Historia y Arte del Convento de San Gil - Cortes de Castilla-La ...

M. Maroto
Co r t e s d e Castilla-la Ma n C h a
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Libro de cuentas del
convento, datado en
1832 y conservado en
el Archivo Histórico
Provincial de Toledo.
En 1800 se coloca una reliquia de San Próspero, mártir, que tenía en su celda
Fray José de Nules; procedía del camarín del convento madrileño de San Gil y estaba
sin autentificar.
En marzo de 1818 se pagan 10 reales por cuatro macetas para el altar de San
Francisco y para marzo de dicho año se termina de pagar, con 200 reales, su altar.
Además, en la iglesia se conservan las siguientes obras de arte: una Señora con
el Niño; un Ecce-Homo; una tabla grande de San Francisco con la imagen de Nuestra
Señora, donada por Luisa de Miranda, cuñada de Juan de Aguirre, con la condición
de que se pusiera en el altar; una imagen de la Quinta Angustia; una Verónica; un
Co n v e n t o, C á r C e l, C u a rt e l...
Ecce-Homo grandes, regalo de don Juan de Herrera; un San Francisco de El Greco
que dio el doctor Calderón y otro mayor que dio don Gabriel de Cárdenas; una imagen
de Nuestra Señora con otras de San Juan y San José, que dio María de Pinedo.
Doña Policena dio un crucifijo, dos doseles para el coro y altar y cuatro imágenes
pequeñas, una imagen grande de San José, una ara grande; un frontal de red y la
casulla de las Muertes.
En el inventario que se hace en 1838, tras la exclaustración, a cargo del comisionado
por la Real Academia de San Fernando, don Juan Gálvez, se mencionan las
siguientes pinturas: un Jesucristo en el regazo de su Madre con la Magdalena y San
Francisco de Asís, de tres varas y media de alto por siete cuartas; una Concepción
de tamaño natural, de tres varas y cuarta de alto por siete cuartas; un San Pascual
arrodillado de tamaño natural, de dos varas y cuarta de ancho por vara y media de
alto, y un San Antonio de Padua “como de tres cuartas”.
Al fondo de la iglesia, junto al cancel, se situaba la pila bautismal y, distribuidos
por el interior de ella, ocho confesionarios que se hicieron entre 1770 y 1773
a costa de la comunidad. Por el suelo se distribuían, en hileras bien señaladas, las
sepulturas de los frailes y, excepcionalmente, con licencia del padre provincial,
se enterraron otras personas. Así, el 19 de marzo de 1731 se enterró don Juan de
Girón, cura de Orcajo; don Francisco Belarde, que dejó cien ducados, fue enterrado
el 3 de enero de 1740; doña Ana Franco, natural de Pastrana, lo fue el 16 de
noviembre de 1748, y don José Romero de la Torre, ya mencionado, lo fue el 25
de noviembre de 1777.
Las sepulturas se cubrían con losas de pizarra negra, varias de las cuales fueron
reaprovechadas, en alguna de las remodelaciones que sufrió el edificio, para solar el
patio del convento, donde aún pueden verse.
Las dependencias conventuales
Los estatutos de la santa Provincia de San José establecen que los conventos
debían hacerse bajo criterio de pobreza y no ser gravosos para el pueblo:
Todos los edificios de nuestros conventos, así en las iglesias como en las
demás viviendas, sean pobres y pequeños, para morar en ellos quinze o veinte
religiosos, según la calidad de los pueblos. Y en ninguno haya mas de los que
pobre y religiosamente puedan sustentarse.
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