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El mito del cubano
Cuba es una mezcla racial, un “rompe y rasga”
apasionado y temperamental. Un cóctel
dramático y eufórico al mismo tiempo.
Cuba sorprende por lo inesperado. Ya
desde el avión, sientes una extrañeza:
¿Dónde está la luz?... Aterrizas en un
escenario oscuro y mal iluminado.
Las bombillas tienen pocos vatios...
El contraste ante dicha oscuridad es
la amabilidad y sonrisa de la gente. Una luz aparece
entonces: no todo es negro. Ante tal desasosiego,
una pregunta intranquila aparece de nuevo: ¿dónde
están los coches?... O ¿cómo pueden aún funcionar
estos coches arcaicos de los años 50? En Cuba uno
podría emular a John Travolta en “Fiebre del sábado
noche”. Si viajas a Cuba cambiarás de nombre…“mi
amor” “mi corazón” “mi hijita”… Mmm, jamás pensé
que podría tener una “mami” cubana… “Sorpresas
te da la vida, la vida te da sorpresas…”
Música en directo anima a todos a bailar o al menos
a “mover el esqueleto”.
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Como dice el refrán: “te mueves más que las maracas
de Machín”. Un cuerpo europeo resulta un
poco soso comparándolo con el salero natural de
los cubanos bailando al son de la música.
Hay una cosa que se llama GENÉTICA, y los cubanos
tienen en sus genes el bailar y tocar música
hasta el amanecer… Es en estos momentos cuando
aparece “el mito del cubano” que hipnotiza a las extranjeras:
¿Cuántos niños mestizos habrán nacido
tras un bolero? “Bésame, bésame mucho, como si
fuera esta noche la última vez….”
Cuba es una mezcla racial, un “rompe y rasga” apasionado
y temperamental. Un cóctel dramático y
eufórico al mismo tiempo.
Fidel Castro está en todas partes, su foto nos saluda
y nos impone…
Y te preguntas: ¿Qué ha hecho Fidel durante los últimos
50 años?... Hay que pensar mucho, porque fácil-
mente no encuentras las respuestas… Miseria absoluta
domina el país: falta de jabón, deseo de periódicos
extranjeros, cambiar billetes de euro por monedas,
etc., etc. Afortunadamente, en Cuba no hace frío, por
lo que la miseria no resulta tan intensa.
A pesar de esta pobreza, los cubanos son ricos en
calidez y amabilidad.
La Habana parece saqueada: calles destartaladas,
ventanas sin vidrios, bombillas fundidas, “cartillas
de racionamiento” (¿recuerdan lo que era?)… No
obstante el peso convertible (equiparable a un euro)
te hace recordar que unas cuantas divisas van a parar
a ese “estado” absoluto, arcaico y amenazador.
No obstante todo tiene sus “pros y sus contras”: delincuencia
nula. Resulta más peligroso pasear por
el casco antiguo de Barcelona que en una Habana
oscura y negra. Lo que sorprende gratamente es la
educación de muchos cubanos: licenciados en his-
toria, en farmacia, en medicina… El que aparenta
ser más humilde, tiene un vocabulario que muchos
tertulianos de nuestras televisiones públicas desearían,
claro que hoy en día esto es fácilmente superable…
El Che Guevara también parece formar parte
de la postal cubana, junto al Mojito.
Playas paradisíacas llenas de complejos hoteleros
nos dan la bienvenida. El turismo, junto al ron,
los puros Habanos y la música, son las principales
fuentes de ingreso del Estado Cubano…
Los cubanos son buenos boxeadores y atletas. Practican
el “culto al cuerpo” de una manera visible y
llamativa.
Así mismo son también excelentes farmacéuticos,
lástima que tengan escasos medicamentos…. Pero,
a pesar de todo, Cuba es especial… No es “simplemente”
una postal bonita…
Como cantaría Machín…“Dos gardenias para ti…”
MErbEyé’S MAGAZINE [15]
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