LIBRO SEGUNDO - Bicentenario
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_141—<br />
Los yaquis so alzaron on armas y contra el" se moviliz6 una<br />
brigada. JA brigada fue deshecbs on )a sierra del Bacatete. En vista<br />
de aquel fracaso se moviliz6 una divisi6n. La divisi6n nada pudo<br />
bacer, en definitiva, en una guerra que ha durado treinta, afios....<br />
Pero Iqu4 guerral.. ..Los indios fueron despojados de sus tierra,%<br />
arrojados do sus pueblos, quemadas sus casas, robados sus ganados,<br />
violadas y asesinadas sus hijo-s y sus esposas, eselavizadas sus<br />
familias y conducidas en tristes migraciones sanguinarias hasta Yucat",<br />
donde los pobres yaquis fueran veudido8 inhumanamente a<br />
los despiadados encomenderos yucatecos.<br />
Y es un becho monstruoso clue se debe repetir ene'rgicamente:<br />
Rosalino Martinez, cel verdugo de Orizaba 3, , autoriz6 aquellas ventas<br />
siendo subsecretario de Guerra, y Rosendo Pineda las patrocin6,<br />
vali6ndose de so influencis. con su paisano. (Pineda y Rosalino Martinez<br />
eran juchitecos.)<br />
Contra aquellas infamias, t la naci6n yaqui^, como ellos so dicen,<br />
proclam6 Is guerra santa y no dej6 de combatir ni un solo dia contra<br />
los federales, c los yoriss, como ellos Haman a los quo no son de<br />
su raza. Y a tales atropellos contestaron con crueldades; refinadas y<br />
gin nombre. Tenfan que vengar el incendio de sus jacales, el robo<br />
de sus ganados, Is violaci6n y el asesinato de sus hembras, el cautiverio<br />
de sus hijos y la venta y esclavitud vergonzosa do los suyos.<br />
Y la guerra, se hizo sin cuartel, sin piedad, salvaje, horrible, con ferocidades<br />
innarrables, y con robos y concusiones a granel por parte<br />
do los generales quo ban dirigido e intervenicto en aquellas infamias.<br />
X6mo es que el Gobiorno federal no pudo nunca acabar con )a<br />
insurrecei6n do unos cuantos miles do valientes?<br />
La revelaci6n es estupenda. Porque, aquella guerra so conserv6,<br />
se alarg6 y organiz6 como un magnifico negocio para todos aquellos<br />
que mandaban tropas. AM no s6lo se explotaba al pobre cpef6u^,<br />
a quien se obligaba a comprar las mereanclas que le vendia a diario<br />
an propio coronel o general, duefio, empresario o sociode las tienclas,<br />
rastros, tabernas y demIs comercios de Torin, Vacun o Potan; sino<br />
que se robaba tambi6n, y do modo desearado, &I Erario. Ilubo cierto<br />
jefeque cobr6 yor larguisimo tiempo los haberes do tocla una cbriga.<br />
da auxiliar^ do la coal nunca hubo on solo soldado; huIx3 quien tuviera<br />
regimientos de dragones, con escuadrones de infauteria; batallones<br />
con closciontas o trescientas plazas supuestas, etc., etc., etc.