Abrir - El club de los que deciden vivir
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pa<strong>de</strong>ce un <strong>de</strong>terminado problema, se concibe la felicidad como<br />
el estado <strong>de</strong> cosas en <strong>que</strong> no exista ese problema. Pero basta<br />
recordar <strong>que</strong> antes <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cerlo tampoco solíamos <strong>de</strong>cir <strong>que</strong><br />
“éramos felices”. También es posible superar el problema y<br />
sentir <strong>que</strong> sigue faltándonos “algo”, o simplemente observar<br />
cuántos miles <strong>de</strong> personas no lo sufren y son tan infelices como<br />
cualquier otra.<br />
A fuerza <strong>de</strong> estos y otros ejemp<strong>los</strong>, concluimos en <strong>que</strong> la<br />
felicidad <strong>de</strong>be ser un estado, más interior <strong>que</strong> exterior, en <strong>que</strong><br />
sea imposible aspirar a “algo más”, en <strong>que</strong> sea imposible toda<br />
sensación <strong>de</strong> carencia (por<strong>que</strong> en tales casos no sería “la felicidad”).<br />
Así entendida, la felicidad no pue<strong>de</strong> ser una entidad, una<br />
cosa existente <strong>que</strong> podría agregarse o incorporarse a nosotros,<br />
sino todo lo contrario: una ausencia <strong>de</strong> insatisfacciones o sufrimientos,<br />
un estado don<strong>de</strong> no pueda haber eso <strong>que</strong> llamamos infelicidad.<br />
O sea <strong>que</strong> no es <strong>que</strong> exista la felicidad y necesitemos obtenerla:<br />
existe la infelicidad y necesitamos disolverla.<br />
Pusimos el nombre <strong>de</strong> felicidad a “eso” <strong>que</strong> aparecería<br />
cuando eliminemos todo sufrimiento, y, yendo más allá, toda<br />
i<strong>de</strong>a, sensación o temor <strong>de</strong> <strong>que</strong> podamos volver a sufrir.<br />
Esto aparece prácticamente como la meta suprema <strong>de</strong> la<br />
vida, y como tan difícil <strong>que</strong> nos daríamos por satisfechos si<br />
sólo lográramos acercarnos, si sólo lográramos disminuir el<br />
estado <strong>de</strong> insatisfacción <strong>que</strong> pa<strong>de</strong>zcamos.<br />
Si enten<strong>de</strong>mos la felicidad como estado <strong>de</strong> no-insatisfacción,<br />
compren<strong>de</strong>mos por qué se la relaciona tan habitualmente con<br />
el dinero: es evi<strong>de</strong>nte <strong>que</strong> toda criatura con necesida<strong>de</strong>s biológicas<br />
experimentará agudas señales <strong>de</strong> sufrimiento cuando esas<br />
necesida<strong>de</strong>s no sean satisfechas, o cuando aparezcan amenazas<br />
a su supervivencia.<br />
Esto aparece más en el hombre <strong>que</strong> en el animal, por<strong>que</strong><br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> sufrir pue<strong>de</strong> prever la posibilidad <strong>de</strong> sufrimientos<br />
futuros, y en el hombre <strong>de</strong> una sociedad compleja más <strong>que</strong> en<br />
el <strong>de</strong> una sociedad sencilla, por<strong>que</strong> está acostumbrado a más<br />
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