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<strong>Pensadores</strong><br />

<strong>por</strong> <strong>el</strong> Mundo<br />

AUTORES<br />

José Aguilar López | Enrique Alcat | Jorge Cagigas Villalba<br />

Eugenio de Andrés | Javier Fernández Aguado | Elena Ortega Castillo<br />

María d<strong>el</strong> Carmen Abraham Neme | Joaquín Oset Fernández | Gustavo Piera Trius<br />

Christopher Richard Smith | Enrique Sueiro | Marcos Urarte Alonso<br />

PRÓLOGO<br />

Migu<strong>el</strong> Áng<strong>el</strong> Robles<br />

INTRODUCCIÓN<br />

Luis Poblador


Prólogo. Migu<strong>el</strong> Áng<strong>el</strong> Robles<br />

Introducción. Luis Poblador<br />

Biografía. José Aguilar López<br />

• En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza. José Aguilar López<br />

Biografía. Enrique Alcat<br />

• Lorca, viaje a las profundidades de una crisis. Enrique Alcat<br />

Biografía. Jorge Cagigas Villalba<br />

• De la gélida Viena a la blanca Praga. Jorge Cagigas<br />

Biografía. Eugenio de Andrés<br />

• Las Vegas, más allá d<strong>el</strong> neón. Eugenio de Andrés<br />

Biografía. Javier Fernández Aguado<br />

• Un viaje intercontinental hacia uno mismo. Javier Fernández Aguado<br />

Biografía. Elena Ortega Castillo<br />

Biografía. María d<strong>el</strong> Carmen Abraham Neme<br />

• Una mirada Ontológica: Mendoza – Los Andes. Elena Ortega y Marita Abraham<br />

Biografía. Joaquín Oset Fernández<br />

• Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá. Joaquín Oset<br />

Biografía. Gustavo Piera Trius<br />

• Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a. Gustavo Piera<br />

Biografía. Christopher Richard Smith<br />

• Un viaje al fondo d<strong>el</strong> alma. Christopher Smith<br />

Biografía. Enrique Sueiro<br />

• Boston, connecting city: Communication & Management. Enrique Sueiro<br />

Biografía. Marcos Urarte Alonso<br />

• Viaje a nuestros orígenes. El compromiso con nuestros parientes más cercanos. Marcos Urarte<br />

Índice<br />

7<br />

11<br />

15<br />

18<br />

55<br />

58<br />

71<br />

74<br />

93<br />

96<br />

115<br />

122<br />

143<br />

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171<br />

174<br />

201<br />

204<br />

245<br />

248<br />

275<br />

280<br />

307<br />

310


Migu<strong>el</strong> Áng<strong>el</strong> Robles<br />

Director General de <strong>Interban</strong> <strong>Network</strong><br />

Prólogo<br />

<strong>Pensadores</strong> <strong>por</strong> <strong>el</strong> mundo supone para <strong>Interban</strong> <strong>Network</strong> embarcarse en un viaje. La novedad<br />

no procede sólo de los cualificadísimos trotamundos, sino también d<strong>el</strong> formato empleado<br />

para transmitir sus a<strong>por</strong>taciones. Todos los autores son conocidos <strong>por</strong> su calidad profesional<br />

y de pensamiento, y también <strong>por</strong> su participación en los congresos Manager Fórum en sus<br />

cuatro localizaciones de Valencia, Barc<strong>el</strong>ona, Bilbao y Madrid.<br />

Como coordinadores de este proyecto, estamos encantados con la acogida que tuvo cuando<br />

lo planteamos a los expertos escogidos. Sin la pretensión explícita de un ranking en sentido<br />

estricto, no dudo en aupar a la categoría de exc<strong>el</strong>encia <strong>el</strong> trabajo de quienes a lo largo de<br />

estas páginas comparten tanto su pasa<strong>por</strong>te geográfico como su maleta int<strong>el</strong>ectual.<br />

Aun sin ser comparables entre sí <strong>por</strong> su personalísima valía individual, no me resisto a<br />

destacar que cuatro de <strong>el</strong>los han recibido en sendas ediciones <strong>el</strong> Premio Manager Thinker.<br />

Me refiero a Javier Fernández Aguado, Marcos Urarte, Enrique Alcat y José Aguilar.<br />

Tampoco debo pasar <strong>por</strong> alto sugerentes a<strong>por</strong>taciones, como las de Enrique Sueiro, que<br />

inyectan en <strong>el</strong> Management d<strong>el</strong> siglo XXI un calado humanizante desde <strong>el</strong> ámbito de la<br />

Comunicación. No en vano Peter Drucker destacaba las habilidades comunicativas entre las<br />

imprescindibles para los directivos eficaces. En la actualidad sobran ejemplos de esta<br />

imperiosa necesidad.<br />

Como agencia de marketing especializada en crear y desarrollar contenidos que ayuden a<br />

las empresas a conectar con sus clientes, <strong>Interban</strong> <strong>Network</strong> pilota con gusto este<br />

desplazamiento <strong>por</strong> las encrucijadas d<strong>el</strong> saber de expertos en buen gobierno.<br />

Prólogo | Migu<strong>el</strong> Áng<strong>el</strong> Robles<br />

| 7


Todo viento es favorable cuando uno tiene claro su destino, venía a decir Séneca. Esta<br />

máxima se cumple al leer los cuadernos de viaje de nuestros doce aventuremos d<strong>el</strong><br />

conocimiento. La experiencia profesional y la cualificación académica de nuestros<br />

pensadores <strong>por</strong> <strong>el</strong> mundo<br />

–Doctores varios de <strong>el</strong>los– así lo acreditan.<br />

Cada uno cuenta con un estilo propio. Me gusta especialmente su capacidad de enfocar con<br />

calma cuestiones nucleares que en <strong>el</strong> día a día se nos difuminan. Una buena terapia para<br />

combatir esta nebulosa de tintes epidémicos es <strong>el</strong> llamado com<strong>por</strong>tamiento contra-instintivo,<br />

consistente en que cuanto más estrés y ansiedad tengamos más serenidad debemos demostrar.<br />

Al conocido refrán de que <strong>el</strong> “hombre es <strong>el</strong> único animal que tropieza dos veces en la misma<br />

piedra” quizá habría que añadir: tres, cuatro, cinco… Porque son muchas las adversidades que<br />

encontramos en <strong>el</strong> entorno. A <strong>el</strong>las debemos sumar nuestros errores de gestión, que en estas<br />

situaciones su<strong>el</strong>en multiplicarse <strong>por</strong> <strong>el</strong> estrés y la ansiedad. Tenemos que prestar mucha<br />

atención a no caer en <strong>el</strong> “precipicio d<strong>el</strong> pánico”, <strong>por</strong> <strong>el</strong> que nos deslizamos con frecuencia. El<br />

temor provoca parálisis, patología que se encuentra en las antípodas d<strong>el</strong> espíritu<br />

emprendedor de <strong>Pensadores</strong> <strong>por</strong> <strong>el</strong> mundo.<br />

Este libro nos brinda la o<strong>por</strong>tunidad de más análisis reposado para una acción<br />

fundamentada. Cada uno en su organización lucha <strong>por</strong> <strong>el</strong> objetivo común de su equipo,<br />

sabedor de que si se ve afectada <strong>por</strong> <strong>el</strong> pavor será incapaz de alcanzar metas valiosas. Por<br />

muchos salvavidas que ofrezcamos a los afectados, podría pasar como con <strong>el</strong> conmemorado<br />

Titanic: no tendríamos para todos, y muchos con <strong>el</strong> espanto saltarían d<strong>el</strong> barco sin<br />

pensárs<strong>el</strong>o, y a otros les empujaríamos nosotros mismos.<br />

Cien años después de aqu<strong>el</strong> malogrado viaje de 1912, nuestros pensadores se embarcan en<br />

una aventura bien anclada en la realidad de la empresa y con rumbo a la exc<strong>el</strong>encia.<br />

Particularmente en un año de crisis como 2012, con amenazas de hundimiento, son<br />

necesarias altas dosis de sosiego, que no debe confundirse con r<strong>el</strong>ajación. El buen ocio es<br />

un estado de tranquilidad creativa, la r<strong>el</strong>ajación supone desconexión, y <strong>el</strong> momento actual<br />

no es para descansar.<br />

El ser humano puede tener tendencias optimistas o pesimistas, pero más allá de estas<br />

visiones que afectan al futuro se encuentra la realidad d<strong>el</strong> momento en que uno vive.<br />

8| Prólogo


Marquemos <strong>el</strong> futuro con nuestras actitudes. Perder la paz no es una actitud adecuada ante<br />

las adversidades, pues supone implantar <strong>el</strong> pesimismo o al menos una necia precipitación.<br />

Actuemos en nuestra función directiva con armonía y otearemos <strong>el</strong> futuro con más realismo<br />

emprendedor.<br />

Pensar bien y hacerlo antes de obrar es garantía de éxito. En este libro <strong>el</strong> lector podrá<br />

comprobarlo. Además, disfrutará de un viaje con pasa<strong>por</strong>te renovado para la int<strong>el</strong>igencia y<br />

recuerdos oxigenantes para <strong>el</strong> corazón.<br />

Migu<strong>el</strong> Áng<strong>el</strong> Robles<br />

| 9


Introducción<br />

Luis Poblador, Director General de SFB<br />

Pensar y viajar, ¡qué acciones tan parecidas en lo esencial! De alguna manera, la primera<br />

incluye a la segunda.<br />

<strong>Pensadores</strong> <strong>por</strong> <strong>el</strong> mundo se propone descubrir las tendencias d<strong>el</strong> Management<br />

contem<strong>por</strong>áneo a través de profesionales que piensan y viajan. Nos proponen periplos<br />

descifrando y descubriendo en sus cuadernos de viaje líneas novedosas y eficaces para la<br />

dirección estratégica de personas.<br />

Los libros de viajes configuran un género literario peculiar y gozan de popularidad desde<br />

hace siglos. Son r<strong>el</strong>atos descriptivos de países mediante observaciones d<strong>el</strong> paisaje, la<br />

geografía, la flora, la fauna, las personas, sus hábitos de vida, su historia y sus costumbres.<br />

Este libro nace como una aventura hacia <strong>el</strong> conocimiento, de la mano de un s<strong>el</strong>ectísimo<br />

grupo de autores, unidos <strong>por</strong> varias características comunes. La primera procede d<strong>el</strong> ámbito de<br />

interés profesional, <strong>el</strong> Management, aunque con aproximaciones diferentes y complementarias.<br />

Además, nuestros pensadores pertenecen a la plataforma TopTen Business Experts<br />

(http://www.toptenbusinessexperts.com), cada uno en su área: Management, Human<br />

Resources, Consulting, Marketing, Speakers y Communication.<br />

Cada uno de <strong>el</strong>los ha escogido alguno de sus viajes para ilustrar con ubicación física su<br />

pensamiento aplicado. Los r<strong>el</strong>atos son tan variados como la personalidad de tan singulares<br />

viajeros int<strong>el</strong>ectuales. He disfrutado con sus circuitos aquí narrados. Me han servido para<br />

conocer, mediante sus crónicas, a los protagonistas.<br />

Introducción | Luis Poblador<br />

| 11


En otros casos he tenido la suerte de constatar <strong>por</strong> escrito lo que ya conocía personalmente.<br />

Me refiero muy en particular a Javier Fernández Aguado y José Aguilar, a quienes tengo la<br />

fortuna de tener como asesores de SFB. Admiré sus mod<strong>el</strong>os de gestión profundamente<br />

humanos y comprobé la efectividad empresarial para un negocio como <strong>el</strong> nuestro, tan<br />

proclive a poner los números con mayúscula y las personas con minúscula.<br />

Estoy seguro de que lo mismo podrán decir de los demás pensadores los lectores que hayan<br />

tenido la suerte de tratarlos personalmente o en su ejecución profesional. Reconforta mucho<br />

verificar que existe y destaca un Management español que piensa, habla y escribe en inglés<br />

y cast<strong>el</strong>lano. Este bilingüismo creativo nada tiene que envidiar al Management monolingüe<br />

d<strong>el</strong> English only.<br />

¡Qué útil resultan los pensamientos de estos profesionales profundos para quienes nos<br />

dedicamos, como en SFB, al desarrollo y la implantación de software y aplicaciones para<br />

empresas de servicios de inversión!<br />

¡Qué estimulante frescor de pensamiento humanizante para quienes nuestro día a día<br />

profesional pasa <strong>por</strong> la búsqueda de soluciones informáticas para la mayoría de las empresas<br />

que cotizan en Bolsa!<br />

¡Qué orientadores estos vericuetos mundiales para quienes apostamos <strong>por</strong> <strong>el</strong> acompañamiento<br />

empresarial a la hora de definir planes estratégicos de desarrollo para las compañías!<br />

Cualquiera que sea <strong>el</strong> sector empresarial o profesional de los lectores de estas páginas,<br />

seguro que hallan enjundiosas pistas para oxigenar su negocio con las rutas internacionales<br />

y las reflexiones personales de sus protagonistas.<br />

No es fácil atinar en una s<strong>el</strong>ección de pensadores en acción. Tan seguro como que hay más<br />

de los aquí incluidos es que los <strong>el</strong>egidos responden a esa categoría. Sin duda.<br />

Disfrutar con los viajes de esta singular obra me ha servido también para recordarme a mí<br />

mismo que tanto la permanente y generosa transmisión de los valores, como predicar con<br />

<strong>el</strong> ejemplo ayudan a cada persona a comprender en qué consiste hacer bien su trabajo.<br />

Ciertamente, nadie puede hacer <strong>por</strong> mí <strong>el</strong> viaje de mi propia vida. Lo bueno de un libro de<br />

viajes tan excepcional es ir de la mano de buscadores, de observadores…, de pensadores.<br />

12 | Introducción


Por tanto, es casi seguro que todos nos a<strong>por</strong>tarán algo o mucho con sus hallazgos aquí<br />

compartidos.<br />

Quizá más im<strong>por</strong>tante que todos los recorridos hacia lugares lejanos es, como plantea su<br />

viaje Javier Fernández Aguado, al acometer un “viaje intercontinental hacia uno mismo”.<br />

Siguiendo su amable didáctica empresarial y vital, <strong>el</strong> enriquecimiento personal es aún mayor<br />

si armonizamos <strong>el</strong> desplazamiento en <strong>el</strong> espacio con las lecciones d<strong>el</strong> tiempo: aprender de<br />

las enseñanzas de los clásicos. Todos continúan vigentes en <strong>el</strong> siglo XXI.<br />

A diferencia de ciertos turistas que quieren ver todo a gran v<strong>el</strong>ocidad, sin apenas margen<br />

para la reflexión, nuestros pensadores condensan mucho en poco y, además, con un estilo<br />

amable y sugerente.<br />

F<strong>el</strong>icito a <strong>Interban</strong> <strong>Network</strong> <strong>por</strong> brindarnos lo que podríamos denominar “turismo int<strong>el</strong>ectual”<br />

con una cuidada s<strong>el</strong>ección de destinos y cualificados viajeros.<br />

¡Buen viaje!<br />

Luis Poblador | 13


José Aguilar López<br />

Es Doctor en Filosofía. De su r<strong>el</strong>ación con <strong>el</strong> mundo universitario mantiene la vocación<br />

docente e investigadora, que ocupa desde entonces —en pro<strong>por</strong>ciones variables— una<br />

parte de su actividad profesional. De hecho, en la actualidad compagina su tarea como Socio<br />

Director de MindValue con la dirección de la Cátedra Nebrija de Dirección Estratégica de<br />

Universidades y con la Cátedra de Com<strong>por</strong>tamiento Humano en las Organizaciones (Foro<br />

Europeo, Escu<strong>el</strong>a de Negocios de Navarra). Complementa su formación con un PDD <strong>por</strong> <strong>el</strong><br />

IESE.<br />

La simbiosis entre unos estudios universitarios enfocados a la comprensión racional d<strong>el</strong><br />

mundo y sus experiencias prácticas en la vida de cientos de organizaciones, le permite una<br />

aproximación humanista a los problemas y retos de empresas y organismos públicos.<br />

Siempre ha considerado que ambos mundos —<strong>el</strong> de la reflexión y <strong>el</strong> de la acción— no<br />

deberían discurrir en paral<strong>el</strong>o, ajeno <strong>el</strong> uno al otro, sino que demandan un mutuo<br />

enriquecimiento. José siempre ha r<strong>el</strong>atado que su “escu<strong>el</strong>a” han sido tanto las aulas como los<br />

espacios de trabajo de todo tipo de organizaciones. Los conceptos académicos cobran vida<br />

y muestran todo su potencial cuando se ven materializados en <strong>el</strong> día a día de las<br />

organizaciones; y las enseñanzas que ofrecen las experiencias prácticas resultan mucho más<br />

instructivas cuando se analizan a través de las a<strong>por</strong>taciones de investigadores y expertos. El<br />

auténtico talento (práctico o teórico) siempre llama al talento. Sólo la estupidez y la rutina se<br />

encuentran a gusto aisladas.<br />

Biografía | José Aguilar López | 15


José siempre ha vivido apasionadamente la transmisión de este conocimiento, a caballo<br />

entre la reflexión y la práctica. De hecho, como especialista en dirección de recursos<br />

humanos, comunicación y creación de empresa, ha dirigido seminarios y cursos en<br />

numerosas Universidades y Escu<strong>el</strong>as de Negocios de Europa y América.<br />

Fruto de esta tarea docente e investigadora, ha participado —en calidad de coordinador o<br />

de coautor— en libros, como:<br />

• (Ari<strong>el</strong>, 2001) “La Ética en los negocios”.<br />

• (Ari<strong>el</strong>, 2002) “Management español: Los mejores textos”.<br />

• (Ari<strong>el</strong>, 2003) “La gestión d<strong>el</strong> cambio”.<br />

• (GEC, Barc<strong>el</strong>ona, 2004) “Will Management. La gestión de la voluntad organizativa”.<br />

• (LID, Madrid, 2006) “La soledad d<strong>el</strong> directivo”.<br />

• (Almuzara, Madrid, 2006) “En busca d<strong>el</strong> compromiso. Cómo comprometer a las personas con<br />

<strong>el</strong> proyecto empresarial”.<br />

• (LID, Madrid, 2007) “Forjadores de líderes”.<br />

• (LID, Madrid, 2008) “En clave de talento”.<br />

• (Foro Europeo, Pamplona 2009) “Liderazgo humanista y de servicio”.<br />

• (Crecento Publishing, Pamplona 2009) “Crecer después de una crisis”.<br />

José ha tenido la satisfacción de ver reconocida su labor en diferentes ocasiones:<br />

En 2006 obtuvo, junto a Javier Fernández Aguado, <strong>el</strong> premio d<strong>el</strong> Management Internacional<br />

Forum al mejor libro de Management d<strong>el</strong> año, <strong>por</strong> la obra conjunta “La soledad d<strong>el</strong> directivo”<br />

(LID, Madrid, 2006).<br />

En 2008 recibió <strong>el</strong> premio Most Valuable Speaker, concedido <strong>por</strong> <strong>Interban</strong> <strong>Network</strong>.<br />

También en 2008 fue galardonado en <strong>el</strong> Concurso de Casos de Negocio, organizado <strong>por</strong> la<br />

Nebrija Business School, en <strong>el</strong> que obtuvo <strong>el</strong> primer premio.<br />

En 2011 recibió <strong>el</strong> Premio Thinker d<strong>el</strong> año, en <strong>el</strong> marco d<strong>el</strong> Congreso Manager Fórum,<br />

organizado <strong>por</strong> <strong>Interban</strong> <strong>Network</strong>.<br />

Las áreas de interés de José son muy variadas, aunque siempre con <strong>el</strong> factor común d<strong>el</strong> pap<strong>el</strong><br />

central que juegan las personas en las organizaciones. Es reconocido como uno de los<br />

principales expertos españoles en gestión d<strong>el</strong> cambio.<br />

16 | Biografía


Como especialista en gestión d<strong>el</strong> compromiso, ha colaborado con numerosas<br />

organizaciones para <strong>el</strong> diagnóstico y <strong>el</strong> diseño de estrategias que permitan reforzar los<br />

vínculos con todos los stakeholders: clientes, empleados, proveedores, etc.<br />

Ha asesorado a sus clientes en metodologías para <strong>el</strong> diseño y la implantación efectiva de<br />

acciones formativas en las organizaciones. Es un especialista en <strong>el</strong> empleo d<strong>el</strong> método d<strong>el</strong><br />

caso. También ha desarrollado pautas metodológicas para <strong>el</strong> empleo de recursos<br />

audiovisuales en la formación. Algunas de sus a<strong>por</strong>taciones han sido recogidas en sus<br />

colaboraciones periódicas sobre cine y gestión, publicadas en diarios como ABC, Cinco Días, etc.<br />

La presencia de José en medios es muy frecuente. Es colaborador habitual en diarios, revistas<br />

de información económica, radio y TV. En este sentido, es miembro d<strong>el</strong> Consejo Editorial de<br />

Executive Exc<strong>el</strong>lence y de otras publicaciones profesionales.<br />

Forma parte de la Agencia LID Conferenciantes y d<strong>el</strong> colectivo Top Ten Management Spain.<br />

Su biografía ha sido publicada en <strong>el</strong> libros como: “Grandes Creadores en la Historia d<strong>el</strong><br />

Management” (Ari<strong>el</strong>), de José Luis García Ruiz; “Who’s who en <strong>el</strong> Management español”<br />

(<strong>Interban</strong>), de Francisco Alcaide; y “Quién es quién en Top Ten Speakers Spain” (Thompson<br />

Reuters), coordinado <strong>por</strong> Blanca Fernández-Galiano.<br />

jaguilar@mindvalue.com<br />

@josemindvalue<br />

www.mindvalue.com<br />

TopTen: www.toptenms.com/Jose_Aguilar.aspx<br />

Linkedin: www.linkedin.com/in/joseaguilar1<br />

José Aguilar López | 17


José Aguilar López<br />

En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la<br />

Provenza.<br />

Introducción<br />

El talento es caprichoso. Fluye de forma aparentemente aleatoria. Escasea en algunas épocas<br />

y lugares, mientras que en otras latitudes y en otros momentos se desborda incluso de forma<br />

excesiva. Como un curso de agua, que a veces discurre bajo tierra, oculto a las miradas de<br />

quienes lo buscan con anh<strong>el</strong>o. Más ad<strong>el</strong>ante, brota casi con violencia. Puede seguir su<br />

avance impetuoso a través de saltos y cataratas, o quedar remansado pero abundante.<br />

Los pueblos y las organizaciones, sedientas de talento, se han preguntado muchas veces cuál<br />

es <strong>el</strong> patrón que rige este flujo irregular. ¿Por qué un competidor lo recibe con generosidad,<br />

mientras que nosotros carecemos de él? ¿Por qué nosotros mismos pudimos disfrutar en<br />

otra época de su influjo, y hoy parece que nos ha abandonado?<br />

Tal vez <strong>el</strong> largo puente sobre <strong>el</strong> Ródano es <strong>el</strong> que trae a mi mente estas ideas. Estamos ya<br />

cerca de Avignon. El TGV que partió hace dos horas y media de París Gare de Lyon cruza<br />

este ancho río, cerca ya de su desembocadura en la Camarga. 812 kilómetros separan <strong>el</strong><br />

extenso d<strong>el</strong>ta en <strong>el</strong> que <strong>el</strong> Ródano vierte su agua al Mediterráneo, y los glaciares alpinos en<br />

los que nace.<br />

Avignon es mi puerta de entrada a la Provenza. Vu<strong>el</strong>vo intrigado <strong>por</strong> la inusual concentración<br />

de talento que se ha concitado aquí, a lo largo de varios periodos históricos. No puede ser<br />

casual que tanta innovación, tanta creatividad, haya fluido precisamente en una misma<br />

región. Es altamente improbable, en términos estadísticos, que un pequeño territorio haya<br />

acogido la expresión de tanta genialidad. La sospecha de que hay algún factor causal no<br />

18 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza | José Aguilar López


puede ser confirmada o desmentida desde la distancia, a través de reflexiones teóricas.<br />

Prefiero recorrer esta región para observar la luz que la ilumina, escuchar a las personas que<br />

la habitan, sentir cómo discurre aquí <strong>el</strong> tiempo, y comprobar si hay algo que explique la<br />

concentración sostenida de talento.<br />

Lugares de paso, lugares de encuentro<br />

Pasear <strong>por</strong> Avignon es enfrentarse a los profundos contrastes de esta ciudad. Por una parte,<br />

se respira la calma característica de tantas poblaciones francesas, frente al bullicio y al ritmo<br />

trepidante de la capital, París. Por otra parte, los monumentos más característicos de Avignon<br />

son testigos de los grandes acontecimientos que se han desarrollado en la ciudad.<br />

La bimilenaria ciudad de Avignon es célebre, entre otras cosas, <strong>por</strong> una canción infantil y <strong>por</strong><br />

un cuadro. La primera ha sido repetida innumerables veces <strong>por</strong> todos los que aprendimos<br />

francés en nuestra infancia: Sur le Pont d’Avignon… Hace alusión a un puente antiguo sobre<br />

<strong>el</strong> Ródano, d<strong>el</strong> que sólo se conservan cuatro arcos y una capilla. El cuadro, pintado en 1907<br />

<strong>por</strong> Pablo Picasso, recibió años después <strong>el</strong> título Les Demois<strong>el</strong>les d’Avignon. Este lienzo ha<br />

sido considerado <strong>el</strong> precursor d<strong>el</strong> cubismo y marca la ruptura con una tradición secular que<br />

arranca en <strong>el</strong> realismo y que considera la profundidad espacial como uno de los cánones de<br />

la pintura. Aparece ya, ligada a esta zona de Francia, la genialidad de un creador, que a<br />

través de su exploración de territorios inéditos da lugar a realidades nuevas. La innovación<br />

de Picasso es <strong>el</strong> resultado de influencias completamente diversas. Al contemplar <strong>el</strong> cuadro<br />

en <strong>el</strong> Museo de Arte Moderno de Nueva York, los<br />

rostros de las “señoritas” de Avignon nos traen<br />

reminiscencias de máscaras africanas, de frescos<br />

medievales, de esculturas ibéricas e incluso de perfiles<br />

característicos de los retratos egipcios. Esta va a ser<br />

una constante de nuestro viaje <strong>por</strong> la Provenza: la<br />

creatividad es hermana de la diversidad.<br />

Menciono este cuadro <strong>por</strong>que su autor estuvo vinculado en parte de su vida (y en su muerte)<br />

a la Provenza. De hecho, nos encontraremos de nuevo con <strong>el</strong> gran pintor malagueño en<br />

otras etapas de nuestro viaje. Sin embargo, conviene advertir que <strong>el</strong> motivo d<strong>el</strong> cuadro poco<br />

tiene que ver con Avignon: en realidad, la escena de la pintura parece inspirada en un<br />

prostíbulo de la calle Avinyó de Barc<strong>el</strong>ona. La proximidad fonética de estos dos términos<br />

hace que <strong>el</strong> cuadro haya quedado vinculado para siempre a esta ciudad francesa.<br />

20 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


En la acogedora casa de mis anfitriones provenzales estudio mi itinerario para los próximos<br />

días y compruebo una vez más que este territorio es una encrucijada, un lugar de paso. De<br />

hecho, los monumentos que jalonan sus ciudades y caminos son la expresión de los<br />

numerosos pueblos que han atravesado esta parte de Francia. De hecho, <strong>el</strong> sitio histórico<br />

más célebre de Avignon es <strong>el</strong> Palacio de los Papas. Y no lejos de aquí, en Arles o en Orange,<br />

marcados en <strong>el</strong> mapa como próximas visitas dentro de mi viaje, tendré la ocasión de visitar<br />

de nuevo algunos de los vestigios romanos mejor conservados de toda la Galia.<br />

La historia que encierran estos magníficos palacios, o los teatros romanos, o tantos otros<br />

monumentos, habla de la diversidad, d<strong>el</strong> contraste entre puntos de vista enfrentados, de la<br />

semilla que siembran viajeros e invasores, con puntos de vista diferentes. La Roma secular y<br />

la cristiana trasladaron a este escenario las contradicciones preñadas de vitalidad que la han<br />

convertido en centro e inspiración de numerosas civilizaciones.<br />

a) Elogio de la diversidad: d<strong>el</strong> Mont Ventoux a Saint-Tropez<br />

Hasta la geografía habla de paisajes diversos. De los agrestes parajes montañosos a la<br />

suavidad de las tierras bañadas <strong>por</strong> <strong>el</strong> mar Mediterráneo. Diviso desde mi ventana <strong>el</strong> Mont<br />

Ventoux, que domina esta parte de la Provenza. Siempre me ha sorprendido su apariencia<br />

de cumbre nevada en pleno verano.<br />

Es un efecto mágico creado <strong>por</strong> <strong>el</strong> brillo de los últimos<br />

rayos d<strong>el</strong> sol sobre las pulidas rocas de esa montaña. Sé<br />

que cuando la suba durante la semana, me encontraré a<br />

numerosos ciclistas emulando las hazañas de los héroes<br />

d<strong>el</strong> Tour de Francia, <strong>por</strong> carreteras que, lejos de atravesar<br />

paisajes nevados, serpentean entre peñas ardientes. Y<br />

desde la cumbre adivinaré en lontananza, hacia <strong>el</strong> sur, la<br />

turística costa d<strong>el</strong> Mediterráneo. Curioso contraste entre<br />

los campos de lavanda y los viñedos que se extienden a mis pies, y la exhibición casi obscena<br />

de lujo que podré observar en puertos como <strong>el</strong> de Saint-Tropez.<br />

Diversidad, contraste, juego entre opiniones y experiencias distintas... Ingredientes siempre<br />

presentes cuando se trata de dar origen a algo nuevo. En <strong>el</strong> rompeolas de las diferencias<br />

surge la innovación. Es <strong>el</strong> hábitat natural de la creatividad humana.<br />

José Aguilar López | 21


La diversidad, a su vez, presenta muy diversos rostros. Hablamos de diferencias de género,<br />

étnicas, culturales... Mientras observo <strong>el</strong> atardecer en la Provenza pienso que hay una<br />

diversidad siempre presente ante nuestros ojos, a la que quizá no prestamos la suficiente<br />

atención. Es la diversidad generacional.<br />

En <strong>el</strong> momento en <strong>el</strong> que escribo estas páginas, quienes tenemos responsabilidades<br />

directivas en las organizaciones somos en nuestra mayoría baby-boomers o generación X<br />

(nacidos en los 60 y en los 70 d<strong>el</strong> siglo XX), mientras que quienes cubren posiciones más<br />

bajas son generación Y (nacidos entre 1980 y 1994) y dentro de poco milleniums (chicos y<br />

chicas cuyos primeros recuerdos conscientes se sitúan dentro de este siglo). Los jefes<br />

podemos pensar que manejamos la tecnología, <strong>por</strong>que disponemos de dispositivos de<br />

última generación y conocemos las principales aplicaciones para manejarlos. Y sin embargo,<br />

estamos en una onda comunicativa muy distinta a la de nuestros empleados y clientes más<br />

jóvenes. Si hoy preguntamos a un muchacho de 20: ¿Qué es <strong>el</strong> e-Mail? Nos responderá que<br />

se trata de un sistema de comunicación muy formal que utilizaban nuestros padres.<br />

Para los jefes, la tecnología es una simple herramienta superpuesta, un complemento<br />

inevitable de las formas de comunicación clásicas. Muchos de nuestros colaboradores y<br />

clientes consideran ya que la tecnología establece cauces primarios de comunicación. Las<br />

verdades ya no se dicen sólo ni fundamentalmente cara a cara. La intimidad se vu<strong>el</strong>ca en la<br />

red.<br />

Este cambio plantea un extraordinario reto para digitales no nativos (es decir, para la mayoría<br />

de quienes hoy dirigimos): una progresiva pérdida de control sobre la imagen que queremos<br />

proyectar, tanto interna como externa. La información ya no es poder, simplemente está<br />

disponible. Es difícil para un directivo asumir que <strong>el</strong> flujo emisor (él) - receptor (<strong>el</strong> resto) ya<br />

no es <strong>el</strong> único cauce de comunicación. Dejamos de ser los arquitectos de la cultura<br />

organizacional (comunicación interna) y de la imagen de marca (comunicación externa). La<br />

proyección pública de lo que somos es <strong>el</strong> resultado de numerosas interacciones que no están<br />

bajo nuestro control.<br />

Algunos acontecimientos de actualidad muestran <strong>el</strong> desconcierto de quienes mandamos, y<br />

la necesidad que tenemos de comprender a fondo un proceso que cambia nuestra forma<br />

de r<strong>el</strong>acionarnos:<br />

• Las reservas, restricciones y temores ante proyectos legislativos que pretenden<br />

22 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


incrementar los niv<strong>el</strong>es de transparencia en la Administración Pública.<br />

• La obsesiva opacidad de algunos dirigentes empresariales ante informaciones que, <strong>por</strong><br />

otra parte, circulan libremente.<br />

• La falta de reflejos de instituciones bien conocidas ante filtraciones indeseadas y que<br />

alcanzan a sus máximos representantes.<br />

Se puede dirigir extraordinariamente bien en un contexto en <strong>el</strong> que la información sobre<br />

nuestras organizaciones cae fuera de nuestro control, y en <strong>el</strong> que la imagen que<br />

proyectamos no es <strong>el</strong> resultado de un diseño de laboratorio, sino que se configura mediante<br />

la interacción de numerosos agentes. Por supuesto que se puede, pero utilizando prácticas<br />

de gestión diferentes a las que hemos utilizado en <strong>el</strong> pasado.<br />

b) ¿La diversidad destruye o crea?: El Húsar en <strong>el</strong> tejado<br />

Mi mapa de la Provenza tiene otro nombre<br />

rodeado en rojo. Es Manosque, pequeña población<br />

a 90 kms. de Avignon. Tiene todo <strong>el</strong> encanto de un<br />

pueblo provenzal, acogedor con <strong>el</strong> visitante pero<br />

orgulloso de su propia tradición. Allí nació y murió<br />

Jean Giono, un escritor que retrató con acierto <strong>el</strong><br />

espíritu y los paisajes de su tierra. Algunas de sus<br />

nov<strong>el</strong>as, como El Húsar en <strong>el</strong> tejado, describen los<br />

conflictos que arrasaron la Provenza, precisamente <strong>por</strong> su condición de tierra de paso, de<br />

frontera entre intereses y modos de ver la vida enfrentados. Él mismo combatió en la Primera<br />

Guerra Mundial y fue testigo de lo destructores que pueden resultan algunos<br />

enfrentamientos. Cuando las diferencias proceden de puntos de vista totalitarios o de<br />

intereses mediocres, sólo son capaces de resolverse a través de combates estériles. De<br />

hecho, Giono fue acusado durante la Segunda Guerra Mundial de pasividad e incluso<br />

colaboracionismo. Su pacifismo surge d<strong>el</strong> convencimiento de que algunos conflictos sólo<br />

destruyen, mientras que otros son creativos.<br />

La diversidad, en efecto, se caracteriza <strong>por</strong> generar entornos inciertos. Por eso, la dirección<br />

de personas y de organizaciones tiene que ser capaz de adaptarse tanto a la estabilidad<br />

característica de momentos expansivos, como a los desequilibrios propios de un cambio de<br />

José Aguilar López | 23


ciclo. La experiencia muestra que exc<strong>el</strong>entes gestores en escenarios estables son pésimos<br />

directores en momentos de crisis (y viceversa). Tal vez uno de los problemas a los que se<br />

enfrentan la sociedad y los mercados en la segunda década d<strong>el</strong> siglo XXI es que están siendo<br />

manejados <strong>por</strong> gestores, bien preparados para administrar la abundancia, pero<br />

notablemente torpes para dirigir la escasez.<br />

Dirigir en general y dirigir en entornos cambiantes son dos realidades que se confunden en<br />

la práctica. Es cierto que, en la teoría, podemos distinguir una dimensión más estable de la<br />

tarea directiva, vinculada a la organización y a la definición de procesos, junto a otra<br />

dimensión dinámica, referida a la capacidad de reacción frente a las modificaciones d<strong>el</strong><br />

entorno. Sin embargo, <strong>el</strong> día a día d<strong>el</strong> directivo pone de manifiesto que su principal reto<br />

consiste en impulsar (proactivamente) o responder (reactivamente) a escenarios nuevos.<br />

Quien centra su atención de modo exclusivo en tareas definidas en <strong>el</strong> pasado, ha dejado de<br />

a<strong>por</strong>tar valor a su organización como directivo.<br />

Los momentos de cambio desencadenan fuerzas que operan en sentido contrario: <strong>por</strong> una<br />

parte, <strong>el</strong> impulso que promueve esa transformación; y <strong>por</strong> otra, las resistencias que se<br />

oponen a <strong>el</strong>la. La clave d<strong>el</strong> éxito reside en <strong>el</strong> acierto a la hora de dotar a nuestros motores<br />

de una potencia superior a la de los frenos.<br />

Entre los frenos externos, se encuentra <strong>el</strong> enfoque con <strong>el</strong> que, en ocasiones, se afrontan los<br />

procesos de formación. No me refiero sólo a la educación universitaria, más atenta a poner<br />

las bases de un futuro trabajo profesional mediante conocimientos consolidados. También<br />

hay que mencionar, <strong>por</strong> desgracia, <strong>el</strong> enfoque de algunas Escu<strong>el</strong>as de Negocios o de centros<br />

supuestamente especializados en la formación de directivos. Bajo <strong>el</strong> calificativo talismán de<br />

“formación práctica”, se esconde en ocasiones un simple manual de instrucciones o la<br />

experiencia estereotipada obtenida a partir de situaciones de negocio reales (pero pasadas).<br />

Con mucha frecuencia, las personas formadas en esta lógica están muy preparadas para<br />

hacer frente con éxito a problemas conocidos, pero carecen de herramientas para abordar<br />

situaciones nuevas. Al modo de la formación en sus etapas académicas, este tipo de cursos<br />

acumulan conocimientos sobre los que ya a<strong>por</strong>taba <strong>el</strong> alumno. Lo que se echa en falta no<br />

pocas veces es una formación que ponga en cuestión los propios paradigmas y que<br />

promueva decisiones nuevas ante problemas inéditos.<br />

Los frenos internos son muchos más eficaces. Podríamos citar los siguientes:<br />

24 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


La inercia, consecuencia de un patrón de conducta muy extendido y nos conduce a<br />

repetir en lo sucesivo los com<strong>por</strong>tamientos que nos dieron éxito en <strong>el</strong> pasado. Esta<br />

tendencia no se muestra sólo a la hora de tomar decisiones. Aparece ya en <strong>el</strong> momento<br />

de evaluar una situación. Hay una escena de Chaplin que expresa magistralmente esta<br />

reacción humana. En “La Quimera d<strong>el</strong> Oro”, dos mineros duermen en una cabaña<br />

durante la búsqueda de un yacimiento muy valioso. Por la noche, una tormenta arrastra<br />

a la pequeña edificación hasta <strong>el</strong> borde de un abismo. Al despertar <strong>por</strong> la mañana,<br />

empiezan a advertir los primeros signos d<strong>el</strong> insólito balanceo de la cabaña. Habituados<br />

al hecho de que <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o de ese lugar siempre ha sido horizontal, no dan crédito a sus<br />

percepciones, y durante un tiempo atribuyen esta sensación al estómago, confuso tras<br />

<strong>el</strong> ayuno de la noche y <strong>el</strong> alcohol consumido en la cena. Cuántas veces echamos la culpa<br />

al estómago, a la vista de los primeros datos que anuncian un cambio de signo en<br />

nuestras organizaciones. Si hasta ahora los indicadores de nuestra actividad siempre han<br />

mostrado una determinada tendencia, las primeras señales contrarias a ese diagnóstico<br />

su<strong>el</strong>en ser despreciadas como distorsionadoras o irr<strong>el</strong>evantes.<br />

La falta de visión, característica de quienes analizan un cambio sólo <strong>por</strong> los efectos que<br />

produce en los resultados de la propia organización. Es im<strong>por</strong>tante conocer con detalle,<br />

<strong>por</strong> ejemplo, la evolución de las ventas. Pero también resulta imprescindible, para<br />

interpretar adecuadamente <strong>el</strong> alcance de estos datos, una observación atenta de otros<br />

factores, como la evolución de los hábitos de los clientes en este mercado, los<br />

movimientos de la competencia, <strong>el</strong> impacto de determinados sucesos sobre las pautas<br />

de consumo, etc. En la escena antes citada, Chaplin afirma dentro de su confusión:<br />

“vamos a mirar fuera”. Sólo entonces alcanzan a comprender <strong>el</strong> alcance de la situación<br />

y las amenazas a las que están sujetos.<br />

El temor, reacción también natural d<strong>el</strong> ser humano ante situaciones nuevas. Lo malo no<br />

es experimentarlo; de hecho, se trata de un indicador valioso, que nos advierte en una<br />

tesitura de riesgo y nos mueve a la acción. El problema aparece cuando no estamos en<br />

guardia frente a dos reacciones derivadas de la sensación de miedo: <strong>el</strong> movimiento<br />

caótico (“¡sálvese quien pueda!”), y la parálisis. Un buen gestor d<strong>el</strong> cambio no es quien<br />

no siente miedo, es quien lo maneja adecuadamente.<br />

El mantenimiento de estructuras obsoletas. Decía Einstein que la locura consiste en<br />

querer obtener resultados nuevos haciendo lo mismo. La organización y los procesos,<br />

imprescindibles en cualquier empresa, han sido diseñados en determinadas<br />

José Aguilar López | 25


circunstancias de negocio. Un cambio im<strong>por</strong>tante en ese escenario probablemente exija<br />

una adaptación de estas estructuras.<br />

Frente a estos frenos, quienes manejan los cambios activan los motores que les permiten<br />

contrarrestar <strong>el</strong> freno de las resistencias.<br />

El primer motor d<strong>el</strong> cambio es la necesidad. Aunque parezca algo obvio, nadie cambia si no<br />

tiene un motivo para hacerlo. Y la razón más concluyente para modificar <strong>el</strong> modo actual en<br />

que una organización trabaja para alcanzar sus objetivos consiste en la evidencia de que un<br />

planteamiento continuista aboca en su desaparición. La literatura de estos últimos años ha<br />

sido bastante crítica con <strong>el</strong> cambio reactivo. Es cierto que existen otras formas de cambio<br />

más ventajosas, pero también hay evidencias de que no todas las organizaciones han<br />

desarrollado su capacidad de respuesta ante los nuevos retos que plantea su mercado.<br />

Reaccionar a tiempo no es condición suficiente para una gestión d<strong>el</strong> cambio que a<strong>por</strong>te<br />

ventajas sostenibles, pero desde luego es condición necesaria.<br />

Las propias creencias ante la realidad d<strong>el</strong> cambio pueden ser un motor decisivo para<br />

impulsar los procesos de transformación. A veces ponemos <strong>el</strong> énfasis en herramientas,<br />

metodologías, “buenas prácticas”, etc. Pero antes que <strong>el</strong>egir los<br />

medios, conviene prestar atención a los fines. ¿Estamos<br />

realmente convencidos de que nuestra organización puede<br />

cambiar? O, planteado en un niv<strong>el</strong> todavía más básico,<br />

¿creemos de verdad que las personas que forman parte de<br />

nuestra organización son capaces de trabajar y com<strong>por</strong>tarse<br />

de un modo distinto? Al final, las personas nos debatimos<br />

entre <strong>el</strong> determinismo y la confianza en la capacidad de<br />

nuestra gente (y de nosotros mismos) para transformar<br />

nuestro niv<strong>el</strong> de desempeño. Si somos deterministas,<br />

actuaremos desde la convicción de fondo de que todo <strong>el</strong><br />

mundo tiene un techo profesional bien definido, que puede<br />

ser incluso exactamente anticipado empleando las herramientas adecuadas de análisis.<br />

Desde la otra perspectiva, admitiremos que nuestros colaboradores se caracterizan <strong>por</strong> unos<br />

rasgos inamovibles, pero aceptaremos al mismo tiempo que son (o somos) capaces de<br />

modificar nuestro com<strong>por</strong>tamiento profesional hasta niv<strong>el</strong>es difícilmente predecibles. Este<br />

segundo punto de vista su<strong>el</strong>e caracterizar a los promotores más audaces (y eficaces) de<br />

procesos de cambio.<br />

26 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


Las emociones pueden ser un freno en situaciones de cambio. Ya hemos aludido al temor.<br />

Pero también son uno de sus principales aliados, cuando se gestionan adecuadamente. Las<br />

investigaciones d<strong>el</strong> pensador español, Javier Fernández Aguado, han puesto de manifiesto<br />

que los equipos, al igual que las personas, son sujetos de estados emocionales. Cuando estos<br />

son positivos, la capacidad de esos grupos para afrontar nuevos retos se multiplica.<br />

c) En monumentos milenarios con mi IPad: leer <strong>el</strong> presente desde <strong>el</strong> pasado<br />

Esta tarde remonto <strong>el</strong> Ródano unos pocos kilómetros para asistir a un festival que entra<br />

con frecuencia en mi agenda de verano: Les Chorégies d’Orange.<br />

Es una gran idea convertir, durante unas horas, un teatro romano exc<strong>el</strong>entemente<br />

conservado (y restaurado) en escenario de representaciones de Ópera. El pasado se funde<br />

con <strong>el</strong> presente. Mientras espero <strong>el</strong> comienzo de la función, consulto en mi IPad los detalles<br />

d<strong>el</strong> programa. Hoy disfrutaré de una sesión doble: Cavalleria Rusticana y I Pagliacci. Las<br />

mismas gradas sobre las que me siento acogieron siglos atrás a personas que aprendieron<br />

a conocer mejor su mundo y los retos reales a los que se enfrentaban, a través de obras de<br />

ficción. La misma experiencia que viviré esta noche. Crear mundos o historias ficticias no es<br />

simplemente una evasión. A veces, lo que más influye sobre la realidad no es <strong>el</strong> cálculo<br />

científico de lo que tenemos ante los ojos, sino la proyección de lo que sólo existe de<br />

momento en nuestra imaginación. Tal vez vivimos en tiempos gobernados <strong>por</strong> calculadores,<br />

sin apenas espacio para los visionarios. Con los primeros acordes de la orquesta pienso que<br />

será una buena experiencia pensar sobre lo que vivo, a la luz de lo que pensaron las<br />

personas más int<strong>el</strong>igentes que me precedieron.<br />

Los continuos avances en la ciencia d<strong>el</strong> Management se apoyan, como en cualquier otra<br />

disciplina, sobre la observación de la realidad. La vida, tantas veces, va <strong>por</strong> d<strong>el</strong>ante de la<br />

reflexión. Quienes sistematizan los conocimientos sobre <strong>el</strong> gobierno de las organizaciones<br />

deben (o deberían) permanecer muy atentos ante las intuiciones, propuestas y soluciones<br />

que a<strong>por</strong>tan quienes destacan en su actividad directiva.<br />

Paral<strong>el</strong>amente, la producción de los expertos en Management resulta de gran utilidad para<br />

los que se ocupan d<strong>el</strong> día a día de las organizaciones. A través de las enseñanzas de estos<br />

expertos, los directivos tienen acceso a prácticas de gestión de las que no tenían noticia, se<br />

ponen al día de las tendencias más valiosas, y ven confirmadas (o desmentidas) sus propias<br />

intuiciones.<br />

José Aguilar López | 27


La distinción entre la teoría y la práctica, tan llena de malos entendidos entre quienes la<br />

describen superficialmente, es mucho más sutil de lo que parece. Un gestor exc<strong>el</strong>ente y un<br />

buen experto en Management trabajan exactamente sobre la misma realidad, se<br />

complementan a la perfección y están muy cerca uno de otro. Lo que tal vez les distinga son<br />

sus diferentes capacidades, más orientadas a la acción o a la reflexión, según sus respectivos<br />

perfiles.<br />

Por esta razón, nunca me ha gustado <strong>el</strong> calificativo de “gurús” con <strong>el</strong> que a veces se designa<br />

a los expertos más encumbrados. Gurú es <strong>el</strong> que a<strong>por</strong>ta conocimientos de fuentes sólo<br />

accesibles a unos pocos, es <strong>el</strong> visionario capaz de anticipar <strong>el</strong> futuro sólo con la agudeza de<br />

su mirada. Prefiero <strong>el</strong> experto pegado al terreno, próximo a los directivos que trabajan en él,<br />

reflexivo y concienzudo. Las grandes a<strong>por</strong>taciones en <strong>el</strong> terreno d<strong>el</strong> Management tienen<br />

mucho más de trabajo constante que de intuición genial.<br />

Sin embargo, la observación de la realidad de las organizaciones, sin más referencias<br />

externas, entraña un riesgo. Casi inadvertidamente, <strong>el</strong> especialista se puede deslizar <strong>por</strong> la<br />

pendiente de la rutina. En ese momento, las explicaciones convencionales se van<br />

consolidando; los avances o las propuestas de cambio empiezan a ser de corto recorrido, las<br />

descripciones de lo que se ve remplazan a las propuestas de lo que todavía no se ve<br />

(anticipación de nuevos mod<strong>el</strong>os de gestión, etc.).<br />

Sin perder de vista la materia prima de todo experto (la vida misma), en los últimos años se<br />

han buscado nuevas fuentes de inspiración que permitan comprender mejor los problemas<br />

de las organizaciones y buscar soluciones creativas y originales.<br />

El repaso a todas estas referencias externas sería muy extenso. Por mencionar algunas,<br />

puedo citar:<br />

• Experiencias y conocimientos de otras ciencias. Por ejemplo, hay expertos que formulan<br />

propuestas muy sugerentes a partir de avances de la medicina, la biología, etc.<br />

• Experiencias de actividades individuales o de equipo que ponen a sus protagonistas en<br />

escenarios altamente competitivos. En este capítulo hay que mencionar la irrupción en <strong>el</strong><br />

terreno d<strong>el</strong> Management de de<strong>por</strong>tistas de élite, aventureros o personas que han<br />

atravesado <strong>por</strong> situaciones límite.<br />

28 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


• Experiencias de estilos de gobierno en organizaciones no mercantiles, extrapoladas al<br />

mundo de los negocios.<br />

• Experiencias tomadas de entornos culturales lejanos o “exóticos”. Han causado cierto<br />

impacto en países occidentales los estudios sobre filosofías orientales y su aplicación a<br />

situaciones profesionales. Los más conocidos se refieren a la filosofía Zen, a recopilaciones<br />

de la sabiduría Tao y a estrategias militares chinas (“El Arte de la guerra”, de Sun Tzu), etc.<br />

• Elementos de la cultura clásica, aplicados a entornos profesionales y a decisiones<br />

directivas. La bibliografía es muy amplia, desde libros de autoayuda de cierto éxito a<br />

manuales convencionales de gestión con algunas incrustaciones narrativas inspiradas en<br />

<strong>el</strong> mundo clásico.<br />

En los últimos años, ha cobrado un notable auge la referencia a los Clásicos como fuente de<br />

inspiración para la dirección de personas y de organizaciones. ¿Qué sentido tiene este largo<br />

viaje al pasado, para comprender situaciones actuales muy diferentes, sobre todo a causa de<br />

los extraordinarios avances técnicos que separan al mundo actual de otras épocas de la<br />

historia?<br />

Para dar respuesta a esta pregunta, es preciso explicar qué entendemos <strong>por</strong> “Clásico”. Lo<br />

Clásico, en primer lugar, no es sinónimo de antiguo. No basta con proceder d<strong>el</strong> pasado para<br />

ser calificado como clásico. Cualquier manifestación artística o cultural, cualquier práctica de<br />

gestión no se convierten en clásicos sólo <strong>por</strong> <strong>el</strong> transcurso de los siglos. Lo Clásico es lo que<br />

demuestra su valor permanente después de comparecer ante <strong>el</strong> tribunal más riguroso e<br />

insobornable: <strong>el</strong> paso d<strong>el</strong> tiempo. Cada época genera miles de propuestas, en todos los<br />

órdenes. Algunas cobran gran vigencia en un momento determinado, gozan de un éxito<br />

pasajero y pasan después al olvido. Desenterrar los restos de los acontecimientos o<br />

productos “de moda” que se han sucedido a lo largo de la historia puede ser un ejercicio de<br />

erudición más o menos satisfactorio, pero resulta bastante inútil a efectos prácticos.<br />

Propongo un ejercicio muy sencillo: imaginemos que<br />

nuestro avión se retrasa y nos vemos obligados a<br />

esperar en <strong>el</strong> aeropuerto. Tras deambular un rato<br />

<strong>por</strong> las galerías comerciales, nos detenemos en la<br />

librería. Recorremos las estanterías, mientras<br />

echamos un vistazo a títulos y solapas de los libros<br />

José Aguilar López | 29


más destacados. Junto a manuales de autoayuda y compendios ingeniosos de gestión,<br />

encontramos r<strong>el</strong>atos más o menos digeribles, aptos para esas incómodas esperas. Ahora<br />

intentamos realizar un ejercicio de prospectiva: dentro de seis meses, ¿cuántos de esos títulos<br />

tendrán un cierto interés? ¿Y en un año? ¿Y en cinco?<br />

No pretendo despreciar un mercado que se apoya sobre lo efímero. Entre otras cosas,<br />

<strong>por</strong>que disgustaría injustamente a muchos de mis amigos editores. Lo efímero también<br />

cumple su función; so<strong>por</strong>ta negocios de gran volumen, de los que viven muchas personas; y<br />

satisface una necesidad. Las modas (en <strong>el</strong> vestir, en <strong>el</strong> leer y en cualquier otro producto de consumo)<br />

marcan los rasgos de identidad de una cultura o de un grupo social. Estoy totalmente a favor<br />

de la gestión de la moda, aunque tengo mis reservas ante las modas en la gestión.<br />

Porque, también en <strong>el</strong> terreno de la gestión, hay determinadas prácticas que son resultado<br />

de la moda. Algunas expresiones pasan a formar parte, durante un tiempo, de todos los<br />

discursos empresariales; se incor<strong>por</strong>an, como lugares comunes, a las declaraciones de las<br />

Juntas Generales de Accionistas; se repiten como mantras en revistas económicas y en la<br />

prensa especializada. Y pasados unos pocos años desaparecen con la misma rapidez con la<br />

que se impusieron. De hecho, quien las sigue utilizando después de su fecha de caducidad<br />

queda desautorizado <strong>por</strong> su desconocimiento de las nuevas tendencias. Para encontrar a un<br />

fashion victim no es necesario visitar las pasar<strong>el</strong>as o los lugares más chic. También en los<br />

despachos de cualquier edificio de oficinas o de las sedes cor<strong>por</strong>ativas de las empresas<br />

podemos encontrar claros ejemplos de esta dependencia de “lo último”.<br />

En la gestión (y en otros órdenes), lo Clásico no se opone necesariamente a la moda, como<br />

si lo primero procediera d<strong>el</strong> pasado y lo segundo apuntara tendencias de futuro. Lo Clásico<br />

es lo que ha contrastado suficientemente su valor, más allá de intereses pasajeros. Un<br />

escritor, <strong>por</strong> ejemplo, pasa a ser un Clásico cuando los temas que expone resultan siempre<br />

actuales. Reconocemos en su r<strong>el</strong>ato algo que late en <strong>el</strong> fondo de todo ser humano: pautas<br />

de conducta y reacciones que se reproducen cíclicamente a lo largo d<strong>el</strong> tiempo. Leer a un<br />

Clásico no requiere muchos conocimientos. No hace falta contextualizar <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato, ni indagar<br />

en <strong>el</strong> significado de las referencias históricas. Los sentimientos, decisiones y conflictos que<br />

desfilan en las páginas de esos libros son tan actuales como los pensamientos que ocupan<br />

al lector en <strong>el</strong> momento mismo de enfrentarse a esa obra.<br />

Los Clásicos son un compendio de las mejores respuestas que hemos dado los seres<br />

humanos a los problemas que siempre nos han acuciado. Por eso, en Gestión acudir a los<br />

30 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


Clásicos es un ejercicio de int<strong>el</strong>igencia, <strong>el</strong> mejor antídoto para evitar caer en errores d<strong>el</strong><br />

pasado y una fuente de inspiración inagotable.<br />

Remitirse a los Clásicos no es anclar <strong>el</strong> pensamiento en <strong>el</strong> pasado; es tomar <strong>el</strong> impulso más<br />

poderoso para seguir avanzando, a partir de propuestas contrastadas. De hecho,<br />

históricamente los momentos más creativos e innovadores han estado asociados a un<br />

redescubrimiento de raíces olvidadas. La Edad Media despertó de su letargo cuando <strong>el</strong><br />

pensamiento griego irrumpió en <strong>el</strong> debate de la época. La Modernidad tuvo su origen en la<br />

recuperación de la cultura grecolatina. De hecho, <strong>el</strong> nombre d<strong>el</strong> Renacimiento es<br />

suficientemente expresivo d<strong>el</strong> espíritu de ese momento histórico.<br />

Aunque los Clásicos se van sucediendo en diferentes épocas, la referencia obligada a lo<br />

clásico en <strong>el</strong> contexto de la cultura occidental se encuentra en unos lugares y en unos<br />

momentos bien definidos: la antigua Grecia y la antigua Roma, en sus respectivas etapas de<br />

esplendor.<br />

Javier Fernández Aguado, gran experto en estas civilizaciones y en sus enseñanzas para los<br />

actuales directivos, nos propone algunas de las recomendaciones prácticas más sugerentes,<br />

a partir de la sabiduría y la experiencia de la civilización clásica griega. En su libro<br />

“Management: la enseñanza de los Clásicos” desgrana diferentes r<strong>el</strong>atos y hechos históricos,<br />

y los pone en r<strong>el</strong>ación con situaciones cotidianas a las que se enfrentan quienes dirigen hoy<br />

cualquier organización.<br />

Por ejemplo, a partir d<strong>el</strong> ejemplo de los hoplitas, describe algunos<br />

de los rasgos que actualmente definen <strong>el</strong> trabajo en equipo. De<br />

nuevo, descubrimos que los equipos de alto rendimiento no son un<br />

invento actual, y que <strong>el</strong> conocimiento de experiencias pasadas sigue<br />

siendo valioso para <strong>el</strong> futuro. R<strong>el</strong>ata Fernández Aguado cómo la<br />

técnica fue ya entonces un <strong>el</strong>emento clave en la competitividad de<br />

los contendientes. Por influencia asiria, las tropas griegas<br />

empezaron a incor<strong>por</strong>ar avances tecnológicos que mejoraban la<br />

capacidad ofensiva y defensiva de su infantería, al tiempo que<br />

otorgaban un aspecto uniforme a los hombres que entraban en<br />

batalla. Las corazas, y<strong>el</strong>mos y escudos de bronce a<strong>por</strong>taban muchas ventajas, pero<br />

dificultaban <strong>el</strong> lucimiento de las individualidades. Bajo esos uniformes, resultaba difícil<br />

identificar <strong>el</strong> autor de una hazaña. Las nuevas tácticas militares (acciones al unísono) también<br />

José Aguilar López<br />

| 31


primaban lo colectivo sobre lo individual. Un movimiento coordinado resultaba más eficaz<br />

que gestas individuales aisladas. Ya en esa época se incor<strong>por</strong>ó incluso la música al avance de<br />

las tropas, como un modo de asegurar la coordinación de los movimientos.<br />

“En Grecia —comenta Fernández Aguado—, los hoplitas se convirtieron en fuerzas<br />

esenciales. Sin <strong>el</strong>los resultaba prácticamente imposible declarar una guerra o plantear una<br />

defensa ante los ataques de enemigos coordinados”. Por eso, continúa este autor, “quienes<br />

se equipaban como hoplitas ascendían socialmente. Y así fue reconocido tanto <strong>por</strong> las leyes<br />

de Solón como <strong>por</strong> otros legisladores posteriores”.<br />

Todo este proceso se fue perfeccionando con <strong>el</strong> paso d<strong>el</strong> tiempo, pero los distintos avances<br />

técnicos no hicieron otra cosa que reforzar la ventaja competitiva que se había adquirido<br />

gracias a un cambio de paradigma: d<strong>el</strong> heroísmo individual a la acción coordinada. Hizo falta<br />

<strong>el</strong> refuerzo social y <strong>el</strong> reconocimiento d<strong>el</strong> entorno para que los hoplitas se sintieran<br />

recompensados y prefirieran aunar sus esfuerzos, antes que buscar la gloria individual. Es<br />

sólo un ejemplo entre muchos de cómo la observación atenta de lo que llevó al éxito a una<br />

civilización puede a<strong>por</strong>tar ventajas a quienes se enfrenta a situaciones novedosas.<br />

Una figura paradigmática de la cultura griega es Ulises, personaje de ficción creado <strong>por</strong><br />

Homero, pero tan “real” (en términos de influencia y de creación de paradigmas de<br />

conducta) como Don Quijote, Ot<strong>el</strong>lo o Hamlet. José<br />

María Ortiz, al igual que Fernández Aguado, aúna su<br />

amplia experiencia de gestión con un conocimiento<br />

profundo de la cultura clásica. Este bagaje le ha<br />

permitido aproximarse a la figura de Ulises de un modo<br />

muy instructivo para quienes tienen responsabilidades<br />

de gobierno en sus organizaciones.<br />

Ortiz nos presenta a Ulises como un hombre de acción, alguien que no se limita a analizar<br />

<strong>el</strong> entorno, sino que debe tomar decisiones para alcanzar sus objetivos. Las peripecias de<br />

este personaje son toda una escu<strong>el</strong>a para quien se enfrenta al reto de poner en práctica una<br />

estrategia. El héroe de Homero no sólo debe resolver las dificultades que surgen en su viaje,<br />

sino que ante todo se impone como primera misión la de aprovechar al máximo las<br />

capacidades individuales y colectivas de quienes le acompañan en su navegación. En época<br />

de compromisos precarios, la lectura de esta experiencia resulta muy ilustrativa.<br />

32 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


“Las Estrategias de Ulises” permiten abordar <strong>el</strong>ementos organizativos que facilitan (o<br />

condicionan) la implantación de una estrategia: las ventajas de la diferenciación; <strong>el</strong> carácter<br />

dinámico de la competitividad; y las ventajas e inconvenientes de los pioneros. Pero <strong>el</strong> autor<br />

se detiene sobre todo en las capacidades internas que se requieren para llevar a la práctica<br />

esos planes estratégicos, en las que un directivo necesita para transformar la realidad a través<br />

de su organización.<br />

“El protagonismo de Ulises durante la Guerra de Troya y su posterior Odisea —afirma Ortiz—<br />

constituye un exc<strong>el</strong>ente pretexto para hablar de capacidades <strong>por</strong>que la cultura clásica griega<br />

nos ha dejado un sinfín de historias de las que extraer lo más profundo de los caracteres<br />

humanos. En la Primera Parte, al hilo principalmente de la astucia demostrada <strong>por</strong> Ulises en<br />

la conquista de Troya, comprobaremos algo tan simple como que las estrategias de las<br />

empresas, si quieren llamarse tales, tienen que ser implantadas. La Segunda Parte, la Odisea<br />

de nuestro héroe en su regreso a su hogar nos servirá para subrayar que la implantación de<br />

la estrategia es lo que constituye a la empresa. Si no se consigue la implantación lo que se<br />

demuestra es que en realidad no existía una auténtica estrategia, <strong>por</strong>que sin implantación no<br />

puede hablarse de una tarea común, y <strong>por</strong> tanto no existe empresa”.<br />

Entornos fértiles: <strong>el</strong> talento llama al talento<br />

Hoy me desplazo unos kilómetros hacia <strong>el</strong> sur, hasta Saint-Rémy. En esa ciudad, durante un<br />

año, Van Gogh desarrolló una etapa particularmente creativa de su carrera. Las condiciones<br />

no fueron las mejores, <strong>por</strong>que durante esos meses vivió recluido en una institución para<br />

enfermos mentales. El genial pintor cubre en esta ciudad una etapa más de su fructífera<br />

estancia en la Provenza, ya que antes vivió en Arles. Un interesante contraste para <strong>el</strong> artista<br />

procedente de los Países Bajos: de las brumosas tierras d<strong>el</strong> Norte a los luminosos paisajes d<strong>el</strong><br />

Sur. No es un caso único. Otros grandes pintores vivieron, o pasaron al menos largas<br />

tem<strong>por</strong>adas, en estos parajes. Ya he mencionado a Picasso, que falleció en la pequeña pero<br />

maravillosa localidad de Mougins, a 200 kilómetros de aquí, cerca ya de Cannes.<br />

a) D<strong>el</strong> manicomio de Saint-Rémy al Señor de los Anillos<br />

Me parece significativo que en una sociedad originalmente rural hayan encontrado un<br />

entorno creativo adecuado artistas tan geniales, o científicos como Gassendi. Tras la<br />

expulsión de los judíos de España, algunos de los más brillantes desde <strong>el</strong> punto de vista<br />

artístico o científico se establecieron también aquí. De esta tierra proceden también literatos<br />

José Aguilar López | 33


tan destacados como <strong>el</strong> ya citado Giono, o F. Mistral, <strong>por</strong> citar sólo a unos pocos de los<br />

creadores que encontraron en <strong>el</strong> entorno en <strong>el</strong> que hoy me muevo su fuente de inspiración.<br />

Viendo los cuadros de Van Gogh que todavía se conservan en Saint-Rémy vu<strong>el</strong>vo a confirmar<br />

que <strong>el</strong> talento llama al talento, que la genialidad tiene lugres y momentos de concentración.<br />

Para los promotores turísticos de esta región francesa, hay algunos r<strong>el</strong>atos que les resultan<br />

particularmente útiles, como la descripción que hace Peter Mayle de sus experiencias aquí<br />

en su libro “Un año en la Provenza”. Es un retrato atractivo, sin duda, en <strong>el</strong> que los habitantes<br />

d<strong>el</strong> lugar aparecen como personajes acogedores, con una visión muy sabia de la vida,<br />

amantes de los pequeños placeres que la hacen más llevadera: una especie de hobbits de la<br />

Comarca, si me permite Mayle establecer una comparación con la obra de Tolkien. Esta visión<br />

bucólica es fi<strong>el</strong> a la realidad, pero me gustaría complementarla con la de la creatividad y <strong>el</strong><br />

genio en ebullición.<br />

Esta genialidad, aplicada a la gestión de los asuntos públicos y privados, a la política y a la<br />

empresa, es algo que echamos en falta en momentos de cambio y de incertidumbre.<br />

Cuando lo que necesitamos son respuestas nuevas, seguimos apostando <strong>por</strong> soluciones ya<br />

contrastadas pero en otros contextos.<br />

Pienso, <strong>por</strong> ejemplo, en los departamentos de<br />

formación y desarrollo de las empresas. De ordinario, se<br />

enfrentan a un doble reto: preparar a gente nueva para<br />

tareas conocidas, y preparar a gente conocida para<br />

tareas nuevas. Los tiempos que corren ponen<br />

evidentemente <strong>el</strong> énfasis en <strong>el</strong> segundo de los retos. La<br />

transformación tan intensa que vivimos hace caer en la<br />

obsolescencia perfiles de competencias que hace sólo unos pocos años se consideraban<br />

muy deseables. Por <strong>el</strong> contrario, capacidades que en <strong>el</strong> pasado resultaban irr<strong>el</strong>evantes o con<br />

una utilidad sólo marginal ahora aparecen como <strong>el</strong>ementos críticos para un buen<br />

desempeño profesional. Directivos y profesionales de éxito en momentos estables y de<br />

crecimiento no necesariamente lo son en tiempos de crisis. No es lo mismo gestionar la<br />

abundancia y <strong>el</strong> crecimiento, que la escasez y los procesos de transformación. No tiene<br />

sentido asistir a grandes cambios en <strong>el</strong> entorno económico y de negocio, con la pretensión<br />

de seguir pensando y trabajando igual que en <strong>el</strong> pasado.<br />

Las modificaciones a niv<strong>el</strong> macro tienen una traducción inmediata a niv<strong>el</strong> individual. En otros<br />

tiempos, la preocupación de un profesional era “encontrar <strong>el</strong> trabajo adecuado para mí”.<br />

34 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


Ahora, probablemente <strong>el</strong> trabajo para mí no existe: tal vez la actividad a la que me he<br />

dedicado en <strong>el</strong> pasado reduce drásticamente su demanda de profesionales capacitados para<br />

esa tarea. La preocupación actual es “encontrar <strong>el</strong> yo adecuado para <strong>el</strong> trabajo”. La reflexión,<br />

<strong>por</strong> tanto, consiste en cómo redefinir <strong>el</strong> propio perfil profesional para adaptarlo a un<br />

escenario distinto.<br />

En España, esta reflexión ha llevado a muchas personas a buscar empleo en otros países,<br />

para lo que han tenido que reforzar competencias como <strong>el</strong> dominio de más idiomas, la<br />

adaptación a nuevos entornos culturales o la flexibilidad para ajustar sus estándares de vida<br />

a nuevas exigencias laborales. Como es bien sabido, los flujos migratorios han modificado su<br />

tendencia. En estos momentos, <strong>el</strong> saldo migratorio de nuestro país es negativo: sale más<br />

gente de la que entra.<br />

A niv<strong>el</strong> interno, las empresas también se plantean cómo adecuar los perfiles profesionales a<br />

las exigencias d<strong>el</strong> actual entorno de negocio. La caída de actividad en numerosos sectores<br />

ha planteado objetivos cuantitativos <strong>por</strong> lo que se refiere a la gestión de personas: cómo<br />

ajustar los costes ante un nuevo escenario. Desde hace ya algunos meses, las empresas que<br />

mejor están respondiendo a la crisis se han dejado de preguntar cuántos empleados<br />

necesitamos en esta nueva coyuntura, e indagan sobre qué tipo de profesionales demanda<br />

<strong>el</strong> escenario de negocio al que nos enfrentamos. Los objetivos pasan de ser sólo cuantitativos<br />

y se convierten en metas cualitativas.<br />

El mejor indicador de que se ha producido este cambio en las políticas de Recursos Humanos<br />

lo encontramos en la actividad de sus departamentos de formación y desarrollo. Al<br />

comienzo de la crisis, la preocupación (impuesta) consistía en reducir los costes, en <strong>el</strong> marco<br />

d<strong>el</strong> ajuste que la empresa realizaba a todos los niv<strong>el</strong>es. Ahora, las organizaciones mejor<br />

adaptadas al nuevo escenario, mantienen una actividad muy eficiente en términos de costes,<br />

pero focalizan int<strong>el</strong>igentemente sus acciones de desarrollo de personas hacia competencias<br />

críticas en <strong>el</strong> momento que vivimos.<br />

El problema es que no sabemos con precisión cómo será ese nuevo entorno de negocio en<br />

<strong>el</strong> que se desarrollará nuestra actividad durante los próximos años. Lo que tenemos muy<br />

claro es cómo no será: no será como <strong>el</strong> que vivimos a finales d<strong>el</strong> siglo XX y principios d<strong>el</strong> XXI.<br />

Esta incertidumbre es al mismo tiempo una gran dificultad y un reto fascinante. Los<br />

departamentos de formación y desarrollo se empeñan en renovar su propuesta de valor ante<br />

<strong>el</strong> cliente interno, de forma que perciba en <strong>el</strong>la una ayuda eficaz e innovadora ante este<br />

José Aguilar López | 35


nuevo escenario. No basta sólo con atender las necesidades más inmediatas, sino que es<br />

preciso anticipar cuál será <strong>el</strong> perfil d<strong>el</strong> gestor que nuestras organizaciones van a demandar<br />

en ad<strong>el</strong>ante. Es cierto que <strong>el</strong> retrato d<strong>el</strong> directivo eficiente va evolucionando con <strong>el</strong> tiempo,<br />

pero también es verdad que estos cambios se ac<strong>el</strong>eran en <strong>el</strong> momento que vivimos.<br />

Ante este reto, los observadores más atentos proponen lo que podríamos llamar las<br />

competencias emergentes. No hay ni puede haber consenso. Al final, es cada organización<br />

la que debe <strong>el</strong>aborar <strong>el</strong> traje a su medida, pero me parece muy estimulante que entremos<br />

personalmente en crisis, que revisemos nuestras creencias acerca de lo que convierte a una<br />

persona capaz en un exc<strong>el</strong>ente profesional. D<strong>el</strong> mismo modo que los mod<strong>el</strong>os de negocio<br />

están en transformación, las personas que se ocuparán de desarrollarlos también son<br />

distintas a las que gestionaron nuestras organizaciones en <strong>el</strong> pasado.<br />

Conviene precisar que determinadas competencias tienen vigencia más allá de coyunturas<br />

pasajeras. Vineet Nayar ha propuesto recientemente tres características d<strong>el</strong> líder que no<br />

pasan de moda: confianza, empatía y mentoría. A su juicio, hay características profesionales<br />

que pueden resultar más útiles en un momento o en otro, pero los líderes de toda época se<br />

han caracterizado <strong>por</strong> resultar fiables ante las personas que movilizaron; manifestar la<br />

sensibilidad suficiente ante las expectativas y las emociones latentes en sus organizaciones;<br />

y su capacidad para desarrollar <strong>el</strong> potencial de quienes les rodeaban.<br />

Desde nuestra perspectiva, me atrevo a sugerir dos competencias emergentes que<br />

consideramos de im<strong>por</strong>tancia creciente en <strong>el</strong> momento actual: <strong>el</strong> manejo de r<strong>el</strong>aciones y la<br />

generación de compromiso. En un entorno que exige la máxima eficiencia en <strong>el</strong> empleo de<br />

los recursos, se imponen los perfiles polivalentes. Antes, las funciones se podían asignar de<br />

una manera más compartimentada. Se distinguía de una manera neta entre posiciones<br />

técnicas y posiciones de gestión. Ahora, en muchos sectores, hace falta que profesionales<br />

bien preparados sean capaces, además, de manejar con soltura las r<strong>el</strong>aciones internas y<br />

externas de la organización, que tengan una cierta capacidad de influencia sobre su entorno,<br />

ya sea para interactuar con <strong>el</strong> cliente, ya sea para obtener <strong>el</strong> máximo rendimiento de las<br />

r<strong>el</strong>aciones dentro de la organización. La pregunta ya no es sólo qué soy capaz de conseguir,<br />

sino qué soy capaz de conseguir de otros.<br />

La generación de compromiso es otra competencia crítica en estas circunstancias. Todas las<br />

crisis ponen a prueba las r<strong>el</strong>aciones, las personales y las profesionales. Los momentos<br />

estables dan continuidad a los vínculos, aunque en realidad sean precarios. La turbulencia y<br />

36 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


la incertidumbre sacuden esa calma. Así, algunas r<strong>el</strong>aciones que parecían estables quedan<br />

desbaratadas. Otras, <strong>por</strong> <strong>el</strong> contrario se refuerzan. En concreto, la crisis que estamos viviendo<br />

ha incrementado los niv<strong>el</strong>es de desconfianza: personas y organizaciones con las que<br />

contábamos en <strong>el</strong> pasado dejan de ser un apoyo tan seguro. Desde nuestra perspectiva de<br />

empleados, ya no es tan seguro que mi empresa mantenga mi puesto de trabajo, acuciada<br />

<strong>por</strong> inevitables ajustes de costes. Desde nuestra perspectiva comercial, se siembran dudas<br />

sobre la continuidad de la r<strong>el</strong>ación con nuestros clientes o sobre <strong>el</strong> cumplimiento de sus<br />

obligaciones, <strong>por</strong> sus propias dificultades de tesorería. Como ciudadanos, se abren espacios<br />

de incertidumbre ante la cobertura que nos presta o nos prestará nuestro Estado d<strong>el</strong><br />

Bienestar, en pleno proceso de “consolidación fiscal”.<br />

De las crisis se sale cuando somos capaces de recomponer un entorno de r<strong>el</strong>aciones que<br />

resulte fiable. Urge contar con líderes y profesionales dotados para crear vínculos estables,<br />

para consolidar los lazos que nos unen con quienes nos rodean (clientes internos y externos).<br />

Nuestras organizaciones necesitan personas comprometidas y capaces de generar<br />

compromiso. Un extraordinario reto en las circunstancias actuales.<br />

b) El Luberon desde Gordes<br />

Hoy duermo en uno de mis hot<strong>el</strong>es provenzales favoritos, situado en las inmediaciones de<br />

Gordes. Me encanta disfrutar de la vista d<strong>el</strong> Luberon, una cadena montañosa que cruza la<br />

región, desde <strong>el</strong> salón d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong>. Todo es paz a mi alrededor. ¿Por qué las personas que<br />

vivimos en entornos urbanos vivimos en la ficción de que todo lo im<strong>por</strong>tante ocurre en zonas<br />

densamente pobladas, donde todos nos desplazamos a gran v<strong>el</strong>ocidad y no disponemos de<br />

tiempo para disfrutar d<strong>el</strong> silencio o de la quietud de un ci<strong>el</strong>o estr<strong>el</strong>lado (oculto, <strong>por</strong> otra<br />

parte, <strong>por</strong> la contaminación lumínica y la capa de smog)?<br />

¿Necesita la creatividad entornos sofisticados? Mientras me dejo llevar <strong>por</strong> la magia d<strong>el</strong><br />

paisaje, viene a mi memoria una p<strong>el</strong>ícula en la que <strong>el</strong> protagonista hace a<strong>por</strong>taciones<br />

geniales mientras mantiene la visión “ingenua” de un joven sin experiencia criado en <strong>el</strong><br />

Medio Oeste de los Estados Unidos, pero se convierte en alguien convencional y previsible<br />

en cuanto asimila los modos de vida de la gran ciudad.<br />

El Gran Salto es una de p<strong>el</strong>ícula de la última etapa de Paul Newman. Bajo la batuta de uno<br />

de los directores de moda (Jo<strong>el</strong> Cohen), Newman da vida al Consejero D<strong>el</strong>egado de una<br />

gran compañía de juguetes, a finales de los años 50, en plena crisis de sucesión en<br />

José Aguilar López | 37


Presidencia. Personaje maquiavélico, interviene en los manejos d<strong>el</strong> Consejo para tomar las<br />

riendas de la empresa. El propósito es generar desconfianza en los mercados, hacer caer la<br />

cotización de la compañía, y comprar las acciones en su momento más bajo. Una típica<br />

operación de Management buy out, apoyada en la devaluación artificial de Industrias<br />

Hudsucker y su posterior reflotamiento. La pieza clave d<strong>el</strong> engaño es <strong>el</strong> nombramiento de un<br />

presidente que genere desconfianza en los mercados.<br />

La astucia de este resabiado Consejo contrasta con la ingenuidad de un empleado recién<br />

llegado, Norville Barnes. En su primer día de trabajo, alimenta ilusiones y expectativas. Y<br />

piensa incluso que puede a<strong>por</strong>tar valor a la empresa gracias a una idea innovadora: un<br />

juguete que a<strong>por</strong>tará grandes beneficios.<br />

El Consejero D<strong>el</strong>egado se apoya en la supuesta genialidad de<br />

Barnes y propone su promoción a la presidencia de la empresa.<br />

La escena antológica de esta p<strong>el</strong>ícula muestra <strong>el</strong> momento en <strong>el</strong><br />

que <strong>el</strong> recién nombrado realiza la presentación de su idea<br />

innovadora ante <strong>el</strong> Consejo. El juguete, que luego es bautizado<br />

como Hula-Hoop, genera un total escepticismo entre los<br />

presentes, pero asumen <strong>el</strong> proyecto <strong>por</strong>que un fracaso en <strong>el</strong><br />

lanzamiento de un nuevo producto juega en estos momentos a<br />

favor de sus intenciones. La empresa pone en marcha su pesada<br />

y burocrática maquinaria para producir en serie <strong>el</strong> juguete.<br />

El mercado se muestra inicialmente muy frío ante esta innovación. Hasta que casualmente <strong>el</strong><br />

destinatario final —un niño— entra en contacto con <strong>el</strong> Hula-Hoop, disfruta con él y transmite<br />

esta experiencia de cliente a su entorno. Las ventas se disparan y <strong>el</strong> valor de la compañía<br />

crece hasta límites nunca alcanzados.<br />

La transformación d<strong>el</strong> joven presidente, desde su inicial autenticidad de principiante hasta la<br />

suficiencia d<strong>el</strong> triunfador, está muy bien retratada en la p<strong>el</strong>ícula. Barnes ha ascendido<br />

profesionalmente, pero en <strong>el</strong> camino ha perdido todo lo que le hizo ser capaz de a<strong>por</strong>tar valor.<br />

Una de las claves de éxito d<strong>el</strong> Hula-Hoop es su sencillez. Triunfa <strong>por</strong>que es fácil de manejar<br />

y se explica <strong>por</strong> sí mismo. A veces asociamos la innovación a la complejidad, cuando la<br />

experiencia muestra que las novedades mejor aceptadas <strong>por</strong> clientes y empleados son las<br />

que simplifican las cosas y facilitan la vida.<br />

38 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


Otra de las razones d<strong>el</strong> éxito d<strong>el</strong> juguete es que ha sido diseñado <strong>por</strong> alguien que piensa y<br />

siente como <strong>el</strong> cliente. El Norville Barnes d<strong>el</strong> comienzo de la p<strong>el</strong>ícula disfruta como lo hacen<br />

los niños. En la medida en que se hace más sofisticado pierde su potencial creativo. Al<br />

asimilar <strong>el</strong> estilo de sus compañeros d<strong>el</strong> Consejo, deja de ser innovador.<br />

c) Una cena en Roussillon<br />

A pocos kilómetros de Gordes se encuentra Roussillon, pueblo catalogado también como<br />

uno de los Plus Beaux Villages de France. Entre sus atractivos se encuentra <strong>el</strong> sendero de los<br />

ocres, un camino que permite contemplar las curiosas formaciones de ese color, sobre las<br />

que se alzan las edificaciones d<strong>el</strong> pueblo. Es la perfecta integración de un lugar turístico con<br />

su entorno natural. Siempre satisface ver cómo es posible conjugar la explotación de un<br />

determinado bien con <strong>el</strong> respeto y la conservación. Hasta desde <strong>el</strong> punto de vista económico<br />

es más int<strong>el</strong>igente una explotación cuidadosa, que no arruina aqu<strong>el</strong>lo de lo que uno vive.<br />

Mientras ceno en mi restaurante favorito de Roussillon, en la terraza que la propietaria<br />

siempre me asigna, con vistas a los maravillosos ocres d<strong>el</strong> pueblo, pienso que los tiempos de<br />

crisis son buenos momentos para profesiones que tienen que<br />

ver con <strong>el</strong> cuidado y con <strong>el</strong> mantenimiento. Las circunstancias<br />

nos hacen prolongar la vida de objetos que parecían<br />

abocados al basurero. Tal vez sea <strong>el</strong> momento de hacer de la<br />

necesidad virtud, y recuperar una cultura d<strong>el</strong> cuidado. La<br />

sostenibilidad, antes que un diseño económico, es una forma<br />

de vida. Sostenible es, en primer lugar, la persona que disfruta<br />

con lo que tiene, obtiene <strong>el</strong> máximo rendimiento de sus<br />

recursos y establece un vínculo duradero con todo lo valioso<br />

que tiene a su alcance.<br />

Esta cultura también se proyecta en la forma de dirigir<br />

personas en las organizaciones. En épocas de crecimiento, con una alta movilidad laboral,<br />

los vínculos son más efímeros. Si un profesional veía una o<strong>por</strong>tunidad en otro proyecto, no<br />

se lo pensaba dos veces; y si la empresa quería hacer frente a nuevos retos, buscaba<br />

profesionales con <strong>el</strong> perfil adecuado, en detrimento a veces d<strong>el</strong> personal de la casa. Ahora,<br />

cuando los fichajes estr<strong>el</strong>la no están muy justificados, aprendemos a mirar con otros ojos a<br />

nuestra gente, y descubrir en <strong>el</strong>los capacidades que hasta <strong>el</strong> momento nos habían pasado<br />

inadvertidas.<br />

José Aguilar López | 39


Sostenibilidad y cultura d<strong>el</strong> cuidado primero con las personas más próximas. Sólo es creíble<br />

la atención al medio ambiente si la ejercemos en primer lugar con <strong>el</strong> “cercano ambiente”.<br />

Cuando se habla en estos tiempos de sostenibilidad, casi siempre nos referimos al diseño de<br />

nuevos patrones de crecimiento compatibles con las circunstancias. Los banqueros nos dirán<br />

que debemos crecer al ritmo de la capacidad real d<strong>el</strong> sistema para financiar <strong>el</strong> desarrollo de<br />

la actividad económica. Los ambientalistas precisarán que los límites d<strong>el</strong> crecimiento los<br />

marca la irreversibilidad d<strong>el</strong> impacto que producimos sobre la naturaleza. ¿Por qué no añadir<br />

que la sostenibilidad también consiste en crecer a la medida de las personas y de su<br />

desarrollo?<br />

Crear con pasión: abismos y cumbres de la genialidad<br />

Hoy, mientras atravieso <strong>el</strong> Luberon, no puedo dejar de pensar en <strong>el</strong> fuerte contraste que<br />

existe entre dos de sus lugares más característicos: la abadía de Sénanque y <strong>el</strong> castillo de<br />

Lacoste.<br />

Poco más de 20 kilómetros separan estos dos edificios, pero todo un abismo se abre entre<br />

<strong>el</strong>los si consideramos la visión de la vida que cada uno de <strong>el</strong>los encarna. Sénanque se<br />

encuentra en <strong>el</strong> fondo de un profundo valle, en un rincón apacible y apartado de los caminos<br />

más transitados. Una angosta carretera conduce hasta este remanso de paz. Encontramos<br />

allí una abadía cisterciense, fundada en <strong>el</strong> siglo XII. A lo largo de su dilatada historia, <strong>el</strong> lugar<br />

ha sido destruido en varias ocasiones, y otras tantas ha renacido hasta recuperar en estos<br />

años <strong>el</strong> esplendor de sus mejores momentos. La vida de los habitantes de la abadía no<br />

puede resultar más monótona, si lo juzgamos con criterios convencionales: un horario<br />

perfectamente definido, de acuerdo con una rigurosa Regla; y días iguales, sin más<br />

excepciones que las que marca la repetitiva sucesión de eventos d<strong>el</strong> Año cristiano: Adviento,<br />

Navidad, Cuaresma, Pascua, y vu<strong>el</strong>ta a empezar. Año tras año. Siglo tras siglo. Entre los<br />

muros de la abadía <strong>el</strong> tiempo se detiene. Si prescindimos de los mod<strong>el</strong>os de coches<br />

aparcados a una razonable distancia de la iglesia, podríamos imaginar que estamos en<br />

cualquier época, desde la baja Edad Media hasta nuestros días.<br />

a) Lacoste, d<strong>el</strong> Marqués de Sade a Pierre Cardin<br />

Frente a la regeneración y la continuidad de lo aparentemente rutinario, a poco más de<br />

media hora en coche me encuentro con las ruinas d<strong>el</strong> castillo de Lacoste. El paisaje es<br />

40 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


completamente distinto. Las antiguas murallas se alzan desafiantes sobre las rocas,<br />

perfectamente visibles desde todo <strong>el</strong> entorno. No me encuentro con un lugar para <strong>el</strong><br />

recogimiento y la reflexión, sino para <strong>el</strong> dominio y la acción. El edificio no ha conseguido<br />

mantenerse a lo largo d<strong>el</strong> tiempo, como la abadía de Sénanque. Es un conjunto de ruinas.<br />

Sólo algunas estancias han sido acondicionadas y albergan un interesante festival de música<br />

en verano, desde que <strong>el</strong> diseñador Pierre Cardin compró <strong>el</strong> castillo en 2001.<br />

Lacoste es incluso más antiguo que Sénanque, ya que<br />

las primeras edificaciones d<strong>el</strong> castillo datan d<strong>el</strong> siglo XI.<br />

Su propietario más conocido fue <strong>el</strong> Marqués de Sade,<br />

en <strong>el</strong> siglo XVIII. Es estimulante visitar en <strong>el</strong> mismo día<br />

los dos lugares: uno representa <strong>el</strong> orden y <strong>el</strong><br />

autocontrol, <strong>el</strong> ascenso a la espiritualidad y <strong>el</strong><br />

alejamiento d<strong>el</strong> mundanal ruido; <strong>el</strong> otro evoca <strong>el</strong><br />

exceso y la exploración de los límites de la sensibilidad<br />

humana. Lacoste fue <strong>el</strong> refugio favorito d<strong>el</strong> Marqués de<br />

Sade, <strong>el</strong> lugar <strong>el</strong>egido para representaciones teatrales y<br />

para orgías escandalosas en la época. Incluso hoy, las<br />

prácticas en las que <strong>el</strong> placer y <strong>el</strong> dolor se unen, como<br />

extremos que no pueden ignorarse uno al otro, son<br />

conocidas <strong>por</strong> <strong>el</strong> nombre d<strong>el</strong> marqués que las describió<br />

con detalles inéditos hasta <strong>el</strong> momento: sadismo.<br />

De pronto me viene a la mente la idea de que esos dos lugares, tan diferentes en <strong>el</strong> modo<br />

de plantear la existencia humana, tal vez respondan a un mismo anh<strong>el</strong>o, al que se da<br />

respuesta de forma contradictoria. En ambos casos, late <strong>el</strong> deseo de evadirse de lo ordinario.<br />

Las inquietudes en las que se distraen la mayoría de los hombres resultan ocupaciones<br />

banales para los habitantes de uno y otro edificio. Las noticias que corren como la pólvora<br />

entre las personas que se afanan fuera de sus muros son cotilleos efímeros e insustanciales<br />

para <strong>el</strong>los. Las pasiones burguesas que sazonan la vida sin r<strong>el</strong>ieve de la mayoría es mercancía<br />

barata para este grupo de escogidos. Sólo a unos pocos les es dado romper con lo<br />

convencional, despreciar lo que mueve a la mayoría: unos, en la abadía, lo consideran como<br />

una distracción de lo que verdaderamente im<strong>por</strong>ta; y <strong>el</strong> otro, en su castillo, sublima esas<br />

pasiones hasta su máxima expresión, sin conformarse con dosis que considera infantiles. A<br />

pesar de las apariencias, ambas existencias se mueven <strong>por</strong> la pasión y <strong>por</strong> <strong>el</strong> inconformismo.<br />

En uno y otro caso se asume que una vida regida <strong>por</strong> <strong>el</strong> cálculo y la conveniencia es<br />

José Aguilar López | 41


demasiado poco ambiciosa. Todos <strong>el</strong>los coinciden en que <strong>el</strong> razonamiento estandariza,<br />

mientras que la pasión diferencia. Vivir una vida única supone salir de lo convencional.<br />

Ciertamente las organizaciones tienden a primar lo convencional sobre lo singular. A pesar<br />

de la repetida declaración de principios según la cual tantas empresas aseguran que<br />

“apuestan <strong>por</strong> <strong>el</strong> talento”, en la práctica la jugada ganadora su<strong>el</strong>e ser una jugada previsible.<br />

Me acuerdo entonces de una p<strong>el</strong>ícula que vi hace unos años, y que ganó en 2006 <strong>el</strong> Oscar<br />

a la mejor p<strong>el</strong>ícula de lengua no inglesa. “La vida de los otros” es <strong>el</strong> título de este<br />

extraordinario r<strong>el</strong>ato de la vida en Alemania Oriental durante los últimos años d<strong>el</strong> régimen<br />

socialista. Me parece que, más allá d<strong>el</strong> escenario en <strong>el</strong> que se sitúa la acción, las reflexiones<br />

que suscita esta obra son de un gran interés para quienes deciden <strong>el</strong> curso de las<br />

organizaciones, no sólo en <strong>el</strong> ámbito político o en un momento histórico determinado.<br />

El guión describe con detalle la transformación de un eficiente oficial de la Stasi, espía y<br />

maestro de espías. El capitán Gerd Wiesler (Ulrich Mühe) ha hecho de su vida un servicio a<br />

una causa que reclama una gran firmeza en los principios, junto a un notable rigor en la<br />

ejecución. Es <strong>el</strong> perfecto empleado, comprometido con la organización y con altos niv<strong>el</strong>es<br />

de desempeño. No ha ascendido en la escala jerárquica como colegas que tienen mayor<br />

capacidad política, pero es apreciado <strong>por</strong> sus jefes y goza de toda su confianza.<br />

En una de sus misiones se ocupa personalmente de vigilar a un reputado autor teatral<br />

(Sebastian Koch): su r<strong>el</strong>ación personal con una actriz, sus encuentros con otros personajes de<br />

ambientes int<strong>el</strong>ectuales y literarios, etc. Wiesler es un hombre aparentemente gris y<br />

metódico, pero tiene otras capacidades que permanecen ocultas para quienes sólo<br />

contemplan la faceta profesional de su vida. Es un hombre sensible, capaz de llorar ante la<br />

emocionada interpretación de una sonata. Es también una persona con una aguda<br />

capacidad crítica, aunque de momento sólo la ha empleado para analizar vidas ajenas y<br />

desmenuzar sus motivos e intenciones. La tarea que ahora le ocupa juega <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> de un<br />

espejo. Su desarrollada capacidad de observación se enfoca ahora sobre sí mismo.<br />

Poco a poco se abre una grieta entre las creencias que han alimentado su trabajo y su vida<br />

durante años, y los hechos que observa. Así, se debilita la lealtad a las personas que dirigen<br />

la organización a la que ha dedicado largos años, y <strong>por</strong> primera vez empieza a pensar y<br />

actuar <strong>por</strong> cuenta propia. El mérito d<strong>el</strong> director (Florian Henck<strong>el</strong> Von Donnesmarck) consiste<br />

en mostrar este proceso de una manera creíble. No sería verosímil que una persona con esa<br />

historia a sus espaldas modificara su modo de ver las cosas de la noche a la mañana. Es una<br />

42 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


transformación progresiva, marcada <strong>por</strong> hitos int<strong>el</strong>ectuales y emocionales. Por eso, aunque<br />

la p<strong>el</strong>ícula dura más de dos horas, ninguno de los episodios o de los personajes resulta<br />

superfluo. Cada uno de <strong>el</strong>los va abriendo un poco más la grieta hasta convertirla en un<br />

abismo.<br />

El resultado es un conjunto de situaciones dramáticas, que convergen en la figura d<strong>el</strong> Gran<br />

Hermano (con tecnología de los 80): <strong>el</strong> capitán Wiesler que escudriña las vidas ajenas y que,<br />

finalmente, se involucra en <strong>el</strong>las. El observador frío y distante entra en las historias de las que<br />

antes era un simple espectador.<br />

Como en La Historia Interminable, las obras verdaderamente interesantes consiguen que los<br />

lectores o espectadores se impliquen en <strong>el</strong>las. El protagonista de La Vida de los Otros se pasa<br />

a formar parte de las tramas personales que observa, y pienso que quienes ven la p<strong>el</strong>ícula<br />

fácilmente se introducen también en un drama que, para muchos, no es ajeno a sus<br />

experiencias: <strong>el</strong> conflicto entre <strong>el</strong> compromiso que reclaman las organizaciones, y los motivos<br />

que éstas dan a quienes las forman para que a<strong>por</strong>ten discrecionalmente sus mejores<br />

capacidades. El compromiso es un vínculo de doble sentido: se entrega cuando uno se ve<br />

correspondido.<br />

b) El vino de los Papas<br />

Después d<strong>el</strong> impacto de las visitas a Sénanque y a Lacoste, necesito experimentar<br />

sensaciones más terrenales. Qué mejor que desplazarme unos pocos kilómetros hasta las<br />

bodegas que abastecieron durante <strong>el</strong> siglo XIV a la corte eclesiástica de Avignon. De hecho,<br />

<strong>el</strong> castillo que hizo construir Juan XXII en Châteauneuf-du-Pape domina la comarca<br />

alfombrada de viñedos que, alternándose con los campos de Lavanda, llegan hasta las faldas<br />

d<strong>el</strong> Mont Ventoux. Las grandes pasiones, presentes siempre en los procesos de<br />

transformación más im<strong>por</strong>tantes, deberían alternarse con sensaciones más moderadas pero<br />

necesarias también para que las personas nos desarrollemos y a<strong>por</strong>temos aqu<strong>el</strong>lo de lo que<br />

somos capaces. Mientras saboreo una copa de Château Mont-Redon pienso en <strong>el</strong> impacto<br />

de las emociones y las percepciones subjetivas en los com<strong>por</strong>tamientos. Es obvio que<br />

juzgamos y decidimos sobre la base de datos objetivos, pero también es verdad que las<br />

sensaciones tienen a veces más peso que <strong>el</strong> que nos gustaría reconocer.<br />

Las crisis, <strong>por</strong> ejemplo, son una amalgama de datos objetivos y de impresiones subjetivas.<br />

Las impresiones, hasta cierto punto, están producidas <strong>por</strong> los hechos, pero a su vez los<br />

José Aguilar López | 43


hechos son también <strong>el</strong> resultado de los estados de ánimo que compartimos. Recurriendo a<br />

la conocida metáfora de Platón, podríamos decir que la crisis es real, pero que su reflejo en<br />

<strong>el</strong> fondo de la caverna adquiere las dimensiones que definen nuestros miedos. Es conocida<br />

la experiencia de personas que, en sus pesadillas, agigantan los objetos que les atemorizan.<br />

La llegada de la luz hace que todo cobre las dimensiones que le corresponden. Podríamos<br />

decir que <strong>el</strong> tamaño de las crisis aumenta con nuestros temores y se reduce con nuestras<br />

esperanzas.<br />

En The Age of Turbulence: Adventures In A New World, un lúcido libro de Memorias, Alan<br />

Greenspan r<strong>el</strong>ata su experiencia privilegiada de la economía mundial en momentos de<br />

inestabilidad. Desde su atalaya como Presidente de la Reserva Federal norteamericana<br />

durante casi diecinueve años, ha tenido la<br />

o<strong>por</strong>tunidad de vivir en primera línea varias “crisis”.<br />

Una de sus reflexiones ante estas circunstancias es<br />

que los estados emocionales colectivos que<br />

acompañan a cada ciclo económico tienen un fuerte<br />

impacto en la evolución de los acontecimientos. El<br />

pánico aparece como efecto, y al mismo tiempo<br />

como causa, de los ciclos recesivos. La desconfianza,<br />

<strong>el</strong> temor y <strong>el</strong> pesimismo se extienden como una mancha de aceite, de forma que los peores<br />

presagios se van haciendo realidad en la medida en que una mayoría anticipa que así será<br />

y actúa en consecuencia. Es <strong>el</strong> viejo principio de que las profecías se autocumplen. No pocos<br />

esquiadores r<strong>el</strong>atan la experiencia de que, cuando eran novatos y veían un obstáculo durante<br />

su descenso <strong>por</strong> una pista ancha y, <strong>por</strong> lo demás, despejada, su temor a colisionar contra<br />

esa única dificultad les hacía dirigirse inexorablemente hacia <strong>el</strong>la.<br />

En otra escala, también las organizaciones son conscientes d<strong>el</strong> impacto emocional que<br />

tienen los procesos de transformación a los que se ven sometidas. En momentos de<br />

estabilidad, los sentimientos son fácilmente controlables. Todos los mecanismos de inhibición<br />

de nuestras reacciones emocionales funcionan razonablemente. Para bien y para mal, las<br />

emociones se desatan y cobran una dimensión pública ante situaciones que nos<br />

conmocionan. Nuestra cultura desautoriza a quienes expresan abiertamente lo que sienten<br />

en situaciones ordinarias. Sin embargo, somos mucho más indulgentes con <strong>el</strong> desahogo<br />

emocional cuando parece que hay una razón suficiente. Está “mal visto” llorar ante un<br />

pequeño traspiés profesional, pero parece aceptable <strong>el</strong> llanto ante un despido.<br />

44 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


Las crisis son <strong>el</strong> espejo en <strong>el</strong> que podemos observar nuestras emociones individuales y<br />

colectivas. Los periodos de transformación nos ofrecen una completa radiografía de los<br />

estados emocionales que, en otros momentos, se ocultan tras la careta de un equilibrio<br />

ficticio pero impuesto <strong>por</strong> las normas (convencionales) d<strong>el</strong> buen gusto. Resulta muy<br />

interesante la observación de los com<strong>por</strong>tamientos en momentos de crisis, pues es entonces<br />

cuando afloran realidades enmascaradas hasta entonces. Nos conocemos mejor, y<br />

conocemos mejor a otros, en las crisis personales y colectivas.<br />

Tanto a niv<strong>el</strong> macroeconómico, como en la vida diaria de las organizaciones, los buenos<br />

líderes son los que perciben y encauzan adecuadamente las emociones colectivas. Tantas<br />

veces se ha insistido sobre <strong>el</strong> efecto negativo de sentimientos como <strong>el</strong> temor, la desconfianza<br />

o <strong>el</strong> pesimismo. Es cierto que muchas veces los sentimientos actúan como frenos. Pero<br />

también es cierto que adecuadamente gestionadas las emociones pueden ser unos valiosos<br />

impulsores. Pensemos en sentimientos como <strong>el</strong> optimismo, <strong>el</strong> sentido positivo y <strong>el</strong> afán de<br />

mejora. La irresponsabilidad de los dirigentes a la hora de manejar los estados emocionales<br />

es particularmente grave. En primer lugar, <strong>por</strong>que se trata de una dimensión humana en la<br />

que somos particularmente susceptibles de ser manipulados. Y en parte también <strong>por</strong> las<br />

nefastas consecuencias de unas emociones colectivas encauzadas de una manera<br />

interesada. Muchos grandes dictadores no han sido sino exc<strong>el</strong>entes gestores de los<br />

sentimientos de un pueblo.<br />

Por eso, en coyunturas como la actual, sería deseable que las personas e instituciones que<br />

dirigen la política y orientan la opinión midan sus mensajes, para que las emociones que<br />

alimentan sean las que más contribuyan a reducir la intensidad y la duración de la crisis. Tan<br />

negativo resulta la ocultación de los datos o una interpretación inverosímilmente benigna de<br />

la situación, que sólo genera desconfianza y escepticismo; como <strong>el</strong> catastrofismo exagerado,<br />

que está en <strong>el</strong> origen de actitudes pesimistas<br />

y sentimientos de pánico. Y ya sabemos lo<br />

sensibles que somos los españoles ante las<br />

emociones colectivas. Cuando la euforia se<br />

apodera de nosotros, vivimos <strong>por</strong> encima de<br />

nuestras posibilidades. Empujamos así la<br />

economía, a base de un crecimiento<br />

continuado d<strong>el</strong> consumo privado, pero<br />

asumimos riesgos excesivos en las economías<br />

familiares. Por <strong>el</strong> contrario, cuando cunde <strong>el</strong><br />

José Aguilar López | 45


pesimismo, nuestro consumo se contrae notablemente, aunque nuestro poder adquisitivo<br />

real apenas haya descendido unas décimas respecto al de los momentos de bonanza. Ni<br />

tanto, ni tan calvo, diríamos con la expresión popular.<br />

c) La arena romana de Arles<br />

La última etapa de mi recorrido me lleva a Arles, ciudad fundada <strong>por</strong> los griegos en <strong>el</strong> siglo<br />

VI a.C., y que jugó un pap<strong>el</strong> decisivo durante <strong>el</strong> Imperio Romano. En <strong>el</strong> conflicto de Pompeyo<br />

contra Julio César, Arles supo <strong>el</strong>egir <strong>el</strong> bando vencedor y recibió <strong>por</strong> <strong>el</strong>lo de César honores<br />

y recompensas. Testigo de batallas y conflictos, esta ciudad conserva entre sus monumentos<br />

un anfiteatro romano diseñado a imagen d<strong>el</strong> Coliseo. La arena romana de Arles fue, sin<br />

duda, escenario de intensas competiciones. Hoy, como entonces, para prevalecer en<br />

entornos altamente competitivos hace falta energía, decisión y coraje, junto a una exc<strong>el</strong>ente<br />

preparación técnica. Conducir a una organización hacia <strong>el</strong> éxito no es consecuencia sólo de<br />

un buen diseño organizativo. Para dirigir necesitamos, sin duda, herramientas para medir <strong>el</strong><br />

desempeño de nuestra gente, pero hace falta también la capacidad para desencadenar la<br />

acción. La métrica mediante los indicadores más afinados puede convertirse sólo en un<br />

razonamiento paralizante si no va acompañada de un impulso real a las personas a las que<br />

dirigimos.<br />

La voluntad es <strong>el</strong> motor de los com<strong>por</strong>tamientos humanos. Es un impulso que nos empuja<br />

a la acción. Su ausencia es descrita como patológica y se su<strong>el</strong>e denominar apatía. Esto no<br />

quiere decir que todo lo que hagamos sea <strong>el</strong> resultado de una decisión voluntaria. Hay actos<br />

puramente biológicos que no requieren d<strong>el</strong> concurso de la voluntad. Hay, además, tareas<br />

rutinarias que realizamos de una manera mecánica, sin ningún tipo de d<strong>el</strong>iberación previa. Y<br />

hay, <strong>por</strong> último, actividades que cumplimos <strong>por</strong> imposición externa, en las que tampoco<br />

interviene la voluntad propia.<br />

46 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza<br />

La voluntad pone en juego todas nuestras capacidades, al<br />

servicio de los objetivos que nos hemos propuesto. Cualquier<br />

obstáculo es imponente para quien no tiene interés en<br />

superarlo; y al mismo tiempo es insignificante para quien tiene<br />

la vista fija en la meta de la que sólo le separa esa traba.<br />

En entornos profesionales es perfectamente perceptible la<br />

actitud de quienes ejecutan sus tareas con voluntad, y la de los


que se limitan a cumplir una simple obligación. El desempeño de los primeros es superior a<br />

lo que sus competencias harían esperar. En <strong>el</strong> caso de los segundos, aun tratándose de<br />

personas con amplia experiencia y cualidades excepcionales, encontramos a lo sumo <strong>el</strong> niv<strong>el</strong><br />

esperado de resultados.<br />

Resultan paradigmáticos los casos de personas a las que conocemos en su entorno laboral<br />

y nos parecen grises, rutinarias y poco creativas. Más ad<strong>el</strong>ante, los observamos en algún<br />

ámbito de su vida privada (<strong>el</strong> desarrollo de una afición, la práctica de un de<strong>por</strong>te, etc.) y<br />

comprobamos que son creativos, impulsivos y con grandes dotes de liderazgo. El contraste<br />

tiene su origen en que, en <strong>el</strong> primer caso, son meros ejecutores de instrucciones ajenas,<br />

mientras que en <strong>el</strong> segundo ponen en juego su voluntad. Allí donde una persona hace<br />

aqu<strong>el</strong>lo que quiere, allí encontramos la justa expresión de todo lo que esa persona es capaz.<br />

En una organización de cierta complejidad, uno de los directivos me describía así la situación:<br />

“aquí hay gente que detecta problemas; otros, son <strong>el</strong>los mismos un problema; y <strong>por</strong> último<br />

están los que resu<strong>el</strong>ven problemas”. Este cuadro se repite, con matices, en muchas empresas:<br />

<strong>el</strong> ingenio, sin voluntad real de alcanzar los fines de la organización, más que una ayuda, se<br />

convierte en una rémora. Hay gente especialmente lúcida para detectar fallos y errores en<br />

los demás, pero muy roma para encontrar soluciones. Por <strong>el</strong> contrario, quien tiene una<br />

voluntad decidida su<strong>el</strong>e analizar las situaciones desde una perspectiva muy práctica y con<br />

soluciones efectivas. Al modo de pensar de los primeros se lo su<strong>el</strong>e describir con la<br />

expresión: “a la parálisis <strong>por</strong> <strong>el</strong> análisis”. Los razonamientos de los segundos, generalmente<br />

no tan “brillantes” (no son ocasión de lucimiento personal), van certeramente a la obtención<br />

de los objetivos propuestos.<br />

Ambas actitudes son contagiosas. Y de hecho, cuando predomina <strong>el</strong> primer perfil<br />

encontramos organizaciones desanimadas, reactivas y burocratizadas. Las personas que<br />

llegan con entusiasmo su<strong>el</strong>en sufrir un “baño de realismo” que no rara vez les lleva a<br />

compartir <strong>el</strong> escepticismo generalizado. Por <strong>el</strong> contrario, basta a veces una persona<br />

realmente comprometida con un proyecto, para transmitir a todo su equipo <strong>el</strong> mismo<br />

entusiasmo y obtener de <strong>el</strong>los un desempeño exc<strong>el</strong>ente.<br />

Todo lo anterior parece que tiene mucho que ver con un conjunto de prácticas, empleadas<br />

desde hace tiempo, para conseguir determinados com<strong>por</strong>tamientos <strong>por</strong> parte de la gente.<br />

Estos procedimientos reciben la denominación genérica de “motivación”. Pero una cosa es la<br />

gestión de la voluntad y otra la simple motivación.<br />

José Aguilar López | 47


En general, los mod<strong>el</strong>os de motivación no pretenden describir los orígenes d<strong>el</strong><br />

com<strong>por</strong>tamiento humano en las organizaciones, sino que se mueven en un plano mucho<br />

más empírico. Consisten, básicamente, en capturar y sistematizar la experiencia disponible<br />

sobre la conducta funcional o disfuncional de directivos y empleados. De una manera muy<br />

simple, podría afirmarse que todas las técnicas de motivación se resumen en la descripción<br />

de los estímulos que —en términos generales y estadísticamente fiables— provocan las<br />

respuestas esperadas.<br />

El marco en <strong>el</strong> que se mueven muchos de estos mod<strong>el</strong>os es simplemente transaccional: qué<br />

debo dar (estímulo positivo) o de qué debo privar (estímulo negativo) a un empleado para<br />

que se com<strong>por</strong>te como yo espero. Dicho de otro modo, motivar es una suerte de canje, en<br />

<strong>el</strong> que se intercambia la prestación de un determinado servicio, <strong>por</strong> parte d<strong>el</strong> trabajador, a<br />

cambio de una recompensa que le resulta suficientemente gratificante. Usando una<br />

expresión muy popular, resumiríamos <strong>el</strong> contenido de muchas de las técnicas de motivación<br />

como <strong>el</strong> empleo eficiente d<strong>el</strong> “palo y la zanahoria”.<br />

En un plano más teórico, la descripción de estas prácticas su<strong>el</strong>e apoyarse sobre <strong>el</strong> supuesto<br />

de que <strong>el</strong> ser humano, al igual que ocurre en otras especies, desarrolla sus com<strong>por</strong>tamientos<br />

de acuerdo con <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o estímulo-respuesta. De este modo, si se aplica <strong>el</strong> desencadenante<br />

adecuado, se obtiene la reacción esperada. La diferencia entre la perra de Paulov y <strong>el</strong><br />

empleado de cualquier empresa sería <strong>el</strong> grado de sofistificación de los estímulos empleados<br />

y de los reflejos condicionados que se esperan obtener.<br />

Todo <strong>el</strong> que tenga experiencia en la dirección de personas sabe que estas técnicas funcionan.<br />

Una recompensa económica su<strong>el</strong>e provocar un mayor empeño <strong>por</strong> parte d<strong>el</strong> empleado; <strong>el</strong><br />

temor a acciones disciplinarias suscita un temor que lleva a evitar com<strong>por</strong>tamientos no<br />

deseados. Pero las técnicas convencionales de motivación, tan útiles en situaciones<br />

organizacionales simples, resultan insuficientes en mercados complejos y competitivos, <strong>por</strong><br />

dos razones: su carácter transaccional y su fundamentación antropológica. En cuanto al<br />

carácter transaccional, resulta evidente que la motivación así entendida tiene siempre un<br />

límite. Las recompensas que se ofrecen a los empleados provocan una mejora de su<br />

desempeño, pero no pueden incrementarse indefinidamente. La motivación alcanza<br />

simplemente <strong>el</strong> punto de equilibrio coste-beneficio, a partir d<strong>el</strong> cual cualquier aumento de<br />

las recompensas, independientemente de que animen a su beneficiario, son financieramente<br />

inasumibles.<br />

48 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


En ocasiones, sin embargo, las recompensas no<br />

son de carácter dinerario, sino que se formulan<br />

en términos de desarrollo profesional,<br />

promoción jerárquica, etc. En estos casos, <strong>el</strong><br />

límite no lo marca sólo un coste económico,<br />

sino también <strong>el</strong> carácter inevitablemente<br />

restringido de esos premios. No se puede<br />

ascender de forma automática a todo<br />

empleado que haga méritos, pues una<br />

estructura organizativa no lo so<strong>por</strong>ta; no se puede conceder a toda la fuerza comercial <strong>el</strong><br />

premio al vendedor d<strong>el</strong> año, pues ese galardón quedaría inmediatamente devaluado. Tanto<br />

en <strong>el</strong> caso de las recompensas dinerarias como en <strong>el</strong> de las que no lo son, <strong>el</strong> problema con<br />

<strong>el</strong> que topamos es <strong>el</strong> de su carácter restringido. Su uso su<strong>el</strong>e provocar situaciones de alta<br />

competitividad interna (todos aspiran a unos mismos premios, limitados <strong>por</strong> principio), y se<br />

llega a procesos de s<strong>el</strong>ección de los mejores, en detrimento de quienes tienen niv<strong>el</strong>es de<br />

desempeño inferiores. Muchas de las técnicas de motivación ampliamente extendidas<br />

provocan un efecto positivo sobre algunos, dejan indiferentes a otros y desmotivan, en fin, a<br />

muchos.<br />

Y desde <strong>el</strong> punto de vista antropológico, es al menos dudoso que <strong>el</strong> com<strong>por</strong>tamiento<br />

humano se apoye sólo sobre <strong>el</strong> esquema estímulo-respuesta. Este planteamiento reduce al<br />

hombre a un organismo reactivo.<br />

Frente a las teorías clásicas sobre la motivación, <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o de la gestión de la voluntad<br />

propone que en <strong>el</strong> ser humano existe una fuente de actividad autónoma y potencialmente<br />

inagotable. Hacemos las cosas <strong>por</strong>que queremos, independientemente de que<br />

determinados estímulos refuercen en ocasiones nuestro propósito. Gestionar la voluntad, a<br />

diferencia de que ocurre con <strong>el</strong> empleo de técnicas convencionales de motivación, supone<br />

estar persuadido de que <strong>el</strong> impulso de la acción reside en cada persona, y que este impulso<br />

va mucho más allá de lo que la empresa está en condiciones de recompensar. Un buen<br />

directivo no es <strong>el</strong> que motiva bien, sino <strong>el</strong> que se abstiene de desmotivar. En principio, todo<br />

<strong>el</strong> que se incor<strong>por</strong>a a su actividad profesional, y a una nueva empresa, tiene la intención de<br />

desarrollar sus capacidades, de cooperar en <strong>el</strong> éxito de un proyecto común, de superarse a<br />

sí mismo y de alcanzar un logro exc<strong>el</strong>ente. Tal vez la pregunta que debamos formularnos no<br />

es: ¿cómo puedo motivar a estas personas?, sino: ¿qué estoy haciendo para que este gran<br />

capital de entusiasmo se desvanezca?<br />

José Aguilar López | 49


En la práctica, un buen gestor de voluntades sabe que no puede suplantar <strong>el</strong> empeño de sus<br />

empleados: la voluntad de sacar ad<strong>el</strong>ante un proyecto común no procede sólo de él, sino<br />

de todas las personas de la organización. Sabe también que las empresas más competitivas<br />

deben su éxito a gente que a<strong>por</strong>ta mucho más de lo que la empresa se merece (si<br />

analizamos las cosas en términos puramente económicos, como una simple<br />

contraprestación de servicios a cambio de retribución). Con gente “cumplidora” no se puede<br />

competir en <strong>el</strong> siglo XXI. Hace falta gente que libere facultades que no se pueden comprar:<br />

imaginación, creatividad, entusiasmo, compromiso. Lo más valioso de las personas no se<br />

compra, se merece, como ha señalado lúcidamente <strong>el</strong> profesor Javier Fernández Aguado.<br />

El mod<strong>el</strong>o de la gestión de la voluntad se opone al de la motivación convencional. De<br />

acuerdo con esta propuesta clásica, toda organización está formada <strong>por</strong> personas que<br />

tienen un verdadero interés en que se desarrolle con éxito, y otras más pasivas que miran<br />

sólo <strong>por</strong> sus intereses personales, y a las que se empuja <strong>por</strong> medio de determinados<br />

estímulos. Este esquema se explica con la imagen de un tren de mercancías, en <strong>el</strong> que<br />

una locomotora empuja, y otras unidades avanzan gracias a la fuerza que imprime <strong>el</strong> que<br />

va en cabeza. Los vagones también juegan un pap<strong>el</strong>, incluso esencial, pero no les<br />

podemos pedir que tengan impulso independiente, ya que <strong>el</strong> éxito de la empresa no<br />

coincide más que coyunturalmente con <strong>el</strong> suyo propio. La gestión de la voluntad juega<br />

con <strong>el</strong> impulso de las personas, que sí puede ser movilizado al servicio de un interés<br />

común.<br />

En <strong>el</strong> extremo contrario se encuentra <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o voluntarista, característico de algunas<br />

organizaciones con un liderazgo carismático y/o con una misión compartida sin fisuras <strong>por</strong><br />

sus miembros. El voluntarismo consiste en empeñarse de una manera obstinada en un<br />

objetivo y en <strong>el</strong> empleo de determinados medios. Contra viento y marea, y a veces contra la<br />

propia evidencia, estas organizaciones interpretan su entorno o su mercado de una manera<br />

rígida, de acuerdo con sus prejuicios. Aunque los datos confirmen lo contrario, siguen<br />

diciendo que las cosas van bien, como para confirmar así que sus previsiones son correctas.<br />

Quien pone en duda la eficacia de esta estrategia, remitiéndose a unos resultados notorios,<br />

es tachado de pesimista y perturbador.<br />

Las organizaciones voluntaristas no son flexibles ante los cambios d<strong>el</strong> entorno, sólo aceptan<br />

adhesiones incondicionales e interpretan cualquier propuesta distinta a la oficial como una<br />

disensión inadmisible. Los entusiasmos que manifiestan pronto son ficticios; y sus<br />

seguridades, artificiales.<br />

50 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza


Gestionar la voluntad nada tiene que ver con <strong>el</strong> extremo d<strong>el</strong> voluntarismo, <strong>por</strong>que la claridad<br />

en los objetivos es perfectamente compatible con una gran flexibilidad en los medios<br />

empleados. Ejercer la voluntad no significa renunciar al uso de la razón. Una persona con<br />

voluntad es algo muy distinto a un terco. Disentir no es una forma de traición (e incluso en<br />

ocasiones es la mejor muestra de lealtad). Modificar una opinión manifestada previamente<br />

no es signo de debilidad, sino de int<strong>el</strong>igencia, cuando los nuevos datos justifican este<br />

cambio. La persona con voluntad, al contrario que <strong>el</strong> voluntarista, es paciente, sabe esperar<br />

<strong>el</strong> momento o<strong>por</strong>tuno. Eso sí, es constante y no se detiene hasta que ha alcanzado <strong>el</strong><br />

objetivo propuesto. La persona con voluntad no actúa a ráfagas, <strong>por</strong> impulsos<br />

momentáneos, sino con ritmo, de manera regular.<br />

A la vista de la arena de Arles, imaginando la fuerza que impulsó a quienes se desempeñaron<br />

en <strong>el</strong>la y que les llevó a prevalecer incluso en un escenario de inferioridad material, pienso<br />

en las características de un buen directivo, capaz de gestionar adecuadamente la voluntad<br />

de su organización:<br />

• Situar a las personas en una zona próxima a su campo de intereses espontáneos y<br />

naturales. A veces, las necesidades operativas exigen que un empleado se ocupe de<br />

tareas que tal vez conoce, pero para las que no tiene ninguna inclinación. Esto resulta<br />

inevitable, pero se debe complementar con <strong>el</strong> esfuerzo para que, en la medida de lo<br />

posible, la situación sea provisional y esa persona sea consciente de que intentaremos<br />

adjudicarle una ocupación en la que desarrolle sus capacidades naturales en cuanto<br />

resulte posible.<br />

• Practicar una equidad rigurosa en la asignación de tareas, y en la adjudicación de<br />

reconocimientos y sanciones. Nada socava más eficazmente la motivación de un<br />

empleado que la sospecha de que sus superiores actúan con arbitrariedad.<br />

• Comunicación eficaz de los objetivos organizacionales, y convergencia de éstos con<br />

los individuales. La voluntad se mueve siempre <strong>por</strong> fines. Conviene hacer explícita la<br />

r<strong>el</strong>ación que existe entre <strong>el</strong> encargo que se encomienda (aunque tenga una im<strong>por</strong>tancia<br />

menor) y la buena marcha de la organización. Es difícil poner en ejercicio la voluntad<br />

cuando no se entiende <strong>el</strong> sentido de la propia tarea, ni se percibe <strong>el</strong> modo en que<br />

colabora al fin general de la organización.<br />

• Abrir perspectivas de futuro: desarrollo profesional, formación, etc. La voluntad es una<br />

José Aguilar López | 51


facultad proyectiva, apunta siempre al <strong>por</strong>venir. La recompensa inmediata es una buena<br />

herramienta de motivación (efecto instantáneo), pero no pone en juego las<br />

potencialidades de la voluntad (efectos a medio y largo plazo).<br />

En resumen, la tarea de un buen directivo no consiste sólo en que la gente haga lo que debe<br />

hacer, sino que quiera hacer aqu<strong>el</strong>lo que debe hacer. Quien consigue movilizar <strong>el</strong> enorme<br />

potencial que se encierra en personas decididas, ha adquirido una ventaja competitiva<br />

decisiva y sostenible.<br />

52 | En busca d<strong>el</strong> talento: un viaje a la Provenza | José Aguilar López


Enrique Alcat<br />

Es licenciado en Ciencias de la Información <strong>por</strong> la Universidad de Navarra y PDD <strong>por</strong> IESE<br />

Business School. Trabajó durante tres años en Pricewaterhouse Coopers como responsable<br />

de comunicación e imagen y cuatro años en la segunda consultora internacional de<br />

comunicación y r<strong>el</strong>aciones públicas, Weber Shandwick International, donde fue Director de<br />

Comunicación y Director de los Seminarios de Formación Ejecutiva.<br />

Actualmente es Director d<strong>el</strong> Programa Superior en Gestión Empresarial y Dirección de<br />

Comunicación que organizan <strong>el</strong> Instituto de Empresa Business School y la Asociación de<br />

Directivos en Comunicación (Dircom).<br />

Como profesor ha impartido clase en varias universidades y escu<strong>el</strong>as de negocios nacionales<br />

e internacionales. En su experiencia profesional también ha transitado <strong>por</strong> <strong>el</strong> camino de la<br />

consultoría, donde se ha especializado en formación de altos directivos y líderes de opinión,<br />

en comunicación y en gestión de crisis.<br />

Como asesor de empresas en materia de comunicación, ha impartido más de 500 seminarios<br />

de comunicación cor<strong>por</strong>ativa y ha formado a más de 5000 altos directivos de empresas<br />

multinacionales, nacionales y Pymes, así como a líderes de opinión de la comunidad médica,<br />

académica, científica y empresarial. Ha dirigido más de 200 campañas de comunicación<br />

(externa e interna) para empresas de todo tipo, y ha participado en la gestión y estrategias<br />

de 120 crisis empresariales. En 2005 publicó, <strong>el</strong> que hasta ahora es <strong>el</strong> libro más vendido<br />

Biografía | Enrique Alcat | 55


sobre comunicación y crisis en lengua cast<strong>el</strong>lana, Y ahora ¿qué? Claves para gestionar una<br />

crisis y salir fortalecido en la editorial Empresa Activa. También ha publicado “Seis recetas para<br />

superar la crisis” (Alienta-Planeta. 2009.) y en abril de 2011 “¡Influye!” Claves para dominar <strong>el</strong><br />

arte de la persuasión, d<strong>el</strong> que la editorial Alienta-Planeta lleva impresas cuatro ediciones.<br />

Es colaborador habitual de varios medios de comunicación escrita especializados en<br />

economía y conferenciante habitual en foros de Management nacionales e internacionales.<br />

Desde hace unos años, forma parte d<strong>el</strong> Top Ten Business Experts y es socio de la Asociación<br />

de Directivos de Comunicación. Ha sido distinguido con <strong>el</strong> Premio Manager Thinker 2010 <strong>por</strong><br />

su contribución en materia de comunicación al mundo de la empresa.<br />

www.enriquealcat.com<br />

©Enrique Alcat<br />

56 | Biografía | Enrique Alcat


Enrique Alcat<br />

Lorca, viaje a las profundidades de una<br />

crisis<br />

“Cuando tengas algo completamente claro, todavía te falta<br />

información”. Proverbio oriental<br />

“Me siento plenamente convencido de que las empresas que estén preparadas y cuyos<br />

directivos inviertan en formación y comunicación de crisis serán capaces de afrontar<br />

cualquier contingencia mucho mejor que las que no lo están. Y, desgraciadamente, la<br />

inmensa mayoría de nuestras empresas no sólo no están preparadas sino que siguen<br />

pensando que la crisis le ocurre a otras y nunca a <strong>el</strong>las o, en <strong>el</strong> mejor de los casos, que<br />

cuando tengan una contingencia grave ya verán, en ese momento, lo que hacen. Gravísimo<br />

error como punto de partida. La palabra mágica en comunicación de crisis se llama<br />

prevención, y ésta se encuentra prácticamente desterrada en <strong>el</strong> vocabulario habitual de<br />

muchos directivos…”<br />

Estas eran mis últimas palabras, después de una jornada agotadora, ante un público s<strong>el</strong>ecto<br />

de directivos que querían conocer los entresijos de la comunicación en situaciones de crisis.<br />

Palabras que casi repito de memoria <strong>por</strong>que en crisis está todo inventado, excepto que los<br />

directivos sean conscientes de que cualquier día, cualquier crisis, les puede tocar a <strong>el</strong>los o a<br />

sus empresas, incluso sin tener ninguna culpa.<br />

Decía que eran mis últimas palabras y que tras firmar alguno de mis libros rápidamente tenía<br />

que tomar un avión rumbo a Murcia. Aunque voy poco, muy poco, a la región murciana,<br />

siempre cosecho en esa maravillosa huerta de infinita generosidad amistades duraderas y<br />

58 | Lorca, viaje a las profundidades de una crisis | Enrique Alcat


personas formidables. Esta vez, sin embargo, <strong>el</strong> viaje no solo no era de placer sino de trabajo.<br />

Y no solo era de trabajo, sino de algo especial. Muy especial.<br />

Tenía la enorme responsabilidad de abrir la primera Jornada Conmemorativa d<strong>el</strong> Terremoto<br />

de Lorca después de que las autoridades d<strong>el</strong> lugar dieran paso a los profesionales. Sabía que<br />

Lorca no sólo fue una crisis, sino una catástrofe. Vino sin avisar, <strong>por</strong> la tarde, y sus efectos<br />

demoledores se llevaron a varias personas y dejaron la ciudad prácticamente devastada.<br />

¿Qué digo?, me preguntaba. ¿Qué mensajes puedo trasladar? He vivido circunstancias<br />

complejas que siempre, siempre, afectan a personas, con nombres y ap<strong>el</strong>lidos en forma de<br />

“eres”, fusiones, dopaje, cierres, intoxicaciones, etc., y como no a marcas, a esas marcas o<br />

empresas que leemos en la prensa económica nacional e internacional.<br />

Lorca era otra batalla. Pero no era una más. Era, es <strong>el</strong> epicentro de la reflexión o, al menos,<br />

así viví yo esa jornada.<br />

Más que una crisis<br />

La palabra crisis, no lo olvidemos, es la más repetida en la prensa económica de todo <strong>el</strong><br />

mundo no ahora, en momentos de clara recesión económica, sino en las etapas de bonanza<br />

y normalidad. Es entonces, sin prisas, cuando deben hacerse los deberes <strong>por</strong>que la<br />

economía como la vida de las empresas es cíclica y nadie está a salvo de acontecimientos<br />

que pueden girar de formar brusca e inesperada <strong>el</strong> devenir de cualquier compañía.<br />

Y mientras mentalmente me organizaba lo que tenía que decir…, yo mismo me decía que<br />

aquí, en las grandes tragedias, no hay teoría que valga, <strong>por</strong>que se hace más verdadera que<br />

nunca la máxima que asegura que la mejor teoría es la práctica, pero que en la práctica es<br />

otra la teoría. Me preguntaba una y otra vez cómo hubiera gestionado una crisis de esta<br />

magnitud, al tiempo que inevitablemente me venía a la imaginación Fukushima. Desde<br />

entonces, mi viaje a las crisis nucleares es recurrente, no tanto <strong>por</strong> <strong>el</strong> debate nuclear sino <strong>por</strong><br />

<strong>el</strong> deterioro de nuestra naturaleza. Porque, que nadie se engañe, la contaminación planetaria<br />

hace que cualquier viaje en <strong>el</strong> tiempo, sea cada vez menos sostenible <strong>por</strong>que la tierra, de<br />

vez en cuando, nos recuerda que algo o mucho estamos haciendo mal. Y en ese recuerdo,<br />

para que no se nos olvide, nos ilustra con maremotos, terremotos, tsunamis y una larga lista<br />

de etcéteras.<br />

60 | Lorca, viaje a las profundidades de una crisis


Los episodios de crisis, que cada día comprobamos en los medios, nos deben hacer<br />

reflexionar a todos no sólo sobre las circunstancias concretas que llevan a una empresa a<br />

sufrir y gestionar una crisis, sino muy especialmente a preguntarnos si estamos preparados<br />

para hacer frente a cualquier anomalía que <strong>por</strong> causas propias o ajenas, con independencia<br />

de responsabilidades y culpabilidades, pueda poner en riesgo la supervivencia de la<br />

empresa, de sus productos y de las personas que son en definitiva las paganas de cualquier<br />

crisis.<br />

Como dicen que cada crisis es una o<strong>por</strong>tunidad de crecimiento, pensé rápidamente que una<br />

catástrofe, como la de Lorca, sería una lección magistral, pero no para dictarla, sino para<br />

aprenderla. Y rápidamente me apresuré a mi cuaderno, de viajes y de vivencias viajadas, para<br />

escribir que los directivos deben saber que la comunicación de crisis tiene que considerarse<br />

siempre y no sólo de forma excepcional, una herramienta básica en la gestión de cualquier<br />

compañía y que, además, debería contar con expertos especializados que entienden <strong>el</strong><br />

lenguaje específico y los <strong>por</strong>menores de todos los aspectos que ayuden a la prevención y a<br />

una correcta gestión.<br />

¿Están preparadas nuestras empresas para hacer frente, con garantías, a una crisis? La<br />

respuesta, en términos generales, su<strong>el</strong>e ser negativa <strong>por</strong> muy optimista que sea nuestro<br />

carácter latino. Ese “no” es contundente. Lo podemos comprobar, cada día, en los medios<br />

de comunicación que nos informan de sucesos que hacen temblar los cimientos de todo tipo<br />

de empresas e instituciones y no sólo <strong>por</strong> la coyuntura actual. En Lorca, no solo tembló la<br />

tierra, sino que se derrumbaron varios edificios, como cuando vimos, <strong>por</strong> ejemplo, la caída<br />

de grandes gigantes como Arthur Andersen.<br />

¿Cómo prepararnos para algo que no sabemos cuándo, cómo ni dónde ocurrirá? Prevención<br />

es la palabra clave. Prevención significa tener todos los escenarios posibles planteados, y las<br />

actuaciones planificadas en función de estos distintos<br />

posibles escenarios. Cuando una empresa se encuentra<br />

inmersa en una crisis, prevención significa no dejar la<br />

gestión a la improvisación o a las ideas brillantes d<strong>el</strong><br />

momento de cualquier directivo de turno.<br />

La mayoría de las empresas cuando tienen la crisis<br />

encima de la mesa reaccionan con nerviosismo y sin método. Y, además, tienden a no<br />

recapacitar, a buscar culpables, a no dejarse asesorar <strong>por</strong> las personas que entienden de esto<br />

Enrique Alcat | 61


y, <strong>por</strong> si fuera poco, a gestionar la crisis en solitario. La profesionalidad pasa <strong>por</strong> tener<br />

preparado, de antemano, un equipo gestor de crisis y un manual de procedimientos (lo que<br />

los expertos llamamos Manual de Crisis y Riesgos Reputacionales) donde se especifique qué<br />

se debe hacer, quién debe hacerlo y cómo tiene que gestionarse.<br />

La <strong>el</strong>ección de los <strong>por</strong>tavoces adecuados, la <strong>el</strong>aboración y actualización de los mensajes<br />

claves, las argumentaciones que explican esas ideas básicas, los sistemas de detección de<br />

alertas, los flujos de información a niv<strong>el</strong> interno, la gestión de las emociones y de las actitudes<br />

son algunas de las medidas preventivas que toda empresa debe tener preparadas de<br />

antemano si quiere afrontar con éxito una crisis. Y, además, los cursos de formación en<br />

habilidades de comunicación o simulacros de crisis como una herramienta práctica para<br />

poder comprobar “in situ” lo que dice la teoría. En crisis, solo desde la experiencia se puede<br />

conseguir la gestión completa de las múltiples aristas que inciden en cualquier crisis.<br />

Mi anecdotario al uso<br />

El “está reunido” o “no tengo nada que decir” o, todavía peor, <strong>el</strong> no informar a tiempo debe<br />

desterrarse <strong>por</strong> completo y asumir, con rigor y profesionalidad, cualquier situación de crisis.<br />

Ante una crisis, sea cual fuere, es mejor comunicar, aunque sea poco, que negarse a hablar.<br />

Y comunicar al principio, aunque se tenga información insuficiente, antes que esperar a tener<br />

mucha más información pero “cong<strong>el</strong>ada” de cara a la opinión pública. Y, <strong>por</strong> descontado,<br />

no mentir. Cuantas crisis se podrían haber reconducido a tiempo si los directivos no hubieran<br />

caído en <strong>el</strong> recurso fácil y contraproducente de mentir, algo consustancial al género humano<br />

<strong>por</strong> otra parte.<br />

Ante una crisis se debe evitar la parálisis o dar la callada <strong>por</strong><br />

respuesta. El no hacer nada y esperar que <strong>el</strong> tiempo resu<strong>el</strong>va<br />

<strong>el</strong> problema sin poner la más mínima estrategia encima de la<br />

mesa es uno de los errores habituales. No se pueden dejar<br />

pasar las horas sin informar a los afectados, a los medios, a la<br />

sociedad, a los clientes, a los consumidores, a las autoridades,<br />

etc. Tampoco se debe echar la culpa a los demás y, mucho<br />

menos, a los que no tienen posibilidad de defenderse para<br />

intentar desviar la atención o crear confusión para repartir<br />

culpabilidades y no afrontar <strong>el</strong> tema con seriedad y rigor.<br />

62 | Lorca, viaje a las profundidades de una crisis


La política d<strong>el</strong> “ventilador”, de repartir culpas para escurrir <strong>el</strong> problema siempre es<br />

contraproducente. Mirar al pasado para buscar <strong>el</strong> origen que provocó la crisis y descuidar <strong>el</strong><br />

presente y <strong>el</strong> futuro de los pasos inmediatos que se deben articular, solo hace que la crisis<br />

se nos vaya de las manos. La investigación de los hechos ya dirá en su momento lo que<br />

tenga que decir.<br />

Llamar a los “cuatro contactos” de máximo niv<strong>el</strong> para que intenten frenar o parar la crisis no<br />

su<strong>el</strong>e dar ningún resultado. Los políticos, los medios de comunicación, los accionistas o los<br />

amigos influyentes no “paran” ninguna crisis. Al contrario: <strong>el</strong> efecto puede ser todavía más<br />

contraproducente.<br />

Hay que ser diligente en las acciones a realizar. Aunque es im<strong>por</strong>tante no precipitarse, no lo es<br />

menos ser consciente de que en las crisis <strong>el</strong> tiempo transcurre más rápido que de costumbre, y<br />

todos los afectados esperan soluciones eficaces e información veraz a la mayor brevedad posible.<br />

Se debe evitar culpar a las víctimas, pedir dimisiones o buscar<br />

rápidamente un responsable de lo ocurrido sin contrastar las<br />

informaciones y anteponiendo otro tipo de intereses antes<br />

que la verdad. Siempre se debe decir la verdad. La mentira<br />

nunca es rentable y en toda situación de crisis, tarde o<br />

temprano, todo se sabe. La verdad, además, genera siempre<br />

buena reputación y a la postre, beneficios económicos.<br />

No se puede pretender que la crisis desaparezca de golpe. Existen pasos previos para<br />

minimizar <strong>el</strong> impacto de una crisis que es necesario recorrer para no dar ningún paso en<br />

falso y <strong>por</strong> supuesto, limitarse a insertar alguna página de publicidad en los periódicos sin<br />

ningún tipo de estrategia de comunicación tampoco resu<strong>el</strong>ve la situación.<br />

Las crisis empresariales me recuerdan, salvando las distancias, las crisis personales. ¿Quién no<br />

ha tenido alguna vez una crisis emocional, personal o de identidad? ¿Cómo gestionas ese<br />

incidente en tu vida? La reflexión interior es la clave para hacer frente a las adversidades que<br />

muchas veces, la mayoría, llegan sin avisar. Las crisis empresariales afectan a las personas<br />

aunque a veces se “vistan” de números o <strong>por</strong>centajes.<br />

Las crisis, aunque du<strong>el</strong>an y mucho, son buenas: limpian y depuran <strong>el</strong> organismo de las<br />

sociedades y <strong>por</strong> tanto de algunas empresas que con <strong>el</strong> tiempo y malos hábitos adquiridos<br />

Enrique Alcat | 63


se enquistan en <strong>el</strong> “ADN” cor<strong>por</strong>ativo. No es menos cierto, sin embargo, que <strong>el</strong> uso abusivo<br />

e indiscriminado de la palabra crisis en <strong>el</strong> mundo empresarial no resu<strong>el</strong>ve nada ya que es,<br />

además, una losa mental que se añade a la realidad que, efectivamente, es negativa.<br />

Las empresas, en una división simplista pero real, se pueden agrupar en dos tipos: las que<br />

ya han sufrido una crisis y saben perfectamente la factura que eso representa (no sólo de<br />

tipo económico) y las otras, las que no han tenido todavía un percance grave y creen que<br />

no lo van a tener “<strong>por</strong>que siempre hemos trabajado bien, tenemos buenos sistemas de<br />

calidad y empleados ejemplares”. Y estas últimas se aferran al día a día, a la cuenta de<br />

resultados, al producir y vender y pasan <strong>por</strong> alto que una crisis, incluso sin tener la culpa de nada,<br />

puede acabar con muchos años de historia. Hoy día, y gracias a las redes sociales, ninguna<br />

empresa está a salvo de verse afectada <strong>por</strong> una crisis reputacional tenga o no la culpa. Yo<br />

diría que es igual (aunque no lo sea) que una empresa tenga o no una crisis. Lo im<strong>por</strong>tante<br />

es que esté preparada. La inmensa mayoría, además de no estar preparada ni entrenada,<br />

cuando tiene una crisis la primera decisión que toma es equivocada y a partir de aquí esa<br />

crisis adquiere todavía una fuerza y virulencia mayor <strong>por</strong> <strong>el</strong> desconocimiento d<strong>el</strong> equipo gestor.<br />

¿Existe recetas para superar cualquier crisis? Sí. ¿Cuáles? La primera es <strong>el</strong> cambio de<br />

paradigma. El cambio de actitud. La actitud en crisis es la primera respuesta, y cualquier<br />

gestión exitosa de crisis pasa inevitablemente <strong>por</strong> la preparación y formación anterior a<br />

cualquier crisis. Si no conseguimos cambiar la mentalidad de empresarios y directivos<br />

siempre iremos a remolque de la realidad en la gestión de conflictos y <strong>el</strong> único secreto es<br />

siempre <strong>el</strong> mismo: anticipación a través de la preparación.<br />

Paisaje después de la batalla<br />

La palabra crisis, denostada hasta la saciedad, la he positivizado tras mi viaje a Lorca a través<br />

de su propio acrónimo destacando seis recetas que considero vitales: C de confianza, R de<br />

responsabilidad, I de int<strong>el</strong>igencia, S de seguridad, I de iniciativa y S de serenidad.<br />

La confianza, no lo olvidemos, es <strong>el</strong> primer secreto d<strong>el</strong> éxito. Confianza en uno mismo.<br />

Confianza en la resolución d<strong>el</strong> conflicto y premisa fundamental para recuperar <strong>el</strong> mejor<br />

escenario. La confianza se recupera no solo diciendo la verdad, sino comunicándola a<br />

tiempo. Decir la verdad no significa contarlo, sino que lo que se diga sea rigurosamente<br />

cierto. En crisis, tarde o temprano, todo se sabe. Si tienes que gestionar una crisis y tienes<br />

poca idea de cómo hacerlo, al menos no mientas. Tan sencillo como eso, <strong>por</strong>que luego<br />

64 | Lorca, viaje a las profundidades de una crisis


puedes tener dos problemas y, además, la mentira siempre permanece <strong>por</strong> encima de<br />

cualquier otra estrategia <strong>por</strong> buena que sea.<br />

La transparencia genera esa confianza y una buena<br />

comunicación, <strong>por</strong> grave que sea la crisis, es una herramienta<br />

de recuperación de confianza muy potente. La confianza que<br />

pedimos a los demás, a nuestros representantes políticos o a<br />

nuestros colectivos empresariales o sindicales es la que<br />

tenemos que ofrecer como gestores de cualquier crisis.<br />

Los rumores, <strong>el</strong> pesimismo, la falta de entrenamiento, la falta de<br />

reflejos, la lentitud o la ausencia de información contrastada siempre son los enemigos<br />

mayores de cualquier crisis empresarial. Mira a largo y actúa a corto. Que la situación<br />

presente no te haga perder <strong>el</strong> horizonte y no mientas. Sé, en definitiva, responsable.<br />

La falta de confianza se genera <strong>por</strong> ausencia de responsabilidad. Si sabemos reflexionar<br />

sobre nuestro com<strong>por</strong>tamiento en público ante la gestión de cualquier crisis, seguro que<br />

incrementaremos la autenticidad d<strong>el</strong> problema y <strong>por</strong> tanto estaremos más cerca de<br />

conseguir la solución más adecuada a la resolución d<strong>el</strong> conflicto. Flaco favor haremos si<br />

decimos lo que no pensamos y luego pensamos lo que no decimos. Lo que digamos se debe<br />

pensar, y en crisis no se trata ni de ser políticamente correctos ni de dejarnos llevar <strong>por</strong> las<br />

modas d<strong>el</strong> momento.<br />

La inmensa mayoría de las crisis mal resu<strong>el</strong>tas tienen, además, mucho que ver con la<br />

iniciativa. Cuando las cosas se complican en una empresa <strong>por</strong> una crisis tendemos a<br />

exagerarla o ignorarla en lugar de afrontarla. La iniciativa, que tiene mucho que ver con la<br />

rapidez, es un factor clave. Es mejor hacer las cosas que esperar <strong>el</strong> mejor momento para<br />

hacerlas. En crisis no hay mejor momento aunque cuanto más tiempo pase, peor será <strong>el</strong><br />

momento. Y piensa siempre en positivo <strong>por</strong> muy negativa que sea la situación.<br />

El pesimismo ad<strong>el</strong>anta lo negativo, lo exagera y lo prolonga. Las crisis, como las<br />

enfermedades, debemos detectarlas a tiempo aunque muchas veces preferimos dejarlas de<br />

lado hasta que llegan con mayor virulencia y, entonces, la reacción es tardía y menos eficaz.<br />

Actúa, pero rápido y toma la iniciativa. No esperes que los demás la tomen <strong>por</strong> ti, <strong>por</strong>que<br />

entonces no solo no pilotarás la crisis sino que tendrás, además, que gestionar lo que otros<br />

digan de ti o de tu empresa, lo que siempre es infinitamente peor.<br />

Enrique Alcat | 65


Las situaciones de crisis generan una enorme inseguridad en los equipos gestores salvo<br />

honrosas excepciones. Los directivos se sienten “perdidos, desorientados o superados” <strong>por</strong><br />

las circunstancias. A veces, incluso, sin fuerzas para seguir ad<strong>el</strong>ante, poco convincentes y<br />

nada resolutivos. La ausencia de valores, además, conlleva implícita una enorme<br />

inseguridad en las situaciones críticas, y en crisis, la falta de seguridad, se transmite. Para<br />

tener credibilidad, antes debemos tener una gran seguridad en lo que hacemos y en lo<br />

que decimos y debe haber una conexión entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se<br />

hace.<br />

La forma de hablar, la manera de comunicar una crisis, <strong>el</strong> tono…, es más im<strong>por</strong>tante que <strong>el</strong><br />

mensaje. La seguridad está más en <strong>el</strong> modo y en la forma, en <strong>el</strong> cómo, que en <strong>el</strong> qué. La<br />

seguridad se aprende y se alcanza siendo metódico, riguroso y entrenando. Las crisis<br />

requieren, <strong>por</strong> tanto, una enorme preparación y no improvisar. Es lo más seguro para ser<br />

convincentes, ya que la inseguridad es un estado anímico de fragilidad que lejos de resolver<br />

una crisis, la acrecienta.<br />

La seguridad es la combinación de rigor y criterio. Mostrarse seguro no debe ser sinónimo<br />

de prepotencia sino de una toma de decisiones acertada y comunicada de una forma correcta.<br />

Todos sabemos que las situaciones de crisis generan miedos y pueden paralizar no solo la<br />

mente sino la acción. Las personas seguras convencen cuanto más comprometidas están con<br />

sus propios valores y son capaces de transmitirlos respetando los criterios de los demás.<br />

La incertidumbre, <strong>por</strong> <strong>el</strong> contrario, abruma y debilita. Las crisis quitan <strong>el</strong> ánimo <strong>por</strong>que<br />

queremos soluciones rápidas y efectivas y en toda crisis, inevitablemente, debe trazarse una<br />

hoja de ruta que pasa <strong>por</strong> varios pasos para no cerrarla en falso. El éxito, <strong>por</strong> tanto, pasa <strong>por</strong><br />

la seguridad, y ésta, <strong>por</strong> la constancia. Es im<strong>por</strong>tante marcarse pequeñas metas para alcanzar<br />

la cima. ¿Quién es un directivo seguro en situaciones de crisis? Me atrevo a esbozar un<br />

<strong>por</strong>tavoz seguro como alguien capaz de asumir los riesgos, controlando sus emociones y<br />

a<strong>por</strong>tando valor añadido sin miedo a equivocarse.<br />

Sigo descifrando <strong>el</strong> acrónimo CRISIS con la I de int<strong>el</strong>igencia, que es aqu<strong>el</strong>lo que se usa<br />

cuando no se sabe bien qué hacer. Siempre recomiendo que si no quieres decir algo, lo<br />

mejor es no pensarlo. Decir lo que se quiere no solo transmite seguridad sino que, además,<br />

denota int<strong>el</strong>igencia. Y en crisis lo más sencillo es lo más eficaz. Gestionar la crisis de forma<br />

int<strong>el</strong>igente pasa <strong>por</strong> tener una predisposición anímica positiva y esto ya, de entrada, es una<br />

actitud int<strong>el</strong>igente.<br />

66 | Lorca, viaje a las profundidades de una crisis


Las épocas de crisis, nos hacen pensar y reflexionar. Lorca fue, además, esa crisis en grado<br />

superlativo. No gestiones la crisis en solitario ya que los héroes solo triunfan en las p<strong>el</strong>ículas.<br />

En crisis, gestionar de forma solitaria, no su<strong>el</strong>e llevarte muy lejos. La mente te llevará, si no la<br />

tienes entrenada, a pensar más en defenderte de lo que no quieres que a conseguir lo que<br />

quieres. Es decir, para alcanzar lo que quieres antes debes pensarlo y cuando tengas algo<br />

completamente claro, volver a repensarlo todo. Las crisis son un cúmulo de aristas de un<br />

fabuloso puzzle poliédrico y existen muchos factores condicionantes que pueden llevar al<br />

éxito o al fracaso si no nos aseguramos antes de conseguir toda la información posible.<br />

La resolución pasa, inevitablemente, <strong>por</strong> la serenidad. Las<br />

crisis se afrontan mejor con calma y serenidad, aunque todos<br />

sabemos que las crisis van asociadas a momentos de tensión,<br />

incertidumbre, estrés, intranquilidad, falta de autoestima,<br />

nerviosismo, etc.<br />

El control de las emociones es básico y las prisas son malas<br />

consejeras para tomar decisiones. La primera decisión en<br />

crisis es la más im<strong>por</strong>tante y la más difícil, y la decisión previa<br />

antes de esa primera actuación es calma y tranquilidad. La<br />

serenidad es amiga inseparable d<strong>el</strong> compromiso y desde<br />

aquí fluye mejor la creatividad en la toma de decisiones.<br />

Invierte en serenidad. Cualquier esfuerzo es vano si no está acompañado de un tono y<br />

semblante sereno. La serenidad es <strong>el</strong> eje entre lo que pensamos y decimos, y entre lo que<br />

comunicamos y finalmente hacemos.<br />

Conclusión<br />

Por tanto, si eres directivo, empresario o profesional y todavía no eres consciente de que<br />

puedes tener una crisis empresarial, debes recordar que lo im<strong>por</strong>tante es tener CONFIANZA<br />

en la resolución d<strong>el</strong> conflicto; RESPONSABILIDAD a la hora de afrontar con garantías los<br />

problemas; INTELIGENCIA para pensar la mejor decisión posible; SEGURIDAD en <strong>el</strong><br />

momento de tomar decisiones y transmitirlas; INICIATIVA constante ante cualquier imprevisto<br />

o situación y SERENIDAD para llevar a cabo este proceso.<br />

Todos somos Lorca. Todos podemos tener una crisis.<br />

Enrique Alcat | 67


Decálogo para gestionar situaciones de crisis<br />

1. Decir siempre la verdad. Llamar a las cosas <strong>por</strong> su nombre, sin eufemismos, y ser<br />

responsable. No mentir nunca.<br />

2. El silencio no es rentable. Las empresas, en casos de crisis, tienen <strong>el</strong> deber moral de informar.<br />

La callada <strong>por</strong> respuesta acrecienta la percepción negativa <strong>por</strong>que si tú no dices lo que haces<br />

otros dirán lo que no haces. El silencio, en situaciones de crisis, da mucho que hablar.<br />

3. La o<strong>por</strong>tunidad de volver a empezar. Toda crisis es una o<strong>por</strong>tunidad para hacer balance<br />

y corregir errores. Las empresas se miran excesivamente <strong>el</strong> ombligo cuando todas tienen<br />

aspectos que mejorar.<br />

4. Preparación y prevención. La correcta gestión de una crisis pasa <strong>por</strong> estar preparados. Las<br />

crisis llegan sin avisar. Una empresa preparada ahorrará una factura económica y personal<br />

muy <strong>el</strong>evada.<br />

5. Proactividad. Los miedos paralizantes o dejar que <strong>el</strong> tiempo pase sin tomar ninguna<br />

medida son dos errores comunes. Ante una crisis siempre se debe adoptar un pap<strong>el</strong><br />

proactivo y tomar las riendas de la situación antes que las tomen los demás.<br />

6. Transmitir confianza. El objetivo de toda crisis pasa <strong>por</strong> devolver a la empresa la situación<br />

de partida y para <strong>el</strong>lo debe gestionar las percepciones para que los públicos afectados<br />

recuperen la confianza.<br />

7. Comité de crisis. Las personas que integran <strong>el</strong> comité deben conocer muy bien qué tienen<br />

que hacer en cada momento y no deben dejar nada a la improvisación.<br />

8. Comunicación interna y externa. Si im<strong>por</strong>tante es lo que se dice cara al exterior no lo es<br />

menos lo que se tiene que decir “dentro”. El personal interno debe enterarse <strong>por</strong> los medios<br />

que la empresa confeccione y no <strong>por</strong> terceros <strong>por</strong>que se generan rumores tóxicos.<br />

9. La gestión de las emociones. Las crisis afectan a las personas y, antes que primar factores<br />

de índole económica, se deben tener en cuenta aspectos r<strong>el</strong>acionados con la salud y<br />

seguridad muy especialmente en casos graves o excepcionales.<br />

10. Manual de Comunicación de Crisis. Es la mejor herramienta para afrontar cualquier crisis.<br />

68 | Lorca, viaje a las profundidades de una crisis


Es la hoja de ruta necesaria que toda empresa debe tener ante cualquier imprevisto y que,<br />

lamentablemente, brilla <strong>por</strong> su ausencia en la inmensa mayoría de empresas. Es más barato<br />

invertir en comunicación de crisis que tener que gestionar las consecuencias de una mala o<br />

una nula política de comunicación.<br />

Enrique Alcat | 69


Jorge Cagigas Villalba<br />

Cántabro que en la actualidad reside en Madrid, ha vivido en varios lugares en <strong>el</strong> territorio<br />

nacional, lo que junto a sus numerosos viajes y estancias internacionales, tanto de trabajo<br />

como de vacaciones (más de 30 países), hace que sea una persona con una gran apertura<br />

a diferentes culturas y muy receptivo al entendimiento de la diversidad. Sin embargo, su<br />

curiosidad le hace pensar que todavía debería dedicar más tiempo a entender otras culturas<br />

y formas de pensar. Cree que la sabiduría radica en un entendimiento sereno de la<br />

diversidad.<br />

Se graduó en Derecho <strong>por</strong> la Universidad de Valladolid para después cursar estudios de<br />

Ciencias Políticas en la Universidad Complutense. Ha realizado numerosos cursos de<br />

especialización destacando un Advandced Human Resources Dev<strong>el</strong>opment Course en<br />

Crotonville (NY).<br />

Fue director d<strong>el</strong> Colegio Mayor San Juan Evang<strong>el</strong>ista de la Universidad de Valladolid, siendo<br />

en aquél entonces <strong>el</strong> director más joven de España. Durante ese período de 4 años, tuvo la<br />

o<strong>por</strong>tunidad de interactuar con grandes personajes de la transición española lo que le<br />

a<strong>por</strong>tó un gran bagaje.<br />

A partir de ese momento, empieza su andadura en <strong>el</strong> mundo empresarial con su<br />

incor<strong>por</strong>ación a Nissan Motor Ibérica y comienza también su periplo en los departamentos<br />

de dirección de personas. Como él dice “experiencia no es dónde estabas cuando pasaban<br />

Biografía | Jorge Cagigas Villalba | 71


cosas, sino cómo te com<strong>por</strong>tabas con las cosas que te pasaban”. En esa etapa participa<br />

activamente en <strong>el</strong> cambio cultural y desarrollo de los mod<strong>el</strong>os de transformación de la<br />

Compañía.<br />

Posteriormente, recala en PepsiCo donde participa en la integración de los embot<strong>el</strong>ladores<br />

españoles y las marcas Kas con un proceso de gestión de personas muy avanzado y pionero<br />

en España. De ahí se incor<strong>por</strong>a a General Electric, en su división de Plastics, etapa de la que<br />

guarda un magnífico recuerdo <strong>por</strong> la singularidad d<strong>el</strong> proyecto y <strong>por</strong> la o<strong>por</strong>tunidad de<br />

interactuar con magníficos profesionales y con <strong>el</strong> consejero d<strong>el</strong>egado más admirado d<strong>el</strong> siglo<br />

XX (Jack W<strong>el</strong>ch) con <strong>el</strong> todavía mantiene algún contacto. De ahí pasa a formar parte de<br />

Moulinex, para después incor<strong>por</strong>arse a Dogi International Fabrics, donde asume la<br />

responsabilidad mundial de la empresa en Dirección de Personas. De esa etapa mantiene un<br />

exc<strong>el</strong>ente recuerdo, marcado <strong>por</strong> <strong>el</strong> hecho de poder trabajar con equipos diversos y en<br />

países muy diferentes a España. Termina su periplo, antes de iniciar su propio proyecto, como<br />

Director General Cor<strong>por</strong>ativo de Personas en <strong>el</strong> Grupo Leche Pascual, donde comienza a<br />

transformar la función de dirección de personas y donde comparte comité de dirección con<br />

grandes profesionales.<br />

Desde entonces y materializando otra de sus frases, “en esta sociedad que nos ha tocado<br />

vivir aparte de plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo, hay que desarrollar un<br />

proyecto empresarial”. Hace más de 7 años se dedica a través de Epict<strong>el</strong>es al<br />

acompañamiento estratégico en la Dirección de Personas, participando de manera intensa<br />

en la transformación de la gestión de personas en compañias muy r<strong>el</strong>evantes d<strong>el</strong> tejido<br />

empresarial español. También ha acompañado a directivos, Consejeros D<strong>el</strong>egados y<br />

Presidentes, en su proceso de desarrollo. Adicionalmente, y como resultado d<strong>el</strong><br />

convencimiento de que las obligaciones profesionales deben transcender al estricto buen<br />

cumplimiento de tu profesión, ha estado desde siempre vinculado a las Asociaciones<br />

Profesionales formando parte de sus órganos rectores.<br />

Cagigas es asimismo, desde hace tres años, Presidente de Fundipe (Fundación para <strong>el</strong><br />

Desarrollo de la Función de Recursos Humanos), donde promueven y realizan actividades<br />

r<strong>el</strong>evantes para la concienciación de la im<strong>por</strong>tancia de una adecuada gestión de personas<br />

en la empresa. Además, forma parte d<strong>el</strong> Executive Committee de la EAPM (European<br />

Association for People Management), que engloba a más de una treintena de países<br />

europeos y que está integrada en la World Federation.<br />

72 | Biografía


Otra faceta profesional de Jorge es la de conferenciante con intervenciones nacionales e<br />

internacionales, y también su vinculación con <strong>el</strong> mundo docente en diferentes Universidades<br />

y Escu<strong>el</strong>as de Negocio.<br />

Ha publicado hasta ahora tres libros de los denominados corales: “Mod<strong>el</strong>os y experiencias<br />

innovadoras en gestión de personas” (Gestión 2000, 1995). “Gestión adecuada de las<br />

personas” (Díaz de Santos, 2005). “Los diez retos de Silvia” (Libros de Cabecera, 2011). Este<br />

último, escrito con sus compañeros de la plataforma Top Ten Human Resources Spain. Se le<br />

puede leer también con regularidad en la prensa económica y también escuchar y ver en<br />

tertulias radiofónicas y t<strong>el</strong>evisivas.<br />

Dicen de Jorge que es una persona entusiasta de las personas, gran conversador y amigo<br />

de sus amigos, al que le apasiona estar con su familia y practicar cualquier actividad<br />

de<strong>por</strong>tiva. En la actualidad practica tenis y golf, pero desde su infancia, y también en la<br />

universidad, ha participado en numerosas competiciones de<strong>por</strong>tivas. Ha sido un destacado<br />

jugador de “bolo-palma”, una especialidad cántabra muy extendida en <strong>el</strong> territorio nacional<br />

y en algunos países Latinoamericanos.<br />

jorge@epict<strong>el</strong>es.com<br />

@JorgeCagigas<br />

Jorge Cagigas Villalba | 73


Jorge Cagigas<br />

De la gélida Viena a la blanca Praga<br />

Cuando me sugirieron la o<strong>por</strong>tunidad de participar en un libro de estas características, lo<br />

cierto es que me hizo gran ilusión. Tengo que confesar, que lo primero que se le ocurre a<br />

uno es narrar un viaje de negocios o bien uno de los últimos realizados.<br />

En una segunda reflexión, descarté esa idea, y me he atrevido a escoger un viaje, que no<br />

cumple ninguno de esos postulados, y <strong>por</strong> <strong>el</strong>lo ha supuesto una interesante vu<strong>el</strong>ta de más<br />

de 12 años. Gracias que he contado con la inestimable ayuda de mi esposa Cristina, con la<br />

que realicé <strong>el</strong> viaje, para poder aunar los recuerdos y tratar de compartir con los lectores un<br />

viaje que yo calificaría como tremendamente interesante, tanto <strong>por</strong> las ciudades como <strong>por</strong><br />

<strong>el</strong> momento d<strong>el</strong> año en que lo realizamos.<br />

El origen de este viaje ya fue peculiar, participando en un torneo de golf tuve la suerte, sí la<br />

suerte, no crea <strong>el</strong> lector que soy capaz de ganar un solo trofeo en ese de<strong>por</strong>te, de que me<br />

tocara en <strong>el</strong> sorteo posterior en la entrega de premios un viaje de 3 días a Viena. Finalmente,<br />

y después de algunas lecturas decidimos ampliar <strong>el</strong> viaje a Praga, <strong>el</strong>egimos la segunda<br />

quincena de enero para aventurarnos en visitar la ciudad imperial de Viena y posteriormente<br />

continuar <strong>el</strong> viaje hasta Praga en tren, para desde ahí, regresar a España.<br />

Quizás lo lógico hubiera sido titular este capítulo, De la blanca Viena a la gélida Praga, ya<br />

que <strong>el</strong> significado original de la palabra Viena es “ciudad blanca”, pero la verdad es que<br />

nuestra sensación y vivencia, y al fin y al cabo éste es <strong>el</strong> propósito de un libro como <strong>el</strong> que<br />

tienes en tus manos, que no es otro que compartir una experiencia personal con todos los<br />

matices y percepciones de quien las ha vivido.<br />

74 | De la gélida Viena a la blanca Praga | Jorge Cagigas Villalba


Cada viajero vive su propia experiencia en los lugares que visita y esto es lo que convierte <strong>el</strong><br />

viaje en único e irrepetible. En la narración de mi aventura <strong>por</strong> Viena y Praga siempre me<br />

autodefiniré como viajero, pues entiendo que éste, a diferencia d<strong>el</strong> turista, se documenta, se<br />

integra y ante todo trata de mimetizarse con empatía con la cultura y las gentes d<strong>el</strong> lugar de<br />

destino. El mejor viajero en un país desconocido es <strong>el</strong> que, con la inocencia de un niño<br />

pequeño, abre los ojos ante todo lo que se le presenta, sin ningún tipo de prejuicio y que<br />

con una enorme curiosidad intenta descubrir todos los rincones, pero especialmente<br />

aqu<strong>el</strong>los que no figuran en las guías de viaje. Por <strong>el</strong>lo, y aunque vaya haciendo referencia<br />

a algunos sitios, plazas, monumentos y edificios singulares, no me detendré demasiado en<br />

<strong>el</strong>lo, ya que actualmente – y ha cambiado muchísimo desde la fecha de nuestro viaje- toda<br />

la información está disponible en un clic, <strong>por</strong> tanto trataré de a<strong>por</strong>tar alguna información<br />

adicional que ayude al lector a entender aspectos complementarios a la hora de realizar un<br />

viaje tan recomendable como éste.<br />

Actualmente, es posible viajar <strong>por</strong> todo <strong>el</strong> planeta sin salir de casa: los buenos libros de viaje,<br />

Internet, los libros de historia, etc. nos lo facilitan; sin embargo, <strong>el</strong> mejor viaje es <strong>el</strong> que<br />

pro<strong>por</strong>ciona placer a nuestros sentidos: disfrutar de las diferentes gastronomías, aspirar <strong>el</strong><br />

aroma de las calles y plazas, sentarse a charlar con los autóctonos de cada lugar que<br />

visitamos. Contemplar en un museo aqu<strong>el</strong>la obra de arte con la que siempre soñábamos.<br />

Comprobar in situ la variedad y riqueza de razas y culturas que conforman <strong>el</strong> planeta que<br />

habitamos. Ese es para mí <strong>el</strong> mejor viaje. Regresar de un viaje es también un acto de<br />

humildad pues uno es consciente, cuanto más viaja (y también cuanto más lee), de lo<br />

insignificantes que somos una vez sentados plácidamente en <strong>el</strong> sillón de nuestra casa y<br />

cuando <strong>el</strong> último viaje ya ha terminado.<br />

Nuestra primera etapa d<strong>el</strong> viaje, en Viena, duró apenas tres días y puedo asegurar que viajar<br />

a Viena es viajar al “Mundo de ayer” y encontrarse con Stefan Zweig. Viajar a Viena es<br />

recuperar <strong>el</strong> Imperio Austro-Húngaro, recordar <strong>el</strong> inicio de la Primera Guerra Mundial, <strong>el</strong><br />

periodo de entreguerras europeo, es una nostálgica evocación de los gloriosos Habsburgo.<br />

Viajar a Viena es lamentar la existencia de Hitler y d<strong>el</strong> III Reich. Viajar a Viena es escuchar a<br />

Strauss y a Schubert, leer a Freud. Viena es todo esto y mucho más.<br />

Llegar a Viena, como ya he comentado antes, en plena época invernal, es recibir una primera<br />

impresión fría, muy fría, no sólo <strong>por</strong>que la temperatura es baja, muy baja, claramente <strong>por</strong><br />

debajo de cero y <strong>por</strong> tanto si decides emprender este viaje, te recomiendo que te pertreches<br />

de ropa de abrigo. Asimismo, uno aprecia que después d<strong>el</strong> período navideño la actividad<br />

76 | De la gélida Viena a la blanca Praga


aja en la ciudad y <strong>por</strong> tanto se respira un ambiente como si la ciudad estuviera semidesierta,<br />

en esa época los conciertos, la ópera y <strong>el</strong> teatro, que son parte d<strong>el</strong> ADN de esta ciudad, se<br />

reducen mucho.<br />

Viena es una ciudad que respira una impronta artística inigualable. Durante varios siglos los<br />

emperadores, quizás con la excepción de los dos últimos, tuvieron una gran sensibilidad<br />

artística y musical que ha influido de manera transcendental en las prioridades de los<br />

austríacos, de otros pueblos que formaron parte d<strong>el</strong> imperio, y muy especialmente de los<br />

vieneses. Su cultura musical y artística es muy <strong>el</strong>evada, y sobre todo observando <strong>el</strong><br />

numerosísimo y gran niv<strong>el</strong> de los artistas que desarrollaron y produjeron sus obras durante,<br />

principalmente <strong>el</strong> siglo diecinueve. Los artistas (músicos, actores, directores, etc.) eran<br />

admirados y en algunos casos idolatrados con lo que la vida social giraba en aqu<strong>el</strong>la época<br />

alrededor de las manifestaciones artísticas.<br />

Acabo de poner un CD que compramos en<br />

la famosa iglesia de San Agustín (St.<br />

Augustin) en <strong>el</strong> que <strong>el</strong> coro, la orquesta y los<br />

solistas de la citada iglesia interpretan la<br />

“Messe es-dur D 950” de Franz Schubert y<br />

que me trans<strong>por</strong>ta a aqu<strong>el</strong>los días de largos<br />

paseos salpicados <strong>por</strong> visitas a los lugares<br />

más emblemáticos d<strong>el</strong> centro de la ciudad<br />

de Viena.<br />

Otra de las sensaciones que uno tiene cuando pasea <strong>por</strong> primera vez <strong>por</strong> esta ciudad, en<br />

pleno invierno, es la sensación de cuasi perfección, los ruidos no existen, ni los automóviles ni<br />

los tranvías hacen sonar sus bocinas, las calles aparecen limpias e inmaculadas, todo ordenado<br />

y en su sitio, los viandantes caminan con paso firme y silencioso <strong>por</strong> las aceras. Puede uno<br />

pensar que sea debido precisamente a la estación d<strong>el</strong> año en la que nos encontramos, pero<br />

no, su forma de transitar <strong>por</strong> la ciudad es precisamente esa. No varía mucho en otras épocas<br />

d<strong>el</strong> año. Si uno acude a Viena con un tiempo limitado y pretende vivir la ciudad, aconsejo<br />

encontrar un hot<strong>el</strong> en <strong>el</strong> centro de la ciudad, preferentemente un hot<strong>el</strong> pequeño, familiar y<br />

agradable que posea <strong>el</strong> encanto propio de Viena y que ayude a conseguir la sensación de<br />

que uno está viviendo allí <strong>por</strong> unos días, máxime teniendo en cuenta que nos vamos a<br />

concentrar en visitar <strong>el</strong> centro histórico, ya que los alrededores y <strong>el</strong> Danubio en esta época<br />

d<strong>el</strong> año no tienen <strong>el</strong> encanto que poseen en la primavera tardía o <strong>el</strong> verano.<br />

Jorge Cagigas Villalba | 77


Viena, si bien es una ciudad que ha crecido como todas las capitales imperiales europeas,<br />

quizás sea la única de las que conozco, al contrario que otras – Londres, París, Madrid- que<br />

conserva una extensión abarcable y donde <strong>el</strong> centro todavía se puede distinguir ya que<br />

conserva la configuración de la época imperial. Su distribución podría casi dibujarse en<br />

círculos concéntricos donde <strong>el</strong> palacio imperial era <strong>el</strong> centro de la misma, alrededor todavía<br />

se pueden encontrar los palacios de la nobleza no sólo austríaca, sino también polaca, checa<br />

y húngara, en un segundo círculo estaría ubicada un segundo niv<strong>el</strong> donde se podrían<br />

encontrar <strong>el</strong> alto funcionariado, y los nobles de segundo rango, y a continuación en otro<br />

anillo la pequeña burguesía y <strong>el</strong> proletariado. Esta disposición hace, que en mi modesta<br />

recomendación, y antes de proceder a visitar los monumentos más emblemáticos se dedique<br />

<strong>el</strong> primer día a caminar en círculos, quizás sea más aconsejable empezar desde la parte más<br />

exterior y avanzar hacia adentro, para terminar en <strong>el</strong> círculo central donde se encuentran los<br />

edificios más representativos. Viena, incluso en pleno invierno, es una ciudad para caminar,<br />

la planificación de nuestra estancia debe combinar <strong>el</strong> paseo con la visita a los interiores, tanto<br />

de los edificios como de los restaurantes y cafés vieneses.<br />

Los cafés en Viena, supongo que además esa sensación también se acrecienta en la época<br />

invernal, son tremendamente acogedores, uno llega d<strong>el</strong> frío de la calle y se encuentra con<br />

unos rincones muy hogareños, desde siempre los cafés en la sociedad vienesa han sido un<br />

lugar de encuentro y de cierta equiparación social, allí se su<strong>el</strong>en entremezclar personas de<br />

diferentes barrios, clases sociales y se conversa sobre los aspectos más r<strong>el</strong>evantes d<strong>el</strong><br />

momento. Sería quizás un equivalente a las famosas tertulias de algunos cafés de nuestro<br />

país pero con participación más heterogénea. Por otro lado, su<strong>el</strong>en estar bien surtidos de<br />

prensa, revistas no sólo austríacas, sino también francesas, británicas e incluso de algún otro<br />

país.<br />

Los austríacos, o al menos esa ha sido la impresión que siempre he tenido, no son ni con<br />

mucho parecidos a los alemanes, esa visión que tenemos desde España de que son primos<br />

hermanos es bastante imprecisa. Desde tiempos inmemoriales, siempre han rechazado, <strong>por</strong><br />

ejemplo, <strong>el</strong> concepto de eficiencia alemán e incluso han pensado que ése ha sido <strong>el</strong> origen<br />

de alguno de los males que durante <strong>el</strong> siglo XX han azotado (2 guerras mundiales y <strong>el</strong><br />

hitlerismo) a la vieja Europa. Pensaba en estos momentos de crisis, si quizás también esa<br />

mentalidad alemana de excesivo foco hacia la eficiencia no esté siendo contraproducente<br />

para <strong>el</strong> desarrollo d<strong>el</strong> proyecto común de Europa. Asimismo, también durante tiempo han<br />

sido imperios que han tenido sus conflictos, y no pocos, y una forma de abordar los<br />

problemas d<strong>el</strong> Estado bien distinta. Es verdad que ahora, o más bien a finales d<strong>el</strong> siglo<br />

78 | De la gélida Viena a la blanca Praga


pasado y principio de éste, las distancias se han reducido y se les ve más cercanos, la lengua<br />

al final sigue siendo un vehículo de unión, pero los austríacos y los vieneses a la cabeza<br />

conjugan bien <strong>el</strong> que hay tiempo para vivir y hay que saber administrarlo adecuadamente.<br />

Iniciamos <strong>el</strong> paseo <strong>por</strong> las calleju<strong>el</strong>as<br />

estrechas de los círculos más separados d<strong>el</strong><br />

Palacio Imperial, aunque yo creo que <strong>el</strong><br />

verdadero centro neurálgico desde donde<br />

pivota y gravita la preciosa Viena es <strong>el</strong><br />

“Burgtheater” y no tanto <strong>el</strong> palacio imperial,<br />

de hecho la Ringstrasse es la que podríamos<br />

denominar <strong>el</strong> límite d<strong>el</strong> primer anillo. Es tanta<br />

la pasión artística que corre <strong>por</strong> las venas de<br />

la ciudad, que cuando decidieron construir <strong>el</strong><br />

segundo Burgtheater -<strong>el</strong> primero lo construyó la emperatriz María Teresa I de Austriacuentan<br />

que muchos de los vieneses se llevaron trozos d<strong>el</strong> edificio para exhibirlos en sus<br />

casas como r<strong>el</strong>iquias de incalculable valor. El segundo, que estaba ubicado donde está <strong>el</strong><br />

actual, tuvo que ser restaurado ya que fue muy dañado durante la Segunda Guerra Mundial<br />

y <strong>por</strong> un incendio inmediatamente posterior a la misma.<br />

Merece la pena hacer una visita detallada y detenida al teatro. La espectacular escalinata de<br />

la entrada y las curiosas pinturas de Gustav Klimt transmiten la im<strong>por</strong>tancia que esta<br />

sociedad le concede al teatro. Teniendo en cuenta que <strong>por</strong> allí pasan actores con reconocido<br />

prestigio internacional, es más que recomendable intentar conseguir unas entradas para una<br />

función. No es fácil conseguirlas si no se hace la reserva con tiempo, pero sin duda merece<br />

la pena intentarlo. Las óperas se representan ahora en otro edificio, en <strong>el</strong> Wiener Staatsoper<br />

es decir la Ópera de Viena, justo en <strong>el</strong> lado opuesto de lo que llamaremos edificios<br />

singulares, aunque se llega en r<strong>el</strong>ativamente poco tiempo caminando <strong>por</strong> la Opernring.<br />

Varias personas me han confesado en alguna ocasión, que su visita al teatro de la ópera de<br />

Viena supuso <strong>el</strong> inicio de su afición <strong>por</strong> este género de música teatral.<br />

Por último y para terminar <strong>el</strong> repaso en <strong>el</strong> ámbito artístico estaría la música clásica. Si no hay<br />

ninguna razón, más bien al contrario, para no perderse ni una representación de teatro ni<br />

una ópera, todavía mucho menos para acudir a un concierto de música clásica. Si tuviéramos<br />

que <strong>el</strong>egir un referente para identificar Austria y Viena seguramente sería la música clásica.<br />

Al interminable número de compositores, la mayoría de <strong>el</strong>los muy prolíficos, también hay que<br />

Jorge Cagigas Villalba | 79


añadir la enorme tradición de sus orquestas, especialmente la Filarmónica de Viena, <strong>por</strong><br />

donde han pasado los mejores directores de todos los tiempos.<br />

Como todo no puede ser perfecto, <strong>el</strong> único aspecto, que además ha tenido una gran<br />

controversia mundial han sido las limitaciones que siempre han puesto a la incor<strong>por</strong>ación de<br />

mujeres como miembros de pleno derecho. De hecho hasta <strong>el</strong> año 1997 no se concedió este<br />

status a una mujer, una arpista que se incor<strong>por</strong>ó a la Filarmónica ese año. Tuvimos que<br />

esperar 8 años más, hasta <strong>el</strong> 2005, para que una mujer dirigiera la Orquesta. El honor recayó<br />

en Simone Young.<br />

No me im<strong>por</strong>ta desviarme un poco d<strong>el</strong> viaje para explicar algo que ya he comentado en<br />

algunas ponencias y escritos: la forma en que a partir de la II Guerra Mundial se realizaban<br />

las pruebas de s<strong>el</strong>ección y evaluación de candidatos para las orquestas. Este sistema<br />

comenzó en Estados Unidos y las pruebas de s<strong>el</strong>ección tenían lugar colocando a los<br />

candidatos detrás de un biombo o cortina, para tratar de evitar sesgos machistas y garantizar<br />

que los criterios utilizados eran estrictamente profesionales. He planteado en alguna ocasión<br />

que las cuotas quizás no eran <strong>el</strong> mejor sistema, habiendo otros alternativos ya implantados<br />

como éste, aunque debo reconocer que en algún momento y circunstancia concreta <strong>el</strong><br />

sistema de cuotas puede ser <strong>el</strong> menos malo y procurar un avance sustancial en <strong>el</strong> camino de<br />

la igualdad de o<strong>por</strong>tunidades entre hombres y mujeres. Si ha habido una orquesta que<br />

sistemáticamente se ha negado a realizar las pruebas de admisión de esta manera ha sido<br />

la Filarmónica de Viena. Un hecho que se ha visto recompensado <strong>por</strong> un muchas y variadas<br />

críticas, algunas de <strong>el</strong>las muy duras, pero que empieza a poner cierto rumbo de<br />

normalización, sobre todo en la última década. Quizás esto demuestre cómo a veces<br />

determinadas tradiciones operan como un freno y obstáculo demasiado fuerte y difícil de<br />

romper.<br />

En estos días asistimos, <strong>por</strong> fin, a la admisión de la primera mujer como socia en <strong>el</strong> Club de<br />

Golf de Augusta donde hasta ahora no podían gozar de este derecho. Otra vez en <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato<br />

de este viaje se conectan <strong>el</strong> golf y Viena. Pero volviendo a la música, si algo identifica a la<br />

música clásica en Viena, amén de lo ya comentado sobre compositores, orquestas, músicos,<br />

directores…, y que la hace mundialmente conocida es <strong>el</strong> Concierto de Año Nuevo que se<br />

retransmite a muchísimos países, antes <strong>por</strong> radio y ahora también <strong>por</strong> t<strong>el</strong>evisión. Es posible,<br />

que algunos de vosotros os acordéis d<strong>el</strong> bis final que es la “Marcha Radeztky” de Johann<br />

Strauss (padre). Se trata de esa marcha con la que finaliza este popular y famosísimo<br />

concierto de Año Nuevo y donde <strong>el</strong> público asistente acompaña con palmas y pataleos<br />

80 | De la gélida Viena a la blanca Praga


determinados acordes de la marcha, llegando en un momento determinado a un éxtasis que<br />

normalmente se queda grabado en la retina. Aunque no he tenido la o<strong>por</strong>tunidad de asistir<br />

a ese concierto, no dudo que sea una experiencia única e inolvidable.<br />

Es im<strong>por</strong>tante, y <strong>por</strong> <strong>el</strong>lo lo traigo a colación, conocer <strong>el</strong> origen de la marcha Radeztky.<br />

Strauss padre la compuso en honor precisamente de un militar mariscal de campo que salvó<br />

al ejército en <strong>el</strong> norte de Italia. Durante un tiempo fue muy famosa, pero después cayó en<br />

desgracia y comenzó a considerarse como reaccionaria, al identificarse también con la<br />

intervención en la represión d<strong>el</strong> movimiento revolucionario en Austria d<strong>el</strong> propio mariscal<br />

Radetzky. Asimismo es muy recomendable <strong>el</strong> libro d<strong>el</strong> escritor austríaco Joseph Roth titulado<br />

precisamente “La Marcha Radetzky”, uno de los libros con los que más he disfrutado y en<br />

cuyas páginas se puede conocer la última etapa d<strong>el</strong> Imperio Austro-Húngaro de la mano de<br />

las cuatro generaciones de la familia Trotta, que <strong>el</strong> autor va narrando en un estilo muy<br />

cuidado y entretenido que hace que uno disfrute imaginando cómo eran las instituciones d<strong>el</strong><br />

Imperio, principalmente los funcionarios y <strong>el</strong> ejército, y los síntomas de decadencia que van<br />

a hacer finalmente que <strong>el</strong> imperio caiga como un castillo de naipes. La vida en Viena en la<br />

época d<strong>el</strong> Imperio queda muy bien retratada en este libro que termina con <strong>el</strong> asesinato en<br />

Sarajevo de Francisco Fernando, hijo d<strong>el</strong> emperador Francisco Jóse I, que da lugar de forma<br />

casi inmediata a una cadena de declaraciones de guerra que culmina con la denominada I<br />

Guerra Mundial y la caída definitiva d<strong>el</strong> Imperio Austro-Húngaro.<br />

Saliendo d<strong>el</strong> Burgtheater <strong>por</strong> la entrada principal, casi enfrente a la izquierda, está <strong>el</strong><br />

edificio d<strong>el</strong> Parlamento, un edificio muy señorial rodeado de unos b<strong>el</strong>los jardines, que<br />

su<strong>el</strong>e estar frecuentado <strong>por</strong> numerosas personas a poco que <strong>el</strong> tiempo acompañe. El<br />

segundo día de estancia aparecieron unos tímidos rayos de sol llegando al mediodía, lo que<br />

aprovecharon, a pesar de las bajas temperaturas, numerosos vieneses para sentarse en los<br />

bancos y poner sus rostros hacia <strong>el</strong> sol. Como en otros muchos países en <strong>el</strong> mundo, al<br />

contrario que en la mayor parte de la<br />

península ibérica donde <strong>el</strong> sol es<br />

compañero habitual, hay países donde no<br />

sólo los rayos d<strong>el</strong> sol sino la luz durante <strong>el</strong><br />

periodo invernal es muy escasa o nula, y<br />

<strong>por</strong> <strong>el</strong>lo no es de extrañar que incluso en<br />

esas fechas al menor atisbo solar se lancen<br />

como posesos a disfrutar de <strong>el</strong>lo. Más<br />

ad<strong>el</strong>ante, y siguiendo en dirección a la<br />

Jorge Cagigas Villalba | 81


ópera, nos encontraremos con la Biblioteca Nacional, un edificio en forma semicircular que<br />

merece la pena visitar para comprender parte de la cultura y la sociedad austríaca.<br />

Es interesante presenciar una exhibición de la Escu<strong>el</strong>a Española de Equitación, la doma de<br />

los caballos y <strong>el</strong> aprendizaje están muy fundamentados en nuestra doma autóctona. Es<br />

curioso ver cómo a tantos kilómetros de distancia, podemos encontrar tantas similitudes.<br />

Seguramente, y es una opinión muy personal, <strong>el</strong> Imperio Austro-Húngaro es <strong>el</strong> último de los<br />

imperios occidentales en <strong>el</strong> que <strong>el</strong> caballo tiene un status tanto militar como social muy<br />

destacado.<br />

Podemos continuar paseando <strong>por</strong> la calle de la ópera para llegar al edificio de la misma. Éste<br />

edificio que data de finales d<strong>el</strong> XIX fue devastado durante la segunda guerra mundial <strong>por</strong> un<br />

bombardeo y un incendio posterior salvándose muy poco d<strong>el</strong> mismo, igual que muchos<br />

otros edificios emblemáticos de Viena. Su restauración ha hecho posible que hoy recorran<br />

este teatro de la ópera artistas mundialmente conocidos. Además tiene un programa<br />

extensísimo durante todo <strong>el</strong> año. El edificio neo renacentista no fue muy d<strong>el</strong> gusto de los<br />

vieneses cuando se construyó, aunque a mí personalmente sí que me pareció francamente<br />

bonito. Es muy impresionante <strong>el</strong> órgano que está instalado y que pasa <strong>por</strong> ser <strong>el</strong> más grande<br />

de los instalados en un teatro de la ópera en <strong>el</strong> mundo. No me detengo más ya que<br />

anteriormente he comentado algunos aspectos d<strong>el</strong> mismo.<br />

Quizás un trayecto muy recomendable, llegados a este punto, sea caminar desde <strong>el</strong> teatro<br />

de la ópera hasta la Stephansplazt, la plaza de San Esteban, donde se encuentra la Catedral.<br />

Alrededor de la catedral también se sitúan las calles más comerciales, donde incluso en la<br />

época invernal hay bastante actividad y en las primeras horas de la tarde se puede pasear<br />

en torno a un ambiente muy cosmopolita. Viena está rodeada de numerosos conventos,<br />

monasterios e iglesias que merecen ser visitados, al margen de los palacios y museos.<br />

También, es im<strong>por</strong>tante <strong>el</strong> comercio en Viena y percibir la impronta dejada <strong>por</strong> la influencia<br />

judía. Quizás en Viena, durante <strong>el</strong> periodo de entreguerras, es donde la adaptación y la<br />

convivencia de los judíos ha sido de una integración tan im<strong>por</strong>tante y tan participativa como<br />

en <strong>el</strong> siglo XV en España, donde también eran <strong>el</strong> motor de la economía y su integración era<br />

completa en <strong>el</strong> entramado social, antes de su expulsión.<br />

Pero volvamos a la Catedral de Viena, la primera impresión que uno tiene al llegar es su color<br />

oscuro, negruzco en determinadas partes d<strong>el</strong> exterior. En realidad la Catedral, como ocurre<br />

en otras muchas a lo largo de la geografía, es la fusión de numerosos estilos que han ido<br />

82 | De la gélida Viena a la blanca Praga


complementando la visión actual. En este caso fue<br />

erigida encima de las ruinas de dos iglesias datadas<br />

en <strong>el</strong> siglo XII y resultó especialmente dañada tras la<br />

2ª Guerra Mundial y los incendios de las viviendas y<br />

edificios colindantes que también se propagaron a<br />

la catedral. Desaparecieron algunos de los<br />

<strong>el</strong>ementos más im<strong>por</strong>tantes, sobre todo los de<br />

madera, como <strong>el</strong> tejado gótico o la sillería de los<br />

consejeros que no sobrevivieron al fuego de 1945.<br />

Aparte d<strong>el</strong> color oscuro, destacan los tejados <strong>por</strong> su<br />

colorido y <strong>por</strong> los escudos que aparecen insertados.<br />

Si en otras catedrales es difícil ver desde <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o las<br />

cornisas y los tejados, en la catedral de Viena es<br />

posible ya que la inclinación de los tejados se ha<br />

aliado con la perspectiva para que podamos<br />

disfrutar de su cubierta desde la plaza o desde cualquiera de las calles que desembocan en<br />

la plaza que comparte nombre con la catedral. Es interesante subir a la torre y merece la<br />

pena también detenerse en las numerosas capillas que contiene la catedral y que están<br />

profusamente adornadas.<br />

Al margen de los muchos monumentos y edificios dignos de visitar, lo más recomendable es<br />

pasear <strong>por</strong> las calles y tratar de interactuar con los vieneses, que en general son amables y<br />

tremendamente educados y correctos. En general, tienen una buena opinión de los<br />

españoles, o <strong>por</strong> lo menos la tenían, si bien después de estos años de crisis económica y<br />

siendo <strong>el</strong>los un pueblo enormemente serio y cumplidor, no sé si su opinión favorable hacia<br />

<strong>el</strong> pueblo español ha cambiado algo. No dejéis de entrar en los cafés y de intervenir en las<br />

conversaciones si <strong>el</strong> lenguaje en lugar de una barrera os da una tregua.<br />

Adicionalmente a todo lo comentado, Viena es una ciudad que tanto en los alrededores d<strong>el</strong><br />

Danubio como en las afueras de la ciudad tiene numerosos palacios y jardines que, en una<br />

época d<strong>el</strong> año más propicia, son de una inmensa b<strong>el</strong>leza y pasear <strong>por</strong> <strong>el</strong>los es una actividad<br />

muy r<strong>el</strong>ajante y agradable.<br />

Llegado este punto, y después de dos días y medio de andar en un gélido ambiente, pero<br />

habiendo disfrutado enormemente, nos dirigimos hacia la estación de tren de Viena desde<br />

donde nos desplazaríamos hacia la capital de la República Checa. Habíamos decidido<br />

Jorge Cagigas Villalba | 83


precisamente utilizar <strong>el</strong> tren con <strong>el</strong> objetivo de vivir más intensamente la experiencia viajera.<br />

Abandonamos Viena con la sensación de haber aprovechado unos días en los que hemos<br />

aprendido una parte muy r<strong>el</strong>evante en la historia de Europa y de haber conocido una ciudad<br />

realmente imperial donde seguramente volveremos quizás en otra época d<strong>el</strong> año menos<br />

gélida, ya que durante los tres días no estuvimos en ningún momento <strong>por</strong> encima de cero<br />

grados centígrados. Al llegar a la estación de Viena, observamos que los trenes que hacían<br />

la ruta a Praga eran exactamente iguales que los antiguos expresos nocturnos que circulaban<br />

cruzando la península de norte a sur y de oeste a este y viceversa hace tres décadas (ahora<br />

son más modernos). Tienen estos vagones que transitan <strong>por</strong> los “caminos de hierro” <strong>el</strong><br />

encanto de lo antiguo y nos imaginamos las veces que, hace algo más de un siglo,<br />

realizaban estos viajes los funcionarios y militares para acudir a gestionar los asuntos políticos<br />

d<strong>el</strong> Imperio Austro-Húngaro. Tomamos <strong>el</strong> tren en una tarde que se convirtió en noche a los<br />

pocos minutos de nuestra partida.<br />

El recorrido en tren duraba algo menos de 6 horas y tuvimos la suerte de que la noche se<br />

presentó despejada en la mayoría d<strong>el</strong> trayecto, lo que nos dio la o<strong>por</strong>tunidad de observar<br />

una luna que brillaba sobre la gruesa capa de nieve que cubría las colinas y montañas así<br />

como los valles, engalanados de un manto<br />

blanco violáceo que transmitía una<br />

sensación de paraje idílico a nuestro paso<br />

y nos recordaban esos pueblecitos<br />

nevados propios de la época invernal y<br />

navideña que acababa de terminar hacía<br />

escasas semanas. Son pocas las estaciones<br />

en las que nos detuvimos y pocos los<br />

pasajeros que en cada estación entraban o<br />

salían d<strong>el</strong> tren. Durante <strong>el</strong> viaje y dado que<br />

<strong>el</strong> vagón era como los antiguos, separados<br />

en compartimentos para un máximo de 8 personas, viajamos casi todo <strong>el</strong> trayecto solos, sin<br />

que pudiéramos conversar con otros viajeros autóctonos, al margen de los revisores y <strong>el</strong><br />

personal d<strong>el</strong> tren, que un poco sorprendidos <strong>por</strong> nuestra presencia se acercaban a nosotros<br />

cada cierto tiempo muy amablemente y se preocupaban <strong>por</strong> si <strong>el</strong> viaje estaba siendo<br />

agradable. Pasamos <strong>por</strong> Brno, famosa ciudad que me trae recuerdos de mi infancia, cuando<br />

la ciudad tenía fama <strong>por</strong> poseer una potente industria de armas – preferentemente fusiles y<br />

carabinas- que ex<strong>por</strong>taba a toda Europa, incluida España, donde nuestros cazadores las<br />

apreciaban especialmente.<br />

84 | De la gélida Viena a la blanca Praga


Llegamos a la estación de Praga ya muy de noche, algo que intento evitar siempre en mis<br />

viajes, ya que llegando de noche, o <strong>por</strong> lo menos ese es mi caso, la percepción de la ciudad<br />

o lugar al que llego me resulta más deprimente y sórdida de lo que realmente su<strong>el</strong>e ser. Sin<br />

embargo en <strong>el</strong> caso de Praga, y ya en <strong>el</strong> taxi que nos llevó desde la estación de ferrocarril<br />

hasta <strong>el</strong> hot<strong>el</strong>, la sensación que tuvimos fue la de una ciudad con mucho encanto y con vida.<br />

La temperatura no era tan baja como en Viena, pero muchos de los lugares <strong>por</strong> los que<br />

transitábamos mantenían una capa de nieve, especialmente los tejados y las aceras, que<br />

aunque no era muy abundante nos indicaba que las nevadas eran habituales y casi diarias<br />

en esta época d<strong>el</strong> año, y que las temperaturas difícilmente superarían los cero grados<br />

centígrados. En suma que seguiríamos en unas condiciones muy similares a las que<br />

habíamos experimentado en la capital d<strong>el</strong> antiguo Imperio Austro-Húngaro.<br />

Llegamos al hot<strong>el</strong> con la intención de cenar algo y acostarnos temprano para madrugar y<br />

aprovechar al máximo las horas de sol. Nuestra percepción, a diferencia de Viena, es que<br />

Praga era una ciudad en <strong>el</strong> que la vida y lo interesante estaba más en <strong>el</strong> exterior, es decir en<br />

calles y paseos, y no tanto en <strong>el</strong> interior de los edificios como en Viena.<br />

A la mañana siguiente, salimos con la primera luz, ya que sólo unos tímidos rayos de sol se<br />

asomaban tenuemente entre las espesas nubes y se colgaban tratando de abrazar las torres<br />

de los edificios más altos y emblemáticos de la ciudad, y en especial las d<strong>el</strong> Castillo de Praga<br />

que era nuestro primer destino. Nuestro hot<strong>el</strong> se encontraba situado en la orilla norte d<strong>el</strong> río<br />

Moldava, que cruza la ciudad, frente al famoso Castillo de Praga. El río Moldava, al contrario<br />

que <strong>el</strong> Danubio en la ciudad de Viena, transita <strong>por</strong> <strong>el</strong> centro de Praga y a las márgenes d<strong>el</strong><br />

mismo se encuentran la mayoría de los edificios emblemáticos y de b<strong>el</strong>la construcción. En<br />

Viena siendo im<strong>por</strong>tante <strong>el</strong> Danubio, no forma parte de lo que podíamos denominar <strong>el</strong><br />

casco histórico de la misma. El Moldava sorprende <strong>por</strong> lo caudaloso y <strong>por</strong> sus rápidos, a<br />

pesar de la anchura de su cauce. En los extremos se encuentran algunos barcos que,<br />

varados, están habilitados como restaurantes, bares y cafeterías, al igual que en otras<br />

ciudades. En este día la mayoría de <strong>el</strong>los estaban rodeados <strong>por</strong> hi<strong>el</strong>o, ya que los laterales d<strong>el</strong><br />

Moldava su<strong>el</strong>e aparecer <strong>por</strong> las mañanas h<strong>el</strong>ados a pesar d<strong>el</strong> caudal y la v<strong>el</strong>ocidad con la<br />

que transita <strong>el</strong> agua <strong>por</strong> su cauce.<br />

Lo primero, que nos encontramos en nuestro paseo matutino, es <strong>el</strong> puente de Carlos, si<br />

alguien se puede enamorar de algún lugar o rincón en <strong>el</strong> mundo, nuestro flechazo con <strong>el</strong><br />

puente de Carlos fue instantáneo. Nada más iniciar <strong>el</strong> paseo <strong>por</strong> <strong>el</strong> mismo, la atmósfera que<br />

se respira con las personas paseando desde un lado a otro es francamente agradable, a<br />

Jorge Cagigas Villalba | 85


pesar de la baja temperatura que a esa hora de la mañana había. Praga, es una ciudad<br />

extensa, si bien las zonas monumentales son r<strong>el</strong>ativamente abarcables. Dado <strong>el</strong> escaso<br />

tiempo con <strong>el</strong> que contábamos, decidimos centrarnos <strong>el</strong> primer día en la parte en la que se<br />

encuentra <strong>el</strong> castillo de Praga, los dos barrios son Mala Strana – mi favorito- y Hradcany, y<br />

dejar para <strong>el</strong> segundo día Staré Mesto (Ciudad Vieja) y <strong>el</strong> barrio judío.<br />

Paseamos con paso tranquilo <strong>por</strong> <strong>el</strong> puente de Carlos deteniéndonos en cada una de las<br />

estatuas que adornan ambos lados d<strong>el</strong> puente. En <strong>el</strong> extremo opuesto de la entrada desde Staré<br />

Mesto donde se encontraba nuestro hot<strong>el</strong>, a la derecha, un edificio nos llamó la atención, es<br />

la casa de Las tres avestruces, un hot<strong>el</strong> y restaurante muy coqueto, donde decidimos tomar<br />

<strong>el</strong> almuerzo una vez girada la visita al castillo y a los alrededores de Mala Strana.<br />

Seguimos caminando, iniciando una cuesta hasta encontrarnos con la Catedral de San<br />

Nicolás, a partir de ahí girando a la derecha y <strong>por</strong> esas calles están repletas de monasterios,<br />

iglesias, palacios y edificios de b<strong>el</strong>la factura. Merece mucho la pena invertir algún tiempo<br />

paseando <strong>por</strong> las pintorescas y b<strong>el</strong>las calles de este barrio de Hradcany. Nos detenemos en<br />

varias galerías de arte donde artistas locales exponen sus obras. Al habernos encantado <strong>el</strong><br />

Puente de Carlos vemos los cuadros de una pintora local, y de entre <strong>el</strong>los nos quedamos<br />

prendados de uno, donde una pareja precisamente camina <strong>por</strong> <strong>el</strong> puente camino d<strong>el</strong> barrio<br />

de Mala Strana viéndose una de las torres y la Casa de las Tres Avestruces. Las tonalidades y<br />

la técnica d<strong>el</strong> cuadro nos atrae y decidimos comprarlo, aunque preocupados pensando en<br />

las dificultades a la hora de trans<strong>por</strong>tarlo hasta España. A raíz de esta compra formalizamos<br />

<strong>el</strong> compromiso viajero de intentar, en la medida de lo posible, adquirir alguna obra pictórica<br />

de pintores locales que expresasen parte de la cultura d<strong>el</strong> país en nuestros viajes futuros. De<br />

hecho así ha sido y hemos comprobado cómo los cuadros en las paredes de nuestra casa<br />

nos siguen recordando casi diariamente algunos momentos vividos en los diferentes viajes y<br />

países. Lo que sí hemos hecho, es acudir a galerías de arte y no a los pintores de los que se<br />

denominan callejeros, ya que sin menospreciar en absoluto su trabajo -en alguno de los<br />

países visitados hemos visto grandes artistas- hemos observado que existe una gran<br />

diferencia en la interpretación de vida, las costumbres, ciudades, lugares…, siendo los<br />

pintores callejeros, en general, artistas más convencionales donde la impronta personal y la<br />

técnica su<strong>el</strong>e ser más estándar.<br />

A nuestra llegada al Castillo de Praga, dentro de las murallas <strong>el</strong> recinto contiene numerosos<br />

edificios, de hecho es una sucesión de palacios, edificios e iglesias todos conectados <strong>por</strong><br />

calleju<strong>el</strong>as y caminos que se entr<strong>el</strong>azan. Uno de <strong>el</strong>los, quizás <strong>el</strong> más grande y que alberga la<br />

86 | De la gélida Viena a la blanca Praga


esidencia d<strong>el</strong> Presidente de la República Checa, sorprende <strong>por</strong> la facilidad con la que se<br />

puede acceder a la mayoría de las estancias, y en aquél momento las reducidas medidas de<br />

seguridad en <strong>el</strong> recinto. Quizás <strong>el</strong> edificio más conocido sea la Catedral de San Vito, <strong>el</strong> más<br />

majestuoso de todos los edificios que se atisban desde <strong>el</strong> Castillo. La catedral y los diferentes<br />

sucesos ocurridos a lo largo de su historia nos trasladan a momentos realmente im<strong>por</strong>tantes<br />

de esta parte de la Vieja Europa.<br />

Durante la visita nos interesamos <strong>por</strong> San Vito, y tratamos de averiguar si la famosa frase<br />

“parece que tienes <strong>el</strong> baile de San Vito” tenía alguna r<strong>el</strong>ación con este santo que fue muy<br />

venerado durante <strong>el</strong> siglo XV, sobre todo <strong>por</strong>que se pensaba que intercedía en las<br />

enfermedades raras. Una de estas enfermedades, que ahora se conoce con <strong>el</strong> nombre de<br />

corea reumática o corea de Sydenham, provocaba en <strong>el</strong> enfermo unos movimientos<br />

nerviosos involuntarios como las convulsiones que este santo tuvo debido a las tremendas<br />

torturas a las que fue sometido en Italia en <strong>el</strong> siglo IV, de ahí que durante años a los enfermos<br />

de corea reumática se les dijera que “tenían <strong>el</strong> baile de San Vito”.<br />

Lamentablemente no puedo detenerme en todos y cada uno de los edificios y monumentos<br />

que conforman <strong>el</strong> complejo d<strong>el</strong> denominado Castillo de Praga, si bien uno de los que quizás<br />

más me impresionó fue la Sala de la Chancillería o Sala Vladislao, sus dimensiones son<br />

impresionantes. Cuando entramos a visitar la Catedral la temperatura era muy fría, pero de<br />

momento no nevaba, después de la visita y cuando salíamos en dirección a la sala, no<br />

habrían transcurrido más de 40 minutos, nos encontramos con todo <strong>el</strong> patio nevado y con<br />

una tormenta de nieve que había cubierto en pocos minutos todos los rincones y recovecos<br />

de la zona, regalándonos una imagen muy diferente a la que habíamos visto al llegar. La sala<br />

Vladislao, que se encuentra en <strong>el</strong> antiguo Palacio Real, era la sala donde se c<strong>el</strong>ebraban las<br />

recepciones reales y la coronación de los nuevos reyes, pero también se realizaban torneos<br />

a caballo y bailes, lo que puede dar una idea d<strong>el</strong> tamaño de la citada sala. De hecho, en una<br />

de las entradas se encuentra la Escalera de los Caballeros ya que era <strong>por</strong> ésta <strong>por</strong> donde<br />

accedían los caballeros montados en sus caballos. Seguimos visitando las diferentes estancias<br />

d<strong>el</strong> castillo para terminar en <strong>el</strong> Callejón de Oro, lo más destacable de este callejón son unas<br />

casas que en su momento ocupaban los soldados d<strong>el</strong> castillo, y que dadas sus pequeñas<br />

dimensiones podrían haber sido habitadas <strong>por</strong> duendes más que <strong>por</strong> soldados con sus<br />

familias. Años más tarde, fueron habitadas <strong>por</strong> otro tipo de personas, como <strong>el</strong> escritor Frank<br />

Kafka que residió en una de <strong>el</strong>las, concretamente en la número 22 (son 24). Casi, con toda<br />

seguridad, su obra El Castillo debió estar inspirada en su estancia y vivencia en <strong>el</strong> recinto d<strong>el</strong><br />

Castillo de Praga.<br />

Jorge Cagigas Villalba | 87


A partir de ahí y saliendo <strong>por</strong> la puerta opuesta a la de nuestra entrada, bajamos <strong>por</strong> un<br />

camino que bordea <strong>el</strong> palacio, desde donde se podían contemplar unas magníficas vistas de<br />

Praga y más concretamente de la Ciudad Vieja, hasta desembocar de nuevo en <strong>el</strong> Puente de<br />

Carlos. Allí, y después de una intensa y larga mañana, nos tomamos un almuerzo en la Casa<br />

de las Tres Avestruces donde dimos cuenta de una comida típica y con un servicio y un<br />

precio muy razonable. No sé cómo habrán evolucionado los precios en la República Checa,<br />

en estos años, pero supongo que dado <strong>el</strong> impacto que <strong>el</strong> euro ha tenido en España, en la<br />

inflación y en los precios al alza, intuyo que la República Checa habrá mantenido <strong>el</strong><br />

diferencial durante estos años.<br />

Por la tarde, y para aprovechar las pocas horas de luz solar que nos quedaban, decidimos<br />

dar un paseo <strong>por</strong> las calles de Mala Strana muy coquetas y bien cuidadas, con unas plazas<br />

con mucho encanto. Llegamos hasta <strong>el</strong> Monasterio Strahof y volviendo a última hora de la<br />

tarde <strong>por</strong> la calle Nerudova visitamos los preciosos palacios Stenberg, Martinic y<br />

Schwarzenberg, este último con una preciosa fachada. Una vez caída la noche, paseamos<br />

<strong>por</strong> las calles y nos detuvimos en uno de los bares típicos a tomarnos una cerveza. Praga es<br />

un lugar donde la cerveza es una r<strong>el</strong>igión, si mal no recuerdo es <strong>el</strong> país de mayor consumo<br />

de litros de cerveza per cápita d<strong>el</strong> mundo. Normalmente creemos que los alemanes son los<br />

reyes de la cerveza, pero la República Checa posee una larga y d<strong>el</strong>iciosa tradición. Entramos<br />

en una de las cervecerías típicas, donde nos llevamos una primera sorpresa: normalmente,<br />

sólo sirven una marca. Los tamaños de las jarras también impresionan, ya que son mucho<br />

más grandes que en nuestro país y los precios mucho más asequibles. El ambiente en la<br />

cervecería era muy local y con grupos, principalmente de jóvenes autóctonos, que departían<br />

amigablemente alrededor de una mesa con sus jarras de cervezas. Después de degustar una<br />

buena jarra de cerveza y de conversar durante unos minutos con un amable camarero<br />

pusimos rumbo, dada la hora que era, a nuestra cena.<br />

Reservamos en un restaurante que recogía nuestra escueta guía y que habíamos localizado<br />

en nuestro paseo vespertino, se llamaba U Maliru, “Los Pintores” en cast<strong>el</strong>lano. El restaurante,<br />

que está en una de las plazas de Mala Strana, es otro recuerdo realmente agradable. El<br />

comedor, amplio y muy acogedor, se conformaba en bóvedas adornadas <strong>por</strong> unas b<strong>el</strong>las<br />

pinturas realizadas <strong>por</strong> pintores locales famosos y con un encanto muy especial. El personal,<br />

muy amable y la cena, exquisita. Entre los platos no pudo faltar <strong>el</strong> pato, muy popular y<br />

apreciado en la República Checa. Realmente un lugar inolvidable y a un precio<br />

–caro para los precios checos de aqu<strong>el</strong>la época- pero muy razonables para nuestros bolsillos.<br />

En U Maliru confluyeron todos los ingredientes para tener una cena realmente romántica e<br />

88 | De la gélida Viena a la blanca Praga


inolvidable después de un día realmente intenso y agotador. Cerca de la medianoche,<br />

cruzamos paseando <strong>el</strong> Puente de Carlos con una atmósfera fría debido a la temperatura,<br />

pero muy cálida puesto que incluso a esa hora nocturna había personas que seguían<br />

paseando tranquilamente <strong>por</strong> la zona.<br />

A la mañana siguiente madrugamos tratando de exprimir al máximo nuestro tiempo, en esta<br />

ocasión centrándonos en Stare Mesto o Ciudad Vieja, esta ciudad cobró pujanza restando<br />

protagonismo a Mala Strana o Hradcany, y girando en torno a <strong>el</strong>la seguramente la actividad<br />

comercial más pujante hace siglos. El centro neurálgico de Stare Mesto es la Plaza de la<br />

Ciudad Vieja, se trata de una plaza preciosa con b<strong>el</strong>los edificios que parecen desde la lejanía<br />

como tartas de dulce con forma de edificios. Muchos la consideran la plaza más b<strong>el</strong>la y<br />

armónica d<strong>el</strong> mundo, dotada de una magia especial, con una armonía que prevalece a pesar<br />

de la heterogeneidad de estilos y formas de los edificios. El R<strong>el</strong>oj Astronómico es,<br />

seguramente, la atracción central de la plaza y donde se agolpan –sobre todo en la época<br />

de mayor afluencia de turistas- grandes multitudes para ver <strong>el</strong> funcionamiento d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj<br />

cuando marca las horas en punto. La más interesante, <strong>por</strong> ser la que dura más tiempo, son<br />

las 12 d<strong>el</strong> mediodía. La plaza está compuesta <strong>por</strong> muchos edificios singulares que merece la<br />

pena visitar, dejando al margen <strong>el</strong> antiguo Ayuntamiento y su r<strong>el</strong>oj, me impresionó<br />

especialmente la iglesia de Nuestra Señor de Tyn que se erige majestuosa <strong>por</strong> encima de los<br />

edificios de la plaza, y que debido a estar muy encajonada entre las estrechas calles es difícil<br />

apreciar sus dimensiones. Aparte de los monumentos mencionados es muy recomendable<br />

pasear <strong>por</strong> la plaza e incluso sentarse –si la climatología lo permite- admirando<br />

detenidamente las fachadas norte y sur de una prodigiosa b<strong>el</strong>leza, la casa de la Campana de<br />

Piedra, <strong>el</strong> Palacio Golz-Kinsky y la casa U Minuty con sus preciosos decorados. Finalmente<br />

bordeamos la Iglesia de San Nicolás, completamente distinta de la Catedral de San Nicolás<br />

de Mala Strana, no olvidemos que antiguamente eran ciudades diferentes. Rebasando la<br />

iglesia estaremos a las puertas d<strong>el</strong> barrio judío. Antes de acceder al barrio judío callejeamos<br />

<strong>por</strong> Stare Mesto adentrándonos en los b<strong>el</strong>los comercios, algunos de <strong>el</strong>los conservando <strong>el</strong><br />

sabor medieval artesanal y donde si uno tiene tiempo puede adentrarse y encontrar<br />

antigüedades y piezas de gran valor a un precio razonable. Libros, piezas de metal,<br />

pequeños muebles de madera, piedras preciosas, <strong>por</strong> supuesto <strong>el</strong> famoso cristal de Bohemia<br />

y las marionetas, que también son muy típicas.<br />

Después de tomarnos un tentempié y antes de dirigirnos al barrio judío, que será la última<br />

etapa de nuestro segundo día, nos pasamos <strong>por</strong> la llamada Torre de la Pólvora, quizás lo más<br />

destacado <strong>por</strong> su similitud con la d<strong>el</strong> Puente de Carlos y <strong>por</strong> la posibilidad de subir <strong>por</strong> sus<br />

Jorge Cagigas Villalba | 89


escaleras –de casi 200 p<strong>el</strong>daños- para disfrutar de una magnífica vista de la ciudad, sobre<br />

todo de la Ciudad Vieja, d<strong>el</strong> Puente de Carlos y d<strong>el</strong> Castillo de Praga.<br />

El barrio judío no es especialmente grande, pero tiene un encanto muy especial. El boulevard<br />

Parizská con sus edificios de estilo cubista y Art Noveau, y <strong>por</strong> supuesto <strong>el</strong> cementerio judío,<br />

que espera paciente casi al final d<strong>el</strong> boulevard girando a la izquierda. El Museo Judío merece<br />

una visita para recorrer la historia de este pueblo y los tristes episodios vinculados a la<br />

ocupación alemana de la ciudad durante <strong>el</strong> III Reich, así como las atrocidades perpetradas<br />

contra <strong>el</strong> pueblo judío y que están profusamente ilustradas. Con esta visita y ya con la noche<br />

acompañándonos hacía un par de horas, regresamos al hot<strong>el</strong> no sin antes parar en una<br />

bonita braserie casi en <strong>el</strong> límite entre <strong>el</strong> barrio judío y la Ciudad Vieja a tomarnos una cena<br />

reparadora. Volvimos dando un paseo a nuestro hot<strong>el</strong> a preparar nuestras maletas, puesto<br />

que al día siguiente, al mediodía partía nuestro vu<strong>el</strong>o de regreso.<br />

Decidimos que al día siguiente aprovecharíamos la primera hora de la mañana para caminar<br />

<strong>por</strong> <strong>el</strong> margen derecho d<strong>el</strong> río Moldava y contemplar la b<strong>el</strong>leza de algunos edificios, como<br />

<strong>el</strong> Teatro Nacional, para adentrarnos <strong>por</strong> la Ciudad Nueva y sus calles llenas de vida a pesar<br />

de lo temprano que era. Callejeamos observando a los viandantes y pensando que todo lo<br />

que habíamos disfrutado en estos dos días y medio era para la mayoría de <strong>el</strong>los <strong>el</strong> entorno<br />

donde diariamente desarrollaban sus vidas, seguramente no muy diferentes a la que<br />

nosotros vivimos en nuestras respectivas ciudades. Realmente Praga nos dejó en nuestra<br />

memoria un precioso recuerdo que aún hoy permanece muy vivo. Recogimos las maletas en<br />

<strong>el</strong> hot<strong>el</strong> donde nos esperaba un taxi que nos trasladaría al aeropuerto para tomar <strong>el</strong> avión<br />

que nos devolvería a España. Cuando despegábamos, y a pesar de que esa mañana había<br />

amanecido muy nublado y cubierto presagiando otra nevada en breve, un gran claro se<br />

abrió paso entre las nubes, dándonos la o<strong>por</strong>tunidad de despedirnos de esta b<strong>el</strong>la ciudad<br />

desde <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o y mostrándonos una vista con los edificios y monumentos en todo su<br />

esplendor y resplandecientes <strong>por</strong> <strong>el</strong> brillo d<strong>el</strong> sol que se reflejaba en los tejados y en los<br />

caminos nevados.<br />

Ya en España, muchas veces hemos recordado <strong>el</strong> viaje y <strong>el</strong> frío que pasamos, de hecho<br />

cuando hace frío en Madrid o en Castilla-León, solemos repetir la frase: “sí, pero no como<br />

en Viena”. Mi mujer dice que una de las pocas veces que he reconocido tener frío fue en<br />

Viena. Recordamos aquél frío, pero sobre todo nos acordamos de estas dos hermosas<br />

ciudades, d<strong>el</strong> encanto de ambas, y también de lo mucho que aprendimos de unas culturas<br />

y sociedades que han sido tan im<strong>por</strong>tantes en la historia de esta vieja Europa.<br />

90 | De la gélida Viena a la blanca Praga | Jorge Cagigas Villalba


Eugenio de Andrés<br />

El viaje de Eugenio de Andrés comenzó en Madrid hace 40 años. Con la mochila cargada de<br />

ilusiones, inició su andadura profesional en <strong>el</strong> mundo de la informática, motivado <strong>por</strong> la<br />

pasión que le inspiró su primer Spectrum. Por eso, tras diplomarse en la Universidad Pontificia de<br />

Comillas y licenciarse en la Universidad Pontificia de Salamanca, dedicó sus primeros años<br />

profesionales a desarrollar la labor de Director de Proyectos en Software A.G. Pronto comprendió<br />

que su carácter no encajaba con <strong>el</strong> perfil de pasajero, sino con <strong>el</strong> de guía. Así en 1994 creó Magic<br />

Software, compañía que acompañaba en la aventura de Internet a todo tipo de empresas.<br />

Nunca imaginó que <strong>el</strong> sueño de crear su propia empresa le permitiría además comenzar <strong>el</strong><br />

que sería <strong>el</strong> viaje de su vida. Al enfrentarse <strong>por</strong> primera vez a la gestión y dirección de una<br />

organización, Eugenio empezó a interesarse <strong>por</strong> <strong>el</strong> mundo de los Recursos Humanos y la<br />

implantación y desarrollo de culturas cor<strong>por</strong>ativas, inspirado <strong>por</strong> poder llevar a cabo su<br />

faceta emprendedora desde la mejor posición y conocimiento posibles. Exploró entonces<br />

otros mundos, ajenos para él hasta entonces, navegando entre <strong>el</strong> management, la gestión y<br />

<strong>el</strong> conocimiento empresarial, lo que le permitió descubrir que su interés <strong>por</strong> ir cada vez un<br />

poco más allá aumentaba de manera desmedida. Eso le llevó finalmente a especializarse en<br />

la gestión de personas y a comenzar a plantearse cómo podría él a<strong>por</strong>tar valor a la mejora,<br />

no ya de su propia empresa, sino de la de otros.<br />

Y <strong>el</strong> cómo llegó de la mano de la creación de Tatum Consulting Group, organización a la que<br />

se fusionó <strong>el</strong> equipo de Magic Software, y donde en la actualidad es Socio Director. Tatum le<br />

Biografía | Eugenio de Andrés | 93


ofreció una puerta <strong>por</strong> la que comenzar a desarrollar su nueva pasión: desarrollar en<br />

profundidad la labor de consultoría de dirección de personas, especializándose<br />

principalmente en <strong>el</strong> desarrollo directivo. Así pasó a convertirse en coach y asesor de<br />

diferentes Comités de Dirección como GlobalCaja, FNAC, Multicaja, P<strong>el</strong>ayo, Real Madrid,<br />

SEGITTUR (Sociedad Estatal para la Gestión de la Innovación y la Tecnología Turística), Coca<br />

Cola, Cajamar, etc.<br />

Y como buen guía, también ha querido compartir su conocimiento con otros, a través de<br />

diversas publicaciones. En 2006 publicó su primer libro, La Pirámide Hueca (Editorial ESIC<br />

2006) sobre conciliación de vida familiar y laboral, que fue Premio Nacional Alares al mejor<br />

Ensayo sobre Conciliación y al que después siguieron otros como Basuketoboru (Editorial<br />

ESIC 2008) que analiza las claves de la S<strong>el</strong>ección Española de Baloncesto y su aplicación a la<br />

empresa, y Sé InnovadoRH (ESIC 2010) donde se aplican las claves d<strong>el</strong> marketing a la mejora<br />

de la gestión de personas. También ha participado en <strong>el</strong> libro colaborativo Los 10 Retos de<br />

Silvia (Editorial Crecento 2009) sobre la gestión de personas en tiempos de cambio y<br />

colabora habitualmente con secciones fijas medios como Capital Humano, Observatorio de<br />

RRHH, Manager Magazine, Cosmopolitan y Dossier Empresarial, d<strong>el</strong> cual forma parte de su<br />

Consejo Editorial. En esta faceta ha recibido recientemente <strong>el</strong> galardón HR European Award<br />

<strong>por</strong> <strong>el</strong> mejor artículo de RRHH de 2011, que ha sido <strong>el</strong>egido para representar a España en <strong>el</strong><br />

Congreso Europeo de RRHH de Estambul.<br />

Además es Director d<strong>el</strong> Observatorio de la Blogosfera de RRHH a través d<strong>el</strong> cual trata de<br />

crear su particular mapa de viaje para todo aqu<strong>el</strong> que quiera encontrar, saborear y<br />

aprovechar los tesoros que se ocultan en los blogs de recursos humanos y gestión de personas,<br />

ámbito en <strong>el</strong> que se mantiene muy activo tanto desde sus blogs www.blogtoptenhrs.com,<br />

http://rrhhypersonas.blogspot.com, y http://www.aprended<strong>el</strong>de<strong>por</strong>te.com, como en Twitter<br />

desde su cuenta @rrhhypersonas.<br />

Disfruta contando las aventuras en sus viajes profesionales y sus investigaciones, ejerciendo<br />

de ponente y organizador de eventos en diferentes escu<strong>el</strong>as y foros de negocio,<br />

compartiendo sus reflexiones e investigaciones de una forma fresca y diferente. Entre <strong>el</strong>las,<br />

destacan sus colaboraciones con la Universidad Complutense, con <strong>el</strong> Foro Europeo de la<br />

Escu<strong>el</strong>a de Negocio de Navarra, <strong>el</strong> ITE, la EOI, su apoyo en la organización d<strong>el</strong> TEDxMoncloa<br />

(http://www.tedxmoncloa.com/ ) o sus intervenciones en <strong>el</strong> Congreso Nacional de RRHH, en<br />

sus ediciones de Barc<strong>el</strong>ona, Bilbao, Valencia y Madrid, dónde además modera y conduce <strong>el</strong><br />

foro. Además imparte junto a Lolo Sainz programas para la gestión de equipos de alto<br />

94 | Biografía


endimiento y junto al ilusionista Dani Alés sesiones de alto impacto sobre motivación y<br />

compromiso.<br />

Por todo <strong>el</strong>lo es uno de los 10 profesionales que forman parte d<strong>el</strong> Top Ten HRS, un s<strong>el</strong>ecto<br />

colectivo que agrupa a los profesionales más r<strong>el</strong>evantes d<strong>el</strong> ámbito de los RRHH en España.<br />

Pero Eugenio no quiere limitar su impulso <strong>por</strong> <strong>el</strong> cambio y su espíritu aventurero al ámbito<br />

de las empresas. Él apuesta <strong>por</strong> la innovación, <strong>el</strong> desarrollo y <strong>el</strong> trabajo en equipo como<br />

motor también d<strong>el</strong> cambio social. Por eso, en otro orden de cosas, es patrono fundador de<br />

la Fundación Equipara (http:// http://www.fundacionequipara.org/) que lucha <strong>por</strong> la<br />

integración de las personas con discapacidad en <strong>el</strong> mundo laboral, es socio d<strong>el</strong> Hub Madrid<br />

(http://madrid.the-hub.net/public/ ) un espacio que inspira, conecta e impulsa la innovación<br />

social y socio fundador d<strong>el</strong> proyecto TheGoodChain (http://thegoodchain.org/es) una<br />

genial iniciativa que busca la transformación de la sociedad a través de pequeños actos de<br />

bondad. Todo <strong>el</strong>lo desde la convicción de que no hay mejor motor para <strong>el</strong> gran viaje de la<br />

vida que la ilusión, ni mejor consejo que tratar de saborear al máximo cada jalón d<strong>el</strong> camino.<br />

Eugenio de Andrés | 95


Eugenio de Andrés<br />

Las Vegas, más allá d<strong>el</strong> neón<br />

En 2010 organicé con mi hermano un viaje para conocer la costa oeste de Estados Unidos.<br />

Además de las dos grandes ciudades norteamericanas d<strong>el</strong> pacífico, San Francisco y Los<br />

Ang<strong>el</strong>es, muchas eran las alternativas para completar <strong>el</strong> viaje: San Diego, Yosemite Park,<br />

Fresno, una incursión mexicana a Tijuana, y <strong>por</strong> su puesto Las Vegas.<br />

Yo desprecié Las Vegas desde <strong>el</strong> principio, y ante las cuatro noches que proponía mi<br />

hermano, p<strong>el</strong>eé mucho para reducir nuestra estancia allí a dos noches. ¿Qué íbamos a hacer<br />

casi cinco días entre casinos y rodeados de horteras? Al final gané la batalla, pero cometí un<br />

gran error.<br />

¡Qué equivocado estaba! Más allá de los tópicos sobre la ciudad d<strong>el</strong> pecado, encontré un<br />

lugar apasionante, volcado en hacer d<strong>el</strong> tiempo que pasas allí una experiencia divertida, rica<br />

y con muchos tesoros <strong>por</strong> descubrir. Un sitio sin complejos, que te admite tal como eres,<br />

donde cualquiera tiene cabida, donde hay horteras, pero también mucho glamour.<br />

Las ideas preconcebidas que tenía sobre los casinos se rompieron en mil pedazos cuando<br />

pisé <strong>el</strong> B<strong>el</strong>lagio o <strong>el</strong> Venetian. En <strong>el</strong>los <strong>el</strong> exceso se mezcla con la vocación de servicio y la<br />

excentricidad se cruza con la sencillez. Todo vale para crear una experiencia única, para<br />

provocar un recuerdo imborrable, y para formar parte de un lugar único en <strong>el</strong> mundo donde<br />

todo es posible.<br />

Nuestro paso fugaz <strong>por</strong> Las Vegas nos dejó a todos una sensación de habernos perdido algo<br />

que merecía la pena. En <strong>el</strong> avión que cogimos hacia San Francisco me sentía como un niño<br />

que había estado en un parque temático pero que se iba sin subirse a las atracciones estr<strong>el</strong>la.<br />

96 | Las Vegas, más allá d<strong>el</strong> neón | Eugenio de Andrés


¡Hasta mi hermana, que era si cabe más reacia que yo a visitar Las Vegas, se quedó con<br />

ganas de más! Antes de aterrizar en Frisco admití mi error y propuse mi acto de contrición:<br />

volver a Las Vegas.<br />

En 2012 con motivo de mi cuarenta cumpleaños, <strong>por</strong> fin redimí mi pecado, mis prejuicios con<br />

esta singular ciudad, y cumplí mi promesa de volver a Las Vegas a disfrutarla, a conocerla de<br />

verdad para poder saborearla realmente.<br />

El resultado, una experiencia increíble… ¡Qué espero repetir!<br />

La primera impresión, o la careta d<strong>el</strong> líder<br />

Es fácil hacerse una idea equivocada<br />

de Las Vegas. Es comprensible<br />

repudiar un lugar creado artificialmente<br />

en mitad d<strong>el</strong> desierto, donde todos los<br />

edificios son copias de otros. Un<br />

aparente sucedáneo que los<br />

estadounidenses utilizan para conocer<br />

<strong>el</strong> mundo sin moverse de casa.<br />

Es fácil dejarse llevar <strong>por</strong> nuestros<br />

prejuicios, <strong>por</strong> los tópicos, <strong>por</strong> lo que dice la mayoría. En la sociedad tan superficial que<br />

hemos creado es habitual hablar sin conocer, emitir juicios sin haber profundizado y<br />

condenar a personas, sitios y organizaciones con la información que cabe en un tweet. Hay<br />

gente incluso, que le encantaría conocer esta ciudad pero no se atreve a decirlo <strong>por</strong>que<br />

queda mal (igual que pasa con la t<strong>el</strong>evisión, que todo <strong>el</strong> mundo critica y afirma no ver Gran<br />

Hermano o Sálvame y sin embargo son líderes de audiencia, mientras que los documentales<br />

de La 2 son lo menos visto de las cadenas en abierto).<br />

Este error que de habitual que es, ya pasa casi inadvertido en nuestro día a día, es uno de<br />

los graves problemas que asola los niv<strong>el</strong>es directivos de las organizaciones. La superficialidad<br />

en <strong>el</strong> conocimiento provoca decisiones equivocadas. Y si esa superficialidad, vocacional u<br />

obligada <strong>por</strong> la situación se mezcla con la soberbia, los resultados pueden ser devastadores.<br />

El ego de muchos directivos les impide reconocer sus puntos débiles y sus áreas de mejora.<br />

98 | Las Vegas, más allá d<strong>el</strong> neón


Es muy frecuente que la alta dirección de las organizaciones, a pesar de tener unos<br />

conocimientos muy limitados en algunos aspectos, se niegue a participar en acciones<br />

formativas, y planteárs<strong>el</strong>o muchas veces es un insulto. En realidad, cuando los altos directivos<br />

dicen que no tienen tiempo para ir a un programa formativo nos están diciendo: “¡Cómo voy<br />

a ir yo a un curso! ¿Qué van a pensar de mí? ¿Estás insinuando que no sé? ¡El capitán sabe<br />

lo que se hace!”.<br />

El resultado: directivos que hablan sin conocer, que se dejan guiar <strong>por</strong> rumores y que dirigen<br />

mal asesorados <strong>por</strong> sus prejuicios, y organizaciones que pierden competitividad, que<br />

desaprovechan o<strong>por</strong>tunidades y que viven ancladas en premisas obsoletas de una época ya<br />

pretérita.<br />

Y como no soy quien para tirar la primera piedra, ya que yo me dejé llevar <strong>por</strong> mis prejuicios<br />

antes de mi primera visita a Las Vegas, los voy a compartir con vosotros para conocer bien<br />

a estos malos compañeros de viaje.<br />

Una ciudad de cartón piedra<br />

Roma, Venecia, Paris, El Cairo, New<br />

York… todos los grandes tesoros<br />

arquitectónicos de las principales<br />

ciudades d<strong>el</strong> mundo los puedes<br />

encontrar replicados en Las Vegas. La<br />

Torre Eiff<strong>el</strong>, <strong>el</strong> Arco d<strong>el</strong> Triunfo, <strong>el</strong><br />

Louvre, <strong>el</strong> Coliseo, <strong>el</strong> David de Migu<strong>el</strong><br />

Áng<strong>el</strong>, los frescos de la Capilla Sixtina…<br />

Cuando digo todos, es todos, ya que<br />

en un mismo día puedes pasear <strong>por</strong><br />

Montmatre, cruzar <strong>el</strong> puente de San Francisco, navegar en góndola, entrar en una pirámide<br />

egipcia o subir al Empire State. Pero eso sí, todos <strong>el</strong>los son de cartón piedra.<br />

Muchos de <strong>el</strong>los son impresionantes, pero sabes que no son de verdad. Aparentes pero<br />

huecos. Las luces los engalanan, pero la sensación de placebo es inevitable.<br />

Como en <strong>el</strong> mito de la caverna de Platón, la capital de las segundas o<strong>por</strong>tunidades, ofrece<br />

a sus visitantes como escenario real unas vagas sombras de lo auténtico, proyectadas en<br />

Eugenio de Andrés | 99


mitad d<strong>el</strong> desierto. Un oasis creado <strong>por</strong> <strong>el</strong> hombre al que muchos estadunidenses, los que<br />

viven en la América profunda, darán <strong>por</strong> bueno para rechazar así la o<strong>por</strong>tunidad de conocer<br />

los mod<strong>el</strong>os auténticos.<br />

Las Vegas tiene una pátina artificial que la recubre y que puede provocar un rechazo inicial<br />

a los visitantes, o incluso impedir que muchos quieran conocerla. Es una capa vistosa, pero<br />

sosa, le falta <strong>el</strong> sabor de lo real, de lo genuino.<br />

Otro ejemplo de fatuo artificio son sus famosas bodas, tan típicas como carentes de valor<br />

fuera de allí. Cómo quien señala en un restaurante los platos para comer, allí puedes <strong>el</strong>egir<br />

en un catálogo si quieres que te case Sinatra, si vas a ir vestida de Marilyn o si <strong>el</strong> mismísimo<br />

Elvis cantará “Love me tender” para finalizar la ceremonia.<br />

Esta pose que muestra la ciudad es muy parecida a la que tratan de proyectar muchos de<br />

los llamados líderes. Gestos políticamente correctos, ademanes para la galería, con los que<br />

aparentemente apoyar un plan de conciliación o impulsar un proyecto de formación.<br />

Palabras, tan bonitas como huecas (“Las personas sois nuestro activo más im<strong>por</strong>tante”,<br />

“Somos una familia”, “Queremos que seáis f<strong>el</strong>ices trabajando aquí”…), con las que arengar a<br />

las masas y que son tan creíbles como las promesas de los políticos en tiempo de <strong>el</strong>ecciones.<br />

Lo no auténtico no atrae. Lo frívolo genera desconfianza. Hay que ser capaz de bucear más<br />

allá de lo superficial para conocer la realidad de las cosas, pero como directivos hay que ser<br />

coherentes, hay que predicar con <strong>el</strong> ejemplo. Las palabras y los hechos deben caminar<br />

juntas. La incoherencia provoca rechazo. Si Las Vegas sólo fueran sus millones de luces no<br />

sería una de las ciudades más visitadas d<strong>el</strong> mundo.<br />

La ciudad d<strong>el</strong> pecado<br />

100 | Las Vegas, más allá d<strong>el</strong> neón<br />

Sin City es <strong>el</strong> segundo nombre de Las<br />

Vegas, <strong>por</strong>que en <strong>el</strong>la se pueden<br />

encontrar todo tipo de vicios, pero eso<br />

sí, de forma ordenada. Mientras en <strong>el</strong><br />

resto d<strong>el</strong> país se prohíbe fumar en la<br />

calle cada vez en más ciudades, aquí<br />

es posible hacerlo allá donde gustes.<br />

Las restricciones horarias de venta de<br />

alcohol no existen, pudiendo beber en


cualquier parte y en cualquier momento, y si encimas juegas, puedes hacerlo gratis hasta<br />

caer rendido.<br />

Prostitución legal <strong>por</strong> doquier, pero que no se note. Publicidad de chicas a domicilio a<br />

mansalva, pero nunca te la entregan si vas con una mujer. Y <strong>por</strong> supuesto juégat<strong>el</strong>o todo, a<br />

todas horas, lo tengas o no.<br />

Se podría pensar que todo esto es debido a que los primeros inversores de Las Vegas fueron<br />

los sindicatos d<strong>el</strong> crimen, de hecho <strong>el</strong> primer casino de la ciudad, <strong>el</strong> Flamingo fue construido<br />

<strong>por</strong> <strong>el</strong> gánster Bugsy Sieg<strong>el</strong>, pero en realidad fue la caída d<strong>el</strong> presidente cubano Batista la<br />

que potencio la urbe, ya que todos los empresarios norteamericanos que tenían casinos y<br />

negocios similares fueron expulsados y decidieron asentarse y potenciar la ciudad d<strong>el</strong><br />

pecado.<br />

Es sin duda ejemplo vivo de la doble moral yanqui, capaz de modificar las leyes d<strong>el</strong> Estado<br />

para que todo esto sólo esté permitido en los condados de más de 400.000 habitantes (El<br />

condado de Clark, donde se encuentra Las Vegas, es <strong>el</strong> único d<strong>el</strong> Estado de Nevada que<br />

cumple esta condición).<br />

Parece que en Las Vegas todo vale si es negocio, algo que también ha sido una premisa que<br />

ha prevalecido en <strong>el</strong> mundo empresarial, al menos hasta la crisis. La máxima aspiración de la<br />

mayoría de las empresas ha sido la consecución de los resultados económicos <strong>por</strong> encima<br />

de cualquier otro objetivo. Todo ha valido. Los valores han sido sólo meras banderas de<br />

adorno, mientras a los clientes se les engañaba o a los profesionales se les explotaba. Hoy<br />

en día, parece que podemos estar ante un cambio de tendencia, más <strong>por</strong> obligación que <strong>por</strong><br />

devoción, ya que en un mercado totalmente en transformación (más competencia, nuevos<br />

perfiles de consumidores, más expertos, más unidos e intercomunicados, nuevos canales,<br />

nuevos perfiles de profesionales, un entorno totalmente globalizado…) este enfoque se<br />

queda corto, ya no resulta suficiente. Las prioridades han variado sustantivamente y todos<br />

los stakeholders (plantilla, clientes, accionistas, proveedores…) que rodean a las empresas<br />

tienen expectativas adicionales, exigen nuevas formas de hacer, nuevos com<strong>por</strong>tamientos,<br />

nuevos valores, nuevos fines…<br />

Hay una frase d<strong>el</strong> profesor Javier Fernandez Aguado que me cautiva “No creo en la<br />

afirmación mil veces repetida de que ‘un mundo mejor es posible’. Soy un ferviente creyente,<br />

<strong>por</strong> <strong>el</strong> contrario, de la posibilidad de contar con miles de micromundos mejores”. Está claro<br />

que de la situación actual sólo podemos salir haciendo cosas nuevas. Los viejos paradigmas,<br />

Eugenio de Andrés | 101


la búsqueda d<strong>el</strong> dinero <strong>por</strong> <strong>el</strong> dinero, no nos han traído nada bueno, y no van a ser un apoyo<br />

para levantarnos. Necesitamos innovar, ideas frescas, reinventarnos, pero también un estilo<br />

nuevo, una forma diferente de hacer negocios. Necesitamos iniciativas que permitan un<br />

desarrollo económico sostenible y no cortoplacista, capaz de transformar su entorno,<br />

mejorando su micromundo, ofreciendo valor no como retorno, sino como vocación,<br />

entendiendo a las personas como un fin y no cómo un recurso, y desde luego con unos<br />

valores que guíen con mano firme su rumbo.<br />

A la luz d<strong>el</strong> día<br />

Cuando amanece en Las Vegas, la luz d<strong>el</strong><br />

sol muestra una ciudad diferente, con <strong>el</strong><br />

maquillaje corrido, llena de legañas y de<br />

restos de una larga juerga. Edificios que<br />

se ven desnudos con las luces apagadas.<br />

Y al desaparecer la magia queda sólo un<br />

decorado, que a la luz d<strong>el</strong> día se ve más<br />

artificial que nunca. Los casinos siguen<br />

llenos de jugadores, pero con <strong>el</strong><br />

amanecer parecen perder su interés para<br />

transformarse en decadentes ludópatas.<br />

De igual forma la verdadera realidad d<strong>el</strong> capataz se muestra en <strong>el</strong> día a día y no bajo los<br />

focos. Las presentaciones de resultados, las declaraciones para los medios, las reuniones<br />

con clientes... son para los malos jefes la noche de Las Vegas, momentos en que se<br />

esfuerzan <strong>por</strong> enseñar su mejor cara. Pero es en sus actos cotidianos, cuando <strong>el</strong> neón se<br />

apaga, cuando salen a la luz sus verdaderas formas. Jefes que gritan a sus personas, que<br />

las esclavizan, que les roban la creatividad. Mal llamados responsables, que echan la culpa<br />

de sus errores a su equipo, mientras al mismo tiempo castigan duramente los errores de<br />

sus personas.<br />

Una cruda realidad que no le gusta ver a nadie, pero que allí queda cuando baja la marea.<br />

Una triste situación que frena muchas iniciativas empresariales y que convierte las<br />

organizaciones en reinos de taifas gobernados <strong>por</strong> amargados, pero todopoderosos<br />

caciques.<br />

102 | Las Vegas, más allá d<strong>el</strong> neón


Más allá d<strong>el</strong> neón, o encontrando las claves d<strong>el</strong> nuevo management<br />

La primera vez que entré en <strong>el</strong> Casino<br />

Venetian, eran más de las doce de la noche.<br />

Estaba cansado <strong>por</strong> <strong>el</strong> viaje, y tras la cena sólo<br />

quería acostarme. Pero mi hermano insistió, y<br />

nos arrastró a su interior, y nada más poner<br />

los pies en él me quede impresionado al ver<br />

que se hacía de día ante mis ojos. Un ci<strong>el</strong>o<br />

azul que parecía enteramente real, unido a<br />

unos canales con sus góndolas y una réplica<br />

espectacular de la plaza de San Marcos me dejaron atónito y pensativo. Quizás había<br />

infravalorado esta ciudad.<br />

Al día siguiente me levante con otra actitud. No dejarme llevar <strong>por</strong> mis prejuicios sobre Las<br />

Vegas y tratar de conocerla. No quedarme en una imagen superficial, sino intentar descubrir<br />

qué se esconde más allá de sus deslumbrantes neones.<br />

Con este nuevo enfoque, día y medio me resultaron muy escasos para hacerlo, pero más<br />

que suficientes para enamorarme de la ciudad, y para prometerme a mí mismo que volvería.<br />

En mi segundo viaje, con tiempo para profundizar y con ganas de hacerlo, descubrí muchos<br />

de sus tesoros ocultos.<br />

Espectáculos únicos como La Revé, poco conocido, pero increíblemente espectacular, muy<br />

<strong>por</strong> encima de muchas de las famosas actuaciones d<strong>el</strong> Circo d<strong>el</strong> Sol. Se realiza en un teatro<br />

creado ad hoc para esta representación,<br />

en cuyo centro hay una piscina circular<br />

que calculo tendrá unos diez o quince<br />

metros de profundidad. Cuenta con un<br />

precioso techo móvil lleno de flores<br />

gigantes, que cuando menos te lo<br />

esperas se retira para descubrirte un<br />

escenario de más de treinta metros de<br />

altura. Un marco inigualable para una<br />

mezcla entre musical, natación<br />

sincronizada y acrobacia.<br />

Eugenio de Andrés | 103


Coreografías imposibles donde los bailarines se sumergen más tiempo d<strong>el</strong> que cualquiera<br />

podría aguantar, o incluso desaparecen bajo <strong>el</strong> agua. Estructuras que emergen de la piscina,<br />

o descienden casi d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, para que los actores puedan bailar, cantar, nadar y a veces saltar<br />

desde alturas de infarto.<br />

Las Vegas también esconde algunos tesoros arquitectónicos, como <strong>el</strong> magnífico Instituto Lou<br />

Ruvo para la Salud Mental diseñado <strong>por</strong> Frank Gehry. Un centro de investigación para<br />

enfermedades como <strong>el</strong> Alzheimer o Parkinson, que se centra en la prevención y la detección<br />

temprana.<br />

El fantástico edificio, muy en la línea d<strong>el</strong><br />

Museo Guggenheim, sorprende al visitante al<br />

descubrirlo escondido entre grandes outlets<br />

y centros comerciales, rompiendo con sus<br />

surrealistas formas la racionalidad de los<br />

edificios que lo rodean.<br />

En esta ciudad, paseándola con ojos curiosos,<br />

mirando bajo su espectacular maquillaje<br />

pude encontrar muchas maravillas, y entre <strong>el</strong>las descubrí algunas de las claves que a mi<br />

forma de ver, deben configurar <strong>el</strong> management d<strong>el</strong> siglo XXI. Vocación de servicio, apertura,<br />

innovación, sana competitividad…, aspectos en los que Las Vegas es sin duda líder en <strong>el</strong><br />

mundo y en los que podría servir de ejemplo para la transformación de muchas<br />

organizaciones.<br />

Un oasis en mitad d<strong>el</strong> desierto<br />

El explorador español Antonio Armijo fue quien bautizó la ciudad, quien al ver como<br />

contrastaban las zonas verdes creadas <strong>por</strong> los manantiales con <strong>el</strong> árido desierto, denominó<br />

a la zona Las Vegas.<br />

Cuando uno llega a <strong>el</strong>la en coche, entiende lo que tuvo que sentir Armijo, ya que en mitad<br />

de un solitario y extenso desierto aparece en <strong>el</strong> horizonte un increíble oasis.<br />

Un contraste tan sorprendente como <strong>el</strong> que nos llamó la atención, al encontrar una flamante<br />

limusina blanca en mitad d<strong>el</strong> desierto rojo de Red Valley. Una perla singular que atrae<br />

104 | Las Vegas, más allá d<strong>el</strong> neón


primero al viajero y luego es capaz de<br />

atraparlo con sus encantos. Un respiro para <strong>el</strong><br />

sofocante calor d<strong>el</strong> viaje, que pronto te ayuda<br />

a saciar la sed y te anima a ser tú mismo.<br />

Un oasis que se enfrenta a la naturaleza hostil<br />

que le rodea. Una ciudad que vive <strong>el</strong> sueño<br />

de unos pocos locos, que pensaron que era<br />

posible crear una nueva ciudad en lugar donde no había nada, <strong>por</strong>que nadie quería estar allí.<br />

Esta sensación de refugio y de libertad es la misma que un buen líder pro<strong>por</strong>ciona a las<br />

personas de su equipo. Da igual la organización en la que se encuentre o la situación d<strong>el</strong><br />

mercado donde opere, un buen jefe debe tener las espaldas anchas para poder crear un<br />

entorno de trabajo donde los profesionales que dirige puedan desarrollar de la mejor forma<br />

su tarea, parando la mayor parte de los golpes, dándoles libertad para equivocarse y para<br />

aprender de sus errores, <strong>por</strong>que sólo así podrán desarrollar su creatividad.<br />

Igual que los profesionales se van de los malos jefes, los buenos atraen a los mejores. En los<br />

malos momentos o en las malas empresas, un buen líder es un oasis capaz de sacar lo mejor<br />

de cada una de sus personas aunque todo a su alrededor sea un caos.<br />

Un buen ejemplo de <strong>el</strong>lo lo podemos encontrar en Gregorio Manzano, quien en la<br />

tem<strong>por</strong>ada 2009/2010 siendo entrenador d<strong>el</strong> RCD Mallorca, consiguió que su equipo<br />

estuviera en posiciones de competición europea desde la primera jornada hasta la última,<br />

aun cuando <strong>el</strong> club estaba en la bancarrota, había vendido a todas sus estr<strong>el</strong>las, no pagaba<br />

las nóminas con regularidad y su directiva estaba permanentemente inmersa en escándalos.<br />

En sus propias palabras “En todos los equipos que he entrenado he intentado crear una<br />

dinámica de estabilidad, de confianza y de superación. Intento convencer a los jugadores de<br />

que pueden hacer mucho más de lo que en potencia tienen, lo que les permite crecer en<br />

autoestima y confianza”.<br />

El cliente es lo único<br />

En Las Vegas nada más llegar te sientes im<strong>por</strong>tante. Cientos de miles de personas trabajan<br />

cada día para que los visitantes se sientan <strong>el</strong> centro, para que disfruten, para construir entre<br />

todos la capital d<strong>el</strong> entretenimiento mundial.<br />

Eugenio de Andrés | 105


Una de las atracciones que más me impresionó<br />

de Las Vegas fue la llamada Fremont<br />

Experience. Tuve que ir dos veces para <strong>el</strong>lo,<br />

pero mereció la pena.<br />

La calle Fremont es <strong>el</strong> centro de la zona antigua<br />

de la ciudad, un sitio que todas las guías<br />

recomiendan visitar, aunque a la mayoría se les<br />

olvide mencionar a qué hora debemos hacerlo.<br />

En mi primer viaje fuimos a esa zona para<br />

visitarla y comer en <strong>el</strong> restaurante que ostenta<br />

<strong>el</strong> record Guinness de la hamburguesa con más<br />

calorías d<strong>el</strong> mundo (¡casi 10.000!) y la verdad es<br />

que sólo vimos una calle peatonal, cubierta y<br />

llena de tiendas de suvenires.<br />

Pero la segunda vez fuimos de noche, <strong>por</strong> darle una segunda o<strong>por</strong>tunidad, y la experiencia<br />

fue casi mágica. Paseábamos tranquilos viendo varios conciertos en vivo, cuando de repente,<br />

la ciudad que es conocida <strong>por</strong>que nunca apaga sus luces, se oscureció <strong>por</strong> completo. Todas<br />

las tiendas, los casinos, los bares, apagaron sus luces. Y para nuestra sorpresa, <strong>el</strong> hasta<br />

entonces techo gris que cubría la calle, se convirtió en la mayor pantalla que jamás habíamos<br />

visto. A casi treinta metros d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>o una pantalla de más de 450 metros de larga y unos 15<br />

de ancha proyectaba un espectacular vídeo de The Doors. La música invadió la calle desde<br />

cientos de altavoces, y los dependientes de los puestos y de las tienda empezaron a animar<br />

a la gente a cantar y bailar. En un momento, las miles de personas que nos encontrábamos<br />

en la zona peatonal nos vimos inmersos en un improvisado concierto, una experiencia de<br />

luz, música y energía que sin duda no olvidaremos.<br />

En las organizaciones de hoy en día buscamos crear una experiencia diferente que haga que<br />

los clientes nos <strong>el</strong>ijan frente a la competencia, aunque a veces olvidamos que para lograr que<br />

<strong>el</strong> cliente se sienta <strong>el</strong> rey, necesitamos que nuestros profesionales también se sientan<br />

im<strong>por</strong>tantes. Una empresa que lo lleva a la práctica con exc<strong>el</strong>entes resultados es la línea<br />

aérea Southwest Airlines, que se dirige a sus personas en los siguientes términos: “Nos<br />

comprometemos a procurar a nuestros Empleados un entorno de trabajo estable con igual<br />

o<strong>por</strong>tunidad para <strong>el</strong> aprendizaje y <strong>el</strong> crecimiento personal. Promovemos la creatividad y la<br />

106 | Las Vegas, más allá d<strong>el</strong> neón


innovación para mejorar la eficacia de Southwest Airlines. Pero sobre todo, a los empleados<br />

se les tratará con la misma atención, respeto y amabilidad dentro de la organización como<br />

se espera que se com<strong>por</strong>ten externamente con cada Cliente de Southwest”.<br />

La llave d<strong>el</strong> éxito hoy en día está en conseguir que la “Pasión <strong>por</strong> las Personas” cale en los<br />

directivos de la organización, tratando a cada persona como nos gustaría que nos tratase<br />

nuestro jefe. Es la única forma de sentar las bases para poder generar experiencias<br />

diferenciales a los clientes.<br />

Para <strong>el</strong>lo necesitamos construir empresas donde prime la sonrisa, <strong>el</strong> mirarse a la cara para<br />

decirse las cosas (buenas y malas), la confianza en <strong>el</strong> otro sin pensar que se estará<br />

“escaqueando”, donde dediquemos tiempo a las personas, a dirigirlas, corregirlas, formarlas,<br />

reconocerlas, donde no digamos “no me vale fulanito” hasta haber puesto realmente toda<br />

nuestra capacidad directiva en aprovechar su potencial, donde nos alegremos de los éxitos<br />

d<strong>el</strong> equipo.<br />

Una gran parte d<strong>el</strong> éxito de las organizaciones se mide <strong>por</strong> la calidad de sus directivos, si<br />

estos consiguen <strong>el</strong> doble compromiso, es decir la “Pasión <strong>por</strong> los Clientes” como<br />

consecuencia de la “Pasión <strong>por</strong> sus Personas”, no habrá quién pare su organización.<br />

Veremos a ver si en las famosas EuroVegas logramos igualar a las de Nevada en este<br />

aspecto, cosa que dudo mucho, ya que en nuestro país la atención al cliente, aun siendo un<br />

país eminentemente de servicios, deja mucho, mucho que desear.<br />

La ciudad de todos<br />

Una de cualidades de Las Vegas que más me atrae es su capacidad para lograr que nunca<br />

te sientas fuera de lugar. Es una ciudad que te acoge y te acepta tal y como eres, tanto si<br />

eres negro, blanco, esquimal, de New York o d<strong>el</strong> pueblo más perdido China. Es un crisol<br />

multicultural, una mezcla increíble de razas, culturas y niv<strong>el</strong>es económicos.<br />

Desgraciadamente, a mi me sorprende todavía, muy gratamente, cuando veo entornos<br />

donde puedes encontrar gente de todas las razas en todos los niv<strong>el</strong>es sociales.<br />

En Las Vegas todos tienen hueco. Eso te desinhibe, hace que te com<strong>por</strong>tes con naturalidad,<br />

que disfrutes sin prejuicios tontos, sin pensar en <strong>el</strong> qué dirán. Esta foto la “robé” en frente de<br />

la réplica de la Estatua de la Libertad d<strong>el</strong> Casino “New York, New York” <strong>por</strong>que me encantó.<br />

Eugenio de Andrés | 107


De pronto, mientras paseábamos, un grupo de cheerleaders que visitaban la ciudad<br />

decidieron hacer algunas de las figuras que utilizan para animar a su equipo en mitad de la<br />

calle para tomarse una foto diferente. Ellos se llevaron<br />

la foto, pero a mí me regalaron un recuerdo genial,<br />

una muestra de espontaneidad, y de la libertad que<br />

ofrece esta ciudad a sus visitantes.<br />

En las organizaciones de hoy necesitamos ser capaces<br />

de crear espacios a imagen y semejanza de Las Vegas,<br />

donde la diversidad se desarrolle plenamente y se<br />

convierta en un valor para la organización.<br />

Desgraciadamente la mayoría de las empresas se<br />

encuentran en las antípodas. No sólo rechazan a la<br />

gente de otras razas, sino que etiquetan a la gente<br />

veterana como obsoleta y se prejubila sin miramientos<br />

incluso a gente que no ha llegado a cumplir los<br />

cincuenta, a los jóvenes se les tacha de inexpertos, o a las mujeres como poco<br />

comprometidas <strong>por</strong> tener la osadía de quedarse embarazadas. Con este marco, desde<br />

luego, de inclusión de las personas con discapacidad ni hablamos.<br />

¿Por qué nos empeñamos en destacar las cosas que una persona no puede hacer en lugar<br />

de poner <strong>el</strong> foco en su talento? Esta forma de excluir la diferencia, crea organizaciones<br />

monolíticas que no son capaces de comprender un mundo tan poliédrico como <strong>el</strong> actual.<br />

Hoy las empresas tienen un solo camino para recuperar su competitividad, <strong>el</strong> de la<br />

innovación, y precisamente la diversidad es <strong>el</strong> combustible que la alimenta.<br />

Necesitamos empresas abiertas que busquen profesionales con capacidades suficientes para<br />

hacer su trabajo, sin tener en cuenta ningún otro aspecto. Entornos que generen confianza<br />

a sus personas, para que estas puedan poner todo su talento al servicio de la compañía.<br />

La ciudad mutante<br />

Las Vegas es una ciudad dinámica y viva. Cada vez que la visitas encuentras cosas nuevas.<br />

Por un lado siempre hay nuevos espectáculos, pero incluso los artistas fijos de la ciudad d<strong>el</strong><br />

entretenimiento, como David Copperfi<strong>el</strong>d o C<strong>el</strong>ine Dion, cada poco tiempo renuevan sus<br />

108 | Las Vegas, más allá d<strong>el</strong> neón


actuaciones completamente. En otra línea, los casinos están en permanente reinveción.<br />

El emblemático B<strong>el</strong>lagio cada tem<strong>por</strong>ada cambia <strong>por</strong> completo su lobby, para sorprender a<br />

sus visitantes y crear una de las visitas<br />

imprescindibles de la urbe. La primera vez que<br />

fuimos, nos encontramos la recreación de un<br />

jardín de enormes pro<strong>por</strong>ciones cuya única<br />

finalidad, era provocar en <strong>el</strong> espectador la<br />

sensación de haber encogido. En mi segunda<br />

visita, <strong>el</strong> casino rendía un homenaje a Holanda<br />

exponiendo más de cien especies diferentes de<br />

tulipanes.<br />

Lo más nuevo siempre está en Las Vegas. La última tecnología, las últimas innovaciones, las<br />

marcas más cool d<strong>el</strong> momento, los artistas más actuales. La ciudad siempre es nueva,<br />

siempre es diferente, nunca se acomoda, siempre se adapta para ofrecer al visitante un<br />

recuerdo diferente cada vez.<br />

¡Qué ejemplo de estrategia empresarial más aplicable hoy en día a nuestras organizaciones!<br />

Sorprendentemente, en un momento donde todo cambia, con un mercado en ebullición, un<br />

panorama financiero difícil de predecir, con las redes sociales cambiando las reglas de juego,<br />

la mayoría de las organizaciones se aferran a su tradicional forma de hacer y rehúsan<br />

cambiar.<br />

En cualquier entorno, tanto <strong>el</strong> natural como <strong>el</strong> empresarial, las especies que han sobrevivido<br />

no han sido las más grandes (los diplodocus desaparecieron y Lehman Brothers también), ni<br />

las más fuertes (De la Metro Goldyn Mayer, <strong>el</strong> mítico estudio de Hollywood, sólo queda <strong>el</strong><br />

rugido d<strong>el</strong> león, y d<strong>el</strong> tiranosaurio su esqu<strong>el</strong>eto en un museo), sólo las especies que se han<br />

adaptado y han abrazo <strong>el</strong> cambio han sido capaces de seguir ad<strong>el</strong>ante (Los insectos, los<br />

tiburones o Mercadona son buenos ejemplos de <strong>el</strong>lo). Muchas organizaciones no quisieron,<br />

o no supieron, ver que <strong>el</strong> cambio iba con <strong>el</strong>las, como <strong>por</strong> ejemplo <strong>el</strong> sector de las<br />

enciclopedias o <strong>el</strong> de las p<strong>el</strong>ículas fotográficas cuando apareció Internet, en ambos casos dio<br />

igual si las empresas eran grandes o pequeñas, competitivas o no, prácticamente todas<br />

desaparecieron <strong>por</strong> no ser capaces de evolucionar.<br />

Decía Heráclito que lo único que permanece es <strong>el</strong> cambio. Yo no sé si es lo único, pero está<br />

claro que <strong>el</strong> nuevo escenario se basa en <strong>el</strong> movimiento, <strong>por</strong> lo que pensar en <strong>el</strong> cambio como<br />

Eugenio de Andrés | 109


algo puntual ya es un error en sí mismo. El entorno es cambiante, no lo está, y lo va a ser de<br />

forma sostenible durante mucho tiempo, <strong>por</strong> lo que hay que acostumbrarse a <strong>el</strong>lo y<br />

desarrollar habilidades y actitudes que nos permitan jugar de forma competitiva en este<br />

nuevo tablero: flexibilidad, aprendizaje continuo, proactividad y búsqueda de nuevas formas<br />

de hacer.<br />

Hagan juego<br />

Como contaba antes, en Las Vegas todo <strong>el</strong> mundo tiene cabida, todo <strong>el</strong> mundo puede jugar<br />

a lo que quiera, a las máquinas, al póker, a la ruleta o al black Jack. Todo <strong>el</strong> mundo puede<br />

participar, pero no todo <strong>el</strong> mundo obtiene lo mismo. Lo hacen creando diferentes entornos<br />

para las diferentes personas, máquinas tragaperras a 1 céntimo la tirada y otras a 100$,<br />

mesas de Texas Hold’em con un límite mínimo de 30$ y otras con un mínimo de 1000$. En<br />

cualquiera de <strong>el</strong>las todo lo que bebas es gratis, pero quien más arriesga más gana. Todo <strong>el</strong><br />

mundo puede jugar, todo <strong>el</strong> mundo puede ganar y todo <strong>el</strong> mundo recibe un buen servicio,<br />

pero quien más a<strong>por</strong>ta, más puede ganar.<br />

Igualmente, las organizaciones deben ser lugares donde todos los profesionales tengan las<br />

mismas posibilidades de desarrollarse, pero al mismo tiempo, deben establecer mecanismos<br />

que impidan que dé igual hacer las cosas<br />

bien que hacerlas mal, <strong>por</strong>que hacerlas mal<br />

es siempre mucho más fácil y cómodo. Si en<br />

nuestras empresas seguimos sin discriminar,<br />

de forma positiva con incentivos, y de forma<br />

negativa con salidas, a nuestras personas es<br />

muy difícil que logremos dar un salto<br />

cualitativo a nuestra productividad.<br />

Por esta razón, creo que las organizaciones<br />

deben invertir en despidos. Sé que decir esto en esta época de recesión puede sonar extraño<br />

e irresponsable, pero si lo piensas un momento verás como tengo razón. Las empresas<br />

deberían tener una partida en su presupuesto dedicada a echar a los malos profesionales,<br />

para dejar estupendos puestos de trabajo libres para otras magníficas personas que están<br />

deseando poder trabajar y demostrar su valía. Estoy convencido que esta sería una práctica<br />

muy productiva para las compañías, muy instructiva para <strong>el</strong> mercado laboral, y terriblemente<br />

saludable para cualquier país, y en especial para <strong>el</strong> nuestro.<br />

110 | Las Vegas, más allá d<strong>el</strong> neón


Basta ya de empresas en la que se oiga la triste cantin<strong>el</strong>a “da igual… si aquí, salvo que metas<br />

la mano en la caja, no se echa a nadie”. Dejemos de prejubilar sin ton ni son, y desarrollemos<br />

mod<strong>el</strong>os de objetivación que nos permitan diferenciar a los buenos de los malos. Seamos<br />

objetivos y ecuánimes, apostemos <strong>por</strong> las personas, demos segundas o<strong>por</strong>tunidades, pero<br />

también atrevámonos a tomar decisiones. No aparquemos a más gente, no toleremos a más<br />

malos profesionales. ¡Echémosles! ¡Demostremos de una vez <strong>por</strong> todas que en las buenas<br />

empresas no tiene cabida cualquiera!<br />

Asumamos nuestra responsabilidad y hagámoslo <strong>por</strong> nuestras compañías, <strong>por</strong> los buenos<br />

profesionales y <strong>por</strong> la gran cantidad de talento que está sin proyecto buscando una<br />

o<strong>por</strong>tunidad.<br />

Lo que pasa en Las Vegas se queda en YouTube<br />

Antes de la era 2.0 <strong>el</strong> dicho “Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas” representaba<br />

la idea de confidencialidad, de privacidad, de que en la ciudad d<strong>el</strong> pecado podías hacer lo<br />

que quisieras sin consecuencias. Las cosas han cambiado y las redes sociales, con sus nuevas<br />

reglas han transformado también este icono americano. Desde la aparición de las redes<br />

sociales miles de videos y fotos han llenado Youtube, Facebook y Twitter haciendo públicas<br />

borracheras, infid<strong>el</strong>idades e indiscreciones. Muchas han provocado risas, otras han roto<br />

familias. Muchas las han subido los interesados, pero la mayoría han sido hechas públicas<br />

<strong>por</strong> espectadores anónimos que han decidido compartir lo que <strong>el</strong>los estaban viviendo. Lejos<br />

han quedado las bodas en secreto, las juergas sin consecuencias o <strong>el</strong> coto privado de los<br />

famosos. La impunidad de Las Vegas ha sido<br />

derrotada <strong>por</strong> la nueva generación de Internet.<br />

Al igual que a Las Vegas, la web 2.0 ha<br />

pillado <strong>por</strong> sorpresa a las organizaciones.<br />

Muchas dicen que están, pero pocas son las<br />

que les sacan provecho. Muchas hablan de<br />

las herramientas que han comprando e<br />

instalado para <strong>el</strong> uso de sus profesionales,<br />

pero casi se pueden contar con los dedos de<br />

las manos las que son capaces de integrar<br />

con éxito entornos colaborativos dentro de<br />

sus paredes.<br />

Eugenio de Andrés | 111


Una de las mayores revoluciones que está provocando <strong>el</strong> mundo 2.0 en las organizaciones<br />

es la muerte d<strong>el</strong> control. En la era 1.0 las empresas controlaban, o al menos podían<br />

intentarlo, todo lo que se hablaba públicamente de su marca, lo que ocurría en Internet, lo<br />

que los profesionales decían sobre la compañía, etc. Cuando alguien alzaba una voz<br />

discordante, lanzaban a sus Departamentos Legales al grito de “¡A <strong>por</strong> <strong>el</strong>los!” sofocando así<br />

casi cualquier agresión, ya fuera un artículo insidioso, una publicidad comparativa o un<br />

manifiesto sindical.<br />

El social media ha acabado con estas prácticas, ya que ahora lanzar un ataque legal contra<br />

un blog o un grupo de una red social es una acción de muy dudosos éxito, además de<br />

costosísima, pero sobre todo ha asesinado la cultura d<strong>el</strong> control. El 2.0 ha abierto la caja de<br />

Pandora, liberando <strong>el</strong> control de todas las marcas, y <strong>por</strong> qué no decirlo, su propiedad. Hoy<br />

cualquier persona puede hablar bien, mal o mediopensionista de una marca comercial, de<br />

una empresa o de una persona. Ya no podemos controlar lo que se habla de nosotros,<br />

incluso muchas veces lo que dice la propia empresa tiene menos impacto que otras voces 2.0.<br />

Ante este nuevo escenario, más d<strong>el</strong> 70% de las organizaciones prohíben <strong>el</strong> acceso a sus<br />

profesionales a las redes sociales desde los ordenadores cor<strong>por</strong>ativos. Algo absurdo en sí<br />

mismo, ya que la gran mayoría de <strong>el</strong>los pueden acceder a <strong>el</strong>las desde sus t<strong>el</strong>éfonos móviles,<br />

pero es un claro hecho que demuestra <strong>el</strong> miedo a la conversación que existe en las<br />

empresas. ¿Por qué las organizaciones tienen tanto miedo a escuchar las opiniones de sus<br />

personas? ¿Tanto mina <strong>el</strong> liderazgo de un proyecto que la gente pueda tener opiniones<br />

diferentes?<br />

A mi modo de ver, este miedo a la conversación no es más que <strong>el</strong> síntoma de una<br />

enfermedad mucho más grave y arraigada en las organizaciones. Una enfermedad que<br />

podríamos llamar bilingüismo empresarial. Un bilingüismo entre palabras y<br />

com<strong>por</strong>tamientos. Una falta profunda de coherencia entre lo que se predica y lo que se vive.<br />

Una contradicción brutal entre la transparencia y la censura, entre la libertad y la represalia,<br />

entre la imagen y <strong>el</strong> miedo.<br />

La web 2.0 es una revolución social sin precedentes que va a hacer tambalear muchos<br />

cimientos de nuestra sociedad, de nuestras empresas y de muchos de nuestros arcaicos<br />

directivos. Tendríamos que dejar de tener miedo a poderosas herramientas de gestión como<br />

la conversación, y temer bastante más a las consecuencias de no incor<strong>por</strong>ar en las<br />

organizaciones los valores 2.0.<br />

112 | Las Vegas, más allá d<strong>el</strong> neón


De hecho, en Las Vegas hoy en día todos los casinos, las tiendas y los espectáculos<br />

incor<strong>por</strong>an sus coordenadas en las redes sociales para interactuar con sus clientes. Quizás<br />

deberíamos aprender también de cómo esta singular ciudad se está adaptando y está<br />

integrando también esta tendencia imparable, <strong>por</strong>que sin duda Las Vegas es una ciudad que<br />

sabe siempre encontrar <strong>el</strong> camino d<strong>el</strong> éxito.<br />

Eugenio de Andrés | 113


Javier Fernández Aguado<br />

Biografía de un viajero impenitente<br />

Javier Fernández Aguado nació en Madrid en 1961. Es <strong>el</strong> único europeo contem<strong>por</strong>áneo<br />

sobre <strong>el</strong> que se ha realizado un Symposium para analizar su pensamiento. Se c<strong>el</strong>ebró <strong>el</strong> 25<br />

de febrero de 2010, en Madrid. Asistieron más de 600 profesionales llegados de doce países<br />

de Europa y América. Por una vez, la tradicional envidia española fue sustituida <strong>por</strong> la<br />

emulación.<br />

La existencia de Fernández Aguado está centrada, desde hace tres lustros, en procurar<br />

mejorar las organizaciones que acuden a sus servicios de asesoramiento y formación. En<br />

muchas ocasiones, empleando alguno de los seis mod<strong>el</strong>os de gestión que ha creado:<br />

Gestión de lo Imperfecto, Patologías organizativas, Fe<strong>el</strong>ings Management, Will Management,<br />

Dirección <strong>por</strong> Hábitos y Liderar en la Incertidumbre.<br />

Desde que en 1979 abandonase su Madrid natal hasta la actualidad, cuando, de nuevo,<br />

como él dice “tiene la ropa en la capital de España”, ha recorrido <strong>por</strong> motivos profesionales<br />

más de treinta países de cuatro continentes. Desde Filipinas a Ecuador, desde Estados Unidos<br />

a Chile, desde Italia a Estonia…, los cincuenta años de Fernández Aguado han estado llenos<br />

de trabajo, de mucho trabajo. Primero como estudioso –culminó dos doctorados, uno en<br />

economía (premio Nacional J.A. Artigas de Ciencias Sociales) y otro en filosofía-, luego como<br />

directivo de una transnacional, posteriormente como empresario, y desde 1997 como<br />

Biografía | Javier Fernández Aguado | 115


hombre de confianza y asesor de referencia de numerosos directores generales de muchas<br />

partes d<strong>el</strong> mundo.<br />

Vivió <strong>el</strong> black out en Nueva York, pero también estuvo a punto de sufrir un accidente de<br />

aviación mientras sobrevolaba los Andes. Ha navegado <strong>por</strong> la bahía de Halong, <strong>por</strong> <strong>el</strong><br />

Báltico o en <strong>el</strong> Mar de Cortés. Fue, sin embargo, una inopinada salida de una autopista<br />

francesa, cuando <strong>el</strong> coche en <strong>el</strong> que iba de acompañante, camino de Bélgica, circulaba al<br />

máximo permitido, lo que le llevó a estar meses prostrado en una cama en sus años<br />

universitarios. Aprovechó para seguir estudiando, quizá su principal afición.<br />

Investigador empedernido, cada vez que se propone conocer un tema, lo procura en<br />

profundidad. Ha narrado que en buena medida <strong>el</strong> motivo de su irreprimible studiositas fue<br />

una reflexión de su padre, <strong>el</strong> profesor Enrique Fernández Peña (socio de Pricewaterhouse y<br />

catedrático en la Universidad Complutense). Le animó su progenitor a fundamentar siempre<br />

bien sus opiniones. Y vaya si lo ha hecho.<br />

La Grecia y Roma clásicas, la Guerra de España, la Revolución Francesa, la Edad Media,<br />

Egipto, la orden Templaria, las Cruzadas, la Alemania nazi, y muchos más son temas en los<br />

que ha llegado a convertirse en un experto de referencia.<br />

Amigo de sus amigos, ha recorrido cientos de kilómetros para visitar a uno que lo necesitaba,<br />

o modificado planes más placenteros para acompañar a otro en un hospital, o dedicado<br />

innumerables horas a quien necesitaba ser escuchado…<br />

El objetivo en su existencia es procurar que un lugar sea algo mejor cuando <strong>el</strong> haya pasado<br />

<strong>por</strong> allí que antes de que llegara.<br />

Audaz en sus decisiones, en varias ocasiones ha emprendido caminos difíciles en lo vital o<br />

en lo profesional en pro de su libertad y en defensa de su conciencia.<br />

Su f<strong>el</strong>icidad es la suma de varias de sus pasiones: <strong>por</strong> su esposa Marta y <strong>por</strong> sus hijos, Enrique<br />

y Sofía; <strong>por</strong> sus numerosos amigos, con los que comparte conversación siempre que le<br />

resulta posible; <strong>por</strong> la lectura y <strong>el</strong> estudio; <strong>por</strong> la escritura: ha publicado más de treinta libros<br />

en solitario y otros tantos en colaboración. Bastantes -1010 consejos para un emprendedor,<br />

La soledad d<strong>el</strong> directivo, Patologías en las organizaciones, o Roma, Escu<strong>el</strong>a de directivos- son<br />

obras de referencia para millares de directivos en muchos países.<br />

116 | Biografía


Se le ha calificado de maestro de maestros, de mayor experto de lengua hispana en gobierno<br />

de personas y organizaciones, de adalid de la Escu<strong>el</strong>a Española de Management, etc. Esas<br />

alabanzas no le llevan ni a perder la cabeza ni a descuidar su trato afable con quienes le<br />

rodean.<br />

Las no pocas dificultades que de diversa índole ha debido afrontar –y que conocen sólo sus<br />

más allegados- le han tornado más pausado y reflexivo que en sus años mozos.<br />

Su principal mod<strong>el</strong>o en lo personal sigue siendo su padre.<br />

Trabajador incansable y riguroso, parece transformarse en las conferencias y seminarios en<br />

los que interviene, pues de repente aparece un profundo sentido d<strong>el</strong> humor que emb<strong>el</strong>esa<br />

a los asistentes.<br />

Cree que frente al falso epitafio ‘perdone, señora, que no me levante’, <strong>el</strong> peor que podría<br />

escribirse sería: ‘podría haber sido’. De no cambiar las cosas, no será ése, desde luego, <strong>el</strong> que<br />

figure en su losa. Más bien podría ser: ‘amó a su familia, quiso a sus amigos, respondió a su<br />

conciencia y esperó en Dios’.<br />

Bibliografía<br />

Obras disponibles de Javier Fernández Aguado<br />

Son muchos más los libros y ensayos que se han escrito sobre Fernández Aguado de los que<br />

él mismo ha escrito. Se ofrece aquí una brevísima s<strong>el</strong>ección de ambos grupos:<br />

Individuales<br />

• (2009): Dirigir personas en la empresa. Enfoque conceptual y aplicaciones prácticas,<br />

Pirámide, 3ª edición.<br />

• (2012): 1010 Consejos para un emprendedor, LID, 7ª edición.<br />

• (2001): Dirección <strong>por</strong> Valores, AECA.<br />

• (2002): Dirigir y motivar equipos. Claves para un buen gobierno, Ari<strong>el</strong>.<br />

• (2006): Fundamentos de organización de empresas. Breve historia d<strong>el</strong> Management, Narcea.<br />

• (2009): Management a través d<strong>el</strong> cine, Wolters Kluwer.<br />

• (2012): Roma, escu<strong>el</strong>a de directivos, LID.<br />

Javier Fernández Aguado | 117


Colectivas<br />

• (2011): La soledad d<strong>el</strong> directivo, LID, 6ª edición.<br />

• (2007): Patologías en las organizaciones, LID, 2ª edición.<br />

• (2012): La sociedad que no amaba a las mujeres, LID<br />

Otros libros<br />

• (2009): Versión con introducción y notas de Ética a Nicómaco, de Aristót<strong>el</strong>es, CIE Dossat<br />

2000.<br />

Una breve s<strong>el</strong>ección de Trabajos sobre su Pensamiento<br />

• AA.VV. (2006): En busca d<strong>el</strong> compromiso. Cómo comprometer a las personas con <strong>el</strong> proyecto<br />

empresarial, Almuzara.<br />

• AGUILAR, J. (2007): “Javier Fernández Aguado, <strong>el</strong> Peter Drucker español”, en MANAGEMENT<br />

TODAY, febrero, pp. 26-28.<br />

• ALCAIDE, F. (2006): Who’s who en <strong>el</strong> Management español, <strong>Interban</strong> <strong>Network</strong>.<br />

• ALCALÁ, M. A. (2002): De la Dirección <strong>por</strong> Valores a la Dirección <strong>por</strong> Hábitos, D<strong>el</strong>oitte.<br />

(Versión en inglés publicada <strong>por</strong> la Asociación Internacional de Estudios sobre<br />

Management-Asiema, en 2004).<br />

• ANDREU, J. (2007): Forjadores de líderes, LID.<br />

• ARMAS DE GONZÁLEZ, L. (2006): “El aspecto antropológico en las teorías administrativas”,<br />

en Humanismo Empresarial, Universidad d<strong>el</strong> Istmo (Guatemala), pp. 11-35.<br />

• ARMUELLES, R. (2011): “El management español visto desde Centroamérica”, en Manager<br />

Business Magazine, noviembre.<br />

• ARROYO, E. (2011): “El Management español visto desde EE.UU.”, en Manager Business<br />

Magazine, abril/junio, pp. 14-20.<br />

• BENAVIDES, M. F., GÓMEZ, G., OCHOA, J.R., SÁNCHEZ, G. y UGALDE, L. (2009): El esquema<br />

humanista: una a<strong>por</strong>tación para crear empresas con alma, Tesis fin de Master, MBA en<br />

Liderazgo Estratégico, Fundación Carolina, junio.<br />

• BICOCCAM, M. y OLÁIZ, P. (2007): “Mod<strong>el</strong>os innovadores en <strong>el</strong> Management Español”, en<br />

Massnegocios, noviembre.<br />

• CARAZO, J.A. (2010): “I Symposium Internacional sobre <strong>el</strong> pensamiento de Javier Fernández<br />

Aguado, un punto de partida para <strong>el</strong> pensamiento español”, en Libro sobre <strong>el</strong> I Symposium<br />

Internacional sobre <strong>el</strong> pensamiento de Javier Fernández Aguado<br />

118 | Biografía


• COUSELO, C. (2006): “Gestión de lo imperfecto: Satisfacción y expectativas”, en Executive<br />

Exc<strong>el</strong>lence, enero.<br />

• DE ANDRÉS, E. y DÍEZ, J.; (2008): “Cómo sanar la esterilidad organizacional”, en Capital<br />

Humano, noviembre pp. 34-35.<br />

• DÍAZ, S. y GARCÍA, M. (2006): Dirección <strong>por</strong> Hábitos. Un mod<strong>el</strong>o de transformación, Élogos.<br />

• DÍAZ, S. y GARCÍA, M. (2008): Escu<strong>el</strong>a de desarrollo de hábitos. Vencer las rutinas para<br />

conseguir hábitos directivos saludables, Díaz de Santos.<br />

• DIEZ, J.M. y PRIMO, D. (2008): “Patologías organizativas: un mod<strong>el</strong>o de diagnóstico”, en<br />

Observatorio inmobiliario, pp. 34-38.<br />

• DÍEZ, J.M. y DE ANDRÉS, E. (2008): “Cómo sanar la depresión organizacional”, en Capital<br />

Humano, mayo, pp. 110-112.<br />

• DUARTE, L. (2004): La Dirección <strong>por</strong> Hábitos. Una propuesta para su medición, Caja Madrid.<br />

• FANDOS, P. (2008): Un consejo: envíe la empresa al psicólogo, Cámara oficial de Comercio,<br />

Industria y Navegación de Las Palmas.<br />

• FERNÁNDEZ-GALIANO, B. (2009): ¿Quién es quién en Top Ten Speakers Spain?, Aranzadi-<br />

Thomson Reuters.<br />

• GARCÍA MAROTO, A. (2006): “Gestión de lo imperfecto y encuestas laborales”, en Executive<br />

Exc<strong>el</strong>lence, enero.<br />

• GARCÍA, I. (2009): “La salud en la empresa”, en Negocio, p. 30<br />

• GARCÍA RUIZ, J.L. (2003): Grandes creadores en la historia d<strong>el</strong> Management, Ari<strong>el</strong>.<br />

• HILLIER-FRY, C. (2006): “Will Management: Gestionar <strong>el</strong> compromiso de un mundo<br />

imperfecto”, en Executive Exc<strong>el</strong>lence, enero.<br />

• HUETE, L. M. (2005): Introducción a la Historia breve <strong>el</strong> Management, Narcea.<br />

• LACOSTA, J.R. y AGUILAR, J. (2009): Liderazgo humanista y de servicio, Foro Europeo.<br />

• LEAL, R. (2007): “Gestión de lo Imperfecto, innovador mod<strong>el</strong>o de diagnóstico empresarial”,<br />

en Management Today, marzo, pp. 29-31.<br />

• LEAL, R. (2008): Fe<strong>el</strong>ings Management. Novedades Europeas para un Management más<br />

humano, Experienci@s.<br />

• LOZANO, J. (2010): “Hacia un nuevo mod<strong>el</strong>o mundial en la dirección de personas”, en<br />

Arearh.com<br />

• MOLINERO, L. (2009): Una nueva dirección. La a<strong>por</strong>tación de la mujer a las organizaciones<br />

exc<strong>el</strong>entes, Ágathos.<br />

• MOLINERO, L. (2009): La fuerza de las mujeres. Influir mejor que mandar, Crecento.<br />

• MONTAÑÉS, P. (2010): “Elogio de los grandes atrevidos”, en Libro sobre <strong>el</strong> I Symposium<br />

Internacional sobre <strong>el</strong> pensamiento de Javier Fernández Aguado<br />

• MORENO, C. M. (2008): “Forjadores de líderes. Catorce expertos”, en Capital Humano,<br />

enero, pp. 152-3.<br />

Javier Fernández Aguado | 119


• NOBOA, E. (2008): “D<strong>el</strong> ¿<strong>por</strong> qué no te callas? Al ¿<strong>por</strong> qué no sigues?”. Conferenciantes con<br />

contenido”, en Revista de Finanzas y Banca, marzo.<br />

• NOBOA, E. (2008): “Motivación e ilusión en <strong>el</strong> sector público”, Cambios, enero.<br />

• OLÁIZ, P. (2007): “El management español visto desde Argentina”, en Executive Exc<strong>el</strong>lence,<br />

junio.<br />

• OSET, J. (2008): “Fe<strong>el</strong>ings Management: cómo a<strong>por</strong>tar valor a la organización a través de la<br />

gestión de los sentimientos colectivos”, Revista de la Red de Expertos Iberoamericanos en<br />

Gestión Pública, nº 3, Segundo semestre.<br />

• OSET, J. (2009): “Fe<strong>el</strong>ings Management: cómo a<strong>por</strong>tar valor a la organización, la gestión de<br />

los sentimientos colectivos”, en AGUILAR, J. y LACOSTA, J.R., Liderazgo humanista y de servicio.<br />

• PAMOS, A. (2008): En clave de talento, LID Editorial.<br />

• PANIZO, M. (2008): “Talento en estado puro”, en Almería Hoy, 2 de diciembre, 21.<br />

• PRIMO, D. (2009): “Organizaciones sanas”, en AGUILAR, J. y LACOSTA, J.R., Liderazgo<br />

humanista y de servicio.<br />

• PUNSET, E. (2008): “Gestionar las imperfecciones como única alternativa a la supervivencia<br />

de las organizaciones”, Acesinformatiu, monográfico Gestió de la imperfecció, diciembre,<br />

pp. 4-9.<br />

• QUESADA, S. (2005): i-Management, MindValue.<br />

• ROMERO, S. (2007): “Las enfermedades que acechan a las organizaciones”, en<br />

Ideas&Negocios, diciembre, pp. 66-70.<br />

• SAÉNZ, M.T. (2010): “La fuerza de una idea”, en Observatorio de RR.HH., marzo, p. 3<br />

(editorial).<br />

• SMITH, CR. (2012): “El Arte de crecer”, en Boletín Asociación Española de Marketing<br />

• SMITH, CR. (2012): “Branding et Anima”, en Revista de Marketing y Ventas, febrero<br />

• SUEIRO, E. (2010): “Comunicagement. Terapias de comunicación para patologías en las<br />

organizaciones”, en Revista de Comunicación, octubre de 2010, pp. 38-43.<br />

• SUEIRO, E. (2012): “Pienso, luego dirijo… si escucho”, en Ejecutivo.es<br />

• TATUM (2009): El estado de salud de la empresa en España, Tatum.<br />

• URARTE, M. (2009): “Patologías en las organizaciones”, en Revista AEDIPE Cataluña, pp. 16-18.<br />

• URARTE, M. (2008): “Patologíes en les organitzacions”, en Acesinformatiu, monográfico<br />

Gestió de la imperfecció, diciembre, pp. 31-35.<br />

• VALENCIA SÁNCHEZ, A. I. (2007): Dirección <strong>por</strong> Hábitos. De las palabras a los hechos,<br />

tesina, Universidad Carlos III de Madrid.<br />

• VILALLONGA, M. (2004): “25 años de Management en España”, en Nueva Revista, abril.<br />

• VILALLONGA, M. (2005): “El pensamiento de Javier Fernández Aguado”, en CEDE Magazine,<br />

octubre.<br />

120 | Biografía | Javier Fernández Aguado


Javier Fernández Aguado<br />

Un viaje intercontinental hacia uno<br />

mismo<br />

Agustín de Hipona aseguraba en plena transición d<strong>el</strong> siglo IV al V, los complejos tiempos en<br />

los que le tocó vivir, que muchas personas viajan de forma obsesiva y olvidan <strong>el</strong> más<br />

im<strong>por</strong>tante de los recorridos: <strong>el</strong> que lleva al interior de uno mismo. Atendiendo a la<br />

sugerencia de tan célebre pensador, he procurado, a lo largo de los numerosos viajes que<br />

he realizado <strong>por</strong> múltiples países de Europa, África, América y Asia seguir esa enseñanza. En<br />

realidad, he pretendido una fusión, procurando que cualquiera de mis viajes fuese a la vez<br />

e indisolublemente un viaje hacia mí mismo. En ese recorrido no han faltado encuentros con<br />

lugares y personas que han resultado extraordinarios espejos para <strong>el</strong> autoconocimiento, y<br />

también para comprender mejor las organizaciones en las que <strong>el</strong> hombre trabaja. Fruto de<br />

este viaje de miles de kilómetros es <strong>el</strong> descubrimiento de que la solución de muchos<br />

problemas estaba cerca. En concreto, en <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o antropomórfico de las organizaciones.<br />

Es decir, en entender las estructuras que <strong>el</strong> hombre crea bajo <strong>el</strong> paradigma de la persona<br />

humana.<br />

En este viaje intercontinental me detengo en algunas de las ciudades que más me han<br />

marcado. En todos los casos he procurado no ser un turista –quien viaje para ver cosas que<br />

ya ha decidido-, sino un aventurero; quien marcha de un lugar a otro para descubrir nuevos<br />

mundos.<br />

Nueva York: <strong>el</strong> descubrimiento de lo imperfecto<br />

Aterrizar en <strong>el</strong> JFK es una experiencia inolvidable. No es mi primer viaje a EE.UU., pero en<br />

otras ocasiones había entrado en <strong>el</strong> país <strong>por</strong> otros aeropuertos: Miami, Chicago, Filad<strong>el</strong>fia…<br />

La majestuosidad d<strong>el</strong> aeródromo se ve confirmada <strong>por</strong> la multiculturalidad que se percibe<br />

122 | Un viaje intercontinental hacia uno mismo | Javier Fernández Aguado


desde <strong>el</strong> desembarque. Al llegar a la aduana, verifico de nuevo una de las primeras<br />

imperfecciones de este extraordinario país: con excepciones, los agentes que se encargan de<br />

filtrar a los recién llegados no son siempre cordiales. Olvidan que no hay una segunda<br />

o<strong>por</strong>tunidad de generar una primera buena impresión. Las obsoletas preguntas de los<br />

documentos que ha sido preciso cumplimentar en <strong>el</strong> avión se ven desafortunadamente<br />

confirmadas <strong>por</strong> la actitud de desconfianza, y desde luego no de cordialidad, de quienes<br />

deberían ofrecer una visión mucho más receptiva a los recién aterrizados.<br />

En esa ocasión he decidido alquilar un coche, pues son múltiples los destinos a los que<br />

tendré que trasladarme estos días, comenzando <strong>por</strong> un primer recorrido hasta New Roch<strong>el</strong>le,<br />

urbanización al norte de la ciudad en la que me alojaré.<br />

Las indicaciones que me pro<strong>por</strong>cionan en <strong>el</strong> rent-a-car no son precisas. Allí están para<br />

despachar coches de calidad pero con rapidez, nada de perder <strong>el</strong> tiempo con un despistado<br />

que se apresta a introducirse en <strong>el</strong> maremágnum d<strong>el</strong> tráfico neoyorkino cuando los GPS’s no<br />

son siquiera un sueño.<br />

El automóvil alquilado, a pesar de ser de gama media, me resulta notablemente mejor en<br />

todos los aspectos que cualquiera de los que en ese momento se comercializan en España.<br />

Sin embargo, con todas sus prestaciones no puede resolver otra de las imperfecciones que<br />

pronto encuentro: las escasas indicaciones en un peaje de entrada a la ciudad me lleva –<br />

quizá influye también <strong>el</strong> cambio horario- a introducirme en una de las vías en las que sólo<br />

admiten precio exacto en monedas de dólar. La fila que se organiza mientras bajo d<strong>el</strong> coche<br />

y logro que uno de los cajeros me pro<strong>por</strong>cione cambio es de antología.<br />

El descubrimiento de que EE.UU. es una mezcla de perfección e imperfección va abriéndose<br />

paso en mi cabeza según me dirijo a la urbanización en la que me alojaré. Tengo que<br />

preguntar docenas de veces, <strong>por</strong>que la escasez de indicaciones es llamativa.<br />

Es probablemente en este recorrido <strong>por</strong> una de las urbes más impresionantes d<strong>el</strong> mundo<br />

cuando empieza a cuajar en mi cabeza <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o de diagnóstico que con <strong>el</strong> tiempo llegará<br />

a denominarse Gestión de lo Imperfecto, y que será empleado <strong>por</strong> casi doscientas<br />

organizaciones de puntos muy distantes d<strong>el</strong> planeta. Hay gente que aspira a trabajar en <strong>el</strong><br />

paraíso y en realidad sólo lo hace para la ISO. La creencia en la exc<strong>el</strong>encia es buena, pero en<br />

ocasiones puede ser perversa, ya que hace perder la perspectiva d<strong>el</strong> mundo real, en <strong>el</strong> que los<br />

aparentemente perfecto y las patentes imperfecciones en sus diversos niv<strong>el</strong>es han de convivir.<br />

124 | Un viaje intercontinental hacia uno mismo


Entre los destinos que se incluyen en ese viaje destaca la Universidad de Columbia, en pleno<br />

casco urbano. Allí debo encontrarme con un profesor. Lo aparentemente sencillo no lo es<br />

tanto, <strong>por</strong>que la burocracia dificulta esa reunión, que llega a producirse, pero no sin verme<br />

necesitado de superar una sucesión de improvistos obstáculos. Frente a esa rigidez, y<br />

mientras espero, puedo adentrarme con libertad en zonas de la Universidad que<br />

objetivamente podrían considerarse de riesgo para un visitante poco comedido.<br />

La imperfección, que es <strong>el</strong> estado propio de<br />

cualquier organización, puede ser de dos tipos.<br />

De un lado, existen realidades irresolubles. Ante<br />

<strong>el</strong>las, la actitud ha de ser la de buscar<br />

o<strong>por</strong>tunidades. Algunas personas se limitan a<br />

enfadarse con lo que no tiene salida. Entre ambas<br />

actitudes se encuentra la de quienes al menos<br />

pactan con lo que no puede ser de otro modo.<br />

Durante <strong>el</strong> tiempo que permanezco en Nueva<br />

York, viajo diariamente desde New Roch<strong>el</strong>le al<br />

centro en tren. Algunas de las paradas coinciden<br />

con zonas de la ciudad de escaso niv<strong>el</strong> social.<br />

Observo cómo indefectiblemente quienes habían<br />

subido en las zonas más adineradas realizan un<br />

gesto rutinario que <strong>el</strong>eva <strong>el</strong> periódico que leen para no ver a quienes no coinciden con su<br />

status. Cuando tras algunas paradas aqu<strong>el</strong>las personas bajan, los más solventes vu<strong>el</strong>ven a<br />

recolocar la prensa más abajo.<br />

No existen personas perfectas, ni entornos, ni estructuras, ni sistemas de comunicación… que<br />

sean perfectos. Pero tampoco lo somos cada uno de nosotros. Quienes aspiren viajar a<br />

Nueva York y no tropezar con la imperfección son tan ingenuos como quien pretende<br />

trabajar con gente sin limitaciones. Más torpes aún son quienes consideran que <strong>el</strong>los sí son<br />

perfectos. La complejidad de la realidad debería llevarnos a huir de las soluciones simples,<br />

de recetas rutinarias. Ojalá fuésemos capaces de asumir que en medio de esas profundas<br />

contradicciones que habitan en las personas y en las estructuras que creamos existe un<br />

ámbito en <strong>el</strong> que deberíamos aprender a movernos. Frente al maniqueísmo –todo es negro<br />

o es blanco, se es bueno o se es malo-, parece mucho más acertado un sensato posibilismo<br />

en <strong>el</strong> que seamos capaces de encontrar soluciones viables aunque no sean óptimas, <strong>por</strong>que,<br />

Javier Fernández Aguado | 125


como afirma un sabio refrán, con frecuencia lo mejor es enemigo de lo bueno. Y ésta es la<br />

segunda opción a la que hacía referencia: las imperfecciones que son efectivamente<br />

resolubles, al menos en parte.<br />

El Empire State Building, lugar en <strong>el</strong> que se encuentra la oficina en la que tuve mi sede<br />

durante mi estancia, es otro contraste de perfecciones e imperfecciones. Fue <strong>el</strong> edificio más<br />

alto d<strong>el</strong> mundo durante más de cuatro décadas, desde su conclusión en 1931 hasta 1972.<br />

En ese año quedó rematada la construcción de la torre norte d<strong>el</strong> World Trade Center.<br />

Desafortunadamente, se convirtió de nuevo en <strong>el</strong> más alto <strong>el</strong> 11 de septiembre de 2001, tras<br />

los atentados que arrasaron las dos torres de WTC. El 30 de abril de 2012, a causa de la<br />

reconstrucción d<strong>el</strong>o WTC, ha tornado a su dignísimo segundo puesto.<br />

En <strong>el</strong> Empire State se multiplican las contradicciones: cuando un ascensor se bloquea, es<br />

complejo readaptar en los restantes a todos los interesados en subir, <strong>por</strong>que está<br />

dimensionado de forma ajustada. Los mármoles instalados en sus su<strong>el</strong>os contrastan con la<br />

suciedad que su<strong>el</strong>e cubrirlos. De nuevo, como en cualquier lugar, <strong>el</strong> fuerte contraste entre lo<br />

deseado y lo conseguido…<br />

Mi visita a Washington en este viaje no hace sino confirmar que mis reflexiones van <strong>por</strong> <strong>el</strong><br />

sendero adecuado. Sucede que de regreso a Nueva York, a la altura de Baltimore, tras pasar<br />

la noche en un hot<strong>el</strong> y emprender camino al día siguiente, <strong>el</strong> atasco en <strong>el</strong> que me veo<br />

inmerso, y que se repite a diario, es impresionante. Nunca he visto hasta este momento una<br />

docena de carriles plenamente atascados. Algunos se toman la espera con sensata paciencia,<br />

pero también contemplo situaciones próximas al histerismo entre algunos de aqu<strong>el</strong>los<br />

conductores que deberían estar habituados a este tipo de situaciones.<br />

La mayor perfección consiste en adaptarse a las circunstancias procurando asumir, y si es<br />

posible aprovechar, lo imperfecto irresoluble. A la vez, hemos de poner los medios para<br />

encontrar la mejor opción ante aqu<strong>el</strong>las imperfecciones que indefectiblemente se nos<br />

presentan pero que, con buena voluntad y un poco de int<strong>el</strong>igencia, pueden ser, ahora sí,<br />

claramente mejoradas.<br />

México D.F.: Will Management<br />

La capital de México es más grande que muchos países. Los 24 millones de personas que, al<br />

parecer, se arraciman en los valles y cerros d<strong>el</strong> Distrito Federal siempre me han puesto los<br />

126 | Un viaje intercontinental hacia uno mismo


p<strong>el</strong>os de punta. El aterrizaje es <strong>por</strong>tentoso, <strong>por</strong>que desde mucho tiempo antes de tomar<br />

tierra se sobrevu<strong>el</strong>an miles de casas y se contemplan autopistas que quedan encerradas<br />

dentro de la ciudad, en un espectáculo que puede observarse en pocos lugares d<strong>el</strong> mundo.<br />

Muchas veces he viajado a ese inmenso país centroamericano desde 1991, primer año en <strong>el</strong><br />

que lo hice. Muchos son los amigos, casi todos antiguos alumnos, que mantengo en México.<br />

En esta ocasión, llego a México invitado <strong>por</strong> <strong>el</strong> Tecnológico de Monterrey. El objetivo es<br />

impartir conferencias en diferentes sedes d<strong>el</strong> Tecnológico. En concreto, en Monterrey, en D.F.<br />

y también en Querétaro. Esa preciosa ciudad colonial a poco más de doscientos kilómetros<br />

d<strong>el</strong> aeropuerto de México debería ser visita obligada para entender cómo fueron en algún<br />

momento las principales ciudades d<strong>el</strong> México colonial.<br />

Muchas son las visitas insoslayables en México. Hay un lugar en concreto que, sin ser <strong>el</strong> más<br />

visitado <strong>por</strong> los turistas que acuden a ese país, para mí ejerce una singular atracción. Se trata<br />

de la casa en la que residió Trotsky a su salida de la Unión Soviética.<br />

Lev Davídovich Bronstein nació en Ucrania en 1879. Fue precisamente en su residencia de<br />

Coyoacán, en México donde se encontraría con la muerte un 21 de agosto de 1940. Ramón<br />

Mercader fue <strong>el</strong> ejecutor de la orden de Stalin de finiquitar a su antiguo colaborador.<br />

Había sido uno de los promotores de la<br />

Revolución de octubre de 1917, que<br />

encumbró a los bolcheviques. Su trabajo<br />

como comisario de asuntos militares fue muy<br />

apreciado durante la guerra civil que se<br />

desencadenó casi de inmediato. Para lucharla<br />

con mayor eficacia promovió la salida de<br />

Rusia de la Primera Guerra Mundial. De ese<br />

modo aspiraba a dedicar todas las energías a<br />

resolver los problemas internos.<br />

Trotsky impuso una férrea voluntad entre los soldados, que permitió que <strong>el</strong> denominado<br />

ejército rojo obtuviera éxitos tanto internos como externos casi sin interrupción. Su esfuerzo<br />

le mereció la Orden la Bandera Roja. Sin embargo, la voluntad roqueña que supo formar en<br />

su gente no la supo tener para retirarse a tiempo. Pronto colisionó con Stalin. De ahí su salida<br />

Javier Fernández Aguado | 127


d<strong>el</strong> país y su refugio en México, <strong>el</strong> único país que no temió las represalias d<strong>el</strong> sucesor de<br />

Lenin. Liderar una oposición contra ‘<strong>el</strong> padrecito’ supuso su condena a muerte. Cuándo fuese<br />

ejecutada sólo dependió de la eficacia de los enviados <strong>por</strong> Stalin.<br />

En sus últimos meses, Trostky siguió demostrando estar en posición de una <strong>por</strong>tentosa<br />

fuerza de voluntad. Mucho tiempo transcurro en las dependencias de su casa, y<br />

particularmente en <strong>el</strong> despacho y en su habitación privada. En esta última sobrevivió de<br />

forma totalmente inesperada a un primer intento de asesinato mediante ametrallamiento.<br />

Fue <strong>el</strong> motivo de que Stalin se obsesionase <strong>por</strong> poner medios más certeros para acabar con<br />

su opositor. Cabe señalar que <strong>el</strong> hogar en <strong>el</strong> que habitaba no era precisamente sencillo, pues<br />

era una finca con diversas casas dentro de la misma. Además de la residencia habitual de la<br />

familia, había otra para los vigilantes, otra más para una granja de mediano tamaño, otra<br />

para jardinería…<br />

No fue Trotsky persona de fácil carácter, pero sí un ideólogo radicalmente exigente consigo<br />

mismo. En vez de desistir de la trifulca, proclamó hasta su último aliento <strong>el</strong> deseo de luchar<br />

para promover la revolución permanente. La incongruencia de esos términos no le<br />

im<strong>por</strong>taron un ardite. En buena medida, <strong>por</strong>que fue hombre más de acción que de reflexión.<br />

El voluntarismo, cuando es vivido de esa manera produce avances, aunque<br />

desafortunadamente no se sepa bien hacia adónde…<br />

La voluntad debería recibir una mayor carga de razón para, de ese modo, lograr metas<br />

valiosas, y no promover objetivos en los que <strong>el</strong> último y casi único criterio es ‘<strong>por</strong>que sí’.<br />

No es la casa de Trotsky <strong>el</strong> único lugar donde he reflexionado sobre la impresionante fuerza<br />

de la voluntad. También en esta ocasión, entre conferencia y conferencia, tengo ocasión de<br />

visitar las ruinas de Tenochtitlan, la principal ciudad de los mexicas.<br />

128 | Un viaje intercontinental hacia uno mismo<br />

La narración d<strong>el</strong> origen de la ciudad mezcla historia<br />

con leyenda. Al parecer fue creada en torno al año<br />

1325, es decir después d<strong>el</strong> propio D.F. Sus fundadores<br />

fueron tribus nahuas procedentes de Aztlán.<br />

Inicialmente dependían de Azcapotzalco, pero <strong>el</strong> ansia<br />

de independencia les llevó a asociarse con Texcoco y<br />

Tlacopan para lograr la autonomía.


Tenothtitlan llegó a convertirse en una de las principales ciudades d<strong>el</strong> mundo. Su exigente<br />

voluntad y ambición les llevó a ocupar <strong>el</strong> puesto de dominio que <strong>el</strong>los habían rechazado<br />

anteriormente. Eso explica que cuando Hernán Cortes llegó, diferentes tribus se aliasen con<br />

él para derrocar a quien originariamente se había presentado como pueblo liberador.<br />

Cuauhtémoc fue <strong>el</strong> último dirigente de aqu<strong>el</strong>la ciudad. Caerían en manos de sus antiguos<br />

súbditos liderados <strong>por</strong> los españoles.<br />

Los tenochca, al igual que Trostky, ignoraban que la voluntad <strong>por</strong> sí sola no sirve para lograr<br />

objetivos duraderos. La voluntad es una de las tres facultades d<strong>el</strong> ser humano, y bien puede<br />

ser descubierta y manejada en las organizaciones. Pero la voluntad sin dirección se vu<strong>el</strong>ve<br />

ciega y puede llegar a pretender acciones monstruosas como las cometidas <strong>por</strong> <strong>el</strong> fascismo,<br />

<strong>el</strong> nazismo o <strong>el</strong> comunismo, entre los diversos ismos que se han inspirado en <strong>el</strong> voluntarismo.<br />

El equilibro entre voluntad, sentimientos y razón permite <strong>el</strong> desarrollo de una personalidad<br />

–y también de una cultura organizativa- que permita logros duraderos. Al abordar esta<br />

cuestión, viene a la cabeza lo que afirmaba Aristót<strong>el</strong>es: “La virtud es (…) un medio entre dos<br />

vicios, uno <strong>por</strong> exceso y <strong>el</strong> otro <strong>por</strong> defecto. En un caso no se alcanza lo necesario en las<br />

pasiones y acciones; en <strong>el</strong> otro, lo sobrepasa”. La virtud consiste en encontrar y optar <strong>por</strong> <strong>el</strong><br />

término medio. De acuerdo con su entidad y esencia, la virtud es un término medio, pero,<br />

en cuanto busca lo mejor, es más bien un extremo.<br />

“No toda acción ni toda pasión, sin embargo, admiten término medio, pues en algunas <strong>el</strong><br />

solo nombre implica la idea de perversidad. Por ejemplo, la malignidad, la desvergüenza, la<br />

envidia; y, entre las acciones, <strong>el</strong> adulterio, <strong>el</strong> robo y <strong>el</strong> homicidio (…)”.<br />

“Es equivocado creer que en la injusticia, la cobardía y <strong>el</strong> desenfreno puede existir término<br />

medio, exceso y defecto, pues se daría un término medio d<strong>el</strong> exceso y d<strong>el</strong> defecto, y un<br />

exceso d<strong>el</strong> exceso, y un defecto d<strong>el</strong> defecto1 . Así como no se da exceso ni defecto en la<br />

templanza ni en la virilidad, <strong>por</strong> ser precisamente <strong>el</strong> término medio un extremo, así tampoco<br />

existe un término medio, ni exceso ni defecto, en los vicios apuntados: yerra siempre quien<br />

así actúe. No se da, aquí, en general, ni término medio d<strong>el</strong> exceso y d<strong>el</strong> defecto, ni exceso y<br />

defecto d<strong>el</strong> término medio”.<br />

El término medio —<strong>el</strong> uso de una voluntad fuerte— es esencial en cualquier proyecto. Entre<br />

1. En uno de sus periódicos arranques de ironía, Aristót<strong>el</strong>es descalifica a quienes no entiendan que hay acciones, en sí mismas,<br />

buenas o malas.<br />

Javier Fernández Aguado | 129


otros motivos, para superar los inevitables obstáculos que se sucederán. Quien todo lo<br />

quiere a su gusto, y no conlleva de forma adecuada las contrariedades, no alcanzará sus<br />

objetivos. Navegar entre obstáculos es la situación más habitual cuando intentamos realizar<br />

proyectos valiosos.<br />

Si Trotsky y los mexicas hubieran sabido gestionar su fuerte voluntad con una razón que le<br />

hubiera dado equilibrio, probablemente los fines de ambos hubieran sido muy diferentes. La<br />

voluntad sin razón se torna fuerza bruta, al igual que la técnica sin ética se vu<strong>el</strong>ve siempre<br />

perversa.<br />

Roma: Fe<strong>el</strong>ings Management<br />

Roma, capus mundi (cabeza d<strong>el</strong> mundo), es un destino extraordinario. Tuve ocasión de vivir<br />

allí seis años de mi vida, estudiando y trabajando en los primeros años tras concluir mis<br />

estudios universitarios. Allí hice grandes amigos, conocí innumerables rincones de la ciudad<br />

incluidas catacumbas jamás exploradas <strong>por</strong> los locales, disfruté de los platos de la<br />

gastronomía italiana, visité localidades llenas de historia –desde Villa d’Est a Pompeya,<br />

pasando <strong>por</strong> Cat<strong>el</strong>lgandolfo o Fondi-, escribí mis primeros libros… Regresar a la capital de<br />

Italia es, <strong>por</strong> tanto, una experiencia especial para mí. Supone, de algún modo, retornar a mis<br />

raíces int<strong>el</strong>ectuales y a vivencias que han marcado <strong>el</strong> resto de mi existencia.<br />

En esta ocasión, llego a Roma a impartir una conferencia en un foro compuesto <strong>por</strong><br />

int<strong>el</strong>ectuales interesados en mis investigaciones en <strong>el</strong> ámbito filosófico, y más en concreto en<br />

la tesis doctoral que realicé sobre <strong>el</strong> concepto de Causa Sui en Descartes. No voy solo. A mi<br />

paso <strong>por</strong> Madrid, mi esposa se ha sumado al viaje.<br />

Re explorar un mundo en <strong>el</strong> que uno ha ido cuajando parte im<strong>por</strong>tante de su vida y<br />

proyectos es ya de <strong>por</strong> sí motivo de emoción, hacerlo con la persona a la que has unido tu<br />

recorrido terrenal implica incrementar en mucho esas particulares percepciones.<br />

La visita a los Foros es una vivencia particular. Sobre aqu<strong>el</strong>las piedras se sucedieron<br />

acontecimientos que han marcado la existencia y <strong>el</strong> pensamiento de millones de personas,<br />

tanto pertenecientes a aqu<strong>el</strong> Imperio como de sus sucesores int<strong>el</strong>ectuales. Por eso me gusta<br />

asegurar que hablar de griegos y romanos es hablar de nosotros mismos.<br />

La contemplación d<strong>el</strong> Foro se une indefectiblemente al recuerdo de Julio César. Aunque no<br />

130 | Un viaje intercontinental hacia uno mismo


contó con los instrumentos conceptuales propios de lo que he venido a denominar Fe<strong>el</strong>ings<br />

Management, o Gestión de los sentimientos organizativos, usó todos los instrumentos<br />

propios de este nuevo paradigma.<br />

Mitos y metáforas son <strong>el</strong>ementos primordiales a la hora de tomar decisiones, tanto en <strong>el</strong> niv<strong>el</strong><br />

personal como <strong>el</strong> organizativo. Los mitos son r<strong>el</strong>atos que aspiran a explicar la realidad con<br />

<strong>el</strong> objetivo de provocar específicos com<strong>por</strong>tamientos en quien asume la fábula. La metáfora<br />

es una figura literaria mediante la cual, al manejar una expresión, se procura establecer un<br />

símil con otra realidad no directamente enunciada.<br />

Cualquier responsable de un grupo, aunque no tenga conciencia plena, emplea de continuo<br />

mitos y metáforas. Los mitos pueden ser inocentes o perversos: los de la Revolución Cultural<br />

o <strong>el</strong> Gran Salto Ad<strong>el</strong>ante implicaron <strong>el</strong> asesinato de millones de personas en la China<br />

comunista de Mao; <strong>el</strong> Reich de los Mil años trataba de justificar los crímenes d<strong>el</strong> régimen nazi.<br />

Las metáforas –que ambos regímenes compartieron en buena medida- tienen que ver con<br />

lo que Aristót<strong>el</strong>es denominó la Causa Formal: <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o al que recurrirá una organización<br />

para culminar la cima planteada con <strong>el</strong> Mito.<br />

Julio César fue consumado maestro en <strong>el</strong> empleo de mitos y metáforas. El 7 de enero d<strong>el</strong><br />

año 49 a.C., los senadores confabularon contra <strong>el</strong> general en jefe de las Galias. Julio César,<br />

desde Ravena, envío a algunas cohortes hacia <strong>el</strong> Rubicón con <strong>el</strong> propósito de preparar su<br />

respuesta. Los días anteriores al ataque, con claro empeño <strong>por</strong> equivocar a sus enemigos,<br />

acudió al teatro, destinó tiempo a estudiar la construcción de un edificio para escu<strong>el</strong>a de<br />

gladiadores, y en la v<strong>el</strong>ada anterior a su día D (12 de enero d<strong>el</strong> 49 a.C.) organizó una francach<strong>el</strong>a.<br />

Al caer la noche –simulando retirarse a descansar-, se dirigió hacia <strong>el</strong> lugar prefijado con sus<br />

tropas. Sus cohortes le aguardaban. En esa circunstancia de grave incertidumbre se acercó<br />

un hombre de <strong>el</strong>evada estatura. Tras hacer sonar la flauta, tomó una trompeta de uno de los<br />

soldados y se lanzó a cruzar <strong>el</strong> río. En ese momento –a decir de Suetonio- exclamó César:<br />

“Vayamos adonde nos llaman los prodigios de los dioses y la injusticia de los adversarios.<br />

¡Lancemos <strong>el</strong> dado!”. (Esta última expresión –que en realidad fue pronunciada en griego- es<br />

la expresión mil veces repetida: alea jacta est!).<br />

El prodigio fue en realidad un montaje: se trató de la creación de un mito para que las<br />

legiones se lanzaran con valor hacia la Guerra Civil. Entre los prisioneros galos, había<br />

convencido a uno para que realizase aqu<strong>el</strong>la actuación. César se había inspirado en lo<br />

Javier Fernández Aguado | 131


ealizado <strong>por</strong> Pisístrato, en <strong>el</strong> 599 a.d.C. Ese orador griego formó <strong>el</strong> grupo de los diakrioi,<br />

compuesto <strong>por</strong> gente humilde, que aspiraba a reformas radicales. Tras su primer periodo de<br />

dictadura, regresó para reinstaurar una segunda tiranía. Colocó a una mujer originaria de<br />

Tracia “b<strong>el</strong>la y de destacada estatura” (Homero) y la hizo pasar <strong>por</strong> la diosa Atenea, como si<br />

ésta lo trajese de nuevo a la ciudad. César se inspiró en aqu<strong>el</strong> simulacro para diseñar uno en<br />

su propio beneficio.<br />

Los combates duraron cuatro años e implicaron batallas en Grecia, Egipto o Hispania. Desde<br />

<strong>el</strong> primer momento, César había tratado de gestionar los sentimientos de sus seguidores,<br />

generándoles confianza en la bondad de su aventura. Siempre, también aquí, supo<br />

promover ese entusiasmo colectivo que tantos éxitos le había permitido lograr.<br />

Roma simbolizó durante mucho tiempo esa exaltación que lleva a un grupo humano a<br />

superar los obstáculos, convirtiéndose en un equipo capaz de lograr metas imposibles. Esa<br />

ilusión llevó a derrotar a etruscos, samnitas y cimbrios, y luego a galos, germanos, hispanos<br />

o partos… Cuando transitaron d<strong>el</strong> proyecto común, con una sana exaltación <strong>por</strong> alcanzar<br />

metas, hacia un triunfo de la burocracia, hacia un aurea mediocritas, aqu<strong>el</strong> pueblo que había<br />

llegado a ser un imperio cayó desde las altas cimas hasta la sima, tornándose de nuevo un<br />

grupo humano más preocupado <strong>por</strong> egoístas intereses personales. Hoy, de aqu<strong>el</strong>la iniciativa<br />

mundial, de aqu<strong>el</strong>la economía globalizada sólo quedan restos desperdigados. Mantener <strong>el</strong><br />

espíritu de cuerpo no es sencillo, y sólo se logra cuando hay una alegría participada <strong>por</strong><br />

todos, gracias a la cual <strong>el</strong> sacrificio no es entendido como renuncia, sino como servicio.<br />

Al salir de las ruinas de aqu<strong>el</strong>los otrora extraordinarios foros vemos a romanos disfrazados<br />

de legionarios, que allí posan, a cambio de unas monedas, junto a turistas que acuden a<br />

donde durante siglos se tomaron grandes decisiones mundiales y hoy son sólo atracción de<br />

decepcionados trotamundos. Pienso que hay organizaciones, y a una la conozco<br />

particularmente bien, que durante un tiempo crearon opinión, tendencias…, y en la<br />

actualidad quienes en <strong>el</strong>la permanecen contemplan <strong>el</strong> caminar d<strong>el</strong> mundo entre perplejidad,<br />

sonrojo y vergüenza, pues quienes estaban llamados a trasformar <strong>el</strong> planeta han quedado<br />

en poco más que en burgueses acomodados.<br />

Manchester: Patologías en las organizaciones<br />

El aeropuerto de Manchester ha recibido varios premios internacionales. No es de extrañar,<br />

<strong>por</strong>que cumple los requisitos que cualquiera desearía en un aeródromo. Sin duda ha sido<br />

132 | Un viaje intercontinental hacia uno mismo


superado <strong>por</strong> la T-4, en Barajas, pero aún así sigue siendo destacable. Siempre que viajo a<br />

esta ciudad me vu<strong>el</strong>ven a la memoria las largas tem<strong>por</strong>adas que en <strong>el</strong>la he vivido y trabajado.<br />

¡Cuántas miles de horas de estudio y escritura he invertido en las bibliotecas de las diversas<br />

Universidades y Escu<strong>el</strong>as de Negocios de Manchester!<br />

Cuando se sale d<strong>el</strong> aeropuerto, todo hay que decirlo, y se introduce uno en Manchester, la<br />

percepción de funcional estética desaparece. La ciudad es, <strong>por</strong> decirlo con un calificativo<br />

suave, triste.<br />

Sus calles, con aceras de asfalto agrietado, con olor a aceites reutilizados recuerdan las<br />

décadas de la revolución industrial. Su extraordinario museo de la Ciencia y la Industria<br />

(MOSI) es junto con <strong>el</strong> de Lowry, <strong>el</strong> ayuntamiento y la iglesia de St. Mary’s: Manchester’s<br />

Hidden Gem, cuatro de los pocos puntos imprescindibles de la ciudad.<br />

En <strong>el</strong> primero, instalado donde se encontraba la estación más antigua d<strong>el</strong> mundo cuenta con<br />

12 galerías en las que se exponen numerosos avances técnicos: máquinas de energía<br />

hidráulica y a va<strong>por</strong> de la época de la industria textil, locomotoras de va<strong>por</strong>, automóviles<br />

clásicos y ordenadores de primera generación. Por doquier se acumulan innumerables<br />

recuerdos de los duros años en los que mujeres y niños de corta edad, junto a docenas de<br />

millares de hombres entregaron su vida en pro de un desarrollo que transformó <strong>el</strong> mundo<br />

de agrícola y ganadero en industrial y tecnológico a coste de sangre.<br />

El segundo, <strong>el</strong> de Lowry, recuerda a través de los cuadros d<strong>el</strong> pintor aqu<strong>el</strong>los sucesos, no<br />

excesivamente lejanos en <strong>el</strong> tiempo. Está situado en Salford Quays. El edificio en <strong>el</strong> que se<br />

aloja es de estilo expresionista, y fue diseñado <strong>por</strong> Micha<strong>el</strong> Wilford y Buro Happold. Se<br />

inauguró en 1999.<br />

La infancia de Lawrence Stephen Lowry, pintor que da nombre al museo, se circunscribió al<br />

suburbio industrial de Pendlebury, al oeste de Manchester. Allí se instaló su familia en 1909<br />

con motivo de la penosa situación económica en la que se encontraba. Lawrence comenzó<br />

entonces a dibujar. Uno de sus primeros dibujos, de 1902, representa unos barcos, tema que<br />

sería recurrente en toda su obra. Su escasa formación artística procedió de Reginald Barber.<br />

Para pagar sus enseñanzas, Lwrence tuvo que trabajar como oficinista.<br />

En 1910 se inscribió en <strong>el</strong> Instituto Municipal de Arte All Saints, donde optó <strong>por</strong> la<br />

representación de la realidad. Se centró particularmente en escenas d<strong>el</strong> paisaje industrial que<br />

Javier Fernández Aguado | 133


le rodeaba. En 1927 llevó a cabo su primera exposición en Londres, en la Royal Society of<br />

British Artists. Fue <strong>el</strong> comienzo d<strong>el</strong> éxito de sus panorámicas industriales. Quedó consagrado<br />

gracias a la exposición que tuvo lugar en las galerías Lefevre de Londres en 1939.<br />

Posteriormente, Lowry pasaría a ocuparse de las personas que habitan esos parajes<br />

industriales. Desde la década de los sesenta hasta su fallecimiento su obra se transformó en<br />

una crítica visceral al destino de los artistas.<br />

Todas las patologías organizativas que con <strong>el</strong> tiempo han ido prodigándose en las<br />

organizaciones mercantiles y financieras d<strong>el</strong> mundo pueden detectarse en Manchester.<br />

Una aplastante mayoría de las organizaciones de cuatro Continentes con las que he<br />

trabajando de forma más o menos continuada son merecedoras de alabanza. Sin embargo,<br />

una pequeña pro<strong>por</strong>ción son prototipo de prácticas tan sistemáticas como dañinas. No<br />

quiere esto decir que las demás no cometan errores, pero sí que éstos no su<strong>el</strong>en enquistarse,<br />

pues sus directivos, cuando detectan la raíz de los fallos, procuran poner coto a los<br />

desafueros.<br />

No me gusta diferenciar entre organizaciones sanas y enfermas, sino entre las que<br />

diagnostican, asumen y se esfuerzan <strong>por</strong> disminuir sus imperfecciones, y aqu<strong>el</strong>las que<br />

parecen engolfadas en sus carencias.<br />

La hibris es una de las primeras patologías que habitualmente se detectan y que más daño<br />

provocan. Siempre he desconfiado de quienes consideran que tienen respuestas para todo.<br />

No hay persona ni organización capaz de ofrecer soluciones para cualquier mercado, en<br />

cualquier sector, e independientemente de las circunstancias. Sin embargo, en Manchester (y<br />

en otros lugares) he escuchado afirmaciones como:<br />

-Nuestra organización ha dado con la clave de todos los problemas, y dispone de todas las<br />

soluciones. Todas las organizaciones anteriores no han sido sino p<strong>el</strong>daños para llegar a donde<br />

nosotros nos encontramos.<br />

Con un poco de imaginación, uno podría pensar en una aseveración propia de un<br />

responsable nazi o leninista. Pues no. Se trata d<strong>el</strong> profundo convencimiento de un directivo<br />

de una organización de servicios, tan imbuido de sus certezas que llega a considerarse<br />

omnisciente. Una cultura organizativa sumida en la citada soberbia int<strong>el</strong>ectual denunciada<br />

<strong>por</strong> los griegos que lleva a considerarse infalible puede trastornar incluso a quienes en<br />

134 | Un viaje intercontinental hacia uno mismo


circunstancias normales hubieran podido com<strong>por</strong>tarse con normalidad y respeto <strong>por</strong> los<br />

demás.<br />

Ian Kershaw, profesor de Historia Moderna en la Universidad de Sheffi<strong>el</strong>d y uno de los<br />

principales biógrafos de Adolf Hitler, denominó con ese término griego –hibris-, <strong>el</strong><br />

com<strong>por</strong>tamiento inicial d<strong>el</strong> dictador alemán (iluminado <strong>por</strong> una fe ciega en sus histriónicas<br />

aspiraciones), resumiendo la definición de ese calificativo como "arrogancia presuntuosa que<br />

corteja <strong>el</strong> desastre".<br />

Al describir <strong>el</strong> hundimiento de aqu<strong>el</strong> supuesto imperio de los mil años –como sucede con<br />

quienes pierden contacto con la realidad, embaucados <strong>por</strong> <strong>el</strong> convencimiento de su<br />

superioridad sobre todos y sobre todo-, Kershaw empleó <strong>el</strong> término Némesis, nombre de la<br />

diosa griega que impartía justicia y que, principalmente, castigaba los excesos. Y <strong>el</strong> fanatismo<br />

ciego <strong>por</strong> la propia organización –sobre todo si se sitúa <strong>por</strong> encima de las personas-, y<br />

aunque los fines sean aparentemente laudables, acaba siempre en <strong>el</strong> derrumbadero.<br />

Este grave morbo conduce a dos consecuencias inmediatas:<br />

La primera es <strong>el</strong> radical convencimiento de que nada debe cambiar en los modos de hacer.<br />

Si la cultura organizativa dictamina –y los implicados lo asumen acríticamente- que todo es<br />

irreformable, y que <strong>el</strong> producto en forma y fondo es inmejorable, sólo queda esperar (o<br />

imponer) que la client<strong>el</strong>a lo admita como tal. Quien no asuma que se trata de lo mejor<br />

disponible, será calificado como un enredador que no reconoce las grandezas de la institución.<br />

En segundo lugar, y es consecuencia de lo anterior, cualquier esfuerzo de benchmarking, es<br />

decir, de búsqueda de inspiración en <strong>el</strong> mercado, se denuncia como una amenaza frente a<br />

la plena seguridad de que nada debe ser modificado en la propia forma de actuar.<br />

Muchas personas con suficientes luces se negarán a actuar como guiñoles de una cultura<br />

organizativa tan orgullosa como añosa. Por este motivo, son ascendidos quienes estén<br />

dispuestos a incrementar despro<strong>por</strong>cionadamente sus tragaderas. Eso provoca dos<br />

consecuencias:<br />

1. Alta rotación tanto en la cúpula como en las bases. Cuando los miembros de la<br />

organización descubren la rigidez d<strong>el</strong> sistema, ponen los medios para buscar alternativas en<br />

otros lugares.<br />

Javier Fernández Aguado | 135


2. Quienes ascienden son fundamentalmente personas dispuestas a asumir en su desarrollo<br />

profesional <strong>el</strong> principio de los meramente receptores de indicaciones. Estarán preparados<br />

para asumir cualquier actuación, <strong>por</strong> contraria que sea a la deontología profesional o al mero<br />

respeto a la dignidad de los demás, <strong>por</strong>que <strong>el</strong> convencimiento de la bondad de la cultura<br />

organizativa justifica lo que a ojos de cualquier espectador sensato resultaría inaceptable.<br />

La ‘necedad organizativa’ no resultaría más que una académica reflexión de no ser <strong>por</strong>que<br />

provoca daños a quienes están sometidos a esos modos de gobierno.<br />

Si la organización –y en concreto sus directivos- ha admitido que lo más r<strong>el</strong>evante es <strong>el</strong>la<br />

misma, quienes allí desarrollen su trabajo han de estar preparados para ser inmolados en ‘<strong>el</strong><br />

altar d<strong>el</strong> bien organizativo’. Existen, en este sentido, tres alternativas, que, sin ser excluyentes,<br />

sí reclaman una clara toma de posición.<br />

La primera es considerar que las organizaciones son para las personas. Precisamente para<br />

que siga generándose ventaja para <strong>el</strong>las, es bueno consolidar la organización, pero sin que<br />

esto suponga aceptar pacíficamente -como práctica habitual- que es exigencia d<strong>el</strong> sistema<br />

<strong>el</strong> sacrificar individuos.<br />

La segunda es juzgar como superior a la persona sobre la organización. No equilibrar esta<br />

afirmación llevaría a la pronta disolución de la organización, pues en ocasiones se presentan<br />

situaciones en las que es imprescindible que alguien pueda sufrir (más o menos<br />

moderadamente) a causa d<strong>el</strong> bien global.<br />

La tercera es la más grave: aceptar que la organización debe estar en todo y ante todo <strong>por</strong><br />

encima de quienes allí trabajan, de quienes a <strong>el</strong>la pertenecen o, más en general, de cualquier<br />

stakeholder. Entonces, cualquier com<strong>por</strong>tamiento, <strong>por</strong> inhumano y/o cru<strong>el</strong> que parezca será<br />

su lógica consecuencia. El altar d<strong>el</strong> bien organizativo irá consumiendo víctima tras víctima,<br />

incluidos, al final, los hechiceros que promovieron las oblaciones.<br />

Es conveniente tener claro que las organizaciones han de existir y desarrollarse en función de<br />

personas y no viceversa. Y que cuando sea preciso que alguien se sacrifique <strong>por</strong> una organización<br />

se trata de una circunstancia excepcional, no de un modo de proceder necesario e inmutable.<br />

Una fuerte cultura organizativa puede conducir a lo que en sociología se califica como<br />

pensamiento grupal, consistente en que cualquiera que plantee una solución alternativa a las<br />

136 | Un viaje intercontinental hacia uno mismo


eglamentadas, será sospechoso de sedición. El pensamiento grupal va incrementándose<br />

con <strong>el</strong> tiempo: se alaba y se condena lo mismo. De ese modo, quien interviene en una<br />

conversación es aprobado <strong>por</strong> <strong>el</strong> resto d<strong>el</strong> colectivo siempre que sus comentarios no se<br />

salgan d<strong>el</strong> guión oficial.<br />

El concepto ‘pensamiento grupal’ es en sí mismo contradictorio, <strong>por</strong>que si es grupal, deja de<br />

ser pensamiento. El esfuerzo se centra de forma permanente en descubrir nuevos<br />

argumentos que expliquen <strong>el</strong> <strong>por</strong>qué de la actuación de la organización y ensalcen los<br />

resultados, sin atender –<strong>por</strong> ejemplo- a nuevas posibilidades en los modos de actuar.<br />

Cualquier referencia a la estrategia de los océanos azules –<strong>por</strong> poner sólo un ejemplo- es<br />

juzgada como perniciosa.<br />

La curación de las patologías aquí esquemáticamente apuntadas no es sencilla. Las<br />

organizaciones que las sufren precisan de un enérgico shock que las haga salir de esas<br />

rutinas paralizantes en las que se han zambullido. Ese shock su<strong>el</strong>e ser imprescindible <strong>por</strong> un<br />

motivo esencial: las raíces que su<strong>el</strong>en echar en la organización y en las personas que las<br />

dirigen los morbos aquí apuntados conducen a un estado de paralización en la reflexión.<br />

Retomar <strong>el</strong> pensamiento libre, admitir que la realidad es la que es y no la que se ha<br />

formulado de modo insistente y cerril, no es sencillo. Cuando durante años se han recibido<br />

continuos inputs de que <strong>el</strong> mar es amarillo –y se ha alabado sistemáticamente a quien así lo<br />

defendiera-, es precisa una gran sacudida mental y/o vital para atreverse a señalar que <strong>el</strong><br />

número de reiteraciones no es origen de verdad.<br />

Estas cuestiones, aunque no afecten a muchas organizaciones de forma tan grave como la<br />

aquí someramente descrita, son r<strong>el</strong>evantes, <strong>por</strong>que de personas hablamos. No hay que<br />

olvidar, en fin, que quienes se ven implicados en estos com<strong>por</strong>tamientos son además de<br />

agresores, agredidos, <strong>por</strong>que no existe mayor traición que la de engañarse a uno mismo. Y<br />

com<strong>por</strong>tarse como lo hacen algunos no puede ser descrito de otra forma.<br />

Muchas empresas y organizaciones de Manchester han superado las patologías aquí<br />

enunciadas a vu<strong>el</strong>apluma; sin embargo, tanto en esa ciudad como en muchas otras, siguen<br />

siendo numerosas las instituciones públicas y privadas que deberían reflexionar sobre cómo<br />

superar esas enfermedades que tanto dañan a las personas y, antes o después, a la<br />

consecución de los resultados.<br />

Javier Fernández Aguado | 137


Cuando dejo Manchester, tras las conferencias que he impartido en la Manchester Business<br />

School, sigo dándole vu<strong>el</strong>tas a estas cuestiones. Parecen evidentes, pero no deben serlo<br />

tantos, cuando personas que en ciertos ámbitos d<strong>el</strong> conocimiento acumulan una gran<br />

claridad mental caen en la oscuridad cuando de dirigir personas y organizaciones se trata.<br />

Vietnam: Liderar en incertidumbre, procul videre<br />

Ho Chi Minh (antiguamente Saigón) es la ciudad más<br />

grande de la República de Vietnam. Se encuentra al<br />

oeste de la desembocadura d<strong>el</strong> río Saigón y al norte d<strong>el</strong><br />

d<strong>el</strong>ta d<strong>el</strong> Mekong. Fue la capital de Vietnam d<strong>el</strong> sur<br />

entre 1954 y 1975, año en <strong>el</strong> que quedó unida a la<br />

provincia de Gia Định y momento en <strong>el</strong> que recibió su<br />

actual denominación de Ciudad Hồ Chí Minh.<br />

Llego a esta ciudad en buena compañía, pues a mi paso<br />

<strong>por</strong> Madrid, procedente de Manchester, mi esposa, que<br />

tuvo que retornar a Madrid desde Roma, ha decidido<br />

acompañarme también en esta etapa de mi viaje.<br />

A lo largo de la historia, diversos dirigentes políticos, ideólogos de diversa procedencia y<br />

grupos de inspiración dispar se han propuesto <strong>el</strong> mismo objetivo: asegurar <strong>el</strong> futuro de<br />

aqu<strong>el</strong>los que se comprometen a ser fi<strong>el</strong>es seguidores. Resulta interesante encontrar<br />

afirmaciones semejantes de actual y futura seguridad para quienes entreguen su razón,<br />

sentimientos y voluntad en un altar que puede ser ideológico u organizativo.<br />

El comunismo, pero también las ideologías de derechas e incluso movimientos de inspiración<br />

supuestamente r<strong>el</strong>igiosa repiten machaconamente a quienes aspiran a seducir que<br />

confiando en sus principios, todo ‘saldrá bien’. Entre <strong>el</strong> Reich de los mil años prometido <strong>por</strong><br />

Hitler y <strong>el</strong> Gran Salto Ad<strong>el</strong>ante pronosticado <strong>por</strong> Mao casi todo es igual: la supuesta<br />

seguridad de un directivo en que sus ideas resolverán los problemas actuales y futuros de<br />

quienes inmolen su capacidad de decisión a un plan superior, que individualmente no llegan<br />

a comprender. Estas promesas de total certidumbre no las generan sólo políticos o videntes<br />

organizativos, sino también instituciones de carácter r<strong>el</strong>igioso, independientemente de la<br />

‘imagen de marca’ o d<strong>el</strong> pedigrí que cada una agite.<br />

138 | Un viaje intercontinental hacia uno mismo


Vietnam, tras su época de colonia francesa (quienes, como casi todos los colonizadores<br />

dejaron incumplidas la mayor parte de sus promesas), pasó <strong>por</strong> manos de los americanos,<br />

supuestos salvadores frente a una ideología perversa. Curiosamente, su modo de hacer<br />

coincidió en demasiados detalles con las malévolas actuaciones de los d<strong>el</strong> norte, y fueron<br />

expulsados de allí tras dejar docenas de miles de cadáveres en las s<strong>el</strong>vas vietnamitas, además<br />

de diabólicas ponzoñas que aún hoy siguen marcando la existencia de muchos locales.<br />

Ciudad Ho Chi Minh se encuentra dividida en 22 distritos. De los urbanos sólo 5 cuentan con<br />

nombre: Tan Binh, Binh Thanh, Phu Nhuan, Thu Duc y Go Vap; al resto se les ha adjudicado<br />

un número. Casi 10 millones de personas residen en esta inmensa metrópoli.<br />

Ho Chi Minh es una de las ciudades más dinámicas d<strong>el</strong> mundo, con sorprendentes avenidas,<br />

no siempre bien cuidadas. Muchos edificios de la época colonial francesa se mantienen en<br />

pie, pro<strong>por</strong>cionando un peculiar toque parisino a muchos de sus enclaves.<br />

Marta y yo tenemos ocasión de recorrer muchos lugares emblemáticos de la ciudad. Entre<br />

otros, <strong>el</strong> Palacio de la Reunificación, <strong>el</strong> teatro municipal (Nha hat Thanh pho), la oficina postal<br />

(Buu dien Thanh pho), <strong>el</strong> banco estatal (Ngan hang Nha nuoc), la Catedral de Notre-Dame<br />

(Nhà thờ Đức Bà), y <strong>el</strong> Sacré Coeur (Nhà chún Lí). Estos dos últimos edificios podrían parecer<br />

trasladados desde cualquier barrio de París o Mars<strong>el</strong>la. También visitamos <strong>el</strong> Palacio de la<br />

Ópera al final de Avenida Le Loi y <strong>el</strong> Museo de la Revolución.<br />

La certidumbre prometida <strong>por</strong> los dirigentes comunistas<br />

ha sido, como siempre, independientemente de quien<br />

realice las promesas, un fiasco. Muchas veces pienso que<br />

si aprendiésemos a gestionar lo imperfecto, tal como<br />

apunto en mis notas de estancia en Nueva York y<br />

supiésemos gestionar mejor la distancia entre las<br />

expectativas y los logros, todos podríamos ser mucho<br />

más f<strong>el</strong>ices, y lograr organizaciones que atendieran a las<br />

verdaderas necesidades d<strong>el</strong> ser humano.<br />

Recorrer la ciudad nos reclama esfuerzo, pues <strong>el</strong> clima<br />

tropical de la ciudad implica una humedad promedio en<br />

torno al 75%. No hay modo de salir d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong> sin sentirse inmediatamente empapado.<br />

Supimos que aquí <strong>el</strong> año se divide en dos estaciones: la época de lluvias con un promedio<br />

Javier Fernández Aguado | 139


de 1.800 milímetros anuales, es decir, unos 150 cada día. La estación seca tiene lugar entre<br />

diciembre y abril: la temperatura promedio es 28 ° siendo la máxima temperatura en 39 °,<br />

en abril, y la temperatura más fría 16 °C, en diciembre.<br />

Ho Chi Min, <strong>por</strong> su volumen, es considerada una provincia más d<strong>el</strong> país. Por eso cuenta con<br />

un Consejo Popular de casi cien diputados (<strong>el</strong>egidos, supuestamente, de forma democrática)<br />

y <strong>el</strong> Comité d<strong>el</strong> Pueblo, con 13 miembros s<strong>el</strong>eccionados <strong>por</strong> <strong>el</strong> Consejo Popular. El Presidente<br />

d<strong>el</strong> Consejo es <strong>el</strong> máximo responsable, mientras <strong>el</strong> Presidente d<strong>el</strong> Comité es <strong>el</strong> máximo<br />

ejecutivo, una especie de alcalde. Todo parece muy sensato hasta que se descubre que,<br />

como en todos los lugares en que tiene vigencia una ideología dictatorial, sin im<strong>por</strong>tar que<br />

sea de derechas o de izquierdas, es <strong>el</strong> Partido comunista <strong>el</strong> que toma todas las decisiones<br />

políticas, económicas o sociales. Quiero esto decir que en realidad, quien decide todo es <strong>el</strong><br />

Secretariado d<strong>el</strong> Partido en la ciudad.<br />

Es obvio que en cualquier organización debe hacer una jerarquía, y un modo de tomar<br />

decisiones que soslaye la anarquía a la que <strong>el</strong> ser humano tendería fácilmente. Sin embargo,<br />

la tendencia a los partidos únicos, a las estructuras rígidas en las que <strong>el</strong> mayor enemigo es<br />

quien no manifiesta sometimiento a todos y cada uno de los mandatos, acaba <strong>por</strong> hacer<br />

invivible las coordenadas que supuestamente fueron diseñadas para proteger a quienes<br />

entregan su voluntad. El mod<strong>el</strong>o propuesto <strong>por</strong> Hobbes sigue presente en muchas partes d<strong>el</strong><br />

mundo, incluso en aqu<strong>el</strong>las en las que supuestamente la democracia es un valor (no es éste,<br />

ciertamente, <strong>el</strong> caso de Vietnam).<br />

El hombre ha de acostumbrarse a no depositar de manera ciega la responsabilidad de sus<br />

decisiones en nadie, ni siquiera en quien aparenta gran capacidad de decisión o incluso<br />

promete nexos innegables con la divinidad. Estoy convencido de que fuimos creados para<br />

vivir en medio de la incertidumbre, y que si bien hemos de tomar en cuenta las a<strong>por</strong>taciones<br />

de quienes nos rodean, sería grave negligencia depositar en los demás las decisiones más<br />

im<strong>por</strong>tantes de nuestra vida. Entre otros motivos, <strong>por</strong>que tras ser inmolados en <strong>el</strong> altar de<br />

un supuesto bien colectivo, podemos correr <strong>el</strong> riesgo de descubrir que realidad había mucho<br />

más de interés egoísta que de preocupación <strong>por</strong> los súbditos. Tratar de suplir la<br />

incertidumbre mediante <strong>el</strong> suicidio controlado de nuestra capacidad de decidir se muestra<br />

siempre un profundo error, una falta de prudencia que acaba <strong>por</strong> pagarse.<br />

De regreso a Madrid, tras ese largo periplo, sigo considerando que, a pesar de las carencias<br />

d<strong>el</strong> contenido, <strong>el</strong> título de las memorias de Pablo Neruda siguen siendo de gran valor:<br />

140 | Un viaje intercontinental hacia uno mismo


Confieso que he vivido. Buen epitafio para cualquiera, bien lejano de esos otros que algunos<br />

se merecerían: confieso que he durado, o podría haber sido. Mientras Dios me dé vida,<br />

procuraré seguir viajando para encontrarme a mí mismo, <strong>por</strong>que <strong>el</strong> verdadero viaje no ha de<br />

ser hacia fuera, sino siempre hacia adentro. Conocer nuevos lugares y escuchar a otras<br />

gentes ayuda mucho.<br />

Javier Fernández Aguado | 141


Elena Ortega Castillo<br />

Una madrileña en permanente aprendizaje y con gran curiosidad, sería una buena definición<br />

para Elena Ortega, cuya mente inquieta se licenció en Derecho <strong>por</strong> la Universidad Autónoma<br />

de Madrid en <strong>el</strong> año 1990. Desde entonces, un enriquecedor viaje en lo profesional fue<br />

ampliando su visión en <strong>el</strong> mundo empresarial. Un Máster en Dirección de RR.HH. y otro en<br />

Tributación y Asesoría Fiscal de Empresas <strong>por</strong> la Universidad Autónoma de Madrid, así como<br />

un Programa de Dirección General en <strong>el</strong> IESE y de Habilidades Directivas en Euroforum- IESE<br />

avalan esta definición.<br />

Su anh<strong>el</strong>o <strong>por</strong> conocer y comprender <strong>el</strong> Capital Humano desde un Observador con<br />

perspectiva múltiple, le llevaría a certificarse como Executive Coach Ontológico en Newfi<strong>el</strong>d<br />

Consulting con su maestro Rafa<strong>el</strong> Echeverría y <strong>por</strong> la Escu<strong>el</strong>a Europea de Coaching.<br />

Igualmente es Practicioner en PNL. Su necesidad de contemplar sistémicamente la realidad<br />

organizacional desde la experiencia y la reflexión como Consultor Estratégico en Dirección<br />

de Personas y Desarrollo Organizacional, a certificarse como Coach Sistémico y de Equipos<br />

<strong>por</strong> ORSC (Augere). Diferentes cursos y programas superiores que ha recibido en diferentes<br />

escu<strong>el</strong>as de negocio sobre R<strong>el</strong>aciones Laborales, Retribución y Compensación, Cuadro de<br />

Mando Integral, Gestión de equipos, Liderazgo y Habilidades directivas, Const<strong>el</strong>aciones<br />

Organizacionales, han ido conformando su perfil profesional para afrontar con ilusión su<br />

evolución y nuevos retos.<br />

Con <strong>el</strong> traje de Abogada ejerció durante tres años en diferentes bufetes profesionales.<br />

Biografía | Elena Ortega Castillo | 143


Tiempo suficiente para que Elena desde su especialización en Derecho Laboral descubriera<br />

que sus siguientes pasos profesionales la llevarían <strong>por</strong> <strong>el</strong> arcén de la abogacía hasta una<br />

bifurcación mucho más apasionante, la de la Consultoría Estratégica de Recursos Humanos<br />

y Organización. Desde sus inicios ha compaginado su actividad profesional con la docencia<br />

en Escu<strong>el</strong>as de Negocio (ESADE, ICADE), en la Cámara de Comercio de Madrid y en la<br />

Universidad Antonio de Nebrija, impartiendo formación en Creación de Empresas,<br />

Habilidades Directivas, Cuadro de Mando Integral, Dirección Estratégica RR.HH. y<br />

Organización y Gestión d<strong>el</strong> Conocimiento.<br />

Ha sido Socia-Directora de Consultoría d<strong>el</strong> Grupo BLC durante 12 años. Un largo periplo<br />

profesional en <strong>el</strong> que lideró, junto a un gran equipo de profesionales, numerosos proyectos<br />

en diferentes áreas de consultoría de Recursos Humanos: Estrategia, Auditoría de Sistemas<br />

de Gestión R.H., Cuadro de Mando Integral, Organización, Desarrollo Directivo y Executive<br />

Coaching en clientes como BANCO ESPAÑA, TELEFÓNICA, MICROSOFT, VODAFONE,<br />

ALCAMPO, CNMV, ASTILLEROS ESPAÑOLES, AENA, EL CORTE INGLÉS, AEGON,<br />

METROVACESA, CEMENTOS PORTLAND, ROCHE, KPMG, BMW, OMRON, ONCE, METRO DE<br />

MADRID, CORREOS, ASTELLAS PHARMA, ING, CAJAMADRID, REPSOL, RED ELÉCTRICA,<br />

RENFE y un largo etcétera.<br />

En <strong>el</strong> año 2009 inició un nuevo proyecto empresarial como Socia-Directora de la firma de<br />

Consultoría internacional MSR Consulting Group, creada en Francia y Alemania <strong>por</strong> Jacques<br />

Horovitz, profesor de INSEAD, con oficinas igualmente en Chile y Argentina. Desde ese año,<br />

Elena dirige, desde la Oficina de Madrid, la División de Human Capital para <strong>el</strong> desarrollo de<br />

proyectos estratégicos de Consultoría de Recursos Humanos y Gestión d<strong>el</strong> Talento, creando<br />

valor a través de las Personas. Actualmente desarrolla, en cooperación con Javier Fernández<br />

Aguado y José Aguilar de Mind Value España, <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o de Gestión d<strong>el</strong> Compromiso, una<br />

alternativa a los mod<strong>el</strong>os clásicos de motivación empresarial de gran impacto y exc<strong>el</strong>entes<br />

resultados.<br />

Igualmente es Socia de la firma ALLIANTIA, Bufete de Abogados internacionales (partner<br />

jurídico de MSR Consulting Group).<br />

<strong>el</strong>ena@msr.es<br />

144 | Biografía | Elena Ortega Castillo


María d<strong>el</strong> Carmen Abraham Neme<br />

Tiene dos titulaciones universitarias, una como Técnica en Sistemas de Información <strong>por</strong> la<br />

Universidad Católica Argentina y otra como Contadora Pública Nacional y Perito Partidora,<br />

una titulación que obtuvo en la Universidad Argentina de Cuyo y que en España equivale a<br />

la licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales.<br />

Actualmente Marita Abraham, como prefiere que la llamen, es Directora para España y<br />

América Latina de MSR Consulting Group. Directora d<strong>el</strong> área de Formación de MSR<br />

Consulting Internacional y participante d<strong>el</strong> Simposio de Investigación para Académicos d<strong>el</strong><br />

David Rockef<strong>el</strong>ler Center de la Universidad de Harvard.<br />

Su experiencia profesional, con un recorrido de más de 15 años, se ha desarrollado como<br />

Consultora en Desarrollo Humanos y Organizacional a niv<strong>el</strong> internacional. Tiene una amplia<br />

experiencia como Formadora y Facilitadora en distintas empresas y organizaciones. Los<br />

Programas de Desarrollo de Turismo d<strong>el</strong> Gobierno de Malargüe, Formación de Formadores<br />

d<strong>el</strong> Ministerio de Desarrollo y Acción Social d<strong>el</strong> Gobierno de Mendoza (Argentina),<br />

Formación de Consultores para la pequeña empresa y la Formación para la Calidad d<strong>el</strong><br />

Servicio y <strong>el</strong> Desarrollo Humano d<strong>el</strong> Gobierno Mendoza (Argentina) llevan la firma y <strong>el</strong> s<strong>el</strong>lo<br />

personal de Marita.<br />

En la Consultoría española, su carrera ha despuntado como consultora y formadora Senior<br />

en desarrollo profesional, organizacional y directivo. Ha desarrollado un formato para la<br />

Biografía | María d<strong>el</strong> Carmen Abraham Neme | 147


cooperación solidaria llamado “Tiempo en Familia”, que actualmente dirige y en <strong>el</strong> que<br />

implica en programas de Responsabilidad Social a las organizaciones con las que trabaja.<br />

En su vitrina de logotipos no faltan im<strong>por</strong>tantes empresas y organizaciones entre las que<br />

pueden destacarse Chandon, Jumbo, Trivento (Concha y Toro), Osde, Tarjeta Nevada, Cons<strong>el</strong>l<br />

de Mallorca, Dirección General de la Guardia Civil, Ministerio de Hacienda, Ministerio de<br />

Economía, Ibercaja, Accenture, OpenBank, Bankinter, BBVA, Hot<strong>el</strong> Hyatt Villa Magna,<br />

Storagetek, Crisol, Grupo Planeta, Ecogas, Eroski, Fundación ONCE, Fundosa, Ibermutuamur,<br />

IIR España, L’Oreal, Informática El Corte Inglés, Kurt Konrad Cadena Hot<strong>el</strong>era, Landw<strong>el</strong>l,<br />

Hewlett Packard, T<strong>el</strong>efónica Móviles, Leroy Merlín, Loterias y Apuestas d<strong>el</strong> Estado,<br />

Multiópticas, Prisa, Randstad, Renault, Renfe, Roche, Caja Madrid, T<strong>el</strong>efónica, Vodafone,<br />

Comunidad de Madrid, RSI (Rural Servicios Informáticos), Toyota Europa, Eulen, Uponor,<br />

Merryl Lynch, Visa, Sanitas, Mercedes Benz, Jazzt<strong>el</strong>, Barrick, Banco Supervi<strong>el</strong>le, Farmatodo,<br />

Gas Natural, Benotac (Apple España) y Zara.<br />

A tenor de su extenso currículum como docente, cualquiera podría pensar que la enseñanza<br />

era su segunda opción cuando tuvo que decidir su formación y trayectoria profesional.<br />

Escu<strong>el</strong>as de Negocios y prestigiosas Universidades como Cuyo en Argentina, Carlos III, Juan<br />

Carlos I, o la Universidad de Alcalá la han tenido como miembro de sus respectivos claustros<br />

de profesores.<br />

Compagina su quehacer profesional diario con una activa participación en Congresos y<br />

Seminarios Internacionales. Ha publicado en Argentina los libros “ABC d<strong>el</strong> Emprendedor” y<br />

“¿Cómo dirigir y gestionar una Cooperativa?”, así como abundantes artículos en diferentes<br />

revistas especializadas en Management.<br />

Saltó d<strong>el</strong> pap<strong>el</strong> a las ondas primero para conducir <strong>el</strong> programa radiofónico “Fortaleciendo a<br />

la Microempresa” y más tarde para apostar <strong>por</strong> la t<strong>el</strong>evisión con <strong>el</strong> programa “Calidad en <strong>el</strong><br />

sector Turismo”.<br />

Ha escrito un total de dieciocho manuales para cursos a distancia, y redactado y dirigido<br />

vídeos formativos para grandes empresas.<br />

En su blog http://gestiond<strong>el</strong>optimismo.blogspot.com redacta y concentra su mod<strong>el</strong>o de<br />

Gestión d<strong>el</strong> Optimismo en las Organizaciones, un mod<strong>el</strong>o de Management con <strong>el</strong> que ha<br />

dado conferencias y cursos en más de 20 países.<br />

148 | Biografía


Actualmente desarrolla, en cooperación con Javier Fernández Aguado y José Aguilar de<br />

Mind Value España, <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o de Gestión d<strong>el</strong> Compromiso, una alternativa a los mod<strong>el</strong>os<br />

clásicos de motivación empresarial de gran impacto y exc<strong>el</strong>entes resultados.<br />

Conferenciante dinámica, interactiva y siempre innovadora. Merece la pena disfrutar de<br />

algunos de sus trabajos en YouTube, en <strong>el</strong> canal de MSR Consulting:<br />

María d<strong>el</strong> Carmen Abraham Neme | 149


Elena Ortega y Marita Abraham<br />

Cuaderno de Bitácora<br />

Una mirada Ontológica: Mendoza – Los<br />

Andes<br />

Los preparativos d<strong>el</strong> viaje tienen más de alma que de maletas. Estamos fascinadas con la<br />

idea de atravesar <strong>el</strong> océano para internarnos en la cordillera nueva, en <strong>el</strong> que otrora fue <strong>el</strong><br />

“nuevo mundo”. Desde una mirada “ontológica” que escucha <strong>el</strong> alma y confiere sentido a<br />

nuestra vida, descubrir una parte de nuestra querida Argentina representa para nosotras<br />

recuperar una parte irrenunciable de nosotras mismas, de nuestro pasado y nuestro proyecto<br />

futuro. Nos mueven muchas preguntas y también preconceptos. Muchos son los argentinos<br />

que conocemos… ¡una de nosotras es argentina!...!<br />

Doce horas de vu<strong>el</strong>o nos esperan y mucho material de lectura. Hacemos escala en Santiago<br />

de Chile para luego atravesar los Andes y llegar a Mendoza, la tierra d<strong>el</strong> buen sol y d<strong>el</strong> buen<br />

vino, corazón de la vitivinicultura argentina.<br />

Día 1<br />

Llegar volando a Mendoza es una experiencia sin parangón. ¡Se nos encoje <strong>el</strong> corazón ante<br />

tan abrumadora b<strong>el</strong>leza! Sobrevolar Los Andes, con su inmensidad, con la sensación que<br />

bajando la mano puedes tocar las cimas: tan grandioso todo y al mismo tiempo tan<br />

apropiable. No es de extrañar que los Incas vieran en este majestuoso cerro Aconcagua con<br />

sus laderas nevadas, un lugar sagrado que sólo osaban escalar para entregar ofrendas a sus<br />

dioses… así lo sentimos nosotras, ¡una escalera hacia los Dioses! Una extensa cordillera,<br />

frontera natural entre Argentina y Chile, que acoge la cumbre más alta d<strong>el</strong> continente<br />

americano: <strong>el</strong> “Centin<strong>el</strong>a de Piedra” traducido d<strong>el</strong> quechua.<br />

150 | Cuaderno de Bitácora Una mirada Ontológica: Mendoza – Los Andes | Elena Ortega y Marita Abraham


Mientras respiramos esa inmensidad y<br />

esa b<strong>el</strong>leza no podemos resistirnos a<br />

analizar nuestra vida desde la misma<br />

perspectiva. Cuán necesario es <strong>el</strong>evarse<br />

para poder observar protagónicamente<br />

las b<strong>el</strong>lezas y detalles de nuestra propia<br />

existencia. Un amable pasajero nos<br />

comenta que de este tramo andino,<br />

nacen cuatro caudalosos ríos que se<br />

abren paso y dan vida y desarrollo<br />

económico a Mendoza, regando sus extensos cultivos de vides, olivos, huertas de cerezos y<br />

membrillos.<br />

Al igual que nuestras vidas y las de una organización, nuestras r<strong>el</strong>aciones son como “ríos<br />

emocionales” que se abren paso desde la cumbre con sus zonas soleadas y suaves, aguas<br />

bravas y zonas profundas y pantanosas…Así es, las experiencias de la vida nos enseñan a<br />

mirar más adentro y a tomar consciencia de las inevitables corrientes en constante cambio,<br />

aun cuando algunos prefieren <strong>el</strong> seguro remanso buscando aguas más seguras. Cada rio nos<br />

invita de nuevo a renovarnos y mostrar así todo nuestro potencial. Cada r<strong>el</strong>ación tiene una<br />

dirección y movimiento con la que aprendemos a avanzar en lugar de resistirnos, ya que<br />

cada situación tiene su parte de sabiduría que nos ayuda a crecer y a apreciar su fluir natural.<br />

Cada experiencia es valiosa en sí misma y desde la B<strong>el</strong>leza somos capaces de apreciar lo que<br />

en cada momento quiere rev<strong>el</strong>ar....<br />

Mientras miramos desde la ventanilla nos resulta inevitable hacer memoria y compartir ideas.<br />

–“Recuerdo mi profesor de filosofía cuando distinguía <strong>el</strong> pensamiento cotidiano, d<strong>el</strong><br />

pensamiento técnico y <strong>el</strong> filosófico. Y dijo eso de que la filosofía era <strong>el</strong> pensamiento de lo<br />

inútil, claro está, <strong>por</strong> oposición a lo útil de los otros dos. Al final, está claro que tomarnos este<br />

tiempo para pensar en lo aparentemente “inútil” puede ayudarnos a encontrar respuestas<br />

que modifiquen nuestra forma de hacer las cosas.”- Y aquí, sobrevolando la montaña,<br />

viendo <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o intensamente azul con algunas nubes surcándolo, la metáfora está servida:<br />

• Desde <strong>el</strong> camino cada roca, cada <strong>el</strong>evación, se ve insalvable. Desde arriba puedo ver<br />

cuál es la salida, cuál es <strong>el</strong> camino, la visión completa.<br />

• Desde <strong>el</strong> camino la b<strong>el</strong>leza es total, pero también lo es la propia sensación de<br />

152 | Cuaderno de Bitácora Una mirada Ontológica: Mendoza – Los Andes


pequeñez frente a lo que veo. Desde aquí puedo centrarme en disfrutar y también en<br />

hacer mío cada risco d<strong>el</strong> camino.<br />

• Cada ser humano se encuentra hoy en su propia “Situación Actual”, en un alto de una<br />

montaña que ve im<strong>por</strong>tante frente a sí. La montaña hace perder la noción de “cordillera”.<br />

Sin duda este lugar en <strong>el</strong> que estamos es <strong>el</strong> resultado de un proceso de evolución en <strong>el</strong><br />

que han intervenido muchos factores: experiencias, aprendizajes, personas, cultura…. Al<br />

llegar a la cima de esa montaña la sensación de logro es total, <strong>el</strong> paisaje es magnífico e<br />

invita a quedarse. Pero es desde la cima donde se ven las otras montañas, nuevos<br />

ascensos, nuevos entornos y paisajes. Esta montaña que tan bien conocemos y cuyos<br />

recodos y recovecos nos son tan familiares ya es nuestra. Ahora queremos más, otras<br />

montañas posibles. Aquí vemos lo que vieron quizás los sobrevivientes de la tragedia de<br />

los Andes: inmensidad y la necesidad d<strong>el</strong> gran esfuerzo.<br />

• Desde la cumbre me siento en un espacio entre lo conocido y lo desconocido, un<br />

horizonte nuevo para nosotros <strong>por</strong> encima d<strong>el</strong> cual no podemos ver. Llegamos al límite<br />

de lo que conocemos de nosotros mismos. Mientras que decidamos crecer, siempre<br />

habrá alturas que alcanzar y bordes que cruzar. Retos de consciencia que son parte d<strong>el</strong><br />

proceso de la vida personal y Alma organizacional.<br />

La pregunta es, sin duda, cómo conseguir este “jet mental” cuando uno recorre su vida.<br />

Cómo cambiar la perspectiva y conseguir <strong>el</strong>evarse. Se nos ocurren ahora mismo varias respuestas:<br />

1. Proveerse un momento de r<strong>el</strong>ax como <strong>el</strong> de este avión. Circunscribir <strong>el</strong> cuerpo a lo<br />

mínimo, música tranquila, algunas notas, agua para beber…. Y darse <strong>el</strong> tiempo para<br />

pensar y conversar. Nuestra emocionalidad se encargará de colorear todo lo observado.<br />

La panorámica desde <strong>el</strong> avión es insuperable para hacer estas reflexiones.<br />

2. Conseguir la propia “ventana a mi vida”. Recorrer los hechos que nos ocupan con una<br />

perspectiva aérea haciéndonos preguntas que nos saquen de la situación en sí para<br />

proyectarse en un contexto más amplio.<br />

a) ¿Qué impacto tiene esto en mi situación (vida, trabajo, proyecto)?<br />

b) ¿Cómo puedo r<strong>el</strong>acionarlo con otros eventos pasados o <strong>por</strong> venir?<br />

c) ¿Qué lastre debo soltar para poder <strong>el</strong>evarme y que nuevos aprendizajes debo<br />

incor<strong>por</strong>ar?<br />

Elena Ortega y Marita Abraham | 153


d) ¿Cómo es mi mundo hoy? ¿Cuáles son sus límites, que está dentro y qué queda<br />

fuera?¿Cuál ha sido <strong>el</strong> proceso de transformación de mi mundo en los últimos años?<br />

e) ¿Qué cimas tengo pendiente <strong>por</strong> conquistar?<br />

f) ¿Qué tipo de “observador” soy?<br />

g) Desde mi reflexión: ¿De qué me hago cargo? ¿A que me comprometo?<br />

Emb<strong>el</strong>esadas en estos pensamientos encontramos algunas ideas interesantes para aplicar a<br />

nuestro último proyecto: WILL MANAGEMENT. Conquistar cimas, requiere de voluntad y<br />

suficiente capacidad (músculo preciso) para hacerlo. Afrontar metas valiosas organizativas,<br />

requiere una Gestión d<strong>el</strong> Compromiso como voluntad y capacidad de todos para contribuir<br />

al éxito, desde una cultura de compromiso recíproco y disposición voluntaria de todos<br />

nosotros a realizar esfuerzos discrecionales que nos permitan alcanzar logros exc<strong>el</strong>entes<br />

desde una profunda involucración y orgullo de pertenencia.<br />

Sin duda, una herramienta fundamental para “cruzar bordes organizativos”, superar “rutinas<br />

paralizantes”, conquistar territorios nuevos y reforzar nuestra identidad primaria, <strong>el</strong> “Alma de<br />

la organización”, como esencial intangible que unifica e integra las partes y espíritu que<br />

anima a la organización en la ilusión de un proyecto en común….Recordamos así, <strong>el</strong><br />

innovador paradigma antropomórfico que nos propone <strong>el</strong> pensador Javier Fernández<br />

Aguado para explicar <strong>el</strong> com<strong>por</strong>tamiento de las organizaciones.<br />

Seguimos nuestra conversación con nuestro cuaderno de notas en la mano para que no se<br />

pierda ninguna… ya sabemos cómo es esto, cuando las ideas vu<strong>el</strong>an y luego cuesta recuperarlas.<br />

El capitán nos habla. Nos pide mirar a la<br />

derecha para ver <strong>el</strong> Aconcagua, la<br />

cumbre de América, uno de los picos<br />

buscados <strong>por</strong> andinistas de todo <strong>el</strong><br />

mundo. ¡7.000 metros de altitud…! La<br />

montaña más <strong>el</strong>evada d<strong>el</strong> mundo fuera<br />

de los Himalayas. La cordillera principal<br />

de los Andes alcanza los 70 km de<br />

amplitud, formando una imponente<br />

barrera natural, enmarcada <strong>por</strong> áridas<br />

llanuras que acentúan las majestuosas dimensiones d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>ieve. No podemos evitar sonreír<br />

ante la aparente y escasa diferencia que tiene esta famosa montaña con sus vecinas.<br />

154 | Cuaderno de Bitácora Una mirada Ontológica: Mendoza – Los Andes


En <strong>el</strong> asiento de ad<strong>el</strong>ante dos viajeros miran fascinados <strong>el</strong> Aconcagua. No podemos evitar<br />

escuchar que vienen a hacer prácticas para poder escalarla durante <strong>el</strong> verano, como tanto<br />

otros andinistas de todo <strong>el</strong> mundo. La primera ascensión se realizó en 1897 <strong>por</strong> una<br />

expedición liderada <strong>por</strong> <strong>el</strong> británico Edward Fitzgerald. La cumbre fue alcanzada <strong>por</strong> <strong>el</strong> suizo<br />

Mathias Zurbriggen <strong>el</strong> 14 de enero y <strong>por</strong> otros miembros de la expedición días después.<br />

¡Qué magnetismo poderoso tiene este cerro andino, capaz de movilizar a tantos viajeros que<br />

a todos los que han caminado <strong>por</strong> sus sendas, a los que se han quedado al pie de esta gran<br />

formación geológica o ascendido a sus cumbres, sólo sueñan con volver!.. Son sentimientos<br />

difíciles de describir con una sola palabra! ¿Cómo narrar lo que otros han experimentado<br />

como <strong>el</strong> “sentimiento de la montaña”?<br />

Un montañero chileno comparte nuestra<br />

conversación y nos comenta que <strong>el</strong>los se sienten<br />

como una “isla continental”, ya que pese a lo diga un<br />

atlas hay razones geográficas y culturales que hacen<br />

de su país, un lugar singular. Su imponente y<br />

alargada cordillera andina como límite territorial con<br />

Argentina y <strong>el</strong> vasto océano Pacifico “hacen que como<br />

patria de mar y cordillera, nos sintamos diferentes...<br />

una isla dentro d<strong>el</strong> continente americano”.<br />

En ese momento, viene a nuestro recuerdo <strong>el</strong> querido profesor Rafa<strong>el</strong> Echeverría que<br />

desde su mirada ontológica nos invita a reflexionar: “(…) Vivimos en mundos interpretativos.<br />

No sabemos cómo son las cosas. Sólo sabemos cómo las observamos o como las<br />

interpretamos. Nuestra perspectiva es siempre singular, pero <strong>el</strong>lo no impide <strong>el</strong> juego de la<br />

pluralidad de perspectivas: no hay una única interpretación. El tipo de Observador que<br />

somos pasa a ocupar un lugar central en nuestras vidas para entender como somos, como<br />

constituimos nuestros mundos y como nos r<strong>el</strong>acionamos con los demás. Observar <strong>el</strong><br />

observador que somos y aprender a ser un observador diferente (…)”.<br />

Una nueva visión para interpretar la realidad actual de las organizaciones y facilitar procesos<br />

de cambio en nuestras empresas. Sólo cambiando nuestra forma de pensar, lograremos<br />

aprender y actuar de forma diferente. Desplazar nuestra mirada de Observadores de<br />

enfoque único a enfoque múltiple, se nos hace crítico a niv<strong>el</strong> sistémico para superar “barreras<br />

y rutinas defensivas”. Aquí radica <strong>el</strong> verdadero Aprendizaje Transformacional.<br />

Elena Ortega y Marita Abraham | 155


Desde arriba lo difícil se ve fácil, lo inalcanzable se ve posible, todo alcanza perspectivas<br />

trascendentes y, al mismo tiempo, una sensación de poder personal difícilmente descriptible.<br />

Comentamos azoradas: ¡Uno se siente como un Condor!. El ave más grande y de mayor<br />

envergadura d<strong>el</strong> mundo que habita en las montañas andinas. Puede planear durante horas<br />

sin mover las alas. Vu<strong>el</strong>a a mayor altura y <strong>por</strong> más tiempo, ya que aprovecha las corrientes<br />

térmicas de aire cálido. Así, puede mantenerse en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o <strong>por</strong> horas, planeando en <strong>el</strong> aire<br />

h<strong>el</strong>ado de las montañas, en <strong>el</strong> aire caliente d<strong>el</strong> desierto, al lado d<strong>el</strong> mar o en zonas<br />

borrascosas y lluviosas de Sudamérica. Su fuerza y poderío son formidables.<br />

Ése ave que reina en Los Andes nos invita a pensar.<br />

Su vu<strong>el</strong>o nos recuerda metafóricamente que<br />

ninguna criatura puede volar con una sola ala. Al<br />

igual que <strong>el</strong> Liderazgo organizacional, requiere de<br />

la adecuada combinación entre corazón y cabeza…<br />

entre Pensamiento y Sentimiento. Estas son las dos<br />

alas d<strong>el</strong> Líder Resonante, capaz de conseguir<br />

resultados sostenibles en <strong>el</strong> tiempo, removiendo en<br />

las organizaciones deseos de alcanzar Metas valiosas con una visión de Optimismo y<br />

Esperanza. No hay nada más poderoso que líderes de líderes creando un ambiente de<br />

entusiasmo, confianza, voluntad y Compromiso! Porque así como correr con una sola pierna<br />

si tenemos dos es poco eficiente, también lo es no equilibrar mente y corazón.<br />

Cuentan los montañistas, avenidos en improvisados guías, que hay dos caras para escalar <strong>el</strong><br />

Aconcagua, <strong>el</strong> “centin<strong>el</strong>a blanco”: Una r<strong>el</strong>ativamente sencilla, la cara norte, que es como una<br />

dura caminata en circunstancias extremas, pero sin necesidad de técnicas de escalada. El<br />

gran riesgo es <strong>el</strong> cambio en las condiciones d<strong>el</strong> clima, generalmente muy brusco y los efectos<br />

de la altura…. El conocido “viento blanco” d<strong>el</strong> Aconcagua. Con un buen entrenamiento, un<br />

buen guía y precauciones, esta cara ofrece menos problemas.<br />

La segunda cara, mucho más p<strong>el</strong>igrosa que la anterior es la d<strong>el</strong> “Glaciar de los Polacos”,<br />

requiere un alto niv<strong>el</strong> de escalada y mucha dificultad. Como en casi todas las cosas de la vida,<br />

¿<strong>por</strong> qué hacerlo tan difícil si hay un camino más fácil que te lleva al mismo sitio?<br />

Un vecino de asiento rompe nuestro emb<strong>el</strong>esamiento. “¿Le molestaría dejarme tomar una<br />

foto?”. Nos damos cuenta que tenemos que hacer lo propio. Que estos instantes mágicos<br />

156 | Cuaderno de Bitácora Una mirada Ontológica: Mendoza – Los Andes


de pensamientos “inútiles” pero de impacto en la vida hay que registrarlos. Le sonreímos sin<br />

movernos, sacamos la cámara, apuntamos a la ventana y simplemente registramos esta<br />

b<strong>el</strong>leza ya anclada en nuestro corazón como LA PERSPECTIVA TRASCENDENTE DE LAS<br />

COSAS.<br />

Desde nuestra inquietud como Coaches y bajo <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o de Gestión d<strong>el</strong> Compromiso,<br />

indagamos en los fundamentos de un COMPROMISO TRASCENDENTE ORGANIZACIONAL<br />

capaz de generar una conexión profunda, al punto de motivar actuaciones <strong>por</strong> encima de<br />

las expectativas para alcanzar resultados extraordinarios y metas valiosas. Es <strong>el</strong> gran reto de<br />

las organizaciones, movilizar la voluntad int<strong>el</strong>igente y talento de sus profesionales como<br />

observadores de enfoque múltiple para comprometerse con los objetivos estratégicos e<br />

integrarse en un proyecto común de empresa desde la lealtad y profunda involucración. Un<br />

Engagement emocional, racional y trascendente que demanda espacios ontológicos desde<br />

una ética de convivencia basada en <strong>el</strong> respeto, la confianza y <strong>el</strong> compromiso. La organización<br />

como o<strong>por</strong>tunidad para la realización de nuestros ideales superiores y servir al logro de<br />

nuestras aspiraciones más profundas.<br />

Ello nos demanda un proceso de reflexión en la acción para indagar en los patrones de<br />

coherencia empresarial y hacer de <strong>el</strong>lo una fuente de aprendizaje de gran valor. Supone<br />

conocer las “brechas” que nos impiden <strong>el</strong>evarnos desde un mero compromiso normativo/<br />

legal de “deber hacer” hacia un compromiso de reciprocidad emocional, transcendente e<br />

integral desde <strong>el</strong> Alma de la organización.<br />

Todo Aprendizaje organizacional requiere de la capacidad de auto-transformación para<br />

asegurar su viabilidad y expandir todas sus posibilidades de éxito. Pero en la medida que las<br />

Organizaciones no actúan <strong>por</strong> si solas, con independencia de las Personas que las<br />

constituyen, requieren de un aprendizaje y voluntad con compromiso individual. En<br />

definitiva, “observadores sistémicos” capaces de <strong>el</strong>evar su perspectiva a un niv<strong>el</strong><br />

trascendente, deseosos de marcarse “nuevas cumbres” y experimentar <strong>el</strong> verdadero<br />

“sentimiento de la montaña”. Conectar con la esencia y <strong>el</strong> sueño máximo a través de la<br />

consciencia.<br />

Día 1. Más tarde…<br />

El aterrizaje en Mendoza es casi perfecto. Esas mismas montañas que acabamos de<br />

sobrevolar le otorgan un marco inigualable a la b<strong>el</strong>la y limpia ciudad. Se respira un aire<br />

Elena Ortega y Marita Abraham | 157


distinto nada más aterrizar. B<strong>el</strong>lo, muy b<strong>el</strong>lo. Sin duda estamos influenciadas <strong>por</strong> nuestro<br />

mod<strong>el</strong>o de Gestión d<strong>el</strong> Optimismo. La expectativa que tenemos de las cosas es decisiva en<br />

nuestra experiencia. Y aquí venimos llenas de expectativas positivas. Y además, la visión<br />

trascendente de lo cotidiano nos <strong>el</strong>eva a una experiencia aún más valiosa. Ese es <strong>el</strong> filtro que<br />

queremos aplicar a nuestro viaje. Así que aquí vamos.<br />

En <strong>el</strong> mismo aeropuerto te recibe un hermoso viñedo. ¡Magnífica idea eso de recordarnos<br />

que acabamos de aterrizar en una de las capitales d<strong>el</strong> vino d<strong>el</strong> mundo! Como en las grandes<br />

ciudades vitivinícolas, este espacio está especialmente diseñado para que los visitantes<br />

apreciemos <strong>el</strong> valor de la vitivinicultura y nos sumerjamos de entrada en <strong>el</strong> espíritu de la tierra<br />

que venimos a visitar. Hileras de racimos con aroma y color de Mendoza, en un viñedo en<br />

plena actividad. Nos entusiasma pensar que hemos puesto pie en Mendoza y en todo lo que<br />

tiene para enseñarnos, que estamos comprometidas con la vivencia que nos da este viaje.<br />

Pensando en nuestro propio compromiso estamos inmersas en un compromiso emocional y<br />

trascendente, ambos representan <strong>el</strong> tipo de vínculo que queremos tener con esta tierra y su<br />

gente.<br />

El vernos contemplar extasiadas los viñedos le debió dar la impresión al taxista que<br />

necesitábamos traslado y pronto un amable caballero cargaba nuestras maletas en su coche.<br />

Como tantas veces pasa en la vida, al salir d<strong>el</strong> aeropuerto podemos ir en cualquiera de dos<br />

direcciones: si doblamos a la izquierda, la ciudad, <strong>el</strong> vino, <strong>el</strong> aprendizaje de la conquista d<strong>el</strong><br />

agua, <strong>el</strong> hombre contra la naturaleza. Si doblamos a la derecha, <strong>el</strong> desierto total, las dunas<br />

de Lavalle, una experiencia diferente.<br />

Nos preguntamos qué será lo mejor, si ir de lo árido a lo verde o al revés…, ¿tú qué crees?<br />

La recomendación de nuestro taxista (todo un comunicador al mando de un taxi, ¿será eso<br />

argentino?), es ir a la ciudad, asentarnos allí y tomar decisiones. Otro sabio consejo: primero<br />

para, planifica, decide. Luego actúa tu plan, comprométete con él.<br />

158 | Cuaderno de Bitácora Una mirada Ontológica: Mendoza – Los Andes<br />

Le hacemos caso y vamos directo a la ciudad de<br />

Mendoza. No podemos evitar observar en <strong>el</strong><br />

camino pequeños cauces de agua que<br />

acompañan nuestro recorrido. Le preguntamos<br />

al taxista de nuevo y se le ilumina la cara al<br />

hablar de sus “acequias”, un patrimonio de la<br />

humanidad presente en toda Mendoza. ¿Qué


es eso de las acequias? Nos cuenta que los indios huarpes encuentran la b<strong>el</strong>leza de<br />

Mendoza y sus cauces de río, pero ven también que es un desierto total y que solo en los<br />

ríos no es posible <strong>el</strong> desarrollo. Entonces idean este sistema de llevar agua a toda la<br />

provincia. Generan una red de acequias que hacen que la ciudad se vea un verg<strong>el</strong> de<br />

árboles, donde no había nada. Nos habla de la Mendoza de las acequias como un mod<strong>el</strong>o<br />

urbano e hídrico exitoso y único. Nos muestra sus calles muy anchas que permiten <strong>el</strong> agua<br />

circular, las acequias bordeando sus veredas en toda su extensión y a su costa una hilera de<br />

grandes árboles que enmarcan <strong>el</strong> paso de los autos y <strong>el</strong> caminas de los peatones. Nos dice<br />

con orgullo que es un caso único en <strong>el</strong> mundo que muestra <strong>el</strong> tesón d<strong>el</strong> hombre sobre la<br />

adversidad.<br />

Interesante reflexión. Hay partes de nuestra vida y de nuestras empresas que están llenas de<br />

recursos y otras en las que cuesta <strong>el</strong> mínimo avance. ¿Cómo canalizar talentos de un lado a<br />

otro? ¿Qué red de acequias podemos tender en nuestra vida? Habrá que pensarlo…, y así<br />

queda registrado en <strong>el</strong> cuaderno. La gestión d<strong>el</strong> optimismo nos dice que hay que creer para<br />

ver, que hay que creer para crear, que las cosas nacen primero en nuestra mente, se instalan<br />

en nuestro corazón y desde allí podemos movernos para hacerlas reales. Esto hicieron aquí.<br />

Esto queremos hacer nosotras en tantos otros planos.<br />

Nuestro alojamiento no puede estar mejor ubicado. Frente al parque General San Martín.<br />

Más de 900 hectáreas de frondosa arboleda en un desierto. Sorprendente e invitante. Pero<br />

queremos sentarnos a disfrutar un rato en la terraza, descansar d<strong>el</strong> viaje y planificar los<br />

futuros días.<br />

Día 2<br />

Temprano, muy temprano, vemos amanecer en la montaña. Nos<br />

explican que es la precordillera eso que vemos. Que la cordillera<br />

está detrás, con sus nieves eternas. Eso que nos parece tan enorme<br />

son solo pequeños cerros. Los mendocinos nos dicen que si no<br />

fuimos a la cordillera no hemos visto nada. ¡Por supuesto! Si la vimos<br />

desde <strong>el</strong> aire, lo sabemos. Qué marco maravilloso <strong>el</strong> de esta ciudad.<br />

Nos ofrecen un desayuno típicamente mendocino: mate, zopaipillas<br />

y tortitas. ¿Por qué no? “Donde fueres haz lo que vieres”. ¡Qué<br />

d<strong>el</strong>icia!<br />

Elena Ortega y Marita Abraham | 159


Llenas de energía nos vamos directo al Parque General San Martín. Ingresamos <strong>por</strong> esas<br />

puertas increíbles en las que culmina la Avenida Emilio Civit y vemos los caballitos de Marly,<br />

¿no es este <strong>el</strong> escultor que tiene toda una galería en <strong>el</strong> Museo d<strong>el</strong> Louvre? Un francés que<br />

enmarca este mítico lugar mendocino, globalidad pura.<br />

Hay un grupo de personas que están haciendo dibujos y distinguimos que son estudiantes<br />

universitarios guiados <strong>por</strong> un profesor. Mmmm, no podemos dejar pasar la o<strong>por</strong>tunidad.<br />

¡No se pueden dejar pasar las o<strong>por</strong>tunidades! Nos acercamos y nos incor<strong>por</strong>an<br />

inmediatamente al grupo, con esa amabilidad tan argentina. No podemos creer nuestra<br />

suerte. Él es arquitecto, un afamado arquitecto mendocino. Profesor, sabio. Y su r<strong>el</strong>ato nos<br />

trans<strong>por</strong>ta de nuevo a nuestro mundo metafórico.<br />

“Este parque fue planeado <strong>por</strong> <strong>el</strong> Gobernador Emilio Civit. Este hombre extraordinario pensó<br />

en un pulmón para Mendoza… ¡a 50 años! Un político que no tenía en mente la próxima<br />

<strong>el</strong>ección sino la próxima generación. Visión estratégica y voluntad de hacerlo. (Gestión d<strong>el</strong><br />

optimismo y gestión d<strong>el</strong> compromiso, ambas simultáneamente. Optimismo para tener una<br />

expectativa positiva junto con la voluntad y compromiso de crearla, pensamos nosotras). Y<br />

que no se conformó con soñarlo sino también trajo al mejor arquitecto francés, las obras d<strong>el</strong><br />

mejor escultor, los <strong>por</strong>tones majestuosos. Trabajó para los próximos 50 años y hoy lo<br />

disfrutamos en grande”.<br />

Así nos enteramos que <strong>el</strong> parque alberga alrededor de 50.000 árboles de 750 especies<br />

diferentes, la mayoría de <strong>el</strong>las autóctonas. Cada avenida está bordeada de una especie de<br />

árboles que le da <strong>el</strong> nombre. El recorrido es maravilloso: jardines, esculturas, fuentes,<br />

espacios recreativos, de arte, de ejercicio. Y cada camino conduce a alguna nueva maravilla.<br />

Mucha, mucha gente corre alrededor de un gran lago, totalmente artificial pero que no lo<br />

parece. Nos enteramos que todo este verde purifica <strong>el</strong> aire y ayudó a <strong>el</strong>iminar epidemias y<br />

alergias.<br />

Casi sin darnos cuenta llegamos a un monumento enorme, <strong>el</strong> Cerro La Gloria, que rinde<br />

homenaje al Ejército de los Andes y es un hermoso mirador de la ciudad.<br />

Todo en Mendoza rinde homenaje al General San Martín, <strong>el</strong> que llaman “<strong>el</strong> libertador de<br />

Argentina, Chile y Perú”. Su gesta ha trascendido la historia, como aqu<strong>el</strong>los que son capaces<br />

de imaginar un sueño y hacerlo real (los principios de gestión d<strong>el</strong> optimismo, de nuevo todos<br />

en acción). San Martín consigue <strong>el</strong> apoyo político para hacer algo que nunca antes se había<br />

160 | Cuaderno de Bitácora Una mirada Ontológica: Mendoza – Los Andes


hecho: cruzar los Andes. Su liderazgo sumó voluntades de toda una comunidad que preparó<br />

todo lo necesario para la difícil hazaña. Las damas de la sociedad creyeron en él y le dieron<br />

sus valiosas posesiones para que se transformaran en abrigo, armas, alimentos para los 4000<br />

hombres de su ejército. Sus palabras una vez que cruzó la cordillera representan <strong>el</strong> esfuerzo<br />

y también su satisfacción: "El tránsito de la Sierra ha sido un triunfo. Dígnese V. E. figurarse<br />

la mole de un ejército moviéndose con <strong>el</strong> embarazoso bagaje de subsistencias para casi un<br />

mes, armamento, municiones, y demás adherentes <strong>por</strong> un camino de cien leguas, cruzado<br />

de eminencias escarpadas, desfiladeros, travesías, profundas angosturas, cortado <strong>por</strong> cuatro<br />

cordilleras; en fin donde lo fragoso d<strong>el</strong> piso se disputa con la rigidez d<strong>el</strong> temperamento. Tal<br />

es <strong>el</strong> camino de los Patos que hemos traído…". Lo fragoso d<strong>el</strong> piso se disputa con la rigidez<br />

d<strong>el</strong> temperamento… palabras sabias. Nada hay que la voluntad optimista no pueda<br />

conquistar.<br />

Nosotras nos quedamos allí. En <strong>el</strong> pensamiento estratégico. En la proyección de todo. En<br />

<strong>el</strong> actuar hoy pero pensar en mañana.<br />

De nuevo <strong>el</strong> cuaderno y las preguntas trascendentes:<br />

• ¿Qué cosas concretas puedo hacer hoy que modifiquen mis próximos 10 años?<br />

• ¿Qué legado puedo dejar para siguientes generaciones?<br />

• ¿Qué arte puedo introducir en mi vida que me de las sensaciones que me da este parque?<br />

• ¿Qué quiero proyectar?<br />

Emb<strong>el</strong>esadas en nuestros<br />

pensamientos caminamos y<br />

caminamos <strong>por</strong> cada rincón de este<br />

lugar maravilloso. Distintas especies<br />

de árboles con una sorpresa<br />

inesperada: <strong>el</strong> otoño en Mendoza.<br />

¡Qué b<strong>el</strong>lo! Colores, formas, dorados,<br />

rojos, viento... Alguien menciona la<br />

canción “Otoño en Mendoza” y ya la<br />

anotamos para escucharla. “No es lo mismo <strong>el</strong> otoño en Mendoza”. ¡Y tiene razón!<br />

Nos llama la atención la limpieza que hay en todos los sitios. El orden. Es vital <strong>el</strong> orden y la<br />

limpieza externa para que los pensamientos fluyan sin ninguna traba.<br />

Elena Ortega y Marita Abraham | 161


El parque nos atrapó. Seguimos recorriendo, <strong>el</strong> estadio de fútbol, los hermosos barrios, los<br />

centros de investigación… Nos paramos a comer en un “carrito”. ¡Qué manjar <strong>el</strong> barrosluco!<br />

Nunca habíamos probado algo así. Buena carne Argentina en un sándwich enorme.<br />

El día culmina mientras caminamos de regreso al hot<strong>el</strong>.<br />

Día 3. El desierto de Lavalle<br />

Nos pasan a buscar para ir al desierto de Lavalle.<br />

Vamos pensando cómo exageran, no será para tanto.<br />

¿Desierto lo que se dice desierto? ¡Vamos!<br />

Voy conversando animadamente y siguiendo de<br />

nuevo <strong>el</strong> camino de las acequias. Alguien nos había<br />

hablado d<strong>el</strong> agua y su valor estratégico para<br />

Mendoza. Nos decían que es lo que hay que cuidar<br />

aquí <strong>por</strong>que llueve menos de 200 mililitros al año.<br />

¡Nada! Por eso para regar los cultivos o proveer de<br />

agua en algunos de estos lugares alejados lo que<br />

hacen es hacer pozos que buscan <strong>el</strong> líquido tan<br />

preciado en las profundidades de la tierra. D<strong>el</strong> fondo<br />

a la superficie, buceando profundo para poder<br />

modificar lo visible. Interesante.<br />

Pensando esto no nos dimos cuenta que <strong>el</strong> paisaje exterior ha cambiado <strong>por</strong> completo. No<br />

sabemos en qué momento entramos <strong>por</strong> un camino más angosto pero alrededor solo se<br />

veía tierra y arena. Grandes inmensidades y no se ven personas. Ocasionalmente algún<br />

curtido hombre p<strong>el</strong>eándole palmo a palmo a un auténtico desierto.<br />

El conductor disfruta de nuestro asombro. “Les presento <strong>el</strong> desierto de Lavalle, pronto<br />

llegamos a las dunas”. ¿Dunas? Viendo lo que nos rodea ya nada nos parece imposible. De<br />

nuevo <strong>el</strong> conductor “comunicante”: “¿Veis este paisaje que nos rodea? Así era todo Mendoza.<br />

Tierra árida, vegetación escasa… Primero los indios y después los inmigrantes. Nadie olvida<br />

en Mendoza a los españoles e italianos que llegaron a p<strong>el</strong>earle a la tierra. Mi abu<strong>el</strong>o era de<br />

Galicia. ¡Me lo imagino al viejo acostumbrado al agua y la humedad sin esfuerzo regando<br />

plantitas en sus tierras!” “¿Regando? - Le pregunto. ¿Riegan los sembrados?”. “Claro que sí<br />

señora! Acá todo se riega con la acequia o con la manguera. En lugares como este se<br />

162 | Cuaderno de Bitácora Una mirada Ontológica: Mendoza – Los Andes


espera <strong>el</strong> turno d<strong>el</strong> agua. ¡Y allí todos a regar! Si usted quiere tener plantas en Mendoza más<br />

le vale que las riegue”.<br />

No nos sorprende que de nuevo nuestra mente haga este paral<strong>el</strong>o con la vida y la empresa.<br />

Hay proyectos que necesitan esfuerzos extraordinarios y otros que “se riegan solos”. Porqué<br />

no lo vimos antes. Hemos dedicado tanto tiempo a los que se dan fáciles y quizás en los<br />

difíciles esté la satisfacción enorme, como la que describe este hombre en su abu<strong>el</strong>o. Cuánta<br />

gente tuvo que dejarlo todo atrás y emprender sacrificios extraordinarios, gestionando <strong>el</strong><br />

cambio absoluto. D<strong>el</strong> verg<strong>el</strong> de Galicia al desierto de Mendoza, sin escalas. Cuánta<br />

transformación personal tuvo que ser necesaria. Y ese hombre, quizás rudo y poco educado,<br />

tuvo simplemente que dominar <strong>el</strong> entorno después de dominarse a sí mismo. Nos impacta<br />

la idea. Qué cómodos estamos. Qué poco dispuestos a renunciar a aqu<strong>el</strong>lo que nos hace la<br />

vida fácil pero menos rica. La vida segura, sin aventuras, pero terriblemente sensible a las<br />

crisis o los vientos d<strong>el</strong> contexto.<br />

Un cart<strong>el</strong> de madera nos anuncia las dunas de Lavalle, pero la verdad que allí ¡no se ve nada!<br />

Nos bajamos y seguimos la advertencia de poner la cámara en una bolsa plástica<br />

transparente. Ya hemos dejado la soberbia de lado y seguimos las instrucciones con<br />

humildad y agradecimiento.<br />

De repente descubrimos “Altos Limpios”, un mar de médanos impactantes que aparece como<br />

un Sahara. Nos cuentan que los vientos bailan salvajes aquí, cambiando la fisonomía d<strong>el</strong><br />

lugar completamente cada año. Siempre igual, siempre distintos.<br />

Comenzamos <strong>el</strong> ascenso al médano principal. La arena se desliza y nos lo pone difícil.<br />

Luchamos paso a paso y buscamos una nueva cima. Los guardabosques acuden amables en<br />

nuestra ayuda. Qué maravilla de lugar y como tantos otros aquí, no está explotado en<br />

absoluto. Naturaleza pura.<br />

Al llegar al más alto de los médanos, vemos en ese limpio y claro ci<strong>el</strong>o azul una vista<br />

impresionante: desde <strong>el</strong> Aconcagua hasta la vecina provincia de San Juan. Y allí todo invita<br />

a jugar: rodamos ladera abajo y nos divertimos soltando <strong>el</strong> niño que llevamos dentro.<br />

Ya exhaustas vamos al puesto vecino donde nos espera un exquisito chivito a la llama. Los<br />

tomates tienen otro color y otro sabor. ¡No puede ser mejor!<br />

Elena Ortega y Marita Abraham | 163


Día 4: El camino d<strong>el</strong> vino<br />

Después de la aridez d<strong>el</strong> desierto y de la confrontación que representó para nosotras un<br />

entorno sin agua, estamos ansiosas <strong>por</strong> seguir descubriendo los contrastes.<br />

Nos pasan a buscar muy temprano y vamos preparadas para apreciar la mano d<strong>el</strong> hombre.<br />

Esta vez cedemos a la tentación de llevarnos <strong>el</strong> mate con nosotras… una gran compañía.<br />

Después de haber visto lo que es la tierra mendocina al desnudo, hemos tomado conciencia<br />

de que todo este verde que rodea este nuevo paisaje fue pensado pero sobre todo, regado,<br />

<strong>por</strong> <strong>el</strong> hombre.<br />

El otoño con sus caprichosos colores da un escenario magnífico camino a las bodegas. No<br />

nos cansamos de tomar fotografías y creo que será muy difícil escoger algunas después para<br />

esta bitácora.<br />

Nuestro chofer en esta o<strong>por</strong>tunidad es un amable mendocino, ingeniero agrónomo y un<br />

experto en <strong>el</strong> mundo d<strong>el</strong> vino. Generoso en sus conocimientos y muy divertido en sus<br />

r<strong>el</strong>atos, es un presagio que esta será una jornada maravillosa.<br />

Nos pregunta <strong>por</strong> los vinos que bebimos estos días en la comida y en la cena. Le divierte<br />

nuestra simplicidad al reconocer que bebimos vino “tinto”. Nos damos cuenta de nuestra<br />

falta de atención hacia algo tan im<strong>por</strong>tante en Mendoza. ¡Y también nuestra falta de<br />

sensibilidad para disfrutar de este viaje con todos los sentidos!<br />

Nuestra primera parada es en una “finca”, una amplísima extensión de tierra sembrada con<br />

vides. Cada hilera de viña empieza con un hermoso rosal lleno de flores, y no podemos<br />

menos que halagar esta idea decorativa. De nuevo se ríe y con paciencia nos explica que la<br />

función de las rosas es detectar un hongo muy maligno para la vid.<br />

164 | Cuaderno de Bitácora Una mirada Ontológica: Mendoza – Los Andes


Este ataca primero a las rosas y cuando ven que la rosa está enferma tienen tiempo de<br />

aplicar la cura para que no afecte a la vid.<br />

Caminamos <strong>por</strong> las hileras y observamos: <strong>el</strong> riego <strong>por</strong> aspersión, la protección contra <strong>el</strong><br />

granizo, <strong>el</strong> trabajo de cada detalle para que cada racimo sea <strong>el</strong> de mayor calidad.<br />

Nos cuenta que Mendoza se tuvo que reconvertir para competir en <strong>el</strong> mundo d<strong>el</strong> vino. Que<br />

su abu<strong>el</strong>o tenía una “criolla” que servía para hacer un vino genérico. El recuerda lo mal que<br />

se puso su abu<strong>el</strong>o cuando supo que tenía que levantar toda la viña para poner “Varietales”<br />

que es lo que se vendería en <strong>el</strong> futuro y esperar varios años antes de poder cosechar.<br />

De nuevo <strong>el</strong> cambio implacable y <strong>el</strong> sometimiento tenaz a su reinado. Un nuevo principio d<strong>el</strong><br />

mod<strong>el</strong>o de gestión d<strong>el</strong> optimismo: tras la expectativa de lo mejor ser capaz de correr un<br />

riesgo que nos saque de nuestra zona de confort.<br />

Nos cuenta <strong>el</strong> ciclo vitivinícola que concluye con la gloriosa Vendimia. - ¡Qué pena que no<br />

vinieron para la Vendimia!- nos dice- Es una fiesta única. Los extranjeros se fascinan con <strong>el</strong>la.<br />

Se realiza en un anfiteatro romano entre los cerros y es un espectáculo de luz y color único<br />

en <strong>el</strong> mundo. Es en marzo- Nos prometemos esta noche conseguir un video de esta<br />

maravilla.<br />

Concluida la visita a la finca ponemos dirección hacia una bodega Nos ofrece visitar varias<br />

entre pequeñas y grandes para disfrutar de su arquitectura y, lógicamente, catar sus vinos.<br />

Primera parada… Las magníficas Chandon y Trivento<br />

El gerente nos recibe para mostrarnos <strong>el</strong> proceso y hacernos catar <strong>el</strong> vino. Este grupo<br />

mundial nos r<strong>el</strong>ata lo especial que es Mendoza para la <strong>el</strong>aboración d<strong>el</strong> vino. Y aparece de<br />

nuevo <strong>el</strong> Malbec…, de nuevo <strong>el</strong> compromiso con las sensaciones más sublimes. Un vino<br />

noble, en barrica de roble, esperando <strong>el</strong> tiempo justo para concentrar los aromas y sabores<br />

que le darán su esencia.<br />

Esta bodega chilena instaló una bodega magnífica en Mendoza. Mónica Caamaño, gerente<br />

de Marketing en Trivento y nuestra anfitriona, nos invita a recorrer sus espacios donde<br />

fusionan de manera increíble vino y arte. Hay una exposición de artistas locales con obras<br />

r<strong>el</strong>acionadas con <strong>el</strong> vino. Una maravilla.<br />

Elena Ortega y Marita Abraham | 165


Comienza entonces la cata. Paso a paso de sensaciones: nos invitan a coger <strong>el</strong> vaso desde<br />

la base para evitar transmitirle calor y variar su temperatura. Observamos su color en<br />

detalle… con una guía experta comienzo a ver tonalidades de rojos, bordeaux, dorados…. La<br />

vista se d<strong>el</strong>eita e incor<strong>por</strong>amos <strong>el</strong> olfato… nos pregunta <strong>por</strong> impactos olfativos que no había<br />

registrado nunca… ¡y allí están!<br />

Llega <strong>el</strong> momento de probarlo. Un pequeño sorbo que debe bailar en la boca un rato para<br />

comenzar a sentir frambuesas, madera. Y otros descriptores que es la primera vez en nuestra<br />

vida que sentimos con esa intensidad. Por fin comprendemos la experiencia d<strong>el</strong> vino, no es<br />

beber es sentir con todos los sentidos, es experimentar la plena presencia para disfrutar<br />

sensaciones. La plena presencia que nos hace protagonistas.<br />

De nuevo nuestro diálogo nos trans<strong>por</strong>ta a otra dimensión. Gestionar la experiencia d<strong>el</strong><br />

cliente, incor<strong>por</strong>ar sus sentidos en cualquier sector. Extrapolando lo vivido en la bodega<br />

entendemos que esta gestión de la experiencia tiene varios <strong>el</strong>ementos:<br />

• Un entorno cuidado y convocante. Cada detalle llama la vista y cada espacio está pensado<br />

para instalarse y disfrutar<br />

• Los cinco sentidos son im<strong>por</strong>tantes: los aromas que se hu<strong>el</strong>en, <strong>el</strong> tacto en las texturas que<br />

rodean a este especial invitado, los sonidos presentes y también ausentes…<br />

• Y una persona con sentido de servicio, orientada a la satisfacción d<strong>el</strong> otro, yendo un poco<br />

más allá de su obligación para disfrutar también de la experiencia d<strong>el</strong> cliente. Una persona<br />

satisfecha con su trabajo, creativa y proactiva en <strong>el</strong> diseño d<strong>el</strong> momento, consciente de que<br />

no da igual, de que puede protagonizar la diferencia.<br />

Quizás sea esta la diferencia que encontramos en este Nuevo mundo. Son personas<br />

creativas, dispuestas a correr riesgos, quizás más informales pero tan vivas y creativas.<br />

Día 5: La cabalgata Sanmartiniana<br />

Nuestros amigos, Familia Correa, nos habían invitado a hacer una cabalgata en la montaña,<br />

llegando al límite con Chile. Al principio lo habíamos descartado… ¡tantas horas a caballo!<br />

¡Somos mujeres de ciudad! Pero después de ver la historia de San Martín y su gesta y de<br />

notar <strong>el</strong> entusiasmo de nuestros amigos, dimos <strong>el</strong> sí. Así que aquí estamos, comprando muy<br />

166 | Cuaderno de Bitácora Una mirada Ontológica: Mendoza – Los Andes


temprano las “bombachas gauchas” que nos han recomendado para hacer más confortable<br />

la travesía.<br />

La primera parada es <strong>el</strong> Valle de Uspallata. Nuestros amigos nos dicen… prepárense para ver<br />

<strong>el</strong> valle… ¡y allí está! Majestuoso, impresionante. Fotos y más fotos de b<strong>el</strong>leza. Y tras mucha<br />

maravilla llegamos a “Los Arboles”, al magnífico campo de los Correa, donde nos espera un<br />

maravilloso asado y una b<strong>el</strong>la casa llena de historia que sus propietarios nos cuentan con<br />

genuino orgullo.<br />

Nuestra charla se interrumpe tras los gritos de los arrieros y salimos para encontrarnos con<br />

estos hombres curtidos <strong>por</strong> <strong>el</strong> sol, trayendo con <strong>el</strong>los magníficos ejemplares de caballos y<br />

mulas dispuestas a la carga. Unas breves instrucciones… y allí estamos cabalgando, con<br />

miedo y alegría, con ilusión e incertidumbre. Emociones encontradas en este hermoso día<br />

mendocino (¡<strong>por</strong> algo le llaman la tierra d<strong>el</strong> buen sol y d<strong>el</strong> buen vino!), cabalgando sobre los<br />

pasos d<strong>el</strong> General San Martín.<br />

Este día de cabalgata fue b<strong>el</strong>lo y fascinante. La sensación de inmensidad es indescriptible,<br />

como lo es nuestro increíble estado de plenitud. El paisaje es una invitación a conectarnos<br />

con la b<strong>el</strong>leza, con lo inmenso. Estamos ya a 3000 metros de altura y quizás es <strong>por</strong> eso que<br />

nuestra mente se entrega exc<strong>el</strong>sa a este imperio de sentidos, sin oponer la más mínima<br />

resistencia. Emb<strong>el</strong>esadas como estamos no nos damos cuenta que <strong>el</strong> camino, hasta aquí<br />

cómodo, va haciéndose más y más pequeño… y nos encontramos en una fina hu<strong>el</strong>la, con un<br />

gran precipicio al costado.<br />

Paramos asustadas, no podemos<br />

seguir. Nos sentimos frenadas <strong>por</strong> <strong>el</strong><br />

temor y una horrible sensación en <strong>el</strong><br />

estómago de tomar conciencia d<strong>el</strong><br />

p<strong>el</strong>igro.<br />

El arriero se da cuenta enseguida y<br />

con total seguridad, sin titubeos, nos<br />

reclama: “¡Confíen en <strong>el</strong> caballo! ¡No pongan resistencia! ¡R<strong>el</strong>ájense!” Fácil de decir pero<br />

comprendemos, quizás muy tarde, que no hay marcha atrás y que no nos queda otra<br />

alternativa que hacer lo que nos dice. Cerramos los ojos muy fuerte y no nos queda otra<br />

que pensar en la esencia misma de la confianza. Cuando hablamos de optimismo<br />

Elena Ortega y Marita Abraham | 167


explicamos que la confianza es <strong>el</strong> supremo acto que integra la humildad y la generosidad.<br />

Confío cuando soy capaz de tomar conciencia que no puedo solo. Confío cuando quiero<br />

darle al otro la o<strong>por</strong>tunidad de sorprenderme y de hacerse GRANDE. Y aquí estamos,<br />

ejercitando la confianza en <strong>el</strong> sentido más pleno. Las risas nos sacan de nuestra profunda<br />

reflexión. Estamos en un hermoso lugar, lejos d<strong>el</strong> d<strong>el</strong>gado camino. ¡Prueba superada! No<br />

podemos evitar preguntarnos cómo lo habrá hecho San Martín… 4000 hombres cargados de<br />

toda clase de objetos pasando <strong>por</strong> esos sitios…<br />

Llegamos al campamento. No sabemos en qué momento estos hombres sabios montan las<br />

tiendas de campaña, se sientan alrededor d<strong>el</strong> fuego y comienzan <strong>el</strong> asado. Nos sentamos<br />

con <strong>el</strong>los a escuchar sus historias, sus vidas curtidas, su respetuoso modo de comunicarse…<br />

Esta noche dormimos como pocas veces. El ci<strong>el</strong>o es impresionante. Millones de estr<strong>el</strong>las nos<br />

conectan con una inmensidad que no recordamos haber visto en otras latitudes. Estamos<br />

en contacto con lo más básico, la vulnerabilidad más increíble.<br />

Día 6: Llegando al final d<strong>el</strong> camino<br />

El amanecer y sus sonidos nos despiertan, y después de los mates y “tortitas mendocinas”<br />

estamos de nuevo en <strong>el</strong> caballo. Poco tiempo después un caudaloso rio de deshi<strong>el</strong>o nos<br />

acompaña con su alegría cantarina. Sin mediar intención de nuestra parte los caballos siguen<br />

al arriero penetrando en <strong>el</strong> río, caminando sobre las piedras resbaladizas con gran seguridad.<br />

(¡Confianza!). Maravilloso. 4000 metros y subiendo.<br />

Paramos en un valle donde al fin podemos caminar, observar la fauna y flora autóctonas y<br />

los cóndores que vu<strong>el</strong>an despreocupados. Mientras preparan la comida respiramos ese aire<br />

con sensaciones confusas y maravillosas Paz, silencio, b<strong>el</strong>leza, conexión con lo íntimo de uno<br />

mismo sin interrupciones.<br />

No sabemos en qué momento nuestro guía ha pescado unas truchas gigantes… ¡no<br />

sabíamos que podían ser de este tamaño! Y de nuevo <strong>el</strong> asado y de nuevo <strong>el</strong> agradecer tanta<br />

dedicación y generosidad.<br />

Comemos en silencio. Sabiendo que ya queda poco. La cabalgata podría seguir hasta Chile,<br />

como era la intención, pero nosotros tenemos que regresar. Ambas sabemos que estamos<br />

reordenando nuestros pensamientos, repasando nuestras vivencias, conectándonos con un<br />

nuevo lenguaje.<br />

168 | Cuaderno de Bitácora Una mirada Ontológica: Mendoza – Los Andes


La guitarra nos saca de nuestra ensoñación. Las canciones cuyanas llenan <strong>el</strong> aire con su<br />

alegría. El folklore y sus letras magníficas ensalzando todo lo que hemos visto nos emociona.<br />

“¡Y <strong>el</strong> arriero va…. Y <strong>el</strong> arriero vaaaaa!” dice la letra. Y nosotros aprendimos de <strong>el</strong>los.<br />

Aprendimos de cada uno de los que domaron este desierto, que conquistaron estas<br />

montañas, que día a día con su esfuerzo trascienden su propia existencia.<br />

Tomamos nuestras notas. Ambas sabemos que es <strong>el</strong> momento de terminar nuestra bitácora.<br />

Hemos visto nuevas realidades y estrenado nuevos ojos. Hemos incor<strong>por</strong>ado nuevas<br />

perspectivas. Hemos conquistado nuestros propios miedos y desafiado principios que en<br />

algún momento consideramos irrefutables. Peter Drucker dijo que lo que no se puede medir<br />

no se puede gestionar. Hoy sabemos que gestionar lo medible es mucho más sencillo que<br />

gestionar aqu<strong>el</strong>las cosas que no son fáciles de medir pero que son imprescindibles de<br />

gestionar. Vinimos a buscar profundizar en la Gestión d<strong>el</strong> Compromiso y la Gestión d<strong>el</strong><br />

Optimismo como mod<strong>el</strong>os organizacionales y nos vamos con <strong>el</strong> cuaderno y <strong>el</strong> alma llena de<br />

notas para hacerlo.<br />

Estamos fluyendo. Lo dejamos aquí.<br />

“No sigas <strong>por</strong> donde te conducen las hu<strong>el</strong>las.<br />

Mejor ve <strong>por</strong> donde no hay hu<strong>el</strong>las y deja un camino”<br />

Anónimo<br />

Elena Ortega y Marita Abraham | 169


Joaquín Oset Fernández<br />

Lo primero que Joaquín su<strong>el</strong>e decir a todas las personas que conoce, nada más<br />

presentárs<strong>el</strong>as, es que es de Úbeda. Allí nació en <strong>el</strong> año 1957, y allí acude cada vez que sus<br />

ocupaciones se lo permiten, ya que su tierra le recarga física y anímicamente para continuar<br />

con su actividad periódica. ¿Será <strong>el</strong> poder d<strong>el</strong> aceite de oliva? ¿Será la visión de los cerros de<br />

Úbeda? ¿Será <strong>el</strong> tirón de las raíces? No se sabe con certeza, pero algo de todo lo que<br />

contiene Úbeda, además de la familia de Joaquín, es lo que le hace regenerarse y plantearse<br />

que todo en la vida tiene sentido.<br />

Estudió Ciencias Químicas en Granada, <strong>por</strong>que un gran profesor que tuvo cursando<br />

bachillerato supo enseñarle que para ir ad<strong>el</strong>ante en este mundo hace falta tener mucha<br />

química, y que con una buena reacción química se pueden conseguir cosas verdaderamente<br />

insospechadas. Cuando termina la carrera, la primera opción laboral que contempla es la de<br />

ser profesor, pero para <strong>el</strong>lo debía afrontar unas oposiciones arduas y Joaquín no se veía ni<br />

dando clase (será que no ha tenido que impartir posteriormente cursos en su vida<br />

profesional) ni dedicando tiempo a opositar. Le tiraba la empresa y lo empresarial, y para<br />

entender mejor la complejidad empresarial decide formarse en diferentes materias y realiza<br />

dos Máster, uno de RRHH en la Cámara de Comercio y, posteriormente, un MBA en ICADE.<br />

El conocimiento adquirido le permite comenzar a trabajar en consultoría de Organización de<br />

RRHH y Formación y desde ese momento, 1990, ha tenido la o<strong>por</strong>tunidad de formarse y<br />

trabajar con los mejores compañeros, con los clientes más interesantes y en las mejores<br />

Biografía | Joaquín Oset Fernández | 171


empresas d<strong>el</strong> sector (Coopers&Lybrand, PriceWaterHouseCopers, KPMG...) Su faceta de<br />

consultor le ha permitido vivir tres años en Bilbao, viajar <strong>por</strong> muchos sitios y conocer<br />

ciudades y personas que nunca se hubiera planteado.<br />

En su última etapa como consultor, en la empresa SUNION, d<strong>el</strong> Grupo Gesfor, ha tenido la<br />

satisfacción de conocer y poder utilizar una metodología para la Gestión d<strong>el</strong> Cambio<br />

absolutamente impactante. Se trata de Fe<strong>el</strong>ings Management o cómo de im<strong>por</strong>tante es<br />

gestionar los sentimientos y las emociones colectivas en procesos de cambio. Esta<br />

metodología se la cedió Javier Fernández Aguado, que la creó conceptualmente, pero que<br />

Joaquín y su equipo han sabido llevar a la práctica empresarial, consiguiendo con <strong>el</strong>lo la<br />

validación de la misma <strong>por</strong> <strong>el</strong> IESE. La aplicación de esta metodología ha reforzado aún más<br />

en Joaquín <strong>el</strong> convencimiento de la im<strong>por</strong>tancia de las personas y de sus emociones en los<br />

éxitos organizativos y en la mejora de sus procesos.<br />

Pero si de algo se siente realmente satisfecho es de haber llegado a descubrir, después de<br />

los diferentes requiebros en su carrera, de aprender de todo y de ser un animal curioso como<br />

los personajes renacentistas, lo que realmente le apetecía hacer, ser Director de Capital<br />

Humano de un Grupo Multinacional (Logica) con responsabilidad en España y Latinoamérica,<br />

donde ha podido aplicar todos los conocimientos adquiridos a lo largo de los años y donde<br />

también ha descubierto algo nuevo para él, como es la im<strong>por</strong>tancia de la diversidad en<br />

nuestro mundo. Para gestionar la diversidad como realmente debe ser gestionada, también<br />

le ha servido a Joaquín la química que estudió en Granada hace ya muchos años.<br />

Joaquin es coautor d<strong>el</strong> libro “Liderazgo Humanista y de Servicio”. Donde firma <strong>el</strong> capítulo<br />

Fe<strong>el</strong>ings Management: cómo a<strong>por</strong>ta valor a la organización la gestión de los sentimientos<br />

colectivos. Foro Europeo, Escu<strong>el</strong>a de Negocios de Navarra. 2009<br />

También es coautor d<strong>el</strong> estudio publicado conjuntamente <strong>por</strong> Sunion y <strong>el</strong> IESE/IRCO,<br />

“Fe<strong>el</strong>ings Management: Estudio sobre los Estados Emocionales en las Organizaciones”. 2010<br />

172 | Biografía | Joaquín Oset Fernández


Joaquín Oset Fernández<br />

Tres ciudades, tres emociones:<br />

Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá<br />

Pr<strong>el</strong>iminares<br />

Todo viaje tiene sus expectativas, su preparación y sus limitaciones. El que cuento aquí<br />

comenzó a gestarse a causa de mis obligaciones profesionales como Director de Recursos<br />

Humanos en cinco países latinoamericanos, entre <strong>el</strong>los los tres que aparecen en este r<strong>el</strong>ato.<br />

Me solicitaron que, aprovechando mis visitas para trabajar con mis compañeros de allí,<br />

pudiera hablarles, a grupos de colaboradores internos y a clientes que <strong>el</strong>los invitarían, sobre<br />

algún mod<strong>el</strong>o de gestión que fuera novedoso y les ayudara a alinear más y mejor a las<br />

personas con las necesidades de las organizaciones, algo que, en un momento de expansión<br />

como están viviendo estos países les preocupa y les ocupa.<br />

Como siempre que tengo que hacer un viaje, corto o largo en kilómetros o en tiempo, de<br />

trabajo o de placer, me sentía inquieto. Inquietud que en este caso se veía acrecentada <strong>por</strong><br />

la petición que me realizaban mis colegas de transmitirles algo que necesitaban y que podía<br />

ayudarles en su desarrollo futuro.<br />

Cuando me puse a pensar en qué hacer y cómo plantearlo observé que mi estado<br />

emocional empezaba a ser variable y hasta poco controlable <strong>por</strong> momentos. Lo mismo<br />

sentía una gran alegría <strong>por</strong> lo que me estaba sucediendo y <strong>por</strong> la o<strong>por</strong>tunidad que tenía,<br />

como sentía un miedo atroz al respecto, ¿qué iba yo a contar que fuera interesante y sobre<br />

todo útil?, ¿cómo quedaría mi imagen y la de mi empresa entre los compañeros y sus<br />

clientes? A su vez, en algunos momentos entraba en <strong>el</strong> terreno de la apatía, no voy a ir, no<br />

tengo tiempo, mejor dejarlo para otro momento…<br />

174 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá | Joaquín Oset Fernández


En estas disquisiciones estaba cuando decidí coger un atlas de los de toda la vida y comenzar<br />

a ver la situación de los países que debía visitar, sus características geográficas, naturales,<br />

socio demográficas, etc., y comenzó a penetrar en mí <strong>el</strong> gusanillo de la curiosidad y de<br />

cuánto podría aprender yo, tanto de los países que visitara como de las personas con las que<br />

trabajara. Y de nuevo las emociones se me dispararon.<br />

Tras una semana de paréntesis <strong>por</strong> otros asuntos de trabajo retomé la necesidad de hacer <strong>el</strong><br />

viaje y su preparación y súbitamente, acordándome de lo que les había pasado a mis estados<br />

emocionales las semanas anteriores, me di cuenta de que lo que me pedían no era nada raro<br />

y que yo además tenía la solución idónea. Precisamente hablar de la im<strong>por</strong>tancia de trabajar<br />

los estados emocionales de los equipos y de las personas en las organizaciones para<br />

alinearlos con aqu<strong>el</strong>lo que la organización necesita hacer en cada momento.<br />

Y me puse manos a la obra a preparar <strong>el</strong> viaje y mi trabajo interno allí, a la par que preparaba<br />

las sesiones que me habían pedido realizar apoyándome en <strong>el</strong> Mod<strong>el</strong>o Fe<strong>el</strong>ings Management,<br />

que nos permite diagnosticar las emociones (alegría, miedo, enfado, tristeza, estabilidad) de<br />

los equipos con los que trabajamos, identificar las causas que producen estas emociones y<br />

trabajar esas causas para alinear las emociones con aqu<strong>el</strong>lo que la empresa necesita para<br />

tener éxito. Fe<strong>el</strong>ings Management es un Mod<strong>el</strong>o conceptual desarrollado <strong>por</strong> <strong>el</strong> catedrático<br />

y pensador español Javier Fernández Aguado, basado en <strong>el</strong> Mod<strong>el</strong>o Antropomórfico <strong>por</strong> él<br />

diseñado, cedido en exclusiva a mi empresa para su explotación y aplicación en todas las<br />

organizaciones y me venía como anillo al dedo para lo que me habían solicitado mis compañeros.<br />

La ida y <strong>el</strong> plan de trabajo ya estaban claros, mis expectativas eran altas, conocer sitios<br />

nuevos, personas diferentes… Mis miedos seguían existiendo, volar once horas <strong>por</strong> encima<br />

d<strong>el</strong> océano no es uno de mis placeres favoritos (bueno, ni volar media hora sobre la tierra<br />

tampoco…Y me su<strong>el</strong>o hacer unos 100.000 Km anuales volando!!!) Y mis limitaciones también<br />

las tenía claras, no podría convencer a todo <strong>el</strong> mundo, no iba a arreglar los pequeños<br />

problemas que tenían los departamentos de recursos humanos de los países que visitaba en<br />

ese viaje, ni iba a conocer perfectamente todas las ciudades que visitara (así fue, constato las<br />

muchas cosas que no pude o no tuve tiempo de ver ni conocer).<br />

Ya sólo faltaba realizar <strong>el</strong> viaje, volver y aprovechar para plasmarlo en estas páginas. No sin<br />

antes dejar constancia de que lo que aquí aparece son mis conocimientos, impresiones y<br />

apreciaciones personales. En ningún caso pretendo ser un experto en estos países, sólo un<br />

viajero atento, curioso y expectante ante todo lo nuevo.<br />

176 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá


No quiero comenzar los r<strong>el</strong>atos sin agradecer a Jesús López Hernández, consultor senior en<br />

mi empresa, compañero y buen amigo, que me acompañó en estos viajes (intento no viajar<br />

solo) y me ha ayudado a recordar muchos aspectos de este r<strong>el</strong>ato. Gracias Jesús <strong>por</strong> tu<br />

compañía, a miles de kilómetros, y <strong>por</strong> tu memoria para recordar muchas cosas de las que<br />

hicimos y vivimos juntos.<br />

Primera etapa: Buenos Aires. Mi Buenos Aires Querido<br />

Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vu<strong>el</strong>va a ver, no habrá más penas ni olvido.<br />

(…) Hoy que la suerte quiere que te vu<strong>el</strong>va a ver, ciudad <strong>por</strong>teña de mi único querer, oigo la<br />

queja de un bandoneón, dentro d<strong>el</strong> pecho pide rienda <strong>el</strong> corazón (…)<br />

(…) En caravana los recuerdos pasan como una est<strong>el</strong>a dulce de emoción, quiero que sepas que<br />

al evocarte se van las penas d<strong>el</strong> corazón (…)<br />

Esto es lo que me provoca encontrarme en esta maravillosa y contradictoria ciudad. Son<br />

varios los viajes, que <strong>por</strong> trabajo o placer, he realizado a esta ciudad y continúo sin poder<br />

rechazar ninguna invitación que me haga llegar hasta aquí, caminar <strong>por</strong> sus calles, disfrutar<br />

de sus gentes y dejarme llevar <strong>por</strong> la emoción y pasión de sus tangos.<br />

Mi llegada a Buenos Aires ha sido, como no podía ser de otra manera, cálida, cercana,<br />

emotiva, esa misma sensación que experimentamos cuando llegamos a un lugar en <strong>el</strong> que<br />

nos sentimos y nos encontramos “a gusto”. Sensaciones que se acrecentaron al sentir <strong>el</strong><br />

fraternal saludo d<strong>el</strong> Gerente d<strong>el</strong> Hot<strong>el</strong> donde me hospedo habitualmente, en <strong>el</strong> Barrio de<br />

Palermo Hollywood y la sonrisa perenne y la charla int<strong>el</strong>igente de los recepcionistas.<br />

Volver a encontrarme, nuevamente, en ese hot<strong>el</strong> resume en cierta medida las sensaciones<br />

que me produce esta ciudad, la mezcla de cosas nuevas con viejas, la modernidad de la<br />

estancia en contraste con la decadencia de sus muebles, <strong>el</strong> blanco impoluto de sus paredes<br />

con <strong>el</strong> colorido de sus t<strong>el</strong>as, <strong>el</strong> plasma 3D y la mesa estilo Luis XIV que la so<strong>por</strong>ta, La Recoleta y<br />

La Boca, La Casa Rosada y La Plaza de Mayo, <strong>el</strong> Barrio d<strong>el</strong> Puerto y las Cooperativas de Madres.<br />

Dualidades de una misma ciudad, tan propias de <strong>el</strong>la que calan en <strong>el</strong> sentir de sus gentes,<br />

que les llega hasta lo más profundo de sus emociones – los valores – y que se manifiesta de<br />

esa forma tan característica que todos conocemos, en sus com<strong>por</strong>tamientos diarios.<br />

Joaquín Oset Fernández | 177


Cementerio<br />

El <strong>por</strong>qué de alojarme normalmente en este hot<strong>el</strong> es muy sencillo, se encuentra a un<br />

agradable paseo d<strong>el</strong> Cementerio de Chacarita.<br />

Su<strong>el</strong>e ser la primera cosa que hago cuando llego a Buenos Aires. La paz que transmite este<br />

cementerio resulta acogedora y a veces aterradora. Su extensión le hace encontrarse entre<br />

los mayores d<strong>el</strong> mundo y la enorme cantidad de mausoleos, cruces, murales, etc., que lo<br />

adornan lo convierten en una verdadera y opulenta joya de la arquitectura y escultura<br />

contem<strong>por</strong>ánea.<br />

Caminar <strong>por</strong> sus amplias y cuidadas calles contemplando tal cúmulo de obras de arte hace<br />

que te olvides d<strong>el</strong> lugar en <strong>el</strong> que te encuentras y te traslades a un escenario emocional en<br />

<strong>el</strong> que reina <strong>el</strong> sosiego, la calma y la reflexión, escenario solamente desvanecido <strong>por</strong> la<br />

imagen de la tumba de Gard<strong>el</strong> y las numerosas placas de reconocimiento a su persona y a<br />

su obra y a las de otros tantos personaje im<strong>por</strong>tantes que allí descansan.<br />

Este cementerio siempre me ha hecho pensar que<br />

hasta en la muerte nos gusta ser coquetos y estar bien<br />

parecidos, y esta reflexión forma parte d<strong>el</strong> estilo de<br />

vida de los bonaerenses. Cuidan sus lugares de<br />

descanso eterno de la misma manera con la que<br />

cuidan sus formas, sus ademanes, su vestuario, su<br />

manera de dirigirse a alguien hasta niv<strong>el</strong>es<br />

impensables en otras culturas. Son coquetos, se<br />

sienten argentinos y lo muestran al mundo con orgullo.<br />

Pero en cierta medida se trata de un orgullo antiguo, de tiempos pasados en los que la<br />

Argentina era reconocida como una potencia emergente y en los que los argentinos viajaban<br />

<strong>por</strong> <strong>el</strong> mundo con ese aura. Tiempos pasados que no concuerdan con <strong>el</strong> presente y que<br />

luchan <strong>por</strong>que se convierta en un futuro esplendoroso.<br />

Barrio de la Boca<br />

¡Ay! El Barrio de La Boca. Caminando <strong>por</strong> sus calles uno se da cuenta de esa otra realidad<br />

de Buenos Aires. Pero es la realidad que más me gusta, la que me trae recuerdos y<br />

178 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá


emociones muy añejas, ya casi olvidadas dentro de la<br />

maraña de envolturas que rodean nuestras vidas. El<br />

colorido d<strong>el</strong> barrio es increíble, la alegría de la gente<br />

y su amabilidad no tienen parangón con otros<br />

barrios de la ciudad, <strong>el</strong> sentimiento de arraigo y<br />

pertenencia a este barrio se convierte en una especie<br />

de orgullo pasional y en <strong>el</strong> que las emociones tienen<br />

su punto más álgido en <strong>el</strong> estadio d<strong>el</strong> Club Atlético<br />

Boca Juniors.<br />

Esa mañana cuando caminaba rumbo al estadio de<br />

futbol para retirar dos entradas que había reservado<br />

para <strong>el</strong> partido de la noche, descubrí en las<br />

inmediaciones d<strong>el</strong> estadio una especie de puesto en <strong>el</strong> que se ofrecían diferentes productos<br />

típicos argentinos (carnes, asados, empanadas, etc.), mis pensamientos se fueron<br />

rápidamente a “un puesto de comida ambulante más…”, pero algo me decía que no era así.<br />

El puesto se encontraba pegado a uno de los laterales d<strong>el</strong> estadio y a su costado se abría<br />

una puerta <strong>por</strong> la que se podía acceder al recinto. Además había otra cosa más que mordía<br />

mi curiosidad, un rótulo en enormes letras azules y amarillas decía: “Cooperativa de Madres”.<br />

Con la excusa de probar alguno de los productos que anunciaban, me acerqué a investigar<br />

que era esto de una cooperativa de madres.<br />

La sorpresa fue doble, hacía mucho tiempo que no degustaba una carne tan d<strong>el</strong>iciosa y<br />

cocinada con tanto cariño. Y en segundo lugar, quizá <strong>el</strong> más im<strong>por</strong>tante, la cooperativa de<br />

madres es una organización en la que las madres d<strong>el</strong> barrio invierten una parte de su tiempo<br />

y esfuerzo para sacarse un dinero extra que les permita vivir de una manera digna. La idea<br />

me pareció tan fantástica que la comida se convirtió en una charla de varias horas.<br />

Pero las sorpresas no acababan ahí, existe un espíritu y una cultura cooperativista en <strong>el</strong> barrio<br />

muy desarrollada, basada en un sentimiento de unión y de compartir verdaderamente<br />

solidario. La sensación que me transmitía esta madre se centra en la siguiente idea: “qué<br />

puedo hacer yo para mejorar mis condiciones de vida, las de mi familia y las de mi entorno”.<br />

Es una actitud proactiva, de ir hacia ad<strong>el</strong>ante en lugar de esperar a que nos caiga algo en las<br />

manos. El futuro hay que buscarlo y no esperar a que llegue, me decía… en esa mezcla tan<br />

típica de los bonaerenses a camino entre la filosofía evocadora y la realidad más cruda. Toda<br />

Joaquín Oset Fernández | 179


una declaración de intenciones materializada en hechos reales y con unos resultados<br />

alentadores.<br />

Los ojos de esta madre también reflejaban miedo, un miedo muy antiguo y arraigado,<br />

miedo a no poder salir de su situación, miedo a perder lo poco que tienen, miedo a no<br />

poder dar a los suyos un futuro alentador. Y este miedo es <strong>el</strong> que la hacía luchar, <strong>el</strong> que la<br />

impulsaba a p<strong>el</strong>ear <strong>por</strong> lo que quiere y a defender lo suyo, en definitiva, un miedo que<br />

actuaba como agente motivador y no como inhibidor. Lo único negativo es que <strong>el</strong><br />

miedo como motivador a largo plazo exige tanto de la persona que termina acabando con<br />

<strong>el</strong>la.<br />

Dentro de esta dicotómica ciudad aspectos como buscarte la vida y comért<strong>el</strong>a a mordiscos<br />

se están convirtiendo en un estilo de ver, pensar, sentir y actuar.<br />

La Bombonera<br />

Pero no había acabado todo ahí, no había acabado todo con <strong>el</strong> último alfajor de dulce de<br />

leche, quedaba una sorpresa más. Una de las madres de la cooperativa me ofreció la<br />

posibilidad de disfrutar de La Bombonera cuando <strong>el</strong> estadio se encuentra vacío.<br />

Para esa misma noche tenía entradas para ver un más que interesante Boca vs<br />

Independiente. La diferencia entre los dos momentos resultó apabullante, <strong>el</strong> silencio casi<br />

sobrecogedor de la tarde al contemplar este impresionante estadio vacio, de gradas<br />

superpuestas y de brillantes colores azules y amarillos, en contraste con <strong>el</strong> bullicio de la<br />

noche, cargado de pasiones descontroladas, de calor humano y de una forma de vivir <strong>el</strong><br />

futbol que sólo se ve y se siente en<br />

estas tierras, no te deja impasible.<br />

Vivir un partido en este estadio es<br />

contagiarte de todo lo que pasa a<br />

tu alrededor, es dejarte llevar <strong>por</strong><br />

los canticos, la música, los gritos<br />

de ánimos…, Boca es una r<strong>el</strong>igión<br />

para sus hinchas al igual que lo es<br />

todo <strong>el</strong> barrio de La Boca para sus<br />

habitantes.<br />

180 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá


Casa Rosada y Plaza de Mayo<br />

A la mañana siguiente, y aún con <strong>el</strong> ruido de los cánticos de los hinchas de boca resonando<br />

en mis oídos, me dirigí hacia la Plaza de Mayo y la Casa Rosada.<br />

Si uno va con cuidado, aún encuentra ciertos vestigios de algunos de los acontecimientos<br />

más im<strong>por</strong>tantes que se han producido en la historia de Argentina. El simbolismo de ambos<br />

monumentos me parece turbador y <strong>el</strong> respeto con <strong>el</strong> que te hablan los argentinos de <strong>el</strong>los<br />

resulta impactante. La tristeza y <strong>el</strong> miedo que manifiestan en sus comentarios al hablar de<br />

estos temas, contrasta de inmediato con un optimismo efervescente al hablar d<strong>el</strong> futuro que<br />

tienen <strong>por</strong> d<strong>el</strong>ante.<br />

Gran parte de lo que es actualmente Argentina se ha luchado y lidiado en estos dos<br />

monumentos y <strong>el</strong> recuerdo de las madres de esta plaza permanecerá eternamente unido<br />

a la historia pasada y futura de esta nación. Este simbolismo está directamente enraizado en<br />

la cultura d<strong>el</strong> pueblo argentino, acostumbrado en los últimos tiempos a p<strong>el</strong>ear <strong>por</strong> unos<br />

valores y unos ideales que se consideran innegociables y <strong>por</strong> los que merece la pena llegar<br />

hasta las últimas consecuencias.<br />

Rio Paraná<br />

Desde la Plaza de Mayo me dirigí hacia la desembocadura d<strong>el</strong> rio Paraná y al barrio d<strong>el</strong><br />

puerto. En concreto a la Torre Repsol YPF a ver a mi viejo amigo José Antonio Fernández.<br />

José es uno de esos “gallegos” -a pesar de ser de Valladolid- que llegaron a Argentina<br />

buscando fortuna hace muchos años. Se siente más argentino que español y durante mucho<br />

tiempo ha sido mi cicerone <strong>por</strong> los lugares más singulares de esta ciudad. Trabaja para YPF<br />

desde que tiene recuerdos y esta mañana quiere mostrarme una de las vistas, que en su<br />

opinión es de las más hermosas de todo Buenos Aires, la vista que desde la azotea de la<br />

Torre Repsol se tiene d<strong>el</strong> puerto, de su moderno barrio lleno de edificios de oficinas y<br />

verdadero centro de negocios de la ciudad y de algo que nunca llegué a imaginar…,<br />

Uruguay.<br />

Desde esta impresionante torre se ve la desembocadura d<strong>el</strong> rio Paraná en toda su extensión,<br />

<strong>el</strong> barrio de La Recoleta, y al otro lado Uruguay. Ya comentaba al inicio los contrastes de esta<br />

ciudad y este es uno de los más impresionantes.<br />

Joaquín Oset Fernández | 181


Los Tangos<br />

En compañía de mi amigo nos adentramos<br />

en <strong>el</strong> mundo d<strong>el</strong> tango. En Buenos Aires uno<br />

no se puede perder la Calle Caminito, cuna<br />

d<strong>el</strong> tango argentino y lugar de peregrinación<br />

de los amantes de este pasional baile. Es<br />

cierto que en todo <strong>el</strong> centro de Buenos Aires<br />

puedes encontrarte parejas bailando, pero si<br />

de verdad quieres conocer y vivir <strong>el</strong> duende<br />

d<strong>el</strong> tango es necesario visitar los diferentes<br />

locales de esta calle, verdadero museo al<br />

aire libre de este baile.<br />

El tango tiene un punto de dominación, un mucho de pasión, un toque de drama, un halo<br />

de tristeza, un poso de amargura, un… que genera un remolino de emociones y<br />

sentimientos que te hipnotiza. Pero <strong>el</strong> tango como la vida tienes dos actores, los que miran<br />

y los que actúan.<br />

Durante muchos años fui de los que miran y ven como los demás bailan, pero en este rincón<br />

d<strong>el</strong> mundo aprendí que es más divertido ser de los que se mueve, bailan y disfrutan con lo<br />

que hacen, que viven sus emociones de una manera plena y que aprenden respetuosamente<br />

de <strong>el</strong>las, siendo capaces de hacer partícipes a los demás de sus aspectos positivos y<br />

escondiéndoles aqu<strong>el</strong>las cosas que les pueden resultar incómodas.<br />

Ser protagonista de tu vida en lugar de convertirte en un mero espectador te hace implicarte<br />

en todo lo que haces, precisa de un esfuerzo continuado y como diría S. Covey te obliga a<br />

Tener la Sierra Afilada. Es como <strong>el</strong> tango, dominación, acción, pasión y disfrute.<br />

Día D<br />

Después de unos días en Buenos Aires y de repasar emociones perdidas me encuentro<br />

plenamente animado para comenzar mis días de trabajo en este continente. Por d<strong>el</strong>ante me<br />

quedan, un montón de reuniones con compañeros de trabajo, un sinfín de llamadas, cientos<br />

de pequeños asuntos a ambos lados d<strong>el</strong> charco y tres conferencias (Buenos Aires, Santiago<br />

de Chile y Bogotá), en las que mis mensajes para estos paisanos en <strong>el</strong> idioma cast<strong>el</strong>lano van<br />

182 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá


a ser claros y como comentaba anteriormente atacando directamente a las emociones más<br />

profundas de nuestro ser.<br />

Teniendo siempre como marco de referencia mis conocimientos, mis limitaciones, mis<br />

miedos y, sobre todo, mis ganas de a<strong>por</strong>tar un <strong>el</strong>emento más de reflexión que permita a mis<br />

compañeros y a nuestros clientes encontrar soluciones a las diferentes situaciones que se le<br />

presenten en su día a día.<br />

Por <strong>el</strong>lo, no quiero quedarme en <strong>el</strong>ementos superficiales y en territorios comunes, he tomado<br />

la decisión de hablarles a sus valores, a sus creencias y, en especial, a sus emociones, esas<br />

dueñas perversas de nuestras conductas y com<strong>por</strong>tamientos que provocan en nuestro<br />

ánimo tantos sufrimientos y alegrías y que dominan nuestras formas de ser y actuar, en los<br />

más diferentes aspectos de nuestra vida.<br />

Conferencia<br />

Señoras y señores,<br />

Después de unos días en esta maravillosa ciudad y de haber disfrutado de varios de sus<br />

múltiples rincones, de haber charlado con sus gentes y de haberme sentido uno más quiero<br />

poner encima de la mesa cuatro ideas que he descubierto en estos días:<br />

• Esfuerzo, lucha y sacrificio para alcanzar lo que quieres.<br />

• Pasión, emoción y valores para alcanzar lo que quieres<br />

• Sentimiento solidario y cooperativo para alcanzar lo que quieres.<br />

• Pero nunca desde <strong>el</strong> miedo.<br />

Estos son varios de los pilares de mi ideario organizativo, son varios de los pilares que quiero<br />

transmitir a las personas que me rodean y que conforman mis círculo personal y profesional.<br />

Se los transmito desde la seguridad, desde la confianza, desde la certidumbre, desde la<br />

alegría, desde <strong>el</strong> optimismo y todo <strong>el</strong>lo con <strong>el</strong> ánimo de generar un convencimiento positivo<br />

en que las cosas se pueden hacer y que de esta manera podemos alcanzar las metas que<br />

nos propongamos.<br />

Intento <strong>el</strong>iminar ese estado emocional de miedo que determina que nuestras familias,<br />

amigos, colaboradores, equipos, etc., se muestren incapaces de manifestarse con libertad,<br />

Joaquín Oset Fernández | 183


demuestren un exceso de precaución y desconfianza y como consecuencia, no se sientan<br />

libres en comunicarse, ni en proponer, plantear o sugerir nuevas ideas, tareas o proyectos.<br />

Deseo <strong>el</strong>iminar ese falso mito de que <strong>el</strong> miedo es uno de los principales factores<br />

motivacionales y que una correcta gestión hace que nuestros equipos se esfuercen al<br />

máximo y consigan unos buenos resultados, ya que este mito es <strong>el</strong> causante de los<br />

principales problemas que podemos tener en nuestros entornos de r<strong>el</strong>ación.<br />

Es cierto que la función adaptativa de la emoción d<strong>el</strong> miedo te hace correr ante un p<strong>el</strong>igro,<br />

te hace actuar de maneras que no conocías cuando ves p<strong>el</strong>igrar tu integridad, pero se trata<br />

sólo de un momento, es cierto que genera proactividad y que hace que en un arrebato te<br />

esfuerces <strong>por</strong> lograr lo que no habías logrado antes, pero es tal <strong>el</strong> esfuerzo y la exigencia<br />

que acaba <strong>por</strong> agotarte y <strong>por</strong> ser efímero.<br />

Debemos <strong>el</strong>iminar las políticas de ordeno y mando, de palo y zanahoria, etc., no deben ser<br />

más que recuerdos d<strong>el</strong> pasado y debemos mirar al futuro, con optimismo, con ese espíritu<br />

cooperativo y proactivo que he visto estos días, con esas ganas de comerse <strong>el</strong> mundo a<br />

mordiscos y de poner un punto de alocada pasión, de ritmo, de emoción a todas las cosas<br />

que hacemos en nuestras organizaciones y en nuestra vida, ya que éste es <strong>el</strong> único camino<br />

para alcanzar lo que quieres, te propones, deseas, sueñas…<br />

Segunda Etapa: Santiago de Chile<br />

Vu<strong>el</strong>o<br />

Vincent Van Gogh decía que: “No olvidemos que las pequeñas emociones son los capitanes<br />

de nuestras vidas y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta”. Yo le preguntaría al bueno de<br />

Van Gogh, ¿qué ocurre cuando esa emoción es un enorme océano de montañas, rocas y nieve?<br />

La vista de los Andes al atardecer resulta espectacular, impactante, sobrecogedora y hasta<br />

cierto punto angustiante. No pude evitar pensar en Ramón Sab<strong>el</strong>la, Gustavo Zerbino…, - a<br />

los que tantas veces he escuchado y con los que he compartido alguna que otra charlamientras<br />

un punto de turbación me sobrecoge <strong>el</strong> alma.<br />

Si a esto le unimos mi miedo a volar, ese recuerdo y la inmensidad de los Andes me<br />

producen una mezcla de desasosiego, mezclado con tranquilidad, de zozobra mezclada con<br />

admiración, de miedo mezclado con paz…, un maremágnum de emociones que me<br />

184 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá


mantenían alerta y, a pesar de todo, sereno<br />

durante <strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o.<br />

La puesta de sol en ese inmenso mar blanco no<br />

hizo más que acrecentar este desconcierto y<br />

hacerme disfrutar más d<strong>el</strong> momento.<br />

Aeropuerto<br />

Mi llegada al aeropuerto supuso toda una primera<br />

declaración de intenciones de lo que iba a ser mi estancia en esta maravillosa ciudad.<br />

Una vez realizado <strong>el</strong> control migratorio en la Policía Internacional accedí a través de la Tienda<br />

de venta libre de impuestos, hasta la Sala de recogida de equipajes, para continuar con los<br />

controles de Aduana y SAG.<br />

Una ola de cercanía y de tranquilidad me invadió, Aldeasa, ARS, La Pausa, – ¿alguien se ha<br />

fijado que la cart<strong>el</strong>ería es igual que en Barc<strong>el</strong>ona?, es como estar en un aeropuerto ya<br />

conocido, aunque sea la primera vez que estás en él. Me sentía tranquilo y seguro, pleno de<br />

esa sensación tan cálida que se produce cuando te sientes confortable.<br />

Una chica que <strong>por</strong>taba un iPad con mi nombre escrito en la pantalla estaba esperando mi<br />

llegada, mientras a su alrededor otras decenas de personas con cart<strong>el</strong>es, en pap<strong>el</strong>,<br />

esperaban a sus invitados. Nunca me había ocurrido nada tan singular, mi nombre en una<br />

tablet, la innovación y creatividad supera mis límites. Puede ser un poco de vanidad pero<br />

tengo que reconocer que ese punto de distinción <strong>el</strong>evó unos centímetros mi ego. Me han<br />

venido a recibir decenas de veces a aeropuertos de medio mundo, pero nunca me imaginé<br />

que en Chile me fueran a sorprender de tan grata manera.<br />

El trayecto hasta <strong>el</strong> hot<strong>el</strong> fue un cúmulo de informaciones sobre la ciudad y su gente, que mi<br />

cabeza en esos momentos no fue capaz de asimilar, la compañía continua de los Andes<br />

mantenía vivo ese torb<strong>el</strong>lino de emociones que su vista me había producido.<br />

Hot<strong>el</strong><br />

No soy un maniático de los hot<strong>el</strong>es, todo lo contrario, me gustan los hot<strong>el</strong>es funcionales,<br />

Joaquín Oset Fernández | 185


prácticos, con los detalles de confort suficientes para hacerte sentir cómodo. Pero <strong>el</strong> Hot<strong>el</strong><br />

de Chile superó todas mis expectativas: habitaciones amplias y blanquísimas, camas bien<br />

grandes, baños impecables, perfectamente ubicado, sencillo pero a la vez acogedor,<br />

cómodo…<br />

La responsable de recepción salió a mi encuentro dándome la bienvenida y facilitándome los<br />

trámites para <strong>el</strong> alojamiento de una manera eficaz y muy cálida. Es cierto que su trato<br />

resultaba exc<strong>el</strong>ente, pero su sonrisa permanente y sus actitudes, reflejadas en sus<br />

com<strong>por</strong>tamientos serenos, firmes y acogedores a la hora de atenderme, reflejaban que se<br />

manejaba en estas situaciones con esa soltura natural que solamente desprenden aqu<strong>el</strong>las<br />

personas que disfrutan en su trabajo. Estoy seguro que los lectores saben a qué tipo de<br />

com<strong>por</strong>tamientos me refiero y al estado de tranquilidad que éstos generan en nosotros.<br />

Tanto <strong>el</strong> botones como la camarera que me acompañaron a la habitación mostraban estas<br />

mismas actitudes, transmitían tranquilidad, alegría y un conjunto de emociones positivas tan<br />

agradables y contagiosas que poco a poco fueron calando en mi ánimo hasta generarme un<br />

estado de paz que me dejó profundamente dormido.<br />

Durante <strong>el</strong> desayuno percibí esa misma actitud en los diferentes empleados d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong> a los<br />

que tuve la o<strong>por</strong>tunidad de observar. Sin embargo un pequeño detalle entró en mi mente<br />

como un latigazo y con ánimo de quebrantar mis esquemas.<br />

186 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá<br />

El chef daba órdenes sin parar a los cocineros que<br />

preparaban <strong>el</strong> desayuno, <strong>el</strong> jefe de sala dirigía a su<br />

equipo de camareros como un mariscal de campo<br />

manda sus tropas, la jefa de camareras de planta<br />

impartía instrucciones y repartía tareas como si fueran<br />

a entrar, de manera inminente en una batalla. Y<br />

mientras cocineros, camareros y camareras de planta<br />

escuchaban y atendían las indicaciones con la misma<br />

sonrisa y actitud que tan agradables me habían<br />

resultado.<br />

¿Es esto posible? ¿Desde actitudes de control, basadas<br />

en la orden y <strong>el</strong> mando, somos capaces de generar<br />

equipos alegres y con actitudes positivas? Las


preguntas se acumulaban en mi cabeza. Había venido a Santiago dos días antes de<br />

comenzar mi actividad y de impartir mi conferencia sobre los Estados Emocionales en los<br />

Equipos de Trabajo y unas horas en este país me estaban cambiando algunas de mis<br />

perspectivas.<br />

Palacio de la Moneda y Villa Grimaldi<br />

A media mañana me dirigí caminando hasta <strong>el</strong> Palacio de la Moneda, sede d<strong>el</strong> gobierno de<br />

Chile desde 1846. Se trata de un impresionante edificio de estilo europeo-neoclásico y lo que<br />

más destaca de su construcción son sus diversos patios y fuentes de luz, entre los que<br />

puedes caminar y respirar parte de la historia pasada y reciente de Chile.<br />

Caminar <strong>por</strong> esta parte de la historia de Chile y observar a las personas que lo hacían <strong>por</strong><br />

sus patios y estancias me produjo un cierto sentimiento de profunda tristeza <strong>por</strong> algunos de<br />

los actos más sangrientos y cru<strong>el</strong>es producidos en la historia reciente de este país, como fue<br />

todo <strong>el</strong> proceso de represión y torturas que vivió Chile durante la dictadura de Augusto<br />

Pinochet, <strong>el</strong> asesinato de Allende.<br />

Un militar vestido impecablemente de blanco y gris se dirigió hacia mí increpándome y<br />

ordenándome que me marchara de la estancia que estaba visitando. Le había visto hacerlo<br />

con otros paseantes que de inmediato obedecieron sur órdenes y no comprendía <strong>por</strong>que se<br />

sometían si en los folletos quedaba claro que era uno de los días de visita y faltaba más de<br />

una hora para <strong>el</strong> cierre de la misma.<br />

La sola mención a que faltaba un tiempo para <strong>el</strong> cierre de la estancia y que lo ponía en <strong>el</strong><br />

folleto hizo que su cara se transformase y que me soltase un par de exabruptos d<strong>el</strong> tipo: los<br />

españoles siempre tan… Su comentario me enfadó y acentuó mi intención de no marcharme.<br />

¿Quién se cree este tipo para darme a mí órdenes? ¿en qué tipo de país se piensa que vive?<br />

Estamos en <strong>el</strong> siglo XXI. Unos minutos después, mi enfado y yo nos marchamos de la estancia<br />

habiendo dejado bien claro que no obedecíamos órdenes, que hacíamos valer nuestros<br />

derechos y que nos marchábamos cuando nuestra libertad personal lo decidiera.<br />

Con este estado de ánimo me dirigí en taxi hasta Villa Grimaldi o Parque <strong>por</strong> la Paz Villa<br />

Grimaldi, como se le conoce en la actualidad. El Parque <strong>por</strong> la Paz Villa Grimaldi se encuentra<br />

emplazado en <strong>el</strong> lugar donde funcionó <strong>el</strong> ex Cuart<strong>el</strong> Terranova, uno de los centros secretos<br />

de secuestro, tortura y exterminio más im<strong>por</strong>tantes de la dictadura militar de Augusto Pinochet.<br />

Joaquín Oset Fernández | 187


Dentro d<strong>el</strong> parque se hallan tres lugares enormemente significativos: El Jardín de las Rosas,<br />

en recuerdo a las mujeres arrestadas y encerradas allí, <strong>el</strong> Teatro <strong>por</strong> la Vida, como símbolo<br />

de los nuevos tiempos y de las nuevas ideas a las que se aferran los Chilenos, y <strong>el</strong> Museo de<br />

Villa Grimaldi que se considera imprescindible para ampliar y profundizar <strong>el</strong> trabajo de<br />

memoria desarrollado en <strong>el</strong> Parque <strong>por</strong> la Paz.<br />

Un recinto y tres estancias llenos de ira, rabia, terror, miedo, ansiedad…, Los enormes cart<strong>el</strong>es<br />

con las imágenes de las personas allí torturadas y los r<strong>el</strong>atos de las mismas resultan<br />

sobrecogedores, <strong>el</strong> simple hecho de enfrentarme a uno de estos r<strong>el</strong>atos supuso todo un<br />

desafío, después de unas líneas no pude contener las lágrimas. Lágrimas llenas de un dolor<br />

amargo y desesperado, fruto de no comprender <strong>por</strong> qué un ser humano es capaz de<br />

degradar y de hacer sufrir a otro en base a una discrepancia ideológica furibundamente<br />

absurda.<br />

En este lugar de recuerdo, reflexión y esperanza te das cuenta de que existen dos chiles; un<br />

Chile que añora los tiempos antiguos d<strong>el</strong> General Pinochet y que lo sigue homenajeando y<br />

otro Chile que quiere romper con <strong>el</strong> pasado y abrazar un futuro libre y esperanzador. Dos<br />

Chiles que comparten un mismo tiempo pero que difieren de la realidad d<strong>el</strong> pasado y de<br />

cómo enfrentar <strong>el</strong> futuro.<br />

El conflicto generacional entre ambos Chiles es increíble, <strong>el</strong> Chile de Villa Grimaldi y <strong>el</strong> Chile<br />

de mi anfitriona y su iPad, ambos existen, ambos están ahí y ambos luchan <strong>por</strong> mantenerse<br />

y prevalecer. Orden y libertad; control y creatividad; rigidez e innovación…, eternas luchas en<br />

eternos escenarios y no siempre con <strong>el</strong> mismo vencedor.<br />

Después de este día cargado de tantas emociones y con <strong>el</strong> ánimo punzado <strong>por</strong> <strong>el</strong> dolor me<br />

dirigí al hot<strong>el</strong> para dar <strong>por</strong> finalizada una jornada llena de sensaciones encontradas y de<br />

ideas que querían tomar forma pero no encontraban <strong>el</strong> camino adecuado.<br />

Mercado Central<br />

El segundo día de mi estancia en Santiago lo dedique a vagabundear <strong>por</strong> la ciudad y<br />

dejando que mis pasos y mi mala orientación me llevasen <strong>por</strong> calles llenas de edificios<br />

(Palacio Real de Aduana o Tribunales Viejos, Iglesia y Convento de San Francisco…), plazas,<br />

(de Italia y de Armas) y recovecos, etc., que en más de una vez me recordaron a ciudades<br />

de nuestra querida Europa.<br />

188 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá


Mis pasos y <strong>el</strong> bullicio me condujeron hasta <strong>el</strong> Mercado Central de Santiago. Increíble, eso<br />

es lo único que se puede decir de este lugar, si vas a Santiago no debes perdért<strong>el</strong>o. Es como<br />

si una antigua fábrica de los primeros pasos de la revolución industrial hubiera sido<br />

restaurada y convertida en plaza de abastos.<br />

Nunca en mi vida he visto nada parecido, frutas, pescados, carnes, especias, olores, aromas…,<br />

se trata d<strong>el</strong> festival más im<strong>por</strong>tante que en mi vida han disfrutado mis sentidos. En este<br />

Mercado llega un momento en <strong>el</strong> que no eres capaz de asimilar nada más, te dejas llevar y<br />

te mezclas con las gentes que en él habitan. Es la única forma de disfrutar, me olvidé de mis<br />

prejuicios y me convertí en uno más, dejé que los acontecimientos me llevasen y la<br />

experiencia resultó magnífica. Es un sitio para dejarte llevar y para escuchar, r<strong>el</strong>acionarte con<br />

la gente y vivir una experiencia única.<br />

Otro de los atractivos de este mercado reside en la posibilidad de comprar los productos que<br />

desees y poder degustarlos en alguno de sus restaurantes. El más conocido es Donde<br />

Augusto, en <strong>el</strong> cual Don Augusto, como le gusta que le llamen, maneja con mano de hierro<br />

a un ejército de cocineros, camareros, etc. La charla de Don Augusto es amable, campechana<br />

y distendida con <strong>el</strong> cliente y fuerte, recia y poderosa con su equipo. Mano de hierro en<br />

guante de seda… ¡Curiosa mezcla!<br />

Por favor, acérquense a comer allí si quieren disfrutar de la gastronomía chilena, rica en<br />

pescados, carnes y frutas de lo más exquisitas y todo <strong>el</strong>lo regado con un maravilloso vino<br />

tinto chileno que me recordaba a los primeros vinos de toro, fuertes, honestos y con una<br />

sutileza que les hace enormemente característicos.<br />

Día D<br />

Mi rutina en un día de trabajo comienza siempre analizando<br />

la agenda preparada para <strong>el</strong> día e intentando visualizar cómo<br />

me gustaría que se desarrollase. Las ideas iban fluyendo y los<br />

mensajes se iban desgranando en <strong>el</strong> orden previsto, todo<br />

estaba preparado…<br />

Bueno no todo, había algo que me inquietaba y no eran los<br />

nervios previos a este tipo de actos, se trataba de algo que<br />

no era capaz de identificar.<br />

Joaquín Oset Fernández | 189


Con esta incertidumbre bajé al buffet d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong>, chef dando órdenes, jefes dando órdenes...,<br />

órdenes, órdenes, órdenes… esto es lo que me intranquilizaba, las órdenes. Se trata de eso,<br />

en esta ciudad las personas viven confortables y se encuentran f<strong>el</strong>ices dentro de un marco<br />

de referencia previamente definido.<br />

El proceso que identifico es <strong>el</strong> siguiente: primero me marcan <strong>el</strong> camino a seguir, a<br />

continuación lo sigo según mi propia visión pero dentro d<strong>el</strong> marco de actuación formulado<br />

previamente, posteriormente lo hago mío y lo ejecuto y todo esto me hace sentir bien. Es<br />

como si se tratase de un esquema de dirección basado en un control real pero flexible, es<br />

como si cogiésemos nuestras ideas en torno al liderazgo situacional y dentro de las<br />

posiciones de control metiésemos <strong>el</strong> resto de las cajas (supervisión, asesoramiento y<br />

d<strong>el</strong>egación) y esta posición de control flexible es la que les genera un estado de seguridad,<br />

estabilidad y como consecuencia un estado emocional de alegría.<br />

Conferencia<br />

Después de estos días en Santiago me siento un santiaguino más, la tranquilidad y alegría,<br />

dentro de un orden, que respira y que transmite este pueblo me hace reorientar mis<br />

mensajes en la conferencia para invitar a mi auditorio a trabajar esa alegría, desarrollar este<br />

estado emocional tan positivo que facilita <strong>por</strong> sí mismo, de una manera intrínsecamente<br />

natural y espontánea, la proactividad y la iniciativa de nuestros equipos y de las personas que<br />

tenemos a nuestro alrededor.<br />

No tenemos que esforzarnos en pedir a nuestra gente que sea proactiva, debemos seguir<br />

facilitando este estado de alegría y conseguir que se convierta en algo estable, que se<br />

trasforme en una competencia o en un hábito más, que permita aflorar de manera innata <strong>el</strong><br />

esfuerzo, <strong>el</strong> compromiso, la flexibilidad…, y todas aqu<strong>el</strong>las conductas y com<strong>por</strong>tamientos que<br />

desempeñamos cuando nos encontramos en este estado emocional.<br />

Y sobre todo, <strong>por</strong> lo que invito a mi auditorio a cultivar este estado emocional de alegría es<br />

<strong>por</strong>que se trata d<strong>el</strong> único camino eficaz y duradero para crear una cultura motivacional sólida<br />

y de orientación al cambio y búsqueda d<strong>el</strong> desafío constante basada en <strong>el</strong> interés <strong>por</strong> la<br />

mejora y la innovación.<br />

190 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá


Tercera Etapa: Bogotá<br />

Amanecer<br />

Acabo de despertarme en una nueva ciudad, Bogotá. Tres días más y regresaré al confort de<br />

mi casa y de mis cosas. El viaje comienza a pesar en mi ánimo, mi cuerpo y mi cabeza. El<br />

dolor de esta mañana es increíble y la sensación de mareo continuo no desaparece. La altura<br />

hay momentos que me pasa factura.<br />

Era una de las ciudades que más me apetecía visitar y conocer de todas las que aparecían<br />

en <strong>el</strong> itinerario de este viaje. La ilusión y la f<strong>el</strong>icidad que me causó saber que se encontraba<br />

dentro de las <strong>el</strong>egidas para este ciclo de conferencias, fue enorme. La alegría <strong>por</strong> ver a<br />

antiguos amigos a los que hacía tanto tiempo que no veía y con los que había compartido<br />

tantas cosas, se había convertido en un im<strong>por</strong>tante motor de esta f<strong>el</strong>icidad. Sin embargo,<br />

ayer rechacé en múltiples ocasiones sus ofrecimientos para recogerme en <strong>el</strong> aeropuerto,<br />

quedar a cenar, etc., amparándome en <strong>el</strong> cansancio y en diversos malestares conseguí evitar<br />

todas sus acometidas y propuestas.<br />

La mañana la inicio con <strong>el</strong> mismo ánimo, espero que algo me haga salir de esta nebulosa<br />

negatividad en la que me encuentro. Una ducha y <strong>el</strong> recuerdo de la Cooperativa de Madres<br />

de Buenos Aires me han dado la fuerza necesaria para comerme <strong>el</strong> día a bocados, “El futuro<br />

hay que buscarlo y no esperar a que llegue…” eso es lo que voy a hacer, pero primero voy a<br />

coger fuerzas.<br />

Escu<strong>el</strong>a de Café<br />

Decidí bajar a desayunar algo al buffet d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong> junto con mi dolor de cabeza. Si hay algo<br />

que me llamó la atención nada más encontrarme en ese precioso salón fue la calma, la<br />

tranquilidad y <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ax que se respiraba en su interior.<br />

“Espero que disfrute de su desayuno” me deseó <strong>el</strong> camarero a la vez que me dejaba<br />

perfectamente acomodado en un coqueto rincón de la estancia. ¿Disfrute…? ¡Si es un<br />

desayuno! No me encontraba en disposición de dar más vu<strong>el</strong>tas a este asunto.<br />

Estaba comenzando a impacientarme seriamente <strong>por</strong> la tardanza cuando apareció un<br />

camarero con la comanda, “Espero que disfrute de su desayuno, señor” fue su despedida.<br />

Joaquín Oset Fernández | 191


Pero mi mal humor, pudo más que mis modales y le comenté<br />

que con lo que tardaban en servir <strong>el</strong> desayuno, éste se iba a<br />

convertir en un almuerzo.<br />

El camarero muy amablemente me indicó que hacer un café<br />

y un desayuno como <strong>el</strong> que estaba tomando llevaba su<br />

espacio y que las cosas para hacerlas bien requieren de un<br />

tiempo adecuado. Cuánta razón tenía, mi mal humor no me<br />

dejaba recrearme en la tranquilidad y r<strong>el</strong>ax de la sala, <strong>por</strong><br />

mucho que la hubiese percibido desde <strong>el</strong> momento en <strong>el</strong> que<br />

entré en <strong>el</strong>la.<br />

Disfruté <strong>el</strong> desayuno, disfruté <strong>el</strong> café y disfruté de un momento de tranquilidad que hizo que<br />

mi dolor de cabeza se esfumase a la misma v<strong>el</strong>ocidad con la que pedía un segundo café.<br />

Antes de marcharme d<strong>el</strong> salón, <strong>el</strong> camarero se acercó nuevamente a mí y me comentó que<br />

a pocos metros d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong> se impartían cursos en los que te enseñaban a preparar un buen<br />

café colombiano. La idea me pareció genial, ya que soy un gran amante d<strong>el</strong> café (caliente,<br />

solo y sin azúcar), aunque no precisamente d<strong>el</strong> colombiano, y quizás era la o<strong>por</strong>tunidad de<br />

descubrir la esencia que me hiciera cambiar de opinión, así que encaminé mis pasos hacia allí.<br />

El sitio se llama Escu<strong>el</strong>a d<strong>el</strong> Café y ofrece a sus visitantes la o<strong>por</strong>tunidad de d<strong>el</strong>eitarse con <strong>el</strong><br />

café y volverse un experto en la materia. Como su duración no era excesiva y se trataba de<br />

algo muy práctico decidí apuntarme y convertirme en un maestro cafetero y sobre todo en<br />

<strong>el</strong> arte d<strong>el</strong> barismo (no, no se trata de ser un experto en ir de bares). Toda una destreza que<br />

se mueve alrededor d<strong>el</strong> café, ya que los baristas son los encargados de adornar y emb<strong>el</strong>lecer<br />

una taza de café. Para <strong>el</strong>lo, escogen y mezclan los más sobresalientes y originales sabores<br />

para obtener creaciones exc<strong>el</strong>entes que d<strong>el</strong>eiten <strong>el</strong> paladar y la vista de sus visitantes.<br />

Las dos mañanas que pasé aprendiendo los secretos de la preparación d<strong>el</strong> café han sido<br />

fascinantes, no solamente <strong>por</strong> los conocimientos sino también <strong>por</strong> <strong>el</strong> aprendizaje personal<br />

adquirido. Durante este taller <strong>el</strong> tiempo dejó de ser lo más im<strong>por</strong>tante y la exc<strong>el</strong>encia d<strong>el</strong><br />

resultado final d<strong>el</strong> trabajo bien realizado apareció como <strong>el</strong> <strong>el</strong>emento diferenciador y<br />

poderoso que realmente es.<br />

Eugenio, <strong>el</strong> profe, nos decía que todo se debe hacer con mucho amor y dedicación, empatía<br />

con <strong>el</strong> otro para saber qué y cómo le gusta y de esta manera hacer que se sientan como en<br />

192 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá


su casa -había ratos que no sabía si hablaba de preparar café o se estaba refiriendo a otros<br />

órdenes de nuestra vida-Y esto, como no puede ser de otra manera, requiere una cierta<br />

inversión de tiempo, aunque al final los frutos de la misma tengan un valor añadido muy<br />

superior a la inversión realizada, ya que <strong>el</strong> trabajo se ha ejecutado pensando única y<br />

exclusivamente en la persona para la que lo hacemos y esto nos lleva a un resultado único,<br />

diferenciador y exitoso.<br />

La Cand<strong>el</strong>aria<br />

La primera tarde, me acerqué junto con mis amigos a La Cand<strong>el</strong>aria, en este barrio se sitúa<br />

la parte colonial de la ciudad y querían mostrárm<strong>el</strong>o. Al recorrer sus calles no pude evitar<br />

cierta nostalgia de un pasado imperial nunca vivido. Me imaginaba a esas gentes españolas<br />

haciendo las Américas engalanados con sus mejores ropas y paseando <strong>por</strong> las calles <strong>por</strong> las<br />

que deambulo yo en estos momentos.<br />

Es una zona de la ciudad preciosa, llena de pequeños detalles, iglesias, conventos, casas<br />

blasonadas…, que te trasladan a otra época y que te permiten disfrutar, desde la lejanía<br />

tem<strong>por</strong>al, de una parte de lo que fue España. Una pena que <strong>el</strong> exceso de urbanización haya<br />

acabado con parte de su encanto.<br />

En pleno corazón de la ‘Cand<strong>el</strong>aria' está ubicada la plaza de Chorro Quevedo icono de la<br />

cultura bogotana. En <strong>el</strong>la nos encontramos multitud de artesanos vendiendo sus productos,<br />

grupos de turistas y una historia entrañable.<br />

Tres músicos callejeros armados con sus desconchados instrumentos narraban a los turistas,<br />

a modo de juglares, las historias de la fundación de Bogotá <strong>por</strong> Gonzalo Jiménez de<br />

Quesada y la construcción de la fuente <strong>por</strong> un padre agustino de ap<strong>el</strong>lido Quevedo y a la<br />

que la comunidad llamó, en agradecimiento, ‘El Chorro de Quevedo'.<br />

El Museo d<strong>el</strong> Oro<br />

Bogotá es una ciudad con infinidad de museos, casas museo, etc., pero de entre todos <strong>el</strong><br />

que más captó mi atención fue <strong>el</strong> Museo d<strong>el</strong> Oro. Este Museo te invita a conocer la historia<br />

d<strong>el</strong> oro y otros metales entre las sociedades prehispánicas d<strong>el</strong> actual territorio de Colombia.<br />

La cantidad, variedad y calidad de las piezas expuestas me pareció fascínate, <strong>el</strong> trabajo<br />

realizado sobre <strong>el</strong> oro es indescriptible.<br />

Joaquín Oset Fernández | 193


Estar en este museo te traslada a otra época y te acerca una cultura y a una realidad que te<br />

hace comprender algunas de las cosas más enraizadas en la forma de ser, hacer y sentir de<br />

los colombianos. El valor d<strong>el</strong> tiempo, <strong>el</strong> valor d<strong>el</strong> trabajo, la calidad, la atención, la idea de<br />

servicio… Elementos que se han entroncado con sus valores y que les hacen tener esta<br />

manera tan característica de ser.<br />

La guía que nos acompañaba nos explicó con todo detalle las piezas más im<strong>por</strong>tantes<br />

expuestas, no omitiendo ningún tipo de anécdota o comentario <strong>por</strong> ínfimo que este fuera.<br />

El recuerdo de que todas las cosas requieren un tiempo necesario para su disfrute cruzaba<br />

mi cabeza continuamente, haciendo entrar en un r<strong>el</strong>ajante y agradable bucle.<br />

Plaza de Bolívar<br />

La segunda tarde de mi viaje la dedicamos a conocer la Plaza Bolívar, este lugar es cómo la<br />

Plaza Mayor de Bogotá. Mis acompañantes no paraban de comentarme que al tratarse de<br />

uno de los lugares más turísticos de toda Bogotá diferentes tipos de p<strong>el</strong>igros le eran<br />

intrínsecos.<br />

A mí me pareció un lugar de los que no había visto en mi vida. No me estoy refiriendo a los<br />

edificios y monumentos, me estoy refiriendo al conjunto humano que en <strong>el</strong>la se mezcla.<br />

194 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá<br />

Una chica se acercó a mí para ofrecerme su c<strong>el</strong>ular para<br />

hacer llamadas a donde quisiera <strong>por</strong> unos pesos; un<br />

artista pintaba en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o una perspectiva casi<br />

imposible de la Catedral Primada de Bogotá, ante la<br />

atenta mirada de los viandantes a la vez que solicitaba<br />

una ayuda para poder continuar con su trabajo; dos<br />

señoras ofrecían arepas r<strong>el</strong>lenas a todas las personas<br />

con las que se cruzaban; un chaval ofrecía recargar<br />

todo tipo de c<strong>el</strong>ulares…, gente de todo tipo de raza,<br />

sexo y condición buscándose la vida en esta bulliciosa<br />

plaza, siempre con una sonrisa en los labios y con una<br />

tranquilidad tan contagiosa que te invita a la calma y al<br />

sosiego.<br />

Fue toda una experiencia caminar <strong>por</strong> esta plaza y


disfrutar de los múltiples atractivos y contrastes que te ofrece. Además, los diferentes<br />

edificios que la enmarcan hacen de <strong>el</strong>la un lugar muy especial, de confluencia entre los<br />

divino y lo humano, entre lo más etéreo y la realidad más cotidiana de esta ciudad.<br />

Estratificación<br />

Esta realidad cotidiana, se manifiesta de manera clara en uno de los <strong>el</strong>ementos que más<br />

curiosos me han parecido, su estratificación. Cada zona de la ciudad está clasificada<br />

dependiendo d<strong>el</strong> niv<strong>el</strong> de ingresos de sus residentes, <strong>el</strong> entorno urbano de la zona y <strong>el</strong><br />

contexto urbanístico. Los estratos más altos subvencionan a los más bajos y estos a la vez<br />

pueden acceder a ciertos beneficios educativos o de salud que de otra manera sería<br />

imposible.<br />

La ciudad se subdivide en 6 estratos socio-económicos,<br />

siendo <strong>el</strong> 1 <strong>el</strong> más bajo y <strong>el</strong> 6 <strong>el</strong> más alto. Esto le ha<br />

permitido a la ciudad identificar rápidamente sectores<br />

vulnerables y es así como, entre otras cosas, ha logrado<br />

garantizarle gratuitamente a los estratos 1 y 2 <strong>el</strong> consumo<br />

mínimo vital de agua.<br />

Este sistema, que no tiene parangón en ninguna otra<br />

parte d<strong>el</strong> mundo, ha permitido a través de procesos de<br />

solidaridad y cooperación ayudar a los estratos más<br />

necesitados, pero a la vez a generado unos estratos sociales muy difíciles de romper y en los<br />

que no resulta sencillo entrar.<br />

Hablando con mis amigos de este tema y con diferentes personas con las que me he ido<br />

encontrando en este viaje en diferentes lugares (hot<strong>el</strong>, taller, plaza, etc.) me comentan que<br />

existe un cierto sentir de miedo en Bogotá. Ya no se refieren a la guerrilla y a temas d<strong>el</strong><br />

pasado, <strong>el</strong> miedo se asienta sobre la base de un futuro prefijado en <strong>el</strong> que la estratificación<br />

y los niv<strong>el</strong>es de estatus condicionan de una manera muy notable las posibilidades de<br />

desarrollo y crecimiento personal y profesional de las personas – me recuerda a la teoría de<br />

los techos de cristal-. Es un miedo basado en la resignación en no poder ser realmente<br />

dueño de una parte de tu destino. Además, me comentaban que otro <strong>el</strong>emento de este<br />

miedo es la situación político-económica d<strong>el</strong> país y la incertidumbre que estaba generando<br />

en todos los niv<strong>el</strong>es y capas de la sociedad.<br />

Joaquín Oset Fernández | 195


Sin embargo, y a pesar de los múltiples detractores y seguidores d<strong>el</strong> sistema, hay un aspecto<br />

en los que todos los colombianos se encuentran de acuerdo y que para <strong>el</strong>los supone un<br />

motivo de orgullo, según <strong>el</strong> informe Happy Planet Index (IPH), Colombia es <strong>el</strong> 3 país más f<strong>el</strong>iz<br />

d<strong>el</strong> mundo. Los criterios que marcan este índice de f<strong>el</strong>icidad se centran en <strong>el</strong>ementos tan<br />

diferentes como renta per cápita, esperanza media de vida, hu<strong>el</strong>la ecológica –cantidad de<br />

terreno necesario para obtener las materias suficientes para vivir -, etc. Y aunque Colombia<br />

no se encuentra entre los países con mayores rentas <strong>por</strong> habitante, su esperanza media de<br />

vida se sitúa entre las más altas y su hu<strong>el</strong>la ecológica entre las más bajas, esto lo traduce este<br />

estudio con que no se necesitan tantas cosas para vivir f<strong>el</strong>iz.<br />

Día D<br />

Como ya conocéis dedico las mañanas d<strong>el</strong> día de la conferencia a recapitular y a ordenar mis<br />

mensajes. Como siempre, quería personalizarlos y hacer que llegasen a mi auditorio de la<br />

manera más cercana y clara posible. Y así como en Santiago tuve problemas hasta que<br />

finalmente lo vi claro en Bogotá, gracias a mi experiencia previa y a abrirme a escuchar a las<br />

personas con las que conversé, lo tenía claro.<br />

La mañana transcurrió de una manera muy agradable, en compañía de mis amigos y<br />

charlando sobre nuestras aventuras pasadas en España.<br />

Conferencia<br />

Estimados amigos,<br />

-No, no quiero ser formal en esta conferencia quiero ser amable, cercano, directo ofrecer <strong>el</strong><br />

trato que he recibido y ofrecer mi mensaje pero con pausa, con d<strong>el</strong>icadeza, dedicándole <strong>el</strong><br />

tiempo suficiente <strong>por</strong>que todas las cosas para disfrutarlas necesitan su tiempo- este era <strong>el</strong><br />

tráfico mental que recorría mi cabeza cuando estaba comenzando mi intervención…<br />

Les propongo un juego, les dije, de estos cinco estados emocionales que aparecen en la<br />

pantalla díganme cuál piensan ustedes que es <strong>el</strong> que más identifica a la gente en sus<br />

empresas, organizaciones, entornos de r<strong>el</strong>ación personal y profesional…, levanten las manos<br />

los que piensen… Y ahora, <strong>por</strong> favor, piensen en dos causas de <strong>por</strong> qué este es <strong>el</strong> estado<br />

emocional. ¿Me podrían decir algunas?<br />

196 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá


Dediqué la mitad de mi intervención a<br />

conocerles, a saber de <strong>el</strong>los, a<br />

identificar sus gustos, sus problemas,<br />

en definitiva, a averiguar su realidad<br />

para posteriormente poder ponerme<br />

en sus zapatos, poder empatizar y<br />

lanzarles un mensaje para <strong>el</strong>los, no<br />

algo genérico sino algo que les llegue<br />

dentro, que sea único y que sientan<br />

que ha merecido la pena invertir un<br />

rato de su tiempo en acudir a esta<br />

conferencia. Y esto…, lleva su tiempo.<br />

No quise finalizar la conferencia sin animarles a mantener, potenciar y desarrollar <strong>el</strong><br />

optimismo y la alegría que me habían dicho que percibían en sus equipos, esa alegría que<br />

se manifiesta en actos proactivos, en ir hacia ad<strong>el</strong>ante, en <strong>el</strong> esfuerzo, <strong>el</strong> compromiso y la<br />

orientación positiva hacia los retos que nos depara <strong>el</strong> futuro. Y siempre caminando con <strong>el</strong><br />

paso firme y seguro que a<strong>por</strong>ta la estabilidad y la transformación de los conocimientos y<br />

aprendizajes en hábitos sólidos basados en la experiencia, en <strong>el</strong> saber, querer y poder hacer.<br />

Sólo así surge esa iniciativa y flexibilidad que favorece la orientación al cambio, la búsqueda<br />

d<strong>el</strong> desafío constante y <strong>el</strong> interés <strong>por</strong> la mejora y la innovación.<br />

No quiero despedirme sin recordarles que la función espejo es un poco traicionera y lo que<br />

hoy es alegría puede transformarse en <strong>el</strong> otro lado d<strong>el</strong> espejo en temor –miedo- y <strong>el</strong> único<br />

camino para intentar que eso no pase se centra en fortalecer lo que tenemos y en seguir<br />

preguntándonos cada día que podemos hacer para mejorar este estado y cuidarlo.<br />

A la mañana siguiente:<br />

• Con mis expectativas sobre <strong>el</strong> viaje sobrepasadas, - <strong>el</strong> trabajo fue un éxito, mis<br />

compañeros de estos países agradecieron mi visita y la mayor parte de los temas<br />

profesionales que hasta aquí me había traído se habían ordenado adecuadamente;<br />

• Con mis conocimientos desarrollados y puestos en situación, – <strong>el</strong> futuro hay que<br />

buscarlo y no esperar a que llegue, para hacer las cosas bien se requiere su tiempo, no<br />

olvidemos nuestro pasado si no queremos en <strong>el</strong> futuro repetir los mismos errores;<br />

Joaquín Oset Fernández | 197


• Con mis impresiones sobre estas tres ciudades limpias, despejadas de todo tipo de<br />

prejuicios, juicios y valoraciones.<br />

• Con mi maleta cargada de recuerdos: La Cooperativa de Madres, la Torre Repsol, <strong>el</strong><br />

Mercado Central de Santiago, Villa Grimaldi, <strong>el</strong> Chorro Quevedo, la Escu<strong>el</strong>a d<strong>el</strong> Café…<br />

• Con mi ánimo cargado de emociones: alegría, miedo, enfado, tristeza, estabilidad<br />

Mi amigo Jesús, mi miedo a volar y yo regresamos juntos a Madrid. Por más que lo intenté,<br />

finalmente, mi miedo no quiso quedarse en Bogotá…<br />

198 | Tres ciudades, tres emociones: Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá | Joaquín Oset Fernández


Gustavo Piera Trius<br />

La juventud de Gustavo estuvo siempre r<strong>el</strong>acionada con la naturaleza, la montaña y los<br />

animales, sobre todo con los caballos. Sus padres, buenos jinetes, se conocieron <strong>por</strong><br />

casualidad, como su<strong>el</strong>e ocurrir, en una hípica.<br />

Nacido en <strong>el</strong> seno de una familia catalana, muy trabajadora, con valores, muy unida, con una<br />

intensa vida familiar, divertida y alegre. El que en su casa siempre se cantara propició que<br />

Gustavo, cuando estuvo en la universidad, cursando Ingeniería, especializado en maquinaria<br />

industrial, fuera jefe de tuna, siendo su instrumento la guitarra.<br />

Por tener un tío en América y <strong>por</strong>que su madre pasó su juventud entre Panamá y Ecuador,<br />

Gustavo salió viajero hiperactivo, cruzando <strong>el</strong> Atlántico <strong>por</strong> primera vez a los 16 años para<br />

estar con parte de su familia panameña; su padre fue Cónsul de Panamá durante más de 20 años.<br />

Acabada la carrera y con <strong>el</strong> título bajo <strong>el</strong> brazo, tuvo la o<strong>por</strong>tunidad de irse con su espíritu<br />

viajero un año a Francia, para especializarse en maquinaria pap<strong>el</strong>era, pasando a construir su<br />

primera máquina en Bélgica, en Lieja concretamente.<br />

Al cabo de un tiempo, se dio cuenta de que aqu<strong>el</strong>lo de la ingeniería pura y dura, con<br />

planos…, con equipos de personas…, no era para lo que él había nacido y aprovechó, antes<br />

de empezar una nueva singladura, para acabar sus milicias de alférez en Palma de Mallorca<br />

y tener tiempo para pensar y cambiar <strong>el</strong> rumbo.<br />

Biografía | Gustavo Piera Trius | 201


Aceptó una oferta para <strong>el</strong> mundo comercial en Aceros de LLodio, empresa de venta de<br />

aceros para la industria d<strong>el</strong> automóvil, maquinaria, etc., conociendo así los bienes de equipo.<br />

Y, pensando que los bienes de consumo era otro mercado, tres años después entró en la<br />

empresa Moulinex, donde aprendió y comprobó las diferencias entre grandes ventas<br />

industriales y <strong>el</strong> consumo d<strong>el</strong> día a día en <strong>el</strong> mercado laboral.<br />

Siendo persona inquieta, en aras d<strong>el</strong> crecimiento, <strong>el</strong> desarrollo, y con visión de futuro, buscó<br />

un cambio, entrando en la revolución informática de los años 80. Empezó como directivo en<br />

Apple, una empresa que todavía es diferente, vendiendo sus primeros Apple II y Macintosh<br />

de 512k.<br />

Al cabo de unos años y tras diferentes cursos de formación, tuvo la inquietud de crear este<br />

mundo de futuro que además de desarrollarle y hacerle crecer personalmente, iba a ayudar<br />

a los demás a hacer otro tanto.<br />

En 1987, se convirtió en empresario, creó Grupo CMR y trajo a España a la compañía<br />

TMI Time Manager International, en la que fue <strong>el</strong> primer instructor, consultor,<br />

comercial, director, y como <strong>el</strong> mismo dice, señora de la limpieza.<br />

En la actualidad es <strong>el</strong> presidente de Grupo CMR que engloba a TMI, Consultoría especialista<br />

en recursos humanos y a TACK España, consultoría que consigue soluciones comerciales.<br />

Gustavo no ha dejado de impartir seminarios de su compañía -ha formado a más de 30.000<br />

profesionales-, y su amplia experiencia se traduce en su labor de consejero, consultor, coach<br />

personal y asesor de empresas; ponente en cursos, seminarios y conferencias a niv<strong>el</strong> nacional<br />

e internacional; experto en capital humano sobre gestión d<strong>el</strong> tiempo, int<strong>el</strong>igencia emocional,<br />

valor de los intangibles, r<strong>el</strong>aciones, productividad y calidad en la empresa.<br />

Es coach de alta dirección en empresas nacionales y multinacionales, miembro fundador de<br />

la Asociación de Coaching AECOP y miembro de la Asociación Internacional de Coaching<br />

ICF.<br />

Experto en <strong>el</strong> sector de navegación aérea, ha diseñado e impartido programas de calidad de<br />

servicio y atención al cliente para compañías como Aena, Construcciones Aeronáuticas,<br />

Grupo Iberia, Aerolíneas Argentinas.<br />

202 | Biografía


Ha pertenecido al claustro de profesores de prestigiosas universidades y organizaciones en<br />

programas de Alta Dirección y en programas sobre mejoras de Productividad, R<strong>el</strong>aciones,<br />

Servicio, Cultura de las Organizaciones y Calidad.<br />

En 2009 tuvo en t<strong>el</strong>evisión su programa “La Travesía” a lo largo de 20 semanas.<br />

De espíritu aventurero, Gustavo Piera es un buen conocedor d<strong>el</strong> mar y un apasionado de la<br />

v<strong>el</strong>a.<br />

Navegante oceánico, en Enero d<strong>el</strong> 2008 atravesó <strong>el</strong> Atlántico, y después de un periplo de<br />

6 meses <strong>por</strong> <strong>el</strong> Caribe, regresó con energías e ideas renovadas. utor de numerosos artículos<br />

y de los libros “La Travesía. 18 claves para llegar a buen puerto”, actualmente en su 7ª edición,<br />

“Gestión d<strong>el</strong> Tiempo en Situaciones de Cambios Constantes”, y “La Charca Silenciosa. ¿Por<br />

qué las ranas dejaron de croar?” (2ª Edición).<br />

Su trayectoria vital en la actualidad pasa <strong>por</strong> no perder jamás la inquietud de crecer,<br />

desarrollarse y ser motor de cambio, equilibrando su rumbo personal y empresarial<br />

respetándose a sí mismo y a los demás.<br />

Autor de numerosos artículos y de los libros “La Travesía. 18 claves para llegar a buen<br />

puerto”, actualmente en su 7ª edición, “Gestión d<strong>el</strong> Tiempo en Situaciones de Cambios<br />

Constantes”, y “La Charca Silenciosa. ¿Por qué las ranas dejaron de croar?” (2ª Edición).<br />

Gustavo Piera Trius | 203


Gustavo Piera<br />

Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de<br />

v<strong>el</strong>a<br />

Como un v<strong>el</strong>ero en alta mar, la trayectoria de las personas puede zozobrar a la mínima<br />

inclemencia meteorológica; o, <strong>por</strong> <strong>el</strong> contrario, resistir contra viento y marea hasta alcanzar<br />

<strong>el</strong> puerto de destino. Entre Canarias y La Habana, <strong>el</strong> v<strong>el</strong>ero de mi r<strong>el</strong>ato, al que he bautizado<br />

Mojito, atravesará tempestades que no podrá esquivar y que lo apartarán de su rumbo. Pero<br />

frente al desánimo y la desesperación, la mar exigirá paciencia, constancia y tesón. En<br />

realidad, la actitud más eficaz no es luchar contra las olas, sino navegar a su favor, «correr <strong>el</strong><br />

tem<strong>por</strong>al» y esperar que amaine. Con la calma, <strong>el</strong> Mojito, como todos los v<strong>el</strong>eros de nuestras<br />

vidas, podrá fácilmente dar un golpe de timón y poner rumbo de nuevo hacia su destino.<br />

Los seis personajes tienen la vista puesta en un fin tangible: llegar a La Habana. Pero, en<br />

realidad, son las emociones las que mueven a nuestra tripulación a embarcarse en esta<br />

aventura plagada de peripecias. Es <strong>el</strong> fin intangible: la búsqueda de nuevas sensaciones, de<br />

experiencias diferentes, de olores y sabores que despierten percepciones desconocidas, de<br />

evocaciones e imágenes que sean capaces de hacer latir <strong>el</strong> corazón creando adrenalina y<br />

endorfinas suficientes para sentir <strong>el</strong> placer de lo ignorado.<br />

La historia se inicia en Las Palmas de Gran Canaria, punto tradicional de partida de los<br />

navegantes que atraviesan <strong>el</strong> Atlántico aprovechando la corriente favorable de los vientos<br />

alisios. Cuando las amarras se su<strong>el</strong>tan y <strong>el</strong> perfil de la isla se pierde en la lejanía, empieza la<br />

aventura diaria de sortear las dificultades que depara alta mar. Todo parece organizado y<br />

planificado cuidadosamente, hasta <strong>el</strong> último detalle, desde la composición de la propia<br />

tripulación hasta los recursos, las v<strong>el</strong>as, la ruta, los <strong>el</strong>ementos <strong>el</strong>ectrónicos... Nada debería<br />

fallar.<br />

204 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a | Gustavo Piera Trius


Sin embargo, la mar esconde muchos obstáculos imprevisibles que no es fácil vencer. En<br />

medio d<strong>el</strong> océano, los problemas se acumulan y la moral colectiva decae rápidamente. Las<br />

situaciones se precipitan, las <strong>por</strong>menorizadas previsiones realizadas antes de zarpar fallan<br />

una tras otra... y la tripulación necesita imperativamente que las cosas funcionen. No<br />

obstante, las dificultades no hacen más que agravarse. Los seis personajes se enfrentan a<br />

<strong>el</strong>las de maneras distintas; en ocasiones equivocadas o, simplemente, distintas. La propia<br />

diversidad de visiones de la tripulación obliga a cada miembro d<strong>el</strong> equipo a ser flexible:<br />

diferentes vías pueden conducir a soluciones igualmente válidas. En definitiva, la iniciativa, la<br />

creatividad y la energía se convierten en las mejores armas para hacer frente a las nuevas<br />

situaciones. Y, junto a <strong>el</strong>las, la serenidad y la paciencia son las actitudes cruciales para abordar<br />

la manera de solucionar los problemas en cada momento.<br />

La travesía, como ese viaje ad<strong>el</strong>ante que es la vida, exige un aprendizaje constante. Y son las<br />

lecciones d<strong>el</strong> camino las que encierran las claves para alcanzar <strong>el</strong> objetivo, para cambiar<br />

intenciones <strong>por</strong> acciones, alejando la tentación de retroceder hacia <strong>el</strong> puerto de partida.<br />

Una cubierta mojada y resbaladiza, una escota que no se puede amollar cuando más se<br />

necesita, una driza que se rompe o una v<strong>el</strong>a hecha jirones desatan las mismas reacciones<br />

que nos asaltan en diversos momentos de nuestras vidas: frustración, furia, desánimo... Y,<br />

frente a <strong>el</strong>las, sólo <strong>el</strong> control de las emociones, la búsqueda serena de una solución y <strong>el</strong><br />

trabajo en equipo valen. En definitiva, uno no puede cambiar la dirección d<strong>el</strong> viento, ni la<br />

fuerza d<strong>el</strong> mar, ni <strong>el</strong> tamaño de las olas, ni la corriente que arrastra nuestro v<strong>el</strong>ero a la deriva,<br />

pero sí puede adaptar la orientación de las v<strong>el</strong>as y d<strong>el</strong> timón. O, simplemente, dejar de luchar<br />

inútilmente contra las olas y correr <strong>el</strong> tem<strong>por</strong>al.<br />

En pleno océano, como en la vida, la actitud frente a las adversidades, la paciencia, la<br />

serenidad y la constancia, son las que hacen que éstas puedan superarse. Al fin y al cabo,<br />

hasta las tormentas más violentas acaban <strong>por</strong> escampar. Detrás de los truenos, hay un sol<br />

que espera la calma para asomar de nuevo.<br />

Nuestra tripulación aprenderá que hay que tomarse la tormenta en serio... pero no hasta <strong>el</strong><br />

punto de que <strong>el</strong> tem<strong>por</strong>al acabe paralizando al equipo y bloqueando la búsqueda de soluciones.<br />

Frente a una v<strong>el</strong>a rota o un accidente desafortunado, es necesario analizar <strong>el</strong> problema,<br />

diagnosticar sus causas y barajar las posibles soluciones antes de decidir y actuar. En<br />

definitiva, no preocuparse <strong>por</strong> las dificultades, sino ocuparse de <strong>el</strong>las. A menudo, la mayor<br />

traba para nuestros planes es nuestra propia visión d<strong>el</strong> problema.<br />

206 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a


Las claves para llegar hasta <strong>el</strong> puerto personal de cada uno de nosotros, se refieren a dos<br />

esferas indivisibles de los objetivos humanos: <strong>por</strong> un lado, nuestro yo. Por otro, nuestro<br />

entorno, lo que nos rodea, nuestro equipo. Hay que ser plenamente consciente de que los<br />

resultados no dependen sólo d<strong>el</strong> individuo, sino también de las personas que lo rodean.<br />

18 de diciembre, a las cinco de la tarde, la tripulación d<strong>el</strong> Mojito zarpaba hacia La Habana.<br />

Lo habían preparado todo con tanto mimo y cuidado que casi era imposible que algo<br />

pudiese fallar. Enrique sabía que quizás pecaba de perfeccionista, pero se negaba a<br />

considerar la posibilidad de tener que volver atrás. Después de tanto tiempo planeando este<br />

viaje, sería un fracaso demasiado grande para él y una desilusión enorme para César. “Miedos<br />

en las start ups”.<br />

Satisfechos <strong>por</strong> <strong>el</strong> perfecto estado en que<br />

habían encontrado <strong>el</strong> Mojito, habían salido a<br />

navegar diariamente para conocer a la<br />

perfección <strong>el</strong> barco. Finalmente, habían cargado<br />

un depósito con doscientos litros de gasoil y<br />

otros dos con quinientos litros de agua. Y<br />

habían realizado las últimas compras: un<br />

extintor, un taladro para reparaciones de<br />

urgencia, escotas nuevas y todos los recambios imaginables. “Análisis de Recursos” «Sé que<br />

<strong>por</strong> mucho tiempo que uno invierta en preparar algo, siempre hay imprevistos», escribió<br />

Enrique en su diario:<br />

¿Qué podía fallar a bordo d<strong>el</strong> Mojito? «Nosotros no. Nuestro equipo está preparado para<br />

hacer frente a lo que quiera que la mar nos depare.» Pero a pesar de la bonanza con que<br />

habían zarpado de Las Palmas la tarde anterior, la noche los sorprendió con una molesta y<br />

persistente lluvia, que obligó a realizar las guardias en traje de aguas. Las primeras gotas ya<br />

hicieron acto de presencia antes de vislumbrar <strong>el</strong> último reflejo d<strong>el</strong> puerto de Las Palmas y<br />

de recibir <strong>el</strong> adiós entrecortado de su faro. En contra de los partes escuchados <strong>por</strong> la radio,<br />

no parecía que la primera noche fuese a presentarse fácil.<br />

La noche había sido tan dura que hasta <strong>el</strong> Mojito amaneció agotado. Habían estado<br />

navegando con <strong>el</strong> génova medio enrollado y dos rizos en la mayor. En ocho horas, habían<br />

conseguido recorrer setenta y dos millas, y lo peor de todo era que, en detrimento de toda<br />

esperanza, la situación no presentaba visos de mejorar con <strong>el</strong> alba. Al contrario, hacia las seis<br />

de la mañana, <strong>el</strong> viento arreció a 35 nudos, con mar de cinco metros y en aumento. César<br />

Gustavo Piera Trius | 207


había escuchado <strong>el</strong> parte meteorológico de la Rueda de los Navegantes <strong>por</strong> la BLU y. parecía<br />

que <strong>el</strong> tem<strong>por</strong>al de levante no empezaría a remitir hasta bien entrada la tarde. “La<br />

incertidumbre”.<br />

Así pues, la tripulación se preparaba mentalmente<br />

para afrontar uno de esos días en que <strong>el</strong> ánimo ha de<br />

realizar esfuerzos sobrehumanos para no decaer. En<br />

la bañera, Marta y Paco, embutidos en sus trajes de<br />

aguas, luchaban para mantener <strong>el</strong> timón en la<br />

dirección correcta. La lluvia había cesado hacía rato,<br />

pero <strong>el</strong> constante vaivén d<strong>el</strong> v<strong>el</strong>ero y la fuerza de las<br />

olas los mantenían permanentemente empapados.<br />

La visibilidad nula y <strong>el</strong> frío intenso no ayudaban a so<strong>por</strong>tar mejor la adversidad. Solamente<br />

<strong>el</strong> sorprendente espectáculo de decenas de peces voladores planeando sobre la cubierta<br />

conseguía levantar <strong>el</strong> ánimo, “Centrarse en lo positivo”.<br />

En realidad, explicó Marta, no es que volasen, sino que saltaban propulsados <strong>por</strong> los<br />

movimientos de la cola. Las grandes aletas pectorales les servían para planear y <strong>el</strong> viento los<br />

ayudaba a sostenerse en <strong>el</strong> aire; llegaban a saltar hasta once metros de altura y ciento<br />

cincuenta de distancia. Bajo cubierta, <strong>el</strong> resto de la tripulación se dispersaba, descorazonada,<br />

<strong>por</strong> los camarotes. Era difícil desplazarse, aun ayudándose de los pasamanos fijados en <strong>el</strong><br />

techo. En <strong>el</strong> camarote de proa, César intentaba infructuosamente tomar algunas notas d<strong>el</strong><br />

viaje cuando una fuerte escorada d<strong>el</strong> Mojito lo lanzó violentamente a tierra. Había<br />

considerado innecesario colocar la red de escora, a pesar de que Enrique había advertido a<br />

todo <strong>el</strong> mundo que, con aqu<strong>el</strong> viento inclemente, era muy probable caerse de la cama. A<br />

media mañana, aprovechando una breve tregua d<strong>el</strong> viento, Toni recogió en cubierta unas<br />

buenas raciones de peces voladores que, junto con <strong>el</strong> hermoso atún de seis kilos pescado <strong>el</strong><br />

día anterior, constituirían una nutritiva y fresca cena. ¡Si <strong>el</strong> tem<strong>por</strong>al le permitía mantener <strong>el</strong><br />

equilibrio en la cocina! De vu<strong>el</strong>ta al interior, mientras colocaba <strong>el</strong> botín en <strong>el</strong> frigorífico,<br />

escuchó un fuerte golpe a babor que hizo temblar todo <strong>el</strong> barco.<br />

-¿Qué diablos ha pasado ahora? -gritó Javier asomando desde su camarote, donde<br />

intentaba conciliar <strong>el</strong> sueño tras una inhumana noche de guardia.<br />

Enrique ya salía corriendo a cubierta. Marta, enrollada sobre sí misma en <strong>el</strong> extremo de la<br />

bañera, trataba de combatir <strong>el</strong> frío.<br />

208 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a


Y Paco, ocupado en <strong>el</strong> timón, escrutaba un horizonte invisible, como si quisiera traspasar con<br />

la mirada la tupida barrera de niebla. Ninguno de los dos parecía haberse percatado de nada.<br />

-¿Qué ha sido ese golpe?-preguntó Enrique, asomándose <strong>por</strong> la borda de babor.<br />

-No sé -respondió Paco con aspecto cansado-. He oído un pequeño ruido, pero no creo que<br />

sea nada.<br />

-Pues en <strong>el</strong> interior ha resonado de lo lindo -protestó Enrique, mientras sospechaba que <strong>el</strong><br />

enorme tronco que en ese momento se pegaba al casco d<strong>el</strong> Mojito podía ser <strong>el</strong> culpable d<strong>el</strong><br />

golpe. Raudo y v<strong>el</strong>oz, volvió a penetrar en <strong>el</strong> interior y, con la ayuda de Toni, levantó dos<br />

mamparos d<strong>el</strong> comedor. Arrodillados en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, ambos miraron la sentina e inspeccionaron<br />

visualmente cuadernas y llaves de paso. Todo parecía en perfecto orden. No se detectaba la<br />

más mínima entrada de agua, <strong>por</strong> lo que, tranquilizados, volvieron a colocar los mamparos.<br />

Toni, <strong>el</strong> único que conservaba <strong>el</strong> buen humor a pesar d<strong>el</strong> despiadado día, hizo sonar sus<br />

nudillos en las puertas de César y Javier: “Cuando todo salga mal guarda tu equilibrio y <strong>el</strong><br />

buen humor”<br />

-¡No hace falta que os levantéis corriendo a ayudar, que no ha pasado nada<br />

-¿No nos estamos hundiendo? -respondió César con sorna desde <strong>el</strong> interior.<br />

Javier, con los huesos molidos <strong>por</strong> la noche inclemente, se negó a responder y se cobijó<br />

todavía más en <strong>el</strong> interior de su saco, arrinconado contra la red de escora. Con un gesto de<br />

desaprobación, Enrique se sentó a la mesa de cartas para consultar <strong>el</strong> cuaderno de bitácora<br />

y buscar alguna emisora donde contrastar <strong>el</strong> parte meteorológico de la mañana.<br />

-Estamos un poco desmotivados, ¿no? -le comentó a Toni, que sostenía la olla a presión en<br />

la que hervía agua, con ambas manos, para que no resbalase de los fogones.<br />

A las doce, Paco y Marta asomaron reclamando <strong>el</strong> cambio de guardia. Toni abrió la puerta<br />

d<strong>el</strong> camarote de popa, mientras se enfundaba <strong>el</strong> traje de aguas.<br />

-Despierta, b<strong>el</strong>la durmiente -le dijo a César-o Nos toca mojarnos.<br />

Enrique, sentado a la mesa de la radio, observó <strong>el</strong> rastro mojado procedente de las botas de<br />

Toni. -¿De dónde viene esa agua? -preguntó. Toni se miró los pies.<br />

Gustavo Piera Trius | 209


-No tengo ni idea -contestó volviendo la cabeza. Vio que su calzado había dejado un rastro<br />

de hu<strong>el</strong>las perfectamente dibujadas desde la cocina y deshizo sus pasos.<br />

-Me temo que aquí entra agua -confirmó.<br />

En ese momento, un golpe de mar lo lanzó contra Enrique, que se disponía a levantar de<br />

nuevo los mamparos. César los miraba de pie, intentando guardar <strong>el</strong> equilibrio, sin decir<br />

nada.<br />

-César y Toni, id a vuestra guardia -ordenó Enrique.<br />

Y, acto seguido, gritó a pleno pulmón: -¡Javier, sal a ayudarme!<br />

Ante la falta de respuesta, en su camino hacia <strong>el</strong> exterior, Toni hizo sonar con fuerza su puño<br />

contra la puerta d<strong>el</strong> camarote de popa.<br />

-¡Venga, tío! ¡Sal ya, que hay trabajo! Javier asomó con desgana, manteniendo <strong>el</strong> equilibrio<br />

con dificultad.<br />

¡Rápido, ayúdame a levantar esto! ¡Creo que hay una vía de agua! -urgió Enrique.<br />

Efectivamente, con dos mamparos levantados, pudieron observar con claridad que la sentina<br />

estaba completamente anegada.<br />

-No lo entiendo, hace dos horas lo comprobamos Toni y yo y no se veía ninguna vía -dijo Enrique.<br />

-Hay que achicar -se limitó a responder Javier-. ¿Traigo la bomba de agua?<br />

-Y esponjas y toallas.<br />

Con la ayuda de Marta y Paco, y a pesar de los violentos movimientos d<strong>el</strong> barco, los apenas<br />

cuarenta centímetros de altura de la sentina estuvieron completamente secos en media hora.<br />

A medida que achicaban, pudieron comprobar que la vía de agua no era grande, puesto que<br />

<strong>el</strong> niv<strong>el</strong> descendía rápidamente. De hecho, ya en <strong>el</strong> interior, Enrique y Marta tuvieron<br />

dificultades para encontrar <strong>el</strong> imperceptible hilillo de agua que se colaba <strong>por</strong> una d<strong>el</strong>gada<br />

fisura en la masilla que s<strong>el</strong>laba <strong>el</strong> pasacascos de la sonda.<br />

210 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a


-Tiene que haber sido <strong>el</strong> tronco que he visto esta mañana -diagnosticó Enrique.<br />

-O quizá la masilla estuviese envejecida y se haya agrietado sola -se resistió a admitir Marta.<br />

-No puede ser -negó Enrique-. Yo mismo inspeccioné la sentina palmo a palmo antes de<br />

zarpar y todo estaba en perfecto estado.<br />

De todos modos, <strong>el</strong> problema no revestía gravedad. Gracias a las previsiones realizadas en<br />

Las Palmas, hallaron en la caja de herramientas una masilla de endurecimiento rápido, con<br />

la que, en un instante, volvieron a s<strong>el</strong>lar la fisura. De regreso arriba, Paco reconoció<br />

apesadumbrado:<br />

-Ha sido culpa nuestra. No vimos <strong>el</strong> tronco acercarse.<br />

-No es para menos -suspiró Javier-. Con este día uno no ve a dos palmos de sus narices.<br />

-No es excusa -dijo Marta-. En días como éste es cuando más atención hay que prestar.<br />

-Todos estamos desmotivados, las guardias son cansadas y <strong>el</strong> tiempo no parece que vaya a<br />

mejorar <strong>por</strong> <strong>el</strong> momento - la consoló Enrique.<br />

-Sí, hace un rato me preguntaba cómo se me ocurriría embarcarme en esta locura. Estoy<br />

molido reconoció Javier. “La motivación d<strong>el</strong> equipo es crucial”<br />

-Pero no debemos dejarnos desanimar <strong>por</strong> un tem<strong>por</strong>al. Todas las tormentas pasan y<br />

mañana seguro que sale <strong>el</strong> sol. Y entonces todos nos habremos olvidado d<strong>el</strong> terrible día de<br />

hoy-aseguró Enrique.<br />

-Tienes toda la razón. Mientras esperamos que pase la tormenta, tenemos que levantar <strong>el</strong><br />

ánimo. ¡Que no decaiga la ilusión!-alentó Marta.<br />

-Hay que hacer las cosas, como decía un amigo mío que es profesor, ¡no de cuerpo presente<br />

y de mente ausente!-río Paco. “Hay que mantener un buen estado de ánimo”<br />

Javier se sentó a la mesa, resignado <strong>por</strong> fin a no dormir. La dura guardia de la noche le había<br />

afectado al ánimo y, en aqu<strong>el</strong>los momentos, veía <strong>el</strong> futuro tan negro como los nubarrones<br />

Gustavo Piera Trius | 211


que los cubrían. Pero sus compañeros tenían razón: cada uno de <strong>el</strong>los había tomado la<br />

decisión de embarcarse o quedarse en tierra con total libertad. Una vez en alta mar, debían<br />

responsabilizarse de su decisión, y poner en <strong>el</strong>la todas las ganas d<strong>el</strong> mundo, todas las<br />

energías. Adivinando sus pensamientos, Enrique le posó una mano sobre <strong>el</strong> hombro y se<br />

sentó a su lado:<br />

-Tenemos que conservar la motivación y la pasión con que abandonamos anteayer Las<br />

Palmas, en beneficio de todos nosotros. No solamente disfrutaremos mucho más con lo que<br />

hagamos, sino que además lo haremos mejor y la satisfacción será mil veces mayor. Paco,<br />

apoyado sobre Marta manteniendo un equilibrio propio de funámbulos, intervino con una<br />

lucidez que sólo cuatro horas de terrible guardia podían haberle otorgado: -A veces pienso<br />

que hay gente que vive y disfruta la mitad de su vida <strong>por</strong>que sólo está al 50% presente en<br />

todo lo que hace. Estás en <strong>el</strong> trabajo pensando en tus problemas familiares y en casa<br />

pensando en tus problemas d<strong>el</strong> trabajo. Y no te ocupas <strong>por</strong> completo, en cuerpo y alma, ni<br />

de una cosa ni de la otra.<br />

Javier sonrió, f<strong>el</strong>iz <strong>por</strong> la comparación, que le recordaba situaciones de sobra conocidas:<br />

-Exacto: cuando estés pescando, mira la caña. Cuando cocines, no le quites ojo a los<br />

fogones. Y cuando estés de guardia, no te despistes ni un segundo.<br />

¡Si hubiésemos estado pendientes de la guardia -exclamó Marta-, ese maldito tronco no nos<br />

habría pillado desprevenidos!<br />

-¡Y lo peor es que ni siquiera nos dimos cuenta d<strong>el</strong> golpe! -rió Paco.<br />

-Estábamos tan desmotivados y tan encerrados en nuestras preocupaciones, en nuestro<br />

estado de ánimo, que no nos hemos ocupado de lo que en realidad im<strong>por</strong>taba -reconoció<br />

Marta.<br />

-«No te preocupes <strong>por</strong> las cosas, ocúpate de <strong>el</strong>las», me dijo en cierta ocasión un compañero<br />

que ascendió conmigo al Himalaya -recordó Paco.<br />

¡Eres <strong>el</strong> hombre de las frases o<strong>por</strong>tunas! -rió Marta,<br />

-¡Y cuánta razón tenía tu amigo! -sonrió Javier.<br />

212 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a


-En mi vida privada -intervino Enrique-, a veces me he dado cuenta de que la calidad de vida<br />

se encuentra en disfrutar con lo que haces en cada momento. No es cuestión de estar más<br />

tiempo con una persona; se trata de dedicarle lo mejor de uno mismo en los momentos en<br />

que estás con <strong>el</strong>la. No es poner más tiempo a nuestra vida -<strong>por</strong>que <strong>el</strong> tiempo es limitado-,<br />

es poner más vida a nuestro tiempo... dedicarnos a lo que hacemos con ilusión.<br />

-Ya lo dicen: más vale calidad que cantidad -confirmó Marta. -Es la mejor manera de disfrutar<br />

de nuestras acciones, ya sean cosas im<strong>por</strong>tantes o meras tonterías -concluyó Paco.<br />

Reconfortados, los cuatro tripulantes se dispusieron a descansar cuanto pudiesen. Ya entrada<br />

la tarde, con <strong>el</strong> tem<strong>por</strong>al amainando y la mar en fuerte descenso, la gratificante sonrisa de<br />

Toni asomó <strong>por</strong> <strong>el</strong> hueco de la escalera:<br />

-¡Venid a ver! ¡Dos d<strong>el</strong>fines nos están acompañando!<br />

Después de unos días de navegación sin altercados… Paco comentó<br />

Acabamos de cruzar <strong>el</strong> Trópico de Cáncer -confirmó Paco después de consultar <strong>el</strong> GPS.<br />

Una estupenda noticia que se c<strong>el</strong>ebró a primera hora de la<br />

mañana con un suculento desayuno al que no faltó nadie,<br />

Tras cinco días de navegación, habían descendido cuatro<br />

grados de latitud y recorrido casi seis grados de longitud:<br />

no estaba nada mal. Si seguían navegando a ese ritmo,<br />

alcanzarían La Habana <strong>el</strong>4 de enero, según lo previsto.<br />

-Ahora que ya estamos en aguas tropicales, supongo que pescaremos algo -preguntó Javier.<br />

¡Mira que eres pesado! -respondió César.<br />

-Es que llevamos días sin comer nada fresco... ¡Desde aqu<strong>el</strong> atún que pescamos <strong>el</strong> día en<br />

que salimos!<br />

-El segundo día, Javier. Tampoco hace tanto -corrigió Enrique.<br />

-Ay, pero es que tengo ganas de pescar algo... ¿Por qué no reducimos un poco la v<strong>el</strong>ocidad?<br />

Gustavo Piera Trius | 213


-Cuando hay viento, hay que aprovecharlo -respondió Paco.<br />

-Pero es que, a ocho nudos de v<strong>el</strong>ocidad, solamente pueden picar peces grandes, que<br />

corran mucho.<br />

-Bueno, tiempo al tiempo. La caña está tirada. Ya picará algo-dijo Enrique.<br />

-Entonces, ¿<strong>por</strong> qué no cambiamos <strong>el</strong> cebo <strong>por</strong> uno más grande?<br />

-¡Qué plasta! -exclamó Toni-. Anda, cámbialo si te quedas más a gusto.<br />

Javier miró al resto de la tripulación, buscando un gesto de aprobación y, ante su silencio, se<br />

apresuró a levantarse y salió corriendo a cambiar <strong>el</strong> cebo. También tuvo la precaución de<br />

colocar un hilo más grueso, <strong>por</strong> si mordía un pez grande y, antes de ponerse a revisar las<br />

v<strong>el</strong>as, advirtió a todo <strong>el</strong> mundo que lo avisasen si picaba algo.<br />

-Quiero sacarlo yo --dijo-. Cuando picó <strong>el</strong> atún no me avisasteis y ni siquiera me enteré.<br />

-Estabas durmiendo, Javi -le replicó César.<br />

-Bueno, pero esta vez quiero sacarlo yo.<br />

Un poco antes de las doce, Marta, de guardia en la bañera, oyó con claridad <strong>el</strong> inconfundible<br />

grillo d<strong>el</strong> carrete soltando hilo a toda v<strong>el</strong>ocidad. Se volvió hacia popa y vio la caña<br />

fuertemente arqueada sobre sí misma. Algo gordo había picado. Miró a su alrededor y<br />

advirtió que nadie más se encontraba en cubierta en ese momento. Así que se apresuró<br />

hacia la caña gritando «¡Hemos pescado!. En ese instante, Javier apareció en la bañera como<br />

un huracán. Hecho una furia, apartó a Marta de un empujón y le arrebató la caña. El hilo<br />

estaba tensado al límite. Fuese lo que fuese lo que habían pescado, tiraba con fuerza.<br />

-¡Para <strong>el</strong> barco! –gritó-. ¡Amolla las v<strong>el</strong>as!<br />

Marta, sorprendida, se lo quedó mirando, boquiabierta, sin hacer nada.<br />

-¡Rápido! ¿Qué haces ahí parada? ¡Se nos va a escapar <strong>por</strong> tu culpa! Indecisa, Marta se<br />

dirigió, sin apresurarse, hacia <strong>el</strong> piano y comenzó a arriar las v<strong>el</strong>as, Enrique y César, que<br />

214 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a


habían salido a cubierta alertados <strong>por</strong> los gritos de Javier, comenzaron la maniobra de aproar<br />

<strong>el</strong> Mojito cara al viento. A pesar de que soplaba un viento de veinte nudos, en unos instantes<br />

<strong>el</strong> barco quedó completamente parado, Pero Javier, embarcado en una denodada lucha con<br />

la presa, seguía fuera de sí.<br />

-¡Traed una red! ¡Se escapa! ¡Vamos, deprisa!<br />

Toni y César se acercaron con una red y comprobaron que la fuerza d<strong>el</strong> pez, en efecto,<br />

arqueaba p<strong>el</strong>igrosamente la caña.<br />

-Tiene toda la pinta de ser un atún enorme --dijo Toni.<br />

-¡Déjate de impresiones y trata de cazarlo! -le ordenó Javier.<br />

-Es muy difícil cogerlo así. Antes tienes que cansarlo -y, viendo que <strong>el</strong> pez se acercaba a toda<br />

v<strong>el</strong>ocidad hacia <strong>el</strong>los, exclamó-: ¡Cuidado, no dejes nunca que <strong>el</strong> hilo pierda tensión!<br />

-¡No me digas lo que tengo que hacer! -le gritó Javier-,¡Ahora! ¡Cóg<strong>el</strong>o!<br />

Toni se lanzó ad<strong>el</strong>ante con la red pero, evidentemente, en cuanto la presa vio acercarse <strong>el</strong><br />

artilugio, dio un fuerte tirón y se alejó en dirección contraria.<br />

-¡Se te ha escapado, inútil! -lo insultó Javier.<br />

-Eh, tranquilo -trató de calmarle César-o No es para tanto.<br />

-¡Dejadme! ¡Ya lo sacaré yo solo!<br />

-A tus órdenes -respondió Toni molesto, tirando al su<strong>el</strong>o la red y alejándose.<br />

El tira y afloja con <strong>el</strong> presunto atún se prolongó una interminable hora, durante la cual mil<br />

veces hubo de recoger Javier <strong>el</strong> hilo y mil veces más hubo de soltarlo. La presa no parecía<br />

dispuesta a darse <strong>por</strong> vencida. Lejos de cansarse, tiraba con más fuerza cada vez que<br />

conseguía acercarla a la popa, a lo cual Javier respondía profiriendo maldiciones, lamentando<br />

la poca ayuda <strong>por</strong> parte de los demás e insultándose incluso a sí mismo. César permaneció<br />

a su lado casi todo <strong>el</strong> tiempo <strong>por</strong> si hacía falta echar una mano con la red, aunque se<br />

Gustavo Piera Trius | 215


mantuvo distante, sin decir nada. Aprovechando la soleada mañana tropical, <strong>el</strong> resto de la<br />

tripulación observaba la escena desde la bañera. Todos se preguntaban qué demonios le<br />

estaba ocurriendo a ese Javier equilibrado y sensato que conocían. Todos excepto Marta,<br />

que se había retirado al interior, desesperada <strong>por</strong> la actitud d<strong>el</strong> histérico pescador.<br />

Como era de temer, para cuando <strong>el</strong><br />

tozudo pez se sintió fatigado, éste ya<br />

había descubierto que la mejor forma<br />

de escapar no era alejarse d<strong>el</strong> barco,<br />

sino esconderse bajo su casco. Allí se<br />

dirigió de un fuerte tirón y, en escasos<br />

segundos, logró cortar <strong>el</strong> hilo con<br />

una de las hojas de la hélice. En<br />

cubierta, un jadeante Javier que<br />

tensaba al máximo <strong>el</strong> hilo se vio de<br />

repente despedido de espaldas<br />

contra <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. Paco, Enrique y Toni se acercaron al instante. César lo miraba boquiabierto.<br />

Y, en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, Javier, súbitamente enmudecido, con las piernas arqueadas y levantadas,<br />

seguía asiendo la caña con todas sus fuerzas. El sol cegador d<strong>el</strong> mediodía le impedía divisar<br />

con claridad a sus compañeros, convertidos en sombras a su alrededor. Un intenso<br />

sentimiento de fracaso y una decepción paralizadora se abrían paso rápidamente hacia sus<br />

entrañas. Paco lo despertó de su amargo letargo:<br />

¿Por qué no estiras las piernas? Estarás más cómodo.<br />

La voz procedía de su derecha y hacia allí giró Javier los ojos. Se quedó mirando durante<br />

largos segundos a Paco y, acto seguido, soltó la caña, se levantó y arrancó a llorar como un niño.<br />

-¿Qué ha pasado? -preguntó Enrique.<br />

-Se me ha escapado... Se me ha escapado otra vez -sollozó Javier.<br />

-Me refiero a qué ha pasado contigo. Estabas irreconocible.<br />

-Creíamos que eras una persona serena… y te has tirado una hora gritando como un<br />

energúmeno le dijo Paco.<br />

216 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a


-Lo siento -respondió Javier con una tremenda tristeza en la voz- He perdido los nervios.<br />

-Sí, eso ya lo hemos visto…, has insultado a tus amigos, has empujado a Marta...<br />

¡Marta! -recordó Javier-. Estaba fuera de mí. ¡Cuánto lo siento!<br />

-¿Y esto te sucede muy a menudo? -preguntó Enrique.<br />

-No sé... Sí, reconozco que me pasa a veces. Pierdo <strong>el</strong> control, me obsesiono tanto con algo<br />

que no veo nada más. No soy consciente de cómo me com<strong>por</strong>to.<br />

-Desde luego, no parecías tú - refrendó Enrique.<br />

-Me he <strong>por</strong>tado como un animal. -No te preocupes -le animó Paco-. No eres la única<br />

persona d<strong>el</strong> mundo a la que le pasan estas cosas. Afortunadamente, como animal racional,<br />

tienes la capacidad de dominar tus emociones.<br />

-Pero es que cuando me pongo así, soy incapaz de razonar, objetó Javier.<br />

-Todos podemos controlarnos -dijo Enrique. -Pero yo soy así y creo que será muy difícil que<br />

pueda cambiar.<br />

-Eso no es así -negó Paco-. Si eres capaz de conocer tus emociones, de diagnosticarlas, eres<br />

capaz de dominarlas, Siempre que quieras, claro.<br />

Javier se sentía molesto consigo mismo y avergonzado ante los demás, Habían descubierto<br />

una parte de su carácter que él mismo se negaba a aceptar. Pero lo cierto es que, en los<br />

últimos tiempos, experimentaba ese tipo de reacciones cada vez más a menudo. Se notaba<br />

irascible, nervioso... Sus emociones lo empujaban a actuar de manera justamente contraria<br />

a la imagen de madurez que siempre había querido proyectar. Se había com<strong>por</strong>tado d<strong>el</strong>ante<br />

de todo <strong>el</strong> mundo igual que un niñato caprichoso que patalea endemoniado cuando no<br />

puede conseguir lo que quiere. Le molestaba haber mostrado esa imagen de sí mismo y tuvo<br />

la sensación de que, en ad<strong>el</strong>ante, las r<strong>el</strong>aciones con los demás iban a ser diferentes. Ahora<br />

sabían de él mucho más de lo que hubiese deseado. César lo sacó de sus reflexiones:<br />

-Javi -le dijo cariñosamente- ¿Por qué tanta obsesión con pescar?<br />

Gustavo Piera Trius | 217


Javier sintió una especie de sacudida que lo rescató de su abatimiento. ¡Había una explicación!<br />

-Me obcequé. El otro día, cuando sacasteis <strong>el</strong> atún, yo no estaba. Y durante los fines de<br />

semana que hemos estado navegando antes de embarcarnos, tampoco conseguí pescar<br />

nada. Y yo quería pescar... Es una deuda que tengo desde que era pequeño. Todos se<br />

miraron sin decir nada. César y Toni sabían que las r<strong>el</strong>aciones familiares de Javier le suponían<br />

un tremendo lastre.<br />

-Puede que os parezca una tontería, pero para mí es uno de los momentos más tristes de<br />

mi vida. Yo tenía unos once años. Estaba con mi padre en <strong>el</strong> espigón de Rosas y picó un pez<br />

grande. Le pedí que me dejara sacarlo a mí, pero él no quería. Insistí tanto que al final me<br />

dio la caña. Y se me escapó.<br />

Tomó aire antes de proseguir:<br />

-Nunca se me olvidará su gesto de decepción cuando me dijo “¿Lo ves? ¡Te dije que se te<br />

escaparía!”. Ya no volvió a dejarme más la caña y, al cabo de poco tiempo, no quise<br />

acompañarle a pescar. Creo que, cuando nos embarcamos, me obsesioné pensando en que,<br />

durante esta travesía, podría sacarme la espina. Tenía que demostrarme que soy <strong>el</strong> mejor<br />

pescador d<strong>el</strong> mundo... ¡Qué bobada, ¿no?!<br />

-No -contestó César.- No es una bobada.<br />

-En todo caso, no deberíamos ser nosotros quienes paguemos <strong>el</strong> error cometido <strong>por</strong> tu<br />

padre -dijo Paco.<br />

-Eso está claro -respondió Javier apenado-. Me avergüenzo de mi com<strong>por</strong>tamiento.<br />

-Todos nuestros actos tienen un motivo -dijo Enrique-. Un trauma, <strong>el</strong> estrés, <strong>el</strong> miedo, las<br />

responsabilidades... pero <strong>el</strong>lo no justifica que nos dejemos llevar. Las emociones deben ser<br />

una ayuda, caminar con nosotros, no en nuestra contra.<br />

-Cuando te vu<strong>el</strong>va a suceder lo de hoy -dijo Toni-, tienes que ser capaz de darte cuenta<br />

antes de llegar a ese estado ... y, en ese momento, saberte controlar.<br />

-Eso es muy fácil de decir -protestó Javier-. Pero no de hacer.<br />

218 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a


-Te equivocas -le recriminó Paco-. El primer paso es que seas capaz de reconocer tus estados<br />

de ánimo negativos, tus defectos...y quieras cambiarlos. Después, debes empezar a ensayar<br />

formas de controlarlos.<br />

-Yo tuve un socio que perdía fácilmente los nervios -empezó a contar Enrique-, cosa que le<br />

reprochaba muy a menudo. Su carácter irascible causaba numerosos problemas con los<br />

empleados, que se sentían rec<strong>el</strong>osos ante un tipo que, al mínimo problema, comenzaba a<br />

gritarle a todo <strong>el</strong> mundo. Hasta que le pedí encarecidamente que buscase una solución para<br />

evitar aqu<strong>el</strong>las situaciones tan desagradables. Para mi sorpresa, su actitud comenzó a<br />

cambiar poco a poco; al cabo de un tiempo, desayunando juntos, le pregunté cómo lo había<br />

conseguido. Me describió paso a paso lo que hacía cada vez que se ponía nervioso y sentía<br />

que iba a estallar. Primero, pararse, respirar, no hacer nada y, sobre todo, no decir nada.<br />

-El famoso “contar hasta diez” -dijo Toni-. Exactamente -sonrió Enrique-. Se trata<br />

simplemente de respirar, oxigenar la sangre, r<strong>el</strong>ajar la tensión de los músculos y dar tiempo<br />

al cerebro para reaccionar con calma, sin desbocarse al primer impulso. Y después, pensar:<br />

“¿Por qué me estoy poniendo nervioso?”.<br />

-Diagnosticar la causa -ayudó Paco.<br />

-Has dado en <strong>el</strong> clavo. Y <strong>el</strong> tercer paso sería preguntarse “¿Qué alternativas tengo para<br />

enfrentarme a esta situación? ¿Qué puedo hacer para evitar <strong>el</strong> problema que me conduce a<br />

este estado?”. En esta fase, es fundamental ir más allá, prever hacia dónde nos llevaría una<br />

posible alternativa.<br />

- Sí, hay que entender que ese otro camino te puede llevar hacia un final mucho más pacífico<br />

para todos: en lugar de acabar gritando a los demás, resolverás la situación de un modo<br />

sensato<br />

-dijo Paco.<br />

-Mientras realizas todas esas reflexiones -explicó Enrique-, ha pasado tanto tiempo que te<br />

has enfriado, tus ánimos se han calmado... y ya puedes enfrentarte a la situación con otro<br />

talante-. Vaya -rió Javier-, que si <strong>el</strong> pescado ya se ha escapado no vale la pena perder los<br />

nervios como yo lo he hecho, ¿no es eso?<br />

Gustavo Piera Trius | 219


-Tú lo has dicho. Y lo más sensato es esperar a que pique otro pez un día en que tú estés<br />

más tranquilo y consigas sacarlo sin esfuerzo -concluyó César.<br />

-Es que he tenido mala suerte -se lamentó Javier-. Me he pasado una hora luchando para<br />

nada. Las circunstancias estaban en mi contra.<br />

- ¿Y qué querías que hiciesen las pobres circunstancias? ¡Estaban aterrorizadas con tus gritos!<br />

-rió Toni.<br />

-La verdad -añadió Enrique- es que la mayoría de la gente no tiene <strong>el</strong> valor de hacer lo que<br />

hizo mi amigo. No se paran a pensar en sus defectos, a autoanalizarse... y prefieren seguir<br />

yendo <strong>por</strong> la vida esgrimiendo ese razonamiento tan pésimo de “es que yo soy así”. Muchas<br />

personas no quieren cambiar <strong>por</strong> no enfrentarse a sus propios defectos y dejan que sean sus<br />

emociones las que dominen su vida, cuando tendría que ser lo contrario. Las emociones son<br />

buenas y no hay que evitarlas, pero solamente cuando nos a<strong>por</strong>tan cosas positivas. Cuando<br />

son <strong>el</strong>las las que toman las riendas de nuestras vidas... entonces es que algo marcha mal.<br />

-Estoy de acuerdo -dijo Marta, apareciendo sigilosamente <strong>por</strong> detrás- Las emociones, las<br />

ilusiones, la energía, la pasión... son im<strong>por</strong>tantes, pero no deben llegar a dominarnos.<br />

-Marta, lo siento -dijo Javier implorante-. Perdóname.<br />

-Estás perdonado. Pero te pido, <strong>por</strong> favor, que intentes dominar tus impulsos. Te evitarás<br />

muchos problemas, no solamente a bordo, sino en <strong>el</strong> futuro.<br />

-¡Tienes más razón que un santo! -respondió Javier-. A partir de hoy voy a intentar ser yo<br />

quien controle mis reacciones y no al revés.<br />

Pasaron unos días de tranquilidad sol y pesca…<br />

Verdaderamente, <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o nítido y la esfera solar, con su cuerpo sublime, surgiendo de una<br />

mar resplandeciente y sosegada, dibujaban un paisaje cohesionado, de una perfección difícil<br />

de emular.<br />

-¡Qué día tan alucinante! -exclamó César, asomando la cabeza al exterior-.<br />

Javier, con aspecto alegre, lo seguía.<br />

220 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a


-Es Nochebuena -dijo-, y <strong>el</strong> tiempo está de nuestra parte. Enrique y Paco, de guardia,<br />

observaron complacientes a los dos jóvenes que salían a reemplazarlos. Pero aún hubieron<br />

de retrasar unos minutos su r<strong>el</strong>evo, ya que César y Javier decidieron darse en cubierta la<br />

preceptiva ducha matinal, armados de un cubo de agua que extraían directamente d<strong>el</strong> mar.<br />

-¡Hoy tenemos desayuno extra! -informó Javier mientras se sacudía-. Toni está preparando<br />

huevos fritos con jamón.<br />

-Mmmm... Nada mejor que un desayuno reconfortante para ahuyentar los miedos de la<br />

noche, respondió Paco.<br />

-¿De qué demonios hablas? -preguntó César, ya secándose.<br />

- De fantasmas -respondió su padre.<br />

¿De fantasmas? -rió Javier-. Ya somos mayorcitos para las historias de terror, ¿no creéis?<br />

¿Habéis oído hablar alguna vez de los barcos fantasma? -preguntó Paco con rostro serio-.<br />

Pues resulta que esta noche hemos visto dos.<br />

César se detuvo. En varias ocasiones, había leído historias acerca de esos barcos que<br />

aparecen y desaparecen sin explicación alguna.<br />

- Es cierto. Hacia las tres de la mañana -r<strong>el</strong>ató Enrique-, de repente, hemos avistado las luces<br />

de cubierta y de navegación de dos barcos que se acercaban a nosotros <strong>por</strong> la proa, algo a<br />

estribor, viniendo de América.<br />

-¿Iban a la deriva? -inquirió César.<br />

Gustavo Piera Trius | 221


-No. Estaban navegando.<br />

-El más grande -continuó Paco- navegaba más al norte y ambos se iban acercando cada vez<br />

más, entre <strong>el</strong>los y hacia nosotros.<br />

-Ha llegado un momento en que formábamos un triángulo perfecto -confirmó Enrique.<br />

-¿Y se puede saber <strong>por</strong> qué no nos habéis avisado? -preguntó César.<br />

-Hemos estado a punto de hacerlo, pero luego hemos pensado que poco podíais hacer,<br />

excepto preocuparos. Además, estábamos como paralizados. Y, de repente, al cabo de una<br />

hora, cuando los dos barcos casi estaban a punto de tocarse, han desaparecido.<br />

¡¿Cómo?! -exclamó Javier, incrédulo.<br />

-Se esfumaron -dijo Paco-. Desaparecieron las luces.<br />

-¿Las apagaron? -preguntó César.<br />

¡Yo qué sé! Ni rastro de <strong>el</strong>los. Así de simple. Había buena luna, se veía <strong>el</strong> horizonte con<br />

claridad, y hasta hemos mirado con los prismáticos... pero nada.<br />

-Pensamos que quizás fuesen contrabandistas...<br />

o piratas -dijo Enrique-. Así que hemos decidido<br />

apagar también nosotros las luces, para que no<br />

pudiesen vemos en <strong>el</strong> caso de que siguiesen ahí.<br />

Y yo estoy convencido de que ahí estaban... En<br />

muchas ocasiones, he oído hablar de los piratas<br />

d<strong>el</strong> mar.<br />

-Pero, ¿existen? -se alarmó Javier.<br />

-Ya lo creo. Se cuentan muchas historias de v<strong>el</strong>eros, e incluso de grandes barcos, que son<br />

abordados y desvalijados <strong>por</strong> piratas. He oído que a menudo tiran <strong>por</strong> la borda a los<br />

tripulantes, se aprovechan de las mujeres que viajan a bordo y acaban hundiendo <strong>el</strong> barco,<br />

después de saquearlo a conciencia.<br />

222 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a


-Pero, si seguían ahí, ¡podríamos haber chocado! -se asustó César.<br />

-Hemos cambiado un poco <strong>el</strong> rumbo durante dos horas, cayendo hacia <strong>el</strong> sur -lo tranquilizó<br />

Paco. Y a las seis, cuando ha salido <strong>el</strong> sol y nos hemos cerciorado de que no había ningún<br />

barco a la vista, hemos vu<strong>el</strong>to a enderezarlo.<br />

-Tendríais que haber visto a Paco -rió Enrique-. Estaba muerto de miedo. ¡No ha soltado las<br />

bengalas en toda la noche!<br />

-¿Y qué pensabas hacer con las bengalas? -preguntó Javier.<br />

-Son un arma de fuego, ¿no? -rió Paco. Y, mudando su rostro, añadió-: Lo reconozco, estaba<br />

asustado. Pero bueno, no ha pasado nada, aquí estamos.<br />

-No os perdonaré nunca que no nos hayáis avisado -recriminó César. -Para una vez que<br />

sucede algo emocionante... -dijo Javier.<br />

¿Algo emocionante? -dijo Enrique riendo-. ¡Desde que nos hemos embarcado, no ha habido<br />

un solo día en que no haya pasado nada!<br />

-Bien, pues hoy promete ser una jornada tranquilita -dijo Javier-. Mira, ahí viene Toni a<br />

avisamos de que los huevos ya están listos.<br />

El cocinero salía espumadera en mano exclamando:<br />

-¡Caray, qué vendaval!, ¿no?<br />

Efectivamente, <strong>el</strong> viento había rolado en cuestión de segundos 20° al sur, tan rápidamente<br />

que nadie había tenido tiempo de percibirlo.<br />

-¡Sí, chico! ¡Y hace un momento soplaba en dirección norte! -remarcó Paco.<br />

-El viento es caprichoso -dijo Enrique-. Hay que amollar las v<strong>el</strong>as. Venga, chicos, entre todos<br />

lo hacemos en un momento.<br />

El barco escoraba a babor y, con las v<strong>el</strong>as amolladas, consiguieron adrizarlo un poco. Sin<br />

Gustavo Piera Trius | 223


embargo, en aqu<strong>el</strong> momento, <strong>el</strong> viento cambió de nuevo y comenzó a bajar rápidamente.<br />

Al cabo de unos minutos, había amainado hasta siete nudos. El Mojito se estaba parando.<br />

-Tendremos que izar <strong>el</strong> spí -dijo Paco. Toni comenzaba a impacientarse:<br />

¿Qué tal si bajamos a desayunar primero?<br />

-Navegar es esto -respondió Enrique-. Lo primero es lo primero. Venga, ¡manos a la obra!<br />

Pero, ¿no podemos resolverlo de otra forma? -protestó Javier.<br />

-Sí... ¿qué os parece si cambiamos <strong>el</strong> viento? -sonrió Paco mientras tiraba de la driza. Javier<br />

y Toni lo miraron. El comentario no les había hecho ni pizca de gracia.<br />

-¿Acaso podemos cambiar la dirección d<strong>el</strong> viento? -<br />

siguió riendo Paco-. No, hay que cambiar <strong>el</strong> rumbo.<br />

¿Acaso podemos cambiar su intensidad? No, hay que<br />

cambiar las v<strong>el</strong>as. Mientras César y Paco izaban <strong>el</strong> spí,<br />

<strong>el</strong> viento cesó <strong>por</strong> completo, hasta dejar <strong>el</strong> Mojito<br />

completamente parado. La v<strong>el</strong>a, que no había llegado<br />

a estar d<strong>el</strong> todo izada, quedó colgando en toda su<br />

extensión, arrugada y triste.<br />

-Bajémosla de nuevo si no queremos que se rompa -<br />

dijo Enrique. Javier y Toni estaban paralizados. Un<br />

espeso nubarrón negro que había aparecido <strong>por</strong> arte<br />

de magia, acababa de borrar cualquier rastro d<strong>el</strong> sol,<br />

que hacía tan sólo unos momentos lucía radiante.<br />

-Tanto cambio... ¿es normal?<br />

-Son los fantasmas de la noche -bromeó Enrique-. Están preparando alguna jugarreta. -¿De<br />

qué fantasmas habláis? -inquirió Toni, que no había soltado aún la espumadera.<br />

Nadie pudo responderle, <strong>por</strong>que en ese momento un fuerte viento de proa obligó a cambiar<br />

rápidamente <strong>el</strong> rumbo d<strong>el</strong> Mojito. La mar, hasta entonces calmada, empezó a subir<br />

ac<strong>el</strong>eradamente, y balanceó con fuerza <strong>el</strong> v<strong>el</strong>ero de un lado a otro.<br />

224 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a


¡Toni! -gritó Paco- ¿Dónde has dejado los huevos?<br />

-Encima de la mesa -respondió Toni, preguntándose si iban a pedirle que los subiese a<br />

cubierta. -Pues ya deben de estar en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o -observó Enrique-. Corre a meter lo que quede<br />

dentro d<strong>el</strong> fregadero.<br />

Toni se apresuró pero, afortunadamente, en <strong>el</strong> interior Marta, recién levantada <strong>por</strong> los<br />

vaivenes d<strong>el</strong> Mojito, ya había puesto a salvo <strong>el</strong> desayuno.<br />

-Con la buena pinta que tenían- se lamentó Toni.<br />

-Pues nos tendremos que conformar con haberlos olido- dijo Marta.<br />

Una fuerte escorada los lanzó <strong>el</strong> uno contra <strong>el</strong> otro sobre la mesa d<strong>el</strong> comedor.<br />

-¡Traed los trajes de agua! -gritó César, asomándose <strong>por</strong> <strong>el</strong> hueco de la escalera-. ¡Está<br />

lloviendo! Toni y Marta se miraron. Hubiesen querido volverse a la cama e ignorar lo que<br />

estaba sucediendo allí afuera, pero hicieron un esfuerzo sobrehumano y abrieron los cofres<br />

para extraer la ropa que les reclamaban. En <strong>el</strong> exterior, Paco, César y Javier, completamente<br />

empapados, luchaban <strong>por</strong> hacerle un rizo a la mayor para frenar las tremendas escoradas,<br />

mientras Enrique intentaba controlar <strong>el</strong> timón. El piloto automático se negaba a responder.<br />

No nos queda más remedio que gobernar <strong>el</strong> barco a mano- reconoció.<br />

Ocho interminables horas se dilató la brega de los seis tripulantes contra los <strong>el</strong>ementos de<br />

la naturaleza. Ocho horas en las que hubo que enrollar y desenrollar <strong>el</strong> génova repetidas<br />

veces, rizar la mayor, izar y arriar <strong>el</strong> spínnaker y variar <strong>el</strong> rumbo en diversas ocasiones para<br />

esquivar la fuerza de las olas. A mediodía, la fatiga hacía m<strong>el</strong>la en todos y, en los escasos<br />

momentos de calma, se establecieron turnos de guardia de tres personas para que la mitad<br />

de la tripulación pudiese descansar, No obstante, <strong>el</strong> tiempo no concedía tregua y, en cuanto<br />

se descendía abajo, había que volver a subir para resolver algún otro cambio imprevisto.<br />

Me estoy volviendo loco -dijo en algún momento Toni.<br />

-Hay que apechugar, chico -le respondió Marta- . No podemos hacer nada contra <strong>el</strong> tiempo.<br />

-Pero es que, además, nos estamos alejando de nuestra ruta. Llevamos horas navegando con<br />

un rumbo diferente al que deberíamos llevar.<br />

Gustavo Piera Trius | 225


-Pero ahora es <strong>el</strong> más conveniente- dijo Marta.<br />

¡Ya volveremos a nuestro rumbo cuando pase la tormenta!- le gritó Enrique desde <strong>el</strong> timón.<br />

Ahora no tenemos más remedio que adaptarnos como podamos a la situación-. Ninguna<br />

tormenta dura para siempre- lo consoló Marta mientras se aprestaba a ayudar a César a<br />

enrollar de nuevo <strong>el</strong> génova-. Por encima de las nubes, siempre se esconde <strong>el</strong> sol. Y asomará<br />

en cualquier momento.<br />

-Pues esta tormenta va camino de acabar con nosotros- respondió Toni.<br />

A primera hora de la tarde, con un giro tan sorprendente como <strong>el</strong> de la mañana, <strong>el</strong> viento<br />

amainó hasta 20 nudos, la mar bajó considerablemente, <strong>el</strong> Mojito consiguió mantener <strong>el</strong><br />

equilibrio sin que la cubierta pareciese una atracción de feria y las v<strong>el</strong>as, alegremente<br />

hinchadas, comenzaron a empujar <strong>el</strong> v<strong>el</strong>ero con suavidad. En apenas unas horas, la calma<br />

sucedió a la tempestad y <strong>el</strong> sol brillaba con especial intensidad, asomando de nuevo <strong>por</strong><br />

entre unas nubes deshilachadas, que poco tenían que ver con los nubarrones que los habían<br />

cubierto durante buena parte d<strong>el</strong> día. Casi se diría que todo había sido una alucinación y que<br />

nunca existió tal tempestad.<br />

-Sorprendente- dijo Enrique soltando <strong>el</strong> timón y conectando <strong>el</strong> piloto.<br />

La tripulación al completo, en la bañera, observaba <strong>el</strong> espectáculo sin articular palabra. Javier<br />

se deshizo de su traje de aguas. Toni y César se desmoronaron sobre un cofre. Y durante<br />

diez minutos se mantuvo un absoluto silencio a bordo. Con <strong>el</strong> sol en todo su esplendor,<br />

Marta dijo:<br />

-Así es la naturaleza... a veces aliada, a veces enemiga.<br />

-Pues hoy se ha <strong>por</strong>tado muy mal con nosotros -se quejó Toni.<br />

-Hay que estar preparados para los cambios -dijo Paco-. Y ser capaces de adaptarse, de<br />

desaprender lo aprendido.<br />

¿Qué pasa si has de cambiar <strong>el</strong> rumbo y alejarte momentáneamente de tu ruta? -observó<br />

Enrique-. No pasa nada. Después vu<strong>el</strong>ves al rumbo en que debes navegar y todo resu<strong>el</strong>to.<br />

Lo que hemos perdido lo podemos recuperar rápidamente en cuanto encontremos los alisios.<br />

226 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a


-Lo im<strong>por</strong>tante es no perder <strong>el</strong> norte, tener paciencia y, mientras tanto, hacer todo lo que<br />

esté en nuestras manos -afirmó Marta-.<br />

Es como la vida misma -remarcó Enrique-. No podemos cambiar nuestro entorno, <strong>por</strong> más<br />

que queramos. Somos nosotros los que tenemos que adaptarnos a medida que vamos<br />

navegando <strong>por</strong> la vida, para no perder <strong>el</strong> rumbo...<br />

-Pero la verdad es que la mayoría de gente se paraliza -intervino Paco- No hacen nada y<br />

esperan que sea <strong>el</strong> entorno <strong>el</strong> que cambie. Se limitan a lamentarse, excusarse, culpar a otros,<br />

jurar en hebreo... En definitiva, se pasan <strong>el</strong> día protestando. Y, cuando les preguntas qué<br />

hacen <strong>el</strong>los para cambiar la situación, te responden que no pueden hacer nada.<br />

-Son víctimas de la vida- dijo Marta.<br />

-También hay quienes tardan tanto en cambiar y adaptarse que, cuando quieren hacerlo, ya<br />

es tarde- añadió Javier.<br />

-Yo pienso que no hay que esperar a que la situación sea acuciante -dijo Marta-. Siempre<br />

hay que estar abierto a cambiar, sin perder de vista <strong>el</strong> norte, <strong>el</strong> camino que queremos seguir.<br />

-Bien, y ahora que ya no hay nada acuciante que hacer, ¿podríamos ir a comer? -dijo César-<br />

¡Me muero de hambre!<br />

-¡Venga pues! Todos a la cocina a recuperar fuerzas mientras yo enderezo <strong>el</strong> rumbo -ordenó<br />

Paco-. Ah, Toni, los huevos ya los puedes tirar a los peces, ¿eh?<br />

Toni sonrió. -Os propongo picar alguna cosa rápida mientras os preparo una cena especial<br />

de Nochebuena: entrecot con salsa a la pimienta. ¿Qué os parece?<br />

-Mmmm... No suena nada mal- se r<strong>el</strong>amió Enrique-. Pero, ¿de dónde piensas sacar un<br />

entrecot en alta mar?<br />

-Era una sorpresa. Lo compré en Las Palmas y lo he tenido guardado en <strong>el</strong> fondo d<strong>el</strong><br />

cong<strong>el</strong>ador hasta hoy.<br />

-Vaya, vaya... ¡Esto sí es una buena noticia!<br />

Gustavo Piera Trius | 227


-Espero que <strong>el</strong> tiempo nos deje comer tranquilos -pidió Toni mirando al ci<strong>el</strong>o.<br />

-Si no hace frío, cenaremos en cubierta -dijo Enrique-. Y representaremos un b<strong>el</strong>én viviente.<br />

-¡Me pido <strong>el</strong> Niño Jesús! -rió Toni.<br />

-Te queda que ni pintado -respondió Enrique-. Yo me quedaré con la mula, que también es<br />

lo que mejor me va.<br />

Paco c<strong>el</strong>ebró la ocurrencia con una palmada en <strong>el</strong> hombro de su amigo. Después de que la<br />

peor jornada en siete días amenazase con arruinar aqu<strong>el</strong>la fecha tan especial, todo volvía a<br />

la normalidad. Estaba seguro de que viento, mar y ci<strong>el</strong>o se aliarían para hacer de aquélla una<br />

Nochebuena inolvidable.<br />

¡TIERRA A LA VISTA!<br />

El aroma de La Habana se sentía cada<br />

vez más cerca y un nerviosismo<br />

creciente se iba apoderando de la<br />

tripulación, que se enfrentaba<br />

simultáneamente a la emoción de<br />

llegar a puerto y al regusto de<br />

añoranza que deja lo pasado. Desde<br />

primeras horas de la madrugada,<br />

venían observando pequeños arrecifes<br />

de coral semisumergidos y, después<br />

d<strong>el</strong> desayuno, divisaron con claridad, a babor, la silueta de la que podría ser la isla de San<br />

Luis. Enrique avisó de que había que extremar las precauciones y, a partir de ese momento,<br />

gobernar <strong>el</strong> barco a mano. A esas alturas, encallar sería catastrófico. Así pues, Paco se hizo<br />

cargo de la rueda, mientras Javier montaba guardia a su lado para divisar al instante<br />

cualquier <strong>el</strong>emento extraño que pudiese aparecer en <strong>el</strong> horizonte.<br />

A media mañana, de repente, <strong>el</strong> viento arreció a 20 nudos. Y, en pocos momentos, como <strong>por</strong><br />

arte de magia, un negro nubarrón cubrió <strong>por</strong> completo <strong>el</strong> pedazo de ci<strong>el</strong>o bajo <strong>el</strong> cual<br />

navegaba <strong>el</strong> Mojito. El día se oscureció totalmente y pareció que, de un salto, habían pasado<br />

ocho horas y la tarde se precipitaba sobre <strong>el</strong>los, pero no era así. Era la misma mañana, si bien<br />

228 | Una travesía <strong>por</strong> <strong>el</strong> Atlántico en barco de v<strong>el</strong>a


estaba escondida. En breve, un imponente aparato <strong>el</strong>éctrico vino a acompañar al nubarrón.<br />

Paco y Javier arriaron la mayor a toda v<strong>el</strong>ocidad. Enrique y Toni se reunieron con <strong>el</strong>los en<br />

cubierta y comenzaron a recoger <strong>el</strong> génova, dejándolo muy menguado, a proa.<br />

Dado que <strong>el</strong> tiempo no pintaba nada bien, Enrique sugirió bajar a buscar los trajes de agua.<br />

En efecto, fue cuestión de minutos que una tromba de agua cayese sobre <strong>el</strong> v<strong>el</strong>ero con<br />

increíble fuerza. Sin embargo, lo más preocupante se divisaba en <strong>el</strong> horizonte: una tormenta<br />

tropical se acercaba p<strong>el</strong>igrosamente, a toda v<strong>el</strong>ocidad, hacia <strong>el</strong> Mojito. El viento había subido<br />

a cincuenta nudos y parecía ya un huracán. La mar se levantaba rápidamente y <strong>el</strong> v<strong>el</strong>ero<br />

navegaba escorado <strong>por</strong> completo. Paco y Javier se ataron con las escotas para no salir<br />

disparados, mientras Enrique y Toni volvían al interior.<br />

Durante veinte minutos, todo lo que sucedió a su alrededor escapó totalmente a su control.<br />

Paco vio volar sobre su cabeza varios objetos que no supo identificar, aunque bien parecían<br />

unas zapatillas y unos botes. Los violentos movimientos d<strong>el</strong> Mojito y las trombas de agua que<br />

provenían de ci<strong>el</strong>o y mar no permitían distinguir nada con claridad. Incluso la cubierta<br />

desaparecía momentáneamente bajo <strong>el</strong> agua. Aunque daba la impresión de que navegaban<br />

<strong>por</strong> debajo de las olas, en realidad, surfeaban <strong>por</strong> encima de un mar embravecido. Mientras<br />