<br />

resalten sus cualidades, se rociarán con agua<br />

salada poco antes de distribuirlos. Los henos<br />

averiados ó enmohecidos se sacudirán antes<br />

de entregárselos á las reses y antes de salarlos.<br />

M. Prieto y Prieto.<br />

ALIMENTACIÓN PÚBLICA (Economía<br />

política).— Uno de los problemas que<br />

todo Estado bien organizado ha de resolver<br />

es la llamada cuestión de subsistencias, es decir,<br />

que ha de procurar que no falten elementos<br />

para que la población obtenga fácilmente<br />

los alimentos necesarios para nutrirse<br />

en buenas condiciones higiénicas, y para que<br />

no degenere el vigor físico ó intelectual de la<br />

raza, ni se multipliquen los padecimientos.<br />

Precisamente, como hace ya años advertía un<br />

escritor, ese es el problema cuya solución no<br />

ha podido alcanzar todavía el hombre, á pesar<br />

de los progresos realizados, tanto en la organización<br />

social, como en la obtención y pro­<br />

ducción de substancias alimenticias. La mayoría<br />

de los habitantes, no ya de las regiones<br />

pobladas por gentes medio civilizadas ó bárbaras,<br />

sino de esta Europa, llamada culta por<br />

antonomasia, no cuentan con medios suficientes<br />

para procurarse alimentos sanos y en<br />

la cantidad necesaria para reparar las pérdidas<br />

que constantemente experimenta el organismo<br />

humano, y que aumentan con el trabajo<br />

en los pobres obreros, extenuados á veces.<br />

En los primeros decenios que siguieron á la<br />

difusión del cultivo del maíz en el Antiguo<br />

Continente, creyóse resuelta la grave cuestión<br />

de las subsistencias ó abastos; pero pronto<br />

se observó que si se había reducido notablemente<br />

el peligro de las carestías y del hambre,<br />

no se había desvanecido por completo. Más<br />

tarde, unos dos siglos después, se extendió el<br />

cultivo de la patata, gracias á la ingeniosísima<br />

propaganda de Parmentier, y se abrigó la<br />

esperanza de haber hallado la solución definitiva<br />

del pavoroso problema; pero en realidad<br />

sólo se encontró un nuevo paliativo, que<br />

no obsta para que en la actualidad hayan de<br />

ocuparse los hombres pensadores en estudiar<br />

aquél.<br />

¿Cómo resolverle? ¿Se produce en la superficie<br />

de la tierra suficiente masa de alimentos<br />

para nutrir á sus pobladores? Todo concurre<br />

á demostrar que se obtiene ó se puede<br />

obtener esa masa mediante la industria agrícola<br />

y la ganadería, y en ese caso la cuestión<br />

queda muy simplificada. De ahí que los hombres<br />

se acerquen más y más á su solución<br />

desde el momento en que se ha comprendido<br />

que la libertad y seguridad del comercio combinadas,<br />

y la perfección de los transportes,<br />

facilitan la distribución económica de los alimentos<br />

y su traslación desde los puntos en<br />

que abundan hasta los puntos en que escasean.<br />

Dejar circular al comercio honrado, sin<br />

envolverle en las trabas que deberán oponerse<br />

al comercio ilícito; garantizar la libertad<br />

en los mercados y en las plazas de abastos;<br />

perseguir y castigar severamente los fraudes<br />

y las falsificaciones, y velar por la salud pública,<br />

tales son los deberes que incumben á<br />

los poderes públicos, y tal la protección única<br />

que han de otorgar á los encargados de distribuir<br />

los artículos de consumo. Solamente<br />

en casos excepcionales, en épocas de bloqueos<br />

y de guerras, de hambres y de pestes, es<br />

cuando la autoridad tiene que encargarse directamente<br />

de proporcionar las subsistencias,<br />

ya que, como se ha indicado anteriormente, el<br />

acaparamiento (véase esta palabra) no suele<br />

perturbar en tiempos normales la regularidad<br />

en la expendición de alimentos.<br />

En resumen: para asegurar la buena distribución<br />

de las subsistencias y evitar perturbaciones<br />

de transcendencia grande, en lugar de<br />

redactar una complicada legislación, y poner<br />

en vigor reglamentos y ordenanzas de todo<br />

género, como antiguamente se practicaba para<br />

regular los abastos, los buenos Gobiernos deberán<br />

limitarse á facilitar y abaratar los me-

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