07.05.2013 Views

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

hidrología, la lección <strong>de</strong> esa historia, la verdad que trata <strong>de</strong> transmitir, queda intacta y nos<br />

ayuda a perfilar nuestra imagen <strong>de</strong> Pedro y nuestra concepción <strong>de</strong> la fe como <strong>un</strong> don<br />

absolutamente radical. Mientras Pedro se mantiene mirando fijamente a Jesús, es capaz <strong>de</strong><br />

hacer lo que le parece imposible, «caminar sobre las aguas». Pero cuando mira a su alre<strong>de</strong>dor<br />

en busca <strong>de</strong> seguridad, es <strong>de</strong>cir, cuando empieza a mirar a otra parte, se h<strong>un</strong><strong>de</strong>. Eso mismo<br />

nos ocurre a nosotros. Mientras mantenemos la mirada fija en Jesús, también nosotros<br />

po<strong>de</strong>mos realizar lo que nos parece imposible; po<strong>de</strong>mos aceptar el don <strong>de</strong> la fe con humildad y<br />

gratitud, po<strong>de</strong>mos vivir nuestra vida como <strong>un</strong> don para los <strong>de</strong>más, igual que lo es para<br />

nosotros, y po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>scubrir lo más prof<strong>un</strong>do <strong>de</strong> nuestra propia realidad vaciándonos <strong>de</strong><br />

nosotros mismos.<br />

En la mentalidad católica, «andar sobre las aguas» es <strong>un</strong>a acción plenamente sensata.<br />

Quedarse en la barca, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> nuestro ridículo sistema <strong>de</strong> segurida<strong>de</strong>s, es <strong>un</strong>a<br />

auténtica locura.<br />

Hay otras muchas historias sobre Pedro que podríamos recordar aquí. Y ya que estamos en<br />

Roma, <strong>un</strong>a <strong>de</strong> ellas podría ser la famosa leyenda <strong>de</strong>l Quo vadis sobre el fallido intento <strong>de</strong> Pedro<br />

<strong>de</strong> huir <strong>de</strong> la persecución <strong>de</strong>l cristianismo emprendida por el emperador Nerón. Según la<br />

leyenda, al <strong>de</strong>satarse la persecución, Pedro <strong>de</strong>cidió huir <strong>de</strong> Roma, quizá por miedo o tal vez<br />

porque pensara que «la Roca» <strong>de</strong>bería estar en <strong>un</strong> lugar seguro que los <strong>de</strong>más pudieran<br />

encontrar y establecerse en él. De camino por la Via Appia, Pedro encuentra a Jesús, que se<br />

dirige a la ciudad para afrontar allí la persecución. Pedro le preg<strong>un</strong>ta: «¿Quo vadis, Domine?»<br />

(Señor, ¿adón<strong>de</strong> vas?). Y Jesús le contesta: «Voy a Roma, a que me crucifiquen otra vez». Y<br />

<strong>de</strong>saparece. Entonces Pedro cae en la cuenta, y regresa a Roma para afrontar el martirio.<br />

Hoy día se pue<strong>de</strong> visitar ese lugar en la Via Appia Antica, don<strong>de</strong> se dice que ocurrió el episodio.<br />

(La iglesia merece <strong>un</strong>a visita; pero el cercano restaurante Quo Vadis es <strong>un</strong>a trampa para<br />

turistas.)<br />

La leyenda <strong>de</strong>l Quo vadis es interesante no sólo por su vigor narrativo, sino también por la<br />

misma razón por la que la Iglesia, al <strong>de</strong>cidir los escritos que habría que incluir en el canon <strong>de</strong>l<br />

Nuevo Testamento, incluyó cuatro evangelios, en los que se <strong>de</strong>scriben, a veces con todo<br />

<strong>de</strong>talle, los fallos <strong>de</strong> Pedro. Esas historias podrían haberse publicado <strong>de</strong> manera discreta, al<br />

margen <strong>de</strong> la historia; pero no fue así. Y eso ya nos revela alg<strong>un</strong>as cosas.<br />

Lo que nos revela esa leyenda es que <strong>de</strong>bilidad y fracaso han formado parte <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> la<br />

iglesia Católica <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus comienzos. También forman parte <strong>de</strong> la soli<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l catolicismo, que<br />

incluye las <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s y fracasos, la estulticia y la cobardía <strong>de</strong> los responsables oficiales <strong>de</strong> la<br />

Iglesia. Flannery O’Connor en<strong>un</strong>ciaba <strong>un</strong>a gran verdad cuando en 1955 escribía: «Al parecer,<br />

hay que sufrir no sólo por la Iglesia, sino también por los efectos <strong>de</strong> su actuación». Unos cinco<br />

años más tar<strong>de</strong>, los <strong>católico</strong>s <strong>de</strong> Estados Unidos tuvieron que recordar con toda dureza esa<br />

lección, a raíz <strong>de</strong> los escándalos sexuales protagonizados por clérigos, y a causa <strong>de</strong> la crisis<br />

provocada por la <strong>de</strong>sastrosa actuación <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>os obispos, sucesores <strong>de</strong> los apóstoles. No se<br />

ha <strong>de</strong>tectado <strong>un</strong> abandono masivo <strong>de</strong> la Iglesia a causa <strong>de</strong> esa crisis; pero habrá que afrontar el<br />

hecho <strong>de</strong> que los fieles, incluso los lí<strong>de</strong>res carismáticos, son «vasos <strong>de</strong> barro» a<strong>un</strong> cuando<br />

transmiten el tesoro <strong>de</strong> la fe a lo largo <strong>de</strong> la historia, como dice Pablo en 2 Cor 4,7.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!