Descarga pdf - LEISA
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Foto: Archivos <strong>LEISA</strong>-AL<br />
La Cabrita es una experiencia exitosa de cría ecológica de cabras<br />
para la producción de leche desarrollada por la familia Igreda Lix<br />
en un lugar árido y rocoso, sin acceso al agua para riego y sin lluvia<br />
(característica de la zona costera en la región central del Perú). Con<br />
2,5 hectáreas, la granja está situada en las laderas de la parte baja<br />
Valle del Río Chillón, en un lugar llamado Cerro Puquio, 28 km al<br />
Carlos –el hijo varón– se encarga de<br />
la comercialización de los productos<br />
en restaurantes y supermercados. Los<br />
productos de La Cabrita cuentan con<br />
certificación orgánica reconocida a nivel<br />
internacional.<br />
Cuando le preguntamos a Guicella<br />
(que aparece en las fotos de la granja<br />
junto a Don Manuel su padre): ¿cómo<br />
se las arreglan para financiar la producción?,<br />
ella nos respondió que no<br />
querían tener ninguna deuda con bancos<br />
u otros organismos financieros<br />
privados y que, al comienzo, contaban<br />
con un pequeño capital proveniente de<br />
la venta de la casa donde vivían antes<br />
de venir a Cerro Puquio: “Antes solíamos<br />
usar el monto de nuestros sueldos<br />
para la reinversión. No teníamos plata,<br />
pero nuestra comida, ropa y educación<br />
noreste de Lima.<br />
(N. Machuca y familia Igreda Lix en <strong>LEISA</strong> 21-3, página 29)<br />
En la planta, Milagros muestra el queso<br />
estaban garantizadas. Tras las dificultades<br />
que surgieron, luego de que<br />
nos asaltaron y se llevaron algo en lo<br />
que teníamos grandes esperanzas –las<br />
cerdas, que ya estaban para brindarnos<br />
los lechones para Navidad–, nos<br />
quedamos sin capital de trabajo, pero<br />
poco a poco, y gracias a la reinversión,<br />
pudimos levantarnos. Pero dos años<br />
después se produjo el incendio de la<br />
planta lechera y, entonces, nos vimos<br />
obligados a recurrir a entidades financieras.<br />
Nunca nos ha gustado trabajar<br />
con préstamos, no nos es muy agradable<br />
estar con la preocupación de que<br />
al final del mes llegará la cuenta del<br />
banco. Pero, después del incendio, nos<br />
vimos obligados a pedir un préstamo<br />
de dinero para equipar nuevamente la<br />
planta”.<br />
Hace dos años que pasó lo del incendio<br />
y ahora el préstamo está casi<br />
cancelado, pues una de las condiciones<br />
del crédito conseguido por la familia<br />
Igreda era que este fuese cancelado en<br />
dos años. El préstamo no se obtuvo en<br />
un banco comercial, sino de una ONG<br />
local que tiene un programa de microcréditos<br />
para pequeños empresarios:<br />
“Este es un programa de crédito con<br />
intereses similares a los de los bancos,<br />
pero no con los requisitos bancarios; es<br />
decir, con los bancos comerciales uno<br />
puede pasarse 10 o 15 días explicando<br />
por teléfono al funcionario del banco:<br />
‘tengo ahora algunas dificultades para<br />
el pago, espérenme’. Pero, los bancos<br />
no esperan y siempre están listos para<br />
hacer llamadas telefónicas o enviar<br />
cartas reclamándonos el pago y quejándose<br />
de nuestro retraso. En cambio,<br />
Guicella y su padre Don Manuel en el establo<br />
la ONG que nos otorgó el crédito tiene<br />
una relación amigable y, como conocen<br />
cómo trabajamos, no hubo dudas sobre<br />
nuestra capacidad para reembolsar<br />
el préstamo. Esta es una ONG que se<br />
dedica a proporcionar préstamos a los<br />
pequeños agricultores en el valle del<br />
Chillón y también a pequeños empresarios<br />
y comerciantes, porque a veces<br />
el incumplimiento de muchos de los<br />
procedimientos no te permite el acceso<br />
a las entidades financieras o ser elegible<br />
como sujeto de crédito. Por el contrario,<br />
la ONG cree en la palabra de las<br />
personas que solicitan un crédito, tiene<br />
confianza en el compromiso que asumes<br />
y basados en esta confianza es que<br />
te dan el préstamo”.<br />
La Cabrita no pide préstamos para<br />
capital de trabajo, lo hace con su propio<br />
flujo de caja. Les preguntamos si<br />
esto significaba limitaciones para su<br />
trabajo: “Nos gustaría decir que sí,<br />
pero creemos que ‘dada la sábana,<br />
esta debe extenderse tanto como lo<br />
permita su tamaño’, y pensamos que<br />
nuestro desarrollo va en este sentido.<br />
Si nos embarcamos en un préstamo<br />
mucho más grande, el esfuerzo por<br />
cumplir con los pagos nos hará olvidar<br />
las cosas pequeñas. Por lo tanto, al no<br />
hacer las cosas con el debido cuidado,<br />
lo que puede pasar es que, al final, en<br />
total, perdamos más. De pronto, esta<br />
es una filosofía de un crecimiento muy<br />
lento, pero creemos que es el punto<br />
crucial para nuestra sostenibilidad”.<br />
Lima, 17 de mayo 2010<br />
<strong>LEISA</strong>-AL<br />
Foto: Archivos <strong>LEISA</strong>-AL<br />
<strong>LEISA</strong> revista de agroecología • julio 2010<br />
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