Ministerio de las Familias - RCC-Argentina
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<strong>Ministerio</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong><br />
en la <strong>RCC</strong><br />
Caminamos hacia Dios<br />
Cartilla No. 1<br />
Para compartir con los Matrimonios<br />
1
INTRODUCCIÓN<br />
“Queridos hijos, yo me presento a Uds. como la Madre y Reina <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong>, por<br />
éste es vuestro trabajo. Ayú<strong>de</strong>nme a unir y santificar a <strong>las</strong> familias.<br />
Hagan que a través <strong>de</strong> vuestro testimonio <strong>las</strong> familias <strong>de</strong>scubran que todas <strong>las</strong><br />
discordias vienen <strong>de</strong>l maligno, que <strong>de</strong>scendió sobre vosotros para la perdición <strong>de</strong> <strong>las</strong><br />
almas.<br />
Hagan que <strong>las</strong> familias reconozcan que han cambiado al único y verda<strong>de</strong>ro Dios por<br />
falsos dioses y falsos ídolos.<br />
El dinero y el po<strong>de</strong>r han invadido vuestros corazones y vuestras mentes. No os quiero<br />
asustar, pero están viviendo un tiempo en que la Misericordia Divina <strong>de</strong>rrama lluvias <strong>de</strong><br />
bendiciones para los que se abren al amor <strong>de</strong> Dios, pero quellos que se cierran y no se<br />
convierten, lo que les espera es la perdición eterna. Pero una vez más repito que no los<br />
quiero asustar, pero mi llamado es urgente.<br />
Conviértanse sin <strong>de</strong>mora o lo que les espera es el peligro <strong>de</strong> la perdición eterna.<br />
Os bendigo a todos en nombre <strong>de</strong> la Santísima Trinidad y ruego en todo instante por<br />
todos vosotros en la tierra. La paz que os doy no es la <strong>de</strong>l mundo sino la <strong>de</strong>l Padre.<br />
Felices aquellos que creyeren sin haber visto”.<br />
Actualmente, Dios nos ha hablado <strong>de</strong> muchas maneras y una <strong>de</strong> <strong>las</strong> formas en que Él<br />
se ha comunicado con sus hijos en el mundo es a través <strong>de</strong> nuestra Madre María<br />
Santísima.<br />
En relación a todos los mensajes recibidos, siempre existirá la necesidad <strong>de</strong>l<br />
discernimiento por parte <strong>de</strong> la Iglesia, para verificar la veracidad <strong>de</strong> <strong>las</strong> apariciones y<br />
<strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong> los mensajes.<br />
Lo que preten<strong>de</strong>mos con la transcripción <strong>de</strong> este mensaje en la introducción, no es<br />
pronunciarnos sobre su veracidad o no, esto le correspon<strong>de</strong> a la jerarquía <strong>de</strong> la Iglesia.<br />
Lo que queremos es constatar una realidad que estamos viviendo en nuestro tiempo.<br />
Nuestras familias están siendo atacadas violentamente por los medios <strong>de</strong><br />
comunicación y por los avances <strong>de</strong>l mundo, perdiendo así sus valores cristianos y<br />
también <strong>las</strong> vivencias <strong>de</strong> <strong>las</strong> tradiciones religiosas conyugales y familiares.<br />
Esta cartilla tiene como objetivo concretar este llamado <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>las</strong><br />
<strong>Familias</strong>, a unificar y santificar <strong>las</strong> familias. Concientizar a <strong>las</strong> familias <strong>de</strong> que Dios es<br />
un Dios único y no existe otro; y especialmente ayudar a los matrimonios a recorrer un<br />
camino <strong>de</strong> conversión constante y <strong>de</strong> crecimiento espiritual con sus familias.<br />
Si generamos familias nuevas, estaremos generando hijos con nuevos valores y<br />
nuevos criterios para discernir entre lo verda<strong>de</strong>ro y lo falso, entre los justo y lo injusto.<br />
Estaremos, así, generando un mundo nuevo, un mundo mejor.<br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong>, ruega por nosotros.<br />
Wilson y Marli<br />
2
Encuentro No. 1<br />
ENCONTRAMOS EL AMOR<br />
Estamos iniciando un nuevo tiempo en nuestras vidas. Hemos participado <strong>de</strong> un retiro<br />
que logro en nuestras vidas y en nuestro casamiento, un reencuentro <strong>de</strong> uno con el<br />
otro, y principalmente, un encuentro <strong>de</strong> nuestras vidas con el mismo autor <strong>de</strong> la vida:<br />
Dios.<br />
Descubrimos a<strong>de</strong>más, que muchas <strong>de</strong> <strong>las</strong> cosas que vivíamos anteriormente, estaban<br />
en <strong>de</strong>sacuerdo con el gran proyecto <strong>de</strong> amor que Dios ha preparado para nosotros,<br />
para nuestro matrimonio, para nuestros hijos, en fin, para nuestra familia.<br />
Nos hemos encontrado con el amor, y que bueno es vivir este nuevo momento en<br />
nuestras vidas; momento <strong>de</strong> alegría, <strong>de</strong> reencuentro con uno mismo y con el cónyuge,<br />
<strong>de</strong> nuevos proyectos, <strong>de</strong> nuevas esperanzas, <strong>de</strong> nuevas motivaciones; pues Dios está<br />
con nosotros, quién estará contra nosotros.<br />
A partir <strong>de</strong> esta nueva realidad que comenzamos a vivir, tomamos conciencia <strong>de</strong> que<br />
un primer encuentro con Dios origina en nosotros una euforia, que es muy gran<strong>de</strong>; y<br />
esto es natural, pues cuando la luz <strong>de</strong> Dios se manifiesta en nuestros corazones, todo<br />
lo que estaba perturbado, oculto, <strong>de</strong>sarmonizado, se transforma y todo nos parece hoy<br />
más fácil y más sencillo. Todo esto porque ahora tenemos la presencia <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong><br />
Jesucristo, que nos mostró el verda<strong>de</strong>ro camino <strong>de</strong>l amor.<br />
Tuvimos un encuentro con el amor verda<strong>de</strong>ro y <strong>de</strong>scubrimos un nuevo camino a seguir.<br />
Ese nuevo camino es arduo y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> nuestro esfuerzo. Pues para que todo lo que<br />
hemos experimentado en Dios no sea sólo un momento <strong>de</strong> entusiasmo que luego <strong>de</strong><br />
unas semanas se acaba, volviendo todo a ser como antes, tenemos que dar nuevos<br />
pasos.<br />
Recibimos <strong>de</strong> Dios una nueva semilla, un nuevo mandato, que fue confirmado por el<br />
Espíritu Santo, que volvió a unir a hombres y mujeres en un solo cuerpo, un solo<br />
corazón y una sola alma <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> los hermanos.<br />
Jesús nos dijo que, si el grano <strong>de</strong> trigo no muere, no podrá dar frutos. Nuestro<br />
casamiento a partir <strong>de</strong> hoy tiene que ser transformado, nuestras relaciones <strong>de</strong>ben tener<br />
una nueva connotación, nuestros viejos hábitos <strong>de</strong>ben ser <strong>de</strong>jados <strong>de</strong> lado para que<br />
podamos construir juntos, maridos y esposas, la nueva familia <strong>de</strong> Dios; que quiere ser<br />
testigo <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios en la sociedad.<br />
Todo esto sólo suce<strong>de</strong>rá si perseveramos en el amor <strong>de</strong> Dios, si permanecemos unidos<br />
como matrimonio, como familia, con valores nuevos, criterios nuevos para nuestras<br />
vidas.<br />
La Palabra <strong>de</strong> Dios en Jn 15, 4 nos muestra a Jesús revelando un gran secreto y <strong>de</strong><br />
gran importancia para el momento que estamos viviendo: “Permaneced en mi, y yo<br />
permaneceré en vosotros”.<br />
Estamos invitados a permanecer ligados al amor <strong>de</strong> Dios; no ligados <strong>de</strong> una manera<br />
informal, esporádica, sino <strong>de</strong> una manera nueva, una manera plena; con un nuevo<br />
entusiasmo, con actitu<strong>de</strong>s concretas <strong>de</strong> vida; colocando ese amor en primer lugar en<br />
nuestras vidas.<br />
Conscientes <strong>de</strong> que somos como ramas <strong>de</strong> un árbol que cuando se separan <strong>de</strong>l tronco<br />
se secan y mueren; sepamos que lejos <strong>de</strong> Dios todo lo experimentamos en nuestro<br />
3
encuentro <strong>de</strong> amor, en el futuro, no será más que un buen recuerdo, un lindo momento<br />
que un día pasamos en nuestras vidas.<br />
Dios quiere darnos más, pues Él es mucho más <strong>de</strong> lo que po<strong>de</strong>mos imaginar; por lo<br />
tanto sumerjámonos en el conocimiento <strong>de</strong> esa nueva vida que Dios nos quiere<br />
conce<strong>de</strong>r como matrimonio, como familia, y orientémonos en su dirección.<br />
Existen unos pasos que nos irán ayudando a mantenernos siempre perseverantes en<br />
esa nueva fe, y a relacionarnos <strong>de</strong> una forma nueva con Dios.<br />
PASOS PARA PERMANECER Y PERSEVERAR EN EL AMOR:<br />
BUSCAR LAS COSAS DE LO ALTO Col 3,1 – 3<br />
El encuentro con el amor <strong>de</strong> Dios nos reavivó, revitalizó nuestro casamiento, nos dio un<br />
nuevo impulso, pues el amor <strong>de</strong> Dios tiene el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> sanarnos. Y hace eso porque el<br />
amor nos enseña que <strong>de</strong>bemos perdonar, nos lleva a <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado <strong>las</strong> pequeñas cosas<br />
que nos separan el uno <strong>de</strong>l otro, que enfrían nuestras relaciones.<br />
San Pablo nos dice que “si resucitasteis con Cristo”, y eso es verdad, estamos<br />
resucitando nuestro casamiento. Nuestras relaciones conyugales, nuestras relaciones<br />
familiares a partir <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> Jesús en nuestras vidas. Para que ello continúe y<br />
permanezca siempre el apóstol nos muestra el camino: “Aspirad a <strong>las</strong> cosas <strong>de</strong> arriba,<br />
no a <strong>las</strong> <strong>de</strong> la tierra”.<br />
Este es el primer paso que tenemos que dar para permanecer unidos a Jesucristo que<br />
hoy comienza a formar parte <strong>de</strong> nuestras vidas, <strong>de</strong> nuestro matrimonio, <strong>de</strong> nuestras<br />
familias.<br />
Buscar <strong>las</strong> cosas <strong>de</strong> arriba, aspirar <strong>las</strong> cosas <strong>de</strong> arriba, quiere <strong>de</strong>cir poner a Dios en<br />
primer lugar en nuestras vidas. Si tuviéramos dificulta<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>saciertos, pongamos<br />
nuestra confianza en Dios, nuestra mirada en El y El nos amparará.<br />
La Palabra nos dice más todavía: “Buscad el reino <strong>de</strong> Dios y lo <strong>de</strong>más se os dará por<br />
añadidura”. Hagamos la experiencia y comprobemos cómo nuestro Dios es un Dios fiel<br />
y amoroso.<br />
¿Pero dón<strong>de</strong> buscar a Dios? En la Eucaristía, en la confesión, en la oración, en el<br />
rosario, en la lectura <strong>de</strong> la Palabra, en una película religiosa, en canciones que nos<br />
hablan <strong>de</strong> Dios, en los hermanos, en la comunidad; en fin, don<strong>de</strong> Dios está presente.<br />
Dios se <strong>de</strong>ja encontrar, busquémoslo como la sierva que busca <strong>las</strong> corrientes <strong>de</strong> agua<br />
para saciar su sed; y que no bebe agua sucia, impura, porque sabe que esto la<br />
mataría. Busquemos a Dios ya que El se <strong>de</strong>ja encontrar.<br />
VAMOS A COMPARTIR:<br />
1) ¿Cómo estaban nuestras vidas antes <strong>de</strong> nuestro encuentro con Jesús?<br />
2) ¿Qué cambió en nuestras relaciones íntimas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l encuentro con Dios?<br />
3) ¿Estamos buscando <strong>las</strong> cosas <strong>de</strong>l cielo, o todavía ponemos nuestros problemas<br />
y proyectos antes <strong>de</strong> Dios?<br />
ESFUERZO DE SANTIFICACIÓN DE LA FAMILIA<br />
Propósito quincenal:<br />
Procuraremos tener actitu<strong>de</strong>s concretas <strong>de</strong> buscar y colocar a Dios en primer lugar en<br />
nuestras familias. Ejemplos: vayamos juntos a misa, oremos antes <strong>de</strong> <strong>las</strong> comidas,<br />
recemos un rosario en familia, etc.<br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong>, ruega por nosotros.<br />
4
ENCUENTRO Nº 2<br />
VIVIR EL AMOR<br />
En el encuentro pasado, vimos que para mantener vivo el amor <strong>de</strong> Dios en nuestras<br />
vidas es necesario dar pasos concretos que exigen <strong>de</strong> nosotros un esfuerzo personal y<br />
conyugal para que permanezcamos unidos en el amor y por el amor <strong>de</strong> Dios.<br />
Esa búsqueda <strong>de</strong> <strong>las</strong> cosas <strong>de</strong> lo alto <strong>de</strong>berá tornarse una realidad en nuestras vidas;<br />
pues a través <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> hacer realidad, cada vez más, la presencia <strong>de</strong> Dios en<br />
nuestra casa, en nuestra familia, tendremos una mayor experiencia <strong>de</strong> amor verda<strong>de</strong>ro<br />
en nuestro día a día.<br />
Para vivir este gran amor <strong>de</strong> Dios con toda su intensidad, tenemos que recorrer tres<br />
etapas fundamentales que componen esa vivencia plena:<br />
a) Experimentar el amor <strong>de</strong> Dios.<br />
b) Ponerlo en práctica.<br />
c) Irradiar el amor <strong>de</strong> Dios.<br />
Vamos a ver cómo se <strong>de</strong>sarrollan estas etapas en forma práctica en nuestro día a día.<br />
A) EXPERIMENTAR EL AMOR DE DIOS<br />
El primer paso para vivir el amor es tener una experiencia <strong>de</strong> ese amor; y la Palabra <strong>de</strong><br />
Dios nos revela que “Dios es amor” (Jn 4,8).<br />
Experimentar el amor <strong>de</strong> Dios significa ser amado por Dios, sentir el gran amor <strong>de</strong> Dios<br />
por nosotros, <strong>de</strong>jarnos amar por El todos los días, en los momentos <strong>de</strong> alegría y <strong>de</strong><br />
éxito, pero también en los momentos <strong>de</strong> prueba, <strong>de</strong> tristeza, y dificultad.<br />
En nuestra vida <strong>de</strong> casados, <strong>de</strong> familia, la vivencia plena <strong>de</strong>l amor está directamente<br />
relacionada a la experiencia personal <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios.<br />
En nuestra manera humana <strong>de</strong> amarnos, especialmente en la vida conyugal, damos<br />
una mayor connotación al amor físico, carnal, según el cual medimos cuánto nos<br />
amamos a partir <strong>de</strong> <strong>las</strong> relaciones sexuales. Si tenemos buenas relaciones sexuales<br />
estamos viviendo bien, <strong>de</strong> lo contrario pensamos que nuestro amor está muriendo, se<br />
está terminando.<br />
Dios viene a mostrarnos una nueva manera <strong>de</strong> amarnos, <strong>de</strong> relacionarnos el uno con el<br />
otro; y esa nueva manera nace <strong>de</strong> la experiencia <strong>de</strong>l amor divino que luego se reflejará<br />
en nuestra vida humana y afectiva, física y sexual.<br />
¿Cómo suce<strong>de</strong> eso? Cuando <strong>de</strong>scubrimos el gran amor <strong>de</strong> Dios por nosotros y cuando<br />
buscamos una relación constante con El, percibimos que <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios se inicia una<br />
acción recíproca; es <strong>de</strong>cir, Dios <strong>de</strong>rrama sobre nosotros su amor en forma perceptible,<br />
<strong>de</strong> tal manera que po<strong>de</strong>mos sentirlo, experimentarlo, ya que percibimos en nuestro<br />
interior cambios <strong>de</strong> comportamiento, <strong>de</strong> estados <strong>de</strong> ánimo, hasta en nuestro<br />
temperamento, en fin, en toda nuestra persona.<br />
Nuestra manera <strong>de</strong> encarar la vida, los problemas, los valores, todo se transforma;<br />
pues tenemos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros una fe renovada, una esperanza <strong>de</strong> días mejores, un<br />
<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> compartir con otros el gran amor <strong>de</strong> Dios.<br />
Por lo tanto, la experiencia <strong>de</strong>l amor divino tiene el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> transformarnos en nuevas<br />
criaturas, en nuevos hombres y mujeres, y esa nueva criatura que nace <strong>de</strong>l encuentro<br />
con el amor <strong>de</strong> Dios, inicia en la vida conyugal una nueva forma <strong>de</strong> relacionamiento. La<br />
pareja que nace <strong>de</strong> la experiencia <strong>de</strong>l amor divino refleja en su vida, en su hogar, los<br />
frutos <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios: frutos <strong>de</strong> paz, alegría, paciencia, afabilidad (<strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za),<br />
5
ondad, fi<strong>de</strong>lidad, mansedumbre, templanza (dominio <strong>de</strong> sí), tal como lo enseña San<br />
Pablo en su carta a los Gálatas 5,22 – 23.<br />
Ese es el efecto <strong>de</strong> la experiencia <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios en nuestras vidas. El amor divino<br />
se hace presente en nuestro día a día renovando nuestras vidas, dando un nuevo<br />
sentido a nuestras relaciones. Por lo tanto para experimentar y tener viva la presencia<br />
<strong>de</strong> Dios en nuestra vida necesitamos vivir su gran amor todos los días. Dios siempre<br />
está dispuesto a amarnos; <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> ahora <strong>de</strong> nosotros el hacer nuestra parte, es <strong>de</strong>cir<br />
abrirnos a ese amor y transformarlo en actitu<strong>de</strong>s concretas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la convivencia<br />
familiar y social.<br />
VAMOS A COMPARTIR<br />
1) ¿Reflejamos el amor <strong>de</strong> Dios en <strong>las</strong> relaciones con nuestros hijos, amigos, en el<br />
trabajo? ¿De qué manera?<br />
2) ¿En nuestra relación esposo-esposa, hemos percibido la manifestación <strong>de</strong> los<br />
frutos <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios como ser paciencia, mansedumbre, <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za, etc.?<br />
3) ¿Qué hemos hecho concretamente para mantener viva esta llama <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong><br />
Dios encendida en nosotros?<br />
ESFUERZO PARA LA SANTIFICACIÓN DE LA FAMILIA<br />
Propósito quincenal: Ejercitar durante estas dos semanas en nuestra convivencia<br />
familiar el amor <strong>de</strong> Dios; buscando reavivar los frutos <strong>de</strong>l amor como la mansedumbre,<br />
la paciencia, la alegría, la comprensión, el diálogo, en fin, todo lo que nos una más al<br />
amor <strong>de</strong> Dios.<br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong>, ruega por nosotros.<br />
6
ENCUENTRO Nº 3<br />
VIVIR EL AMOR<br />
B) PONERLO EN PRÁCTICA<br />
Ahora sabemos que la experiencia constante <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios es necesaria para<br />
mantener nuestra vida nueva. Somos amados por Dios y si nos abrimos a ese amor,<br />
experimentamos una gran transformación interior que genera en nosotros nuevos<br />
valores y criterios; valores y criterios <strong>de</strong> hijos <strong>de</strong> Dios.<br />
Esos nuevos valores y criterios afectarán nuestra vida nueva <strong>de</strong> una forma<br />
revolucionaria; pues son capaces <strong>de</strong> modificar nuestras actitu<strong>de</strong>s tanto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />
familia como en nuestras relaciones con el mundo y <strong>las</strong> personas.<br />
Nuestros nuevos valores y criterios, muchas veces serán contrapuestos a los valores y<br />
criterios <strong>de</strong>l mundo actual. Ya no estamos <strong>de</strong> la misma manera; nuestro matrimonio ya<br />
no es el mismo <strong>de</strong> antes, pues ahora tenemos como centro <strong>de</strong> nuestro hogar, <strong>de</strong><br />
nuestra vida a Jesucristo como nuestro señor, como nuestro Dios, como el centro <strong>de</strong><br />
nuestra vida.<br />
Experimentamos su amor y no nos quedamos apenas en teorías, sino que tenemos un<br />
<strong>de</strong>seo interior <strong>de</strong> poner en práctica lo aprendido en esa experiencia junto a Él. Y como<br />
primer efecto <strong>de</strong> esa nueva vida en Dios, comenzamos a amarlo sobre todas <strong>las</strong> cosas.<br />
B.1) Amar a Dios sobre todas <strong>las</strong> cosas: Dt. 6,5 (leer el texto).<br />
El primer efecto <strong>de</strong> la experiencia <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios es el amarlo más que a todas <strong>las</strong><br />
cosas que existen en el mundo. Nace en nosotros una nueva forma <strong>de</strong> amar a Dios<br />
más fuerte, más viva, más entusiasta.<br />
De esta manera, cuando un joven se enamora <strong>de</strong> una chica <strong>de</strong>nota en su proce<strong>de</strong>r<br />
actitu<strong>de</strong>s visibles que <strong>de</strong>muestran que él la ama y que expresa ese amor con todo su<br />
entusiasmo y busca estar cerca <strong>de</strong> la persona amada.<br />
Así también suce<strong>de</strong> en la relación con Dios. Cuando somos amados por El, nuestro<br />
corazón se llena <strong>de</strong> su amor y somos seducidos por el Dios vivo, colocando ese amor<br />
por encima <strong>de</strong> todo.<br />
Cuando no conseguimos amar a Dios sobre todas <strong>las</strong> cosas es porque estamos llenos<br />
<strong>de</strong> nosotros mismos, <strong>de</strong> nuestros problemas, <strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>seos y proyectos.<br />
Quien ama verda<strong>de</strong>ramente a alguien comparte la vida <strong>de</strong>l otro. Así sucedió con<br />
nosotros: nos enamoramos y el conocimiento más íntimo nació el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> compartir<br />
todo lo que somos y tenemos a través <strong>de</strong>l sacramento <strong>de</strong>l matrimonio.<br />
Dios también quiere compartir su vida con nosotros, y quiere que compartamos nuestra<br />
vida con El; pero para que esto suceda <strong>de</strong>bemos ponerlo en primer lugar en nuestras<br />
vidas.<br />
Así como un joven enamorado coloca a su amada en primer lugar, y tiene ojos solo<br />
para ella, <strong>de</strong>bemos fijar nuestros ojos, nuestro amor, en Dios proclamándolo como<br />
nuestro Rey y Señor, adorado y amado para siempre.<br />
Esta actitud concreta <strong>de</strong> vida <strong>de</strong>be ser vivida plenamente por la pareja y no apenas por<br />
uno <strong>de</strong> los dos, puesto que podrá causar contrarieda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>savenencias en la vida<br />
conyugal.<br />
Dios <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora en a<strong>de</strong>lante aquel que rige nuestros días, planes,<br />
proyectos, ritmos <strong>de</strong> vida. Debemos planificar nuestras vidas <strong>de</strong> acuerdo con <strong>las</strong><br />
enseñanzas <strong>de</strong> Dios y no conforme con los principios <strong>de</strong>l mundo.<br />
En la práctica podríamos reflexionar sobre nuestros momentos <strong>de</strong> oración en familia,<br />
nuestra participación en <strong>las</strong> misas dominicales, en <strong>las</strong> oraciones antes <strong>de</strong> <strong>las</strong> comidas,<br />
7
en la participación en los tiempos litúrgicos <strong>de</strong> la Iglesia, y en muchos otros momentos<br />
que <strong>de</strong> ahora en más no estarán en segundo plano, sino que ocuparán el lugar más<br />
<strong>de</strong>stacado en nuestro día ya que en ellos tenemos la certeza <strong>de</strong> la presencia y <strong>de</strong><br />
nuestro encuentro con Dios.<br />
Si antes <strong>de</strong>jábamos <strong>de</strong> ir a misa dominical por cualquier motivo (motivo injustificado)<br />
hoy, con una nueva conciencia, la participación en la misma será el acto principal <strong>de</strong><br />
nuestro domingo que es el día <strong>de</strong>l Señor.<br />
Si cambiábamos la oración en familia por un juego o una novela, hoy tendremos la<br />
fuerza y el coraje <strong>de</strong> <strong>de</strong>sligarnos un poco <strong>de</strong>l mundo para aten<strong>de</strong>r <strong>las</strong> cosas <strong>de</strong>l<br />
corazón, <strong>las</strong> cosas <strong>de</strong> Dios.<br />
A partir <strong>de</strong> estas actitu<strong>de</strong>s concretas <strong>de</strong> vida, podremos <strong>de</strong>cir como Josué <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l<br />
pueblo <strong>de</strong> Israel que estaba sirviendo a otros dioses: “en cuanto a mí, yo y mi casa<br />
serviremos al señor” (Jos 24,15).<br />
Amar a Dios sobre todas <strong>las</strong> cosas no es solamente un mandamiento <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong><br />
Dios, sino más bien un efecto <strong>de</strong> la gracia que nos lleva a una nueva actitud <strong>de</strong> vida, la<br />
<strong>de</strong> un corazón que experimentó la gracia <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios en su vida.<br />
PARA COMPARTIR:<br />
1) ¿Hemos testimoniado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nuestros hijos, amigos y parientes, que<br />
amamos a Dios sobre todas <strong>las</strong> cosas, o todavía estamos fallando en nuestro<br />
testimonio?<br />
2) ¿Hemos percibido mutuamente ese cambio <strong>de</strong> valores en nosotros, o todavía<br />
existen situaciones en que él o ella colocan otros dioses en lugar <strong>de</strong> Dios?<br />
3) ¿Cómo ha sido como pareja su experiencia diaria <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios?<br />
ESFUERZO PARA LA SANTIFICACIÓN DE LA FAMILIA<br />
Propósito quincenal: vamos a esforzarnos con todo nuestro empeño en colocar <strong>las</strong><br />
cosas <strong>de</strong> Dios en primer lugar en nuestra casa, en nuestro día, principalmente en los<br />
momentos <strong>de</strong> oración en familia.<br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong>, ruega por nosotros.<br />
8
ENCUENTRO Nº 4<br />
VIVIR EL AMOR<br />
En este encuentro queremos continuar nuestro proceso <strong>de</strong> comprensión <strong>de</strong> lo que Dios<br />
hace en nuestra vida cuando nos abrimos a una experiencia personal y conyugal <strong>de</strong> su<br />
amor <strong>de</strong> Padre amoroso; y <strong>de</strong> los pasos que tenemos que dar para ponerlo en práctica.<br />
Cuando alguien encuentra el verda<strong>de</strong>ro amor se entrega a él con todo su ser y con<br />
todo su corazón; es amado y coloca ese amor en primer lugar en su vida. Así crece en<br />
el interior <strong>de</strong> la persona la esperanza, la felicidad, la alegría <strong>de</strong> vivir; efectos éstos que<br />
se van manifestando en su modo <strong>de</strong> vivir.<br />
Ese es el gran efecto <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios en nuestras vidas; cuando nos <strong>de</strong>jamos amar<br />
por El se produce una sanación <strong>de</strong> nuestro corazón, <strong>de</strong> todos sus dolores, heridas y<br />
<strong>de</strong>silusiones; pues Dios nos ama intensamente y ese amor tiene el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />
acogernos, <strong>de</strong> curarnos, <strong>de</strong> salvarnos.<br />
Cuando le <strong>de</strong>cimos sí a Él y lo aceptamos como nuestro conductor somos llevados a<br />
una experiencia maravillosa <strong>de</strong> valoración personal que nos reanima interiormente;<br />
pues nadie nos valoriza y nos estima tanto como Dios.<br />
Uno <strong>de</strong> los efectos <strong>de</strong>l encuentro con Jesús es el reconocimiento <strong>de</strong> sí mismo, <strong>de</strong><br />
nuestras flaquezas, y <strong>de</strong> nuestro valor particular, personal, como persona humana; se<br />
produce una sanación y restauración <strong>de</strong> nuestra autoestima; y somos restablecidos en<br />
nuestra i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> personas; personas importantes para el Reino <strong>de</strong> Dios y para la<br />
vida familiar.<br />
El amor <strong>de</strong> Dios eleva la autoestima <strong>de</strong>l hombre, rompe sus miedos, cura sus traumas<br />
interiores, equilibra su psiquis, lleva a la persona a la restauración completa <strong>de</strong> su ser,<br />
le da una nueva percepción <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> cómo vivirla en el mundo.<br />
Esta sanación que surge como efecto <strong>de</strong> un encuentro con Dios se reflejará en la vida<br />
<strong>de</strong> la pareja. Los cónyuges se reencontrarán a sí mismos en Dios, y a partir <strong>de</strong> este<br />
<strong>de</strong>scubrimiento en sus propias vidas, se reencontrarán el uno con el otro.<br />
Dios, cuando entra en nuestras vidas, nos ama, pero no nos anula; por el contrario, El<br />
nos valoriza como personas humanas, estimula nuestras cualida<strong>de</strong>s, utiliza nuestras<br />
capacida<strong>de</strong>s naturales; por lo tanto nos sentimos tan amados por El que los traumas,<br />
sentimientos <strong>de</strong> incapacidad y <strong>de</strong>samor <strong>de</strong>sparecen <strong>de</strong> nuestros corazones. Uno <strong>de</strong> los<br />
gran<strong>de</strong>s villanos <strong>de</strong> nuestros tiempos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la relación conyugal, y causante <strong>de</strong><br />
muchas separaciones, es la anulación <strong>de</strong> uno mismo en favor <strong>de</strong> otro, o la dominación<br />
<strong>de</strong> una <strong>de</strong> <strong>las</strong> partes sobre la otra que inhibe y oprime.<br />
Estos factores se contraponen a lo que Dios quiere realizar en nuestros matrimonios.<br />
Debemos tomar conciencia <strong>de</strong> esto, por lo tanto, tenemos que iniciar un nuevo camino<br />
en nuestra vida matrimonial.<br />
Con el tiempo per<strong>de</strong>mos la <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za <strong>de</strong> elogiar <strong>las</strong> virtu<strong>de</strong>s, los dones, y <strong>las</strong><br />
capacida<strong>de</strong>s naturales que vemos el uno en el otro. Muchas veces por actitu<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas y <strong>de</strong>sequilibradas anulamos en el otro aquello que él o ella tienen <strong>de</strong><br />
valioso. Por celos o sentimientos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados no valorizamos a la persona amada, no<br />
la elogiamos, y muchas veces <strong>de</strong>scalificamos lo que él o ella hacen.<br />
Este tipo <strong>de</strong> actitud va poco a poco enfriando y matando la relación <strong>de</strong> amor en la<br />
pareja; provocando en el que está siendo oprimido una insatisfacción en todas <strong>las</strong><br />
áreas <strong>de</strong> su vida, pues no es amado ni valorizado por la persona a quien entregó su<br />
vida.<br />
9
Es necesario apren<strong>de</strong>r con Dios a valorizar a aquel o aquella que Dios me dio como<br />
complemento, ya que somos una sola carne. San Pablo nos dirá: “¿acaso alguien haría<br />
algo para <strong>de</strong>sagradar a su propia carne?”.<br />
Debemos tener en cuenta en este momento dos aspectos: el primero es que<br />
individualmente tenemos que sentirnos amados, valorizados por Dios, aunque en<br />
nuestra vida nadie nos reconozca, ni siquiera nuestro cónyuge.<br />
El segundo aspecto es que <strong>de</strong>bemos tomar conciencia que valorizar a <strong>las</strong> personas <strong>las</strong><br />
ayuda a crecer en su dignidad <strong>de</strong> persona humana. Este ejercicio <strong>de</strong>be iniciarse <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> nuestra propia casa, <strong>de</strong> nuestra familia.<br />
Es importante resaltar en el otro sus cualida<strong>de</strong>s, sus virtu<strong>de</strong>s, para que se sienta<br />
amado y pueda amarse a sí mismo. Cuando esto suce<strong>de</strong> en nuestra casa se recupera<br />
el equilibrio, y <strong>las</strong> dolencias interiores <strong>de</strong>l alma son sanadas por la fuerza <strong>de</strong>l amor que<br />
se vuelve realidad en nuestras vidas.<br />
PARA COMPARTIR:<br />
1) ¿Se valorar <strong>las</strong> cualida<strong>de</strong>s y virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aquellos que conviven conmigo<br />
diariamente: hijos, amigos, parientes, compañeros <strong>de</strong> trabajo?<br />
2) ¿En la relación marido y mujer, reconozco y valoro <strong>las</strong> cualida<strong>de</strong>s y virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
otro, o soy indiferente a <strong>las</strong> mismas? Compartir <strong>las</strong> cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> uno y <strong>de</strong>l otro.<br />
3) ¿Qué puedo hacer concretamente para mejorar, en este sentido, mi relación<br />
conyugal? Propuestas concretas.<br />
ESFUERZO PARA LA SANTIFICACIÓN DE LA FAMILIA<br />
Propósito quincenal: En estas próximas semanas nos esforzaremos para reconocer en<br />
nuestro cónyuge sus cualida<strong>de</strong>s, y también nos ejercitaremos en el elogio <strong>de</strong> todas <strong>las</strong><br />
cosas buenas que el mismo realiza en nuestra casa, valorando también <strong>las</strong> acciones <strong>de</strong><br />
nuestros hijos.<br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong>, ruega por nosotros.<br />
10
C) IRRADIAR EL AMOR DE DIOS<br />
ENCUENTRO Nº 5<br />
VIVIR EL AMOR<br />
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón… y al prójimo como a ti mismo” (Lc<br />
10, 27).<br />
La persona que es amada, se siente valorada, ama con todo su corazón, mente y<br />
cuerpo, o sea, con todas sus fuerzas; se siente plena y realizada y se percibe en su<br />
relación con <strong>las</strong> personas la irradiación <strong>de</strong> su felicidad.<br />
En la relación conyugal esta realidad se hace presente cuando los dos buscan a<br />
Dos con la misma intensidad, y <strong>de</strong>spués se ejercitan en esa nueva dimensión <strong>de</strong>l<br />
amor valorando y reconociendo al otro en su día a día.<br />
Dios en su infinita sabiduría, conoce <strong>las</strong> consecuencias <strong>de</strong>l amor en la vida <strong>de</strong>l ser<br />
humano, y por esta razón vemos como en el Evangelio, Jesús refuerza el<br />
mandamiento <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Dios relacionado con la vivencia <strong>de</strong>l amor.<br />
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus<br />
fuerzas y <strong>de</strong> todo pensamiento; y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc 10,27). Jesús<br />
nos dice en el versículo siguiente: “Haz esto y vivirás”; la receta para experimentar<br />
la vida <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios es amar a Dios, experimentarlo, <strong>de</strong>jar que nos sane<br />
interiormente, para <strong>de</strong>spués amar a nuestros hermanos como Dios nos ama.<br />
La or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Jesús para nosotros en los días <strong>de</strong> hoy es que amemos al prójimo<br />
como a nosotros mismos. Esto significa que Dios nos envía a irradiar el amor que<br />
<strong>de</strong> Él recibimos todos los días, y que somos llamados a ser luces en un mundo<br />
perturbado, que vive corrompido por el egoísmo y por el individualismo.<br />
Irradiar el amor <strong>de</strong> Dios es reflejarlo en nuestra propia vida, con nuestro testimonio<br />
<strong>de</strong> adhesión constante y permanente al plan <strong>de</strong> Dios. En Lc 8, 16, Jesús nos dice<br />
que “nadie encien<strong>de</strong> una lámpara y la cubre con un vaso o la pone <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la<br />
cama; pero la pone sobre el can<strong>de</strong>lero, para iluminar a los que entran”…<br />
Nuestras vidas fueron iluminadas por Jesús. Dios está vivo y presente en nuestros<br />
corazones, y hoy revestidos en su amor que se hizo presente en nosotros, somos<br />
enviados por el mundo para ser luz <strong>de</strong>l mundo y sal <strong>de</strong> la tierra (Mt 5, 13ª. -14ª). Y el<br />
primer lugar a don<strong>de</strong> tenemos que irradiar ese amor <strong>de</strong> Dios es justamente en<br />
nuestro hogar, en nuestra familia, en nuestra relación conyugal.<br />
La Palabra <strong>de</strong> Dios en Rm 8,19 dice que: “la creación aguarda ansiosamente la<br />
manifestación <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios”. y los hijos <strong>de</strong> Dios somos nosotros.<br />
En un mundo don<strong>de</strong> lo referencial <strong>de</strong> la familia ha sido <strong>de</strong>generado por i<strong>de</strong>as cada<br />
vez más <strong>de</strong>formadas, nosotros somos llamados por Dios en este nuevo tiempo que<br />
iniciamos en nuestro matrimonio, a ser un nuevo mo<strong>de</strong>lo para el nuevo milenio.<br />
Nuestra familia está invitada por Dios a ser un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> familia <strong>de</strong> Dios que se<br />
<strong>de</strong>staque <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más mo<strong>de</strong>los existentes; mostrando así que es posible<br />
vivir una vida distinta, con valores y criterios fundamentados en la Palabra <strong>de</strong> Dios,<br />
siguiendo el Evangelio y la doctrina <strong>de</strong> la Iglesia, y principalmente, dando testimonio<br />
que todo esto nos ha llevado a la realización plena <strong>de</strong> Hijos <strong>de</strong> Dios.<br />
¿Pero cómo hacemos esto?<br />
Irradiando en la práctica el amor <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> casa, practicar el amor que<br />
tenemos uno por el otro y por nuestros hijos, en fin, ejercitando en nuestro hogar<br />
11
ese nuevo mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> amor. El primer ejercicio práctico <strong>de</strong> la irradiación <strong>de</strong>l amor<br />
entre nosotros, acontece a través <strong>de</strong>l perdón que <strong>de</strong>be ser practicado<br />
principalmente por la pareja, extendiéndose a hijos y parientes.<br />
Jesús fue bien específico cuando un doctor <strong>de</strong> la Ley le respon<strong>de</strong> diciendo que el<br />
mayor mandamiento <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Dios es: “Amar a Dios sobre todas <strong>las</strong> cosas y al<br />
prójimo como a ti mismo”. Jesús le respon<strong>de</strong> incisivamente: “Haz esto y vivirás”.<br />
Sólo pue<strong>de</strong> tener vida y vida plena, quien se alimenta <strong>de</strong>l amor; quien se alimenta<br />
<strong>de</strong>l odio, rabia, ira, falta <strong>de</strong> perdón en su corazón, se está muriendo <strong>de</strong> a poco.<br />
Dios nos quiere dar la vida y la vida consiste en la vivencia <strong>de</strong>l amor. La falta <strong>de</strong><br />
perdón es, por lo tanto, un gran mal que nos aparta <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios, y nos aparta<br />
uno <strong>de</strong>l otro. Por ese motivo, Dios establece este mandamiento como el más<br />
importante.<br />
Cuanto más nos acercamos a Dios, más nos llenamos <strong>de</strong> su amor, apren<strong>de</strong>mos a<br />
perdonar, a amar hasta a aquellos que nos odian. Por otra parte, también es cierto<br />
que cuanto más nos apartamos <strong>de</strong> Dios, también nos apartamos <strong>de</strong>l otro, crecen <strong>las</strong><br />
dudas, la falta <strong>de</strong> perdón y tantos otros sentimientos que nos <strong>de</strong>struyen.<br />
Perdonar es un acto que nace <strong>de</strong> un corazón que ama, pues el corazón que no<br />
ama, no logra perdonar. Si en nuestra relación conyugal apren<strong>de</strong>mos a perdonarnos<br />
mutuamente, ese acto <strong>de</strong> amor se exten<strong>de</strong>rá a nuestros hijos. Nuestros familiares<br />
verán que ya no existe entre nosotros situaciones no resueltas.<br />
A partir <strong>de</strong> ese momento, estaremos irradiando amor <strong>de</strong> Dios a nuestros familiares y<br />
a todos aquellos que conviven a nuestro alre<strong>de</strong>dor.<br />
Seamos sal <strong>de</strong> la tierra y luz <strong>de</strong>l mundo, reflejando con nuestras vidas el gran amor<br />
<strong>de</strong> Dios.<br />
PARA COMPARTIR<br />
1) ¿Mi familia, hijos y parientes, han percibido en mí la práctica <strong>de</strong>l perdón?<br />
2) ¿En nuestra relación conyugal, hemos ejercitado el perdón mutuo por nuestros<br />
errores, o todavía actuamos como antes?<br />
3) ¿Hemos tratado <strong>de</strong> poner a Dios entre nosotros cuando tenemos problemas <strong>de</strong><br />
relacionamiento?<br />
ESFUERZO PARA LA SANTIFICACIÓN DE LA FAMILIA<br />
Propósito quincenal: No <strong>de</strong>jar ninguna situación pendiente entre nosotros como<br />
pareja y también con nuestros hijos. Ejercitarnos en el diálogo y el perdón.<br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong>, ruega por nosotros.<br />
12
ENCUENTRO Nº 6<br />
RENUNCIAR AL HOMBRE VIEJO<br />
La acción <strong>de</strong>l Espíritu Santo abrió nuestros ojos al amor <strong>de</strong> Dios por nosotros y nos<br />
reveló nuestra condición <strong>de</strong> hijos <strong>de</strong> Dios. Ante esto rompemos con <strong>las</strong> tinieb<strong>las</strong> que<br />
nos envolvían e hicimos nuestra opción por Jesús, pero el hombre viejo todavía no<br />
está totalmente muerto en nuestro interior; fue vencido en la batalla contra el amor<br />
<strong>de</strong> Dios que nos invadió; está ahora adormilado, por lo que aún tenemos aún <strong>las</strong><br />
reminiscencias <strong>de</strong>l pecado en nuestro interior: necesitamos ser purificados.<br />
Esas reminiscencias son hábitos, modos <strong>de</strong> vida, vicios, expresiones <strong>de</strong>l<br />
vocabulario, gestos y palabras en <strong>las</strong> relaciones familiares o con otras personas; en<br />
fin, es todo aquello que hace parte <strong>de</strong> nuestro ser que aún necesita ser purificado.<br />
Dios quiere transformar al hombre en su totalidad y no apenas superficialmente. Por<br />
ello es necesario renunciar totalmente al hombre viejo y dirigirnos constantemente<br />
hacia Dios. Nuestro matrimonio fue transformado por el amor <strong>de</strong> Dios; salimos <strong>de</strong><br />
una relación fría y perturbada, <strong>de</strong>sgastada, y comenzamos una nueva manera <strong>de</strong><br />
relacionarnos uno con el otro; pero <strong>las</strong> ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong>l hombre viejo vivirán<br />
intentando dominarnos nuevamente.<br />
Esta nueva vida que recibimos <strong>de</strong> Dios es gracia, es don, regalo; sin embargo, en<br />
función <strong>de</strong> nuestra condición <strong>de</strong> pecadores, todavía tenemos una ten<strong>de</strong>ncia al<br />
pecado llamada concupiscencia, contra la cual tenemos que luchar constantemente.<br />
Tenemos que obtener el dominio sobre nuestros sentidos, voluntad, <strong>de</strong>seos,<br />
imaginación, que muchas veces nos llevan a ocasiones <strong>de</strong> pecado. El orgullo, la<br />
envidia, la ambición <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada, el <strong>de</strong>samor, el individualismo, el egocentrismo, la<br />
falta <strong>de</strong> perdón, son pecados que muchas veces todavía permitimos que sigan<br />
existiendo en nuestras vidas.<br />
En Col 3, 5-10, San Pablo nos exhorta a mortificar, es <strong>de</strong>cir, a matar, aniquilar esos<br />
<strong>de</strong>seos y ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> nuestros corazones para que nos revistamos <strong>de</strong>l hombre<br />
nuevo que será mo<strong>de</strong>lado según la voluntad <strong>de</strong> Dios que nos creó para la santidad<br />
y no para el pecado.<br />
Tenemos que tener conciencia <strong>de</strong> que para crecer en la vida nueva que Dios nos<br />
concedió, para que el renovado matrimonio que estamos viviendo actualmente siga<br />
vivo, tenemos que renunciar a todos los viejos hábitos que ocasionaban la<br />
<strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> nuestros hogares y provocaban la <strong>de</strong>sarmonía conyugal; en fin,<br />
eran causa <strong>de</strong> todo los que nos hacía infelices.<br />
En la carta a los Efesios 4, 25-32, San Pablo da algunas pistas <strong>de</strong> cómo po<strong>de</strong>mos<br />
vencer al hombre viejo. Las estrategia <strong>de</strong> Pablo es simple: “matar al hombre viejo<br />
<strong>de</strong> hambre, no realizando sus <strong>de</strong>seos y alimentar al hombre nuevo con <strong>las</strong> gracias<br />
que nos son concedidas en el ejercicio <strong>de</strong>l amor a los hermanos”.<br />
Para que esta estrategia funcione en nuestra vida es necesario un esfuerzo <strong>de</strong><br />
nuestra parte, un compromiso consigo mismo y con el otro <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> vencer en<br />
nosotros todo aquello que es <strong>de</strong>l hombre viejo.<br />
En el matrimonio, en la familia, encontramos el mejor lugar para poner en practica<br />
los concejos <strong>de</strong> San Pablo.<br />
Veamos algunos ejemplos prácticos para nuestra vida familiar:<br />
Renunciar a la mentira; <strong>de</strong>cir solamente la verdad sea cual fuere, principalmente en<br />
el dialogo conyugal y con nuestros hijos. No tener miedo a la verdad. La verdad los<br />
hará libres. (Jn 8,32).<br />
13
En los enojos: Resistir, es el momento <strong>de</strong> ejercitar el fruto <strong>de</strong>l Espíritu: La templanza<br />
(dominio <strong>de</strong> sí) y la paciencia.<br />
No guardar resentimientos: Perdonar siempre, no irnos a dormir con situaciones<br />
pendientes entre nosotros. Una bolsa <strong>de</strong> pequeños problemas muchas veces pesa<br />
más que algunos problemas gran<strong>de</strong>s; <strong>de</strong>bemos ejercitarnos en el perdón al otro y a<br />
nuestros familiares todos los días.<br />
Renunciar al chisme y a la intriga: Edificar y elogiar al otro. Huir <strong>de</strong> <strong>las</strong> tentaciones<br />
<strong>de</strong> chisme y <strong>de</strong> intriga que causan la división y la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> muchas vidas.<br />
Muchas veces traemos hacia a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nuestras casas este tipo <strong>de</strong><br />
conversaciones que acaban haciéndonos mal.<br />
Vencer la tentación: Abrirse al Espíritu Santo, que nos dará fuerzas para vencer<br />
todas <strong>las</strong> tentaciones y el discernimiento para i<strong>de</strong>ntificar que espíritu está actuando<br />
en nuestras vidas (humano, divino o maléfico).<br />
Existen muchos otros pecados contra los cuales tenemos que luchar; los arriba<br />
nombrados son apenas algunos <strong>de</strong> ellos, por lo tanto sabemos que tenemos que<br />
renunciar a todos ellos para alimentar al hombre nuevo que nació <strong>de</strong>l encuentro con<br />
el amor <strong>de</strong> dios.<br />
Para permanecer en Dios y perseverar en la fe es necesaria la muerte total <strong>de</strong>l<br />
hombre viejo y el crecimiento <strong>de</strong> la nueva criatura resucitada en Cristo Jesús.<br />
PARA COMPARTIR<br />
1) ¿En mí día a día, que hay todavía en mí <strong>de</strong> hombre viejo y qué necesita ser<br />
transformado?<br />
2) ¿En nuestras relaciones conyugales que es lo que todavía persiste <strong>de</strong>l antiguo<br />
casamiento y qué necesitamos mortificar? ¿Quién <strong>de</strong> los dos?<br />
3) ¿Cuáles son <strong>las</strong> propuestas concretas que po<strong>de</strong>mos hacernos mutuamente para<br />
la mortificación <strong>de</strong>l hombre viejo en nuestra familia?<br />
ESFUERZO POR LA SANTIFICACION DE LA FAMIA<br />
Propósito quincenal: Cada uno tratar individualmente y en pareja <strong>de</strong> mortificar un<br />
hábito personal o conyugal que hiere al otro y a la relación conyugal.<br />
Vamos a buscar la santidad.<br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong>, ruega por nosotros.<br />
14
ENCUENTRO Nº 7<br />
Creciendo juntos e la FE – Primera parte<br />
El crecimiento en la vida espiritual y la durabilidad <strong>de</strong>l entusiasmo por el Reino <strong>de</strong><br />
los Cielos <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> mucho <strong>de</strong> un esfuerzo continuo <strong>de</strong> nuestra parte; y el<br />
matrimonio fue llamado por Dios para <strong>de</strong>sarrollar una fe conyugal que une a los dos<br />
y a su familia a Dios.<br />
Un requisito esencial para permanecer perseverantes en el amor <strong>de</strong> Dios es ese<br />
crecimiento en la fe, por lo que <strong>de</strong>bemos tener un conocimiento pleno sobre qué<br />
significa la fe y <strong>de</strong> cómo po<strong>de</strong>mos crecer en el ejercicio <strong>de</strong> la misma.<br />
¿Qué es tener fe? La Palabra <strong>de</strong> Dios respon<strong>de</strong> claramente a este interrogante: “La<br />
fe es el fundamento <strong>de</strong> la esperanza, es la certeza <strong>de</strong> <strong>las</strong> cosas que no se ven”<br />
(Heb 11,1).<br />
En primer lugar veamos que la fe es el “fundamento <strong>de</strong> la esperanza”. Ella es la<br />
base y el acicate <strong>de</strong> nuestra certeza <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> Dios, es el sentimiento que<br />
impregna el interior <strong>de</strong>l hombre que lo hace tener <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí una certeza <strong>de</strong> que<br />
más allá <strong>de</strong> todo conocimiento humano y científico, está la presencia viva <strong>de</strong> Dios.<br />
Existencia <strong>de</strong> Dios en la cual creemos sin nunca haberlo visto; por eso el autor <strong>de</strong> la<br />
carta a los Hebreos nos habla <strong>de</strong> la fe “es la certeza <strong>de</strong> <strong>las</strong> cosas que no se ven”.<br />
Precisamente esa certeza nos lleva a tener la esperanza <strong>de</strong> que “vivimos en el<br />
mundo, pero no pertenecemos al mundo, venimos <strong>de</strong> Dios y a Dios volveremos un<br />
día”.<br />
La fe nos lleva a una conversión constante y nos introduce en el misterio <strong>de</strong> Dios;<br />
nos relaciona con Jesús y nos da la vida nueva, vida espiritual.<br />
Para nosotros como matrimonios es importante alimentar esa fe en nuestra vida<br />
matrimonial, pues a partir <strong>de</strong> ella realizamos plenamente nuestro matrimonio en su<br />
dimensión espiritual.<br />
Nos casamos en la dimensión afectiva, nos enamoramos y nos unimos por haber<br />
encontrado en el otro virtu<strong>de</strong>s y cualida<strong>de</strong>s que nos atraían, por eso nos unimos y<br />
nos complementamos con el casamiento.<br />
Nos casamos en la dimensión carnal, uniendo nuestras carnes, nuestros cuerpos<br />
para la armonía sexual y para la fecundidad.<br />
Necesitamos ahora concretar la tercera dimensión <strong>de</strong> nuestra vida matrimonial que<br />
es el casamiento espiritual, el casamiento en la fe, ósea, unir nuestra vida<br />
integralmente a Dios; entonces estaremos totalmente en armonía con nosotros<br />
mismos, con el otro y con Dios.<br />
Para este crecimiento <strong>de</strong> la fe tenemos que compren<strong>de</strong>rla con mayor claridad.<br />
Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que la fe adquiere dimensiones más profundas en la medida en que<br />
la vivimos día a día; principalmente cuando conseguimos insertar a toda nuestra<br />
familia en esa vivencia <strong>de</strong> la fe.<br />
Po<strong>de</strong>mos c<strong>las</strong>ificar esas dimensiones a partir <strong>de</strong> algunos momentos importantes <strong>de</strong><br />
nuestra vida.<br />
Fe teologal: Es la fe que cree (Heb 11,1)<br />
Es la fe doctrinal recibida en el bautismo (CIC 12,66). Cuando fuimos bautizados<br />
fuimos insertados en el reino <strong>de</strong> Dios, nos convertimos en sus hijos, y con la<br />
recepción <strong>de</strong>l Espíritu Santo en aquel día recibimos la virtud teologal <strong>de</strong> la fe, que<br />
15
<strong>de</strong>spués fue confirmada por la catequesis (CIC 05) y por el sacramento <strong>de</strong> la<br />
confirmación (CIC 13,03).<br />
Esa fe también es conmemorada y reavivada constantemente por el anuncio <strong>de</strong> la<br />
palabra en <strong>las</strong> predicaciones, en <strong>las</strong> homilías <strong>de</strong> <strong>las</strong> misas y testificada por todos los<br />
fieles a partir <strong>de</strong> su testimonio <strong>de</strong> vida.<br />
Esa fe recibida en el bautismo es alimentada para crecer en la continuidad <strong>de</strong> la<br />
vida <strong>de</strong>l cristiano, y por eso motivo la iglesia promueve momentos fuertes en la vida<br />
<strong>de</strong> los fieles: A través <strong>de</strong> la participación <strong>de</strong> los sacramentos, <strong>de</strong>l anuncio <strong>de</strong> la<br />
palabra y <strong>de</strong>l testimonio <strong>de</strong> los hermanos, e impulsando a amar cada día mas a<br />
Dios y a sus hermanos.<br />
Un momento fuerte en la vida <strong>de</strong> nuestra pareja fue el momento <strong>de</strong> nuestro<br />
casamiento. Cuando fuimos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios para concretar nuestra unión, fue ese<br />
el momento en que expresamos que creemos en Dios, que queremos su presencia<br />
en nuestras vidas, su bendición y su protección todos los días <strong>de</strong> nuestra vida. Pero<br />
todo eso solo se vuelve realidad cuando tenemos actitu<strong>de</strong>s concretas <strong>de</strong><br />
manifestación <strong>de</strong> fe en nuestras vidas.<br />
La práctica <strong>de</strong> la fe, ósea creer que Dios existe, que vive y que esta presente en<br />
nuestro dio a día, solo suce<strong>de</strong> cuando nos ejercitamos diariamente. Como familias<br />
tenemos hoy que ser testigos <strong>de</strong> la fe, ósea, testimoniar con nuestras vidas que<br />
Dios existe, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l mundo, <strong>de</strong> nuestros parientes y amigos; y que esa fe que<br />
vivimos en nuestro matrimonio, en nuestra familia, nos trae paz, alegría, felicidad<br />
para nuestro hogar.<br />
Si con mi boca confieso que creo en Dios Padre, en su Hijo Jesús, en el Espíritu<br />
Santo, vamos a vivir nuestra fe para que todos crean que nuestro Dios es único y<br />
verda<strong>de</strong>ro.<br />
PARA COMPARTIR<br />
1) ¿Cómo era mi fe antes que tuviéramos un encuentro con Dios?<br />
2) ¿Cómo matrimonio, qué hemos hecho para crecer juntos en la fe?<br />
3) ¿Las personas que viven con nosotros han notado un crecimiento en nuestra fe?<br />
ESFUERZO PARA SANTIFICACIÓN DE LA FAMILIA<br />
Propósito <strong>de</strong> la quincena: En pareja, realizar durante tres días un estudio sobre el<br />
capítulo 11 <strong>de</strong> la carta a los Hebreos para profundizar más nuestro conocimiento bíblico<br />
sobre la fe y contrastar cómo anda la misma <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los personajes mencionados en<br />
la lectura.<br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong>, ruega por nosotros.<br />
16
ENCUENTRO Nº 8<br />
CRESCIENDO JUNTOS EN LA FE – PARTE II<br />
Estamos viviendo actualmente un nuevo momento en nuestras vidas y en nuestros<br />
matrimonios en lo que respecta a nuestra religiosidad y nuestra fe.<br />
A partir <strong>de</strong>l momento en que tuvimos un encuentro con Jesús, la acción <strong>de</strong>l Espirita<br />
Santo comenzó a realizar en nuestras vidas una gran transformación interior; a partir <strong>de</strong><br />
eso también nuestra fe se transforma.<br />
Como vimos, por los sacramentos <strong>de</strong> iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y<br />
Eucaristía), fue insertada en nuestra alma la fe teologal, la fe que cree y que es<br />
alimentada constantemente por nuestra participación en <strong>las</strong> misas, en los grupos <strong>de</strong><br />
oración y <strong>de</strong> matrimonio, estudios <strong>de</strong> la Palabra y <strong>de</strong> la vivencia constante en el Espíritu<br />
Santo. Esa participación en la vida <strong>de</strong> la iglesia nos ha vuelto <strong>de</strong> manera personal y<br />
conyugal, cada día mas fortalecidos en nuestras convicciones, respecto <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong><br />
Dios y consecuentemente en nuestra fe.<br />
La fe que anteriormente era apenas una fe que creía porque nos habían hablado <strong>de</strong><br />
Dios, o por los libros que habíamos leído, o a través <strong>de</strong> la catequesis; pasa a tener en<br />
este momento una nueva dimensión, más profunda, más viva, más palpable en nuestro<br />
acontecer cotidiano.<br />
Fe virtud: es la fe que confía.<br />
Nuestra fe ahora adquiere una nueva connotación: ella pasa <strong>de</strong> una actitud pasiva en<br />
que apenas creía; <strong>de</strong> un creer racional hacia una actitud activa; ósea, transformase en<br />
un creer vivencial en el cual la palabra <strong>de</strong> Dios pasa a ser parte <strong>de</strong> nuestro modo <strong>de</strong><br />
vida; sus mandamientos ya no son solamente meras citas bíblicas, sino mas bien<br />
camino y dirección para nosotros.<br />
Es un momento <strong>de</strong> gran transformación en nuestras vidas y un tiempo en que el<br />
Espíritu Santo nos impulsa a poner nuestros planes, proyectos <strong>de</strong> vida, valores, todo en<br />
función <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />
En la vida <strong>de</strong>l matrimonio este momento es muy importante, pues los dos <strong>de</strong>berán<br />
asumir este estado <strong>de</strong> madurez en la fe juntos.<br />
Si todavía hubiere <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los dos dificulta<strong>de</strong>s en entregar totalmente sus<br />
proyectos <strong>de</strong> vida a Dios, pue<strong>de</strong> surgir en la vida <strong>de</strong> los dos un conflicto <strong>de</strong><br />
aspiraciones.<br />
Por el impulso <strong>de</strong>l Espíritu Santo, nuestra fe nos llevara a los brazos <strong>de</strong> Dios, ya no<br />
podremos vivir sin El o hacer algo sin consultárselo.<br />
La fe que confía nos hace poner en práctica los concejos evangélicos, encarna en<br />
nuestros corazones los mandamientos <strong>de</strong> Dios; nos hace vivenciarlos no tanto por<br />
obligación sino por un inmenso amor a Dios padre, a Jesús y al Espirita Santo que<br />
habita en el corazón <strong>de</strong>l fiel.<br />
Ese ejercicio <strong>de</strong> entrega, <strong>de</strong> confianza en Dios, esa necesidad <strong>de</strong> ponerlo todo <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong> Él, nace <strong>de</strong> nuevos ritmos <strong>de</strong> oración que el matrimonio comienza a vivenciar en lo<br />
cotidiano y con sus hijos. Dios comienza a tener un lugar <strong>de</strong>stacado en nuestras vidas.<br />
La fe que confía es la fe que nos lleva a vivir la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Jesús: “Buscat antes el reino<br />
<strong>de</strong> Dios y su justicia y todas estas cosas se os darán por añadidura” (Lc 12,31).<br />
Las Escrituras nos muestran un personaje que vivió esa dimensiona <strong>de</strong> fe con toda<br />
confianza, sin per<strong>de</strong>r la esperanza; <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> todas <strong>las</strong> circunstancias que le eran<br />
17
contrarias e imposibles a los ojos humanos, pero no a los ojos <strong>de</strong> la fe, camino en<br />
presencia <strong>de</strong>l Señor.<br />
Vamos a conocer un poco más sobre la fe <strong>de</strong> Abraham (Rm 4,18-25 Leer el texto).<br />
Vemos en este texto que Dios elige un matrimonio para que sean los padres <strong>de</strong> un<br />
pueblo, el pueblo <strong>de</strong> Dios. Dios podría haber elegido a un hombre más joven, mas<br />
fuerte, fértil, sin ninguna <strong>de</strong>ficiencia física; pero Dios no miro los atributos físicos <strong>de</strong><br />
este matrimonio, el miro la vivencia <strong>de</strong> fe <strong>de</strong> esta familia. Por eso Dios escoge a<br />
Abraham y a Sara. No obstante todas <strong>las</strong> circunstancias adversas a ellos, confiaron en<br />
el plan que Dios tenía para sus vidas, salieron <strong>de</strong> su tierra, <strong>de</strong> su casa, <strong>de</strong> sus<br />
comodida<strong>de</strong>s para realizar la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />
Confiaron en la promesa <strong>de</strong> Dios. Confiaron el amor <strong>de</strong> Dios y por ello fueron<br />
agraciados con la dadiva <strong>de</strong> los cielos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r tener un hijo en la vejes, aun siendo la<br />
mujer estéril.<br />
Dios quiere hacer <strong>de</strong> nuestras vidas, vidas fecundas que generen nuevos hijos, hijos<br />
que crean en nuestro Dios, que confíen en su amor y no se <strong>de</strong>jen engañar por falsas<br />
concepciones que el mundo intenta colocar en nuestras vidas. Abramos nuestro<br />
corazón para vivir la fe <strong>de</strong> una manera nueva, confiemos en el amor y en la presencia<br />
<strong>de</strong> Dios en todos los momentos <strong>de</strong> nuestra vida. Amén.<br />
PARA COMPARTIR<br />
1) ¿Nuestra fe actualmente es una fe que confía o todavía estamos viviendo<br />
apenas la dimensión <strong>de</strong> la fe que cree pero que no se compromete con Dios y<br />
con su Iglesia?<br />
2) ¿En nuestro matrimonio, en nuestros proyectos <strong>de</strong> vida, confiamos en Dios, o<br />
todavía nos <strong>de</strong>sesperamos frente a los problemas cotidianos? ¿Cómo anda<br />
nuestra confianza en Dios?<br />
3) Comparta un momento <strong>de</strong> fe que confía ocurrido en su vida, en su casamiento o<br />
con su familia.<br />
ESFUERZO PARA SANTIFICACION DE LA FAMILIA<br />
Propósito quincenal: Vamos a ejercitar la fe que confía en <strong>las</strong> manos <strong>de</strong>l Señor y<br />
esperar su efecto en nuestras vidas. ¿Cómo hacerlo? Vamos a poner una situación <strong>de</strong><br />
nuestra familia en <strong>las</strong> manos <strong>de</strong> Dios y confiar que Él nos aten<strong>de</strong>rá; lo haremos con<br />
todo el corazón y sin dudar.<br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong>, ruega por nosotros.<br />
18
ENCUENTRO Nº 9<br />
CRECIENDO JUNTOS EN LA FE – PARTE III<br />
Somos llamados por Dios a crecer en nuestra vida <strong>de</strong> fe; oigamos lo que Jesús nos<br />
dice: “Quien tuviere fe <strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong> un granito <strong>de</strong> mostaza…, hará obras mayores <strong>de</strong><br />
<strong>las</strong> que yo hice”.<br />
Cuando leemos estas citas nos parece difícil <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r que podremos algún día<br />
realizar sanaciones, milagros, señales mayores <strong>de</strong> los que Jesús realizó.<br />
Realmente por nosotros mismos no estaríamos en condiciones para realizar<strong>las</strong>, pero<br />
por la fuerza <strong>de</strong>l Espíritu Santo que habita en nosotros todo es posible para el que cree.<br />
La realización en nuestras vidas <strong>de</strong> señales que operen transformaciones que superan<br />
nuestro entendimiento, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> única y exclusivamente <strong>de</strong> nuestra vivencia <strong>de</strong> la fe.<br />
La fe que cree, que está impresa en nuestros corazones, <strong>de</strong>be ser alimentada y<br />
<strong>de</strong>sarrollada, llegando como vimos anteriormente, a la fe que confía, que da pasos en<br />
dirección a Dios, con confianza indiscutida.<br />
El ejercicio constante <strong>de</strong> la fe en nuestras vidas, en nuestro matrimonio, nos llevará a<br />
ver en nuestras familias muchos milagros y prodigios que Dios realizará, pues nos ama<br />
incondicionalmente.<br />
Existe todavía en la dimensión <strong>de</strong> la fe, la fe carisma, que no se adquiere por esfuerzo<br />
personal o conyugal, sino que es un don sobrenatural <strong>de</strong>l Espíritu Santo. San Pablo en<br />
la carta a los Corintios nos habla <strong>de</strong> los carismas y entre ellos cita la fe como don<br />
carismático.<br />
¿Pero qué es esa fe Don Carismáticos?<br />
Es un regalo <strong>de</strong> Dios que es concedido a algunas personas <strong>de</strong> forma especial, para<br />
que realicen obras en beneficio <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, <strong>de</strong> la comunidad; obras que<br />
engran<strong>de</strong>zcan y glorifiquen el nombre <strong>de</strong> Dios.<br />
El carisma <strong>de</strong> fe es recibido por aquellos que <strong>de</strong>sarrollaron en sus vidas <strong>de</strong> forma plena<br />
<strong>las</strong> dos dimensiones anteriores <strong>de</strong> la fe, que son la fe que cree y la fe que confía; por<br />
eso son agraciados por Dios con el carisma <strong>de</strong> la fe, que transforma visiblemente<br />
situaciones que para muchos parecían imposibles, pero que <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios son<br />
simples.<br />
Si creemos veremos la manifestación <strong>de</strong> Dios en nuestras vidas. Dios quiere realizar<br />
gran<strong>de</strong>s obras a partir <strong>de</strong> nuestras familias, <strong>de</strong> nuestra vida conyugal. La promesa es<br />
para nuestra casa y cuando nos pongamos en el camino <strong>de</strong> la confianza plena en la<br />
gracia <strong>de</strong> Dios en nuestras vidas, se ha <strong>de</strong> manifestar entonces una fe sobrenatural.<br />
Tenemos en <strong>las</strong> Escrituras ejemplos claros <strong>de</strong> la manifestación <strong>de</strong> ese tipo <strong>de</strong> fe<br />
realizados a través <strong>de</strong> personas como nosotros, con los mismos interrogantes que<br />
todos tenemos, pero que fueron agraciados con la manifestación <strong>de</strong> esta gracia <strong>de</strong><br />
Dios.<br />
Concluimos entonces que la fe que recibimos en el bautismo es un regalo <strong>de</strong> Dios. El<br />
catecismo <strong>de</strong> la Iglesia en el Nº 162 nos habla <strong>de</strong> este regalo <strong>de</strong> Dios, pero nos exhorta<br />
sobre la posibilidad <strong>de</strong> per<strong>de</strong>rlo si no lo alimentamos convenientemente.<br />
Para que eso no suceda en nuestra vida familiar, para vivir, crecer y perseverar hasta<br />
el final en la fe, <strong>de</strong>bemos seguir los siguientes pasos:<br />
1) Alimentarla con la Palabra <strong>de</strong> Dios: Escudo <strong>de</strong> la Palabra<br />
Sin el conocimiento, sin la presencia <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> lo que ella nos enseña,<br />
sin el conocimiento <strong>de</strong>l plan vida que Dios tiene para nosotros, se entibia nuestra fe.<br />
19
Necesitamos alimentar nuestra fe en familia, principalmente adquiriendo el hábito <strong>de</strong><br />
que en nuestra casa conversemos sobre <strong>las</strong> cosas <strong>de</strong> Dios.<br />
La Iglesia nos enseña que, los padres son llamados a ser los primeros educadores <strong>de</strong><br />
sus hijos. No existen mejores catequista que los padres, cuando éstos están instruidos<br />
en la Palabra <strong>de</strong> Dios y en la doctrina <strong>de</strong> la Iglesia.<br />
2) Implorar al Señor que la aumente: Oración<br />
Este es uno <strong>de</strong> los aspectos más importantes <strong>de</strong> la conservación <strong>de</strong> nuestra fe. La fe<br />
nace <strong>de</strong> la moción <strong>de</strong>l Espíritu Santo, Dios es espíritu y para relacionarnos con el<br />
Espirite solo en espíritu; por lo tanto la oración es indispensable en la vivencia <strong>de</strong> la fe.<br />
San Alfonso María <strong>de</strong> Ligorio <strong>de</strong>cía: “Quien no reza se con<strong>de</strong>na”. Esto pue<strong>de</strong><br />
parecernos una exageración, pero la única forma <strong>de</strong> relacionarnos con Dios es a través<br />
<strong>de</strong> la expresión vocal e interior <strong>de</strong> la oración. Sin ella nuestro matrimonio, nuestra vida,<br />
nuestra fe, se vuelven fríos y sin vida.<br />
3) La acción: Fe con obras (trabajo)<br />
Cuando ponemos nuestra vida a disposición <strong>de</strong> Dios, cuando salimos <strong>de</strong> nuestra propia<br />
comodidad para ayudar a otros y a la obra <strong>de</strong> Dios, nuestra fe pasa <strong>de</strong> la fe que a<br />
penas cree a la fe que confía. Por lo tanto es indispensable para nuestra vida espirirual<br />
que digamos a Dios: “heme aquí usa mi vida para tu reino”.<br />
4) Cargarla <strong>de</strong> esperanza:<br />
La fe es el fundamento <strong>de</strong> la esperanza y sin la esperanza <strong>de</strong> que un dia estaremos en<br />
la presencia viva <strong>de</strong> nuestro Dios, <strong>de</strong> nada nos serviría creer en Dios o seguir sus<br />
mandamientos. La esperanza es el alimento <strong>de</strong> nuestra fe.<br />
Cuando tuviéremos dudas con relación a nuestra fe y nuestra vida, pensemos que Dios<br />
tiene para nosotros una morada en los cielos, venimos <strong>de</strong> Dios y a El volveremos, que<br />
todo lo que hoy tenemos aquí no se pue<strong>de</strong> comparar con la alegría que viviremos en el<br />
cielo en presencia <strong>de</strong> nuestro Dios.<br />
5) Mantenerse unido a la iglesia: comunidad<br />
Dios nos creo para que seamos su pueblo y El nuestro Dios. No nos creo para que<br />
viviéramos aislados sino para que seamos seres sociales. El lugar <strong>de</strong> alimentar y<br />
manifestar nuestra fe es primero en nuestra familia, pero también con nuestra familia<br />
mayor que es la iglesia, que es el pueblo <strong>de</strong> Dios que se reúne para celebrar, para<br />
compartir la mesa, para crecer juntos en dirección a Dios.<br />
Busquemos crecer en la fe para po<strong>de</strong>r vencer todas <strong>las</strong> tentaciones que muchas veces<br />
han <strong>de</strong>bilitado nuestra confianza y nuestra intimidad con Dios.<br />
“todo es posible para el que cree”.<br />
PARA COMPARTIR<br />
1) ¿Ya tuvimos una experiencia <strong>de</strong> fe que obró una sanción o un milagro en<br />
nuestras vidas? Coméntelo…<br />
2) ¿Cómo nos hemos conducido en nuestra vida espiritual? ¿Hemos seguido<br />
algunos <strong>de</strong> estos pasos mencionados para mantener viva y creciente nuestra fe?<br />
3) ¿Hemos practicado en nuestras familias el conversar <strong>de</strong> <strong>las</strong> cosas <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong><br />
Dios?<br />
ESFUERZO PARA LA SANTIFICACILON DE LA FAMILIA<br />
20
Propósito quincenal: Vamos a fijar un día por semana para leer la Biblia en familia y<br />
<strong>de</strong>spués compartir con nuestros hijos y familiares el texto que escogimos para la<br />
lectura.<br />
Buen crecimiento espiritual para su familia.<br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong>, ruega por nosotros.<br />
ENCUENTRO Nº 10<br />
EL SEÑORÍO DE JESÚS<br />
En nuestra vida Espiritual estamos profundizando gradualmente el camino. Percibimos<br />
que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> nuestra conversación inicial estamos adquiriendo una nueva<br />
conciencia <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> Jesús en nuestra vida y <strong>de</strong> su verda<strong>de</strong>ro lugar en<br />
nuestras familias.<br />
Con el transcurrir <strong>de</strong>l tiempo, uno <strong>de</strong> los pasos más importantes que nuestro hombre<br />
anterior <strong>de</strong>be dar es someter toda su vida al Señoreo <strong>de</strong> Jesús. Principalmente en la<br />
dimensione conyugal <strong>de</strong>bemos apren<strong>de</strong>r a colocar nuestros proyectos <strong>de</strong> vida en <strong>las</strong><br />
manos <strong>de</strong> Dios; consultarlo sobre los pasos que daremos en todas <strong>las</strong> aéreas <strong>de</strong><br />
nuestro día a día a través <strong>de</strong> una vida <strong>de</strong> oración conyugal. Para algunas personas<br />
este paso en la fe es uno <strong>de</strong> los más difíciles, pues el hombre por la consecuencia <strong>de</strong>l<br />
pecado, se volvió <strong>de</strong>sobediente, se prefirió así mismo, menospresiando a Dios.<br />
Someterse al Señorío <strong>de</strong> Jesús significa reconocer su gran<strong>de</strong>za, su verda<strong>de</strong>ra<br />
condición <strong>de</strong> hijo <strong>de</strong> Dios. Eso significa que no es apenas una figura simbólica que<br />
tiene un papel secundario en nuestra vida, sino que <strong>de</strong>bemos verlo como Dios, como<br />
alguien que tiene un lugar especial en nuestras vidas. Por eso tenemos que apren<strong>de</strong>r<br />
un poco más sobre la doctrina <strong>de</strong>l Señoreo <strong>de</strong> Jesús.<br />
A través <strong>de</strong> su muerte y resurrección, <strong>de</strong> su santa obediencia incondicional al Padre,<br />
Jesús recibe <strong>de</strong> Dios Padre la autoridad sobre todas <strong>las</strong> cosas, como nos menciona<br />
San Pablo en Ef 1,20-23; el po<strong>de</strong>r, el dominio sobre todas <strong>las</strong> fuerzas celestiales y<br />
materiales que están sujetas Jesús que reina a la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l Padre.<br />
San Pablo ratifica esa verdad en Fl 2,9-10; afirmando que <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y la<br />
autoridad conferidos al Hijo por su Padre, toda rodilla se dobla y toda lengua proclama<br />
que Jesús el es Señor.<br />
En la actualidad es fundamental tener una conciencia clara <strong>de</strong> quien es Jesús para<br />
nosotros. El es el Hijo <strong>de</strong> Dios y nosotros también somos Hijos <strong>de</strong> Dios por adopción<br />
por regalo <strong>de</strong> Dios padre. Delante <strong>de</strong> este hecho Jesús es nuestro hermano y el apóstol<br />
en Efesios nos confirma esto diciendo que seremos todos miembros <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong><br />
Dios. Por lo tanto en nuestra vida Espiritual, Jesús <strong>de</strong>be será más que un amigo o un<br />
hermano, lo que jamás <strong>de</strong>jara <strong>de</strong> ser; pero <strong>de</strong>be convertirse en lo que realmente El es:<br />
Señor <strong>de</strong> todas <strong>las</strong> cosas, inclusive <strong>de</strong> nuestras vidas.<br />
Dios constituyo a su hijo como Señor y su nombre es soberano en el cielo, en la tierra y<br />
en el infierno; es Él quien juzgara a vivos y muertos, <strong>las</strong> buenas y ma<strong>las</strong> acciones; por<br />
eso nuestra relación con Jesús salvador <strong>de</strong>be adquirir una dimensión <strong>de</strong> sumisión a<br />
aquel que nos amo mucho y sin el cual no tendríamos la salvación.<br />
Señor es aquel que es dueño, propietario <strong>de</strong> mi vida, <strong>de</strong> mis sentidos, <strong>de</strong> mis <strong>de</strong>seos y<br />
proyectos. El gran <strong>de</strong>scubrimiento que po<strong>de</strong>mos realizar en nuestro camino espiritual<br />
es que cuando entregamos nuestra libertad en <strong>las</strong> manos <strong>de</strong> Jesús, <strong>de</strong>clarándolo como<br />
nuestro Señor y salvador, El no nos esclaviza, más bien nos conce<strong>de</strong> una nueva<br />
libertad, libertad plena, libertas <strong>de</strong> hijos <strong>de</strong> Dios, y también la liberación <strong>de</strong>l pecado que<br />
nos aprisiona todos los días <strong>de</strong> nuestras vidas.<br />
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Todas esas verda<strong>de</strong>s que la palabra <strong>de</strong> Dios nos revela, solo pue<strong>de</strong>n obrar su gracia si<br />
la ponemos en práctica diariamente, si creemos con todo nuestro corazón en esas<br />
verda<strong>de</strong>s reveladas por Dios Espíritu Santo.<br />
Jesús quiere ser el Señor <strong>de</strong> nuestros matrimonios, <strong>de</strong> nuestros proyectos, <strong>de</strong> la vida<br />
<strong>de</strong> nuestros hijos y <strong>de</strong> todo lo que nos ro<strong>de</strong>a; pero el como un Dios amoroso y<br />
misericordioso siempre respetara nuestra libertad <strong>de</strong> elegir. Po<strong>de</strong>mos someter el<br />
dominio <strong>de</strong> nuestras vidas a Jesús o al mundo. Cualquiera sea la elección Dios nos<br />
respetara; pero la verda<strong>de</strong>ra libertad y verda<strong>de</strong>ra felicidad solo <strong>las</strong> tenemos cuando<br />
Dios sea el todo en nuestros corazones.<br />
Algunas personas dicen que este tipo <strong>de</strong> Espiritualidad se contrapone a <strong>las</strong> realida<strong>de</strong>s<br />
existentes en el mundo mo<strong>de</strong>rno, que exigen al hombre una postura mas racional,<br />
don<strong>de</strong> el individualismo y el egoísmo <strong>de</strong>l yo todo lo puedo, <strong>de</strong>be prevalecer. Dicen que<br />
la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> sumisión a los planes <strong>de</strong> Dios es sentimentalista, ajeno a <strong>las</strong> realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
tiempo presente y que lleva a <strong>las</strong> personas a una fuga <strong>de</strong> la realidad y hasta el mismo<br />
fanatismo.<br />
Realmente la doctrina <strong>de</strong>l Señorío <strong>de</strong> Jesús nos lleva a una postura <strong>de</strong> vida diferente<br />
<strong>de</strong> la vivida por el mundo actual y nos coloca en contraposición a los valores <strong>de</strong> la<br />
actualidad. Por tanto, la Palabra <strong>de</strong> Dios ya nos advierte que la sabiduría <strong>de</strong> Dios es<br />
locura para los hombres, y que los planes <strong>de</strong> los hombres no son los planes <strong>de</strong> Dios.<br />
Estamos llamados hoy a vivir integralmente nuestra vida <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, no en forma<br />
superficial con un pie a<strong>de</strong>ntro y otro afuera, sino <strong>de</strong> forma plena. Jesús con<strong>de</strong>na a<br />
aquellos que tienen una doble vida, a los que <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la comunidad aparentan ser<br />
una persona y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> casa son lo contrario <strong>de</strong> lo que hablan.<br />
La palabra <strong>de</strong> Dios nos habla que: “o servimos a Dios o servimos a los falsos Dioses”.<br />
Hagamos <strong>de</strong> nuestra vida como hizo Josué cuando exclamo: “en cuanto a mí y mi casa<br />
serviremos al Señor”. Servimos al Señor y por lo tanto no po<strong>de</strong>mos pactar con <strong>las</strong><br />
mentalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l mundo actual que tiene como principal objetivo apartar al hombre, a<br />
<strong>las</strong> familias, <strong>de</strong> Dios y enredarnos en sus artimañas.<br />
Dios nos llama para sí, para vivir nuestros matrimonios en su consonancia con su plan<br />
<strong>de</strong> amor. Cuando tomemos conciencia <strong>de</strong> esto, experimentaremos diariamente el gozo<br />
<strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> Dios en nuestras familias.<br />
PARA COMPARTIR<br />
1) ¿He tenido con Jesús una relación <strong>de</strong> intimidad?<br />
2) ¿He puesto concretamente a Jesús como Señor <strong>de</strong> mi vida, <strong>de</strong> mi matrimonio,<br />
<strong>de</strong> mis proyectos <strong>de</strong> vida, o todavía lo hago todo sin orar, sin preguntar a Dios su<br />
opinión?<br />
3) ¿Hemos dado testimonio ante nuestros hijos, amigos y familiares, <strong>de</strong> que Jesús<br />
es el Señor <strong>de</strong> nuestras vidas?<br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Familias</strong>, ruega por nosotros.<br />
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