07.05.2013 Views

Berry. Reconciliación con la Tierra. La nueva teología ecológica

Berry. Reconciliación con la Tierra. La nueva teología ecológica

Berry. Reconciliación con la Tierra. La nueva teología ecológica

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

m<br />

THOMAS BERRY c.p.<br />

THOMASCLARKE s.j.<br />

Ir^Kltl<br />

Ql]<br />

<strong>La</strong> Nueva<br />

Teología Ecológica


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

<strong>La</strong> Nueva Teología Ecológica


Este libro es traducción de<br />

Befriending the Earth<br />

© Twenry-Third Publications, Mystic, 1991<br />

O Editorial Cuatro Vientos, Santiago, 1997<br />

, <strong>Re<strong>con</strong>ciliación</strong> <strong>con</strong> <strong>la</strong> <strong>Tierra</strong><br />

IVrechos reservados para todos los paises del hab<strong>la</strong> hispana.<br />

Inncripción Registro de Propiedad Intelectual N 9 100.340<br />

I.S.B.N. N 5 956-242-039-6<br />

Traducción: Elena Olivos<br />

Verificación y corrección: Paulina Correa<br />

Diseño portada: Josefina Olivos<br />

Diagramación: Osear Gutiérrez<br />

Hecho en Chile<br />

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de <strong>la</strong> cubierta, puede ser<br />

reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya<br />

sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso<br />

previo del editor.<br />

<strong>Re<strong>con</strong>ciliación</strong><br />

<strong>con</strong> <strong>la</strong> <strong>Tierra</strong><br />

<strong>La</strong> Nueva Teología Ecológica<br />

Thomas <strong>Berry</strong>, CP<br />

en diálogo <strong>con</strong><br />

Thomas C<strong>la</strong>rke, S]<br />

Stephen Dunn, C.P. y<br />

AnneLonergan,<br />

Editores<br />

m<br />

EDITORIAL CUATRO VIENTOS<br />

Casil<strong>la</strong> 131, Santiago 29, Chile


*<br />

PRÓLOGO<br />

Dos hombres dialogan. Se escuchan, se respetan, se estiman.<br />

Los dos son creyentes. Son religiosos, pasionista el<br />

uno, jesuíta el otro. Los dos son inteligentes y cultos. El uno<br />

piensa primero en <strong>la</strong> naturaleza, el otro en el hombre. Ambos<br />

piensan en Dios, pero por caminos diferentes. El uno es<br />

un profeta, un revolucionario en el campo de <strong>la</strong> <strong>teología</strong>: <strong>la</strong>nza<br />

sus ideas que quiebran moldes, suscitan problemas, dejan<br />

dudas. El otro es un teólogo más tradicional, más prudente,<br />

más <strong>con</strong>ciliador pero muy abierto. El uno se inscribe en <strong>la</strong><br />

<strong>teología</strong> de <strong>la</strong> creación, del universo, de <strong>la</strong> naturaleza. El otro<br />

en <strong>la</strong> <strong>teología</strong> del hombre, de <strong>la</strong> liberación del hombre. El<br />

uno es cosmólogo, el otro antropólogo.<br />

Thomas <strong>Berry</strong> se expresa <strong>con</strong> vehemencia, tiene fe en<br />

sus ideas, es un apasionado de <strong>la</strong> causa que defiende, sabe<br />

comunicar <strong>con</strong> entusiasmo. Tiene el arte de hacernos dudar<br />

de nuestras certezas, de inquietarnos en lo que teníamos por<br />

sólido y aceptado por todos: de abrir perspectivas <strong>nueva</strong>s y<br />

fascinantes. Nos invita a pensar de nuevo, nos inquieta, nos<br />

estimu<strong>la</strong>.<br />

Thomas C<strong>la</strong>rke es acogedor a ideas que son <strong>nueva</strong>s para<br />

él. Está dispuesto a revisar sus propias ideas, o <strong>la</strong>s de <strong>la</strong> <strong>teología</strong><br />

oficial que asimiló en sus años de formación. Trata de<br />

<strong>con</strong>ciliar su fe en <strong>la</strong> trascendencia divina y en un Dios per-<br />

9


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

sonal <strong>con</strong> el fuerte sentido de inmanencia, de presencia de<br />

Dios en el universo que transmite Thomas <strong>Berry</strong>. Quiere abrirse<br />

al universo pero sin abandonar al hombre. Es acogedor, ya<br />

lo dijimos, pero reflexivo y crítico; quiere mantener su coherencia<br />

anterior.<br />

De este debate ambos salen engrandecidos. A Thomas<br />

<strong>Berry</strong> le agradecemos su <strong>con</strong>tribución luminosa e inspirada a<br />

una <strong>teología</strong> del universo, <strong>con</strong> raíces muy hondas en <strong>la</strong>s religiones<br />

de los pueblos indígenas del <strong>con</strong>tinente americano y<br />

de muchos pueblos l<strong>la</strong>mados primitivos. Le agradecemos que<br />

nos abra perspectivas <strong>nueva</strong>s, que nos invite a explorar campos<br />

poco recorridos por los teólogos clásicos.<br />

A Thomas C<strong>la</strong>rke le agradecemos por ayudarnos a acomodar<br />

estas ideas <strong>nueva</strong>s en el baúl en que guardamos los<br />

viejos tesoros y a no perder nuestra coherencia intelectual,<br />

nuestra integridad de creyentes y de teólogos, enriqueciéndonos<br />

sin muti<strong>la</strong>rnos.<br />

En <strong>la</strong>s cinco <strong>con</strong>versaciones que <strong>con</strong>stituyen este libro,<br />

en <strong>la</strong>s que se discuten temas centrales de <strong>la</strong> <strong>teología</strong> y de <strong>la</strong><br />

fe, <strong>Berry</strong> hab<strong>la</strong> primero y expone su pensamiento en forma<br />

bril<strong>la</strong>nte y a <strong>la</strong> vez, simpática. Tiene el fervor del pionero,<br />

del descubridor.<br />

C<strong>la</strong>rke hab<strong>la</strong> después, comenta <strong>la</strong> intervención de <strong>Berry</strong>,<br />

admira <strong>la</strong> fuerza y c<strong>la</strong>ridad de su pensamiento, se abre a todo<br />

lo nuevo que su colega expone <strong>con</strong> entusiasmo. Y luego, reflexiona<br />

en voz alta, <strong>con</strong> prudencia, <strong>con</strong> sencillez, <strong>con</strong> sinceridad,<br />

casi diría <strong>con</strong> humildad. Su actitud también es una<br />

enseñanza: el respeto y el amor a <strong>la</strong> verdad, <strong>la</strong> búsqueda y <strong>la</strong><br />

apertura a <strong>la</strong> verdad, <strong>la</strong> fidelidad a <strong>la</strong>s verdades antiguas y <strong>la</strong><br />

fidelidad a <strong>la</strong>s verdades <strong>nueva</strong>s, o mejor a facetas <strong>nueva</strong>s de<br />

una misma y única verdad.<br />

El lector <strong>con</strong> cultura y mente teológica gozará <strong>con</strong> este<br />

diálogo en que hab<strong>la</strong> de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción, de <strong>la</strong> comunidad, de <strong>la</strong><br />

10<br />

PRÓLOGO<br />

disciplina espiritual y ritual, de Cristo, del sacrificio y de <strong>la</strong><br />

gracia, en una perspectiva cosmológica y paleontológica, entre<br />

un discípulo de Teilhard de Chardin, que va más allá que<br />

su maestro y un hermano de religión del mismo Teilhard que<br />

quiere mantener <strong>la</strong> <strong>con</strong>tinuidad entre estos dos vigorosos<br />

pensamientos.<br />

Un libro que apasiona, que enriquece y que hace bien.<br />

Bernardino Pinera C.<br />

Licenciado en Teología<br />

Arzobispo Emérito de <strong>La</strong> Serena<br />

11


AGRADECIMIENTOS<br />

Este libro es más que nada obra de una comunidad, comenzando<br />

<strong>con</strong> Thomas <strong>Berry</strong> y los pasionistas de Canadá, que durante doce<br />

años han co<strong>la</strong>borado <strong>con</strong> el Holy Cross Center de Port Burwell,<br />

Ontario, <strong>con</strong>figurando esta institución en torno a <strong>la</strong> espiritualidad y<br />

<strong>la</strong> ecología. El equipo, Paul Cusack, Mary Margaret Howard, Stephen<br />

Paul Kenny, Lynda Nevins, Frank Casey, Brian Hamilton, así como<br />

co<strong>la</strong>boradores y amigos, los Vel<strong>la</strong>-Zarbs, Palmira Murphy, Jane<br />

Blewett, Lou Niznik, Lea Grevstad, Ted <strong>La</strong>ndry, Maureen <strong>La</strong>ndry-<br />

Barber y Margot King, todos <strong>con</strong>tribuyeron <strong>con</strong> este volumen y <strong>con</strong><br />

el diálogo televisivo desde donde se generó.<br />

Cuando Dawn MacDonald se incorporó al Centro en 1989,<br />

poco sabíamos del torbellino de advertencias en <strong>la</strong>s costas del <strong>la</strong>go<br />

Erie. Como editora de <strong>la</strong> revista Catholic Church Extensión, inmediatamente<br />

encargó a Gail Burns un artículo sobre el Centro; estableció<br />

valiosos vínculos <strong>con</strong> otras instituciones, y organizó y<br />

coprodujo para el canal VISION de Canadá una serie de trece capítulos<br />

del Centre Coloquium de 1990 <strong>con</strong> Thomas <strong>Berry</strong> y Thomas C<strong>la</strong>rke.<br />

<strong>La</strong> producción televisiva fue posible gracias a <strong>la</strong> generosidad de VI­<br />

SION y del equipo de filmación dirigido por J im Hanley y Jackie Barley.<br />

Demostraron gran adaptación y sensibilidad <strong>con</strong> el público que se reunió<br />

para el evento. Además, su entusiasmo por el proyecto y <strong>la</strong> rápida<br />

y excelente edición del video fueron tanto una inspiración como un<br />

estímulo.<br />

13<br />

\


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Nos comp<strong>la</strong>ce que Twenty-Third Publications se siga interesando<br />

en el trabajo de Thomas <strong>Berry</strong> y en nuestro Centro. A través de los<br />

años, Neil y Pat Kluepfel han llegado a ser grandes amigos y resueltos<br />

promotores de <strong>la</strong>s ideas de Thomas <strong>Berry</strong>. Agradecemos especialmente<br />

también a Stephen Scharper por su paciencia mientras luchamos por<br />

cambiar nuestro status de tecno-campesinos al de usuarios de<br />

computadoras semiletrados.<br />

Finalmente, queremos agradecer a nuestros compañeros de diá­<br />

logo. Leímos una cuidadosa revisión de <strong>teología</strong> de <strong>la</strong> creación de<br />

Thomas C<strong>la</strong>rke, publicada en diciembre de 1988 en <strong>la</strong> revista The<br />

Way. Jane Blewett, amiga cercana del Padre C<strong>la</strong>rke, lo impulsó a<br />

<strong>con</strong>siderar <strong>la</strong> necesidad de un diálogo más extenso entre Thomas<br />

<strong>Berry</strong> y <strong>la</strong> principal corriente teológica. Nos acercamos a él, y aun<br />

cuando <strong>con</strong>ocíamos parte de su trabajo, ignorábamos <strong>la</strong> tolerancia,<br />

apertura, franqueza y afabilidad de Thomas C<strong>la</strong>rke en persona. En<br />

una época de dificultades <strong>con</strong> <strong>la</strong>s instituciones de <strong>la</strong> Iglesia, presen­<br />

ciar a dos sacerdotes católicos romanos, uno pasionista y otro jesui-<br />

ta, juntar su madurez, calidad académica y visión, fue una experien­<br />

cia que dejó a todo el público sintiendo humildad y desafío.<br />

Atine Lonergan y Stephen Dunn<br />

A St. Gerard Grace Dunn y Alma Gandet<br />

Lonergan, los primeros en enseñarnos lo que<br />

significa amar <strong>la</strong> tierra.<br />

14<br />

CONTENIDOS<br />

_ •<br />

Prólogo 9<br />

Agradecimientos 13<br />

Introducción 17<br />

CAPÍTULO UNO:<br />

Lo divino y nuestro actual momento reve<strong>la</strong>dor 19<br />

Thomas <strong>Berry</strong> 20<br />

Thomas C<strong>la</strong>rke 43<br />

CAPÍTULO DOS:<br />

Comunidad sagrada, disciplina espiritual y rituales 53<br />

Thomas <strong>Berry</strong> 54<br />

Thomas C<strong>la</strong>rke 69<br />

CAPÍTULO TRES:<br />

Cristología 77<br />

Thomas <strong>Berry</strong> 78<br />

Thomas C<strong>la</strong>rke 94<br />

CAPÍTULO CUATRO:<br />

Condiciones para <strong>la</strong> era ecozoica 105<br />

Thomas <strong>Berry</strong> 106<br />

Thomas C<strong>la</strong>rke 131<br />

15<br />

\


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

CAPÍTULO CINCO:<br />

Sacrificio y gracia 141<br />

Thomas <strong>Berry</strong> 141<br />

Thomas C<strong>la</strong>rke 147<br />

Apéndice 153<br />

Glosario 159<br />

Bibliografía 163<br />

Lecturas adicionales 165<br />

16<br />

«<br />

INTRODUCCIÓN<br />

Ama toda <strong>la</strong> creación de Dios, todos y cada uno de sus granos de<br />

arena. Ama cada hoja, cada rayo de luz de Dios. Ama los animales, <strong>la</strong>s<br />

p<strong>la</strong>ntas, ama todo. Si amas todo, percibirás el misterio divino de <strong>la</strong>s co­<br />

sas. (Fedor Dostoievski, Los hermanos Karamazov).<br />

<strong>La</strong>s ideas son impracticables cuando no <strong>la</strong>s captamos o no nos deja­<br />

mos captar por el<strong>la</strong>s. Cuando no entendemos una idea, preguntamos<br />

"cómo" poner<strong>la</strong> en práctica, tratando así de <strong>con</strong>vertir <strong>la</strong>s percepciones del<br />

alma en acciones del ego. Pero cuando una idea o percepción es compren­<br />

dida, <strong>la</strong> práctica cambia de manera invisible. <strong>La</strong> idea ha abierto el ojo del<br />

alma. Al ver diferente, actuamos diferente... El único ¿cómo? legítimo<br />

en re<strong>la</strong>ción a estas percepciones psicológicas es: "¿Cómo puedo captar<br />

una idea?" (James Hulmán, Re-Visioning Psychology).<br />

Thomas <strong>Berry</strong>, historiador cultural, ha explorado durante años<br />

<strong>la</strong>s tradiciones religiosas del mundo y <strong>la</strong> tradición científica de los<br />

últimos siglos. Influenciado por el trabajo de Pierre Teilhard de<br />

Chardin (1881-1955), se ha preocupado, al igual que éste, de sanar<br />

<strong>la</strong> separación entre ciencia y religión a través de una comprensión<br />

del cosmos como <strong>la</strong> principal realidad reve<strong>la</strong>dora en el tiempo y<br />

espacio. Ha sido durante años un "profeta en <strong>la</strong> deso<strong>la</strong>ción", seña­<br />

<strong>la</strong>ndo <strong>la</strong> profunda crisis <strong>ecológica</strong> creada no sólo por nuestros siste­<br />

mas e<strong>con</strong>ómicos, sino por una cosmovisión que fomenta una com-<br />

17<br />

/


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

prensión de nosotros mismos como realidad y valor supremos de <strong>la</strong><br />

tierra, <strong>con</strong>siderando valiosas <strong>la</strong>s demás especies sólo en re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong><br />

utilidad que nos presten.<br />

Thomas C<strong>la</strong>rke tiene gran experiencia docente en el área de <strong>la</strong><br />

<strong>teología</strong> espiritual y, como <strong>Berry</strong>, un profundo interés en <strong>la</strong> cultura.<br />

Ha trabajado en temas como <strong>la</strong> justicia social y <strong>teología</strong> de <strong>la</strong> libera­<br />

ción, y a través del libro vincu<strong>la</strong> estos temas <strong>con</strong> <strong>la</strong> ecología.<br />

Algunos tópicos de este libro son los tradicionales de <strong>la</strong> teolo­<br />

gía católica romana: Dios, <strong>la</strong> Trinidad, <strong>la</strong> creación, <strong>la</strong> redención, el<br />

mal, <strong>la</strong> gracia, <strong>la</strong> cristología, el sacrificio, los sacramentos, el rol de<br />

lo humano, los rituales y <strong>la</strong> disciplina espiritual. <strong>Berry</strong>, que se<br />

autodenomina un "cristiano tradicionalista", es rebautizado por<br />

C<strong>la</strong>rke como un "tradicionalista radical". Citamos a C<strong>la</strong>rke: "Des­<br />

pués de revisar el trabajo de Tom <strong>Berry</strong>, pienso, como teólogo 'orto­<br />

doxo'... que Tom ha aportado un sistema que no sólo es bril<strong>la</strong>nte,<br />

algo obvio, sino que al menos desde mi limitada perspectiva es bas­<br />

tante <strong>con</strong>gruente <strong>con</strong> <strong>la</strong> herencia judeocristiana, que es parte de <strong>la</strong><br />

propia formación de Tom <strong>Berry</strong>".<br />

Los temas se presentan por secciones. <strong>La</strong> introducción fue es­<br />

crita por Anne Lonergan. En cada capítulo se incluyen notas de <strong>la</strong><br />

serie de video de Dawn MacDonald y preguntas de discusión, <strong>la</strong>s<br />

cuales surgieron, en parte, a medida que ambos sacerdotes compar­<br />

tían su fe, esperanza, caridad y visión.<br />

Estas reflexiones nacieron de una <strong>con</strong>versación, más que de un<br />

diálogo teológico formal. Como resultado, de ninguna manera re­<br />

presentan una postura definitiva acerca del complejo problema de<br />

<strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre <strong>teología</strong> cristiana y ecología. Más bien, son pensa­<br />

mientos preliminares <strong>con</strong> respecto al perfil que podría tener una<br />

<strong>teología</strong> de re<strong>con</strong>ciliación entre los humanos y <strong>la</strong> tierra. Esperamos<br />

que <strong>la</strong> <strong>con</strong>versación <strong>con</strong>tinúe después de este libro y de <strong>la</strong> serie de<br />

video <strong>Re<strong>con</strong>ciliación</strong> <strong>con</strong> <strong>la</strong> tierra (disponible en Twenty-Third<br />

Publications).<br />

18<br />

*<br />

CAPÍTULO UNO<br />

Lo divino y nuestro actual<br />

momento reve<strong>la</strong>dor<br />

EN ESTE CAPÍTULO, <strong>Berry</strong> seña<strong>la</strong> que estamos al final de<br />

una era biológica, <strong>la</strong> cenozoica, y empezando otra, que él l<strong>la</strong>ma pe<br />

ríodo "ecozoico". Este trascendental cambio en nuestra re<strong>la</strong>ción <strong>con</strong><br />

el p<strong>la</strong>neta exige que todas <strong>la</strong>s instituciones humanas sean repensa­<br />

das. <strong>La</strong> ciencia del siglo XX nos ha <strong>con</strong>ducido hacia un sentido de<br />

un universo de tiempo-evolutivo, en el cual somos <strong>con</strong>siderados des­<br />

cendientes de todo lo demás que hay en él. Además, nuestros patro­<br />

nes de re<strong>la</strong>ción <strong>con</strong> el resto del universo como objetos, en lugar de<br />

sujetos, son criticados a <strong>la</strong> luz de <strong>la</strong> enorme crisis <strong>ecológica</strong>.<br />

Según <strong>Berry</strong>, <strong>la</strong> idea de un Dios separado de <strong>la</strong> creación, o tras­<br />

cendente, es uno de los principales problemas de <strong>la</strong> tradición cris­<br />

tiana. Los pueblos primitivos creían que lo divino penetraba todo y<br />

se reve<strong>la</strong>ba en todo el mundo natural. Sin embargo, gradualmente,<br />

<strong>la</strong> idea de inmanencia se unió a <strong>la</strong> de trascendencia. En el mundo<br />

bíblico, los hebreos, y luego los cristianos, comenzaron a ver a Dios<br />

en forma singu<strong>la</strong>r, masculina, separado de <strong>la</strong> naturaleza, en algún<br />

lugar arriba o más allá de <strong>la</strong> tierra. <strong>Berry</strong> seña<strong>la</strong> que el énfasis en <strong>la</strong><br />

trascendencia debilitó nuestro sentido de lo sagrado en el mundo<br />

natural y se <strong>con</strong>virtió en el <strong>con</strong>texto para nuestro uso y abuso del<br />

p<strong>la</strong>neta. En <strong>la</strong> <strong>teología</strong> cristiana académica, <strong>la</strong> idea de inmanencia<br />

<strong>con</strong>tinúa. El repensar <strong>la</strong> <strong>teología</strong> comienza <strong>con</strong> <strong>la</strong> idea de Dios y de<br />

<strong>la</strong> creación. Generaciones previas <strong>con</strong>ocieron <strong>la</strong> creación en un uni­<br />

verso espacial en <strong>con</strong>stante renovación, pero sin desarrol<strong>la</strong>rse. En vez<br />

19


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

de un cosmos, ahora tenemos una cosmogénesis; nuestro universo ha<br />

pasado de ser a devenir. <strong>Berry</strong> <strong>con</strong>sidera que estamos en un nuevo mo­<br />

mento reve<strong>la</strong>dor acerca de cómo opera lo divino en el universo,<br />

cualitativamente diferente de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción bíblica. A partir de su com­<br />

prensión del proceso de cosmogénesis, <strong>Berry</strong> propone un nuevo mode­<br />

lo de <strong>la</strong> Trinidad.<br />

Thomas C<strong>la</strong>rke responde <strong>con</strong> aprecio al enfoque teológico "sin­<br />

tético" de <strong>Berry</strong> y seña<strong>la</strong> que <strong>la</strong> reticencia de éste a usar <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />

"Dios" es para mantener <strong>la</strong> <strong>con</strong>sonancia <strong>con</strong> lo mejor de <strong>la</strong> tradición<br />

cristiana. C<strong>la</strong>rke explora el significado tradicional de Dios y crea­<br />

ción, seña<strong>la</strong>ndo que si <strong>la</strong> trascendencia se comprende adecuadamen­<br />

te, aún podría ser un término útil en el <strong>con</strong>texto de <strong>la</strong> cosmogénesis.<br />

Ambos <strong>con</strong>sideran el "animismo cristiano" un <strong>con</strong>cepto nuevo, im­<br />

portante para <strong>la</strong> <strong>teología</strong>, y aprecian el aporte de los Primeros Pue­<br />

blos, o pueblos nativos, para llegar a una comprensión más profunda<br />

y reverente de lo divino tal como se reve<strong>la</strong> en el mundo natural.<br />

THOMAS BERRY<br />

El <strong>con</strong>texto<br />

Lo divino y nuestro actual momento reve<strong>la</strong>dor<br />

En primer lugar, debemos analizar <strong>la</strong> magnitud de los a<strong>con</strong>teci­<br />

mientos de nuestro tiempo. Lo que sucede no es sólo otra transición<br />

histórica o un simple cambio cultural. <strong>La</strong> actual devastación<br />

p<strong>la</strong>netaria significa anu<strong>la</strong>r cientos de miles e incluso billones de años<br />

de desarrollo en <strong>la</strong> tierra. Es un período de cambio trascendental, un<br />

cambio sin precedentes en los cuatro y medio billones de años de<br />

historia de <strong>la</strong> tierra.<br />

Mientras reflexionamos sobre lo que ocurre, también debemos<br />

pensar en quiénes somos y por qué enfrentamos este grave proble­<br />

ma. Todo indica que, en cierto sentido, somos una comunidad, ge-<br />

20<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

neración, grupo elegido. No pedimos estar aquí en este momento, es<br />

nuestro destino, ya que nuestro tiempo vital está determinado. Cuan­<br />

do a algunos profetas se les pidió asumir ciertas misiones, dijeron:<br />

"No me escojas, es demasiado para mf'. Dios les dice: "Lo harás de<br />

todas maneras". Nadie nos preguntó si deseábamos vivir en este pe­<br />

ríodo. Estamos aquí. Lo ineludible está frente a nosotros.<br />

Mi generación ha vivido gran parte de este trascendental pe­<br />

ríodo de cambio. <strong>La</strong> radio no existía cuando nací. Es maravilloso<br />

presenciar todos los descubrimientos científicos y un cambio p<strong>la</strong>ne­<br />

tario de esta magnitud. Pero no sólo hemos cambiado lo humano, <strong>la</strong><br />

civilización occidental y Norteamérica, sino también <strong>la</strong> estructura<br />

p<strong>la</strong>netaria. Hemos cambiado su química, sus biosistemas, incluso su<br />

geología. Ahora estamos cambiando <strong>la</strong> capa de ozono, provocando<br />

el l<strong>la</strong>mado efecto invernadero.<br />

Sucesos de este tipo y magnitud jamás habían ocurrido en <strong>la</strong><br />

historia humana, y posiblemente tampoco en <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong> tierra.<br />

Hubo significativos momentos de extinción a fines del Paleozoico<br />

(alrededor de 220 millones de años atrás) y del Mesozoico (65 mi­<br />

llones de años atrás). Pero ahora estamos en <strong>la</strong> fase terminal del<br />

Cenozoico, período en que se está destruyendo gran parte del desa­<br />

rrollo de los últimos 65 millones de años. No somos capaces de des­<br />

truir todo, pero estamos provocando severos daños al proceso te­<br />

rrestre. Hemos puesto en marcha fuerzas que destruyen muchos de<br />

los principales sistemas vitales aparecidos durante el Cenozoico.<br />

<strong>La</strong> era cenozoica (estos últimos 65 millones de años) <strong>la</strong> podríamos<br />

l<strong>la</strong>mar período "lírico" de <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong> tierra. Se han desarrol<strong>la</strong>do<br />

plenamente flores, aves e insectos. Muchas de estas especies existían<br />

antes del Cenozoico, pero su florecimiento se completó en los últimos<br />

65 millones de años. Entonces aparecimos los humanos, estableciendo<br />

una secuencia invertida de <strong>la</strong>s fuerzas que operan. En alguna medida se<br />

niega todo el proceso cenozoico. Lo que está sucediendo es de esta mag­<br />

nitud. Estos hechos no ocurren sólo en el mundo occidental, ni sólo a<br />

los humanos. Están sucediendo a esca<strong>la</strong> p<strong>la</strong>netaria.<br />

21


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Todas <strong>la</strong>s modalidades humanas de ser que existieron en el pa­<br />

sado están siendo profundamente alteradas. Nosotros mismos esta­<br />

mos cambiando. El cristianismo, que apareció hace cerca de 2.000<br />

años, y nuestra reve<strong>la</strong>ción bíblica, que comenzó 3.500 años atrás,<br />

deben funcionar ahora dentro del <strong>con</strong>texto de esta magnitud. <strong>La</strong>­<br />

mentablemente, aún no hay indicios de que los cristianos piensen<br />

en esta esca<strong>la</strong> de cambio. Así como el p<strong>la</strong>neta está cambiando más<br />

de lo que cambió en un período tan prolongado, el orden humano<br />

que provocó estos cambios se deberá modificar de una manera igual­<br />

mente profunda. Por eso pienso que lo que está ocurriendo <strong>con</strong> <strong>la</strong><br />

<strong>teología</strong> cristiana, <strong>con</strong> <strong>la</strong>s demás <strong>teología</strong>s, <strong>con</strong> <strong>la</strong> vida religiosa o<br />

<strong>con</strong> cualquier código moral, es el cambio más profundo en los últi­<br />

mos 5.000 años. Todos los aspectos humanos están obligados a cam­<br />

biar más desde <strong>la</strong> aparición de <strong>la</strong>s grandes civilizaciones.<br />

Incluso podemos decir que todas <strong>la</strong>s civilizaciones y tradicio­<br />

nes religiosas iniciadas hace 5.000 años han cumplido en gran me­<br />

dida su misión histórica. Esto incluye <strong>la</strong> civilización cristiana y <strong>la</strong><br />

experiencia religiosa y humana. No podemos funcionar sin estos<br />

logros. Desempeñarán un importante papel en <strong>la</strong> formación del fu­<br />

turo. Pero deben cambiar a un nivel jamás visto antes. Teilhard de<br />

Chardin fue quien manifestó <strong>la</strong> mayor transformación del pensa­<br />

miento cristiano desde <strong>la</strong> época de San Pablo.<br />

En otras pa<strong>la</strong>bras, <strong>la</strong>s religiones tradicionales no pueden en­<br />

frentar <strong>con</strong> sus recursos los problemas que nosotros debemos enca­<br />

rar, pero nosotros no podemos enfrentarlos sin <strong>la</strong>s tradiciones. No<br />

pueden hacerlo <strong>con</strong> sus actuales recursos, pero tampoco sin ellos. Se<br />

ha sumado algo nuevo, una <strong>nueva</strong> experiencia o <strong>con</strong>texto, y debe­<br />

mos funcionar a partir de él. El pasado no puede guiarnos en forma<br />

deductiva. En cierto modo, hay una <strong>nueva</strong> experiencia reve<strong>la</strong>dora<br />

que nos ha dado un nuevo sentido del universo, de <strong>la</strong> tierra, de <strong>la</strong><br />

vida, de lo humano, e incluso de ser cristiano. Tenemos una <strong>nueva</strong><br />

experiencia reve<strong>la</strong>dora de lo divino a través de nuestra actual com­<br />

prensión del universo de tiempo-evolutivo.<br />

22<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

<strong>La</strong> historia del universo es <strong>la</strong> quintaesencia de <strong>la</strong> realidad. Per­<br />

cibimos <strong>la</strong> historia. <strong>La</strong> ponemos en nuestro lenguaje; <strong>la</strong>s aves y los<br />

árboles en el suyo. Podemos leer <strong>la</strong> historia del universo en los árbo­<br />

les, todo re<strong>la</strong>ta su historia. Los vientos <strong>la</strong> cuentan literalmente, no<br />

sólo en forma imaginaria. <strong>La</strong> historia deja su huel<strong>la</strong> en todo lugar, y<br />

por eso es tan importante <strong>con</strong>ocer<strong>la</strong>. Si <strong>la</strong> des<strong>con</strong>ocemos, en cierto<br />

sentido no nos <strong>con</strong>ocemos a nosotros mismos, no <strong>con</strong>ocemos nada.<br />

Nuestro universo de Tiempo Evolutivo como Reve<strong>la</strong>dor<br />

En <strong>la</strong> profundidad del darse cuenta psíquico, <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción es el<br />

despertar de un sentido misterioso esencial y de cómo éste se mani­<br />

fiesta. Tomemos a los profetas. Cuando hab<strong>la</strong>ban de reve<strong>la</strong>ción, usa­<br />

ban el término "Dios dijo", ¿pero oían o veían algo? ¿A Dios? Nadie<br />

puede ver ni oír a Dios. En realidad, no escuchaban ni veían nada,<br />

pero, en el fondo de su ser, se daban cuenta de una especial comuni­<br />

cación divina, que provenía de una profundidad más allá de cual­<br />

quier cosa creada. Así, "Dios dijo" es un darse cuenta profundo, in­<br />

terior, especial. Lo mismo ocurre <strong>con</strong> nuestra situación. Cuando digo<br />

que nuestro nuevo <strong>con</strong>ocimiento del universo es una <strong>nueva</strong> expe­<br />

riencia reve<strong>la</strong>dora, significa que es cualitativamente diferente, al<br />

igual que todas <strong>la</strong>s experiencias reve<strong>la</strong>doras. No podemos decir, por<br />

ejemplo, que el mundo hindú no experimentó <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción. Tenían<br />

plena <strong>con</strong>ciencia de el<strong>la</strong>. Fe es una pa<strong>la</strong>bra c<strong>la</strong>ve en todas <strong>la</strong>s tradi­<br />

ciones.<br />

Entre los científicos también hay un creciente darse cuenta de<br />

<strong>la</strong>s implicaciones transcientíficas de <strong>la</strong> ciencia. Existe un elemento<br />

de fe en los alcances fundamentales de <strong>la</strong> experiencia científica. <strong>La</strong><br />

gravitación, por ejemplo, es una experiencia y en cierta manera tam­<br />

bién una creencia, porque es un misterio que no podemos manejar<br />

adecuadamente. <strong>La</strong> esencia de <strong>la</strong> ciencia es transcientífica. <strong>La</strong> expe­<br />

riencia que tenemos es única. Nuestro actual rol teológico es re­<br />

<strong>con</strong>stituir esto dentro de una perspectiva religiosa y re<strong>la</strong>cionarlo <strong>con</strong><br />

una <strong>nueva</strong> dimensión más amplia del cristianismo.<br />

23


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Es simi<strong>la</strong>r a <strong>la</strong>s primeras etapas del cristianismo, cuando los<br />

cristianos <strong>con</strong>ocen el pensamiento griego. Los primeros padres grie­<br />

gos de <strong>la</strong> Iglesia <strong>con</strong>frontaron un mundo de <strong>con</strong>ocimientos bastante<br />

distinto a <strong>la</strong> experiencia reve<strong>la</strong>dora bíblica. Tuvieron que enfrentar<strong>la</strong>,<br />

para lo cual desarrol<strong>la</strong>ron los inicios de lo que l<strong>la</strong>mamos <strong>teología</strong>. <strong>La</strong><br />

Biblia tiene un aspecto teológico, pero, en rigor, no es una <strong>teología</strong><br />

estructurada. Sólo <strong>la</strong> tuvimos después del <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> el mundo<br />

griego. El cristianismo creció y se enriqueció precisamente debido<br />

al <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> un mundo externo. Esto le permitió expandir <strong>la</strong><br />

comprensión de sí mismo, de lo divino y de los procesos mediante<br />

los cuales el ser humano cumplió <strong>con</strong> sus propósitos divinos. Poco<br />

después, San Agustín (354-430) dio un nuevo impulso a <strong>la</strong> <strong>teología</strong><br />

a través de su <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> el neop<strong>la</strong>tonismo. En el siglo XIII, San­<br />

to Tomás de Aquino (1225-1274) <strong>con</strong>oció el mundo de Aristóteles<br />

(384-322 AC), incorporando así una <strong>nueva</strong> expresión teológica cris­<br />

tiana finamente e<strong>la</strong>borada.<br />

Los temas<br />

Religión y <strong>teología</strong><br />

<strong>La</strong> observación científica nos permite <strong>con</strong>ocer nuestro mundo,<br />

muy diferente al mundo clásico del cual emergió el cristianismo. En<br />

ambos casos hay <strong>con</strong>tinuidad y dis<strong>con</strong>tinuidad. Hoy día, sin embar­<br />

go, experimentamos una dis<strong>con</strong>tinuidad de inigua<strong>la</strong>ble magnitud.<br />

Por eso hay tantos problemas en todas <strong>la</strong>s religiones actuales y tan­<br />

tos nuevos fundamentalismos. Vivimos en un mundo de<br />

fundamentalismos: islámico, judío, cristiano, budista, hindú, shinto.<br />

El fundamentalismo es una táctica defensiva. Ninguna religión se<br />

siente capaz de enfrentar este nuevo desafío. Por eso <strong>la</strong>s religiones<br />

del mundo no enfrentan el tema de <strong>la</strong> ecología. Si dependiéramos<br />

de el<strong>la</strong>s para abordar este tópico, estaríamos mucho peor. Ninguna<br />

de <strong>la</strong>s religiones que <strong>con</strong>ozco ha demostrado una verdadera respon­<br />

sabilidad por el destino de <strong>la</strong> tierra. Al no asumir<strong>la</strong>, fal<strong>la</strong> <strong>la</strong> respon-<br />

24<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

sabilidad religiosa por lo divino y lo humano. Pareciera que no nos<br />

damos cuenta que al dañar el mundo externo, también se degrada<br />

nuestro sentido de lo divino.<br />

¿Por qué tenemos una idea tan maravillosa de Dios? Porque<br />

vivimos en un mundo maravilloso. Nos sorprendemos ante <strong>la</strong> gran­<br />

deza de aquello, sea lo que fuere, que creó el mundo. Esto lleva a un<br />

sentido de adoración. Sentimos una inmensa gratitud al participar<br />

en un mundo tan hermoso. Esta adoración, esta gratitud, <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ma­<br />

mos religión. Sin embargo, mientras el mundo externo disminuye,<br />

nuestro mundo interno se seca.<br />

Si viviéramos en <strong>la</strong> luna, por ejemplo, nuestro sentido de lo<br />

divino reflejaría un paisaje lunar. Nuestra percepción divina no se­<br />

ría como <strong>la</strong> que tenemos actualmente. Para el desarrollo religioso se<br />

requiere imaginación. ¿Qué podríamos imaginar si viviéramos en <strong>la</strong><br />

luna? Se nos ocurriría algo, pero sería muy pobre. Nuestros sentidos<br />

serían apagados, porque nuestro mundo interno reflejaría el mundo<br />

externo. <strong>La</strong> inteligencia estaría tan atrofiada que apenas podría de­<br />

sarrol<strong>la</strong>rse. ¿Por qué? Porque habría muy pocas cosas que discutir,<br />

nombrar o comentar. Pero seguiría vigente <strong>la</strong> gran pregunta sobre <strong>la</strong><br />

existencia y no existencia, por lo que <strong>la</strong> inteligencia tendría cierto<br />

desarrollo. Habría alguna vida interior. Pero imaginemos nacer en<br />

<strong>la</strong> luna y luego venir a <strong>la</strong> tierra. ¡Sería una experiencia beatífica y<br />

maravillosa!<br />

Al <strong>con</strong>trario, si viviéramos en <strong>la</strong> tierra y luego en <strong>la</strong> luna, ¿qué<br />

nos faltaría? Nos desp<strong>la</strong>zaríamos desde un sentido de <strong>la</strong> existencia,<br />

de lo humano, de <strong>la</strong> belleza en un mundo creativo, del poder que dio<br />

vida a todo esto, hacia <strong>la</strong> extinción de todo lo que tenemos aquí.<br />

Una religión que no percibe esto, que no protege <strong>la</strong> base de su pro­<br />

pia sobrevivencia, seres humanos que no aprecian <strong>la</strong> fuente de su<br />

arte, ciencia, danza, vida afectiva e intelectual, <strong>la</strong> expansión de su<br />

alma, mente y corazón, y no sienten que todo corre peligro por lo<br />

que nos estamos haciendo a nosotros mismos: ¡Qué extraño!<br />

25


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Dios y el universo de tiempo-evolutivo<br />

Para esta unidad se seleccionaron cinco temas básicos: Dios, <strong>la</strong><br />

Trinidad, el rol de lo humano, <strong>la</strong> creación y <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción. En cierto<br />

sentido, todos están unidos: el sentido de Dios, de lo humano, de <strong>la</strong><br />

creación y de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción. No podemos <strong>con</strong>siderarlos en forma<br />

separada. No tendríamos un sentido de lo divino sin <strong>la</strong> creación. En<br />

forma especu<strong>la</strong>tiva, podríamos hab<strong>la</strong>r de Dios como anterior a, ex­<br />

terno a o independiente de <strong>la</strong> creación, pero en realidad no hay un<br />

ser como Dios sin creación. Asociar <strong>la</strong> creación <strong>con</strong> lo divino es <strong>la</strong><br />

prueba existencial de que no hay Dios sin creación, y viceversa.<br />

Quisiera acotar aquí algo que surge <strong>con</strong>stantemente. En gene­<br />

ral no utilizo <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra "Dios", porque creo se ha usado en exceso y<br />

de maneras tan diferentes que crea muchas ambivalencias. Además,<br />

como quiero dirigirme a personas de cualquier creencia, trato de<br />

usar pa<strong>la</strong>bras que tengan sentido para todas. Cuando escribo, me<br />

interesa <strong>la</strong> sociedad en un sentido amplio, no sólo los cristianos o <strong>la</strong><br />

gente "religiosa".<br />

El término "Dios" se refiere al misterio supremo de <strong>la</strong>s cosas,<br />

algo que trasciende aquello que podemos comprender en forma ade­<br />

cuada. Muchos Pueblos Primitivos lo vivencian como el Gran Espí­<br />

ritu, el poder misterioso, penetrante, presente, que se observa en <strong>la</strong><br />

.salida y puesta del sol, en el crecimiento de los organismos vivos, en<br />

<strong>la</strong> secuencia de <strong>la</strong>s estaciones. Este misterioso poder lleva a su máxi­<br />

ma expresión todo lo que observamos: <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s, <strong>la</strong> sensación y<br />

experiencia del viento, el oleaje expansivo de los océanos. En gene­<br />

ral, se vivencia como una presencia aterradora, magnífica, inexpre­<br />

sable en pa<strong>la</strong>bras. Al no poder hacerlo, a menudo <strong>la</strong>s personas dan­<br />

zan <strong>la</strong> experiencia, <strong>la</strong> expresan en <strong>la</strong> música, el arte, en <strong>la</strong> belleza de<br />

<strong>la</strong> vida cotidiana, en <strong>la</strong> risa de los niños, en el sabor del pan, en <strong>la</strong><br />

dulzura de una manzana. En todo momento vivenciamos el sobre-<br />

cogedor misterio de <strong>la</strong> existencia. Es tan simple como inefable. ¿Qué<br />

es lo divino? Es <strong>la</strong> presencia inefable y penetrante en el mundo que<br />

nos rodea.<br />

26<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

Debemos re<strong>con</strong>ocer que esta presencia divina en <strong>la</strong> creación se<br />

entiende de un modo diferente en nuestro nuevo <strong>con</strong>texto históri­<br />

co. Originalmente, lo divino se percibía en su manifestación en el<br />

mundo, en toda <strong>la</strong> gama de fenómenos naturales; era algo dado. Había<br />

una experiencia espacial de <strong>la</strong> manifestación divina en el mundo<br />

natural. Es decir, el tiempo transcurría en ciclos de cambios<br />

estacionales en permanente renovación. Era eterno. El universo<br />

existía tal como había sido y sería siempre.<br />

En el mundo bíblico, sin embargo, apareció un nuevo sentido<br />

de <strong>la</strong> historia, <strong>la</strong> percepción de que el universo nació en un momen­<br />

to determinado. Antes de eso, <strong>la</strong> <strong>con</strong>ciencia humana despertó al<br />

universo tal como había sido y sería siempre, en ciclos de permanen­<br />

te renovación. Los humanos no podíamos interferir ni cambiar esto.<br />

No podíamos iniciarlo ni terminarlo.<br />

Ahora nuestra experiencia del universo es diferente. Lo captamos<br />

<strong>con</strong> una <strong>nueva</strong> percepción intelectual. Anteriormente sólo había una<br />

experiencia intuitiva inmediata: sólo observábamos el mundo natural<br />

que nos rodeaba. Sin embargo, más recientemente, hemos comenzado<br />

a verlo en términos de <strong>la</strong> ciencia empírica, <strong>con</strong> <strong>la</strong> ayuda de instrumen­<br />

tos microscópicos y telescópicos. Miramos atentamente el universo,<br />

estudiamos, por ejemplo, <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s, tratando de descubrir cómo se<br />

generaron. Observamos el mundo que nos rodea y analizamos los ele­<br />

mentos hasta comprender cómo se desarrol<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s cosas. Gradualmen­<br />

te, llegamos a entender que el universo no es simplemente algo dado, y<br />

que de hecho tuvo un comienzo. Descubrimos que el tiempo es irrever­<br />

sible. <strong>La</strong> secuencia en <strong>la</strong> curva mayor de su desarrollo ha ido de menor<br />

a mayor complejidad y <strong>con</strong>ciencia.<br />

Así, nuestra visión científica moderna del universo coincide<br />

más <strong>con</strong> el ámbito bíblico que <strong>con</strong> el mundo no bíblico, el cual no<br />

tiene un sentido tan c<strong>la</strong>ro del universo que comenzó en un momen­<br />

to histórico determinado. Al remontarnos hacia atrás, descubrimos<br />

que nuestro universo existe desde hace mucho tiempo. Actualmen­<br />

te se calcu<strong>la</strong> que alrededor de 15 billones de años. Sin embargo, esta<br />

27


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

comprensión del universo difiere de otras previas. Es más un tiempo<br />

histórico que metafísico. En India, por ejemplo, el universo (como<br />

se comprende tradicionalmente) aparece hace trillones de años,<br />

existe durante trillones de años y luego se extingue para retornar<br />

una y otra vez. Esta visión representa un tipo de tiempo metafísico,<br />

y no se basa en un estudio empírico del cosmos material ni de su<br />

historia.<br />

Por otro <strong>la</strong>do, los chinos tienen lo que yo l<strong>la</strong>maría un tiempo<br />

cronológico de <strong>la</strong> historia humana. Saben mejor que cualquier otro<br />

pueblo qué ocurrió hace 3.000 años. Conocen <strong>con</strong> mucha precisión lo<br />

que sucedía entonces. Esto es lo que yo l<strong>la</strong>mo historia cronológica. <strong>La</strong><br />

historia significativa -es decir, <strong>la</strong> historia del tiempo evolutivo signifi­<br />

cativo- aparece <strong>con</strong> <strong>la</strong> experiencia reve<strong>la</strong>dora del Medio Oriente, de­<br />

sarrol<strong>la</strong>da en el mundo bíblico y cristiano. Incluso los cristianos veían<br />

el universo desde una perspectiva de tiempo estacional y <strong>con</strong>tinuo -<br />

aunque <strong>la</strong> esencia del cristianismo es el tiempo evolutivo humano- <strong>la</strong><br />

determinación de una presencia divina en el mundo humano en los<br />

términos del reino de Dios. Ahora tenemos un nuevo sentido del uni­<br />

verso, <strong>con</strong> un inicio preciso y que ha pasado por una secuencia de trans­<br />

formaciones de menor a mayor complejidad y formas más amplias de<br />

<strong>con</strong>ciencia. En cierto modo, ambas necesitan re<strong>la</strong>cionarse: <strong>la</strong> aparición<br />

de un universo de <strong>con</strong>ciencia y de una comunidad espiritual. El univer­<br />

so es <strong>la</strong> expresión básica de comunidad, <strong>la</strong> comunidad sagrada esencial.<br />

El comienzo del universo no fue una humareda homogénea, sino<br />

más bien <strong>con</strong>ste<strong>la</strong>ciones de energía articu<strong>la</strong>das en una unidad insepa­<br />

rable. <strong>La</strong>s partes del universo se diferencian externamente, se articu<strong>la</strong>n<br />

internamente y se unen en una amplia re<strong>la</strong>ción de cada partícu<strong>la</strong> <strong>con</strong><br />

todas <strong>la</strong>s demás. Hay algo muy importante acerca del inicio del univer­<br />

so tal como lo <strong>con</strong>ocemos ahora. Lo <strong>con</strong>sidero una reve<strong>la</strong>ción mara­<br />

villosa, porque nos dice algo de <strong>la</strong>s fuerzas que impulsaron su apari­<br />

ción.<br />

Trataré de explicarlo. En el comienzo está esa fuerza expansiva,<br />

diferenciadora, y <strong>la</strong>s entidades articu<strong>la</strong>das emergentes, lo que ocurre<br />

28<br />

LO DIVINO Y NI IhS mu Al IUAI MOMENTO REVELADOR<br />

poco después de <strong>la</strong> radiación primordial. De inmediato aparece <strong>la</strong><br />

gravitación y <strong>la</strong>s cosas se agrupan en una profunda re<strong>la</strong>ción. De modo<br />

que tenemos dos fuerzas al comienzo del universo: un proceso emer­<br />

gente de diversificación, especie de explosión, y luego un proceso de<br />

<strong>con</strong>tención. Es muy importante <strong>la</strong> atracción que todo ejerce sobre<br />

todo lo demás. Nadie sabe en qué <strong>con</strong>siste, esta atracción. Isaac<br />

Newton (1642-1727), que formuló <strong>la</strong>s leyes de gravitación, ignora­<br />

ba qué era todo esto. Estableció <strong>la</strong>s leyes de esta atracción, pero no<br />

sabía en qué <strong>con</strong>sistía, y aún nadie puede decirnos qué es <strong>la</strong> gravita­<br />

ción. Pero sí sabemos que <strong>la</strong>s fuerzas atractiva y explosiva <strong>con</strong>stitu­<br />

yen <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada curvatura del universo. Todo lo que existe lo hace en<br />

este <strong>con</strong>texto, <strong>la</strong> curvatura del espacio. Si <strong>la</strong> velocidad de emergen­<br />

cia hubiera sido una trillonésima de fracción más rápida o más len­<br />

ta, el universo se habría desplomado o explotado. Debía ser precisa­<br />

mente <strong>la</strong> trillonésima parte de un trillón. ¿Por qué? Porque <strong>la</strong> curva­<br />

tura del universo tenía que permitir que éste siguiera expandiéndose<br />

sin desplomarse ni explotar. Así, tenemos un universo unido, pero<br />

no tanto como para ahogar su expansión y creatividad. Si <strong>la</strong> atrac­<br />

ción sobrepasa <strong>la</strong> expansión, se desploma. Y si <strong>la</strong> expansión supera<br />

<strong>la</strong> atracción, explota.<br />

Esta curvatura del espacio <strong>la</strong> he l<strong>la</strong>mado "<strong>la</strong> curva compasiva"<br />

del universo, o <strong>la</strong> cuiva compasiva que abraza al universo. ¿Qué ha­<br />

cemos al en<strong>con</strong>trarnos <strong>con</strong> otros? Nos acercamos y abrazamos. Este<br />

abrazo refleja <strong>la</strong> curvatura del universo. Hab<strong>la</strong>mos del pensamiento<br />

reflexivo de <strong>la</strong> mente, porque somos el tipo de seres en que se refleja<br />

el universo. ¿Qué es ese reflejo? Es <strong>la</strong> expresión de <strong>la</strong> curvatura del<br />

universo en <strong>la</strong> inteligencia humana. Es <strong>la</strong> curvatura del universo<br />

que regresa sobre sí misma. Si no fuera por el<strong>la</strong>, no habría reflejo<br />

humano. No habría afecto humano sin <strong>la</strong> atracción gravitacional.<br />

<strong>La</strong> gravitación, inherente a este proceso, une todo en forma tan es­<br />

trecha que nada puede separarse de nada. <strong>La</strong> alienación es un impo­<br />

sible, un imposible cosmológico. Podemos sentir alienación, pero<br />

jamás estar alienados.<br />

29


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Otro elemento importante en este proceso es <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción del<br />

origen. En el universo, todo está genéticamente emparentado <strong>con</strong><br />

todo lo demás. Hay literalmente una familia, un vínculo, porque<br />

todo desciende de <strong>la</strong> misma fuente. En este proceso creativo se ori­<br />

ginan todas <strong>la</strong>s cosas. En <strong>la</strong> tierra, todos los seres vivos derivan c<strong>la</strong>­<br />

ramente de un solo origen. Literalmente nacemos como comuni­<br />

dad; árboles, aves y todas <strong>la</strong>s criaturas vivas están unidas en una so<strong>la</strong><br />

comunidad de vida. Esto nos da <strong>la</strong> sensación de pertenencia. <strong>La</strong> co­<br />

munidad no es un sueño ni algo que podría ser hermoso. Literal­<br />

mente somos una so<strong>la</strong> comunidad. <strong>La</strong> tierra es una so<strong>la</strong> comunidad<br />

de existencia, el <strong>con</strong>texto donde existimos.<br />

<strong>La</strong> Trinidad<br />

Un elemento notable de <strong>la</strong> fe cristiana es que trasciende el<br />

problema de lo divino como el único ser de simplicidad pura, o l<strong>la</strong>­<br />

ma pura de existencia. Todos los demás seres son seres "reunidos".<br />

Sólo lo divino es un ser no-reunido. En otras religiones también es<br />

así. Simplicidad es una definición metafísica de lo divino. Sin embar­<br />

go, el mundo cristiano piensa que <strong>la</strong> vida interna de lo divino es comu­<br />

nidad. ¡Es provocador afirmar que <strong>la</strong> comunidad está en <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong><br />

simplicidad esencial!<br />

Esto se expresa por primera vez en <strong>la</strong> Biblia, en términos del l<strong>la</strong>­<br />

mado modelo familiar, Padre, Hijo y Espíritu: el Padre, principio emer­<br />

gente; el Hijo, articu<strong>la</strong>ción interna de <strong>la</strong>s cosas; y el Espíritu Santo,<br />

fuerza unificadora. Luego tenemos a San Agustín, quien explica <strong>la</strong> Tri­<br />

nidad <strong>con</strong> un modelo psicológico: pensamiento que se piensa a sí mis­<br />

mo, que se <strong>con</strong>sidera propio de <strong>la</strong> vida interna del espíritu puro,<br />

autopercepción y autovincu<strong>la</strong>ción en <strong>la</strong>s profundidades de <strong>la</strong> realidad<br />

esencial. Actualmente tenemos el l<strong>la</strong>mado modelo sociológico de <strong>la</strong><br />

Trinidad: el ser, el otro y <strong>la</strong> comunidad. Pero yo propongo un modelo<br />

nuevo, y en ciertos aspectos mejor, basado en <strong>la</strong> cosmología y funciona­<br />

miento del universo: el modelo de diferenciación, articu<strong>la</strong>ción interna<br />

y comunión, que surge de nuestra comprensión científica del universo.<br />

30<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

Vivenciamos el mundo como diferenciación y diversificación<br />

emergentes; cada partícu<strong>la</strong> tiene su propia interioridad, su estructu­<br />

ra interna de identificación, su ser interno. En cierto sentido, todo<br />

participa "en persona", por decirlo así, todo tiene voz. Todo se ma­<br />

nifiesta y todo recibe algo de todas <strong>la</strong>s otras partícu<strong>la</strong>s del universo.<br />

Así obtenemos <strong>la</strong> comunión de <strong>la</strong>s cosas. El volumen de cada átomo<br />

es el volumen del universo (si <strong>con</strong>sideramos que todo átomo está<br />

donde se siente su influencia). Todo átomo influencia de inmediato<br />

a todo otro átomo del universo, aunque estén a billones de años luz.<br />

Aún existe el vínculo. Por lo tanto, nuestra explicación de <strong>la</strong> Trini­<br />

dad, a <strong>la</strong> luz del modelo cosmológico, se p<strong>la</strong>ntea en términos de un<br />

principio de diferenciación: el Padre, principio de articu<strong>la</strong>ción inter­<br />

na; el Hijo, principio interno de <strong>la</strong>s cosas; y el Espíritu Santo, el víncu­<br />

lo, el elemento unificador, el espíritu del amor, el spiritus, el espíritu<br />

interno de <strong>la</strong> realidad.<br />

<strong>La</strong> comunidad sagrada primordial<br />

Nuestra <strong>nueva</strong> comprensión del universo es una <strong>nueva</strong> expe­<br />

riencia reve<strong>la</strong>dora. No es una reve<strong>la</strong>ción en el sentido bíblico, pero<br />

es reve<strong>la</strong>dora. Es <strong>la</strong> forma en que lo divino se nos reve<strong>la</strong> actualmen­<br />

te. Esto no lo en<strong>con</strong>tramos en los Salmos (donde hay ideas maravi­<br />

llosas, hermosas presentaciones en que <strong>la</strong> naturaleza canta <strong>la</strong> a<strong>la</strong>­<br />

banza divina). Ahora tenemos una <strong>nueva</strong> percepción de <strong>la</strong> comuni­<br />

dad sagrada, y por eso digo que el universo es <strong>la</strong> comunidad sagrada<br />

primordial, <strong>la</strong> realidad religiosa primordial, <strong>la</strong> autoridad primordial<br />

del universo, lo primordial de todo. Y existimos como miembros<br />

característicos de este universo.<br />

Esta reve<strong>la</strong>ción no proviene del mismo proceso de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>­<br />

ción tradicional. En otras pa<strong>la</strong>bras, este procedimiento racional y<br />

analítico que estamos viviendo es totalmente diferente de aquellos<br />

procesos intuitivos que experimentaron los profetas. Además, tiene<br />

un sentido distinto de cómo se nos presenta lo divino, el misterio<br />

supremo de <strong>la</strong>s cosas. Esta experiencia es tan única como <strong>la</strong> expe-<br />

31


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

riencia reve<strong>la</strong>dora del mundo hindú, que también es cualitativamente<br />

diferente de <strong>la</strong> experiencia reve<strong>la</strong>dora del mundo bíblico. ¿Qué per­<br />

mite que estas experiencias sean l<strong>la</strong>madas reve<strong>la</strong>ción? El modo prác­<br />

tico en que se comunica lo divino y cómo lo divino y lo humano se<br />

comunican entre sí. Es <strong>la</strong> dimensión más amplia de <strong>la</strong> categoría re­<br />

ve<strong>la</strong>dora, pero funciona de distintas maneras. <strong>La</strong>s flores son flores,<br />

pero hay diferencias cualitativas entre el<strong>la</strong>s. Los árboles son árboles,<br />

pero no hay "un árbol" que no sea de un tipo específico, una expre­<br />

sión individual de <strong>la</strong> especie.<br />

Detrás de todo esto, a menudo está "el escándalo de <strong>la</strong> elección<br />

particu<strong>la</strong>r" en <strong>la</strong> <strong>teología</strong> cristiana. Es <strong>la</strong> elección divina de un pueblo<br />

escogido, de una reve<strong>la</strong>ción única, escogida. Más que escándalo de <strong>la</strong><br />

particu<strong>la</strong>ridad, lo l<strong>la</strong>maría absurdo de <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>ridad, porque el uní-<br />

verso es una comunidad integral, tiene esta realidad singu<strong>la</strong>r y debe ser<br />

<strong>la</strong> elección primordial. Como dice Santo Tomás en <strong>la</strong> Parte Uno, Pre­<br />

gunta 47, Artículo Uno, de <strong>la</strong> Summa Theologica: en el mundo hay<br />

cosas tan diferentes porque Dios no puede crear otra deidad. No puede<br />

comunicar su ser total a un solo ser, y entonces crea este <strong>con</strong>junto de<br />

seres para que <strong>la</strong> perfección que falta en uno sea proporcionada por<br />

otro, y el universo total de cosas se manifieste y participe en lo divino<br />

más que cualquier ser por sí solo. <strong>La</strong> elección primordial, <strong>la</strong> preocupa­<br />

ción primordial, debe ser <strong>la</strong> totalidad, y todo se debe elegir a <strong>la</strong> luz de <strong>la</strong><br />

totalidad. No se trata de destruir <strong>la</strong> diferenciación, porque es <strong>la</strong> grande­<br />

za de <strong>la</strong> totalidad de <strong>la</strong>s cosas. Dentro de esta elección primordial, todo<br />

se elige, cada cosa en su propia modalidad.<br />

En el mundo hindú se vivencia lo mismo. Los hindúes se<br />

vivencian a sí mismos como presencia elegida, única, de lo divino,<br />

como un modo de ser único. Los budistas también tienen una co­<br />

municación espiritual única. En otras pa<strong>la</strong>bras, todo se elige según<br />

su propia y especial manera, pero también en cuanto a una comuni­<br />

cación única. <strong>La</strong>s tradiciones hindú y budista tienen su propia parti­<br />

cu<strong>la</strong>ridad y universalidad. Pienso que quien no se beneficie de estas<br />

otras tradiciones carece de algo.<br />

32<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

En una oportunidad estaba <strong>con</strong> un grupo de personas entre <strong>la</strong>s<br />

que había una filósofa. Yo hab<strong>la</strong>ba de mis almas budista, hindú y<br />

china. Vi que se ponía cada vez más tensa. Al poco rato, golpeó <strong>la</strong><br />

mesa y dijo: "¿En qué crees tú?". Le dije: "Creo en todo. Dime algo,<br />

y creeré en ello. Soy un creyente y me gusta creer. ¿Por qué debo<br />

limitar mi creencia?". Como dice San Pablo; "Cree en todo". <strong>La</strong><br />

norma de mi creencia es en realidad <strong>la</strong> norma de <strong>la</strong> comunidad de <strong>la</strong><br />

tierra, es decir, cómo hemos respondido los humanos a <strong>la</strong>s <strong>con</strong>dicio­<br />

nes de vida a través de los siglos, en diferentes culturas y épocas.<br />

Veamos, por ejemplo, algo tan simple como <strong>la</strong>s ceremonias de rena­<br />

cimiento espiritual. No he descubierto ningún pueblo que no <strong>la</strong>s<br />

tenga. Cuando nos en<strong>con</strong>tramos <strong>con</strong> algo tan <strong>con</strong>stante, sabemos<br />

que es muy profundo y prevaleciente, una necesidad de <strong>la</strong> psique<br />

humana, un rasgo común de <strong>la</strong> formación espiritual humana. Hay<br />

una manifestación cristiana específica de esta ceremonia, pero en sí<br />

tiene un significado mucho más amplio.<br />

Tenemos un "multiverso" y un universo, donde todo se dife­<br />

rencia pero todo y todos son elegidos; en toda elección, hay un as­<br />

pecto universal y particu<strong>la</strong>r. <strong>La</strong> devastación p<strong>la</strong>netaria se atribuye a<br />

esta comprensión exagerada de <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>ridad de elección en <strong>la</strong><br />

tradición bíblica occidental. En este caso, sólo lo humano —y no el<br />

mundo natural- es elegido. Esta negligencia hacia el mundo natural<br />

no puede perdurar. No puede haber una comunidad sagrada adecua­<br />

da sin <strong>la</strong> inclusión del mundo natural.<br />

Ideas tradicionales acerca<br />

de un Dios trascendente<br />

Generalmente los pueblos vivencian lo divino como una pre­<br />

sencia penetrante de fuerzas misteriosas en el universo. Nosotros,<br />

un pueblo bíblico, reunimos toda esta presencia penetrante<br />

<strong>con</strong>stelándo<strong>la</strong> en un creador personal, divino, trascendente, re<strong>la</strong>­<br />

cionado mediante un pacto <strong>con</strong> un pueblo especial. Con esto, ¿qué<br />

ganamos, qué perdemos? Ganamos algo. Podría describir <strong>la</strong>s prime -<br />

33


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

ras páginas de <strong>la</strong> Biblia como el triunfo del padre celestial sobre <strong>la</strong><br />

madre tierra. El Primer Mandamiento es "No tendrás una madre<br />

tierra". No rechazo al padre celestial, pero me agrada <strong>la</strong> idea de una<br />

madre tierra y también hab<strong>la</strong>r <strong>con</strong> los árboles. Este tipo de subjetivi­<br />

dad, que los árboles me hablen y yo les hable a ellos, está un tanto<br />

ausente en nuestra tradición. Aparece en los Salmos y en partes de<br />

<strong>la</strong> tradición. Pero <strong>la</strong>s tradiciones son su realidad histórica. No pode­<br />

mos decir que hay un "cristianismo ideal" en algún lugar por ahí.<br />

Cuando hablo de cristianismo, hablo de su realidad histórica. <strong>La</strong><br />

realidad histórica es que cristianos, como San Bonifacio (¿680?-755,<br />

misionero inglés en Alemania), cortaron los robles que los paganos<br />

<strong>con</strong>sideraban sagrados.<br />

¿Por qué se <strong>con</strong>sideraba idó<strong>la</strong>tras a los paganos? Lo divino siem­<br />

pre aparece encarnado; nadie adora <strong>la</strong> materia como materia. Lo<br />

que se adora es una forma de presencia divina. En el Bhagavad Gita<br />

(Canto del Señor), el texto más sagrado del mundo hindú, hay un<br />

excelente pasaje, uno de los más hermosos y relevantes de <strong>la</strong> litera­<br />

tura religiosa, que dice: "Cada vez que alguien me adora, me hago<br />

presente allí". ¿Por qué lo divino no puede hacerse presente allí donde<br />

<strong>la</strong>s personas lo ubican? Intuitivamente sabemos que <strong>la</strong> bondad divi­<br />

na sí lo hace. Obviamente, lo divino está ahí o nada existiría. San<br />

Agustín dice que Dios es más íntimo <strong>con</strong> nosotros de lo que somos<br />

<strong>con</strong> nosotros mismos. Dios es más íntimo <strong>con</strong> todo. Toda existencia<br />

es un modo de presencia divina. Por cierto hay una diferencia, una<br />

distinción, pero si hubiese una diferencia en el sentido de separa­<br />

ción, el mundo creado no existiría. No puedo existir salvo por una<br />

presencia divina. Siempre está el misterio de <strong>la</strong>s cosas, y al misterio<br />

de <strong>la</strong> existencia se le puede l<strong>la</strong>mar divino, Dios, inmanencia o como<br />

se desee. Debemos re<strong>con</strong>ocer el misterio de <strong>la</strong>s cosas. Pocas personas<br />

han pensado resolver el misterio de algo. No percibo grandes pro­<br />

blemas respecto a <strong>la</strong> inmanencia y trascendencia. Pareciera, sin<br />

embargo, que nuestro excesivo énfasis en <strong>la</strong> trascendencia nos está<br />

llevando a destruir el p<strong>la</strong>neta.<br />

34<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

Hoy en día, los pueblos indígenas <strong>con</strong>stituyen un excelente<br />

recurso, ya que están asumiendo un rol de Iiderazgo en los asuntos<br />

humanos. Esto, luego de que muchos otros pueblos han tomado po­<br />

sesión de <strong>la</strong> tierra y han estado más al mando de lo que ocurre. Al<br />

introducirnos en el tema ecológico, comenzamos a aprender de es­<br />

tos pueblos indígenas. Existen alrededor de 200 millones de indíge­<br />

nas en el mundo, también l<strong>la</strong>mados Primeros Pueblos o Pueblos Pri­<br />

mitivos.<br />

Lo primero que aprendemos de ellos es que el universo es una<br />

comunidad de sujetos, no una colección de objetos. Hemos tratado<br />

al universo como una colección de objetos. Por muy interre<strong>la</strong>cionados<br />

que estén, si no escuchamos <strong>la</strong> voz de los árboles, aves, animales,<br />

peces, montañas y ríos, estamos en problemas. Creo que ésta es una<br />

de <strong>la</strong>s cosas más importantes que estamos aprendiendo de los pue­<br />

blos tribales. Estamos aprendiendo a hab<strong>la</strong>r <strong>con</strong> el río y que él nos<br />

hable a nosotros.<br />

Hace poco <strong>con</strong>versaba <strong>con</strong> alumnos de un prestigioso colegio<br />

de Nueva York. Les decía que mi generación había sido aurista. Les<br />

pregunté qué era el autismo. ¡Imagínense preguntarles esto! Un alum­<br />

no se paró y explicó c<strong>la</strong>ramente: "Personas tan encerradas en sí mis­<br />

mas que nada ni nadie les llega". Es un proceso de ais<strong>la</strong>miento. Esto<br />

es lo que ha pasado en <strong>la</strong> comunidad humana actual. Sólo nos ha­<br />

b<strong>la</strong>mos a nosotros mismos. No hab<strong>la</strong>mos al río, no lo escuchamos.<br />

Hemos roto <strong>la</strong> <strong>con</strong>versación. Al hacerlo, hemos destrozado el uni­<br />

verso. Todo esto es <strong>con</strong>secuencia del autismo. Mientras tomamos<br />

más y más <strong>con</strong>ciencia del trágico destino en que estamos atrapados,<br />

nos sentimos cada vez más impulsados hacia <strong>la</strong> experiencia de los<br />

Pueblos Primitivos. En re<strong>la</strong>ción a esto, creo que los mensajes de B<strong>la</strong>ck<br />

Elk son muy importantes, especialmente los de B<strong>la</strong>ck Elk Speaks (John<br />

Neihardt, Nueva York: Washington Square Press, 1972. Edición<br />

original, 1921). Con B<strong>la</strong>ck Elk reaprendemos a escuchar. Obvia­<br />

mente, hay otras cosas que podemos aprender de los Pueblos Primi­<br />

tivos, pero creo que esto tiene gran importancia.<br />

35


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

En re<strong>la</strong>ción a esto, el animismo es importante. A menudo he<br />

seña<strong>la</strong>do que <strong>la</strong> salvación de los cristianos reside en los elementos<br />

no asimi<strong>la</strong>dos del paganismo. Asimi<strong>la</strong>mos <strong>la</strong> sabiduría griega, <strong>la</strong> mís­<br />

tica oriental y <strong>la</strong>s técnicas de meditación de diferentes partes del<br />

mundo. Hemos asimi<strong>la</strong>do en gran medida lo que China ha ofrecido.<br />

¿Por qué entonces excluimos <strong>la</strong> asimi<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> cultura de los "pue­<br />

blos paganos"? Es otra instancia problemática de estos últimos siglos<br />

de ais<strong>la</strong>miento. De alguna manera nos sentimos amenazados. Nos<br />

retiramos. Esto puede ser históricamente comprensible, pero es in­<br />

aceptable que <strong>con</strong>tinúe. Es como San Bonifacio cortando árboles<br />

sagrados. Hoy día eso sería absurdo. Los elementos no asimi<strong>la</strong>dos del<br />

paganismo tienen mucho que ofrecernos para establecer una re<strong>la</strong>­<br />

ción íntima <strong>con</strong> el mundo natural.<br />

El rol de <strong>la</strong> especie humana<br />

Cuando hab<strong>la</strong>mos de <strong>la</strong> creación de lo "humano", ¿qué signifi­<br />

ca exactamente este término? Humano es aquel ser en el cual el<br />

universo se refleja y se a<strong>la</strong>ba a sí mismo y a su origen numinoso<br />

mediante su modo único de autopercepción <strong>con</strong>sciente. Todos los<br />

seres vivos hacen esto a su manera, pero en los humanos se <strong>con</strong>vier­<br />

te en un modo de funcionamiento dominante. No pensamos en el<br />

universo, éste se piensa a si mismo, en nosotros y por medio de noso­<br />

tros. Esta definición de humano es mejor que <strong>la</strong> definición clásica<br />

que nos identifica como animales racionales. Esta es una buena de­<br />

finición biológica, pero hay otra manera de mirar lo humano. Por<br />

ejemplo, los chinos identifican lo humano como el hsin (corazón)<br />

del universo. Su escritura es una pictografía del corazón humano,<br />

que en este <strong>con</strong>texto se traduce como "mente" y "corazón" del uni­<br />

verso. Para los chinos, lo humano es "<strong>la</strong> mente y el corazón del uni­<br />

verso".<br />

Esto me lleva a algo muy importante. Siempre hay dos modali­<br />

dades en cualquier ser: microfase y macrofase, o sea, su modalidad<br />

particu<strong>la</strong>r y su modalidad universal. No somos nosotros mismos sin<br />

36<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

todo lo demás. Tenemos muchos seres: personal, familiar, comuni­<br />

tario. Nunca estamos realmente separados de nosotros mismos. No<br />

es del todo honesto decir: "Yo hago <strong>la</strong>s cosas por mi familia, no por<br />

mí". <strong>La</strong>s hacemos por nuestro ser familiar y por nuestro ser personal,<br />

ya que ambos se identifican Existimos para nuestro ser humano,<br />

comunitario, terrenal y universal.<br />

En este sentido, somos parientes genéticos de y tenemos cierta<br />

identidad <strong>con</strong> todo lo demás. No podemos salvarnos sin salvar todo<br />

y a todos los demás. A menos que otra persona nos active, no pode­<br />

mos ser verdaderamente. Dependemos de los demás para obtener<br />

nuestro ser. Nos <strong>con</strong>vertimos en ser dando y recibiendo. Existimos<br />

en este amplio <strong>con</strong>texto. Si perdemos el mundo externo, perdemos<br />

el interno. Siempre regresamos a nuestro ser más amplio. ¿Por qué<br />

me atrae determinada persona? Es ahí donde "estoy". Es ahí donde<br />

existo. Una persona dice: "Tú eres todo". Es verdad. El otro es todo,<br />

pero una persona también debe tener una autoarticu<strong>la</strong>ción interna<br />

para poder vivenciarlo, experimentar el ser en el otro, el ser en <strong>la</strong><br />

comunidad, el ser en el universo. Debido a nuestra intimidad <strong>con</strong> <strong>la</strong><br />

tierra, si <strong>la</strong> degradamos, degradamos nuestro ser más extenso. Es un<br />

suicidio.<br />

Muchos se preguntan por el nivel de <strong>la</strong> inteligencia animal y<br />

cómo se compara <strong>con</strong> <strong>la</strong> humana. Debemos re<strong>con</strong>ocer que <strong>la</strong> inteli­<br />

gencia existe en modalidades muy diferentes. Es mejor no hab<strong>la</strong>r de<br />

"niveles", sino de diferencias cualitativas. <strong>La</strong> inteligencia está muy<br />

diversificada en su expresión y funcionamiento. <strong>La</strong>s diferencias son<br />

cualitativas, no cuantitativas. <strong>La</strong>s diferencias cualitativas no se dan<br />

exactamente como mayores o menores, sino en <strong>la</strong> modalidad de su<br />

funcionamiento. Cada uno tiene su máximo desarrollo en re<strong>la</strong>ción<br />

a su funcionamiento adecuado. Así ocurre en el mundo de <strong>la</strong> abeja,<br />

halcón peregrino, trucha arco iris, delfín, y humano -en cada caso,<br />

<strong>la</strong> inteligencia es apropiada a <strong>la</strong> función; cada uno es perfecto en su<br />

propio orden. Lo especial de <strong>la</strong> inteligencia humana reside en el alto<br />

desarrollo de su <strong>con</strong>ciencia reflexiva. En su estado natural, estas di-<br />

37


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

versas formas de inteligencia están presentes unas para otras en una<br />

profunda comprensión y compasiva re<strong>la</strong>ción. Lo maravilloso de esta<br />

presencia reside precisamente en <strong>la</strong>s diferencias. Debido a que cada<br />

una es única, pueden realzarse entre sí, introduciéndose en áreas de<br />

experiencia que no existirían si <strong>la</strong>s diferencias fueran menos exten­<br />

sas. Cada una lleva los profundos misterios de <strong>la</strong> existencia en algún<br />

modo especial de expresión. Entre los humanos, los poetas están en<br />

comunión más profunda <strong>con</strong> estas otras formas de comprensión, que<br />

solemos vivenciar en <strong>la</strong> niñez. Nuestro autismo es resultado de nuestra<br />

educación.<br />

<strong>La</strong> ciencia y Teilhard de Chardin<br />

<strong>La</strong> obra del paleontólogo jesuita francés Pierre Teilhard de<br />

Chardin surge frecuentemente en discusiones sobre <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción de<br />

los humanos <strong>con</strong> el mundo creado. Hay buenas razones para ello.<br />

Alrededor de 1940, Teilhard escribió <strong>la</strong> obra básica de <strong>la</strong> <strong>teología</strong><br />

del siglo XX. Nunca fue comprendida, aunque posiblemente sigue<br />

siendo <strong>la</strong> más influyente restitución de <strong>la</strong> <strong>teología</strong> desde los tiempos<br />

de San Pablo.<br />

En su obra, Teilhard muestra que <strong>la</strong> historia cristiana es idénti­<br />

ca a <strong>la</strong> historia del universo y que si <strong>la</strong> comprendiéramos desde este<br />

punto de vista, los estudios teológicos serían más integrales e influ­<br />

yentes. Podrían manejar en forma más eficiente <strong>la</strong> <strong>con</strong>fusa comuni­<br />

dad humana y los trastornos ecológicos. Ayudarían mucho a sanar<br />

nuestra re<strong>la</strong>ción humana <strong>con</strong> lo divino. Pienso que de aquí en ade­<br />

<strong>la</strong>nte no habrá ninguna re<strong>la</strong>ción humana eficiente <strong>con</strong> lo divino si<br />

no se integra <strong>con</strong> esta historia del universo que ahora <strong>con</strong>ocemos. Si<br />

renovamos <strong>la</strong> <strong>teología</strong> y nuestra re<strong>la</strong>ción religiosa <strong>con</strong> el universo,<br />

podremos ayudar <strong>con</strong> mayor eficiencia a personas <strong>con</strong> problemas<br />

psíquicos, para que enfrenten <strong>la</strong> vida en forma adecuada al no en­<br />

<strong>con</strong>trarle sentido a <strong>la</strong>s cosas. Emergerá una <strong>nueva</strong> espiritualidad<br />

<strong>ecológica</strong>. Lograremos nuestro bienestar religioso, humano y p<strong>la</strong>ne­<br />

tario.<br />

38<br />

LO DIVINO Y NI JhSTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

Teilhard tuvo tres logros básicos. Primero, describió <strong>la</strong>s dimen­<br />

siones psíquico-espiritual y físico-material del universo. Segundo,<br />

identificó <strong>la</strong> historia humana <strong>con</strong> <strong>la</strong> universal. Ahora <strong>la</strong> ciencia sabe<br />

que lo humano está integrado a <strong>la</strong> historia universal y se pregunta<br />

sobre <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre <strong>la</strong> mente que el universo produce y <strong>la</strong> mente<br />

que <strong>con</strong>oce el universo. En <strong>la</strong> actualidad, los-científicos hab<strong>la</strong>n del<br />

"principio antrópico cosmológico", un principio muy significativo<br />

que incluye estructura y funcionamiento internos del universo en<br />

sus dimensiones de microfase. Freeman Dyson, profesor de física en<br />

Princeton, dice que mientras más estudia <strong>la</strong> estructura del universo,<br />

más se <strong>con</strong>vence de que éste sabía desde el principio que nosotros ven­<br />

dríamos. Esto <strong>con</strong>cuerda <strong>con</strong> todos los elementos de azar y selección<br />

natural que dieron al universo su forma actual. Como dice Teilhard, en<br />

el universo hay, en definitiva, una dirección hacia <strong>la</strong> "complejidad-<br />

centralización".<br />

Tercero, Teilhard enfatiza <strong>la</strong> importancia de avanzar desde una<br />

excesiva preocupación por el proceso de redención a un mayor én­<br />

fasis en el proceso de creación. Ya en 1931 escribió <strong>con</strong> gran c<strong>la</strong>ri­<br />

dad acerca de "<strong>la</strong> dimensión autorganizadora del universo".<br />

Esta dimensión no significa que no haya un misterio más pro­<br />

fundo en el origen de esta fuerza dentro del universo. En otras pa<strong>la</strong>­<br />

bras, no excluye el misterio de cómo se comunica o funciona esta<br />

dimensión autorganizadora, porque en el mundo de los fenómenos<br />

el universo es <strong>la</strong> única realidad autorreferente. No podemos <strong>con</strong>o­<br />

cer el universo adecuadamente porque no tenemos nada <strong>con</strong> lo cual<br />

compararlo, re<strong>la</strong>cionarlo -es <strong>la</strong> única realidad autorreferente en el<br />

mundo de los fenómenos. Es el único texto sin <strong>con</strong>texto. Todo lo<br />

demás se debe observar en el <strong>con</strong>texto del universo. Por eso nuestro<br />

sentido de creación es tan distinto, y por eso los fundamentalistas<br />

no aceptan que el universo sea una autocreación dentro del <strong>con</strong>tex­<br />

to divino. Se puede hab<strong>la</strong>r de un <strong>con</strong>texto en cuanto al misterio o<br />

trascendencia, o al <strong>con</strong>texto numinoso del universo, que podría <strong>con</strong>­<br />

siderarse <strong>la</strong> dimensión divina. Pero Dios no dirige el espectáculo<br />

39


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

como si el universo fuera un show de marionetas; es una realidad<br />

que funciona espontáneamente.<br />

Es maravilloso comprender este proceso. Lo divino permite que<br />

el universo funcione de este modo notable. En el universo hay una<br />

capacidad de autoarticu<strong>la</strong>ción inherente, y mientras más sabemos al<br />

respecto, más nos <strong>con</strong>vencemos que lograremos un sentido del uni­<br />

verso y del funcionamiento divino en re<strong>la</strong>ción a él totalmente dife­<br />

rente.<br />

Sin embargo, tengo que hacerle algunas críticas a Teilhard. Es<br />

un tanto trágico que no esté "disponible" para los ecologistas actua­<br />

les, pues estaba intensamente involucrado <strong>con</strong> el mundo tecnológi­<br />

co. Para él, el proceso evolutivo se <strong>con</strong>centraba en lo humano. No<br />

podía comprender el aspecto devastador de lo humano. Cuando<br />

Henry Fairfield Osborne, en su libro Our Plundered P<strong>la</strong>.net (1947),<br />

sostuvo que el mundo estaba sufriendo una grave destrucción<br />

<strong>ecológica</strong> por <strong>la</strong> acción humana, Teilhard se negó a aceptarlo. Otros<br />

lo veían, pero él no. Era excesivamente optimista, basado, creo, en<br />

<strong>la</strong> obra de espiritualidad Abandonment to Divine Providence (1861)<br />

de Jean de Caussade. De Caussade proponía abandonarse a <strong>la</strong> vo­<br />

luntad de Dios. Durante <strong>la</strong> Primera Guerra Mundial, Teilhard sen­<br />

tía entusiasmo por estar en el frente de batal<strong>la</strong>. Para él, lo peor era lo<br />

mejor, porque significaba que Dios aún tenía p<strong>la</strong>nes mayores. Teilhard<br />

no podía tomar en serio <strong>la</strong> destrucción del mundo natural. En una<br />

oportunidad, alguien le señaló <strong>la</strong> destrucción del p<strong>la</strong>neta, a lo cual<br />

respondió que <strong>la</strong> ciencia descubriría otras formas de vida.<br />

Quisiera situar <strong>la</strong> <strong>teología</strong> en términos que permitan compren­<br />

der el significado de <strong>la</strong> ciencia.<br />

<strong>La</strong> ciencia es en definitiva una forma mítica de comprensión.<br />

El físico Wolfgang Pauli (1900-1958), por ejemplo, atribuyó sus des­<br />

cubrimientos a sueños arquetípicos. Curiosamente, Sir Isaac Newton,<br />

el científico arquetípico, no fue mecanicista. Más tarde se le <strong>con</strong>si­<br />

deró mecanicista, pero en realidad fue más que nada alquimista. Pasó<br />

<strong>la</strong> mayor parte de su vida estudiando los misterios de <strong>la</strong>s cosas y tratan-<br />

40<br />

LO DIVINO Y NUESTRO A( TUAL MOMENTO REVELADOR<br />

do de elucidarlos mediante <strong>la</strong> alquimia. Ingenuamente re<strong>con</strong>oció que<br />

no sabía lo que era gravitación. Para él, era un misterio demasiado pro­<br />

fundo que lo llevaba al mundo del misterio.<br />

Con <strong>la</strong> ciencia <strong>con</strong>temporánea y nuestro nuevo sentido de <strong>la</strong>s<br />

cosas (desde <strong>la</strong> física cuántica y Werner Heisenberg [1901-1976]),<br />

estamos muy lejos del mecanicismo. Hay científicos mecanicistas,<br />

pero los científicos reflexivos en un <strong>con</strong>texto amplio perciben los<br />

misterios profundos de <strong>la</strong> existencia. Es como el "principio de incer-<br />

ridumbre" de Heisenberg: nuestro <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> <strong>la</strong>s cosas <strong>la</strong>s cam­<br />

bia. No <strong>la</strong>s <strong>con</strong>ocemos en su realidad objetiva, sino más bien me­<br />

diante una intercomunión.<br />

Toda fórmu<strong>la</strong> científica es mito, misterio y comprensión racio­<br />

nal. ¿Qué unifica a <strong>la</strong> fórmu<strong>la</strong>? Esta no es nada sin su interpretación,<br />

de modo que <strong>la</strong> comprensión no está en <strong>la</strong> fórmu<strong>la</strong>. (Ninguna fór­<br />

mu<strong>la</strong> se autointerpreta). Los científicos piensan que está ahí porque<br />

<strong>la</strong> ecuación funciona. No digo que el proceso científico racional sea<br />

onírico, pero funciona en un <strong>con</strong>texto de misterio aún más profun­<br />

do que muchos científicos comienzan a re<strong>con</strong>ocer. Al re<strong>con</strong>ocerlo,<br />

tenemos un misterio mayor. Nuestra ciencia no reduce el misterio,<br />

lo realza.<br />

Debido a que los cristianos no pudieron apreciar nuestra <strong>nueva</strong><br />

comprensión del universo, no llegaron a nuevos modos de reve<strong>la</strong>­<br />

ción divina. Los cristianos desean comprender en forma deductiva,<br />

sólo <strong>con</strong> sus propios recursos. En <strong>con</strong>secuencia, aún no pueden acep­<br />

tar <strong>la</strong> visión científica ni ver su valor religioso. En <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> historia<br />

del universo hay grandes valores religiosos, pero <strong>la</strong> <strong>teología</strong> cristia­<br />

na todavía no <strong>la</strong> aprecia como su propia historia sagrada.<br />

Si <strong>la</strong> <strong>teología</strong> misma no está en una situación sana, ¿cómo pue­<br />

de ayudar a sanar <strong>la</strong> <strong>con</strong>fusa situación actual? Los pueblos indígenas<br />

generalmente tienen rituales de sanación de base cosmológica. Por<br />

ejemplo, en ellos, los navajos cuentan <strong>la</strong> historia del universo. In­<br />

cluso lo pintan, y ahí aparece <strong>la</strong> persona que quiere sanar. Luego el<br />

proceso de sanación se resuelve invocando <strong>la</strong>s fuerzas del universo<br />

41


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

en re<strong>la</strong>ción al problema específico de esa persona. Así, el proceso de<br />

sanación es un proceso comunitario cosmológico, <strong>la</strong> comunidad del<br />

agua, aire, suelo, hierbas e insectos. Nuestras medicinas provienen de<br />

estas fuentes, de <strong>la</strong>s formas vivas, p<strong>la</strong>ntas, insectos, etc. Necesitamos<br />

restablecer una re<strong>la</strong>ción <strong>con</strong> el universo y sus misteriosos poderes.<br />

El problema es que <strong>la</strong> <strong>teología</strong>, <strong>con</strong> su fidelidad al pasado, se ha<br />

ais<strong>la</strong>do de <strong>la</strong> gran comunidad de vida y existencia en el presente.<br />

Sin embargo, no siempre fue así durante los grandes períodos de<br />

creatividad teológica. En <strong>la</strong> época de los primeros padres de <strong>la</strong> Igle­<br />

sia, sorprendió que Clemente de Alejandría (¿150?-¿220?) re<strong>la</strong>cio­<br />

nara <strong>la</strong> fe cristiana <strong>con</strong> el mundo griego, orden humano y cosmológico<br />

más extenso en el <strong>con</strong>texto de ese tiempo. Más tarde, San Agustín<br />

ubicó <strong>la</strong> <strong>teología</strong> en re<strong>la</strong>ción al neop<strong>la</strong>tonismo de su época. En cier­<br />

to sentido creó <strong>la</strong> Edad Media, en gran medida a través de su obra<br />

The City of God. Es <strong>la</strong> historia del universo y de los humanos en él.<br />

En el <strong>con</strong>texto de esta historia nació el cristianismo medieval.<br />

En <strong>la</strong> época de Santo Tomás se requería un <strong>con</strong>tacto y una<br />

reinterpretación del mundo griego de <strong>la</strong> metafísica, <strong>la</strong> mente y <strong>la</strong> ley<br />

natural. Entonces resumió <strong>la</strong> <strong>teología</strong> en su Summa Theohgica. Gra­<br />

cias a su <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> <strong>la</strong> notable obra de Aristóteles, formuló esta<br />

amplia interpretación de <strong>la</strong> fe cristiana. Más tarde, durante el Rena­<br />

cimiento, <strong>la</strong> Iglesia e<strong>la</strong>boró más sus enseñanzas.<br />

En el último tiempo, <strong>la</strong> <strong>teología</strong> ha perdido <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> <strong>la</strong><br />

historia actual del universo y <strong>con</strong> <strong>la</strong> comunidad humana global.<br />

Nuestra historia tradicional se ha vuelto disfuncional. <strong>La</strong>s ciencias<br />

empíricas nos han enseñado una <strong>nueva</strong> historia. El problema es que<br />

ésta se ha <strong>con</strong>tado como un proceso mecanicista, casual, puramente<br />

racional, sin mística, sin cualidad numinosa. No posee espíritu, por<br />

así decirlo, no tiene cualidad "personal". Debemos descubrir esta<br />

historia de un universo emergente -en una secuencia de transfor­<br />

maciones de tiempo-evolutivo- como nuestra historia sagrada. Te­<br />

nemos nuestra historia, pero aún no se acepta como nuestra historia<br />

sagrada.<br />

42<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

Debido a su percepción de un universo emergente, para mí,<br />

Teilhard es más importante que Alfred North Whitehead (1861-<br />

1947). Whitehead, <strong>con</strong>trariamente a Teilhard, no tenía una idea<br />

c<strong>la</strong>ra del tiempo real, histórico. Era filósofo-científico, no historia­<br />

dor, naturalista o paleontólogo. Entendía el tiempo como proceso, pero<br />

no comprendía <strong>la</strong> historia integral en su realidad fenomenal. Para él, el<br />

universo era un organismo, algo holístico, integral, interactivo, un pro­<br />

ceso, pero no llegó a ninguna parte. En Whitehead falta <strong>la</strong> historia;<br />

Teilhard <strong>la</strong> tiene. También es una de <strong>la</strong>s diferencias entre Thomas<br />

Merton (1915-1968) y Teilhard. <strong>La</strong> fuerza de Merton está en su visión<br />

espiritual; <strong>la</strong> de Teilhard, en su amplia historia del universo psíquico y<br />

material, es decir, espiritual y físico. ¿Por qué Hegel (1770-1831) y Marx<br />

(1818-1883) fueron tan influyentes? Tenían <strong>la</strong> historia del proceso<br />

emergente. Sin una historia, es difícil ejercer una amplia y sostenida<br />

influencia en el mundo actual.<br />

THOMAS CLARKE<br />

El <strong>con</strong>texto<br />

Thomas <strong>Berry</strong> y <strong>la</strong> <strong>teología</strong><br />

Se dice que <strong>la</strong>s primeras frases son importantes, he aquí <strong>la</strong> mía.<br />

Tom <strong>Berry</strong> es aquel miembro de <strong>la</strong> especie humana para quien el<br />

universo emergente ha llegado a un momento de celebración único<br />

de autopercepción reflexiva.<br />

<strong>Berry</strong> no ha esperado <strong>la</strong> frase siguiente <strong>con</strong> <strong>la</strong> respiración cor­<br />

tada, pero después de revisar durante meses su obra, pienso, como<br />

teólogo "ortodoxo" y seguidor de Teilhard, que Tom ha aportado un<br />

sistema no sólo bril<strong>la</strong>nte, sino, al menos desde mi limitada perspec­<br />

tiva, bastante <strong>con</strong>gruente <strong>con</strong> <strong>la</strong> herencia judeocristiana que es par­<br />

te de <strong>la</strong> propia formación de Tom.<br />

43


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Reve<strong>la</strong>ción cristiana y <strong>nueva</strong> cosmología<br />

<strong>La</strong> <strong>teología</strong> está en mejor posición hoy que en 1950 para asimi­<br />

<strong>la</strong>r algo de lo que Tom dice acerca de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción, porque nos he­<br />

mos desp<strong>la</strong>zado de una comprensión cognitiva, verbal, sobrenatural<br />

a una idea de reve<strong>la</strong>ción divina coextensiva <strong>con</strong> <strong>la</strong> creación. Todo<br />

hab<strong>la</strong> de Dios. Esto se diferencia en el orden emergente del univer­<br />

so. Desde <strong>la</strong> perspectiva cristiana, <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción primordial se produ­<br />

jo en Jesús de Nazaret -su vida, muerte y exaltación-, y se sigue<br />

produciendo en él, pero esto no significa que no se produzca en los<br />

procesos del universo, porque los seres humanos somos el universo<br />

en <strong>la</strong> autopercepción reflexiva. ¿Qué pasó en y a través de Jesús de<br />

Nazaret y que está pasando en el Cuerpo de Cristo, que ahora esta­<br />

mos l<strong>la</strong>mados a extender? <strong>La</strong> <strong>nueva</strong> cosmología puede aportar mu­<br />

cho a <strong>la</strong> <strong>teología</strong> cristiana tradicional: <strong>la</strong> puede sanar. Sin embargo,<br />

como indicaré a <strong>con</strong>tinuación, quizás <strong>la</strong> <strong>teología</strong> cristiana tradicio­<br />

nal también ayude a <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> cosmología.<br />

Los ternas<br />

Nombrar a Dios<br />

Siempre es peligroso hab<strong>la</strong>r de Dios, especialmente hoy cuan­<br />

do <strong>la</strong> <strong>teología</strong> debe hab<strong>la</strong>r a lo <strong>con</strong>creto de <strong>la</strong> vida humana -este<br />

inmenso problema ecológico, como lo describió <strong>Berry</strong>. Si bien el<br />

discernimiento es necesario, no es una precaución. El discernimien­<br />

to significa mucha <strong>con</strong>fianza y esperanza. Me gusta decir que <strong>la</strong> ex­<br />

presión favorita de <strong>la</strong> <strong>teología</strong> no es "por lo tanto" sino "sin embar­<br />

go", porque siempre debemos sobrepasar lo que acabamos de decir.<br />

Aprecio <strong>la</strong> explicación de <strong>Berry</strong> para no recurrir a <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />

"Dios". El socorrido recurso del lenguaje-Dios disminuye <strong>la</strong> venera­<br />

ción y el sentido de misterio que es importante tener en presencia<br />

de lo divino. En segundo lugar, hab<strong>la</strong>r de Dios puede ser un fácil<br />

escape de <strong>la</strong> responsabilidad humana o un desligarnos de ese ele-<br />

44<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

mentó sagrado presente en <strong>la</strong> creación de Dios. Podemos pasar <strong>con</strong><br />

gran rapidez de <strong>la</strong> realidad creada a <strong>la</strong> realidad del creador. De modo<br />

que, en este punto, diría que Tom tiene una razón muy buena y<br />

p<strong>la</strong>usible para no hab<strong>la</strong>r de "Dios" tan apresuradamente. Esto es <strong>con</strong>­<br />

gruente <strong>con</strong> <strong>la</strong> tradición cristiana, remontándonos a los padres de <strong>la</strong><br />

Iglesia que usaban expresiones como: "Sabemos lo que Dios no es,<br />

más que lo que es", "Sabemos que Dios es, no sabemos cómo es", o<br />

como dice San Agustín en forma tan hermosa en <strong>la</strong>tín: "Si<br />

comprehendisti, non est Deus". Si han captado <strong>la</strong> realidad de Dios, no<br />

es Dios lo que han captado, porque Dios se nos escapa <strong>con</strong>stante­<br />

mente. En esta ocasión queremos explorar <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre <strong>la</strong> nue­<br />

va cosmología, <strong>la</strong> doctrina cristiana tradicional y <strong>la</strong> <strong>teología</strong> cristia­<br />

na. Desde <strong>la</strong> perspectiva de <strong>la</strong> tradición, nos centraremos en Dios, <strong>la</strong><br />

creación, <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción y <strong>la</strong> Trinidad. Por lo tanto, trataré de referir­<br />

me a estos aspectos desde <strong>la</strong> ventajosa posición de <strong>la</strong> tradición.<br />

<strong>La</strong> creación en el nuevo momento reve<strong>la</strong>dor<br />

En primer lugar, esta noción teológica de <strong>la</strong> creación represen­<br />

ta una respuesta judeocristiana al ¿por qué existe todo?, pregunta<br />

que <strong>la</strong> ciencia no p<strong>la</strong>ntea, pero que nosotros como humanos y reli­<br />

giosos debemos p<strong>la</strong>ntear. Nuestra tradición responde que el univer­<br />

so existe porque es una creación de Dios. No hay tiempo para abor­<br />

dar toda <strong>la</strong> crítica de <strong>la</strong> filosofía moderna, que afirma que <strong>la</strong>s doctri­<br />

nas cristianas de creación y providencia coartan <strong>la</strong> libertad y auto­<br />

nomía humanas. Los teólogos modernos han tratado de responder a<br />

esa crítica <strong>con</strong> una noción de creación y providencia en <strong>la</strong> que Dios<br />

simplemente trascienda nuestra experiencia de creación a nivel hu­<br />

mano, de modo que, lejos de depender de un Dios creador inhibidor<br />

de nuestra libertad, sea un desafío para ejercer nuestra libertad. Karl<br />

Rahner (1904-1988) dijo que Dios, precisamente por ser quien es,<br />

es capaz de <strong>con</strong>stituir otro ser en existencia en radical dependencia<br />

de El. Entonces, no a pesar de, sino debido a eso, <strong>la</strong> criatura se <strong>con</strong>s­<br />

tituye <strong>con</strong> cierta autonomía. <strong>Berry</strong> podría dar testimonio de <strong>la</strong> for-<br />

45


RICONCIUACIÓNCONIA HUMA<br />

ma en que Tomás do Aquino, en el <strong>con</strong>texto de esta re<strong>la</strong>ción crea­<br />

dor-criatura, dio a <strong>la</strong> criatura, especialmente a <strong>la</strong> humana, plena li­<br />

bertad para ejercer sus poderes creados inherentes.<br />

Esta es una afirmación sobre <strong>la</strong> cual no estoy muy seguro, pero tal<br />

vez signifique que no he asimi<strong>la</strong>do totalmente el mensaje de <strong>Berry</strong>. Lo<br />

expresaré de todos modos. Desde el punto de vista de esta noción radi­<br />

cal de creación, de un Dios trascendente, que <strong>con</strong>stituye el universo<br />

existente <strong>con</strong> una dinámica que tiene cierta autonomía, <strong>la</strong> transición<br />

de cosmos a cosmogénesis tiende a re<strong>la</strong>tivizarse. Si tuviera tiempo, agre­<br />

garía un "sin embargo": debo ser honesto y decir que veo esta transi­<br />

ción revolucionaria desde ese cosmos cerrado, <strong>con</strong> el que se enfrenta­<br />

ron nuestros antepasados, a esta reve<strong>la</strong>ción de cosmogénesis, y desde el<br />

punto de vista particu<strong>la</strong>r de un cristiano que cree en Dios creador, al<br />

menos una parte de mí dice: "¿Cuál es <strong>la</strong> diferencia?".<br />

Inmanencia y trascendencia<br />

Para mí, <strong>la</strong> creación ocurre a través de un Dios que, en el len­<br />

guaje tradicional, es trascendente e inmanente. En sus ensayos, <strong>Berry</strong><br />

hab<strong>la</strong> de re<strong>con</strong>ocer <strong>la</strong> legitimidad de <strong>la</strong> noción de trascendencia,<br />

pero menciona el daño <strong>con</strong>creto que se ha producido. Esta noción<br />

filosófica o teológica de trascendencia divina ha hecho daño, parti­<br />

cu<strong>la</strong>rmente al desligarnos de <strong>la</strong> comunión <strong>con</strong> <strong>la</strong> tierra. Hoy cuesta<br />

hab<strong>la</strong>r a favor de <strong>la</strong> trascendencia divina. Re<strong>con</strong>ozco que lo descrito<br />

por <strong>Berry</strong> ha ocurrido. Podríamos discutir los detalles, pero todas<br />

estas nociones son beneficiosas y perjudiciales a <strong>la</strong> vez. Pero en <strong>la</strong><br />

medida en que desliguemos esta noción de trascendencia divina del<br />

patriarcado, del militarismo y de una deidad no responsable que di­<br />

rige el universo -en <strong>la</strong> medida en que desliguemos esta noción de<br />

esos atavíos culturales-, veremos que <strong>la</strong> trascendencia divina tiene<br />

algo que decir en nuestro <strong>con</strong>texto actual.<br />

Básicamente, podemos <strong>con</strong>siderar <strong>la</strong> trascendencia divina desde<br />

dos puntos de vista. Primero, ontológicamente. <strong>La</strong> trascendencia de<br />

Dios dice que el universo no es Dios, que cuando logramos <strong>la</strong> realidad<br />

46<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

total del universo, aún está Dios. Desde este punto de vista, el acento<br />

judeocristiano en <strong>la</strong> trascendencia divina nos previene <strong>con</strong>tra <strong>la</strong> ido<strong>la</strong>­<br />

tría. El Dios que adoramos no es nada finito, nada que tenga sentido<br />

unívoco. <strong>La</strong> trascendencia divina nos recuerda esto. Segundo,<br />

epistemológicamente. <strong>La</strong> trascendencia divina dice que jamás pode­<br />

mos captar a Dios. Dios, lo divino en sentido literal, es indefinido y nos<br />

trasciende <strong>con</strong>stantemente. De modo que, desde estos dos puntos de<br />

vista, Dios no es el universo y nuestro <strong>con</strong>ocimiento de Dios nunca<br />

llega a El. Esta comprensión de <strong>la</strong> trascendencia divina desempeña un<br />

rol, pero si se trata de ejercerlo, se debe hacer uno tras otro, por así<br />

decirlo, en compañía de <strong>la</strong> noción de inmanencia divina. Esto es lo que<br />

en gran medida se ha descuidado en nuestra tradición cristiana.<br />

Ontológicamente, <strong>la</strong> inmanencia divina diría que no debemos<br />

<strong>con</strong>cebir <strong>la</strong> trascendencia divina indicando que Dios es distinto del<br />

universo y está lejos, sino que toda realidad creada, toda realidad<br />

humana, participa en <strong>la</strong> realidad de Dios. <strong>La</strong> inmanencia divina en<br />

<strong>la</strong> totalidad de <strong>la</strong> creación, especialmente en <strong>la</strong> expresión humana<br />

de creación, es el terreno para esa dimensión de lo sagrado que, como<br />

seña<strong>la</strong> <strong>con</strong>tinuamente <strong>Berry</strong>, es parte de nuestra experiencia del<br />

universo, esa realidad creativa que evoca en nosotros el sentido de<br />

lo sagrado. <strong>La</strong> inmanencia divina, como se manifiesta en el Espíritu<br />

Santo, establece un enfoque reverente, sacramental, de <strong>la</strong> creación.<br />

En términos epistemológicos, <strong>la</strong> inmanencia divina dice que si bien<br />

no podemos captar a Dios <strong>con</strong> nuestros <strong>con</strong>ocimientos, todo acto de<br />

sabiduría humana tiene presente a Dios, lo tiene como horizonte,<br />

de modo que estemos o no pensando en Dios, su realidad es una<br />

dimensión de toda <strong>la</strong> sabiduría humana.<br />

<strong>La</strong> Trinidad: un sentido más inmanente<br />

En términos del aspecto trinitario de Dios, podemos usar mu­<br />

chos modelos diferentes. <strong>Berry</strong> presentó un atractivo modelo<br />

cosmológico. Yo quisiera abordar el misterio trinitario y re<strong>la</strong>cionar­<br />

lo <strong>con</strong> <strong>la</strong> creación en términos de trascendencia e inmanencia.<br />

47


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Aquel que se l<strong>la</strong>ma Dios en el Nuevo Testamento, Dios Padre,<br />

representa el Dios trascendente, oculto, silencioso, en cierto modo<br />

ausente, cuyo rostro no vemos. Es <strong>con</strong> el Rostro, <strong>con</strong> <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra, que<br />

llegamos a cierto <strong>con</strong>ocimiento oscuro de Dios. Y esta Pa<strong>la</strong>bra es<br />

hab<strong>la</strong>da, no sólo en <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción judeocristiana, sino en todo el<br />

universo y en cada una de <strong>la</strong>s criaturas. En este punto de vista qui­<br />

siera acentuar el carácter progresivo de <strong>la</strong> creación. Toda experien­<br />

cia humana es reve<strong>la</strong>ción y <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios nos hab<strong>la</strong> <strong>con</strong>stante­<br />

mente, al margen de lo que hagamos. El Espíritu aparece como Dios<br />

inmanente en toda <strong>la</strong> creación. Dios es espíritu que alienta. <strong>La</strong> Pa<strong>la</strong>­<br />

bra se hab<strong>la</strong>, el Espíritu se respira, y éste se <strong>con</strong>vierte en <strong>la</strong> vida de<br />

nuestra vida, el alma de nuestra alma. Esta sería <strong>la</strong> breve descripción<br />

de cómo esta noción de creación <strong>con</strong> Dios trascendente e inmanen­<br />

te se podría reflejar en nuestras afirmaciones trinitarias.<br />

Universo y autorreflexión<br />

Quisiera responder al tema sobre <strong>la</strong>s otras especies y <strong>la</strong> reflexión.<br />

Leí varios ensayos de <strong>Berry</strong> antes de en<strong>con</strong>trar su re<strong>con</strong>ocimiento<br />

de cierta noción, y cuando llegué a el<strong>la</strong>, suspiré <strong>con</strong> alivio. Era <strong>la</strong><br />

noción de analogía, y yo fui educado en <strong>la</strong> analogía del ser. En afir­<br />

maciones re<strong>la</strong>tivas a <strong>la</strong> atribución de <strong>con</strong>ciencia y cierta vida psí­<br />

quica a todos los seres del universo -<strong>Berry</strong> seña<strong>la</strong> que eso tenemos<br />

en común <strong>con</strong> los demás seres-, mi parte tradicional <strong>con</strong>cuerda,<br />

pero análogamente; no usamos este lenguaje en el mismo sentido.<br />

Aún puede haber discusiones, pues muchos filósofos no aceptan <strong>la</strong><br />

atribución de <strong>con</strong>ciencia al mundo vegetal o mineral, lo que solía­<br />

mos l<strong>la</strong>mar "el mundo inanimado". Aún habrá disputas en torno a<br />

esto. Como teólogo, no como filósofo, legítimo esta extensión de <strong>la</strong>s<br />

ideas de <strong>con</strong>ciencia y vida psíquica a todos los seres del universo,<br />

pero es una afirmación análoga.<br />

Sobre lo dicho por <strong>Berry</strong> acerca de nosotros como especie en <strong>la</strong><br />

cual el universo se piensa a sí mismo, mi pregunta es: "¿Tiene el<br />

universo una mente autorreflexiva?". Yo veo sólo dos mentes<br />

48<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

autorreflexivas: <strong>la</strong> mente divina de Dios y <strong>la</strong> mente humana. Me<br />

incomoda este nuevo lenguaje que afirma que el universo nos pien­<br />

sa, en vez de <strong>con</strong>siderar que nosotros lo <strong>con</strong>tenemos a él. Veo a Dios<br />

pensando a todo el universo como cosmogénesis, pero sólo en los<br />

humanos tenemos una criatura de Dios que comparte <strong>con</strong> El no sólo<br />

<strong>la</strong> <strong>con</strong>ciencia o vida psíquica, sino también <strong>la</strong> fuerza de <strong>la</strong> <strong>con</strong>cien­<br />

cia reflexiva.<br />

<strong>La</strong> <strong>teología</strong> como historia<br />

Estaría de acuerdo <strong>con</strong> <strong>Berry</strong> en que <strong>la</strong> <strong>teología</strong> que perdió <strong>con</strong>­<br />

tacto <strong>con</strong> <strong>la</strong> historia se enfermó y que recuperar el <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> <strong>la</strong><br />

<strong>nueva</strong> historia es alcanzar <strong>la</strong> sanación. En <strong>la</strong> última década, <strong>la</strong> teolo­<br />

gía como historia se ha <strong>con</strong>vertido en tema principal entre los teó­<br />

logos —es un signo de esperanza. <strong>La</strong> <strong>teología</strong> es fe en busca de com­<br />

prensión, y <strong>la</strong> fe responde a <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción. Por mucho tiempo fue <strong>la</strong><br />

dimensión cognitiva de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción y <strong>la</strong> fe, que también preocupa­<br />

ba exclusivamente a los teólogos. En <strong>la</strong>s últimas décadas se ha am­<br />

pliado nuestra comprensión de <strong>la</strong> fe y <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción; ahora sabemos<br />

que detrás de <strong>la</strong> doctrina, de <strong>la</strong>s afirmaciones cognitivas de los teó­<br />

logos, hay mito, hay historia. Por eso creo que este proceso debe<br />

<strong>con</strong>tinuar.<br />

Segundo, <strong>la</strong> <strong>teología</strong>, al menos en <strong>la</strong> Iglesia católica romana, se<br />

enfermó por no estar suficientemente abierta a <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción de Dios<br />

mientras emerge de <strong>la</strong>s raíces de <strong>la</strong> Iglesia -sus legos-, a través del<br />

pueblo de Dios. Al escuchar <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>teología</strong>, sospecho que <strong>la</strong><br />

mayoría aún piensa en el magisterium y en teólogos profesionales.<br />

Una de <strong>la</strong>s razones de <strong>la</strong>s recurrentes disputas entre el magisterium y<br />

los teólogos profesionales -como testimonio está el documento más<br />

reciente de <strong>la</strong> Congregación para <strong>la</strong> Doctrina de <strong>la</strong> Fe acerca de<br />

cómo deben comportarse los teólogos- es <strong>la</strong> falta de un partícipe en<br />

ese diálogo. No ha sido un diálogo completo. <strong>La</strong> <strong>teología</strong> comenzará<br />

a recuperarse sólo cuando <strong>la</strong>s raíces de <strong>la</strong> Iglesia tengan oportunidad<br />

de <strong>con</strong>tar su historia y reflexionar sobre el<strong>la</strong>, potenciados por su<br />

49


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

bautismo y <strong>con</strong>firmación, no por un certificado especial. Cuando <strong>la</strong><br />

historia provenga de los <strong>la</strong>bios de todo el pueblo de Dios, <strong>la</strong> <strong>teología</strong><br />

estará en camino de una mayor sanación.<br />

Animismo cristiano<br />

<strong>Berry</strong> habló de <strong>la</strong> necesidad de escuchar <strong>la</strong> experiencia de los<br />

pueblos nativos. Como teólogos cristianos, ¿cómo aprendemos a es­<br />

cuchar a los pueblos de <strong>la</strong>s religiones nativas? Una forma de empe­<br />

zar es <strong>con</strong> <strong>la</strong> <strong>teología</strong> del Espíritu Santo. Debemos comenzar a acen­<br />

tuar nuestra <strong>teología</strong> en el Espíritu Santo como inmanente, no sólo<br />

en cristianos bautizados, sino en todos los pueblos y <strong>la</strong> creación.<br />

Hace poco me dije que lo que se necesita es un animismo cristiano;<br />

en el pasado fue una amenaza para los cristianos -tema que <strong>Berry</strong><br />

e<strong>la</strong>boró en su análisis histórico-cultural. Era una amenaza para <strong>la</strong>s<br />

<strong>teología</strong>s cristianas aferradas a <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra del Dios trascendente.<br />

Cuando esa <strong>teología</strong> se <strong>con</strong>tactó <strong>con</strong> estas "religiones paganas", nos<br />

sentimos amenazados y pensamos que significaba que <strong>la</strong> adoración<br />

del único Dios verdadero corría peligro si nos abríamos a <strong>la</strong>s nume­<br />

rosas deidades de estas diferentes religiones. Pienso que estamos en<br />

un nuevo período. Mientras más firme sea nuestra fe en un solo<br />

Dios, estaremos más abiertos a creer que Dios se puede manifestar<br />

de muchas maneras diferentes a través de los procesos de <strong>la</strong> tierra, y<br />

ésta ha sido precisamente <strong>la</strong> tendencia de <strong>la</strong>s religiones nativas.<br />

50<br />

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN Y DISCUSIÓN<br />

LO DIVINO Y NUESTRO ACTUAL MOMENTO REVELADOR<br />

1. Thomas <strong>Berry</strong> afirma que llegamos al final del Cenozoico y<br />

entramos al Ecozoico. ¿Por qué afirma esto?<br />

2. Según <strong>Berry</strong>, ¿qué es lo singu<strong>la</strong>r acerca del actual momento<br />

reve<strong>la</strong>dor? ¿Usted también lo <strong>con</strong>sidera único?<br />

3. ¿Está de acuerdo o no <strong>con</strong> <strong>la</strong> afirmación de C<strong>la</strong>rke de que el<br />

sistema de <strong>Berry</strong> es "bastante <strong>con</strong>gruente <strong>con</strong> <strong>la</strong> herencia<br />

judeocristiana"? ¿Por qué?<br />

4. ¿Considera peligroso o esperanzador el énfasis de <strong>Berry</strong> en <strong>la</strong><br />

actual comprensión científica del universo como <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ve para<br />

un futuro religioso vital? ¿Por qué?<br />

5. ¿Por qué <strong>Berry</strong> <strong>con</strong>sidera a Teilhard el teólogo más importan­<br />

te desde San Pablo? ¿Está de acuerdo <strong>con</strong> su afirmación?<br />

6. ¿En qué sentido <strong>Berry</strong> y C<strong>la</strong>rke utilizan el término "historia"<br />

como un importante elemento de revitalización de <strong>la</strong> teolo­<br />

gía actual?<br />

7. C<strong>la</strong>rke menciona un excesivo énfasis de <strong>la</strong> trascendencia en<br />

<strong>la</strong> tradición cristiana. Según él, ¿cómo se puede equilibrar este<br />

énfasis?<br />

8. ¿Qué podemos aprender de los Primeros Pueblos del p<strong>la</strong>neta?<br />

9. <strong>Berry</strong> seña<strong>la</strong> que "nuestra ciencia no reduce el misterio, lo<br />

realza". ¿Usted <strong>con</strong>cuerda <strong>con</strong> esto?<br />

51


CAPÍTULO DOS<br />

Comunidad sagrada,<br />

disciplina espiritual y rituales<br />

EN ESTE CAPÍTULO, <strong>Berry</strong> destaca un nuevo sentido de disciplina<br />

espiritual al que estamos l<strong>la</strong>mados mientras avanzamos hacia<br />

el período ecozoico. Cita varios requisitos para entrar a <strong>la</strong> era<br />

ecozoica, seña<strong>la</strong>ndo que el más importante es un movimiento desde<br />

el antropocentrismo al "biocentrismo" y, por extensión, al<br />

"geocentrismo". Para <strong>Berry</strong>, biocentrismo es una comunidad <strong>con</strong> toda<br />

<strong>la</strong> tierra, no sólo <strong>con</strong> <strong>la</strong>s personas. En re<strong>la</strong>ción a esto, <strong>Berry</strong> utiliza <strong>la</strong><br />

significativa imagen de éxodo, indicando que hemos sido esc<strong>la</strong>vos<br />

en tierra ajena o hemos estado perdidos en el desierto de nuestro<br />

propio quehacer. Presenta una provocativa dec<strong>la</strong>ración: "<strong>La</strong> comunidad<br />

humana y el mundo natural llegarán al futuro como una so<strong>la</strong><br />

comunidad sagrada o ambos perecerán en el desierto".<br />

<strong>Berry</strong> critica nuestra actual educación religiosa, rituales y sacramentos,<br />

pues ignoran el mundo natural. A muchos teólogos les<br />

cuesta aceptar esto. <strong>Berry</strong> afirma que aunque en <strong>la</strong> tradición hay<br />

aspectos que enfrentan bien el mundo natural, estos elementos no<br />

se enfatizan en <strong>la</strong>s catequesis, liturgias y prédicas cristianas. Un análisis<br />

de <strong>con</strong>tenido ciertamente <strong>con</strong>firmaría su tesis.<br />

<strong>Berry</strong> también ac<strong>la</strong>ra lo que él l<strong>la</strong>ma el "<strong>la</strong>do sombrío" de <strong>la</strong> tradición<br />

occidental: cierta fascinación por <strong>la</strong> tragedia, que él vincu<strong>la</strong> <strong>con</strong><br />

nuestra incapacidad para detener nuestro actual camino patológicamente<br />

destructivo. Indica que debemos sentir el peligro, no para paralizarnos,<br />

sino para emprender <strong>la</strong> enorme tarea de un nuevo éxodo.<br />

53


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Por último, describe <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre ecología y problemas del<br />

Tercer Mundo, diciendo que, al ignorar <strong>la</strong> salud de los ecosistemas,<br />

sólo aumentaremos los problemas de los pobres.<br />

En su respuesta, Thomas C<strong>la</strong>rke seña<strong>la</strong> que el p<strong>la</strong>nteamiento<br />

de <strong>Berry</strong> acerca de una comunidad sagrada es una idea <strong>nueva</strong>, una<br />

percepción c<strong>la</strong>ve a <strong>la</strong> cual <strong>la</strong> Iglesia debe prestar atención. C<strong>la</strong>rke<br />

desarrol<strong>la</strong> su pensamiento en base a <strong>la</strong> analogía e insiste en un nuevo<br />

respeto por <strong>la</strong> comunidad del universo. Luego cuestiona si el rechazo<br />

al <strong>con</strong>cepto de mayordomía —noción que a veces se seña<strong>la</strong><br />

como una ayuda para superar nuestra separación del mundo natural—<br />

es una idea sabia.<br />

C<strong>la</strong>rke describe también el vínculo entre <strong>la</strong> <strong>teología</strong> de <strong>la</strong> liberación,<br />

<strong>con</strong> su opción por los pobres, y <strong>la</strong> comunidad más amplia de<br />

criaturas oprimidas. Recordando <strong>la</strong> parábo<strong>la</strong> bíblica de Epulón y<br />

Lázaro, l<strong>la</strong>ma Epulón a <strong>la</strong> especie humana.<br />

THOMAS BERRY<br />

El <strong>con</strong>texto<br />

Disciplina espiritual en una época de éxodo<br />

Para analizar disciplina espiritual, comunidad sagrada y rituales,<br />

comenzaré <strong>con</strong> el símbolo central de <strong>la</strong> Biblia, el símbolo de<br />

éxodo, símbolo cupu<strong>la</strong>r del mundo bíblico y de <strong>la</strong> civilización occidental.<br />

Nosotros mismos estamos en transición, en <strong>la</strong> fase terminal<br />

del Cenozoico, período que dio un brillo especial a los biosistemas<br />

del mundo natural. En este escenario nacimos los humanos. No hemos<br />

estado aquí muchos años. Los homínidos han existido durante<br />

millones de años, pero los antepasados inmediatos de los humanos<br />

actuales aparecieron durante el Paleolítico (hace unos 100.000 años).<br />

El desarrollo de aldeas y <strong>la</strong> domesticación de p<strong>la</strong>ntas y animales ocurrieron<br />

unos 12.000 años atrás. <strong>La</strong>s civilizaciones clásicas surgieron<br />

54<br />

COMUNIDAD SAGRADA, DISCIPLINA ESPIRITUAL Y RITUALES<br />

durante los últimos 5.000 años. Pero en los últimos cien o doscientos<br />

años, especialmente en el siglo XX, hemos herido mortalmente<br />

muchos sistemas vitales de <strong>la</strong> tierra. Estamos en <strong>la</strong> fase terminal del<br />

Cenozoico. Los bosques tropicales que aparecieron en este período<br />

se extinguen a una tasa de casi media hectárea por segundo. Constituyen<br />

una de <strong>la</strong>s más hermosas expresiones de vida en el p<strong>la</strong>neta,<br />

una de <strong>la</strong>s cosas más bel<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> creación.<br />

Recientemente vi unas pinturas de Margaret Mee sobre flores<br />

tropicales (ver In Search of Flowers of the Amazon Forest, ed. Tony<br />

Morrison; Londres: Nonesuch Publications, 1988). Durante siete<br />

viajes al Amazonas pintó <strong>la</strong>s' flores, exhibiendo su exótica belleza,<br />

esplendor y rareza. Al hojear el libro, me impactó <strong>la</strong> hermosura de<br />

aquel<strong>la</strong>s flores que existen so<strong>la</strong>mente en ese lugar. Pero son parte de<br />

los bosques tropicales que se están extinguiendo a una velocidad<br />

a<strong>la</strong>rmante. Esto nos hace pensar: "¿Qué buscamos en <strong>la</strong> vida? ¿Belleza,<br />

alegría, entusiasmo? ¿Poesía, comprensión, lo divino? ¿Qué buscamos?".<br />

¿Por qué destruimos, de una manera tan despiadada e insensible,<br />

algo tan hermoso como <strong>la</strong> quintaesencia de <strong>la</strong> vida, de <strong>la</strong><br />

grandeza? Esto es lo que actualmente estamos haciendo. También<br />

hemos reducido <strong>la</strong> capa de ozono y <strong>la</strong>nzado nuestros venenos a <strong>la</strong><br />

atmósfera. Todos <strong>con</strong>ocen <strong>la</strong> historia. Todo se suma a <strong>la</strong> evidencia<br />

de que el mundo occidental vive una profunda patología cultural a<br />

medida que llegamos a <strong>la</strong> fase terminal del Cenozoico.<br />

Los temas<br />

i<br />

De <strong>la</strong> democracia a <strong>la</strong> biocracia<br />

Curiosamente, no queremos cambiar nuestros procesos<br />

destructivos. Aquí es donde aparece <strong>la</strong> función crítica de <strong>la</strong> religión,<br />

los sentimientos más profundos de lo que significa ser humano, lo<br />

que es apoyarnos en una re<strong>la</strong>ción de mutuo crecimiento <strong>con</strong> el p<strong>la</strong>neta<br />

para que sea un lugar apropiado para nuestros hijos y nietos.<br />

55


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Diseñé una serie de ajustes necesarios que <strong>con</strong>stituyen lo que yo<br />

l<strong>la</strong>mo <strong>la</strong> era ecozoica emergente. Exigirá una disciplina espiritual<br />

que significa un cambio del antropocentrismo a un biocentrismo y<br />

geocentrismo. Requerirá incluso un desp<strong>la</strong>zamiento de <strong>la</strong> democra'<br />

cia a <strong>la</strong> biocracia.<br />

Considero <strong>la</strong> democracia una <strong>con</strong>spiración de los humanos<br />

<strong>con</strong>tra el mundo natural. <strong>La</strong> Constitución de Estados Unidos es una<br />

<strong>con</strong>stitución de humanos que garantiza los derechos humanos a <strong>la</strong><br />

vida, libertad y <strong>la</strong> búsqueda de felicidad a expensas del <strong>con</strong>tinente.<br />

Necesitamos una <strong>con</strong>stitución que incluya todos los componentes<br />

del <strong>con</strong>tinente norteamericano. Si queremos sobrevivir a un nivel<br />

de desempeño aceptable, deben estar representadas todas <strong>la</strong>s formas<br />

de vida. El futuro dependerá en gran medida de nuestra capacidad<br />

para comprender cómo funcionamos dentro de los procesos natura­<br />

les inherentes al p<strong>la</strong>neta en que vivimos. Mientras en el Cenozoico<br />

no desempeñamos ningún papel en <strong>la</strong> dirección del proceso vital,<br />

en el futuro seremos una <strong>con</strong>dición para casi todo lo que ocurra. No<br />

podemos hacer una hoja de pasto, pero es posible que no exista a<br />

menos que <strong>la</strong> aceptemos, defendamos y cuidemos. Al entrar a esta<br />

era, viviremos un enorme cambio en re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong> responsabilidad.<br />

Para hab<strong>la</strong>r de esta transición, usaré el símbolo de éxodo, símbolo<br />

central de <strong>La</strong> Divina Comedia de Dante (1265-1321) y del mundo<br />

norteamericano. Muchos llegaron a Norteamérica <strong>con</strong>scientes de<br />

estar realizando un éxodo desde un mundo desintegrado a otro sa­<br />

grado. Por eso es nuestro símbolo más eficaz para realizar <strong>la</strong> transi­<br />

ción desde el Cenozoico terminal al Ecozoico emergente.<br />

Centrarse en <strong>la</strong> comunidad sagrada<br />

Recientemente hablé ante unos 300 miembros de distintas aso­<br />

ciaciones de misiones católicas. Señalé que ya no podemos tener<br />

misiones políticas, e<strong>con</strong>ómicas o religiosas sólo para humanos. No<br />

podemos dirigir nuestros esfuerzos en forma precisa, ni exclusiva, a<br />

<strong>la</strong> comunidad humana, porque lo humano es una abstracción si el<br />

56<br />

COMUNIDAD SAI ¡RADA, DISCIPLINA ESPIRITUAL Y RITUALES<br />

término se toma en forma ais<strong>la</strong>da de su <strong>con</strong>texto amplio. No existe<br />

una "comunidad humana" sin <strong>la</strong> tierra, suelo, aire, agua y todas <strong>la</strong>s<br />

formas vivas. Sin estos elementos, los humanos no existimos. Por lo<br />

tanto, no hay una comunidad humana separada. Los humanos esta­<br />

mos entre<strong>la</strong>zados en esta comunidad más amplia que es <strong>la</strong> comuni­<br />

dad sagrada.<br />

<strong>La</strong> tierra es una comunidad sagrada muy especial. Los huma­<br />

nos nos santificamos al participar en el<strong>la</strong> (más de lo que se santifica<br />

<strong>la</strong> tierra al participar en nuestra comunidad humana). Debemos in­<br />

tegrarnos a <strong>la</strong> dimensión religiosa de <strong>la</strong> tierra. Por supuesto, este<br />

proceso es mutuo. Uno es <strong>la</strong> expresión del otro. <strong>La</strong> comunidad hu­<br />

mana y el mundo natural entrarán al futuro como una so<strong>la</strong> comuni­<br />

dad sagrada o ambos perecerán en el desierto. Este es el significado e<br />

importancia de comprender <strong>la</strong> amplia dimensión de <strong>la</strong> comunidad<br />

sagrada. Hemos tratado de llegar al futuro como comunidad huma­<br />

na en una re<strong>la</strong>ción explotadora <strong>con</strong> <strong>la</strong> comunidad natural, sin nin­<br />

gún sentido de integración <strong>con</strong> el mundo natural como comunidad<br />

sagrada. De aquí en ade<strong>la</strong>nte, esto no se aceptará, porque no es una<br />

forma de vida sino de muerte.<br />

Al hab<strong>la</strong>r de comunidad sagrada en <strong>la</strong> tradición cristiana, cree­<br />

mos que <strong>la</strong> Iglesia es <strong>la</strong> comunidad sagrada y que <strong>la</strong>s parroquias son<br />

comunidades sagradas -de hecho lo son. El propio ser humano es<br />

una comunidad sagrada. Debido al poder de este <strong>con</strong>cepto, se suele<br />

usar <strong>con</strong> fines distorsionados. En los tiempos modernos, <strong>la</strong>s nacio­<br />

nes han asumido el status de <strong>la</strong>s comunidades sagradas primordiales.<br />

Incluso creemos que <strong>la</strong>s empresas comerciales son comunidades sa­<br />

gradas. El mundo industrial se ha <strong>con</strong>vertido en el mundo sagrado.<br />

Sentimos <strong>la</strong> obligación de industrializar todos los pueblos del mun­<br />

do. ¡Si no lo hacemos, no serán totalmente humanos! Al abordar<br />

esta idea de comunidad sagrada, debemos comprender su poder para<br />

propósitos tanto creativos como destructivos.<br />

57


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Ecología, justicia y Tercer Mundo<br />

Para tratar eficientemente <strong>con</strong> el mundo natural, también debemos<br />

hacerlo <strong>con</strong> el mundo humano integrado a él. Como señalé,<br />

los mundos humano y natural entrarán al futuro como una so<strong>la</strong> comunidad<br />

sagrada o ambos perecerán en el desierto. Por lo tanto, en<br />

asuntos prácticos, no es fácil establecer prioridades.<br />

Sin embargo, existe un estudio realizado en 1980, cuando se<br />

reunieron más de 700 científicos de más de 100 naciones, en su<br />

mayoría del Tercer Mundo, para discutir <strong>la</strong> e<strong>con</strong>omía humana y el<br />

mundo natural. Publicaron un documento l<strong>la</strong>mado Estrategia para <strong>la</strong><br />

<strong>con</strong>servación y el desarrollo, donde dicen que el futuro de los países<br />

del Tercer Mundo reside en su capacidad de salvar sus ecosistemas.<br />

Por lo tanto, los ecosistemas son el <strong>con</strong>texto principal. Por eso lo<br />

propiamente humano es en cierto sentido una abstracción. Lo humano<br />

existe sólo en el <strong>con</strong>texto de los ecosistemas. Debemos enfrentar<br />

<strong>la</strong> vida de manera integral. En Estados Unidos, por ejemplo,<br />

cada año se pierden entre 4 y 6 billones de tone<strong>la</strong>das de tierra vegetal.<br />

Si esto <strong>con</strong>tinúa, será imposible alimentar a <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción, pues<br />

no habrá suficiente tierra vegetal para cultivar alimentos. Se estima<br />

que si esta pérdida <strong>con</strong>tinúa, a fines de siglo apenas podremos mantenernos<br />

nosotros mismos, mucho menos abastecer a otros lugares<br />

del mundo. Los humanos no podemos sobrevivir sin tierra fértil.<br />

M ientras, <strong>la</strong> "opción por los pobres", en <strong>la</strong> forma en que se maneja<br />

en <strong>la</strong> actualidad, es uno de los mayores obstáculos para avanzar en el<br />

tema ambiental. El Vaticano ha hecho dec<strong>la</strong>raciones, ampliamente difundidas,<br />

sobre el tema e<strong>con</strong>ómico y <strong>la</strong> opción por los pobres. Sin embargo,<br />

no hay nada acerca del mundo natural, sobre <strong>la</strong> salvación del<br />

ambiente. Hasta hace poco, no había un solo documento significativo.<br />

Los obispos de Filipinas emitieron un documento l<strong>la</strong>mado ¿Qué está<br />

sucediendo <strong>con</strong> nuestra hermosa tierra? Lo escribió un misionero <strong>con</strong> <strong>la</strong><br />

cooperación de pueblos tribales. Un obispo local lo presentó en el encuentro<br />

nacional de obispos. Lo aprobaron. ¿Pero qué hicieron antes<br />

de aprobarlo? Eliminaron una importante dec<strong>la</strong>ración acerca de <strong>la</strong> po-<br />

58<br />

COMUNIDAD SAGRADA, DISCIPLINA ESPIRITUAL Y RITUALES<br />

b<strong>la</strong>ción. Redujeron un aspecto esencial del documento al negarse a<br />

tratar el tema de <strong>la</strong> sobrepob<strong>la</strong>ción, aun cuando es una de <strong>la</strong>s realidades<br />

más desastrosas que enfrenta Filipinas y el p<strong>la</strong>neta.<br />

Al intentar ser buenas personas, a menudo somos crueles. A<br />

principios de siglo, Filipinas tenía 6 millones de habitantes. Esta<br />

cifra se ha duplicado cada veinte años de seis a doce, doce a veinticuatro,<br />

veinticuatro a cincuenta. Ahora es de 70 millones y se está<br />

duplicando. Alrededor del año 2010 habrá más de 100 millones de<br />

habitantes. Mientras tanto, se destruyen los pantanos de mangle y<br />

el 80% de los arrecifes de coral está seriamente dañado -uno de los<br />

ecosistemas más ricos del p<strong>la</strong>neta. Un tercio del suelo fértil presenta<br />

daños severos; dos tercios, daños parciales. Muy pronto desaparecerán<br />

los bosques tropicales que cubrieron más del 90% del área; sólo<br />

el 10% sobrevive.<br />

Así, podemos hacer una lista de desastres ambientales, todos,<br />

ostensiblemente, para satisfacer <strong>la</strong>s necesidades humanas. ¿Por qué<br />

secan los lugares de pesca? Para beneficiar a <strong>la</strong> gente. ¿Por qué destruyen<br />

los pantanos de mangle? Para beneficiar a <strong>la</strong> gente. ¿En qué<br />

va a terminar todo esto? En el empobrecimiento y muerte de millones<br />

de personas.<br />

Esto apunta a muchas otras cosas. Tenemos que vivir en el p<strong>la</strong>neta,<br />

pero en sus términos, no en los nuestros -algo difícil para nosotros,<br />

pues queremos que el p<strong>la</strong>neta exista en nuestros términos.<br />

Por fin estamos comprendiendo que nos <strong>con</strong>viene descubrir ahora<br />

mismo cuáles son los términos del p<strong>la</strong>neta. Tenemos que aceptar <strong>la</strong><br />

vida, <strong>la</strong> manera humana de ser, dentro de <strong>la</strong>s <strong>con</strong>diciones del mundo<br />

natural que nos da el ser. El mundo natural nos dio el ser y tenemos<br />

que sobrevivir bajo sus <strong>con</strong>diciones. Al resistirnos, desarrol<strong>la</strong>mos<br />

una patología destructiva en nuestra sociedad <strong>con</strong>sumista.<br />

Terapia para el viaje del éxodo<br />

Debido a este rechazo a <strong>la</strong> disciplina impuesta por <strong>la</strong> naturaleza,<br />

nuestra religión, moralidad, civilización y principales institucio-<br />

59


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

nos -todo- se han tornado <strong>con</strong>traproductivas. Producen lo opuesto<br />

de lo que deben producir. Provocan adicción: estamos atrapados en<br />

el<strong>la</strong>s y no podemos escapar. Nos paralizan: sentimos que no podemos<br />

hacer nada para mejorar <strong>la</strong> situación. Tenemos una profunda patolo­<br />

gía cultural. Al negarnos a enfrentar<strong>la</strong>, caemos en <strong>con</strong>tradicción. Lo<br />

que necesitamos es una terapia cultural profunda. Es como <strong>la</strong> adicción.<br />

No saldremos mientras no suframos <strong>la</strong> agonía que padecen los droga-<br />

dictos para cambiar. Al igual que ellos, podemos fracasar sin retorno.<br />

Es <strong>la</strong> muerte sin renovación.<br />

Dentro de nuestras actuales gamas de posibilidades está el des­<br />

integrar los principales sistemas vitales del p<strong>la</strong>neta. Dios no lo va a<br />

salvar si decidimos destruirlo. Ya es hora de sentir el remezón que<br />

nos permita remediar <strong>la</strong> situación. Lo principal y más difícil es pre­<br />

sentar el problema <strong>con</strong> toda su fuerza sin arriesgarse a una parálisis<br />

más profunda. A veces, después de seña<strong>la</strong>r <strong>la</strong> magnitud de estos he­<br />

chos, <strong>la</strong> audiencia se paraliza, incapaz siquiera de hacer preguntas.<br />

Sin embargo, mientras no nos demos cuenta que estamos en una<br />

emergencia, no haremos lo que se debe hacer. Sólo cuando re<strong>con</strong>oz­<br />

camos esta situación de urgencia reaccionaremos en forma creativa<br />

<strong>con</strong> el adecuado nivel de eficiencia. Pero también es cierto que <strong>la</strong>s<br />

personas pueden trabajar sólo dentro de sus límites de comprensión<br />

y acción.<br />

Este asunto involucra alcances muy difíciles. Significa compren­<br />

der <strong>la</strong> historia y <strong>la</strong> cultura, y entender en su justa medida por qué los<br />

pobres sufren y por qué nuestros esfuerzos para aliviarlos sólo pare­<br />

cen aumentar su dolor y producir mayor destrucción. Por supuesto,<br />

también se han hecho cosas positivas. Pero en Brasil, por ejemplo,<br />

para ayudar a <strong>la</strong> gente, el Banco Mundial financió una ruta hacia <strong>la</strong><br />

selva provocando gran devastación. <strong>La</strong> selva y los bosques tropicales<br />

son infinitamente más productivos en su estado natural que redu­<br />

ciéndolos y quemándolos. Si miramos hacia atrás, veremos que los<br />

europeos que llegaron a Norteamérica pretendían vivir aquí. Sin<br />

embargo, los europeos que colonizaron Sudamérica querían extraer<br />

60<br />

COMUNIDAD SAGRADA, DISCIPLINA ESPIRITUAL Y RITUALES<br />

metales; originalmente les interesaba más el oro y <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ta que <strong>la</strong><br />

colonización. <strong>La</strong> fiebre del oro golpeó <strong>nueva</strong>mente <strong>la</strong> región de los<br />

bosques tropicales y se hace un daño enorme al extraerlo. El oro<br />

enloquece a los occidentales, pueden exterminar cualquier cosa para<br />

obtenerlo. El mundo natural está a merced de este frenesí humano.<br />

Rituales, educación religiosa y sacramento<br />

Me referiré a <strong>la</strong> educación religiosa. Los Diez Mandamientos<br />

ya no son adecuados; ninguno indica algo en re<strong>la</strong>ción al mundo<br />

natural. Aunque en <strong>la</strong> Biblia y en algunos libros de rituales hay nor­<br />

mas sobre cómo enfrentar el mundo natural, comparativamente son<br />

pocas. El Credo de los Apóstoles tampoco da indicaciones: "Creo<br />

en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo, <strong>la</strong> tierra y todas <strong>la</strong>s<br />

cosas"; luego viene una <strong>la</strong>rga dec<strong>la</strong>ración sobre <strong>la</strong> redención, pero<br />

no se detiene en <strong>la</strong> creación. Aprendemos el catecismo siendo jóve­<br />

nes. "¿Quién nos creó?" "Dios nos creó". "¿Quién es Dios. 7 " "Dios es<br />

el creador del cielo, <strong>la</strong> tierra y todas <strong>la</strong>s cosas". "¿Cuáles son los atri­<br />

butos divinos?", etc. A los 7 u 8 años de edad, memorizaba grandes<br />

pa<strong>la</strong>bras teológicas como infinidad e infalibilidad. Pero no aprendí<br />

nada significativo en re<strong>la</strong>ción al mundo natural. No se mencionaba<br />

su rol como un modo de presencia divina.<br />

Hace algunos años, en Buffalo, Nueva York, estuve en un en­<br />

cuentro de profesores de religión. Eran cientos, y donde hay profe­<br />

sores, hay vendedores de libros. Había unas cincuenta empresas <strong>con</strong><br />

sus productos. Los revisé todos. En<strong>con</strong>tré todo tipo de libros de reli­<br />

gión, fe, responsabilidad social, espiritualidad, oraciones, sacerdocio,<br />

sacramentos, <strong>la</strong> Santísima Virgen, etc. Sin embargo, no en<strong>con</strong>tré<br />

nada en re<strong>la</strong>ción al mundo creado, al mundo natural. En ese <strong>con</strong>­<br />

texto, una persona podría crecer creyendo que los humanos no te­<br />

nemos ninguna re<strong>la</strong>ción básica <strong>con</strong> el mundo natural, ninguna res­<br />

ponsabilidad ni sentido de identidad hacia él.<br />

Con respecto a los sacramentos: el bautismo nos re<strong>la</strong>ciona <strong>con</strong><br />

lo divino; nos da una comunidad religiosa humana. Pero no es un<br />

61


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

ritual de iniciación plenamente satisfactorio. No nos re<strong>la</strong>ciona en<br />

forma sustancial <strong>con</strong> el mundo natural. Usamos agua, pero no nos<br />

re<strong>la</strong>cionamos <strong>con</strong> el<strong>la</strong>. <strong>La</strong> usamos como símbolo de purificación. No<br />

<strong>la</strong> apreciamos por sí misma. Sin embargo, en <strong>la</strong> bendición del agua<br />

durante <strong>la</strong> Vigilia Pascual, se le hace una magnífica invocación al<br />

ser llevada al mundo de lo sagrado. Pero el problema subsiste al no<br />

<strong>con</strong>siderar el mundo natural en su rol primario.<br />

Por ejemplo, los indios omaha tienen una maravillosa ceremo­<br />

nia donde presentan a un niño a <strong>la</strong>s cuatro regiones del universo: al<br />

cielo, al mundo atmosférico, al mundo terrenal y al mundo subte­<br />

rráneo. Proc<strong>la</strong>man: "Oh, vosotros, cielo, sol, luna y estrel<strong>la</strong>s; oh,<br />

vosotros que habitáis el cielo, os ruego me escuchéis. Una <strong>nueva</strong><br />

vida ha llegado a vuestro seno. Accedan, os imploramos que su ca­<br />

mino sea suave y llegue más allá de <strong>la</strong> primera colina. Oh, nubes,<br />

vientos, lluvias, vosotras, <strong>la</strong>s fuerzas que se mueven en <strong>la</strong> atmósfera,<br />

os ruego nos escuchéis. Una <strong>nueva</strong> vida ha llegado a vuestro seno.<br />

Accedan, os imploramos que su camino sea suave". Y así <strong>con</strong> los<br />

animales, árboles e insectos; en cada caso, presentando al niño al<br />

universo donde vivirá, vincu<strong>la</strong>ndo todo esto <strong>con</strong> el cuidado de <strong>la</strong><br />

criatura.<br />

"Vincu<strong>la</strong>r" es una pa<strong>la</strong>bra maravillosa. Hab<strong>la</strong>mos de los víncu­<br />

los entre padres e hijos, dentro de <strong>la</strong> sociedad, etc. Pero esta vincu­<br />

<strong>la</strong>ción <strong>con</strong> <strong>la</strong> naturaleza es una forma primordial de presencia ínti­<br />

ma. Si no establecemos estos vínculos en <strong>la</strong> infancia, es poco proba­<br />

ble lograrlos después, especialmente en este alienado mundo indus­<br />

trial que se <strong>con</strong>sidera progresista en <strong>la</strong> medida en que se ais<strong>la</strong> del<br />

mundo natural. En 1893, en una famosa <strong>con</strong>ferencia sobre ética y<br />

evolución, Thomas Huxley expresó esta idea: "<strong>La</strong> civilización hu­<br />

mana <strong>con</strong>siste en resistir y negar <strong>la</strong> naturaleza a cada paso". En otras<br />

pa<strong>la</strong>bras, el mundo "moral" es una aparición de lo humano desde ese<br />

oscuro mundo natural en torno a nosotros y nuestro alejamiento de<br />

estas fuerzas ciegas. Para ser moral, simplemente debemos tener una<br />

existencia "en nosotros mismos".<br />

62<br />

Nuestra fascinación por <strong>la</strong> tragedia<br />

COMUNIDAD SAGRADA, DISCIPLINA ESPIRITUAL Y RITUALES<br />

Freeman Dyson, científico de prestigio que ha trabajado en in­<br />

vestigación nuclear, escribió el libro Weapons and Hope (Nueva York:<br />

Harper Si Row, 1985), cuyo último capítulo se titu<strong>la</strong> "<strong>La</strong> tragedia<br />

no es asunto nuestro". Aparentemente, a <strong>la</strong> civilización occidental<br />

le fascina <strong>la</strong> tragedia, y por eso en el pasado <strong>la</strong> espiritualidad era en<br />

general algo tétrico. Enfrentamos <strong>con</strong>stantemente el bien y el mal.<br />

Dyson escribió acerca de <strong>la</strong> tragedia en re<strong>la</strong>ción al viaje de<br />

Robert Scott (1868-1912) a! Polo Sur. Scott realizó grandes prepa­<br />

rativos. En 1912 ya usaba equipo motorizado. Roald Amundsen<br />

(1872-1928) haría el viaje al mismo tiempo, y ambos exploradores<br />

competían para ver quién iba y regresaba. Scott llevó gran cantidad<br />

de equipo. Hizo lo usual. Amundsen pensó que había otras formas.<br />

Tenía un instinto l<strong>la</strong>mado "sagacidad", que es un poco de astucia<br />

mezc<strong>la</strong>da <strong>con</strong> sabiduría, es <strong>la</strong> sabiduría aplicada. Los padres <strong>la</strong> tie­<br />

nen <strong>con</strong> los hijos. ¿Cómo funciona uno <strong>con</strong> los niños? Con sagaci­<br />

dad, es decir, hay que ser muy perceptivo.<br />

Amundsen optó por el camino inusual. Decidió llevar perros.<br />

Scott llevó ponies nórdicos. Scott llegó al Polo Sur, pero al regresar<br />

lo atrapó una tormenta de viento y nieve a varios kilómetros del<br />

campamento base. Estuvo atrapado durante cinco días. El y sus com­<br />

pañeros murieron <strong>con</strong>ge<strong>la</strong>dos. Escribió un diario que más tarde fue<br />

publicado. Es impresionante leer los diarios de un hombre que regis­<br />

tró tal heroísmo, <strong>con</strong> una actitud tan inglesa, presionando sin vaci­<br />

<strong>la</strong>r, valiente ante <strong>la</strong> adversidad, sin rendirse. Los diarios demuestran<br />

su compromiso y el de sus compañeros <strong>con</strong> esto que significaba tan­<br />

to para ellos y su país, y que hasta el final serían fieles a esta noble<br />

misión.<br />

Amundsen llegó y regresó. Pero el gran héroe, <strong>la</strong> figura heroi­<br />

ca, fue Scott. Sus diarios, <strong>con</strong> su trágico final, se publicaron en 1912.<br />

Durante <strong>la</strong> Primera Guerra Mundial, los soldados ingleses que iban<br />

a Francia a combatir heroicamente leían sus diarios. Scott recibió<br />

toda <strong>la</strong> publicidad. Todos se olvidaron de Amundsen. Apsley Cherry-<br />

63


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Garrard, a cargo del campamento base, salió a rescatar a Scott y<br />

en<strong>con</strong>tró el diario. Lo recogió junto <strong>con</strong> otras cosas, luego cubrió el<br />

lugar <strong>con</strong> nieve y hielo y regresó. Cherry-Garrard pensó mucho an­<br />

tes de escribir acerca de esto. Cuando lo hizo, reflexionó profunda­<br />

mente sobre <strong>la</strong> tragedia y <strong>la</strong> fascinación occidental por el<strong>la</strong> y lo he­<br />

roico.<br />

Repito esta historia, tan bien re<strong>la</strong>tada por Freeman Dyson,<br />

porque existe el sentimiento de que debemos avanzar <strong>con</strong> este mun­<br />

do industrial trágico, que estamos comprometidos <strong>con</strong> él. No impor­<br />

ta lo que cueste, éste es el camino. Pero Cherry-Garrard, reflexio­<br />

nando sobre <strong>la</strong> expedición de Scott, analizó el viaje y, en un agudo<br />

comentario final, escribió esta frase: "<strong>La</strong> tragedia no es asunto nues­<br />

tro". Reflexionó sobre <strong>la</strong> fascinación de <strong>la</strong> gente por <strong>la</strong> trágica muer­<br />

te de Scott; señaló que Scott merecía muchos elogios, pero, en defi­<br />

nitiva, "<strong>la</strong> tragedia no es asunto nuestro". Scott fracasó. No regresó<br />

y el rol de un explorador es ir y volver vivo. Cherry-Garrard apreció<br />

el esfuerzo de <strong>la</strong> expedición, pero fracasaron. Amundsen fue, volvió<br />

y a nadie le importó mucho. Al igual que Scott, estamos atrapados en<br />

el trágico fin de nuestra aventura comercial, industrial. Pero incluso<br />

<strong>con</strong> <strong>la</strong> muerte enfrentándonos en el co<strong>la</strong>pso de nuestras descomunales<br />

instituciones, nos negamos a cambiar <strong>la</strong> dirección que elegimos.<br />

El nuevo éxodo<br />

Al igual que Scott y Amundsen, nosotros también estamos en<br />

un viaje, en un momento de éxodo. Necesitamos sagacidad y gran<br />

energía para abrirnos paso hacia <strong>la</strong> era ecozoica. Se dice que no po­<br />

demos hacerlo; <strong>la</strong> respuesta es que debemos hacerlo. Es necesario<br />

sacrificarse. Está <strong>la</strong> disciplina, <strong>la</strong> espiritualidad, el significado divino<br />

del proceso. Si no percibimos <strong>la</strong> naturaleza sagrada de nuestro viaje,<br />

no podremos efectuar <strong>la</strong> necesaria transformación salvífica. Necesi­<br />

tamos apreciar en forma especial <strong>la</strong>s verdaderas dimensiones de lo<br />

que es ser miembro de <strong>la</strong> comunidad sagrada en el sentido más am­<br />

plio del término.<br />

64<br />

COMUNIDAD SAGRADA, DISCIPLINA ESPIRITUAL Y RITUALES<br />

Debemos desarrol<strong>la</strong>r una noción más c<strong>la</strong>ra de ese mundo de<br />

a<strong>la</strong>banzas al que estamos entrando. A veces describo el universo<br />

<strong>con</strong> su vasta extensión en el espacio y su secuencia de transforma­<br />

ciones en el tiempo como un único, inmenso y multiforme a<strong>con</strong>te­<br />

cimiento de a<strong>la</strong>banza. Aspiramos a celebrar nuestro éxodo de una<br />

manera <strong>nueva</strong>, pues no sólo es salvífico en el .sentido de cierta bea­<br />

tificación eterna, sino también un movimiento hacia <strong>la</strong> situación<br />

terrenal actual que tiene su propio encanto, su propio aspecto de<br />

a<strong>la</strong>banza. En este proceso reside lo que yo l<strong>la</strong>maría nuestra verdade­<br />

ra espiritualidad.<br />

Confianza en Dios<br />

Muchos se preguntan si todo lo que debemos hacer ahora es<br />

sólo <strong>con</strong>fiar en Dios. Pero El no se encargará de nuestra crisis. <strong>La</strong><br />

deidad no va a recoger los pedazos ni remediar los desastres que ge­<br />

neramos. Dios nos permite enfrentar estas cosas. Uno de los aspec­<br />

tos más desilusionantes de <strong>la</strong> espiritualidad cristiana aparece en <strong>la</strong><br />

obra clásica On Abandonment de De Caussade, muy popu<strong>la</strong>r en el<br />

siglo pasado, que a<strong>con</strong>seja el total abandono y <strong>con</strong>fianza en lo divi­<br />

no. Es aceptable, pero veamos qué nos permite hacer Dios. Nos per­<br />

mite exterminar <strong>la</strong>s cosas más hermosas y evidentemente El no pone<br />

fin a esto. Dios funciona a través de nosotros. El nos dice qué hacer.<br />

El mundo natural nos dice qué hacer. Dios nos hab<strong>la</strong> a través del<br />

mundo natural.<br />

Hay cierto fundamento al decir que Dios es nuestra esperanza.<br />

Pero El no funciona así. El universo tampoco, sino mediante <strong>la</strong>s<br />

fuerzas estructuradas en él. Su destino lo determinará el cómo fun­<br />

cionen estas fuerzas y lo humano. En ese proceso está <strong>la</strong> dimensión<br />

esencial y numinosa del universo que ofrece una dirección.<br />

Comunidades básicas de vida<br />

Me he re<strong>la</strong>cionado <strong>con</strong> <strong>la</strong>s tribus T'Roli de Filipinas. Mi co­<br />

nexión tiene una so<strong>la</strong> misión. Es impresionante cómo <strong>la</strong> misión fun-<br />

65


RECONCILIACIÓN CON ¡.ATIERRA<br />

ciona <strong>con</strong> <strong>la</strong>s personas a partir de sus tradiciones. Tienen una mara­<br />

villosa epopeya de <strong>la</strong> creación. Recitar<strong>la</strong> toma veinticinco horas.<br />

Están pasando de <strong>la</strong> fase cazadora-recolectora a otra más asentada.<br />

Tienen comunidades básicas de vida. Son diferentes a <strong>la</strong>s de Brasil,<br />

donde creo que hay entre 50.000 y 100.000 comunidades cristianas<br />

básicas. En Brasil, <strong>la</strong>s personas se reúnen a leer <strong>la</strong>s Escrituras y discu­<br />

tir su significado en re<strong>la</strong>ción a su situación de vida, lo cual es parte<br />

de <strong>la</strong> <strong>teología</strong> de <strong>la</strong> liberación'. Esta tiene un aspecto loable, pero a<br />

mí me gustaría ver el desarrollo de comunidades básicas de "vida"<br />

en Filipinas, comunidades basadas en el suelo, en <strong>la</strong> tierra, en el<br />

significado religioso de <strong>la</strong> tierra, porque estas personas, a través de <strong>la</strong><br />

educación, serán progresivamente menos cristianas y tendrán que<br />

enfrentar el mundo secu<strong>la</strong>r. Si establecieran sus raíces en <strong>la</strong> tierra,<br />

trascenderían, al menos hasta cierto punto, <strong>la</strong> división política iz­<br />

quierda-derecha que se da en los países en vías de desarrollo. Para<br />

trascender<strong>la</strong>, es básico el manejo de <strong>la</strong> tierra. Esta es una preocupa­<br />

ción de todos.<br />

Es cuestionable suponer que vamos a los países en vías de desa­<br />

rrollo a ayudar a sus pueblos. <strong>La</strong> ayuda extema, en lugar de preocu­<br />

parse de los pobres, sólo ha enriquecido más a los ricos. Actualmen­<br />

te parece haber una extraña <strong>con</strong>fusión en estos asuntos. Por eso des­<br />

<strong>con</strong>fío de <strong>la</strong>s buenas personas; prefiero trabajar <strong>con</strong> personas y no<br />

<strong>con</strong> buenas personas. En este <strong>con</strong>texto, <strong>la</strong>s buenas personas suelen<br />

hacer más daño que <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s. Mucha gente (como instituciones<br />

comerciales estadounidenses) está <strong>con</strong>vencida que el bienestar de<br />

todos depende del funcionamiento de <strong>la</strong> e<strong>con</strong>omía industrial y de <strong>la</strong><br />

mantención de los empleos y altas tasas de <strong>con</strong>sumo. Es difícil saber<br />

si <strong>la</strong>s personas del mundo comercial occidental están deliberada­<br />

mente haciendo algo mal, o si realmente se visualizan haciendo algo<br />

bueno dentro del <strong>con</strong>texto de su <strong>con</strong>fusa mentalidad.<br />

A veces pienso que casi todo lo que <strong>con</strong>sideramos bueno, pro­<br />

bablemente es malo, en e<strong>con</strong>omía y en muchos otros campos, como<br />

<strong>la</strong> medicina o los programas agríco<strong>la</strong>s químicos de universidades es-<br />

66<br />

COMUNIDAD SAGRADA, DISCIPLINA ESPIRITUAL Y RITUALES<br />

tatales. Los directores de estos programas estaban <strong>con</strong>vencidos que<br />

<strong>la</strong> agricultura química era buena. Se suponía que <strong>la</strong> "revolución ver­<br />

de" agríco<strong>la</strong> era buena, pero resultó un desastre en <strong>la</strong> mayoría de <strong>la</strong>s<br />

instancias. Para empezar, hay mucha deslealtad y patología abrién­<br />

dose camino.<br />

Tradición cristiana y <strong>nueva</strong> cosmología<br />

En términos tradicionales, el rol básico de <strong>la</strong> <strong>teología</strong> es expli­<br />

car <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción que nos presenta <strong>la</strong> Biblia, transmitida por <strong>la</strong> tradi­<br />

ción cristiana. Esta reve<strong>la</strong>ción <strong>con</strong>tiene <strong>la</strong>s limitaciones de <strong>la</strong> Biblia<br />

y del lenguaje y <strong>con</strong>diciones de esa época. Si bien incluye un men­<br />

saje transcultural, está profundamente limitado por <strong>la</strong>s circunstan­<br />

cias en que se da.<br />

<strong>La</strong> <strong>teología</strong> es básicamente una ciencia deductiva. Comienza<br />

<strong>con</strong> procesos reve<strong>la</strong>dores en que una persona cree en una fe in­<br />

mutable. No percibimos <strong>la</strong> gran dis<strong>con</strong>tinuidad entre nuestro<br />

momento histórico actual y lo que ha pasado antes. Siempre es<br />

cuestión de <strong>con</strong>tinuidad o dis<strong>con</strong>tinuidad, y yo sostengo que hay<br />

mayor dis<strong>con</strong>tinuidad de <strong>la</strong> que jamás hubo. Por eso afirmo que<br />

<strong>la</strong> presentación de Teilhard (y, básicamente, <strong>la</strong> mía) es el mayor<br />

cambio teológico desde que los primeros Padres estructuraron <strong>la</strong><br />

<strong>teología</strong> cristiana. Nuestra <strong>teología</strong> cristiana es una especie de<br />

comentario sobre San Pablo a través de San Agustín, Santo To­<br />

más de Aquino y otros pensadores cristianos. Se dice que <strong>la</strong> re­<br />

ve<strong>la</strong>ción termina al final de <strong>la</strong> Biblia, que no habrá más reve<strong>la</strong>­<br />

ción en aquel<strong>la</strong> categoría. Podemos aceptar eso. Pero, a mi jui­<br />

cio, estamos experimentando <strong>nueva</strong>s posibilidades reve<strong>la</strong>doras.<br />

Para comprender<strong>la</strong>s, necesitamos cambiar profundamente nues­<br />

tro pensamiento. Debemos expandir nuestra capacidad para ma­<br />

nejar <strong>la</strong>s evidencias que se nos presentan. Si Dios nos hab<strong>la</strong> a<br />

través del universo y si ahora vemos que éste no funciona como<br />

pensaban los primeros cristianos, debemos articu<strong>la</strong>r de otra ma­<br />

nera nuestra fe cristiana.<br />

67


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

En nuestra <strong>nueva</strong> visión del universo, tenemos <strong>nueva</strong>s formas<br />

de comprender <strong>la</strong> manifestación divina en el mundo natural. Tene­<br />

mos un nuevo tipo de reve<strong>la</strong>ción. Sin embargo, no pertenece a <strong>la</strong><br />

misma categoría de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción bíblica. Debe ser cualitativamente<br />

diferente si pretende enfrentar los problemas actuales. <strong>La</strong> <strong>teología</strong>,<br />

como <strong>la</strong> <strong>con</strong>ocemos, no puede interpretar el presente. Pero nosotros<br />

no podemos interpretarlo sin el<strong>la</strong>. No se trata de negar los 3.000<br />

años de cultura cristiana bíblica, pero, a mi juicio, en ese <strong>con</strong>texto<br />

ya se cumplió buena parte de <strong>la</strong> tarea cristiana. Está ocurriendo otra<br />

cosa, y ahora podemos lograr <strong>nueva</strong>s y maravillosas percepciones.<br />

Tomemos <strong>la</strong> idea de éxodo. Esta adaptación del símbolo de éxo­<br />

do representa algo más que <strong>la</strong>s adaptaciones previas. Al hab<strong>la</strong>r del<br />

éxodo de <strong>la</strong> tierra desde su fase cenozoica terminal a su fase ecozoica<br />

emergente, me refiero a un éxodo radicalmente diferente. Una nue­<br />

va comunidad, <strong>la</strong> comunidad de <strong>la</strong> tierra, todo el p<strong>la</strong>neta, realiza el<br />

éxodo. Al expresar el nuevo sentido de <strong>la</strong> comunidad sagrada, apa­<br />

recen diferencias inapreciables en formu<strong>la</strong>ciones teológicas previas.<br />

Yo postulo un cambio de paradigma. C<strong>la</strong>rke parece indicar que to­<br />

dos estos problemas se deben manejar dentro del paradigma exis­<br />

tente.<br />

Concordamos en que es cuestión de <strong>con</strong>tinuidad-dis<strong>con</strong>tinui­<br />

dad de paradigmas. Yo postulo una dis<strong>con</strong>tinuidad mucho más radi­<br />

cal, aunque <strong>la</strong> historia no permite dis<strong>con</strong>tinuidades totales. No po­<br />

demos cortar <strong>la</strong> cadena de <strong>la</strong> vida. No podemos interrumpir <strong>la</strong> histo­<br />

ria, ni romper <strong>la</strong> <strong>con</strong>tinuidad del desarrollo biológico. No podemos<br />

separar <strong>la</strong> secuencia en ninguna fase de los procesos vitales. Sin em­<br />

bargo, <strong>la</strong> secuencia vital incluye mutaciones, y en esta discusión<br />

estoy más cerca de una "presentación de mutación". Este proceso<br />

<strong>con</strong>tinuará, aunque nunca habrá una respuesta definitiva al proble­<br />

ma <strong>con</strong>tinuidad-dis<strong>con</strong>tinuidad. Pero nuestro fracaso para enfren­<br />

tar eficientemente este problema en nuestro <strong>con</strong>texto actual, nos<br />

está acercando al fracaso absoluto frente al desastre ecológico final.<br />

68<br />

THOMAS CLARKE<br />

El <strong>con</strong>texto<br />

Comunidad sagrada: un nuevo <strong>con</strong>cepto<br />

*<br />

COMUNIDAD SAGRADA, DISCIPLINA ESPIRITUAL Y RITUALES<br />

Mi perspectiva sigue siendo <strong>la</strong> de <strong>la</strong> <strong>teología</strong> y fe cristianas tra­<br />

dicionales, escuchar <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> cosmología y preguntar qué puede hacer<br />

ésta por <strong>la</strong> <strong>teología</strong> tradicional y viceversa. Mis reflexiones se cen­<br />

trarán en <strong>la</strong> noción de comunidad sagrada.<br />

Primero, un <strong>con</strong>cepto básico de <strong>Berry</strong> -el universo y <strong>la</strong> tierra<br />

son una so<strong>la</strong> comunidad- no sólo es válido y legítimo desde una<br />

perspectiva teológica, sino también una percepción c<strong>la</strong>ve que debe­<br />

mos escuchar dentro de <strong>la</strong> Iglesia católica romana. Es un <strong>con</strong>cepto<br />

nuevo. A menudo, especialmente cuando escuchamos dec<strong>la</strong>racio­<br />

nes autoritarias sobre una idea "<strong>nueva</strong>" que <strong>la</strong> Iglesia ha combatido<br />

<strong>con</strong> fuerza por un siglo, ésta dirá que "siempre creyó eso". Pero es<br />

una percepción <strong>nueva</strong>. Podemos hab<strong>la</strong>r de una prehistoria de esta<br />

percepción, <strong>la</strong> enseñanza paulina del cuerpo de Cristo por ejemplo.<br />

Teilhard y <strong>Berry</strong> extendieron lo que San Pablo escribió sobre el com­<br />

promiso de todo el cosmos en el proceso de salvación. Retrocedien­<br />

do un poco, este lenguaje válido y crucial que debemos usar es, a<br />

pesar de todo, análogo. Retrocedí porque comprendo, especialmen­<br />

te al enfrentar mis propias reacciones a lo nuevo, que a veces se<br />

dicen cosas a <strong>la</strong> defensiva, bloqueando <strong>nueva</strong>s y necesarias energías.<br />

Tal vez no debí decir que este lenguaje es análogo. <strong>La</strong> voz<br />

profética, como <strong>la</strong> de <strong>Berry</strong>, no recurre a distinciones finas. Dudo<br />

que Isaías o Exequiel hab<strong>la</strong>ran sobre "<strong>la</strong> analogía de ser". Jesús no lo<br />

hizo. Yo afirmo algo, pero también trato de superarlo. Una parte de mí<br />

dice que aquí debe insertarse <strong>la</strong> noción de analogía, para incluir <strong>la</strong> co­<br />

munidad de <strong>la</strong> tierra y del universo.<br />

Al aceptar esta idea, quisiera hab<strong>la</strong>r un poco de esta asociación<br />

que compartimos <strong>con</strong> <strong>la</strong>s demás especies en <strong>la</strong> comunidad de <strong>la</strong> tie­<br />

rra. Tiene igualdades y desigualdades intrínsecas. Somos creados<br />

69


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

igualmente por Dios dentro de un solo universo -esto es parte de<br />

nuestra solidaridad e igualdad. Estamos igualmente l<strong>la</strong>mados a ma­<br />

nifestar a Dios, de modo que compartimos el aspecto reve<strong>la</strong>dor y<br />

además el hecho de ser sujetos y no meros objetos. En esta comuni­<br />

dad de <strong>la</strong> tierra, todos estamos dotados de dignidad, una dignidad<br />

invio<strong>la</strong>ble dada por Dios. En esta idea enfatizo especialmente <strong>la</strong><br />

noción de nuevo.<br />

Pienso, por ejemplo, en San Agustín, que utilizaba una distin­<br />

ción estoica entre lo que estamos l<strong>la</strong>mados a disfrutar y lo que esta­<br />

mos l<strong>la</strong>mados a usar (frui: disfrutar; uti: usar). Básicamente, dijo que<br />

disfrutamos a Dios y usamos <strong>la</strong>s cosas. Ignacio de Loyo<strong>la</strong> (1491 -15 5 6),<br />

en su famosa obra Principie and Foundation, tal vez fue bastante<br />

influenciado por esta distinción estoica agustiniana frui-uti entre<br />

personas y cosas. Yo diría, junto <strong>con</strong> <strong>Berry</strong> y otros, que no podemos<br />

seguir utilizando esta distinción entre persona y cosa. Debemos ha­<br />

bituarnos a <strong>con</strong>siderar a los demás ciudadanos de <strong>la</strong> comunidad cós­<br />

mica como sujetos dotados de dignidad. Es válido ampliar <strong>la</strong> noción<br />

de derechos desde derechos humanos a los derechos de todos los<br />

ciudadanos de <strong>la</strong> tierra. Ahora cada especie tiene una petición y<br />

cada individuo dentro de <strong>la</strong>s especies de <strong>la</strong> tierra puede exigirnos<br />

respeto. No debemos vio<strong>la</strong>r estos derechos invio<strong>la</strong>bles, este c<strong>la</strong>mor<br />

de todas <strong>la</strong>s especies sobre nuestra <strong>con</strong>ducta.<br />

Como seña<strong>la</strong>ra <strong>Berry</strong>, también somos iguales al tener el mismo<br />

destino. El bien común del universo es el bien común de todos los<br />

ciudadanos de <strong>la</strong> tierra. Sin embargo, esto se logrará en <strong>la</strong> "dimen­<br />

sión de <strong>la</strong> esencia". Prácticamente ignoramos cómo va a ocurrir esto,<br />

cómo lo que tradicionalmente l<strong>la</strong>mamos beatificación o visión<br />

beatífica se insertará dentro del bien común, no sólo de <strong>la</strong> humani­<br />

dad sino del universo. Esto nos lleva a solidarizar <strong>con</strong> todos los miem­<br />

bros de esta comunidad de <strong>la</strong> tierra. Para mostrar el aspecto de des­<br />

igualdad, mencioné el <strong>con</strong>cepto de analogía. Cuando usamos térmi­<br />

nos como "subjetividad", "derechos", etc., no afirmamos lo mismo<br />

para todos los ciudadanos de esta comunidad. Respaldo este <strong>con</strong>-<br />

70<br />

COMUNIDAD SAGRADA, DISCIPLINA ESPIRITUAL Y RITUALES<br />

cepto de comunidad sagrada y <strong>con</strong>cuerdo en que hay una <strong>con</strong>ver­<br />

sión necesaria para extender nuestra comprensión de comunidad<br />

sagrada a toda <strong>la</strong> tierra y a todo el universo.<br />

Los temas<br />

<strong>La</strong> re<strong>la</strong>ción humana <strong>con</strong> el universo<br />

Quisiera referirme a algo que escribió <strong>Berry</strong>: debemos escuchar<br />

y aprender del universo, obedecer sus leyes y permitir que <strong>la</strong><br />

cosmogénesis ejerza cierta autoridad sobre nosotros. Aquí también<br />

utiliza un lenguaje bastante fuerte y <strong>nueva</strong>mente mi reacción es "Sí,<br />

pero sin embargo". Diría sí, tenemos que escuchar y obedecer <strong>la</strong>s<br />

leyes del universo, pero debemos recordar algunas cosas sobre esta<br />

re<strong>la</strong>ción. No olvidemos que estas leyes tienen su máxima expresión<br />

en <strong>la</strong> <strong>con</strong>ciencia humana. Al afirmar que los humanos estamos den­<br />

tro del proceso cósmico, puedo decir que somos <strong>la</strong> instancia máxima<br />

de <strong>la</strong> cosmogénesis. Es importante recordar esto, de modo que al<br />

hab<strong>la</strong>r de <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones tierra-humanos y universo-humanos, no lo<br />

hagamos como si los seres humanos estuviéramos fuera del proceso y<br />

obedeciendo una autoridad presente en un proceso ajeno. Al com­<br />

prender esta obediencia y aceptación de <strong>la</strong> autoridad inherente al<br />

proceso, debemos entender que el universo está en nosotros como<br />

nosotros estamos en él. Es importante que, habiendo rechazado cierta<br />

exclusividad en <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción tierra-humanos, no volvamos a una nue­<br />

va forma de exclusividad. En alguna parte, <strong>Berry</strong> dice que el univer­<br />

so se cuidará a sí mismo. No somos pastores. No somos quienes pru­<br />

dentemente cuidaremos a este niño. ¿El universo se cuida a sí mis­<br />

mo o nosotros cuidamos de él?<br />

Llevémoslo a <strong>la</strong> realidad práctica. ¿Estamos l<strong>la</strong>mados a cuidar<br />

de <strong>la</strong> tierra o el<strong>la</strong> cuida de nosotros? Con el desarrollo del pensa­<br />

miento ecológico rechazamos <strong>la</strong>s nociones de dominio y mayordo-<br />

mía. No estoy seguro de poder eliminar esta re<strong>la</strong>ción entre <strong>la</strong> espe-<br />

71


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

cié humana y <strong>la</strong>s demás especies de <strong>la</strong> tierra. Todo tipo de mayordo-<br />

mía, re<strong>la</strong>ción y preocupación por el<strong>la</strong> es responsabilidad nuestra.<br />

Quizás haya una falsa dicotomía en esta pregunta: "¿El univer­<br />

so cuida de nosotros o nosotros cuidamos de él?". Desde <strong>la</strong> perspec­<br />

tiva de <strong>la</strong> doctrina de <strong>la</strong> creación, usando el lenguaje cristiano tradi­<br />

cional, obedecemos a Dios. No hay ninguna otra <strong>con</strong>ciencia reflexi­<br />

va presente en el proceso total, salvo lo que está presente dentro de<br />

lo humano y en el creador divino. Así, al seguir el flujo del proceso<br />

cósmico, al obedecer a aquello que nos llega a través de <strong>la</strong> tierra, en<br />

definitiva obedecemos a Dios, mediador entre <strong>la</strong> voluntad de Dios y<br />

nuestro l<strong>la</strong>mado humano a través de todos los procesos de <strong>la</strong> tierra.<br />

En esto hay algo nuevo, pero también algo bastante tradicional. <strong>Berry</strong><br />

seña<strong>la</strong> cierta <strong>con</strong>tinuidad <strong>con</strong> <strong>la</strong> tradición de <strong>la</strong> ley natural. Pero en<br />

esta descripción de re<strong>la</strong>ciones tierra-humanos faltan rasgos de esa<br />

tradición de <strong>la</strong> ley natural.<br />

Como cristiano y teólogo cristiano, mi esperanza es mirar ha­<br />

cia <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> cosmología y tratar de escuchar<strong>la</strong>. Parto <strong>con</strong> un prejui­<br />

cio, es decir, <strong>con</strong> <strong>la</strong> esperanza de que lo que desafía mi fe y <strong>teología</strong><br />

pueda manejarlo si abandono gran parte de lo que <strong>con</strong>sidero necesa­<br />

rio para esa fe, si abandono <strong>la</strong>s <strong>con</strong>ceptualizaciones, adornos cultu­<br />

rales, etc. También parto <strong>con</strong> <strong>la</strong> esperanza de que mi fe y <strong>teología</strong> se<br />

enriquecerán <strong>con</strong> <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> cosmología. Finalmente, parto <strong>con</strong> <strong>la</strong><br />

esperanza de que lo que digo desde esta perspectiva cristiana pueda<br />

ser valioso a medida que <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> cosmología abandone a <strong>Berry</strong> y<br />

penetre en <strong>la</strong>s pequeñas comunidades que se formarán en torno a<br />

sus percepciones, en el mundo general. Esa es mi esperanza básica.<br />

Por ejemplo, escuchando lo que Tom dijo sobre <strong>la</strong> comunidad<br />

de <strong>la</strong> tierra y nuestra participación en el<strong>la</strong>, pienso que, por mi <strong>la</strong>do y<br />

por el de teólogos y cristianos comprometidos, debemos extender<br />

nuestro <strong>con</strong>cepto de comunidad para que incluya a los demás miem­<br />

bros de <strong>la</strong> tierra. Debemos extender nuestras nociones de subjetivi­<br />

dad, derechos humanos, derechos creacionales, etc. Este es básica­<br />

mente mi enfoque.<br />

72<br />

Opción por los pobres-Opción por <strong>la</strong> tierra<br />

COMUNIDAD SAGRADA, DISCIPLINA ESPIRITUAL Y RITUALES<br />

Quisiera introducir algo importante que he <strong>con</strong>siderado du­<br />

rante <strong>la</strong>rgo tiempo. En los últimos veinte o treinta años vivenciamos<br />

todo tipo de po<strong>la</strong>rizaciones en ciudadanos y cristianos <strong>con</strong>scientes,<br />

en defensores de <strong>la</strong> vida y personas pro-opción, en gente al servicio<br />

de <strong>la</strong> paz y <strong>la</strong> justicia y en individuos <strong>con</strong> una espiritualidad de desa­<br />

rrollo personal. Pero debemos revisar aquel<strong>la</strong> incipiente po<strong>la</strong>riza­<br />

ción entre gente al servicio de <strong>la</strong> paz y <strong>la</strong> justicia y gente que marcha<br />

<strong>con</strong> el espíritu ecológico. Este es un aspecto crucial del diálogo ecológico.<br />

Durante años, especialmente <strong>con</strong> <strong>la</strong> ayuda de algunas ideas de Jane<br />

Blewett, reflexioné sobre aquel<strong>la</strong> noción de <strong>la</strong> cual <strong>la</strong> Iglesia ha tomado<br />

plena <strong>con</strong>ciencia gracias a los teólogos de <strong>la</strong> liberación: <strong>la</strong> opción prefe­<br />

rencia! por los pobres. Quisiera exponer una versión que indicaría que<br />

<strong>la</strong> opción <strong>ecológica</strong> c<strong>la</strong>ve es <strong>la</strong> opción por los pobres. Veamos si sale a<br />

flote. Veamos si alguien saluda esta bandera mientras <strong>la</strong> izo.<br />

En primer lugar, <strong>la</strong> opción por los pobres es <strong>la</strong> opción de Dios.<br />

En Sus indicaciones en <strong>la</strong> tradición judeocristiana, hay una prefe­<br />

rencia por los pobres. Hoy se seña<strong>la</strong> que no es un capricho divino, ni<br />

extrínseco a <strong>la</strong> cosmogénesis; <strong>la</strong> opción por los pobres es una dimen­<br />

sión cuasiestructural de <strong>la</strong> cosmogénesis. Cuando nuestra visión de<br />

lo que ocurre en el universo es apoyada por esta idea de <strong>la</strong> opción<br />

por los pobres, vemos un motivo recurrente en <strong>la</strong> historia sagrada.<br />

Según San Agustín, Dios no eligió <strong>la</strong> inexistencia del mal, sino que<br />

El debía extraer el bien del mal. Es innecesario e<strong>la</strong>borar <strong>la</strong> extensión<br />

del mal en toda <strong>la</strong> historia del universo, y particu<strong>la</strong>rmente en lo que<br />

los humanos han hecho a <strong>la</strong>s otras especies de <strong>la</strong> tierra. El regalo de<br />

Dios es para usar nuestras energías de <strong>con</strong>ciencia reflexiva a fin de<br />

promover el bien común universal y p<strong>la</strong>netario, ¡pero reflexione­<br />

mos sobre lo que hemos hecho y estamos haciendo <strong>con</strong> esas ener­<br />

gías! Sin embargo, desde <strong>la</strong> perspectiva cristiana, al margen de <strong>la</strong>s<br />

ma<strong>la</strong>s acciones y del daño provocado, <strong>la</strong> acción redentora de Dios<br />

en el mundo permite superar el terrible desperdicio de nuestras ener­<br />

gías. Así, <strong>la</strong> opción de Dios por los pobres es Su inversión de <strong>la</strong>s<br />

73


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

cosas, Dios <strong>con</strong>vierte el desperdicio en energías positivas; yo inten­<br />

taría comprender <strong>la</strong> opción por los pobres en ese <strong>con</strong>texto. Esto es<br />

lo que Dios hace respecto al mal.<br />

<strong>La</strong> <strong>teología</strong> de <strong>la</strong> liberación desarrolló <strong>la</strong> idea de <strong>la</strong> opción por<br />

los pobres enfocando <strong>la</strong> privación material, especialmente bajo <strong>la</strong><br />

influencia de <strong>la</strong> teoría marxista. <strong>La</strong> esencia de <strong>la</strong> pobreza es el "me­<br />

nosprecio cultural", o sea, un grupo humano dice a otro: "No tienen<br />

dignidad". <strong>La</strong> base de esta pobreza no es siempre <strong>la</strong> privación mate­<br />

rial; puede ser <strong>la</strong> raza, sexo u orientación sexual. Puede ser el status<br />

del estado seg<strong>la</strong>r en <strong>la</strong> Iglesia como ha existido tradicionalmente.<br />

Así, el menosprecio cultural como negación de <strong>la</strong> dignidad <strong>con</strong>sti­<br />

tuye <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong> pobreza, y por lo tanto, <strong>la</strong> opción de Dios por<br />

los pobres <strong>con</strong>siste en reafirmar <strong>la</strong> dignidad de los pobres, de los<br />

menospreciados. Además, en los pobres se re<strong>con</strong>oce un poder espe­<br />

cial para promover el bien común. Eso es parte de esta percepción<br />

bíblica. No sólo estamos l<strong>la</strong>mados a ser compasivos <strong>con</strong> los pobres.<br />

De manera muy misteriosa, se re<strong>con</strong>oce que los pobres tienen el<br />

poder de redimir a <strong>la</strong> humanidad. Estamos l<strong>la</strong>mados a reunir nues­<br />

tras energías para liberar ese poder, de modo que los menospreciados<br />

o despreciados se <strong>con</strong>viertan en los portadores del poder de Dios<br />

para el bien común de todas <strong>la</strong>s personas.<br />

Esta noción, que se limita a <strong>la</strong> especie humana y que ahora se<br />

<strong>con</strong>ecta <strong>con</strong> el movimiento ecológico y <strong>con</strong> <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> cosmología,<br />

debe ayudarnos a ver el desprecio cultural <strong>con</strong> que hemos tratado a<br />

<strong>la</strong>s otras especies de <strong>la</strong> tierra. Recordando <strong>la</strong> historia de Epulón y<br />

Lázaro, hoy podemos decir que, como miembros de <strong>la</strong> especie hu­<br />

mana, somos Epulón y se nos pide reflexionar si queremos seguir<br />

siéndolo o no. Aunque hay muchas especializaciones dentro del<br />

movimiento ecológico, se debe invertir energía en potenciar a todas<br />

<strong>la</strong>s criaturas despreciadas de <strong>la</strong> tierra. Sin embargo, <strong>la</strong> opción prefe-<br />

rencial por los pobres humanos debe ser primordial, pues son los más<br />

trágicamente despreciados y, en <strong>la</strong> providencia de Dios por el p<strong>la</strong>ne­<br />

ta, <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ve para <strong>la</strong> redención de todas <strong>la</strong>s especies. Mientras inten-<br />

74<br />

COMUNIDAD SAGRADA, DISCIPLINA ESPIRITUAL Y RITUALES<br />

tamos humildemente re<strong>con</strong>ocer y renunciar a nuestro rol de Epulón,<br />

debemos evitar los extremos opuestos de <strong>con</strong>finar nuestra visión de<br />

los pobres humanos o de no darles el lugar central en nuestras estra­<br />

tegias <strong>ecológica</strong>s. Termino preguntando si se podría en<strong>con</strong>trar un<br />

terreno común en lo que parece una brecha entre gente al servicio<br />

de <strong>la</strong> paz y <strong>la</strong> justicia y gente al servicio de lá ecología.<br />

Rituales, sacrificio y disciplina espiritual<br />

Respetando los otros dos temas, rituales y sacrificio, ahora qui­<br />

siera insistir en el banquete escatológico. En esta tradición del reco­<br />

nocimiento de los pobres, se les ofrece un banquete escatológico<br />

donde serán alimentados. En nuestro banquete ritual celebramos <strong>la</strong><br />

anticipación del banquete escatológico. Los profetas hebreos tenían<br />

unos famosos pasajes donde Yahvé decía: "Retiren de mi vista sus<br />

sacrificios; apestan a mi vista, pues desprecian a los pobres". Este sím­<br />

bolo del banquete escatológico quizás nos ayude a reflexionar sobre los<br />

rituales. Esto puede sugerir una disciplina donde <strong>la</strong> pobreza de espíritu,<br />

<strong>la</strong> primera beatitud, lleve <strong>la</strong> de<strong>la</strong>ntera en nuestra <strong>con</strong>ciencia; una espi­<br />

ritualidad centrada en <strong>la</strong> dignidad, no en <strong>la</strong> sobrevivencia material.<br />

Mientras tengamos vida, debemos honrar no sólo <strong>la</strong> dignidad humana,<br />

sino <strong>la</strong> dignidad de esta comunidad de <strong>la</strong> tierra.<br />

Esperanza en el viaje<br />

Cuando me preguntan dónde reside mi esperanza ante <strong>la</strong> crisis<br />

actual, mi respuesta es breve. Puede ser voluble o trivial, pero debo<br />

decirlo. Mi esperanza está en Dios, esperanza que puede interponer­<br />

se de diferentes maneras. Pero, finalmente, es válido lo que <strong>la</strong> Biblia<br />

dice acerca de no <strong>con</strong>fiar ni en príncipes ni caballos ni carruajes.<br />

Adaptando ese mensaje a nuestra época, no pongo esperanzas en<br />

ningún movimiento ni grupo humano. Mi esperanza está en Dios.<br />

En cuanto al futuro, busco <strong>la</strong> opción por los pobres. Ese aspecto del<br />

Evangelio es lo que hoy me da más energía. Eso atrae mi fe y <strong>con</strong>­<br />

fianza.<br />

75


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN Y DISCUSIÓN<br />

1. ¿En qué <strong>con</strong>siste <strong>la</strong> idea de <strong>Berry</strong> sobre <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> disciplina<br />

espiritual? ¿Cómo serían los elementos de esta <strong>nueva</strong> discipli­<br />

na?<br />

2. ¿A qué se refiere <strong>Berry</strong> cuando hab<strong>la</strong> de <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> comunidad<br />

sagrada? ¿Por qué es "sagrada"?<br />

3. C<strong>la</strong>rke afirma que en el trabajo de <strong>Berry</strong> hay una noción<br />

teológica realmente <strong>nueva</strong>. ¿En qué <strong>con</strong>siste? ¿Por qué se le<br />

<strong>con</strong>sidera un <strong>con</strong>cepto nuevo?<br />

4. ¿Cuál de <strong>la</strong>s ideas de <strong>Berry</strong> y C<strong>la</strong>rke sobre esperanzas futuras<br />

para <strong>la</strong> sobrevivencia p<strong>la</strong>netaria se acerca más a <strong>la</strong> suya? ¿Qué<br />

piensa de <strong>la</strong> "<strong>con</strong>fianza en Dios" de C<strong>la</strong>rke como vehículo<br />

para <strong>la</strong> esperanza?<br />

5. ¿Cuál es el origen de <strong>la</strong> po<strong>la</strong>rización entre justicia social y<br />

problemas ecológicos? ¿Concuerda <strong>con</strong> C<strong>la</strong>rke que, existien­<br />

do otras especies culturalmente denigradas, se acorta <strong>la</strong> bre­<br />

cha?<br />

6. ¿Su paradigma del futuro de <strong>la</strong> <strong>teología</strong> se acerca más a <strong>la</strong><br />

<strong>con</strong>tinuidad de C<strong>la</strong>rke o a <strong>la</strong> dis<strong>con</strong>tinuidad de <strong>Berry</strong>? ¿Por<br />

qué?<br />

7. <strong>Berry</strong> <strong>con</strong>sidera que <strong>la</strong> "democracia es una <strong>con</strong>spiración de<br />

los humanos <strong>con</strong>tra el mundo natural". ¿Qué significa esta<br />

afirmación? ¿En qué aspectos <strong>con</strong>cuerda y en cuáles no?<br />

8. "<strong>La</strong> comunidad humana y el mundo natural entrarán al futu­<br />

ro como una so<strong>la</strong> comunidad sagrada o ambos perecerán en el<br />

desierto". ¿Está de acuerdo o no? ¿Por qué?<br />

76<br />

CAPÍTULO TRES .<br />

Cristología<br />

THOMAS BERRY COMIENZA este capítulo <strong>con</strong> <strong>la</strong> Encar­<br />

nación y el aporte de ésta a nuestra comprensión de lo divino. <strong>La</strong><br />

re<strong>la</strong>ciona <strong>con</strong> el tradicional tema de <strong>la</strong> "bondad autocompartida",<br />

pero menciona <strong>la</strong> gran dificultad para determinar dónde calza el<br />

mundo natural dentro de esta tradición. Después de analizar el pe­<br />

cado original y re<strong>la</strong>cionarlo <strong>con</strong> <strong>la</strong> caída en varias tradiciones reli­<br />

giosas, demuestra cómo <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ga del siglo XIV disminuyó el misterio<br />

del cosmos, que caracterizó al cristianismo medieval. Luego afirma<br />

que en un mundo científico-mecanicista, <strong>la</strong> cualidad numinosa del<br />

universo desaparece por completo. <strong>Berry</strong> subraya que mientras nos<br />

dirigimos hacia una <strong>nueva</strong> comprensión del cosmos, nos enfrenta­<br />

mos a un dilema no sólo moral, sino también ontológico y religioso.<br />

Según <strong>Berry</strong>, nuestro pensamiento debe cambiar a <strong>la</strong> modali­<br />

dad de tiempo-evolutivo y nuestra cristología debe desarrol<strong>la</strong>rse se­<br />

gún <strong>la</strong>s directrices de Teilhard. Brevemente afirma: "Debemos des­<br />

cubrir el universo antes de tener un Cristo universo". Hay que escu­<br />

char al universo y dejar <strong>la</strong> Biblia y el diccionario en el estante por<br />

un rato para escuchar verdaderamente a <strong>la</strong> creación. Al hacerlo,<br />

podremos diseñar un lenguaje nuevo, más adecuado para este mo­<br />

mento de reve<strong>la</strong>ción. <strong>Berry</strong> <strong>con</strong>sidera que <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> historia del cos­<br />

mos se puede comprender en términos cristianos si entendemos que<br />

"persona cósmica" es un <strong>con</strong>cepto religioso compartido, diferencia­<br />

do, pero sin duda presente en <strong>la</strong>s religiones del mundo.<br />

77


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

En cuanto a <strong>la</strong> redención, <strong>Berry</strong> destaca nuestra <strong>con</strong>stante nece­<br />

sidad de comprender<strong>la</strong>, especialmente a <strong>la</strong> luz del mal generalizado<br />

que acompaña a <strong>la</strong> historia humana. Aunque da impactantes ejem­<br />

plos de los horrores de <strong>la</strong> época de San Agustín, <strong>nueva</strong>mente subra­<br />

ya que el mal al que debemos sobreponernos no tiene precedentes<br />

en <strong>la</strong> historia.<br />

Thomas C<strong>la</strong>rke re<strong>la</strong>ciona algunas de <strong>la</strong>s dificultades de nuestra<br />

cristología <strong>con</strong> una preocupación histórica por <strong>la</strong> divinidad de Cris­<br />

to y <strong>con</strong> <strong>la</strong>s ambigüedades de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción del cristianismo <strong>con</strong> el<br />

pensamiento helenístico. Según C<strong>la</strong>rke, <strong>con</strong> el tiempo <strong>la</strong> <strong>teología</strong> se<br />

separó de <strong>la</strong> cristología viva de los pueblos. Mientras hoy se desarro­<br />

l<strong>la</strong>n <strong>nueva</strong>s cristologías, algunas de estas formu<strong>la</strong>ciones pierden fuerza<br />

y energía para <strong>la</strong> vida cristiana y tienden a desaparecer. C<strong>la</strong>rke men­<br />

ciona su desacuerdo <strong>con</strong> aquellos que desacreditan <strong>la</strong> noción de gra­<br />

cia de San Agustín, y muestra <strong>la</strong> diferencia entre el sentido del mal<br />

en el mundo de San Pablo y el sentido de un mundo de maldad<br />

humana de San Agustín.<br />

Mientras C<strong>la</strong>rke destaca ciertos peligros en <strong>la</strong> <strong>teología</strong><br />

creacional y redentora, <strong>con</strong>cluye <strong>con</strong> un l<strong>la</strong>mado a combinar <strong>la</strong> teo­<br />

logía creacional <strong>con</strong> <strong>la</strong> <strong>teología</strong> de <strong>la</strong> cruz y <strong>la</strong> resurrección.<br />

THOMAS BERRY<br />

El <strong>con</strong>texto<br />

Cristianismo y ecología<br />

Ahora entraremos directamente al tema de fondo: <strong>teología</strong> y<br />

ecología. Sería más preciso decir cristianismo y ecología. Nos inte­<br />

resan <strong>la</strong>s estructuras de fe básicas del cristianismo, particu<strong>la</strong>rmente<br />

<strong>la</strong> Encarnación -<strong>la</strong> presencia de lo divino en <strong>la</strong> aparición de Cristo<br />

en <strong>la</strong> tierra- y <strong>la</strong> misión redentora de Jesús, tema central del pensa­<br />

miento teológico cristiano.<br />

78<br />

CRISTOLOGÍA<br />

Pero antes de entrar a <strong>la</strong> historia cristiana, a <strong>la</strong> historia de Cris­<br />

to, a <strong>la</strong> historia religiosa, debemos remontarnos a <strong>la</strong> historia huma­<br />

na. Estamos comenzando a revisar nuestro sentido de <strong>la</strong> aventura<br />

humana. Lo humano, <strong>con</strong>siderado en algún momento como gloria<br />

de <strong>la</strong> creación, se ve ahora como una fuerza destructiva en <strong>la</strong> crea­<br />

ción. Lo humano se ha <strong>con</strong>vertido en el desastre terrenal. Se ha<br />

p<strong>la</strong>nteado incluso <strong>la</strong> duda acerca de <strong>la</strong> viabilidad de <strong>la</strong> especie hu­<br />

mana. El asunto no es si el cristianismo u otras tradiciones son o no<br />

viables. <strong>La</strong> pregunta es <strong>la</strong> viabilidad de lo humano o, más precisa­<br />

mente, <strong>la</strong> viabilidad de <strong>la</strong> tierra en sus sistemas vitales básicos mien­<br />

tras los humanos existan. Esto requiere una extensa revisión de nues­<br />

tro pensamiento acerca de todas <strong>la</strong>s instituciones humanas, espe­<br />

cialmente <strong>la</strong>s tradiciones religiosas. Por supuesto que, como cristia­<br />

nos, debemos re<strong>con</strong>siderar <strong>la</strong> tradición dominante que hereda el<br />

mundo occidental, nuestra propia tradición cristiana. Por lo tanto,<br />

es necesario volver a reflexionar sobre <strong>la</strong> figura de Cristo.<br />

El cristianismo y <strong>la</strong> civilización occidentales están tan íntima­<br />

mente re<strong>la</strong>cionados <strong>con</strong> <strong>la</strong> realidad Cristo que tienen poco sentido<br />

fuera de el<strong>la</strong>. <strong>La</strong>s artes, <strong>la</strong> música, el pensamiento, <strong>la</strong>s costumbres<br />

sociales, los ideales -especialmente los morales- provienen de <strong>la</strong><br />

historia bíblica, especialmente de <strong>la</strong> historia de Cristo, de <strong>la</strong> reali­<br />

dad Cristo. Generalmente <strong>la</strong>s civilizaciones son producto de alguna<br />

gran historia; a menudo es una historia heroica, <strong>la</strong> historia de un<br />

héroe cultural. Cristo indudablemente es <strong>la</strong> principal personalidad<br />

heroica que, al menos hasta hace poco, era central en el desarrollo<br />

cultural de <strong>la</strong> civilización occidental. <strong>La</strong> aparición divina bajo <strong>la</strong><br />

forma de Cristo es algo impresionante. Sin embargo, los humanos <strong>la</strong><br />

vivencian de distintas maneras en <strong>la</strong>s diferentes sociedades y perío­<br />

dos históricos. <strong>La</strong> aparición de Cristo asume características distintas<br />

debido al <strong>con</strong>texto en el cual ocurrió <strong>la</strong> historia de Cristo.<br />

En primer lugar está <strong>la</strong> creencia en un ser trascendente, perso­<br />

nal, divino, c<strong>la</strong>ramente distinto al universo. <strong>La</strong> fe cristiana es<br />

monoteísta, vale decir, transmite <strong>la</strong> idea de una so<strong>la</strong> deidad. Los<br />

79


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

cristianos no aceptan una pluralidad de deidades ni de espíritus in­<br />

dependientes, sino más bien una deidad única trascendente al uni­<br />

verso, creadora de él. Con esta idea nació, en <strong>la</strong>s primeras fases de <strong>la</strong><br />

vida religiosa en Israel, el mensaje subyacente del Primer Manda­<br />

miento: hay un solo Dios c<strong>la</strong>ramente distinto al universo y todo lo<br />

demás depende de esta deidad trascendente. En este <strong>con</strong>texto, <strong>la</strong><br />

aparición de Cristo es una <strong>con</strong>tradicción. ¿Cómo puede esta deidad<br />

trascendente lograr una presencia real en forma humana? Es senci­<br />

llo tener apariciones divinas cuando hay una presencia divina gene­<br />

ralizada, cuando no hay una divinidad c<strong>la</strong>ramente articu<strong>la</strong>da que<br />

trascienda el mundo natural. Pero cuando esta deidad trascendente<br />

es el énfasis básico, <strong>la</strong> noción de una divinidad encarnada se <strong>con</strong>­<br />

vierte en un escándalo, por así decirlo. Esta fue <strong>la</strong> dificultad de los<br />

primeros cristianos para determinar <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción de Jesús <strong>con</strong> Dios.<br />

Al reflexionar sobre esto más ade<strong>la</strong>nte en nuestra historia, tro­<br />

pezamos <strong>con</strong> <strong>la</strong> pregunta fundamental de por qué lo divino aparece<br />

bajo forma humana. Esto lo discutió extensamente en <strong>la</strong> Edad Me­<br />

dia Tomás de Aquino y más tarde Duns Scotus (1265-1308). Una<br />

de <strong>la</strong>s posiciones básicas, anticipadas por Santo Tomás, es que lo<br />

divino aparecía en forma humana para remediar un mal primordial<br />

l<strong>la</strong>mado pecado original. Desde esta perspectiva, el pecado original<br />

era <strong>la</strong> causa esencial del sufrimiento, del mal y de <strong>la</strong>s distorsiones del<br />

orden humano. Debido a que esta ofensa primaria iba dirigida <strong>con</strong>­<br />

tra Dios, El tenía que en<strong>con</strong>trar un remedio para <strong>la</strong> situación. Al<br />

remediar<strong>la</strong>, <strong>con</strong>tinúa <strong>la</strong> explicación teológica, lo divino aparecía en<br />

forma humana para que los humanos pudieran participar de manera<br />

profunda en su propia redención.<br />

Sin embargo, Duns Scotus dio otra explicación para <strong>la</strong> apari­<br />

ción de Cristo. Seña<strong>la</strong> que el propósito primordial de todo es <strong>la</strong> bon­<br />

dad divina, y el principio básico de <strong>la</strong> bondad es que tiende a<br />

propagarse. <strong>La</strong> bondad por definición es compartir, es <strong>la</strong> entrega<br />

expansiva del ser de una persona a otros. Originalmente, sin embar­<br />

go, no había otros, de modo que Dios creó a partir de una bondad<br />

80<br />

CR1STOLOGIA<br />

superabundante, a partir de <strong>la</strong> urgencia del ser divino de dar de sí<br />

mismo. Esta explicación de <strong>la</strong> encarnación insiste en que esta<br />

autoentrega de lo divino no sería completa sin una presencia perso­<br />

nal, divina dentro de <strong>la</strong> creación.<br />

Ya sea que <strong>la</strong>s personas expliquen el mundo afirmando que se<br />

generó por casualidad o por algún fenómenp inexplicable, éste es<br />

por cierto un lugar fantástico, fascinante. El misterio tras el vacío<br />

debe tener una imaginación aterradora; debe tener una capacidad<br />

onírica increíble para alcanzar una automanifestación tan extraor­<br />

dinaria. Podemos l<strong>la</strong>marlo evolución o de cualquier otra manera,<br />

pero sea lo que sea, es un mundo excitante, sorprendente. Al pre­<br />

guntarnos por qué el mundo es tan hermoso, una explicación muy<br />

simple es que algún poder absoluto decidió crearlo a partir del im­<br />

pulso de su propia realidad. Este autocompartir sugiere que lo divino<br />

no sólo puede crear un mundo tan hermoso y traer a los humanos a<br />

él, sino que también puede hacerse presente en este mundo de una<br />

manera muy especial: <strong>la</strong> encarnación.<br />

En el orden humano, lo divino tendría una modalidad muy<br />

especial y se formaría una comunidad que en cierto sentido sería<br />

una extensión de esta personalidad. <strong>La</strong> re<strong>la</strong>ción orgánica de <strong>la</strong> co­<br />

munidad cristiana <strong>con</strong> Cristo se expresa <strong>con</strong>siderando <strong>la</strong> comuni­<br />

dad como el Cuerpo de Cristo en re<strong>la</strong>ción a Cristo, que es su cabeza.<br />

Otra metáfora es aquel<strong>la</strong> de un reino divino emergente, ya que en<br />

una época los reinos fueron los ejemplos más bril<strong>la</strong>ntes del orden<br />

social. Pero cuando pensamos en <strong>la</strong> redención y <strong>la</strong> encarnación,<br />

debemos preguntar: "¿En qué parte del cuadro calza el mundo natu­<br />

ral?". Es fácil ver cómo los humanos y <strong>la</strong> comunidad humana com­<br />

parten esta experiencia y entran a <strong>la</strong> historia, pero no queda c<strong>la</strong>ro<br />

cómo encaja en el cuadro el mundo natural.<br />

81


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Los temas<br />

San Pablo y el pecado original<br />

Uno de los aspectos notables de <strong>la</strong> historia de Cristo es que<br />

tenemos cuatro narrativas biográficas separadas. Aunque en parte<br />

son recíprocamente dependientes, cada Evangelio <strong>con</strong>stituye una<br />

presentación única. San Pablo, el principal teólogo cristiano, el teó­<br />

logo dominante del pensamiento cristiano, incluye toda <strong>la</strong> historia<br />

en sus escritos. El es quien puso tanto énfasis en el pecado original.<br />

Una de <strong>la</strong>s cosas más notables de <strong>la</strong> Biblia es que <strong>la</strong> infidelidad de los<br />

primeros humanos, descrita en los primeros capítulos del Génesis,<br />

no se menciona en ninguna otra parte de <strong>la</strong>s Escrituras hebreas. Cristo<br />

jamás menciona a Adán. Nadie menciona esta historia -salvo San<br />

Pablo. ¿Por qué? Porque para exaltar el proceso redentor de Cristo,<br />

San Pablo necesita algo de lo cual debamos ser redimidos. Así, retoma<br />

<strong>la</strong> historia de Adán y Eva y su falta primordial. De alguna manera,<br />

esta falta debe abarcar todo el orden cósmico. En San Pablo en<strong>con</strong>­<br />

tramos esta dimensión cosmológica. Seña<strong>la</strong> que el universo está<br />

involucrado en una falta y sanación primordiales, y esta narrativa<br />

dramática proporciona el principal argumento para toda <strong>la</strong> historia.<br />

Sólo al compartir una falta primordial, todos los humanos podemos<br />

tener una gracia reparadora. Adán proporciona <strong>la</strong> falta; Cristo, <strong>la</strong><br />

gracia sanadora.<br />

<strong>La</strong> idea de <strong>la</strong> falta original, una fal<strong>la</strong> original en <strong>la</strong> situación<br />

humana, existe en muchos pueblos. En China, por ejemplo, aun<br />

cuando <strong>la</strong> falta primordial funciona de manera diferente, Mencio<br />

(372-289 AC) dice que <strong>la</strong>s personas nacen <strong>con</strong> una mente sana,<br />

pero <strong>la</strong> pierden en <strong>la</strong>s primeras etapas. Así, el propósito de <strong>la</strong> educa­<br />

ción es recuperar <strong>la</strong> mente perdida del niño. De modo que en el<br />

mundo chino existe este sentido de falta, pero no es una falta peca­<br />

dora o comunitaria como visualizan los cristianos el pecado origi­<br />

nal. En otras tradiciones también existe este sentido del fracaso. En<br />

el mundo hindú está <strong>la</strong> caída del espíritu en <strong>la</strong> materia, en <strong>la</strong>s com-<br />

82<br />

CR1ST0L0G1A<br />

plejidades del mundo de los fenómenos, en los interminables ciclos<br />

de nacimiento y renacimiento de los cuales <strong>la</strong> persona se libera sólo<br />

alcanzando moksha, o liberación. Al separar nuestro espíritu interno<br />

de <strong>la</strong> materia, entramos al mundo a-temporal, es decir, al mundo de<br />

lo absoluto, básicamente de lo no fenomenal, que es el mundo de lo<br />

sagrado.<br />

Quisiera retomar <strong>la</strong> idea cristiana de universo. Aun cuando los<br />

cristianos no enfatizan el sentido penetrante de lo divino en el mundo<br />

natural, sí creen que el universo tiene un aspecto sagrado. <strong>La</strong> mayo­<br />

ría de los pueblos percibe lo divino como ese poder penetrante me­<br />

diante el cual todo existe y funciona, un poder manifiesto en cada<br />

fenómeno natural. Cuando una persona <strong>con</strong>versa <strong>con</strong> los árboles,<br />

nubes o vientos, está en <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> un principio de poder esen­<br />

cial. Este es uno de los acercamientos más básicos al mundo de los<br />

fenómenos. Por eso este mundo es expresado en forma tan maravi­<br />

llosa en <strong>la</strong> poesía de los primeros habitantes y por eso sus explicacio­<br />

nes son tan impresionantes, como por ejemplo en los pueblos tribales<br />

de Australia. Debido a esta tendencia humana a <strong>la</strong> universalización<br />

de lo divino, San Pablo quiere extender <strong>la</strong> realidad Cristo no sólo de<br />

<strong>la</strong> historia personal de Cristo a <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong> comunidad, sino a<br />

toda <strong>la</strong> civilización, e incluso a <strong>la</strong> historia del universo mismo.<br />

Pérdida de nuestra dimensión cósmica<br />

Antes del siglo XIV, <strong>la</strong> mayor parte del pensamiento cristiano<br />

<strong>con</strong>sideraba el mundo natural como una de <strong>la</strong>s áreas básicas en que<br />

<strong>la</strong> humanidad se <strong>con</strong>tactaba <strong>con</strong> lo divino. Pero en 1347, <strong>con</strong> <strong>la</strong><br />

p<strong>la</strong>ga (Peste Negra), <strong>la</strong> experiencia más traumática en Occidente<br />

hasta ese momento, surgió <strong>la</strong> dificultad de explicar en términos reli­<br />

giosos porqué había muerto un tercio de <strong>la</strong> civilización. En Florencia,<br />

por ejemplo, más de <strong>la</strong> mitad de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción murió en tres meses.<br />

Se des<strong>con</strong>ocían los gérmenes y explicaciones médicas o científicas<br />

para <strong>la</strong> enfermedad. Se <strong>con</strong>cluyó que Dio» cataba enojado <strong>con</strong> el<br />

mundo. Se infirió que el mundo era perverno. lín i onsecuencia, lo<br />

8)


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

mejor que podían hacer era escapar del mundo, ser redimidos del<br />

mundo natural.<br />

Ahí comenzó a desaparecer <strong>la</strong> dimensión cósmica del cristianismo<br />

que en<strong>con</strong>tramos en San Pablo (y, en cierta medida, en <strong>la</strong><br />

Edad Media). <strong>La</strong> redención, por pertenecer al alma humana, se <strong>con</strong>virtió<br />

en algo tan abrumador que el mundo natural fue ignorado y el<br />

Cristo cósmico pasó a ser menos importante en <strong>la</strong> <strong>con</strong>ciencia cristiana.<br />

Incluso entre teólogos, el Cristo cósmico tuvo un lugar muy<br />

marginal.<br />

Obviamente, al entrar a una etapa más científica, <strong>la</strong> tendencia<br />

a ver el mundo en forma numinosa declinó progresivamente. En el<br />

<strong>con</strong>texto científico, el mundo se <strong>con</strong>sideraba mecanicista, especialmente<br />

después que Rene Descartes (1596-1650) afirmara que el universo<br />

es mente y extensión. Lo que no es mente es máquina. <strong>La</strong>s<br />

aves, por ejemplo, no tienen un principio interno de espontaneidad.<br />

Son meros instrumentos mecánicos afinados de alguna forma<br />

por el creador para hacer lo que hacen, pero carecen de subjetividad,<br />

de principio interno, de ánima, de alma. Hasta Descartes, todo<br />

el mundo vivo poseía alma, todo tenía ánima. (Los jungianos adoptaron<br />

este término, asignándole un significado diferente, pero <strong>la</strong> idea<br />

básica de ánima es alma, y por definición, todo lo vivo tiene alma).<br />

Después de Descartes, todo perdió su alma -incluso los humanos en<br />

círculos científicos. Sin embargo, entre los cristianos creyentes, los<br />

humanos <strong>con</strong>servaron su alma espiritual que de alguna manera es<br />

salvada por <strong>la</strong> gracia divina.<br />

Esto indica algo del <strong>con</strong>texto teológico del pensamiento occidental.<br />

Este antecedente reve<strong>la</strong> también <strong>la</strong> suma importancia, desde<br />

<strong>la</strong> perspectiva cristiana, de tras<strong>la</strong>darse a un nuevo sentido de lo<br />

sagrado, es decir, a <strong>la</strong> dimensión sagrada de un universo emergente y<br />

en <strong>con</strong>tinua transformación. Desgraciadamente, nos cuesta comprender<br />

el universo como un proceso evolutivo. Hay una total <strong>con</strong>fusión<br />

acerca de cómo el pensamiento cristiano podría ayudar a resolver de<br />

una manera no extrínseca los problemas que enfrentamos. Vemos <strong>la</strong><br />

84<br />

CR1ST0L0GÍA<br />

sobrevivencia de <strong>la</strong> tierra simplemente como otro problema moral.<br />

Esta re<strong>la</strong>ción de los humanos <strong>con</strong> el mundo natural no es sólo otro<br />

problema moral; es un profundo problema ontológico. Es un problema<br />

profundamente religioso. Es el aspecto básico que enfrentan los<br />

humanos, porque al existir esta triple re<strong>la</strong>ción <strong>con</strong> lo divino, <strong>con</strong><br />

cada uno y <strong>con</strong> el mundo natural, ninguna funcionará a menos que<br />

<strong>la</strong>s tres lo hagan.<br />

Ahora estamos en el período de <strong>la</strong> "tercera mediación". Estamos<br />

acostumbrados a <strong>la</strong> mediación en términos de re<strong>la</strong>ciones divino-humanas<br />

e interhumanas. Nunca hemos comprendido <strong>la</strong> mediación<br />

<strong>con</strong> respecto a re<strong>la</strong>ciones naturaleza-humanos.<br />

Recuperando <strong>la</strong> historia primordial<br />

Para entender el cristianismo en el <strong>con</strong>texto del pensamiento<br />

<strong>con</strong>temporáneo, debemos comprender el tiempo evolutivo mediante<br />

el cual el universo llega a ser. Debemos entender el tiempo evolutivo<br />

como tiempo sagrado, <strong>con</strong> <strong>la</strong> dimensión Cristo desde el principio.<br />

Para los cristianos, <strong>la</strong> historia de Cristo se^identifica <strong>con</strong> <strong>la</strong> historia<br />

del universo, no sólo <strong>con</strong> <strong>la</strong> historia de un individuo en un<br />

momento histórico particu<strong>la</strong>r. Por eso San Juan, el último Evangelista,<br />

no escribió como Mateo, Marcos y Lucas. Estos tres escribieron<br />

sobre Cristo en particu<strong>la</strong>r, dando sólo algunas indicaciones de<br />

esta interpretación más amplia de <strong>la</strong> realidad Cristo. Pero San Juan<br />

vuelve a los inicios: "En el comienzo estaba <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra y <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra<br />

estaba <strong>con</strong> Dios y <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra era Dios. Y por El fueron creadas todas<br />

<strong>la</strong>s cosas, y sin El nada que es pudo llegar a ser". Más ade<strong>la</strong>nte dice:<br />

"y <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra se hizo carne y habitó entre nosotros".<br />

Cristo no sólo vino al mundo en un momento dado, sino que<br />

vino a un mundo hecho originalmente en y a través de él como <strong>con</strong>texto<br />

creativo de toda <strong>la</strong> existencia. Cristo como principio de inteligibilidad<br />

se l<strong>la</strong>ma <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra. <strong>La</strong> Pa<strong>la</strong>bra aquí es el logos, que se re<strong>la</strong>ciona<br />

<strong>con</strong> <strong>la</strong> inteligibilidad. El universo llega a existir mediante <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra,<br />

que más tarde se hace carne en un individuo humano particu<strong>la</strong>r.<br />

85


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Sin embargo, incluso San Juan pensaba dentro de un modo de<br />

<strong>con</strong>ciencia espacial. Tanto San Pablo como San Juan vivían en un<br />

modo de <strong>con</strong>ciencia espacial. No tenían noción de un universo emer­<br />

gente sufriendo una secuencia irreversible de transformaciones du­<br />

rante billones de años. Para ellos, el universo fue creado de una vez<br />

para siempre, y el tiempo era estacional, siempre renovándose den­<br />

tro de una secuencia permanente y fija de transformaciones. En el<br />

<strong>con</strong>texto cristiano existía el tiempo evolutivo histórico humano,<br />

pero no el tiempo evolutivo cosmológico irreversible.<br />

Sin embargo, <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> historia, <strong>la</strong> historia de Cristo que pro­<br />

ponemos en este <strong>con</strong>texto de tiempo-evolutivo, es muy diferente a<br />

lo que pensaban San Pablo y San Juan. Si no nos desp<strong>la</strong>zamos hacia<br />

este nuevo sentido del tiempo, no estaremos presentes en el mundo<br />

de <strong>la</strong> realidad tal como existe y funciona en nuestra sociedad. Por<br />

eso los cristianos somos personas alienadas en re<strong>la</strong>ción al mundo<br />

actual. No aceptamos el tiempo evolutivo como tiempo sagrado.<br />

No aceptamos <strong>la</strong> historia de un universo evolutivo como nuestra<br />

historia sagrada. Seguimos mirando el universo como los físicos de<br />

los siglos XVIII y XIX, un proceso puramente mecanicista. ¿Cómo<br />

puede el tiempo evolutivo tener esta dimensión sagrada, mística,<br />

divina? Es posible que éste sea el cambio más significativo desde los<br />

inicios de <strong>la</strong> <strong>con</strong>ciencia humana, el cambio de una percepción del<br />

mundo como cosmos a cosmogénesis, de ser a devenir. Vivimos en un<br />

mundo cuyo proceso emergente es irreversible. Si el cristianismo<br />

quiere sobrevivir de una manera eficiente, debe reinterpretar todas<br />

sus enseñanzas dentro de este <strong>con</strong>texto.<br />

Teilhard es el primer teólogo en lograr esta transposición, al<br />

pasar de un universo comprendido espacialmente a un universo de<br />

tiempo-evolutivo y visualizarlo como una expresión de <strong>la</strong> historia<br />

de Cristo. <strong>La</strong> diferencia <strong>con</strong> San Juan es que éste trabaja en un <strong>con</strong>­<br />

texto donde el universo está involucrado en el dramático <strong>con</strong>flicto<br />

entre fuerzas divinas y demoniacas, pero no se entiende en su se­<br />

cuencia natural de transformaciones evolutivas.<br />

86<br />

CRISTOLOGIA<br />

<strong>La</strong> aceptación de un universo de tiempo-evolutivo puede dar a<br />

<strong>la</strong> tradición cristiana una <strong>nueva</strong> riqueza de significado. El pensa­<br />

miento cristiano siempre ha tenido <strong>la</strong> capacidad de desp<strong>la</strong>zarse de<br />

un <strong>con</strong>texto a otro, pero nunca <strong>con</strong> esta dis<strong>con</strong>tinuidad o magni­<br />

tud. Mientras más intenso es el compromiso en los pueblos religio­<br />

sos, más fundamentalistas tienden a ser. En este momento no se ne­<br />

cesita intensidad sino expansión, <strong>la</strong> capacidad para expandir el <strong>con</strong>­<br />

texto de nuestra comprensión. Hecho esto, el cristianismo puede<br />

comenzar a enfrentarse al mundo <strong>con</strong> eficiencia.<br />

A veces pienso que nos preocupamos demasiado de Jesucristo.<br />

Nos hemos preocupado excesivamente de <strong>la</strong> salvación y de <strong>la</strong> perso­<br />

nalidad del salvador. Esto a acaparado de tal manera nuestra aten­<br />

ción que hemos abandonado los proyectos más urgentes de nuestro<br />

tiempo. Hay excelente literatura en <strong>la</strong>s Escrituras. Asimismo, sobre<br />

Jesús, pero no tenemos literatura acerca del mundo natural ni sobre<br />

<strong>la</strong> ecuación universo-Cristo, a <strong>la</strong> cual se le ha dado poca importan­<br />

cia. El énfasis en <strong>la</strong> personalidad redentora tiene su lugar, pero no es<br />

toda <strong>la</strong> historia. Ni siquiera es toda <strong>la</strong> historia de Cristo. Sugiero<br />

dejar de <strong>la</strong>do <strong>la</strong> Biblia por un rato, pongámos<strong>la</strong> en el estante por<br />

unos veinte años. Tal vez entonces tengamos un enfoque más ade­<br />

cuado de el<strong>la</strong>. Debemos vivenciar <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción divina presentada<br />

en el mundo natural. Cuando un barco se hunde, no importan <strong>la</strong>s<br />

dificultades dentro de él, los problemas para alimentar a <strong>la</strong> gente,<br />

primero hay que preocuparse del barco. Actualmente, <strong>la</strong> excesiva<br />

preocupación por el Cristo histórico no es una ayuda.<br />

Ya señalé que hay una dimensión de Cristo integral a <strong>la</strong> di­<br />

mensión numinosa del universo. Pero debemos descubrir el univer­<br />

so antes de tener un Cristo universo. Para este nuevo <strong>con</strong>texto, de­<br />

bemos cambiar nuestra comprensión religiosa del universo. No po­<br />

demos partir <strong>con</strong> <strong>la</strong>s Escrituras. Indudablemente, los Salmos nos di­<br />

cen que <strong>la</strong>s montañas y <strong>la</strong>s aves a<strong>la</strong>ban a Dios. ;IYn> necesitamos<br />

leer <strong>la</strong>s Escrituras para saber eso? ¿Por qué no obtenemos nuestra<br />

percepción religiosa de nuestra experiencia <strong>con</strong> los riibnlcs, monta-<br />

87


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

ñas, ríos, mares y vientos? ¿Por qué no respondemos religiosamente<br />

a estas realidades?<br />

En otra época, esto se habría dado por sentado y <strong>con</strong>siderado<br />

obvio. Es una de <strong>la</strong>s razones por <strong>la</strong>s cuales no en<strong>con</strong>tramos muchas<br />

referencias a esto en <strong>la</strong>s Escrituras. No existía el peligro ecológico<br />

actual. El cosmos, como reve<strong>la</strong>ción de lo divino, se daba por senta­<br />

do. Esta percepción se ha ido abandonando gradualmente. Estamos<br />

en un p<strong>la</strong>neta que se está destruyendo. <strong>La</strong>s manifestaciones de lo divi­<br />

no se están perdiendo y seguimos leyendo el libro en vez de leer el<br />

mundo que nos rodea. Nos ahogaremos leyendo el libro.<br />

Una de <strong>la</strong>s mejores maneras de descubrir el significado profun­<br />

do de <strong>la</strong>s cosas es dejándo<strong>la</strong>s de <strong>la</strong>do por un tiempo. Con frecuencia<br />

aprendemos a apreciarnos unos a otros cuando no estamos juntos.<br />

De modo que sugiero dejar de <strong>la</strong>do <strong>la</strong> Biblia para recuperar <strong>la</strong> anti­<br />

gua visión cristiana de <strong>la</strong>s dos Escrituras: del mundo natural y de <strong>la</strong><br />

Biblia. Este tema de los dos libros aparece temprano en el cristianis­<br />

mo y se manifiesta permanentemente en <strong>la</strong> civilización occidental.<br />

A principios del siglo XVII, incluso Francis Ba<strong>con</strong> (1561-1626) hab<strong>la</strong><br />

acerca de "los dos libros".<br />

También es necesario recuperar el lenguaje. No sólo dejaré de<br />

<strong>la</strong>do <strong>la</strong> Biblia por veinte años, sino también el Webster's Dictionary.<br />

Nuestro lenguaje es inadecuado. Hab<strong>la</strong>mos de democracia como el<br />

máximo ejercicio del poder. Si fuera tan maravillosa, ¿por qué <strong>la</strong><br />

democracia estadounidense destruye el p<strong>la</strong>neta? ¿Por qué <strong>la</strong> demo­<br />

cracia no nos guía? ¿Por qué el cristianismo no nos guía? ¿Por qué<br />

nuestro lenguaje no nos guía? Nuestro lenguaje transmite el <strong>la</strong>do<br />

oscuro del proceso de civilización. Todo posee un aspecto sombrío.<br />

<strong>La</strong> creencia en una deidad trascendente tiene un <strong>la</strong>do oscuro que<br />

surge en <strong>la</strong> pregunta: "¿Cómo mantenemos nuestra sensibilidad <strong>con</strong><br />

<strong>la</strong> dimensión sagrada del mundo natural?". El <strong>la</strong>do sombrío de <strong>la</strong><br />

exaltación de lo humano como espiritual es que el mundo natural<br />

tiende a perder su espiritualidad. Debemos darnos cuenta de <strong>la</strong> parte<br />

oscura y bril<strong>la</strong>nte de todo.<br />

88<br />

CR1ST0L0GÍA<br />

Hay un <strong>la</strong>do oscuro en nuestra preocupación por <strong>la</strong> personali­<br />

dad de un salvador. Podremos ver el <strong>la</strong>do bril<strong>la</strong>nte sólo si nos distan­<br />

ciamos un poco. Debemos ver el panorama más amplio. Debemos<br />

dejar ir. Si Jesús es quien se supone que es, se manifestará. Si los<br />

cristianos somos fieles a <strong>la</strong> manifestación divina en el mundo natu­<br />

ral, Jesús será descubierto.<br />

Sólo debemos tras<strong>la</strong>dar <strong>la</strong> preocupación excesiva del Jesús in­<br />

dividual al Cristo cósmico en términos de <strong>la</strong> carta de San Pablo a los<br />

Colosenses, capítulo primero, y en términos del prólogo del Evan­<br />

gelio de San Juan. Esta es <strong>la</strong> macrofase de <strong>la</strong> realidad Cristo. Así<br />

como lo humano activa una dimensión del universo desde el princi­<br />

pio, también hay una dimensión Cristo del universo desde el princi­<br />

pio. Desde su origen, en el universo hay un misterio penetrante,<br />

numinoso y orientador al cual <strong>la</strong>s diferentes tradiciones asignan dis­<br />

tintos nombres. <strong>La</strong> denominación cristiana es <strong>la</strong> "realidad Jesús" o<br />

<strong>la</strong> "realidad Cristo". Este es otro aspecto de lo que podemos hacer<br />

cuando veamos el universo y su dimensión interna numinosa y sea­<br />

mos capaces de hab<strong>la</strong>rle en <strong>la</strong> profundidad de su realidad. El mundo<br />

cristiano no debiera tener problemas para ver este misterio en re<strong>la</strong>­<br />

ción a <strong>la</strong> dimensión tradicional de Cristo.<br />

Para los cristianos, <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> historia tiene un aspecto numinoso.<br />

Es nuestra única posibilidad para una interpretación integral del<br />

universo. <strong>La</strong> <strong>nueva</strong> historia del universo es el <strong>con</strong>texto en que casi<br />

todo funciona en nuestra época. No podemos hacer prácticamente<br />

nada sin esta historia, ya sea en e<strong>con</strong>omía, medicina, derecho, reli­<br />

gión o cualquier otra fase de nuestra existencia. Debemos comenzar<br />

a tener sentimientos por esta explicación del universo.<br />

<strong>La</strong> persona cósmica<br />

<strong>La</strong> historia cristiana no es <strong>la</strong> única. <strong>La</strong> historia del universo, en<br />

términos de personas, incluye <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada "persona cósmica". Mu­<br />

chas tradiciones <strong>con</strong>sideran que el universo se comprende mejor en<br />

términos de una persona. Es el caso de budistas, hindúes, chinos;<br />

89


«'1114 t IIMm<br />

iiiilim (.DMMIII mu i|iir <strong>la</strong> perfección reside en <strong>la</strong> unión, el descubri­<br />

miento tle ln identidad entre <strong>la</strong> persona microfase y <strong>la</strong> persona<br />

inacrofa.M< IIKIIIM> III física moderna lo comprende así en lo que<br />

respecta ni "principio antrópico cosmológico".<br />

Para <strong>con</strong>tar <strong>la</strong> historia de cualquiera de nosotros es necesario<br />

<strong>con</strong>tar <strong>la</strong> historia del universo. Si éste fuera diferente, nosotros tam­<br />

bién lo seríamos. El universo debe ser lo que es universalmente para<br />

nosotros ser lo que somos individualmente, porque todo lo que ha<br />

ocurrido en el transcurso del universo está presente en cada uno de<br />

nosotros, al igual como cada átomo está en <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> y afecta a<br />

todos los demás átomos del universo. Todo tiene su fase individual y<br />

su fase cósmica. Esto es lo que permite a San Pablo y San Juan ha­<br />

b<strong>la</strong>r en términos de <strong>la</strong> "dimensión Cristo" del universo. El cristiano<br />

que hab<strong>la</strong> de <strong>la</strong> dimensión Cristo es diferente al budista que hab<strong>la</strong><br />

de <strong>la</strong> dimensión Buda, pues son cualitativamente distintas. Sin em­<br />

bargo, al hab<strong>la</strong>r de una persona cósmica, <strong>la</strong> metáfora, mito o moda­<br />

lidad de pensamiento básicos son los mismos.<br />

<strong>La</strong> premisa de esto es <strong>la</strong> necesidad de que Cristo esté presente<br />

desde el comienzo de manera absoluta. Cristo no se "agrega" al uni­<br />

verso en un período posterior. <strong>La</strong> realidad Cristo como realidad<br />

numinosa está ahí desde el principio. En otras pa<strong>la</strong>bras, todo emerge<br />

al ser dentro de este <strong>con</strong>texto numinoso. No estamos poniendo<br />

artificialmente un nombre sagrado a esta realidad. Damos un nom­<br />

bre específico. Pero sólo pudimos darlo después que aparecieron los<br />

Evangelios y tuvimos el nombre "Cristo". El nombre funcionó de<br />

esta manera sólo después de <strong>la</strong> vivencia de <strong>la</strong> Encarnación y de los<br />

Evangelios. Así identificamos algo que ha estado ahí desde el prin­<br />

cipio. Por eso San Juan pudo decir: "En el comienzo estaba <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>­<br />

bra". Dice que está ahí desde el comienzo. Dentro de <strong>la</strong> perspectiva<br />

bíblica, todo lo que fue creado, se creó en ese <strong>con</strong>texto.<br />

Por supuesto, hay muchas formas de encarnación. Los huma­<br />

nos de diferentes culturas han creído en <strong>la</strong> presencia divina bajo<br />

forma humana. <strong>La</strong> realidad Buda, por ejemplo, se <strong>con</strong>sidera una rea-<br />

90<br />

CR1STOLOGÍA<br />

lidad absoluta. Existió también <strong>la</strong> divinidad de los reyes. Esto adop­<br />

ta numerosas formas. <strong>La</strong> idea de presencia divina en forma humana<br />

es bastante común, pero hay diferencias cualitativas entre sus diver­<br />

sas expresiones. En otras pa<strong>la</strong>bras, es como <strong>la</strong> diferencia entre reli­<br />

giones. No me agrada <strong>la</strong> idea de que una religión tenga <strong>la</strong> plenitud<br />

de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción. Plenitud es un término cuantitativo. Es como de­<br />

cir que un lirio tiene <strong>la</strong> plenitud de lo que es una flor y <strong>la</strong>s juzgára­<br />

mos a todas por <strong>la</strong> forma en que se re<strong>la</strong>cionan <strong>con</strong> un lirio. Todas <strong>la</strong>s<br />

flores son cualitativamente distintas. El significado cristiano de en­<br />

carnación es cualitativamente diferente y cumple un rol único, pero<br />

hay otras encarnaciones.<br />

Para <strong>la</strong> mayoría de los pueblos, <strong>la</strong> principal manifestación de lo<br />

divino está en el orden cosmológico. <strong>La</strong> Biblia tiene un <strong>con</strong>cepto de<br />

<strong>la</strong> interacción humano-divina en el drama de <strong>la</strong> historia. De modo<br />

que el realismo histórico penetra <strong>la</strong> Biblia. Dentro de éste, una ver­<br />

dadera encarnación de lo divino debe ocurrir en un individuo histó­<br />

ricamente identificable. Buda también fue una persona histórica.<br />

En el budismo también hay una persona histórica <strong>con</strong> una re<strong>la</strong>ción<br />

especial <strong>con</strong> <strong>la</strong> realidad suprema. Si bien el budismo niega que haya<br />

un Dios o divinidad, postu<strong>la</strong> que todo lo que existe manifiesta <strong>la</strong><br />

naturaleza Buda. Pero en el cristianismo tenemos un individuo que<br />

desempeña ese papel y tiene una modalidad divina eterna y una<br />

modalidad humana histórica. <strong>La</strong> idea de "Madre de Dios" se en­<br />

cuentra en varias tradiciones. Los cristianos también tienen esta idea,<br />

pero es más individual histórica que, por ejemplo, para los egipcios.<br />

En <strong>la</strong> tradición cristiana es algo cualitativamente diferente. En su<br />

manifestación hay una diferencia cualitativa estructural.<br />

Redención<br />

El tema de <strong>la</strong> encarnación <strong>con</strong>duce naturalmente al de <strong>la</strong> re­<br />

dención. (A propósito, yo me <strong>con</strong>sidero un cristiano muy modera­<br />

do). Obviamente necesitamos ser redimidos de <strong>la</strong> destrucción y de­<br />

vastación que siempre hemos causado. IVio ahora 1() necesitamos<br />

91


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

más que nunca. Un generalizado sentimiento de maldad se ha afe­<br />

rrado a lo humano en diferentes etapas. En <strong>la</strong> Biblia aparece esa<br />

necesidad <strong>con</strong>stante de ser redimidos de fracasos <strong>con</strong>stantes. Por<br />

eso en <strong>la</strong> Biblia hay tantas referencias al sacrificio y <strong>la</strong> expiación.<br />

Más ade<strong>la</strong>nte (Capítulo 5) me referiré al sacrificio y al porqué<br />

<strong>la</strong> forma encarnada de lo divino sufrió una muerte sacrificante. Este<br />

tema ocupa un cuarto de los Evangelios y gran parte de <strong>la</strong> historia:<br />

aquellos últimos días en que Cristo, quien siempre se marginó de <strong>la</strong><br />

sociedad, expresó ciertas posturas excepcionales en re<strong>la</strong>ción a valo­<br />

res morales básicos, <strong>la</strong> humildad y <strong>la</strong> compasión. Fue una personali­<br />

dad heroica, no guerrera; proc<strong>la</strong>mó <strong>la</strong> paz y <strong>la</strong> justicia y defendió a<br />

los pobres hasta ser ejecutado por quienes detentaban el poder. Ahora<br />

todo esto está integrado al proceso cosmológico y humano global.<br />

Este elemento desastroso es inherente al universo. Si hay algún as­<br />

pecto totalmente evidente del universo, historia o cosmología, ése<br />

es el rol del desastre, desastre que finalmente <strong>con</strong>duce a una gama<br />

más amplia de creatividad. Pero lo que sucede ahora es un desastre<br />

de otra magnitud, en una <strong>nueva</strong> modalidad y <strong>con</strong> un nuevo nivel de<br />

<strong>con</strong>secuencias. Sólo resta ver qué creatividad puede surgir en esta<br />

situación.<br />

San Agustín, al referirse al asalto de los bárbaros a Roma (410<br />

AC), también expresa un sentido del desastre. A veces se le critica<br />

por preocuparse demasiado del mal. Sin embargo, si viviéramos en<br />

su época, también nos preocuparíamos del mal, y no sólo del mal de<br />

los ataques bárbaros, sino del mal inherente al co<strong>la</strong>pso de <strong>la</strong>s sensi­<br />

bilidades humanas romanas. Sus diversiones eran aterradoras. Por<br />

ejemplo, cuesta creer el número de muertes humanas y animales<br />

que ocurrieron en el Coliseo. <strong>La</strong> cantidad de animales muertos fue<br />

tan enorme que Louis Mumford, en su obra City in History (Nueva<br />

York: Harcourt Brace, 1961), dice que aún desentierran materia vis­<br />

cosa no descompuesta. <strong>La</strong>s mórbidas diversiones de ese tiempo eran<br />

muy degradantes.<br />

En ese período, el cristianismo tuvo importantes logros porque<br />

92<br />

CRISTOLOGIA<br />

reaccionó <strong>con</strong>tra el horror y dio sentido al rol de los pobres. Ofreció<br />

disciplina, un estilo de vida, compañía, comunidad y, además, una<br />

serie de pensadores y escritores. Efectuó una sanación individual y<br />

cultural. Emergió una <strong>nueva</strong> creatividad. El mal fue un tema omni­<br />

presente en este proceso y era importante ser capaz de enfrentarlo.<br />

Los cristianos pudieron manejarlo debido a <strong>la</strong> abrumadora energía<br />

psíquica que desembocó en el proceso humano a través de <strong>la</strong> histo­<br />

ria cristiana. Los nuevos líderes espirituales sentían que su misión<br />

era divina. Creían estar originando un nuevo modo de presencia<br />

divina en <strong>la</strong> comunidad humana, y por lo tanto, fueron capaces de<br />

enfrentar <strong>la</strong>s trágicas <strong>con</strong>diciones de su tiempo.<br />

Actualmente vivimos entre un fracaso desastroso y un éxito<br />

precario. Esto no es nuevo. Sólo su forma y <strong>con</strong>secuencias lo son. Es<br />

una misma historia <strong>con</strong> muchas etapas. Pero de todas <strong>la</strong>s diferentes<br />

etapas de <strong>la</strong> historia y de los diferentes <strong>con</strong>textos en que se re<strong>la</strong>ta, el<br />

<strong>con</strong>texto actual es de una magnitud cuyas <strong>con</strong>secuencias exceden<br />

cualquier cosa de los primeros años. Ningún pueblo en ninguna época<br />

se enfrentó a <strong>la</strong> sobrevivencia de <strong>la</strong>s estructuras geológicas del p<strong>la</strong>­<br />

neta, de los principales biosistemas o de su <strong>con</strong>stitución química. Se<br />

podría comparar a <strong>la</strong> sobrevivencia de Roma en tiempos de San<br />

Agustín, pero poner en juego a todo el p<strong>la</strong>neta, tener el poder para<br />

hacerlo explotar y literalmente estar demoliéndolo es algo que na­<br />

die vivió en siglos anteriores.<br />

El problema del mal<br />

En el mundo natural existe <strong>la</strong> entropía, es decir, lo negativo, lo<br />

destructivo, <strong>la</strong> di<strong>la</strong>ción, lo opaco, el <strong>la</strong>do oscuro de <strong>la</strong>s cosas. Esto es<br />

inherente al mundo natural y humano. Dado que esta entropía <strong>con</strong>s­<br />

tituye <strong>la</strong> <strong>con</strong>dición humana, en el pensamiento cristiano hay una<br />

creciente tendencia a identificar <strong>la</strong> <strong>con</strong>dición humana <strong>con</strong> el peca­<br />

do original. Para indicar que <strong>la</strong> situación de vida humana está sujeta<br />

al mal y al inevitable dolor de <strong>la</strong> existencia, el pensamiento cristia­<br />

no no enfatiza un fracaso moral original, único, sino el mito de <strong>la</strong><br />

93


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

caída. En este sentido, el mundo entero tiene su propia tensión, su<br />

propia destructividad inherente, pero los humanos vivencian esta<br />

trágica <strong>con</strong>dición en un sentido moral especial.<br />

Los occidentales somos tan sensibles a esto que se podría decir<br />

que en nuestra psique hay una profunda rabia oculta <strong>con</strong>tra <strong>la</strong> <strong>con</strong>­<br />

dición humana. Tenemos <strong>la</strong> capacidad de manejar creativamente el<br />

calor, el frío, el sufrimiento, <strong>la</strong>s enfermedades y <strong>la</strong>s distorsiones de <strong>la</strong><br />

vida. En el <strong>con</strong>texto cristiano, <strong>la</strong> "resurrección" (no el mal) es <strong>la</strong><br />

última pa<strong>la</strong>bra. Desde esta perspectiva fundamental miramos el cris­<br />

tianismo, lo humano y el universo. <strong>La</strong> resurrección se refiere a una<br />

<strong>nueva</strong> transformación amplia y gloriosa. Mi presentimiento se re<strong>la</strong>­<br />

ciona <strong>con</strong> fuerzas humanas destructivas que interrumpen el proceso<br />

global. Los humanos distorsionamos de manera irreversible todo el<br />

proceso. Los cristianos dicen: "Bueno, ya ocurrió. Con <strong>la</strong> resurrec­<br />

ción todo sanará, todo será nuevo y glorioso, ¿entonces para qué<br />

preocuparse?". Pero sí tenemos que preocuparnos. El nuevo mundo<br />

resucitado presentará para siempre <strong>la</strong>s distorsiones que hemos im­<br />

puesto. Somos responsables de los procesos temporales y eternos.<br />

Esta es <strong>la</strong> paradoja del cristianismo. Hacemos un daño temporal que<br />

también es eterno. <strong>La</strong> comprensión de esta paradoja es el desafío<br />

esencial para comprender <strong>la</strong> religión.<br />

THOMAS CLARKE<br />

El <strong>con</strong>texto<br />

Cristología tradicional: virtudes y defectos<br />

Cuesta saber qué decir después de esta bril<strong>la</strong>nte presentación<br />

de un "radical moderado" como Tom <strong>Berry</strong>.<br />

Estas notas se referirán primero a <strong>la</strong> encarnación, luego a <strong>la</strong><br />

redención y finalmente a <strong>la</strong> realización o escatología. Describiré cómo<br />

<strong>la</strong> cristología tradicional entra a <strong>la</strong> era <strong>ecológica</strong>. Obviamente, tie-<br />

94<br />

CRISTOLOGÍA<br />

ne virtudes y defectos. Creo que <strong>la</strong> principal virtud de <strong>la</strong> tradición<br />

cristológica es su fuerte carácter antidocetista. Cualquiera que haya<br />

estudiado cristología sabe que desde el principio <strong>la</strong>s fuentes gnósticas<br />

amenazaron nuestra comprensión de Jesús como el Cristo. Se <strong>con</strong>o­<br />

cían como los docetistas, quienes seña<strong>la</strong>ban que Cristo no tuvo un<br />

nacimiento humano, que no nació de una mujer sino que llegó a <strong>la</strong><br />

tierra en forma mi<strong>la</strong>grosa, que no era igual a nosotros, que otra per­<br />

sona murió en <strong>la</strong> cruz. Esta tendencia sostenía que quien murió en <strong>la</strong><br />

cruz no era realmente un ser divino, el Hijo de Dios. Desde el prin­<br />

cipio, como lo ilustra <strong>la</strong> Primera Carta de San Juan, el cristianismo<br />

se resistió a esta tendencia a eterizar un Hijo de Dios plenamente<br />

encarnado.<br />

<strong>La</strong> tradición cristiana también ha insistido en <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>ri­<br />

dad, en el hecho de que un ser humano particu<strong>la</strong>r, no una idea abs­<br />

tracta o símbolo, está en el corazón de nuestra fe, un ser humano<br />

particu<strong>la</strong>r nacido en cierto lugar y período histórico. Esto dio origen<br />

a <strong>la</strong> expresión "escándalo de <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>ridad", porque hay proble­<br />

mas asociados <strong>con</strong> esta dimensión de nuestra fe.<br />

Apologéticamente, en especial al buscar cierta simetría y c<strong>la</strong>ri­<br />

dad en su comprensión del proceso de salvación, <strong>la</strong> Iglesia ha debido<br />

enfrentar el hecho de que este judío, de un rincón particu<strong>la</strong>r del<br />

mundo, se identifique como el centro de <strong>la</strong> historia humana y cós­<br />

mica. Al menos en <strong>la</strong>s principales corrientes del cristianismo se ha<br />

insistido en que el Hijo de Dios vino, <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios vino encar­<br />

nada en una persona en particu<strong>la</strong>r. Esto no excluyó <strong>la</strong> idea de que el<br />

Jesús de <strong>la</strong> historia, en el proceso de recepción de <strong>la</strong> fe dentro de <strong>la</strong><br />

comunidad cristiana, se <strong>con</strong>virtió en el Cristo de fe, en el Cristo<br />

cósmico <strong>con</strong> todo el poder y energía que esc tipo de afirmación sim­<br />

bólica derrama en <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong> Iglesia y do <strong>la</strong> humanidad. Sin em­<br />

bargo, esto siempre se refiere a una persona particu<strong>la</strong>r, a <strong>la</strong> encarna­<br />

ción de Dios en una persona particu<strong>la</strong>r. Me parece que esto repre­<br />

senta, básicamente, una virtud que los cristianos aportan ahora a<br />

esta era <strong>ecológica</strong>.<br />

95


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

No obstante, pienso que esta virtud, <strong>la</strong> insistencia en <strong>la</strong> encar­<br />

nación, se empañó durante nuestra historia cristológica desde <strong>la</strong>s<br />

primeras <strong>con</strong>troversias <strong>con</strong> el arrianismo (que decía que Cristo no<br />

era de <strong>la</strong> misma sustancia que Dios) y <strong>con</strong> el nestorianismo (que<br />

afirmaba que Cristo era dos personas separadas, una divina y otra<br />

humana) acerca de <strong>la</strong> unidad de divinidad y humanidad en el Hijo<br />

de Dios. Debido a que estas <strong>con</strong>troversias se dieron en el mundo<br />

helénico, <strong>con</strong> el cual el cristianismo tenía vínculos ambiguos, el<br />

lenguaje de <strong>la</strong> cristología en <strong>con</strong>flicto se tornó muy abstracto. Se<br />

divorció del carácter encarnado de <strong>la</strong> cristología viva del pueblo en<br />

su devoción y fe. En siglos postenores, al tratar esa comprensión<br />

abstracta y algo etérea de nuestras dec<strong>la</strong>raciones dogmáticas acerca<br />

del Cristo, a <strong>la</strong> Iglesia le ha costado permanecer en <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> su<br />

cristología viva de origen popu<strong>la</strong>r. Más tarde, especialmente me­<br />

diante una sobrerreacción a <strong>la</strong> negación del arrianismo de <strong>la</strong> divini­<br />

dad plena del Hijo de Dios, tenemos un fuerte acento en Jesús como<br />

divino. Como resultado, el culto se dirigió menos a Dios a través de<br />

Cristo y más directamente a Cristo. En cierta medida, <strong>la</strong> dimensión<br />

trinitaria también disminuyó por <strong>la</strong> excesiva insistencia en <strong>la</strong> divi­<br />

nidad de Cristo.<br />

Todo esto se derramó sobre nuestra comprensión de Jesús como<br />

ser humano y a veces nos en<strong>con</strong>tramos <strong>con</strong> expresiones absurdas de<br />

los teólogos escolásticos. Los teólogos de Sa<strong>la</strong>manca en el siglo XVII,<br />

por ejemplo, al hab<strong>la</strong>r sobre <strong>la</strong>s dotes humanas de Jesús, decían que<br />

era el jardinero perfecto, el marino perfecto, el arquitecto perfecto,<br />

etc., pasando por todo el espectro de <strong>la</strong>s artes y ciencias. Existía <strong>la</strong><br />

compulsión de atribuir a Jesús <strong>la</strong> capacidad básica para todas <strong>la</strong>s ar­<br />

tes y ciencias; tenía que ser el humano perfecto. No decían que ejer­<br />

ciera estos poderes, sólo que los tenía. Hace algunas décadas, en <strong>la</strong><br />

cristología hubo un período de crisis cuando comprendimos que los<br />

Evangelios no son biografías de Jesús, sino historias originadas en<br />

<strong>la</strong>s primeras comunidades cristianas.<br />

En su re<strong>la</strong>to de <strong>la</strong> historia de Jesús, estaba ese elemento creativo<br />

96<br />

CRISTOLOGÍA<br />

que se produce al transmitir una historia o mito. Durante un tiem­<br />

po, para muchos fue perturbador y difícil <strong>con</strong>ciliar el hecho de que<br />

en realidad sabemos muy poco acerca del Jesús histórico. Pero creo<br />

que lo que sobrevivió a ese período de <strong>con</strong>flicto y duda fue <strong>la</strong> <strong>con</strong>­<br />

vicción de que el título de Cristo se refiere esencialmente a una<br />

persona histórica, aunque no tengamos una biografía de Jesús.<br />

Aún luchamos <strong>con</strong> <strong>la</strong>s fórmu<strong>la</strong>s adecuadas para nuestra actual<br />

fe cristológica. Los teólogos no se han opuesto tanto al dogma de<br />

una persona y dos naturalezas, pero como ha ocurrido muchas veces<br />

en <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong> Iglesia, estas afirmaciones dogmáticas dejan de tener<br />

poder y energía para nuestra vida, y así se tiende a abandonar<strong>la</strong>s.<br />

Dejan de ser un lenguaje fuera de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> de <strong>teología</strong>. Creo que, en<br />

<strong>la</strong>s últimas décadas, el lenguaje "una persona, dos naturalezas" ha<br />

desaparecido de nuestro lenguaje común.<br />

Tomemos un ejemplo más reciente. ¿Quién hab<strong>la</strong> hoy de<br />

transubstanciación al celebrar <strong>la</strong> Eucaristía? Hace algunas décadas<br />

hubo una gran disputa acerca de <strong>la</strong> transubstanciación y <strong>la</strong><br />

transignificación. Cuando terminó, el resultado fue que ese lengua­<br />

je no se usó más en <strong>la</strong>s reflexiones de nuestra fe. Algo simi<strong>la</strong>r ha<br />

sucedido <strong>con</strong> esas afirmaciones tan ontológicas de <strong>la</strong> cristología. Hoy<br />

se ofrecen muchos modelos -de procesos, de reve<strong>la</strong>ción, modelos<br />

re<strong>la</strong>cionados <strong>con</strong> el lugar de Jesús en <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong> salvación- y<br />

pondremos en su lugar <strong>la</strong> historia del cosmos.<br />

<strong>La</strong> unicidad del cristianismo y de Cristo se ha <strong>con</strong>vertido en<br />

nuestra principal preocupación, especialmente entre quienes com­<br />

paran <strong>la</strong>s religiones del mundo, incluyendo diferentes versiones de<br />

<strong>la</strong> encarnación. Esto puede complementar lo que dijo <strong>Berry</strong> respec­<br />

to a cómo llegamos a este momento. Llegamos <strong>con</strong> virtudes, espe­<br />

cialmente <strong>con</strong> ese carácter antidocético de <strong>la</strong> cristología que, aun­<br />

que sea falso, persiste hasta hoy. Y llegamos <strong>con</strong> defectos, como nues­<br />

tra recientemente expuesta falta de sensibilidad <strong>ecológica</strong>.<br />

He tratado <strong>la</strong> redención y <strong>la</strong> encarnación de manera tradicio­<br />

nal, como dos aspectos distintos de nuestra cristología pero estre-<br />

97


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

chámente re<strong>la</strong>cionados. Debo <strong>con</strong>fesar que cuando Matthew Fox y<br />

Tom <strong>Berry</strong> p<strong>la</strong>ntearon una moratoria al lenguaje de <strong>la</strong> redención,<br />

me enojé, especialmente <strong>con</strong> Fox, por <strong>la</strong> forma en que lo expresó.<br />

También fui cauteloso. Creo que aún lo soy respecto a una separa­<br />

ción entre lo creacional y lo redentivo. Básicamente, nuestro desa­<br />

fío es <strong>la</strong> integración. Por último, teólogos profesionales y líderes<br />

pastorales y espirituales debemos probar nuestro lenguaje teológico<br />

<strong>con</strong>tra el criterio: ¿cómo energiza a <strong>la</strong>s personas para <strong>la</strong> tarea que<br />

hay que hacer? En nuestro lenguaje existe un criterio de praxis. <strong>La</strong><br />

relevancia es más que <strong>la</strong> relevancia. Es un requisito de autenticidad,<br />

y debe abandonarse cualquier lenguaje que no se refiera a <strong>la</strong> situa­<br />

ción actual y no nos energice para hacer lo que debemos. Al menos<br />

tenemos que imponer cierta moratoria en el uso de ese lenguaje.<br />

Pero mi propio prejuicio es hacia un lenguaje redentivo.<br />

En 1954 hice mi tesis en <strong>la</strong> Universidad Gregoriana en Roma:<br />

<strong>La</strong> transformación escatológica del mundo material según San Agustín.<br />

(Jamás había oído <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra "ecología", pero <strong>la</strong>s cosas regresan asus­<br />

tándonos y alegrándonos). Me ayudó a ser un tanto agustiniano. Sé<br />

que San Agustín no es un nombre favorito hoy en día, pero una de<br />

<strong>la</strong>s cosas que me atrajo de él fue su tema de <strong>la</strong> gracia. Cuando poste­<br />

riormente volví a enseñar <strong>la</strong> doctrina de <strong>la</strong> gracia, me inspiré en San<br />

Agustín, San Pablo y Lutero, todos muy <strong>con</strong>secuentes desde el pun­<br />

to de vista del énfasis en el pecado y <strong>la</strong> gracia.<br />

El origen de mi enojo <strong>con</strong> Matthew Fox fue que habló de <strong>la</strong><br />

<strong>teología</strong> agustiniana como una <strong>teología</strong> "centrada en el pecado", lo<br />

cual no se ajusta a lo que San Agustín realmente trataba de decir.<br />

Contrariamente a lo que se desarrolló a través de Santo Tomás y<br />

otros escolásticos, <strong>la</strong> doctrina agustiniana de <strong>la</strong> gracia, tomada de <strong>la</strong><br />

doctrina paulina, fue una <strong>teología</strong> de los dos Adanes y <strong>la</strong>s dos Evas.<br />

Se acercaba más a <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong> salvación que <strong>la</strong> posterior teolo­<br />

gía de <strong>la</strong> gracia. Es una <strong>teología</strong> que aún encuentra eco en <strong>la</strong> Vigilia<br />

Pascual, donde el diá<strong>con</strong>o aparece y dice extrañas afirmaciones:<br />

"¡Adán, viejo amigo, qué maravilloso pecado cometiste, fue magní-<br />

98<br />

CRIST0L0G1A<br />

fico!". Es una a<strong>la</strong>banza a nuestra actual e<strong>con</strong>omía redentiva/<br />

creacional como un lugar mejor que el paraíso. Esto me afectó pro­<br />

fundamente y por supuesto creó en mí ciertos prejuicios al enfocar<br />

<strong>la</strong>s actuales discusiones <strong>ecológica</strong>s.<br />

Sin embargo, hay una diferencia entre San Pablo y San Agustín.<br />

Este fue fiel a San Pablo en muchos aspectos,,pero quizás en uno no.<br />

San Pablo compartió <strong>con</strong> su época <strong>la</strong> comprensión de los poderes<br />

demoniacos asociados <strong>con</strong> el mundo material. San Pablo hab<strong>la</strong> del<br />

mundo peyorativamente, no sólo por el pecado humano, sino por­<br />

que toda <strong>la</strong> creación ha estado sometida a estos oscuros y<br />

sobrecogedores poderes. Aquí es donde combatimos el mal. Su com­<br />

prensión del pecado original, al menos en <strong>la</strong> tradición paulina que<br />

incluye Colosenses y Efesios, no tiene esa dimensión cósmica.<br />

Sin embargo, San Agustín, que en otros aspectos (se seña<strong>la</strong><br />

hoy) tiene mucho de maniqueo, es antimaniqueo respecto a si el<br />

mundo material participa en el pecado original. Al comentar diver­<br />

sos pasajes de San Juan o San Pablo donde se hab<strong>la</strong> peyorativamen­<br />

te del mundo, San Agustín siempre dice que el mundo está pob<strong>la</strong>do<br />

de humanos pecadores, porque teme una explicación maniquea de<br />

que algún dios del mal infectó <strong>la</strong> materia en <strong>la</strong> creación. Aun cuan­<br />

do en el desempeño final <strong>con</strong>sidera una participación del mundo<br />

material en <strong>la</strong> felicidad humana, indica que debemos mantener dis­<br />

tancia del mundo material y que no compartimos nuestra calidad de<br />

pecadores <strong>con</strong> éste.<br />

Los temas<br />

Modelos de riesgo<br />

En <strong>teología</strong> siempre se asumen riesgos: los de un modelo<br />

creacional/evolutivo y los de un modelo redentivo. El principal de­<br />

safío para quienes adoptan creación y evolución como su principal<br />

enfoque es tratar adecuadamente el tema del mal. <strong>La</strong> tendencia, al<br />

99


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

menos en algunos de los modelos que he visto, es disminuir <strong>la</strong> enor­<br />

midad del mal que vivenciamos en <strong>la</strong> vida humana, especialmente<br />

en este siglo. No sostengo que sea un desafío inalcanzable o que<br />

aquellos que adoptan <strong>la</strong> opción evolutiva se nieguen de p<strong>la</strong>no a<br />

enfrentar<strong>la</strong>. Creo que Teilhard lo hizo en cierta medida, al igual que<br />

John Hick (1922) y Cari Jung (1875-1961), para quien el mal era<br />

una realidad po<strong>la</strong>r opuesta al bien y presente incluso en Dios. Pero<br />

pienso que todos sus trabajos carecen de agudeza. Dan una explica­<br />

ción del mal que dice que <strong>la</strong> creación es imperfecta, pero que se<br />

repondrá de esta fal<strong>la</strong>, de modo que finalmente <strong>la</strong>s cosas funciona­<br />

rán.<br />

<strong>La</strong> dificultad opuesta, para quienes optan por una teoría prin­<br />

cipalmente redentiva, es que su teoría se divorcia de <strong>la</strong> creación y<br />

tiende a restringirse a <strong>la</strong> dimensión humana, buscando sus metáfo­<br />

ras en categorías legales y jurídicas, como <strong>la</strong> teoría de <strong>la</strong> satisfacción<br />

de Anselmo (1033-1109). (Anselmo propuso un modelo legalista<br />

en el cual el pecado humano, <strong>la</strong> ofensa infinita <strong>con</strong>tra Dios, debe ser<br />

repagado por un sacrificio proporcional de Jesús, el Hijo de Dios).<br />

Creo que hoy está c<strong>la</strong>ro que este tipo de modelo redentivo no tiene<br />

el mismo poder energizante que los modelos no legales, no jurídicos.<br />

Pero también pienso que, a <strong>la</strong> luz del mal masivo de <strong>la</strong> destrucción<br />

p<strong>la</strong>netaria, todavía necesitamos, desde <strong>la</strong> perspectiva cristiana, una<br />

<strong>teología</strong> de <strong>la</strong> cruz, una <strong>teología</strong> de <strong>la</strong> resurrección.<br />

Importancia <strong>con</strong>temporánea de <strong>la</strong> cruz<br />

Frecuentemente pienso en América Central y otros lugares<br />

donde <strong>la</strong> <strong>teología</strong> de <strong>la</strong> liberación, y <strong>la</strong> vida de comunidades cristia­<br />

nas que interactúan <strong>con</strong> el<strong>la</strong>, ha sido <strong>la</strong> principal fuente de energía,<br />

emprendiendo cruentas luchas por <strong>la</strong> justicia. Creo que <strong>la</strong> <strong>teología</strong><br />

de <strong>la</strong> cruz, el poder de <strong>la</strong> cruz de Cristo, el poder del sufrimiento<br />

humano y su explicación en <strong>la</strong> tradición cristiana han demostrado<br />

un tremendo poder y energía hoy en día. Algo nos dice el hecho de<br />

que en este siglo, en América Central y otros lugares, haya habido<br />

100<br />

CRISTOLOG1A<br />

mártires cuya motivación fue el sufrimiento <strong>con</strong> Cristo. Yo pronos­<br />

tico que mientras ampliemos nuestro horizonte para incluir <strong>la</strong> di­<br />

mensión <strong>ecológica</strong> en nuestra <strong>teología</strong>, el poder de <strong>la</strong> cruz y <strong>la</strong> resu­<br />

rrección dará energía a los cristianos para hacer su aporte.<br />

<strong>La</strong> <strong>nueva</strong> historia y <strong>la</strong> historia cristiana<br />

Me sorprendieron los comentarios de Thomas <strong>Berry</strong> acerca de<br />

<strong>la</strong> historia cristiana y <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> tierra. Pensé que recogía lo de <strong>Berry</strong> y<br />

esperé que su posición fuera que <strong>la</strong> historia cristiana es sólo una de<br />

muchas, todas válidas, que ofrecen diferentes perspectivas sobre <strong>la</strong><br />

historia humana. ¿Qué ocurrirá <strong>con</strong> <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> historia desde <strong>la</strong> pers­<br />

pectiva de <strong>la</strong> historia cristiana?<br />

Mi punto de vista en este diálogo es que en <strong>la</strong> medida en que<br />

hay una <strong>nueva</strong> historia, ésta ha sido, si no creada, al menos ocasio­<br />

nada o provocada por <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> ciencia. <strong>La</strong> historia cristiana debe<br />

interactuar <strong>con</strong> esta <strong>nueva</strong> historia que yo veo distinta. Buscaría<br />

<strong>con</strong>vergencia, formas mediante <strong>la</strong>s cuales <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> historia corrija<br />

<strong>la</strong> historia cristiana como <strong>la</strong> hemos <strong>con</strong>tado. Esto ha pasado muchí­<br />

simas veces en <strong>la</strong> historia. Luego podemos buscar formas para que <strong>la</strong><br />

historia cristiana apoye y corrija <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> historia, de modo que fi­<br />

nalmente todo esté a favor de <strong>la</strong> historia humana. Así, tiendo a dis­<br />

tinguir entre <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> historia y <strong>la</strong> historia cristiana, y l<strong>la</strong>mo a un<br />

diálogo creativo entre ambas, sabiendo que habrá <strong>con</strong>flicto, pero<br />

también esperando un mutuo enriquecimiento, en beneficio de <strong>la</strong><br />

historia humana.<br />

<strong>La</strong>mentablemente, no tengo el talento de <strong>Berry</strong> en el área de <strong>la</strong><br />

religión comparada, como tampoco en otras áreas. Sin embargo,<br />

debemos explorar esa diferencia cualitativa entre <strong>la</strong>s religiones del<br />

mundo. Existe el peligro de que los budistas estén hab<strong>la</strong>ndo de algo<br />

y nosotros de otra cosa totalmente diferente. ¿Cómo nos hab<strong>la</strong>mos<br />

acerca de lo humano y lo divino? ¿Podemos comprendernos al ha­<br />

b<strong>la</strong>r de lo humano y lo divino? ¿Qué le digo a un budista? Aquí debo<br />

buscar mi formu<strong>la</strong>ción, pues hemos tenido muchas sobre Jesús. Por<br />

101


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

ejemplo, ¿cómo digo que el Dios creador (lo que nos lleva a otro<br />

tema) ha creado de tal forma este universo emergente que el centro<br />

del tiempo (y, en cierto sentido, el objetivo del tiempo) es un ser<br />

humano particu<strong>la</strong>r l<strong>la</strong>mado Jesús de Nazaret? Esto se l<strong>la</strong>ma el escán­<br />

dalo de <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>ridad. Aunque existan expresiones comunes en<br />

el lenguaje de <strong>la</strong> encarnación, pareciera que al menos los cristianos<br />

están aferrados a <strong>la</strong> afirmación de que el Dios creador ha elegido<br />

libremente centrar toda <strong>la</strong> historia humana y cósmica en este ser hu­<br />

mano único, nacido en una sociedad patriarcal y <strong>con</strong> muchas otras<br />

limitaciones. Es una formu<strong>la</strong>ción tentativa para ac<strong>la</strong>rar sólo lo que tra­<br />

tamos de decir acerca de Jesucristo.<br />

¿Cuál es entonces mi re<strong>la</strong>ción <strong>con</strong> <strong>la</strong> <strong>teología</strong> de <strong>la</strong> creación?<br />

Aquí en mi cabeza, pienso que estoy allá. Abajo en mi estómago<br />

aún debo hacer <strong>la</strong> transición, porque en mí está lo antiguo, que me<br />

formó y por lo cual estoy agradecido. Espero que en esta etapa de mi<br />

vida pueda entrar más plenamente en <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> cosmología. Ahora<br />

todos creemos que parte de <strong>la</strong> vocación humana y cristiana es reci­<br />

bir los gemidos de <strong>la</strong> tierra, incluyendo esa tierra dentro de los hu­<br />

manos. Ellos están dentro de <strong>la</strong> tierra, y viceversa; así, los gemidos<br />

humanos y los de <strong>la</strong> tierra son uno solo. Y, como seña<strong>la</strong> San Pablo<br />

en Romanos (Capítulo 8), el Espíritu gime a través de ambos. Ahí<br />

reside el poder.<br />

102<br />

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN Y DISCUSIÓN<br />

CRISTOLOG1A<br />

1. ¿Qué significa <strong>la</strong> frase de <strong>Berry</strong>: "Si Jesús es quien se supone<br />

que es, se manifestará"? ¿Está de acuerdo <strong>con</strong> <strong>Berry</strong> en que <strong>la</strong><br />

tradición cristiana se ha preocupado demasiado de Jesús?<br />

2. ¿Cree que perdimos <strong>la</strong> dimensión cósmica de <strong>la</strong> historia de<br />

Cristo? Explique.<br />

3. ¿Qué significa "el escándalo de <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>ridad"?<br />

4. C<strong>la</strong>rke piensa que <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> historia de <strong>la</strong> creación y <strong>la</strong> histo­<br />

ria cristiana pueden interactuar independientemente; <strong>Berry</strong><br />

piensa que <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> historia es <strong>la</strong> historia inclusiva. ¿Con quién<br />

está de acuerdo? ¿Por qué?<br />

5. ¿Cuál es <strong>la</strong> diferencia entre el <strong>la</strong>do sombrío de <strong>la</strong> creación y el<br />

mal moral en los seres humanos? ¿Está de acuerdo <strong>con</strong> C<strong>la</strong>rke<br />

en que Teilhard tiene dificultad para enfrentar el mal real?<br />

¿Piensa que esto es cierto en <strong>Berry</strong>?<br />

6. "<strong>La</strong>s manifestaciones de lo divino se están perdiendo y segui­<br />

mos leyendo el libro en vez de leer el mundo que nos rodea.<br />

Nos ahogaremos leyendo el libro". ¿En qué medida <strong>con</strong>cuer­<br />

da o discrepa <strong>con</strong> esta afirmación?<br />

7. C<strong>la</strong>rke hace una formu<strong>la</strong>ción impactante acerca de un<br />

"criterio de praxis para el lenguaje". ¿Qué quiere decir <strong>con</strong><br />

esto?<br />

103


*<br />

CAPÍTULO CUATRO<br />

Condiciones para <strong>la</strong><br />

era ecozoica<br />

THOMAS BERRY SEÑALA que, en situaciones de crisis, <strong>la</strong><br />

energía psíquica surge tanto del terror como de <strong>la</strong> atracción. Por lo<br />

tanto, él subraya que si bien necesitamos sentir el terror de nuestra<br />

situación ambiental, también debemos sentir <strong>la</strong> atracción por <strong>la</strong> nue­<br />

va era ecozoica. Esta era exigirá nuestra cooperación <strong>con</strong> el resto de<br />

<strong>la</strong> tierra, así como una <strong>nueva</strong> comprensión de <strong>la</strong> ciencia, tecnología,<br />

ética, lenguaje, educación y religión. Necesitaremos una <strong>nueva</strong> sen­<br />

sibilidad en todas estas áreas. Asegura que <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> era ecozoica será<br />

"dirigida por el arquetipo mujer", en oposición a <strong>la</strong> autoridad pa­<br />

triarcal de <strong>la</strong> fase terminal del Cenozoico.<br />

Después de explicar por qué el mundo industrial no se puede<br />

repetir hoy, <strong>Berry</strong> hab<strong>la</strong> de <strong>la</strong> necesidad de poesía, arte y algo de<br />

alegría —así como de <strong>la</strong> recopi<strong>la</strong>ción de nuestros sueños infantiles- si<br />

queremos tener <strong>la</strong> energía para el inmenso desafío que tenemos por<br />

de<strong>la</strong>nte.<br />

Además, hace un listado de <strong>la</strong>s principales "trascendencias" en<br />

<strong>la</strong> tradición cristiana occidental que tienen implicancias en <strong>la</strong> crisis<br />

<strong>ecológica</strong> actual.<br />

Thomas C<strong>la</strong>rke expresa en términos profundos y vulnerables<br />

<strong>la</strong> necesidad de "<strong>la</strong> gracia de <strong>la</strong> vergüenza" a <strong>la</strong> luz de <strong>la</strong> devastación<br />

<strong>ecológica</strong> masiva (por ningún motivo una gracia barata), que pueda<br />

llevar al perdón y <strong>la</strong> re<strong>con</strong>ciliación.<br />

105


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

THOMAS BERRY<br />

El <strong>con</strong>texto<br />

<strong>La</strong> energía humana<br />

<strong>La</strong> energía psíquica es <strong>la</strong> esencia de los aspectos humanos en<br />

momentos de crisis.<br />

Actualmente vivenciamos <strong>la</strong> crisis de una profunda patología<br />

cultural. Necesitamos una profunda terapia cultural. Para salir de<br />

esta patología se necesitan recursos energéticos excepcionales. ¿De<br />

dónde viene <strong>la</strong> energía en estos momentos de crisis? Hay dos fuen­<br />

tes: terror y atracción. <strong>La</strong>s adicciones, por ejemplo, rara vez desapa­<br />

recen si no nos sentimos aterrados por lo que sucede. Nos asustamos<br />

tanto que estamos dispuestos a emprender una reestructuración drás­<br />

tica de nuestra vida, un reordenamiento de nuestra vida personal,<br />

nuestro ambiente, nuestras re<strong>la</strong>ciones -una especie de re<strong>con</strong>struc­<br />

ción de <strong>la</strong> vida desde <strong>la</strong> base.<br />

Para hacerlo en forma eficaz, también necesitamos un sueño.<br />

Jung solía decir que "el sueño impulsa <strong>la</strong> acción". Necesitamos un<br />

sueño creativo, una visión. <strong>La</strong>s dificultades actuales han sido provo­<br />

cadas por un sueño destructivo. <strong>La</strong> era industrial es impulsada por el<br />

sueño ilusorio de un Mundo Fantástico. Pero en realidad no desper­<br />

tamos en un Mundo Fantástico, sino en un "Mundo de Desperdi­<br />

cios". El mensaje de todo aviso comercial es que sólo si entramos<br />

profundamente en los patrones de <strong>con</strong>sumo, lograremos cierta ben­<br />

dición. Sólo comprando tal o cual auto, obtendremos <strong>la</strong> experiencia<br />

del Mundo Fantástico. Con sólo comprar algún tipo de embeleco o<br />

jabón, pasaremos de <strong>la</strong> perdición a <strong>la</strong> beatitud.<br />

Debemos apreciar adecuadamente lo que está ocurriendo en <strong>la</strong><br />

fase terminal del Cenozoico. El mundo industrial se está<br />

desintegrando. Todo está tiznado. En nuestras ciudades, el hollín se<br />

está comiendo hasta <strong>la</strong>s piedras de nuestros edificios. <strong>La</strong> suciedad de<br />

<strong>la</strong> existencia humana se ha hecho tan intolerable que ya comenza-<br />

106<br />

CONDICIONES PARA LA ERA ECOZOICA<br />

mos a aterrarnos. Empieza a preocuparnos el efecto invernadero,<br />

que en el próximo siglo elevará <strong>la</strong> temperatura del hemisferio norte<br />

posiblemente en 3, 4 ó 5 grados Celcius.<br />

Cuando pensamos en <strong>la</strong> magnitud del cambio en los asuntos<br />

humanos, es importante pensar en <strong>la</strong> base física de <strong>la</strong>s cosas huma­<br />

nas. ¿Qué olemos? ¿Cuál es <strong>la</strong> fragancia o el hedor del aire? Estamos<br />

experimentando los aspectos repulsivos de nuestra civilización. El<br />

ruido, <strong>la</strong> dureza de <strong>la</strong> vida nos afectan profundamente. No es nece­<br />

sario comenzar <strong>con</strong> <strong>la</strong> religión o <strong>la</strong> educación. Podríamos empezar<br />

<strong>con</strong> nuestra reacción a lo que está ocurriendo. No sólo fracasamos<br />

en nuestra respuesta religiosa, o en <strong>la</strong> percepción de <strong>la</strong> dimensión<br />

religiosa de este desastre, ni siquiera estamos mirando lo que vemos.<br />

No sentimos los olores que nos rodean. Nuestros sentidos se están<br />

muriendo. <strong>La</strong> disminución de <strong>la</strong> sensibilidad extingue nuestra sensi­<br />

bilidad religiosa y comprensión. Opaca <strong>la</strong> imaginación. Comenza­<br />

mos a vivenciar un retardo en nuestra capacidad para responder. A<br />

veces digo: "¡No se duerman, quédense despiertos !". Nos estamos<br />

sofocando como en un ambiente encerrado. Estamos respirando<br />

monóxido de carbono. Debemos <strong>con</strong>ducir a personas drogadas, man­<br />

tener<strong>la</strong>s en movimiento. No es una referencia exagerada si se trata<br />

de saber dónde estamos y qué está ocurriendo <strong>con</strong> <strong>la</strong> disolución de<br />

los ecosistemas de <strong>la</strong> tierra.<br />

Si me atengo a <strong>la</strong>s dimensiones físicas de lo que ocurre, espero<br />

que comprendan. No podemos discutir posibilidades en términos<br />

religiosos o éticos a menos que estemos vivos, a menos que nuestras<br />

facultades básicas estén intactas, a menos que podamos responder<br />

<strong>con</strong> el vigor físico requerido para sobrellevar los ajustes necesarios.<br />

Este tipo de situación humana jamás existió en esta magnitud y <strong>con</strong><br />

este tipo de adicción.<br />

Sin embargo, quisiera presentar no sólo los aspectos terribles<br />

de nuestra situación, sino también una alternativa, el Ecozoico.<br />

Quisiera analizar cómo funcionaría un futuro coherente, cuál sería<br />

el rol de <strong>la</strong> religión y del cristianismo en este nuevo <strong>con</strong>texto. Qui-<br />

107


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

siera examinar individualmente para indicar <strong>la</strong>s características del<br />

mundo que tenemos por de<strong>la</strong>nte, si realmente elegimos un camino<br />

creativo hacia el futuro. Estas son algunas de <strong>la</strong>s <strong>con</strong>diciones de<br />

sobrevivencia en el <strong>con</strong>texto de nuestra discusión actual.<br />

Condiciones de <strong>la</strong> era ecozoica<br />

<strong>La</strong> primera <strong>con</strong>dición es que el universo es una comunión de<br />

sujetos, no una colección de objetos. Nuestra sociedad comercial-<br />

industrial despojadora es una ilustración perfecta de lo que ocurre<br />

cuando <strong>la</strong> persona-espíritu, <strong>la</strong> dignidad interior de <strong>la</strong>s cosas deja de<br />

recibir <strong>la</strong> veneración que merece.<br />

<strong>La</strong> segunda <strong>con</strong>dición es que <strong>la</strong> tierra existe y puede sobrevivir<br />

sólo <strong>con</strong> un funcionamiento integral. No podemos salvar fragmen­<br />

tos de <strong>la</strong> tierra, así como no podemos preservar ningún organismo<br />

vivo en fragmentos. <strong>La</strong> tierra es una so<strong>la</strong> realidad.<br />

Necesitamos una mística, una voz de <strong>la</strong> tierra que nos hable.<br />

En nuestra comunicación <strong>con</strong> <strong>la</strong> naturaleza, no sólo los árboles o el<br />

agua nos hab<strong>la</strong>n, sino también <strong>la</strong> tierra misma. Si bien hoy en día se<br />

usa un antiguo término para referirse a <strong>la</strong> tierra, Gaza, en realidad no<br />

tenemos un término adecuado para el<strong>la</strong>.<br />

<strong>La</strong> comunidad humana no puede sobrevivir a menos que todo<br />

lo demás sobreviva. Actualmente, los humanos y <strong>la</strong> tierra están es­<br />

tableciendo una <strong>nueva</strong> re<strong>la</strong>ción. <strong>La</strong> realidad básica es que <strong>la</strong> tierra<br />

existe y puede sobrevivir sólo <strong>con</strong> un funcionamiento integral.<br />

Sin embargo, <strong>la</strong> tierra no es globalmente uniforme. Es una uni­<br />

dad diferenciada que debe sustentarse en <strong>la</strong> unidad de sus diversos<br />

modos de expresión biorregionales. Debemos ser justos <strong>con</strong> <strong>la</strong> tierra<br />

en el lugar o comunidad donde vivimos. Si estamos en el desierto,<br />

vivimos en esa comunidad. Si estamos en un valle, como el área del<br />

río Hudson en Nueva York, vivimos en esa comunidad. Construi­<br />

mos nuestro hogar en estas comunidades, junto <strong>con</strong> los demás mo­<br />

dos de ser, y si éstas no sobreviven, nosotros tampoco.<br />

<strong>La</strong> tercera <strong>con</strong>dición es que <strong>la</strong> tierra está dotada de un solo<br />

108<br />

CONDICIONES PARA LA ERA ECOZOICA<br />

tiempo. No tenemos una segunda oportunidad. Si <strong>la</strong> destruimos, todo<br />

terminó. Si <strong>la</strong> degradamos en forma irreversible, <strong>la</strong> pérdida es irre­<br />

parable. Ni Dios ni los humanos pueden re<strong>con</strong>stituir especies extin­<br />

guidas. Se han ido para siempre. Por ejemplo, jamás volveremos a<br />

ver el periquito de Carolina. Si extinguimos los bosques tropicales,<br />

significa que desaparecen para todo tiempo humano <strong>con</strong>cebible. (Ob­<br />

viamente, no sabemos lo que sucederá en billones de años). Los bos­<br />

ques tropicales demoraron 60 millones de años en llegar a su actual<br />

estado de existencia. Si los extinguimos, jamás serán lo mismo. Pue­<br />

den recuperarse si el daño es limitado, pero a <strong>la</strong> esca<strong>la</strong> en que éste se<br />

está produciendo, no se recuperarán jamás.<br />

Estamos trabajando <strong>con</strong> lo que quizás es <strong>la</strong> realidad más precio­<br />

sa del universo -<strong>la</strong> tierra- y <strong>la</strong> estamos estropeando. Es como nacer<br />

en <strong>la</strong> luna y venir a <strong>la</strong> tierra <strong>con</strong> toda su grandeza, destruir<strong>la</strong> y deci­<br />

dir regresar a <strong>la</strong> luna.<br />

<strong>La</strong> cuarta <strong>con</strong>dición es que lo humano es derivado y <strong>la</strong> tierra es<br />

primaria. Todas <strong>la</strong>s profesiones deben ser realineadas para reflejar <strong>la</strong><br />

primacía de <strong>la</strong> tierra. Por ejemplo, <strong>la</strong> e<strong>con</strong>omía debe tener como<br />

primera prioridad el bienestar e<strong>con</strong>ómico del p<strong>la</strong>neta. Mientras <strong>la</strong><br />

e<strong>con</strong>omía p<strong>la</strong>netaria sea integral, los humanos no tendrán que pre­<br />

ocuparse. <strong>La</strong> tierra producirá y tendremos lo suficiente para nuestra<br />

existencia. Pero es absurdo pensar que podemos tener una e<strong>con</strong>o­<br />

mía humana expansiva <strong>con</strong> una e<strong>con</strong>omía reducida de <strong>la</strong> tierra. <strong>La</strong>s<br />

corporaciones humanas no sobreviven si <strong>la</strong> corporación de <strong>la</strong> tiena<br />

quiebra.<br />

Hay una diferencia entre abordar los biosistemas de <strong>la</strong> tierra en<br />

términos de ecología humana y en términos de ecología natural. A<br />

<strong>la</strong> <strong>la</strong>rga, por supuesto, deben ser una so<strong>la</strong>. Pero es necesario hacer<br />

algunas distinciones. Mi posición es aquel<strong>la</strong> de los ecologistas de <strong>la</strong><br />

naturaleza. Incluyo <strong>la</strong> ecología humana dentro de <strong>la</strong> ecología de <strong>la</strong><br />

naturaleza, y no al ievés. Desde luego, entiendo que en nuestras<br />

operaciones funcionales <strong>con</strong>tro<strong>la</strong>mos más lo humano y debemos<br />

producir suficiente interés humano en <strong>la</strong> dinámica p<strong>la</strong>netaria y sufi-<br />

109


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

ciente energía humana para preservar los ecosistemas del mundo<br />

natural.<br />

Si no hay preocupación por <strong>la</strong> tierra, todo lo demás es irrele­<br />

vante. Si algo le ocurre a <strong>la</strong> tierra, <strong>la</strong> religión, educación, e<strong>con</strong>omía,<br />

profesiones médicas, todo sería irrelevante. Sólo podemos salvarnos<br />

dentro de <strong>la</strong> comunidad de <strong>la</strong> tierra. Esta comunidad (incluyendo <strong>la</strong><br />

humana) es <strong>la</strong> principal, de lo <strong>con</strong>trario, no hay futuro para ningún<br />

componente de <strong>la</strong> comunidad de <strong>la</strong> tierra. Mientras más insistimos<br />

en elegir lo humano, más problemas tenemos.<br />

<strong>La</strong> quinta <strong>con</strong>dición es que el patrón completo de funciona­<br />

miento de <strong>la</strong> tierra es alterado en <strong>la</strong> transición del Cenozoico al<br />

Ecozoico. No tuvimos nada que ver <strong>con</strong> <strong>la</strong> aparición y formación del<br />

Cenozoico. En esta era, <strong>la</strong> tierra experimentó o<strong>la</strong> tras o<strong>la</strong> de expan­<br />

sión vital, culminando <strong>con</strong> este p<strong>la</strong>neta. No participamos en su de­<br />

sarrollo inicial. Pero en el Ecozoico estaremos involucrados en casi<br />

todo lo que ocurra. No vamos a <strong>con</strong>tro<strong>la</strong>r el funcionamiento de <strong>la</strong><br />

naturaleza, pero hay muchas cosas que no ocurrirán a menos que <strong>la</strong><br />

aceptemos, protejamos y criemos. No podemos hacer una hoja de<br />

pasto, pero es posible que no exista si no <strong>la</strong> aceptamos, protegemos y<br />

criamos. Esto representa un gran cambio en el funcionamiento de<br />

los biosistemas del p<strong>la</strong>neta y nos enfrenta a <strong>nueva</strong>s responsabilida­<br />

des en re<strong>la</strong>ción al mundo natural.<br />

No sólo necesitamos científicos, necesitamos más que nunca<br />

científicos y tecnólogos -pero <strong>con</strong> el criterio correcto. Necesitamos<br />

científicos sensibles que, en vez de <strong>la</strong>nzarnos a una absurda colonia<br />

espacial, tengan mucho de lo que Barbara McClintock (bióloga, cuya<br />

biografía escribió Evelyn Fox Keller) l<strong>la</strong>ma "un sentimiento por el<br />

organismo". Debemos tener una sensibilidad religiosa ante lo sagra­<br />

do, una profunda sensibilidad emocional e imaginativa frente a todo,<br />

desde <strong>la</strong>s aves a <strong>la</strong>s mariposas, desde los insectos a los árboles. Cui­<br />

dar de los árboles requiere sensibilidad; un árbol responde a <strong>la</strong>s cosas<br />

para bien o para mal. No es fácil p<strong>la</strong>ntarlos, hacerlos crecer y man­<br />

tenerlos. Si bien en alguna época eran independientes, en el futuro<br />

110<br />

CONDICIONES PARA LA ERA ECOZOICA<br />

dependerán bastante de <strong>la</strong> comprensión humana. Ahora tenemos<br />

un p<strong>la</strong>neta humanizado. Nuevamente, se trata en gran medida de<br />

no obstaculizar el camino de los procesos naturales y evitar en ellos<br />

<strong>la</strong> interferencia humana opresiva, aunque sea bien intencionada.<br />

Mientras no comprendamos esto, es improbable que lo que<br />

hagamos resulte bien. Para que el progreso sea válido, debe incluir a<br />

<strong>la</strong> totalidad de <strong>la</strong> tierra <strong>con</strong> todos sus componentes. L<strong>la</strong>mar "progre­<br />

so" al despojo humano del p<strong>la</strong>neta es una distorsión intolerable. Sin<br />

embargo, es precisamente lo que hemos hecho. Necesitamos que el<br />

agua y el aire sean puros, más integrales <strong>con</strong>sigo mismos, que todo<br />

sea "sí mismo" de una manera crecientemente integral.<br />

También está el profundo misterio del proceso de transforma­<br />

ción emergente. <strong>La</strong> tierra no es estática, y por lo tanto, no sólo de­<br />

bemos preocuparnos de <strong>la</strong>s cosas ahora, sino permitirles ser lo que<br />

están l<strong>la</strong>madas a ser en su <strong>con</strong>tinua transformación. No hay "estabi­<br />

lización". No podemos decir: "Bien, estabilicemos <strong>la</strong>s cosas de una<br />

manera ordenada y mantengámos<strong>la</strong>s así". No lo podemos decir por­<br />

que el dinamismo interno de <strong>la</strong>s cosas lleva <strong>con</strong>stantemente a algo<br />

diferente. Debemos ser sensibles al rol que desempeñamos. Decir<br />

que debemos «aceptar, proteger y criar» significa que requerimos<br />

<strong>nueva</strong>s habilidades, una <strong>nueva</strong> atención y un nuevo modo de pre­<br />

sencia humana.<br />

Este nuevo rol existe para <strong>la</strong> ciencia y <strong>la</strong> tecnología en el perío­<br />

do ecozoico. <strong>La</strong> ciencia debe proporcionar una mejor comprensión<br />

de <strong>la</strong> función de <strong>la</strong> tierra y de cómo <strong>la</strong>s actividades humana y de <strong>la</strong><br />

tierra se pueden enriquecer mutuamente. <strong>La</strong>s tecnologías humanas<br />

deben ser coherentes <strong>con</strong> <strong>la</strong>s tecnologías del mundo natural. El<br />

mundo natural tiene sus propias tecnologías.<br />

Por ejemplo, el ciclo hidrológico es una fantástica hazaña de<br />

ingeniería. Sacar agua del mar, elevar<strong>la</strong> sobre los <strong>con</strong>tinentes, ver­<br />

ter<strong>la</strong> sobre los campos y valles para alimentar a los árboles, recoger<strong>la</strong><br />

luego en los arroyos para nutrir <strong>la</strong> vida allí y luego fluir de vuelta al<br />

mar, <strong>con</strong> nutrientes para <strong>la</strong> vida acuática, es una gran empresa<br />

111


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

bioquímica de ingeniería. Es muy importante comprender esto. Por<br />

eso es absurdo que <strong>la</strong> ciencia, tal como <strong>la</strong> <strong>con</strong>ocemos, fabrique cosas<br />

como motores de autos sin preocuparse por <strong>la</strong> forma en que afectan<br />

al mundo natural. Se pensó en fabricar unos cuantos automóviles.<br />

Si unos pocos era bueno, más era mejor, llegando en <strong>la</strong> actualidad a<br />

400 millones que a fines de siglo serán 600 millones, devastando los<br />

sistemas p<strong>la</strong>netarios vitales.<br />

Lo mismo ocurre <strong>con</strong> los científicos que en forma tan "bril<strong>la</strong>n­<br />

te" crearon <strong>la</strong> revolución verde, <strong>con</strong> todas <strong>la</strong>s dificultades que ha<br />

provocado. Necesitamos ingenieros y científicos sensibles. Los in­<br />

genieros parecen no tener <strong>la</strong> más mínima idea de lo que hacen al<br />

<strong>con</strong>struir represas. No tienen <strong>la</strong> más mínima idea de lo que están<br />

haciendo en <strong>la</strong> dimensión más amplia.<br />

<strong>La</strong> sexta <strong>con</strong>dición es que necesitamos nuevos principios éti­<br />

cos que re<strong>con</strong>ozcan el mal absoluto del biocidio (destrucción de los<br />

sistemas vitales) y del geocidio (destrucción del p<strong>la</strong>neta). Es increí­<br />

ble que seamos tan sensibles frente al suicidio, homicidio y genoci­<br />

dio, y no tengamos absolutamente ningún principio moral para en­<br />

frentar el biocidio y geocidio. Con <strong>la</strong> excesiva preocupación por el<br />

bienestar humano, creemos que es mejor destruir todo antes que los<br />

humanos sufran en algún grado.<br />

Hay otras dos cosas sumamente importantes. Primero, se nece­<br />

sita un nuevo lenguaje ecozoico. Nuestro lenguaje cenozoico es ra­<br />

dicalmente inadecuado, como lo vemos en el lenguaje ético, e<strong>con</strong>ó­<br />

mico o médico. Ni siquiera existen pa<strong>la</strong>bras para el tipo de transfor­<br />

mación que he descrito. <strong>La</strong> medicina finalmente está comprendien­<br />

do que, aunque lo intentemos o inventemos <strong>nueva</strong>s tecnologías, no<br />

puede haber personas sanas en un p<strong>la</strong>neta enfermo. Esto debería ser<br />

obvio, pero no lo es para aquellos bajo el hechizo de <strong>la</strong> ciencia y su<br />

tecnología, personas <strong>con</strong>vencidas de que <strong>la</strong> salud humana es un mero<br />

asunto de manipu<strong>la</strong>ción de tecnologías. Queremos tener personas<br />

sanas en un p<strong>la</strong>neta enfermo, y los profesionales de <strong>la</strong> salud no han<br />

protestado adecuadamente <strong>con</strong>tra esas fuerzas que lo envenenan.<br />

112<br />

CONDICIONES PARA LA ERA ECOZOICA<br />

También es necesario modificar el ámbito jurídico, ya que ac­<br />

tualmente no tiene términos para tratar <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones tierra-huma­<br />

nos. <strong>La</strong> jurisprudencia estadounidense está enfrascada en temas inter­<br />

humanos; demuestra poco interés por los temas inter-especies. En<br />

re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong>s necesidades actuales, <strong>la</strong> abogacía está dentro de <strong>la</strong>s<br />

más atrasadas. No tenemos <strong>la</strong> estructura legal necesaria para comenzar<br />

esta <strong>nueva</strong> era ecozoica.<br />

Como señalé anteriormente <strong>con</strong> respecto al lenguaje, necesi­<br />

tamos un diccionario <strong>con</strong> nuevos términos y <strong>nueva</strong>s definiciones de<br />

términos antiguos. Así también <strong>con</strong> <strong>la</strong> educación. ¿Qué es educa­<br />

ción? Es <strong>con</strong>ocer <strong>la</strong> historia del universo, cómo comenzó, cómo lle­<br />

gó a ser lo que es, y el rol humano en <strong>la</strong> historia. No hay nada más.<br />

Debemos <strong>con</strong>ocer <strong>la</strong> historia, <strong>la</strong> historia del universo <strong>con</strong> toda su<br />

resonancia y significado. <strong>La</strong> historia del universo es <strong>la</strong> historia divi­<br />

na, <strong>la</strong> historia humana, <strong>la</strong> historia de los árboles, ríos, estrel<strong>la</strong>s, p<strong>la</strong>­<br />

netas, de todo. Es tan simple como un cuento infantil, pero tan com­<br />

pleja como <strong>la</strong> cosmología, <strong>la</strong> sabiduría y <strong>la</strong> historia. No hay ninguna<br />

razón para no <strong>con</strong>tar <strong>la</strong> historia en los jardines infantiles, por su­<br />

puesto que sin todos los detalles, pero <strong>con</strong> <strong>la</strong> integridad de su proce­<br />

so organizacional. Da un nuevo <strong>con</strong>texto a <strong>la</strong> educación. Debemos<br />

trascender <strong>la</strong> división entre humanidades y ciencia. Obviamente,<br />

ambas están mutuamente implicadas.<br />

Una de nuestras principales preocupaciones es desarrol<strong>la</strong>r una<br />

<strong>nueva</strong> sensibilidad religiosa que re<strong>con</strong>ozca <strong>la</strong> dimensión sagrada del<br />

universo y sea integral a <strong>la</strong> era ecozoica. Actualmente tenemos una<br />

religión cenozoica terminal. Funciona dentro de un <strong>con</strong>texto<br />

cenozoico terminal, <strong>con</strong> todas <strong>la</strong>s deficiencias de lenguaje, ética y<br />

energías de este período destructivo. <strong>La</strong> energía dominante del pe­<br />

ríodo cenozoico terminal ha sido absorbida en este tipo de religión,<br />

así como en nuestra e<strong>con</strong>omía <strong>con</strong>sumista, educación, medicina,<br />

leyes. Pero el cambio que visualizamos es hacia un período guiado<br />

por este nuevo <strong>con</strong>texto ecozoico.<br />

<strong>La</strong> dimensión religiosa debe darse en cada fase de <strong>la</strong>s <strong>con</strong>dicio-<br />

113


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

nes que he mencionado. Por ejemplo, debe ser una religión que es­<br />

tablezca una definición del universo como comunidad de sujetos.<br />

Esto no se nos enseña actualmente. Se nos enseña mucho acerca de<br />

lo humano, pero no se nos enseña en términos religiosos que <strong>la</strong> co­<br />

munidad sagrada es esta comunidad amplia de todo el p<strong>la</strong>neta, in­<br />

cluso de todo el universo. No aprendemos en forma adecuada <strong>la</strong><br />

naturaleza de <strong>la</strong> tierra en su fundación real, qué significa en su inte­<br />

gridad. Sobre todo, no se nos enseña que <strong>la</strong> comunidad de <strong>la</strong> tierra<br />

tiene cierta primacía.<br />

Antropocentrismo es una gran pa<strong>la</strong>bra y un gran tema de nues­<br />

tro tiempo. Cada vez que hab<strong>la</strong>mos sobre algo, debemos evitar ser<br />

antropocéntricos o jerárquicos. Sin embargo, no me gusta <strong>la</strong> igual­<br />

dad en el sentido de nive<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s cosas. Sí necesitamos iguales oportu­<br />

nidades para ser nosotros mismos, pero nuestros roles son diferentes.<br />

Debe haber igualdad de oportunidades para que <strong>la</strong>s cosas sean lo que<br />

son, pero esto no significa una sociedad igualitaria donde sus miem­<br />

bros pierdan sus diferencias cualitativas, <strong>la</strong> grandeza distintiva que<br />

cada uno posee de manera única y en un grado único. Lo igualitario<br />

es bastante ambivalente en su significado y <strong>con</strong>secuencias. El fran­<br />

cés Alexis de Tocqueville (1805-1859), principal comentarista del<br />

mundo estadounidense y autor de Democracy in America, señaló esto<br />

en el siglo XVIII.<br />

Con respecto al igualitarismo y a <strong>la</strong> jerarquía, pienso que más<br />

que disminuir <strong>la</strong> jerarquía, <strong>la</strong> universalicemos. Todo está en <strong>la</strong> cima<br />

de <strong>la</strong> jerarquía a su manera. Cuando se trata de nadar, los peces<br />

están en <strong>la</strong> cumbre; cuando se trata de vo<strong>la</strong>r, <strong>la</strong>s aves; si queremos<br />

cosechar duraznos, los árboles; si se trata del ser específico de cada<br />

persona, esa persona está en <strong>la</strong> cumbre; si es el pensamiento reflexi­<br />

vo, los mejores son los humanos. Pero no porque seamos los mejores<br />

en un área significa que somos los mejores en términos absolutos. Lo<br />

que es mejor en términos absolutos es <strong>la</strong> comunidad p<strong>la</strong>netaria, <strong>la</strong><br />

comunidad de especies.<br />

Con respecto al antropocentrismo, se suele decir que los delfi-<br />

114<br />

CONDICIONES PARA LA ERA ECOZOICA<br />

nes tienen <strong>con</strong>ciencia. Están, desde luego, mucho más avanzados<br />

que nosotros en cierto tipo de <strong>con</strong>ciencia. Todos los animales son<br />

mejores que el ser humano de alguna manera. Águi<strong>la</strong>s y hal<strong>con</strong>es<br />

tienen una visión que deja <strong>la</strong> nuestra en vergüenza. En algunas for­<br />

mas de <strong>con</strong>ocimiento, los animales nos aventajan. Para su propio<br />

modo de <strong>con</strong>ciencia, <strong>la</strong> <strong>con</strong>ciencia humana sería un obstáculo, no<br />

una ayuda. Sin embargo, hay ciertos tipos de <strong>con</strong>ocimientos propios<br />

de nosotros mediante los cuales estamos mejor dotados o somos más<br />

competentes. Obviamente, los atributos de los humanos tienen una<br />

enorme importancia. Esto se evidencia en nuestra capacidad de da­<br />

ñar. Aparentemente, ninguna otra especie es capaz de dañar como<br />

nosotros, aunque si alguno de los otros géneros o especies desapare­<br />

ciera, toda <strong>la</strong> biosfera co<strong>la</strong>psaría. Por ejemplo, si alguna bacteria des­<br />

apareciera, el mundo vivo se derrumbaría. Si <strong>la</strong> fotosíntesis se detu­<br />

viera, los animales que dependen de <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas desaparecerían.<br />

<strong>La</strong> alternativa al Ecozoíco es el Tecnozoico. Este es el gran pe­<br />

ligro que enfrentamos ahora. Nuestros actuales esfuerzos para evitar<br />

<strong>la</strong> <strong>con</strong>taminación, reducir el uso de energía, limitar el <strong>con</strong>sumo y<br />

recic<strong>la</strong>r no funcionarán si los destinamos a preservar el sistema in­<br />

dustrial existente. Todo esto debe hacerse, pero encaminado hacia<br />

algo diferente. No debe hacerse para mantener el orden industrial-<br />

comercial existente. Estamos equivocados si pensamos que pode­<br />

mos reemp<strong>la</strong>zar el funcionamiento de los procesos naturales por in­<br />

geniería genética y otros <strong>con</strong>troles mecanicistas de los procesos bio­<br />

lógicos. Hay ciertas cosas que los científicos y tecnólogos a veces<br />

pueden hacer, pero debemos impedir que nos lleven a Fantasi<strong>la</strong>ndia.<br />

Por fin estamos dejando que los sistemas naturales sigan su curso,<br />

como en <strong>la</strong> salud, cuando algunas personas dicen: "Déjenme libre; si<br />

estoy muriendo, déjenme morir. No quiero toda esa tecnología". Uno<br />

de los aspectos oscuros de <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada civilización cristiana es que<br />

sobrevaloramos <strong>la</strong> vida de tal forma que terminamos sintiéndonos<br />

desdichados, especialmente en <strong>la</strong> vejez.<br />

115


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Los temas<br />

El rol de <strong>la</strong> mujer<br />

Un aspecto importante de <strong>la</strong> era ecozoica es que será guiada en<br />

gran medida por el arquetipo mujer. El Cenozoico terminal demuestra<br />

una opresión patriarcal <strong>con</strong>tra lo humano y lo natural. En <strong>la</strong><br />

<strong>nueva</strong> era, el símbolo básico será nutrir y ser nutrido en una comunión<br />

de sujetos, y no explotar o ser explotado en una colección de<br />

objetos. Lo femenino aquí se refiere más al aspecto ontológico que<br />

al género. En <strong>la</strong> era ecozoica, <strong>la</strong>s personas se educarán principalmente<br />

para desempeñar roles, no trabajos. Sí, necesitamos trabajo,<br />

pero lo que queremos en realidad son personas <strong>con</strong> roles, <strong>con</strong> vocación<br />

y cierto instinto para ocupaciones realmente humanas, no personas<br />

que trabajan en una fábrica por dinero y pierden sus habilidades<br />

humanas en el proceso.<br />

Un libro sobre los aborígenes australianos decía que todos son<br />

artistas, poetas, artesanos, todos hacen de todo. Es algo notable.<br />

Tenemos poetas y músicos profesionales. Todos podríamos ser músicos<br />

y poetas. Todos los niños debieran escribir poesía. <strong>La</strong> música, <strong>la</strong><br />

danza, etc., debe ser nuestra educación. <strong>La</strong> glorificación de <strong>la</strong> especialización<br />

nos lleva a una situación insoportable.<br />

<strong>La</strong>s mujeres son quienes suelen realizar <strong>con</strong> mayor éxito diversas<br />

funciones. Sin embargo, en <strong>la</strong>s instituciones corporativas<br />

patriarcales se limita su participación.<br />

Cuatro grandes instituciones patriarcales de Occidente han<br />

provocado <strong>la</strong> caótica situación actual, <strong>la</strong>s cuatro imp<strong>la</strong>cables instituciones<br />

patriarcales que <strong>la</strong>s mujeres han debido soportar en <strong>la</strong> medida<br />

de sus capacidades. Primero, los antiguos imperios; segundo, <strong>la</strong><br />

Iglesia; tercero, el estado nación; y cuarto, <strong>la</strong> corporación moderna.<br />

Cualquiera haya sido <strong>la</strong> grandeza de algunos de sus logros, nos han<br />

llevado a una situación desastrosa.<br />

<strong>La</strong>s mujeres asumen <strong>nueva</strong>s responsabilidades mientras avanzan<br />

hacia un nuevo orden de cosas. El rol de todos nosotros es sus-<br />

116<br />

CONDICIONES PARA LA ERA ECOZOICA<br />

tentar en forma particu<strong>la</strong>r los regalos y <strong>la</strong> gracia que aportan <strong>la</strong>s<br />

mujeres. El vínculo de esto <strong>con</strong> el movimiento ecológico es c<strong>la</strong>ro; el<br />

mundo natural nutre y es nutrido, posee una espontaneidad interna<br />

y es estético, cualidades emocionales que asociamos <strong>con</strong> lo femenino.<br />

<strong>La</strong> primacía de <strong>la</strong> manipu<strong>la</strong>ción objetiva ha sido principalmente<br />

obra del patriarcado. Generalmente <strong>la</strong>s mujeres son capaces de una<br />

presencia especial. Si bien esta cualidad a veces se menosprecia como<br />

b<strong>la</strong>nda o ineficiente, ha mantenido humano el margen de <strong>la</strong> vida<br />

humana. Si somos marginalmente humanos -que es lo mejor que<br />

podemos decir de nosotros en este momento-, es porque <strong>la</strong>s mujeres<br />

han mantenido ese sentido de presencia íntima entre todas <strong>la</strong>s cosas.<br />

Volviendo al movimiento ecológico, gran parte de él lo <strong>con</strong>forman<br />

mujeres. Hay personas como Charlene Spretnak (The Spiritud<br />

Dimensión ofGreen Politics, Santa Fe: Bear & Co., 1986) y Joanna<br />

Macy (Despair and Personal Power in the Nuclear Age, Fi<strong>la</strong>delfia: New<br />

Society, 1983). Podría mencionar decenas de mujeres que aportan<br />

gran energía al movimiento. (Sería imposible citar todos los logros).<br />

En <strong>la</strong> unión de estas dos fuerzas, ecología y feminismo, reside en<br />

gran medida el futuro.<br />

Si me preguntan cuál es mi esperanza para el futuro, diría que<br />

se basa principalmente en el nuevo vigor, asertividad y aceptación<br />

de <strong>la</strong>s mujeres, especialmente en su cualidad nutridora. Desde luego,<br />

<strong>la</strong> nutrición no es el único <strong>con</strong>texto donde operan <strong>la</strong>s mujeres,<br />

pero el futuro reside en este rol fundamental para <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre<br />

todas <strong>la</strong>s cosas. <strong>La</strong> nutrición también es una cualidad primaria, aunque<br />

actualmente no desarrol<strong>la</strong>da, de los hombres. Mi esperanza en<br />

este cambio se debe a <strong>la</strong> amplia participación de <strong>la</strong> mujer en el nuevo<br />

<strong>con</strong>texto humano. Afortunadamente, hay mujeres en <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s<br />

de derecho, medicina, seminarios religiosos, en todas <strong>la</strong>s ramas<br />

de <strong>la</strong> formación profesional, así como en el movimiento ecológico.<br />

<strong>La</strong>s mujeres activan muchas de <strong>la</strong>s cosas admirables que ocurren. En<br />

re<strong>la</strong>ción a mi esperanza para el futuro, diría que el "futuro" ya está<br />

117


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

sucediendo. Este movimiento ya está en <strong>con</strong>diciones de actuar; de­<br />

pende de nosotros si lo llevamos a cabo o no.<br />

El <strong>la</strong>do sombrío del sueño ecozoico<br />

Sin embargo, como todo, el sueño ecozoico tiene un <strong>la</strong>do som­<br />

brío. Es el trastorno que va a provocar; es el sufrimiento que habrá al<br />

disolver <strong>la</strong> infraestructura industrial en <strong>la</strong> naciente era ecozoica. Para<br />

llegar a lo seña<strong>la</strong>do, debemos pasar por muchas cosas.<br />

Primero, debemos aceptar <strong>la</strong> vida dentro de <strong>la</strong>s limitaciones<br />

que nos presenta el mundo natural. Debemos disminuir <strong>la</strong> presión<br />

humana sobre el p<strong>la</strong>neta, aceptar <strong>la</strong> <strong>con</strong>dición humana, y no pensar<br />

que podemos vencei al mundo natural. En cierto sentido, establece­<br />

mos nuestro propio mundo natural. Formamos nuestro nicho. Con­<br />

tro<strong>la</strong>mos nuestro medio ambiente más que <strong>la</strong> mayoría de los seres<br />

terrenales. El problema es que usamos <strong>la</strong> tecnología industrial <strong>con</strong> <strong>la</strong><br />

astucia para subvertir <strong>la</strong> ley biológica básica: toda forma de vida<br />

debe tener formas o <strong>con</strong>diciones de vida opuestas que <strong>la</strong> limiten,<br />

para que ninguna forma o grupo de vida ap<strong>la</strong>ste a los otros. <strong>La</strong> tec­<br />

nología nos permite evadir estas <strong>con</strong>diciones limitantes. Podemos<br />

sobrepob<strong>la</strong>r y devastar <strong>la</strong> tierra, vencer <strong>la</strong> oposición de <strong>la</strong> gravedad<br />

fabricando automóviles y esca<strong>la</strong>ndo montañas. Y, mediante inven­<br />

ciones mecánicas, podemos escapar de <strong>la</strong>s <strong>con</strong>diciones, del elemen­<br />

to opaco.<br />

¿Qué hacemos al suprimir <strong>la</strong> resistencia y el elemento opaco<br />

opuesto? Recreamos <strong>la</strong>s <strong>con</strong>diciones en centros de salud y gimna­<br />

sios, quemando allí nuestras energías <strong>con</strong>tra <strong>la</strong> resistencia inventa­<br />

da. Agotamos <strong>la</strong> resistencia que debimos haber agotado en nuestra<br />

actividad básica. Estamos creando procesos artificiales para todo esto.<br />

Por lo tanto, el <strong>la</strong>do oscuro de mi visión es básicamente <strong>la</strong> acep­<br />

tación de <strong>la</strong> <strong>con</strong>dición humana haciéndo<strong>la</strong> creativa. Por ejemplo,<br />

caminar; hay pocos lugares donde caminar; ni siquiera en los pue­<br />

blos podemos hacerlo. Es incluso mejor en el centro de Manhattan<br />

que en algunos pueblos. Estos suelen tener una so<strong>la</strong> calle principal<br />

118<br />

CONDICIONES PARA LA ERA ECOZOICA<br />

<strong>con</strong> luces de neón por todos <strong>la</strong>dos y autos que pasan como relámpa­<br />

gos. Hay pocos caminos para caminar o andar en bicicleta. Así per­<br />

dimos el agrado de una caminata al atardecer. Uno de los mejores<br />

ensayos de Ralph Waldo Emerson (1803-1882) es sobre <strong>la</strong>s camina­<br />

tas. Podíamos aceptar un poco de frío en invierno y de calor en<br />

verano. Ahora necesitamos aire a<strong>con</strong>dicionado y nos parece impen­<br />

sable vivir en el sur de Estados Unidos sin él. Muchas personas vi­<br />

vieron allí antes, pero sabían <strong>con</strong>struir casas que <strong>la</strong>s protegían del<br />

calor. Esta creatividad se notaba en su arquitectura. El secreto es<br />

trabajar <strong>con</strong> <strong>la</strong>s limitaciones inherentes de <strong>la</strong>s cosas para hacer una<br />

vida creativa, sana y agradable.<br />

<strong>La</strong> decadencia del mundo industrial<br />

Anteriormente señalé que necesitamos sentir cierto temor fren­<br />

te a <strong>la</strong> destrucción, así como cierta inspiración y orientación a tra­<br />

vés de un mito motivador del futuro. El mundo arquetípico es una<br />

fuente de energía y un guía. Sólo hacemos cosas en forma eficiente<br />

bajo <strong>la</strong> inspiración de nuestras magníficas visiones. Otra fuente de<br />

inspiración es que nuestros hijos y nietos heredarán el mundo que<br />

les demos. <strong>La</strong> tragedia es lo que hemos hecho <strong>con</strong> el mundo que<br />

entregaremos a nuestros hijos. Casi el 90 por ciento de cualquier<br />

generación participa en <strong>la</strong> creación de <strong>la</strong> generación siguiente, edu­<br />

cándo<strong>la</strong> y guiándo<strong>la</strong> hacia el futuro. Cualquier generación que no<br />

trate en forma generosa a sus hijos, funciona <strong>con</strong> un patrón destruc­<br />

tivo <strong>con</strong>tra sí misma y <strong>la</strong> comunidad humana, y en última instancia,<br />

<strong>con</strong>tra el destino de <strong>la</strong> tierra.<br />

Ninguna generación que yo <strong>con</strong>ozca a hecho tanto daño a sus<br />

hijos como <strong>la</strong> mía. A través de <strong>la</strong> mayor parte del siglo XX, mi gene­<br />

ración ha creado un mundo en ruinas. Nuestros hijos vivirán en<br />

medio de <strong>la</strong> arruinada infraestructura del inundo industrial y, por<br />

cierto, en medio de <strong>la</strong>s ruinas del mundo natural. Estamos creando<br />

ruinas eternas. Estamos arruinando <strong>la</strong> atmósfera, los bosques, <strong>la</strong>s<br />

montañas y los ríos para un futuro indefinido. Estamos arruinando<br />

119


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

los biosistemas p<strong>la</strong>netarios y entregándolos a <strong>la</strong> generación siguien­<br />

te diciendo: "Bueno, ya nos entretuvimos, ahora les toca a ustedes".<br />

Es devastador reflexionar sobre esto mientras mi generación des­<br />

pierta frente a lo que hemos hecho.<br />

Un mundo industrial de esta magnitud sólo se puede <strong>con</strong>struir<br />

una vez. No puede mantenerse ni <strong>con</strong>struirse por segunda vez. Hay<br />

tres razones para esto.<br />

<strong>La</strong> primera es que al inicio del período industrial existía <strong>la</strong> ener­<br />

gía de <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> y bril<strong>la</strong>nte promesa de un mundo industrial-comer­<br />

cial. <strong>La</strong> gente no veía el <strong>la</strong>do oscuro, los desechos mohosos. Estaba<br />

extasiada <strong>con</strong> <strong>la</strong>s comodidades, los viajes y <strong>la</strong>s comunicaciones. No<br />

se veía el <strong>la</strong>do sombrío. Fue una trampa mortal que finalmente <strong>con</strong>­<br />

dujo a <strong>la</strong> desilusión.<br />

En el mundo industrial, los profesionales apoyan aquellos pro­<br />

cesos donde <strong>la</strong> mayor cantidad posible de recursos naturales se des­<br />

tina lo más rápido posible a <strong>la</strong> e<strong>con</strong>omía <strong>con</strong>sumo-proceso y luego<br />

se arroja al tacho de <strong>la</strong> basura. Mientras más rápido es este proceso,<br />

más se <strong>con</strong>sume el mundo natural, más alto es el Producto Nacional<br />

Bruto (PNB) y, supuestamente, más felices somos. Este es nuestro<br />

mito. No vemos, no observamos <strong>la</strong> basura, los montones de desper­<br />

dicios, el aumento de los residuos radioactivos. Estamos atascados<br />

en <strong>la</strong> negación.<br />

<strong>La</strong> segunda razón es que, para mantenerse, el mundo industrial<br />

requiere financieramente 10, 20 ó 100 veces más de lo que costó su<br />

creación inicial. No tenemos recursos e<strong>con</strong>ómicos ilimitados. Esta­<br />

mos comenzando a re<strong>con</strong>ocer que el sistema industrial está quebra­<br />

do. No hay dinero, pese a los ma<strong>la</strong>bares que se hacen <strong>con</strong> <strong>la</strong>s cifras.<br />

Financieramente, todo el sistema industrial es un desastre y está en<br />

<strong>la</strong> primera fase de su co<strong>la</strong>pso. Con el crecimiento de <strong>la</strong> bolsa de<br />

valores, estamos en <strong>la</strong> cresta de <strong>la</strong> o<strong>la</strong> que todos saben reventará. <strong>La</strong><br />

tierra no puede soportar tal sistema. Todos hacen pronósticos. Ob­<br />

tuvimos un alza temporal por los cambios políticos en Europa Orien­<br />

tal. Cuando estalló <strong>la</strong> Guerra del Golfo, todos sabíamos que el siste-<br />

120<br />

CONDICIONES PARA LA ERA ECOZ01CA<br />

ma industrial estaba básicamente acabado, aunque hay quienes de­<br />

sean sacar provecho de sus últimos vestigios.<br />

Por último, los recursos naturales que abastecen este sistema<br />

están degradados. Al juntar todo esto, vemos <strong>la</strong> realidad de nuestra<br />

vida actual. Hasta <strong>la</strong>s carreteras interestatales <strong>con</strong>struidas después<br />

de <strong>la</strong> Segunda Guerra Mundial se están destruyendo.<br />

Una visión energizada del futuro<br />

Además del terror, tenemos otra poderosa fuente de energía<br />

psíquica: <strong>la</strong> visión de un futuro glorioso, <strong>la</strong> esperanza, expectativa y<br />

atracción que surgen de <strong>la</strong>s posibilidades de <strong>la</strong> vida. Veamos de nue­<br />

vo <strong>la</strong> analogía del adicto. Para recuperarse, debe estar aterrorizado<br />

frente a una situación mortal y, al mismo tiempo, sentirse atraído<br />

por el sueño de una vida alternativa. Necesitamos poesía, música,<br />

danza. He resumido <strong>la</strong>s <strong>con</strong>diciones o características básicas de <strong>la</strong><br />

era ecozoica. Deben presentarse como <strong>la</strong> visión de un mundo atrac­<br />

tivo, comunitario, de vínculos personales. Una de <strong>la</strong>s influencias<br />

más fuertes es <strong>la</strong> asociación personal, <strong>la</strong> presencia de otros que nos<br />

inspira y motiva para sacar lo mejor de nosotros, para ser nosotros<br />

verdaderamente. Es de suma importancia esta atracción por <strong>la</strong> au­<br />

tenticidad de nuestro verdadero ser. De lo <strong>con</strong>trario, nos paraliza­<br />

mos.<br />

Yo trabajo <strong>con</strong> drogadictos. En Nueva Jersey está el mejor cen­<br />

tro de tratamiento que <strong>con</strong>ozco. En vez de trabajar <strong>la</strong> degradación,<br />

se reúnen en grupos de quince a veinte personas donde se <strong>con</strong>fron­<br />

tan entre sí; cada una debe ubicarse al centro, mirar al grupo y decir:<br />

"Soy una persona buena, competente, hermosa". Luego los demás <strong>la</strong><br />

miran a los ojos y dicen: "Eres una persona buena, competente, her­<br />

mosa". <strong>La</strong> idea es <strong>con</strong>struir <strong>la</strong> sensación de lo que son en el fondo de<br />

su ser y lo que pueden ser en el futuro.<br />

Mi teoría es que no hay modelo para el individuo, Cada vida es<br />

única. No hay otra persona igual. Cuando prnirnuM qué se puede<br />

hacer, propongo recordar nuestros sueños mfanlllex. Regresemos a<br />

121


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

los sueños que teníamos cuando <strong>la</strong> vida era emocionante, cuando<br />

hablábamos acerca de lo que queríamos ser. Estos sueños pueden ser<br />

nuestra guía básica. En este <strong>con</strong>texto, <strong>la</strong>s grandes motivaciones<br />

arquetípicas aparecen cuando nos imaginamos en roles que propor­<br />

cionan mayor realización personal.<br />

Para esto, es primordial <strong>la</strong> alegría en el mundo. No podemos<br />

vivir sin el<strong>la</strong>, y por eso <strong>con</strong>sidero que <strong>la</strong> vida, el universo y <strong>la</strong> tierra<br />

son un evento de celebración único, multiforme. A través de <strong>la</strong> ex­<br />

tensión espacial y <strong>la</strong> secuencia de transformaciones en el tiempo, es<br />

un evento de celebración único, multiforme. Esta capacidad para <strong>la</strong><br />

celebración es de gran importancia. Por eso <strong>la</strong>s fiestas religiosas son<br />

días festivos, y viceversa, pero no nos gusta pensar en ellos como<br />

santos. Nos gusta <strong>con</strong>siderarlos como algo extravagante, o en cierta<br />

forma decadente. Pero son lo mismo. Esta es una de <strong>la</strong>s cosas que<br />

puede aportar <strong>la</strong> religión: el deleite en <strong>la</strong> existencia. Este deleite es<br />

fuente de inmensa energía. Teilhard tenía un gran temor: <strong>la</strong> dismi­<br />

nución de <strong>la</strong> energía psíquica. Al final de su vida, escribió ensayos<br />

sobre el gusto por <strong>la</strong> vida. Hab<strong>la</strong>ba de una ciencia de <strong>la</strong> energía hu­<br />

mana, y exploró esta idea de <strong>la</strong> energética en el proceso humano<br />

dentro de un escenario cosmológico.<br />

Una <strong>teología</strong> no romántica<br />

Espero no ser un absoluto i<strong>con</strong>oc<strong>la</strong>sta en re<strong>la</strong>ción a nuestro<br />

mundo actual. Vivimos <strong>con</strong> muchas ambivalencias. Tener un auto­<br />

móvil o comprar un diario que destruye los bosques es una<br />

ambivalencia. Vivimos en un mundo muy ambivalente. Mi enfoque<br />

es aceptar los procesos científico y tecnológico en <strong>la</strong> medida que<br />

sean compatibles <strong>con</strong> <strong>la</strong>s tecnologías de <strong>la</strong> naturaleza. No hay vuel­<br />

ta atrás, pero podemos aprender mucho de quienes aún están en<br />

asociación íntima <strong>con</strong> el p<strong>la</strong>neta. Los pueblos nativos tienen cosas<br />

muy profundas que decirnos. El mundo industrial no tiene vuelta<br />

atrás, pero podemos beneficiarnos si comprendemos esa parte de<br />

nuestra herencia, aquel primer período cuando el mundo natural no<br />

122<br />

CONDICIONES PARA LA ERA ECOZOICA<br />

era un ello, sino un tú. Este darse cuenta primordial está en el fondo<br />

de <strong>la</strong> psique de cada uno. Sólo necesita ser evocado.<br />

Henri Frankfort, en su magnífico libro Before Philosophy: The<br />

Intellectual Adventure of Man (Harmondsworth Middlesex:<br />

Penguin, 1966), investiga el Cercano Oriente entre los años 4000 y<br />

2000 AC. Al describir <strong>la</strong>s diferencias entre <strong>la</strong>s personas de entonces<br />

y de ahora, dice que en ese período el mundo externo de <strong>la</strong> natura­<br />

leza no era un ello, sino un tú. <strong>La</strong> sociedad humana se <strong>con</strong>sideraba<br />

una expresión del cosmos, y viceversa. Por eso había tanta referen­<br />

cia cosmológica en los primeros procesos de civilización.<br />

Los chinos, en particu<strong>la</strong>r, crearon todo el proceso humano, <strong>la</strong><br />

música, colores y reg<strong>la</strong>s de etiqueta, en re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong> secuencia de <strong>la</strong>s<br />

estaciones. Durante cada una, el gobernante debía vivir en cierto<br />

lugar de <strong>la</strong> residencia. Debía usar cierta ropa en invierno, ciertos<br />

colores, y tocar cierta música para que lo humano <strong>con</strong>cordara ple­<br />

namente <strong>con</strong> el mundo natural. Todo esto cambiaba <strong>con</strong> <strong>la</strong>s estacio­<br />

nes, para que <strong>la</strong>s instituciones humanas tuvieran esta armoniosa re­<br />

<strong>la</strong>ción <strong>con</strong> el cosmos. Si se tocaba música de verano en invierno, si<br />

se usaba el color equivocado, se alteraba todo el cosmos. Aun hay<br />

reminiscencias de esto en nuestro sentido de los colores y celebra­<br />

ciones estacionales. No podemos evitar cierta cantidad, pero fue<br />

mucho más e<strong>la</strong>borado en <strong>la</strong> cultura china y en <strong>la</strong>s primeras culturas.<br />

<strong>La</strong> dificultad surgió en <strong>la</strong> sociedad cristiana occidental, que<br />

percibió lo divino no tanto en el orden cosmológico sino en el or­<br />

den divino e histórico, y en eventos políticos. <strong>La</strong> Biblia está p<strong>la</strong>gada<br />

de estos hechos históricos que ocurrieron en el Cercano Oriente.<br />

Gran parte del simbolismo es político. El simbolismo natural de los<br />

Salmos y otras partes de <strong>la</strong> Biblia no bastan para establecer una re<strong>la</strong>­<br />

ción adect<strong>la</strong>da entre lo humano y el mundo natural. Mientras in­<br />

tentamos re<strong>con</strong>stituir lo humano dentro de los procesos de renova­<br />

ción <strong>con</strong>stante del mundo natural, nos recuperamos de <strong>la</strong> aliena­<br />

ción. Es el retorno al bienestar integral después de un período de<br />

decadencia.<br />

123


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

<strong>La</strong> persona y <strong>la</strong> tarea actual<br />

¿Cuál es nuestra tarea personal en este momento? <strong>La</strong>s capaci­<br />

dades de una persona determinan lo que individualmente puede<br />

hacer. Debemos seguir nuestras propias capacidades. Como dijera<br />

Joseph Campbell: "Sigue tu máximo deleite" (Betty Flowers, ed. The<br />

Power of Myth, Nueva York: Doubleday, 1988). <strong>La</strong> espontaneidad<br />

profunda de nuestro ser es nuestra mejor guía. Si nuestra esponta­<br />

neidad genética nos fal<strong>la</strong>, quedamos "a <strong>la</strong> deriva". ¿Qué es lo que te<br />

hace más feliz? ¿Qué es lo que te da mayor deleite? ¿Cuál de tus<br />

capacidades te da alegría, deleite y te re<strong>la</strong>ciona <strong>con</strong> los demás? Estas<br />

son <strong>la</strong>s preguntas que debemos p<strong>la</strong>ntearnos.<br />

Fuera de lo que un individuo puede hacer, se debe <strong>con</strong>siderar<br />

lo que es necesario hacer. En mi visión crítica del siglo XX, distingo<br />

tres aspectos de este período. El primero es <strong>la</strong> devastación p<strong>la</strong>netaria;<br />

segundo, <strong>la</strong> incompetencia de <strong>la</strong>s fuerzas espirituales, morales y hu­<br />

manistas de <strong>la</strong> sociedad occidental para enfrentar<strong>la</strong>; y tercero, el<br />

emergente nuevo orden de <strong>la</strong>s cosas.<br />

Yo mismo trabajo en un cambio de <strong>con</strong>ciencia, creando un<br />

componente para el nuevo orden. Existen grupos activistas, como<br />

Earth First, que principalmente están realizando <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor inmediata<br />

y algunos de los actos heroicos necesarios para terminar <strong>con</strong> <strong>la</strong> ac­<br />

tual destrucción. Para ayudar a este proceso de término, propongo<br />

que el pueblo vote en <strong>con</strong>tra de destinar fondos para <strong>con</strong>struir o<br />

arreg<strong>la</strong>r caminos o puentes, es decir, para reparar <strong>la</strong>s infraestructuras<br />

del mundo industrial. Cuando me preguntan qué se puede hacer,<br />

digo: "Vuelen los puentes". Debemos detener el transporte. Una de<br />

<strong>la</strong>s mejores cosas que podemos hacer es <strong>la</strong>nzar camión por medio al<br />

barranco. Apenas se echarán de menos. En Estados Unidos, <strong>la</strong> infra­<br />

estructura se está deteriorando a tal punto que jamás se podrá repa­<br />

rar en forma adecuada. <strong>La</strong>s generaciones futuras vivirán en medio<br />

de esta infraestructura arruinada del mundo industrial. Costaría<br />

trillones de dó<strong>la</strong>res hacer <strong>la</strong>s reparaciones necesarias. <strong>La</strong> mitad de<br />

los miles de puentes que hay en Estados Unidos son antiguos y nece-<br />

124<br />

CONDICIONES PARA LA ERA EC0Z01CA<br />

sitan ser reparados o reemp<strong>la</strong>zados, y cada año <strong>la</strong> infraestructura<br />

empeora.<br />

El propio orden industrial está inherentemente deteriorado.<br />

<strong>La</strong> naturaleza se re<strong>nueva</strong> a sí misma. Sólo podemos sobrevivir den­<br />

tro de los procesos en <strong>con</strong>stante renovación de <strong>la</strong> naturaleza. Esta-<br />

mps esc<strong>la</strong>vizándonos al renovar infraestructuras industriales impo­<br />

sibles de mantener. Podemos <strong>con</strong>servar los trenes subterráneos, al­<br />

gunas autopistas, pero no todo, y, a menos que todo se mantenga<br />

unido, nada funcionará. Sin embargo, seguimos <strong>con</strong>struyendo aero­<br />

puertos aunque el aire esté saturado de vuelos. (Ni en Estados Uni­<br />

dos, ni en Canadá, que es un mundo admirable, hay suficiente sen­<br />

sibilidad para <strong>con</strong>servar los ferrocarriles).<br />

<strong>La</strong>s instituciones y <strong>la</strong> tarea actual<br />

Recientemente me he preocupado por el fracaso de nuestras<br />

instituciones educacionales y religiosas. En una edición sobre edu­<br />

cación del Neic York Times apareció un inserto de quizás cincuenta<br />

páginas <strong>con</strong> más de 1.000 cursos de verano en colegios y universida­<br />

des. No lo leí exhaustivamente, pero al hojearlo no en<strong>con</strong>tré nada<br />

sobre medio ambiente o presencia humana en el mundo natural. A<br />

<strong>la</strong>s grandes universidades neoyorquinas les preocupa poco el mundo<br />

natural. Están centradas en <strong>la</strong> ciencia, humanidades, comunicacio­<br />

nes y negocios. Dios nos salve. Todos debieran leer The Arrogance<br />

of Humanism (David Ehrenfeld, Nueva York: Oxford University<br />

Press, 1981). Nuestra tradición literaria es arrogante. Este tipo de<br />

arrogancia nos está destruyendo.<br />

¿Qué podemos hacer? Todos debemos funcionar dentro de nues­<br />

tros propios campos de formación. El mejor remedio sería que todos<br />

escribieran un poema. Es el momento para <strong>la</strong> poesía a nivel de <strong>la</strong><br />

Divina Comedia de Dante. Es el momento para el teatro y <strong>la</strong> literatu­<br />

ra a nivel de <strong>la</strong>s epopeyas del pasado. Es un desafío monumental. <strong>La</strong>s<br />

primeras epopeyas medievales, Beowulf, <strong>La</strong> canción de Ro<strong>la</strong>ndo y<br />

los poemas épicos de Homero y Virgilio expresaron grandes esfuer-<br />

125


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

zos de <strong>la</strong> civilización. Sin embargo, <strong>la</strong>s civilizaciones no enfrenta­<br />

ban nada tan dramático o increíble como esta aterradora devasta­<br />

ción de los sistemas vitales de <strong>la</strong> tierra. Necesitamos música que se<br />

re<strong>la</strong>cione <strong>con</strong> esto. Si bien hay algunos músicos dentro de esta tradi­<br />

ción romántica del mundo natural, necesitamos otros que enfren­<br />

ten esta realidad más dramática.<br />

El <strong>con</strong>texto cristiano de <strong>la</strong> crisis <strong>ecológica</strong><br />

<strong>La</strong> civilización occidental está profundamente influida por <strong>la</strong><br />

tradición cristiana bíblica. El cristianismo está profundamente<br />

involucrado, no como causa directa, sino como determinante del<br />

<strong>con</strong>texto. (Incluso <strong>la</strong> secu<strong>la</strong>rización occidental es un fenómeno de­<br />

rivado del cristianismo).<br />

Podríamos comenzar <strong>con</strong> <strong>la</strong> fe en Dios. Nuestras dificultades<br />

parecen originarse allí. Lo divino, percibido en algún momento como<br />

presencia divina penetrante a través del mundo de los fenómenos,<br />

fue <strong>con</strong>ste<strong>la</strong>do en <strong>la</strong> Biblia en una deidad trascendente, monoteísta,<br />

un creador del mundo <strong>con</strong> una re<strong>la</strong>ción pactada <strong>con</strong> un pueblo es­<br />

pecial. Pacto es una metáfora legal, un <strong>con</strong>venio. Pero lo más im­<br />

portante es que renunciamos a esa re<strong>la</strong>ción primordial, inherente<br />

entre lo humano y lo divino dentro del orden natural de <strong>la</strong>s cosas.<br />

Renunciar a esta inmediación en favor de una deidad trascendente<br />

<strong>con</strong> una re<strong>la</strong>ción pactada, provocó un cambio profundo en nuestra<br />

re<strong>la</strong>ción <strong>con</strong> el mundo natural, aun cuando éste se explica como<br />

algo bueno creado por lo divino. <strong>La</strong> narrativa de <strong>la</strong> creación del<br />

Génesis seña<strong>la</strong> que cada parte de <strong>la</strong> creación es buena. Al final dice<br />

"muy buena". Pero no es lo mismo que tener un mundo natural sa­<br />

grado, <strong>con</strong> una presencia divina que lo penetra todo. Este es nuestro<br />

<strong>con</strong>texto de desacralización.<br />

El segundo elemento cristiano es <strong>la</strong> exaltación de lo humano<br />

como un ser espiritual, excluyendo <strong>la</strong> dimensión espiritual de los<br />

seres terrenales. En el pensamiento cristiano occidental, lo humano<br />

es tan especial que el alma humana debe ser creada directamente<br />

126<br />

ttlNI )|( IONES PARA LA ERA EC0Z01CA<br />

por lo divino en cada caso. En cierto sentido, es un honor -ser crea­<br />

do directamente por lo divino, tener un alma humana que no puede<br />

generarse dentro de los procesos del mundo natural. En esencia, <strong>la</strong><br />

sensación es que lo humano es tan especial que no pertenece a los<br />

procesos inherentes al mundo natural. Esto <strong>con</strong>tribuye a nuestra<br />

sensación de alienación del mundo natural. -<br />

Lo tercero es <strong>la</strong> redención fuera del mundo; nuestro destino no<br />

es idéntico al mundo. <strong>La</strong> redención se <strong>con</strong>sidera un tipo de libera­<br />

ción fuera-de-este-mundo. No sólo el cristianismo sino muchas otras<br />

religiones, como el hinduismo, tienen esta misma postura de libera­<br />

ción del mundo natural. Habría que agregar a Descartes, cristiano<br />

muy devoto, que desarrolló <strong>la</strong> idea de que el mundo no humano es<br />

un mecanismo. Así tenemos un mundo externo mecanicista.<br />

Entonces hay cuatro "trascendencias": deidad trascendente,<br />

humano trascendente, redención trascendente y mente trascenden­<br />

te. Además tenemos tecnología trascendente, que nos permite eva­<br />

dir <strong>la</strong>s leyes biológicas básicas del mundo natural. También tenemos<br />

un destino o meta trascendente, una visión milenaria en <strong>la</strong> cual,<br />

dentro de <strong>la</strong> historia, trascendemos <strong>la</strong> <strong>con</strong>dición humana. Esta vi­<br />

sión milenaria, o "beatitud", se logrará en <strong>la</strong> historia. Esta meta tras­<br />

cendente surgió de <strong>la</strong> visión milenaria al final del Libro de <strong>la</strong> Reve­<br />

<strong>la</strong>ción, que prometía <strong>la</strong> llegada de un tiempo en el cual el dragón<br />

sería encadenado por mil años (un milenio), y habría paz, justicia y<br />

abundancia bajo el reinado de los santos. <strong>La</strong> visión augura que des­<br />

pués de ese período de 1.000 años, el Jerusalén terrenal levantará<br />

vuelo hacia <strong>la</strong> beatitud eterna.<br />

Esta visión, esta gran fuerza impulsora dentro de <strong>la</strong> civilización<br />

occidental, nos ha hecho radicalmente infelices <strong>con</strong> nuestra <strong>con</strong>di­<br />

ción humana, tan radicalmente infelices que, en <strong>la</strong> psique occiden­<br />

tal, evoca una profunda rabia oculta <strong>con</strong>tra <strong>la</strong> <strong>con</strong>dición humana.<br />

Tenemos una sensibilidad especial frente a nuestra situación porque<br />

sabemos que hay una posibilidad y una garantía divina para trascen­<br />

der nuestra <strong>con</strong>dición humana.<br />

127


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Otros pueblos enfrentan <strong>la</strong> <strong>con</strong>dición humana principalmente<br />

reforzando su capacidad interna para enfrentar<strong>la</strong>. Por eso a veces<br />

nos maravil<strong>la</strong>n otras personas, especialmente los pobres. ¿Por qué<br />

son tan felices en medio de tantos problemas? Han desarrol<strong>la</strong>do una<br />

forma de enfrentar <strong>la</strong> vida creativamente, desde <strong>la</strong> estructura de su<br />

propia evolución interna. ¿Qué hacemos nosotros? Decidimos que<br />

no podemos aceptar <strong>la</strong>s disciplinas que fortalecen desde adentro.<br />

Queremos <strong>con</strong>tro<strong>la</strong>r el mundo externo, deseamos cambiar <strong>la</strong>s cosas.<br />

Queremos <strong>con</strong>tro<strong>la</strong>r <strong>la</strong> propia estructura y funcionamiento del mundo<br />

natural. Queremos aire a<strong>con</strong>dicionado en verano y calefacción en<br />

invierno. No queremos tener calor ni frío. Para viajar, no queremos<br />

caminar sino flotar <strong>con</strong> un poder artificial. No queremos subir esca­<br />

leras, queremos que un poder mecánico nos suba. Parece atractivo,<br />

pero una vez iniciados en esto, <strong>con</strong>struimos un mundo artificial y<br />

muy pronto no podemos vivir sin él.<br />

<strong>La</strong> industria moderna no surge sólo de una base científica o<br />

tecnológica. El dinamismo proviene de <strong>la</strong> visión nacida de <strong>la</strong> tradi­<br />

ción misma. Al enfrentarnos al poder de una visión milenaria, que<br />

es donde realmente radica el problema, creemos poder forzar al<br />

mundo natural para que funcione según nuestros deseos. Con el tiem­<br />

po, debemos descubrir cómo vivir de acuerdo al mundo natural. De<br />

modo que, en estas trascendencias, tenemos el <strong>con</strong>texto donde ocu­<br />

rre <strong>la</strong> alienación occidental entre lo humano y el mundo natural.<br />

Además, hay una diferencia entre Oriente y Occidente al re<strong>la</strong>­<br />

cionar <strong>la</strong>s partes y el todo. En el <strong>con</strong>texto occidental, <strong>la</strong>s partes ha­<br />

cen los todos. Thomas Hobbes (1588-1679) seña<strong>la</strong> que los huma­<br />

nos están en <strong>con</strong>flicto entre sí y es necesario que el Estado los re­<br />

<strong>con</strong>cilie; así tenemos el l<strong>la</strong>mado Leviatán, el Estado como persona<br />

artificial. El Estado como nuevo Leviatán <strong>con</strong>tro<strong>la</strong> a todos. Este <strong>con</strong>­<br />

trato de individuos <strong>con</strong>stituye <strong>la</strong> sociedad. <strong>La</strong> sociedad es un <strong>con</strong>tra­<br />

to. <strong>La</strong>s personas pertenecen a <strong>la</strong> sociedad como miembros de un<br />

<strong>con</strong>trato. En Occidente, <strong>la</strong>s partes son <strong>la</strong> realidad y el todo es ad­<br />

venticio. En Oriente, <strong>la</strong>s partes tienen su ser dentro del todo, están<br />

128<br />

CONDIl IONES PARA LA ERA ECOZOICA<br />

articu<strong>la</strong>das dentro del todo, y el todo es anterior a <strong>la</strong>s partes. <strong>La</strong><br />

parte es derivativa y el todo primario. En Occidente, <strong>la</strong> parte es<br />

primaria y el todo derivativo. Nuevamente surge un <strong>con</strong>texto don­<br />

de lo humano tiene una re<strong>la</strong>ción alienada <strong>con</strong> el mundo natural.<br />

Este individualismo, esta privatización, se da en Occidente de una<br />

manera imposible para <strong>la</strong> mayoría de <strong>la</strong>s demás sociedades.<br />

Individualismo es una pa<strong>la</strong>bra inventada por Alexis de<br />

Tocqueville en 1830. En Estados Unidos observó una tendencia hacia<br />

un énfasis especial en el individuo y los derechos individuales. Se<br />

puede decir mucho de este énfasis. Posee un <strong>la</strong>do bueno y otro malo.<br />

El énfasis en el individuo tiene grandes beneficios: sus libertades<br />

son magníficas. Pero el individualismo tiende a destruir el senti­<br />

miento de unidad orgánica y responsabilidad pública. Por otro <strong>la</strong>do,<br />

cuando el individuo adquiere su ser dentro de <strong>la</strong> sociedad, al igual<br />

como un feto desarrol<strong>la</strong> sus miembros (<strong>la</strong> mejor analogía para <strong>la</strong>s<br />

sociedades más tradicionales de Oriente), lo adquiere <strong>con</strong> una uni­<br />

dad funcional dentro de <strong>la</strong> comunidad. Esto nos lleva al tema de <strong>la</strong><br />

propiedad privada.<br />

Durante una visita a Costa Rica, fui a un bosque tropical <strong>con</strong> un<br />

funcionario de gobierno. Observé que en ciertas áreas se ta<strong>la</strong>ban árbo­<br />

les. Pregunté: "¿Por qué permiten que se talen árboles en esta vertiente<br />

tan vital para toda <strong>la</strong> región?". Respondió: "Propiedad privada. No po­<br />

demos interferir <strong>con</strong> <strong>la</strong> propiedad privada". Dije: "Me parece un exce­<br />

so". (Jamás esperé en<strong>con</strong>trar esto en Costa Rica). En ciertos aspectos,<br />

Costa Rica tiene un buen desarrollo, pero no ha protegido tan bien sus<br />

bosques como muchos piensan. Sus bosques han sufrido una gran de­<br />

vastación. Nos cruzamos <strong>con</strong> otro grupo de personas que llevaban unas<br />

cajas. Pregunté qué había en el<strong>la</strong>s. Eran aves. Le pregunté: "¿Está per­<br />

mitido?". El dijo: "<strong>La</strong>s capturaron en propiedades privadas y, según <strong>la</strong><br />

Constitución, no podemos interferir". <strong>La</strong>s áreas de propiedad privada<br />

han devastado el p<strong>la</strong>neta en forma <strong>con</strong>siderable, pero por otro <strong>la</strong>do, el<br />

mundo socialista a menudo lo ha hecho aún peor, como en Europa<br />

Oriental.<br />

129


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Detrás de todo esto está el mundo cristiano occidental, resultante<br />

del humanismo <strong>con</strong> su realismo histórico. <strong>La</strong> Biblia introduce el realis­<br />

mo histórico que ha dado este dinamismo hacia procesos evolutivos.<br />

Al genio especial de Occidente le corresponde cambiar <strong>la</strong>s cosas, com­<br />

prometerse <strong>con</strong> <strong>la</strong> acción a esca<strong>la</strong> intensiva. Cuando Occidente hace<br />

algo, lo hace <strong>con</strong> mucha fuerza. Cuando Occidente decide entrar al<br />

tema de <strong>la</strong>s armas y <strong>la</strong> guerra, sabemos lo que logra. Si decidimos explo­<br />

rar el mundo o montar una industria, lo hacemos <strong>con</strong> toda el alma, por<br />

así decirlo. Tenemos este tipo de energía y genialidad que proviene en<br />

última instancia de nuestras tradiciones religiosas -por eso Occidente<br />

es peligroso.<br />

Aparentemente, Occidente es <strong>la</strong> fuerza más peligrosa del p<strong>la</strong>neta.<br />

<strong>La</strong> Biblia puede ser uno de los libros más sublimes del mundo, pero<br />

también el más peligroso. Tiene grandes posibilidades para el bien, y ha<br />

hecho mucho bien. Ha tenido grandes logros en el curso de los siglos.<br />

Sin embargo, ahora debemos reevaluar estos logros para ver qué ha sido<br />

una bendición y qué no. En una época se pensó que los beneficios lo­<br />

grados, <strong>la</strong>s percepciones religiosas impuestas a los pueblos, justificaban<br />

todas <strong>la</strong>s aflicciones impuestas a ellos. Ahora estamos reevaluando nues­<br />

tra presencia cristiana occidental en el mundo. Finalmente comenza­<br />

mos a apreciar los aspectos letales de nuestra civilización, los aspectos<br />

peligrosos de nuestra tradición religiosa. Estos deben ser c<strong>la</strong>ramente<br />

identificados. También existe una creatividad occidental positiva, si es<br />

que podemos manejar<strong>la</strong> adecuadamente. Pero aún está por demostrar­<br />

se.<br />

Volviendo a <strong>la</strong>s motivaciones que nos dan <strong>la</strong> energía para pro­<br />

ducir <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> era, un entrevistador de una publicación me pregun­<br />

tó: "¿Por qué hace todo esto?". Mi respuesta fue simple: "Los niños".<br />

No soporto dejar a los niños un p<strong>la</strong>neta aún más deso<strong>la</strong>do. Por eso<br />

digo que lo hago "por los niños".<br />

130<br />

THOMAS CLARKE<br />

El <strong>con</strong>texto<br />

Angustias tradicionales<br />

«<br />

CONDICIONES PARA LA ERA ECOZ01CA<br />

Quisiera retomar una idea de Tom <strong>Berry</strong>: <strong>la</strong> angustia por nues­<br />

tro futuro nos llevó en cierta forma a <strong>la</strong>s religiones animistas.<br />

Puedo atestiguar el efecto de <strong>la</strong> angustia del momento actual al<br />

enfrentar el animismo, el feminismo y un tercer movimiento en el<br />

campo religioso, que p<strong>la</strong>ntea preguntas sobre <strong>la</strong> unicidad del cristia­<br />

nismo. Casualmente, soy una de esas personas que Teilhard l<strong>la</strong>ma<br />

"veleta", alguien que quiere estar abierto a lo nuevo, a <strong>la</strong> verdad<br />

frente a nosotros, pero que siente que el tesoro del pasado peligra<br />

ante lo nuevo. He sentido gran angustia en re<strong>la</strong>ción a estos tres<br />

movimientos.<br />

<strong>La</strong> distinción entre fe y cultura es una afirmación teológica<br />

c<strong>la</strong>ve que nos ayuda a enfrentar <strong>la</strong> crisis de <strong>la</strong> Iglesia <strong>con</strong> respecto a<br />

estos tres movimientos. <strong>La</strong> ordenación sacerdotal de mujeres es una<br />

instancia primordial que se percibe como amenazante. Pero si ini­<br />

ciamos un diálogo genuino, podremos diferenciar entre <strong>la</strong> identidad<br />

de <strong>la</strong> fe cristiana y una trampa cultural. Es más fácil decirlo que<br />

hacerlo, y pienso que sólo después de resolverse <strong>la</strong> crisis habrá una<br />

solución c<strong>la</strong>ra. Es imposible prever qué lenguaje, formas y estructu­<br />

ras emergerán. Con o sin angustia, <strong>con</strong> o sin entusiasmo, todos de­<br />

bemos mantener cierta apertura, ya que ignoramos qué resultará de<br />

esta lucha. Esto no significa que iniciemos el diálogo sin <strong>con</strong>viccio­<br />

nes. De hecho, lo que se nos pide hoy respecto a estas tres áreas es <strong>la</strong><br />

coexistencia de una <strong>con</strong>vicción y un compromiso profundos <strong>con</strong><br />

una apertura para cambiar nuestras mentes -difícil integración de<br />

dos cosas tan opuestas.<br />

131


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Los temas<br />

<strong>La</strong> gracia de <strong>la</strong> vergüenza<br />

Tom <strong>Berry</strong> y yo creemos que debemos p<strong>la</strong>ntear una de <strong>la</strong>s pre­<br />

guntas más difíciles de aceptar para un teólogo cristiano: ¿por qué<br />

esta devastación p<strong>la</strong>netaria ocurre en una civilización cristiana y<br />

dentro de una perspectiva de vida cristiana? Si ha de ocurrir el tipo<br />

de <strong>con</strong>versión, metanoia, que <strong>Berry</strong> proc<strong>la</strong>ma, debemos vivir <strong>con</strong> esta<br />

pregunta y no ser tan ingenuos pretendiendo enfrentar<strong>la</strong>. Espero no<br />

ser ingenuo. Durante bastante tiempo he pensado hacia dónde lle­<br />

varán estas observaciones —"<strong>la</strong> gracia de <strong>la</strong> vergüenza". Junto <strong>con</strong> <strong>la</strong>s<br />

energías de <strong>la</strong> esperanza y del terror que <strong>Berry</strong> ha destacado, creo<br />

que <strong>la</strong> gracia de <strong>la</strong> vergüenza es muy importante. Pienso que noso­<br />

tros, humanos, occidentales, norteamericanos, cristianos, debemos<br />

solicitar <strong>la</strong> gracia de sentirnos avergonzados de nosotros mismos.<br />

Intentaré orquestar esto en un momento.<br />

No puedo tratar el asunto de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre el cristianismo y<br />

<strong>la</strong> devastación p<strong>la</strong>netaria en términos de religión comparada. No<br />

puedo comparar lo que los cristianos han hecho al p<strong>la</strong>neta <strong>con</strong> lo<br />

que otros grupos han hecho o no. <strong>Berry</strong> es quien tendría que hacer­<br />

lo. Pero he reflexionado sobre esto y una vez más me parece que, a<br />

partir de mi fe, acepto el escándalo de que <strong>la</strong> tierra ha sufrido más por<br />

los cristianos que por cualquier otro grupo religioso. Soy incapaz de<br />

hacer ese tipo de análisis, pero si personas como <strong>Berry</strong>, que son compe­<br />

tentes, llegan a esa <strong>con</strong>clusión, no sólo puedo vivir <strong>con</strong> el<strong>la</strong>, sino que<br />

pienso que podría ser el caso de Dios escribiendo derecho sobre líneas<br />

chuecas. Puede ser un l<strong>la</strong>mado de mi parte y de nuestra parte a <strong>la</strong> <strong>con</strong>­<br />

versión.<br />

Debemos dejar que esta área de <strong>con</strong>ducta vergonzosa, este es­<br />

cándalo, se junte <strong>con</strong> otras áreas en torno a este "invierno de nues­<br />

tra vida en <strong>la</strong> Iglesia", como lo l<strong>la</strong>mó Karl Rahner en su obra postu­<br />

ma. Hay otras vergüenzas: el trato a los judíos, el antisemitismo a<br />

través de los siglos, el trato a <strong>la</strong>s mujeres en <strong>la</strong> Iglesia y el resultado<br />

132<br />

CONDICIONES PARA LA ERA EC0Z01CA<br />

del proceso de colonización, que creo interactúa <strong>con</strong> el problema<br />

ecológico.<br />

¿Se cuestiona ahora si el poder del cristianismo en <strong>la</strong> tierra ha<br />

sido beneficioso o dañino? ¿*E1 cristianismo ha sido una bendición o<br />

una maldición para <strong>la</strong> tierra? Es una pregunta muy difícil para mí,<br />

pero al menos agradezco haber llegado al punto donde puedo escu­<br />

char<strong>la</strong> en presencia de Dios.<br />

En re<strong>la</strong>ción a esto quisiera decir brevemente, y espero no ser<br />

ingenuo, que debemos aceptar el juicio de Dios y el de <strong>la</strong> tierra. Lo<br />

que se nos ofrece es <strong>la</strong> gracia. Nuestro Dios es misericordioso, pero<br />

misericordia y verdad van unidas, y si queremos misericordia, tam­<br />

bién debemos someternos al juicio y aceptarlo.<br />

Al aferramos a esta pregunta, debemos re<strong>con</strong>ocer que <strong>la</strong> res­<br />

ponsabilidad está vincu<strong>la</strong>da al darse cuenta. No me interesa generar<br />

culpas ni en mí ni en otros. Ninguna generación debe ser juzgada<br />

por algo que inocentemente no percibió. En los siglos pasados no<br />

hubo un darse cuenta. Incluso actualmente no nos damos cuenta.<br />

Hay un <strong>con</strong>suelo en <strong>la</strong> oración de Jesús en <strong>la</strong> cruz: "Padre, perdóna­<br />

los, porque no saben lo que hacen". Karl Rahner escribió un peque­<br />

ño ensayo, una hermosa reflexión sobre esas pa<strong>la</strong>bras de Jesús: "Sí,<br />

sabíamos, realmente sabíamos". Pero al enfrentar este asunto, no<br />

podemos enjuiciar a nuestros antepasados. No podemos atribuirles<br />

el tipo de darse cuenta que tenemos nosotros actualmente.<br />

También debemos re<strong>con</strong>ocer que <strong>la</strong> mayor devastación de <strong>la</strong><br />

tierra ocurrió en un período en que, a través de <strong>la</strong> secu<strong>la</strong>rización, se<br />

produjo una división entre lo público y lo privado, y <strong>la</strong> Iglesia cris­<br />

tiana en gran medida fue relegada a <strong>la</strong>s dimensiones privadas de <strong>la</strong><br />

vida. En Norteamérica aún prevalece en sumo grado. Estas batal<strong>la</strong>s<br />

entre Iglesia y Estado se originan en el proceso de secu<strong>la</strong>rización de<br />

los últimos siglos. No nos absuelve de <strong>la</strong> culpa, pero es un factor que<br />

se debe <strong>con</strong>siderar. <strong>La</strong> Iglesia no tiene el poder que tenía en <strong>la</strong> socie­<br />

dad, por ejemplo, en el período feudal.<br />

Además, el cristianismo debe ser juzgado principalmente por<br />

133


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

quienes lo aceptan. Si buscamos una responsabilidad cristiana por<br />

el mundo, debemos referirnos a quienes realmente llevan una vida<br />

cristiana. G.K. Chesterton (1874-1936) dijo: "El cristianismo no ha<br />

fal<strong>la</strong>do, no ha sido probado". Puede ser una afirmación ingenua, pero<br />

pienso que debemos referirnos a los santos. Obviamente, hay<br />

ambivalencia en ellos, porque vivían los Evangelios, pero <strong>la</strong> mayo­<br />

ría asimiló el pecado cultural de su época. Si permanecemos fuera<br />

del área de <strong>la</strong> santidad y generosidad personales, y miramos el <strong>la</strong>do<br />

objetivo de <strong>la</strong> <strong>con</strong>ducta de los santos, en<strong>con</strong>traremos un cuadro bas­<br />

tante ambiguo. Sin embargo, para tener <strong>la</strong> imagen de un cristianis­<br />

mo beneficioso y dañino, pienso que debemos mirar especialmente<br />

a los santos.<br />

Como teólogo, y dándome cuenta de nuestra <strong>con</strong>tribución como<br />

cristianos al desastre y a <strong>la</strong> crisis, puedo decir que nuestra circuns­<br />

tancia actual nos ha enviado de vuelta a <strong>la</strong> promesa de Cristo: "Es­<br />

taré <strong>con</strong> ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20).<br />

Nuestra crisis actual nos da una posición ventajosa para tratar de<br />

comprender mejor qué significa esto. No sabemos <strong>con</strong> certeza cuál<br />

es <strong>la</strong> promesa de Cristo. Nunca terminaremos de comprender lo que<br />

Cristo dijo, pues nunca terminaremos de vivir en <strong>la</strong> historia, y cada<br />

<strong>nueva</strong> situación histórica nos da una perspectiva desde <strong>la</strong> cual pode­<br />

mos mirar atrás, dentro del proceso hermenéutico, para tratar de<br />

comprender el significado del Evangelio.<br />

Como manifesté, esta situación particu<strong>la</strong>r de crisis nos da una<br />

posición ventajosa para empezar a comprender el Evangelio. Como<br />

dijera Ignacio de Antioquía, un antiguo mártir, camino a <strong>la</strong> muerte:<br />

"Ahora comienzo a ser un discípulo". Creo que esto también se ajus­<br />

ta a nosotros: recién empezamos a comprender lo que significa ser<br />

un discípulo de Cristo. Debemos estar abiertos para revisar nuestra<br />

comprensión de lo que es ser cristiano.<br />

Estas son algunas de <strong>la</strong>s <strong>con</strong>sideraciones que se ajustan a un<br />

examen de <strong>con</strong>ciencia respecto a si el cristianismo ha sido una ben­<br />

dición o una maldición. Hasta aquí sólo he hab<strong>la</strong>do de <strong>la</strong> maldición,<br />

134<br />

CONDICIONES PARA LA ERA EC0Z01CA<br />

no he demostrado cómo el cristianismo también ha sido una bendi­<br />

ción, especialmente en <strong>la</strong> vida de los santos.<br />

Todo esto nos lleva a en<strong>con</strong>trar re<strong>con</strong>ocimiento, a <strong>con</strong>fesar<br />

nuestros pecados entre nosotros, ante Dios y ante <strong>la</strong> tierra, y a bus­<br />

car perdón y re<strong>con</strong>ciliación. Esto nos <strong>con</strong>duce al tema de <strong>la</strong> ver­<br />

güenza <strong>ecológica</strong>, que puede sonar un poco raro, y tal vez lo sea.<br />

Debido a que soy teólogo espiritual, que reflexiona sobre <strong>la</strong>s <strong>con</strong>se­<br />

cuencias del Evangelio al llevar una vida espiritual, el tema de <strong>la</strong><br />

vergüenza me surge últimamente como algo que debemos, dejar salir<br />

en nuestra vida actual. Todos crecimos bajo el <strong>con</strong>cepto de <strong>la</strong> psico­<br />

logía moderna, que establece que <strong>la</strong> vergüenza es negativa, pues en<br />

<strong>la</strong> literatura aparece como vergüenza neurótica, algo inducido en el<br />

proceso familiar y que muti<strong>la</strong> y persigue a <strong>la</strong>s personas. Como todas<br />

<strong>la</strong>s emociones, ésta tiene una forma neurótica, pero también puede<br />

asumir una forma sana: <strong>la</strong> gracia de <strong>la</strong> vergüenza.<br />

Aquellos familiarizados <strong>con</strong> los Ejercicios espirituales de Ignacio<br />

de Loyo<strong>la</strong> saben que <strong>la</strong> vergüenza es <strong>la</strong> primera gracia que se pide.<br />

Hasta este año, nunca lo aprecié y en<strong>con</strong>traba imposible rezar por<br />

esa gracia. Ignacio pide <strong>con</strong>temp<strong>la</strong>r el pecado y rezar por <strong>la</strong> gracia de<br />

<strong>la</strong> vergüenza y <strong>la</strong> <strong>con</strong>fusión, que es lo que él vivenció en su proceso<br />

de <strong>con</strong>versión. Me refiero a <strong>la</strong> vergüenza como gracia, algo muy de­<br />

licado. Hay una dinámica psicológica. No todos están en una etapa<br />

de <strong>la</strong> vida en que es seguro pedir esta gracia. Alguien que lucha <strong>con</strong><br />

<strong>la</strong> vergüenza neurótica, deberá esperar para solicitar este tipo de ver­<br />

güenza. Pero pienso que a nivel individual y eclesiástico, estamos<br />

l<strong>la</strong>mados a buscar formas de compartir nuestra sensación de ver­<br />

güenza por dañarnos a nosotros mismos y a otros.<br />

He pensado especialmente en términos de los sacerdotes de <strong>la</strong><br />

Iglesia Católica Romana, pues pertenezco a el<strong>la</strong>. Una de <strong>la</strong>s cargas<br />

de los sacerdotes de hoy es ser parte de una iglesia que, a través de su<br />

<strong>con</strong>ducta en diferentes ámbitos de su vida, nos desafía como miem­<br />

bros y representantes de el<strong>la</strong>. Especialmente durante <strong>la</strong> última déca­<br />

da, después de <strong>la</strong> bril<strong>la</strong>nte promesa del Vaticano II, como represen-<br />

135


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

tantes, debimos enfrentar <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> Iglesia <strong>con</strong> <strong>la</strong>s mujeres y<br />

<strong>la</strong> libertad de expresión en el<strong>la</strong>. Como jesuíta, tuve que enfrentar el<br />

despido de Fernando Cardenal, John McNeill, Bill Cal<strong>la</strong>han y otros.<br />

No me siento víctima ni necesito compasión, pero pienso que sacer­<br />

dotes y personas <strong>con</strong> un rol representativo en <strong>la</strong> Iglesia deben buscar<br />

formas en que se pueda re<strong>con</strong>ocer una expresión particu<strong>la</strong>r de núes-<br />

tro <strong>la</strong>mento y vergüenza debido a nuestra asociación <strong>con</strong> <strong>la</strong> Iglesia.<br />

<strong>La</strong> vergüenza que no lleva a actuar <strong>con</strong> integridad, <strong>con</strong> autentici-<br />

dad, es una vergüenza falsa, de modo que <strong>la</strong> gracia a <strong>la</strong> que me refiero<br />

aquí no es pequeña. Se necesita especialmente para representar a <strong>la</strong><br />

Iglesia, pero pienso que todos compartimos <strong>la</strong> necesidad de este tipo de<br />

gracia. Si así lo sentimos, debemos buscar formas de compartir <strong>la</strong> sensa­<br />

ción de estar involucrados en algo vergonzoso. Necesitamos <strong>nueva</strong>s<br />

formas de ritos penitenciales. Creo que los ritos son importantes.<br />

Leyendo <strong>la</strong>s Escrituras a partir de esta experiencia, me sorpren­<br />

de <strong>la</strong> frecuencia del tema de <strong>la</strong> vergüenza y de <strong>la</strong> gloria en los Sal­<br />

mos, los profetas, Jeremías y otros, y en <strong>la</strong> vida de Jesús. Esto va muy<br />

unido al <strong>con</strong>cepto de <strong>la</strong> opción por los pobres, aquellos culturalmente<br />

despreciados, que han sido sometidos a <strong>la</strong> vergüenza. Recuerdo, por<br />

ejemplo, <strong>la</strong>s fuertes <strong>La</strong>mentaciones de Jeremías, que se leen durante<br />

los servicios de Semana Santa, en <strong>la</strong>s cuales una mujer está deso<strong>la</strong>da<br />

sin nadie que llore por el<strong>la</strong>. No tiene a sus hijos, <strong>con</strong>dición muy<br />

vergonzosa. ¿Qué pasaría al leer pasajes como éste desde el punto de<br />

vista de <strong>la</strong> vergüenza que hemos infligido a nuestra madre tierra?<br />

Sería sólo un ejemplo. ¿Cómo referirnos a <strong>la</strong> cruz de Cristo, que ha<br />

tenido tanto poder en nuestra historia cristiana, para ver cómo en­<br />

tra en esta situación de vergüenza? Veríamos cómo nos hab<strong>la</strong>.<br />

Plunkett:<br />

De pronto recordé unos versos del poeta ir<strong>la</strong>ndés Oliver Mary<br />

Veo su sangre sobre <strong>la</strong> rosa, y en <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s,<br />

<strong>la</strong> gloria de sus ojos;<br />

Su cuerpo bril<strong>la</strong> en medio de <strong>la</strong>s nieves eternas;<br />

sus lágrimas caen del cielo.<br />

136<br />

CONDICIONES PARA LA ERA ECOZOICA<br />

Tal vez sean un poco sentimentales, pero son una versión<br />

<strong>ecológica</strong> de Cristo. O veamos el <strong>la</strong>mento del servicio de <strong>la</strong>s Tinie­<br />

b<strong>la</strong>s: "¿Hermanos, qué les he hecho para que me traten de esta for­<br />

ma?". Si dejamos que esto provenga del Cristo crucificado, del Cris­<br />

to él-el<strong>la</strong> crucificado en <strong>la</strong> tierra, me parece que se facilitaría <strong>la</strong> gra­<br />

cia de <strong>la</strong> vergüenza que necesitamos sentir.<br />

Finalmente, recuerdo los magníficos Capítulos 11-13 de He­<br />

breos. <strong>La</strong> carta es para los cristianos perturbados, dudosos y que han<br />

perdido energía. Se preguntan si esta <strong>nueva</strong> forma de vida realmen­<br />

te tiene poder. El autor de <strong>la</strong> Carta a los Hebreos muestra el ejemplo<br />

de los héroes y heroínas del <strong>con</strong>trato bíblico, Abraham, Sara y el<br />

resto. El autor dice: "Este es el ejemplo que deben seguir" y levanta<br />

a Cristo crucificado. Luego, en el Capítulo 13, dice: "Vayamos, pues,<br />

<strong>con</strong> Jesús, fuera del campamento". Aquí se hace referencia al chivo<br />

expiatorio, aquel sobre el cual se descargaron los pecados de <strong>la</strong> gen­<br />

te; en este proceso de expiación, <strong>la</strong>s personas se sanaban y re<strong>con</strong>ci­<br />

liaban. "Vayamos, pues, <strong>con</strong> Jesús, fuera del campamento, y sufra­<br />

mos <strong>la</strong> misma deshonra que él sufrió. Pues en este mundo no tene­<br />

mos una ciudad que permanezca para siempre, sino que vamos en<br />

busca de <strong>la</strong> ciudad futura".<br />

Al buscar <strong>la</strong> ciudad futura (<strong>Berry</strong> ha sido especialmente sensi­<br />

ble a esto) ha habido cierta esperanza escatológica que transmite<br />

una falta de compromiso <strong>con</strong> <strong>la</strong> tierra, <strong>con</strong> el proceso humano, en<br />

resumen, una escatología escapista, pero no creo que eso sea lo que<br />

el autor seña<strong>la</strong> aquí. Más bien l<strong>la</strong>ma a un compromiso apasionado.<br />

Esa es <strong>la</strong> esencia del l<strong>la</strong>mado de Teilhard y <strong>Berry</strong> -compromiso apa­<br />

sionado— y estamos tratando de orquestar nuestros recursos para este<br />

compromiso en este motivo de vergüenza y gloria, identificado <strong>con</strong><br />

Cristo Jesús crucificado y elevado a <strong>la</strong> gloria.<br />

Siempre hay un tira y afloja entre presente y futuro. Por eso<br />

pienso que <strong>la</strong> "maldición" es tan poderosa en <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong> Iglesia.<br />

John Henry Newman (1801-1890) hace una hermosa afirmación<br />

sobre este signo de autenticidad del cristianismo. Pero, como indicó<br />

137


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

<strong>Berry</strong>, ese anhelo por el "todavía no" puede ser traicionero, ya que<br />

lleva a <strong>la</strong> falta de compromiso. Este es todo el tema de Teilhard.<br />

Debemos atravesar <strong>la</strong> realidad terrenal.<br />

<strong>La</strong> Iglesia Católica Romana<br />

Con respecto a <strong>la</strong> Iglesia y a este proceso de modernización y<br />

secu<strong>la</strong>rización, me ha servido lo que hizo Joe Hol<strong>la</strong>nd al tomar de<br />

Gibson Winter <strong>la</strong> noción de diferentes metáforas básicas (James Hug,<br />

ed., Tracing the Spirit, Nueva York: Paulist, 1983). Joe hab<strong>la</strong> de tres<br />

etapas de <strong>la</strong> respuesta de <strong>la</strong> Iglesia Católica Romana a <strong>la</strong> moderni­<br />

dad o industrialización. <strong>La</strong> primera fue una respuesta feudal. <strong>La</strong> Igle­<br />

sia, casada <strong>con</strong> una sociedad feudal organizada en torno a <strong>la</strong> metáfo­<br />

ra orgánica, resistió <strong>la</strong> revolución industrial y, en términos más ge­<br />

nerales, el proceso de modernización. En segundo lugar, <strong>la</strong> Iglesia<br />

empezó a adaptarse cautelosamente a <strong>la</strong> modernización, pues estaba<br />

siendo vencida por el<strong>la</strong>. Decidió: "Si no puedes vencer<strong>la</strong>, únete a<br />

el<strong>la</strong>". Así, en el segundo período, <strong>la</strong> Iglesia entró a <strong>la</strong> segunda metá­<br />

fora que Hol<strong>la</strong>nd describe como mecanicista. Tercero, al mencionar<br />

el movimiento posmoderno, seña<strong>la</strong> una metáfora artística. Esto es<br />

muy útil para describir <strong>la</strong> reacción de <strong>la</strong> Iglesia a <strong>la</strong> modernidad.<br />

<strong>La</strong> Iglesia Católica Romana actual está experimentando estas<br />

tres formas de enfrentar <strong>la</strong> modernidad. Nuestro liderazgo central<br />

en Roma aún es bastante feudal. En este siglo, <strong>la</strong>s enseñanzas socia­<br />

les de <strong>la</strong> Iglesia han criticado mucho el capitalismo, nacido en el<br />

período de <strong>la</strong> metáfora mecanicista. Pero lo criticó desde una pers­<br />

pectiva premoderna, no posmodema. En algunos documentos de<br />

obispos estadounidenses, como <strong>la</strong>s pastorales e<strong>con</strong>ómica y de <strong>la</strong> paz,<br />

se llega a un acuerdo <strong>con</strong> <strong>la</strong> metáfora mecanicista, <strong>con</strong> <strong>la</strong> sociedad<br />

liberal secu<strong>la</strong>rizada moderna, y se acepta <strong>la</strong> realidad de <strong>la</strong> separación<br />

Iglesia/Estado, pero se insiste en el diálogo. El movimiento hacia<br />

una visión posmodema se da más en* los orígenes popu<strong>la</strong>res, en <strong>la</strong><br />

aparición de comunidades básicas, etc.<br />

En <strong>la</strong> tercera fase, <strong>la</strong> Iglesia se <strong>con</strong>vierte <strong>nueva</strong>mente en un<br />

138<br />

CONDICIONES PARA LA ERA ECOZOICA<br />

actor público y los obispos estadounidenses y los líderes de otras<br />

iglesias desafían esa privatización del rol de <strong>la</strong>s iglesias en <strong>la</strong> socie­<br />

dad moderna, e insisten, no en volver a unir Iglesia y Estado, sino<br />

que, en <strong>la</strong> sociedad estadounidense, <strong>la</strong>s iglesias participen en el diá­<br />

logo público. Por eso <strong>con</strong>sideré útil este modelo.<br />

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN Y DISCUSIÓN<br />

1. ¿Piensa, como <strong>Berry</strong>, que el terror del presente y <strong>la</strong> atracción<br />

del futuro son motivaciones para solucionar <strong>la</strong> crisis <strong>ecológica</strong><br />

actual? ¿Por qué o por qué no? ¿Qué nuevos principios éticos<br />

necesitaremos para enfrentar esta crisis?<br />

2. <strong>Berry</strong> sugirió dejar de <strong>la</strong>do por un rato tanto el diccionario como<br />

<strong>la</strong> Biblia. ¿Qué piensa de esta proposición? ¿Puede dar ejemplos<br />

de nuevos lenguajes necesarios para entrar a <strong>la</strong> era ecozoica?<br />

3. ¿En qué sentido aprueba <strong>Berry</strong> <strong>la</strong> "jerarquía"? ¿Por qué adopta<br />

tal enfoque?<br />

4. ¿Qué significa <strong>la</strong> afirmación de <strong>Berry</strong> de que <strong>la</strong> era ecozoica<br />

será dirigida por el "arquetipo mujer"? ¿En qué medida <strong>con</strong>­<br />

cuerda <strong>con</strong> <strong>Berry</strong> acerca de <strong>la</strong> importancia del aporte de <strong>la</strong>s<br />

mujeres para el futuro del p<strong>la</strong>neta?<br />

5. En su opinión, ¿<strong>la</strong> tarea actual de remode<strong>la</strong>r el mundo es tan<br />

grande como dice <strong>Berry</strong>? ¿Hay otras áreas que deben ser trans­<br />

formadas y que <strong>Berry</strong> no incluyó? De ser así, ¿cuáles son?<br />

6. ¿Qué vínculos enfatiza <strong>Berry</strong> entre <strong>la</strong> trascendencia en <strong>la</strong> tra­<br />

dición cristiana y <strong>la</strong> crisis <strong>ecológica</strong>?<br />

7. <strong>Berry</strong> escribe sobre nuestra crisis actual: "Es como estar en un<br />

bote salvavidas. Hay problemas de distribución de alimentos,<br />

personas que necesitan atención médica, pero si algo le pasa<br />

al bote, hay que preocuparse de él de inmediato o bien todo<br />

se vuelve irrelevante. Si no nos preocupamos de <strong>la</strong> tierra, todo<br />

se vuelve irrelevante". ¿Cuál es su respuesta a esta analogía?<br />

139


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Tom C<strong>la</strong>rke dice: "Todo esto nos lleva a en<strong>con</strong>trar re<strong>con</strong>ocimiento,<br />

a <strong>con</strong>fesar nuestros pecados entre nosotros, ante Dios<br />

y ante <strong>la</strong> tierra, y a buscar perdón y re<strong>con</strong>ciliación". ¿Cómo<br />

respondería a esta afirmación? ¿Cómo podríamos "<strong>con</strong>fesarnos"<br />

<strong>con</strong> <strong>la</strong> tierra?<br />

140<br />

0<br />

CAPÍTULO CINCO,<br />

Sacrificio y gracia<br />

THOMAS BERRY PRESENTA el resumen final de su <strong>nueva</strong><br />

<strong>teología</strong> para <strong>la</strong> era actual. Es una <strong>teología</strong> <strong>con</strong> mucha responsabilidad<br />

para todos nosotros. En este momento de <strong>la</strong> historia evolutiva,<br />

estamos l<strong>la</strong>mados a obtener nuevos logros a favor de <strong>la</strong> comunidad<br />

de <strong>la</strong> tierra, y, como en todas <strong>la</strong>s grandes instancias de <strong>la</strong> historia del<br />

universo, habrá momentos de enormes sacrificios.<br />

A través de Ignacio de Loyo<strong>la</strong>, fundador de <strong>la</strong> Compañía de<br />

Jesús, Thomas C<strong>la</strong>rke reflexiona sobre el regalo de <strong>la</strong> gracia en<br />

el <strong>con</strong>texto de <strong>la</strong> era <strong>ecológica</strong>.<br />

En estas notas finales, Thomas <strong>Berry</strong> y Thomas C<strong>la</strong>rke comparten<br />

de una manera especial su ser comunitario, teológico y "cósmico".<br />

THOMAS BERRY<br />

El <strong>con</strong>texto<br />

Sacrificio<br />

Estamos en un período de cambio que he descrito como <strong>la</strong> transición<br />

desde <strong>la</strong> era cenozoica terminal a <strong>la</strong> era ecozoica emergente.<br />

Esta transición es parte integral del gran viaje del universo, que se<br />

inicia como una resp<strong>la</strong>ndeciente aparición de lo que a veces se Ha-<br />

141


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

ma "bo<strong>la</strong> de fuego". Para mí es una aparición primordial de vida y<br />

existencia. Si todo lo que ahora existe estaba <strong>con</strong>tenido en <strong>la</strong>s posi­<br />

bilidades del momento original -nuestro modo de ser "plegado"-<br />

somos el modo de ser "desplegado" de esa aparición primordial. Ha<br />

sido un gran viaje y por eso es importante ritualizarlo, actuarlo, <strong>con</strong>­<br />

tar <strong>la</strong> historia. Pero no se trata simplemente de <strong>con</strong>tar<strong>la</strong>, sino de dar<br />

un lugar en el proceso a una de <strong>la</strong>s transiciones fundamentales de <strong>la</strong><br />

historia.<br />

<strong>La</strong> historia del universo es el re<strong>la</strong>to de una <strong>la</strong>rga secuencia de<br />

transformaciones. En cierto modo, en este momento de <strong>la</strong> historia,<br />

todo lo anterior peligra y se nos pide asumir una gran transforma­<br />

ción que le permita a <strong>la</strong> próxima fase de <strong>la</strong> historia llegar a ser. Nos<br />

estamos aventurando en un tipo de experiencia verdaderamente<br />

nuevo. Requiere mucho de nosotros. No elegimos estar aquí; <strong>la</strong> his­<br />

toria nos eligió para estar aquí. Debemos estar dispuestos a cumplir<br />

el destino que se nos ha asignado; ésa es nuestra grandeza, bendi­<br />

ción, alegría y paz. Es nuestro regalo a <strong>la</strong> gran comunidad de <strong>la</strong> exis­<br />

tencia que viaja como una so<strong>la</strong> comunidad sagrada. No realizamos<br />

el viaje solos, lo hacemos <strong>con</strong> toda <strong>la</strong> comunidad del universo, <strong>con</strong><br />

<strong>la</strong> comunidad humana, de <strong>la</strong> vida, de <strong>la</strong> tierra. Es un solo viaje. En<br />

diferentes momentos, se asignan responsabilidades especiales a gru­<br />

pos específicos de personas. Cada uno de nosotros, en forma separa­<br />

da, está destinado a ser una persona significativa que a<strong>la</strong>be el pasa­<br />

do, <strong>la</strong>mente los desastres del presente y dé origen al futuro.<br />

Todos los grandes momentos de transición son momentos de<br />

sacrificio. Nuestra transición actual no se logrará sin enormes sacri­<br />

ficios. Cuando explotaron <strong>la</strong>s supernovas, <strong>la</strong> temperatura de <strong>la</strong> pri­<br />

mera generación de estrel<strong>la</strong>s fue tan intensa que se formaron los<br />

elementos pesados; podríamos decir que esta primera generación de<br />

estrel<strong>la</strong>s sufrió ese momento de autosacrificio para que después todo<br />

pudiera existir.<br />

<strong>La</strong> idea de sacrificio implica que cualquier cosa que se logre<br />

tiene un precio. Algo se da y se genera una respuesta. Los padres dan<br />

142<br />

SACRIFICIO Y GRACIA<br />

a sus hijos y ¿cuál es <strong>la</strong> recompensa de éstos? El re<strong>con</strong>ocimiento de<br />

los padres. Hay asimetría entre el regalo y <strong>la</strong> respuesta. No siempre<br />

son del mismo orden. Si alguien recibe un regalo físico, no debe<br />

necesariamente devolver un regalo físico. Puede rega<strong>la</strong>r gratitud. Lo<br />

que ocurre ahora y el origen de <strong>la</strong> tragedia es nuestra negativa a<br />

devolver lo que se nos ha dado; el sistema industrial es un esfuerzo<br />

para evitar <strong>la</strong> devolución, el precio de nuestras comodidades actua­<br />

les. Tomamos de <strong>la</strong> tierra sin darle. Así de simple. Tomamos recursos<br />

provechosos y devolvemos productos venenosos.<br />

Esta idea de <strong>la</strong> devolución es universalmente re<strong>con</strong>ocida.<br />

Confucio (551-479 AC) fue el primer maestro de <strong>la</strong> antigua China,<br />

el gran guía y personaje creativo de <strong>la</strong> época. Fue una persona nota­<br />

blemente dotada, uno de los pocos grandes líderes que combinó <strong>la</strong><br />

gentileza, <strong>la</strong> gracia y un sentido de lo corriente <strong>con</strong> <strong>la</strong> grandeza. Lo<br />

más notable de sus Analectas es que los dichos son muy comunes y<br />

aparentemente triviales. Mientras <strong>la</strong> Biblia comienza <strong>con</strong> <strong>la</strong> gran<br />

creación del universo, <strong>la</strong>s Analectas sencil<strong>la</strong>mente dicen: "Qué ma­<br />

ravilloso es recibir a los amigos que vienen de lejos y sentarse a <strong>con</strong>­<br />

versar". ¿Quién iniciaría una gran obra diciendo simplemente que<br />

es un a<strong>con</strong>tecimiento <strong>la</strong> llegada de amigos y sentarse a <strong>con</strong>versar?<br />

Confucio fue maestro, viajó y habló mucho, y los discípulos siempre<br />

escuchan a los maestros. Un día sus discípulos comentaron: "Nos<br />

dices muchas cosas, ¿podrías decir<strong>la</strong>s en forma más simple?". Confucio<br />

respondió: "Lo haré. Les diré una so<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra que lo resume todo:<br />

reciprocidad". Esto es <strong>con</strong>ectar, dar, recibir -reciprocidad.<br />

Por eso existe el sacrificio. Se nos dio el universo. En agradeci­<br />

miento a este regalo, respondemos negando algo para re<strong>con</strong>ocer que<br />

necesitamos dar algo a cambio, pero no tenemos nada que dar, en<br />

un sentido esencial, excepto lo que se nos dio. Así, devolvemos algo<br />

a modo de sacrificio. Es el autosacrificio que permite <strong>la</strong> existencia<br />

del universo. Todo ser vivo es sacrificado por otros seres vivos. Fi­<br />

nalmente seremos sacrificados por <strong>la</strong>s pequeñas formas bacterianas<br />

que nos <strong>con</strong>sumirán. Ese es el sacrificio que haremos. Todo se ali-<br />

143


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

menta de otros seres y nutre a otros seres. El pasto se alimenta del sol<br />

y éste de <strong>la</strong> energía inherente a <strong>la</strong> explosión de <strong>la</strong>s supernovas, desde<br />

donde deriva nuestro sol, y así regresamos a <strong>la</strong> resp<strong>la</strong>ndeciente apa­<br />

rición primordial. Todo esto nos permite alimentarnos del pasto.<br />

Alimentándonos entre sí, nos nutrimos unos a otros. El universo<br />

está atrapado en esta reciprocidad. Tiene una dimensión sacrificante.<br />

El significado del sacrificio lo determina <strong>la</strong> magnitud de <strong>la</strong> si­<br />

tuación. <strong>La</strong> magnitud del sacrificio de <strong>la</strong> primera generación de es­<br />

trel<strong>la</strong>s permitió <strong>la</strong> existencia de <strong>la</strong> tierra. Nacimos del sacrificio de<br />

<strong>la</strong> primera generación de estrel<strong>la</strong>s. Correspondientemente <strong>con</strong> nues­<br />

tra época, hay sacrificios que deben hacerse. Está el sacrificio de <strong>la</strong>s<br />

numerosas cosas que pensamos se nos deben. El problema es que<br />

sentimos que los bienes son un derecho, que el mundo sería injusto<br />

sin superabundancia, sin aire a<strong>con</strong>dicionado en verano y calefac­<br />

ción en invierno. <strong>La</strong> renuncia a ciertas comodidades significa sacri­<br />

ficio. El mundo industrial debe entrar ahora a una fase de sacrificio.<br />

Si esto ocurre, <strong>la</strong> e<strong>con</strong>omía decaerá. <strong>La</strong> gente deberá renunciar a<br />

empleos en un <strong>con</strong>texto industrial y asumir roles en un <strong>con</strong>texto<br />

ecológico. Obviamente, transformar, desmante<strong>la</strong>r, re<strong>con</strong>struir,<br />

remode<strong>la</strong>r y reformar algo es más difícil que crearlo.<br />

De modo que, actualmente, el rostro humano del p<strong>la</strong>neta, <strong>la</strong><br />

e<strong>con</strong>omía, educación, leyes, orientaciones religiosas, etc., no se po­<br />

drán remode<strong>la</strong>r sin sus aspectos negativo, sacrificante y entrópico.<br />

Pero éstos son los aspectos que debemos asumir voluntariamente.<br />

Este sentido del sacrificio debe penetrar en nuestro pensamiento y<br />

actividad. Hemos tratado de negociar para el futuro, pero en realidad<br />

no podemos negociar lo nuevo que debe nacer. <strong>La</strong> primera generación<br />

de estrel<strong>la</strong>s no negoció lo que hacía; cumplió su rol histórico originan­<br />

do el orden de <strong>la</strong>s cosas resultante de su autosacrificio. No podemos<br />

negociar <strong>con</strong> <strong>la</strong> vida. Es un regalo puro. Hay cosas que se deben hacer<br />

aunque implique morir, y lo difícil es que a veces no sólo se nos pide<br />

sufrir personalmente <strong>la</strong> transformación de <strong>la</strong> muerte; debemos pedir<strong>la</strong><br />

unos a otros, y eso no surge <strong>con</strong> facilidad.<br />

144<br />

SACRIFICIO Y GRACIA<br />

Pero hay otra cosa importante: el nacimiento de <strong>nueva</strong>s for­<br />

mas de ser. Debemos asumirlo <strong>con</strong> atracción, alegría y goce, porque<br />

es una oportunidad suprema que se nos ofrece. Es nuestra gloria. Es<br />

<strong>la</strong> magnificencia de ser elegidos para vivir este momento, de ser los<br />

primeros elegidos para asumir esta <strong>nueva</strong> forma de <strong>con</strong>ciencia. Uno<br />

de los problemas del movimiento ambientales que no comprende<br />

<strong>la</strong> profundidad que debe adquirir para ser auténtico. Si revisamos<br />

cualquier movimiento histórico, descubriremos que todos tienen<br />

una personalidad arquetípica sacrificante. <strong>La</strong> gente es eficaz preci­<br />

samente en <strong>la</strong> medida en que asume una modalidad de sacrificio.<br />

Esta modalidad se puede explicar en términos de los diferen­<br />

tes seres que tenemos: personal, familiar, terrenal, universal. Un<br />

árbol es un ser vivo; un ser de <strong>la</strong> tierra, del universo. Todo ser tiene<br />

un <strong>con</strong>texto universal. El sacrificio, en última instancia, es <strong>la</strong> elec­<br />

ción del ser más amplio, porque cuando el más grande corre peligro<br />

por el más pequeño, éste debe cederle su lugar cuando es auténtico.<br />

Se nos pide que escojamos nuestro ser más amplio, que se encuen­<br />

tra en el Ecozoico. El proceso que estamos asumiendo es haber na­<br />

cido en <strong>la</strong> era ecozoica. Se podría decir que estamos en una fase de<br />

parto, o sea, una fase que da a luz <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> estructura de <strong>la</strong> tierra.<br />

Nosotros mismos debemos renacer y <strong>la</strong> tierra también. Estamos en<br />

ese proceso. Es nuestro rol histórico. Es el propósito de esta <strong>con</strong>ver­<br />

sación.<br />

Es nuestra esperanza, mientras avanzamos <strong>con</strong> presencia mís­<br />

tica y apoyándonos unos a otros. Donde sea que nos juntemos, ten­<br />

dremos <strong>la</strong> sensación de que algo está ocurriendo, que éste es nues­<br />

tro destino, que <strong>la</strong> era ecozoica preparada por generaciones previas<br />

está llegando a ser no sólo por nosotros mismos, sino también, de<br />

una manera misteriosa, por <strong>la</strong>s generaciones futuras. Nuestra espe­<br />

ranza es que nuestra <strong>la</strong>bor actual, a pesar de sus exigencias, está<br />

teniendo éxito, y que nos encaminamos hacia una gran fase de a<strong>la</strong>­<br />

banza de <strong>la</strong> tierra, de <strong>la</strong> vida, de <strong>la</strong> comunidad humana -una <strong>nueva</strong><br />

fase en <strong>la</strong> historia del universo.<br />

145


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Los temas<br />

Libre elección<br />

El destino y <strong>la</strong> libre elección son elementos de toda situación.<br />

No pedimos nacer en este siglo. No pedimos ojos azules o café, ni<br />

cierta figura o ciertas respuestas emocionales. No pedimos ser<br />

genéticamente codificados precisamente por el proceso genético que<br />

nos <strong>con</strong>virtió en individuos y que en gran medida lleva nuestro des­<br />

tino. De haber nacido en otra época o situación, no seríamos quie­<br />

nes somos. De modo que el destino y <strong>la</strong> libre elección son elementos<br />

inherentes. Por supuesto que los padres eligen libremente casarse,<br />

pero eso también <strong>con</strong>lleva cierto determinismo. Determinamos el<br />

destino de cada uno en todo momento y también mode<strong>la</strong>mos el<br />

nuestro, pero todo va unido en un profundo misterio.<br />

Si pensamos en nuestra vida, vemos cómo ciertos hechos -<br />

dob<strong>la</strong>r <strong>la</strong> esquina o <strong>con</strong>ocer a alguien-, nos cambiaron <strong>la</strong> vida. Per­<br />

dernos algo por una fracción de segundo puede determinar nuestra<br />

vida desde ese momento. Leemos algo y nuestra vida es diferente.<br />

<strong>La</strong> vida es mode<strong>la</strong>da momento a momento por cada cosa que ocu­<br />

rre. Muchos de nosotros hemos recibido cosas que a otros no se les<br />

han dado. Es un acto de humildad recordar lo que se nos ha dado.<br />

Diría que es destino y elección, pero ésta incluye <strong>la</strong> posibilidad de<br />

traicionar al destino. También existe <strong>la</strong> posibilidad de <strong>con</strong>firmar <strong>la</strong><br />

oportunidad otorgada. Sin embargo, debe establecerse libremente.<br />

Tenemos <strong>la</strong> opción de ser fieles a los regalos recibidos.<br />

Insisto en que estos regalos no son so<strong>la</strong>mente y quizás tampoco<br />

principalmente para nosotros. Desde luego, no son sólo para nues­<br />

tro ser personal; son para nuestro ser más amplio, para el rol que<br />

tenemos en <strong>la</strong> comunidad de <strong>la</strong>s cosas. Pienso que ésta es <strong>la</strong> razón de<br />

los regalos, de <strong>la</strong> diversificación de <strong>la</strong> naturaleza. Como dice Tomás<br />

de Aquino en un hermoso pasaje: "Para que <strong>la</strong> perfección que le<br />

falta a uno sea proporcionada por otro". Nos proporcionamos entre<br />

sí <strong>la</strong> perfección faltante. Lo que no tenemos como individuos es<br />

146<br />

SACRIFICIO Y GRACIA<br />

mucho mayor que lo que tenemos. Necesitamos a todas <strong>la</strong>s personas<br />

que nos rodean, necesitamos a todo el mundo, necesitamos cada<br />

hoja de cada árbol, cada gusano de <strong>la</strong> tierra, cada realidad bacteriana,<br />

microbio y a<strong>con</strong>tecimiento. Necesitamos todo. <strong>La</strong> comunidad es <strong>la</strong> rea­<br />

lidad más amplia, nuestro destino personal más amplio. Sin embargo,<br />

<strong>la</strong> comunidad depende del desarrollo integral de cada individuo.<br />

Mujeres y sacrificio<br />

Debo extender mi <strong>con</strong>cepto de sacrificio individual y comuni­<br />

tario en re<strong>la</strong>ción al hecho de que no podemos hacer nada a menos<br />

que seamos algo personalmente. Muchas amistades y matrimonios<br />

fracasan porque existe un vacío, no hay capacidad de dar o recibir.<br />

Los talentos individuales deben desarrol<strong>la</strong>rse plenamente, y el desa­<br />

rrollo personal de <strong>la</strong>s mujeres y <strong>la</strong> obtención de un lugar adecuado<br />

en <strong>la</strong> sociedad son por cierto una preocupación primordial.<br />

Un sentido erróneo del sacrificio puede ser desastroso. Conviene<br />

reve<strong>la</strong>r el peligro inherente en <strong>la</strong> idea de sacrificio. No hay duda de que<br />

puede ser desgarrador. Necesitamos un ser personal fuerte, y por eso es<br />

tan importante el "valor para ser", como dijera Paul Tülich (1886' 1965).<br />

El valor para ser un ser individual es de suma importancia. No podemos<br />

desempeñar el rol de nuestro ser más amplio sin realizar nuestro ser y<br />

destino personales. Es una de <strong>la</strong>s cosas más hermosas de <strong>la</strong> cual todos<br />

debemos tener <strong>con</strong>ciencia. Se necesita valor para ser <strong>la</strong> persona que cada<br />

uno es, valor para ser único, diferente y asertivo en el cumplimiento de<br />

nuestro destino y rol personales.<br />

THOMAS CLARKE<br />

El <strong>con</strong>texto<br />

Primero quisiera expresar mi más profundo agradecimiento a<br />

Tom <strong>Berry</strong> y a todos quienes participaron en esta <strong>con</strong>versación. A<br />

través de ustedes, agradezco a lo divino por tan notable experiencia.<br />

147


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Asistí a un taller de ecología de Pau<strong>la</strong> González del Centro<br />

Intercomunitario para <strong>la</strong> Justicia y <strong>la</strong> Paz en Cincinnati. Pau<strong>la</strong> ha­<br />

bló sobre el <strong>con</strong>tinuo intercambio de molécu<strong>la</strong>s de agua que ocurre<br />

en el <strong>con</strong>tacto humano. Obviamente no poseemos esas molécu<strong>la</strong>s.<br />

Sé que transportaré muchas molécu<strong>la</strong>s de agua y que seguiré bebien­<br />

do esa agua viva que compartimos. Al reflexionar sobre esto, surgió<br />

un tema que no hemos explicado: <strong>la</strong> gracia. Mis reflexiones me lle­<br />

varon a tres o cuatro puntos de referencia particu<strong>la</strong>res en <strong>la</strong> historia<br />

de <strong>la</strong> gracia, tal como yo <strong>la</strong> he vivenciado. Los mencionaré breve­<br />

mente.<br />

Los temas<br />

Percepciones ignacianas<br />

El primero proviene de mi herencia jesuita. Al final de los Ejer­<br />

cicios espirituales, Ignacio de Loyo<strong>la</strong> sugiere una "Contemp<strong>la</strong>ción<br />

para Lograr Amor Divino", y comienza diciendo que el amor <strong>con</strong>sis­<br />

te en una autoentrega mutua, en comunicarse. (Es interesante que<br />

Karl Rahner, jesuita, centre su <strong>teología</strong> en torno a esta noción de <strong>la</strong><br />

autocomunicación de Dios <strong>con</strong> el mundo creado, y todo en <strong>la</strong> visión<br />

de Rahner se re<strong>la</strong>ciona <strong>con</strong> esto). En <strong>la</strong> Contemp<strong>la</strong>ción, Ignacio de<br />

Loyo<strong>la</strong> desarrol<strong>la</strong> cuatro puntos: regalo, presencia, trabajo y sacra­<br />

mento. Primero nos pide <strong>con</strong>temp<strong>la</strong>r los numerosos regalos de Dios<br />

y luego demuestra cómo, en ellos, está Su autoentrega. <strong>La</strong> respuesta<br />

correcta es autoentrega total. Aquí aparece <strong>la</strong> famosa oración<br />

ignaciana "Dar y recibir", donde ofrecemos nuestra libertad.<br />

Luego aborda lo que podría ser un tipo de prehistoria<br />

<strong>ecológica</strong>, donde dice que Dios está presente en los regalos. En<br />

el estilo un tanto académico de su época, especifica los niveles<br />

de creación -lo inanimado, lo vegetativo, lo animal y lo huma­<br />

no- y analiza cómo Dios reside en todos ellos. En mi opinión,<br />

ésta es <strong>la</strong> transformación, mencionada en los Ejercicios espiritua'<br />

148<br />

SACRIFICIO Y GRACIA<br />

les, que nosotros los jesuítas debemos emprender. Pienso que éste<br />

es un punto especial de reflexión, particu<strong>la</strong>rmente en términos<br />

del Espíritu Santo como Dios radicalmente inmanente en <strong>la</strong> crea­<br />

ción total.<br />

Ojalá que esto no sea un mero apropiarse de algo, pero una de<br />

<strong>la</strong>s cosas que quiero abordar es Gaia y Espíritu. En esta dimensión<br />

divina suprema, ¿es Gaia realmente ese autorregalo de Dios, Dios<br />

como regalo, el aspecto más radical de <strong>la</strong> cosmogénesis? Si <strong>con</strong>side­<br />

ráramos de otra manera <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre Gaia y el Espíritu Santo,<br />

éste como una dimensión femenina de Dios, y <strong>la</strong> madre tierra en su<br />

aspecto más profundo, sentiría una tremenda alegría. Me energizaría<br />

enormemente.<br />

El tercer punto se re<strong>la</strong>ciona <strong>con</strong> el trabajo; es un eco del pasaje<br />

de San Pablo acerca de cómo el Espíritu está en "el gemido" de <strong>la</strong><br />

creación. Ignacio de Loyo<strong>la</strong> nos hace <strong>con</strong>temp<strong>la</strong>r cómo Dios, por<br />

decirlo así, trabaja en todo el universo. (Pienso que Teilhard se ins­<br />

piró en gran medida en ese l<strong>la</strong>mado a luchar). Y ahora está <strong>la</strong> lucha<br />

no para ganar almas (que era el lenguaje ignaciano), sino para unir<br />

a <strong>la</strong> comunidad terrenal en <strong>la</strong> sanación de esta re<strong>la</strong>ción. Para el últi­<br />

mo punto de Ignacio de Loyo<strong>la</strong> usaré el término "sacramento"; tal<br />

vez también se podría decir "éxtasis". Pero, dice él, después de <strong>con</strong>­<br />

temp<strong>la</strong>r el regalo, <strong>la</strong> presencia y el trabajo, podríamos ver todos es­<br />

tos regalos como rayos provenientes del sol o como agua en cascadas<br />

desde una fuente oculta. Y nos pide preguntar: "¿Cómo es Dios? ¿Qué<br />

es lo divino?". Una de <strong>la</strong>s cosas que he aprendido es que, en estos<br />

términos, <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> cosmología dice: "No se salten esos tres primeros<br />

puntos; no se apuren demasiado para llegar al punto cuatro o para ir<br />

más allá. Estén dispuestos a retener un poco el regalo, <strong>la</strong> presencia y<br />

el trabajo. No traten de manipu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> cosmogénesis y no pierdan el<br />

<strong>con</strong>tacto. No piensen que deben abandonar el mundo o <strong>la</strong> tierra<br />

para en<strong>con</strong>trar a Dios".<br />

Para mí, éste fue el primer punto de referencia. También<br />

pensé en San Agustín y MI lucha, en el problema de <strong>la</strong> gracia,<br />

149


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

etc. Y pensé en una reciente publicación del teólogo peruano<br />

Gustavo Gutiérrez, un libro muy emocionante, On Job<br />

(Maryknoll, Nueva York: Orbis, 1987), donde <strong>la</strong> lucha de Job<br />

<strong>con</strong> Dios está orquestada. Gutiérrez se pregunta cómo podemos<br />

hab<strong>la</strong>r de Dios hoy día en el <strong>con</strong>texto del sufrimiento de los ino­<br />

centes. Para nosotros, preocupados como estamos por <strong>la</strong> tierra,<br />

los inocentes son los otros miembros de <strong>la</strong> comunidad de <strong>la</strong> tie­<br />

rra <strong>con</strong>tra quienes hemos usado <strong>la</strong> violencia. Este es el <strong>con</strong>texto<br />

donde debemos preguntar: "¿Cómo es Dios? ¿Cómo hab<strong>la</strong>mos de<br />

Dios?".<br />

Un banquete vivificante<br />

El último punto de referencia que mencionaré es <strong>la</strong> Fiesta de<br />

Babette. Esta pelícu<strong>la</strong> muestra el <strong>con</strong>traste entre una secta religiosa<br />

rígida, anticuada, que niega <strong>la</strong> vida, y Babette, una artista culinaria,<br />

refugiada de <strong>la</strong> Revolución Francesa. El drama se desarrol<strong>la</strong> dentro<br />

del <strong>con</strong>traste entre <strong>la</strong>s actitudes de esta secta y el enfoque de vida de<br />

<strong>la</strong> mujer, su generosidad y sentido de gratitud <strong>con</strong> <strong>la</strong> vida. Al final,<br />

lo cristaliza todo diciendo: "En todo el mundo se escucha <strong>la</strong> voz del<br />

artista: déjenme hacer todo lo posible".<br />

Toda <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> gira en torno a una fabulosa comida que el<strong>la</strong><br />

prepara y sirve, y cómo este banquete transforma a <strong>la</strong> comunidad. El<br />

único que realmente comprende lo que está sucediendo es un gene­<br />

ral que tuvo <strong>la</strong> posibilidad de un romance <strong>con</strong> una de <strong>la</strong>s dos hijas<br />

solteronas. En un efímero momento de su juventud, ambas tuvieron<br />

<strong>la</strong> oportunidad de entregarse al amor, pero, debido a esta comunidad<br />

que negaba el ser y <strong>la</strong> vida, no pudieron responder. Terminaré citan­<br />

do al general:<br />

Amigos, el hombre es débil y tonto. A todos nos han enseñado<br />

que <strong>la</strong> gracia se encuentra en el universo [en <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> dice "mise­<br />

ricordia", pero en el cuento de Isak Dinesen en el cual se basa, apa­<br />

rece el término "gracia"], pero <strong>la</strong> tontera y miopía humanas imagi­<br />

nan que <strong>la</strong> gracia divina es finita. Por eso temb<strong>la</strong>mos. Temb<strong>la</strong>mos<br />

150<br />

SACRIFICIO Y GRACIA<br />

antes de tomar nuestra opción en <strong>la</strong> vida, y después también, por<br />

temor a haber elegido mal. Pero el momento llega al abrir los ojos y<br />

darnos cuenta que <strong>la</strong> gracia es infinita. <strong>La</strong> gracia no nos pide nada,<br />

salvo esperar<strong>la</strong> <strong>con</strong> <strong>con</strong>fianza y re<strong>con</strong>ocer<strong>la</strong> <strong>con</strong> gratitud. <strong>La</strong> gracia<br />

no pone <strong>con</strong>diciones y no singu<strong>la</strong>riza a ninguno de nosotros en<br />

particu<strong>la</strong>r. <strong>La</strong> gracia nos lleva a todos en su seno y proc<strong>la</strong>ma amnis­<br />

tía general. Se nos da lo que elegimos y, al mismo tiempo, lo que<br />

rechazamos. Aquello que rechazamos siempre se derrama sobre no­<br />

sotros en abundancia. <strong>La</strong> misericordia y <strong>la</strong> verdad se han unido, y <strong>la</strong><br />

honradez y <strong>la</strong> verdad se han besado.<br />

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN Y DISCUSIÓN<br />

1. ¿Cómo respondería al énfasis de <strong>Berry</strong> en el sacrificio y a su<br />

comprensión de él? ¿Desafiante? ¿Amenazante? ¿En qué me­<br />

dida <strong>con</strong>cuerda <strong>con</strong> <strong>la</strong> afirmación: "Todos los grandes mo­<br />

mentos de transición son momentos de sacrificio"?<br />

2. Al enfarizar el autosacrificio, ¿cree que <strong>Berry</strong> <strong>con</strong>tribuye en<br />

forma negativa al rol tradicional (y opresivo) de autosacrificio<br />

de <strong>la</strong> mujer? ¿Por qué o por qué no?<br />

3. ¿Cree que <strong>la</strong> visión teológica de <strong>Berry</strong> es coherente? ¿Qué es<br />

desafiante y qué falta en esta <strong>teología</strong>?<br />

4. ¿Qué respondería a <strong>la</strong> <strong>con</strong>clusión de C<strong>la</strong>rke de que no nece­<br />

sitamos abandonar <strong>la</strong> tierra para en<strong>con</strong>trar a Dios? En este<br />

marco ecológico, ¿dónde en<strong>con</strong>tramos a Dios?<br />

5. ¿En qué forma el <strong>con</strong>cepto de gracia de C<strong>la</strong>rke ayuda a com­<br />

prender el nuevo <strong>con</strong>texto de <strong>la</strong> <strong>teología</strong>? ¿Qué significa <strong>la</strong><br />

gracia en este nuevo <strong>con</strong>texto? ¿Dónde <strong>la</strong> en<strong>con</strong>tramos?<br />

151


*<br />

APÉNDICE<br />

A <strong>con</strong>tinuación presentamos <strong>la</strong> respuesta de Thomas <strong>Berry</strong> a<br />

una pregunta acerca de su compromiso <strong>con</strong> <strong>la</strong> ecología. Luego expo­<br />

nemos <strong>la</strong> petición de varios indígenas de <strong>la</strong> agrupación Six Nations<br />

de Brantford, Ontario, que asistieron al coloquio para <strong>con</strong>ocer a<br />

<strong>Berry</strong>.<br />

<strong>La</strong>s raíces de Thomas <strong>Berry</strong><br />

Siempre he vivido en forma marginal. Mi madre me <strong>con</strong>tó que<br />

de niño yo era tan difícil que, a los 4 años, el<strong>la</strong> y mi padre <strong>con</strong>versa­<br />

ron sobre mí, y él dijo: "Hemos sido amables y cariñosos <strong>con</strong> este<br />

niño. Le hemos pegado, lo hemos castigado. Pero nada funciona.<br />

Creo que tendrá que educarse solo".<br />

Al parecer, cada uno de nosotros tiene profundas cualidades o<br />

determinaciones personales. Esta sensación de cierta distancia de lo<br />

que ocurría oficialmente nunca me ha molestado. Seguía mi cami­<br />

no y trataba de mantener cierta independencia. Es una de <strong>la</strong>s razo­<br />

nes por <strong>la</strong>s que estudié el mundo asiático y aprendí chino y sánscrito.<br />

Estudié historia y filosofía para descubrir y comprobar cómo <strong>la</strong> gente<br />

descubre los significados. Quise revisar toda <strong>la</strong> tradición humana y<br />

probar todo el proceso, pues, al entrar a <strong>la</strong> vida religiosa, siempre fue<br />

obvio que el proceso no funcionaba. Así como ahora tampoco fun­<br />

ciona nuestro mundo moderno. En este sentido, el cristianismo no<br />

funciona. El mundo cristiano es incapaz de responder de manera<br />

153


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

eficaz a <strong>la</strong> destrucción p<strong>la</strong>netaria. <strong>La</strong> religión no asume ninguna res­<br />

ponsabilidad por <strong>la</strong> situación o el destino de <strong>la</strong> tierra. Aun cuando,<br />

como lo mencioné, existe preocupación por el suicidio, homicidio y<br />

genocidio, hay una terrible despreocupación por el biocidio o<br />

geocidio. No tenemos principios morales para enfrentarlos.<br />

A corta edad, yo vi el comienzo del biocidio y el geocidio. A<br />

los 9 años tenía una colección de catálogos sobre <strong>la</strong> vida en los leja­<br />

nos bosques del noroeste estadounidense. Pensé que <strong>la</strong> única forma<br />

de escapar del emergente mundo industrial era irse a ese lugar, de<br />

modo que de diversas publicaciones como Boy's Life copié <strong>la</strong>s direc­<br />

ciones de empresas que vendían equipos para acampar. Reuní catá­<br />

logos que publicitaban canoas, cuchillos y otros artículos necesarios<br />

para vivir en esas soledades. Visualicé, o sentí, el tema soledad-civi­<br />

lización y actué.<br />

En mi vida, lo más difícil ha sido re<strong>con</strong>ciliarme <strong>con</strong> el orden<br />

existente y vivir entre ambivalencias. No podemos sobrevivir sin <strong>la</strong><br />

ambivalencia, y ahí es donde parece esencial <strong>la</strong> capacidad para so­<br />

portar<strong>la</strong>. Necesitamos ser capaces de soportar, y no abandonar, <strong>la</strong><br />

ambivalencia de <strong>la</strong> estructura religiosa, de nuestra sociedad, del au­<br />

tomóvil -yo estoy preparado para abandonarlo- y de los aeropuer­<br />

tos. Creo que todos tenemos esta sensibilidad. Los niños <strong>la</strong> tienen<br />

todo el tiempo. Nos educan a partir de el<strong>la</strong>. Supongo que en mi caso<br />

no fue nada especial, pero traté de crear <strong>la</strong> distancia. No sé cómo<br />

pasé por <strong>la</strong> vida o formación religiosa, pues siempre mantuve distan­<br />

cia de <strong>la</strong> institucionalidad, aunque hoy vivo dentro de una comuni­<br />

dad religiosa.<br />

Estos instintos son profundos. Sentimos que <strong>la</strong>s cosas deben<br />

hacerse. Buscamos a tientas nuestro camino. Es problemático ma­<br />

nejar algunas de estas cosas. Pero no tenemos más tiempo. No hay<br />

tiempo <strong>con</strong> respecto al p<strong>la</strong>neta, ecosistemas y bosques tropicales.<br />

No tenemos tiempo. Debemos actuar, pero es difícil saber cómo, y<br />

por eso esta discusión es tan urgente, porque no tenemos tiempo. El<br />

desarrollo teológico de <strong>la</strong> Iglesia debe hacerse ahora. No podemos<br />

154<br />

APÉNDICE<br />

esperar y dejar que <strong>la</strong>s cosas avancen aumentando <strong>la</strong> devastación. El<br />

actual fracaso de <strong>la</strong> Iglesia para asumir su responsabilidad religiosa<br />

por el destino de <strong>la</strong> tierra es, sin lugar a dudas, el mayor fracaso en el<br />

curso de <strong>la</strong> historia cristiana.<br />

Sin embargo, pasan cosas. Tenemos una oportunidad especial<br />

en e<strong>con</strong>omía. Incluso el Cuerpo de Ingenierosdel Ejército de Esta­<br />

dos Unidos ha cambiado. (Si ellos pueden cambiar, prácticamente<br />

todos pueden). Re<strong>con</strong>ocen que ha sido un error desastroso <strong>la</strong> <strong>con</strong>s­<br />

trucción de represas -que alteran el mundo natural- y el intento de<br />

regestionar el <strong>con</strong>tinente norteamericano. Ahora deben sanar lo<br />

que pueden salvar.<br />

Tengo <strong>la</strong> sensación que de ahora en ade<strong>la</strong>nte se encargarán<br />

aquellos comprometidos <strong>con</strong> <strong>la</strong> ecología, <strong>con</strong> <strong>la</strong> renovación<br />

p<strong>la</strong>netaria. En cierto sentido, nosotros estamos teológica, e<strong>con</strong>ómi­<br />

ca y políticamente a cargo. Nada ocurrirá a nivel político o e<strong>con</strong>ó­<br />

mico, salvo bajo un signo <strong>ecológica</strong>mente sano. Los políticos ten­<br />

drán que proc<strong>la</strong>marse ecologistas. Todas <strong>la</strong>s empresas deben enfati-<br />

zar sus preocupaciones <strong>ecológica</strong>s. Incluso <strong>la</strong> General Motors acaba<br />

de publicar un gran aviso en The New York Times acerca de su <strong>con</strong>­<br />

tribución a <strong>la</strong> protección ambiental. Estamos en un momento en<br />

que ocurren cosas, pero debemos actuar <strong>con</strong> c<strong>la</strong>ridad y decisión.<br />

Existe un problema en mi estado natal, Carolina del Norte,<br />

que yo l<strong>la</strong>mo estado del Tercer Mundo. (Sí, hay estados tercermun-<br />

distas en Estados Unidos). Yo crecí en una maravillosa región que, a<br />

principios de este siglo, era muy bel<strong>la</strong>. Pero luego vino el auge de <strong>la</strong><br />

industrialización. <strong>La</strong> e<strong>con</strong>omía industrial se inició después de <strong>la</strong><br />

Guerra Civil, cuando el sur fue derrotado, y esa destrucción <strong>con</strong>ti­<br />

nuó hasta este siglo, cuando yo nací en 1914. Sentí <strong>la</strong> recuperación<br />

e<strong>con</strong>ómica, pero, además, que <strong>la</strong> gente se comprometía <strong>con</strong> el mun­<br />

do industrial en busca de sus beneficios. Carolina del Norte ha supe­<br />

rado a muchos otros estados en una cosa: <strong>la</strong> <strong>con</strong>strucción de cami­<br />

nos. Hay más carreteras que en cualquier otro estado. Y aun <strong>con</strong> un<br />

reducido presupuesto, su legis<strong>la</strong>tura acaba de aprobar US$ 9 billo-<br />

155


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

nes para más carreteras, mientras disminuyó sustancialmente <strong>la</strong> asig­<br />

nación de recursos a <strong>la</strong> educación básica, lo que muestra un compro­<br />

miso <strong>con</strong> el mundo industrial.<br />

Pero Carolina del Norte no tiene ningún ideal que copiar. No<br />

existe <strong>la</strong> comunidad ideal. En Cerro Gardo, Carolina del Norte, se<br />

está formando una comunidad, una comunidad rural sustentable,<br />

<strong>con</strong> sus habilidades artesanales, su re<strong>la</strong>ción <strong>con</strong> <strong>la</strong> tierra, su renun­<br />

cia al automóvil a favor de <strong>la</strong> bicicleta. Necesitamos distintos mo­<br />

delos de comunidad. Existen comunidades <strong>con</strong> dimensiones religio­<br />

sas, comunidades <strong>con</strong> objetivos definidos, pero no creo que preva­<br />

lezcan en el futuro. Necesitamos comunidades en el orden cívico -<br />

comunidades sustentables, significativas, <strong>con</strong> un sentido no sectario<br />

de <strong>la</strong> dimensión sagrada de <strong>la</strong> existencia. Se necesitan disposiciones<br />

para una sociedad donde hay diversas orientaciones espirituales. Lo<br />

que ahora tenemos son principalmente comunidades basadas en <strong>la</strong><br />

industria.<br />

En Carolina del Norte se encuentra el Centro de Investiga­<br />

ción Triangu<strong>la</strong>r. Es el orgullo del estado, donde treinta de <strong>la</strong>s mayo­<br />

res empresas industriales de Estados Unidos realizan sus investiga­<br />

ciones en una zona de 2.000 hectáreas. Está matando <strong>la</strong> región. Se<br />

dice que son fuentes de trabajo.<br />

Me opongo a este centro. Critico <strong>la</strong> <strong>con</strong>strucción de caminos y<br />

<strong>la</strong> idea de traer compañías industriales ajenas para crear fuentes de<br />

trabajo. Los habitantes de Carolina del Norte son campesinos, pero<br />

<strong>la</strong> mayoría trabaja en fábricas o en establecimientos comerciales.<br />

Intento que vean que el desarrollo industrial está devastando <strong>la</strong> gran­<br />

deza de <strong>la</strong> región en su esplendor natural. Les digo: "Echaron a an­<br />

dar este gran y prestigioso centro de investigación. Después habrá<br />

que <strong>con</strong>struir miles de viviendas, viviendas caras, para <strong>la</strong> gente <strong>con</strong><br />

sueldos altos. Luego habrá que rehacer <strong>la</strong>s calles para <strong>con</strong>tro<strong>la</strong>r el<br />

tráfico; cambiar <strong>la</strong> red de agua potable y el sistema de eliminación<br />

de desechos; tener nuevos abastecimientos de agua; <strong>con</strong>struir un<br />

enorme aeropuerto internacional, <strong>nueva</strong>s escue<strong>la</strong>s e insta<strong>la</strong>ciones<br />

156<br />

APÉNDICE<br />

médicas y de asistencia social. Y así sucesivamente, hasta que el de­<br />

sarrollo se trague a toda <strong>la</strong> región".<br />

Esto no es lo relevante de Carolina del Norte, sino sus monta­<br />

ñas, su maravillosa región del Piedmont, su hermosa p<strong>la</strong>nicie coste­<br />

ra y su litoral, todas zonas fértiles. Debemos comprender esta región<br />

y tener una cultura adecuada para el<strong>la</strong>. ¿Somos tan incompetentes<br />

que no podemos establecer una e<strong>con</strong>omía interna? ¿Es tan escasa<br />

nuestra creatividad mental que no podemos crear nuestro arte, poe­<br />

sía y música? Esto se hace en muchos lugares en <strong>la</strong>s montañas de<br />

Carolina del Norte. Debemos crear un pueblo educado para <strong>la</strong> vida<br />

aquí. Carolina del Norte está al final de <strong>la</strong> lista de resultados del<br />

SAT (Scho<strong>la</strong>stic Aptitude Test) -puntajes para ingresar a <strong>la</strong> uni­<br />

versidad-, pero yo creo que no los necesitamos.<br />

Necesitamos personas felices, creativas, <strong>con</strong> su música, su cul­<br />

tura, re<strong>la</strong>cionadas <strong>con</strong> estos fantásticos recursos existentes. No hay<br />

razón para avergonzarse de nuestros pueblos o ciudades por el solo<br />

hecho de no ser industrializados. Nuestro destino es desarrol<strong>la</strong>r una<br />

vida y una cultura verdaderamente humanas en ellos. Sería <strong>la</strong>rgo<br />

exponer en forma precisa lo que tengo en mente sobre <strong>la</strong> vida en<br />

comunidad y <strong>la</strong> cultura en Carolina del Norte. Esencialmente, su­<br />

giero un complejo de comunidades de diferentes tamaños que viva<br />

de los recursos y de <strong>la</strong> inspiración de su región.<br />

Petición de los miembros de Six Nations<br />

En re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong> tierra, se debe abandonar <strong>la</strong> política de asimi­<br />

<strong>la</strong>ción; es una de <strong>la</strong>s cosas en que nos pueden ayudar. Somos habi­<br />

tantes tradicionales de Six Nations y tenemos un problema. Nos<br />

preocupa el Altar de los Mártires en Mid<strong>la</strong>nd, Ontario, y otro en<br />

Axiriesville, Nueva York, ambos a cargo de los jesuítas. <strong>La</strong> <strong>con</strong>tinua<br />

degradación de nuestra imagen frente al público en general nos hace<br />

daño. (Los Altares <strong>con</strong>memoran a misioneros jesuítas asesinados<br />

por estadounidenses nativos). Nos hace daño porque mientras haya<br />

mártires, "los buenos muchachos", tiene que haber "malos mucha-<br />

157


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

chos". Históricamente, los jesuítas nos han retratado como los malos<br />

muchachos, usando el lenguaje y sentimientos de <strong>la</strong> época en<br />

que se escribieron <strong>la</strong>s Re<strong>la</strong>ciones jesuítas, hace más de 300 años.<br />

Hoy siguen usando esas mismas pa<strong>la</strong>bras y expresando los mismos<br />

sentimientos acerca de nuestro pueblo. Estoy seguro que <strong>la</strong> mente<br />

de cientos y miles y quizás millones de personas que han visitado<br />

esos lugares ha sido envenenada <strong>con</strong>tra nosotros. Esto nos preocupa.<br />

No debiera ocurrir, y si hay personas que quieran hincarle el<br />

diente a algo, a algo que valga <strong>la</strong> pena, tal vez podrían ayudarnos en<br />

nuestra lucha <strong>con</strong>tra los jesuítas.<br />

158<br />

*<br />

GLOSARIO<br />

Analogía. Comparación de dos cosas que tienen una función simi<strong>la</strong>r,<br />

pero estructura y origen diferentes. (Se usa en anatomía comparada,<br />

pero también en el discurso filosófico).<br />

Biocentrismo. Concepto que establece que toda <strong>la</strong> comunidad de<br />

vida debe ser <strong>con</strong>siderada en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>nificación humana; simi<strong>la</strong>r a<br />

geocentrismo, que seña<strong>la</strong> que toda <strong>la</strong> tierra debe ser <strong>con</strong>siderada de<br />

manera simi<strong>la</strong>r. Estos términos <strong>con</strong>trastan <strong>con</strong> antropocentrismo,<br />

que establece que los humanos están separados y por encima del<br />

resto de <strong>la</strong> vida y el cosmos, mereciendo excesiva preocupación.<br />

Biorregiones. Áreas de <strong>la</strong> tierra establecidas en base a una comunidad<br />

funcional, es decir, regiones generalmente autosustentables <strong>con</strong> sistemas<br />

vitales de apoyo mutuo.<br />

Cenozoico. Era de <strong>la</strong> historia geológica iniciada hace 65 millones<br />

de años hasta hoy, caracterizada por <strong>la</strong> rápida evolución de mamíferos,<br />

aves, pastizales, arbustos y p<strong>la</strong>ntas de floración superior.<br />

Complejidad-centralización. Término teilhardiano que indica <strong>la</strong> evolución<br />

gradual, a través de <strong>la</strong>s eras, hacia una mayor complejidad de<br />

vida y, al mismo tiempo, hacia una mayor "interioridad".<br />

Cosmogénesis. Concepto científico actual que establece que el universo<br />

no "es", sino que siempre está en proceso de "devenir".<br />

Docetismo. Concepto de los inicios de <strong>la</strong> historia cristiana, refutado<br />

como herejía, que seña<strong>la</strong> que Jesús sólo parecía tener cuerpo humano<br />

y haber muerto en <strong>la</strong> cruz.<br />

159


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Ecozoico. Término acuñado por Thomas <strong>Berry</strong> para indicar <strong>la</strong> ne­<br />

cesidad de una <strong>nueva</strong> era de re<strong>la</strong>ciones tierra-humanos mutuamen­<br />

te crecedoras. Contrasta <strong>con</strong> tecnozoico, sueño futurista de sobrepa­<br />

sar <strong>con</strong> <strong>la</strong> tecnología los límites, ritmos básicos y <strong>con</strong>diciones<br />

p<strong>la</strong>netarias.<br />

Epistemología. Estudio de <strong>la</strong> naturaleza y fundamentos del <strong>con</strong>oci­<br />

miento.<br />

Inmanencia. Permanecer y funcionar <strong>con</strong> el universo. En <strong>la</strong> <strong>teología</strong><br />

cristiana generalmente se usa en referencia a Dios, pero difiere del<br />

panteísmo, es decir, <strong>la</strong> total identificación de Dios <strong>con</strong> el universo.<br />

Macrofase/microfase. Dimensión amplia y pequeña de todo. Thomas<br />

<strong>Berry</strong> lo ejemplifica así: si bien un solo automóvil es inofensivo para<br />

<strong>la</strong> biosfera, su uso a nivel mundial <strong>con</strong>stituye una amenaza para el<br />

p<strong>la</strong>neta. Asimismo, los humanos, como especie limitada y <strong>con</strong> <strong>la</strong><br />

actual pob<strong>la</strong>ción, son dos realidades diferentes del p<strong>la</strong>neta. Esta di­<br />

ferenciación es necesaria para desp<strong>la</strong>zarse hacia una dimensión am­<br />

plia de <strong>la</strong> ética.<br />

Modo de <strong>con</strong>ciencia espacial. Esta <strong>con</strong>ciencia ve un universo fijo e<br />

inmutable, en oposición a una comprensión evolutiva del tiempo.<br />

Nueva historia. Término acuñado por Thomas <strong>Berry</strong> para referirse<br />

a <strong>la</strong> comprensión científica actual del cosmos como evolutivo e<br />

inter<strong>con</strong>ectado por el origen. Si bien <strong>la</strong> ciencia ha desarrol<strong>la</strong>do el<br />

significado físico de esto, <strong>Berry</strong> intenta que lo comprendamos como<br />

una historia sagrada del universo y de toda <strong>la</strong> aventura humana.<br />

Ontología. Rama de <strong>la</strong> metafísica <strong>con</strong>cerniente a <strong>la</strong> naturaleza del<br />

ser.<br />

Pe<strong>la</strong>giano. Re<strong>la</strong>tivo a <strong>la</strong>s creencias de Pe<strong>la</strong>gio (¿360?-420 DC), quien<br />

negaba <strong>la</strong> existencia del pecado original y enfatizaba <strong>la</strong> perfectibili­<br />

dad de los humanos sin <strong>la</strong> gracia. En <strong>la</strong>s principales corrientes de <strong>la</strong><br />

<strong>teología</strong> cristiana, se le <strong>con</strong>sidera una herejía.<br />

Principio antrópico. En su acepción más fuerte, establece que <strong>la</strong>s<br />

<strong>con</strong>diciones del universo inicial hacían inevitable <strong>la</strong> vida en <strong>la</strong>s fu­<br />

turas evoluciones del universo.<br />

160<br />

GLOSARIO<br />

Trascendencia. Anterior a o sobre el universo. Thomas <strong>Berry</strong> lo<br />

usa en forma análoga para referirse, por ejemplo, a <strong>la</strong> tecnología que<br />

des<strong>con</strong>oce los límites de los sistemas naturales del p<strong>la</strong>neta.<br />

Universo emergente. Universo desplegado y abierto a <strong>la</strong>s <strong>nueva</strong>s<br />

posibilidades que van surgiendo.<br />

161


1<br />

*<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Nota del editor: Para una bibliografía más extensa, <strong>con</strong>sulte <strong>la</strong>s<br />

siguientes cinco fuentes:<br />

<strong>Berry</strong>, Thomas. The Dream of the Earth. San Francisco: Sierra Club<br />

Books, 1988. Libro c<strong>la</strong>ve de <strong>Berry</strong> para <strong>con</strong>ocer su visión y áreas de<br />

interés.<br />

<strong>Berry</strong>, Thomas. Riverdale Papers. Riverdale Center, 5801 Palisade<br />

Ave., Bronx, N.Y., 10471. Colección de ensayos publicados y no<br />

publicados de <strong>Berry</strong>.<br />

Dowd, Michael. Earthspirit: A Handbook for Nurturing an Ecological<br />

Christianity. Mystic, Connecticut: Twenty-Third Publications,<br />

1991. Una buena y c<strong>la</strong>ra introducción sobre <strong>Berry</strong> y <strong>la</strong> <strong>nueva</strong> historia.<br />

Lonergan, Anne y Caroline Richards. Thomas <strong>Berry</strong> and the New<br />

Cosmohgy. Mystic, Connecticut: Twenty-Third Publications, 1987.<br />

Ensayos de <strong>Berry</strong> sobre religión y e<strong>con</strong>omía seguidos por ensayos<br />

críticos y amplios de varios teólogos.<br />

McDaniel, Jay. Earth, Sky, Gods & Moríais: Developingan Ecological<br />

Christianity. Mystic, Connecticut: Twenty-Third Publications, 1990.<br />

Desarrol<strong>la</strong> una espiritualidad <strong>ecológica</strong> a partir de <strong>la</strong> <strong>teología</strong> de proceso.<br />

Incluye una de <strong>la</strong>s mejores bibliografías sobre <strong>teología</strong> <strong>ecológica</strong>.<br />

Teilhard Studies. American Teilhard Association, Box 67, White<br />

P<strong>la</strong>ins, N.Y. 10604. Serie de monografías académicas sobre Teilhard.<br />

Varias son de <strong>Berry</strong>, incluyendo "Teilhard in the Ecological Age".<br />

163


*<br />

LECTURAS ADICIONALES<br />

Birch, Charles, William Eakin y Jay McDaniel, eds. LiberatingLife:<br />

Contemporary Approaches to Ecological Theology. Maryknoll, N.Y.:<br />

Orbis Books, 1990. Amplia gama de ensayos teológicos de distintas<br />

tradiciones, preparado para <strong>la</strong> Asamblea General del Consejo Mundial<br />

de Iglesias 1991. Sólida perspectiva de <strong>la</strong> actual <strong>teología</strong> <strong>ecológica</strong><br />

y su re<strong>la</strong>ción <strong>con</strong> <strong>la</strong> <strong>teología</strong> de <strong>la</strong> liberación.<br />

Berman, Morris. El Reencantamiento del Mundo, Santiago: Ed. Cuatro<br />

Vientos, 1987. Bril<strong>la</strong>nte e influyente descripción del desarrollo<br />

del pensamiento científico y tecnológico moderno y sus efectos sobre<br />

el profundo dolor del alma del hombre <strong>con</strong>temporáneo.<br />

Berman, Morris. Cuerpo y Espíritu, Santiago: Ed. Cuatro Vientos,<br />

1992. También los movimientos heréticos del occidente cristiano se<br />

re<strong>la</strong>cionan al pensamiento de <strong>Berry</strong> en que <strong>la</strong> cognición del cuerpo<br />

es central a <strong>la</strong> real vivencia de Dios.<br />

Eisler, Riane. El Cáliz y <strong>la</strong> Espada. Santiago, Ed. Cuatro Vientos,<br />

1990. Una útil herramienta en el trabajo por <strong>la</strong> transformación social<br />

e ideológica hacia una re<strong>la</strong>ción solidaria entre hombres y mujeres<br />

y el p<strong>la</strong>neta que habitamos.<br />

Grof, Stanis<strong>la</strong>v, compi<strong>la</strong>dor: Ciencia Moderna, Sabiduría Antigua,<br />

Santiago: Cuatro Vientos, 1991. Madre Teresa hab<strong>la</strong>ndo sobre el<br />

amor y <strong>la</strong> generosidad <strong>con</strong>verge <strong>con</strong> otros en una aproximación al<br />

nuevo paradigma del cual el pensamiento de <strong>Berry</strong> forma parte.<br />

Orrego, Héctor. Curriculum Vitae: de <strong>la</strong> Vida, del Vértigo y de los<br />

165


RECONCILIACIÓN CON LA TIERRA<br />

Abismos. Santiago, Ed. Cuatro Vientos, 1993. Aunque médico y biólogo,<br />

Orrego hace una fundamentación de lo que en esencia es una<br />

<strong>teología</strong> biológica de <strong>la</strong> vida.<br />

Pinera, Bernardino. Eí Reencantamiento de <strong>la</strong> Vida, Santiago: Los<br />

Andes, 1993. Reflexiones sobre <strong>la</strong> cultura de <strong>la</strong> modernidad y de <strong>la</strong><br />

anti-cultura y, más específicamente desde su perspectiva de pastor,<br />

el aporte de <strong>la</strong> Iglesia de Cristo como una respuesta al sentido de <strong>la</strong><br />

vida para el pueblo chileno.<br />

Mander, Jerry. En Ausencia de lo Sagrado, Ed. Cuatro Vientos, 1994.<br />

Los pueblos indígenas desaparecen <strong>con</strong> <strong>la</strong> irrupción de <strong>la</strong> tecnología<br />

y <strong>la</strong> voracidad insaciable de <strong>la</strong>s empresas -pero los nativos supieron<br />

mantener el mundo limpio y sagrado por miles y miles de años.<br />

McDonagh, Sean. To Care for the Earth: A Cali to a New Theology.<br />

Santa Fe, N.M.: Bear and Company, 1987. Desarrollo de <strong>la</strong> <strong>teología</strong><br />

de <strong>Berry</strong> escrita por un misionero columbano en Mindanao del Sur,<br />

Filipinas.<br />

Moore, Thomas, ed. A Blue Fire: Selected Readings of James Hulmán.<br />

Nueva York: Harper & Row, 1989. Textos de un psicoterapeuta<br />

jungiano que <strong>con</strong>stituyen un <strong>con</strong>movedor l<strong>la</strong>mado a devolver el<br />

"alma" al mundo de <strong>la</strong>s cosas. De distintas formas, su visión complementa<br />

<strong>la</strong> de <strong>Berry</strong> sobre los diversos "seres", por ejemplo, familiar,<br />

comunitario, cósmico.<br />

Van Burén, Paul M. "Covenantal Pluralism?". Cross Currents, Vol.<br />

40, N s 3, otoño 1990. Imaginativo enfoque del pacto a favor de <strong>la</strong><br />

diferenciación de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción de todas <strong>la</strong>s personas, más que <strong>la</strong><br />

estrecha exclusividad rechazada por <strong>Berry</strong>.<br />

Vittachi, Anuradha. Earth Conference One: Sharing a Vision for Our<br />

P<strong>la</strong>net. Boston: New Science Library, Shambha<strong>la</strong>, 1989. Re<strong>la</strong>to testimonial<br />

de <strong>la</strong> Conferencia de Sobrevivencia Global en Oxford,<br />

1988, donde Thomas <strong>Berry</strong>, así como otros representantes religiosos<br />

y políticos, c<strong>la</strong>rificaron muchos temas significativos.<br />

166

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!