Revista moskardon n.2 - Sonidos Libertarios
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18<br />
Amiga de Perros, de Gatos y Penados.<br />
Libro Abierto<br />
Testimonio Vivo de esta Historia Salvaje.<br />
El ruiseñor con voz de gigante que despierta a los más dormilones es puro ímpetu, motor<br />
dinámico para acelerar tu tranco en marchas y manifestaciones.... gran aporte el tuyo en<br />
la campaña solidaria para liberar a los presos políticos; buenos puños para defender el<br />
lienzo tela de cebolla color mora pintado por el viejo Teo.<br />
Y Todo por la causa, esa que refresca, la alucinante<br />
búsqueda que te llevó al frente de Nicaragua a organizar<br />
las legiones campesinas analfabetas. Y es que la moral<br />
combativa se calibra en la piel y los ojos. Acceso libre para<br />
vestir el traje verde-oliva y empuñar el aka, ese precioso<br />
tesoro que tanto codiciaron las burguesas chilenas con título<br />
trasplantadas. Tú no servirías, tu no tenias la suficiente<br />
capacidad técnica para levantar de las cenizas esa Managua<br />
en llamas golpeada por la contra al servicio del imperio;<br />
pero ahí estas, trabajando la tierra con el tractor azul<br />
que junto a tu Adolfito autogestionaron en Suecia con<br />
rifas y trabajos domésticos reservados sólo para hombres<br />
y mujeres tercermundistas.<br />
Tu escuela política son esos principios libertarios que<br />
hablan de lealtad, honestidad y por sobre todo, amor a la<br />
clase. La grandilocuencia teórica de mamotretos filosóficos<br />
y económicos son meros artilugios para que los jerarcas de siempre fundamenten con solidez<br />
una que otra posición. Te pones triste cuando de tu boca salen esos pétalos de memoria triste<br />
que hablan del super miguel -ustedes saben del cual estoy hablando-, en su calidad gansteril,<br />
irrumpiendo en tu ranchita de madera en la población Santa Elena, junto a su séquito armado<br />
de poblas pidiéndote una explicación acerca de tu supuesta inclinación ideológica al troskismo.<br />
Bofetada a dos manos. Desazón de ver tanta ignorancia por partida doble. Los mismos compas<br />
que llevaste al culto rojo y negro, te desafiaban a muerte sin saber, en realidad, lo que estaban<br />
diciendo. Y el susodicho con su mirada fresca, penetrante y soñadora, acariciando nerviosamente<br />
su pelo a dos manos con un dejo de perplejidad. Pero luego vino la mano amiga de ese gran<br />
orador- cargador de la vega que ahora está en el bronx abriendo comedores para los marginosos<br />
de Nueva York llamado Víctor Toro, quién por todos los medios trató de usar la persuasión<br />
para ver si tu cambiabas de opinión y decidías, finalmente, quedarte en las filas miristas<br />
plegadas ya en esos momentos al proyecto político de la Unidad Popular. No aceptaste. Preferías<br />
seguir tu propio camino de “Rebelde primitiva”. El olor a barro y a madera húmeda lo tenías<br />
bien adherida a tu piel germinada en aquel conventillo que escrituraste tan bellamente en tu