REVISTA NACIONAL - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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372 <strong>REVISTA</strong> <strong>NACIONAL</strong><br />
postrera línea de la última página de la historia realmente univer·<br />
sal. El Creador y su obra seremos una sola y perfecta verdad, en<br />
un presente sin tiempo y en un éxtasis sin acontecer.<br />
Pensaba Marco Aurelio que el universo era como el cuerpo de<br />
Dios y la morada de su hálito. ¿No es una idea <strong>del</strong> mismo orden<br />
considerar a la tierra como el cuerpo de la humanidad y la estancia<br />
de nuestro espíritu?<br />
El cuerpo de los mundos está constituído por menos de un ceno<br />
tenar. de sustancias simples; número que tiende a reducirse a la<br />
unidad y a expresarse en energía. Energía y espíritu: he aquí la in·<br />
descriptible síntesis <strong>del</strong> Todo, que tiende a ser Uno. La infinita va·<br />
riedad <strong>del</strong> Uno; eso parece ser la creación.<br />
Dijimos que las leyes son también universales, como sus con·<br />
secuencias: los nóumenos y los fenómenos. Decimos: la luz <strong>del</strong> sol,<br />
cuando debiéramos decir: la luz universal en el sol; o, mejor: la<br />
energía universal manifestada en luz en el sol. Y la energía debe<br />
ser algo así como la arcilla con que se expresa, en infinitud de modos,<br />
la voluntad única y creadora <strong>del</strong> artista dhino, el Espíritu de<br />
los espíritus; Dios. Si esta obra, en expresiones verdaderas y sensi·<br />
bIes, no es todavía una totalidad perfecta, el técnico y artista sumo<br />
está haciendo historia. Convinimos en llamar a la parte definitiva<br />
de tal obra, ley; y la alill imperfecta, caos. Hasta que la ley no imponga<br />
el orden ahsoluto y por ende el caos desaparezca, la historia<br />
seguirá desarrollándose; y su filosofía será la enseñanza a la obediencia<br />
de las leyes de Dios. Negar ésto es quitar sentido a la histo·<br />
ria y aun a la existencia. Por la filosofía de la historia trasciende<br />
nuestra conducta y nos hacemos los colaboradores intrépidos de su<br />
omnisapiente voluntad. ü\iirada como simple relación de hechos aca·<br />
ecidos, como mera crónica sin mandamiento superior, la historia es<br />
el espejo <strong>del</strong> infortunio. Las Escrituras, fundadas en el impulso cons·<br />
tl1lctivo <strong>del</strong> bien sobre los desórdenes <strong>del</strong> mal, fueron y son infini·<br />
tamente más útiles que nuestras gélidas historias vulgares, narra·<br />
ciones de acontecimientos sin conciencia de la ley y faltas de con·<br />
tenido espiritual. La inspiración de los profetas ha probado ser más<br />
sabia que la sabiduría de los científicos vacíos de inspiración. Y la<br />
inspiración no es más que la videncia de lo sobrenatural y su en·<br />
lace con Dios. Lo sobrenatural es la fuente natural de la vida.<br />
Ocurre que ya conocemos, dominamos casi, el reino de la ma·<br />
teria, pero no el <strong>del</strong> espíritu. Queremos avanzar y sólo nos movemos<br />
sobre un apoyo, imaginando que la marcha es este girar, este salto<br />
alrededor de nosotros mismos. Mientras que basta para el dominio<br />
de la materia la visión de la mente, parece que perteneciera al sen·<br />
timiento el impulso de alcanzar el reino <strong>del</strong> espíritu. Llamemos al<br />
espacio de la materia, lo natural; y al <strong>del</strong> espíritu, 10 sobrenatural.