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—No estaba enojado contigo. Es sólo que tengo la mala costumbre de<br />

desquitarme con quienes me preocupan. Es una excusa pobre de mierda, lo sé,<br />

pero lo siento. —me dijo, envolviéndome en sus brazos.<br />

Puse mi mejilla contra su pecho, recargándome. — ¿Por qué estabas<br />

enojado?<br />

—No es importante. Lo único que me preocupa eres tú.<br />

Me incliné hacía tras para verlo. —Puedo manejar tus rabietas.<br />

Sus ojos analizaron mi cara durante un momento antes de que una<br />

pequeña sonrisa se extendiera por sus labios. —No sé por qué me aguantas, y<br />

no sé lo que haría si no lo hicieras.<br />

Pude oler la mezcla de cigarrillos y menta en su aliento, y miré sus<br />

labios, mi cuerpo estaba reaccionando ante la cercanía que teníamos. La<br />

expresión de Travis cambió y su respiración vaciló, él también lo había notado.<br />

Me incliné infinitesimalmente, y luego ambos saltamos cuando sonó su<br />

teléfono celular. Él suspiró, sacándolo del bolsillo.<br />

—Sí. ¿Hoffman? Jesús… De acuerdo. Será grande y fácil. ¿Jefferson? —<br />

Me miró y giñó un ojo—. Estaremos ahí. —Colgó y tomó mi mano—. Ven<br />

conmigo. —Me sacó al final del pasillo—. Era Adam —Le dijo a Shepley—.<br />

Brady Hoffman estará en Jefferson en noventa minutos.<br />

Shepley asintió y se levantó, sacó su celular de su bolsillo. Después de<br />

unos momentos, repitió lo que Travis le había dicho por su teléfono, colgó,<br />

marcó nuevamente y repitió una vez más la información. Él marcó otro número<br />

mientras cerraba la puerta de su habitación detrás de él.<br />

—Aquí vamos —dijo América, sonriendo—. ¡Sera mejor que nos<br />

arreglemos!<br />

El aire en el apartamento estaba tenso y optimista al mismo tiempo.<br />

Travis parecía el menos afectado, poniéndose sus botas y una camiseta blanca,<br />

como si él estuviera preparándose para ir a hacer un encargo.<br />

América me llevó al final del pasillo, al dormitorio de Travis y frunció el<br />

ceño. —Tienes que cambiarte, Abby. No puedes usar eso en la lucha.<br />

— ¡Llevaba un maldito cardigán la última vez y no dijiste nada! —<br />

Protesté.<br />

—No pensé que irías la última vez. Toma —Me arrojó ropa—, Póntelo.<br />

— ¡No usaré esto!<br />

— ¡Vámonos! —Llamó Shepley desde la sala de estar.<br />

— ¡Rápido! —dijo América bruscamente, corriendo hacia la habitación de<br />

Shepley.<br />

Librosdelcielopersonal.blogspot.com<br />

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