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haciéndoles saber que los genios le habían producido un ataque <strong>de</strong> locura. 26<br />

Con un héroe y una heroína que siguen la senda negativa y entre <strong>el</strong>los todo <strong>el</strong><br />

continente <strong>de</strong> Asia, ha <strong>de</strong> requerirse un <strong>mil</strong>agro para consumar la unión <strong>de</strong> esta pareja<br />

eternamente pre<strong>de</strong>stinada. ¿Podrá dicha fuerza romper <strong>el</strong> hechizo <strong>de</strong> negación a la vida y<br />

aplacar la cólera <strong>de</strong> los dos padres infantiles?<br />

La respuesta a esta pregunta es la misma a través <strong>de</strong> todas <strong>las</strong> mitologías d<strong>el</strong> mundo.<br />

Porque como se escribió [70] frecuentemente en <strong>las</strong> sagradas páginas d<strong>el</strong> Corán: “Bien pue<strong>de</strong><br />

Alá salvaros.” El único problema es saber cuál será <strong>el</strong> mecanismo d<strong>el</strong> <strong>mil</strong>agro. Y ése es un<br />

secreto que sólo se rev<strong>el</strong>ará en <strong>las</strong> páginas posteriores <strong>de</strong> este cuento <strong>de</strong> Las <strong>mil</strong> y una noches.<br />

3. LA AYUDA SOBRENATURAL<br />

Para aqu<strong>el</strong>los que no han rechazado la llamada, <strong>el</strong> primer encuentro <strong>de</strong> la jornada d<strong>el</strong><br />

héroe es con una figura protectora (a menudo una viejecita o un anciano), que proporciona al<br />

aventurero amuletos contra <strong>las</strong> fuerzas d<strong>el</strong> dragón que <strong>de</strong>be aniquilar.<br />

Una tribu d<strong>el</strong> oriente <strong>de</strong> África, por ejemplo, los Wachaga <strong>de</strong> Tanganika, cuentan <strong>de</strong><br />

un hombre muy pobre llamado Kyazimba que partió <strong>de</strong>sesperado en busca <strong>de</strong> la tierra<br />

don<strong>de</strong> nace <strong>el</strong> sol. Caminó mucho, hasta que se encontró cansado y se <strong>de</strong>tuvo a mirar sin<br />

esperanza hacia la dirección <strong>de</strong> lo que buscaba, cuando oyó que alguien se aproximaba por<br />

<strong>de</strong>trás. Se volvió y vio una mujercita <strong>de</strong>crépita. Ella se acercó y le preguntó qué le pasaba.<br />

Cuando se lo hubo dicho, lo envolvió en sus vestiduras y se <strong>el</strong>evaron en <strong>el</strong> aire, hasta que<br />

llegaron al cénit, don<strong>de</strong> <strong>el</strong> sol se <strong>de</strong>tiene al mediodía. Entonces, con gran estrépito, un gran<br />

grupo <strong>de</strong> hombres vino hasta ese lugar por <strong>el</strong> lado oriente y en medio <strong>de</strong> <strong>el</strong>los venía un jefe<br />

resplan<strong>de</strong>ciente, quien, cuando hubo llegado, mató un buey y se sentó a comer con sus<br />

acompañantes. La vieja le pidió ayuda para Kyazimba. El jefe bendijo al hombre y lo envió a<br />

su casa, y se cuenta que vivió en la prosperidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces. 27<br />

Entre los indios americanos d<strong>el</strong> suroeste <strong>el</strong> personaje favorito en este bienhechor<br />

pap<strong>el</strong> es una Mujer Araña, una pequeña señora, como una abu<strong>el</strong>a, que vive en <strong>el</strong> subsu<strong>el</strong>o.<br />

Los Dioses Gem<strong>el</strong>os <strong>de</strong> los Navajo, dioses <strong>de</strong> la guerra, en su camino a casa <strong>de</strong> su padre, <strong>el</strong><br />

Sol, apenas habían <strong>de</strong>jado su hogar, siguiendo una hu<strong>el</strong>la c<strong>el</strong>este, cuando encontraron esa<br />

maravillosa figurita: “Los muchachos avanzaban rápidamente en la hu<strong>el</strong>la c<strong>el</strong>este, y poco<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la salida d<strong>el</strong> sol, cerca <strong>de</strong> Dsilnaotil, vieron que salía humo d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. Fueron al<br />

lugar <strong>de</strong> don<strong>de</strong> <strong>el</strong> humo se levantaba, y <strong>de</strong>scubrieron que salía <strong>de</strong> un hoyo <strong>de</strong> una cámara<br />

subterránea. [71] Una escalera, negra a fuerza <strong>de</strong> humo, se proyectaba <strong>de</strong>ntro d<strong>el</strong> agujero. Se<br />

asomaron a la cámara y vieron una vieja, la Mujer Araña, que los miró y dijo: ‘Bienvenidos,<br />

niños. Entrad. ¿Quiénes sois y <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> venís caminando juntos?’ Ellos no respondieron,<br />

pero bajaron la escalera. Cuando alcanzaron <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, <strong>el</strong>la habló <strong>de</strong> nuevo, preguntando:<br />

‘¿Adón<strong>de</strong> vais caminando juntos?’ ‘A ningún lugar en particular —contestaron—; llegamos<br />

aquí, porque no teníamos adón<strong>de</strong> ir.’ Ella repitió la pregunta cuatro veces y cada vez recibió<br />

una respuesta si<strong>mil</strong>ar. Entonces dijo: ‘¿Tal vez vais en busca <strong>de</strong> vuestro padre?’ ‘¡Sí! —<br />

contestaron <strong>el</strong>los—. Si sólo supiéramos <strong>el</strong> camino <strong>de</strong> su casa...’ ‘¡Ah! —dijo la mujer—, <strong>el</strong><br />

camino <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> vuestro padre, <strong>el</strong> Sol, es largo y p<strong>el</strong>igroso. Muchos monstruos habitan<br />

entre aquí y allá, y tal vez, cuando lleguéis, vuestro padre no os reciba con agrado y quizá os<br />

castigará por haber ido. Debéis pasar por cuatro lugares <strong>de</strong> p<strong>el</strong>igro: <strong>las</strong> rocas que ap<strong>las</strong>tan al<br />

viajero, <strong>las</strong> cañas que lo cortan en pedazos, los cactos que lo arañan hasta <strong>de</strong>spedazarlo y <strong>las</strong><br />

26 Abreviado <strong>de</strong> Las <strong>mil</strong> y una noches, ed. cit, vol. I, pp. 1072-1082.<br />

27 Bruno Gutmann, Volksbuch <strong>de</strong>r Wadschagga (Leipzig, 1914), p. 114.<br />

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