REVISTA NACIONAL - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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<strong>REVISTA</strong> <strong>NACIONAL</strong> 391<br />
preciso, pues, tenerse firme ante los dos planos, no siempre coinci·<br />
dentes, <strong>del</strong> ser y <strong>del</strong> parecer; <strong>del</strong> valer y el aparentar.<br />
*<br />
* *<br />
Ciertamente, de esa primera lección tenemos antecedentes a tra·<br />
vés de los fabulistas. Mas queda todavia la parte profunda, inmensa·<br />
mente profunda. En ella se diría que la naturaleza nos propone,<br />
junto al desbordante paganismo de sus formas, el cristianismo insondable<br />
de esas sus retracciones. Colma el modo pagano en la exhibición<br />
insolente de fuerzas y poderes; los ropajes brillantes; los<br />
pigmentos que desafían los sentidos y los aromas que los enervan.<br />
Pero introduce el acorde cristiano, el intenso juicio ad-valorem, al<br />
presentarnos los desheredados de la forma; los insignificantes; los<br />
que no aciertan una exhibición y poseen igualmente espléndidos<br />
valores.<br />
ti<br />
ti *<br />
«Porque es áspera y fea, yo le tengo piedad a la higuera» cantaba<br />
Juana de Ibarbourou en uno de sus primeros poemas. Esta es<br />
una síntesis feliz <strong>del</strong> sentimiento cristiano ante la desigualdad de lal3<br />
-formas naturales. Sentimiento que no se hallará expresado en toda la<br />
literatura antigua, pero al cual el mundo cristiano se aficionó a su<br />
vez en demasía, hasta el punto de olvidar el anverso. Contra este<br />
subsiguiente exceso hemos de tener, decididamente, cuidado, ya que<br />
estropearía de nuevo la magnífica lección que hemos de leer siempre<br />
en su íntegro contexto. Porque si los citrus y los trigos plasman<br />
el vigor y la gracia, si el olor de manzanas es anunciación de salud,<br />
tampoco es ello mero azar ni puede borrarse <strong>del</strong> cuadro de univer·<br />
;sales proposiciones. Y de este modo se equilibran las dos irrenuuciables<br />
visiones: profundidad de los valores y opulencia de la plástica;<br />
el reino <strong>del</strong> espíritu y la dorada república de las formas.<br />
ti<br />
ti ti<br />
Para los que gustam03 estudiar la VIeja cuestión, la doctrina<br />
es todavía más exigente. Dijimos que la naturaleza nos presenta no<br />
sólo los legítimos procedimientos de difusión y propaganda, sino<br />
también su imperfecciones y descuidos y aún sus vicios y truhaneo<br />
rías. Hay que recordar ahora que el hombre es un ser esencialmente<br />
.crítico y reactivo. Debió reparar en que junto a las fórmulas sub-