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JUAN EMAR UMBRAL - Memoria Chilena

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jamiis ... jAh! Estas mocosuelas pueden muy bien ser inconscientes puentes entre aiiejas<br />

maneras de arte y vocaciones artisticas que despiertan. Prudencia indica dudar, prudencia<br />

indica alejarse”.<br />

Asi reflexionabas. jQu6 poca fe tenias! jQui miedo le tenias a la fe! Ymientras tanto<br />

observabas con microscopio, acumulando montaiias de notas, las idas y venidas de Loren-<br />

zo Angol y Lumba Corintia, de Rosendo Paine y Nicole, de Florencio Naltagua y Nastia<br />

Poltava. Y les solucionabas sus problemas junto con dejar que de tu coraz6n se escapase<br />

una niiia dulce de cabellos de or0 o de cobre o de carb6n ... Esta era, unavez miis, la eterna<br />

historia de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.<br />

Alguien a quien obedecer, alguien a quien adorar, venerar, alguien a quien ofrendar,<br />

alguien, por lo tanto, que impulsara a construir una inmensa ofrenda ... jDichosos esos<br />

hombres! iDichosos eran Lorenzo y Rosendo y Florencio! Ellos podrian hacerlo. iLa fu-<br />

si6n tan anhelada desde que la humanidad existe! Y una gran obra por aiiadidura ...<br />

Sobre todo Florencio Naltagua y Nastia Poltava te atraian en una ipoca. iRecuerdas?<br />

Seguias sus reacciones y tratabas de adivinar sus m6viles. Algo te hacia presentir que, junto<br />

con descifrarlos, descifrarias tambiin la manera de llamar a la compaiiera total. Fracasa-<br />

ban Naltagua y esa mujercita tan codiciada por todos, por ti, por todos. Tenia, por su<br />

origen, la cantidad precisa de enigma para electrizar -si, es la palabra que todos 10s amigos<br />

de ambos empleaban-, tenia cabellos ligeramente dorados con olor a trigo de estepas<br />

interminables -tu y 10s demiis se lo decian a menudo-, tenia ojitos de agua, tenia ansias<br />

de salir para otras tierras que no fueran las tierras de siempre, o volver a istas pero oyendo<br />

palabras que no fueran las de siempre. iQu6 palabras? jNo iba ella a formularlas! Si Nastia<br />

nada sabia, si nada le habian enseiiado ... Ella presentia la existencia de otras palabras que<br />

todos deseaban oir. Y no sospechaba, la pobrecita, que eran justamente las que ella, mejor<br />

que nadie, podia pronunciar si ocasi6n y cariiio para ello le hubiesen dado. jEsas palabras<br />

que todos buscaban y nadie se atrevia a confesar que buscaba! iPor qui? jQu6 iba a saberlo<br />

ella!<br />

TU lo sabes hoy; acaso entonces tambiin lo sabias. Mas, como todos, temias confesarlo,<br />

temias, nada miis. Sin embargo, recuerda bien, recuerda con valor, a1 hacer notas y obser-<br />

vaciones, toda tu benevolencia iba hacia Naltagua y muy poca quedaba para ella. ;Par que?<br />

jVaya una pregunta! Por una raz6n de peso, del mayor peso: 61 era un formidable comien-<br />

zo de intelectual -tal era el titulo entonces en uso- y ella, aunque vecina del Volga y del<br />

Don -jqui atraccion melanc6lica, qu6 atracci6n intelectual estos nombres tienen!-, ella,<br />

pese a todas las atracciones, no podia dejar de ser m4s que una mocosuela callejera.<br />

No, no creas que intento decir nada en desmedro de tu amigo Florencio Naltagua.<br />

Por el contrario, no sabes cuiinta amistad, y hasta admiracih, guardo por 61. De todos 10s<br />

que formaban aquel grupo, es a1 que prefiero. Oye, asi como te he dicho que yo te habria<br />

hecho bajar de tono, que yo te habria enseiiado a cantar una canci6n de cuna, yo te habria<br />

hecho reanudar y cultivar tu vieja amistad con i l para hacerte todo un hombre o, a1 menos,<br />

lo que yo, la pobre Biirbara, Cree que debe ser todo un hombre. Florencio Naltagua come-<br />

ti6 mil errores en aquellos tiempos. Per0 todos ellos fueron debidamente expiados. Por<br />

eso se elev6. Por eso tanto lo estimo. Porque si es verdad que la abandon6 de hecho, es<br />

tambiin verdad que sigue y seguirii siempre tras ella aunque ella ya no sea de este mundo.<br />

Nastia muri6.<br />

Nastia, cierto dia, en las calles de Paris, qued6 sola, en una esquina, frente a un hote-<br />

lit0 de barrio. Alli qued6 inmovil mientras 61 y tu pasaban, charlando y rememorando, de<br />

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