El pensamiento, con ser funcion orgánica, está sujeto, como ...

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NOSOGRAFÍA 683
Que nuestro cuerpo produce fuerte emanacion , lo demues
tra la suma capacidad receptiva que para ella poseen el perro,
el caballo y diversos otros mamíferos, siendo de creer que una
parte de los misterios que ofrece el estudio del histerismo, ten
ga su explicacion en el hecho de que una hiperestesis , ó exal
tacion de la sensibilidad olfatoria de la mujer, ponga á ésta en
condiciones de percibir, clara y distintamente, como lo perci
ben los mencionados mamíferos, el olor que nuestro cuerpo
exhala. Acerca de esto tengo recogidas muy interesantes ob
servaciones. Pero es muy cierto, de otra parte, que la finura
y el alcance de nuestro olfato son, en estado normal, relativa
mente muy escasos. A despecho, sin embargo, de las envoltu
ras que constituyen nuestro vestido, y que tanto contrarían la
difusion de nuestro olor característico, así específico como
sexual, es un hecho que la exhalacion cutánea del cuerpo hu
mano ejerce entre los individu9s de nuestra especie un influjo
tan positivo como poco estudiado; siendo los individuos de
las razas negra y amarilla, y los morenos de la raza blanca, los
que más intenso olor cutáneo exhalan.—En las relaciones
sexuales humanas, la expresion emanativa contribuye podero
sísimamente á la determinacion del vértigo erótico, y á su in
flujo se debe una parte decisiva en los actos, ya de seduccion
por tácito consentimiento, ya de violacion y de estupro.
De otra parte, el sentido del olfato ejerce en nuestra especie
un influjo muy vivo, y tambien muy ignorado, sobre la idea
cion; dándose con frecuencia casos de profunda alteracion físico
moral por la asociacion de ideas que una impresion olorosa es
capaz de producir en determinados casos, independientemente
de la naturaleza de aquel olor, y sólo, por la relacion personal
que en nuestro ánimo despierta (i). Yo he visto, entre otros
(1) En lospueblos cultos de la antigüedadla aplicacion del olfato á las relaciones inter-psí
quicas era verdaderamente notable, y en la misma Biblia obra testimonio de ello.
Aún hoy, entre mongoles, entre samoanos, entre birmanos, etc., no es el beso la expresion
de carino, sino el olfateo de la cabellera ó de la mejilla, ó de un pedazo conservado de
vestidura de un ausente querido, y hasta algunas razas salvajes aciertan con el olfato á dis
tinguir en la oscuridad á un determinado individuo por su olor peculiar.