revista ejército nº 816 abril 2009 - Portal de Cultura de Defensa ...

Armadas y de la Guardia Civil, establecidos por
el Real Decreto 1257/99. Esta normativa particular,
paralela aunque asociada a la legislación general,
introduce un factor de singularidad que,
según se aplique, puede influir decisivamente en
el desempeño final de la labor del conductor, por
lo que su formación debe ser objeto de una atención
prioritaria.
La Norma General 10/05 del Estado Mayor del
Ejército «Formación de conductores del ET», designaba
a la Inspección General del Ejército
(IGE) como órgano de dirección para la formación
de conductores, aunque a partir del 2010
será MADOC, el organismo que se encargará de
dicha formación. La Instrucción Técnica 04/07 de
la IGE, como norma de desarrollo de la anterior,
tiene por objeto la regulación de todos los aspectos
relacionados con la formación de los conductores
en el ámbito del Ejército de Tierra, aplicándose
a la totalidad de las UCO y BAE y a
aquellos otros organismos ajenos al ET que formen
personal en sus instalaciones (CNI, Armada,
Guardia Civil, UME, EUROCUERPO y otros).
Actualmente está en desarrollo una nueva
norma general, motivada principalmente por un
doble motivo: por un lado, las dificultades que
Instrucción y Adiestramiento
existen para que las unidades puedan cubrir las
plantillas numéricas de conductores; y por otro,
una preparación más adecuada de los conductores
necesarios para las operaciones en el exterior.
La misión general para todos los órganos responsables
de la formación es desarrollar un conjunto
de acciones que permitan a su personal
disponer de los permisos militares de conducción
(PMC) necesarios para satisfacer prioritariamente
las necesidades operativas y de preparación
de las UCO, que garanticen su movilidad como
elemento esencial de su operatividad.
Ante esta situación se plantea una pregunta:
¿La estructura actual de formación de conductores
es la más conveniente? Parece ser que no,
pues este tipo de formación está incidiendo muy
notablemente en la operatividad de las unidades.
Nos encontramos aplicando un sistema fundamentado
en la formación inicial de los conductores,
sin ir más allá, y en el que no se dispone de
una plantilla de personal y una responsabilidad
definida en la cadena de mando intermedia, haciendo
que el sistema sea poco flexible y, por lo
tanto, que no alcance las cotas de eficacia deseadas.
REVISTA EJÉRCITO • N. 816 ABRIL • 2009 41
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