Pitágoras y Su Escuela
Pitágoras y Su Escuela
Pitágoras y Su Escuela
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Arriba está <strong>Su</strong> Rostro, reconocido tan fácilmente por<br />
<strong>Su</strong>s retratos. Debajo está <strong>Su</strong> Anahata gigante que se<br />
extiende por los kilómetros abrazando el bosque ente‐<br />
ro con todos sus habitantes. Y en la Profundidad Pri‐<br />
mordial está la parte principal de esta Gran Alma Di‐<br />
vina, unida con todos otros Maestros Divinos.<br />
Nosotros ya hemos mencionado en este libro y en<br />
la película «Los Sitios de Poder. Tres Etapas de la Cen‐<br />
tración» que uno puede encontrar en los sitios de po‐<br />
der los fenómenos botánicos raros. Aquí, en este lugar<br />
de Nekrásov, vemos una abundancia de una especie de<br />
liquen que crece en las ramas secas de los abetos. ¡Con<br />
sus hilos, que se parecen a los vellos, este liquen, que<br />
ha crecido en abundancia aquí, forma las numerosas<br />
similitudes de la barba pequeña llevada por Nekrásov<br />
durante <strong>Su</strong> vida terrenal; la misma barba que uno pue‐<br />
de ver ahora también en <strong>Su</strong> Semblante!<br />
Nosotros Le pedimos contar esa parte de <strong>Su</strong> vida<br />
que permaneció secreta para las personas que Le cono‐<br />
cieron en esos años.<br />
―Yo no logré la Divinidad en Mi última encarna‐<br />
ción conocida por ustedes, pero en la anterior. Era en<br />
aquel entonces un seguidor de la <strong>Escuela</strong> Pitagórica y<br />
un discípulo de los discípulos de <strong>Pitágoras</strong> y Sócrates.<br />
»En esa <strong>Escuela</strong> sabían también sobre la multidi‐<br />
mensionalidad del universo y cómo conocer al Creador<br />
y entrar para siempre en Él convirtiéndose en <strong>Su</strong> Parte.<br />
―¿Te diste cuenta de Tu Divinidad en Tu última<br />
encarnación?<br />
―No. Aquella vida Mía no parecía a la vida de un<br />
Avatar. Pero así fue planificado por Dios: para no ten‐<br />
tar a los verdugos.<br />
40