El dominio de sí mismo. Emile Coue - Fundacion Alpe Acondroplasia
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<strong>El</strong> <strong>dominio</strong> <strong>de</strong> <strong>sí</strong> <strong>mismo</strong><br />
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Somos en la autosugestión lo que M. Jourdain era en la prosa. Aquel quien fuese<br />
sorprendido el día en que habiendo pasado la cincuentena, aprendió <strong>de</strong> su maestro <strong>de</strong><br />
francés que él hacía ya prosa cuando comenzó a balbucear: “papá, mamá”, y que lo<br />
hacía aún cuando <strong>de</strong>cía: “Bella marquesa sus bellos ojos me hacen morir <strong>de</strong> amor”.<br />
Es lo <strong>mismo</strong> sin dudo cuando les digo que uste<strong>de</strong>s practican la autosugestión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
día en que nacieron y que la practicarán justo hasta en el momento en que <strong>de</strong>n su<br />
último suspiro.<br />
Para mostrarles que no exagero, voy a dar un ejemplo al que algunos <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s<br />
ciertamente, han contribuido.<br />
Supongamos que asistimos al nacimiento <strong>de</strong> un niño, anoche, o esta mañana. Éste<br />
reposa en su cuna. De pronto se le escucha dar pequeños grititos; inmediatamente,<br />
una <strong>de</strong> las personas presentes, el padre, se precipita hacia la cuna, lo toma en sus<br />
brazos. Si el pequeño no está realmente enfermo, al cabo <strong>de</strong> unos instantes <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />
gritar; se le coloca <strong>de</strong> nuevo en su cuna; pero el niño comienza <strong>de</strong> nuevo a gritar, se le<br />
vuelve a tomar en los brazos, <strong>de</strong> nuevos los gritos cesan, se le acuesta y los gritos<br />
comienzan, etc., etc. No sé si son <strong>de</strong> mi opinión, pero creo estar en la verdad al<br />
<strong>de</strong>cirles que este niño busca sugestionar a sus padres, busca “hacerlos caminar”.<br />
Desdichadamente, lo logra.<br />
Si los padres, en efecto, se imaginan, se hacen la sugestión <strong>de</strong> que es necesario tomar<br />
al niño cada vez que grita para impedirle gritar, se con<strong>de</strong>nan a pasar, los primeros<br />
quince días o el mes con su hijo en los brazos incluso en la noche, mientras que él<br />
estaría mucho mejor en su cuna y ellos en su lecho; el pequeño entre tanto, se dice en<br />
su lenguaje, lenguaje que nosotros ignoramos pero que el compren<strong>de</strong>, perfectamente:<br />
Cada vez que yo quiera que me carguen, papá o mamá, vendrá, si yo grito”; y él grita.<br />
Si por el contrario, se <strong>de</strong>ja al niño gritar durante algún cuarto <strong>de</strong> hora, o media hora,<br />
el niño al ver que no logra su cometido, se dirá en su pequeño lenguaje: “OH, no vale<br />
la pena gritar”, y no gritará más. Como lo ven, comenzamos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer día <strong>de</strong><br />
nuestra vida haciendo la sugestión y la autosugestión, y continuamos hasta la hora <strong>de</strong><br />
nuestra muerte. Nuestros sueños son <strong>de</strong> autosugestión; ellos se producen en nuestro<br />
inconsciente, y todo lo que nos <strong>de</strong>cimos, todo lo que hacemos durante la jornada está<br />
también <strong>de</strong>terminado por las autosugestiones que son inconscientes, hasta el día en<br />
que apren<strong>de</strong>mos a hacerlas conscientes.<br />
La autosugestión es un instrumento peligroso<br />
Pero es preciso que usted sepa que la autosugestión es un instrumento peligroso,<br />
extremadamente peligroso en <strong>sí</strong> <strong>mismo</strong>. Es la mejor cosa <strong>de</strong>l mundo y es la peor a la<br />
vez, según sea a<strong>de</strong>cuado o no su empleo. Bien aplicada, da siempre, buenos<br />
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