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LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional

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<strong>LA</strong> <strong>CANDIDATURA</strong> <strong>DE</strong> <strong>ROJAS</strong><br />

señal de regocijo, porque va a ocupar un puesto honroso entre las<br />

avanzadas de nuestro grupo, ofrecerle esta modesta comida.<br />

—Querido Enrique, los amigos que rodean esta mesa, me han<br />

discernido el honor de ofrecerte la primera copa de champagne. Lo<br />

hago con verdadero placer, manifestándote lo mucho que esperamos<br />

de tu próxima labor camaral, así como que continuarás siendo fiel<br />

intérprete de nuestras ideas, pues aunque marches al Congreso<br />

como candidato del partido conservador, las doctrinas que sostengas<br />

han de ser las doctrinas nuevas, las doctrinas de D'Aguano, Tarde,<br />

Gumplovicz, Fiore, Ferri, Lombroso, Sighele, Pérez Oliva y Posada.<br />

Esperamos asimismo, que continuarás formando en nuestras filas,<br />

de las que sin duda han de surgir los hombres que gobiernen la<br />

Bolivia futura.<br />

La despedida es triste, tiene cierto dejo de melancolía, pero tu<br />

ausencia será corta, apenas el tiempo necesario para prepararte al<br />

combate.<br />

Señores: ¡por Enrique y por el triunfo de nuestros principios! -<br />

— ¡Hurra! - gritó Narciso López, vaciando la copa de champagne de<br />

un solo trago.<br />

El rumor de las conversaciones, las risas, las copas que<br />

chocaban levantaron tal ruido, que Luis Salom, tuvo que gritar mucho<br />

para hacerse oír.<br />

—Señores,... atención, señores, Juan Valcárcel va a pronunciar un<br />

discurso decadente.<br />

Paróse Juan Valcárcel, serio y majestuoso. Sus lentes<br />

engastados en oro recogían toda aquella luz y tenían efectos<br />

hipnóticos. Se hubiera creído que iba a pronunciar una alocución<br />

mirabeauyana.<br />

Y comenzó<br />

—Dormían las hamadríadas en brazos de los hipocampos, bufaban<br />

los megaterios parnasianos y los tiernos mastodontes lloraban en las<br />

ramas de los cipreses, cuando llegó una noticia hermética y exótica:<br />

Enrique Rojas iba a ser representante nacional; Enrique Rojas iba a<br />

contraer matrimonio civil con un sillón giratorio en el ambiente filarmónico<br />

de la cancha augusta de los gallos gastronómicos; Enrique<br />

Rojas iba a beberse el Reglamento de Debates como se bebe un<br />

cassis con soda e iba a trinchar la Constitución como se trincha un<br />

cerdo del sexo femenino, relleno de palabras suculentas, de<br />

aceitunas elocuentes y de tomates sarcásticos.<br />

Nadie creía en la verdad de tal mentira, nadie hubiera creído, si<br />

los turiferarios de saco y chistera no lo hubieran proclamado a voz<br />

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