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Fantasio Cuentos para bailadores Por Fabio Martínez - Dirección de ...

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Tal vez allá, en el sitio más concurrido <strong>de</strong>l mundo, piense a<br />

Jack, a Benson, a la Viola, se imagine él por allá en el sesenta<br />

y cinco tocando <strong>de</strong> lo lindo con el instrumento que <strong>de</strong>jó Jack<br />

cuando se aburrió <strong>de</strong> la vida y con el estómago inflado <strong>de</strong> aire.<br />

A Leyton lo conocí cuando era un adolescente que creía en<br />

la economía <strong>de</strong>l lenguaje. Siempre le oí que <strong>de</strong>cía, <strong>para</strong> qué<br />

hablar si el mundo es sordo. Leyton tenía razón, hablaba con<br />

su instrumento, sonaba unas filigranas, unos garabatos, ¡por<br />

Dios!, tan hondos como si soplara con su alma.<br />

Leyton regresó <strong>de</strong>l baño; los ojos ya no lloraban. ¿Estás<br />

bien?, y le di unos golpecitos en la espalda; claro, me dijo y se<br />

rió ¿... acaso hace daño visitar el excusado....?<br />

Me veía ridículo -continuaba Leyton- metido en un uniforme<br />

que a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> haber sido <strong>de</strong> un muerto, me quedaba gran<strong>de</strong>.<br />

Cuando bajamos, el trombón, un viejo grueso y simpático, me<br />

dijo:<br />

a Jack sí le lucía, con asco tomé una <strong>de</strong> las solapas, sentí<br />

la grasa humana que Jack me había <strong>de</strong>jado; la olí, olía a muerto.<br />

Jamás he olido un muerto, te lo juro, pero aquella vez<br />

sospeché su aliento... Qué obsesión, viejo Ley, y nos clava-mos<br />

la tercera cerveza <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>.<br />

Al principio tocamos algo suave, tú sabes, la gente necesita<br />

calentarse. Luego tocamos duro, bebop, rock and roll, sonamos<br />

hasta una guaracha cubana <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> Mella; ¿te acordás,<br />

hombre? la tengo en la punta <strong>de</strong> la lengua, y cada vez que<br />

tocaba me sonaba mejor el clarinete; estaba feliz, hermano.<br />

Claro, sospechaba... en este clarinete tocó el burro <strong>de</strong> Jack.<br />

Ob-servé la boquilla, estaba gastada en la parte superior. Jack<br />

apretaba mucho con los dientes, pensé y me dio fastidio. En<br />

el intermedio <strong>de</strong>cidí revisar el instrumento; con tristeza <strong>de</strong>scubrí<br />

que las llaves estaban llenas <strong>de</strong> lama en su parte inferior; pasé<br />

los <strong>de</strong>dos, los miré y quedaron teñidos con ese color bilioso<br />

propio <strong>de</strong> los muertos. Quería ver a Benson y <strong>de</strong>cirle no más,<br />

que gracias, que ya no necesitaba el empleo pero Benson se<br />

había metido a un cuartico con una rubia. Ahora sí po<strong>de</strong>mos<br />

tocar lo que queremos, dijo la trompeta sonriendo por entre los<br />

pistones y enseguida ejecutó un solo que me llevó a recordar a<br />

Sachtmo; no se aflija que a todos nos va a tocar lo mismo; no<br />

lo odie que Jack el burrito no sólo era un buen músico sino el<br />

mejor amigo. A ver, compa, toquemos a lo Goodman; no, mejor

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