El conflicto-Israel-Palestina.pdf
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6 2 España y Andorra. 9,50 2 Europa.<br />
6 EUROS<br />
EL CONFLICTO<br />
ISRAEL - PALESTINA<br />
William R. Polk<br />
Gideon Levy<br />
John V. Whitbeck<br />
Uri Avnery<br />
Ilan Pappé<br />
Khalil Shikaki<br />
Sara Roy<br />
Rashid Khalidi<br />
Landrum Bolling<br />
Eric Rouleau<br />
Chris Hedges<br />
Evgeni Primakov<br />
Samuel Hadas<br />
Martin Moore<br />
Said Aburish<br />
DOSSIER<br />
NÚMERO 25 OCTUBRE / DICIEMBRE 2007
ILUSTRACIONES DE PATRICK THOMAS<br />
EDITORIAL<br />
<strong>El</strong> <strong>conflicto</strong> de <strong>conflicto</strong>s<br />
P<br />
alestina es un entresijo letal de sueños y pesadillas que ha configurado<br />
Oriente Medio en el último medio siglo (Polk). <strong>El</strong> <strong>conflicto</strong><br />
nació con <strong>Israel</strong>, en 1948, cuando el mito decía que <strong>Palestina</strong> era<br />
una tierra sin pueblo para un pueblo (judío) sin tierra. Y después,<br />
con la guerra de 1967, cuando <strong>Israel</strong> creó el Oriente Medio actual<br />
en seis días, el nacionalismo palestino cambió la ecuación: una tierra<br />
(<strong>Palestina</strong>), dos pueblos (israelí y palestino). Cuarenta años después<br />
de la derrota árabe de 1967, la situación se resume así: dos pueblos (israelí<br />
y palestino), tres tierras (<strong>Israel</strong>, Cisjordania y Gaza) y un ocupante (<strong>Israel</strong>).<br />
Palestinos e israelíes siguen sufriendo las consecuencias de la guerra de 1967.<br />
Los palestinos están atrapados en su más grave división. Y los israelíes están encerrados<br />
en una trampa: no devuelven los territorios ocupados en 1967, ya que<br />
la política israelí está paralizada por los colonos, pero tampoco pueden acabar<br />
de anexionarlos (Rouleau). Este número de VANGUARDIA DOSSIER analiza el origen<br />
y desarrollo del <strong>conflicto</strong>, muchos de cuyos mitos han sido derribados por<br />
una nueva historiografía; la influencia de la guerra fría que la Administración<br />
Bush mantiene con Irán (Khalidi); el abrazo letal entre la Administración Bush<br />
y el Gobierno israelí (Hedges), y el porqué del continuo fracaso diplomático.<br />
<strong>Palestina</strong> es la región con más planes de paz por kilómetro cuadrado. Pero<br />
el <strong>conflicto</strong>, cuyo tratamiento informativo es el que suscita más desconfianzas<br />
(Moore), sigue siendo el <strong>conflicto</strong> de <strong>conflicto</strong>s. ¿Por qué no hay paz? Porque israelíes<br />
y palestinos han demostrado que no están preparados para hacer las concesiones<br />
necesarias para llegar a un compromiso razonable (Hadas). Algunos palestinos,<br />
derrota a derrota, han bajado el listón; el nacionalismo laico, representado<br />
por Al Fatah, reconoce a <strong>Israel</strong>, ha renunciado a retroceder hasta 1948<br />
y acepta negociar a partir de lo sucedido en 1967. Pero Hamas, el nacionalismo<br />
islamista que ahora se pretende bloquear en la miseria de Gaza, aún tiene que<br />
digerir este cambio. Y los israelíes ya no se sienten incómodos con la ocupación<br />
cuando ésta se ha vuelto más represiva y perversa (Roy). Jimmy Carter, para definir<br />
la ocupación, utiliza la palabra apartheid con exactitud (Bolling).<br />
<strong>El</strong> <strong>conflicto</strong> no sólo enfrenta a dos pueblos, sino que también los divide.<br />
Cuanto mayores sean la inestabilidad y la pobreza, más probable es que Hamas<br />
gane y Al Fatah pierda (Shikaki). Y para no pocos de sus ciudadanos, <strong>Israel</strong> no es<br />
una democracia, ya que ninguna democracia lo es cuando en su patio trasero tiene<br />
lugar una ocupación militar (Levy). ¿Cuál puede ser, entonces, la solución razonable?<br />
Para este noviembre, y a instancias de Washington, está convocada una<br />
conferencia para encauzar el <strong>conflicto</strong>. Un Estado binacional es imposible<br />
(Avnery) y la idea más razonable es la creación de un Estado palestino que coexista<br />
con <strong>Israel</strong> y comparta la soberanía sobre un Jerusalén indiviso (Whitbeck).<br />
Pero la ocupación tiende a reducir las reivindicaciones palestinas a un problema<br />
humanitario, alimenta el terrorismo de Hamas, a quien los políticos israelíes privilegiaron<br />
(Primakov), y aumenta el escepticismo de quienes ven la fórmula de<br />
dos estados como una receta cínica: para el ocupante y despojador, el 80 por ciento;<br />
para el ocupado y despojado, el 20 por ciento en el caso más utópico o, en el<br />
más realista, un 10 por ciento dividido y diseminado (Pappé).<br />
Los palestinos están divididos, lo que agranda su tragedia, y los israelíes están<br />
atrapados por la victoria de 1967, que hizo que David se haya hecho Goliat.<br />
<strong>El</strong> liderazgo palestino es débil y el Gobierno israelí actual no parece capaz de sacar<br />
al país de la trampa de la ocupación. Pero sólo el diálogo, por encima de cualquier<br />
consideración (Aburish), puede dar con una paz justa y duradera.<br />
Xavier Batalla<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 3
SUMARIO<br />
OCTUBRE / DICIEMBRE 2007<br />
6| La tragedia palestina<br />
por William R. Polk<br />
<strong>Palestina</strong>, donde hace poco más de un siglo no existía el concepto de nación, es<br />
hoy el escenario de un complejo de impulsos –odios, aspiraciones, reivindicaciones,<br />
hipocresía, altruismo, temores, ambiciones, pesadillas, sueños, crueldad<br />
y generosidad– que han frustrado los esfuerzos para una paz sostenible y<br />
causado sufrimiento a millones de personas. Los acontecimientos de los últimos<br />
60 años han configurado la política internacional de todo el Oriente Medio.<br />
16| ISRAEL Y PALESTINA<br />
18| Cuarenta años después<br />
por Gideon Levy<br />
Cuatro décadas después de la guerra de los Seis Días, la realidad de la <strong>Palestina</strong><br />
histórica puede resumirse así: dos pueblos, tres tierras y un ocupante. La<br />
invasión militar de 1967 se ha convertido con el tiempo en la gran maldición para<br />
<strong>Israel</strong>. Las víctimas son los palestinos, pero los israelíes también están pagando<br />
un alto precio por su comportamiento ilegal, inmoral y brutal.<br />
22| Compartir Jerusalén: la solución del condominio<br />
por John V. Whitbeck<br />
A partir de la constatación de que los israelíes jamás aceptarán una nueva división<br />
de Jerusalén ni que los palestinos permitirán ser excluidos de ella, la única<br />
solución concebible es la soberanía conjunta sobre una Ciudad Santa indivisa.<br />
Es decir, un condominio según la terminología del derecho internacional.<br />
28| EL MURO<br />
30| Un Estado no es la solución<br />
por Uri Avnery<br />
La fórmula de un solo Estado para <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> es rotundamente inviable.<br />
Resulta ilusorio pensar que dos pueblos puedan pasar de la guerra total –el <strong>conflicto</strong><br />
dura 120 años y ha afectado a cinco generaciones– a la paz total compartiendo<br />
un mismo Estado. Entre otras cosas, la salida uniestatal conduce a la<br />
desesperación, divide el bando de la paz, debilita la lucha contra la ocupación<br />
y fortalece el argumento de que “la solución es imposible”.<br />
34| Dos estados puede ser una receta cínica<br />
por Ilan Pappé<br />
Judíos y palestinos son parte de la misma historia, víctimas del mismo desastre<br />
y socios de un mismo futuro, pero primero el reparto territorial y posteriormente<br />
la política de colonización de Cisjordania han convertido la idea de dos estados<br />
en una receta cínica. No es moral ni práctica y está abocada al fracaso, entre<br />
otras cosas porque asegura la ocupación, la discriminación y la desposesión<br />
y porque mantiene el exilio de millones de palestinos.<br />
37| Las divisiones palestinas y el futuro de las relaciones<br />
con <strong>Israel</strong><br />
por Khalil Shikaki<br />
Las divisiones palestinas, la débil naturaleza de sus instituciones, la incapacidad<br />
de los servicios de seguridad, el inquietante equilibrio de poder entre Hamas<br />
y Al Fatah y el débil liderazgo de Mahmud Abbas han creado un clima que<br />
no favorece el progreso en el proceso de paz. Tienen que producirse importantes<br />
cambios en el entorno palestino para que Al Fatah recupere la iniciativa.<br />
4 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
42| EL MAPA DE LOS REFUGIADOS<br />
44| Franja de Gaza y Cisjordania:<br />
del declive al desmembramiento<br />
por Sara Roy<br />
Los acuerdos de Oslo han contribuido a fortalecer y reforzar la estructura<br />
de la ocupación israelí y han propiciado más pérdidas a<br />
los palestinos que las sufridas desde el inicio de la ocupación de<br />
1967 y quizá desde 1948. La política de <strong>Israel</strong> está dirigida a impedir<br />
que los palestinos puedan erigir un Estado sobre una base económica<br />
viable y reducirlos a un “problema humanitario”.<br />
52| JUDÍOS Y PALESTINOS EN EL MUNDO<br />
53| La nueva guerra fría de Oriente Medio<br />
por Rashid Khalidi<br />
La guerra fría que la Administración Bush mantiene con Irán, alimentada<br />
paralelamente por parecidas y maniqueas obsesiones<br />
ideológicas de los políticos de Teherán, no sólo han causado estragos<br />
en el sistema de gobierno palestino, sino también en la estabilidad<br />
de otros gobiernos de Oriente Medio.<br />
59| <strong>El</strong> factor Jimmy Carter en las relaciones<br />
de Estados Unidos con Oriente Medio<br />
por Landrum Bolling<br />
<strong>El</strong> ex presidente Jimmy Carter, artífice de los acuerdos de Camp<br />
David y premio Nobel de la Paz, no sólo califica de opresiva, cruel<br />
e ilegal la ocupación de Cisjordania, sino que ha alertado sobre la<br />
persistencia de la situación de apartheid y violencia sostenida.<br />
66| La paz imposible del amigo americano<br />
por Eric Rouleau<br />
Estados Unidos está pagando muy caro su respaldo incondicional<br />
a la política expansionista de los israelíes: jamás había concitado<br />
tanto odio en el mundo árabe-musulmán. Actuando como aprendiz<br />
de brujo en Oriente Medio, Washington ha contribuido a llevar<br />
a <strong>Israel</strong> al callejón sin salida de los territorios ocupados.<br />
71| Washington-Tel Aviv, unidos<br />
en un abrazo letal<br />
por Chris Hedges<br />
La especiales relaciones entre Estados Unidos e <strong>Israel</strong> son la principal<br />
causa del deterioro de la situación en Oriente Medio. Cediendo<br />
ante las presiones del lobby judío, la Administración Bush no ha<br />
reaccionado ante errores del Gobierno israelí como del muro en<br />
Cisjordania, el sellado de Gaza o los bombardeos sobre Líbano.<br />
76| <strong>El</strong> caleidoscopio palestino-israelí<br />
por Evgeni Primakov<br />
Pocos <strong>conflicto</strong>s han vivido tantos vaivenes como el que desde los<br />
años 40 enfrenta a israelíes y palestinos. Entre las numerosas variantes<br />
de futuro cabe preguntarse si vale la pena olvidar las decisiones<br />
de la Liga de Estados Árabes. Rusia podría estar de<br />
acuerdo con cualquier decisión que tomen las partes implicadas.<br />
81| La Unión Europea y el <strong>conflicto</strong><br />
por Samuel Hadas<br />
Ni el fanatismo terrorista ni el ultranacionalismo político ayudan<br />
a la creación de un Estado palestino viable. Una crisis tendría consecuencias<br />
devastadoras. <strong>El</strong> papel diplomático de Europa en el<br />
<strong>conflicto</strong> es importante: ¿por qué no incentivar la paz con una posible<br />
incorporación de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> a la Unión Europea?<br />
87| HISTORIAS DE OCHO GUERRAS<br />
95| La ‘vigilancia’ mediática<br />
por Martin Moore<br />
La violencia, la agitación política, las tensiones religiosas, las<br />
restricciones a la movilidad y especialmente el miedo y la autocensura<br />
amenazan con convertir la información que se hace sobre<br />
el terreno en Oriente Medio en algo insulso y vacuo.<br />
99| Confraternizar con el enemigo<br />
por Said Aburish<br />
¿Es posible mantener la amistad entre un palestino y un judío por<br />
encima de los avatares políticos? Sí, pero cada vez es más complicado<br />
a causa de obligaciones morales difíciles de eludir.<br />
PARA SABER MÁS<br />
105| LIBROS<br />
108| LITERATURA<br />
110| CINE<br />
112| VIAJES<br />
114| WEBS<br />
VANGUARDIA DOSSIER<br />
www.vanguardiadossier.com<br />
Número 25 / AÑO 2007<br />
Editor: Javier Godó, Conde de Godó<br />
Consejera editorial: Ana Godó<br />
Director: José Antich<br />
Directores adjuntos: Xavier Batalla /<br />
Alex Rodríguez<br />
Dirección de Arte: Rosa Mundet<br />
Redacción: Joaquim Coca / Toni Merigó<br />
Marc Bello (diseño e infografía)<br />
Edición gráfica: Guillermina Puig<br />
Documentación: Carles Salmurri<br />
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DOSSIER<br />
Patrocinado por<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 5
La tragedia palestina<br />
William R. Polk<br />
MIEMBRO DEL CONSEJO DE PLANIFICACIÓN POLÍTICA DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO<br />
EN LA PRESIDENCIA DE JOHN F. KENNEDY.
8 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
D<br />
LA TRAGEDIA PALESTINA LA TRAGEDIA PALESTINA<br />
En mayor medida que cualquier otro problema en el mundo actual, <strong>Palestina</strong> es un complejo<br />
y letal entresijo de odios y aspiraciones, hipocresía y altruismo, temores y ambiciones,<br />
pesadillas y sueños, crueldad y generosidad. Los modos en que estos impulsos y acciones<br />
se han entremezclado durante cerca de un siglo han entorpecido los esfuerzos para conseguir<br />
una paz sostenible y han causado sufrimiento inimaginable a millones de personas. Y es<br />
evidente que no pueden ser abordados cada una por separado o sólo en términos de episodios<br />
del momento. Para comprenderlos, como un primer paso hacia la resolución de los problemas<br />
y <strong>conflicto</strong>s que entrañan, debe seguirse el rastro de sus trayectorias a lo largo del tiempo.<br />
Tal es la finalidad de este artículo introductorio de VANGUARDIA DOSSIER.<br />
URANTE MILES DE AÑOS, LOS HAbitantes<br />
de <strong>Palestina</strong> fueron<br />
aldeanos-campesinos, artesanos<br />
y comerciantes. La mayoría<br />
hablaba arameo y, a partir del<br />
siglo II dC, la mayor parte eran<br />
cristianos. En el siglo VII, los<br />
seguidores<br />
de Mahoma invadieron el país<br />
y convirtieron a <strong>Palestina</strong><br />
en parte de su imperio.<br />
Transcurrieron varios siglos,<br />
no obstante, antes de que su<br />
lengua, el árabe, sustituyera<br />
al arameo y su religión, el islam,<br />
atrajera a una parte significativa<br />
de la población.<br />
Lejos de imponer su religión o cultura sobre la<br />
población “con la espada”, a semejanza de la<br />
imagen popular, los invasores intentaban evitar<br />
Los mahometanos, que<br />
en el siglo VII convirtieron<br />
<strong>Palestina</strong> en parte de su<br />
imperio, no impusieron<br />
su lengua y cultura<br />
por la fuerza y evitaron<br />
la conversión religiosa<br />
la conversión porque mantenerlos a distancia<br />
convenía a los invasores: los no musulmanes pagaban<br />
impuestos más elevados. Bajo el gobierno<br />
islámico, se les permitía gobernarse por sí solos,<br />
practicar sus credos, llevar sus propias escuelas,<br />
evitar el servicio militar y repartir sus<br />
impuestos entre ellos.<br />
<strong>Palestina</strong> fue una parte<br />
pequeña y relativamente de<br />
poca importancia de sucesivos<br />
reinos y califatos árabes.<br />
Lo que le otorgaba importancia<br />
era la legendaria ciudad<br />
de Jerusalén, de valor<br />
mítico para judíos, cristianos<br />
y musulmanes. Para recuperarla<br />
para el cristianismo,<br />
el papa Urbano II proclamó la primera cruzada<br />
en el año 1095. Irónicamente, sin embargo,<br />
la cruzada comenzó en Europa con violentos<br />
ataques a judíos residentes y cuando los<br />
soldados llegaron a Jerusalén sus primeras<br />
víctimas fueron los cristianos locales<br />
que a menudo eran asesinados<br />
incluso en sus iglesias. Así, mientras<br />
“cruzada” significa una “causa noble”<br />
para los occidentales, tenía un significado<br />
bastante diferente para judíos y<br />
musulmanes.<br />
Las cruzadas no dejaron una impresión<br />
duradera en <strong>Palestina</strong>; fueron<br />
gradualmente reemplazadas por una<br />
relación completamente diferente entre<br />
Europa y Oriente Medio: el comercio.<br />
Las comunidades judías en España y el<br />
sur de Francia y los comerciantes cristianos<br />
en Génova y Venecia se enriquecieron<br />
–ellos y sus comunidades– con<br />
los lujos de Oriente traídos a través del<br />
Mediterráneo. Cuando se descubrió el<br />
secreto de la producción de la seda, el<br />
Levante se convirtió en la fuente de<br />
una de las principales nuevas industrias<br />
de Europa. A través de telas comunes<br />
y populares en la Edad Media y<br />
el Renacimiento hemos tenido ocasión<br />
de comprobar la habilidad y creatividad<br />
de los pueblos de Oriente Medio. Hasta<br />
tiempos modernos, los europeos admiraban<br />
y estudiaban la cultura musulmana<br />
y cristiana oriental.<br />
La aparición de la industria europea<br />
a principios del siglo XIX modificó<br />
esta relación. Al poco tiempo, los palestinos<br />
y otros pobladores de Oriente<br />
Medio ya no podían vender sus productos<br />
manufacturados en Europa e<br />
incluso comenzaron a importar artículos<br />
básicos de Europa. A medida que<br />
cambiaban los gustos, desecharon el<br />
turbante de origen local en favor del fez<br />
que importaban de Francia y comenzaron<br />
a beber té indio en vasos de cristal<br />
de Bohemia. Los bebedores de café<br />
comenzaron a comprar su café en grano<br />
en Francia. La caravana de Bagdad a<br />
Damasco rindió su último viaje en 1857.<br />
Si los ciudadanos de Oriente Medio viajaban<br />
por mar debían hacerlo en vapores<br />
ingleses o franceses porque los barcos<br />
de vapor, en palabras de un cónsul<br />
británico, habían “liquidado el comercio<br />
local de cabotaje”.<br />
Así, en lo concerniente a Europa,<br />
<strong>Palestina</strong> perdió en riqueza y tecnología<br />
pero mantuvo una forma de vida tradicional<br />
estable y satisfactoria. Provincia<br />
ya entonces del imperio otomano,<br />
<strong>Palestina</strong> no tenía sentido alguno de<br />
nación –un concepto para el cual el<br />
árabe no poseía una palabra de significado<br />
apropiado y pleno–. Como en toda<br />
Asia, África e incluso gran parte de<br />
Europa, los pueblos y aldeas seguían<br />
siendo el nexo de toda la vida social y<br />
cultural. Las influencias exteriores se<br />
hacían sentir pero no eliminaban los<br />
rasgos propios de la vida local.<br />
Lo que sí cambió fue el imperio otomano<br />
que, en su intento de “modernizar”,<br />
creó en 1880 un nuevo concepto<br />
de propiedad de la tierra según el cual<br />
“verdaderos labradores del suelo” palestinos,<br />
como el historiador sionista<br />
contemporáneo Richard Gottheil los<br />
llamaba, que eran sus “propietarios”<br />
por tradición inmemorial, perdieron legalmente<br />
sus derechos a favor de funcionarios<br />
ausentes y ricos comerciantes.<br />
Incluso los labradores no se enteraron<br />
de este cambio durante medio siglo; siguieron<br />
arando y cosechando. No obstante,<br />
lo establecido por los otomanos<br />
configuró las relaciones palestino-sionistas<br />
hasta nuestros tiempos.<br />
Dado el grado de posesión de recursos<br />
y tecnología disponibles, lo cierto<br />
es que <strong>Palestina</strong> en 1900 era un área<br />
densamente poblada. De hecho, como<br />
señaló uno de los primeros líderes sionistas,<br />
<strong>Israel</strong> Zangwill, su densidad de<br />
población duplicaba la de Estados<br />
Unidos. Pero fue Zangwill quien acuñó<br />
la expresión que permearía el pensamiento<br />
sionista a lo largo del siglo siguiente:<br />
<strong>Palestina</strong>, escribió, era “la tierra<br />
sin un pueblo para un<br />
pueblo sin una tierra”.<br />
Para comprender<br />
la experiencia judía, debemos<br />
dejar ahora<br />
<strong>Palestina</strong>. La mayoría<br />
de los judíos desde la<br />
Edad Media hasta el siglo<br />
XIX vivían en lo que<br />
se convirtió en Rusia y<br />
Polonia. Muchos de estos<br />
pueblos –nadie sabe<br />
en qué proporción– no<br />
eran de origen semita.<br />
Eran, en realidad, conversos<br />
que se habían<br />
hecho judíos cuando el<br />
imperio túrquico kazar adoptó el judaísmo<br />
como religión de Estado en el siglo<br />
IX. En África del norte, de modo similar,<br />
grupos de bereberes se convirtieron al<br />
judaísmo. La conversión a las tres grandes<br />
religiones monoteístas era corriente:<br />
los invasores bárbaros del imperio romano<br />
se habían convertido en su mayor<br />
parte al cristianismo mientras los palestinos<br />
y demás se convertían al islam.<br />
Comunidades judías menores vivían<br />
dispersas por Europa occidental y<br />
especialmente en España; algunas incluso<br />
llegaron a India y China. Los judíos<br />
tradicionalmente se han dividido<br />
en comunidades asquenazí (europea<br />
oriental), sefardí (español) y oriental<br />
(bene ha-Hizrah). En <strong>Palestina</strong>, los judíos<br />
eran una pequeña minoría –quizás<br />
<strong>Israel</strong> Zangwill<br />
estimuló las<br />
tesis sionistas<br />
al escribir que<br />
<strong>Palestina</strong> –en<br />
el siglo XIX no<br />
tenía sentido<br />
de nación–<br />
era“la tierra<br />
sin un pueblo<br />
para un pueblo<br />
sin una tierra”<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 9
10.000 a mitad del siglo XIX, llegando<br />
aproximadamente a 50.000 en los años<br />
de la Primera Guerra Mundial– y principalmente<br />
eran personas en tránsito.<br />
Nueve de cada diez colonos que llegaron<br />
se marcharon.<br />
En Europa, los judíos eran habitualmente<br />
segregados y discriminados;<br />
en ocasiones eran expulsados o masacrados<br />
y a menudo eran tolerados porque<br />
eran útiles. La producción de muchas<br />
materias manufacturadas estaba<br />
prácticamente monopolizada por los<br />
judíos y, dado que la iglesia prohibía la<br />
usura a los cristianos, los judíos, a quienes<br />
en general se les prohibía la posesión<br />
de tierra, se convirtieron en banqueros<br />
y prestamistas de reyes y nobles.<br />
La Carta Magna de 1215, que la<br />
mayoría de nosotros consideramos como<br />
el fundamento de la libertad inglesa,<br />
se concibió en parte para cancelar las<br />
deudas de la nobleza a los judíos. Muchas<br />
ciudades encerraron a sus habitantes<br />
judíos en guetos, una palabra<br />
que nos viene de los venecianos.<br />
Ocasionalmente eran expulsados<br />
como lo fueron, en masa, en el año<br />
1492 de España, desde donde se dirigieron<br />
a tierras islámicas más tolerantes.<br />
Pero en gran parte de Europa sobrevivieron<br />
y crecieron en número.<br />
Paradójicamente, en el siglo XIX y a<br />
medida que obtuvieron más libertades<br />
civiles en Europa occidental, fueron<br />
más perseguidos en Europa oriental. En<br />
Rusia, se les asignó frecuentemente residencia<br />
de modo restrictivo y a partir<br />
de 1820 fueron víctimas de pogromos<br />
despiadados inspirados por el gobierno.<br />
Estos ataques alcanzaron su punto culminante<br />
después del asesinato del zar<br />
Alejandro II en 1881 y provocaron la primera<br />
emigración a gran escala a Europa<br />
occidental.<br />
La vida para los judíos en Austria,<br />
Alemania, Inglaterra, Francia y América<br />
–adonde emigraron 160.000 judíos en<br />
1880 y años subsiguientes– era mucho<br />
más próspera y segura que en Polonia o<br />
Rusia. Pero los judíos nunca se podrían<br />
sentir seguros ya que, como se lamentaba<br />
uno de los primeros sionistas, los<br />
judíos “llevan el antisemitismo a la espalda<br />
allá donde vayan”. Otro de los pri-<br />
10 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LA TRAGEDIA PALESTINA LA TRAGEDIA PALESTINA<br />
meros sionistas escribió que los judíos<br />
“han andado la tierra como un fantasma,<br />
y, como hacen todos los fantasmas,<br />
han inspirado temor y aversión… los judíos<br />
han sufrido por ser extraños en un<br />
doble sentido: extraños en las tierras a<br />
las cuales han sido empujados y más<br />
que extraños si cabe porque no tenían<br />
tierra propia donde ellos y otros pudieran<br />
experimentar que estaban completamente<br />
en casa”. De modo creciente,<br />
aspiraban a un lugar propio.<br />
A muchos europeos les atraía la<br />
idea de que los judíos se fueran. Varios<br />
excéntricos ingleses abogaron por una<br />
especie de sionismo a principios del siglo<br />
XIX –parecido al de algunos cristianos<br />
fundamentalistas de hoy– con la<br />
condición de que cuando llegaran a<br />
Tierra Santa se convirtieran al cristianismo.<br />
A medida que avanzaba el siglo,<br />
el antisemitismo aumentó tanto en poder<br />
como en virulencia: en 1881,<br />
255.000 alemanes hicieron<br />
llegar una petición al canciller<br />
Bismarck para privar<br />
del derecho de voto a los<br />
judíos residentes para evitar<br />
más inmigración. En<br />
Francia se creó una organización<br />
para boicotear a los<br />
bancos judíos; en 1895 un<br />
oficial judío francés, Alfred<br />
Dreyfus, fue acusado de<br />
traición, declarado culpable<br />
y condenado a la isla<br />
del Diablo en la Guayana<br />
francesa. Su caso y la actitud<br />
francesa hacia él –con<br />
soldados franceses gritando “muerte a<br />
los judíos” cuando Dreyfus fue despojado<br />
de su uniforme– convenció a Theodor<br />
Herzl de que los judíos nunca podrían<br />
esperar ser integrados en la sociedad<br />
occidental y deberían tener su<br />
propio Estado-nación. Pero, durante<br />
años, Herzl topó con la fuerte oposición<br />
de los líderes reconocidos de las comunidades<br />
judías de Europa occidental,<br />
que querían la integración y no la separación.<br />
Claude Montefiore subrayó<br />
que el movimiento sionista como el líder<br />
contemporáneo de la Asociación Anglo-Judía<br />
“obedeció al antisemitismo”.<br />
<strong>El</strong> antisemitismo no fue la única<br />
Aunque se<br />
hicieron planes<br />
para ofrecer<br />
tierras a los<br />
judíos en Kenia,<br />
Iraq, el Sinaí,<br />
Argentina<br />
y Manchuria,<br />
la oportunidad<br />
de <strong>Palestina</strong> no<br />
apareció hasta<br />
la Gran Guerra<br />
motivación del apoyo de los no judíos al<br />
sionismo. Los británicos pensaban que<br />
los judíos europeos enriquecerían el<br />
imperio, así que en 1903 ofrecieron al<br />
movimiento sionista casi 10.000 kilómetros<br />
cuadrados de lo que más tarde<br />
sería Kenia –prestando tan poca atención<br />
a los habitantes nativos kikuyu<br />
como posteriormente a los palestinos–.<br />
Se diseñaron otros planes para “hogares<br />
nacionales” en lo que después sería<br />
Iraq, Sinaí, Argentina y Manchuria. Una<br />
“república judía autónoma” fue creada<br />
de hecho en 1928 por la Unión Soviética<br />
en Birobiján. Pero fue la Primera Guerra<br />
Mundial la que ofreció al movimiento<br />
sionista su oportunidad en <strong>Palestina</strong>.<br />
En 1917, Gran Bretaña estaba al borde<br />
del colapso. <strong>El</strong> Gobierno se hallaba<br />
realmente en bancarrota y su ejército<br />
en el frente occidental sufría bajas espantosas<br />
e insostenibles. Lo único que la<br />
salvó de la derrota fue que los rusos contuvieron<br />
a casi la mitad del<br />
ejército alemán en el frente<br />
oriental. Pero en marzo<br />
de 1917, el ejército ruso se<br />
amotinó y el Gobierno de<br />
los zares abdicó. Aunque<br />
el Gobierno provisional<br />
“republicano” prometió<br />
continuar la guerra, pronto<br />
se reveló claramente su<br />
incapacidad para ello.<br />
Decenas de miles de soldados<br />
se fueron a casa. Para<br />
acelerar el colapso ruso, el<br />
Gobierno alemán apresuró<br />
el retorno a Rusia de los líderes<br />
bolcheviques de su exilio en<br />
Suiza. Ya que se sabía que estaban a favor<br />
de retirarse de la guerra, los británicos<br />
temían que los alemanes lanzaran<br />
el grueso de su ejército contra el<br />
frente occidental.<br />
Desesperado, al Gobierno británico<br />
se le ocurrió un plan audaz. Creyendo<br />
que los revolucionarios eran judíos, y<br />
que una gran parte del cuerpo de oficiales<br />
alemán y austríaco era judío, y<br />
que los judíos americanos pro alemanes<br />
controlaban las finanzas americanas,<br />
buscó ganar su apoyo. Para intentar<br />
persuadir a los oficiales judíos de los<br />
ejércitos alemán y austríaco a desertar<br />
y a que los judíos rusos alentaran a su Gobierno<br />
a mantenerse en la guerra, los británicos lanzaron<br />
millones de hojas de propaganda en yidish<br />
sobre Alemania y Austria proclamando que “los<br />
aliados están dando la tierra de <strong>Israel</strong> al pueblo<br />
de <strong>Israel</strong>… una victoria aliada significa el retorno<br />
al pueblo judío a Sión”. Simultáneamente, el<br />
Gobierno británico emitió la Declaración Balfour<br />
básicamente con el mismo mensaje que se<br />
pidió a lord Rothschild que transmitiera a las comunidades<br />
judías occidentales. En aquel tiempo,<br />
<strong>Palestina</strong>, que evidentemente no era entonces<br />
“propiedad” de Gran Bretaña, parecía un pequeño<br />
precio que pagar para rescatar el imperio,<br />
pero esas declaraciones configurarían el <strong>conflicto</strong><br />
entre árabes y judíos, palestinos y sionistas,<br />
hasta el día de hoy.<br />
Los británicos nunca perdieron vista del valor<br />
estratégico de <strong>Palestina</strong>, situada para ser un<br />
guardián del canal de Suez, eje central de la ruta<br />
más corta de Europa a la principal posesión<br />
británica, India, donde se hallaba la mayor parte<br />
del ejército del imperio. También era una base<br />
potencial del desplazamiento de tropas a<br />
Iraq, donde los británicos pensaban que obtendrían<br />
el petróleo que la Royal Navy necesitaba como<br />
combustible y el Gobierno británico como<br />
fuente de ingresos. Con Egipto ya al borde de<br />
una rebelión nacionalista y Adén demasiado remoto,<br />
<strong>Palestina</strong> podría convertirse, o al menos<br />
así esperaban los estrategas militares, en la<br />
guarnición ideal en Oriente Medio.<br />
Mientras que el mayor y más urgente peligro<br />
al que se enfrentaba Londres en 1917 estaba en<br />
Europa, Gran Bretaña también era un imperio<br />
afroasiático con decenas de millones de musulmanes<br />
súbditos que, sabía, se opondrían a la<br />
creación de un Estado judío en <strong>Palestina</strong>. Así que<br />
los británicos silenciaron la Declaración Balfour<br />
bajo censura militar y simultáneamente hicieron<br />
promesas similares a los árabes, proclamando<br />
que “los aliados se honran en comprometerse<br />
a alcanzar un acuerdo [de paz] de acuerdo<br />
con los deseos y aspiraciones de los pueblos”<br />
y prometiendo que crearía “gobiernos y administraciones<br />
nacionales con autoridad derivada<br />
de la iniciativa y libre elección de las poblaciones<br />
autóctonas”. En tanto los británicos aseguraban<br />
que no existía contradicción alguna, su<br />
engaño fue deliberado. Balfour, en una alocución<br />
entonces secreta al Gobierno británico,<br />
admitió que “en lo concerniente a <strong>Palestina</strong> las<br />
potencias no han pronunciado ninguna declaración<br />
de hecho que no pueda ser falsa en algún<br />
sentido ni ninguna declaración política que no<br />
hayan tenido intención de transgredir”.<br />
Esta actitud enfureció al presidente Woodrow<br />
Wilson. Él consideraba los enfoques británico<br />
y francés sobre el acuerdo de paz como inmorales<br />
–una violación de su principio cardinal<br />
que apelaba a la “autodeterminación de los<br />
pueblos”– y envió una misión estadounidense<br />
para indagar la voluntad de la población autóctona.<br />
Pero cuando la Comisión King-Crane se<br />
aprestaba a rendir su informe, Wilson ya había<br />
abandonado París y se hallaba muy enfermo.<br />
Nunca vio el informe. Sin Wilson, la delegación<br />
estadounidense en la Conferencia de Paz<br />
quedó debilitada y ya que Estados Unidos no había<br />
declarado la guerra al imperio otomano, no<br />
ejercía influencia alguna sobre los antiguos territorios<br />
otomanos, así que cuando los árabes<br />
apelaron al apoyo estadounidense, se les aconsejó<br />
que intentaran alcanzar el mejor acuerdo<br />
–posible– con los sionistas. Estados Unidos se había<br />
lavado las manos, al menos temporalmente,<br />
en la cuestión de <strong>Palestina</strong>.<br />
Los británicos, por supuesto, no podían permitirse<br />
la misma actitud. Habían conquistado<br />
Oriente Medio y pensaban quedarse. Cómo hacerlo<br />
era el espinoso problema que encararían<br />
durantes los siguientes 30 años. Su respuesta<br />
consistió en situarse en el inestable punto intermedio<br />
entre las aspiraciones de los sionistas<br />
y de los palestinos, favoreciendo primero a unos<br />
y luego a otros para acabar enfrentándose a<br />
ambos. Mientras <strong>Palestina</strong> todavía estaba bajo su<br />
gobierno militar, los británicos admitieron unos<br />
5.000 colonos judíos y proclamaron el hebreo,<br />
que prácticamente nadie usaba para fines no religiosos,<br />
lengua oficial. Cuando en 1920 <strong>Palestina</strong><br />
se convirtió en una colonia británica, eufemísticamente<br />
denominado un “Mandato” de<br />
la flamante Liga de las Naciones, los británicos<br />
lo pusieron bajo un alto comisionado inglés<br />
sionista que inmediatamente promulgó normas<br />
que promovían la venta de tierras cultivadas<br />
por los palestinos, pero registradas a nombre<br />
de propietarios ausentes, a menudo extranjeros,<br />
al Fondo Nacional Judío, y dejó entrar un segundo<br />
grupo de 16.500 inmigrantes judíos.<br />
Tales fueron las primeras iniciativas británicas<br />
pro sionistas.<br />
Los palestinos estaban furiosos. Aunque carecían<br />
de instituciones nacionales y no poseían<br />
experiencia política, se dieron cuenta de las<br />
implicaciones de la imposición de una comunidad<br />
extraña en su seno. En mayo de 1921 tuvo<br />
lugar la primera de una serie inacabable de<br />
acciones de resistencia árabe.<br />
Los británicos<br />
consideraron<br />
que la creación<br />
de un Estado<br />
judío en<br />
<strong>Palestina</strong>, que<br />
no contó con el<br />
asentimiento<br />
inicial de<br />
Estados Unidos,<br />
era un pequeño<br />
precio a<br />
pagar para<br />
salvaguardar<br />
su imperio<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 11
Alarmada, Gran Bretaña trató de<br />
aplacar a los árabes con medidas no sionistas<br />
o incluso antisionistas. <strong>El</strong> entonces<br />
secretario colonial, Winston Churchill,<br />
reprendió a los sionistas por su<br />
declarada aspiración de convertir “<strong>Palestina</strong><br />
en tan judía como Inglaterra<br />
era inglesa” y proclamó que Gran Bretaña<br />
nunca se había propuesto “crear<br />
una <strong>Palestina</strong> totalmente judía” sino<br />
únicamente permitir la formación de<br />
un “hogar nacional judío en <strong>Palestina</strong>”.<br />
Pero la Administración colonial toleró<br />
más inmigración judía, la compra de<br />
tierras y la creación de un gobierno de<br />
hecho conocido como la Agencia Judía.<br />
Cada vez más alarmados, los palestinos<br />
organizaron boicots y desórdenes y<br />
perpetraron ataques esporádicos contra<br />
el gobierno del Mandato y<br />
los inmigrantes judíos.<br />
Como en el caso de revueltas<br />
autóctonas de otras colonias,<br />
Gran Bretaña trató<br />
de ganar tiempo y nombró<br />
una serie de grupos<br />
de estudio que culminaron<br />
en la Royal Commission<br />
de 1936.<br />
Entre tanto, las dos comunidades<br />
se habían tornado<br />
más resueltas y decididas.<br />
Por parte judía,<br />
tan pronto como los sionistas<br />
echaron una mira-<br />
12 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
Los sionistas<br />
siguen<br />
convencidos de<br />
la legitimidad<br />
de una causa<br />
que implica la<br />
ocupación de<br />
toda la tierra<br />
palestina con<br />
los hechos<br />
consumados<br />
de la fuerza<br />
da a <strong>Palestina</strong> se dieron cuenta de que<br />
la única forma de convertirla en “la<br />
tierra sin un pueblo” era expulsar a los<br />
habitantes. David Ben Gurion más tarde<br />
manifestó públicamente lo que muchos<br />
sionistas ya estaban diciendo en<br />
privado: “Debemos expulsar a los árabes<br />
y ocupar.”<br />
Por parte palestina, se abrigaba un<br />
creciente sentimiento de desesperación.<br />
Ya en 1929, una investigación oficial<br />
concluyó que “los árabes han pasado a<br />
considerar al inmigrante judío no sólo<br />
como una amenaza para su sustento<br />
sino como un posible señor feudal en el<br />
futuro”. Sin embargo, los palestinos<br />
nunca se vieron mucho más favorecidos<br />
que otros pueblos coloniales en África y<br />
Asia a quienes los ingleses, los franceses,<br />
los holandeses, los portugueses y los<br />
LA TRAGEDIA PALESTINA LA TRAGEDIA PALESTINA<br />
belgas trataban de manera similar. En<br />
cierta medida estaban tecnológicamente<br />
y religiosamente divididos entre<br />
musulmanes y cristianos y, geográficamente,<br />
entre decenas de pueblos y<br />
ciudades. Socialmente, también, tenían<br />
poco en común: algunos eran nómadas,<br />
la mayoría agricultores y otros<br />
sofisticados urbanitas. No tenían instituciones<br />
nacionales ni líderes nacionales<br />
reconocidos. En todos estos aspectos<br />
contrastaban con la creciente comunidad<br />
judía europea. No obstante, comenzaron<br />
a organizar la resistencia en<br />
pequeños grupos.<br />
Los británicos reaccionaron con iracundia.<br />
Rápidamente trasladaron a<br />
<strong>Palestina</strong> una gran parte de su entonces<br />
pequeño ejército, unos 20.000 hombres<br />
y, como habían hecho a<br />
los indios e irlandeses y harían<br />
con los kenianos, comenzaron<br />
una campaña<br />
brutal; encarcelaron a manifestantes,<br />
dinamitaron<br />
centenares de casas, volaron<br />
o ametrallaron a grupos de<br />
personas e incluso tirotearon<br />
a prisioneros esposados.<br />
Su política se basaba en la<br />
creencia de que “asiáticos y<br />
africanos sólo entienden la<br />
fuerza”. En el plano militar<br />
intimidaron fácilmente a<br />
los palestinos que, a petición<br />
de los líderes de los estados árabes<br />
vecinos –nombrados por los británicos–,<br />
se rindieron. Pero el costoso programa<br />
de contrainsurgencia convenció<br />
al Gobierno británico de que tenía<br />
que encontrar una solución más factible<br />
y cómoda que la represión militar.<br />
Tal sería el papel de la Royal Commission<br />
de 1936. Impresionados por lo<br />
que habían visto, los comisionados expusieron<br />
la desalentadora realidad en<br />
estos términos: “...un irreprimible <strong>conflicto</strong><br />
ha surgido entre dos comunidades<br />
nacionales dentro de los estrechos<br />
confines de un pequeño país. Cerca de<br />
un millón de árabes se hallan en lucha,<br />
abierta o latente, con unos 400.000 judíos.<br />
No tienen nada en común. Su vida<br />
cultural y social, sus formas de pensamiento<br />
y conducta, son tan incompa-<br />
tibles como sus aspiraciones nacionales…<br />
Este <strong>conflicto</strong> es inherente a la situación<br />
desde su origen. Los términos<br />
del Mandato tienden a confirmarlo [y]<br />
el <strong>conflicto</strong> se ha agravado… parece<br />
probable que la situación, por mala<br />
que sea, aún empeorará. <strong>El</strong> <strong>conflicto</strong><br />
proseguirá, el foso abierto entre árabes<br />
y judíos se ensanchará.”<br />
Por tanto, los comisionados sugirieron<br />
que <strong>Palestina</strong> fuera objeto de<br />
una partición: los judíos recibirían la<br />
porción más pequeña –que, como afirmaron<br />
sus asesores, contenía casi todas<br />
las tierras fértiles–, mientras los árabes<br />
recibirían la porción más grande –que<br />
poseía escasa tierra fértil–. Jerusalén y<br />
un corredor al mar se internacionalizarían.<br />
Durante el próximo medio siglo,<br />
las fronteras serían repetidamente estudiadas,<br />
trazadas de nuevo, discutidas<br />
y disputadas. Y todavía lo son.<br />
Ninguna de las partes estaba dispuesta<br />
a considerar lo que parecía práctico<br />
a los ojos de los británicos o, como<br />
dice el refrán, “menos es nada”. Ambos<br />
estaban convencidos, y siguen estándolo,<br />
de la rectitud y legitimidad de su<br />
causa. Como un futuro presidente de<br />
<strong>Israel</strong>, Chaim Weizmann dijo a un sorprendido<br />
auditorio en el American<br />
Council on Foreign Relations: “Tenemos<br />
un pacto con Dios.” Vladimir Jabotinsky,<br />
mentor ideológico de los últimos<br />
primeros ministros israelíes Begin,<br />
Shamir, Netanyahu y Sharon, dijo a los<br />
comisionados que los sionistas nunca<br />
estarían satisfechos con sólo una parte<br />
de <strong>Palestina</strong>, mientras que David Ben<br />
Gurion resumió así la postura sionista:<br />
“Una vez que constituyamos una gran<br />
fuerza... cancelaremos la partición del<br />
país y nos expandiremos por toda la<br />
Tierra de <strong>Israel</strong>… Entonces [a los palestinos]<br />
sólo les quedará un cometido, el<br />
de huir.”<br />
Por su parte, un grupo de 137 intelectuales<br />
palestinos intentaron solicitar<br />
a los británicos que reconocieran que<br />
<strong>Palestina</strong> era su hogar y subrayara su<br />
importancia para el islam y el cristianismo,<br />
afirmando que “la población<br />
árabe de todas clases, credos y oficios<br />
acusaba la profunda injusticia que se les<br />
ha infligido… En consecuencia, los ára-<br />
bes se han visto conducidos al borde de la desesperación…”<br />
Pero la población se desilusionó<br />
de tantas súplicas y se echó a las calles y al<br />
monte. Su derrotado movimiento de resistencia<br />
revivió; organizó una primera huelga general y<br />
luego una verdadera insurgencia, realizando<br />
438 ataques contra funcionarios, tropas e instalaciones<br />
británicas en 1937 y 5.708 en 1938.<br />
Los británicos reaccionaron como antes: las<br />
incipientes organizaciones nacionales palestinas<br />
fueron desmanteladas y figuras palestinas destacadas<br />
fueron deportadas o encarceladas. En suma,<br />
fueron encarcelados unos 2.500 árabes y al<br />
menos hubo un millar de muertos. Para ayudar<br />
a reprimir a los árabes, los británicos armaron<br />
a unos 5.000 judíos como policía paramilitar.<br />
Pero la colaboración británico-judía solamente<br />
duró unos meses antes de que los judíos comenzaran<br />
a atacar tanto a los árabes como a los<br />
británicos. Para comprender los siguientes acontecimientos<br />
debemos dejar <strong>Palestina</strong> y otra vez<br />
volver a Europa.<br />
Después de la llegada al poder de los nazis<br />
en 1932, la posición de los judíos en Alemania<br />
empeoró rápidamente. Tras la aprobación de las<br />
leyes de Nuremberg en 1935 –despojaron a los<br />
judíos de la ciudadanía y prohibieron los matrimonios<br />
mixtos– y especialmente después de<br />
la Kristallnacht de noviembre de 1938 quedó claro<br />
que los judíos no tenían ningún futuro en<br />
Alemania. Los judíos alemanes estaban desesperados.<br />
Pero muchas puertas, incluso puertas<br />
estadounidenses, británicas y francesas, se les cerraban:<br />
los países europeos no los querían y cerraron<br />
vergonzosamente los ojos a la inminente<br />
catástrofe.<br />
Aun antes de estos trágicos acontecimientos,<br />
algunos judíos comenzaron a organizar<br />
fuerzas paramilitares. La primera de ellas fue en<br />
la propia <strong>Palestina</strong> donde, a principios de<br />
Primera Guerra Mundial y bajo patrocinio británico,<br />
crearon una unidad de 900 hombres conocida<br />
como Zion Mule Corps. Entonces, como<br />
se ha dicho antes, los británicos crearon una policía<br />
paramilitar judía en vísperas de la Segunda<br />
Guerra Mundial y también permitieron a la<br />
Agencia Judía mantener un “ejército” no oficial,<br />
embrionario, conocido como Haganah. Los británicos<br />
se proponían lograr la aquiescencia<br />
árabe –sin necesidad de más tropas británicas–<br />
en unión de una cooperación judía con la<br />
política británica.<br />
Lo que a juicio de los británicos estribaba en<br />
cooperación, para los sionistas consistía de momento<br />
en havlagah –contención, abstención de<br />
Muchos países,<br />
incluidos<br />
Francia, Gran<br />
Bretaña y<br />
Estados Unidos,<br />
desoyeron<br />
las peticiones<br />
de auxilio<br />
de los judíos<br />
alemanes en<br />
1935, preludio<br />
de la inminente<br />
catástrofe<br />
la violencia– en orden a no presionar a los británicos.<br />
Pero, a medida que la violencia nazi en<br />
Europa aumentaba, algunos judíos en <strong>Palestina</strong><br />
empezaron a considerar que la contención era<br />
insoportable y crearon una organización terrorista,<br />
Irgun Zvai Leumi. Irgun, que irónicamente<br />
tenía sus raíces en el cuerpo de muleteros de<br />
Sión, comenzó a atacar a los británicos. Mientras,<br />
en Polonia, inspirado ideológicamente por<br />
Vladimir Jabotinsky y articulado por las diversas<br />
organizaciones de juventudes europeas fascistas<br />
–incluso copiando su uso de camisas de color, las<br />
suyas verdes–, un movimiento radical conocido<br />
como Betar anunció un programa que llegó a<br />
ser conocido como “sionismo intrépido”. Su líder,<br />
Menahem Begin, fue detenido por los soviéticos<br />
pero liberado después del ataque alemán<br />
a Rusia. Se le permitió emigrar a <strong>Palestina</strong><br />
donde se convertiría en un líder del Irgun y más<br />
tarde en primer ministro de <strong>Israel</strong>.<br />
<strong>El</strong> estallido de la Segunda Guerra Mundial<br />
causó cambios radicales aunque transitorios<br />
en las posturas tanto de árabes como de judíos.<br />
La mayoría de los árabes guardaban un reticente<br />
respeto y cariño hacia Inglaterra y unos<br />
8.000 palestinos se alistaron en las fuerzas británicas.<br />
Pero el alto dirigente islámico, el gran<br />
muftí, vio a Alemania como el “enemigo del enemigo”<br />
y, como el líder nacionalista indio Subhas<br />
Chandra Bose, unió su suerte a la de los alemanes.<br />
Los judíos, naturalmente, no podían hacer<br />
tratos con los alemanes y unos 21.000 se alistaron<br />
con los británicos. Irgun suspendió temporalmente<br />
sus ataques contra los británicos. Su<br />
decisión, sin embargo, motivó que 200 miembros<br />
se escindieran para formar una nueva organización<br />
más violenta, conocida por su líder<br />
Abraham Stern como el Grupo Stern o Lohamei<br />
Heru <strong>Israel</strong> (LEHI), que continuó atacando a los<br />
británicos a lo largo del <strong>conflicto</strong>. Ya a mediados<br />
de la guerra, 1943, Irgun también comenzó a<br />
atacar a los británicos intentando asesinar al alto<br />
comisionado, sir Harold MacMichael, matando<br />
de hecho al más alto representante británico<br />
en Oriente Medio, el ministro de Estado lord<br />
Moyne, en noviembre de 1944. Un airado Winston<br />
Churchill denunció a los sionistas en el<br />
Parlamento y, siguiendo su ejemplo, la Administración<br />
palestina se inclinó contra el sionismo,<br />
lo que a su vez provocó un gran ataque terrorista<br />
en julio de 1946, la voladura del hotel<br />
Rey David de Jerusalén, donde se hospedaban altos<br />
funcionarios británicos: hubo casi un centenar<br />
de víctimas entre árabes, ingleses y judíos.<br />
<strong>El</strong> fin de la guerra en Europa dio paso a la<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 13
Los británicos<br />
encontraron<br />
documentos que<br />
demostraban<br />
que las<br />
organizaciones<br />
terroristas Irgun<br />
y el Grupo Stern<br />
operaban<br />
conjuntamente<br />
siguiendo las<br />
directrices de la<br />
Agencia Judía<br />
y de su ejército,<br />
Haganah<br />
14 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LA TRAGEDIA PALESTINA LA TRAGEDIA PALESTINA<br />
liberación de centenares de miles de supervivientes<br />
de la comunidad judía de Europa occidental,<br />
muchos de los cuales se dirigieron, con<br />
ayuda sionista y por “vías secretas”, a <strong>Palestina</strong>.<br />
Los británicos intentaron detenerlos, pero<br />
Estados Unidos favoreció la emigración judía y<br />
suscribió abiertamente la causa sionista. <strong>El</strong> presidente<br />
Harry Truman exigió que los británicos<br />
permitieran inmediatamente la entrada de<br />
100.000 inmigrantes judíos. Para no verse superado,<br />
su rival republicano abogó por la entrada<br />
de centenares de miles. Por lo visto, nunca<br />
se le ocurrió a ningún estadista europeo o<br />
estadounidense que aquellos que les habían<br />
hecho daño, los alemanes, deberían ser obligados<br />
a crear un refugio o santuario en, por<br />
ejemplo, Baviera; tampoco ofrecieron sus propias<br />
tierras a los judíos desplazados. Hipócritamente,<br />
todos decidieron que los palestinos<br />
pagaran por lo que habían hecho los europeos.<br />
Igual que los británicos en 1917, también en<br />
1946 pensaban que <strong>Palestina</strong> era un pequeño<br />
precio que pagar por lo que los europeos habían<br />
hecho o deseaban alcanzar. Y los sionistas, naturalmente,<br />
se aprovecharon de esta actitud<br />
aunque, como cayeron en la cuenta, obedecía a<br />
menudo al antisemitismo.<br />
Mientras, en <strong>Palestina</strong>, el <strong>conflicto</strong> entre<br />
británicos y judíos alcanzó el nivel de guerra<br />
abierta. En la época de mi primera visita a<br />
<strong>Palestina</strong> en 1946, las calles de todas las ciudades<br />
eran ríos de alambradas, las noches se veían salpicadas<br />
por explosiones de bombas y fuego de<br />
ametralladoras y unos 100.000 soldados británicos<br />
fuertemente armados estaban concentrados<br />
en el pequeño país. Se libraban combates<br />
a diario mientras las fuerzas de seguridad apresaban<br />
y encerraban gran número de sospechosos<br />
judíos en campos de prisioneros; ahorcaron<br />
a unos cuantos terroristas convictos e intentaron<br />
contener o impedir más inmigración judía.<br />
Como en todas las insurgencias, el ejército<br />
de ocupación, particularmente la división de<br />
paracaidistas, llegó a odiar a los insurgentes, pero<br />
los británicos, que habían actuado con brutalidad<br />
para reprimir a los árabes, se sentían inhibidos<br />
al tratar con los judíos que, después de<br />
todo, no eran un pueblo colonial de piel oscura,<br />
sino blancos europeos. Los judíos les ayudaron<br />
afirmando públicamente que la Agencia<br />
Judía y su ejército oficial, Haganah, no estaban<br />
mezclados con las actividades de los terroristas<br />
de Irgun y LEHI. Está ficción se desvaneció en junio<br />
de 1946, cuando los soldados británicos<br />
asaltaron la Agencia Judía y allí encontraron do-<br />
cumentos que demostraban que Haganah,<br />
Irgun y LEHI operaban conjuntamente bajo su<br />
mando de modo que actuarían “solamente según<br />
nuestro plan”. En decenas de otros lugares<br />
los británicos encontraron almacenes de armas<br />
y explosivos. Los británicos ganaron esa batalla<br />
pero ya habían perdido la guerra: un año<br />
más tarde, decidieron que ya no podían controlar<br />
<strong>Palestina</strong> y la traspasarían la responsabilidad<br />
a las Naciones Unidas.<br />
<strong>El</strong> intento de utilizar las Naciones Unidas para<br />
mediar en el <strong>conflicto</strong> fue denunciado por<br />
Irgun como un velo que cubría la política británica.<br />
No habría mediación, según proclamaba<br />
Irgun. La mediación sólo era una nueva forma<br />
de fuerza que, como amenazaba en su<br />
Manifiesto 7, “será contestada con la fuerza.<br />
Ésa es la ley de la guerra. Ése es el imperativo de<br />
la política judía. Daremos cumplimiento a ambos”.<br />
En cualquier caso, Irgun sostenía que el inglés<br />
es sólo otra especie de nazi y “nuestro sufrimiento…<br />
lleva alegría a su corazón nazi”. En<br />
un memorándum de junio de 1947 al Comité<br />
Especial de las Naciones Unidas sobre <strong>Palestina</strong><br />
(UNSCOP), Irgun denunció que “Gran Bretaña<br />
ha alentado y participado en el mayor de los crímenes<br />
en la historia humana: la exterminación<br />
del pueblo judío en Europa”. Peor, acusaba<br />
que los británicos lo habían hecho “con el fin de<br />
que fuéramos al desastre y nuestro nombre fuera<br />
borrado bajo el cielo de Dios… la guerra es la<br />
esperanza, la única esperanza”.<br />
Tras sus palabras y actos, Irgun aludía a un<br />
amargo recuerdo: los judíos europeos, acusaba,<br />
“habían ido a los hornos crematorios nazis como<br />
ovejas”. ¡Nunca más! Los judíos israelíes eran<br />
una nueva estirpe: “Sí, nuestra sangre se ha derramado<br />
de nuevo sobre las colinas de Galilea.<br />
Pero no es la sangre de víctimas, sino la sangre de<br />
luchadores y héroes que suscita y promueve un<br />
nuevo heroísmo aportando libertad a la patria y<br />
una vida de honor a nuestro pueblo.” La lucha se<br />
juzgaba prácticamente como un renacimiento,<br />
como un verdadero episodio místico y espiritual.<br />
Dado este sentimiento ampliamente extendido<br />
y compartido, no cabía la mediación, ni el compromiso,<br />
ni la contención; cualquier acción que<br />
ayudara a la causa sionista era ética y, de hecho,<br />
imperativa. Tal era la actitud que los sionistas infundirían<br />
a la próxima fase del <strong>conflicto</strong>. Dos<br />
años más tarde, el 17 de septiembre de 1948,<br />
cuando el representante de las Naciones Unidas,<br />
el conde Folke Bernadotte de Suecia (1895-1948),<br />
intentaba negociar un alto el fuego, fue asesinado<br />
por miembros del LEHI.<br />
Entre tanto, los británicos comenzaron a<br />
marcharse de <strong>Palestina</strong>. En sus últimas iniciativas,<br />
entregaron a Haganah la mayoría de sus<br />
depósitos de armas mientras apremiaban vagamente<br />
a los soldados judíos a no usarlas.<br />
Mucho se ha escrito acerca de lo que ocurrió posteriormente<br />
durante la guerra de 1948-1949, y<br />
gran parte era sólo propaganda. Quienes dudaban<br />
de ello eran denunciados como antisemitas.<br />
En la actualidad, historiadores israelíes más jóvenes<br />
con acceso a archivos oficiales han trazado<br />
un relato más creíble. En esencia subrayan<br />
dos puntos principales: primero, la Agencia<br />
Judía sabía exactamente lo que hacía y tenía los<br />
medios para llevar a cabo su política; en realidad<br />
sus fuerzas superaban [en número] a sus oponentes<br />
árabes además de estar mejor entrenados,<br />
mejor organizados y mejor equipados, y, segundo,<br />
la guerra se cifró menos en los combates<br />
que en la expulsión de la población: el objetivo<br />
era dejar <strong>Palestina</strong> sin palestinos. La persuasión,<br />
la propaganda y el terror fueron los medios<br />
empleados a tal fin.<br />
Aunque hubo otros ataques, el pequeño y soñoliento<br />
pueblo de Deir Yassin ejemplificó la masacre<br />
más famosa en los días previos al final del<br />
Mandato británico. Éste fue superado y vencido<br />
el 9 de abril de 1948.<br />
Deir Yassin intentaba mantenerse al margen<br />
del <strong>conflicto</strong> e incluso había expulsado a una<br />
banda de activistas árabes que querían utilizarlo<br />
como base. Pero a Irgun le fue encomendada<br />
la misión de tomar el pueblo. Contó con la ayuda<br />
del ejército oficial de la Agencia Judía, Haganah.<br />
Cuando fue tomado el pueblo, Irgun robó,<br />
desnudó, y asesinó a toda la población, hombres,<br />
mujeres y niños, y convocó una conferencia<br />
de prensa para anunciar su acción y proclamar<br />
que sólo era el principio de una campaña por toda<br />
<strong>Palestina</strong> y la vecina Transjordania. <strong>El</strong> morboso<br />
relato, por supuesto, circuló por toda <strong>Palestina</strong>.<br />
Si semejantes actos terribles podían ocurrir<br />
en Deir Yassin, ¿qué pueblo estaba seguro?<br />
La respuesta que encontró el historiador israelí<br />
Benny Morris fue “ninguno”. Dio cuenta, a<br />
partir de informes de archivos oficiales israelíes,<br />
de numerosos casos de violación y de al menos<br />
24 masacres, así como de casos de tiroteos arbitrarios<br />
de civiles y otros crímenes de guerra.<br />
Afirmó que “al parecer varios oficiales que tomaron<br />
parte en la operación [bajo el nombre de<br />
Operación Escoba para barrer a los palestinos]<br />
comprendían que la orden de expulsión que recibieron<br />
les permitía cometer estos actos para<br />
animar a la población a salir a las carreteras”.<br />
Morris comprobó que términos o nociones como<br />
“allanamiento”, “expulsión”, “desalojo” o<br />
“arrasamiento” figuraban en todos los archivos<br />
israelíes. Algunos incluso eran más francos:<br />
el Servicio de Inteligencia de Haganah recomendó<br />
–Morris citó archivos del Gobierno israelí–<br />
que “el pueblo [de Sukreir] debería ser<br />
destruido y arrasado completamente, y algunos<br />
hombres del mismo pueblo deberían ser asesinados”.<br />
Comentó: “Nadie fue castigado por estos<br />
actos de asesinato. Ben Gurion silenció la cuestión.<br />
Encubrió a los oficiales que cometieron las<br />
masacres… Ben Gurion estaba en lo cierto. Si no<br />
hubiera hecho lo que hizo no habría nacido<br />
nunca un Estado. Eso tiene que quedar claro. Es<br />
imposible evitarlo. Sin la expulsión de los palestinos,<br />
un Estado judío nunca habría surgido<br />
aquí… Hay circunstancias en la historia que justifican<br />
la limpieza étnica… Tal era la situación.<br />
Y eso era a lo que se enfrentaba el sionismo. Un<br />
Estado judío no habría visto la luz sin la expulsión<br />
de 700.000 palestinos”.<br />
Y así fue como se creó el problema de los refugiados<br />
palestinos. No todos los palestinos huyeron.<br />
Alrededor de 130.000-180.000 permanecieron<br />
en lo que sería <strong>Israel</strong> para convertirse en<br />
ciudadanos israelíes; 250.000 vivían en Gaza,<br />
medio millón en la Cisjordania ocupada por<br />
Jordania y aproximadamente 100.000 en Líbano<br />
y en Siria, respectivamente; la mayoría, en campos<br />
establecidos de forma precipitada por las<br />
Naciones Unidas y alimentados, alojados, atendidos<br />
sanitariamente y escolarizados en cierta<br />
medida con menos de 27 dólares por persona al<br />
año, experimentando, como los documentos<br />
de la ONU describen, una situación “material y<br />
moral deplorable”.<br />
Tal situación y la larga serie de acontecimientos<br />
que la precedieron forman el caldo de<br />
cultivo de las actitudes mostradas por ambas<br />
partes en este <strong>conflicto</strong> trágico. Esta historia<br />
ha configurado Oriente Medio en el último medio<br />
siglo. Estos acontecimientos y actitudes modelan<br />
la política israelí relativa a la congregación<br />
o “reunión de los judíos” y a la amenaza de creación<br />
de un Estado binacional, y han configurado<br />
asimismo las actitudes y acciones de grupo<br />
tras grupo de insurgentes y el Hamas actual.<br />
Conforman el legado que debemos mirar con<br />
mirada firme y penetrante si queremos comprender<br />
los obstáculos y despejarlos de algún<br />
modo para encontrar la senda de la paz.<br />
© William R. Polk. Junio de 2007.<br />
Los sionistas<br />
aplicaron<br />
un plan de<br />
limpieza étnica<br />
fundamentado<br />
en el terror,<br />
convencidos<br />
de que sin<br />
la expulsión<br />
de 700.000<br />
palestinos<br />
no habría sido<br />
posible la<br />
creación del<br />
Estado de <strong>Israel</strong><br />
VANGUARDIA | DOSSIER 15
ISRAEL Y PALESTINA<br />
Los actuales mapas de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> son<br />
muy distintos al de la <strong>Palestina</strong> histórica y<br />
al trazado por las Naciones Unidas en<br />
1947. También los indicativos sociales y<br />
especialmente los económicos.<br />
De consumarse los planes del Gobierno<br />
israelí, la soberanía palestina<br />
quedará reducida al 53 por ciento<br />
HAIFA<br />
del territorio de Cisjordania.<br />
Distrito norte<br />
265 hab/km 2<br />
Distrito de Haifa<br />
990 hab/km 2<br />
Distrito central<br />
1.275 hab/km 2<br />
Distrito de Tel Aviv<br />
6.920 hab/km 2<br />
Distrito de Jerusalén<br />
1.300 hab/km 2<br />
Distrito sur<br />
71 hab/km 2<br />
Golán<br />
Mar<br />
Mediterráneo<br />
GAZA<br />
TEL AVIV<br />
YAFO<br />
BERSHEVA<br />
PETAH KIQWA<br />
JERUSALÉN<br />
TIBERIAS<br />
GOLÁN<br />
PARTNERS<br />
LOS ASENTAMIENTOS<br />
Según diversas fuentes, más de 400.000 israelíes viven en los asentamientos de los<br />
territorios ocupados. <strong>Israel</strong> excluye de esta cifra a los 185.000 israelíes de Jerusalén Este,<br />
anexionado en 1980, y los 39.000 del Golán. Los diez mayores asentamientos de Cisjordania<br />
acogen al 59 por ciento de los colonos israelíes. En 2005 fueron evacuados de Gaza unos<br />
9.000 colonos.<br />
Número de asentamientos en Cisjordania según las fuentes (2004)<br />
CBS: 126 PCBS: 155 Paldis: 146 Peace Now: 131<br />
CBS: <strong>Israel</strong> Central Bureau of Statistics / PCBS: Palestinian Central Bureau of Statistics<br />
Paldis: Palestine Land Development Information Systems.<br />
FUENTES: Palestinian Central Bureau of Statistics (PCBS), <strong>Israel</strong> Central Bureau of Statistics (<strong>Israel</strong> CBS), The World<br />
Factbook, The Palestinian Academic Society for the Study of International Affairs (PASSIA), United Nations Office for<br />
the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA), United Nations Conference on Trade and Development (UNCTD),<br />
United Nations Development Programme (UNDP), Ministerio de Planificación de la Autoridad <strong>Palestina</strong>, .<br />
TULKAREM<br />
700<br />
hab/km 2<br />
QALKILYA<br />
310<br />
hab/km 2<br />
530<br />
hab/km 2<br />
HEBRÓN<br />
DEIR<br />
AL-BALAH<br />
580<br />
hab/km 2<br />
SALFIT<br />
330<br />
hab/km 2<br />
RAMALA<br />
JENÍN<br />
445<br />
hab/km 2<br />
550<br />
hab/km 2<br />
NABLÚS<br />
1.200<br />
hab/km 2<br />
BELÉN<br />
270<br />
hab/km 2<br />
JABALIA<br />
GAZA<br />
6.700<br />
hab/km 2<br />
3.500<br />
hab/km 2<br />
JAN YUNIS<br />
RAFAH 2.500<br />
hab/km 2<br />
2.600<br />
hab/km 2<br />
JERUSALÉN<br />
4.380<br />
hab/km 2<br />
TUBAS<br />
Palestinian Land Defence General Committee (Paldis), Peace Now,<br />
Comprehensive Food Securiy and Vulnerability Analysis (CFSVA),<br />
World Food Programe (WFP), Eurostat, International Monetary<br />
Found (IMF), World Bank, BBC News.<br />
120<br />
hab/km 2<br />
75<br />
hab/km 2<br />
JERICÓ<br />
Mar Muerto<br />
LOS DONANTES<br />
Sumas aportadas por la comunidad internacional<br />
en el período 1994-2005. En total se han comprometido<br />
6.104.851.292 dólares, de los que hasta el mes de<br />
octubre de 1005 se hicieron efectivos 4.677.626.670.<br />
Países árabes · 14,85%<br />
639,91<br />
Unión Europea · 54,15%<br />
2.532,13<br />
Resto del mundo · 25,75%<br />
1.204,35<br />
Instituciones y privados · 5,25%<br />
244,39<br />
Cifras en millones de dólares<br />
25,75%<br />
5,25%<br />
14,85%<br />
54,15%<br />
Sector<br />
agrícola<br />
Remesas del<br />
extranjero<br />
Asistencia<br />
social<br />
EN QUÉ TRABAJAN LOS PALESTINOS<br />
16 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 17<br />
*<br />
*<br />
*<br />
*<br />
*<br />
*<br />
*<br />
*<br />
PARTNERS<br />
PARTNERS<br />
9%<br />
9%<br />
*<br />
Trabajo<br />
en <strong>Israel</strong><br />
14%<br />
Negocio<br />
familiar<br />
Otros<br />
6% 5% 6%<br />
Autoridad<br />
<strong>Palestina</strong><br />
Sector<br />
privado<br />
18%<br />
31%
Cuarenta años después<br />
Gideon Levy<br />
COLUMNISTA DE “HAARETZ”<br />
PALESTINA VUELVE A ESTAR DESGArrada.<br />
Esta atribulada y ensangrentada<br />
parte del planeta ha<br />
sufrido un nuevo terremoto en<br />
los últimos meses. Una minúscula<br />
porción de tierra, que ya<br />
tuvo que ser dividida entre dos<br />
pueblos hace 60 años, ha quedado<br />
ahora dividida en tres. ¿Tres tierras para dos<br />
pueblos? No. Dos pueblos, tres tierras y un ocupante.<br />
Éste es el verdadero panorama, una realidad<br />
de 40 años –no sólo de ocupación, sino también<br />
una división entre las dos partes sobrantes para<br />
los palestinos (Cisjordania y Gaza, separadas de<br />
facto desde 1948)– se ha convertido ahora también<br />
en una realidad formal. Dos gobiernos para un<br />
pueblo palestino bajo una ocupación israelí.<br />
¿Conoce alguien un panorama más surrealista?<br />
Los palestinos, que en 40 años de lucha no han logrado<br />
dotarse de un Estado soberano como merecen<br />
desde hace tiempo, se enfrentan ahora a dos<br />
entidades del todo hostiles entre sí, ninguna de<br />
ellas verdaderamente libre, y da la impresión<br />
mientras escribimos estas líneas que esta realidad<br />
va a durar mucho tiempo.<br />
<strong>El</strong> mundo, pero sobre todo Estados Unidos y<br />
Europa, tiene una gran responsabilidad en lo<br />
que ha ocurrido en <strong>Palestina</strong> y más aún la tiene,<br />
claro está, <strong>Israel</strong>. <strong>El</strong> mundo e <strong>Israel</strong> pagarán un elevado<br />
precio por los errores cometidos en la gestión<br />
del “problema palestino”.<br />
Durante un momento surgió en Oriente<br />
Medio una esperanza. Fue hace más de diez años,<br />
cuando se firmaron los acuerdos de Oslo y Yasser<br />
Arafat volvió a su patria. Arafat, el padre fundador<br />
de la revolución palestina, era quizá el único palestino<br />
capaz de unir a su pueblo y conducirlo hacia<br />
la independencia y la prosperidad. Sin embargo,<br />
Arafat fracasó y lo mismo pasó con <strong>Israel</strong>;<br />
y después del último intento de lograr la paz en<br />
Oriente Medio, en Camp David, en el año 2000,<br />
<strong>Israel</strong> decidió paralizar, aislar y en la práctica colocar<br />
bajo arresto domiciliario al único líder potencial<br />
que habría podido poner fin a esta disputa<br />
que dura cien años. Tras el fracaso de Camp<br />
David, la mayoría de los israelíes y su dirección política<br />
llegaron a la conclusión de que no existía un<br />
interlocutor palestino y que desde luego no era<br />
Arafat. Se trató de un error de funestas consecuencias<br />
porque nadie en <strong>Israel</strong> se había preguntado<br />
cuál era la alternativa ni cuál era la alternativa<br />
a Arafat. Se hizo patente entonces que el padre<br />
fundador del pueblo palestino gozaba de<br />
libertad para ir de su despacho al cuarto de baño,<br />
pero nada más; que no sólo los palestinos, sino<br />
también <strong>Israel</strong> y Occidente echarían de menos algún<br />
día a ese hombre y comprenderían que fue la<br />
última esperanza de paz y también la última barrera<br />
frente al fundamentalismo y el radicalismo.<br />
Después de que <strong>Israel</strong> consiguiera paralizar a<br />
Arafat hasta su misteriosa muerte, los palestinos<br />
eligieron a su sucesor, Mahmud Abbas, que es quizá<br />
el palestino más moderado del planeta. Entonces<br />
<strong>Israel</strong> afirmó que era demasiado débil para<br />
entablar negociaciones con él, lo comparó con<br />
una gallina y no atendió a ninguna de sus demandas.<br />
<strong>Israel</strong> evacuó la franja de Gaza, una medida<br />
positiva en sí misma, pero al tiempo hizo<br />
caso omiso del pueblo palestino y de su dirección,<br />
como si fueran puro aire. No los escuchó, no se<br />
coordinó con ellos, los trató como si no existieran.<br />
La siguiente fase fue cerrar las puertas de Gaza y<br />
arrojar la llave al mar. <strong>El</strong> hambre, la pobreza y el<br />
desempleo empeoraron en Gaza, pero eso no fue<br />
todo. Las elecciones palestinas celebradas hace<br />
más de un año, democráticas y libres según todos<br />
los criterios de la supervisión internacional, auparon<br />
al poder al único movimiento político que<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 19
podía erigirse en auténtica alternativa<br />
al anterior régimen: Hamas. <strong>El</strong> pueblo<br />
palestino, harto de los gobiernos de Al<br />
Fatah, sospechosos de corrupción e incapaces<br />
de presentar logros reales a la<br />
población, hizo lo que habrían hecho<br />
los ciudadanos de cualquier democracia<br />
del mundo: votar a la alternativa. En<br />
España, la alternancia se da entre socialdemócratas<br />
y conservadores; y en<br />
<strong>Palestina</strong> se dio entre Al Fatah y Hamas.<br />
Hamas llegó al poder porque era la única<br />
alternativa bien arraigada. Ni a Occidente<br />
ni a <strong>Israel</strong>, que empujaron a los<br />
palestinos a la celebración de elecciones,<br />
a pasar por la democratización,<br />
les gustó el resultado. Se trata de un capítulo<br />
muy negativo en la democratización:<br />
respetar los resultados sólo si se<br />
ajustan a ciertos intereses.<br />
De una forma u otra, <strong>Israel</strong>, Estados<br />
Unidos y Europa decidieron boicotear al<br />
Gobierno de Hamas y, en la práctica, empujaron<br />
a 3,5 millones de palestinos,<br />
que vivían bajo una ocupación brutal, a<br />
un mayor grado de pobreza, desempleo<br />
y desesperación. Ni siquiera la formación<br />
de un Gobierno de unidad nacional<br />
bastó para mitigar las exigencias del<br />
mundo y no logró levantar el estúpido<br />
boicot. <strong>El</strong> resultado fue el esperado: empujar<br />
a los palestinos a los brazos de<br />
Irán, la única fuente de ayuda exterior<br />
del Gobierno electo y, por último, empujar<br />
también a Hamas a un golpe de<br />
Estado. Una mala noticia, ante todo para<br />
los propios palestinos, pero no en<br />
menor medida para <strong>Israel</strong>, Estados<br />
Unidos, Europa y el bando de la paz. La<br />
división de facto en dos estados palestinos<br />
no promete demasiada esperanza<br />
para el pueblo palestino, merecedor<br />
desde hace tiempo de un nuevo capítulo<br />
en su trágica vida, casi 60 años después<br />
de la nakba y 40 años después de la<br />
guerra de 1967 y el inicio de una de las<br />
ocupaciones militares más brutales, violentas<br />
y agresivas mantenidas por una<br />
democracia en nuestros días, la ocupación<br />
israelí en Cisjordania desde dentro<br />
y en la franja de Gaza desde fuera.<br />
En el verano de 1967 yo era un muchacho<br />
de 14 años, nacido y criado en<br />
Tel Aviv. Un buen muchacho de Tel<br />
Aviv, un producto típico del sistema<br />
20 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
CUARENTA AÑOS DESPUÉS CUARENTA AÑOS DESPUÉS<br />
educativo israelí: muerto de miedo en<br />
vísperas de la guerra, aterrado ante la<br />
posible destrucción inminente de <strong>Israel</strong><br />
y excitado por la milagrosa victoria.<br />
¡David lo había conseguido de nuevo!<br />
Había derrotado a Goliat en seis días. <strong>El</strong><br />
día del fin de la guerra a las 6 de la tarde,<br />
<strong>Israel</strong> se sumió en una orgía nacionalista<br />
y religiosa. Casi todo el mundo<br />
participó en ella: ortodoxos y laicos, asquenazíes<br />
y sefardíes, jóvenes y viejos.<br />
La tierra de <strong>Israel</strong> había sido liberada, y<br />
el pueblo de <strong>Israel</strong>, el pueblo elegido, estaba<br />
a salvo.<br />
Tenía 14 años y mis padres me llevaron<br />
a mi primer viaje a la “tierra liberada”.<br />
Teníamos por aquel entonces<br />
un pequeño coche alemán, un<br />
NSU1.000, y a las pocas se-<br />
manas del final de la guerra<br />
emprendimos una excursión<br />
familiar para ver los<br />
lugares que habíamos leído<br />
en la Biblia. La tumba<br />
de Abraham en Hebrón, la<br />
tumba de Raquel en Belén,<br />
de la que teníamos una pequeña<br />
escultura de cobre<br />
en casa, y sobre todo el<br />
Muro de las Lamentaciones.<br />
Recuerdo todos y cada uno<br />
de los detalles de ese viaje<br />
inolvidable, desde Nablús a<br />
Hebrón, pasando por el casco<br />
antiguo de Jerusalén y Belén. Apenas<br />
vimos a otras personas, sólo sábanas<br />
blancas colgadas en lo alto de las casas<br />
en señal de rendición. Estábamos en la<br />
cima del mundo.<br />
Veinte años más tarde y siendo ya<br />
un periodista establecido, empecé a volver<br />
a esos lugares. Tardé 20 años en ver<br />
lo que no había visto durante aquel primer<br />
viaje en el NSU1000 de mis padres.<br />
Descubrí con asombro que muchos cientos<br />
de miles de habitantes de lo que yo<br />
consideraba “tierras liberadas” vivían<br />
en condiciones inhumanas bajo una<br />
ocupación militar brutal. En los 20 años<br />
que han seguido a mi segundo viaje a los<br />
territorios me he dedicado profesionalmente<br />
a documentar para mis lectores<br />
de “Haaretz” el lado oscuro de la orgía<br />
de 1967, a contarles lo que ocurría en su<br />
patio trasero, a sólo media hora de sus<br />
Las principales<br />
víctimas de la<br />
ocupación son<br />
los palestinos,<br />
pero <strong>Israel</strong><br />
también está<br />
pagando<br />
un enorme<br />
precio por<br />
su conducta<br />
ilegal, inmoral<br />
y brutal<br />
casas. He intentado hablar a mis lectores<br />
de los puestos de control, los asesinatos,<br />
las mujeres embarazadas que no alcanzan<br />
a llegar a tiempo al hospital, los<br />
desempleados que no encuentran una<br />
fuente de ingresos, las familias desgarradas<br />
por el muro de separación, los jóvenes<br />
sin futuro y los niños que se despiertan<br />
horrorizados casi todas las noches,<br />
cuando los soldados golpean sus<br />
puertas o disparan.<br />
<strong>Israel</strong> existe hoy el doble de años<br />
con ocupación que sin ella. La gran<br />
bendición de la ocupación se convirtió<br />
en la gran maldición de <strong>Israel</strong>. Las víctimas<br />
directas son los palestinos, pero el<br />
ocupante también está pagando un<br />
precio enorme por ese comportamiento<br />
ilegal, inmoral y brutal.<br />
Cuarenta años después<br />
vuelvo una y otra vez<br />
a los mismos lugares. Los<br />
lugares santos de 1967 se<br />
han convertido para mí<br />
en lugares malditos. Los<br />
policías y soldados armados<br />
en la tumba de Abraham,<br />
el muro digno del<br />
apartheid que separa la<br />
tumba de Raquel de Belén,<br />
no son panoramas<br />
que dejen demasiado espacio<br />
para la santidad y el<br />
patrimonio histórico. En<br />
esos panoramas, las personas sufren<br />
cotidianamente a causa de la ocupación<br />
sólo porque son palestinos. Para las<br />
personas como yo, eso es imperdonable.<br />
<strong>Israel</strong> se ha hecho más grande y<br />
más fuerte, los palestinos se han vuelto<br />
cada vez más débiles, pero eso es a corto<br />
plazo. <strong>Israel</strong>, “la única democracia de<br />
Oriente Medio”, ya no es una democracia.<br />
Ninguna democracia del mundo es<br />
una democracia cuando en su patio trasero<br />
tiene lugar una agresiva ocupación<br />
militar. La democracia no puede ser<br />
parcial, no puede estar limitada por<br />
una línea demográfica o territorial. O se<br />
es una democracia o no se es. <strong>Israel</strong> no lo<br />
es. <strong>El</strong> hecho de ser una democracia libre<br />
y liberal para sus ciudadanos judíos no<br />
basta para seguir siendo democrático de<br />
verdad. La ocupación nunca puede coexistir<br />
con la democracia. La intermi-<br />
nable ocupación está presente en todos los ámbitos<br />
de la vida, no sólo de los palestinos evidentemente,<br />
sino también en las vidas de los israelíes.<br />
<strong>El</strong> que estemos demasiado ciegos para verlo<br />
no hace que el daño sea más pequeño, al<br />
contrario. Cada israelí tiene una responsabilidad<br />
directa por la ocupación; los soldados y los servicios<br />
secretos no son los únicos implicados en su<br />
mantenimiento. Los ingenieros israelíes construyeron<br />
el muro de separación y los asentamientos.<br />
Los jueces, los asesores legales y los<br />
abogados israelíes son parte del discriminatorio<br />
sistema legal de la ocupación. Los médicos israelíes<br />
sirven en los campos de detención, las cárceles<br />
y las celdas de interrogatorio; y los periodistas<br />
israelíes son parte del montaje, puesto<br />
que utilizan una inmensa empresa de blanqueo<br />
lingüístico para impedir que los israelíes conozcan<br />
el verdadero rostro de la ocupación. Todo israelí<br />
es un soldado en un puesto de control, directa<br />
o indirectamente; el soldado que impide a<br />
una anciana ingresar en un hospital lo hace en<br />
nombre de todos nosotros.<br />
En estos 40 años, sólo dos generaciones,<br />
<strong>Israel</strong> ha reforzado la creencia en su principal religión<br />
oficial, la religión de la “seguridad”. En<br />
nombre de esta religión fundamentalista, nos<br />
creemos con derecho a hacer cualquier cosa, sin<br />
limitación alguna, ni legal ni moral. Este hecho<br />
ha corrompido la sociedad israelí más que ninguna<br />
otra cosa. La palabra moralidad ya no está<br />
en el diccionario israelí. La ocupación nunca se<br />
detiene. Por definición se hace cada vez más<br />
cruel, y la sociedad israelí se desliza por la resbaladiza<br />
ladera de la montaña.<br />
Cosas que eran impensables hace diez años<br />
se han convertido hoy en una rutina, en la vida<br />
de ocupantes y ocupados en Cisjordania y Gaza.<br />
Unos lugares donde lo único seguro que se puede<br />
decir es que el mañana será peor que el hoy.<br />
Todo un pueblo está hecho trizas. Tres generaciones<br />
de palestinos no sólo han perdido a muchos<br />
miembros de su familia, sino que también<br />
han perdido toda esperanza. La ocupación<br />
en 2007 tiene un aspecto muy lúgubre: nadie habla<br />
seriamente de ponerle fin. Por otra parte,<br />
también la sociedad israelí ha cambiado mucho<br />
en estos 40 años. Nuevas generaciones de israelíes<br />
han nacido y crecido en la realidad de los<br />
ocupantes, sin saber que hay otra posibilidad. Se<br />
han educado creyendo que el pueblo elegido tiene<br />
el derecho de tiranizar a otro pueblo, día tras<br />
día, sin albergar ya ninguna duda moral, sin interrogantes<br />
legales.<br />
Si hace 40 años los israelíes estaban orgu-<br />
llosos de su ejército y su sociedad, si se les había<br />
enseñado a creer que las Fuerzas de Defensa de<br />
<strong>Israel</strong> era el ejército más moral del mundo, 40<br />
años después ya nadie habla de moralidad y la<br />
mayoría de los israelíes guarda ya en algún recoveco<br />
de su mente que estos soldados se han<br />
convertido en fuerzas de ocupación. Ahora bien,<br />
el precio no es sólo moral, relativo a la naturaleza<br />
de la sociedad; el precio también puede ser existencial.<br />
En la última guerra, en el verano de<br />
2006 en Líbano, los israelíes descubrieron que el<br />
ejército de superhombres que en 1967 derrotó a<br />
tres ejércitos bien armados en seis días ya no es<br />
capaz de volver a hacer lo mismo. Los soldados<br />
entrenados para cachear ancianas, para perseguir<br />
y disparar a niños que les lanzan piedras<br />
y para pasar la mayor parte de su servicio militar<br />
en los más de 500 puestos de control, los soldados<br />
así nunca estarán entrenados ni preparados<br />
para una guerra de verdad. La no victoria en la última<br />
guerra libanesa quizá sólo sea el preludio de<br />
las guerras que podrían estallar en el futuro.<br />
Oriente Medio, e <strong>Israel</strong> dentro de él, se enfrenta<br />
hoy a una oportunidad muy especial.<br />
Todo el mundo árabe pide la paz con un plan<br />
muy razonable, pero <strong>Israel</strong> parece dispuesto a<br />
perder esta oportunidad. Los israelíes como<br />
yo, que crecimos con el sueño de relacionarnos<br />
en paz con nuestros vecinos, convertirnos en<br />
parte de nuestro entorno geopolítico y vivir<br />
sin las sombras de la próxima guerra sobre la cabeza,<br />
no podemos entender por qué el Gobierno<br />
israelí se atreve a desperdiciar esta oportunidad.<br />
Por desgracia, en el <strong>Israel</strong> de 2007 es mucho<br />
más fácil declarar la guerra que declarar la<br />
paz: el gabinete ministerial israelí decidió en<br />
dos horas ir a la guerra contra el Líbano. Meses<br />
después de la propuesta del plan de paz saudí,<br />
aún no se ha hecho pública una respuesta positiva<br />
sobre él.<br />
En estos momentos israelíes y palestinos<br />
son más viejos y cuando miran para atrás lo único<br />
que ven es derramamiento de sangre, agresión,<br />
violencia, humillación y todos los demás<br />
ingredientes de la ocupación. Esos 40 años deberían<br />
ser un lapso suficiente, no sólo para el sufrimiento<br />
de los ocupados, sino también para<br />
que los ocupantes entendieran que la situación<br />
no puede durar para siempre. <strong>El</strong> verano de<br />
2007 se presentaba como un verano de grandes<br />
oportunidades y peligros. Dentro de 40 años<br />
nuestros hijos no lo recordarán como el verano<br />
de una gran apertura, el verano en que cambiaron<br />
<strong>Israel</strong> y Oriente Medio, sino como otro<br />
verano más de oportunidades perdidas.<br />
Directa o<br />
indirectamente,<br />
todo israelí es<br />
un soldado en<br />
un puesto de<br />
control: cuando<br />
impide que<br />
una anciana<br />
pueda llegar<br />
a un hospital lo<br />
hace en nombre<br />
de todos<br />
los israelíes<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 21
Compartir Jerusalén<br />
la solución del condominio<br />
John V. Whitbeck<br />
EXPERTO EN DERECHO INTERNACIONAL. AUTOR DE LIBROS Y DE NUMEROSOS<br />
ARTÍCULOS SOBRE EL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ. FUE ASESOR JURÍDICO DE<br />
LA MISIÓN PALESTINA EN LAS NEGOCIACIONES CON ISRAEL<br />
N<br />
UNCA HABRÁ UNA PAZ DURADERA EN<br />
Oriente Medio sin una solución<br />
del <strong>conflicto</strong> palestino-israelí<br />
aceptable a ojos de la mayoría<br />
de los israelíes y palestinos. Se<br />
trata de una realidad. Como<br />
tampoco habrá jamás una solución<br />
duradera del <strong>conflicto</strong><br />
palestino-israelí sin una solución al estatus de<br />
Jerusalén aceptable a ojos de la mayoría de israelíes<br />
y palestinos. También se trata de una realidad.<br />
También suele suponerse<br />
que no existe semejante solución.<br />
En consecuencia, muchas<br />
personas, en ambos bandos<br />
así como en el extranjero,<br />
no tienen fe alguna en cualquier<br />
clase de “proceso de paz”<br />
porque ven, al final del camino,<br />
una gran losa inamovible<br />
llamada Jerusalén, que consideran<br />
que condena cualquier “proceso de paz” a<br />
un eventual definitivo e inevitable fracaso.<br />
En un momento en que tan sólo se atisba una<br />
tenue confianza en que es aún viable una solución<br />
basada en la existencia de dos estados –o siquiera<br />
una paz, del tipo que sea–, ningún factor puede<br />
propiciar en mayor medida el restablecimiento de<br />
Dadas las inamovibles<br />
posturas de israelíes<br />
y palestinos respecto a<br />
Jerusalén, sólo es<br />
concebible una<br />
soberanía conjunta<br />
sobre una ciudad indivisa<br />
una esperanza y acelerar un cambio de orden moral,<br />
espiritual y psicológico orientado a la cooperación<br />
en lugar de al enfrentamiento en Oriente<br />
Medio en el futuro que el reconocimiento de que<br />
sí existe una solución al estatus de Jerusalén.<br />
Afortunadamente, existe una solución susceptible<br />
de resultar aceptable tanto para una mayoría de<br />
israelíes como de palestinos.<br />
Cuando israelíes y palestinos hablan de<br />
Jerusalén, no están simplemente exponiendo<br />
sus posturas en el terreno de la negociación.<br />
Jerusalén atrapa espíritus y<br />
mentes por igual. Sus reiteradas<br />
y prácticamente unánimes<br />
posiciones deben tomarse<br />
en serio. Si se acepta que ningún<br />
gobierno israelí jamás podría<br />
aceptar una nueva división<br />
de Jerusalén y si se acepta<br />
que ningún liderazgo palestino<br />
jamás podría aceptar una<br />
solución del estatus permanente que no diera al<br />
Estado palestino –y, a través de tal factor, a los<br />
mundos árabe y musulmán– una participación<br />
en la soberanía de Jerusalén, sólo es concebible<br />
una solución: la soberanía conjunta sobre una<br />
ciudad indivisa. En el contexto de la solución basada<br />
en dos estados, Jerusalén podría formar<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 23
24 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
COMPARTIR JERUSALÉN: LA SOLUCIÓN DEL CONDOMINIO COMPARTIR JERUSALÉN: LA SOLUCIÓN DEL CONDOMINIO<br />
una parte indivisa de ambos estados, ser la capital<br />
de ambos estados y ser administrada por<br />
un consejo municipal “paraguas” y unos consejos<br />
de distrito locales. En la terminología propia<br />
del derecho internacional, la ciudad sería<br />
un “condominio” de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong>.<br />
La soberanía indivisa conjunta, aunque extraña<br />
que parezca, no carece de precedentes.<br />
Chandigarh, por ejemplo, es la capital indivisa<br />
conjunta de dos estados indios vecinos, Haryana<br />
y Punjab. Durante medio siglo antes de su independencia<br />
en 1956, Sudán fue un condominio<br />
de Gran Betaña e Egipto, con el nombre oficial<br />
de Sudán Anglo-Egipcio. Durante más de 70<br />
años, la nación de Vanuatu en el Pacífico –antiguamente<br />
el Condominio de las Nuevas Hébridas–<br />
se halló bajo la soberanía indivisa conjunta<br />
de Gran Bretaña y Francia y cada residente era<br />
libre de elegir ser súbdito de las leyes británicas<br />
o de las leyes francesas. Durante más de 700<br />
años, hasta la reforma constitucional de 1993, el<br />
principado de Andorra ha estado bajo la soberanía<br />
indivisible conjunta de los copríncipes<br />
franceses y españoles –desde 1607, el jefe del<br />
Estado francés y el obispo de la Seu d’Urgell–<br />
mientras que su administración en años recientes<br />
ha sido confiada a un Consejo General<br />
electo. En 1999, un árbitro nombrado por el<br />
Tribunal Internacional de Justicia falló que el<br />
ayuntamiento bosnio en litigio de Brcko debía<br />
ser un condominio compartido por la República<br />
Serbia de Bosnia y su Federación musulmanocroata,<br />
con su propia administración local.<br />
Como capital conjunta, Jerusalén podría tener<br />
oficinas gubernamentales israelíes principalmente<br />
en su sector occidental, las oficinas gubernamentales<br />
palestinas estarían principalmente<br />
en su sector este y las oficinas municipales<br />
en ambos. Un sistema de distritos al estilo francés<br />
acercaría la administración municipal a las<br />
distintas comunidades en la ciudad, incluyendo<br />
la comunidad judía ultraortodoxa. En la medida<br />
en que uno de los dos estados deseara controlar<br />
personas o bienes a través de Jerusalén, ello podría<br />
resolverse a través de los puntos de salida<br />
más que de entrada a Jerusalén. En un contexto<br />
de paz, y especialmente de unión económica,<br />
apenas serían necesarios tales controles.<br />
Jerusalén es a la vez una ciudad con su<br />
ayuntamiento y un símbolo para mentes y espíritus.<br />
Indivisa pero compartida del modo<br />
mencionado, Jerusalén podría ser un símbolo de<br />
reconciliación y esperanza para judíos, musulmanes,<br />
cristianos y el mundo en general.<br />
Además, no precisa de fuerzas armadas sino sólo<br />
de policía, Jerusalén podría ser asimismo totalmente<br />
desmilitarizada, convirtiéndose en<br />
definitiva en la “ciudad de paz” a la que aspiran<br />
las tres religiones.<br />
Entre israelíes y palestinos deseosos de paz<br />
existe un amplio consenso en el sentido de que,<br />
en cualquier solución de estatus permanente,<br />
Jerusalén debería permanecer físicamente indivisa.<br />
Sin embargo, no existe un consenso sobre<br />
la manera de resolver el problema de la soberanía.<br />
La cuestión de la soberanía sobre Jerusalén<br />
es de tal envergadura emotiva y el consenso en<br />
el seno de cada comunidad tras su propia e inconmovible<br />
posición es –o al menos se proclama<br />
y juzga ser– tan prácticamente universal, que a<br />
decir verdad no hay estímulo alguno que ayude<br />
a quienes están dispuestos a asumir riesgos en<br />
las comunidades directamente implicadas.<br />
Riesgos personales, por cierto, que resultarían de<br />
proponer ideas cualesquiera originales o no ortodoxas<br />
sobre la cuestión. Cualquier israelí o palestino<br />
que intentara públicamente promover<br />
una solución de compromiso sobre la cuestión<br />
de la soberanía sobre Jerusalén que sinceramente<br />
creyera podría ser aceptable para la otra<br />
parte se arriesgaría a ser castigado como traidor<br />
o hereje por buena parte de sus compatriotas o<br />
correligionarios.<br />
Cuando el israelí Moshe Amirav y el palestino<br />
Hanna Siniora publicaron su valiente y<br />
meditado artículo conjunto titulado “Jerusalén:<br />
solucionando lo insoluble” en el invierno de<br />
1991-1992 no se abstuvieron de realizar propuestas<br />
polémicas, incluyendo sus llamadas a la<br />
paridad entre israelíes y palestinos en todos los<br />
aspectos de la vida civil, política y religiosa en la<br />
ciudad de modo que se igualara el tamaño de las<br />
dos comunidades, con estrictos controles de<br />
“inmigración” para mantener el equilibrio demográfico.<br />
Sin embargo, incluso situados en tal<br />
perspectiva no se atrevieron a encarar directamente<br />
la cuestión de la soberanía, “de forma que<br />
no apareciera como cuestión amenazadora a<br />
ojos de los israelíes” sino que buscaron en cambio<br />
hacerla “manejable, desmenuzándola en<br />
sus diversos componentes”, afrontando cada<br />
uno por separado.<br />
La “soberanía indivisa conjunta” es un concepto<br />
que incluso las personas muy sagaces y brillantes<br />
son a menudo incapaces de comprender.<br />
Quizás, paradójicamente, es demasiado simple<br />
como para ser comprendido fácilmente. Si por<br />
una parte se suele considerar la soberanía como<br />
el equivalente a nivel estatal de un título o propiedad,<br />
cabe señalar, por otra parte, que la propiedad<br />
conjunta indivisa de tierras o de una casa<br />
–entre marido y mujer o, por herencia, entre<br />
primos lejanos– suele ser habitual. Semejante<br />
propiedad conjunta indivisa es una realidad<br />
clara y patente en el plano jurídico y perfectamente<br />
comprensible en el plano de la costumbre<br />
y la práctica. Y a los propietarios conjuntos<br />
corresponde determinar la forma en que su<br />
propiedad en común debe ser administrada.<br />
A la hora de buscar una solución al estatus<br />
de Jerusalén, es imprescindible distinguir entre<br />
soberanía y administración municipal. Las diversas<br />
cuestiones de administración municipal,<br />
incluida la distribución de cargos entre un<br />
consejo municipal y consejos de distrito locales,<br />
se presentan en casi todas las ciudades y ayuntamientos<br />
independientemente del asunto de la<br />
soberanía. En el caso de Jerusalén, sería claramente<br />
deseable emplear el principio de “subsidiaridad”<br />
de la Unión Europea para devolver tantos<br />
aspectos del gobierno municipal como sea<br />
posible al consejo de distrito, reservando para el<br />
consejo municipal “paraguas” únicamente las<br />
cuestiones importantes que sólo pueden ser administradas<br />
eficientemente a nivel de toda la ciudad.<br />
Potencialmente muy pocas cuestiones, ya<br />
que Londres, por ejemplo, continuó funcionando<br />
muy eficientemente con sólo consejos de<br />
distrito locales y sin ningún consejo municipal<br />
“paraguas” en el período comprendido entre la<br />
abolición del Greater London Council en 1986 y<br />
la elección de un nuevo Greater London Authority<br />
y un alcalde en 2000. Ya que actualmente no<br />
hay barrios integrados en Jerusalén, de modo<br />
que así se garantiza que los israelíes están sujetos<br />
a la Administración israelí, y los palestinos a<br />
la Administración palestina, la cuestión no presentaría<br />
demasiados problemas prácticos a nivel<br />
de consejo de distrito.<br />
Si la devolución de autoridad al nivel de consejo<br />
de distrito fuera amplia y profunda, la cuestión<br />
potencialmente conflictiva de las representaciones<br />
de porcentajes de las dos comunidades<br />
en el consejo municipal “paraguas” serían<br />
mucho menos problemáticas. Si los consejos de<br />
distrito elegidos nombraran sus propios representantes<br />
para el consejo municipal “paraguas”,<br />
sería viable un estilo de gobierno municipal<br />
más técnico y menos demagógico. Si las representaciones<br />
de porcentajes de las dos comunidades,<br />
a través de sus respectivos distritos municipales<br />
en el consejo municipal “paraguas” se<br />
fijaran de manera acordada, siendo impermea-<br />
bles a los posteriores cambios demográficos<br />
dentro de los límites municipales, la cuestión de<br />
la “inmigración” a Jerusalén tras la paz entre israelíes<br />
y palestinos perdería conflictividad y se<br />
evaporaría la motivación puramente política para<br />
construir más distritos residenciales judíos en<br />
un Jerusalén Este ampliado, para rechazar permisos<br />
de obras a residentes palestinos de Jerusalén<br />
o para ampliar los actuales límites municipales<br />
aún mas para incorporar centros adicionales<br />
de población judía. <strong>El</strong> feo e infeliz término<br />
“amenaza demográfica” desaparecería del discurso<br />
político digno.<br />
Aunque la administración municipal implica<br />
numerosas cuestiones prácticas, la soberanía<br />
sobre Jerusalén es –fundamentalmente–<br />
una cuestión simbólica, psicológica e incluso<br />
prácticamente teológica. <strong>El</strong> simbolismo, la psicología<br />
y la teología son extraordinariamente<br />
importantes en relación con el caso de Jerusalén<br />
–más que con cualquier otra ciudad del planeta–,<br />
pero es importante reconocer que tal es<br />
efectivamente la naturaleza de la cuestión. Una<br />
“internacionalización” de la ciudad, sin que ni<br />
<strong>Israel</strong> ni <strong>Palestina</strong> poseyeran soberanía, ya fue recomendada<br />
en 1947 por la resolución 181 de la<br />
Asamblea General de las Naciones Unidas. Esta<br />
recomendación nunca ha sido revocada y sigue<br />
gozando de importante apoyo internacional<br />
y autoridad moral. Sin embargo, la “internacionalización”<br />
no entrañaría una finalidad simbólica<br />
o psicológica útil para los implicados<br />
más directamente, de forma que no representa<br />
una opción viable y realista en la actualidad.<br />
La asignación de soberanía sobre una ciudad<br />
indivisa tanto a <strong>Israel</strong> como a <strong>Palestina</strong> debería<br />
atender y satisfacer en el máximo grado posible<br />
las necesidades simbólicas y psicológicas tanto<br />
de israelíes como de palestinos. Podría asimismo<br />
rendir hondos beneficios psicológicos en el ámbito<br />
de la calidad de vida “después de la paz” por<br />
sus exigencias de una actitud dispuesta a compartir<br />
y cooperar con “el otro”; este factor marcaría<br />
la diferencia en relación con una nueva<br />
partición de la ciudad, la mera “tolerancia” hacia<br />
el otro o la continuación de la dominación<br />
de un pueblo sobre otro, con el cortejo de fricciones<br />
y choques envenenados que dicha dominación<br />
inevitablemente provoca.<br />
Una de las vertientes útiles y positivas de la<br />
soberanía conjunta indivisa y de sus posibilidades<br />
a la hora de ser aceptada por ambos pueblos<br />
y por sus líderes estriba en que no demandaría<br />
que <strong>Israel</strong> o <strong>Palestina</strong> hubieran de ceder soberanía<br />
sobre cualquier territorio sobre el que ya<br />
Más que en<br />
cualquier otra<br />
ciudad del<br />
planeta, el<br />
simbolismo, la<br />
psicología y la<br />
teología son<br />
inherentes y<br />
especialmente<br />
importantes<br />
en el caso<br />
de Jerusalén<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 25
Con la solución<br />
del condominio<br />
ni <strong>Palestina</strong> ni<br />
<strong>Israel</strong> se verían<br />
obligadas a<br />
renunciar<br />
a la soberanía<br />
respecto a un<br />
territorio sobre<br />
el cual la han<br />
declarado<br />
explícitamente<br />
26 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
COMPARTIR JERUSALÉN: LA SOLUCIÓN DEL CONDOMINIO<br />
mantengan la mencionada soberanía. <strong>El</strong> Estado<br />
de <strong>Palestina</strong> –proclamado el 15 de noviembre de<br />
1988, rápidamente reconocido por más de 100<br />
estados y al que nunca se renunció formalmente<br />
durante el “proceso de Oslo”– ha declarado su<br />
soberanía sólo sobre las tierras palestinas conquistadas<br />
y ocupadas en 1967. De estas tierras, el<br />
Estado de <strong>Israel</strong> ha declarado su soberanía sólo<br />
sobre el ampliado Jerusalén Este. Bajo una “solución<br />
de condominio” en el único lugar en<br />
que coinciden las actuales reivindicaciones de<br />
soberanía, la soberanía coincidiría y sería compartida.<br />
Para volver a decirlo: ni <strong>Israel</strong> ni <strong>Palestina</strong><br />
tendrían que renunciar a la soberanía sobre<br />
cualquier territorio sobre el cual han declarado<br />
soberanía. Negociaciones potencialmente inviables<br />
sobre dónde trazar una frontera internacional<br />
a través de Jerusalén –incluyendo probablemente<br />
enclaves inconexos– podrían evitarse<br />
totalmente, ya que la ciudad no estaría<br />
dividida, sino que sería compartida.<br />
Los israelíes deberían preguntarse a qué estaban<br />
en realidad renunciando –si tal fuera el caso–<br />
al aceptar una soberanía conjunta indivisa<br />
sobre Jerusalén. Aproximadamente el 70 por<br />
ciento de los residentes de la ciudad son israelíes,<br />
y los residentes palestinos ya tienen el derecho<br />
a votar en elecciones municipales. Esto no<br />
cambiaría. Dicho de modo más sencillo, todo lo<br />
que <strong>Israel</strong> tendría que hacer es decir esto:<br />
“Jerusalén unificado, dentro de las fronteras<br />
ampliadas que hemos establecido unilateralmente,<br />
es la capital eterna de <strong>Israel</strong> ... pero, con<br />
el fin de hacer posible la paz, aceptamos que<br />
también es la capital de <strong>Palestina</strong>.” Eso es todo.<br />
Mientras, en la actualidad, “ningún país” ni siquiera<br />
reconoce Jerusalén Occidental como la<br />
capital de <strong>Israel</strong> –Costa Rica y <strong>El</strong> Salvador han<br />
trasladado las últimas embajadas en Jerusalén<br />
a Tel Aviv durante 2006– y ningún país reconoce<br />
la soberanía israelí sobre Jerusalén este; si<br />
<strong>Israel</strong> adoptara semejante posición, aplicada<br />
con el consentimiento palestino, prácticamente<br />
todos los países rápidamente reconocerían a<br />
la Jerusalén unificada como la capital de <strong>Israel</strong>.<br />
Las embajadas se trasladarían allí. ¿Es esto realmente<br />
tan terrible e impensable para los israelíes?<br />
¿Es esto realmente imposible?<br />
Existe una concepción errónea ampliamente<br />
difundida entre los israelíes en el sentido<br />
de que, bajo el statu quo, <strong>Israel</strong> posee soberanía<br />
sobre Jerusalén Este ampliado. No es el caso.<br />
Posee control administrativo. Cualquier país<br />
puede adquirir el control administrativo por la<br />
fuerza de las armas. Únicamente puede adqui-<br />
rir la soberanía con el consentimiento de la comunidad<br />
internacional.<br />
Cuando Iraq conquistó Kuwait, declaró su<br />
soberanía sobre él. Ningún otro país reconoció<br />
tal declaración. Durante los siguientes siete meses,<br />
la posición de Iraq en Kuwait –control administrativo<br />
acompañado de una no reconocida<br />
declaración de soberanía– era, en cuestión de<br />
derecho internacional, efectivamente indistinguible<br />
de la posición de <strong>Israel</strong> en el Jerusalén este<br />
ampliado de hoy. La posición de Indonesia en<br />
Timor Oriental fue, durante un cuarto de siglo,<br />
similar, y la posición de Marruecos en el Sáhara<br />
Occidental sigue siendo similar. <strong>Israel</strong> ha poseído<br />
y ha ejercido el control administrativo sobre<br />
un Jerusalén Este ampliado durante cuatro décadas.<br />
Hasta el día de hoy, ninguno de los demás<br />
194 estados soberanos del mundo han reconocido<br />
su reivindicación de soberanía.<br />
<strong>Israel</strong> podría retener indefinidamente el<br />
control administrativo sobre un Jerusalén Este<br />
ampliado. Es una cuestión de poder militar y voluntad<br />
política. Sin embargo, es muy improbable<br />
que adquiera soberanía sobre Jerusalén Este<br />
ampliado a no ser que acceda a una solución permanente<br />
del estatus de Jerusalén basada en la soberanía<br />
conjunta indivisa sobre toda la ciudad.<br />
Es una cuestión que pertenece al ámbito de la ley<br />
y el derecho. De hecho, puesto que el derecho de<br />
todo país a declarar como su capital cualquier<br />
parte de su territorio soberano no puede ser objetado,<br />
el rechazo de todos los países a reconocer<br />
a Jerusalén Occidental como la capital de <strong>Israel</strong><br />
y el mantenimiento de todas las embajadas<br />
acreditadas en <strong>Israel</strong> –incluso la embajada estadounidense–<br />
en Tel Aviv es prueba palpable<br />
del rechazo de la comunidad internacional, en<br />
tanto llega una solución permanente sobre el estatus<br />
de Jerusalén, a conceder que cualquier parte<br />
de la ciudad es territorio soberano de <strong>Israel</strong>. Y,<br />
como para remachar la cuestión, cuando <strong>Israel</strong><br />
celebró el cuadragésimo aniversario de la “unificación”<br />
de Jerusalén esta primavera, las ceremonias<br />
fueron boicoteadas no solo por todos los<br />
embajadores de la Unión Europea sino incluso<br />
por el embajador estadounidense.<br />
Un claro y vivo ejemplo de la firme e inequívoca<br />
posición de la comunidad internacional<br />
lo ofrece la resolución de la Asamblea<br />
General de las Naciones Unidas, reafirmada cada<br />
mes de diciembre –habitualmente con el<br />
único voto en contra de <strong>Israel</strong> y la abstención de<br />
Estados Unidos y de un puñado de países de islas<br />
del Pacífico dependientes de Estados Unidos–<br />
y según la cual “la Asamblea General [...] deter-<br />
mina que la decisión de <strong>Israel</strong> de imponer sus leyes,<br />
jurisdicción y administración en la Ciudad<br />
Santa de Jerusalén es ilegal y, por consiguiente<br />
nula, sin contenido ni validez alguna”.<br />
Una comprensión más clara de lo que es y representa<br />
el statu quo legal relativo a Jerusalén podría<br />
facilitar que la opinión pública israelí fuera<br />
menos renuente a considerar una modificación<br />
de ese statu quo, incluso a cambio de la paz.<br />
Es evidente que la soberanía conjunta indivisa<br />
no es cuestión preferente en la agenda de israelíes<br />
ni palestinos. Una soberanía exclusiva israelí<br />
sobre toda la ciudad sería cuestión preferente<br />
para la mayoría de los israelíes, pero ello<br />
resulta inaceptable no sólo para los palestinos sino<br />
también para los países árabes y musulmanes<br />
con los que <strong>Israel</strong> desea tener relaciones diplomáticas<br />
y económicas normales y que además<br />
aceptarían cualquier estatus permanente<br />
que los palestinos pudieran aceptar excepto<br />
precisamente ése; e igual postura mostrarían<br />
segmentos significativos de la comunidad internacional<br />
aparte de los mundos árabe y musulmán.<br />
<strong>El</strong> Acuerdo Básico firmado en el Vaticano<br />
el año 2000 entre la Santa Sede y la Organización<br />
para la Liberación de <strong>Palestina</strong> es<br />
notable en este sentido. Declara que “una equitativa<br />
solución sobre la cuestión de Jerusalén, basada<br />
en resoluciones internacionales, es fundamental<br />
para una paz justa y duradera en<br />
Oriente Medio”, y que “decisiones y acciones unilaterales<br />
que alteren el carácter y estatus específicos<br />
de Jerusalén son moral y legalmente inaceptables”<br />
y hace un llamamiento a favor de<br />
“un estatuto especial para Jerusalén, internacionalmente<br />
garantizado, que debería salvaguardar”,<br />
entre otras cosas, “la igualdad ante la<br />
ley de las tres religiones monoteístas y sus instituciones<br />
y adeptos en la ciudad”.<br />
Una división de la soberanía y una nueva división<br />
del control administrativo de acuerdo<br />
con la frontera anterior a 1967 –y por ende<br />
con el derecho internacional y la resolución 242<br />
del Consejo de Seguridad de la ONU– sería<br />
cuestión preferente para la mayoría de los palestinos,<br />
pero desde el ángulo israelí y en relación<br />
con el Muro occidental/de las Lamentaciones,<br />
los grandes asentamientos judíos e incluso<br />
una ligera mayoría de población israelí en<br />
el Jerusalén Este ampliado, resulta inconcebible<br />
–un Jerusalén Este ampliado resulta indistinguible<br />
del resto de territorios ocupados desde la<br />
perspectiva del derecho internacional aunque<br />
desde luego es distinguible desde la perspectiva<br />
de la ley nacional israelí– y, factor más im-<br />
COMPARTIR JERUSALÉN: LA SOLUCIÓN DEL CONDOMINIO<br />
portante, a ojos de la opinión pública israelí.<br />
Estas irreconciliables “opciones preferentes”<br />
deben, lógicamente, ser descartadas por todos<br />
aquellos que verdaderamente desean conseguir<br />
la paz, que deberían trabajar en favor de<br />
alternativas recíprocamente aceptables. Si se<br />
aceptan las dos premisas de que ningún gobierno<br />
israelí jamás aceptaría una nueva división de<br />
Jerusalén y de que ningún liderazgo palestino<br />
–ciertamente no los mundos árabes y musulmán–<br />
jamás aceptaría una solución de estatus<br />
permanente que no diera al Estado palestino una<br />
participación en la soberanía en Jerusalén, entonces<br />
–cuestión de pura lógica– la soberanía<br />
conjunta indivisa constituye la única alternativa<br />
posible si se quiere un día alcanzar la paz. Sin embargo,<br />
incluso si la primera premisa fuera falsa<br />
y carente de base –no habiendo ninguna razón<br />
para creer que la segunda premisa fuera falsa– y<br />
pudiera acordarse una división de la soberanía<br />
en Jerusalén, la soberanía conjunta indivisa seguiría<br />
siendo la mejor alternativa tanto para israelíes<br />
como para palestinos.<br />
Los israelíes preocupados por su futuro podrían<br />
muy bien reflexionar sobre la visión de<br />
Jerusalén de Theodor Herzl, padre fundador de<br />
sionismo político: “Simplemente extraterritorializaremos<br />
Jerusalén, que entonces no pertenecerá<br />
a nadie y sin embargo pertenecerá a todos,<br />
como lugar sagrado común a todos los fieles<br />
de todas las confesiones, gran condominio de<br />
cultura y moralidad.” <strong>El</strong> sueño de Herzl de un<br />
Estado judío resultó escasamente práctico y realista<br />
en su tiempo, pero existió medio siglo después.<br />
Si su pueblo puede disfrutar un día de paz<br />
y seguridad, ello puede depender de si es capaz<br />
de comprender la visionaria perspectiva de<br />
Herzl de que aquello a lo que ninguno de los<br />
pueblos de Tierra Santa iba a poder renunciar jamás<br />
debe ser –por consiguiente– compartido.<br />
<strong>El</strong> presidente Yasser Arafat, padre fundador<br />
del nacionalismo palestino, claramente reconoció<br />
este principio cuando, en un discurso pronunciado<br />
en la Universidad de Harvard en<br />
1995, preguntó: “¿Por qué no Jerusalén como la<br />
capital de dos estados, sin muro de Berlín?<br />
¿Unida, abierta, en coexistencia y convivencia?”<br />
<strong>El</strong> público asistente se puso de pie y prorrumpió<br />
en una ovación.<br />
Si Herzl y Arafat podrían ciertamente estar<br />
de acuerdo sobre el potencial de una “solución<br />
de condominio”, ¿no debería en consecuencia<br />
ser explorada y desarrollada esta llave potencial<br />
de la paz por quienes aún creen que la paz es posible<br />
y reconocen además que es urgente?<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 27
EL MURO<br />
<strong>El</strong> muro de separación entre las comunidades israelíes y palestinas en Cisjordania comenzó a levantarse el<br />
8 de julio de 2004. Desde entonces se ha construido casi el 58 por ciento de los 721 kilómetros previstos.<br />
1947<br />
Jerusalén<br />
Jurisdicción<br />
internacional<br />
1949<br />
Administración<br />
jordana<br />
Administración<br />
egipcia<br />
1967<br />
<strong>Israel</strong><br />
Territorios<br />
ocupados<br />
Estado<br />
judío<br />
Estado<br />
árabe<br />
Estado<br />
de <strong>Israel</strong><br />
LOS DATOS<br />
(mayo de 2007)<br />
Construcción completada 413<br />
En construcción<br />
90<br />
Construcción pendiente 218<br />
TOTAL 721<br />
FUENTES: B’Tselem (The <strong>Israel</strong>i Infomation<br />
Center for Human Rigths in the Occupied<br />
Territories), United Nations Office for the<br />
Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA),<br />
<strong>Israel</strong> Central Bureau of Statistics y Palestinian<br />
Central Central Bureau Bureau of Statistics.<br />
EN CONSTRUCCIÓN<br />
CONSTRUCCIÓN PENDIENTE<br />
TOTAL 171<br />
LONGITUD<br />
(en Km)<br />
32<br />
PORCENTAJE SOBRE<br />
LA LONGITUD<br />
TOTAL PREVISTA<br />
53<br />
57,3<br />
12,4<br />
30,3<br />
Área de<br />
Jerusalén<br />
18,7<br />
ZONA DE JERUSALÉN LONGITUD (en Km) PORCENTAJE SOBRE LA LONGITUD TOTAL PREVISTA<br />
CONSTRUCCIÓN COMPLETADA<br />
86<br />
Datos de junio de 2007<br />
50,3<br />
31<br />
2007<br />
Tierra de nadie<br />
Construido En construcción<br />
Proyecto<br />
aprobado<br />
SUPERFICIE DE TIERRA<br />
CISJORDANA AFECTADA<br />
Zonas al oeste del muro<br />
(incluido Jerusalén Este)<br />
Zonas al este del muro<br />
total o parcialmente<br />
rodeada<br />
TOTAL SUPERFICIE<br />
AFECTADA<br />
POBLACIÓN PALESTINA<br />
AFECTADA<br />
Al oeste del muro<br />
Al este del muro total o<br />
parcialmente rodeadas<br />
ÁREA<br />
2 (en Km )<br />
480<br />
191<br />
671<br />
Frontera<br />
de 1967<br />
PORCENTAJE SOBRE<br />
LA SUPERFICIE<br />
TOTAL DE CISJORDANIA<br />
8,5<br />
3,4<br />
11,9<br />
PUEBLOS,<br />
ALDEAS RESIDENTES<br />
O COMUNIDADES<br />
17 27.520<br />
Jerusalén Este<br />
21 222.500<br />
TOTAL 92 497.820<br />
LOS ASENTAMIENTOS<br />
ISRAELÍES<br />
54 247.800<br />
ASENTAMIENTOS RESIDENTES<br />
Al oeste del muro<br />
48 187.840<br />
Al este del muro<br />
69<br />
57.330<br />
Jerusalén Este<br />
12 192.920<br />
TOTAL 129 438.090<br />
PUNTOS DE PASO<br />
En el muro se han establecido 43 puntos de paso, con tres distintas<br />
prestaciones.<br />
11 Para acceder a <strong>Israel</strong> sólo con permiso de trabajo. Prohibidas las mercancías<br />
(se utiliza el sistema de un bulto por persona).<br />
7 Para acceder a otras ciudades de Cisjordania. Abiertos a diario 12 horas<br />
ininterrumpidamente. Algunos dos veces al día en horarios fijos.<br />
25<br />
Pasos agrícolas<br />
13<br />
DATOS COMPARATIVOS<br />
Muro de <strong>Palestina</strong><br />
Muro de Berlín<br />
Sólo se abren en función del calendario agrícola<br />
LONGITUD<br />
(en Km)<br />
721 (previstos)<br />
(más de 410 construidos)<br />
155<br />
ALTURA<br />
MÁXIMA<br />
(en metros)<br />
12 Se abren dos o tres veces al día. Sólo se permiten los aperos de labranza.<br />
8<br />
3,6<br />
La construcción del muro ha sido calificada como “contraria<br />
a las leyes internacionales” en una sentencia del Tribunal<br />
Internacional de La Haya (9 de julio de 2004) y condenada<br />
por la ONU (resolución de 20 de julio de 2004) y por el Consejo<br />
Mundial de las Iglesias. La Cruz Roja Internacional considera<br />
que el muro vulnera la Convención de Ginebra. .<br />
28 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 29
30 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
Un Estado no es la solución<br />
Uri Avnery<br />
ANTIGUO COMBATIENTE DE IRGUN Y EX DIPUTADO.<br />
IMPULSOR DE LA ORGANIZACIÓN PACIFISTA ISRAELÍ GUSH SHALOM<br />
E<br />
L DEBATE ENTRE LA “SOLUCIÓN UNIEStatal”<br />
y la “solución biestatal” no<br />
es un debate teórico. No puede haber<br />
compromiso; y debemos elegir<br />
–porque suponen estrategias y<br />
tácticas muy diferentes– no mañana,<br />
sino hoy, aquí y ahora. La<br />
decisión puede ser fatídica.<br />
Cuando la situación parece negra, las utopías<br />
florecen. La solución “uniestatal” es fruto de<br />
semejante desesperación. Quizá todos hemos<br />
pensado en algún momento: no hay nada que<br />
hacer, la situación es “irreversible”. Ahora bien,<br />
no hay que convertir la desesperación<br />
en ideología. La desesperación<br />
destruye la capacidad<br />
de actuar. Nada está perdido<br />
hasta que renunciamos a<br />
obrar, lo cual no es una solución.<br />
No es moral.<br />
La idea de un Estado común<br />
ya era vieja en mi niñez.<br />
Prosperó en la década de 1930, luego quedó<br />
desacreditada. En la actualidad hay tres preguntas<br />
relacionadas con la solución uniestatal:<br />
1) ¿Es posible?; 2) De ser posible, ¿es buena?, y 3)<br />
¿Aportará una paz justa?<br />
1. ¿Es posible la solución uniestatal?<br />
Mi respuesta es de lo más rotunda: no.<br />
Todo el que esté relacionado con la opinión<br />
pública judío-israelí sabe que el deseo de un<br />
Estado de mayoría judía, donde los judíos sean<br />
dueños de su propio destino, supera todos los demás<br />
objetivos, incluso el deseo de un Estado en<br />
La solución uniestatal<br />
es rotundamente<br />
imposible; nada, salvo<br />
una aplastante derrota<br />
militar, obligaría a los<br />
israelíes a renunciar<br />
a su Estado<br />
todo el Eretz <strong>Israel</strong>, el Gran <strong>Israel</strong>. Podemos hablar<br />
de un Estado desde el Mediterráneo hasta el<br />
río Jordán, un Estado binacional o no nacional;<br />
en la práctica, significa el desmantelamiento del<br />
Estado de <strong>Israel</strong>. Hay que decirlo con claridad, y<br />
la opinión pública –desde luego la palestina, y<br />
también la judía– considera con toda razón<br />
que es así.<br />
Queremos cambiar muchas cosas de este<br />
Estado, su narración histórica, su definición<br />
como un Estado “judío y democrático”, la ocupación<br />
fuera y la discriminación dentro. Queremos<br />
crear una nueva base para la relación en-<br />
tre el Estado y los ciudadanos<br />
árabe-palestinos. Sin<br />
embargo, es imposible hacer<br />
caso omiso del ethos básico de<br />
la abrumadora mayoría de<br />
los ciudadanos.<br />
Existe la ilusión de que<br />
todo eso puede cambiarse por<br />
medio de la presión externa.<br />
¿Obligará la presión externa al 99,9 por ciento<br />
de la población judía a renunciar al Estado?<br />
No, nada salvo una aplastante derrota militar<br />
obligará a los israelíes a renunciar a su Estado.<br />
También la mayoría del pueblo palestino<br />
quiere su propio Estado: para realizar las aspiraciones<br />
más básicas, restaurar el orgullo nacional,<br />
curar su trauma. Incluso los dirigentes de<br />
Hamas, con quienes he hablado, lo desean. Todo<br />
el que piense de otro modo obra de acuerdo con<br />
una ilusión. Hay palestinos que hablan de un<br />
único Estado, pero, en realidad, lo que tienen en<br />
mente es el desmantelamiento del Estado de<br />
<strong>Israel</strong>. También ellos saben que eso es utópico.<br />
Algunos palestinos creen que la posibilidad<br />
de un único Estado asustará a<br />
los israelíes y los llevará a aceptar la<br />
creación de un Estado palestino. Sin<br />
embargo, el resultado de este pensamiento<br />
maquiavélico es el contrario:<br />
empuja a los israelíes a los brazos de la<br />
derecha y hace surgir el fantasma de la<br />
limpieza étnica.<br />
La tendencia en todo el mundo no<br />
es hacia la creación de nuevos estados<br />
multinacionales, sino hacia la descomposición<br />
estatal en componentes<br />
nacionales. No existe ningún ejemplo<br />
de dos naciones diferentes que decidan<br />
por voluntad propia convivir juntas en<br />
un solo Estado ni de un Estado nacional<br />
binacional o multinacional que funcione<br />
de verdad, salvo el caso de Suiza,<br />
que es la proverbial excepción que confirma<br />
la regla.<br />
Es una completa ilusión esperar<br />
que tras 120 años de <strong>conflicto</strong>, cuando<br />
ya ha nacido la quinta generación, dos<br />
pueblos puedan pasar de la guerra total<br />
a la paz total en un Estado común, renunciando<br />
a toda aspiración de independencia.<br />
¿Cómo debe realizarse esta idea?<br />
Supuestamente sucedería así: los palestinos<br />
renunciarán a su lucha por la<br />
liberación, así como a la aspiración a un<br />
Estado propio, y anunciarán que quieren<br />
vivir en un Estado común con los israelíes.<br />
Una vez creado ese Estado, tendrán<br />
que luchar por sus derechos civiles.<br />
Esa lucha recibirá apoyo de todo el<br />
mundo, como ocurrió en otro tiempo<br />
con Sudáfrica. Se impondrá un boicot y<br />
se aislará al Estado. Millones de refugiados<br />
regresarán, y la mayoría palestina<br />
recuperará el poder.<br />
¿Cuánto tiempo, cuántas generaciones,<br />
se tardará? ¿Imagina alguien un<br />
Estado así que funcione en la práctica?<br />
¿Pagarán los habitantes de Bilin los mismos<br />
impuestos que los de Kfar Saba?;<br />
¿aprobarán los habitantes de Jenín una<br />
constitución juntos con los de Netania?;<br />
y prestarán servicio los habitantes de<br />
Hebrón y los colonos en el mismo ejército<br />
y la misma policía?; ¿estarán sometidos<br />
a las mismas leyes? ¿Es eso<br />
realista?<br />
Algunos sostienen que esta situa-<br />
ción ya existe, que <strong>Israel</strong> ya gobierna un<br />
único Estado desde el mar hasta el río.<br />
No, lo que existe es un Estado ocupante<br />
y un territorio ocupado.<br />
Es mucho más fácil desmantelar<br />
los asentamientos que obligar a seis<br />
millones de judíos a desmantelar el<br />
Estado.<br />
2. De ser posible la solución uniestatal,<br />
¿sería algo bueno?<br />
Mi respuesta: no, en absoluto.<br />
Examinemos semejante Estado, no<br />
como entidad imaginaria, como epítome<br />
de perfección, sino como sería en<br />
realidad. En ese Estado, dominarían<br />
los israelíes. Gozarían de superioridad<br />
en casi todos los ámbitos: calidad de vida,<br />
poder militar y capacidades tecnológicas.<br />
La renta media de un israelí<br />
medio es 25 veces superior a la de un palestino<br />
medio: 15.000 euros frente a<br />
600. Los israelíes se ocuparán de que los<br />
palestinos sean leñadores y aguadores<br />
durante muchísimo tiempo.<br />
Será una ocupación con otros medios.<br />
No pondrá fin al <strong>conflicto</strong>, sino<br />
que inaugurará otra fase.<br />
3. ¿Aportaría la paz una solución uniestatal?<br />
Difícilmente.<br />
Ese Estado será un campo de batalla<br />
en el que cada bando intentará apoderarse<br />
de tanta tierra como sea posible y<br />
de atraer a tantos habitantes como sea<br />
posible. Los judíos lucharán con todos<br />
los medios para impedir que los árabes<br />
se conviertan en mayoría y alcancen el<br />
poder. En la práctica será un Estado<br />
con apartheid. Si los árabes alcanzaran la<br />
mayoría e intentaran hacerse con el<br />
poder, estallaría una lucha que podría<br />
conducir a una guerra civil, una repetición<br />
de 1948.<br />
Incluso un partidario de la solución<br />
uniestatal reconocerá que la lucha se<br />
prolongará durante varias generaciones.<br />
Correrá mucha sangre y los resultados<br />
distan mucho de estar asegurados.<br />
La idea uniestatal es utópica. Para<br />
realizarla, hay que cambiar el pueblo,<br />
quizá los dos pueblos. <strong>El</strong> comunismo ha<br />
mostrado que el utopismo puede producir<br />
consecuencias terribles. La visión<br />
según la cual “habitará el lobo con el<br />
cordero” exige el suministro diario de<br />
un nuevo cordero.<br />
Algunos citan el<br />
modelo de Sudáfrica,<br />
pero apenas hay semejanza<br />
alguna entre las<br />
dos situaciones. En<br />
Sudáfrica, ni blancos<br />
ni negros querían un<br />
Estado separado propio,<br />
ni habían vivido<br />
nunca en dos entidades<br />
separadas. <strong>El</strong><br />
Estado único ya existía<br />
desde hacía tiempo, y<br />
la lucha era por el poder<br />
en ese Estado.<br />
Resulta ilusorio<br />
pensar que,<br />
después de<br />
120 años de<br />
<strong>conflicto</strong>, dos<br />
pueblos puedan<br />
pasar de la<br />
guerra total<br />
a la paz total<br />
compartiendo<br />
un mismo<br />
Estado<br />
Los amos de Sudáfrica eran racistas<br />
que admiraban a los nazis; era fácil boicotear<br />
su Estado. <strong>Israel</strong>, en cambio, es<br />
aceptado por todo el mundo como el Estado<br />
de los supervivientes del Holocausto,<br />
y sólo pequeños grupos lo boicotearán.<br />
A los israelíes les basta señalar que<br />
el primer paso del camino hacia Auschwitz<br />
fue la consigna nazi: “Kauft nicht bei<br />
Juden” (“No compres a judíos”). Además,<br />
un boicot internacional suscitaría en<br />
muchos judíos del mundo los más profundos<br />
miedos ante el antisemitismo y<br />
los empujaría a la extrema derecha.<br />
Por otra parte, los expertos en Sudáfrica<br />
afirman que la efectividad del<br />
boicot se ha sobreestimado mucho. <strong>El</strong><br />
principal factor del derrumbe del régimen<br />
del apartheid fue la retirada del<br />
apoyo estadounidense a Sudáfrica como<br />
bastión contra el comunismo, tras<br />
el colapso de la Unión Soviética. La relación<br />
entre Estados Unidos e <strong>Israel</strong> es<br />
muchísimo más intensa y compleja,<br />
con profundas capas ideológicas.<br />
DOS ESTADOS: LA ÚNICA SOLUCIÓN PRÁCTI-<br />
CA Y, POR LO TANTO, MORAL<br />
Hace 58 años, cuando mis amigos y<br />
yo levantamos por primera vez la bandera<br />
de la paz palestino-israelí sobre la<br />
base de una solución biestatal, podíamos<br />
contarnos con los dedos de las dos<br />
manos. Hoy existe, entre Estados Unidos,<br />
Rusia, Europa, la opinión pública<br />
israelí, la opinión pública árabe y la Li-<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 31
ga Árabe, un consenso acerca de que se<br />
trata de la única solución realista. Hay<br />
que ser conscientes de la plena importancia<br />
de este hecho: todo el mundo árabe<br />
apoya hoy la idea.<br />
Es cierto que algunos sólo hablan<br />
para la galería o la utilizan para desviar<br />
la atención de sus verdaderos objetivos.<br />
Sin embargo, cuando todo el mundo<br />
reconozca que se trata de la única solución<br />
práctica, al final acabará realizándose.<br />
Los parámetros son conocidos y<br />
aceptados en gran medida:<br />
1. Un Estado palestino, creado al lado<br />
de <strong>Israel</strong>.<br />
2. Unas fronteras basadas en la Línea<br />
Verde, quizá con un intercambio limitado<br />
y consensuado de territorios.<br />
3. Jerusalén como la ca-<br />
pital de los dos estados.<br />
4. Una solución concertada<br />
al problema de los refugiados.<br />
(Un número acordado<br />
regresará a <strong>Israel</strong>, el<br />
resto se reubicará en el Estado<br />
palestino o en sus actuales<br />
lugares de residencia,<br />
con el pago de generosas<br />
compensaciones. Las<br />
opciones se someterán a los<br />
refugiados, dondequiera<br />
que estén, en tanto que socios<br />
en la decisión final.)<br />
5. Una asociación económica<br />
en la que el Gobierno palestino<br />
pueda defender los intereses palestinos.<br />
La existencia de dos estados mitigará,<br />
hasta cierto punto, la inmensa<br />
disparidad entre los dos lados.<br />
6. En un futuro más lejano: una<br />
unión mesoriental, moldeada sobre el<br />
modelo de la Unión Europea, que puede<br />
incluir a Turquía e Irán.<br />
Los obstáculos, también conocidos,<br />
son grandes. Sin embargo, los verdaderos<br />
obstáculos a la solución biestatal<br />
son pequeños en comparación con los<br />
obstáculos a la solución uniestatal y<br />
pueden superarse.<br />
La idea uniestatal, sin lugar a dudas,<br />
proporciona satisfacción moral a<br />
sus partidarios. Alguien me dijo: de<br />
acuerdo, no es realista, pero es moral; y<br />
ahí es donde quiero llegar. Lo que digo<br />
32 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
La solución<br />
uniestatal es<br />
peligrosa<br />
porque, entre<br />
otras cosas,<br />
produce<br />
desesperación,<br />
divide el bando<br />
de la paz y<br />
debilita la<br />
lucha contra<br />
la ocupación<br />
UN ESTADO NO ES LA SOLUCIÓN<br />
es: se trata de un lujo que no nos podemos<br />
permitir. Cuando el destino de<br />
tantos seres humanos está en juego,<br />
una postura moral que no sea realista se<br />
convierte en inmoral.<br />
No basta con señalar que la solución<br />
uniestatal no puede realizarse. Esa<br />
“solución” es también muy peligrosa:<br />
1. Es resultado de la desesperación y<br />
produce desesperación. Desvía esfuerzos<br />
de la paz, creando la ilusión de que<br />
el verdadero campo de batalla está fuera,<br />
no aquí.<br />
2. Hace perder el tiempo de forma<br />
irremediable, perder décadas durante<br />
las cuales pueden suceder cosas terribles,<br />
a los palestinos y a nosotros; por<br />
ejemplo, la limpieza étnica.<br />
3. Divide el bando de la paz y profundiza<br />
sus diferencias<br />
con respecto a la opinión<br />
pública. Fortalece a la derecha,<br />
porque asusta a la<br />
opinión pública y hace<br />
que pierda de vista una solución<br />
sensata.<br />
4. Debilita la lucha<br />
contra la ocupación. Si va<br />
a haber un Estado entre<br />
el mar y el río Jordán, los<br />
colonos pueden construir<br />
asentamientos donde<br />
quieran.<br />
5. Fortalece el razonamiento<br />
según el cual “no<br />
hay solución” al <strong>conflicto</strong>. Si la solución<br />
biestatal está mal y la solución uniestatal<br />
no es factible, entonces la derecha<br />
tiene razón y no hay ninguna solución:<br />
un razonamiento que justifica todos<br />
los males, desde la ocupación eterna<br />
hasta la limpieza étnica. Que no hay solución<br />
quiere decir que no hay fin de la<br />
ocupación.<br />
Una vez alcancemos la paz entre los<br />
dos estados, podremos discutir sobre la<br />
siguiente etapa: la fusión de los dos en<br />
uno solo; o un movimiento gradual,<br />
de mutuo acuerdo, hacia una confederación<br />
o una federación. (Desde nuestra<br />
primera reunión en el año 1982 hasta el<br />
final, Yasser Arafat siempre habló de<br />
una solución al estilo del Benelux para<br />
<strong>Israel</strong>, <strong>Palestina</strong>, Jordania y quizá incluso<br />
Líbano.)<br />
La experiencia demuestra que, formalmente,<br />
el Estado-nación clásico está<br />
aquí para quedarse; sin embargo, en<br />
la práctica, muchas de sus funciones se<br />
transfieren a estructuras supranacionales<br />
como la Unión Europea. Doy por<br />
supuesto que algo similar sucederá al final<br />
en nuestra región. Sin embargo,<br />
ahora debemos enfrentarnos al problema<br />
inmediato.<br />
<strong>El</strong> consenso internacional sobre<br />
una solución biestatal se ha alcanzado<br />
por un proceso de eliminación, pero para<br />
llevarlo a la práctica tenemos que crear<br />
apoyo desde dentro, entre la población<br />
israelí. Mi valoración es que, aunque<br />
en la superficie la situación es<br />
espantosa y deprimente –los asentamientos<br />
se hacen más grandes, el muro<br />
más largo, la ocupación causa todos<br />
los días injusticias indecibles–, estamos<br />
progresando a pesar de todo. Por debajo<br />
de la superficie, las cosas se mueven<br />
en la dirección opuesta. Todas las encuestas<br />
demuestran que la gran mayoría<br />
de la población israelí acepta la existencia<br />
del pueblo palestino y la necesidad<br />
de un Estado palestino. Que acepta<br />
más o menos que Jerusalén se convierta<br />
en la capital de los dos estados. <strong>El</strong><br />
Gobierno reconoció a la OLP ayer y reconocerá<br />
a Hamas mañana. En círculos<br />
cada vez más amplios, estamos presenciando<br />
el principio de un reconocimiento<br />
de la narración histórica de la<br />
otra nación.<br />
Es cierto que 120 años de <strong>conflicto</strong><br />
han creado en nuestro pueblo un inmenso<br />
depósito de odio, prejuicio, sentimientos<br />
de culpa reprimidos, estereotipos<br />
y, de modo más importante, miedo<br />
y una desconfianza total hacia los<br />
árabes. Contra eso debemos combatir,<br />
para convencer a la opinión pública<br />
de los beneficios que pueden obtenerse<br />
de la creación de un Estado palestino,<br />
de que la paz merece la pena y es buena<br />
para el futuro de <strong>Israel</strong>. Con un cambio<br />
en la situación internacional y una asociación<br />
con el pueblo palestino, nuestras<br />
posibilidades de alcanzar la paz<br />
son buenas.<br />
En cualquiera de los casos, por mi<br />
parte he decidido seguir vivo hasta que<br />
eso ocurra.
34 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
Dos estados puede ser<br />
una receta cínica<br />
Ilan Pappé<br />
PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE HAIFA Y DIRECTOR DEL INSTITUTO ÁRABE JUDÍO DE ISRAEL.<br />
IMPULSA LA REVISIÓN CRÍTICA DE LA HISTORIA OFICIAL SOBRE LA CREACIÓN DEL ESTADO DE ISRAEL<br />
E<br />
L SIONISMO NACIÓ DE DOS IMPULSOS<br />
lógicos y justificados. <strong>El</strong> primero<br />
fue el deseo de encontrar un refugio<br />
seguro para los judíos de<br />
Europa oriental y central tras décadas<br />
de persecuciones antisemitas,<br />
y es posible también que<br />
ante la premonición de que iban<br />
a llegar cosas peores. <strong>El</strong> segundo impulso fue la redefinición<br />
de la religión judía como movimiento<br />
nacional bajo al influencia de la “primavera de las<br />
naciones”, a mediados del siglo XIX.<br />
Cuando los dirigentes del movimiento decidieron,<br />
por razones que no cabe desarrollar aquí,<br />
que el único territorio en el que podían satisfacerse<br />
esos dos impulsos era <strong>Palestina</strong> –donde ya vivía casi<br />
un millón de personas–, ese movimiento se convirtió<br />
en un proyecto colonialista. <strong>El</strong> proyecto del<br />
sionismo colonialista adquirió una forma más definida<br />
tras la Primera Guerra Mundial. A pesar del<br />
paraguas imperial británico, la empresa sionista en<br />
<strong>Palestina</strong> –en tanto que proyecto colonial– no fue<br />
un éxito. Los colonos apenas lograron hacerse<br />
con el 6 por ciento del hogar palestino y representaron<br />
sólo un tercio de la población.<br />
La tragedia de la población autóctona palestina<br />
consistió no sólo en ser víctima de un movimiento<br />
colonialista, sino serlo específicamente de<br />
un movimiento colonialista que aspiraba a construir<br />
una democracia suprematista y exclusiva.<br />
Ante la clara mayoría demográfica palestina, 11 dirigentes<br />
del sionismo reunidos en marzo de 1948<br />
en un edificio que existía donde hoy se alza el hotel<br />
Sheraton de Tel Aviv no dudaron en ordenar a<br />
las fuerzas judías que limpiaran de modo sistemático<br />
<strong>Palestina</strong> de su población autóctona como<br />
mejor método para asegurar la materialización de<br />
esa visión democrática. Dado que el movimiento<br />
sionista no logró comprar suficientes tierras ni<br />
atraer a suficientes inmigrantes para crear un<br />
Estado judío, recurrió a partir de 1948 a la desposesión<br />
forzosa como estrategia básica para conseguir<br />
territorio.<br />
Las fuerzas israelíes tardaron menos de un<br />
año en llevar a la práctica la orden de limpiar<br />
<strong>Palestina</strong>. Ese acto de desposesión sería considerado<br />
hoy por la comunidad internacional como<br />
un crimen contra la humanidad. De modo sistemático,<br />
de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad,<br />
las fuerzas judías aparecieron y limpiaron el<br />
lugar de población autóctona. Dejaron a su paso<br />
destrucción y ruinas: 11 ciudades y más de 500<br />
pueblos arrasados. La mitad de las ciudades y los<br />
pueblos palestinos fue vaciada de sus habitantes<br />
y la mitad de la población –el 80 por ciento de lo<br />
que sería el Estado judío– se vio despojada de sus<br />
hogares, campos y medios de vida. Este crimen<br />
quedó aprobado retroactivamente por la comunidad<br />
internacional y no ha dejado de ser, entonces<br />
y ahora, un medio legítimo en manos del<br />
Estado judío para asegurar la existencia de una democracia<br />
judía. La consecución y el mantenimiento<br />
de una mayoría demográfica se convirtió<br />
en un objetivo sagrado y en la base de la solución<br />
biestatal al <strong>conflicto</strong>. La comunidad internacional,<br />
así como el bando de la paz israelí, intentaron limitar<br />
el territorio donde se impondría la limpieza<br />
étnica y la pureza judía. <strong>El</strong> Minotauro sionista<br />
exigió –y obtuvo por la fuerza– un 80 por ciento<br />
de <strong>Palestina</strong>. Sin embargo, eso no fue suficiente:<br />
cuando se presentó la oportunidad histórica de satisfacer<br />
no sólo el hambre demográfica sino también<br />
la codicia territorial, el movimiento sionista<br />
engulló en 1967 toda la tierra de <strong>Palestina</strong>.<br />
No obstante, incluso tras engullir todo el país,<br />
el <strong>Israel</strong> oficial intentó mantener la idea de una democracia<br />
sionista. Este deseo alimentó fórmulas<br />
famosas como “territorio por paz” o “dos estados<br />
para dos pueblos”; aunque no consistieron en recetas<br />
para la paz o la justicia para los dos pueblos,<br />
sino en intentos de limitar un movimiento expansionista<br />
que buscaba ganar más territorio sin<br />
la población árabe que vivía en él.<br />
A partir de 1967, los activistas en favor de la<br />
paz creyeron posible en su optimismo satisfacer<br />
ese hambre israelí de colonizar y crear asentamientos,<br />
de desposeer y gobernar, sin dejar de<br />
ser un Estado democrático. Creyeron entonces y si-<br />
guen creyendo hoy que es posible conseguir ese<br />
fin mediante la creación de un Estado palestino<br />
en el 20 por ciento de la <strong>Palestina</strong> histórica.<br />
Es probable que eso nunca haya resultado<br />
posible. Sin embargo, hubo un momento, en los<br />
primeros años de la ocupación y antes de la construcción<br />
del primer asentamiento, en que pareció<br />
factible. Ahora bien, ya en la década de<br />
1970, la situación se volvió más complicada,<br />
aparecieron hechos sobre el terreno –como los<br />
grandes asentamientos judíos– y la fórmula de<br />
los dos estados no pareció suficiente para satisfacer<br />
el hambre del Minotauro.<br />
Una década más tarde, en los 80, el mantra<br />
de los dos estados experimentó una metamorfosis<br />
debido al cambio de la realidad. <strong>El</strong> bando<br />
sionista de la paz intentó incrementar el número<br />
de los seguidores de la idea de limitar el<br />
hambre territorial y la visión demográfica proponiendo<br />
no incluir en el futuro Estado palestino<br />
algunos bloques de asentamientos situados<br />
en Cisjordania. Así, los hechos sobre el terreno<br />
se integraron en la nueva visión de la solución<br />
de los dos estados, reduciendo de modo deliberado<br />
el territorio del futuro Estado palestino.<br />
Con el paso del tiempo, ese territorio siguió reduciéndose<br />
y, en ese proceso, desapareció cada<br />
vez más cualquier vínculo significativo entre la<br />
fórmula de los dos estados y la idea de una solución<br />
justa, global y viable al <strong>conflicto</strong>. En el<br />
presente siglo, a medida que la solución de los<br />
dos estados se convertía en moneda corriente y<br />
aumentaba el número de sus partidarios –la lista<br />
llegó a incluir a Ariel Sharon, Beniamin Netanyahu,<br />
George W. Bush y otros–, el intento de<br />
satisfacer al Minotauro transformaba el “proceso<br />
de paz” en una ocupación por otros medios.<br />
Cuando toda la comunidad internacional adoptó<br />
la solución de los dos estados, el aparato de la<br />
ocupación cosechó un doble beneficio de la<br />
nueva realidad. Por un lado, los asentamientos<br />
judíos en Cisjordania se intensificaron bajo el paraguas<br />
de un “proceso de paz”; y con ellos se intensificaron<br />
también la tiranía y la opresión en<br />
todos los territorios ocupados, sin sanciones ni<br />
críticas internacionales. Por otro lado, la creación<br />
de “hechos sobre el terreno” redujo aún<br />
más el territorio que supuestamente quedaba excluido<br />
del hambre del Minotauro sionista. Al<br />
amparo de la idea de la solución de los dos estados<br />
como fórmula diplomática internacional,<br />
se aceptó de modo generalizado que el<br />
hambre sionista de hasta media Cisjordania<br />
constituía una demanda razonable y debía ser<br />
satisfecha. Después, con el apoyo de todo el bando<br />
israelí de la paz, la fórmula de los dos estados<br />
ha conducido a un apoyo internacional inevitable<br />
al encarcelamiento de toda la franja de<br />
Gaza en un campo de concentración moderno.<br />
La posición exclusiva, como única opción<br />
posible, otorgada dentro y fuera del país a la fórmula<br />
de los dos estados ha hecho posible, por un<br />
lado, que el <strong>Israel</strong> oficial transforme una forma<br />
de ocupación en otra con objeto de silenciar las<br />
críticas posibles a sus crímenes de guerra; y, por<br />
otro, que el aparato de la ocupación israelí cree<br />
nuevos hechos sobre el terreno que convierten<br />
la idea de un Estado palestino en mera ilusión.<br />
Se puede mirar desde el ángulo que se quiera.<br />
Si tomamos la justicia como base para la división<br />
del país, no cabe receta más cínica que la<br />
fórmula de los dos estados: para el ocupante y<br />
despojador, el 80 por ciento; para el ocupado y<br />
despojado, el 20 por ciento en el caso más utópico<br />
y, en el más realista, un 10 por ciento dividido<br />
y diseminado. Además, excluye el derecho<br />
al regreso de los refugiados palestinos: no<br />
pueden regresar a ese escaso 10 por ciento, y ninguno<br />
de los planes biestatales ha incluido, debido<br />
a su imposibilidad, el derecho al regreso de<br />
los refugiados.<br />
En cambio, si nuestros principios rectores<br />
son el pragmatismo y el realismo político, y lo<br />
único que se busca es satisfacer el hambre del<br />
Estado sionista de territorios y superioridad demográfica,<br />
transfiramos entonces Wadi Ara a<br />
Cisjordania y Hebrón a <strong>Israel</strong>, confiemos en el<br />
equilibrio regional y global de fuerzas y conce-<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 35
damos sólo a los palestinos una minúscula<br />
porción de tierra, herméticamente<br />
cerrada con vallas, muros y barreras.<br />
Sí, hay palestinos en Nazaret y Ramala<br />
dispuestos a aceptar incluso este<br />
panorama, y merecen que se oiga su<br />
voz. Pero eso no basta: no debemos silenciar<br />
las voces de la mayoría palestina<br />
en los campos de refugiados, las diásporas<br />
y los exilios, entre los refugiados<br />
internos y en los territorios ocupados,<br />
unas voces que quieren ser parte del futuro<br />
del país que en otro tiempo fue suyo.<br />
No habrá reconciliación, ni habrá<br />
justicia, si esos palestinos no participan<br />
en la definición de la soberanía, la<br />
identidad y el futuro de todo el país. La<br />
reconciliación se ampliará incluyendo<br />
el reconocimiento del derecho de los judíos<br />
que colonizaron la tierra por la<br />
fuerza a tener una participación<br />
similar en la definición<br />
del futuro.<br />
Concedamos a los refugiados<br />
la parte que les<br />
corresponde y el respeto a<br />
sus aspiraciones a ser socios<br />
con nosotros en un solo<br />
Estado. Examinemos de<br />
modo atento y profesional<br />
la viabilidad de esa idea y<br />
el camino hacia ella. Hemos<br />
realizado el examen<br />
de la idea de los dos estados<br />
y sabemos que es un<br />
fracaso total. Además, se ha convertido<br />
en una receta asegurada para la continuación<br />
del exilio, la ocupación, la discriminación<br />
y la desposesión.<br />
En este sentido, aunque cabría saludar<br />
la reciente propuesta de diversas<br />
ONG palestinas en el interior de <strong>Israel</strong><br />
de establecer un Estado de todos sus ciudadanos,<br />
es un error limitarlo a las<br />
fronteras del 5 de junio de 1967. Es un<br />
error proponer constituciones democráticas<br />
para Beit Safafa oeste, Baqa al<br />
Gharbiya y Arabé oriental, mientras se<br />
desiste de toda responsabilidad para<br />
Beit Safafa este, Baqa al Sharqiya y Arabé<br />
occidental. Significa casi una aceptación<br />
de un muro de separación en<br />
esos mismos pueblos que el acuerdo de<br />
armisticio de 1949 entre <strong>Israel</strong> y Jordania<br />
dividió en una parte privilegiada y<br />
36 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
DOS ESTADOS PUEDE SER UNA RECETA CÍNICA<br />
La idea de los<br />
dos estados<br />
es un fracaso<br />
total: para<br />
el ocupante<br />
queda el 80 %<br />
del territorio,<br />
y para el<br />
ocupado, el 20<br />
o un 10 por<br />
ciento dividido<br />
y diseminado<br />
una parte ocupada. Todos, judíos y palestinos,<br />
somos parte de la misma historia,<br />
víctimas del mismo desastre y socios<br />
en el mismo futuro: no es posible<br />
dividir todo eso. Semejante división no<br />
es moral ni práctica.<br />
Nuestros dirigentes políticos son<br />
incompetentes en el mejor de los casos<br />
y, en el peor, corruptos en todo lo que se<br />
refiere al <strong>conflicto</strong> de este país. Quienes<br />
los acompañan en los países vecinos y el<br />
resto del mundo no son mejores. Cuando<br />
esos dirigentes se disfrazan de sociedad<br />
civil y proponen la burbuja de<br />
Ginebra, la situación no hace más que<br />
empeorar y las perspectivas de la paz se<br />
alejan. Propongamos un diálogo alternativo<br />
que incluya a viejos y nuevos<br />
ocupantes de la tierra –incluso los que<br />
llegaron ayer–, a los expulsados –de to-<br />
das las generaciones– y a<br />
las personas que quedaron<br />
atrás. Preguntemos qué estructura<br />
política nos conviene:<br />
una que incluya los<br />
principios de la justicia, la<br />
reconciliación y la coexistencia.<br />
Ofrezcamos al menos<br />
otro modelo más, uno<br />
que no haya fallado. En<br />
Bilin hemos luchado hombro<br />
con hombro contra la<br />
ocupación: también podemos<br />
vivir juntos. ¿A quienes<br />
preferimos tener como<br />
vecinos, a los colonos de Matityahu<br />
Mizrah o a los habitantes de Naalin?<br />
Y para que este diálogo empiece y<br />
crezca, admitamos que a pesar de nuestros<br />
importantes esfuerzos nos encontramos<br />
en el interior de la sociedad judía<br />
de <strong>Israel</strong>, que nuestras fuerzas no<br />
bastan para detener la creciente ocupación.<br />
La razón es que seguimos impotentes<br />
ante la infraestructura ideológica<br />
sobre la que descansa la ocupación.<br />
Es la misma infraestructura que<br />
sirvió para la limpieza étnica de 1948,<br />
que permitió la matanza de decenas de<br />
personas en Kfar Qasem en 1956, que<br />
ha facilitado la confiscación de las tierras<br />
de Galilea y el Naqab (Neguev) y que<br />
alimenta las detenciones y muertes diarias<br />
sin ningún tipo de juicio en Cisjordania<br />
y la franja de Gaza.<br />
La manifestación más mortífera de<br />
esta ideología es patente hoy en los territorios<br />
ocupados. Hay que detenerla<br />
de inmediato. Los medios a los que se recurrió<br />
en el pasado, los esfuerzos diplomáticos<br />
y la resistencia, no han logrado<br />
poner fin a la ocupación. Por lo<br />
tanto, debemos saludar y encabezar el<br />
llamamiento de la sociedad civil palestina<br />
para imponer boicots y sanciones<br />
contra <strong>Israel</strong>. <strong>El</strong> boicot contra Hamas<br />
fue inmoral e ineficaz, pero el boicot<br />
contra <strong>Israel</strong> es moral y puede tener<br />
consecuencias positivas. <strong>El</strong> deber moral<br />
del mundo consiste en ejercer presión<br />
sobre <strong>Israel</strong>. La medida ya se ha iniciado<br />
con acciones tomadas por asociaciones<br />
de periodistas, académicos, médicos y<br />
sindicalistas de todo el mundo que proponen<br />
cortar los contactos con el <strong>Israel</strong><br />
oficial y sus representantes en tanto<br />
prosigan los crímenes de guerra. Demos<br />
a esta acción no violenta una oportunidad<br />
para acabar con la ocupación.<br />
Desde aquí y desde allá, podemos<br />
pedir el castigo de un Gobierno y un Estado<br />
que sigue perpetrando semejantes<br />
crímenes; seremos inmunes, judíos y<br />
no judíos, a la mácula del antisemitismo,<br />
que injustamente se nos achacará.<br />
Desde cualquier punto de vista posible<br />
–socialista, liberal, judío o budista–, las<br />
personas decentes no pueden sino pedir<br />
el boicot a un régimen y un gobierno<br />
que durante 40 años han maltratado a<br />
la población civil por el simple hecho de<br />
ser árabe. Y los judíos decentes deben<br />
hacerse oír con más fuerza aún sobre<br />
los que piden una acción y un esfuerzo.<br />
Quienes se oponen a la solución<br />
uniestatal afirman que no es aplicable<br />
porque se basa en el modelo sudafricano.<br />
Sin embargo, esta razón apenas es<br />
relevante. Constituya o no la experiencia<br />
sudafricana la fuente de inspiración<br />
de la solución de un único Estado<br />
y de un boicot internacional justificado<br />
y moral, no por ello dejan de ser opciones<br />
válidas el objetivo uniestatal y las<br />
sanciones. Y unas opciones que, decididamente,<br />
debemos examinar con<br />
atención y no despreciar por seguir aferrados<br />
a una receta fallida que desde hace<br />
mucho tiempo no es más que una<br />
fórmula para el desastre.<br />
Las divisiones<br />
palestinas<br />
y el futuro<br />
de las relaciones<br />
con <strong>Israel</strong><br />
Khalil Shikaki<br />
DIRECTOR DEL CENTRO PALESTINO DE INVESTIGACIONES<br />
POLÍTICAS Y DEMOSCÓPICAS, CON SEDE EN RAMALA<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 37
38 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LAS DIVISIONES PALESTINAS Y EL FUTURO DE LAS RELACIONES CON ISRAEL<br />
A mediados de junio de 2007, las milicias pertenecientes a Hamas, la facción islamista que<br />
venció en las elecciones parlamentarias palestinas de 2006, se impusieron en la franja de<br />
Gaza y derrotaron a los servicios de seguridad pertenecientes a Al Fatah, la facción nacionalista<br />
que ha dominado la política palestina desde la creación de la Autoridad <strong>Palestina</strong> (AP) en<br />
1994. Este crucial acontecimiento ha supuesto la culminación de la dinámica de división y<br />
fragmentación en el seno de la sociedad y la política palestinas que ha llevado a la creación<br />
de dos entidades políticas separadas: una en Cisjordania, controlada por Al Fatah y Mahmud<br />
Abbas, presidente de la AP, y otra en la franja de Gaza, controlada por Hamas.<br />
ENTRE EL AÑO 1993, CUANDO SE INICIÓ<br />
el proceso de Oslo, y 2000, cuando<br />
estalló la segunda intifada, Hamas<br />
experimentó un declive. <strong>El</strong> factor<br />
más importante que contribuyó<br />
a ello fue el fracaso de la facción islamista<br />
para comprender la nueva<br />
dinámica interna desencadenada<br />
por el proceso de paz y articularse<br />
con ella. La prioridad de los palestinos pasó durante<br />
esa etapa de la lucha contra la ocupación a<br />
la construcción estatal. Eso castigó a Hamas, que<br />
siguió perpetrando ataques violentos contra los israelíes<br />
y se mostró alejado de las necesidades diarias<br />
de la población. Hamas fue percibido como un<br />
elemento debilitador del proceso de paz, que en<br />
aquel momento los palestinos respaldaban por<br />
abrumadora mayoría.<br />
A pesar de que el proceso de paz fue entrando<br />
en una vía muerta en la segunda mitad de la década<br />
de 1990 y de que en 2000 la corrupción en la<br />
Autoridad <strong>Palestina</strong> ya era muy patente, Hamas no<br />
supo aprovecharse de ello porque no consiguió hacerse<br />
con la iniciativa en ese período. Entre los<br />
años 2000 y 2006, tomó la iniciativa y, de resultas,<br />
la población lo recompensó de forma clamorosa.<br />
Tras las elecciones locales de 2005, vimos con<br />
claridad que Hamas mejoraba sus resultados de<br />
ronda en ronda. En la última de ellas, en diciembre<br />
de 2005, obtuvo la mayoría de los sufragios en<br />
la mayor parte de las ciudades. En realidad, ya en<br />
2003 los resultados demoscópicos mostraban que<br />
Hamas se estaba convirtiendo en la mayor facción<br />
política de la sociedad palestina. Al Fatah se vio superada<br />
por Hamas en 2003 y 2004.<br />
Sólo tras la muerte de Yasser Arafat pudo Al<br />
Fatah reaccionar de modo conjunto y recuperar la<br />
iniciativa, pero no tardaría en volver a perderla<br />
tras el fracaso de su nuevo jefe, Mahmud Abbas, en<br />
la gestión de los dos problemas internos más graves:<br />
la fragmentación organizativa y la corrupción.<br />
Abbas tampoco fue capaz de estabilizar las condiciones<br />
de la seguridad ni resucitar el proceso de<br />
paz. A finales del año 2005, la popularidad de Hamas<br />
se convirtió de nuevo en una amenaza real<br />
para Al Fatah.<br />
Las condiciones para el auge de Hamas<br />
Los palestinos, expuestos permanentemente<br />
a la violencia, incrementaron a su vez la exigencia<br />
de violencia contra los israelíes. Y estalló la segunda<br />
intifada. Los pasos unilaterales de retirada<br />
dados por <strong>Israel</strong> en aquel mismo año –sur de Líbano–<br />
y en 2005 –Gaza– consolidaron la confianza<br />
pública de que la “violencia es rentable” y ayuda,<br />
en realidad, a conseguir derechos nacionales en<br />
formas imposibles para la diplomacia y las negociaciones.<br />
En julio de 2000, la diplomacia fracasó<br />
en Camp David y a lo largo de 2005 no consiguió<br />
que <strong>Israel</strong> alterara sus planes de una retirada unilateral<br />
de Gaza y la negociara con Mahmud Abbas,<br />
el nuevo dirigente palestino que había sucedido a<br />
Arafat a la muerte de éste en noviembre de 2004.<br />
Tanto los palestinos como los israelíes perciben a<br />
Abbas, el padre del proceso de Oslo, como un<br />
hombre dedicado a la paz.<br />
La prolongación de la violencia y el fracaso del<br />
proceso de paz contribuyeron grandemente a la<br />
creación de una economía estancada y de un clima<br />
interno muy inestable; un clima donde el<br />
Gobierno central era débil, el imperio de la ley apenas<br />
imperaba y predominaba la sensación de ausencia<br />
de seguridad personal y familiar. En semejante<br />
clima, los valores tradicionales, religiosos<br />
y familiares se reafirmaron a medida que los in-<br />
LAS DIVISIONES PALESTINAS Y EL FUTURO DE LAS RELACIONES CON ISRAEL<br />
dividuos dejaron de estar dispuestos a<br />
correr riesgos por abrazar valores liberales<br />
y laicos. Las grandes familias proporcionaron<br />
apoyo económico y protección<br />
a sus miembros; las reglas tribales<br />
de resolución de disputas y<br />
<strong>conflicto</strong>s sustituyeron a las funciones<br />
normales de la policía y los tribunales,<br />
y la pertenencia a facciones armadas organizadas<br />
proporcionó empleos y otras<br />
recompensas económicas, así como medios<br />
de lograr posición social y seguridad<br />
física.<br />
Además, tras la muerte de Yasser<br />
Arafat, el sistema político palestino se<br />
hizo más abierto e inclusivo, lo cual<br />
condujo a la decisión de Hamas de participar<br />
en procesos políticos formales<br />
internos, como las elecciones. Con las<br />
rondas de elecciones municipales que<br />
se iniciaron en diciembre de 2004, la<br />
atención pública empezó a centrarse cada<br />
vez más en las necesidades internas<br />
de la construcción de un aparato estatal.<br />
Cuestiones como la corrupción y el<br />
buen gobierno, que hasta entonces habían<br />
sido aplazadas hasta después de la<br />
independencia, empezaron a dominar<br />
cada vez más el programa político y<br />
las plataformas de los partidos –sobre<br />
todo, de los opuestos al partido gobernante,<br />
Al Fatah.<br />
La respuesta a la victoria electoral de<br />
Hamas<br />
La reacción inmediata a la victoria<br />
electoral de Hamas fue la conmoción y<br />
negación por parte del partido gobernante<br />
en ese momento, Al Fatah, así como<br />
la determinación israelí y estadounidense<br />
–en realidad, internacional–<br />
de aislar y debilitar la facción islamista<br />
en tanto se negara a reconocer a <strong>Israel</strong>,<br />
no aceptara los acuerdos firmados con<br />
ese país y no renunciara a la violencia.<br />
Hamas rechazó esas tres condiciones; y,<br />
tras la creación de su Gobierno, <strong>Israel</strong><br />
decidió dejó de transferir los ingresos<br />
aduaneros recaudados a los palestinos<br />
en nombre de la AP, unos 40 millones<br />
de euros que solían cubrir una parte importante<br />
de los salarios del sector público.<br />
Estados Unidos impuso sancio-<br />
nes impidiendo a los bancos transferir<br />
dinero al Gobierno de Hamas. Se interrumpieron<br />
los contactos diplomáticos<br />
con el nuevo Gobierno. Hamas, aislado<br />
y en bancarrota, se vio incapaz de<br />
pagar los salarios del sector público.<br />
En realidad, la gobernación de Hamas<br />
se reveló incapaz de suministrar una<br />
parte de los servicios que la población<br />
esperaba de la AP.<br />
Además, la negativa de Al Fatah de<br />
formar coalición con Hamas<br />
y la naturaleza del<br />
sistema político palestino<br />
–donde el presidente de<br />
la AP goza de un control<br />
considerable sobre los servicios<br />
de seguridad y el<br />
nombramiento altos funcionarios,<br />
así como de un<br />
poder de veto sobre la legislación–<br />
dificultaron de<br />
modo extraordinario que<br />
Hamas pudiera traducir<br />
su victoria electoral en auténtico<br />
control sobre la<br />
AP. De resultas, el impe-<br />
rio de la ley se degradó y el Parlamento<br />
de la AP perdió su capacidad para legislar<br />
o ejercer una tarea supervisora de<br />
manera significativa.<br />
A pesar de la presión externa e interna,<br />
Hamas no cedió en su determinación<br />
de rechazar las demandas de la<br />
comunidad internacional. Interpretó<br />
su victoria electoral como un mandato<br />
total, una adopción por parte de la población<br />
de su ideología y sus puntos de<br />
vista relativos al proceso de paz, el orden<br />
social y el gobierno interno. Hamas<br />
sólo recibió el 44 por ciento de los sufragios<br />
en las elecciones nacionales<br />
–frente al 42 por ciento de Al Fatah– y,<br />
de hecho, menos que en las elecciones<br />
locales, pero el sistema electoral exageró<br />
su victoria recompensándolo con<br />
un 58 por ciento de los escaños parlamentarios,<br />
frente al 37 por ciento de Al<br />
Fatah. Sin embargo, a ojos de Hamas la<br />
victoria electoral se midió en términos<br />
de mayoría parlamentaria, no de pluralidad<br />
de sufragios populares.<br />
En realidad, el 56 por ciento de los<br />
votos fueron a candidatos que no eran<br />
A pesar de<br />
haber ganado<br />
a Al Fatah sólo<br />
por dos puntos<br />
porcentuales en<br />
votos populares,<br />
Hamas<br />
interpretó su<br />
victoria como la<br />
aceptación total<br />
de su ideología<br />
y de su firmeza<br />
frente a <strong>Israel</strong><br />
de Hamas, y así leyó Al Fatah los resultados<br />
electorales. Aunque reconoció su<br />
derrota, Al Fatah enseguida señaló que<br />
la victoria se producía por un margen<br />
de votos inferior al 2 por ciento. Además,<br />
un año antes, Al Fatah había ganado<br />
la presidencia de la AP con un 63<br />
por ciento de los sufragios, una mayoría<br />
mucho más holgada. Asimismo dominaba<br />
la Organización para la Liberación<br />
de <strong>Palestina</strong> (OLP) y presidía su Comité<br />
Ejecutivo, mientras que<br />
Hamas ni siquiera era<br />
miembro de esa organización.<br />
Es la OLP la que ha negociado<br />
todos los acuerdos<br />
de paz con <strong>Israel</strong> y la que<br />
dio lugar a la AP. La mayoría<br />
de palestinos percibe a la<br />
OLP, que representa a todos<br />
los palestinos, con un poder<br />
superior al de la AP, que representa<br />
sólo a los palestinos<br />
de Cisjordania y la franja<br />
de Gaza. Además, Al Fatah<br />
ha tendido a considerar Hamas<br />
como un intruso, una<br />
entidad extranjera, algo así como una<br />
parte de los Hermanos Musulmanes<br />
de Egipto y Jordania.<br />
La respuesta a la victoria electoral de<br />
Hamas estuvo también influida por la<br />
naturaleza del sistema político creado<br />
por la AP; ese sistema no pudo digerir la<br />
conmoción provocada por la victoria<br />
de Hamas. La AP se había vuelto disfuncional<br />
al menos desde cinco años antes<br />
de que los palestinos celebraran las elecciones<br />
legislativas. <strong>El</strong> Gobierno central<br />
se debilitó considerablemente, y las milicias<br />
llegaron a controlar la suerte de los<br />
palestinos. A medida que <strong>Israel</strong> y la comunidad<br />
internacional empezaron a<br />
tratarlo como alguien “irrelevante”, el<br />
anterior presidente de la AP, Yasser<br />
Arafat, abdicó gradualmente de sus responsabilidades,<br />
lo cual condujo a la creciente<br />
marginación del Gobierno central<br />
de la AP y sus servicios de seguridad.<br />
Al final, <strong>Israel</strong> destruyó esos servicios, y<br />
las milicias y caudillos locales le arrebataron<br />
toda la autoridad que pudieron<br />
a la AP. La fragmentación dentro de Al<br />
Fatah condujo a una situación en que<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 39
40 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LAS DIVISIONES PALESTINAS Y EL FUTURO DE LAS RELACIONES CON ISRAEL<br />
los jefes consideraban como feudos particulares<br />
los servicios de seguridad bajo su mando. Tal era<br />
la naturaleza de las instituciones públicas de la<br />
AP heredadas por Hamas. Aunque Al Fatah tuviera<br />
un verdadero interés por compartir el poder<br />
con Hamas, cabía dudar de la capacidad del<br />
sistema para acomodarse a ese deseo.<br />
A pesar del éxito del compromiso de La<br />
Meca en febrero de 2007 para estabilizar de forma<br />
provisional las relaciones entre Al Fatah y<br />
Hamas, la falta de disposición y la incapacidad<br />
de Al Fatah para compartir el control de las<br />
instituciones públicas –en especial, en el ámbito<br />
de la seguridad– condenaron dicho acuerdo<br />
y el Gobierno de unidad nacional nacido de él.<br />
Tanto Estados Unidos como <strong>Israel</strong>, muy insatisfechos<br />
ya con el Gobierno de unidad nacional,<br />
se opusieron a cualquier acuerdo para compartir<br />
el poder en el ámbito de la seguridad. Estados<br />
Unidos se mostró interesado en reconstruir y formar<br />
la guardia presidencial, bajo control de<br />
Mahmud Abbas, y otros servicios de seguridad<br />
bajo control de Al Fatah, más que en garantizar<br />
que rindieran cuentas ante el gabinete ministerial<br />
y el Parlamento, donde Hamas tenía la mayoría.<br />
Los partidarios de la línea dura dentro de<br />
Hamas, como Mahmud Zahhar, antiguo ministro<br />
de Asuntos Exteriores, y Said Siam, ex ministro<br />
de Interior, descontentos ya con las concesiones<br />
incluidas en el acuerdo de La Meca, sostuvieron<br />
que Al Fatah no estaba interesado en<br />
compartir el poder y que había que arrebatárselo,<br />
por la fuerza si era necesario. Con la generalización<br />
de este punto de vista en el seno de<br />
Hamas, el enfrentamiento armado entre las<br />
dos facciones se intensificó considerablemente.<br />
La fragmentación en el seno de Al Fatah contribuyó<br />
en gran medida a la rapidez con que se vinieron<br />
abajo los servicios de seguridad de la AP<br />
ante la arremetida de Hamas en junio pasado.<br />
¿Puede recuperar Al Fatah la hegemonía?<br />
Los acontecimientos de los años y meses<br />
previos a las elecciones legislativas de enero de<br />
2006 proporcionan un telón de fondo para una<br />
clara diferenciación partidista en la mente de la<br />
opinión pública. Esta dinámica hizo que cada vez<br />
más personas abandonasen a Al Fatah y respaldaran<br />
a Hamas. <strong>El</strong> apoyo a terceros partidos<br />
nunca ha dejado de ser limitado y ni ha superado<br />
el 15 por ciento. Nuestra interpretación del<br />
proceso de diferenciación partidista nos ayuda a<br />
responder a la pregunta acerca de la capacidad<br />
de Al Fatah de recuperar la popularidad perdida<br />
y su hegemonía en el sistema político palestino.<br />
A la hora de determinar la adhesión pública<br />
a los partidos y el voto, se ha detectado la acción<br />
de tres dinámicas durante la última década:<br />
preferencia por la violencia frente a diplomacia;<br />
énfasis en los valores tradicionales frente<br />
a los laicos y liberales; y prioridad en la construcción<br />
estatal por la obtención de la independencia<br />
y a la construcción de un Estado<br />
frente a la lucha contra la corrupción y la construcción<br />
de una buena gobernanza.<br />
Los palestinos que creen que la diplomacia<br />
es viable y puede ayudarlos a alcanzar la independencia<br />
y poner fin a la ocupación apoyan y<br />
votan a Al Fatah porque esperan que llegue a un<br />
acuerdo de paz con <strong>Israel</strong>. Por lo tanto, si hay un<br />
proceso de paz viable –como se percibió a mediados<br />
de la década de 1990–, la población se<br />
vuelve hacia Al Fatah. Si el proceso de paz no es<br />
viable y, de modo igualmente importante, si se<br />
considera que la violencia es rentable, no es<br />
probable que se respalde a Al Fatah o a terceros<br />
partidos. <strong>El</strong> respaldo, más bien, será para Hamas.<br />
Los partidarios de terceros partidos se distinguen<br />
de los votantes de Al Fatah porque adoptan<br />
una línea más dura en las cuestiones de las negociaciones.<br />
En la segunda mitad de 2000, los palestinos<br />
se convencieron de que la diplomacia les<br />
fallaba. Tras las retiradas unilaterales israelíes<br />
del sur del Líbano y luego de la franja de Gaza y<br />
tras la guerra israelí contra Hezbolá en el verano<br />
de 2006, los palestinos se convencieron de<br />
que la violencia es rentable y de que <strong>Israel</strong> entiende<br />
mejor la lógica de la fuerza. Mientras prevalezca<br />
esta actitud, no hay grandes posibilidades<br />
de que Al Fatah pueda volver a conquistar la<br />
imaginación de los palestinos.<br />
La segunda razón por la que la población<br />
acude a Hamas frente a Al Fatah está relacionada<br />
con el papel de los valores tradicionales en la<br />
política y la sociedad. Si los valores tradicionales<br />
son importantes en la mente de las personas, éstas<br />
se volverán hacia Hamas. Si, en cambio, la población<br />
gente desea unos valores políticos más liberales<br />
y un sistema político más laico, es probable<br />
que se vuelva hacia Al Fatah. Los votantes<br />
de terceros partidos no sólo buscan un sistema<br />
político más laico y liberal, sino también un orden<br />
social más laico y liberal. Al Fatah representa<br />
a los palestinos que aprecian los valores sociales<br />
tradicionales, pero tienden a buscar un sistema<br />
político moderno y occidentalizado. Los partidarios<br />
de Hamas son quienes buscan consolidar<br />
la naturaleza conservadora de la sociedad y reducir<br />
el impacto del laicismo y la occidentaliza-<br />
LAS DIVISIONES PALESTINAS Y EL FUTURO DE LAS RELACIONES CON ISRAEL<br />
ción en el sistema político. ¿Cuándo<br />
buscan los palestinos valores liberales<br />
laicos en vez de valores tradicionales?<br />
Cuando prevalecen la estabilidad interna,<br />
la tranquilidad y la prosperidad económica,<br />
la tendencia de la población es<br />
aceptar riesgos y a dejar atrás un mayor<br />
tradicionalismo. La combinación de<br />
prosperidad económica, seguridad interna<br />
y estabilidad política lleva a los individuos<br />
a buscar valores liberales laicos.<br />
<strong>El</strong> aumento de la pobreza y la violencia<br />
los lleva a buscar refugio en los valores<br />
tradicionales; regresan a la familia y la<br />
religión. Cuanto mayores sean la inestabilidad<br />
y la pobreza, más probable es<br />
que Hamas gane y Al Fatah pierda.<br />
<strong>El</strong> tercer factor que motiva el voto es<br />
la forma de percibir la construcción estatal<br />
palestina. Para quienes votan a Al<br />
Fatah, lo que está de verdad en juego es<br />
la consecución de la independencia y la<br />
soberanía en un Estado en Cisjordania<br />
y Gaza; cuestiones como una gobernanza<br />
transparente y buena pueden venir<br />
después. Por lo tanto, a sus ojos la<br />
construcción estatal tiende a estar muy<br />
relacionado con la creación de un<br />
Estado independiente y soberano. Para<br />
quienes apoyan a Hamas, la cuestión de<br />
erigir un Estado, aunque importante, no<br />
es suficiente. La naturaleza del Estado y<br />
de la entidad preestatal, la AP, es importante.<br />
Los votantes de Hamas se centran<br />
en una gobernanza transparente;<br />
quieren una entidad preestatal y un<br />
Estado tras la independencia sin corrupción.<br />
Los votantes de terceros partidos<br />
comparten la pasión de Al Fatah<br />
por la independencia y la soberanía y no<br />
están en desacuerdo con los votantes de<br />
Hamas en la necesidad crítica de una AP<br />
transparente, pero también añaden la<br />
necesidad de creación de un sistema<br />
político democrático liberal.<br />
En resumen, los votantes de Al Fatah<br />
buscan primero y ante todo la creación<br />
de un Estado independiente; los votantes<br />
de Hamas tienen como objetivo luchar<br />
contra la corrupción; y los votantes<br />
de terceros partidos tienden a centrarse<br />
en la construcción de instituciones estatales<br />
democráticas liberales. Hoy la<br />
mayoría de palestinos sigue asociando<br />
Al Fatah con la corrupción y la frag-<br />
mentación, mientras que Hamas es percibido<br />
como honrado y cohesionado.<br />
Dada la dinámica descrita más arriba,<br />
y descartando un súbito derrumbe<br />
de Hamas o un fracaso a la hora de responder<br />
a las expectativas públicas, tienen<br />
que producirse tres cambios en el<br />
entorno palestino para que Al Fatah recupere<br />
la primacía y pueda erigirse en<br />
alternativa creíble a Hamas: la creación<br />
de un proceso de paz viable en el que la<br />
capacidad de Al Fatah de hacer la paz<br />
sea vista como una ventaja y la violencia<br />
de Hamas como una desventaja; la restauración<br />
de la estabilidad de la seguridad<br />
en las relaciones palestino-israelíes<br />
y la recuperación de la economía palestina;<br />
y el reforzamiento de Al Fatah introduciendo<br />
reformas que hagan de<br />
ella una organización menos corrupta<br />
y más democrática y cohesionada. Por lo<br />
tanto, es mucho lo que depende de la futura<br />
trayectoria del proceso de paz.<br />
Política interna y proceso de paz<br />
Desde las elecciones legislativas de<br />
enero de 2006 y la formación del primer<br />
Gobierno de Hamas, los acontecimientos<br />
internos palestinos han ganado protagonismo<br />
a la hora de influir en el<br />
proceso de paz palestino-israelí. Las divisiones<br />
palestinas, la débil naturaleza<br />
de las instituciones públicas y la incapacidad<br />
de los servicios de seguridad para<br />
afirmar su monopolio sobre la fuerza<br />
coercitiva, el actual equilibrio de poder<br />
entre Al Fatah y Hamas, así como el<br />
débil liderazgo de Mahmud Abbas,<br />
crean un clima que no favorece el progreso<br />
en el proceso de paz. Este ambiente<br />
y la dinámica desencadenada<br />
por él limitan las opciones de ese proceso<br />
y reducen la probabilidad de avances,<br />
al tiempo que incrementan las posibilidades<br />
de continuación de la violencia.<br />
Al acabar con el control de la AP<br />
sobre la franja de Gaza, el golpe de Hamas<br />
de junio de 2007 ha reducido aún<br />
más la capacidad de los palestinos para<br />
obtener la independencia o construir un<br />
Estado unificado en las dos zonas físicamente<br />
separadas de Cisjordania y la<br />
franja de Gaza. Con la formación de un<br />
gobierno de emergencia que sólo con-<br />
trola Cisjordania, la separación<br />
política de las<br />
dos entidades está ahora<br />
asegurada, al menos<br />
en un futuro inmediato.<br />
Esos acontecimientos<br />
tienen tres consecuencias<br />
negativas<br />
para el futuro de las relacionespalestino-israelíes.<br />
La primera tiene<br />
que ver con la percepción<br />
israelí de los palestinos<br />
como socios<br />
para la paz. Como con-<br />
Tienen que<br />
producirse<br />
importantes<br />
cambios<br />
en el entorno<br />
palestino para<br />
que Al Fatah<br />
recupere la<br />
iniciativa y se<br />
convierta en<br />
una alternativa<br />
creíble a Hamas<br />
secuencia del deterioro de la situación<br />
interna palestina, los israelíes han planteado<br />
preguntas acerca de la existencia<br />
de un socio negociador palestino dispuesto<br />
a aceptar las reglas del juego y, al<br />
mismo tiempo, a imponer el monopolio<br />
de la fuerza coercitiva en la Autoridad<br />
<strong>Palestina</strong>. Hamas no acepta los términos<br />
de referencia para el proceso de paz,<br />
incluido el reconocimiento del Estado<br />
de <strong>Israel</strong>; por su parte, los israelíes ven a<br />
Al Fatah y Mahmud Abbas como incapaces<br />
de imponer la aplicación de ningún<br />
acuerdo firmado.<br />
En segundo lugar, los electores palestinos<br />
se han visto afectados de modo<br />
negativo por las condiciones internas y<br />
por las recientes medidas israelíes, como<br />
la desconexión unilateral. La población<br />
ha visto crecer la confianza en<br />
el papel de la violencia de cara a poner<br />
fin a la ocupación, se ha vuelto de lo<br />
más pesimista acerca del futuro y el<br />
papel de la diplomacia, y se inclina por<br />
creer que no hay socio israelí con el<br />
que negociar, sobre todo después de la<br />
guerra entre <strong>Israel</strong> y Hezbolá.<br />
En tercer lugar, dada la absoluta<br />
falta de confianza entre palestinos e israelíes,<br />
existe hoy la imperiosa necesidad<br />
de una tercera parte en la conducción<br />
del proceso de negociaciones. Sin<br />
embargo, los actores principales, como<br />
Estados Unidos, creen que la situación<br />
interna en <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> no está<br />
madura y que, por lo tanto, las posibilidades<br />
de éxito son escasas. Los<br />
riesgos de fracaso siguen disuadiendo<br />
una mayor implicación estadounidense<br />
en la búsqueda de la paz.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 41
EL MAPA DE LOS REFUGIADOS<br />
Casi una cuarta parte de los refugiados de todo el mundo son palestinos. Según el último censo<br />
(diciembre de 2006), sumaban un total de 4.448.430 personas de las cuales más del 61 por ciento están<br />
exiliadas en Jordania (42 por ciento), Siria y Líbano. Poco menos de una tercera parte vive distribuida<br />
en los 58 campos asistidos por la ONU.<br />
Una cifra que no ha parado de crecer<br />
(1)<br />
10<br />
Los diez campos acogen el 17,65 por ciento del total de<br />
refugiados en el país. En 1948 unos 100.000 refugiados<br />
cruzaron el Jordán, instalando el primer campo cerca de<br />
Zarqa, en 1949. Hasta finales de los años 60 los campos eran<br />
de tiendas de lona y ahora los habitáculos son de obra, de<br />
12 metros cuadrados para familias de cuatro o cinco<br />
miembros. Los refugiados tienen la ciudadanía jordana,<br />
excepto los casi 120.000 palestinos procedentes de Gaza.<br />
8<br />
Los refugiados registrados representan el 71 por ciento de<br />
la población total de Gaza y el 22,8 por ciento del total de<br />
refugiados. Más de 83.600 personas viven en condiciones<br />
penosas. La densidad de población plantea graves problemas<br />
de hacinamiento. Por ejemplo, el campo Beach, donde viven<br />
casi 80.000 personas, tiene un kilómetro cuadrado de<br />
superficie.<br />
19<br />
JORDANIA<br />
GAZA<br />
CISJORDANIA<br />
Aproximadamente una cuarta parte del total de refugiados<br />
viven en campos o ciudades de Cisjordania. Más de 4.450<br />
proceden de Gaza. De los 19 campos, sólo 11 están bajo<br />
control absoluto de la Autoridad <strong>Palestina</strong>. Las limitaciones<br />
de movimiento impuestas por <strong>Israel</strong> han deteriorado<br />
sensiblemente las condiciones socioeconómicas tanto en<br />
ciudades como en las zonas rurales.<br />
9<br />
SIRIA<br />
La mayor parte de los refugiados se registró a raíz de la<br />
guerra árabe-israelí de 1948. En 1967 se incrementaron en<br />
más de 100.000, y otras decenas de miles a causa de la<br />
invasión israelí de Líbano en 1982. Los principales problemas<br />
de los campos se derivan de la precariedad de los servicios<br />
sanitarios. Aparte de los nueve campos relacionados, hay<br />
otros tres (Yarmuk, Lataquia y Ein al-Tal) no registrados por<br />
la UNRWA, con más de 120.000 personas.<br />
12<br />
LÍBANO<br />
Estos refugiados representan aproximadamente el 10 por<br />
ciento de la población de Líbano y el 9,18 por ciento del<br />
total de refugiados. Más de 46.200 personas viven en<br />
condiciones penosas. Considerados extranjeros, tienen<br />
legalmente prohibido trabajar en más de 70 tipos de<br />
profesiones u ocupaciones. Más de 16.000 personas siguen<br />
viviendo en los campos de Dikwaneh y Jisr el-Basha (Beirut)<br />
y de Nabatieh (sur del país), a pesar de haber sido destruidos<br />
en los años 70. Otras 9.595 se distribuyeron por otros campos.<br />
58 CAMPOS<br />
NOTA. Las diferencias en las cifras totales<br />
de los campos se deben a que no se especifican<br />
las personas asignadas a determinados<br />
campos pero que se encuentran distribuidas<br />
temporalmente en otros.<br />
(1) Hasta 1967 Cisjordania estuvo bajo soberanía jordana.<br />
FUENTE: United Nations Relief and Works Agency for<br />
Palestine Refugees in the Near East (UNRWA).<br />
Informe estadístico de agosto de 2007 con datos a 31<br />
42 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
de diciembre de 2006<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 43
Franja de Gaza y Cisjordania<br />
del declive al desmembramiento<br />
Sara Roy<br />
INVESTIGADORA DEL CENTRO DE ESTUDIOS DE ORIENTE MEDIO<br />
(UNIVERSIDAD DE HARVARD)<br />
1. Tomado de Sara Roy, The<br />
Gaza Economy, Nota informativa<br />
143, Palestine Information<br />
Center, The Jerusalem<br />
Fund, Washington, (DC), 2<br />
octubre 2006. Esta introducción<br />
se basa en los siguientes<br />
trabajos presentados por Sara<br />
Roy: The Economy and Economics<br />
of Palestine: Past, Present<br />
and Future, en la Universidad<br />
Londres, Escuela de Estudios<br />
Orientales y Africanos, Sociedad<br />
<strong>Palestina</strong>, Londres (27-<br />
28 enero 2007), y Socioeconomic<br />
and Humanitarian Emergency<br />
in the Occupied Palestinian<br />
Territory, en Seminario de las<br />
Naciones Unidas sobre Ayuda<br />
al Pueblo Palestino, Plenaria<br />
I, Doha, Qatar (5-6 febrero<br />
2007). También contiene<br />
fragmentos de A Dubai<br />
on the Mediterranean, “London<br />
Review of Books”, 27 (21), 3<br />
noviembre 2005.<br />
44 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
E<br />
N UNO DE LOS MUCHOS INFORMES<br />
y relatos sobre la vida económica<br />
de la franja de Gaza que<br />
he leído en los últimos tiempos,<br />
me sorprendió encontrar<br />
una descripción de un anciano<br />
que lanzaba sus naranjas al<br />
mar en una playa de Gaza. La<br />
descripción me llamó la atención<br />
porque yo misma había presenciado esa escena<br />
hace 22 años durante mi primera visita al<br />
territorio. Ocurrió en el verano de 1985 y me llevó<br />
de visita por Gaza una amiga llamada Alia.<br />
Íbamos por la carretera de la costa, cuando vi a<br />
un anciano en la playa con varias cajas de naranjas<br />
a su lado. La escena me intrigó y le pedí<br />
a mi amiga que detuviera el coche. <strong>El</strong> anciano palestino<br />
tomaba las naranjas, una tras otra, y las<br />
lanzaba al agua. No era el suyo un acto lúdico, sino<br />
un acto realizado con dolor y pesar. Sus movimientos<br />
eran lentos y dificultosos, como si cada<br />
naranja pesara más de lo que podía levantar.<br />
Le pregunté a mi amiga por qué lo hacía, y ella<br />
me explicó que se le había prohibido exportar<br />
las naranjas a <strong>Israel</strong> y que prefería tirarlas al mar<br />
antes que verlas pudrirse en su huerto. Nunca olvidé<br />
esa escena, ni el impacto que me causó. Más<br />
de dos décadas más tarde, tras acuerdos de paz,<br />
protocolos económicos, mapas de ruta y desconexiones,<br />
los palestinos siguen arrojando sus naranjas<br />
al mar 1 .<br />
En los últimos siete años, las transformaciones<br />
en la tierra, el trabajo, la economía y la de-<br />
mografía de <strong>Israel</strong> y los territorios ocupados<br />
han sido sorprendentes. Los palestinos han sufrido<br />
pérdidas nunca vistas desde el inicio de la<br />
ocupación israelí en 1967 y probablemente desde<br />
las sufridas en 1948. <strong>El</strong> contexto actual tiene<br />
muchas dimensiones, pero se define ante todo<br />
por la continuada ocupación israelí de las tierras<br />
palestinas y quizá se expresa más vívidamente<br />
en la expansión generalizada y permanente de<br />
los asentamientos israelíes, la construcción del<br />
muro de separación y el aislamiento de Cisjordania<br />
de la franja de Gaza. <strong>El</strong> actual contexto<br />
también queda definido por un rápido declive<br />
socioeconómico, puesto que los palestinos se enfrentan<br />
al deterioro de su economía, una crisis<br />
humana caracterizada por niveles de desempleo<br />
y empobrecimiento inéditos en los 40 años<br />
de ocupación israelí en Cisjordania y la franja de<br />
Gaza, y a la destrucción de la vida cotidiana.<br />
<strong>El</strong> espectacular debilitamiento de la economía<br />
palestina desde el inicio de la segunda intifada<br />
se ha visto acelerado por el embargo internacional<br />
de la ayuda impuesto a los palestinos<br />
tras las elecciones y la llegada al poder del<br />
Gobierno elegido por las urnas en enero del año<br />
2006. Sin embargo, basta una simple ojeada a la<br />
economía palestina —en especial a la de la franja<br />
de Gaza– en vísperas de la intifada, para darse<br />
cuenta de que la devastación no es reciente.<br />
Cuando en 2000 estalló la segunda intifada, la<br />
política de cierre israelí llevaba siete años en vigor,<br />
lo que había conducido a unos niveles sin<br />
precedentes de desempleo y pobreza, que sin<br />
embargo no tardarían en ser superados.<br />
En realidad, la actual situación de la vida palestina<br />
–ya sea económica, social o política– se<br />
deriva de modo fundamental de la dinámica institucionalizada<br />
por el proceso de “paz” de Oslo.<br />
Dicho proceso no se orientó a desmantelar la estructura<br />
de la ocupación israelí, sino a mantenerla<br />
y reforzarla, aunque de una forma diferente.<br />
Los años que siguieron al acuerdo vieron<br />
un acusado deterioro económico y un proceso<br />
de “desdesarrollo” empeorado por los efectos del<br />
cierre, y ése es el rasgo económico definitorio de<br />
los períodos de Oslo y post-Oslo. Así, de acuerdo<br />
con las Naciones Unidas, la economía palestina<br />
experimentó una caída del 36 por ciento en la<br />
renta nacional durante el período de Oslo. Entre<br />
los resultados nocivos del cierre cabe contar: la<br />
separación física y demográfica y el aislamiento<br />
de Cisjordania y Gaza; el debilitamiento de las<br />
relaciones económicas entre las economías palestina<br />
e israelí, lo que dio lugar a un crecimiento<br />
del desempleo y la pobreza y a drásticas<br />
pérdidas en los ingresos, y el reducido acceso a<br />
los mercados de trabajo y de bienes.<br />
Sin embargo, el cierre resultó ser tan destructor<br />
porque el proceso de integración de la<br />
economía palestina en la de <strong>Israel</strong>, que por entonces<br />
duraba ya 26 años, había convertido la<br />
economía local en muy dependiente y débil. De<br />
resultas, cuando la frontera se cerró por primera<br />
vez en 1991 y más tarde de forma más permanente<br />
en 1993, la autosostenibilidad ya no fue<br />
posible: no había medios para ello. Hacía tiem-<br />
po que a <strong>Palestina</strong> se le había arrebatado su potencial<br />
de desarrollo. Décadas de expropiación,<br />
integración y “desinstitucionalización” garantizaron<br />
que no pudiera aparecer ninguna estructura<br />
económica ni, por lo tanto, política 2 .<br />
Estas características cruciales de la ocupación<br />
y las introducidas por el proceso de Oslo y<br />
durante él han profundizado y agravado, claro<br />
está, las condiciones de los últimos siete años y<br />
la intensificación del <strong>conflicto</strong>. <strong>El</strong>lo ha incluido:<br />
un reforzamiento del dominio israelí sobre los<br />
recursos palestinos y una dependencia económica<br />
más profunda y aguda; la construcción del<br />
muro de separación en Cisjordania, lo que ha<br />
quitado al territorio al menos el 15 por ciento de<br />
su tierra agrícola; un aumento de la expropiación,<br />
la cantonalización y el aislamiento de las<br />
tierras palestinas en Cisjordania; una continuada<br />
expansión israelí de los asentamientos; la<br />
separación del valle del Jordán del uso palestino;<br />
el aislamiento de la franja de Gaza tras la mal definida<br />
“desconexión” de <strong>Israel</strong>; y otras restricciones<br />
sobre la movilidad y la libertad de circulación<br />
de los palestinos. Entre los más crudos<br />
ejemplos del declive económico palestino durante<br />
el actual período, se incluyen: 3<br />
• Una reducción en el PIB per cápita desde<br />
1.500 euros en 2000 hasta 700 euros en 2006.<br />
• Una contracción en el PIB de un 15 por ciento<br />
durante los tres primeros trimestres de 2006,<br />
con una caída estimada en el 20 por ciento para<br />
todo el año. Si este porcentaje se confirma tras<br />
2. Ibíd., “London Review of<br />
Books”.<br />
3. Estas cifras proceden de las<br />
presentaciones de Salam Fayyad,<br />
ministro de Economía<br />
de la Autoridad <strong>Palestina</strong>;<br />
Allegra Pacheco, jefa de la<br />
Unidad de Información y Defensa<br />
de la Oficina de las Naciones<br />
Unidas para la Coordinación<br />
de Asuntos Humanitarios<br />
(OCHA), y Jaled Abdel<br />
Shafi, jefe del Programa de<br />
Desarrollo de las Naciones<br />
Unidas (UNDP) en Gaza, en el<br />
Seminario de la ONU sobre<br />
Ayuda al Pueblo Palestino,<br />
Plenaria I, Socioeconomic<br />
and Humanitarian Emergency<br />
in the Occupied Palestinian<br />
Territory (Doha, Qatar,<br />
5-6 febrero 2007). Véanse también<br />
Mohamed Samhouri, Looking<br />
Beyond the Numbers: The<br />
Palestinian Socioeconomic Crisis<br />
of 2006, Middle East Brief, 16<br />
(Centro Crown para Estudios<br />
sobre Oriente Medio, Universidad<br />
Brandeis), febrero 2007;<br />
Atif Kubursi y Fadle Naqib,<br />
The Palestinian Economy Under<br />
Occupation: The Economics of<br />
Subjugation and Dynamics of Dependency,<br />
ponencia presentada<br />
en un congreso celebrado<br />
en la Universidad de Londres,<br />
Escuela de Estudios Orientales<br />
y Africanos, Londres (27-28<br />
enero 2007), y Oxfam, Assessment<br />
Report, Gaza, septiembre<br />
2006.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 45
4. Véase Palestinian Statehood<br />
and Perspectives for Trade and<br />
Development Policy, resumen<br />
de debates en mesas redondas<br />
de la Conferencia de las<br />
Naciones Unidas sobre Comercio<br />
y Desarrollo, Ramala<br />
(Cisjordania), 17 mayo 2006.<br />
46 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
FRANJA DE GAZA Y CISJORDANIA: DEL DECLIVE AL DESMEMBRAMIENTO FRANJA DE GAZA Y CISJORDANIA DEL DECLIVE AL DESMEMBRAMIENTO<br />
los ajustes pertinentes, se trataría de la mayor recesión<br />
en la historia de la economía palestina<br />
desde el año 1967.<br />
• Una cuota creciente de la ayuda de emergencia<br />
en el PIB. En 2006, dicha ayuda representó<br />
entre un cuarto y un tercio del PIB, lo que indica<br />
una “humanitarización” del problema palestino<br />
y la dependencia cada vez mayor de los<br />
palestinos de la caridad internacional. En la actualidad,<br />
al menos 1,6 millones de palestinos reciben<br />
ayuda alimentaria, diez veces más que en<br />
2000. Esta reorientación de la ayuda extranjera<br />
hacia la ayuda humanitaria no puede sostener<br />
índices más altos de crecimiento demográfico.<br />
• La creciente ineficacia económica de la ayuda<br />
internacional; es decir, la ayuda incrementa, pero<br />
los problemas socioeconómicos se agudizan.<br />
<strong>El</strong>lo es debido a que la ayuda –compuesta sobre<br />
todo de socorros humanitarios– se proporciona<br />
fuera de cualquier marco o proceso económico,<br />
con lo que apenas tiene repercusión, si es que tiene<br />
alguna, sobre el desarrollo o la construcción<br />
de instituciones. Por otra parte, este problema<br />
también se refleja en el deterioro de la calidad<br />
del gasto público: 145-180 millones de euros en<br />
ayuda al desarrollo se han paralizado. En este escenario,<br />
lo mejor que cabe esperar es la estabilidad<br />
provisional y la contención a corto plazo<br />
del <strong>conflicto</strong>.<br />
• La incapacidad, en rápido crecimiento, de<br />
las personas para alimentarse. La mitad de la población<br />
de no refugiados de Gaza, por ejemplo,<br />
sólo tiene acceso a una comida al día.<br />
• <strong>El</strong> creciente desempleo. Unos 100.000 trabajadores<br />
han dejado de buscar empleo, puesto<br />
que la economía interna no puede absorberlos.<br />
Además, la fuerza laboral se incrementa con<br />
unos 30.000 nuevos trabajadores cada año. Por<br />
otra parte, <strong>Israel</strong> ha anunciado que en el año<br />
2008 no admitirá a más trabajadores palestinos<br />
dentro de <strong>Israel</strong>.<br />
• La fragmentación total de la base geográfica<br />
de la economía palestina.<br />
• <strong>El</strong> afianzamiento de la infraestructura de “seguridad”<br />
y los cierres, con 527 controles en<br />
Cisjordania y el cierre casi completo de la franja<br />
de Gaza. Todo ello antes de que Hamas se hiciera<br />
con el control de Gaza en junio de 2007, la<br />
terminal de Rafah se encontraba abierta, como<br />
promedio, solamente el 10 por ciento del<br />
tiempo previsto; el paso de Karni, sólo el 50 por<br />
ciento, y el paso de Erez permanecía prácticamente<br />
cerrado.<br />
• La intensificación de un nuevo tipo de crisis:<br />
la violencia intestina, que ha llevado a una fuga<br />
de cerebros y a la reducción del número del personal<br />
y los programas internacionales.<br />
Unos 2,4 millones de palestinos viven hoy<br />
por debajo del umbral de pobreza: el 80 por ciento<br />
en Gaza y el 55 por ciento en Cisjordania. Si<br />
a eso añadimos una Autoridad <strong>Palestina</strong> que no<br />
funciona bien, la falta de control entre los encargados<br />
palestinos de formular políticas, el<br />
<strong>conflicto</strong> intestino y los cambios en la estructura<br />
de la ayuda internacional, no resulta difícil<br />
comprender por qué la situación económica es<br />
tan acuciante.<br />
Además, los últimos siete años de intifada<br />
han introducido nuevos rasgos con efectos perjudiciales<br />
sobre la economía palestina 4 . Son:<br />
1. <strong>El</strong> uso de la ayuda como arma punitiva no<br />
sólo por parte de <strong>Israel</strong>, sino también de la comunidad<br />
donante internacional, incluido el<br />
uso de la ayuda para imponer una clara agenda<br />
política. <strong>El</strong> boicot internacional ha tenido un<br />
efecto devastador sobre los palestinos. Nunca antes<br />
habían sido las cuestiones económicas tan<br />
centrales en el <strong>conflicto</strong> político en casi 40 años<br />
de ocupación.<br />
2. La práctica ausencia de cualquier marco<br />
legal o institucional adecuado dentro del que<br />
pueda funcionar la economía.<br />
3. La drástica caída en el acceso a los mercados<br />
por parte de los palestinos, con el resultado<br />
de un déficit comercial crónico para la<br />
economía palestina.<br />
4. La decisión de <strong>Israel</strong> de desvincular por<br />
completo su economía de la palestina, cortando<br />
lazos económicos y comerciales tras cuatro décadas<br />
de integración y dependencia forzosa. La<br />
pérdida de trabajos dentro de <strong>Israel</strong> ha sido particularmente<br />
devastadora para la economía palestina,<br />
con flujos de trabajo muy limitados<br />
desde Cisjordania y casi ninguno desde Gaza. En<br />
realidad, el 30 por ciento de los ingresos ganados<br />
en <strong>Israel</strong> entre 1972 y 2006 entra hoy en la economía<br />
palestina como ayuda de donantes.<br />
5. La separación completa y por ahora irrevocable<br />
de Gaza de Cisjordania. Aunque los dos<br />
territorios son tratados aún como uno en diversos<br />
estudios y proyecciones, son hoy, a efectos<br />
prácticos, dos entidades totalmente separadas.<br />
6. <strong>El</strong> declive del sector privado como motor<br />
de crecimiento debido a su incapacidad de generar<br />
un incremento de los ingresos bajo las actuales<br />
restricciones. Un 93 por ciento de las<br />
compañías siguen empleando a cuatro o menos<br />
personas y la industria manufacturera repre-<br />
senta un 12 por ciento del PIB, el nivel alcanzado<br />
en la década de 1970. Por primera vez en la<br />
historia de la economía palestina, el sector público<br />
–162.000 empleados– aventaja al privado.<br />
7. <strong>Israel</strong> ya no está interesado en controlar<br />
y dominar la economía palestina y adecuarla a<br />
sus propios intereses como hizo, sobre todo,<br />
durante las primeras dos décadas de la ocupación.<br />
Intenta más bien impedir la aparición de<br />
un Estado y de una base económica viable sobre<br />
la que erigirlo imponiendo medidas cada vez<br />
más perjudiciales que reducirán los palestinos<br />
a un problema humanitario –al que se espera<br />
que responda la comunidad internacional–, al<br />
tiempo que anima a otros palestinos a partir [este<br />
punto se desarrolla en las páginas siguientes].<br />
8. La expectativa y la creencia de que el<br />
proceso de paz está muerto y de que la actual crisis<br />
continuará en los años venideros. Por lo tanto,<br />
la planificación económica ya no se basa en<br />
un escenario positivo, sino en uno negativo, caracterizado<br />
por una economía moribunda, la inestabilidad<br />
y un <strong>conflicto</strong> continuado. Las estrategias<br />
económicas pasan del desarrollo a la estabilidad,<br />
lo que caracterizó el pensamiento<br />
económico palestino hace más de dos décadas,<br />
antes de la primera intifada en 1987.<br />
Algunas reflexiones adicionales sobre la actual<br />
situación. 5<br />
En 2006, más de un tercio de Cisjordania<br />
era inaccesible a los palestinos. Los palestinos no<br />
residentes dejaron de poder entrar en el valle<br />
del Jordán y vieron prohibida la entrada en<br />
los pueblos situados entre el muro de separación<br />
y la Línea Verde. Ningún palestino podía<br />
entrar en Nablús en coche. Menos del 30 por<br />
ciento de los palestinos residentes en Cisjordania<br />
tenía derecho a solicitar un permiso para<br />
moverse dentro de su propio territorio y menos<br />
del 10 por ciento llegaba a recibirlo en la<br />
práctica, lo que significaba que al menos el 90<br />
por ciento de la población se encontraba completamente<br />
confinada en sus enclaves territoriales.<br />
A los habitantes de Gaza se les prohibía<br />
entrar o residir en Cisjordania: sólo 500 de 1,3<br />
millones recibieron permiso para hacerlo. Los<br />
palestinos de Jerusalén Este tenían prohibido<br />
entrar en cualquier ciudad cisjordana salvo<br />
Ramala 6 . En la actualidad, la situación es más<br />
extrema. <strong>Israel</strong> sigue teniendo poder de veto sobre<br />
la legislación palestina, lo que significa que<br />
el Gobierno israelí puede oponerse a cualquier<br />
ley aprobada en el Parlamento palestino. Estas<br />
medidas, entre otras, reflejan ciertos cambios<br />
en el modo en que el <strong>conflicto</strong> es conceptualizado<br />
y debatido, e inciden directa e indirectamente<br />
sobre la economía.<br />
Antes de Oslo existía la creencia entre los israelíes<br />
de que la paz y la ocupación eran incompatibles.<br />
Esto ha cambiado. En años recientes,<br />
cada vez más israelíes se están beneficiando<br />
de la ocupación. Su vida se ha visto<br />
facilitada por la gran red de carreteras entre<br />
asentamientos construida en Cisjordania y por<br />
una economía mejorada resultante de una contención<br />
percibida del <strong>conflicto</strong> y de los palestinos.<br />
Los asentamientos son hoy considerados como<br />
un crecimiento natural, una circunscripción<br />
necesaria que proporciona protección y seguridad,<br />
con importantes lazos familiares con <strong>Israel</strong><br />
propiamente dicho. Así, la integración de los bloques<br />
de asentamientos y su infraestructura con<br />
<strong>Israel</strong> –es decir, el razonamiento de que Cisjordania<br />
forma parte de <strong>Israel</strong>– ya no resulta extraordinario<br />
ni polémico; al contrario, es necesario<br />
y normal. Para los israelíes, ya no se trata<br />
de una cuestión de normalizar la ocupación, sino<br />
de eliminar el término por completo, puesto<br />
que ya no tiene aplicación. La ocupación ha<br />
pasado de ser una cuestión política y legal con<br />
legitimidad internacional a ser una simple<br />
disputa de fronteras donde se aplican los reglas<br />
de la guerra, más que las de la ocupación.<br />
De modo similar, separarse de los palestinos<br />
y hacer lo necesario política, militar y económicamente<br />
para asegurar y mantener esa separación<br />
se ha convertido también en una rutina.<br />
Así, los israelíes ya no se sienten incómodos<br />
con la ocupación en un momento en que ésta se<br />
ha vuelto más represiva y perversa. Asimismo, esto<br />
ha acarreado algunos cambios en el léxico del<br />
<strong>conflicto</strong> que reflejan los cambios en el marco<br />
político. Ahora se habla menos de “contigüidad<br />
territorial” para los palestinos y más de “contigüidad<br />
vial”, un término que apareció en el<br />
plan de desconexión de Gaza y que significa que<br />
los palestinos tendrán contacto entre sí mediante<br />
puentes, túneles y las carreteras “sólo para<br />
árabes” que se construyen actualmente en<br />
Cisjordania 7 . Otro cambio es la creciente referencia<br />
a un “resultado biestatal”, más que a<br />
una “solución biestatal”. 8<br />
Otra característica nueva es la creciente burocratización<br />
del sistema de control de <strong>Israel</strong>.<br />
Además de los imperativos políticos que subyacen<br />
a los controles, las terminales y otras barreras<br />
físicas, existe hoy un creciente imperativo<br />
burocrático con sus propios intereses, nece-<br />
5. Este apartado se basa en Sara<br />
Roy, <strong>Israel</strong>i Unilateralism and<br />
the Reality of Separation, ponencia<br />
presentada en el congreso<br />
International Law and<br />
Middle East Peace: A Rights-<br />
Based Approach to the <strong>Israel</strong>i-Palestinian<br />
Conflict, Universidad<br />
de Exeter, Reino Unido<br />
(8-11 junio 2006), y Sara<br />
Roy, Failing Peace: Gaza And<br />
The Palestinian-<strong>Israel</strong>i Conflict,<br />
Londres, Pluto Press, 2007,<br />
pp. 328-332.<br />
6. “Haaretz”, More than Onethird<br />
of the West Bank: Off limits<br />
to Palestinians, 24 marzo<br />
2006, y “Haaretz”, entrevista<br />
con la corresponsal Amira<br />
Hass, abril 2006.<br />
7. Cabe encontrar un ejemplo<br />
en Adi Mintz, An Atlas of<br />
Road Maps and Options for the<br />
<strong>Israel</strong>i-Arab Process, VI Conferencia<br />
de Herzliya, <strong>Israel</strong>,<br />
enero 2006. http://www.herzliyaconference.org/Eng/_Articles/Article.<br />
Mintz escribe:<br />
“Tenemos que crear una contigüidad<br />
vial que permita a<br />
los palestinos ir a todos sus<br />
lugares sin interrupción.”<br />
8. Véase David Makovsky, Olmert’s<br />
Unilateral Option: An<br />
Early Assessment, “Policy Focus”,<br />
55, Washington Institute<br />
for Near East Policy, mayo<br />
2006.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 47
sidades y prioridades. La burocratización<br />
de esta estructura ayuda a despolitizarla<br />
al convertirla en una parte necesaria<br />
y permanente de la vida cotidiana.<br />
En realidad, algunas terminales de<br />
Cisjordania ya no tienen soldados, sino<br />
que están plenamente automatizadas.<br />
La constante e implacable imposición<br />
de los imperativos israelíes –el desmembramiento<br />
de Cisjordania y de<br />
cualquier posibilidad de un Estado palestino<br />
con el fin de permitir el engrandecimiento<br />
territorial de <strong>Israel</strong> y la<br />
consolidación de los asentamientos israelíes<br />
en tierras palestinas– parece haber<br />
suscitado la aparición de un cambio<br />
cada vez más visible en el modo en que<br />
los gobiernos extranjeros, los organismos<br />
de ayuda y las otras organizaciones<br />
internacionales formulan las futuras<br />
relaciones palestino-israelíes. Este cambio<br />
se aleja de la idea de los dos estados<br />
y de los rasgos de la construcción estatal<br />
y la soberanía política asociados con<br />
un Estado palestino concreto, para acercarse<br />
a una visión que subraya las prioridades<br />
humanitarias sobre las políticas<br />
9 . Los palestinos están reducidos a<br />
una presencia demográfica en enclaves<br />
pequeños y empobrecidos de manera<br />
que serán tratados como un asunto humanitario<br />
del que se hará cargo la comunidad<br />
internacional: incapaces de<br />
movilizarse política o económicamente,<br />
degradados a la ausencia de Estado<br />
en sus propios hogares. Por lo tanto, no<br />
constituye ninguna sorpresa que la<br />
aceptación por parte de <strong>Israel</strong> de transferir<br />
las rentas públicas palestinas se<br />
condicionara al hecho de que ese dinero<br />
se destinara sólo a propósitos humanitarios.<br />
La violencia que acabará<br />
por estallar –en la que sólo los palestinos<br />
tendrán la categoría de autores– , es<br />
un precio que el Gobierno israelí está<br />
dispuesto a pagar a cambio de los beneficios<br />
territoriales que garantiza 10 .<br />
La reducción de los palestinos como<br />
grupo nacional y pueblo soberano a<br />
un problema humanitario –algo que sólo<br />
es nuevo en relación con la escala– se<br />
ve ahora amplificada por la creciente<br />
“desurbanización” de Cisjordania mediante<br />
la pérdida de zonas urbanas metropolitanas<br />
y la “desarabización” de<br />
48 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
FRANJA DE GAZA Y CISJORDANIA: DEL DECLIVE AL DESMEMBRAMIENTO FRANJA DE GAZA Y CISJORDANIA DEL DECLIVE AL DESMEMBRAMIENTO<br />
Jerusalén. Las zonas urbanas palestinas<br />
generan el 90 por ciento del PIB nacional,<br />
y Jerusalén contribuye en un<br />
40 por ciento. Por lo tanto, la pérdida de<br />
Jerusalén tendrá un impacto económico<br />
perjudicial que se verá exacerbado<br />
por el efecto aislador del muro de separación.<br />
Además, del sector turístico,<br />
que constituye una gran parte de la actividad<br />
económica de la zona, se están<br />
apoderando ahora los nuevos<br />
sectores y construcciones<br />
de colonos del nuevo<br />
bloque de asentamientos<br />
E-1 11 . Ilegalmente anexionado<br />
a la ciudad de Maale<br />
Adumim a mediados de la<br />
década de 1990, el sector<br />
E-1 representa la última<br />
parcela de tierra disponible<br />
para una expansión económica<br />
y demográfica de<br />
los palestinos de Jerusalén<br />
Este. <strong>El</strong> jefe del Gobierno<br />
israelí ha dicho que el desarrollo<br />
del sector E-1 se llevará<br />
a cabo a pesar de la desaprobación<br />
del Departamento de Estado estadounidense.<br />
12<br />
Así, la separación y el aislamiento<br />
que sufren palestinos de Jerusalén y<br />
dentro de esa misma ciudad, de <strong>Israel</strong><br />
–y, a través de <strong>Israel</strong>, del mundo– y de<br />
ellos mismos entre sí, sus ciudades y sus<br />
tierras, debilitan la posibilidad de desarrollo<br />
urbano por razones que son<br />
muy sencillas: las personas, los bienes y<br />
los recursos no pueden acceder a las zonas<br />
urbanas, separadas como están por<br />
territorio bajo control israelí. La planificación<br />
es imposible, al igual que la expansión,<br />
y el suministro de servicios<br />
se ve obstaculizado.<br />
En mayo de 2006, un editorial del<br />
“New York Times” captó de modo sorprendente<br />
el problema y lo expresó en<br />
estos términos: “Imaginemos un mapa<br />
de Manhattan. Cisjordania sería, a grandes<br />
rasgos, Harlem Este y el Upper East<br />
Side. Gaza sería Battery Park City, mucho<br />
más al sudoeste. Imaginemos ahora<br />
la tarea de crear una ciudad completamente<br />
funcional, con su propia economía,<br />
a partir de esas dos porciones<br />
mientras entre ellas se alza una ciu-<br />
Los imperativos<br />
israelíes sobre<br />
los territorios<br />
ocupados tienen<br />
dos objetivos:<br />
evitar la idea<br />
de dos estados<br />
y reducir las<br />
reivindicaciones<br />
palestinas<br />
a un problema<br />
humanitario<br />
dad independiente y hostil”. 13<br />
La adopción por parte de <strong>Israel</strong> de<br />
la desconexión unilateral es también<br />
ilustrativa de la política oficial y las intenciones<br />
económicas. En primer lugar,<br />
la noción de que la desconexión<br />
unilateral –una política debatida con<br />
intensidad desde el redespliegue israelí<br />
de Gaza– está políticamente muerta<br />
dentro de <strong>Israel</strong>, puesto que ha sido<br />
destruida por los cohetes<br />
palestinos y los misiles de<br />
Hezbolá, da por supuesto<br />
que semejante política pretendía<br />
en cierta medida<br />
asegurar un resultado fundamentalmente<br />
diferente<br />
del que ahora <strong>Israel</strong> sostiene<br />
que debía buscar. A saber,<br />
retener el control sobre<br />
las tierras palestinas y<br />
los propios palestinos, y<br />
contener la violencia que<br />
naturalmente eso comporta.<br />
Cualquier distinción<br />
de ese estilo es falsa y<br />
engañosa. Porque en términos de sustancia<br />
–en tanto que opuesta a la forma–,<br />
la retirada de Cisjordania proyectada<br />
por Olmert tenía como objetivos<br />
básicos la anexión de tierras palestinas<br />
–grandes zonas de Cisjordania y todo<br />
Jerusalén Este–; la permanencia de los<br />
bloques de asentamientos israelíes en<br />
tierra árabe; la continuada parcelación<br />
de Cisjordania en zonas aisladas bajo<br />
control israelí directo o indirecto –gobernando<br />
mediante el asedio, como<br />
en Gaza–; una mayor destrucción entre<br />
los palestinos de toda idea de comunidad<br />
humana, por no hablar de las ideas<br />
de comunidad económica o nacional;<br />
y la continuada exclusión –racial– de<br />
los palestinos de cualquier interacción<br />
con <strong>Israel</strong>.<br />
En segundo lugar y de modo más<br />
crítico, la desconexión unilateral –ya se<br />
llame de ese modo o de otro– ilustra el<br />
cambio que va en las intenciones de<br />
<strong>Israel</strong> hacia los palestinos y sus territorios<br />
desde la ocupación en curso hasta<br />
la anexión y la soberanía impuesta, un<br />
cambio aceptado por la comunidad internacional<br />
tras la victoria electoral de<br />
Hamas y su poca disposición a la re-<br />
nuncia formal del terror y al reconocimiento de<br />
<strong>Israel</strong>. Así, cualquier resistencia de los palestinos<br />
a la represiva ocupación israelí, incluidos los intentos<br />
de emancipación económica, son considerados<br />
ahora como ilegítimos e ilegales. Podría<br />
decirse que eso fue lo que ocurrió tras el 11-S,<br />
cuando Ariel Sharon sostuvo con éxito que la lucha<br />
de <strong>Israel</strong> contra los palestinos era parte de la<br />
guerra global de Estados Unidos contra el terrorismo<br />
y que, por lo tanto, cualquier resistencia<br />
a <strong>Israel</strong> era ilícita. Rara vez se trata el hecho<br />
de que el Gobierno palestino y ahora el<br />
Gobierno libanés han sido castigados de modo<br />
severo por intentar defender a su pueblo de la<br />
agresión israelí. <strong>Israel</strong>, Estados Unidos, la Unión<br />
Europea e incluso algunos estados árabes esperan<br />
–exigen, más bien– de esos gobiernos que se<br />
sometan a las acciones israelíes –en la práctica,<br />
que colaboren con la política israelí– y que se<br />
opongan a cualquier forma de resistencia popular<br />
a esas acciones 14 . Dentro de este paradigma,<br />
los palestinos se convierten en extranjeros<br />
en su propia tierra, sometidos y dependientes.<br />
Un comentario adicional sobre Gaza 15<br />
Con la llamada desconexión israelí de Gaza,<br />
el Gobierno de <strong>Israel</strong> afirma que ya no ocupa ese<br />
territorio y, por lo tanto, que ya no es responsable<br />
de él, a pesar de mantiene un control total sobre<br />
la tierra y sus habitantes. En especial, controla<br />
todo movimiento a través de las fronteras<br />
de Gaza y sigue registrando todo nacimiento, fallecimiento<br />
y matrimonio entre su población.<br />
Sin embargo, la legislación nacional israelí trata<br />
ahora esa frontera como una frontera internacional.<br />
Esta situación confusa plantea la pregunta:<br />
¿qué categoría tiene Gaza? ¿Es un territorio<br />
ocupado, un territorio en disputa o un<br />
territorio extranjero? ¿Cuáles son las consecuencias<br />
de la ambigua posición de Gaza de cara<br />
a la ayuda extranjera y los programas de rehabilitación<br />
y reforma económicas?<br />
Entre los factores que exacerban la confusión<br />
y el declive particularmente agudo de Gaza<br />
se encuentran los siguientes:<br />
• DESEMPLEO. Un 36 por ciento de los habitantes<br />
de Gaza estaban desempleados en mayo de<br />
2006, frente al 17 por ciento en 1999. Desglosados<br />
por áreas, los índices de desempleo en la<br />
franja de Gaza oscilaban entre el 27 y el 42 por<br />
ciento, según cálculos conservadores.<br />
• POBREZA. Hasta el 80 por ciento de los palestinos<br />
de la franja de Gaza viven por debajo del um-<br />
9. The Grassroots Palestinian<br />
Anti-Apartheid Wall Campaign,<br />
The Occupation’s ‘Convergence<br />
Plan’: Legitimizing Palestinian<br />
Bantustans”, “Analysis”,<br />
17 mayo 2006.<br />
10. Juan Cole, The Jailer, “Salon”,<br />
12 enero 2006, http://<br />
www.salon.com/opinion/feature/2006/01/12/Sharon/pri<br />
nt.html<br />
11. Ibíd.<br />
12. Angela Godfrey-Goldstein,<br />
The Choice is Now, “Challenge”,<br />
97, mayo-junio 2006.<br />
13. A Viable Palestinian State,<br />
editorial del “New York Times”,<br />
25 mayo 2006.<br />
14. Véanse Virginia Tilley, A<br />
Beacon of Hope: Apartheid <strong>Israel</strong>,<br />
“Counterpunch”, 5 diciembre<br />
2006, y Bashir Abu-<br />
Manneh, In Palestine, a Dream<br />
Deferred”, “The Nation”, 18 diciembre<br />
2006, www.thenation.com/doc/20061218/abumanneh<br />
15. Los datos de este apartado<br />
proceden de Program on Humanitarian<br />
Policy and Conflict<br />
Research (PHPCR), Gaza<br />
2010: Human Security Needs in<br />
the Gaza Strip, Population Projections<br />
for Socioeconomic Development<br />
in the Gaza Strip, “Working<br />
Paper #1”, Harvard University,<br />
Cambridge (MA),<br />
mayo 2006, y Allan G. Hill,<br />
Demographic and Health Prospects<br />
in the Occupied Palestinian<br />
Territory (oPt), tesis doctoral,<br />
presentación en powerpoint,<br />
Harvard School of Public Health,<br />
Cambridge (MA), 2007.<br />
16. Allegra Pacheco, OCHA,<br />
op cit.<br />
bral de pobreza, frente al 30 por ciento en 2000.<br />
Esto significa que la abrumadora mayoría de los<br />
hogares no logra satisfacer sus necesidades básicas,<br />
a pesar de la abundante ayuda externa.<br />
Además, en 2006, los habitantes de la franja de<br />
Gaza tenían un 23 por ciento más de probabilidades<br />
de ser pobres que los habitantes de<br />
Cisjordania.<br />
• RECURSOS. La base de recursos de Gaza se reduce:<br />
el 50 por ciento de la tierra es habitable, el<br />
38,5 por ciento es agrícola y el 17 por ciento es<br />
consumido por la zona de seguridad. Los recursos<br />
hídricos disminuyen con rapidez; el acuífero<br />
costero dejará de ser utilizable en los próximos<br />
diez años. De las tres plantas de tratamiento<br />
de aguas residuales, sólo dos están<br />
parcialmente en funcionamiento, mientras que<br />
el 70-80 por ciento de las aguas residuales entran<br />
sin tratar en el medio ambiente. Se prevé que el<br />
volumen de aguas residuales se multiplique<br />
por cuatro de aquí al año 2025.<br />
• VIOLENCIA. La violencia política predomina y se<br />
extiende: en el año 2006 se lanzaron contra<br />
<strong>Israel</strong> desde Gaza 1.786 cohetes Qasam; y desde<br />
<strong>Israel</strong> se dispararon contra Gaza 14.100 obuses<br />
de artillería 16 .<br />
Sin embargo, el problema de Gaza no es sólo<br />
la ocupación, sino también la población.<br />
Según los últimos datos publicados por proyecto<br />
Gaza 2010 de la Universidad Harvard, dado un<br />
crecimiento anual situado entre 3,45 y 3,5 por<br />
ciento, la población de 1.390.000 habitantes alcanzará<br />
los 1.590.000 en 2015 y los 2.660.000 en<br />
2028, con lo que se duplicará el tamaño actual.<br />
Gaza posee la tasa de nacimientos más alta de toda<br />
la región: 5,5-6 niños por mujer. Un 80 por<br />
ciento de la población tiene menos de 50 años,<br />
mientras que el 50 por ciento 15 o menos años.<br />
Incluso con un descenso inmediato de la fertilidad,<br />
la joven población gazana –el porcentaje<br />
de población menor de 15 años sólo es superado<br />
por el Yemen– seguirá creciendo al menos durante<br />
una generación.<br />
Gaza tiene una superficie de 360 kilómetros<br />
cuadrados, los territorios ocupados suman juntos<br />
6.017 kilómetros cuadrados, e <strong>Israel</strong> tiene<br />
21.910 kilómetros cuadrados. La población total<br />
de Cisjordania y Gaza aumentará de 3,7 millones<br />
a casi cinco millones de aquí al 2015, mientras<br />
que la de <strong>Israel</strong> pasará de 6,725 millones a<br />
casi ocho millones. Las densidades demográficas<br />
medias que se alcanzarán –3.835 habitantes<br />
por kilómetro cuadrado en Gaza, frente a 420 en<br />
Cisjordania y 307 en <strong>Israel</strong>– ponen a todas luces<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 49
50 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
FRANJA DE GAZA Y CISJORDANIA: DEL DECLIVE AL DESMEMBRAMIENTO FRANJA DE GAZA Y CISJORDANIA: DEL DECLIVE AL DESMEMBRAMIENTO<br />
de manifiesto las presiones demográficas a las<br />
que se enfrenta Gaza. En realidad, la mitad del<br />
territorio en el que se concentra la población de<br />
Gaza posee una de las densidades demográficas<br />
más elevadas del mundo: 7.725 habitantes por<br />
kilómetro cuadrado. Y la densidad demográfica<br />
combinada de los territorios ocupados es la<br />
más alta de la región, con excepción de Bahrein.<br />
En 2010, la población adulta de Gaza, en relación<br />
con la joven, crecerá en un 24 por ciento,<br />
lo cual añadirá presiones sobre los mercados del<br />
empleo y la vivienda. Si un creciente número de<br />
personas son incapaces de lograr trabajo o vivienda,<br />
dos elementos que son clave en la estructura<br />
matrimonial y familiar, la creciente diferencia<br />
entre la oferta y la demanda conducirá<br />
a una mayor violencia y con ello a la continuada<br />
militarización de la sociedad. En realidad, dada<br />
la intensa competencia por los recursos y en<br />
ausencia de un gobierno fuerte capaz de gestionar<br />
pretensiones competidoras, los recursos<br />
se usurparán por la fuerza, algo que ya estamos<br />
presenciando hoy, sobre todo en la franja de<br />
Gaza. De ahí que las tendencias demográficas<br />
sean un factor principal que determinará en la<br />
Franja el bienestar socioeconómico, o su ausencia.<br />
Los actores internacionales han tendido<br />
a despreciar –a negar incluso– esta repercusión<br />
de las presiones demográficas sobre el bienestar<br />
socioeconómico de Gaza. Semejante situación<br />
debe cambiar.<br />
La combinación de fertilidad elevada, población<br />
creciente y alta densidad demográfica<br />
ejerce unas presiones enormes sobre los servicios<br />
públicos, en especial la educación y la sanidad.<br />
En educación, por ejemplo, contando<br />
sólo el crecimiento demográfico –sin mejora en<br />
la calidad de los servicios– harán falta 1.517<br />
nuevos maestros y 984 nuevas aulas en los próximos<br />
cuatro años. De modo similar, para alcanzar<br />
los niveles actuales de Cisjordania el sistema<br />
educativo de Gaza necesita al menos 7.500<br />
maestros adicionales y 4.700 nuevas aulas. Y para<br />
que la franja de Gaza mantenga los actuales<br />
niveles de acceso a los servicios sanitarios en<br />
2010, necesitará 425 nuevos médicos, 520 nuevos<br />
enfermeros y 465 nuevas camas hospitalarias.<br />
En los próximos cinco años, se necesitarán<br />
135.000 nuevos puestos de trabajo sólo para<br />
mantener el desempleo en el 10 por ciento.<br />
<strong>El</strong> daño resultante –el actual y el futuro– no<br />
puede repararse únicamente “devolviendo” las<br />
tierras de Gaza y permitiendo a los palestinos la<br />
libertad de movimiento y el derecho a construir<br />
fábricas y complejos industriales en una<br />
Gaza ampliada pero aislada y rodeada. <strong>El</strong> desplazamiento<br />
ha dado paso al cierre, y éste nunca<br />
puede constituir una solución a la miríada de<br />
problemas de Gaza; sobre todo, cuando su pujante<br />
población se encuentra confinada en un territorio<br />
físicamente restringido y con recursos limitados.<br />
La densidad no es sólo un problema de<br />
población, sino también de acceso a los recursos,<br />
en especial a los mercados de trabajo. Sin unas<br />
fronteras porosas que permitan a los trabajadores<br />
el acceso a los empleos –algo impedido en<br />
la práctica por el plan de desconexión de Gaza<br />
y el plan de realineamiento de Olmert–, la<br />
Franja seguirá siendo una cárcel con poca posibilidad,<br />
si es que tiene alguna, de establecer<br />
una economía viable.<br />
En 2005, la comunidad internacional, por<br />
medio del Comité de Enlace Ad Hoc, llegó a la<br />
conclusión de que el factor más importante en<br />
el declive económico de <strong>Palestina</strong> no son los reducidos<br />
niveles de ayuda, sino las restricciones<br />
sobre el movimiento y el acceso, así como la suspensión<br />
de las transferencias de las rentas fiscales.<br />
Según se concluyó, dada la continuada ausencia<br />
de un acuerdo político que permita un<br />
mayor movimiento hacia <strong>Israel</strong> y los demás países<br />
y que proporcione a los palestinos el control<br />
sobre sus fronteras, la ayuda internacional sólo<br />
podrá ayudar a los palestinos a sobrevivir, sin llegar<br />
a tener ninguna consecuencia real sobre su<br />
economía. Así pues, ninguna ayuda al desarrollo,<br />
sea cual sea su magnitud, podrá dar pie a un<br />
proceso real de desarrollo si no encara las cuestiones<br />
básicas de la seguridad humana.<br />
Una reflexión final<br />
Resulta de vital importancia comprender<br />
que los anteriores acuerdos con <strong>Israel</strong> han limitado<br />
e incluso restringido las opciones de la<br />
paz y el desarrollo, que en absoluto los han ampliado.<br />
También han conducido a espectaculares<br />
declives económicos, políticos y sociales para<br />
los palestinos. La ocupación israelí de <strong>Palestina</strong><br />
y la dependencia palestina de <strong>Israel</strong> –y de los<br />
donantes exteriores– no se vieron mitigados ni<br />
finalizaron con los acuerdos de Oslo; ambos fenómenos,<br />
más bien, se vieron intensificados<br />
por esos acuerdos 17 . Cualquier desafío al sistema<br />
impuesto por <strong>Israel</strong> –es decir, cualquier intento<br />
de desafiar los acuerdos anteriores y lo aportado<br />
por ellos– será considerado como una amenaza,<br />
por muchos compromisos políticos que<br />
adquieran los palestinos. Así, aun cuando formen<br />
un gobierno aceptable a ojos de <strong>Israel</strong> y<br />
Occidente y mejoren las condiciones de vida, los<br />
palestinos seguirán encontrándose bajo una<br />
ocupación opresiva, confinados a un conjunto<br />
de acuerdos que socavan deliberadamente su libertad,<br />
su soberanía y su desarrollo, manteniéndolos<br />
lo más lejos que han estado nunca de<br />
la consecución de un Estado.<br />
La resolución reside, en última instancia, en<br />
dos cosas. Primero, en la disposición de la comunidad<br />
de donantes de adoptar una posición<br />
activa ante las medidas israelíes, de desafiar<br />
esas medidas en el plano político de un modo<br />
práctico y significativo –es decir, haciendo a<br />
<strong>Israel</strong> responsable económica y políticamente de<br />
la destrucción de los proyectos financiados por<br />
los donantes– vinculando no sólo la ayuda al desarrollo,<br />
sino la acción económica a la acción política.<br />
Sin esa vinculación, poco cambiará bajo la<br />
actual situación.<br />
Segundo, la resolución reside en la reciprocidad.<br />
Si a los palestinos se les ofreciera algo<br />
igual a cambio de lo que se pide de ellos, como<br />
el cumplimiento de la legislación internacional<br />
por parte de <strong>Israel</strong>, el final de la expansión de los<br />
asentamientos, el desmantelamiento de éstos y<br />
el fin de las expropiaciones de tierras, las demoliciones<br />
de casas y la política de asesinatos selectivos<br />
–en resumen, el fin o el principio del fin<br />
de la ocupación–, el proceso se volvería mutuo<br />
y paralelo y tendría alguna posibilidad de alcanzar<br />
resultados significativos 18 . <strong>El</strong> objetivo no<br />
sería cumplir acuerdos previos, sino reescribirlos<br />
mediante un proceso de negociación. Los derechos<br />
nacionales y económicos palestinos e israelíes<br />
deben encarase de forma igual y simultánea.<br />
Todo lo que no sea eso fracasará, como ha<br />
ocurrido antes en tantas ocasiones.<br />
Epílogo<br />
Tras la conclusión de este artículo, la terrible<br />
violencia entre facciones que ha asolado la franja<br />
de Gaza y Cisjordania a lo largo del último medio<br />
año dio lugar en el pasado mes de junio a la<br />
toma militar de la franja de Gaza por parte de<br />
Hamas. Hamas y Al Fatah son hoy enemigos declarados<br />
que buscan eliminarse entre sí, una<br />
realidad completamente nueva. <strong>El</strong> presidente<br />
Abbas declaró el Estado de emergencia, disolvió<br />
el Gobierno de unidad y nombró un nuevo consejo<br />
de ministros con base en Cisjordania. <strong>Israel</strong>,<br />
Estados Unidos y la Unión Europea ya han empezado<br />
a transferir el dinero largo tiempo retenido<br />
al “nuevo” Gobierno palestino en otro intento<br />
más de reforzar a Al Fatah sobre Hamas y<br />
en lo que equivale a una estrategia de “Cisjordania<br />
primero”. No cabe duda de que esta estrategia<br />
fracasará, pero amenaza con aislar más<br />
aún Gaza y castigar más aún a su población.<br />
Los palestinos tienen mucho miedo a la clara<br />
separación de Gaza y Cisjordania y a la creación<br />
de dos autoridades. Se trata también de una<br />
realidad buscada desde hace mucho tiempo<br />
por el Gobierno israelí, sobre todo bajo el anterior<br />
primer ministro Ariel Sharon. <strong>El</strong> 15 de junio<br />
del 2007, el “New York Times” escribió: “Se espera<br />
que Ehud Olmert le diga a George W. Bush<br />
que <strong>Israel</strong> es partidario del acordonamiento de<br />
la Cisjordania bajo ocupación israelí para impedir<br />
la infección de Gaza, de seguir impidiendo<br />
el contacto entre ambas zonas (las comillas<br />
son mías).” La percepción, muy difundida por<br />
<strong>Israel</strong> y Estados Unidos, y también por Al Fatah,<br />
según la cual los dos territorios deben considerarse<br />
como entidades separadas –económica, política,<br />
diplomática y administrativamente– una<br />
malvada y otra buena, una merecedora de comida<br />
y otra no, tiene unas consecuencias potencialmente<br />
funestas, sobre todo para una<br />
franja de Gaza de lo más empobrecida.<br />
<strong>El</strong> hecho definidor de la vida palestina es la<br />
continuada ocupación por parte de <strong>Israel</strong>. A pesar<br />
de la peligrosa división de la franja de Gaza<br />
y Cisjordania, no es probable que los palestinos<br />
abandonen su deseo de un Estado palestino en<br />
ambos territorios con Jerusalén Este como capital.<br />
Las encuestas muestran que los votantes de<br />
Hamas respaldan de modo abrumador una solución<br />
biestatal, sin que ello los diferencie de los<br />
palestinos que apoyan a grupos no islamistas. De<br />
modo igual de importante, la dirección de Hamas<br />
ha dejado claro que respetará cualquier<br />
acuerdo ratificado por referéndum popular.<br />
Quizá el mayor error cometido por la dirección<br />
palestina y la comunidad internacional<br />
es ese abrazar constante de una política que busca<br />
demonizar y aislar a los islamistas. Hamas se<br />
ha ofrecido a dialogar y ha propuesto una tregua<br />
a largo plazo. Sigue reconociendo la legitimidad<br />
del presidente Abbas, y algunos dirigentes han<br />
pedido la reanudación de la cooperación con Al<br />
Fatah. ¿Puede favorecer de verdad los intereses<br />
de Estados Unidos e <strong>Israel</strong> imponer un proceso<br />
político con un Gobierno palestino fracturado<br />
que excluye al partido elegido por los palestinos<br />
para que los gobierne? La respuesta determinará<br />
el futuro de <strong>Palestina</strong> e <strong>Israel</strong>.<br />
17. Véase Lamis Andoni, The Price of <strong>Israel</strong>, “Al-Ahram Weekly”,<br />
31, agosto-6 septiembre 2006.<br />
18. Véase Rami Khouri, “Agence Global”, 18 septiembre 2006.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 51
JUDÍOS Y PALESTINOS EN EL MUNDO<br />
LOS JUDÍOS<br />
La comunidad judía suma más de 13 millones de personas que se distribuyen por los cinco<br />
continentes. Más del 80 por ciento –diez millones y medio de personas– viven en Estados<br />
Unidos e <strong>Israel</strong>, casi a partes iguales. Francia es el país europeo con más judíos –casi medio<br />
millón–, seguido del Reino Unido con unos 300.000.<br />
AMÉRICA / Estados Unidos (40,5%), Canadá (2,9%), Argentina (1,4%), Brasil (0,7%) México (0,3%)<br />
Estados Unidos: 5.280.000 personas / Resto de América: 689.000<br />
ISRAEL / 40,2%<br />
<strong>Israel</strong>: 5.235.000<br />
EUROPA / Francia (3,7%), R.U. (2,3%), Rusia (1,7%), Alemania (0,9%), Ucraina (0,7%), Hungría (0,4%)<br />
Francia: 494.000 / Reino Unido: 298.000 / Rusia: 235.000 / Resto de Europa: 249.000<br />
ÁFRICA / Sudáfrica (0,6)<br />
Sudáfrica: 73.000<br />
OCEANÍA / Australia (0,7%)<br />
Australia: 102.000<br />
RESTO DEL MUNDO / (3%)<br />
415.000<br />
TOTAL: 13.070.000<br />
4,7%<br />
4,2%<br />
0,7%<br />
5,1%<br />
30,6%<br />
1,6%<br />
52 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
2,5% 3,6%<br />
PALESTINOS<br />
23%<br />
10,3%<br />
13,7%<br />
3,7%<br />
0,9%<br />
1,7%<br />
2,3%<br />
0,7%0,4%<br />
LOS PALESTINOS<br />
0,4%<br />
0,4%<br />
0,4%<br />
JUDÍOS<br />
40,2%<br />
40,5%<br />
2,9%<br />
1,4%<br />
0,7%<br />
0,3%<br />
La población palestina, más de 9.850.000 personas, se encuentra diseminada casi a partes<br />
iguales entre la diáspora y quienes permanecen en la <strong>Palestina</strong> histórica. Más de 3.600.000<br />
personas viven en Cisjordania y Gaza y 1.100.000 en <strong>Israel</strong>. Jordania acoge poco menos<br />
de la tercera parte de los palestinos.<br />
PALESTINA HISTÓRICA / Cisjordania (23%), Gaza (13,7%), <strong>Israel</strong> (10,3%)<br />
Cisjordania: 2.300.000 personas / Gaza: 1.335.000 / <strong>Israel</strong>: 1.100.000<br />
ORIENTE MEDIO / Jordania (30,6%), Siria (4,7%), Líbano (4,2%), Egipto (0,7%), Arabia Saudí<br />
y otros países del Golfo Pérsico (5,1%)<br />
Jordania: 3.000.000 / Resto de Oriente Medio: 1.395.000<br />
RESTO DE PAÍSES ÁRABES / (1,6%)<br />
155.000<br />
AMERICA / Estados Unidos (2,5%)<br />
Estados Unidos: 240.000<br />
RESTO DEL MUNDO / (3,6%)<br />
305.000<br />
TOTAL: 9.830.000<br />
FUENTES: Jewish People Policy Planning Institute (Informe 2005), Palestinian Central Bureau of Statistics, PCBS (noviembre de 2005), Palestine Monitor.<br />
La nueva guerra fría<br />
de Oriente Medio<br />
Rashid Khalidi<br />
TITULAR DE LA CÁTEDRA EDWARD SAID DE ESTUDIOS ÁRABES DE LA<br />
UNIVERSIDAD DE COLUMBIA. RECIENTEMENTE HA PUBLICADO EL LIBRO THE IRON<br />
CAGE: THE STORY OF THE PALESTINIAN STRUGGLE FOR STATEHOOD.
1. David S. Painter y Melvyn P.<br />
Leffler, en Leffler and Painter,<br />
eds., The Origins of the Cold<br />
War. Introducción, pág. 3.<br />
54 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
S<br />
LA NUEVA GUERRA FRÍA DE ORIENTE MEDIO<br />
I SE OBSERVA EL TRIÁNGULO FORmado<br />
por el norte de África, el<br />
cuerno de África y Asia central,<br />
se reconocen dos países arrasados<br />
por la guerra y bajo ocupación<br />
estadounidense, Iraq y<br />
Afganistán, y uno bajo ocupación<br />
israelí, <strong>Palestina</strong>. También<br />
se reconocen cuatro estados fallidos: Iraq,<br />
Afganistán, Somalia y <strong>Palestina</strong> –<strong>Palestina</strong> no<br />
puede considerarse un Estado en el auténtico<br />
sentido del término, pero constituye, no obstante,<br />
un Estado fallido–. Entre los países de la región<br />
hay un caricaturesco repertorio de autocracias,<br />
monarquías y cleptocracias, así como<br />
unos pocos con algunos rasgos<br />
democráticos. Sin embargo, al<br />
observar la región y sus numerosos<br />
problemas, se dibuja la<br />
gigantesca sombra de una nueva<br />
guerra fría, una nueva guerra<br />
a través de terceros, no entre<br />
Estados Unidos y Rusia, sino entre<br />
Estados Unidos e Irán. Es<br />
una guerra que ya ha exacerbado<br />
los graves problemas de Oriente Medio y<br />
puede llegar a causar un daño todavía mayor,<br />
aun cuando no degenere en un enfrentamiento<br />
abierto entre ambos países, algo, por otra parte,<br />
que podría suceder en cualquier momento.<br />
La nueva guerra fría de Oriente Medio es el<br />
fruto de las maniqueas obsesiones ideológicas<br />
de los hombres y las mujeres del Gobierno de<br />
Washington, y de puntos de vista similares por<br />
parte de sus homólogos de Teherán. Ambas partes<br />
son responsables del creciente <strong>conflicto</strong>, por<br />
más que haya un enorme desequilibrio entre<br />
ellas, tal como ocurría en la guerra fría original.<br />
En 1945, la economía estadounidense representaba<br />
la mitad del producto mundial bruto y<br />
“contaba con casi la mitad de la capacidad industrial<br />
del mundo, grandes excedentes alimentarios<br />
y la casi totalidad de las reservas financieras<br />
mundiales” 1 . En comparación, la<br />
Unión Soviética de la época había perdido a 20<br />
millones de personas y su economía había experimentado<br />
un importante retroceso en el<br />
transcurso de la guerra. <strong>El</strong> desequilibrio de fuerzas<br />
entre ambas partes es todavía mayor en esta<br />
nueva guerra fría. Es más, la potencia hegemónica<br />
mundial es Estados Unidos, no Irán, y<br />
son los estadounidenses quienes han rodeado a<br />
los iraníes de bases milita-<br />
<strong>El</strong> <strong>conflicto</strong> entre<br />
Estados Unidos e Irán,<br />
alimentado por<br />
maniqueas obsesiones<br />
ideológicas, produce los<br />
mismos efectos que la<br />
guerra fría del siglo XX<br />
res, no a la inversa.<br />
En los acontecimientos<br />
de Oriente Medio, este nuevo<br />
<strong>conflicto</strong> produce los<br />
mismos efectos distorsionadores<br />
que produjo la guerra<br />
fría original. Tal como<br />
ocurrió entonces, la perspectiva<br />
de Washington es<br />
que no hay problemas separados y diferenciados<br />
entre los distintos países de Oriente Medio,<br />
sino un <strong>conflicto</strong> de gran alcance entre Estados<br />
Unidos, que encarnaría las fuerzas del bien, y<br />
un eje terrorista del mal –eco del “imperio del<br />
mal” de Ronald Reagan–, que manipularía y<br />
controlaría lo que sucede en todos los países de<br />
la región. En el presente, la guerra subterránea<br />
a través de terceros que libra Estados Unidos no<br />
se dirige contra los partidos comunistas y sus<br />
compañeros de viaje, sino contra lo que se describe<br />
como una gran conspiración encabezada<br />
por los chíies y una infame red de aliados terroristas,<br />
que abarcaría todo el espectro político<br />
islámico, de un extremo al otro. Huelga decir<br />
que esta escabrosa visión de la realidad<br />
constituye casi por completo una fantasía, basada<br />
en la ignorancia de los responsables estadounidenses<br />
de formular políticas sobre Oriente<br />
Medio, así como en la hostilidad hacia los<br />
pueblos de la región y el fanatismo ideológico.<br />
<strong>El</strong>lo sirve para explicar algunas de las peores distorsiones<br />
de la política estadounidense respecto<br />
a la región en los últimos seis años y, en particular,<br />
las relativas a Iraq, Afganistán, Somalia,<br />
Líbano y <strong>Palestina</strong>.<br />
Por descontado, <strong>Palestina</strong> tiene y ha tenido<br />
sus propios problemas, que son independientes<br />
de esta nueva guerra fría. En primera lugar, la<br />
ocupación de Cisjordania y la franja de Gaza,<br />
áreas sobre las que <strong>Israel</strong> ejerce un eficaz control<br />
total, por más que sea indirecto y desde el exterior<br />
en el caso de la franja de Gaza. La ocupación<br />
cumple cuarenta y un años, y su perpetuación<br />
sólo es posible gracias a la aquiescencia y la generosa<br />
financiación de Estados Unidos y la comunidad<br />
internacional. En segundo lugar, el<br />
desposeimiento al que ha sido sometida más de<br />
la mitad de la población palestina desde 1948.<br />
Semejante tragedia nunca ha sido tratada con seriedad<br />
por parte de la comunidad internacional,<br />
que es responsable en gran parte tanto de que se<br />
desencadenara como del fracaso en solucionarla,<br />
ni tampoco por parte de <strong>Israel</strong>, que tiene<br />
la responsabilidad directa de la expulsión de los<br />
palestinos refugiados y se niega a su retorno o<br />
compensarlos. Finalmente, el problema del propio<br />
movimiento nacional palestino, inmerso<br />
en una grave crisis, y cuyo fracaso constituye una<br />
LA NUEVA GUERRA FRÍA DE ORIENTE MEDIO<br />
de las razones por las cuales los palestinos han<br />
sido incapaces de resolver sus dificultades.<br />
En la actualidad, un residual gobierno de<br />
Hamas se ha apoderado de manera precaria de<br />
la franja de Gaza, después de un brutal golpe de<br />
Estado en respuesta al golpe dado poco antes por<br />
las fuerzas de seguridad de Al Fatah en la franja<br />
de Gaza con el apoyo estadounidense, y el establecimiento<br />
de un gobierno de emergencia<br />
igualmente precario y de dudosa legalidad en<br />
Ramala. Semejante situación representa la división<br />
más profunda que haya experimentado<br />
el mapa político palestino en décadas. Recuerda<br />
los devastadores <strong>conflicto</strong>s internos palestinos<br />
de fines de la década de 1930, que contribuyeron<br />
en gran medida a las aplastantes derrotas sufridas<br />
por los palestinos en la década siguiente.<br />
Es peor en algunos aspectos, puesto que representa<br />
no sólo una división política, sino también<br />
territorial: agrava todavía más la división de<br />
un pueblo palestino ya físicamente dividido.<br />
No está de más decir que Estados Unidos e <strong>Israel</strong>,<br />
que han fomentado esta última división, se esfuerzan<br />
en explotarla tanto como pueden, sin<br />
ninguna oposición digna de tal nombre por<br />
parte de la Unión Europea, los países árabes o el<br />
resto del mundo. Tal como ocurrió en las décadas<br />
de 1930 y 1940, lo único que impide que el<br />
pueblo palestino sea destruido es la solidaridad<br />
entre los diversos elementos de la sociedad<br />
palestina, pese a las potentes presiones ejercidas<br />
por fuerzas externas y la extrema debilidad de<br />
sus estructuras institucionales.<br />
La ironía más cruel de la situación es que los<br />
palestinos tienen en este momento dos “gobiernos”<br />
impotentes, puesto que, en los términos de<br />
los acuerdos de Oslo de 1993 con <strong>Israel</strong>, no dis-<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 55
ponen de Estado, soberanía, jurisdicción ni apenas<br />
control sobre Cisjordania y la franja de Gaza,<br />
que siguen siendo territorios ocupados bajo dominio<br />
directo o indirecto israelí. Por lo tanto, Al<br />
Fatah y Hamas se han enfrentado para controlar<br />
una Autoridad Nacional <strong>Palestina</strong> (ANP) que no<br />
tiene ningún poder real. <strong>El</strong> comportamiento de<br />
Al Fatah y Hamas en este <strong>conflicto</strong> fratricida ha<br />
sido escandaloso, no sólo por los centenares de<br />
palestinos muertos en manos de otros palestinos,<br />
sino por la absoluta irresponsabilidad de enzarzarse<br />
en una guerra civil en toda regla cuando toda<br />
la población palestina vive bajo la ocupación<br />
o está en el exilio.<br />
Al evaluar la responsabilidad de las dos facciones<br />
por el atolladero en el que se encuentran<br />
los palestinos, cabe preguntarse qué curso de acción<br />
pensaba tomar Hamas al presentarse a las<br />
elecciones de enero de 2006 para el Consejo<br />
Legislativo Palestino. <strong>El</strong> Consejo se creó por los<br />
acuerdos de Oslo como el cuerpo legislativo de<br />
la ANP, un órgano interino de autogobierno<br />
bajo la ocupación israelí, concebido como una<br />
etapa de transición hasta el establecimiento de<br />
un Estado palestino. Hamas podía optar, bien<br />
por aceptar las reglas con las que se constituyó<br />
la ANP –reglas que la subordinaban por entero<br />
a <strong>Israel</strong> e implicaban el reconocimiento explícito<br />
del Estado de <strong>Israel</strong>, tratar con su gobierno y<br />
aceptar el principio de una solución biestatal–,<br />
bien por mantenerse intransigente, seguir rechazando<br />
la existencia del Estado de <strong>Israel</strong> y los<br />
acuerdos de Oslo, y preconizar la resistencia. Era<br />
imposible que Hamas hiciera ambas cosas a la<br />
vez, tal como ha intentado en los últimos 18 meses,<br />
con desastrosas consecuencias. Después de<br />
que Hamas se haya apoderado con violencia de<br />
la franja de Gaza y asumido en exclusiva la responsabilidad<br />
de gobernar al millón y medio<br />
de palestinos que la habitan, se enfrenta con las<br />
mismas contradicciones o incluso mayores: ¿cómo<br />
puede ser un movimiento de resistencia<br />
contra <strong>Israel</strong> y, al mismo tiempo, negociar sobre<br />
cuestiones prácticas tales como el abastecimiento<br />
de agua, combustible y alimentos, la circulación<br />
de mercancías, y la salida y entrada de<br />
personas, todo ello controlado por <strong>Israel</strong>? Los israelíes<br />
y sus valedores estadounidenses se asegurarán<br />
de que la disyuntiva resulte tan difícil<br />
de resolver como sea posible.<br />
Y luego cabe preguntarse también por la responsabilidad<br />
de Al Fatah, el movimiento que había<br />
sido hegemónico en la política palestina. En<br />
la década de 1990, Al Fatah perdió rápidamente<br />
apoyo popular a causa de los pésimos resul-<br />
56 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LA NUEVA GUERRA FRÍA DE ORIENTE MEDIO<br />
tados que obtuvo en la negociación de los acuerdos<br />
de Oslo y de otros acuerdos desiguales con<br />
<strong>Israel</strong>, y su incapacidad para instaurar un gobierno<br />
eficaz y el imperio de la ley a través de la<br />
ANP. La corrupción de Al Fatah sólo constituye<br />
la punta del iceberg de su debilidad e ineptitud<br />
al tratar con <strong>Israel</strong> y su incompetencia para gobernar.<br />
Al Fatah recibió un merecido correctivo<br />
cuando perdió las elecciones legislativas de<br />
2006, pero sus dirigentes se negaron con arrogancia<br />
a aceptar el veredicto popular y se comportaron<br />
como si sus políticas hubieran sido respaldadas<br />
por los electores: se consideraban el<br />
partido natural de gobierno y creían tener un inalienable<br />
derecho a las prebendas del poder. La<br />
prepotencia con la que se negaron a aceptar tanto<br />
el resultado de unas elecciones democráticas<br />
como la necesidad posterior de llegar a un<br />
acuerdo con Hamas y compartir el Gobierno<br />
condujo de manera inexorable al presente abismo.<br />
<strong>El</strong> colmo de la irresponsabilidad fue no<br />
darse cuenta de que las posibilidades de lograr<br />
sus objetivos eran todavía menores con un pueblo<br />
palestino dividido que con un pueblo palestino<br />
unido. La principal causa del actual cisma<br />
de la política palestina es el engreimiento de<br />
Al Fatah, junto con el hecho de que tanto Hamas<br />
como Al Fatah han sucumbido a los incentivos<br />
ofrecidos por partes externas en el contexto de<br />
la guerra fría regional.<br />
Para comprender la gravedad de los respectivos<br />
fracasos de Hamas y Al Fatah, hay que tener<br />
en cuenta las circunstancias más amplias en las<br />
que se hallan los palestinos. La primera es que,<br />
pese a la existencia de estructuras ilusorias como<br />
la ANP, no existe un Estado palestino ni tampoco<br />
soberanía, jurisdicción o autoridad palestina<br />
sobre ningún territorio palestino. Éste fue el auténtico<br />
significado de los acuerdos de Oslo, que<br />
arbitraron una solución viciada y temporal que<br />
se ha dilatado durante 14 años. Durante este período,<br />
se ha duplicado la cantidad de población<br />
israelí asentada en Cisjordania, la mitad de cuyo<br />
territorio está reservado al uso exclusivo de los colonos<br />
y los militares israelíes. <strong>El</strong> resto se divide en<br />
docenas de “cantones” o bantustanes separados<br />
por puestos de control, barreras, muros, alambradas<br />
y carreteras de circunvalación, así como<br />
por enclaves con asentamientos israelíes ilegales,<br />
que se han extendido como una metástasis a lo<br />
largo y ancho del paisaje de Cisjordania durante<br />
cuatro décadas. Las tropas israelíes controlan<br />
por completo la seguridad de la totalidad de<br />
Cisjordania y entran con regularidad en Nablús,<br />
Ramala y otras ciudades palestinas, así como en<br />
Tanto Al Fatah<br />
como Hamas,<br />
enzarzados en<br />
un <strong>conflicto</strong><br />
fratricida, han<br />
sucumbido a<br />
los incentivos<br />
ofrecidos por<br />
partes externas<br />
en el contexto<br />
de la guerra<br />
fría regional<br />
Los obsesivos<br />
errores de la<br />
Administración<br />
Bush han<br />
recrudecido<br />
las gravescrisis<br />
de Somalia,<br />
Iraq y Líbano<br />
y han sido<br />
particulamente<br />
destructivos<br />
para <strong>Palestina</strong><br />
LA NUEVA GUERRA FRÍA DE ORIENTE MEDIO<br />
pueblos y aldeas, para efectuar asesinatos, detenciones<br />
o demoliciones de viviendas.<br />
Semejantes acciones no son medidas de seguridad<br />
de corta duración ni obedecen a la segunda<br />
intifada que se desencadenó en 2000 ni a<br />
los ataques suicidas que la caracterizaron. La implantación<br />
de este régimen de ocupación se llevó<br />
a cabo en sus líneas esenciales a principios de<br />
la década de 1990, cuando los palestinos y los israelíes<br />
todavía negociaban. Mientras tanto, la<br />
franja de Gaza, de la que <strong>Israel</strong> se retiró de manera<br />
unilateral en 2005, ha seguido siendo lo<br />
que ya era: un campo de prisioneros al aire libre,<br />
con un millón y medio de personas confinadas<br />
en un espacio de unos pocos centenares de kilómetros<br />
cuadrados, la mayoría de ellas desempleadas.<br />
Es una olla a presión, sellada herméticamente<br />
durante muchos años por los israelíes,<br />
que controlan todos los accesos, la dominan<br />
desde el exterior con sus aviones teledirigidos, helicópteros,<br />
artillería, bombarderos y navíos de<br />
guerra, y a la que mandan tropas cuando quieren.<br />
Y, pese a este draconiano régimen de ocupación,<br />
que inflige un castigo colectivo diario a<br />
cuatro millones de personas, <strong>Israel</strong> ni siquiera se<br />
ve obligada a escuchar alguna voz de protesta por<br />
parte de Estados Unidos o la Unión Europea, que<br />
financian el régimen. En lugar de exigir a los dominadores<br />
que pongan fin a la violencia ilegal de<br />
la ocupación, Estados Unidos y la Unión Europea<br />
reprenden de manera constante a los oprimidos<br />
y ocupados para que abjuren de la violencia.<br />
Podría decirse mucho sobre la responsabilidad<br />
de <strong>Israel</strong> por la actual situación, empezando<br />
por su categórica negativa a negociar con seriedad<br />
con cualquier líder palestino a partir<br />
del año 2000, ya fuera Yasser Arafat, Mahmud<br />
Abbas o algún representante de los dos gobiernos<br />
de la ANP formados desde las elecciones del<br />
2006 –repitieron siempre, en cualquier circunstancia,<br />
que no tenían ningún “interlocutor”–,<br />
o su obsesivo apego a la fuerza como única<br />
vía de solución de todos y cada uno de los problemas.<br />
Sin embargo, por grave que pueda ser la<br />
responsabilidad de <strong>Israel</strong>, hay un factor todavía<br />
más grave en esta crisis cada vez mayor de Oriente<br />
Medio: la nueva guerra fría y el papel que desempeña<br />
la Administración Bush azuzándola.<br />
Para luchar se requieren dos contendientes,<br />
incluso en una guerra a través de terceros como<br />
la presente, y una parte de la responsabilidad recae<br />
en Irán, responsabilidad que incluye desde<br />
sus deleznables declaraciones oficiales negando<br />
el Holocausto y amenazando <strong>Israel</strong> hasta su cínica<br />
utilización de grupos violentos proiraníes en<br />
todo Oriente Medio. Con todo, la nueva guerra<br />
fría es, sobre todo, obra de la Administración<br />
Bush. Hay coincidencia en casi todas partes acerca<br />
de la necedad de la política de la Administración<br />
Bush en Iraq, fundada en la misma visión<br />
maniquea del mundo que inspira esta guerra<br />
a través de terceros contra el “eje del mal”, la<br />
mano oculta del cual, según el presidente y sus<br />
consejeros, estaría detrás de todos las formas<br />
de terrorismo de Oriente Medio. <strong>El</strong> hecho de<br />
que Estados Unidos libre esta guerra principalmente<br />
contra Irán y los terceros que supuestamente<br />
actúan por cuenta iraní en Líbano y<br />
<strong>Palestina</strong>, es decir, Hezbolá y Hamas, no deja de<br />
ser paradójico: no son estas organizaciones las<br />
que atacaron Estados Unidos el 11 de septiembre<br />
ni son grupos actuando por cuenta de los iraníes<br />
los que infligen la mayoría de las bajas a las<br />
fuerzas de ocupación estadounidenses en Iraq ni<br />
los que llevan a cabo atentados terroristas indiscriminados<br />
contra civiles, ya sea en Iraq o cualquier<br />
otra parte. Quienes cometen tales actos son<br />
Al Qaeda y sus ramificaciones, retoños e imitaciones.<br />
Sin embargo, en lugar de lanzar una<br />
campaña concreta contra estos grupos específicos,<br />
la Administración Bush prefirió con cinismo<br />
invadir Iraq, un país que no tenía relación alguna<br />
con los atentados del 11 de septiembre, y librar<br />
una guerra fría tanto abierta como encubierta<br />
por todo Oriente Medio contra Irán y sus<br />
aliados, directamente y a través de terceros.<br />
Semejante política ha recrudecido las graves<br />
crisis de Iraq, Somalia y Líbano, y ha sido particularmente<br />
destructiva para <strong>Palestina</strong>. <strong>El</strong> presidente<br />
Bush y sus consejeros se guían por la manía<br />
obsesiva de encontrar peones iraníes en<br />
cada rincón de Oriente Medio y, en el caso palestino,<br />
el peón sería Hamas. Podrían haber aceptado<br />
el resultado de unas elecciones democráticas<br />
palestinas para cuya convocatoria habían<br />
presionado y, por consiguiente, haber intentado<br />
una aproximación entre la mayoría de Hamas y<br />
la minoría de Al Fatah para que declararan un<br />
cese del fuego y entablaran negociaciones con<br />
<strong>Israel</strong>, algo que habría resultado difícil, pero quizá<br />
factible –de hecho, las principales figuras de<br />
Hamas dieron todas las señales posibles de que<br />
estaban dispuestas a intentarlo–. En lugar de eso,<br />
intentaron coaccionar a la ANP para que se rindiera<br />
mediante un asedio financiero, en coordinación<br />
con <strong>Israel</strong> y la Unión Europea. A la vista<br />
de que no funcionaba, <strong>El</strong>liot Abrams, el director<br />
para Oriente Medio del Consejo Nacional<br />
de Seguridad y el mayor responsable de los pormenores<br />
de la política estadounidense sobre<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 57
Oriente Medio, junto con David Welch, el secretario<br />
de Estado adjunto para Oriente Medio,<br />
empezaron a instigar a Al Fatah para que diera<br />
un golpe de Estado contra el Gobierno democrático<br />
electo. Abrams, un hombre condenado<br />
en el caso Irán-Contra por prestar dos veces falso<br />
testimonio ante el Congreso de Estados Unidos<br />
sobre sus actividades ilegales a favor de milicias<br />
asesinas en América central, fue consecuente<br />
con sus antecedentes y abanderó la idea de financiar<br />
y armar a los líderes de Al Fatah dispuestos<br />
a trastocar por la fuerza el resultado de<br />
unas elecciones democráticas. Y encontró a los<br />
hombres para llevar a cabo el trabajo sucio en la<br />
persona de Muhammad Dalan y sus lugartenientes<br />
de la franja de Gaza. A la luz de semejante<br />
comportamiento, sería un milagro que alguien<br />
creyera a la Administración Bush cuando<br />
proclama que quiere llevar la democracia a<br />
Oriente Medio: varias de sus figuras prominentes,<br />
como <strong>El</strong>liot Abrams, el almirante John Poindexter<br />
o el embajador John Negroponte, mostraron<br />
un flagrante desprecio por la democracia<br />
cuando mintieron al Congreso de Estados<br />
Unidos a mediados de la década de 1980 2 .<br />
Otro milagro es el silencio de los medios de<br />
comunicación estadounidenses sobre la crítica<br />
más incisiva de la política de la Administración<br />
Bush sobre <strong>Palestina</strong>, el informe del coordinador<br />
de la misión de las Naciones Unidas en Oriente<br />
Medio, Álvaro de Soto. Soto describe cómo<br />
Abrams y Welch intentaron intimidarlo para<br />
que se alineara con la negativa de la Administración<br />
Bush a aceptar los resultados de las elecciones<br />
palestinas y se uniera como representante<br />
de las Naciones Unidas en el Cuarteto al boicot<br />
total contra el Gobierno dominado por Hamas.<br />
<strong>El</strong> punto más condenatorio del informe de Soto<br />
es la afirmación de que, a partir de entonces y<br />
durante más de un año, “Estados Unidos presionó<br />
con claridad para que se produjera un enfrentamiento<br />
entre Al Fatah y Hamas”. Y menciona<br />
que un alto funcionario estadounidense<br />
dijo dos veces sobre un reciente combate entre<br />
palestinos: “Me gusta esta violencia.” 3<br />
Que la Administración Bush menosprecie las<br />
decisiones democráticas del pueblo palestino<br />
bajo la ocupación y fomente una guerra civil palestina<br />
es la consecuencia natural de su visión<br />
esencialista del mundo. Contempla cualquier<br />
acontecimiento de Oriente Medio como parte de<br />
una vasta lucha cósmica entre el bien y el mal,<br />
entre Estados Unidos y los denominados “moderados”,<br />
por una parte, y los terroristas, por<br />
otro, una lucha sin salida negociada posible. En<br />
58 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LA NUEVA GUERRA FRÍA DE ORIENTE MEDIO<br />
semejante visión, los grises no existen, sólo el<br />
blanco y el negro. No hay historia ni distinciones<br />
ni especificidades: Irán es lo mismo que Hamas;<br />
Hamas, a su vez, es lo mismo que Hezbolá; Hezbolá,<br />
a su vez, es lo mismo que Al Qaeda; Al Qaeda,<br />
a su vez, es lo mismo que Saddam Hussein; y<br />
así sucesivamente. Los <strong>conflicto</strong>s entre los diversos<br />
actores involucrados carecen de entidad propia<br />
y son meros escenarios cambiantes del gran<br />
combate de Estados Unidos contra Irán y sus satélites.<br />
Este reduccionismo impulsa la política de<br />
Washington y, junto con el simplista pensamiento<br />
similar del régimen iraní, crea nuevos <strong>conflicto</strong>s<br />
en Oriente Medio y exacerba los existentes.<br />
En Oriente Medio, hay numerosos problemas<br />
graves cuyo origen es autóctono, problemas<br />
que van desde la falta de democracia, buen<br />
gobierno y garantías legales hasta la existencia<br />
de profundas desigualdades sociales, pasando<br />
por agudos <strong>conflicto</strong>s tanto en el seno de algunos<br />
estados como entre estados. Son problemas<br />
que los habitantes de Oriente Medio deben de<br />
resolver por sí mismos. Sin embargo, la política<br />
mesiánica de la Administración Bush consiste<br />
en desnaturalizar y agravar los problemas<br />
internos de la región. Esta política se basa<br />
en una radical incomprensión de las realidades<br />
de Oriente Medio y la sustitución de cualquier<br />
lectura razonada de la historia de la región<br />
por aserciones ideológicas sobre el “terrorismo”<br />
y el “extremismo”. Semejante concepción<br />
ha llevado a Iraq al borde de la destrucción como<br />
Estado y como sociedad organizada. La nueva<br />
guerra fría de Oriente Medio está desgarrando<br />
los sistemas de gobierno de países como<br />
Líbano y <strong>Palestina</strong> a causa de las presiones que<br />
ha engendrado la intensa polarización.<br />
Se puede culpar a los líderes palestinos y<br />
otros líderes regionales de haber permitido que<br />
los utilizaran como terceros interpuestos en un<br />
<strong>conflicto</strong> mucho mayor. La actitud de los líderes<br />
de Al Fatah es particularmente reprobable, puesto<br />
que el deseo de aferrarse al poder les ha impedido<br />
advertir que sus acciones servían a los intereses<br />
estadounidenses e israelíes.<br />
No obstante, no hay que olvidar la responsabilidad<br />
de Estados Unidos, que casi ha destruido<br />
Iraq. Los martillazos de la guerra fría<br />
que sostiene contra Irán han contribuido a hacer<br />
añicos el sistema de gobierno palestino y<br />
amenazan otros sistemas de gobierno de la región.<br />
Esta desastrosa política se prolongará hasta<br />
que no se le oponga una suficiente resistencia<br />
desde Estados Unidos, Europa, Oriente Medio y<br />
otras partes del mundo.<br />
2. Abrams fue condenado<br />
dos veces por falso testimonio<br />
y Poindexter, cinco veces<br />
por varios delitos. Abrams recibió<br />
un indulto presidencial<br />
y las condenas de Poindexter<br />
fueron suspendidas<br />
por un tribunal de apelación.<br />
Negroponte nunca fue procesado<br />
ni condenado, pero<br />
estuvo implicado en varios<br />
delitos.<br />
3. Alvaro de Soto, End of Mission<br />
Report, documento confidencial,<br />
mayo del 2007, p.<br />
21: http://image.guardian.co.<br />
uk/sys-files/Guardian/documents/2007/06/12/DeSotoReport.<strong>pdf</strong><br />
<strong>El</strong> factor Jimmy Carter<br />
en las relaciones de Estados Unidos<br />
con Oriente Medio<br />
Landrum Bolling<br />
DIRECTOR DE MERCY CORPS, ORGANIZACIÓN FUNDADA EN 1979 DE AYUDA HUMANITARIA EN CASOS<br />
DE DESASTRES NATURALES, POBREZA CRÓNICA O CONFLICTOS ARMADOS
EL FACTOR JIMMY CARTER EN LAS RELACIONES DE ESTADOS UNIDOS CON ORIENTE MEDIO<br />
60 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
U<br />
n cuarto de siglo después de<br />
que abandonara la Casa Blanca y<br />
fracasara en su intento de ser reelegido<br />
por la aplastante victoria<br />
de Ronald Reagan en las presidenciales<br />
de 1980, la presencia<br />
de Jimmy Carter en la vida pública<br />
estadounidense sigue siendo<br />
significativa. No obstante, sus<br />
actitudes han molestado en más de una ocasión<br />
a sus correligionarios del Partido Demócrata y suscitan<br />
furibundas denuncias por parte de los defensores<br />
acérrimos del trato que los palestinos reciben<br />
de <strong>Israel</strong>.<br />
En particular, Carter se ha implicado repetidas<br />
veces en debates sobre los principales temas de<br />
la política estadounidense, tanto exteriores como<br />
domésticos, incluido el actual <strong>conflicto</strong> entre palestinos<br />
e israelíes, así como el papel que desempeña<br />
Estados Unidos en los esfuerzos para resolverlo.<br />
Ningún otro ex presidente se ha atrevido a<br />
adoptar un compromiso tan activo.<br />
En los países del Tercer<br />
Mundo y las organizaciones e<br />
instituciones de la comunidad<br />
global preocupadas por los problemas<br />
que plantean la ayuda<br />
humanitaria y el desarrollo económico,<br />
Carter sigue gozando<br />
de un gran prestigio. <strong>El</strong> premio<br />
Nobel de la Paz que se le otorgó<br />
en el año 2002 fue, en gran medida, un merecido<br />
reconocimiento por la extraordinaria labor que<br />
han llevado a cabo tanto él personalmente como<br />
el Centro Carter, con sede en Atlanta, por medio<br />
de ambiciosos programas de lucha contra la propagación<br />
de enfermedades, el hambre y la pobreza<br />
en los países pobres, sobre todo en África, y<br />
en defensa de los derechos humanos en todas par-<br />
Jimmy Carter ha sido el<br />
presidente de Estados<br />
Unidos que más<br />
se ha comprometido<br />
activamente a favor<br />
de la paz entre<br />
israelíes y palestinos<br />
tes. Constituye un homenaje a aquella parte de su<br />
biografía en la que él mismo se describe a veces como<br />
“el más exitoso ex presidente que haya tenido<br />
nunca Estados Unidos”.<br />
Sin dormirse en los laureles, el presidente<br />
Jimmy Carter sigue hablando sin ambages sobre<br />
cuestiones relacionados con la paz, la justicia y<br />
los derechos humanos, incluso cuando sus palabras<br />
se tachan de injustas, tendenciosas y deshonestas<br />
por parte de grupos y personas que se<br />
sienten ofendidos. Éste ha sido el caso de su último<br />
libro, <strong>Palestina</strong>: paz, no apartheid. En términos<br />
enérgicos e inequívocos, critica los 40 años de ocupación<br />
militar israelí de Cisjordania y la franja de<br />
Gaza, calificándolos de opresivos, crueles e ilegales.<br />
La publicación del libro ha recibido por respuesta<br />
una virulenta campaña de acusaciones en<br />
su contra organizada por los sionistas judíos y<br />
cristianos que defienden que <strong>Israel</strong> no puede cometer<br />
ningún mal.<br />
No es la primera vez que Carter pone en tela<br />
de juicio la opinión ortodoxa –y aceptada, al pa-<br />
recer, por la mayoría de los políticos<br />
estadounidenses de ambos<br />
partidos– de que no deben<br />
abrigarse dudas sobre <strong>Israel</strong> y,<br />
en cualquier caso, casi nunca<br />
expresarlas en público.<br />
Las justificaciones para semejante<br />
autocensura, generalizada<br />
en Estados Unidos, se formulan<br />
a menudo en términos parecidos a los<br />
que siguen: “<strong>Israel</strong> es la única democracia de<br />
Oriente Medio. Está rodeada de dictaduras enemigas<br />
cuyo principal objetivo es destruir el Estado<br />
judío y expulsar su población al mar. Constituye<br />
un activo militar esencial estadounidense en la región<br />
más peligrosa del mundo; es el único aliado<br />
realmente fiable con el que cuenta Estados Unidos.<br />
EL FACTOR JIMMY CARTER EN LAS RELACIONES DE ESTADOS UNIDOS CON ORIENTE MEDIO<br />
Por encima de cualquier otra consideración, los<br />
horrores del Holocausto, con el exterminio de<br />
seis millones de judíos, deberían inmunizar a<br />
<strong>Israel</strong> contra las críticas. Todo lo que haga <strong>Israel</strong><br />
para protegerse contra el terrorismo y garantizar<br />
la supervivencia del Estado judío es apropiado y<br />
correcto; cualquier país tiene derecho a defenderse,<br />
e <strong>Israel</strong> tiene este derecho más que cualquier<br />
otro país.”<br />
La derecha religiosa fundamentalista, buena<br />
parte de cuyos integrantes se declaran “cristianos<br />
sionistas”, constituye un influyente bloque<br />
de sostén del Partido Republicano de George<br />
W. Bush. <strong>El</strong> apoyo firme e ilimitado que prestan<br />
a <strong>Israel</strong> procede de un principio central de su teología.<br />
Una de las piadosas certezas de estos vehementes<br />
creyentes es que se aproxima el final<br />
del mundo tal como lo conocemos y que, con él,<br />
se producirá la segunda llegada de Cristo a la<br />
Tierra, tras la cual todas las personas, incluidos<br />
los judíos, deberán convertirse al cristianismo o<br />
serán condenadas al fuego eterno. Tales acontecimientos<br />
cósmicos tendrán lugar en cuanto<br />
todos los judíos –o la mayoría– se hayan agrupado<br />
en Tierra Santa. Por lo tanto, entregar<br />
cualquier porción de esta tierra sagrada a los árabes<br />
palestinos, la mayoría de los cuales son musulmanes,<br />
es una ofensa a Dios y a los “auténticos<br />
creyentes”, y retrasará la segunda llegada.<br />
Por supuesto, ningún judío ferviente, sea o<br />
no practicante, acepta una teología semejante.<br />
Sin embargo, los israelíes que sostienen posturas<br />
de mayor dureza, tanto religiosas como seculares,<br />
abrazan con entusiasmo a los fundamentalistas<br />
religiosos estadounidenses como<br />
sus más preciados aliados en la lucha para conquistar<br />
toda <strong>Palestina</strong> e instaurar el Gran <strong>Israel</strong><br />
en el que tanto han soñado.<br />
Carter considera que los argumentos polí-<br />
ticos y militares convencionales para apoyar<br />
de manera incondicional a <strong>Israel</strong> son erróneos,<br />
ficticios y peligrosos; en el mejor de los casos, se<br />
basan en verdades a medias y, en el peor, en absolutas<br />
falsedades. Las creencias sobre el final de<br />
los tiempos de los extremistas fundamentalistas<br />
protestantes no forman parte de las suyas: las<br />
considera una lectura simplista de la Biblia,<br />
que ha estudiado a lo largo de toda su vida –todavía<br />
es profesor de la escuela dominical de la<br />
iglesia bautista de la localidad de Plains, en el estado<br />
de Georgia, por más que se haya desvin-<br />
culado en público de ésta y otras<br />
creencias de la influyente y politizada<br />
ala fundamentalista de su propia<br />
congregación religiosa.<br />
<strong>El</strong> presidente Carter ha expresado<br />
con claridad repetidas veces su<br />
larga relación emocional con Tierra<br />
Santa, así como el respeto y la consideración<br />
que siente por el pueblo<br />
judío y la fe que éste tiene en el<br />
núcleo de las enseñanzas de la Torá,<br />
conocida por la mayoría de los cristianos<br />
como Antiguo Testamento.<br />
En las primeras páginas del libro,<br />
menciona con afecto la primera visita<br />
que hizo con su esposa Rosalyn<br />
a <strong>Israel</strong> en 1973, cuando era gobernador de<br />
Georgia. Comparte sin reservas el derecho de<br />
<strong>Israel</strong> a existir en paz y seguridad, y la necesidad<br />
de proteger al pueblo israelí de la violencia, sea<br />
cual fuere su origen. Denuncia los ataques suicidas<br />
palestinos y cualquier otro acto terrorista<br />
contra los civiles israelíes como hechos “moralmente<br />
condenables y políticamente contraproducentes”,<br />
y hace notar “que han merecido<br />
la condena generalizada de la comunidad palestina<br />
y resultan suicidas para su causa”.<br />
Carter está<br />
convencido<br />
de que los<br />
argumentos<br />
políticos y<br />
militares a<br />
favor de <strong>Israel</strong><br />
se basan en<br />
verdades a<br />
medias o en<br />
absolutas<br />
falsedades<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 61
EL FACTOR JIMMY CARTER EN LAS RELACIONES DE ESTADOS UNIDOS CON ORIENTE MEDIO<br />
Las críticas de<br />
Carter no sólo<br />
se basan en la<br />
preocupación<br />
humanitaria<br />
por los árabes,<br />
sino en la<br />
convicción de<br />
que el prestigio<br />
e intereses de<br />
Estados Unidos<br />
están en peligro<br />
62 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
Al lado de estos comentarios críticos sobre<br />
las equivocadas acciones de los palestinos, también<br />
deplora el comportamiento israelí: “<strong>El</strong> control<br />
y la colonización continuas del territorio palestino<br />
por <strong>Israel</strong> han sido los principales obstáculos<br />
para lograr un acuerdo de paz global en<br />
Tierra Santa. Para perpetuar la ocupación, las<br />
fuerzas israelíes han privado a sus involuntarios<br />
súbditos de derechos humanos básicos. Nadie<br />
con un criterio objetivo puede observar en persona<br />
las condiciones existentes en Cisjordania y<br />
refutar estas afirmaciones.”<br />
Sus opiniones han evolucionado a lo largo<br />
de numerosos años de atenta observación de los<br />
acontecimientos de Oriente Medio y tras muchas<br />
visitas a <strong>Israel</strong> y los territorios ocupados.<br />
Hay un notable contraste entre las que defiende<br />
actualmente y las impresiones, actitudes y expectativas<br />
con las que regresaron él y su esposa<br />
tras su primera visita en 1973. Al resumir las experiencias<br />
de lo que fue este contacto inicial con<br />
Oriente Medio y sus problemas, escribió:<br />
“Nos fuimos con el convencimiento de que<br />
los israelíes eran la fuerza dominante, pero que<br />
eran justos, que los árabes estaban apaciguados<br />
porque se los protegía, y que la situación política<br />
y militar se mantendría estable hasta que se<br />
intercambiaran tierras por paz. Era entusiasta y<br />
optimista sobre el aparente compromiso de los<br />
israelíes para fundar una nación que fuera el hogar<br />
de los judíos, respetuosa con los principios<br />
judeocristianos de paz y justicia, y decidida a<br />
convivir en armonía con sus vecinos. Aunque era<br />
consciente del estatuto subalterno de los palestinos,<br />
me tranquilizaba la suposición de que<br />
<strong>Israel</strong> se retiraría de los territorios ocupados a<br />
cambio de paz. Recordaba las palabras del primer<br />
presidente de <strong>Israel</strong>, Chaim Weizmann:<br />
«Estoy seguro de que el mundo juzgará al Estado<br />
judío por la forma de tratar a los árabes».”<br />
Resulta claro que está convencido en la actualidad<br />
de que <strong>Israel</strong> no trata a los árabes palestinos<br />
como debería hacerlo ni tampoco como<br />
los mismos líderes israelíes indujeron a creer al<br />
mundo que lo harían bajo lo que alguna vez reivindicaron<br />
como la ocupación militar más benigna<br />
de la historia.<br />
Por lo visto, sus ilusiones y optimismo sobre<br />
una resolución anticipada y armoniosa del <strong>conflicto</strong><br />
palestino-israelí se han desvanecido, y se<br />
ha convertido, en cambio, en el crítico quizá<br />
más notorio de <strong>Israel</strong> y sus políticas de ocupación,<br />
como también del fuerte apoyo que le<br />
presta la Administración Bush. En su último libro,<br />
así como en numerosos discursos, entre-<br />
vistas de televisión y artículos de opinión, ha<br />
emitido sin concesiones un severo juicio desaprobatorio<br />
de <strong>Israel</strong> por la forma de manejar la<br />
ocupación militar. Sus críticas se basan no sólo<br />
en la preocupación humanitaria por los árabes,<br />
sino en la convicción de que el prestigio de<br />
Estados Unidos en el mundo y sus intereses nacionales<br />
están en peligro a causa de su excesiva<br />
identificación con <strong>Israel</strong> y el brutal tratamiento<br />
que reciben los palestinos, un tratamiento que<br />
se lleva a cabo por medio de lo que ha descrito<br />
como una forma de apartheid.<br />
Puede que algunos “veteranos de Oriente<br />
Medio” con una larga experiencia en la región,<br />
conscientes del potente efecto detonante que tienen<br />
las palabras en los debates sobre la misma,<br />
lo hayan advertido contra el empleo del término<br />
apartheid, susceptible de provocar airadas reacciones<br />
y distraer la atención sobre sus argumentos<br />
contra la ocupación. La solidez de los argumentos,<br />
en todo caso, apenas se ha puesto en<br />
duda. Por el contrario, algunos agresivos críticos<br />
estadounidenses que admiten no haber leído el<br />
libro lo rechazan de antemano por el título.<br />
Es indudable, sin embargo, que el presidente<br />
Carter sabía muy bien lo que hacía.<br />
Intentaba de manera deliberada provocar un debate,<br />
que las realidades de Oriente Medio se pusieran<br />
al descubierto y se empezara a plantear<br />
una discusión seria, honesta y transparente al<br />
respecto. Puede argumentarse, además, que usa<br />
la palabra apartheid con corrección y exactitud,<br />
como la usan con total naturalidad algunos israelíes.<br />
Pueden tomarse dos ejemplos de los numerosos<br />
comentarios efectuados por parte de<br />
sionistas muy respetados y leales que han aplicado<br />
el término a las prácticas de ocupación de<br />
su Gobierno. <strong>El</strong> primero procede de Michael Ben-<br />
Yeir, que fue fiscal general de <strong>Israel</strong> en la década<br />
de 1990 con tres primeros ministros distintos, y<br />
se publicó en el periódico “Haaretz” el 3 de<br />
marzo de 2002:<br />
“<strong>Israel</strong> se fundó sobre una clara e inconfundible<br />
base moral. Sin esta base moral, es dudoso<br />
que las ideas sionistas se hubieran convertido<br />
en realidad. La guerra de los Seis Días fue<br />
una imposición; sin embargo, a partir del séptimo<br />
día, el 12 de junio de 1967, hasta el presente,<br />
la guerra ha sido el fruto de nuestra elección.<br />
Hemos elegido con entusiasmo convertirnos<br />
en una sociedad colonial, ignorar los<br />
tratados internacionales, expropiar tierras, trasladar<br />
colonos israelíes a los territorios ocupados,<br />
dedicarnos al pillaje y encontrar justificaciones<br />
para tales actos. Con el vehemente deseo de<br />
EL FACTOR JIMMY CARTER EN LAS RELACIONES DE ESTADOS UNIDOS CON ORIENTE MEDIO<br />
Shulamit Aloni,<br />
ex diputado<br />
del Knesset:<br />
“Por medio<br />
del ejército,<br />
el Gobierno de<br />
<strong>Israel</strong> practica<br />
una brutal<br />
forma de<br />
’apartheid’ en<br />
los territorios<br />
que ocupa”<br />
conservar los territorios ocupados, desarrollamos<br />
dos sistemas judiciales: uno, progresista y<br />
liberal, para <strong>Israel</strong>; y el otro, cruel y pernicioso,<br />
para los territorios ocupados. De hecho, establecimos<br />
un régimen de apartheid en los territorios<br />
ocupados inmediatamente después de<br />
tomarlos. Este régimen opresivo sigue existiendo<br />
hasta la fecha.”<br />
<strong>El</strong> segundo procede de Shulamit Aloni, un<br />
veterano diputado del Knesset que fue ministro<br />
de Educación en el Gobierno de Isaac Rabin, y se<br />
publicó el 6 de enero de 2007 en el periódico de<br />
mayor circulación de <strong>Israel</strong>, “Yediot Ahronot”:<br />
“Damos por sentada la superioridad moral<br />
de los judíos hasta el punto de que no logramos<br />
ver lo que tenemos en las narices. Resulta simplemente<br />
inconcebible que las víctimas por antonomasia,<br />
los judíos, puedan cometer actos<br />
malvados. Y, sin embargo, el Estado<br />
de <strong>Israel</strong> practica su propia forma<br />
de apartheid, cargada de violencia,<br />
contra la población autóctona palestina.<br />
<strong>El</strong> ataque de la clase dirigente<br />
judía estadounidense contra<br />
el presidente Carter se debe a que<br />
tuvo el atrevimiento de contarnos<br />
una verdad que conocemos todos:<br />
por medio del ejército, el Gobierno<br />
de <strong>Israel</strong> practica una brutal forma<br />
de apartheid en los territorios<br />
que ocupa. <strong>El</strong> ejército ha transformado<br />
todas las ciudades y pueblos<br />
palestinos en campos de prisioneros<br />
rodeados de alambradas o con<br />
los accesos bloqueados (…) se han confiscado tierras<br />
con el propósito de construir carreteras<br />
“sólo para judíos” (…) cuando un palestino conduce<br />
por alguna de tales carreteras, se le requisa<br />
el vehículo (…) <strong>El</strong> apartheid existe (…) Se define<br />
como un crimen internacional que incluye, entre<br />
otras cosas, distintos instrumentos legales para<br />
gobernar grupos raciales distintos y privar a<br />
las personas de derechos humanos. ¿La libertad<br />
de circulación no es uno de tales derechos? (…)<br />
Carter no necesita que defienda su reputación.”<br />
Especialistas estadounidenses en Oriente<br />
Medio, judíos y no judíos, han efectuado comentarios<br />
parecidos. Los puntos de vista de<br />
Jimmy Carter son compartidos por muchos.<br />
Pese a que siempre ha sido poco gregario, lo que<br />
dice suena cada vez más como si fuera un miembro<br />
del frustrado y combativo grupo de disidentes<br />
israelíes, pacifistas judíos estadounidenses,<br />
periodistas, y expertos universitarios y diplomáticos<br />
que han intentado durante años<br />
llamar la atención del público sobre lo que entendían<br />
que eran horrores de la ocupación israelí<br />
e insensatas acciones estadounidenses en<br />
apoyo de la ocupación.<br />
<strong>El</strong> presidente Carter elogia la franqueza y el<br />
vigor de “los debates políticos y periodísticos en<br />
<strong>Israel</strong> respecto a las políticas israelíes en Cisjordania”.<br />
En contraposición, lamenta el tratamiento<br />
que el tema recibe en los foros públicos<br />
estadounidenses, que considera insuficiente y<br />
restrictivo. <strong>El</strong>lo se debe, según dice, a que “por<br />
culpa de poderosas fuerzas políticas, económicas<br />
y religiosas en Estados Unidos, las decisiones<br />
del gobierno israelí rara vez se cuestionan o<br />
condenan, los portavoces de Jerusalén dominan<br />
nuestros medios de comunicación y la mayoría<br />
de ciudadanos estadounidenses ignora lo<br />
que ocurre en los territorios ocupados”.<br />
Otras razones son también relevantes. Los estadounidenses<br />
se interesan en su inmensa mayoría<br />
por los asuntos domésticos, ya sean los deportes,<br />
el entretenimiento, los negocios, la religión<br />
o la política. Los asuntos exteriores no<br />
forman parte de sus preocupaciones prioritarias,<br />
salvo cuando se ven directamente involucrados<br />
en una guerra. Además, es probable que los estadounidenses<br />
sean el pueblo del mundo más<br />
expuesto a la sobrecarga comunicativa, bombardeados<br />
como están noche y día por la omnipresente<br />
televisión, que ofrece programas de<br />
deporte y entretenimiento, y programas de noticias<br />
que consisten a menudo en trivialidades<br />
y rumores, como si fueran simplemente otra forma<br />
de entretenimiento. Para numerosos estadounidenses,<br />
la televisión es la única fuente de<br />
noticias. Y en ella encuentran una cobertura<br />
muy limitada de los asuntos internacionales, incluso<br />
en el supuesto de que les interesen. No es<br />
extraño, pues, que los estadounidenses no estén<br />
bien informados sobre las espantosas condiciones<br />
de vida de un pequeño país situado en un lugar<br />
remoto.<br />
En algunos aspectos, las mayores inquietudes<br />
del presidente Jimmy Carter parecen dirigidas<br />
a la vacilante y fallida gestión –en los últimos<br />
años, cabría decir– de las responsabilidades<br />
de Estados Unidos en Oriente Medio. Así,<br />
habla del “recurrente ciclo de violencia resultante<br />
de la ausencia de un acuerdo global en<br />
Oriente Medio, exacerbado por seis años en los<br />
que no hubo ningún esfuerzo para lograrlo, algo<br />
casi sin precedentes (…) Las causas profundas<br />
del <strong>conflicto</strong>, es decir, la ocupación de territorios<br />
árabes, el maltrato de los palestinos y la negativa<br />
de <strong>Israel</strong> a permanecer dentro de sus fronte-<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 63
EL FACTOR JIMMY CARTER EN LAS RELACIONES DE ESTADOS UNIDOS CON ORIENTE MEDIO<br />
ras legales, todavía no se han abordado”.<br />
Subraya los factores interrelacionados que,<br />
según cree, han contribuido a “la perpetuación<br />
de la violencia y las convulsiones regionales: la<br />
condonación de las acciones ilegales israelíes por<br />
parte de una Casa Blanca y un Congreso sumisos<br />
(…) y el trato deferente que mantienen otros<br />
líderes internacionales al permitir que prevalezca<br />
esta política extraoficial de Estados Unidos<br />
en Oriente Medio”.<br />
Sea cual fuere el impacto que las palabras dichas<br />
o escritas por el presidente Carter puedan<br />
tener en la actualidad y sea cual fuere el juicio<br />
que pueda hacerse a favor o en contra, la mayor<br />
y más duradera influencia que ha tenido –y seguirá<br />
teniendo– en los asuntos de Oriente Medio<br />
no está relacionada con lo que ha dicho o escrito,<br />
sino con las decisiones que tomó como presidente.<br />
Puede argumentarse que, mediante la<br />
convocatoria de la cumbre de Camp David entre<br />
Estados Unidos, <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong>, del 5 al 17 de<br />
septiembre de 1978, y el logro –de hecho, la imposición–<br />
de la firma de un acuerdo oficial entre<br />
el primer ministro israelí, Menahem Begin,<br />
y el presidente egipcio, Anuar el Sadat, Carter influyó<br />
más profundamente en el curso de <strong>conflicto</strong><br />
palestino-israelí que cualquier otro presidente<br />
estadounidense o dirigente mundial.<br />
<strong>El</strong> acuerdo de Camp David de 1978 negociado<br />
por Carter dejó Egipto, el mayor país árabe<br />
y con mayor potencia militar, fuera del frente<br />
árabe de confrontación con <strong>Israel</strong>. Así pues, en<br />
el mundo árabe se vio durante mucho tiempo el<br />
acuerdo como una importante contribución a la<br />
causa israelí y un severo golpe para la causa palestina.<br />
<strong>El</strong> ministro de Asuntos Exteriores de<br />
Sadat dimitió, el mismo Sadat fue asesinado por<br />
uno de los oficiales extremistas de su ejército, y<br />
Egipto sufrió durante varios años el aislamiento<br />
y la condena de sus vecinos árabes, incluso de<br />
la “moderada” Jordania.<br />
Las cosas cambiaron con el tiempo, claro está.<br />
Jordania también firmó un acuerdo de paz.<br />
Surgieron diversas iniciativas de paz que contemplaban<br />
avanzar hacia una solución basada<br />
en la coexistencia de dos estados. Cada vez más,<br />
parecía que iba a triunfar la apuesta que Carter<br />
y Sadat hicieron en Camp David intentando demostrar<br />
que árabes e israelíes podían convivir en<br />
“paz y seguridad”. Sin embargo y lamentablemente,<br />
la ansiada paz genuina todavía está lejos<br />
de ser una realidad, como los actuales argumentos<br />
de Carter dejan claro.<br />
Carter tiene un visión pesimista de las intenciones<br />
de <strong>Israel</strong> a largo plazo: “Para conseguir<br />
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sus objetivos, <strong>Israel</strong> ha decidido evitar cualquier<br />
negociación de paz y escapar a las suaves limitaciones<br />
estadounidenses con acciones unilaterales<br />
(…) corta a voluntad las porciones de territorio<br />
de las que quiere servirse en Cisjordania y<br />
deja a los desposeídos palestinos los pequeños<br />
restos fragmentarios de su propia tierra. Debe<br />
decirse que esta visión coincide con la de casi<br />
todos los palestinos, la mayoría de observadores<br />
internacionales que viven y trabajan con los israelíes<br />
y los palestinos, y algunos disidentes pacifistas,<br />
tanto israelíes como judíos estadounidenses.<br />
Con algunas salvedades y matices, también<br />
representa a disgusto mi propio análisis,<br />
aunque espero que nos equivoquemos todos.”<br />
Pese a este juicio tan aleccionador como desalentador,<br />
el presidente Jimmy Carter no ha perdido<br />
totalmente la esperanza. Todavía considera<br />
posible poner sobre la mesa de negociaciones<br />
un paquete global viable y mutuamente beneficioso,<br />
que podría y debería atraer a ambas partes,<br />
y ponerse en práctica. Las palabras finales<br />
del libro constituyen tanto una advertencia como<br />
una invitación para emprender nuevas iniciativas<br />
de paz en las que Estados Unidos podría<br />
y debería desempeñar un papel ecuánime, si<br />
quisiera:<br />
“Los últimos renglones son para decir que la<br />
paz llegará a <strong>Israel</strong> y Oriente Medio sólo cuando<br />
el Gobierno israelí esté dispuesto a acatar el derecho<br />
internacional, la hoja de ruta hacia la paz,<br />
la política oficial estadounidense y el deseo de<br />
sus propios ciudadanos de aceptar sus fronteras<br />
legales, honrando sus compromisos previos.<br />
Todos los países árabes vecinos deben comprometerse<br />
a respetar el derecho de <strong>Israel</strong> a vivir en<br />
paz en tales condiciones. Estados Unidos dilapida<br />
su prestigio y la buena voluntad internacional,<br />
y acrecienta el terrorismo antiestadounidense<br />
global, al aprobar o secundar extraoficialmente<br />
la confiscación y la colonización<br />
israelíes de los territorios palestinos. Que se rechace<br />
la paz y se permita que prevalezca un sistema<br />
de opresión, apartheid y violencia sostenida<br />
será una tragedia para los israelíes, los palestinos<br />
y el mundo entero.”<br />
<strong>El</strong> llamamiento de Jimmy Carter poniendo<br />
sobre aviso a los israelíes, a los palestinos y a los<br />
propios estadounidenses, ¿obtendrá algún resultado?<br />
<strong>El</strong> tiempo lo dirá. Al menos, ha planteado<br />
por el momento a una considerable cantidad<br />
de personas de todo el mundo el reto que<br />
implica ser realista al examinar por qué no hay<br />
paz entre palestinos y israelíes, y qué debería hacerse<br />
para lograrla.
La paz imposible<br />
del amigo americano<br />
Eric Rouleau<br />
PERIODISTA ESPECIALIZADO EN ORIENTE MEDIO. EX EMBAJADOR DE FRANCIA<br />
C<br />
UARENTA AÑOS DESPUÉS DE LA GUErra<br />
árabe-israelí del 5 de junio<br />
de 1967, un <strong>conflicto</strong> que supuso<br />
un hito trascendental en la<br />
historia de Oriente Medio y también<br />
en las relaciones Este-Oeste,<br />
algunas preguntas siguen sin<br />
respuesta. Sin embargo, el reciente<br />
levantamiento del embargo<br />
que pesaba sobre los archivos del Estado judío<br />
ha permitido a los periodistas y a los historiadores<br />
israelíes derribar algunos mitos<br />
engendrados por la propaganda de guerra. En este<br />
sentido, cabe señalar dos obras que acaban de<br />
aparecer: 1967: <strong>Israel</strong>, the War and the Year That Transformed<br />
the Middle East, de Tom Segev, y The Accidental<br />
Empire: <strong>Israel</strong> and the Birth of the<br />
Settlements, 1967-1977 de Gershom<br />
Gorenberg.<br />
Así nos enteramos de que<br />
el Egipto de Gamal Abdel Nasser,<br />
en contra de lo proclamado<br />
muchas veces, no tenía intención<br />
de atacar al Estado<br />
hebreo. Diversos generales israelíes<br />
–entre ellos, Yitzhak<br />
Rabin, jefe del estado mayor en esa época– sabían<br />
que las dos divisiones concentradas en la frontera<br />
del Sinaí no eran suficientes para lanzar una<br />
ofensiva egipcia. Los incidentes fronterizos con<br />
Siria –que llevaron a Nasser a concentrar sus tropas–<br />
fueron provocados voluntariamente por unidades<br />
israelíes, según confesión del propio general<br />
Moshe Dayan. <strong>El</strong> pánico que se apoderó de los<br />
ciudadanos judíos, convencidos de que los árabes<br />
La guerra de los Seis<br />
Días de 1967 fue<br />
el resultado de un<br />
ambicioso plan<br />
expansionista de un grupo<br />
de halcones militares<br />
y civiles israelíes<br />
intentaban “lanzarlos al mar”, sirvió para justificar<br />
una guerra que el estado mayor contemplaba<br />
ya desde 1966.<br />
Tampoco el bloqueo impuesto por Nasser en el<br />
estrecho de Aqaba y denunciado por <strong>Israel</strong> como<br />
casus belli justificaba la guerra. Por una parte, el tráfico<br />
marítimo sólo afectaba al 3 por ciento del comercio<br />
internacional de <strong>Israel</strong> y, por otra, en el horizonte<br />
se perfilaba una solución negociada. <strong>El</strong> enviado<br />
especial del presidente estadounidense<br />
Johnson ante Nasser me confió el 3 de junio, es decir,<br />
dos días antes de la guerra, que el jefe del<br />
Estado egipcio había aceptado negociar una solución<br />
pacífica. A la espera de la conclusión de un<br />
acuerdo, se había comprometido a levantar el bloqueo,<br />
aunque de modo discreto para evitar un des-<br />
prestigio. <strong>El</strong> día 7 de junio debían<br />
iniciarse en Washington<br />
las negociaciones entre el primer<br />
ministro egipcio y el general<br />
Moshe Dayan, recién<br />
nombrado ministro de Defensa<br />
de <strong>Israel</strong>.<br />
¿Cuál fue entonces la razón<br />
de esa guerra llamada<br />
“preventiva” desencadenada<br />
por el Estado judío? Los dos historiadores citados<br />
más arriba, entre otros, proporcionan elementos<br />
para una respuesta. Señalan que el jefe de<br />
Gobierno, Levi Eshkol, y muchos de sus ministros<br />
deseaban evitar un <strong>conflicto</strong> armado. Fue el grupo<br />
de oficiales superiores –y, entre ellos, Yitzhak<br />
Rabin, Ariel Sharon, Ezer Weizmann, <strong>Israel</strong> Tal–<br />
quien impuso al primer ministro, en el curso de<br />
una reunión tumultuosa, el inicio de las hostili-<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 67
68 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LA PAZ IMPOSIBLE DEL AMIGO AMERICANO LA PAZ IMPOSIBLE DEL AMIGO AMERICANO<br />
dades. Lo que se designaba hasta ahora como la<br />
“revuelta de los generales” se pareció mucho, según<br />
testigos oculares, a un intento de golpe de<br />
Estado. <strong>El</strong> general Sharon, en particular, afirmó<br />
que había que pasar a la acción con el acuerdo<br />
del Gobierno o sin él. Se trató, como mínimo,<br />
del enfrentamiento entre dos generaciones: según<br />
el historiador Tom Segev, el general Rabin<br />
menospreciaba a sus mayores, los ministros<br />
hostiles a la guerra, a los que llamaba “los judíos”<br />
–en referencia a los de la diáspora, exterminados<br />
sin ofrecer resistencia a Hitler–; mientras<br />
que Levi Eshkol denominaba los “prusianos”a<br />
los jóvenes oficiales.<br />
La falta de acuerdo tenía otras causas. Una<br />
era importante: la ambigua política de Estados<br />
Unidos. Cuando recibió a Abba Eban, ministro<br />
israelí de Asuntos Exteriores, el presidente<br />
Johnson le dijo con claridad que Washington no<br />
quería verse implicado en Oriente Medio en un<br />
<strong>conflicto</strong> que corría el riesgo de favorecer los intereses<br />
soviéticos –el general De Gaulle, presidente<br />
francés en ese momento, se opuso vigorosamente<br />
al proyecto bélico cuando recibió la<br />
visita de Eban e incluso llegó a amenazar a<br />
<strong>Israel</strong> con represalias–. Los dirigentes de la CIA,<br />
a diferencia de su presidente, reaccionaron de<br />
modo favorable al proyecto de los jóvenes oficiales<br />
al estimar que la victoria de las fuerzas israelíes<br />
estaba garantizada “al ciento por ciento”.<br />
<strong>El</strong> representante de los servicios secretos israelíes<br />
aseguró a sus homólogos estadounidenses que<br />
los ejércitos árabes unidos no eran más que<br />
una “burbuja de jabón que estallaría al primer<br />
pinchazo”. De modo que hubo dos mensajes estadounidenses.<br />
Uno –más bien negativo– dirigido<br />
al Gobierno de Tel Aviv, y otro –positivo–<br />
destinado a los militares israelíes. Es muy probable<br />
que el doble lenguaje de Washington contribuyera<br />
a provocar el enfrentamiento en el seno<br />
del establishment del Estado judío.<br />
¿Qué esperaban los partidarios de la guerra?<br />
Los archivos israelíes indican que los motivos<br />
eran diversos. <strong>El</strong> de algunos jóvenes oficiales consistía<br />
en querer “dar una lección al dictador<br />
egipcio” que había desafiado al Estado hebreo.<br />
Había violado los acuerdos internacionales concluidos<br />
tras la guerra de 1956 al cerrar el estrecho<br />
de Aqaba, al enviar tropas al Sinaí, que en<br />
principio estaba desmilitarizado, al exigir la retirada<br />
de esa península de los cascos azules de la<br />
ONU. Para esos oficiales, se trataba no tanto de<br />
una venganza como de un acto de disuasión, un<br />
medio de hacerle ver a Nasser que no podía<br />
permitirse provocar al Estado judío. Ése fue el<br />
principal argumento que expusieron a Levi<br />
Eshkol, aun cuando albergaran otros pensamientos<br />
inconfesables, lo que parece probable.<br />
Otros halcones, militares o civiles –como el<br />
general Sharon, Menahem Begin, jefe del partido<br />
de la derecha nacionalista, o el dirigente laboralista<br />
Yigal Allon–, admitieron tras la guerra<br />
sus ambiciones expansionistas. Pretendían extender<br />
el Estado judío al conjunto del territorio<br />
palestino, a saber, a Cisjordania, Gaza y Jerusalén<br />
Este, considerados como partes de la “patria<br />
ancestral” del pueblo judío.<br />
Como en otros casos en que todo es empezar,<br />
se dieron cuenta poco a poco de que la resonante<br />
victoria del ejército israelí, la evidente<br />
debilidad del conjunto del mundo árabe, les permitían<br />
conservar también el Sinaí egipcio y<br />
anexionarse el Golán sirio. Por más que David<br />
Ben Gurion, fundador del Estado judío, recomendara<br />
la devolución de los territorios ocupados<br />
–con excepción de Jerusalén Este– a cambio<br />
de la paz, la mayor parte de la clase política<br />
hizo oídos sordos a ese consejo. De modo paradójico,<br />
fueron los gobiernos laboristas los que<br />
iniciaron el movimiento de colonización en los<br />
territorios, a los que se refirieron como “liberados”<br />
o “administrados”, un vocabulario desprovisto<br />
de toda ambigüedad.<br />
A la vista de las consecuencias de aquel<br />
<strong>conflicto</strong>, tanto en Oriente Medio como en el panorama<br />
internacional, cabe asombrarse de que<br />
los promotores de la guerra de los Seis Días no<br />
albergaran ningún objetivo de orden geopolítico,<br />
ninguna estrategia de naturaleza internacional.<br />
Los archivos israelíes, como los estadounidenses<br />
y los soviéticos, se muestran aparentemente<br />
mudos al respecto. <strong>El</strong> papel de las dos<br />
superpotencias sigue envuelto, en gran medida,<br />
en la niebla. ¿Favorecieron la guerra con la esperanza<br />
de sacar partido de ella? En caso contrario,<br />
¿por qué los servicios secretos soviéticos<br />
advirtieron a Egipto de que <strong>Israel</strong> se disponía a<br />
atacar a Siria, alentando de ese modo el envío<br />
de tropas al Sinaí por parte de Nasser? ¿Por<br />
qué Estados Unidos dio a los militares israelíes,<br />
por intermedio de la CIA, luz verde para iniciar<br />
la ofensiva antes de suministrar al Estado hebreo<br />
importantes cantidades de armamentos<br />
sofisticados?<br />
¿Fue sólo casualidad que la guerra de los Seis<br />
Días diera nacimiento a una coyuntura muy favorable<br />
a Estados Unidos? <strong>El</strong> presidente Johnson<br />
tuvo varias razones para felicitarse de la victoria<br />
israelí. La primera fue el notable debilitamiento<br />
de la influencia soviética que había armado<br />
y entrenado a las fuerzas egipcias y sirias; la opinión<br />
pública árabe atribuyó de modo natural la<br />
derrota a Moscú. Cinco años más tarde, el presidente<br />
Sadat, sucesor de Gamal Abdel Nasser,<br />
expulsó del país a varios miles de consejeros y<br />
técnicos soviéticos, y luego se pasó al bando estadounidense.<br />
<strong>El</strong> prestigio soviético se derrumbó<br />
en el conjunto de Oriente Medio, con lo que<br />
se abrió la vía para la instauración progresiva de<br />
la hegemonía estadounidense en la región. La sucesión<br />
de sinsabores del régimen de Moscú,<br />
desde la guerra de 1967 a la de Afganistán en la<br />
década de 1980, no fue ajena a la caída del imperio<br />
de Stalin.<br />
Otras consecuencias beneficiaron a los intereses<br />
israelo-estadounidenses. <strong>El</strong> descrédito<br />
golpeó a todos los partidos nacionalistas árabes,<br />
al de Nasser ante todo, socialistas o comunistas,<br />
que pagaron el precio de una derrota de la que<br />
eran responsables, al menos en parte. Los regímenes<br />
conservadores pro estadounidenses, los<br />
países productores de petróleo, sobre todo, salieron<br />
de la prueba reforzados. Arabia Saudí<br />
–que arrebató a Nasser el liderazgo del mundo<br />
árabe– obligó a Egipto a retirar sus tropas de la<br />
república vecina del Yemen; se dedicó, a golpe<br />
de centenares de millones de dólares, a difundir<br />
la buena nueva del islam wahabita ultraconservador<br />
en el seno de unas poblaciones<br />
sumidas en el desasosiego y deseosas del consuelo<br />
de la religión. Con el consentimiento de<br />
Riad y Washington, el islam político empezó a<br />
ocupar el vacío dejado por las ideologías laicas.<br />
Es cierto que los islamistas eran por entonces<br />
aliados de los estadounidenses en su cruzada<br />
anticomunista y antisoviética en el seno del<br />
mundo árabe-musulmán.<br />
<strong>El</strong> poder estadounidense en la región se edificó<br />
sobre dos pilares, Arabia Saudí e <strong>Israel</strong>. <strong>El</strong><br />
presidente Johnson sentó las bases de la “alianza<br />
privilegiada” que unciría de forma sólida el<br />
Estado judío al carro estadounidense. La iniciativa<br />
no nacía de un capricho: <strong>Israel</strong>, en razón de<br />
su dependencia financiera, militar y política de<br />
los Estados Unidos, fue y es el único Estado de la<br />
región cuya lealtad a Washington está plenamente<br />
garantizada. Al ser convergentes –y, a veces,<br />
incluso idénticos–, los intereses de ambos<br />
países, sus respectivas políticas sólo podían ser<br />
complementarias. <strong>El</strong> caso de Arabia Saudí fue diferente:<br />
el sentimiento antiestadounidense de<br />
sus ciudadanos, sus inclinaciones panárabes y<br />
panislámicas, lo convertían en un aliado se-<br />
cundario; a pesar de todo, resultaba indispensable<br />
para los intereses estadounidenses debido<br />
a la fabulosa riqueza de sus recursos petroleros<br />
y su ideología islámica, que servía de antídoto a<br />
las ideologías “subversivas”.<br />
No cabe duda alguna de que la alianza privilegiada<br />
israelo-estadounidense no ha sido desinteresada.<br />
<strong>Israel</strong> ha prestado insignes servicios<br />
a Washington en diversos ámbitos y en numerosos<br />
países, no sólo en Oriente Medio, sino<br />
también en África y América Latina. La estrecha<br />
colaboración entre los servicios secretos de los<br />
dos países carece de parangón en el mundo; permite,<br />
entre otras cosas, vigilar de cerca los acontecimientos<br />
en el mundo árabe. Los técnicos israelíes,<br />
militares o civiles, prestan su concurso<br />
a regímenes juzgados intratables por Estados<br />
Unidos; así, numerosas dictaduras calificadas de<br />
“prooccidentales” han sido estabilizadas gracias<br />
a la ayuda multiforme de <strong>Israel</strong>, para gran<br />
satisfacción de Washington.<br />
En contrapartida, los sucesivos presidentes<br />
estadounidenses, demócratas o republicanos,<br />
han apoyado la política israelí de colonización<br />
al tiempo que pretendían desempeñar el papel<br />
de árbitro imparcial. Más que favorecer una solución<br />
global del <strong>conflicto</strong> árabe-israelí, que habría<br />
obligado al Estado hebreo a devolver los territorios<br />
conquistados en 1967, Henry Kissinger,<br />
jefe de la diplomacia estadounidense, inventó lo<br />
que hoy en día todavía se llama el “proceso de<br />
paz”, que consistiría en avanzar<br />
“paso a paso” y cuya principal característica<br />
es dejar a <strong>Israel</strong> las<br />
manos libres en los territorios ocupados.<br />
<strong>El</strong> propio Kissinger se comprometió<br />
en nombre de Estados<br />
Unidos a no entablar con la OLP<br />
en más mínimo diálogo bilateral<br />
susceptible de favorecer un acuerdo<br />
entre la organización de Yasser<br />
Arafat e <strong>Israel</strong>. De acuerdo con los<br />
deseos del Gobierno de Jerusalén,<br />
consiguió excluir a la central palestina<br />
de la conferencia de paz celebrada<br />
en Ginebra en diciembre<br />
de 1973, retrasando de ese modo<br />
La derrota<br />
árabe de 1967<br />
desacreditó<br />
a la URSS y a<br />
Nasser y edificó<br />
el poder de<br />
Estados Unidos<br />
en la región<br />
sobre los<br />
pilares de<br />
<strong>Israel</strong> y<br />
Arabia Saudí<br />
en 20 años el acuerdo concluido en Oslo entre<br />
el Gobierno de Yitzhak Rabin y la OLP.<br />
Y peor aún. Por más que proclamara en numerosas<br />
ocasiones que las colonias establecidas<br />
por <strong>Israel</strong> en los territorios ocupados constituían<br />
“obstáculos para la paz”, Washington<br />
autorizó a <strong>Israel</strong> a multiplicarlas en tierras confiscadas<br />
a sus propietarios palestinos y aseguró<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 69
la impunidad de <strong>Israel</strong> de dos modos: alimentando<br />
el potencial militar del Estado hebreo<br />
para que éste siguiera superando al de todos los<br />
países árabes juntos, e impidiendo que las<br />
Naciones Unidas obligaran al Estado judío a<br />
respetar sus obligaciones internacionales, a aplicar<br />
al menos la resolución 242 del Consejo de<br />
Seguridad, adoptada en 1967, que prevé el intercambio<br />
de los territorios por la paz, por no hablar<br />
del establecimiento de un Estado palestino<br />
soberano junto a <strong>Israel</strong>. <strong>El</strong> caso es que, tras la<br />
aprobación de esa resolución, Washington ha<br />
opuesto su veto al Consejo de Seguridad nada<br />
menos que en una cincuentena de ocasiones an-<br />
te proyectos de resolución condenando<br />
a <strong>Israel</strong> por comportamientos<br />
en los territorios ocupados<br />
contrarios a las leyes y<br />
convenciones internacionales.<br />
Hay que señalar que los demás<br />
miembros permanentes del<br />
Consejo de Seguridad se han<br />
plegado a la voluntad de Washington<br />
y casi nunca han recurrido<br />
a la utilización de su derecho<br />
de veto para bloquear<br />
una iniciativa estadounidense.<br />
Estados Unidos paga muy<br />
caro su respaldo incondicional<br />
a la política expansionista de <strong>Israel</strong>. Todas las encuestas<br />
lo confirman: la parcialidad de<br />
Washington en el <strong>conflicto</strong> palestino es la principal<br />
razón de la ola de antiestadounidismo que<br />
barre el mundo árabe-musulmán, una de las<br />
principales causas de la propagación del azote terrorista.<br />
Las intervenciones militares en Iraq y<br />
Afganistán, las atrocidades cometidas y los fracasos<br />
experimentados han mermado gravemente<br />
la credibilidad de unos Estados Unidos<br />
que habrían podido –sobre todo, tras la caída de<br />
la Unión Soviética– asumir el papel de árbitro imparcial<br />
para favorecer la paz mundial. Sin embargo,<br />
ha ocurrido lo contrario, y se han multiplicado<br />
los <strong>conflicto</strong>s armados.<br />
Washington tampoco ha servido los intereses<br />
de <strong>Israel</strong> sosteniendo una política que llevaba de<br />
modo inevitable a un callejón sin salida y a una<br />
guerra interminable. <strong>El</strong> Estado judío se encuentra<br />
atrapado en una trampa. Es extremadamente<br />
difícil que pueda devolver los territorios ocupados<br />
a cambio de paz, aun cuando lo desee. Es<br />
más, algunos analistas, israelíes y de otros países,<br />
consideran que le resultaría imposible llevar a cabo<br />
semejante tarea. En efecto, la política israelí<br />
está paralizada en la práctica por los 450.000 co-<br />
Desde Johnson,<br />
todos los<br />
presidentes de<br />
Estados Unidos<br />
han apoyado la<br />
política israelí<br />
de colonización<br />
y han alentado<br />
planes de paz<br />
que no han<br />
llevado a<br />
ninguna parte<br />
70 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LA PAZ IMPOSIBLE DEL AMIGO AMERICANO<br />
lonos judíos que ocupan buena parte de<br />
Cisjordania, Jerusalén Este y alrededores. Sin<br />
contar las 20.000 personas que han colonizado<br />
el Golán sirio. <strong>El</strong> objetivo de desarraigarlos, destruir<br />
las múltiples infraestructuras construidas<br />
para acogerlos y protegerlos, será tanto más difícil<br />
de conseguir por cuanto no cabe duda de<br />
que el Gobierno topará con una fuerte oposición<br />
en los círculos religiosos y nacionalistas, con<br />
aliados en otros sectores de la opinión. Por lo demás,<br />
cómo devolver un territorio que servirá<br />
para erigir un Estado palestino viable cuando<br />
más de dos millones de habitantes autóctonos se<br />
encuentran hacinados en varias decenas de enclaves<br />
aislados unos de otros, separados por 450<br />
barreras en las carreteras y 70 puestos de control.<br />
Hoy los palestinos no tienen acceso al 40 por ciento<br />
Cisjordania, con el resto del territorio bajo control<br />
de los colonos y el ejército que los protege.<br />
En la práctica, <strong>Israel</strong> vive en un gueto rodeado<br />
de enemigos. Además de los atentados suicidas,<br />
sufre frecuentes lanzamientos de cohetes<br />
por parte de Hamas en Gaza y los islamistas de<br />
Líbano. No cabe excluir la renovación de un<br />
<strong>conflicto</strong> con Hezbolá, y circulan rumores de<br />
una próxima guerra con Siria. Aunque esté condenado<br />
a vivir en la región, el Estado hebreo se<br />
ha concitado el odio de los árabes y los musulmanes<br />
que los rodean. Los palestinos, tradicionalmente<br />
nacionalistas laicos, cada vez confían<br />
más en el islámico Hamas, como se ha visto en<br />
Gaza. Francia y Estados Unidos tampoco han<br />
prestado ningún servicio al Estado judío al ayudarlo<br />
a acumular un arsenal nuclear. Tarde o<br />
temprano, uno o varios estados de la región se<br />
dotarán también del arma atómica. Dado lo<br />
exiguo de su territorio, la relación de fuerzas ya<br />
no será favorable a <strong>Israel</strong>.<br />
Son numerosos los israelíes que contemplan<br />
el futuro con pesimismo, y no se equivocan<br />
del todo. <strong>El</strong> Estado hebreo está metido en un callejón<br />
sin salida: no puede devolver los territorios<br />
ocupados ni tampoco acabar de anexionárselos.<br />
Teniendo en cuenta la tasa de crecimiento<br />
demográfico, los palestinos no tardarán<br />
en ser mayoritarios en una <strong>Palestina</strong> unificada.<br />
Se producirá entonces el final del Estado judío<br />
tal como fue soñado y construido por el movimiento<br />
sionista.<br />
Sin embargo, como se ha constatado en<br />
otros muchos <strong>conflicto</strong>s, lo peor no siempre está<br />
garantizado. Nada impide esperar que <strong>Israel</strong><br />
pueda dotarse de un gobierno capaz de tomar<br />
decisiones valientes para librar al país de la<br />
trampa en la que está encerrado.<br />
Washington-Tel Aviv<br />
unidos en un abrazo letal<br />
Chris Hedges<br />
EX DIRECTOR DE LA OFICINA DEL “NEW YORK TIMES” EN ORIENTE MEDIO.<br />
MIEMBRO DEL EQUIPO QUE EN 2002 GANÓ PARA “NYT” EL PREMIO PULITZER POR<br />
SUS INFORMACIONES SOBRE TERRORISMO GLOBAL<br />
ES PROBABLE QUE SIN ESTADOS UNIDOS<br />
<strong>Israel</strong> no existiera. <strong>El</strong> país se acercó<br />
de modo peligroso a la desaparición<br />
durante la guerra de<br />
octubre de 1973 cuando Egipto,<br />
entrenado y armado por la<br />
Unión Soviética, cruzó el canal<br />
de Suez y los sirios tomaron los<br />
altos del Golán. Los enormes<br />
aviones de transporte estadounidenses acudieron<br />
al rescate. Aterrizaron cada media hora para<br />
recomponer el maltrecho ejército israelí, que había<br />
perdido casi todos sus blindados pesados.<br />
Cuando concluyó la guerra, Estados Unidos había<br />
concedido a <strong>Israel</strong> 2.200 millones de dólares en<br />
ayuda militar de urgencia. La intervención enfureció<br />
al mundo árabe y desencadenó un embargo<br />
petrolero de la OPEP, que durante cierto tiempo<br />
causó estragos en las economías occidentales. Se<br />
trata quizá del ejemplo más espectacular del sostenido<br />
sistema de soporte vital que Estados Unidos<br />
ha proporcionado al Estado judío. <strong>Israel</strong> nació la<br />
medianoche del 14 de mayo de 1948. Estados<br />
Unidos reconoció el nuevo Estado 11 minutos<br />
más tarde. Los dos países están unidos desde entonces<br />
en un abrazo mortal.<br />
Washington fue capaz, al principio de la relación,<br />
de erigirse en influencia moderadora. <strong>El</strong><br />
presidente Eisenhower, indignado ante la ocupación<br />
israelí de Gaza en 1956, exigió y consiguió<br />
la retirada de <strong>Israel</strong>. Durante la guerra de los Seis<br />
Días en 1967, los aviones de combate israelíes<br />
bombardearon el Liberty. <strong>El</strong> barco, con pabellón<br />
estadounidense y situado a unos 20 kilómetros<br />
frente a la costa israelí, se dedicaba a interceptar<br />
comunicaciones tácticas y estratégicas de ambos<br />
bandos. Los ataques israelíes mataron a 34 marineros<br />
estadounidenses e hirieron a 171. Ese ataque<br />
intencionado congeló durante cierto tiempo el entusiasmo<br />
de Washington por <strong>Israel</strong>. Sin embargo,<br />
las rupturas no pasaron de pequeños baches que<br />
enseguida se vieron alisados por un lobby israelí ca-
da vez más desarrollado y mejor financiado,<br />
y orientado a conseguir la fusión<br />
de la política exterior de <strong>Israel</strong> y<br />
Estados Unidos en Oriente Medio.<br />
<strong>Israel</strong> ha extraído unos beneficios<br />
enormes de esta alianza. Ha recibido<br />
más de 140.000 millones de dólares en<br />
ayuda económica y militar directa.<br />
Recibe al año unos 3.000 millones en<br />
ayuda directa, más o menos una quinta<br />
parte del presupuesto de la ayuda exterior<br />
estadounidense. Aunque en la mayoría<br />
de paquetes de ayuda exterior se estipula<br />
que la ayuda para compras militares<br />
debe emplearse en Estados Unidos,<br />
a <strong>Israel</strong> se le permite usar un 25 por<br />
ciento de ese dinero para subvencionar<br />
su creciente y rentable sector de la defensa.<br />
A diferencia de otros países, <strong>Israel</strong><br />
está exento de rendir cuentas sobre la<br />
forma en que gasta ese dinero. Y los fondos<br />
se desvían de modo rutinario para<br />
construir nuevos asentamientos judíos,<br />
reforzar la ocupación israelí en los territorios<br />
palestinos y construir la barrera<br />
de seguridad, que tiene un coste estimado<br />
de casi medio millón de euros el<br />
kilómetro. Ese muro atraviesa Cisjordania<br />
siguiendo un recorrido sinuoso<br />
que crea bolsas aisladas de palestinos<br />
empobrecidos y confinados en guetos.<br />
Cuando esté acabado es probable que haya<br />
arrebatado hasta el 40 por ciento de<br />
la tierra palestina. Se tratará de la mayor<br />
cantidad de tierra conseguida por <strong>Israel</strong><br />
desde la guerra de 1967. Y, aunque<br />
Estados Unidos se opone oficialmente a<br />
la expansión de los asentamientos y a la<br />
barrera, lo cierto es que también los<br />
financia. Estados Unidos ha proporcionado<br />
a <strong>Israel</strong> casi 3.000 millones de dólares<br />
para desarrollar sistemas armamentísticos<br />
y le ha permitido el acceso<br />
a algunas de las armas más sofisticadas<br />
de su propio arsenal militar, incluidos<br />
los helicópteros de ataque Black Hawk y<br />
los cazas F-16. Estados Unidos también<br />
ha permitido a <strong>Israel</strong> el acceso a datos de<br />
inteligencia que niega a sus aliados de la<br />
OTAN. Por otra parte, cuando <strong>Israel</strong> rechazó<br />
firmar el tratado de proliferación<br />
no nuclear, Estados Unidos se mantuvo<br />
al margen sin una palabra de protesta,<br />
mientras nacía el primer programa de<br />
armas nucleares de la región.<br />
72 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
WASHINGTON-TEL AVIV, UNIDOS EN UN ABRAZO LETAL<br />
La política exterior de Estados<br />
Unidos, en especial bajo el actual<br />
Gobierno de Bush, se ha convertido en<br />
poco más que una extensión de la política<br />
exterior israelí. Desde 1982 Estados<br />
Unidos ha vetado 32 resoluciones del<br />
Consejo de Seguridad críticas con <strong>Israel</strong>,<br />
más que el número total de vetos emitidos<br />
por todos los demás miembros<br />
de ese órgano de las Naciones Unidas;<br />
además, se niega a hacer cumplir las resoluciones<br />
del Consejo de Seguridad<br />
que afirma apoyar. Dichas resoluciones<br />
piden a <strong>Israel</strong> una retirada de los territorios<br />
ocupados.<br />
Existe hoy un gran rechazo y una furia<br />
volcánica entre los árabes por este favoritismo<br />
manifiesto. Pocos perciben<br />
en Oriente Medio alguna diferencia entre<br />
las políticas israelíes y estadouni-<br />
denses, y en todo caso es<br />
muy poca es la que podrían<br />
percibir. Por ello, cuando<br />
los radicales islamistas hablan<br />
del apoyo estadounidense<br />
a <strong>Israel</strong> como la principal<br />
razón de su odio a<br />
Estados Unidos, deberíamos<br />
atender a esa queja. Es cierta.<br />
Las consecuencias de esta<br />
relación unilateral se<br />
aprecian hoy en la desastrosa<br />
guerra de Iraq, la creciente<br />
tensión con Irán y la<br />
crisis humanitaria y política<br />
en Gaza. Se aprecia en<br />
Líbano, donde Hezbolá se prepara para<br />
una nueva guerra que la mayoría de<br />
analistas de Oriente Medio considera inevitable.<br />
La política exterior estadounidense<br />
en Oriente Medio se deshilacha.<br />
Ocurre debido a esa relación especial. Y<br />
el resultado es que nos dirigimos a una<br />
pesadilla de proporciones catastróficas.<br />
Fueron muchos, en la comunidad<br />
de especialistas en política exterior y el<br />
Departamento de Estado, los que lo vieron<br />
venir. La decisión de unirnos a <strong>Israel</strong><br />
en Oriente Medio no fue popular al<br />
principio entre una serie de expertos;<br />
entre ellos, el general George Marshall,<br />
secretario de Estado de Harry Truman.<br />
Advirtieron de que se produciría una reacción<br />
violenta. Sabían el coste que<br />
Estados Unidos tendría que pagar en<br />
<strong>El</strong> Gobierno<br />
de Bush se ha<br />
escorado hacia<br />
el ala derecha<br />
del ‘lobby’<br />
israelí, no tiene<br />
un ápice de<br />
compasión por<br />
los palestinos<br />
ni una palabra<br />
de crítica<br />
contra <strong>Israel</strong><br />
una región rica en petróleo por esa decisión,<br />
que temían que pudiera convertirse<br />
en uno de los mayores errores estratégicos<br />
de la época de la posguerra. Y<br />
acertaron. La decisión ha puesto en peligro<br />
la seguridad estadounidense e israelí<br />
y ha creado las condiciones para<br />
una conflagración regional.<br />
La alianza, que carece de sentido en<br />
términos geopolíticos, sí que lo tiene<br />
desde el punto de vista de la política interna.<br />
<strong>El</strong> lobby israelí se ha convertido en<br />
una poderosa fuerza en el sistema político<br />
estadounidense. Ningún candidato<br />
importante, ya sea demócrata o republicano,<br />
se atreve a desafiarlo. <strong>El</strong> lobby<br />
consiguió purgar con éxito del<br />
Departamento de Estado a los expertos<br />
árabes que pusieron en duda la idea<br />
de la identidad entre los intereses is-<br />
raelíes y estadounidenses.<br />
Los partidarios israelíes<br />
han repartido cientos de<br />
millones de dólares para<br />
respaldar a candidatos políticos<br />
juzgados favorables<br />
a <strong>Israel</strong>. Han castigado sin<br />
piedad a los descarriados,<br />
incluido el primer presidente<br />
Bush, de quien dijeron<br />
que no era lo bastante<br />
vigoroso en su defensa de<br />
los intereses israelíes. Fue<br />
una lección que la Casa<br />
Blanca del siguiente Bush<br />
no olvidó. <strong>El</strong> actual Bush<br />
no quiso ser, como su padre, un presidente<br />
de un solo mandato.<br />
<strong>Israel</strong> abogó por derribar a Saddam<br />
Hussein y ahora aboga por golpear a<br />
Irán para evitar que consiga armas nucleares.<br />
Sin embargo, su participación<br />
directa en las operaciones militares estadounidenses<br />
en Oriente Medio es imposible.<br />
Volvería a desencadenar una<br />
guerra entre los estados árabes e <strong>Israel</strong>.<br />
Estados Unidos, que durante la guerra<br />
fría evitó una participación militar directa<br />
en la región, hace ahora lo que se<br />
le antoja a <strong>Israel</strong>, que observa sin intervenir.<br />
Durante la primera guerra del<br />
Golfo, <strong>Israel</strong> fue un simple espectador,<br />
como lo es en la guerra con Iraq.<br />
<strong>El</strong> presidente estadounidense, ahora<br />
enfrentado a un apoyo menguante a<br />
la guerra iraquí, presenta en público a <strong>Israel</strong> como<br />
un modelo de lo que debe ser Iraq. Imaginen<br />
el efecto de esta idea en las calles árabes,<br />
que perciben a <strong>Israel</strong> como percibían los argelinos<br />
a los colonizadores franceses durante la<br />
guerra de liberación.<br />
“En <strong>Israel</strong> –dijo Bush no hace mucho–, los terroristas<br />
llevan años cobrándose vidas por medio<br />
de ataques suicidas. La diferencia es que <strong>Israel</strong> es<br />
una democracia que funciona y puede cumplir<br />
con sus obligaciones. Y ése es un buen indicador<br />
del éxito que buscamos para Iraq.”<br />
Los estadounidenses están cada vez más aislados<br />
y son cada vez más insultados en el mundo.<br />
Permanecen plácidamente ajenos a su propia<br />
responsabilidad por ese aislamiento. <strong>El</strong> resto<br />
del mundo es descrito como poco razonable.<br />
Aunque, <strong>Israel</strong>, según se asegura a los estadounidenses,<br />
siempre estará de nuestro lado. <strong>Israel</strong><br />
cosecha recompensas económicas, así como políticas,<br />
con su Estado de hermético apartheid. Ha<br />
empezado a vender sistemas y técnicas para<br />
construir esas modernísimas comunidades cerradas<br />
que les permiten enfrentarse al terrorismo.<br />
En 2006 <strong>Israel</strong> exportó 3.400 millones de dólares<br />
en productos de defensa, más de mil millones<br />
más de lo recibido a través de la ayuda<br />
militar estadounidense. <strong>Israel</strong> se ha convertido<br />
en el cuarto vendedor de armas del mundo. La<br />
mayor parte de este crecimiento se ha producido<br />
en el llamado sector de la seguridad nacional.<br />
“Los productos y servicios clave –escribió<br />
Naomi Klein en “The Nation”– son vallas de alta<br />
tecnología, vehículos aéreos no tripulados, documentos<br />
de identidad biométricos, equipos de<br />
audio y videovigilancia, sistemas para creación<br />
de perfiles de pasajeros aéreos y para el interrogatorio<br />
de prisioneros: justo los instrumentos y<br />
las tecnologías que <strong>Israel</strong> ha utilizado para dominar<br />
los territorios ocupados. Y por eso el caos<br />
en la franja de Gaza y el resto de la región no amenaza<br />
lo esencial en Tel Aviv, y puede que incluso<br />
lo refuerce. <strong>Israel</strong> ha aprendido a convertir la guerra<br />
interminable en un atractivo de marca, presenta<br />
su desarraigo, ocupación y contención del<br />
pueblo palestino como una ventaja de medio siglo<br />
en la guerra global contra el terror.”<br />
Estados Unidos, al menos de forma oficial,<br />
no respalda la ocupación y pide un Estado palestino<br />
viable. Es un actor global, con intereses<br />
que se extienden mucho más allá de los límites<br />
de Oriente Medio. Y la ecuación según la cual los<br />
enemigos de <strong>Israel</strong> son nuestros enemigos no es<br />
tan sencilla.<br />
“<strong>El</strong> terrorismo no es un adversario único<br />
WASHINGTON-TEL AVIV, UNIDOS EN UN ABRAZO LETAL<br />
Las secuelas<br />
del soporte<br />
vital mantenido<br />
desde hace<br />
casi 60 años<br />
se evidencian<br />
hoy en el<br />
desastre iraquí,<br />
en la creciente<br />
tensión con<br />
Irán, en Líbano<br />
y en la crisis<br />
humanitaria y<br />
política de Gaza<br />
–han observado John Mearsheimer y Stephen<br />
Walt en “The London Review of Books”–, sino<br />
una táctica empleada por un amplio abanico de<br />
grupos políticos. Las organizaciones terroristas<br />
que amenazan a <strong>Israel</strong> no amenazan a Estados<br />
Unidos, salvo cuando interviene contra ellas, como<br />
en Líbano en 1982. Además, el terrorismo palestino<br />
no es una violencia aleatoria dirigida contra<br />
<strong>Israel</strong> u “Occidente”; es en gran medida una<br />
respuesta a la prolongada campaña de <strong>Israel</strong> para<br />
colonizar Cisjordania y la franja de Gaza. De<br />
modo más importante, decir que <strong>Israel</strong> y Estados<br />
Unidos están unidos por una amenaza terrorista<br />
común invierte la relación causal: Estados<br />
Unidos tiene un problema terrorista en gran medida<br />
por estar tan estrechamente aliado con<br />
<strong>Israel</strong>, no al revés.”<br />
La política mesoriental es moldeada en<br />
Estados Unidos por personas que poseen lazos<br />
muy estrechos con el lobby israelí. Quienes intentan<br />
rebatir la virulenta posición israelí, como<br />
el antiguo secretario de Estado Colin Powell,<br />
son defenestrados sin contemplaciones. Esta<br />
alianza actuó durante el Gobierno de Clinton con<br />
su abanico de expertos en Oriente Medio partidarios<br />
del “<strong>Israel</strong> primero”, como Martin Indyk,<br />
antiguo director adjunto de AIPAC, uno de los<br />
grupos de presión israelíes más poderosos de<br />
Washington. Sin embargo, las personas como<br />
Indyk y Dennis Ross estaban en sus cabales, se<br />
mostraban dispuestas a considerar un Estado palestino<br />
–por más que inviable– siempre que resultara<br />
aceptable para <strong>Israel</strong>. Este Gobierno Bush<br />
se ha escorado hacia el ala extrema derecha del<br />
lobby israelí, sin un ápice de compasión por los palestinos<br />
ni una palabra de crítica a <strong>Israel</strong>. Entre<br />
estos nuevos expertos en Oriente Medio se encuentran<br />
<strong>El</strong>liot Abrams, John Bolton, Douglas<br />
Feith, I. Lewis Scooter Libby, caído ahora en desgracia,<br />
Richard Perle, Paul Wolfowitz y David<br />
Wurmser. Washington fue en otro tiempo capaz<br />
de contener a <strong>Israel</strong>. Intervino para frustrar algunas<br />
de sus violaciones más extremas de los derechos<br />
humanos. En cambio, esta Administración<br />
se ha apuntado a todos los desastrosos errores<br />
israelíes, desde la construcción de la barrera<br />
de seguridad en Cisjordania, pasando por el sellado<br />
de Gaza y el desencadenamiento de una crisis<br />
humanitaria, hasta la ruinosa invasión y el<br />
bombardeo de saturación de Líbano.<br />
Los escasos intentos de criticar las acciones<br />
israelíes por parte de la Casa Blanca de este<br />
Bush han acabado en apresuradas y humillantes<br />
retiradas ante la presión israelí. Cuando las<br />
fuerzas de defensa israelíes reocuparon Cis-<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 73
jordania en abril de 2002, el presidente Bush pidió<br />
al entonces primer ministro, Ariel Sharon,<br />
“detener las incursiones y empezar la retirada”.<br />
Eso nunca sucedió. Tras una semana de fuerte<br />
presión del lobby israelí y los aliados de <strong>Israel</strong><br />
en el Congreso –lo cual significa a casi todo el<br />
mundo en el Congreso–, el presidente cedió y<br />
dijo de Sharon que era un “hombre de paz”. Se<br />
trató de un momento humillante para Estados<br />
Unidos, una señal clara de quién maneja los hilos,<br />
de quién es el títere y quién el titiritero.<br />
Hubo varias razones para la guerra de Iraq.<br />
<strong>El</strong> deseo de control estadounidense del petróleo,<br />
la creencia de que Washington podía construir<br />
estados títeres en la región y un miedo real<br />
–aunque mal dirigido– a Saddam Hussein son<br />
factores que desempeñaron su papel en el actual<br />
desastre. Sin embargo, muy influyente ha sido<br />
también la idea de que lo bueno para <strong>Israel</strong> es<br />
bueno para Estados Unidos. <strong>Israel</strong> quería un<br />
Iraq neutralizado. La inteligencia israelí, durante<br />
el período previo al inicio de las hostilidades,<br />
suministró información defectuosa sobre<br />
el supuesto arsenal iraquí de armas de destrucción<br />
masiva a sus homólogos estadounidenses.<br />
Y, cuando se tomó Bagdad en abril de 2003, el<br />
Gobierno israelí de inmediato empezó a presionar<br />
en favor de un ataque a Siria. La sed de semejante<br />
ataque ha disminuido, en buena medida<br />
porque los estadounidenses no disponen de<br />
suficientes tropas para aguantar en Iraq, y mucho<br />
menos para una nueva ocupación.<br />
<strong>Israel</strong> presiona hoy a Estados Unidos para<br />
que lance ataques aéreos contra Irán, a pesar del<br />
descalabro en Líbano. Su férrea determinación<br />
de impedir por la fuerza un Irán nuclear hace<br />
probable que antes del final de la actual presidencia<br />
tenga lugar un ataque contra Irán. Los esfuerzos<br />
para detener el desarrollo nuclear a través<br />
de medios diplomáticos han fracasado. No<br />
importa que Irán, como el Iraq de Saddam Hussein,<br />
no suponga ninguna amenaza para Estados<br />
Unidos. No importa que ni siquiera suponga<br />
una amenaza para <strong>Israel</strong>, que dispone de varios<br />
cientos de armas nucleares en su arsenal.<br />
Sólo importa que <strong>Israel</strong> exige el dominio militar<br />
total de Oriente Medio.<br />
La alianza entre <strong>Israel</strong> y Estados Unidos ha<br />
culminado al cabo de 50 años en la participación<br />
militar directa de Estados Unidos en Oriente<br />
Medio. Esta participación, que no favorece los<br />
intereses estadounidenses, está desatando una<br />
pesadilla geopolítica. Los soldados y los marines<br />
mueren a puñados en una guerra inútil. La impotencia<br />
de Estados Unidos frente a la presión is-<br />
74 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
WASHINGTON-TEL AVIV, UNIDOS EN UN ABRAZO LETAL<br />
raelí es completa. La Casa Blanca y el Congreso<br />
se han convertido, quizá por primera vez, en<br />
una extensión directa de los intereses israelíes.<br />
Ya no hay debate alguno en el interior de Estados<br />
Unidos. Lo ponen de manifiesto las serviles reverencias<br />
a <strong>Israel</strong> de todos los actuales candidatos<br />
presidenciales, con excepción de Dennis<br />
Kucinich. <strong>El</strong> coste político para quienes desafían<br />
a <strong>Israel</strong> es demasiado elevado.<br />
Esto significa que no habrá resolución pacífica<br />
del <strong>conflicto</strong> palestino-israelí. Significa<br />
que aumentarán los actos de terrorismo islámico<br />
contra nosotros y contra <strong>Israel</strong>. Significa<br />
que el poder y el prestigio estadounidenses se encuentran<br />
en marcado e irreversible declive. Y me<br />
temo que también significa el final definitivo del<br />
experimento judío en Oriente Medio.<br />
<strong>El</strong> debilitamiento de Estados Unidos, en términos<br />
económicos y militares, está dando lugar<br />
a nuevos centros de poder. La economía estadounidense,<br />
mal dirigida y drenada por la guerra<br />
de Iraq, es cada vez más dependiente de las<br />
importaciones comerciales chinas y de la acumulación<br />
por parte de China de bonos del Tesoro.<br />
China posee reservas que suman 825.000 millones<br />
de dólares. Si Beijing decidiera abandonar<br />
el mercado de bonos, aunque sólo fuera en parte,<br />
provocaría una caída libre del dólar. Eso conduciría<br />
al colapso del mercado inmobiliario<br />
estadounidense, estimado en siete billones de<br />
dólares. Se produciría una oleada de quiebras<br />
bancarias y un enorme desempleo. La creciente<br />
dependencia de China ha ido acompañada de<br />
una agresiva labor por parte de los chinos para<br />
forjar alianzas con muchos de los principales exportadores<br />
de petróleo, desde Irán hasta Nigeria,<br />
Sudán y Venezuela. Los chinos se preparan<br />
para un inminente choque mundial por unos recursos<br />
menguantes.<br />
<strong>El</strong> futuro no presagia nada bueno. No sólo<br />
no coinciden los objetivos de la política exterior<br />
de <strong>Israel</strong> con los intereses estadounidenses, sino<br />
que los dañan activamente. La creciente beligerancia<br />
en Oriente Medio, los llamamientos en favor<br />
de un ataque a Irán, el colapso del proyecto<br />
imperial en Iraq, todo ello ha proporcionado<br />
una oportunidad –donde antes no existía ninguna–<br />
a los rivales de Estados Unidos. No favorece<br />
a los intereses de <strong>Israel</strong> prender fuego a un<br />
<strong>conflicto</strong> regional. No favorece a los intereses de<br />
Estados Unidos. Sin embargo, quienes manejan<br />
el timón de la nave del Estado estadounidense<br />
parecen decididos, en nombre de la libertad y la<br />
democracia, a seguir a toda máquina contra<br />
los acantilados que tenemos delante.
76 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
<strong>El</strong> caleidoscopio palestino-israelí<br />
Evgeni Primakov<br />
ACADÉMICO<br />
Es posible que ninguno de los <strong>conflicto</strong>s internacionales existentes en<br />
el mundo sea tan cambiante o, para ser más precisos, haya conocido tantos<br />
vaivenes en su desarrollo, como el palestino-israelí. ¿En qué puede<br />
acabar todo esto?<br />
C<br />
onocí a Yasser Arafat en 1968,<br />
en las posiciones palestinas de la<br />
orilla oriental del río Jordán, poco<br />
antes de que se convirtiese en<br />
presidente de la Organización<br />
para la Liberación de <strong>Palestina</strong>.<br />
Sustituyó en ese cargo a Ahmed<br />
Chukeiri, un personaje insignificante,<br />
distante de la independencia, cuya principal<br />
ocupación era reclamar por radio la destrucción<br />
de <strong>Israel</strong>. Al encontrarme con Arafat, le<br />
dije que a primera vista parecía judío. En aquel<br />
entonces no era el mejor cumplido para un líder<br />
del movimiento palestino. Sin<br />
embargo, la respuesta de Arafat<br />
fue sorprendente: “Eso no tiene<br />
nada de contranatural: árabes y<br />
judíos somos primos hermanos,<br />
y estoy seguro de que el<br />
<strong>conflicto</strong> entre nosotros puede<br />
resolverse.”<br />
Nacido en las llamas de la<br />
ausencia de alternativas a la lucha armada por la<br />
“liberación de toda <strong>Palestina</strong>”, poco a poco, muy<br />
poco a poco, Arafat fue evolucionando hasta convertirse<br />
en un guerrero-político. Por supuesto, en<br />
Arafat el político se perdía de vista tras la tupida<br />
fraseología antiisraelí, avivada, a su vez, por las acciones<br />
inadecuadas del ejército de <strong>Israel</strong> contra<br />
los palestinos, incluida la población civil. Aun así,<br />
a principios de la década de 1970, Arafat ya empezaba<br />
a reflexionar sobre la posibilidad de fundar<br />
un Estado palestino, no en lugar de <strong>Israel</strong> sino<br />
junto a él. <strong>El</strong> 27 de junio de 1971 tuvo lugar mi<br />
encuentro con Arafat en Damasco. Saltaba a la vis-<br />
A principios de los años<br />
70 Arafat ya asumía que<br />
los palestinos no podían<br />
derrotar militarmente<br />
a <strong>Israel</strong> y aceptaba la<br />
solución de dos estados<br />
con fronteras comunes<br />
ta que lo agobiaban los acontecimientos del “septiembre<br />
negro” de 1970: los palestinos habían sufrido<br />
una derrota en su enfrentamiento contra el<br />
ejército jordano y se habían visto obligados a sacar<br />
sus fuerzas armadas de Jordania. Era evidente<br />
que eso, sumado a la escasa voluntad de apoyar<br />
a los palestinos de la mayoría de países árabes, había<br />
dejado en él una acusada huella psicológica.<br />
Sin embargo, lo que me expuso no fue un revoltijo<br />
de emociones, sino una concepción política<br />
ya meditada: “No estamos en condiciones de liquidar<br />
<strong>Israel</strong>. La lucha con sus dirigentes será un<br />
proceso largo. Nosotros estamos por intentar<br />
conseguir una posición favorable<br />
a los palestinos, para hacer<br />
oír nuestra voz, para que se<br />
observen nuestros intereses.<br />
Pero los resultados de la regularización<br />
política no dependerán<br />
de nosotros si no participamos<br />
en ellos. Los palestinos<br />
creen que el camino hacia el<br />
arreglo político pasa por la fundación de un<br />
Estado palestino en Cisjordania y Gaza.” Como<br />
confirmación de sus palabras, dibujó un mapa de<br />
<strong>Palestina</strong> dividido en dos partes. “Aquí estaremos<br />
nosotros –dijo–, y aquí, <strong>Israel</strong>.” A petición<br />
mía, firmó el mapa y me lo regaló.<br />
Esta posición experimentó un desarrollo. En<br />
la conferencia de prensa de Ginebra del 15 de diciembre<br />
de 1988, al día siguiente de su intervención<br />
en la Asamblea General de las Naciones<br />
Unidas, Yasser Arafat declaró: “La fundación de<br />
nuestro Estado garantizará la paz a palestinos e<br />
israelíes por igual. Rechazamos categóricamente<br />
todas las variedades de terrorismo, incluidos el<br />
individual, el organizado y el estatal.”<br />
Después vinieron las conversaciones palestino-israelíes<br />
secretas de Oslo, las negociaciones<br />
oficiales en Washington que condujeron a la firma,<br />
el 13 de septiembre de 1993, de la Declaración<br />
de Principios, y la fundación de la Autoridad<br />
Nacional <strong>Palestina</strong> (ANP), un prototipo<br />
de Estado nacional palestino. Las partes, ni mucho<br />
menos de repente y ni mucho menos con facilidad,<br />
llegaron a un acuerdo. Aun más difíciles<br />
se demostraron los intentos de romper el círculo<br />
vicioso de la violencia, alimentado por los extremistas<br />
de ambos bandos. Pero lo principal fue<br />
que la fuerza fundamental del movimiento palestino,<br />
Al Fatah, tras experimentar una seria<br />
evolución, pasó a ser reconocida por <strong>Israel</strong> y el<br />
mundo árabe como socio en las conversaciones<br />
para la normalización palestino-israelí.<br />
Esa posición, en lo esencial, no cambió cuando<br />
a la muerte de Yasser Arafat la dirección de<br />
Al Fatah y la presidencia de la Autoridad Nacional<br />
<strong>Palestina</strong> pasaron a manos del principal<br />
interlocutor de <strong>Israel</strong> en Oslo, Mahmud Abbas.<br />
<strong>El</strong> nuevo vaivén: un Hamas legal<br />
En los años de la ocupación israelí de Cisjordania<br />
y la franja de Gaza, hasta el momento<br />
de la fundación de la Autoridad Nacional <strong>Palestina</strong><br />
en 1994, se ocuparon de la vida socioeconómica<br />
de la población palestina organizaciones<br />
no gubernamentales, que articularon las<br />
estructuras correspondientes: asistencia sanitaria,<br />
agricultura y el uso del zakat (impuesto mu-<br />
sulmán) para la distribución de artículos y dinero<br />
entre los sectores más necesitados de la población.<br />
Por encima de esas estructuras sociales se<br />
erigían cuatro organizaciones políticas: el Frente<br />
Popular para la Liberación de <strong>Palestina</strong> (FPLP),<br />
el Movimiento para la Liberación de <strong>Palestina</strong> (Al<br />
Fatah), Hamas y el partido comunista.<br />
Las autoridades de ocupación israelíes no<br />
pusieron especiales trabas a su actividad. Además,<br />
temiendo que especialmente Al Fatah y el<br />
FPLP se reforzasen, los políticos israelíes privilegiaron<br />
a Hamas. Existe incluso una versión según<br />
la cual esos planes no sólo los maduró, sino<br />
que los llevó a la práctica directamente el servicio<br />
secreto israelí, el Mossad. De todas formas,<br />
tras el principio de la primera intifada en el año<br />
1987 y en especial tras el comienzo en 2000 de<br />
la segunda, Hamas fue transformándose en una<br />
fuerza cada vez más radical.<br />
En el año 2006, Hamas llegó al poder en la<br />
Administración palestina como resultado de<br />
unas elecciones que nadie ha impugnado.<br />
<strong>Israel</strong>, con el apoyo de Estados Unidos, declaró<br />
que no entablaría contactos con Hamas, puesto<br />
que se trataba de una organización terrorista.<br />
Entre tanto, recordemos: Menahem Begin y<br />
Yitzhak Shamir –dos primeros ministros de<br />
<strong>Israel</strong>– fueron en el pasado terroristas reconocidos,<br />
por cuyas cabezas las autoridades inglesas<br />
del Mandato ofrecían enormes recompensas.<br />
Cuando, también gracias a unas elecciones,<br />
llegaron al poder, nadie puso en duda la legitimidad<br />
de dialogar con ellos.<br />
La llegada de Hamas al poder fue muy ilustrativa.<br />
Como causas internas puede aducirse la<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 77
78 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
corrupción galopante y la incapacidad de la<br />
Organización para la Liberación de <strong>Palestina</strong><br />
(OLP), tras recibir abultadas inyecciones financieras,<br />
para mejorar la situación socioeconómica<br />
en Gaza y Cisjordania, que se acercaba a<br />
marchas forzadas a un nivel catastrófico. Como<br />
causas externas, sin ninguna duda, figuran la<br />
política israelí de dilación de las negociaciones<br />
y el incumplimiento de las obligaciones marcadas<br />
en los acuerdos vigentes; todo ello influyó<br />
en la población de la Administración palestina,<br />
reforzando la idea de que el proceso negociador<br />
no llevaba a ninguna parte sin el apoyo<br />
de la lucha armada. No existe ninguna justificación<br />
para que esa lucha incluyera las acciones<br />
terroristas contra la población civil. <strong>El</strong> ejército israelí<br />
respondió con la misma moneda: en su caza<br />
de miembros de Hamas, mató a palestinos civiles<br />
que no eran culpables de nada.<br />
Tras la constitución del Gobierno de Hamas,<br />
ganador de las elecciones, se tensó la relación entre<br />
ese grupo y Al Fatah. Las discrepancias degeneraron<br />
en escaramuzas armadas. Sin embargo,<br />
las dos organizaciones palestinas consiguieron<br />
ponerse de acuerdo en La Meca para la<br />
fundación de un gobierno de coalición de unidad<br />
nacional. Entre tanto, no se produjo en paralelo<br />
una suavización de la actitud israelí hacia<br />
Hamas: la línea marcadamente hostil de <strong>Israel</strong><br />
se reforzó a resultas de los disparos con cohetes<br />
sobre su territorio desde Gaza. Aunque tras su<br />
llegada al poder Hamas no rompió el alto el fuego,<br />
no pudo o no supo impedir esos disparos.<br />
Así las cosas, quedaba alguna esperanza de<br />
salida política de la situación. A finales de octubre<br />
de 2006, en Damasco, me reuní con el dirigente<br />
de Hamas J. Mashal y otros compañeros<br />
del ejecutivo. En respuesta a mis palabras de que,<br />
tarde o temprano –“mejor, claro está, lo antes posible”–<br />
habría que reconocer a <strong>Israel</strong>, Mashal respondió:<br />
“Nosotros proponemos fundar un Estado<br />
palestino en las fronteras del 5 de junio de<br />
1967 [es decir, antes de la guerra de los Seis Días].”<br />
–¿Añadirían “al lado de <strong>Israel</strong>”? –repliqué yo.<br />
–Mucho dependerá de cómo vayan las conversaciones<br />
sobre la fundación del Estado palestino<br />
–dijo Mashal.<br />
Otro vaivén más<br />
EL CALEIDOSCOPIO PALESTINO-ISRAELÍ EL CALEIDOSCOPIO PALESTINO-ISRAELÍ<br />
Los sucesivos acontecimientos variaron de<br />
nuevo la situación en la Administración palestina<br />
e influyeron en todo el proceso de regularización<br />
árabe-israelí. Tras aplastar con rapidez<br />
la resistencia de Al Fatah, Hamas se hizo con el<br />
control de la franja de Gaza. <strong>El</strong> presidente de la<br />
Autoridad <strong>Palestina</strong>, Mahmud Abbas, disolvió el<br />
Gobierno de reconciliación constituido poco<br />
antes y compuesto por esas dos organizaciones<br />
y fundó otro, ya sin Hamas. Sin embargo, su poder<br />
en la práctica se circunscribía a Cisjordania.<br />
Gaza y Cisjordania estaban separadas una de<br />
otra; la división se extendía también al plano político.<br />
Los dirigentes de Hamas, tras la rebelión<br />
armada en Gaza, intentaron entablar negociaciones<br />
con Mahmud Abbas, pero como respuesta<br />
obtuvieron un categórico rechazo.<br />
En su conjunto el mundo árabe conservó su<br />
orientación a favor de Al Fatah y Mahmud Abbas,<br />
pero no sin matices en las posiciones de los<br />
diferentes países. Egipto y Jordania apoyaron sin<br />
reservas a Al Fatah. Conservando una línea neutral,<br />
Siria da muestras de una mayor simpatía<br />
hacia Hamas. Lo mismo puede decirse de Irán,<br />
que, pese a no ser un país árabe, desempeña un<br />
papel creciente en los asuntos de Oriente Medio.<br />
En un principio hubo muestras de una compleja<br />
actitud cercana al <strong>conflicto</strong> interno en Arabia<br />
Saudí. Buena parte, al parecer, era una manifestación<br />
de amor propio ofendido: Arabia Saudí<br />
se enorgullecía de que precisamente por su intermediación<br />
los representantes de Al Fatah y<br />
Hamas hubieran acordado en La Meca la fundación<br />
de un gobierno palestino de coalición. A<br />
juzgar por la actividad desplegada por Egipto y<br />
Jordania, se inaugura, a todas luces, una nueva<br />
etapa, en la que Arabia Saudí pierde el papel de<br />
“primer violín” en la misión mediadora árabe<br />
en Oriente Medio.<br />
Pese a todas las particularidades de la posición<br />
de una serie de países, un cambio de orientación<br />
del mundo árabe, de Al Fatah a Hamas, sólo<br />
sería posible en el caso de que estos últimos lograran<br />
arrebatar a Al Fatah el control sobre<br />
Cisjordania, donde viven tres quintas partes de<br />
los palestinos. Sin embargo, eso queda descartado<br />
incluso teniendo en cuenta que Hamas ganó<br />
en las elecciones de enero de 2006 gracias al<br />
apoyo no sólo de Gaza sino también de ciudades<br />
de Cisjordania. Tampoco <strong>Israel</strong> admitiría que el<br />
control de esa zona pasase a manos de Hamas.<br />
Pronóstico: tres variantes<br />
Es posible analizar algunas variantes hipotéticas<br />
del desarrollo de la situación.<br />
PRIMERA VARIANTE. Medidas militares contra<br />
Hamas en Gaza. Por parte de <strong>Israel</strong> es poco<br />
probable que se repita una ocupación. Iría acompañada<br />
de grandes pérdidas, las cuales, sobre to-<br />
do tras el fiasco libanés, es improbable que asuman<br />
los dirigentes israelíes. Pueden prolongarse<br />
los bombardeos desde el aire y las incursiones<br />
de blindados; nada más. Tampoco Al Fatah tiene<br />
posibilidades militares de entrar y limpiar<br />
Gaza. En teoría no está descartada una entrada<br />
de soldados egipcios, reforzados por la brigada<br />
jordana Badr, formada por palestinos, pero eso<br />
también es difícil, sobre todo teniendo en cuenta<br />
la declaración de Hamas de que emprendería<br />
contra ellos acciones militares. Por lo que respecta<br />
a las fuerzas de pacificación de la ONU, en<br />
su misión no entra el derrocamiento de quien se<br />
encuentre en el poder. Pueden, básicamente,<br />
quedarse en las fronteras, para impedir enfrentamientos<br />
armados. Como resultado, puede llegarse<br />
a la conclusión de que no se divisa una resolución<br />
del problema por la vía del aplastamiento<br />
militar de Hamas.<br />
SEGUNDA VARIANTE. Mantenimiento del statu<br />
quo territorial: Fatah en Cisjordania, Hamas en<br />
Gaza. Sin embargo, ¿existirá por mucho tiempo<br />
esa situación? Tras levantar el bloqueo económico<br />
a la Autoridad <strong>Palestina</strong>, <strong>Israel</strong>, Estados<br />
Unidos y la Unión Europea manifestaron que los<br />
medios económicos en adelante llegarían sólo a<br />
Cisjordania. Evidentemente, se tiene presente el<br />
juego de contrastes: una Cisjordania próspera y<br />
una Gaza condenada a pedir limosna. ¿Aguantará<br />
mucho tiempo en esas condiciones la -<br />
población gazense? Sin duda empezará a murmurar<br />
y no se descarta que, en esas circunstancias,<br />
Hamas pueda realizar una serie de<br />
concesiones en la dirección de Mahmud Abbas.<br />
TERCERA VARIANTE. Una activación del proceso<br />
de normalización palestino-israelí, a la que<br />
el lado palestino acudiría representado por Al<br />
Fatah. A modo de “objetivo intermedio” puede<br />
plantearse la fundación de un gobierno palestino<br />
en el territorio de Cisjordania, con la posible<br />
incorporación de Gaza en el futuro. En ese<br />
sentido llamó la atención la celebración de un<br />
encuentro en Sharm el-Sheij a finales de junio<br />
de 2007: el presidente de Egipto, Hosni Mubarak;<br />
el rey de Jordania, Abdalá II; el primer ministro<br />
de <strong>Israel</strong>, Ehud Olmert, y el presidente de la<br />
Autoridad <strong>Palestina</strong>, Mahmud Abbas. <strong>El</strong> encuentro,<br />
tan imponente y selecto en su composición,<br />
no tuvo punto de comparación con el que<br />
convocó de urgencia inmediatamente después<br />
de la cumbre de Sharm el-Sheij el Cuarteto internacional,<br />
que ni siquiera logró reunir a los cabezas<br />
de los departamentos de política exterior<br />
de Estados Unidos, Rusia, Unión Europea y la<br />
ONU. Se limitaron a mandar representantes.<br />
Yo creo que eso es indicativo de que el<br />
Cuarteto seguirá desempeñando un papel exclusivamente<br />
formal en la normalización de<br />
Oriente Medio, dejando a otros en la práctica la<br />
tarea mediadora. Recordemos las esperanzas<br />
depositadas en el Cuarteto, que no empezó mal,<br />
rematando la “hoja de ruta”, un plan por etapas<br />
de avance hacia una solución consensuada por<br />
las partes sobre la fundación de un Estado palestino.<br />
Puede argüirse que los acontecimientos<br />
frustraron el cumplimiento de ese plan. Eso es<br />
cierto, pero a medias. Yo creo que también el<br />
Cuarteto podría ser eficaz si, en vez de limitarse<br />
a hacer llamamientos a las partes para que se<br />
sienten a la mesa de negociaciones, modificase<br />
la “hoja de ruta” en función de los cambios en<br />
la situación y, sobre todo, impusiera a las partes<br />
soluciones de compromiso. Cada bando del <strong>conflicto</strong><br />
entendería que, en caso de negativa, perdería<br />
el apoyo de los poderosos estados y organizaciones<br />
que componen el Cuarteto.<br />
Sobre el telón de fondo de la falta de iniciativa<br />
del Cuarteto puede comenzar a destacarse<br />
a todo color el encuentro de Sharm el-Sheij.<br />
Sin insinuar nada, quiero decir: hasta la guerra<br />
de 1967 Cisjordania entraba en la composición<br />
de Transjordania –la actual Jordania–, y Gaza se<br />
hallaba bajo control administrativo de Egipto.<br />
En Sharm el-Sheij es poco probable que se estudiase<br />
la cuestión de un retorno a esa situación.<br />
Ahora bien, por un suponer, si al final Cisjordania<br />
llega a ser un Estado palestino, ¿no se preverá<br />
alguna fórmula para su confederación con<br />
la orilla oriental del río Jordán?<br />
Es característico que, inmediatamente después<br />
del encuentro en Sharm el-Sheij, el rey de<br />
Arabia Saudí realizara una visita urgente a Jordania<br />
tras una interrupción de 25 años. Da la impresión<br />
de que los saudíes no quieren verse<br />
apartados de lo que se cuece en la marmita de<br />
la normalización política.<br />
A mí me parece que Rusia podría estar conforme<br />
con cualquier decisión que dispongan todas<br />
las partes implicadas en este sangriento<br />
<strong>conflicto</strong>, que dura ya tantos años.<br />
¿Vale la pena olvidar las decisiones de la<br />
Liga de Estados Árabes?<br />
Al mismo tiempo, incluso haciendo hincapié<br />
en una u otra solución, sería contraproducente<br />
concentrarse sólo en ellas y olvidar de<br />
buenas a primeras otras posibilidades susceptibles<br />
de desarrollarse y ponerse en práctica por<br />
el bien de la normalización. Entre ellas puede ca-<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 79
talogarse sin duda la decisión de la cumbre de<br />
la Liga de Estados Árabes celebrada en Riad en<br />
marzo de 2007. Una serie de medios de comunicación<br />
de masas, sobre todo israelíes, fingieron<br />
que no había sucedido nada radical: los árabes,<br />
dicen, ya propusieron en el año 2002 la paz con<br />
<strong>Israel</strong> a cambio de la liberación de los territorios<br />
ocupados en la guerra de 1967, en el encuentro<br />
de máximo nivel de Beirut. No estoy de acuerdo<br />
con esa interpretación de la nueva iniciativa de<br />
paz árabe. En 2002 la fórmula “paz por territorios”,<br />
planteada por el entonces rey de Arabia<br />
Saudí, Abdalá, y apoyada en la cumbre beirutí,<br />
fue, más bien, una fijación de las condiciones<br />
que precisaría el mundo árabe para alcanzar<br />
una normalización con <strong>Israel</strong>. En la actualidad<br />
la LEA ha propuesto una plataforma para las negociaciones<br />
con miras a una decisión satisfactoria<br />
para ambas partes.<br />
La nueva iniciativa de la LEA condicionaba<br />
el establecimiento de unas relaciones pacíficas<br />
con <strong>Israel</strong> no sólo a la liberación de los territorios<br />
ocupados en 1967 y la fundación en esas zonas<br />
de un Estado palestino, sino también a una “solución<br />
justa” del destino de los refugiados palestinos.<br />
Especial significado, a mi entender,<br />
adquiere la “fórmula marco” encontrada por la<br />
cumbre, que abre muchas posibilidades de regularización<br />
para el problema, especialmente<br />
delicado para los árabes, de los refugiados palestinos.<br />
He oído de labios de muchos dirigentes<br />
palestinos que una considerable proporción de<br />
los refugiados, si no la mayoría de ellos, preferirían<br />
percibir una compensación y permanecer<br />
en los mismos países árabes donde viven ahora.<br />
Muchas de las personas que habitan en campamentos<br />
palestinos y que hasta la fecha no han<br />
podido encontrar otro lugar quizá también preferirían<br />
una compensación que les permitiese<br />
disponer de un auténtico hogar en condiciones<br />
en estas misma zonas. Por último, existe también<br />
la variante de un regreso de quienes lo deseen<br />
al territorio del Estado palestino. Todo eso<br />
podría estudiarse en las conversaciones.<br />
Creo que no es casualidad que la decisión de<br />
la cumbre de la LEA fuera bien acogida también<br />
por Rusia, los dirigentes de muchos países europeos<br />
y la Unión Europea, además de por el secretario<br />
general de la ONU, Ban Ki-Moon. Puede<br />
ser que, por causas bien conocidas, la secretaria<br />
de Estado Condoleezza Rice no se sumase públicamente<br />
a ese coro, pero pone de manifiesto<br />
su acogida positiva a la iniciativa árabe de paz su<br />
insistente llamamiento al primer ministro<br />
Olmert a que entable conversaciones sobre el<br />
80 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
EL CALEIDOSCOPIO PALESTINO-ISRAELÍ<br />
“horizonte político” con el presidente de la<br />
Autoridad <strong>Palestina</strong>, Mahmud Abbas.<br />
¿Y cómo reaccionó a todo esto el Gobierno israelí?<br />
Olmert declaró que nunca admitirá un<br />
acuerdo de paz cuya condición sea el regreso de<br />
aunque sólo sea un refugiado palestino a <strong>Israel</strong>.<br />
Pero Olmert no puede desentenderse por completo<br />
de la opinión pública mundial y por eso<br />
pronunció la frase: “La disposición a aceptar<br />
<strong>Israel</strong> como hecho y deliberar sobre los paráme-<br />
tros de una futura normalización es un paso que<br />
no puedo dejar de celebrar.” Y el veterano político<br />
Simon Peres dijo: los árabes dicen que quieren reconocer<br />
<strong>Israel</strong>; pues que lo hagan. Y punto.<br />
Al mismo tiempo, en <strong>Israel</strong> crece la cifra de<br />
personas, también entre la clase política, que entienden<br />
la necesidad de valorar la coyuntura con<br />
realismo. No poco significado tiene la posición<br />
de la Unión Europea, como también la de la<br />
Administración de Estados Unidos, que por esta<br />
vez no coinciden en todo con el nihilismo israelí<br />
a propósito de la búsqueda de una solución<br />
de compromiso. A favor de la necesidad de alcanzar<br />
un compromiso hablan también las circunstancias<br />
objetivas. Una de ellas es la completa<br />
ausencia de la variante de la anexión por<br />
parte de <strong>Israel</strong> de las tierras árabes ocupadas en<br />
1967. En caso de anexionárselas, <strong>Israel</strong> perdería<br />
el carácter de Estado judío por el cual, precisamente,<br />
se fundó. Hoy en día ya no se oye a los dirigentes<br />
israelíes reclamar con la contundencia<br />
del pasado la ampliación de las fronteras de<br />
<strong>Israel</strong> a expensas de las tierras conquistadas en<br />
1967. <strong>El</strong> caso es que la vida ha demostrado la imposibilidad<br />
de expulsar a su población –nadie lo<br />
toleraría–, y la anexión de esas tierras con su población<br />
palestina auguraría en el futuro previsible<br />
la transformación de los judíos en una<br />
minoría nacional dentro de <strong>Israel</strong>.<br />
La Unión Europea y el <strong>conflicto</strong><br />
Samuel Hadas<br />
ANALISTA DIPLOMÁTICO. FUE EL PRIMER EMBAJADOR DE ISRAEL EN<br />
ESPAÑA Y LA SANTA SEDE. ASESOR DEL CENTRO PERES PARA LA PAZ
82 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LA UNIÓN EUROPEA Y EL CONFLICTO<br />
APRINCIPIOS DE 2006 SE FILTRÓ A<br />
un periódico israelí una información<br />
acerca de la existencia<br />
de un informe confidencial<br />
de 25 páginas elaborado<br />
por el Centro de<br />
Investigaciones Políticas del<br />
Ministerio de Asuntos<br />
Exteriores israelí, advirtiendo<br />
ante la posibilidad de que <strong>Israel</strong> podría rápidamente<br />
encontrarse en curso de colisión con la<br />
Unión Europea. Según este informe, la posición<br />
internacional de <strong>Israel</strong> podría degradarse<br />
en pocos años llegando incluso a equipararse a<br />
la de Sudáfrica del apartheid si el <strong>conflicto</strong> con<br />
los palestinos no encuentra en un futuro próximo<br />
una solución justa. La relevancia internacional<br />
de Europa está creciendo, se lee en el documento,<br />
que considera además que la Unión<br />
Europea “será en la próxima década una potencia<br />
política de gran importancia, a cuenta del<br />
principal aliado de <strong>Israel</strong>, Estados Unidos, que<br />
podría ver amenguada su influencia internacional”.<br />
Según los analistas del Ministerio de<br />
Asuntos Exteriores de <strong>Israel</strong>, si los 27 países<br />
miembros de la Unión llegan a superar las contradicciones<br />
internas y elaboran una política exterior<br />
consensuada, su influencia global aumentaría<br />
considerablemente y sería más acorde<br />
a su importante peso económico.<br />
Las relaciones entre la Unión Europea e<br />
<strong>Israel</strong> han sido siempre un serio obstáculo para<br />
los intentos de la UE de desempeñar un papel<br />
más significativo en el <strong>conflicto</strong> palestino-israelí.<br />
<strong>Israel</strong> sigue teniendo la llave para una mayor<br />
implicación de la Unión en la dimensión política<br />
del proceso de paz con los palestinos, por<br />
lo que sus relaciones con la UE tienen especial<br />
relevancia. Las divergencias entre la Unión e<br />
<strong>Israel</strong> en lo concerniente a la solución del <strong>conflicto</strong><br />
son proverbiales y el resultado ha sido un<br />
distanciamiento y frecuentes tensiones entre<br />
las partes, limitando la capacidad de maniobra<br />
diplomática de la UE en el <strong>conflicto</strong>. La política<br />
de la Unión hacia <strong>Israel</strong> ha sido vista en este<br />
país generalmente con prevención, no obstante<br />
las raíces culturales comunes y las importantes<br />
relaciones económicas –la Unión Europea es el<br />
principal socio comercial de <strong>Israel</strong>–. También pesa<br />
en muchos israelíes el profundo legado histórico<br />
común, en el que no faltaron largos períodos<br />
tenebrosos, sobre todo el del Holocausto,<br />
una herida que no cicatriza.<br />
Las relaciones entre la Unión Europea e<br />
<strong>Israel</strong> se han caracterizado desde hace años<br />
por sus crónicos altibajos. <strong>El</strong> Gobierno israelí ha<br />
preferido siempre que los esfuerzos de la UE,<br />
principal contribuyente de fondos de la Autoridad<br />
Nacional <strong>Palestina</strong>, se dediquen a la creación<br />
de condiciones económicas que permitan<br />
mejorar las infraestructuras y el nivel de vida en<br />
los territorios palestinos. La percepción de los<br />
distintos gobiernos israelíes ha sido la de que<br />
los países europeos no mantienen una postura<br />
equilibrada, inclinándose generalmente por<br />
los palestinos, lo que ha creado frecuentes fricciones<br />
entre la diplomacia europea y la israelí.<br />
Para algunos, hay en la política europea “un ingenuo<br />
desentendimiento del terrorismo y el<br />
odio árabe hacia <strong>Israel</strong>”. “Para muchos israelíes,<br />
Europa es hipócrita y antisemita”, escribe el profesor<br />
Dimitri Keridis, de la Universidad de<br />
Macedonia en Tesalónica. Esta última es una<br />
acusación muy seria considerando la historia<br />
del continente y debería ser tomada seriamente.<br />
“Para los israelíes –agrega Keridis– la preo-<br />
cupación de Europa por los derechos humanos<br />
es selectiva, motivada políticamente y por lo<br />
tanto hipócrita.”<br />
En artículo publicado en el prestigioso diario<br />
israelí “Haaretz”, su redactor diplomático,<br />
Aluf Benn, insiste en la necesidad de romper el<br />
ciclo de desaveniencias entre <strong>Israel</strong> y la Unión<br />
Europea mientras que el ex ministro de Asuntos<br />
Exteriores y anterior embajador en España,<br />
Shlomo Ben-Ami, en un artículo publicado bajo<br />
el título No funcionará sin Europa, sostiene que<br />
<strong>Israel</strong> debe ver en la modificación de las relaciones<br />
con Europa un objetivo estratégico vital.<br />
También otros analistas israelíes consideran<br />
que la profundización de las relaciones con la<br />
Unión Europea debería ser objetivo prioritario<br />
de la diplomacia israelí. Por otra parte, no faltan<br />
las indicaciones de que en la sociedad israelí y en<br />
su estamento político no se ignora el peligro que<br />
para la posición internacional de <strong>Israel</strong> representan<br />
su más que deteriorada imagen en la opinión<br />
pública europea y unas relaciones conflictivas<br />
con la UE.<br />
Por otra parte, las relaciones de la Unión<br />
Europea con la Autoridad Nacional <strong>Palestina</strong>,<br />
que siempre intentó lograr una mayor ingerencia<br />
europea en el proceso de negociaciones,<br />
son buenas, aunque la UE nunca ocultó su insatisfacción<br />
ante la falta de transparencia en el<br />
manejo de los fondos transferidos a la ANP y las<br />
frecuentes acusaciones de corrupción contra<br />
algunos de sus altos funcionarios.<br />
Los palestinos han intentado constantemente<br />
“internacionalizar” el <strong>conflicto</strong>, a fin de<br />
motivar una intervención según el “modelo<br />
Kosovo”, que incluiría el envío de fuerzas de la<br />
ONU, a lo que <strong>Israel</strong> se opuso hasta ahora categóricamente.<br />
Mientras los palestinos buscan dar<br />
LA UNIÓN EUROPEA Y EL CONFLICTO<br />
un mayor protagonismo a la Unión Europea<br />
–cosa muy bien vista, por supuesto, por la UE– y<br />
a las Naciones Unidas, la percepción generalizada<br />
en la diplomacia israelí es que Europa “tiene poco<br />
para ofrecer”. <strong>Israel</strong> ha visto con renuencia la<br />
ingerencia política de la Unión ante la “postura<br />
pro árabe” de Europa, lo que atribuye a la dependencia<br />
europea del petróleo árabe y a sus esfuerzos<br />
para penetrar en los mercados de la región.<br />
De hecho, escribe un analista europeo,<br />
Marc Daugherty, para bien o para mal, Europa se<br />
ha convertido en un aliado estratégico de los palestinos,<br />
de la misma manera que Estados Unidos<br />
es vital para <strong>Israel</strong>.<br />
Como quedó dicho más arriba, los gobiernos<br />
israelíes han preferido que los esfuerzos de<br />
la Unión Europea se dediquen a la creación de<br />
condiciones económicas que permitan mejorar<br />
las infraestructuras y el nivel de vida en los territorios<br />
palestinos. Pero la UE considera que no<br />
debe limitarse a conceder ayudas económicas y<br />
que debe implicarse más en el terreno político,<br />
que debería dejar de ser materia exclusiva de la<br />
diplomacia norteamericana. Para ello se exige<br />
un esfuerzo por parte de Europa para minimizar<br />
las suspicacias de los israelíes. De hecho, tanto<br />
<strong>Israel</strong> como la Unión deberían hacer un esfuerzo<br />
consciente para clarificar sus relaciones<br />
y superar las percepciones equívocas sobre diferencias<br />
que no siempre existen.<br />
Europa evidencia su intención de acrecentar<br />
su posición en Oriente Medio en general y en el<br />
<strong>conflicto</strong> palestino-israelí en particular. En una<br />
de sus frecuentes visitas a <strong>Israel</strong> y a la Autoridad<br />
Nacional <strong>Palestina</strong>, el anterior ministro de<br />
Asuntos Exteriores de Alemania, Joschka Fisher,<br />
puntualizando que la Unión Europea no tiene<br />
la intención de desempeñar un papel secunda-<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 83
84 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LA UNIÓN EUROPEA Y EL CONFLICTO<br />
rio en el proceso de paz palestino-israelí, declaró<br />
que “es importante que estemos en el asiento<br />
del conductor”. En el mejor de los casos, reaccionó<br />
en su momento un diplomático israelí,<br />
la Unión Europea podría sentarse “al lado del<br />
conductor”. <strong>El</strong> actual Gobierno israelí y los que<br />
lo precedieron han preferido negociar acuerdos<br />
sobre bases bilaterales, más que alentar mediaciones<br />
externas. Cuando lo hizo, prefirió siempre<br />
la implicación estadounidense, rechazando<br />
un rol similar para los europeos.<br />
Además, la coherencia en el seno de la Unión<br />
Europea en lo que respecta a su política exterior<br />
común dista de ser ideal. Las “estrategias comunes”,<br />
ese intento de mantener una visión de<br />
conjunto sobre ciertas regiones del mundo, quizás<br />
funcione, pero en lo que respecta a Oriente<br />
Medio las “estrategias comunes” no son tales, lo<br />
que debilita sus propósitos de asumir un mayor<br />
protagonismo en la región. La UE no ha logrado<br />
superar intereses nacionales y no logra que algunos<br />
de los países miembros de mayor gravitación<br />
renuncien a una política exterior propia.<br />
No podrá llevar adelante una acción exterior eficiente<br />
sin el decidido compromiso de los países<br />
miembros. “En el proceso de integración europea,<br />
la política exterior ha ido sistemáticamente<br />
rezagada en comparación con la política económica.<br />
Los miembros de la UE han guardado<br />
celosamente sus prerrogativas en las relaciones<br />
con otros estados”, escribe Zeyno Baran,<br />
del Hudson Institute de Washington.<br />
La divergencia de posturas sobre el <strong>conflicto</strong><br />
palestino-israelí son un ejemplo de lo que no<br />
debe hacerse. Algunos países, como Alemania y<br />
Holanda, buscan conducir una política más<br />
equidistante mientras que otros, entre los que se<br />
destacan Francia y Bélgica, generalmente adoptan<br />
una línea considerada por los israelíes como<br />
“más dura” hacia <strong>Israel</strong>. España e Italia están<br />
más cerca de estos últimos.<br />
En opinión de Efraim Halevy, quien fuera jefe<br />
del Mossad y director general del Consejo de<br />
Seguridad del Gobierno israelí, las cosas han ido<br />
cambiando porque los europeos han ido modificando<br />
sus evaluaciones sobre los palestinos; no<br />
permiten que sus fondos sean utilizados como<br />
en el pasado. Son menos pretenciosos sobre su<br />
papel político en la región y “han reconocido la<br />
supremacía de los estadounidenses”. Queda por<br />
ver si incrementarán su importante papel en<br />
las fuerzas multinacionales en Líbano, asumiendo<br />
una implicación más activa y significativa<br />
en la forja de un futuro de paz para los<br />
países desgarrados por la guerra.<br />
¿QUO VADIS, EUROPA?<br />
En noviembre de 1995 se lanzó el Proceso de<br />
Barcelona, una de las iniciativas políticas más<br />
importantes de la Unión Europea, que fue el resultado<br />
de los esfuerzos de algunos países europeos,<br />
entre ellos España, a fin de modificar la<br />
actitud europea hacia el Mediterráneo, relegado<br />
hasta entonces en la escala de prioridades de la<br />
UE. La novedad de este proceso es su enfoque global:<br />
el establecimiento de una cooperación euromediterránea<br />
dotada de los medios e instrumentos<br />
adecuados. Pero para que la cuenca mediterránea<br />
llegue a ser, en mayor grado que en<br />
la actualidad, una zona de intercambios y de diálogo<br />
político que garantice la paz, la estabilidad<br />
de Oriente Medio debe ser objetivo europeo<br />
prioritario. Al fin y al cabo, el inicio del proceso<br />
de paz en la Conferencia de Madrid de 1991 ha<br />
sido uno de los factores que han incidido en la<br />
elaboración de una estrategia europea en la región.<br />
Pero el proceso atraviesa serios problemas<br />
y los intentos de la Unión de reactivar el diálogo<br />
euromedioterráneo no han sido exitosos en<br />
demasía. Los problemas de esta parte del mundo<br />
no podrán ser resueltos por los países de forma<br />
individual y sólo un mecanismo regional de<br />
cooperación en lo político, económico y cultural<br />
podrá lograrlo. <strong>El</strong> camino es largo y complicado,<br />
pero el reconocimiento por parte de la UE<br />
de la importancia del Mediterráneo fue un primer<br />
paso relevante. Europa y sus instituciones<br />
pueden jugar un papel activo trayendo a árabes<br />
e israelíes algunos de los beneficios mutuos<br />
que puede suponer el progreso hacia la paz.<br />
Los focos de tensión en Oriente Medio no<br />
desaparecerán y el fundamentalismo religioso<br />
continuará siendo un factor desestabilizador.<br />
Sus fallidos intentos hasta ahora son sólo aparentemente<br />
un aliciente para continuar desafiando<br />
a las sociedades seculares árabes e intentar<br />
crear un nuevo orden islámico en el Mediterráneo.<br />
La falta de justicia social y la ausencia<br />
de una democracia moderna, acompañada de la<br />
corrupción, seguirán siendo pretexto y caldo de<br />
cultivo para el fundamentalismo. La radicalización<br />
del islamismo fundamentalista en la región<br />
ha incorporado al <strong>conflicto</strong> palestino-israelí<br />
un componente desestabilizador, la religión,<br />
que dificulta la reconciliación entre las partes.<br />
Un <strong>conflicto</strong> de dimensión puramente territorial<br />
está casi siempre abierto a una solución de<br />
compromiso. Pero cuando, como sucede en el<br />
<strong>conflicto</strong> palestino-israelí, se le agrega la interpretación<br />
de la religión como fuente de una ver-<br />
dad indivisible, la propia por supuesto, las soluciones<br />
se distancian. Por todo ello, el que no<br />
acepta esta verdad tanto de la parte contraria como<br />
del propio colectivo, comete pecado para el<br />
que no hay absolución.<br />
¿UN FUTURO PROMISORIO?<br />
Paradójicamente, como resultados de violentas<br />
crisis, como las de Líbano y Gaza, se avizora<br />
en los últimos meses en Oriente Medio la<br />
posibilidad de cambios. Motivos para algún optimismo<br />
lo dan las iniciativas diplomáticas de<br />
las que somos testigos en las últimas semanas,<br />
como el despertar de la diplomacia estadounidense<br />
de su larga somnolencia; los intentos de<br />
la diplomacia de Unión Europea de asumir un<br />
mayor protagonismo; el cambio de actitud de la<br />
Liga Árabe en lo concerniente a un acuerdo palestino-israelí<br />
que abre una rara oportunidad de<br />
diálogo con <strong>Israel</strong>; la renovada actividad del<br />
Cuarteto para Oriente Medio –Estados Unidos,<br />
Unión Europea, Naciones Unidas y Rusia–, que<br />
tuvo expresión en la designación de Tony Blair<br />
como su emisario en la región; la reanudación<br />
del diálogo palestino-israelí y algunos gestos de<br />
<strong>Israel</strong> para reforzar la autoridad del presidente<br />
Mahmud Abbas, etcétera.<br />
Casi todo ello ha sido resultado de la conmoción<br />
política causada por la segunda guerra<br />
de Líbano en el verano pasado. Una de sus principales<br />
consecuencias, además de la mayor implicación<br />
del Cuarteto, ha sido el surgimiento de<br />
otro “cuarteto”, el de los países árabes moderados”<br />
–Arabia Saudí, Egipto, Jordania y los emiratos<br />
del Golfo–, motivados por la amenaza representada<br />
por los designios hegemónicos del<br />
régimen teocrático de Irán, claramente expuestos<br />
en Líbano, donde había desplegado una<br />
significativa presencia a través de la subordinación<br />
de Hezbolá a sus intereses, su apoyo a<br />
Hamas, intensificado después del brutal putsch<br />
de esta organización terrorista en Gaza, así como<br />
la incitación y la movilización de grupos de<br />
clientes en otros países árabes y, por supuesto, su<br />
imparable carrera armamentista nuclear. Lo<br />
que el rey Abdalá II de Jordania denominó el peligro<br />
de una “nueva luna creciente” de Oriente<br />
Medio, la chií. También preocupan cada vez<br />
más el creciente terrorismo de los yihadistas de<br />
la escuela de Al Qaeda.<br />
Estados Unidos y la Unión Europea, deseosos<br />
de fortalecer la posición del presidente Abbas y<br />
tratando de limitar el impacto del avance del<br />
fundamentalismo radical a costa de los sectores<br />
LA UNIÓN EUROPEA Y EL CONFLICTO<br />
moderados, han manifestado su apoyo reanudando<br />
la asistencia económica a su Gobierno.<br />
También lo hizo <strong>Israel</strong>, descongelando parte de<br />
los fondos de la ANP que retiene en su poder y<br />
prometiendo transferir el resto en un futuro próximo.<br />
<strong>El</strong> alto representante para la Política<br />
Exterior y de Seguridad de la UE, Javier Solana,<br />
expresó recientemente su optimismo respecto<br />
a las posibilidades de paz. En su opinión “se ha<br />
creado una dinámica que podría conducirnos a<br />
la paz integral”. ¿Exceso de optimismo? Es opinión<br />
generalizada entre los expertos que existe<br />
la posibilidad de reconducir las negociaciones<br />
entre palestinos e israelíes. Todos coinciden en<br />
que podría haber llegado el momento de reanudar<br />
las negociaciones políticas y hablan de la<br />
necesidad urgente de brindar a los palestinos<br />
“un horizonte político” .<br />
¿Pero puede Europa desempeñar un papel<br />
más significativo en el <strong>conflicto</strong> palestino-israelí?<br />
Pocos creen posible que los países europeos,<br />
incluso actuando colectivamente, puedan<br />
por propia cuenta dar un empujón al proceso<br />
de paz. Además, el diseño estratégico de la<br />
Administración estadounidense, que ha asumido<br />
un papel mediador predominante, no ha<br />
concedido hasta ahora un papel importante a la<br />
diplomacia de la Unión Europea. La reaparición<br />
de una más activa diplomacia norteamericana<br />
en el <strong>conflicto</strong> palestino-israelí ha sido recibida<br />
con una mezcla de esperanza y escepticismo.<br />
La política del presidente George W. Bush<br />
ha estado plagada de desaciertos. Pero mientras<br />
Europa ya no se conforma con un papel secundario<br />
en la región, como lo demuestra la intensa<br />
actividad diplomática que viene desplegando<br />
para salir de un discreto segundo plano, parecería<br />
que la única superpotencia ha aprendido<br />
las cada vez mayores limitaciones de su política<br />
unilateral en la región, como se lo recuerda a<br />
diario el fracaso de su política en Iraq.<br />
Muchos son los interrogantes acerca de las<br />
posibilidades de lograr la necesaria convergencia<br />
de las políticas de Estados Unidos y la Unión<br />
Europea en el tema palestino-israelí, cosa que,<br />
por lo menos en Europa, se ve sin demasiado optimismo.<br />
A fin de que la Administración Bush<br />
modifique sustancialmente su política en Oriente<br />
Medio se hace necesaria la presión de una<br />
Unión Europea que casi siempre ha ido a remolque<br />
de las iniciativas diplomáticas de Washington,<br />
alentándola a invertir mayores esfuerzos en<br />
la implementación del plan de paz del Cuarteto<br />
para Oriente Medio, la hoja de ruta, y a “internacionalizar”<br />
su intervención en Iraq, donde<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 85
por vez primera desde la Segunda Guerra Mundial<br />
Estados Unidos no armó una coalición con<br />
Europa, según recuerda Shlomo Ben-Ami.<br />
“La profundización del diálogo entre los dos<br />
lados del Atlántico es un imperativo”, escribe<br />
Henry Kissinger. En un mundo de yihad, de transformación<br />
del equilibrio de poder, cambios demográficos,<br />
migración masiva y globalización<br />
económica, el principal reto para la alianza será<br />
la búsqueda de algunos objetivos comunes. Se requiere,<br />
agrega, un nuevo enfoque del problema<br />
palestino-israelí... Un esfuerzo para desarrollar<br />
una decidida implicación de Estados Unidos y la<br />
Unión Europea puede alentar a partes reticentes<br />
a romper el impasse. En este proceso, la OTAN podría<br />
redescubrir sus propósitos comunes”. Kissinger<br />
define como fundamental el papel de la<br />
Administración estadounidense, a la que invita<br />
a abandonar la ilusión de que Estados Unidos<br />
puede imponer un plan sobre el papel y al mismo<br />
tiempo impulsar con decisión a ambas partes<br />
hacia una meta que parece estar conceptualmente<br />
al alcance de la mano. Pero para que esto<br />
suceda, Europa debería hablar con una sola<br />
voz, cosa que, por lo visto, aún no ha aprendido<br />
a hacer. La reciente nota de diez países europeos,<br />
entre los que se incluye países de gran gravitación<br />
como España, Francia e Italia –¿dónde quedó<br />
Alemania?– al nuevo emisario del Cuarteto,<br />
Tony Blair, aparentemente sin haber consultado<br />
con Javier Solana –como tampoco fue consultado<br />
respecto al nombramiento de Blair–, perjudican<br />
no sólo sus esfuerzos para lograr que los<br />
Veintisiete hablen con una sola voz, sino su propio<br />
papel en las renovadas gestiones para reconducir<br />
el proceso de paz. ¿Por qué los países firmantes<br />
no han hecho llegar sus opiniones a través<br />
de la propia Unión y de sus responsables?<br />
Para la mayoría de los israelíes y palestinos,<br />
sólo una solución negociada para la creación de<br />
un Estado palestino viable conviviendo con el<br />
Estado de <strong>Israel</strong> pondrá fin a su <strong>conflicto</strong> centenario,<br />
pero fanáticos terroristas palestinos<br />
por una parte, y sectores ultranacionalistas israelíes,<br />
por la otra, han logrado arrumbar los<br />
planes de paz. <strong>Israel</strong>íes y palestinos han demostrado<br />
una y otra vez no estar preparados para<br />
hacer las dolorosas concesiones necesarias para<br />
llegar a un compromiso razonable. “Todo<br />
aquel que crea que <strong>Israel</strong> podrá mantener su<br />
control actual sobre Cisjordania, está soñando”,<br />
declaró recientemente el primer ministro<br />
israelí Ehud Olmert. “Debemos retirarnos de<br />
Cisjordania”, añadió. ¿Es capaz de lograrlo?<br />
Ni israelíes ni palestinos tienen hoy un li-<br />
86 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LA UNIÓN EUROPEA Y EL CONFLICTO<br />
derazgo con la voluntad política necesaria y la<br />
capacidad de adoptar las osadas decisiones que<br />
conduzcan a los cambios profundos que posibiliten<br />
reanudar el proceso negociador. Palestinos<br />
e israelíes necesitan quienes puedan rescatarles<br />
de la situación en que se encuentran. La<br />
larga ausencia de la escena de la diplomacia estadounidense,<br />
los contradictorios intereses de<br />
los protagonistas, la desunión en la diplomacia<br />
europea, entre otras razones, han contribuido a<br />
exacerbar una crisis que de no ser controlada,<br />
podría ser en un futuro no muy lejano de proporciones<br />
devastadoras. “Un frente común europeo<br />
puede persuadir a Estados Unidos de dar<br />
a Líbano y <strong>Palestina</strong> tiempo para consolidar sus<br />
procesos democráticos, aislando así a Hamas y<br />
obligando a Hezbolá a disolver su ejército privado.<br />
Con el proyecto estadounidense en ruinas,<br />
una política creíble para deslegitimar la guerra<br />
y apoyar la democratización en esta zona es<br />
esencial”, escribe Alvaro de Vasconcelos, director<br />
del Instituto Portugués de Asuntos Internacionales.<br />
Pero como quedó demostrado una y otra vez<br />
en esta parte del mundo, es más fácil hablar de<br />
cambios positivos que lograr que esto suceda.<br />
Para ello se requiere de una diplomacia más<br />
asertiva y hábil que la que los protagonistas internacionales<br />
han mostrado en los últimos años.<br />
Los acontecimientos recientes –opina el analista<br />
israelí Gershon Baskin– permiten a la<br />
Unión Europea considerar la adopción de pasos<br />
dramáticos que podrían contribuir al proceso de<br />
paz y detener la diseminación del radicalismo islámico<br />
político en la región. La Unión Europea<br />
tiene la posibilidad de proporcionar a los pueblos<br />
de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> un poderoso incentivo,<br />
lo suficientemente fuerte como para volver a encender<br />
la convicción en la paz: su incorporación<br />
a la Unión. La ilusión de constituirse en parte de<br />
la nueva Europa, con estabilidad y seguridad y<br />
fronteras abiertas, tiene el potencial para proporcionar<br />
la luz al final del túnel que la paz palestino-israelí<br />
por sí sola no ha logrado. ¿Wishful<br />
thinking? Probablemente, pero pocos son hoy los<br />
que no consideran que la comunidad internacional,<br />
sobre todo Estados Unidos y la Unión<br />
Europea, no debería desempeñar un papel más<br />
significativo en los intentos de búsqueda de solución<br />
al problema palestino-israelí. Una iniciativa<br />
de Estados Unidos y la Unión en el <strong>conflicto</strong><br />
palestino-israelí es posible y necesaria. Si<br />
tienen la voluntad política y la habilidad diplomática<br />
para desarrollarla con la constancia requerida,<br />
es un interrogante que por el momento<br />
queda sin respuesta.<br />
HISTORIAS DE OCHO GUERRAS<br />
Árabes e israelíes han protagonizado ocho guerras, contabilizando como tales las dos<br />
intifadas o revueltas palestinas, desde la fundación del Estado hebreo, en 1948. La primera<br />
guerra, que de hecho se extendió desde 1947 hasta 1949, marca el origen del <strong>conflicto</strong> moderno.<br />
Pero la guerra que hizo el Oriente Medio actual fue la de 1967, en la que los israelíes<br />
en tan sólo seis días ocuparon Cisjordania, Gaza, Jerusalén Este, el Golán y la península<br />
del Sinaí. Éstas son las causas, desarrollo y consecuencias de todos estos <strong>conflicto</strong>s.<br />
Posición de<br />
combatientes del Irgun<br />
–contó con numerosas<br />
mujeres entre sus filas–<br />
en abril de 1948,<br />
durante la ofensiva<br />
para la toma del puerto<br />
de Jaffa (Tel Aviv).<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 87
GUERRA DE 1948<br />
CAUSAS<br />
<strong>El</strong> 29 de noviembre de 1947 –bautizado<br />
como día de la Nakba (catástrofe)<br />
por los palestinos– la Asamblea General<br />
de la ONU, ante el enfrentamiento<br />
entre árabes y judíos, aprobó la resolución<br />
181 para resolver el futuro de<br />
<strong>Palestina</strong>, entonces bajo el mandato de<br />
una agotada Gran Bretaña. La resolución<br />
181 recomendó la partición del<br />
territorio en dos estados: uno judío<br />
(56,47 por ciento del territorio y con<br />
una población de 490.000 judíos y<br />
325.000 árabes) y otro árabe (43,53<br />
por ciento del territorio y una población<br />
de 807.000 árabes y 10.000 judíos).<br />
Jerusalén, con unos 100.000 judíos y<br />
105.000 árabes, fue declarada corpus<br />
separatum, por lo que debería ser administrada<br />
internacionalmente y se<br />
extendería hasta Belén y Beit Sahour.<br />
88 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
La resolución 181 fue rechazada por<br />
los árabes, por considerarla desequilibrada,<br />
lo que reactivó una guerra iniciada<br />
de hecho en 1947.<br />
DESARROLLO<br />
Un día después de la independencia<br />
de <strong>Israel</strong>, el 14 de mayo de 1948, tropas<br />
de Egipto, Líbano, Siria, Iraq y la<br />
Legión Árabe de Transjordania franquearon<br />
las fronteras del nuevo Estado.<br />
<strong>El</strong> Ejército israelí rechazó la ofensiva<br />
y ocupó la totalidad del desierto<br />
del Neguev. Los combates finalizaron<br />
con los acuerdos de Rodas (1949), por<br />
los que <strong>Israel</strong> obtuvo unos 5.000 kilómetros<br />
cuadrados más de los que le<br />
habían concedido las Naciones Unidas,<br />
y Jerusalén quedó dividida. Sólo<br />
dos sectores quedaron en manos árabes:<br />
la Franja de Gaza, administrada<br />
Maniobras militares de voluntarios<br />
árabes en algún lugar de <strong>Palestina</strong> antes<br />
de la proclamación del Estado de <strong>Israel</strong>.<br />
por Egipto, y Cisjordania, que fue anexionada<br />
por Jordania en 1950. La ciudad<br />
de Jerusalén quedó dividida entre<br />
<strong>Israel</strong> y Jordania.<br />
CONSECUENCIAS<br />
Según la Agencia de la ONU para los<br />
Refugiados, la guerra provocó el desplazamiento<br />
de 726.000 palestinos,<br />
que se convirtieron en refugiados. Y el<br />
Estado de <strong>Israel</strong> pasó a controlar el 78<br />
por ciento del territorio de <strong>Palestina</strong>.<br />
De los 860.000 árabes que vivían en<br />
áreas que pasaron a ser parte de <strong>Israel</strong><br />
sólo permanecieron en sus casas unos<br />
133.000. Los refugiados se esparcieron<br />
por Cisjordania, Gaza, Líbano y Siria.<br />
CAUSAS<br />
CRISIS DE SUEZ 1956<br />
Gran Bretaña, Francia e <strong>Israel</strong> se<br />
confabularon contra el presidente<br />
egipcio, Gamal Abdel Nasser, que había<br />
nacionalizado el canal de Suez,<br />
propiedad entonces de intereses británicos<br />
y franceses. Anthony Eden, primer<br />
ministro británico, se ofuscó y<br />
bendijo una confabulación que encierra<br />
una gran ironía. Francia y Gran<br />
Bretaña lanzaron un ataque preventivo<br />
contra un régimen árabe que detestaban,<br />
pero Estados Unidos manifestó<br />
en la ONU su oposición por el carácter<br />
ilegal de la acción.<br />
DESARROLLO<br />
<strong>Israel</strong> desencadenó las hostilidades<br />
el 29 de octubre y un día después<br />
Londres y París formularon un cínico<br />
ultimátum a los dos contendientes para<br />
que cesaran los combates. Nasser se<br />
negó y británicos y franceses entraron<br />
en acción. La Asamblea General de<br />
la ONU aprobó entonces una resolución<br />
patrocinada por Estados Unidos<br />
contraria a la intervención militar. La<br />
libra comenzó a caer vertiginosamente<br />
a causa de la presión de Washington,<br />
y Eden, al borde del cisma con el<br />
aliado tradicional, cedió.<br />
Oriente Medio nunca volvió a ser el<br />
mismo. Suez significó el canto del cisne<br />
del imperialismo británico, lo que<br />
le costó el cargo a Anthony Eden.<br />
Francia salió mejor parada de la aventura,<br />
en la que también participó para<br />
castigar a Nasser por su ayuda al Frente<br />
de Liberación Nacional argelino; pero<br />
Submarinistas de la<br />
Armada inglesa sacan<br />
armas halladas en el<br />
fondo del canal de Suez<br />
en noviembre de 1956.<br />
Un mes después,<br />
británicos franceses<br />
serían evacuados.<br />
CONSECUENCIAS Británicos despidiéndose de soldados<br />
daneses de un puesto de control del<br />
contingente enviado por la ONU.<br />
seis años después tuvo que retirarse de<br />
Argelia. Nasser se instaló en la gloria,<br />
que le duró hasta la guerra de 1967. Y<br />
Gran Bretaña pasó el testigo a Estados<br />
Unidos como poder hegemónico en<br />
Oriente Medio.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 89
GUERRA DE LOS SEIS DÍAS (1967)<br />
CAUSAS<br />
<strong>El</strong> <strong>conflicto</strong> árabe-israelí de 1967 empezó dos<br />
años y medio antes. En 1964, una conferencia<br />
de países árabes decidió desviar dos afluentes<br />
del río Jordán, la principal fuente de <strong>Israel</strong>, y el<br />
régimen sirio abrió un canal que se convirtió<br />
en un objetivo militar del Estado hebreo. Los<br />
bombardeos se sucedieron hasta que los sirios<br />
renunciaron a su propósito de hacer pasar<br />
sed a los israelíes. Ariel Sharon lo ha escrito en<br />
su autobiografía: “La gente contempla el 5 de<br />
junio de 1967 como el día en que la guerra de<br />
los Seis Días empezó. Ésta es la fecha oficial.<br />
Pero, en realidad, la guerra comenzó dos años<br />
y medio antes, cuando <strong>Israel</strong> decidió actuar<br />
contra el desvío del Jordán.” (Warrior: The autobiography<br />
of Ariel Sharon, 1989). En 1967, a<br />
causa de un bloqueo egipcio, <strong>Israel</strong> atacó a<br />
Egipto, Jordania y Siria.<br />
DESARROLLO<br />
<strong>El</strong> bloqueo y las bravatas de los dirigentes<br />
egipcios decidieron a <strong>Israel</strong> a lanzar un ataque<br />
devastador contra las fuerzas aéreas egipcias al<br />
amanecer del 5 de junio. Y seis días después se<br />
consumó la derrota de tres ejércitos árabes.<br />
<strong>Israel</strong> ocupó, del 5 al 10 de junio, los Altos del<br />
Golán (Siria), Cisjordania, Jerusalén Este –anexionadas<br />
por Jordania en 1950–, la Franja de<br />
Gaza y la península del Sinaí (Egipto).<br />
<strong>El</strong> general Rehavam Zeevi, junto al ministro de<br />
Defensa, general Moshe Dayan, en Hebrón.<br />
90 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
CONSECUENCIAS<br />
La victoria de 1967 tuvo profundas consecuencias<br />
en el mundo árabe, donde significó el<br />
entierro del nacionalismo laico árabe, y en la sociedad<br />
israelí, que se dividió en dos. La derrota<br />
hundió en la frustración a los árabes. <strong>Israel</strong> se<br />
dividió entre la escuela sociológica, que proponía<br />
que los territorios ocupados fueran negociables,<br />
y la escuela territorial, partidaria de<br />
apropiarse de toda la tierra posible del <strong>Israel</strong> bíblico.<br />
En los sectores nacionalistas y ultrarreligiosos,<br />
la victoria fue entendida como una señal<br />
divina para, con la anexión de Cisjordania, hacer<br />
realidad el sueño del Gran <strong>Israel</strong>. Ben<br />
Gurion, el padre del Estado de <strong>Israel</strong>, vio la victoria<br />
de otra manera: incluso antes de que se<br />
consumara el triunfo abogó por una retirada<br />
condicional. Sharon tardó casi cuatro decenios<br />
en comprender por qué tenía que renunciar<br />
a la idea del Gran <strong>Israel</strong>. Justo 40 años después,<br />
<strong>Israel</strong> ya no ocupa el Sinaí ni Gaza, que no<br />
son parte del <strong>Israel</strong> bíblico, pero no ha devuelto<br />
Cisjordania, Jerusalén Este ni el Golán. Si<br />
Cisjordania y Jerusalén Este –2.500.000 palestinos<br />
y unos 450.000 colonos judíos– no son devueltos,<br />
<strong>Israel</strong> podrá seguir siendo un Estado judío,<br />
pero, como ha escrito el ex presidente estadounidense<br />
Jimmy Carter, también será la<br />
Sudáfrica del apartheid (Palestine peace not<br />
apartheid, Simon and Schuster, 2006).<br />
Blindados israelíes<br />
ocupan Belén, el dia 9 de<br />
junio de 1967, tras<br />
vencer la resistencia de<br />
jordanos y palestinos.<br />
CAUSAS<br />
<strong>El</strong> cuarto <strong>conflicto</strong> árabe-israelí, conocido como<br />
la guerra del Yom Kippur (el día del Perdón<br />
judío), fue consecuencia directa de la frustración<br />
árabe por la derrota de 1967. <strong>El</strong> presidente<br />
Anuar el Sadat, el sucesor de Nasser, pretendió<br />
recuperar el Sinaí, ocupado por los israelíes.<br />
Y, ante las reticencias de los soviéticos,<br />
entonces sus aliados, lanzó un ataque sorpresa<br />
en coalición con Siria y Jordania.<br />
DESARROLLO<br />
<strong>El</strong> 6 de octubre de 1973 las tropas egipcias,<br />
liderando a sus aliados árabes y armadas con<br />
material soviético, atravesaron el canal de<br />
Suez. <strong>El</strong> ejército israelí se vio sorprendido por<br />
la rapidez de la acción, pero los israelíes consiguieron<br />
que las tropas sirias recularan hasta<br />
los límites de la línea del armisticio de 1967. Las<br />
tropas egipcias recuperaron el control sobre la<br />
margen oriental del canal de Suez y continuaron<br />
avanzando por el Sinaí. Finalmente, el<br />
avance triunfal egipcio fue neutralizado por<br />
<strong>Israel</strong>, que violó el alto fuego para cruzar el canal<br />
y rodear al III Ejército egipcio. Quince días<br />
después se firmó un armisticio. Murieron<br />
2.569 israelíes, cuatro veces más que en la guerra<br />
de 1967, y unos 6.000 resultaron heridos.<br />
CONSECUENCIAS<br />
GUERRA DEL YOM KIPPUR (1973)<br />
La guerra fue un golpe decisivo al pretendido<br />
carácter invulnerable de <strong>Israel</strong>. Y la primera<br />
consecuencia en <strong>Israel</strong> fue la dimisión de<br />
la primera ministra, Golda Meir. <strong>El</strong> modo en<br />
que finalizó la guerra tuvo también un impacto<br />
decisivo en la diplomacia: todos los implicados<br />
apostaron por el diálogo. Para Sadat,<br />
el cerco israelí del III<br />
Ejército egipcio exigió<br />
el inicio inmediato de<br />
una negociación. Y<br />
Siria y Jordania quedaron<br />
eclipsadas por<br />
la habilidad de Sadat<br />
como director de escena.<br />
Seis años después,<br />
Egipto firmó la paz por<br />
con <strong>Israel</strong>, y Sadat, que<br />
se alejó de Moscú para<br />
aliarse con Washington,<br />
fue asesinado en<br />
1981 por un grupo integrista<br />
musulmán.<br />
Golda Meir,<br />
acompañada del<br />
ministro Moshe Dayan,<br />
con soldados israelíes<br />
en una base en los<br />
Altos del Golán.<br />
Militares israelíes en<br />
su rápido avance hacia<br />
Damasco.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 91
CAUSAS<br />
Líbano, con cristianos, musulmanes y drusos,<br />
es un país víctima de la geografía. Independiente<br />
desde 1943, Líbano empezó su andadura<br />
con un reparto del poder según el peso<br />
demográfico de cada comunidad. Así, la<br />
presidencia sería para los cristianos, entonces<br />
más numerosos, y el cargo de primer ministro<br />
para los musulmanes suníes. Este reparto dejó<br />
de ser equitativo cuando la demografía se<br />
disparó entre los musulmanes, que entonces<br />
reclamaron un reajuste, aunque una intervención<br />
militar estadounidense puso en 1958<br />
las cosas en el sitio que estaban. Pero dos decenios<br />
después el desequilibrio demográfico<br />
aumentó con la presencia en Líbano de los palestinos<br />
huidos del <strong>conflicto</strong> de <strong>Israel</strong> y Jordania,<br />
de donde marcharon después de la matanza<br />
del “septiembre negro”, en 1970. Líbano<br />
descubrió entonces que la geografía le había situado<br />
entre <strong>Israel</strong>, decidido a no dar tregua a<br />
los palestinos, y Siria, que cuando mira a Líbano<br />
siempre considera que todo el monte debe<br />
ser orégano, es decir, parte de la gran Siria soñada<br />
por el panarabismo de Damasco.<br />
92 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
DESARROLLO<br />
Ariel Sharon, entonces ministro de Defensa<br />
israelí, invadió Líbano para deshacerse de una<br />
vez por todas de la Organización para la Liberación<br />
de <strong>Palestina</strong> (OLP), liderada por Yasser<br />
Arafat. Sharon cercó a Arafat en Beirut, de<br />
donde, gracias a una mediación internacional,<br />
pudo escapar a Túnez. <strong>Israel</strong> destruyó prácticamente<br />
la resistencia palestina. Las sedes de la<br />
OLP en Túnez fueron bombardeadas en 1985.<br />
CONSECUENCIAS<br />
La guerra fue un desastre para <strong>Israel</strong>. Primero,<br />
porque hundió al país en una crisis moral<br />
a causa, principalmente, de la matanza de<br />
unos 3.000 palestinos en los campos de Sabra<br />
y Chatila, perpetrada, ante la pasividad de los<br />
soldados israelíes, por sus aliados de las falanges<br />
cristianas. Y segundo, porque contribuyó a<br />
crear Hizbulah, la fuerza integrista musulmana<br />
con apoyos en Irán y Siria. Al invadir<br />
Líbano, primero en 1978 y después en 1982, <strong>Israel</strong><br />
fue de Guatemala a guatepeor. <strong>El</strong> primer<br />
ministro, Menahem Begin, dimitió de su cargo.<br />
INVASIÓN DE LÍBANO (1982) PRIMERA ‘INTIFADA’ (1987)<br />
<strong>El</strong> líder palestino<br />
Yasser Arafat<br />
comprueba los estragos<br />
de los bombardeos<br />
israelíes en edificios de<br />
viviendas cercanos a la<br />
Universidad Árabe,<br />
en Beirut Oeste.<br />
<strong>El</strong> asesinato masivo<br />
de refugiados palestinos<br />
en los campos de<br />
Chabra y Chatila,<br />
en una zona de Beirut<br />
ocupada por el ejército<br />
israelí, causó<br />
conmoción en el mundo<br />
y en el propio <strong>Israel</strong>.<br />
Ariel Sharon, ministro<br />
israelí de Defensa,<br />
saluda a soldados del<br />
Tsahal en Beirut Este<br />
en julio de 1982.<br />
Jóvenes palestinos<br />
de Nazaret, solidarios<br />
con sus compatriotas<br />
de los territorios<br />
ocupados, se enfrentan<br />
(diciembre de 1987) a<br />
las fuerzas israelíes.<br />
CAUSAS<br />
La primera intifada fue consecuencia de la<br />
ocupación israelí y de la continua implantación<br />
de asentamientos judíos en los territorios<br />
de Cisjordania y la Franja de Gaza. Los dirigentes<br />
de la Organización para la Liberación de<br />
<strong>Palestina</strong>, entonces refugiados en Túnez, se<br />
vieron sorprendidos por la revuelta, protagonizada<br />
por los palestinos del interior, pero terminaron<br />
dando su apoyo.<br />
DESARROLLO<br />
La primera revuelta popular estalló en 1987<br />
y se prolongó hasta 1993. <strong>El</strong> 8 de diciembre de<br />
1987, un camión de colonos israelíes arrolló en<br />
Gaza a un automóvil en el que viajaban trabajadores<br />
palestinos, cuatro de los cuales murieron.<br />
Los habitantes de Gaza tomaron entonces<br />
la calle.<br />
CONSECUENCIAS<br />
A lo largo de seis años, la intifada se cobró la<br />
vida de 4.732 palestinos y de 1.113 israelíes. Y,<br />
desde el punto de visto político, tuvo grandes<br />
consecuencias, ya que modificó la ecuación del<br />
<strong>conflicto</strong> palestino-israelí y propició la declaración<br />
de paz firmada en Washington el 13 de<br />
septiembre de 1993 por el primer ministro israelí,<br />
Yitzhak Rabin, y el líder de la OLP, Yasser<br />
Arafat, bajo los auspicios del presidente estadounidense<br />
Bill Clinton.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 93
SEGUNDA ‘INTIFADA’ (2000)<br />
CAUSAS<br />
La segunda intifada, bautizada con<br />
el nombre de la mezquita Al Aqsa, se<br />
disparó el 28 de septiembre de 2000.<br />
Aquel día, Ariel Sharon, contrario al<br />
proceso de paz iniciado en 1993, visitó<br />
la Explanada de las Mezquitas para<br />
recordar que alberga los restos del<br />
Templo de los hebreos, lo que fue entendido<br />
por los palestinos como una<br />
provocación. Para el Gobierno israelí,<br />
los sucesos comenzaron a engendrarse<br />
meses antes. En cualquier caso, el levantamiento<br />
no sólo fue contra <strong>Israel</strong>,<br />
sino también contra la corrupción del<br />
Gobierno de Arafat. La explosión siguió<br />
a la retirada israelí del sur de Líbano,<br />
ocupado desde 1978, lo que fue<br />
saludado como una victoria por el grupo<br />
armado Hizbulah.<br />
DESARROLLO<br />
La segunda intifada fue una guerra<br />
de desgaste, entre los atentados suicidas<br />
palestinos y la acción del Ejército<br />
israelí. <strong>El</strong> estallido de violencia de recrudeció<br />
a partir del 29 de marzo de<br />
2002, después de una serie de atenta-<br />
GUERRA DE LÍBANO (2006)<br />
CAUSAS<br />
Oficialmente, por parte del primer<br />
ministro israelí Ehud Olmert, la invasión<br />
de Líbano obedeció al deseo de liberar<br />
a dos soldados israelíes secuestrados<br />
por Hizbulah en la frontera entre<br />
los dos países el 12 de julio de 2006.<br />
La intención nada secreta fue asestar<br />
un golpe decisivo a la organización<br />
terrorista islámica apoyada por Irán.<br />
DESARROLLO<br />
<strong>El</strong> ejército israelí alcanzó su objetivo<br />
del río Litani, pero no logró doblegar la<br />
resistencia de Hizbulah, que siguió<br />
lanzando cohetes sobre territorio israelí.<br />
La guerra se prolongó durante casi<br />
cinco semanas, e Hizbulah reivindicó<br />
una victoria estratégica sobre <strong>Israel</strong>.<br />
94 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
dos suicidas palestinos, cuando Sharon<br />
desencadenó una ofensiva militar en<br />
los territorios de Cisjordania, que volvió<br />
a ser ocupada, lo que provocó la<br />
protesta internacional por el uso desproporcionado<br />
de la fuerza.<br />
CONSECUENCIAS<br />
Arafat condenó los atentados terroristas<br />
del 11 de septiembre de 2001<br />
en Nueva York y Washington, pero esto<br />
no impidió que Sharon le metiera<br />
en el mismo saco terrorista que a Osama<br />
bin Laden. Sharon declaró “irrelevante”<br />
a Arafat, al que confinó en Ra-<br />
CONSECUENCIAS<br />
Una comisión formada por dos jueces,<br />
dos generales y un catedrático<br />
(Comisión Winograd) acusó a Olmert,<br />
al ministro de Defensa y líder laborista,<br />
Amir Peretz, y al ex jefe del Estado<br />
Mayor del ejército, Dan Halutz, de haber<br />
cometido “errores muy graves” en<br />
la guerra de Líbano. Y añadió que el jefe<br />
de Gobierno preparó su estrategia<br />
militar de forma apresurada, sin asesorarse<br />
y sin recabar del ejército planes<br />
alternativos. Por todos estos motivos,<br />
esta guerra fue diferente. No fue sólo la<br />
octava guerra árabe-israelí, un resurgimiento<br />
de la guerra civil libanesa o<br />
mala desde el 18 de enero de 2002 y<br />
prácticamente destruyó la Autoridad<br />
Nacional <strong>Palestina</strong>. Y la operación israelí<br />
“Muro de Defensa”, que anuló la<br />
autonomía palestina, retrotrajo el <strong>conflicto</strong><br />
a la situación anterior a la Declaración<br />
de Washington de 1993. Un<br />
plan auspiciado por el denominado<br />
“cuarteto” (Estados Unidos, Unión Europea,<br />
Rusia y la ONU) propone desde<br />
entonces la creación de un Estado palestino.<br />
<strong>El</strong> Tribunal Internacional de<br />
Justicia, máximo órgano judicial de la<br />
ONU, declaró ilegal en 2004 el muro<br />
con el que Sharon comenzó a separar<br />
a israelíes y palestinos.<br />
La aviación israelí responde a las amenazas<br />
de Hizbulah bombardeando un barrio de Beirut.<br />
una internacionalización de la segunda<br />
intifada. Fue otro episodio de un<br />
<strong>conflicto</strong> más amplio que tiene múltiples<br />
centros (Afganistán, Iraq y<br />
Líbano). Lo que diferenció este <strong>conflicto</strong><br />
de los anteriores es evidente. En<br />
primer lugar, los principales protagonistas<br />
del bando árabe no fueron estados,<br />
sino un grupo político armado. En<br />
segundo lugar, y en la medida en que<br />
hay estados que apoyan a Hizbulah, éstos<br />
se involucraron de un modo bastante<br />
distinto al elegido por los estados<br />
árabes en <strong>conflicto</strong>s anteriores.<br />
La ‘vigilancia’ mediática<br />
Martin Moore<br />
DIRECTOR DE MEDIA STANDARS TRUST. HA TRABAJADO COMO PERIODISTA<br />
PARA LA BBC, CHANNEL 4, NTL, IPC MEDIA, “TRINITY MIRROR” Y OTROS. ES<br />
DOCTOR POR LA ESCUELA DE ECONOMÍA DE LONDRES.<br />
PODER INFORMAR DESDE ISRAEL,<br />
Gaza y Cisjordania siempre ha<br />
sido difícil. Los periodistas deben<br />
hacer frente a la violencia,<br />
las tensiones religiosas, la agitación<br />
política, las restricciones<br />
de movimientos y los controles<br />
sobre el acceso. Al mismo<br />
tiempo, quienes intentan informar<br />
con el máximo de imparcialidad y rigor<br />
son muy conscientes de las diferencias entre las<br />
“narraciones” de israelíes y palestinos, unos relatos<br />
paralelos sobre la fundación del Estado de<br />
<strong>Israel</strong> y su historia posterior, cada uno con su<br />
propio vocabulario y sus propios episodios simbólicos.<br />
Los periodistas aprenden con celeridad<br />
que lo que escriben, filmen o graben puede ser<br />
objeto de exámenes y críticas intensos, más que<br />
en cualquier otro <strong>conflicto</strong>.<br />
Sin embargo, semejante examen de la labor<br />
periodística ha alcanzado un nivel sin precedentes<br />
en la última década. Gracias a internet<br />
y el correo electrónico, las noticias procedentes<br />
de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> resultan hoy accesibles de<br />
manera instantánea y universal; están abiertas<br />
al examen de todo el mundo, desde los autores<br />
de blogs personales hasta los catedráticos de<br />
Boston. Imágenes que antes habrían aparecido<br />
y desaparecido en un boletín informativo permanecen<br />
hoy disponibles para interminables<br />
análisis en la red. Ahora se generan en pocos segundos<br />
respuestas que antes habría costado<br />
semanas organizar y difundir. Los críticos de salón<br />
ya no necesitan los “medios de comunica-<br />
ción dominantes” para publicar sus críticas, ya<br />
que pueden distribuirlas ellos mismos a través<br />
de Blogger o YouTube.<br />
<strong>El</strong> resultado ha sido una explosión del número<br />
de exámenes, críticas, quejas, debates y reflexiones<br />
sobre las noticias de Oriente Medio, y,<br />
en particular, sobre las relativas a <strong>Israel</strong> y<br />
<strong>Palestina</strong>. <strong>El</strong> abanico va desde los grupos profesionales<br />
y bien organizados de seguimiento de<br />
los medios, tales como CAMERA, MEMRI, Arab<br />
Media Watch, Honest Reporting, CAABU o<br />
<strong>Palestina</strong> Media Watch hasta una legión de blogs<br />
individuales, algunos con un público de centenares<br />
de miles de personas. “Hace diez o quince<br />
años, [el seguimiento de noticias] era nuestro”,<br />
afirma Alex Safian, el director adjunto de CA-<br />
MERA. En la actualidad, aparece un nuevo “observador”<br />
cada semana. En 1982, cuando CA-<br />
MERA empezó a realizar el seguimiento de las<br />
noticias sobre <strong>Israel</strong>, organizar una respuesta pública<br />
llevaba entre cinco y seis semanas. En la actualidad,<br />
herramientas digitales como Give<br />
<strong>Israel</strong> Your United Support (GIYUS) permiten<br />
mandar correos electrónicos de alerta a miles de<br />
personas alentándolas a divulgar, votar o reaccionar<br />
de inmediato.<br />
Los grandes medios globales constituyen el<br />
principal objetivo de semejante examen. La BBC<br />
está inmersa en una gran controversia. “Una parte<br />
desproporcionada de todas las quejas que recibe<br />
la BBC se refiere a la cobertura del <strong>conflicto</strong><br />
palestino-israelí”, afirmaba en 2006 un estudio<br />
independiente sobre la información de la<br />
BBC relativa al <strong>conflicto</strong>. La cobertura del con-<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 95
flicto entre <strong>Israel</strong> y Líbano del último verano,<br />
por ejemplo, generó más de 5.000<br />
quejas. <strong>El</strong> “Guardian” es también objeto<br />
de examen. <strong>El</strong> volumen de la polémica<br />
sobre <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> –o “IP”,<br />
acrónimo que recibe en el periódico– en<br />
su blog Comment is Free eclipsa todos<br />
los demás temas de discusión. Según<br />
Georgina Henry, editora de la sección,<br />
“constituye el tema más difícil y espinoso<br />
de todo el sitio”. En el momento de<br />
escribir este artículo, siete de los diez<br />
principales foros de debate tratan sobre<br />
el islam, Oriente Medio y el <strong>conflicto</strong> palestino-israelí,<br />
con más de 1.400 comentarios<br />
acumulados.<br />
<strong>El</strong> examen se ha vuelto minucioso y<br />
omnipresente hasta el punto de generar<br />
su propia terminología. <strong>El</strong> término “fiskear”<br />
procede del apellido de Robert<br />
Fisk, periodista del “Independent” especializado<br />
en Oriente Medio y caracterizado<br />
por un lenguaje muy directo.<br />
Alude, según la versión inglesa de la<br />
Wikipedia, a una “crítica detallada, punto<br />
por punto, que pone de relieve los<br />
errores, pone en duda el análisis de los<br />
hechos presentados o subraya otros problemas<br />
en cualquier declaración, reportaje<br />
o artículo”. La “falsografía” (fauxtography)<br />
hace referencia a la manipulación<br />
de fotos por parte de los medios<br />
dominantes. Y el término “Pallywood”<br />
mezcla las palabras <strong>Palestina</strong> y Hollywood<br />
para describir la presunta producción<br />
de vídeos con finalidades propagandísticas<br />
por parte de los palestinos.<br />
No resulta sorprendente que el examen<br />
tienda a ser pro israelí o pro palestino.<br />
<strong>El</strong> campo proisraelí incluye grupos<br />
como CAMERA, Honest Reporting,<br />
Palestinian Media Watch e IMRA, y blogs<br />
como Little Green Footballs, Israpundit,<br />
<strong>Israel</strong> at Level Ground, Tom Gross o<br />
Soccer Dad. La mayoría se encuentra en<br />
Estados Unidos o <strong>Israel</strong>. <strong>El</strong> campo pro<br />
palestino está menos desarrollado y<br />
presenta una mayor dispersión internacional.<br />
<strong>El</strong> sitio <strong>El</strong>ectronic Intifada tiene<br />
su base en Chicago y el grupo <strong>Palestina</strong><br />
Media Watch, en Nueva York<br />
–con secciones repartidas por el resto de<br />
Estados Unidos–; en cambio, Arab Media<br />
Watch y CAABU actúan desde el<br />
Reino Unido.<br />
96 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LA ‘VIGILANCIA’ MEDIÁTICA<br />
La motivación de ambas partes obedece<br />
a la convicción de que los medios<br />
dominantes no consiguen comunicar<br />
de manera imparcial o rigurosa lo que<br />
ocurre en el <strong>conflicto</strong> palestino-israelí.<br />
Ambas creen que este fracaso tiene un<br />
efecto directo en la opinión pública internacional<br />
y, por consiguiente, en la<br />
política internacional respecto a la región.<br />
Dado el amplio consenso sobre la<br />
centralidad de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> para la<br />
estabilidad global, muchos críticos se toman<br />
su papel con gran seriedad.<br />
Con todo, hay una importante diferencia<br />
entre las críticas formuladas por<br />
los grupos tradicionales de seguimiento<br />
de los medios y aquellos que han empezado<br />
más recientemente. Los activistas<br />
tradicionales tienden a actuar con la<br />
presuposición de que los medios dominantes<br />
quieren informar de manera tan<br />
imparcial y exacta como sea posible.<br />
Dan por sentado que los casos de error<br />
o parcialidad son accidentales e inconscientes,<br />
a menos que se demuestre lo<br />
contrario. En cambio, los nuevos activistas<br />
mediáticos tienden a pensar en los<br />
medios dominantes como más malignos.<br />
Algunos llegan a acusarlos de producir<br />
propaganda de manera consciente<br />
o cómplice, a menudo en connivencia<br />
con una de las partes en <strong>conflicto</strong>.<br />
Las críticas tradicionales tienden a<br />
agruparse en cuatro tipos: contexto,<br />
fuentes, énfasis y lenguaje. En su libro<br />
Bad News from <strong>Israel</strong>, Greg Philo y Mike<br />
Berry afirman, por ejemplo, que los medios<br />
dominantes se concentran demasiado<br />
en ofrecer emocionantes imágenes<br />
de “balas y bombas” en lugar de explicar<br />
lo que sucede. Otras críticas<br />
apuntan al excesivo uso de los extremistas<br />
como fuente y la exclusión de voces<br />
más moderadas y representativas.<br />
Tales críticas se extienden luego al énfasis<br />
o la ecuanimidad con las que se presentan<br />
las noticias. Se acusa a las agencias<br />
de noticias de proporcionar una<br />
tribuna a los extremistas. O se critican<br />
reportajes por no dedicar el suficiente<br />
tiempo al sufrimiento de un bando o el<br />
otro. Este último argumento puede descender<br />
al detalle de si la cantidad de minutos<br />
o de espacio de la página equivale<br />
al número de muertos de cada parte.<br />
<strong>El</strong> lenguaje es objeto también de<br />
constante atención. “La gente se inquieta<br />
mucho de que nos refiramos a Hamas<br />
como una organización terrorista –dice<br />
Ethan Bronner, redactor jefe adjunto<br />
de Internacional del “New York Times”–<br />
pero no lo hacemos”. De modo similar,<br />
¿habría que decir “territorios ocupados”<br />
o “territorios disputados”?; ¿habría<br />
que mencionar siempre los asentamientos<br />
israelíes en Cisjordania como<br />
“asentamientos ilegales”? <strong>El</strong> vocabulario<br />
es un asunto lo bastante delicado para<br />
que la mayoría de los principales medios<br />
–Reuters, la BBC o “The “Guardian””, por<br />
ejemplo– dispongan en la actualidad<br />
de pautas sobre los términos que deben<br />
utilizar los periodistas.<br />
Los nuevos activistas mediáticos<br />
han llevado las críticas mucho más allá.<br />
Acusan a los medios dominantes de parcialidad<br />
y distorsión premeditadas. Éstos,<br />
según dicen, se caracterizan por la<br />
“intimidación, el periodismo<br />
militante,<br />
la autocensura, el secretismo<br />
sobre las<br />
fuentes” y la “corrección<br />
política”, en palabras<br />
de Richard<br />
Landes. La cólera<br />
más indignada suele<br />
dirigirse a los medios<br />
“liberales”. Así,<br />
los periodistas del<br />
“New York Times”<br />
son aludidos a veces<br />
como “las prostitu-<br />
La información<br />
sobre temas de<br />
Oriente Medio<br />
suscita muchas<br />
desconfianzas:<br />
la BBC recibió<br />
más de 5.000<br />
quejas sobre<br />
las noticias<br />
de la última<br />
ofensiva israelí<br />
en Líbano<br />
tas gramscianas del califato”, la agencia<br />
Reuters como Al-Reuters, la BBC como<br />
“Boletín de Bulos Continuos”, etcétera.<br />
A finales de 2005, un influyente<br />
grupo formado por algunos de estos<br />
nuevos activistas de los medios fundó<br />
una red bautizada como Pajamas Media,<br />
es decir, “Medios en Pijama”. Tomaron<br />
el nombre de un comentario que<br />
siguió al caso Dan Rather, cuando Charles<br />
Johnson puso en duda la autenticidad<br />
de los documentos relativos al historial<br />
militar de George Bush. Las opiniones<br />
de Johnson, junto con las de<br />
otros autores de blogs, se descalificaron<br />
como “escritos por un tipo en pijama<br />
desde su casa”. Al final, la autentici-<br />
dad de los documentos no pudo probarse<br />
y Dan Rather renunció a su puesto<br />
de presentador en la CBS.<br />
Johnson, al igual que otros que<br />
participan en Pajamas Media o están<br />
más o menos conectados con esta red,<br />
analiza con minuciosidad exhaustiva<br />
las noticias de los medios dominantes,<br />
en particular las del <strong>conflicto</strong> palestino-israelí,<br />
en busca de pruebas de<br />
manipulación intencional. Johnson lo<br />
llama “recopilación de inteligencia de<br />
código abierto”. Según contó al “Washington<br />
Post”, “tenemos un ejército<br />
de ciudadanos periodistas”; algunos<br />
recopilan ellos mismos sus propias noticias,<br />
pero la mayoría evalúa y crítica<br />
a los “medios tradicionales”.<br />
Y han tenido algunos “éxitos” notables.<br />
<strong>El</strong> mismo Johnson contribuyó a<br />
descubrir que Adnan Hajj, un fotógrafo<br />
de la agencia Reuters, había manipulado<br />
algunas fotos de Beirut tomadas después<br />
del bombardeo israelí de 2006<br />
con el fin de que los daños parecieran<br />
peores de lo que eran. Después de una<br />
investigación interna de la agencia que<br />
probó la manipulación, Hajj fue despedido<br />
y se eliminaron sus 920 fotografías<br />
de los archivos.<br />
En otros casos, las acusaciones siguen<br />
sin demostrarse y no han sido<br />
aceptadas por los medios. <strong>El</strong> profesor<br />
Richard Landes, de la Universidad de<br />
Boston, ha sostenido, por ejemplo, que<br />
las imágenes tomadas de soldados israelíes<br />
disparando a Mohamed al Dura<br />
y su hijo, mientras ambos se agachaban<br />
para protegerse detrás de un barril, fueron<br />
un montaje. Richard North ha afirmado<br />
que la angustia y la emotividad<br />
extremas que mostraban los palestinos<br />
después del bombardeo de Qana en<br />
2006 eran fruto de la escenificación,<br />
“un drama macabro, interpretado frente<br />
unos medios condescendientes y<br />
cómplices”. Y el sitio web Zombietime<br />
ha argüido que las noticias del 23 de julio<br />
de 2006 sobre un ataque aéreo israelí<br />
contra dos ambulancias de la Cruz Roja<br />
eran falsas. <strong>El</strong> incidente, según Zombietime,<br />
fue organizado por los palestinos<br />
con propósitos propagandísticos<br />
y para el consumo de agencias de noticias<br />
como Associated Press.<br />
LA ‘VIGILANCIA’ MEDIÁTICA<br />
<strong>El</strong> esfuerzo dedicado al análisis de<br />
tales incidentes se justifica, según argumentan<br />
los críticos, por la repercusión<br />
de la cobertura que hacen los medios<br />
sobre la opinión pública y las políticas<br />
de los gobiernos. En el caso del<br />
incidente de la ambulancia, Zombietime<br />
afirma que socavó la legitimidad de<br />
la ofensiva israelí contra Líbano, restó<br />
apoyos internacionales a <strong>Israel</strong> y aceleró<br />
la retirada israelí.<br />
Además de estas graves inculpaciones,<br />
se formulan miríadas de acusaciones<br />
e imputaciones menores. A diario,<br />
algún blog o alguno de los grupos de seguimiento<br />
acusa a algún gran medio de<br />
comunicación de parcialidad, inexactitud,<br />
arbitrariedad, favoritismo o irresponsabilidad.<br />
A medida que crece el<br />
número de acusaciones, algunos temen<br />
que sea más fácil hacer caso omiso de<br />
ellas o desecharlas como propaganda<br />
partidista. “Miles de ojos ven más que<br />
unos pocos –dice Alex Safian, de CAME-<br />
RA– pero el hecho de que haya tantas<br />
falsas denuncias desembocará<br />
en que la gente no preste<br />
atención.”<br />
La acumulación de acusaciones<br />
y desmentidos disminuye<br />
su credibilidad y diluye<br />
su amplia influencia.<br />
“Honest Reporting presenta<br />
una falta de ecuanimidad<br />
tan evidente –afirma Greg<br />
Philo–que no resulta verosímil.”<br />
Algunos autores de<br />
blogs han abandonado cualquier<br />
pretensión de independencia.<br />
The Jawa Report<br />
–también integrado en Pajamas Media–,<br />
tiene como encabezamiento del sitio<br />
una cita de Thomas Mann: “La tolerancia<br />
se convierte en un crimen cuando<br />
lo que se tolera es la maldad.” En<br />
tales casos, las críticas y los comentarios<br />
que las acompañan parecen concebidas<br />
para reafirmar la creencia de que los<br />
medios de comunicación dominantes<br />
están impregnados de parcialidad institucional,<br />
algo que esos medios niegan<br />
con rotundidad.<br />
“Dan por sentado que todos estamos<br />
muy politizados –afirma Ethan<br />
Bronner, del “New York Times”–. Según<br />
Los periodistas<br />
alertan de que<br />
la autocensura<br />
y los excesos<br />
de objetividad<br />
comportan el<br />
riesgo de una<br />
información<br />
sin contenido<br />
narrativo,<br />
insulsa, vacua<br />
y distante<br />
mi experiencia, sucede lo contrario.” Si<br />
un periodista del “New York Times” no<br />
informara de manera equilibrada y sin<br />
prejuicios, “no sobreviviría en el periódico”,<br />
añade Bronner. “Todo el mundo<br />
sospecha de nuestras intenciones –dice<br />
Georgina Henry, del “Guardian”–. Nadie<br />
cree que hacemos lo que hacemos<br />
por buenas razones periodísticas.”<br />
La atención que reciben afecta a<br />
los medios. “Sería insensato afirmar<br />
que no tiene efecto alguno”, reconoce<br />
Bronner. <strong>El</strong> más inmediato es que los comentarios<br />
sobre un artículo que se ha<br />
publicado primero en edición digital<br />
pueden ocasionar cambios en el artículo<br />
impreso: “A veces, el que se queja tiene<br />
razón y eso puede afectar al contenido<br />
de algún artículo en el periódico<br />
del día siguiente.”<br />
A una escala mayor, puede provocar<br />
incluso a cambios en la política editorial,<br />
en particular en el caso de medios<br />
que se enorgullecen de su responsabilidad<br />
y objetividad. Reuters reforzó su<br />
código de conducta editorial<br />
e incrementó las salvaguardas<br />
contra la manipulación<br />
de imágenes después<br />
del descubrimiento<br />
del caso Adnan Hajj, por<br />
ejemplo. <strong>El</strong> defensor de los<br />
lectores del “Guardian” investigó<br />
las acusaciones de<br />
Zombietime y publicó una<br />
respuesta en el periódico.<br />
La BBC encargó un importante<br />
informe independiente<br />
sobre su cobertura<br />
del <strong>conflicto</strong> palestino-israelí<br />
durante el último año, lo que ha<br />
afectado la posterior presentación del<br />
<strong>conflicto</strong> tanto en la televisión como en<br />
su sitio de internet. Ahora bien, el intento<br />
de que la cobertura periodística<br />
sea tan objetiva como sea posible comporta<br />
el riesgo de que los medios eliminen<br />
contenido narrativo y la conviertan<br />
en árida y distante. Según Greg<br />
Philo, la autocensura “convierte la cobertura<br />
en algo insulso y vacuo; se dejan<br />
de lado las cuestiones polémicas”.<br />
<strong>El</strong> efecto de las críticas en el público<br />
resulta menos claro. Muchas personas<br />
las conocen. Little Green Footballs<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 97
tiene entre 60.000 y 100.000 visitantes diarios. <strong>El</strong><br />
documental confeccionado y publicado en internet<br />
por Richard Landes sobre el caso de<br />
Mohamed al Dura ha sido visto, según afirma,<br />
unas 100.000 veces. Honest Reporting asegura<br />
que tiene más de 140.000 suscriptores. Sin embargo,<br />
es imposible determinar si la lectura de<br />
blogs o la visión de vídeos logra que el público se<br />
interrogue sobre el incidente específico del que<br />
tratan o si hace que se pierda la confianza en los<br />
medios dominantes.<br />
Para muchos, el examen convierte sencillamente<br />
un tema que ya era de por sí muy complicado<br />
en algo que todavía lo hace mucho más.<br />
Si el público no está versado en los vericuetos del<br />
<strong>conflicto</strong>, los análisis detallados y el acaloramiento<br />
que suscitan pueden ahuyentarlo. Esta<br />
incomprensión puede empeorar cuando, para<br />
evitar la controversia, las noticias se concentran<br />
en dar testimonio de la violencia, pero evitan<br />
explicarla o culpan sólo a una de las partes.<br />
La gente puede “tener la impresión de encontrarse<br />
ante un ciclo imparable de violencia”,<br />
afirma Chris Doyle, de CAABU. A su vez, ello puede<br />
alimentar la creencia de que el <strong>conflicto</strong> es insoluble,<br />
de que los culpables son todos y nadie,<br />
y de que es mejor no hacer caso a los participantes<br />
y abandonarlos a su suerte. Uno de los<br />
mejores ejemplos de esta actitud quizá sea un reciente<br />
artículo de Edward Luttwak en la revista<br />
“Prospect”, titulado Por qué no importa Oriente<br />
Medio. Luttwak argumenta que “dedicamos demasiada<br />
atención a Oriente Medio” y le concedemos<br />
demasiada relevancia geopolítica.<br />
Asimismo, hay que considerar el efecto que<br />
tiene semejante examen añadido en los periodistas<br />
que trabajan sobre el terreno. Aquellos con<br />
quienes he hablado dicen que ser objeto de creciente<br />
examen no les afecta demasiado. Tienen<br />
otras preocupaciones más apremiantes que los<br />
airados autores de blogs. En Gaza, por ejemplo,<br />
los últimos años se han caracterizado por “la<br />
anarquía, el desorden y el caos”. Un joven productor<br />
de la BBC en Gaza me contó que hay un<br />
número cada vez mayor de milicias, cada una<br />
con sus propias prioridades y dispuesta a asesinar<br />
o secuestrar a cualquier periodista que consideren<br />
que los insulta o tergiversa. “Una sola palabra<br />
puede cambiar el sentido de un reportaje<br />
–me aseguró–; tienes que ser precavido y estar<br />
atento, tienes que acudir a muchas fuentes.”<br />
Donald MacIntyre, que ha informado desde<br />
Oriente Medio durante muchos años para el<br />
“Independent”, cree que el examen no es malo<br />
en sí: “Me parece que los periodistas deben ser<br />
98 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LA ‘VIGILANCIA’ MEDIÁTICA<br />
responsables, no puedes evitar el hecho de que<br />
aquí estás en una pecera.” Sin embargo, subraya<br />
que muchas de las críticas se formulan en tercera<br />
persona y, por lo tanto, las desconoce. Se publican<br />
de manera dispersa en internet y no se dirigen<br />
directamente al periodista y, a menudo,<br />
tampoco al medio. Si alguien plantea un importante<br />
motivo de preocupación, hay que tenerlo<br />
en cuenta, pero “no puedes estar todo el rato<br />
mirando a tu espalda”.<br />
Cuando se plantean y se siguen asuntos serios,<br />
éstos pueden tener un efecto más directo en<br />
el periodista. Chris McGreal escribió dos reportajes<br />
especiales para el “Guardian” en febrero de<br />
2006 donde comparaba la situación de <strong>Israel</strong> con<br />
el sistema de apartheid en Sudáfrica. CAMERA<br />
planteo enérgicas objeciones a ambos reportajes,<br />
primero ante el periódico y luego ante la<br />
Comisión de Quejas sobre la Prensa. Aunque la<br />
comisión resolvió a favor del periodista, el proceso<br />
fue agotador para ambas partes. En el verano<br />
de 2006, McGreal fue transferido de la sección<br />
de Oriente Medio a la de África.<br />
Sin embargo, quizá el efecto más importante<br />
sea la politización respecto a los periodistas.<br />
Con la vasta y creciente atención que reciben<br />
medios y periodistas, estos últimos se han convertido<br />
a su vez en parte de la historia. Acusarlos<br />
de tendenciosidad y dudar de sus intenciones<br />
pude tener dos significativas consecuencias,<br />
ninguna benéfica. Los vuelve más vulnerables<br />
frente a la violencia, el secuestro o el asesinato.<br />
<strong>El</strong> INSI ha contabilizado que 84 periodistas fueron<br />
asesinados en el primer semestre de 2007.<br />
Sólo en Iraq, fueron asesinados 108 y secuestrados<br />
49 desde 2003. Al menos 16 periodistas han<br />
sufrido secuestros en Gaza desde 2004, cuatro de<br />
ellos en el primer semestre de 2007.<br />
Por otra parte, el incremento del riesgo y las<br />
intensas críticas pueden disuadir a los periodistas<br />
de ir a Oriente Medio, y a los medios de enviarlos.<br />
<strong>El</strong> periodista de la BBC Alan Johnston era<br />
el único corresponsal extranjero que residía en<br />
Gaza. Durante tres años, informó desde la franja<br />
y gozaba de buena reputación tanto entre los<br />
palestinos como entre los israelíes. <strong>El</strong> 12 de marzo<br />
de 2007 fue secuestrado por un grupo de milicianos,<br />
que lo retuvieron durante 114 días antes<br />
de liberarlo. La BBC ha anunciado que no tiene<br />
la intención de enviar otro corresponsal a<br />
Gaza. <strong>El</strong> resultado será que recibiremos mucha<br />
menos información procedente de una zona de<br />
vital importancia internacional.<br />
© Martin Moore, 2007<br />
Confraternizar<br />
con el enemigo<br />
Said Aburish<br />
ESCRITOR Y BIÓGRAFO DE SADDAM HUSSEIN. AUTOR DEL LIBRO<br />
NASSER, EL ÚLTIMO ÁRABE<br />
F<br />
UI CRIADO EN UN AMBIENTE LIBERAL<br />
infrecuente entre palestinos. La<br />
relación con judíos e israelíes tuvo<br />
lugar de hecho incluso cuando<br />
los árabes la consideraban<br />
cuestionable y peligrosa. Esta<br />
permisividad, que venía de mis<br />
padres, se remonta a la guerra<br />
árabe-israelí de 1948. Desafortunadamente, mi<br />
compromiso permanente con la imparcialidad<br />
y ausencia de prejuicios se ve asediado por el reciente<br />
brutal bombardeo israelí de Gaza, la invasión<br />
de Líbano en el verano de 2006 y una generalizada<br />
y ciega determinación por parte de<br />
<strong>Israel</strong> y Estados Unidos de negar sus derechos a<br />
los palestinos. Además, todo lo que puedo mostrar<br />
como partidario y convencido de la empatía<br />
y compasión humana son tres tíos muertos,<br />
20 parientes en cárceles israelíes y la indignidad<br />
de ser tratado como un criminal cada vez que<br />
voy a Jerusalén.<br />
Mi padre fue un hombre autodidacta que pasó<br />
de ocuparse en trabajos esporádicos a convertirse<br />
en un famoso corresponsal para el<br />
“Daily Mail”, “The New York<br />
Times” y la revista “Time”. Era<br />
un decidido partidario palestino<br />
del muftí radical de Jerusalén,<br />
pero el factor que cabe<br />
destacar en su caso es que<br />
sus diversas tareas le pusieron<br />
en contacto con extranjeros<br />
y judíos, y tal trato y experiencia<br />
cuajó en una forma<br />
altamente personal de humanitarismo. Su historial<br />
de logros en la rebelión antibritánica palestina<br />
de 1936 y en la guerra de 1948 le permitió<br />
mantener una actitud notablemente personal<br />
e individual sin verse por ello en apuros.<br />
“Tengo tres tíos<br />
muertos, 20 parientes<br />
encarcelados en <strong>Israel</strong><br />
y sufro la indignidad<br />
de ser tratado como<br />
un criminal cada vez<br />
que viajo a Jerusalén”<br />
Consideró que el sionismo era un movimiento<br />
político que debía ser tratado como tal, lo que excluía<br />
el uso de la más nimia expresión peyorativa<br />
para describir a los judíos.<br />
Mi madre, siendo como era una persona típicamente<br />
sumisa, era también de talante humanista,<br />
realista y pragmática, y no dejaba de<br />
elevar sus plegarias por una victoria árabe. Decía<br />
que los judíos eran “seres humanos como nosotros”<br />
y sostenía que “si los británicos nos dejaban<br />
solos, nos llevaríamos bien”.<br />
De niños, y por raro que parezca, la forma de<br />
pensar de nuestros padres no nos causó problemas.<br />
Comprendíamos que nuestro enemigo era<br />
de humana condición.<br />
Mis hermanos y yo estábamos muy orgullosos<br />
de los logros árabes de nuestro padre, de<br />
modo que aun siendo consciente de su intenso<br />
compromiso, se refería jocosamente a un amigo<br />
israelí como “el músculos” –era realmente grueso–<br />
y en 1948 se conjuró con el periodista israelí<br />
David Sarafin para poner a salvo a árabes y<br />
judíos –Larry Collins y Dominique Lapierre lo<br />
documentaron en ¡Oh, Jerusalén!<br />
Después de la derrota bélica<br />
árabe en la guerra de<br />
1948, nos trasladamos a Beirut<br />
como refugiados palestinos,<br />
pero ello no hizo mella<br />
en la manera de pensar de<br />
mis padres. En 1949 me mandaron<br />
al International College<br />
(IC) de la Universidad Americana<br />
de Beirut como alumno<br />
interno. Fue la primera prueba para comprobar<br />
si las cosas que había aprendido en casa<br />
resistirían las abrumadoras presiones del mundo<br />
exterior. <strong>El</strong> IC era el caldo de cultivo de futuros<br />
líderes y políticos radicales. Ocasionalmente<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 99
nuestras pasiones nos arrastraban más allá de<br />
las palabras y nos alborotábamos, hacíamos<br />
huelgas de hambre y cuando todo esto fallaba<br />
creábamos sociedades supersecretas cuya finalidad<br />
permanente era “liberar el mundo árabe<br />
del colonialismo y devolver a Arabia a su antigua<br />
gloria”. Estas charlas contribuían a que nos sintiéramos<br />
mejor.<br />
En el IC era popular, jugaba a fútbol y tenis<br />
y podía exhibir un errático aunque prometedor<br />
expediente académico. Alborotaba cuando mis<br />
compañeros alborotaban de la misma forma<br />
que fumaba cuando ellos lo hacían. No obstante,<br />
esta vida corriente y normal auguraba su propio<br />
fin y así fue como me alisté en una de las sociedades<br />
supersecretas. Me uní a una llamada Al<br />
Khalas (Salvación) y participé a fondo en sus verborreicas<br />
y pretenciosas actividades.<br />
Meses después de unirme a Al Khalas, mi<br />
buen amigo Ahmad Zu’bi quebrantó las reglas<br />
de la sociedad y antepuso “a la causa” su lealtad<br />
personal hacia mí. Me habló de un movimiento<br />
en ciernes para echarme de Al Khalas y me rogó<br />
que tratara de eliminar cualquier factor que<br />
pudiera favorecerlo, por ejemplo el hecho de que<br />
yo había entablado amistad con un tal Yussuf<br />
Kalabi y había ido al cine con él. Yussuf Kalabi y<br />
su hermano eran los únicos judíos en la IC.<br />
Los Kalabis eran de Bagdad, pero se habían<br />
trasladado a Beirut después de que el sentimiento<br />
antijudío en Iraq motivara que la vida<br />
allí fuera insegura. Eran refugiados, como yo.<br />
Yussuf era un buen estudiante con una personalidad<br />
extrovertida, pero su hermano era distinto.<br />
Yussuf y yo compartíamos un cariño especial<br />
hacia Lana Turner. Habíamos ido al cine<br />
a ver a nuestra sex symbol.<br />
De repente, resultó que las fantasías sexuales<br />
que compartía con Yussuf Kalabi equivalían<br />
a una traición. O hacía caso de mi tendencia natural,<br />
de hecho mi conocimiento de la persona<br />
y la situación, que me decían que Yussuf Kalabi<br />
era un buen chico y buen compañero, o tenía<br />
que dejar de tratarle por su fe religiosa.<br />
Zu’bi sabía que Yussuf era un buen tipo. Sin<br />
embargo, respondió a mis protestas con un “puede<br />
ser muy buen chico, pero estamos en combate;<br />
es un judío y no hay forma de que sepamos<br />
si es un espía israelí o no”. Le pregunté a Ahmed<br />
qué espiaría Yussuf Kalabi y respondió sin vacilar:<br />
“A nosotros, el grupo Al Khalas.” Negar la importancia<br />
del grupo Al Khalas hubiera significado<br />
negar el derecho de los jóvenes árabes a soñar,<br />
el abandonar ser un joven árabe que veía la<br />
luz al final del oscuro túnel histórico.<br />
100 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
CONFRATERNIZAR CON EL ENEMIGO<br />
Pensé en el orgulloso historial de mi padre,<br />
en la muerte del tío Ali luchando por Jerusalén<br />
y en el primo que había salido a hacer guardia<br />
y nunca volvió. Yo era un simple refugiado palestino<br />
cuyo único pecado era que le gustaba<br />
Lana Turner, pero todo era inútil. Lo que importaba<br />
era que un puñado de buen intencionados<br />
y exaltados jóvenes árabes pensaban que<br />
Al Khalas era importante. Socavar tal convencimiento<br />
era impensable.<br />
Me negué a que dieran órdenes y decidí<br />
mantener mi amistad con Yussuf Kalabi. Un<br />
año después, de camino a la Westtown School en<br />
Pennsylvania, Yussuf Kalabi fue el único compañero<br />
de clase que vino a darme un cariñoso y<br />
lacrimoso adiós.<br />
En 1952, los seis estudiantes judíos que asistían<br />
a Westtown eran tan fácilmente identificables<br />
como los Kalabis en el IC en Beirut; los estudiantes<br />
–todos blancos– les señalaban con<br />
cuchicheos y gestos furtivos. Yo estaba demasiado<br />
ocupado disfrutando de mi estatus como<br />
estrella de fútbol y formando parte de la elite del<br />
colegio para prestar atención a los prejuicios<br />
WASP (White Anglo-Saxon Protestant).<br />
De hecho, Westtown rebosaba de antisemitas<br />
a la vieja usanza; el compromiso con el cuaquerismo<br />
convirtió el prejuicio en educada condescendencia<br />
que se esforzaba en pasar por<br />
aceptación. Por ejemplo, el compañero de estudios<br />
W. G. era judío, prepotente y poco atractivo;<br />
en varias ocasiones le dije que era un pesado, pero<br />
personalmente no podía aceptar la atribución<br />
común y corriente de la gente de las maneras poco<br />
atractivas de W. a una base racial o histórica.<br />
Para mí, W. no representaba más que su infeliz<br />
persona y presencia. Y, a la inversa, Jack Alofs era<br />
un buen tipo, divertido y de maneras a lo<br />
“Steverino”, por el animado programa televisivo<br />
de los años 50 y 60 The Steve Allen Show, con<br />
la jarana típica de aquella época. La condición judía<br />
de Jack era del tipo atractivo.<br />
Mi preocupación o interés por la vida social<br />
de Westtown no significaba que el problema judío<br />
de Said Aburish no estuviera vivo y presente.<br />
Un estudiante judío simplemente se negó a<br />
aceptar la idea de que un árabe, encima un palestino,<br />
le deslumbrara. Su primer paso contra<br />
mí fue apodarme Squish, apelativo poco atractivo<br />
que quedó, a pesar de mis protestas. Y le<br />
siguió otro que atribuía mi pérdida de peso al hecho<br />
de que echaba en falta la posibilidad de comer<br />
ojos de oveja. <strong>El</strong> tercer signo de menosprecio<br />
no dio en el blanco; F. dijo a todo el mundo<br />
que mis hermanas llevaban cinturones de cas-<br />
CONFRATERNIZAR CON EL ENEMIGO<br />
tidad. Mi orgullo árabe estaba herido, y yo temía<br />
que todo este embrollo perjudicara mi valor<br />
con las chicas.<br />
Por fin, mi enfrentamiento con F. culminó<br />
en una pelea enfrente del edificio principal del<br />
colegio, y para regocijo de los espectadores anglosajones<br />
le propiné a F. un puñetazo que le<br />
dejó un ojo amoratado. <strong>El</strong> director, Dan Test,<br />
nos dijo que éramos un par de “estúpidos”.<br />
Después de Westtown, mis relaciones con<br />
los judíos fueron inexistentes hasta que fui a la<br />
Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago<br />
y me adherí a la fraternidad Psi Upsilon<br />
siendo conocedor de que los miembros más activos<br />
de entonces eran judíos. No era la primera<br />
vez que tenían problemas con los antiguos<br />
alumnos que no querían entregar el viejo bastión<br />
WASP a los judíos. Los estudiantes pretendían<br />
rectificar y “encauzar” la situación.<br />
Los estudiantes ayudaban económicamente<br />
a la fraternidad y la supresión de las siempre<br />
necesarias donaciones nos acarreó a todos un<br />
verdadero problema. Nosotros, los estudiantes<br />
residentes, debíamos decidir si sucumbir a<br />
las presiones externas o sufrir las consecuencias<br />
económicas. Los estudiantes residentes, entre<br />
cuyos líderes me contaba, no perdimos el tiempo<br />
en abroncar a los viejos intolerantes.<br />
Mi participación en el enfrentamiento abrigaba<br />
tras de sí una simple razón. Yo creía que<br />
una persona contraria a los judíos es naturalmente<br />
contraria a los árabes. Pero, para mi extrañeza,<br />
a algunos miembros judíos de la fraternidad<br />
les molestaba mi postura. Mientras<br />
que la mayoría juzgaba que era la postura de un<br />
liberal, quienes se sentían molestos interpretaban<br />
que se les privaba del derecho de abrigar<br />
prejuicios contra mí.<br />
Para mí, lo importante era el efecto positivo<br />
que mi actitud ejercía sobre otras personas<br />
cuya amistad yo valoraba. La idiotez de todo ello<br />
se vio desenmascarada poco después de que la<br />
cuestión se resolviera, cuando los “miembros<br />
activos” dieron una fiesta para la vieja guardia<br />
para enterrar el hacha de guerra. Durante la<br />
fiesta, un ex alumno de unos 60 años estaba de<br />
pie hablando con dos miembros judíos al otro<br />
lado de la sala donde yo me hallaba. Según mi<br />
amigo Bob Bloomer, el veterano señaló hacia<br />
mí con el dedo y dijo: “Tenéis demasiados judíos<br />
aquí.”<br />
Si por una parte mi época en Psi Uspilon<br />
fue un período despreocupado, alegre y lleno<br />
de idealismo y la estancia en Beirut sólo pareció<br />
ampliar perspectivas de manera retrospec-<br />
tiva, mis años en Nueva York –volví a Estados<br />
Unidos en 1961– fueron los que contaron de<br />
verdad. Conseguí un empleo en la empresa de<br />
publicidad Ted Bates Advertising que, como el<br />
resto del sector de la publicidad, empleaba bastantes<br />
judíos. No llevarse bien con un westtowniano<br />
o uno de Psi Upsilon podía entrar<br />
aún en los límites razonables y era cuestión susceptible<br />
de ser manejable, pero no llevarse<br />
bien con colegas de la empresa podía acarrear<br />
la pérdida del empleo.<br />
Como de costumbre, el tema de quién era<br />
yo y cómo debía ser tratado volvía a la gente esquiva,<br />
y los empleados judíos de Ted Bates se dividieron<br />
en dos grupos. Había quienes me miraban<br />
con buenos ojos y me apreciaban como<br />
si yo fuera un estadounidense de primera generación:<br />
personas que hacían honor al ideal de<br />
Estados Unidos como nación de inmigrantes. Y<br />
había otros cuya simpatía hacia el sionismo e<br />
<strong>Israel</strong> excluía la aceptación de un inmigrante si<br />
éste era palestino.<br />
<strong>El</strong> modo en que la gente se comportaba entre<br />
estas dos definiciones generales difería considerablemente.<br />
Win Levine, entonces director<br />
creativo de Ted Bates y un irreverente liberal<br />
de la vieja escuela, decidió aceptarme. Me<br />
informó sobre las intrigas y la superficialidad<br />
del negocio y sobre cómo funcionaba. Le devolví<br />
el favor contándole anécdotas de Oriente<br />
Medio. Otros, en fin, eran capaces de pequeños<br />
actos de amistad que significaban más de lo que<br />
ellos jamás podrían llegar a figurarse.<br />
En el otro lado estaban las personas que<br />
me trataban como si yo padeciera un resfriado<br />
o una enfermedad infecciosa más grave.<br />
Limitaban sus intercambios a expresiones monosilábicas<br />
que limitaban al mínimo posible. No<br />
era una vida fácil y pese a este boicot parcial fui<br />
ascendido a supervisor de cuentas con varios ejecutivos<br />
del departamento bajo mis órdenes.<br />
Muy a menudo delegué en jóvenes colegas subalternos<br />
la asistencia a reuniones en mi representación<br />
para evitar enfrentarme con personas<br />
a las que no les gustaban los árabes.<br />
Dos incidentes de este período merecen<br />
mención. <strong>El</strong> primero tuvo relación con Murray<br />
Lehrman, un supervisor creativo bajo el mando<br />
de mi amigo Win Levine. <strong>El</strong> segundo tuvo que<br />
ver con Mike Stern, un director de cuentas que<br />
llegué a admirar enormemente.<br />
Murray Lehrman tenía el típico temperamento<br />
de un escritor de material publicitario<br />
y era firmemente pro israelí. Le incomodó<br />
mi poder de veto como supervisor de cuentas so-<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 101
102 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
CONFRATERNIZAR CON EL ENEMIGO<br />
bre los materiales que él producía. Lo único<br />
que este enfrentamiento natural necesitaba para<br />
empeorar la situación era que yo fuera palestino;<br />
en una palabra, mi palestinidad.<br />
Cada vez que rechacé un anuncio creado por<br />
Murray, éste abandonaba mi despacho mascullando<br />
su descontento. Win Levine y yo solíamos<br />
reírnos con la imitación que Win hacía de<br />
Murray diciendo “el árabe ha rechazado otro excelente<br />
anuncio, no funciona en el oasis”, En realidad,<br />
el árabe se esforzaba al<br />
“Algunos judíos<br />
me apreciaron<br />
como un<br />
inmigrante<br />
de nueva<br />
generación<br />
mientras otros,<br />
simpatizantes<br />
de <strong>Israel</strong> y del<br />
sionismo, me<br />
excluyeron por<br />
mi procedencia<br />
palestina”<br />
máximo para mantener la situación<br />
dentro de sus estrechos<br />
límites naturales que implicaba<br />
evitar que los desacuerdos sobre<br />
anuncios de chocolate M&M no<br />
se convirtieran en violaciones<br />
de la tregua árabe-israelí.<br />
En 1967, la ocupación israelí<br />
de Cisjordania y Gaza incluía<br />
mi ciudad natal de<br />
Betania, donde muchos miembros<br />
de mi familia viven todavía.<br />
Los exiliados Aburish perdieron<br />
todo contacto con la rama<br />
de Betania y se<br />
desesperaban al oír lo que les había sucedido.<br />
Cuando mis problemas llegaron a sus oídos,<br />
Murray vino a verme. Se quedó en la puerta de<br />
mi despacho, abotonando su chaqueta. Pasó<br />
inusitadamente su mano dos o tres veces sobre<br />
su pelo gris y habló titubeante: “Said, he oído<br />
que tienes familia en Cisjordania e intentas<br />
contactar con ellos. ¿Puedo hacer algo? Tengo<br />
muchos amigos en <strong>Israel</strong> y estaría encantado en<br />
pedirles que se enteren de la situación de los tuyos.”<br />
Mis ojos se tornaron llorosos, mi voz se entrecortó<br />
y lo único que acerté a decir fue “no pasa<br />
nada, Murray, alguien de la revista “Time” va<br />
a ir a verles”. Me levanté, me acerqué adonde estaba<br />
y le di la mano en silencio.<br />
Meses después, Bates decidió trasladarme<br />
a Los Ángeles para dirigir allí su oficina.<br />
Una de mis primeras decisiones era reclutar<br />
nuevos talentos; uno de los seleccionados<br />
era un joven director de cuentas con una reputación<br />
de considerable sangre fría y daliniano<br />
bigote llamado Mike Stern.<br />
Cinco días después de que Mike aceptara<br />
el trabajo y mientras nos preparábamos para<br />
trasladarnos a Los Ángeles, el presidente<br />
de Ted Bates me llamó inesperadamente a<br />
una reunión.<br />
Archibald McGhee Foster Jr. se caracterizaba<br />
por sus maneras bruscas. Se llevó la sorpresa del<br />
siglo cuando me negué a echar a Mike Stern porque<br />
a uno de los clientes en Los Ángeles no le<br />
gustaban los judíos. Mascullando no se qué a<br />
propósito de la impía alianza árabe-judía, no podía<br />
creer que yo preferiera dimitir que echar a<br />
Stern. Gané.<br />
Mike y yo nos fuimos los dos a Los Ángeles y<br />
él desempeñó sus funciones admirablemente;<br />
de hecho, gustó mucho a los clientes que se suponía<br />
iban a odiarle. Nunca dejé pasar la oportunidad<br />
de explicárselo a Archie.<br />
Al poco tiempo, en uno de esos amargos giros<br />
que ponen a prueba la confianza en uno mismo,<br />
empecé a tener problemas con un cliente<br />
que ponía objeciones a todo lo que yo hacía.<br />
Mike Stern, en medio de grandes apuros que le<br />
llevaron al borde del llanto, me explicó que el<br />
cliente judío era un “racista intolerante”. Intenté<br />
una y otra vez granjearme la simpatía del causante<br />
de mis males en tanto Mike Stern siempre<br />
estaba al quite para ofrecerme apoyo y comprensión,<br />
esfuerzo inútil que le dejó frustrado.<br />
Finalmente, después de darle muchas vueltas,<br />
acepté el fracaso y dimití. Mike Stern ofreció dimitir<br />
conmigo pero le convencí de que no lo hiciera.<br />
Yo necesitaba que él permaneciera allí<br />
como símbolo viviente de aquello en lo que creía<br />
y reproche a las mentes estrechas que han respaldado<br />
el desfile de la locura y la necedad a lo<br />
largo de toda la historia.<br />
Volví a Nueva Cork, donde Win Levine estaba<br />
presto a ayudar en cualquier circunstancia;<br />
recibí una llamada emocionada de Murray Lehrman,<br />
quien me daba cuenta de que Lynn Epstein<br />
me ofrecía una habitación en su apartamento.<br />
Pero, sobre todo, recibí una carta afable y cordial<br />
de Mike Stern que me confesaba lo mucho que<br />
había significado para él trabajar conmigo.<br />
Todo ello me hizo sentir que estaba ganando y<br />
renuncié a rendirme.<br />
Conseguí otro trabajo en Nueva York y me<br />
trasladé a Londres al cabo de un año. En realidad<br />
no huía, era un ascenso. Las cosas en Londres<br />
guardaron escasa relación con cuanto he mencionado,<br />
cosa que atribuí generosamente a la<br />
madurez inglesa, aunque todo saltó hecho trizas<br />
debido a una venganza.<br />
Todo ocurrió durante las audiencias del caso<br />
Watergate en 1973, en un pequeño restaurante<br />
chino en King’s Road. Una pareja inglesa de<br />
mediana edad y chapada a la antigua con su típica<br />
tendencia a hablar en voz alta se sentaba enfrente<br />
de nosotros discutiendo los acontecimientos<br />
en Washington mientras el resto de los<br />
comensales se veían obligados a hacer de pú-<br />
blico. Estaban a favor de Nixon y lo hacían saber<br />
de la manera menos atractiva. En un momento<br />
la mujer gritó: “Es un buen presidente, y estoy<br />
seguro de que el pueblo norteamericano le quiere.<br />
Son los judíos, los espantosos judíos de Nueva<br />
York que controlan la prensa, los que no le quieren.”<br />
Las súplicas de mi socio cayeron en saco roto<br />
y me vi a mí mismo respondiendo abiertamente.<br />
“Señora, por favor, soy judío y de Nueva<br />
York, y le rogaría que no las tomara conmigo en<br />
un lugar público.”<br />
Todo el mundo se quedó en silencio. La señora<br />
ordenó a “Simon” que pagara la cuenta y<br />
se marcharon malhumorados. Un hombre en la<br />
mesa al lado de la mía levantó su vaso para<br />
ofrecerme un brindis y asintió educadamente.<br />
Cuando yo le sonreí y dije, “en realidad soy un<br />
árabe”, brindó por segunda vez y comenzó a reír.<br />
La anécdota dio la vuelta al salón y motivó un<br />
ambiente de concordia espontánea, no ensayada,<br />
de modo que todos los clientes se pusieron<br />
a charlar entre sí.<br />
Aparte de este incidente, mis experiencias<br />
con judíos mientras en Londres son más satisfactorias<br />
que las de Estados Unidos. Asocio uno<br />
de mis recuerdos más agradables durante mis<br />
largos años en Londres a mi primera reunión<br />
con Mark Kravitz, entonces responsable de la sección<br />
de internacional del periódico “Liberation”<br />
de París. Mark y yo habíamos hablado por teléfono<br />
pero nunca nos habíamos conocido y él había<br />
venido a Londres especialmente para verme.<br />
Como suele ser típico, me llevó a un restaurante<br />
de lujo llamado Mr Thompson.<br />
Mark y yo bebimos buenas botellas mientras<br />
hablábamos de los asuntos de Oriente Medio.<br />
Hacia el final proporcioné a Mark una síntesis de<br />
varios artículos que yo quería escribir para su periódico.<br />
Aunque encantado y complacido, expresó<br />
su preocupación por los eventuales problemas<br />
ya que mi intención era criticar tanto a<br />
los árabes como a <strong>Israel</strong> de forma vehemente.<br />
Asentí, pero dije a mi vez que llamar las cosas<br />
por su verdadero nombre era una conducta periodística<br />
correcta y apropiada. Mark asintió a su<br />
vez, algo a regañadientes. Cuando nos separamos<br />
en la puerta del restaurante, Mark instintivamente<br />
me dio un abrazo y tomándome por<br />
el hombro me susurró al oído: “Por el amor de<br />
Dios, ten cuidado, ten cuidado, por favor.”<br />
Mi amistad con Mark Kravitz sigue en pie. Y<br />
ésta es también la historia de mi amistad con dos<br />
hermanastras judías sudafricanas que conocí<br />
hace 20 años. Nos vemos con regularidad, discutimos<br />
interminablemente y solemos referirnos a<br />
CONFRATERNIZAR CON EL ENEMIGO<br />
la inhumanidad presente en la especie humana.<br />
En 1991 sufrí una grave hemorragia interna<br />
y padecí cinco minutos de terror durante los cuales<br />
fui incapaz de alcanzar el teléfono para pedir<br />
ayuda. Finalmente pude llamar a Shelley Borkum.<br />
“Shell –le dije–, necesito una ambulancia,<br />
tendré la puerta abierta para que entres, pero<br />
pierdo el conocimiento cada dos minutos.”<br />
Shelley y la ambulancia llegaron en seguida y estoy<br />
vivo para contarlo.<br />
Mientras aún seguía en el hospital, Shelley,<br />
su hermana y su madre Jean me visitaban a diario.<br />
“Escucha Abu –dijo Shell con su habitual vitalidad–,<br />
hemos de irnos, pero aquí tienes los números<br />
de teléfono donde puedes encontrarnos.”<br />
Miré los cinco números de teléfono a través de<br />
ojos húmedos y no me parecieron judíos.<br />
Mis recuerdos como un árabe entre judíos<br />
acuden si cabe más puntualmente a mi mente<br />
por el deterioro de las relaciones que tratan de<br />
tenderse entre árabes y judíos para establecer<br />
una amistad por encima de los continuos estragos.<br />
Me duele observar que mis relaciones y<br />
contactos con amigos judíos ya no son fáciles.<br />
Descubrir que en Jerusalén, por primera vez<br />
desde 1967, los árabes y judíos no ya no comen<br />
en restaurantes recíprocos me deja hecho polvo.<br />
Detesto no actuar de forma natural cuando<br />
hablo con amigos. No hablo abiertamente por temor<br />
a ofender y ellos hacen lo propio. Y así<br />
nuestro diálogo es cada vez más limitado.<br />
Reitero que miembros de mi familia han<br />
muerto luchando contra <strong>Israel</strong>, otros han sido<br />
encarcelados y torturados, decenas de nosotros<br />
vivimos como refugiados ambulantes de aquí<br />
para allá y nuestras tierras han sido expropriadas.<br />
Mi visión de <strong>Israel</strong> es distinta de mi visión de<br />
los judíos, aunque no soy tan tonto como para<br />
negar que no están relacionadas.<br />
Quiero dirigir una breve carta a mis amigos<br />
judíos, Yussuf Kalabi, Armund Matussen, Win<br />
Levine, Lynn Epsteen, Mike Stern, Mark Kravitz<br />
y la familia Borkum.<br />
Amigos míos: vosotros y yo tenemos obligaciones<br />
morales que no podemos eludir. Para<br />
mí, el hecho de que el destino nos envuelva<br />
crecientemente entraña un mayor apremio para<br />
intentar influir en el rumbo del <strong>conflicto</strong> entablado<br />
entre nuestros pueblos. Por favor, sigamos<br />
debatiendo las cosas. No adoptemos las estrechas<br />
miras de este mundo en que vivimos<br />
dándole una victoria inmerecida y echando por<br />
la borda todo lo que nos ha caracterizado y singularizado<br />
a ambos –a los unos a los ojos de los<br />
otros– a lo largo de los decenios.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 103
para saber más literatura<br />
cine<br />
viajes<br />
webs<br />
libros<br />
LA PRODUCCIÓN BIBLIOGRÁFICA SOBRE EL CONFLICTO ÁRABE IS-<br />
RAELÍ ES ABUNDANTE. LA ACADEMIA ESPAÑOLA, SIEMPRE A RE-<br />
MOLQUE EN EL ESTUDIO DE LOS TEMAS INTERNACIONALES, EMPIE-<br />
ZA A TENER UNA IMPORTANTE PRODUCCIÓN SOBRE ESTE TEMA, RE-<br />
FLEJO, A SU VEZ, DE LAS NUEVAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN DE LA<br />
UNIVERSIDAD. EN MI OPINIÓN, ENTRE LOS ESTUDIOS PUBLICADOS,<br />
TODOS ELLOS RIGUROSOS Y DE PRIMERA LÍNEA, SE ECHAN EN FAL-<br />
TA –TRADUCCIONES INCLUIDAS– ALGUNOS TRABAJOS MÁS CRÍTICOS<br />
CON LA REALIDAD PALESTINA.<br />
<strong>El</strong> muro de hierro<br />
<strong>Israel</strong> y el mundo árabe<br />
AVI SHLAIM. EDITORIAL ALMED (GRANADA), 2003. 780 PÁGINAS.<br />
Muchas veces se ha escrito que el <strong>conflicto</strong> entre<br />
<strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> va más allá de un enfrentamiento<br />
entre dos contendientes, ya que hunde sus raíces en<br />
las problemáticas relaciones entre el Estado judío y<br />
sus vecinos árabes. En su génesis y en su resolución,<br />
este <strong>conflicto</strong> tiene un componente regional<br />
inherente al mismo. Es éste el tema que trata el libro<br />
de este profesor de la Universidad de Oxford. La<br />
doctrina del muro de hierro hace referencia a la<br />
denominación que los sionistas revisionistas de<br />
Jabotinsky daban al principio fundamental por el<br />
que, según su punto de vista, debían regirse las<br />
relaciones entre el futuro Estado judío y sus vecinos<br />
árabes: cualquier negociación debía hacerse desde<br />
una clara y contundente superioridad militar para, de<br />
esta forma, asegurar los objetivos del sionismo. Este<br />
principio es el que para Avi Shlaim ha predominado<br />
en la política exterior israelí, haciendo imposible<br />
cualquier solución a este duradero <strong>conflicto</strong>. Para<br />
defender esta tesis, Shlaim analiza en sucesivos<br />
períodos históricos las relaciones de <strong>Israel</strong> con los<br />
países árabes. Sin duda, una obra fundamental y<br />
global sobre este espinoso tema.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 105
para saber más libros<br />
<strong>El</strong> miedo a la paz.<br />
De la guerra de los<br />
Seis Días a la<br />
segunda intifada<br />
IGNACIO ÁLVAREZ-OSSORIO.<br />
CATARATA (MADRID), 2007. 280<br />
PÁGINAS<br />
Estamos ante uno de los<br />
máximos especialistas<br />
españoles en el <strong>conflicto</strong><br />
árabe-israelí. Prueba de ello<br />
es la importante producción<br />
bibliográfica y de otro tipo<br />
que tiene este profesor del<br />
Área de Estudios Árabes e<br />
Islámicos de la Universidad<br />
de Alicante. Sin duda, junto<br />
a otros, exponente de una<br />
generación de nuevos<br />
académicos interesados en<br />
investigar y estudiar<br />
cuestiones internacionales.<br />
La importancia de este libro<br />
reside en que el objeto de<br />
estudio se centra en la<br />
evolución de las dinámicas<br />
internas de ambos<br />
contendientes. Del lado<br />
palestino, la tesis del autor<br />
es que a partir de la primera<br />
intifada, las elites que vivían<br />
en los territorios ocupados<br />
consiguieron imponer en la<br />
agenda de la negociación<br />
política, un principio que<br />
ahora aparece fundamental<br />
para la resolución del<br />
<strong>conflicto</strong>: paz por<br />
territorios. En el lado israelí,<br />
Álvarez-Ossorio analiza las<br />
opciones –colonización,<br />
negociación…– que los<br />
distintos gobiernos israelíes<br />
106 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
Víctor Manuel Amado Castro. Profesor investigador del Instituto de Historia Social Valentín de<br />
Foronda (Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea) e investigador invitado en la<br />
Universidad de Tel Aviv<br />
han ido adoptando en este<br />
<strong>conflicto</strong> desde 1967.<br />
Aunque comience a partir<br />
del año 1967, desde mi<br />
punto de vista este libro es<br />
una de las obras clave<br />
escrita en castellano para<br />
entender el <strong>conflicto</strong> israelopalestino.<br />
Además, contiene<br />
un importante apéndice con<br />
mapas, cronología, índice<br />
onomástico, bibliografía y<br />
fuentes en internet. Esta<br />
lectura puede ser<br />
actualizada con el último<br />
trabajo que este autor ha<br />
escrito junto al profesor de<br />
la Universidad Autónoma de<br />
Barcelona Ferran Izquierdo,<br />
y que con el título ¿Por qué<br />
ha fracasado el proceso de paz?<br />
Claves para entender el <strong>conflicto</strong><br />
palestino-israelí (Catarata,<br />
segunda edición actualizada<br />
2007) analiza las causas<br />
del fracaso de los diferentes<br />
acuerdos de paz<br />
entre palestinos e israelíes<br />
hasta la actualidad.<br />
Cicatrices de<br />
guerra, heridas de<br />
paz. La tragedia<br />
árabe-israelí<br />
SHLOMO BEN-AMI. EDICIONES B<br />
(BARCELONA), 2006. 422 PÁGINAS.<br />
Hablar de Shlomo Ben-Ami<br />
supone hacerlo a la vez de<br />
un académico, de un<br />
político y de un<br />
diplomático, con todo lo que<br />
esto representa. Desde esta<br />
triple perspectiva es desde<br />
donde esta personalidad ha<br />
escrito sus últimas<br />
publicaciones relacionadas<br />
con el <strong>conflicto</strong> árabeisraelí.<br />
<strong>El</strong> primero de ellos<br />
fue <strong>Israel</strong> entre la guerra y la<br />
paz (Ediciones B, Barcelona<br />
1999) el segundo ¿Cuál es el<br />
futuro de <strong>Israel</strong>? (Ediciones B,<br />
2001) y el último, por el<br />
momento, Cicatrices de guerra,<br />
heridas de paz. La tragedia<br />
árabe-israelí. Todos ellos<br />
suponen el legado político<br />
que sobre este <strong>conflicto</strong> Ben-<br />
Ami nos va dejando. Pero<br />
quizás sea este último<br />
trabajo el que da una visión<br />
más equilibrada sobre este<br />
tema, ya que, además de ser<br />
crítico con los palestinos y<br />
muy especialmente con<br />
Arafat, mete el dedo en la<br />
llaga de la responsabilidad<br />
israelí. En esta obra Ben-Ami<br />
narra la historia de <strong>Israel</strong> y<br />
de los enfrentamientos<br />
contra sus vecinos árabes,<br />
haciendo especial hincapié<br />
en la guerra de 1967. Fue a<br />
partir de esa confrontación<br />
y como consecuencia de su<br />
abrumadora victoria,<br />
cuando, según Ben-Ami, el<br />
país hebreo se llenó de<br />
autocomplacencia y sobre<br />
todo, fue cuando el discurso<br />
político nacional-religioso<br />
tomó posiciones definitivas<br />
y determinantes en el<br />
tablero político israelí. A<br />
partir de ese hecho, el autor<br />
narra los diferentes<br />
enfrentamientos y sobre<br />
todo los intentos de paz que<br />
ha habido entre árabes e<br />
israelíes. Ben-Ami describe<br />
la situación del <strong>conflicto</strong><br />
árabe israelí después del<br />
11-S, y plantea dos<br />
soluciones para el mismo.<br />
Una retirada unilateral de<br />
Cisjordania como la que se<br />
dio en Gaza, o que la<br />
presión internacional de la<br />
mano de Estados Unidos<br />
haga que las dos partes<br />
alcancen un acuerdo de paz.<br />
The Palestinian-<br />
Arab. Minority in<br />
<strong>Israel</strong>, 1948-2000<br />
AS’AD GHANEM. SUNYPRESS (NUEVA<br />
YORK), 2001. 256 PÁGINAS.<br />
Una de las primeras<br />
cuestiones que tuvo que<br />
abordar el Estado de <strong>Israel</strong><br />
tras su creación, fue el<br />
estatus de la población<br />
palestina que permaneció<br />
en él tenía en el nuevo<br />
Estado hebreo. Desde el<br />
primer momento, esta<br />
minoría luchó por sus<br />
derechos en un Estado que<br />
se denominaba democrático<br />
judío. Esta cuestión, la de la<br />
minoría palestina-árabe en<br />
<strong>Israel</strong> desde el nacimiento<br />
de este país hasta el año<br />
2000, es el tema que aborda<br />
Ghanem en este libro. <strong>El</strong><br />
autor proporciona una<br />
descripción comprensiva del<br />
desarrollo de esta minoría,<br />
planteando sus experiencias<br />
sociales, económicas y<br />
culturales. Al mismo tiempo<br />
nos muestra en torno a qué<br />
formaciones políticas se fue<br />
articulando esta minoría, y<br />
los dilemas a que dichas<br />
formaciones se han tenido<br />
que enfrentar en el<br />
escenario político israelí<br />
que, según su opinión, ha<br />
tenido una clara deriva<br />
étnica judía. Al mismo<br />
tiempo, el autor refleja en<br />
este trabajo la marginación<br />
que han sufrido los<br />
ciudadanos árabes<br />
palestinos que viven en el<br />
Estado de <strong>Israel</strong>, por parte<br />
de sus hermanos de los<br />
territorios ocupados.<br />
Interesante libro que trata<br />
un aspecto de múltiples<br />
aristas consecuencia de este<br />
<strong>conflicto</strong>, para el cual el<br />
autor, investigador de la<br />
Universidad de Haifa (<strong>Israel</strong>),<br />
propone como solución un<br />
Estado binacional.<br />
Hamás. La marcha<br />
hacia el poder<br />
CARMEN LÓPEZ ALONSO. EDITORIAL<br />
CATARATA (MADRID), 2007. 304<br />
PÁGINAS.<br />
Si hay un fenómeno de<br />
singular importancia que ha<br />
irrumpido en los últimos<br />
años dentro de las<br />
dinámicas internas<br />
palestinas, es Hamas. Este<br />
movimiento de resistencia<br />
islámica alcanzó lo que ha<br />
sido hasta el momento su<br />
cenit con la victoria en las<br />
elecciones legislativas<br />
palestinas de enero de 2006.<br />
Este nuevo fenómeno es<br />
abordado en un reciente<br />
libro publicado por la<br />
profesora de la Universidad<br />
Complutense de Madrid<br />
Carmen López Alonso,<br />
profunda conocedora de la<br />
zona. Este trabajo, que<br />
aparece como la primera<br />
publicación en castellano<br />
sobre este fenómeno, nos<br />
explica cómo ha sido posible<br />
que este movimiento haya<br />
desbancado a Al Fatah y a la<br />
OLP del monopolio en el<br />
liderazgo de la resistencia<br />
palestina en los territorios<br />
ocupados. Su génesis, pero<br />
sobre todo su desarrollo y<br />
liderazgo en dichos<br />
territorios se ha basado,<br />
según la autora, en aspectos<br />
como una amplia política<br />
asistencial, educativa y<br />
sanitaria, un discurso que<br />
mezcla además de<br />
radicalismo islámico,<br />
nacionalismo palestino y<br />
una calculada práctica<br />
terrorista de atentados<br />
contra la ocupación israelí,<br />
y contra todo aquello que<br />
derivara de los acuerdos de<br />
Oslo. La autora también<br />
aborda las relaciones<br />
siempre calculadas de<br />
tensión y acuerdo entre<br />
Hamas y quien desde el<br />
plano internacional<br />
representa al pueblo<br />
palestino, la OLP, y Al Fatah.<br />
Así, esta obra en castellano<br />
aparece como el libro de<br />
referencia para entender en<br />
su globalidad el movimiento<br />
islámico palestino de<br />
resistencia Hamas.<br />
The road map to<br />
nowhere. <strong>Israel</strong>/<br />
Palestine since 2003<br />
TANYA REINHART. VERSO (LONDRES,<br />
NUEVA YORK), 2006. 260 PÁGINAS.<br />
<strong>El</strong> 17 de marzo de 2007<br />
fallecía en los Estados<br />
Unidos, a los 63 años de<br />
edad, la lingüista y ensayista<br />
israelí Tanya Reinhart,<br />
profesora de las<br />
universidades de Tel Aviv y<br />
Utrech y colaboradora de<br />
Noam Chomsky en el MIT.<br />
Se iba así una de las más<br />
ácidas y lúcidas<br />
intelectuales israelíes. Esta<br />
judía, que abandonó la<br />
Universidad de Tel Aviv por<br />
presiones políticas,<br />
representa a una parte de la<br />
sociedad judía israelí –no<br />
tan minoritaria en la<br />
universidad, pero sí en el<br />
conjunto de la sociedad–<br />
que se muestra<br />
tremendamente crítica con<br />
su Gobierno. En éste, su<br />
último trabajo, hace una<br />
demoledora crítica al<br />
período Sharon, al que<br />
acusa de racista, así como de<br />
llevar a cabo una limpieza<br />
étnica para asegurar a <strong>Israel</strong><br />
como un Estado netamente<br />
judío. La autora afirma que<br />
la “hoja de ruta” no ha<br />
traído progresos reales en el<br />
proceso de paz y más bien<br />
ha servido para que la<br />
propaganda de los media<br />
israelíes y del mundo<br />
occidental elevaran a la<br />
categoría de hombre de paz<br />
a Sharon. Un dirigente que<br />
se retiró de Gaza en 2005,<br />
pero siguió con su política<br />
de colonización, de<br />
asesinatos selectivos, de<br />
expulsión de palestinos y de<br />
inclusión de éstos tras un<br />
muro. Además, Reinhart<br />
arremete contra el peso que<br />
el estamento militar tiene<br />
en la sociedad israelí en<br />
general y en la política en<br />
particular. Estas realidades<br />
llevan a afirmar a la autora<br />
que <strong>Israel</strong> vive el período<br />
más oscuro desde su<br />
nacimiento, poniendo en<br />
duda la salud democrática<br />
su país. Demoledor libro que<br />
con brillantez y una cierta<br />
vehemencia pone sobre la<br />
mesa una de las líneas de<br />
fractura del país hebreo.<br />
Palestine and the<br />
Arab-<strong>Israel</strong>i<br />
Conflict. A History<br />
with Documents<br />
CHARLES D. SMITH. BEDFORDS/ST.<br />
MARTIN’S (BOSTON), 2007. 598<br />
PÁGINAS.<br />
Sin duda uno de los librosguía<br />
más completo que se<br />
puede encontrar en el<br />
mercado. Prueba de ello es<br />
su sexta edición. Este libro<br />
escrito por el profesor de<br />
Historia del Medio Oriente<br />
de la Universidad de<br />
Arizona, es guía por varias<br />
razones. La primera porque<br />
nos explica, a modo de<br />
introducción, cuál ha sido el<br />
devenir en la zona hasta<br />
1914. A partir de ahí y en<br />
varios capítulos, explica la<br />
realidad de la zona y del<br />
<strong>conflicto</strong> palestino-israelí<br />
hasta la actualidad. Además,<br />
esta explicación histórica va<br />
acompañada en cada<br />
capítulo –un total de 12 en<br />
la sexta edición– de una<br />
tabla cronológica, de textos<br />
históricos y de documentos<br />
que ayudan a entender aún<br />
más este <strong>conflicto</strong>. En<br />
definitiva, este es un libro<br />
que aunque en inglés,<br />
aparece como una buena<br />
guía básica y rigurosa para<br />
acercarse a este <strong>conflicto</strong>,<br />
pero sobre todo como un<br />
manual de consulta de<br />
ciertos datos. Su validez está<br />
en su concepción global y en<br />
la amplitud cronológica con<br />
la que aborda el tema.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 107
para saber más literatura<br />
108 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
Mercedes Monmany. Crítica literaria y ensayista<br />
Cada casa necesita un balcón<br />
RINA FRANK. EDITORIAL LUMEN (BARCELONA), 2007.<br />
TRADUCCIÓN DE ANA MARÍA BEJARANO. 298 PÁGINAS.<br />
Rina Frank, la autora de una bellísima<br />
primera novela basada en hechos<br />
autobiográficos, Cada casa necesita un balcón,<br />
conseguiría un éxito desorbitado en su país<br />
con esta obra. La autora nació en 1951 en<br />
Wadi Salib, un pueblo cercano a Haifa,<br />
poblado por emigrantes, muchos de ellos<br />
llegados desde Europa central, como es el caso<br />
de la familia de Rina, la niña judía que cuenta<br />
su historia y la historia de ese país en los años<br />
50, alternándolo con sus años de juventud.<br />
Viajando desde <strong>Israel</strong> a España o en los años<br />
previos a la Segunda Guerra Mundial en<br />
Rumanía, con los guardias de hierro y el<br />
He visto Ramala<br />
MURID BARGUTI. EDICIONES DEL<br />
ORIENTE Y DEL MEDITERRÁNEO<br />
(MADRID), 2002. TRADUCCIÓN DE<br />
IÑAQUI GUTIÉRREZ DE TERÁN.<br />
250 PÁGINAS.<br />
Uno de los más grandes<br />
autores palestinos de<br />
nuestros días, junto al poeta<br />
Mahmud Darwish y el<br />
novelista fallecido Gasan<br />
Kanafani –autor de Un mundo<br />
que no es nuestro (Huerga y<br />
Fierro, 1995)–, Barguti nació<br />
en Deir Gassane, un pueblo<br />
próximo a Ramala, en<br />
Cisjordania. En 1963 inició<br />
sus estudios universitarios en<br />
<strong>El</strong> Cairo, donde se especializó<br />
en lengua y literatura<br />
inglesas. En 1967,<br />
coincidiendo con sus<br />
exámenes de licenciatura,<br />
tuvo lugar la Guerra de los<br />
Seis Días, que concluyó con<br />
la ocupación de Cisjordania y<br />
el desmembramiento de su<br />
familia. Exiliado en Egipto,<br />
Barguti no podría volver a<br />
visitar su tierra hasta 1996.<br />
Como diría el célebre<br />
ensayista y teórico palestino<br />
de la literatura Edward W.<br />
Said, autor de Orientalismo y<br />
Cultura e imperialismo, sobre su<br />
obra He visto Ramala: “Este<br />
lírico e intenso fresco del<br />
retorno a Ramala en 1996<br />
desde un prolongado exilio<br />
en el exterior es una de las<br />
mejores narraciones del<br />
destierro de las que<br />
disponemos. <strong>Palestina</strong> no es<br />
un lugar corriente. Es un<br />
lugar impregnado por todas<br />
las tradiciones y por la<br />
vivencia del monoteísmo; un<br />
lugar que ha visto llegar e<br />
irse a toda clase de<br />
conquistadores y<br />
civilizaciones (…) Un regreso<br />
a <strong>Palestina</strong> es un<br />
acontecimiento raro, por no<br />
decir particularmente difícil.<br />
Lo que otorga a este libro su<br />
impronta evidente de<br />
fascismo autóctono antisemita como telón de<br />
fondo, la pequeña Rina crece en medio de la<br />
extrema pobreza de los recién llegados,<br />
huyendo de las ruinas de una vieja Europa.<br />
Un mundo poblado por emigrantes en el que<br />
todos, de algún modo, se entendían mientras<br />
se oían, entremezclados por las calles, el<br />
rumano, el árabe marroquí, el yiddish, el<br />
ladino o el polaco. En los días en que se vivía<br />
aún “la euforia” que siguió a la victoria en la<br />
Guerra de los Seis Días y en los que aún no se<br />
había producido “la crisis” en el orgullo<br />
nacional por la guerra de Yom Kippur, Rina<br />
conocerá a un joven arquitecto recién llegado<br />
de Barcelona, con el que se casará y se alejará<br />
por algún tiempo de ese humilde balcón de<br />
Haifa que la vio nacer.<br />
profunda autenticidad es su<br />
poesía, es decir, su vigor<br />
poético y vital. Además, la<br />
escritura de Barguti carece,<br />
cosa admirable, de amargura<br />
o recriminación.”<br />
La sonrisa<br />
del cordero<br />
DAVID GROSSMAN. EDITORIAL<br />
TUSQUETS (BARCELONA), 1995.<br />
TRADUCCIÓN DE ROSER LLUCH. 336<br />
PÁGINAS.<br />
Nacido en 1954 en Jerusalén,<br />
David Grossman publicó su<br />
primera novela La sonrisa del<br />
cordero en 1988. Desde<br />
entonces, tanto a través de<br />
sus novelas como con sus<br />
artículos recogidos por toda<br />
la prensa internacional, o<br />
con ensayos como Presencias<br />
ausentes. Conversaciones con<br />
palestinos en <strong>Israel</strong>, se ha<br />
consagrado como uno de los<br />
pensadores más honrados y<br />
lúcidos respecto al <strong>conflicto</strong><br />
que desde hace décadas<br />
desgarra su tierra.<br />
Galardonado recientemente<br />
en nuestro país con el Premio<br />
de las Letras 2007 de la<br />
Fundación Cristóbal<br />
Gabarrón por la fuerza<br />
innovadora de su lenguaje y<br />
por su firme compromiso<br />
con la búsqueda de salidas<br />
pacíficas al <strong>conflicto</strong>, en esta<br />
primera novela premonitoria<br />
–Grossman perdería a su hijo<br />
soldado Uri en la última<br />
incursión el pasado verano<br />
del ejército israelí en Líbano–<br />
cuatro personajes se debaten<br />
con su propia vida dispar en<br />
medio de los <strong>conflicto</strong>s<br />
colectivos que sacuden a<br />
comunidades condenadas a<br />
compartir un mismo<br />
territorio. En ella, el joven<br />
soldado Uri es “recogido”,<br />
como un huérfano<br />
abandonado “del amor y de<br />
la vieja esperanza” por el<br />
viejo contador de historias<br />
palestino Jilmi.<br />
<strong>El</strong> amante<br />
palestino<br />
SÉLIM NASSIB. EDITORIAL LUMEN<br />
(BARCELONA), 2005. TRADUCCIÓN DE<br />
JUAN VIVANCO. 218 PÁGINAS.<br />
Este libro, escrito por el<br />
periodista nacido en Beirut<br />
en 1969 Sélim Nassib, que<br />
más tarde se instalaría en<br />
Francia y trabajaría como<br />
corresponsal de guerra en<br />
Líbano y en los territorios<br />
ocupados, está basado en las<br />
confesiones, o “historia<br />
imposible”, que la sobrina de<br />
un famoso banquero árabe,<br />
Albert Pharaon, le haría<br />
sobre los amores que<br />
mantuvo su tío con una<br />
jovencísima Golda Meir en<br />
los años 20 del pasado siglo.<br />
Tanto el entorno de Albert<br />
Pharaon, perteneciente a una<br />
rica familia palestina, como<br />
los biógrafos de Golda Meir<br />
negaron siempre esa noticia<br />
escandalosa que se propagó<br />
entonces como la pólvora.<br />
Un descanso<br />
verdadero<br />
AMOS OZ. EDITORIAL SIRUELA<br />
(MADRID), 2006. TRADUCCIÓN DE<br />
RAQUEL GARCÍA LOZANO. 443<br />
PÁGINAS.<br />
A lo largo de toda su obra<br />
narrativa, desde su novela La<br />
tercera condición a La pantera en<br />
el sótano, Mi querido Mijael y,<br />
sobre todo, a través de sus<br />
magníficas memorias<br />
tituladas Una historia de amor<br />
y oscuridad (Siruela), Amos Oz<br />
(Jerusalén, 1939),<br />
recientemente galardonado<br />
con el Premio Príncipe de<br />
Asturias de Literatura, no ha<br />
dejado de retratar directa o<br />
indirectamente en su obra la<br />
situación que se vive en esa<br />
zona de Oriente Medio, desde<br />
el fin del Mandato británico<br />
a las guerras con los árabes o<br />
el <strong>conflicto</strong> derivado de<br />
asentar por fin los dos<br />
estados separados e<br />
independientes. En Un<br />
descanso verdadero se cuenta la<br />
historia de Yonatán Lifschitz,<br />
un joven israelí, ansioso por<br />
abandonar el kibbutz en<br />
donde siempre ha vivido de<br />
forma algo claustrofóbica.<br />
Memoria<br />
para el olvido<br />
MAHMUD DARWISH. EDICIONES DEL<br />
ORIENTE Y EL MEDITERRÁNEO<br />
(MADRID), 1997. TRADUCIDO POR<br />
MANUEL C. FERIA GARCÍA.<br />
198 PÁGINAS.<br />
Uno de los más grandes<br />
poetas árabes<br />
contemporáneos, Mahmud<br />
Darwish nació en Galilea,<br />
<strong>Palestina</strong>, en 1942. En 1948<br />
su familia, como muchas<br />
otras, se exilió a Líbano. Al<br />
regresar a <strong>Palestina</strong> había<br />
perdido la nacionalidad e<br />
ingresó en 1961 en prisión,<br />
de donde no dejaría de<br />
entrar y salir hasta 1970 en<br />
que abandona <strong>Israel</strong>,<br />
viajando por diversos países<br />
socialistas y Egipto. Definido<br />
por Juan Goytisolo como<br />
“poeta enclaustrado en<br />
Ramala”, donde en 2002<br />
compondría su poema Estado<br />
de sitio, su libro Memoria para<br />
el olvido. Tiempo: Beirut. Lugar:<br />
un día de agosto de 1982 es su<br />
obra en prosa más<br />
importante.<br />
La chica sobre<br />
la nevera<br />
y otros relatos<br />
ETGAR KERET. EDITORIAL SIRUELA<br />
(MADRID), 2006. TRADUCCIÓN DE ANA<br />
BEJARANO. 184 PÁGINAS.<br />
Etgar Keret (Tel-Aviv, 1967) es<br />
el autor israelí más<br />
traducido, conocido y<br />
celebrado de su generación,<br />
auténtico best seller con cada<br />
una de sus recopilaciones de<br />
cuentos, llenos de humor y<br />
fantasía y con una evasión<br />
continua de la realidad<br />
convencional, a través de<br />
construcciones de raíz<br />
kafkiana. Aprendices de<br />
ángeles que no saben volar,<br />
prestidigitadores y<br />
funambulistas, parejas de<br />
novios que ponen<br />
continuamente a prueba su<br />
pasión, o jóvenes soldados<br />
israelíes que se niegan a<br />
responder a las<br />
provocaciones de jóvenes<br />
de Hamas con el rostro<br />
oculto por el kefiyeh son<br />
algunos de los protagonistas<br />
que pueblan sus relatos.<br />
<strong>El</strong> primer pozo<br />
YABRA IBRAHÍM YABRA. EDICIONES<br />
DEL ORIENTE Y DEL MEDITERRÁNEO<br />
(MADRID, 1998). TRADUCCIÓN DE<br />
MARÍA LUZ COMENDADOR Y LUIS<br />
MIGUEL CAÑADA. 320 PÁGINAS.<br />
Autobiografía de un niño<br />
palestino cristiano de Belén<br />
durante el Mandato<br />
británico, con los años<br />
decisivos de formación del<br />
nacionalismo árabe, y con los<br />
contornos de una tierra que<br />
comenzaba a escaparse, el<br />
autor del bello libro <strong>El</strong> primer<br />
pozo, Yabra Ibrahím Yabra<br />
(Belén, 1920-Bagdad, 1994) es<br />
uno de los principales<br />
creadores en lengua árabe, y<br />
figura primordial de la<br />
<strong>Palestina</strong> exterior, a la vez<br />
novelista, poeta, crítico de<br />
arte y literatura, ensayista,<br />
pintor y traductor de<br />
Shakespeare y de más de<br />
treinta clásicos de la<br />
literatura occidental. Con la<br />
ocupación de parte de<br />
<strong>Palestina</strong> en 1948 se vio<br />
obligado a exiliarse a Iraq,<br />
donde desarrollaría hasta su<br />
muerte una intensa actividad<br />
intelectual.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 109
para saber más cine<br />
PARADISE NOW. PALESTINA, 2005. DIRECTOR:<br />
HANNY ABBU-ASSAD. INTÉRPRETES: KAIS NASHIF,<br />
ALI SULIMAN, LUBNA AZABAL.<br />
En Paradise Now, de Hanny Abu-Assad, película de<br />
producción palestina que acabó siendo nominada a<br />
los Oscar, los dos protagonistas centrales son dos terroristas<br />
suicidas. En los primeros momentos, un<br />
miembro de su organización les comunica que en las<br />
próximas 24 deberán inmolarse en el centro de Tel<br />
Aviv. Tendrán que vestirse con un traje y bajo su ropa<br />
llevaran una bomba instalada en su cuerpo. La organización<br />
les ayudará a cruzar la frontera y les facilitará<br />
un coche para dirigirse a Tel Aviv. Allí tienen que sacrificarse,<br />
en el nombre de Alá, dentro de un autobús.<br />
Desde las primeras secuencias, el espectador sabe<br />
que los jóvenes van a llevar a cabo una monstruosi-<br />
110 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
Àngel Quintana. Profesor de Historia y Teoría del Cine en la Universitat de Girona<br />
<strong>El</strong> terrorismo desde dentro<br />
Un viaje por la mente del terrorista impelido por un fanatismo más fuerte que su propia vida.<br />
dad y que las acciones que marcan su vida cotidiana<br />
son las últimas porque el destino es inevitable. Para<br />
los dos protagonistas no existe un mañana. Hanny<br />
Abbu-Assad realiza una obra valiente en la que lo que<br />
interesa no es analizar el objetivo terrorista, sino colocarse<br />
en la mente del asesino, hasta el punto de humanizar<br />
al monstruo mediante la descripción detallada<br />
de su cotidianidad.<br />
Para mostrar las consecuencias del <strong>conflicto</strong> entre<br />
<strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong>, Abu-Assad se cuestiona cuáles son<br />
las causas que provocan que el odio político sea más<br />
fuerte que la vida y por qué unas personas pueden llegar<br />
a perpetrar una monstruosidad para luchar contra<br />
la opresión que vive su pueblo. La conclusión es<br />
que la pobreza es la que genera la violencia, una lacra<br />
política que no ha cesado de marcar profundamente<br />
el destino del pueblo palestino.<br />
<strong>El</strong> <strong>conflicto</strong> desde la cotidianidad<br />
DIARIOS. ISRAEL, 1983. DIRECTOR: DAVID PERLOV.<br />
<strong>El</strong> cineasta David Perlov, considerado como<br />
una de las figuras mayores del cine israelí<br />
de los años 70, decidió abandonar el formato<br />
profesional para instalarse en el ámbito doméstico<br />
y filmar con su cámara de 16 milímetros<br />
una serie de diarios íntimos sobre su<br />
vida cotidiana, sobre las relaciones con su<br />
mujer y sus dos hijas gemelas. Rescatados después<br />
de su muerte y editados en DVD –disponibles<br />
también en España– Diarios, de<br />
David Perlov, es una obra mayor del cine documental<br />
que muestra la historia de <strong>Israel</strong> entre<br />
1971 y 1983, a partir de lo más íntimo. Lo<br />
individual y lo colectivo marcan el tono de<br />
<strong>El</strong> campo<br />
de batalla<br />
KIPPUR. ISRAEL, 2000.<br />
DIRECTOR: AMOS GITAI.<br />
INTÉRPRETES: TOMER RUSO<br />
Y LIRON LEVO.<br />
<strong>El</strong> 6 de octubre de 1973,<br />
día del Yom Kippur o del<br />
gran perdón, las tropas sirias<br />
ocuparon los Altos del Golán,<br />
estallando de esta forma la<br />
cuarta guerra árabe-isralí. <strong>El</strong><br />
cineasta israelí Amos Gitai<br />
decidió reconstruir el campo<br />
de batalla tomando como<br />
pretexto la historia de dos<br />
soldados de la reserva que<br />
son llamados para el combate<br />
y que buscan su unidad<br />
en medio de la crueldad de la<br />
guerra y de una experiencia<br />
absolutamente caótica.<br />
A diferencia de las películas<br />
bélicas tradicionales, en<br />
las que se crea una especie de<br />
dramaturgia del combate, la<br />
película de Amos Gitai intenta<br />
mostrar la experiencia<br />
vital a partir de la confusión,<br />
recreando un momento clave<br />
en la historia del <strong>conflicto</strong><br />
con el objetivo de intentar<br />
atrapar la fisicidad de la lucha<br />
y transmitirla al espectador.<br />
Por otra parte, Amos Gitai<br />
revive en Kippur parte de<br />
su experiencia autobiográfica,<br />
porque en 1973, cuando<br />
estudiaba arquitectura, fue<br />
llamado a luchar en el Golán<br />
al mando de una patrulla de<br />
helicópteros de combate.<br />
una cuidada obra en la que la escritura del yo<br />
acaba diciéndonos muchas cosas sobre el<br />
<strong>conflicto</strong>, en la que la guerra es omnipresente<br />
por las pantallas de televisión y acaba<br />
convirtiéndose en un trueno lejano que marca<br />
la vida de unos seres que se declaran antisionistas<br />
y contrarios a la intransigencia que<br />
ha marcado el devenir de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong>.<br />
En la<br />
frontera del<br />
<strong>conflicto</strong><br />
ROUTE 181: FRAGMENTS OF A<br />
JOURNEY IN PALESTINE-ISRAEL.<br />
FRANCIA/ALEMANIA, 2004.<br />
DIRECTORES: MICHEL KHELIFI Y<br />
EYAL SIVAN.<br />
Durante el verano de 2002,<br />
un cineasta palestino, Michel<br />
Khelifi, autor de la mítica Boda en<br />
Galilea y un director israelí, Eyal<br />
Sivan, decidieron realizar juntos<br />
un documental de cuatro horas y<br />
media, producido por la cadena<br />
francoalemana ARTE. Su objetivo<br />
fue la frontera que mediante la<br />
resolución de la ONU de 1947<br />
acabó dividiendo <strong>Palestina</strong> en<br />
dos territorios. A lo largo de un<br />
viaje por la frontera, los dos cineastas<br />
recogen las voces de múltiples<br />
testimonios de ambos bandos,<br />
para intentar comprender<br />
las circunstancias históricas, el<br />
peso de la herida y los puntos de<br />
vista contradictorios. Los cineastas<br />
hablan con palestinos cuyos<br />
antepasados tuvieron que abandonar<br />
su casa, ciudadanos israelíes<br />
que reclaman su derecho a<br />
un Estado y otros que lamentan<br />
la situación de control militar<br />
en la que perpetuamente viven<br />
ambos países. Al final, la cuestión<br />
clave reside en la frontera como<br />
división ideológica.<br />
La casa ocupada como metáfora<br />
Una historia doméstica que refleja distintas actitudes de resistencia ante el ocupante israelí.<br />
DOMICILIO PRIVADO. ITALIA, 2004. DIRECTOR: SAVERIO<br />
COSTANZO. INTÉRPRETES: HEND AYOUB, MOHAMED BACRI.<br />
La ocupación del territorio palestino por las<br />
tropas israelíes y el estudio de las tensiones que no<br />
han cesado de vivirse en un régimen de vigilancia<br />
militar es el tema de fondo de Domicilio privado, una<br />
curiosa película italiana ambientada en Gaza que<br />
quiere construir una metáfora del <strong>conflicto</strong> entre<br />
<strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong>. La acción de la película se desarrolla<br />
en el interior de un espacio cerrado: la casa<br />
familiar de un profesor palestino de clase media. Un<br />
día, la casa es ocupada por un grupo de soldados israelíes.<br />
La acción tiene lugar en los años en que el<br />
<strong>conflicto</strong> con los residentes de Gaza marcó la actitud<br />
del Gobierno israelí de Ariel Sharon. Costanzo<br />
nos muestra cómo los propietarios de la casa quedan<br />
confinados en el comedor y la sala de estar, pro-<br />
La imagen de <strong>Israel</strong><br />
POUR QUOI ISRAEL? ISRAEL/ESTADOS UNIDOS, 1972.<br />
DIRECTOR: CLAUDE LANZMANN.<br />
En 1972, bajo el Gobierno de Golda Meir y en un<br />
momento en que los agentes del Mossad crearon<br />
una cierta tensión internacional propiciando una<br />
imagen violenta de <strong>Israel</strong>, el cineasta Claude Lanzmann<br />
realizó Pour quoi <strong>Israel</strong>?, su primer largometraje.<br />
<strong>El</strong> futuro director de una pieza clave para la<br />
memoria histórica como Shoah (1985) realizó un documental<br />
sobre la creación y destino de <strong>Israel</strong> como<br />
Estado en proceso de formación. Mediante la pelí-<br />
hibiéndoles acceder a las otras estancias del domicilio.<br />
Los soldados israelíes ocupan el piso superior<br />
y controlan las entradas y salidas de la familia. La<br />
tensión de claustrofobia que se vive en el interior de<br />
la vivienda y la escasa libertad de sus miembros bajo<br />
vigilancia militar no tarda en convertirse en<br />
una clara reflexión en torno a las formas de subsistencia<br />
en el interior de los territorios ocupados.<br />
<strong>El</strong> factor más interesante de Domicilio privado reside<br />
en cómo el director utiliza los personajes para<br />
acabar construyendo diferentes actitudes sobre los<br />
modos de afrontar el <strong>conflicto</strong>. Así, a pesar de la insistencia<br />
de la madre en que abandonen el hogar, el<br />
padre de la familia no quiere marchar. Para él, la solución<br />
se basa en defender su honor mediante la resistencia<br />
no violenta. Los hijos mayores, en cambio,<br />
propugnan acciones de resistencia violenta que les<br />
permitan expulsar al invasor de su domicilio.<br />
cula, Lanzmann quiso cambiar la imagen internacional<br />
del país mostrando que <strong>Israel</strong> también era un<br />
país de refugiados, de gentes débiles y de gente que<br />
buscaba su lugar en el mundo.<br />
La película, que generó cierta polémica en su<br />
momento por la forma como justifica determinados<br />
hechos históricos, ha sido restaurada este año<br />
y presentada en el festival de Cannes, para ser lanzada<br />
inmediatamente a la venta en una edición en<br />
DVD. Para Claude Lanzmann, la reflexión que planteó<br />
en cine hace 35 años sigue manteniendo una<br />
clara vigencia.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 111
para saber más viajes<br />
enerada por las tres religiones monoteístas<br />
más extendidas e influyentes<br />
del mundo, su sangrienta historia la ha llevado<br />
lejos de convertirse en el símbolo de armonía<br />
y paz que se le podría suponer. Y, sin<br />
embargo, su hermosura desarma. Como reza<br />
el Talmud: “Diez medidas de belleza descendieron<br />
sobre el mundo a la hora de la<br />
creación. Jerusalén recibió nueve de ellas.”<br />
Ésta fue la urbe en la que el rey David fijó<br />
su capital a comienzos del primer milenio<br />
antes de la era cristiana, iniciando un largo<br />
viaje de enfrentamientos nacionales y religiosos.<br />
La ciudad no contaba con el entorno<br />
adecuado para garantizar las condiciones de<br />
vida de sus habitantes, pero su emplazamiento<br />
era estratégico, por lo que tuvo que<br />
112 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
Josep M. Palau Riberaygua. Periodista especializado en viajes, profesor de la UPF de Barcelona y de la Escuela<br />
Universitaria de Turismo de Bellaterra<br />
JERUSALÉN<br />
Una paradoja en piedra<br />
<strong>El</strong> Muro de las Lamentaciones y el templo de la Roca, símbolos contiguos de dos credos. Guillermina Puig<br />
V<br />
legitimarse con explicaciones místicas.<br />
La ciudad en sí se compone de dos, la<br />
Nueva, de líneas simétricas, y la Vieja, de calles<br />
complejas, sinuosas y recogidas tras un<br />
lienzo de murallas. Cruzarlas por la puerta<br />
de Damasco, una de las siete del farallón, y<br />
andar por la calle de Khan ez-Zeit, equivale a<br />
sumergirse en un torbellino teológico e idiomático:<br />
árabe, hebreo, inglés, turco, castellano,<br />
ruso… todas las lenguas se citan aquí<br />
vestidas de turista, rabino, seminarista o mujer<br />
con velo. Esta sensación se mantiene incluso<br />
en el interior de la iglesia del Santo<br />
Sepulcro, erigida por orden de la madre del<br />
emperador romano Constantino y disputada<br />
durante siglos por cristianos católicos, ortodoxos,<br />
coptos y armenios. Jerusalén es, ha si-<br />
Para visitar…<br />
Templo de la Roca o<br />
Qubbat as-Sajra,<br />
magnífica cúpula<br />
octogonal que cobija la<br />
Roca de la Creación.<br />
Muro de las<br />
Lamentaciones, último<br />
vestigio del templo de<br />
Herodes tras la invasión<br />
romana dirigida por Tito,<br />
y lugar sagrado para el<br />
pueblo judío.<br />
Basílica del Santo<br />
Sepulcro, construida en el<br />
año 326 dC por la reina<br />
Helena, madre del<br />
emperador romano<br />
cristiano Constantino.<br />
Jesús fue enterrado aquí.<br />
Monte de los Olivos y<br />
Huerto de Getsemaní, al<br />
este de las murallas de la<br />
Ciudad Vieja y atravesando<br />
el valle de Kidrón, donde<br />
pasó Jesús la última noche.<br />
Hotel Rey David,<br />
decorado con un estilo<br />
épico y magníficas vistas<br />
sobre la Ciudad Vieja.<br />
Escenario del atentado<br />
contra la Administración<br />
inglesa tras la Segunda<br />
Guerra Mundial, punto de<br />
inflexión del sionismo.<br />
do y tal vez será una encrucijada constante.<br />
Pero, si algún lugar simboliza la intersección<br />
de credos con mayúsculas, sin duda se<br />
trata de la Montaña del Templo o Explanada<br />
de las Mezquitas, en el sureste de la ciudad vieja.<br />
Allí se ubica una gran roca plana donde, según<br />
la tradición, fue creado Adán, Abraham<br />
estuvo a punto de inmolar a su hijo y Mahoma<br />
ascendió a los cielos. Hoy en día la protege<br />
la Cúpula de la Roca. Por el subsuelo circulan<br />
las galerías Macabeas, estudiadas por<br />
arqueólogos judíos ante el recelo de los palestinos,<br />
quienes temen que se trate de un<br />
plan para demoler las mezquitas y erigir en<br />
su lugar el llamado tercer Templo –tras la lejana<br />
destrucción de los de Salomón y Herodes–,<br />
propiciando así la llegada del Mesías.<br />
TEL AVIV<br />
Europeísmo y aromas de cedro<br />
el Aviv ofrece su cara más T amable desde el mar. Desde la<br />
Para visitar…<br />
Beth Hatefutsoth o<br />
museo de la Diáspora.<br />
Situado en el campus de la<br />
universidad, ilustra sobre<br />
las migraciones del<br />
pueblo judío.<br />
Beir Hakenesset<br />
Hagadol o Gran Sinagoga.<br />
Data de 1918 y genera un<br />
ambiente muy animado a<br />
su alrededor los sábados.<br />
Mercado del Carmel o<br />
zoco Hacarmel, el<br />
principal de Tel Aviv.<br />
Parque Iarkón, al<br />
noreste de la ciudad, con<br />
un exuberante jardín<br />
tropical.<br />
Barrio de los Artistas en<br />
Jaffa, con anticuarios,<br />
pintores y galerías de arte<br />
en la pintoresca calle de<br />
Mazal Dagim.<br />
inauguración en 1968 del moderno<br />
puerto de Ashdod, el tradicional de<br />
Yafo o Jaffa quedó reservado al uso<br />
de veleros y embarcaciones de pequeño<br />
calado. Antiguo suburbio integrado<br />
en la cada vez más extensa<br />
ciudad, Jaffa es considerado el puerto<br />
más antiguo del mundo y debe<br />
su nombre a la hija de Eolo, dios<br />
griego de los vientos. Por sus estrechas<br />
calles se diría que aún se percibe<br />
el olor de los cedros de Líbano<br />
que importó Salomón para la construcción<br />
de su templo. <strong>El</strong> conjunto<br />
es engañoso y no prepara adecuadamente<br />
para el moderno Gran Tel<br />
Aviv, verdadero centro comercial y<br />
financiero del país. Sin embargo, la<br />
transición es más suave moviéndose<br />
por Rejov Dizengoff, importante<br />
arteria comercial paralela al mar, jalonada<br />
de agradables cafés.<br />
RAMALA<br />
Pintoresca y atormentada<br />
R<br />
Minarete y torre de la iglesia ortodoxa. Abbas Momami/AFP<br />
Tel Aviv-Yafo, en su encuentro con la playa. Richard T. Nowitz/CORBIS<br />
Tras la Primera Guerra Mundial<br />
esta ciudad recibió tuna impresionante<br />
oleada migratoria judía,<br />
con numerosos poetas y escritores,<br />
convirtiéndose pronto en<br />
epicentro de la cultura hebrea y<br />
piedra angular del movimiento sio-<br />
amala no es un lugar que cautive a primera vista,<br />
aunque el hecho de estar construida sobre colinas<br />
que superan los 900 metros hace que disfrute de un clima<br />
más fresco. Ciudad abierta en muchos sentidos, situada<br />
en el centro de <strong>Palestina</strong> y a 16 kilómetros de<br />
Jerusalén, Ramala ha representado el papel de capital<br />
de facto de la Autoridad <strong>Palestina</strong> desde que Yasser<br />
Arafat decidió instalar aquí su cuartel general o Muqata.<br />
Las acciones militares acontecidas recientemente,<br />
como los ataques aéreos israelíes producidos durante<br />
la segunda intifada han contribuido a acrecentar el aspecto<br />
de provisionalidad de muchas de sus calles. En<br />
cambio, tras la apariencia decadente de sus paredes se<br />
ocultan los intelectuales de tendencia más liberal de los<br />
territorios palestinos. Artistas de renombre la escogen<br />
como escenario para sus actuaciones en <strong>Palestina</strong>, y ciudades<br />
como la inglesa Birmingham y la noruega<br />
Trondheim incluso se han hermanado con ella. Pero<br />
la buena voluntad no borra las huellas del <strong>conflicto</strong> y<br />
la pobreza, por mucho que la típica arquitectura palestina<br />
en piedra, con empleo de arcos y escaleras<br />
exentas, barnice el conjunto con un toque pintoresco.<br />
nista. Fue en Tel Aviv donde David<br />
Ben Gurion proclamó el Estado de<br />
<strong>Israel</strong> en 1948. La ciudad actual<br />
presenta un aspecto muy europeo,<br />
con grandes avenidas que invitan al<br />
paseo, sobre todo al norte de Allenby<br />
y la vía de Ben Yehuda.<br />
Para visitar…<br />
Yami el-Kebir o Gran<br />
Mezquita, construida en el<br />
siglo XIII sobre la catedral<br />
de San Juan, es uno de los<br />
edificios medievales mejor<br />
conservados de <strong>Palestina</strong>.<br />
Torre Blanca o mezquita<br />
de los Mamelucos, que<br />
ofrece una panorámica<br />
completa de Ramala.<br />
Hospicio de San<br />
Nicodemo.<br />
Mercado de Al-Bireh, un<br />
buen lugar para tomarle el<br />
pulso a la vida de la zona.<br />
<strong>El</strong> Ramallah Cultural<br />
Palace, el único auditorio<br />
palestino de gran<br />
capacidad, levantado por<br />
la Autoridad <strong>Palestina</strong> y<br />
las Naciones Unidas.<br />
VANGUARDIA | DOSSIER 113
para saber más webs<br />
<strong>El</strong>isenda Macià y Jordi Padilla. Institut Europeu de la Mediterrània (IEMed)<br />
NACIONES UNIDAS<br />
http://www.un.org/Dept<br />
s/dpa/qpal/index.html<br />
Página de Naciones Unidas<br />
sobre la cuestión palestina.<br />
En ella se recopila toda la<br />
información de los diferentes<br />
órganos y agencias de la ONU<br />
sobre el <strong>conflicto</strong>. Incorpora<br />
toda la documentación<br />
existente sobre el <strong>conflicto</strong><br />
relacionada con la ONU,<br />
además del desarrollo de las<br />
actividades relacionadas con<br />
la cuestión palestina en el<br />
marco de la Asamblea<br />
General, el Consejo de<br />
Seguridad, de las actividades<br />
del secretario general o de los<br />
distintos comités. La página<br />
incluye también una<br />
selección de noticias<br />
elaborada por el Sistema de<br />
Información de las Naciones<br />
Unidas sobre la Cuestión de<br />
<strong>Palestina</strong> (Unispal) y otras<br />
informaciones.<br />
UNIÓN EUROPEA<br />
http://ec.europa.eu/ext<br />
ernal_relations/mepp/i<br />
ndex.htm<br />
<strong>El</strong> área de Relaciones<br />
Exteriores de la Comisión<br />
Europea presenta en esta<br />
página un resumen de la<br />
posición de la UE ante el<br />
proceso de paz en Oriente<br />
Medio, sus contribuciones<br />
concretas al mismo, los<br />
114 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
actores comunitarios y unas<br />
faqs actualizadas referidas a<br />
la cuestión. Encontramos<br />
también la posición de la UE<br />
en sus relaciones con <strong>Israel</strong> y<br />
con los territorios palestinos.<br />
AUTORIDAD NACIONAL<br />
PALESTINA<br />
http://www.minfo.gov.<br />
ps<br />
La visión, desde la Autoridad<br />
<strong>Palestina</strong>, del <strong>conflicto</strong>. En la<br />
página se pueden encontrar<br />
informes, artículos,<br />
documentos, noticias sobre la<br />
situación en <strong>Palestina</strong>.<br />
Además, la página incluye<br />
dossiers específicos sobre<br />
determinados temas<br />
relacionados con el <strong>conflicto</strong><br />
con <strong>Israel</strong>. Así, hay apartados<br />
sobre el muro de separación,<br />
los prisioneros palestinos, las<br />
violaciones del territorio<br />
palestino o estadísticas<br />
relacionadas con el <strong>conflicto</strong>.<br />
MINISTERIO DE ASUNTOS<br />
EXTERIORES DE ISRAEL<br />
http://www.israelmfa.gov.il/MFA<br />
La página web del Ministerio<br />
de Asuntos Exteriores incluye<br />
apartados sobre los diferentes<br />
aspectos del <strong>conflicto</strong> desde<br />
la óptica del Gobierno de<br />
<strong>Israel</strong>. Entre los más<br />
destacables se incluyen los<br />
dedicados al proceso de paz,<br />
al terrorismo o a la situación<br />
de Jerusalén. Estos apartados<br />
incorporan declaraciones,<br />
informes, artículos y enlaces.<br />
BITTERLEMONS<br />
www.bitterlemons.org<br />
Bitterlemons.org es una<br />
revista electrónica cuyos<br />
artículos presentan puntos de<br />
vista palestinos e israelíes<br />
sobre el <strong>conflicto</strong> israelopalestino<br />
y el proceso de paz.<br />
La revista está editada y<br />
producida por un palestino,<br />
Ghassan Khatib, y un israelí,<br />
Yossi Alpher. <strong>El</strong> objetivo es<br />
contribuir al entendimiento<br />
mutuo a través del<br />
intercambio de ideas. Los<br />
mismos editores crearon<br />
http://www.bitterlemonsinter<br />
national.org que con el<br />
mismo formato se centra en<br />
la situación en Oriente Medio.<br />
PASSIA<br />
http://www.passia.org<br />
PASSIA es una institución<br />
árabe sin ánimo de lucro con<br />
el objetivo de presentar la<br />
cuestión palestina en su<br />
contexto nacional, árabe e<br />
internacional a través de la<br />
investigación académica, la<br />
elaboración estudios y la<br />
organización de reuniones,<br />
seminarios y programas de<br />
formación. Dispone de una<br />
amplia base documental.<br />
B’TSELEM<br />
http://www.btselem.org<br />
/index.asp<br />
B’Tselem es una organización<br />
israelí independiente de<br />
defensa de los derechos<br />
humanos que actúa<br />
principalmente para cambiar<br />
la política israelí en los<br />
territorios ocupados y<br />
denunciar ante la opinión<br />
pública israelí las violaciones<br />
de los derechos humanos. Fue<br />
fundada en 1989 por un<br />
grupo de académicos,<br />
periodistas, abogados y<br />
miembros de la Knesset.<br />
otras webs<br />
http://www.peres-center.<br />
org/<br />
<strong>El</strong> Centro Peres por la Paz es<br />
una organización no gubernamental<br />
fundada por Simon<br />
Peres, con el objetivo promover<br />
la construcción de la paz<br />
en Oriente Medio a través de la<br />
cooperación socioeconómica,<br />
el desarrollo y el diálogo.<br />
http://www.pchrgaza.ps/<br />
Organización de derechos humanos<br />
palestina que tiene por<br />
objetivo velar por la protección<br />
de estos derechos y apoyar<br />
los esfuerzos destinados a<br />
que el pueblo palestino ejerza<br />
sus derechos de acuerdo con la<br />
legislación internacional y las<br />
resoluciones de la ONU.<br />
http://www.iemed.org/an<br />
uari/2006/earticles/ecro<br />
nologiapalestinaisrael.<strong>pdf</strong><br />
<strong>El</strong> anuario del Mediterráneo,<br />
editado por la Fundación CI-<br />
DOB y el Institut Europeu de la<br />
Mediterrània (IEMed), incluye<br />
una cronología específica de<br />
los acontecimientos del año<br />
en <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong>.<br />
http://www.monde-diplo<br />
matique.fr/index/sujet/co<br />
nflitisraeloarabe<br />
Archivo anual de los artículos<br />
publicados en el mensual francés<br />
“Le Monde Diplomatique”,<br />
básicamente correspondientes<br />
a los años 2005-2007. También<br />
se puede encontrar un<br />
vaciado de artículos de otras<br />
revistas, así como una cartografia<br />
del <strong>conflicto</strong>.<br />
http://news.bbc.co.uk/2/hi<br />
/middle_east/country_pro<br />
files/803257.stm<br />
Breve síntesis de la historia reciente<br />
y de la actualidad sobre<br />
<strong>Israel</strong> y los territorios palestinos,<br />
datos básicos, líderes<br />
y medios de comunicación. Incluye<br />
también una selección<br />
de noticias que se presenta en<br />
formato de audio y vídeo.