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NACIONAL
Excavaciones
Cristobal
Schlenker

Excavaciones

Excavaciones
Cristobal
Schlenker

© Cristobal Schlenker, 2003
© Universidad Nacional de Colombia
© Facultad de Artes. Sede Bogotá
Colección “Punto Aparte”
Primera edición, septiembre de 2008
Impreso y hecho en Colombia
ISBN: 978-958-719-063-2
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia
Schlenker Knuesli, Cristobal Valentín
Excavaciones / Cristóbal Schlenker . – Bogotá : Universidad Nacional de
Colombia. Facultad de Artes, 2008
82 p. : il. – (Punto aparte)
ISBN : 978-958-719-063-2
1. Escultura 2. Arte de la tierra 3. Expresionismo (Arte)
CDD-21 731.83 / 2008
Rector: Moisés Wasserman Lerner
Vicerrector Sede Bogotá: Fernando Montenegro Lizarralde
Decano Facultad de Artes: Jaime Franky Rodríguez
Director Centro de Divulgación y Medios: Alfonso Espinosa Parada
Maestría en Artes Plásticas y Visuales. Dirección de tesis: Clemencia Echeverry. Diseño de
identidad: Camilo Páez. Carátula y diseño: Maria Victoria Guerra. Corrección de estilo: Javier
Correa.
La Facultad de Artes no se responsabiliza por las ideas
emitidas por los autores.
Todos los derechos reservados.
Esta publicación no puede ser reproducida ni total ni parcialmente,
ni entregada o transmitida por un sistema de recuperación
de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sin el permiso previo del autor.

Introducción [10]
Capítulo uno
Reflexiones [12]
Capítulo dos
Conversaciones con la tierra [18]
Poro [19]
Pozo [23]
Observatorio [25]
Escalera [29]
Mina [31]
Capítulo tres
Desplazamientos [34]
Proyecciones en video [36]
Pozo sonoro [38]
Foto-estratos [39]
Anexos [42]
Inclusiones [43]
Antecedentes [44]
Escrituras [48]
Encuentros con los tutores [59]
Encuentro con “los otros”. Piedras de Toque [64]
Experimentos que hice y no presenté [68]
Borradores [73]
Bibliografía [82]

Agradecimientos
En primer término a la Universidad por el apoyo que
siempre me ha brindado y a la Facultad de Artes por el esfuerzo
que realizó para darme la oportunidad de ampliar mis conocimientos
y capacidades, esfuerzo que espero poder retribuir a
través de la docencia y el desarrollo de proyectos de creación.
A la Maestra Trixi Allina, coordinadora de la maestría,
por la acertada dinámica que le imprimió a este primer ciclo de
estudios de postgrado en arte y por la generosidad y el acierto
en sus consideraciones acerca de algunos de los problemas que
surgían en mi trabajo.
Al Maestro Jaime Rubio, por compartir con nosotros
sus inmensos conocimientos y por el enfoque tan acertado que
le imprimió a los problemas del arte que estudiamos y analizamos
en sus seminarios.
Al Maestro Rolf Abderhalden, por compartirnos su amplia
experiencia y por la generosidad y solidaridad con que nos
acompañó en el proceso de la escritura de la obra.
Al grupo de tutores que me asistieron en algunos momentos
durante estos cuatro semestres, Maestros Santiago Cárdenas,
Clemencia Echeverry, Elias Heim, Juan Fernando Herrán,
Victor Laignelet, Marta Rodríguez y Miguel Angel Rojas, por el
rigor en sus correcciones de taller y por la generosidad con que
nos compartieron sus puntos de vista.
Al Maestro Santiago Mutis, por sus respetuosas sugerencias
en la conformación de algunos documentos y a la Profesora
Amanda Oliveros por su empeño en hacernos comprender
el mundo lacaniano.
A mis compañeros, Maria Helena Bernal, Marta Combariza,
Maria Ester Galvis, Oscar Gutiérrez, David Lozano, Bárbara
Santos, Ramón Vanegas y Elsa Zambrano, por la solidaridad
y el apoyo que mutuamente nos brindamos.
A Juana Schlenker, por su mirada antropológica sobre
el arte y la historia y por su invaluable apoyo en el registro y en la
edición de video.
A Mauricio Arango, por su contribución en la edición de
este documento.

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A los operarios Iván Cárdenas, José Antonio Parra y
Víctor Hugo Ayala, por la diligencia y generosidad con que nos
ayudaron.
Finalmente, quiero agradecer también a muchas otras
personas, sobre todo del ámbito académico, por el apoyo y la
ayuda que de una u otra manera me brindaron para lograr llevar
a feliz término estos estudios.
Todos ellos hicieron posible que yo llegara a ser capaz,
luego de ser un artista y un docente con experiencia, de asumir
un proceso de deconstrucción de mi manera de ver el mundo y
de aceptar y empezar a comprender algunos de los retos que
plantea el arte contemporáneo.

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Introducción
[

En este documento intento dar cuenta del proceso
cumplido durante dos años en la Maestría en Artes Plásticas
y Visuales. Contiene descripciones de la experiencia, registro
de imágenes que han ido surgiendo durante el recorrido y las
reflexiones que acompañaron el proceso.
El resultado no es conclusivo. Está culminando con
una producción plástica específica y con una serie de reflexiones
que la acompañan, pero se abre a nuevas preguntas y a nuevas
perspectivas plásticas y conceptuales.
La bibliografía presenta los textos más relevantes estudiados
en los seminarios, como también algunas referencias
que fueron consultadas, por considerarlas coincidentes con aspectos
específicos de mi trabajo.
En la presente publicación se incluyen algunos aspectos
del montaje de la exposición de grado, que se realizó en los
espacios de taller de la maestría.
Introducción
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Reflexiones
[
uno

El trabajo de taller se desarrolló paralelamente a los
seminarios teóricos y metodológicos. Estuvo asistido por tutorías
individuales y colectivas que contribuyeron significativamente a
la conformación de las propuestas. Fue un espacio de discusión
de los problemas que abordamos y un ejercicio intenso de confrontación
de las posiciones que fuimos adoptando.
En los seminarios teóricos estudiamos cada semestre
varios textos, aproximándonos a los problemas de la naturaleza
de las obras del arte.
Las reflexiones teóricas pocas veces se integraron inmediatamente
al taller; afloraron a su tiempo de una u otra manera
en el diario trabajar.
En el laboratorio de la escritura realizamos numerosos
ejercicios escriturales desde el punto de vista del arte. Tratamos
problemas como “desde dónde escribe el artista”, más que
problemas gramaticales y de estilo. Me aproximé a la obra como si
fuera una escritura particular, en lugar de ponerme a escribir sobre
ella, o desde la crítica. Este espacio de trabajo y reflexión, donde
la escritura modificó a la obra y la obra a la escritura, fue un auténtico
laboratorio de experimentación, en el que la objetividad y
los sueños resultaron compatibles, mientras que, la subjetividad
valorativa de nuestros juicios morales tuvo que retroceder ante la
descripción de los procesos plásticos que desarrollamos.
El proceso plástico que desarrollé en la Maestría comenzó
con un tratamiento tímido de la superficie del prado y
continuó con una inmersión vigorosa en la tierra. El hacer se convirtió
en un trabajo con los elementos del lugar. Nada se exportó
y nada se importó: solamente se realizaron transformaciones. A
medida que tallaba y descendía en la corteza terrestre, fueron
apareciendo los diversos estratos que la conforman, imagen de
la memoria sepultada que muestra los vestigios de su historia.
Penetrar la tierra y excavarla es una labor arqueológica que se
relaciona con ritos funerarios de inhumación y exhumación. No
puede uno evitar pensamientos relacionados con la vida y con
la muerte. La observación de los estratos lo remite a uno a su
propio pasado, de suerte que este trabajo pseudo-arqueológico
se convirtió en una “arqueología de mí mismo”, en la que innu-
Reflexiones
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merables vivencias de la infancia afloraron mientras trabajaba,
cerrando un tanto la brecha entre presente y pasado.
Los vacíos que aparecen al excavar son esculturas
negativas. Son construcciones vacías. En algunos casos estuvieron
acompañadas de construcciones positivas, realizadas
con adobes hechos con la tierra extraída. La construcción
emergente puede regresar de nuevo al seno de la tierra. Esto
le confiere un carácter reversible. Lo que hago aparece como
un hacer –y– deshacer y, por lo tanto, ya no es un objeto. Se
convierte en construcción de imágenes entre la presencia y la
ausencia del objeto. Ya no solo una imagen estática, encarnada
en un objeto, sino una dinámica, resultado de un movimiento,
de una acción con la materia.
El proceso de registro fue inicialmente bastante literal,
hasta que acometí una excavación sin registro visual. Surgió entonces
el registro escrito, descripción de la experiencia, y apareció
también el registro sonoro, con sonidos del proceso y mi
voz describiendo la experiencia. Me llamó la atención sobre la
posibilidad de utilizar la voz para la construcción de un espacio
escultórico. El sonido es un elemento plástico poderoso para
construir espacios y tiene una gran capacidad evocativa. La voz
es el sonido más claro y poderoso de que disponemos.
La utilización de diversos medios de registro simultáneamente
enriqueció el proceso en su conjunto, ampliando
puntos de vista y restándole temporalmente preponderancia a
lo visible.
El proceso se encamina ahora a culminar en una
proyección en video que quiere dar cuenta de lo que apareció:
la luz y el abismo. Video-proyecciones que parten de lo que hice
en el prado e intentan presentar un desplazamiento: desde el
espacio físico de las excavaciones al espacio arquitectónico de
exposición, un proceso de desmaterialización. La obra ya no es
el objeto físico producido en el lugar, sino que se construye a
partir de los registros y de las metáforas que evoca.
Metodológicamente, el trabajo se desarrolló dando
especial importancia a la experiencia, a la vivencia del hacer
acompañada de la descripción; luego vinieron las reflexiones.
La observación y las descripciones escritas de la experiencia

fueron puntos de partida fundamentales. La observación objetiva
necesariamente condujo a la auto-observación: como formo parte
del proceso que estoy observando, me observo trabajando, me
observo sintiendo, me observo mirando y me observo pensando.
Procuré especial cuidado en evitar los preconceptos
y las predeterminaciones, para no caer en lugares comunes. La
observación atenta de cuanto iba aconteciendo mientras trabajaba
me facilitó captar de reojo lo que iba apareciendo, lo que
se descubría. Las descripciones escritas me parecen una veta
valiosa de metáforas que construyen y amplían el sentido de lo
que hago.
Las reflexiones que acompañaron estos procesos se
encaminaron principalmente a tratar de entender lo que estaba
haciendo. A dar cuenta de la experiencia que acompañó al hacer
y a lo que aparecía. Cómo lograr entender el trabajo con la materia
como un medio adecuado para construir una imagen que,
en sí, es inmaterial.
Trabajo en el umbral de lo visible, en lo que aún no
existe, y me temo que tengo que convivir con esta situación incómoda
mientras logro hacer visible mi punto de vista.
En un sentido metafórico, la obra soy yo. El valor de
mi empeño está en la posibilidad de transformarme, de lograr
una mayor capacidad de entendimiento y comprensión de los
procesos que asumo y de lograr el desarrollo pleno de un punto
de vista autónomo y original.
La condición de “hacer primero y reflexionar después”
se relaciona con la posición que es necesario tomar cuando se
pretende trabajar en los campos del arte: ponerse en camino sin
predeterminar a dónde se va a llegar. Previamente, al hacer o en
sus inicios, es necesario plantearse, más intuitiva que racionalmente,
el problema plástico que lo inquieta a uno y lo pone en
marcha. La incertidumbre que nos acompaña potencia el diálogo
entre el sujeto, los materiales y el proceso, de manera que es posible
captar los indicios que van apareciendo y que le dan al hacer
sus múltiples sentidos. De pronto se descubre algo que antes no
estaba ahí, que no fue planeado y que aparece como algo nuevo
que amplía el sentido. Es como si a través de nosotros “algo” se
manifestara, utilizándonos como medio. Ese algo se relaciona
Reflexiones
[
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con el inconsciente y con sus imbricaciones en la vida social a
la que pertenecemos, a veces, incluso contra nuestra voluntad.
Cuando estamos atentos a lo que nos propone la intuición y la
sensibilidad, logramos esbozar una sonrisa irónica o una mirada
precisa o unos rasgos en un papel, éstos sí, remitidos a la vida;
desde nuestro cuerpo y hablando de su cotidianidad y de su
condición efímera.
Cuando intervengo un lugar, me persigue el sentido de
responsabilidad de hacer algo reversible. Siento que las manifestaciones
reversibles están en movimiento, se relacionan con
la vida, que son como nosotros. Lo muy permanente se relaciona
con lo racional, con lo que está por fuera de nosotros, con lo que
no está dispuesto a cambiar. La reversibilidad libera a las obras
de su peso material y de su rigidez, es un gesto que no busca un
fin, sino que es un movimiento que tiene su finalidad en sí mismo.
Cuando hago una intervención reversible, siento que algo ocurre,
aunque al final de la operación no se aprecie un objeto material.
Moví toneladas de tierra, la transformé en módulos, hice una
construcción con ellos y luego los regresé amorosamente uno a
uno a su origen. En este acto el interés se desplazó hacia el gesto
1 , en sí mismo inmaterial, que manifiesta mi inclinación singular
hacia los aspectos intangibles de la creación artística. Soy yo el
que se emociona, el que se afecta; soy yo el que me transformo
y puedo intentar transmitirlo a otros.
Tallar vacíos en la tierra con una pala es una experiencia
intensa con el cuerpo. Es el cuerpo, con sus miembros, músculos,
sensaciones, pensamientos, sentimientos y sentidos, el que se
pone en acción. La transpiración, mezcla de sudor y respiración
que se agita, indica el ritmo de trabajo. Cuando el exceso de entusiasmo
exige demasiado al cuerpo, los músculos adoloridos lo
recuerdan al día siguiente. Esta presencia del cuerpo en el trabajo
1 Agamben, Giorgio. (1996). Capítulo: Notas sobre el gesto. “La característica
del gesto es que por medio de él no se produce ni se actúa, sino que se
asume y se soporta. Es decir, el gesto abre la esfera del “ethos” como esfera
propia por excelencia de lo humano”.

con los materiales es natural e ineludible. Pero a medida que se
ha ido desarrollando mi trabajo en el transcurso de la maestría,
mi cuerpo ha ido insistiendo en formar parte. Me propone que
trabaje mis excavaciones pensando en él. Por eso construí el
poro, un hueco a mi tamaño y de bordes redondeados, para
que mi cuerpo pueda entrar, salir y acomodarse. Esta insistencia
del cuerpo es de él. Es él, el que de pronto aparece saliendo o
entrando cuando filmo mis excavaciones. La presencia ineludible
del cuerpo en el lugar, quiere hacerse presente en las traducciones
plásticas que realizo. A veces, cuando siento inclinación
por incluir mi voz en el trabajo, de nuevo siento que es desde mi
cuerpo desde donde quiero hablar.
Reflexiones
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