ABRIL - MAYO - JUNIO - 2004 - Burladerodos

38 ¡EH TORO!
BLANCO Y NEGRO
...Y mal acabamos
Decía en el número anterior de ¡EH
TORO! que la cosa empezó mal, siguió
mal y creo que acabó mal.
El aficionado y el público en general
no hemos visto hacerse realidad las expectativas
que la empresa nos ofreció
con anterioridad a la Feria, tanto en la
presentación de carteles como después
a través de su propaganda, y creo que
fue porque sobrevaloró las medidas que
había tomado para que no ocurriera lo
de la Feria anterior.
Nos habló de que venían los triunfadores
de las principales Ferias de España,
y nadie vio ni en foto al triunfador de
Madrid, El Califa, ni al de Sevilla, Jesús
Millán, ni al de Bilbao, ni al de Logroño,
ni a ninguno. Trajo a sus triunfadores.
Quizás, el Sr. Patón y compañía consideren
todas estas Ferias de categoría
insuficiente como para traer a los que
triunfaron en ellas con TOROS.
Los toreros, en su mayoría, han dejado
pasar oportunidades que deberían
hacer sonrojar a más de uno, no estaría
mal que la misma empresa les obsequiara
con un vídeo de sus faenas en la Feria,
por lo menos para saber lo que no hay
que hacer en una Plaza de Toros.
La lidia en general, ha sido desastrosa,
muy pocos toros han sido lidiados por
sus condiciones y sí por la inapetencia o
la dejadez de su matador. Curiosamente
las denominadas corridas duras son las
que más esfuerzo han exigido a las cua-
FIRMA INVITADA
La última "espantá"
de Cagancho
Caía la tarde, caía como la rosa
que deja el conquistador, de anchos
hombros y talle fino, a los pies de una
hembra, lentamente y entre el sereno
estallido del canturreo de los pájaros.
Pinceladas de un adios que promete
recordarle desde allende los mares, la
España de su soleá y su sangre. Como
cuando actuando en los principios de
novillero se levantó un gitano de la Cava
desde el tendido a cantarle por soleás
al son de sus emocionados muletazos.
Se despedía de los ruedos con lágrimas
bañándole las mejillas al empuñar la
espada y recordar su Triana y todo lo
suyo, aquello que tanto quería y que
por esas cosas de la vida se le alejaba
en un suspiro melancólico, en la salada
parsimonia de lo gitano.
Por un momento pensó en volver a
drillas y las mejor lidiadas.
En lo referente a las ganaderías,
la verdad es que tanto Baltasar Ibán,
como José Vázquez y Victorino Martín,
han cumplido las expectativas, aunque
este último nos tenga acostumbrados a
la variedad en su presentación, creo que
vale la pena.
Para el final dejo un Canal Autonómico
de Televisión (que dice ser de toda
la Comunidad Valenciana, osease Canal
9) y a sus comentaristas taurinos, a un
torero, también de la Comunidad y al
Presidente de la UTAC.
Ya sabemos que “Valencia y sus
Valencianos” pueden mucho en todo,
no solo en el asunto taurino, pero para
próximas transmisiones taurinas desde
la Plaza de Toros de Pérez Galdós, sería
conveniente que ficharan a gente de Castellón.
No creo que fuera mala idea el que
cada uno en su casa ensalce o critique
lo que quiera, no hace falta que vengan
dos “periodistas afamados” para poner
a caldo a los aficionados de Castellón y
todo porque a “su” torero “valenciano”
se le denegó lo que no había ganado
delante del toro, y muy bien denegado
por parte de la Plaza de Castellón, que
ya estamos algunos un poco hartos de
que se venda la importancia de las faenas
a toros inexistentes, sea porque el toro
no sirva, por que se le quiera no hacer
servir o porque empezamos haciéndolo
malo para luego ir a mejor.
su tierra ya retirado, pero se dió cuenta
de que la apreciaría mejor a cuenta
gotas en algunas vacaciones y con el
mar que los separaba como filtro de
aromas y sabores. Culminaría, de esta
forma, una vida colmada de extremos
opuestos, la última “espantá” de un
estilo tan personal y señorial. Todavía
cada tarde continuaba sintiendo los
nervios en el estómago a las cinco de la
tarde, el reflejo de un recuerdo o quizá
tan sólo una pesadilla macabra del
destino. Solía distraerlos con un paseo
evocando anécdotas pasadas, los malos
y buenos momentos vividos y su dicha
conseguida marcada con sello propio.
Sus grandes días de seductor, para bien
y para mal, dentro y fuera del albero,
los seguía mirando escéptico. Sobre
todo aquella ocasión en que se ganó
Sr. Enrique Ponce, ha sido un gran
torero y eso es algo que se lleva uno a la
tumba, quiero decir que lo será siempre,
pero me decepcionó el que usted delante
de los micrófonos de Canal 9, llamara a
la afición y al público en general de Castellón,
ignorantes. Puede ser que nuestra
ignorancia sea tanta, que más de una vez
le hayamos regalado más de un premio
inmerecido por su parte.
Sr. Castelló, me parece muy bien que
salga en medios de comunicación para
dar importancia, sapiencia y color al
mundo del Toro, pero dicho esto, tengo
que mostrar mi malestar con sus palabras
(Y cito textual) “No está mal que se
le quite el veneno a los toros”. No deja
de ser un fraude. Usted representa algo
más que a su propia imagen, por favor,
seriedad y respeto.
Y para finalizar, decir que es cuanto
menos preocupante, que muchos de los
premios que se conceden después de la
Feria, hayan ido a parar al esportón de
Alejandro Rodríguez, cuando se supone
han pasado por aquí “las figuras del
escalafón”. Me alegro por Alejandro y
por quienes están cerca de él. Pero a
ser posible que la próxima vez le salga
más rentable en lo económico. ¿Verdad
Sr. Patón que en la novillada ganó más
dinero que en alguna corrida?
Por ir mal, hasta el tiempo en el
primer tramo de la Feria se ha borrado
del abono.
Jorge Montero
José Vicente García
la voluntad de un corazón considerado
inasequible, el de Custodia Romero. No
era para menos, cuando se enteraron
un famoso crítico taurino- cautivado
por la bailaora flamenca- y su desconsolado
marido lloraron juntos en un:
“¡Con lo que la queríamos!, ¡con lo que
la queríamos!
El paso del tiempo en su genial alma
convirtió en más grande su ambición por
acabar sus días en México, alguno contó
que su “espantá” le obligó a dedicarse
hasta el final de sus días a trabajar como
portero en un hotel de la capital azteca.
Lo que pocos saben es que nunca le hizo
falta trabajar para vivir alegremente, no
en un país que tantas veces le coronó
como el as del volapié, probablemente
en nuestro país si hubiese sido realidad
este nefasto final.