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6 2 España y Andorra. 9,50 2 Europa.<br />

6 EUROS<br />

EL CONFLICTO<br />

ISRAEL - PALESTINA<br />

William R. Polk<br />

Gideon Levy<br />

John V. Whitbeck<br />

Uri Avnery<br />

Ilan Pappé<br />

Khalil Shikaki<br />

Sara Roy<br />

Rashid Khalidi<br />

Landrum Bolling<br />

Eric Rouleau<br />

Chris Hedges<br />

Evgeni Primakov<br />

Samuel Hadas<br />

Martin Moore<br />

Said Aburish<br />

DOSSIER<br />

NÚMERO 25 OCTUBRE / DICIEMBRE 2007


ILUSTRACIONES DE PATRICK THOMAS<br />

EDITORIAL<br />

<strong>El</strong> <strong>conflicto</strong> de <strong>conflicto</strong>s<br />

P<br />

alestina es un entresijo letal de sueños y pesadillas que ha configurado<br />

Oriente Medio en el último medio siglo (Polk). <strong>El</strong> <strong>conflicto</strong><br />

nació con <strong>Israel</strong>, en 1948, cuando el mito decía que <strong>Palestina</strong> era<br />

una tierra sin pueblo para un pueblo (judío) sin tierra. Y después,<br />

con la guerra de 1967, cuando <strong>Israel</strong> creó el Oriente Medio actual<br />

en seis días, el nacionalismo palestino cambió la ecuación: una tierra<br />

(<strong>Palestina</strong>), dos pueblos (israelí y palestino). Cuarenta años después<br />

de la derrota árabe de 1967, la situación se resume así: dos pueblos (israelí<br />

y palestino), tres tierras (<strong>Israel</strong>, Cisjordania y Gaza) y un ocupante (<strong>Israel</strong>).<br />

Palestinos e israelíes siguen sufriendo las consecuencias de la guerra de 1967.<br />

Los palestinos están atrapados en su más grave división. Y los israelíes están encerrados<br />

en una trampa: no devuelven los territorios ocupados en 1967, ya que<br />

la política israelí está paralizada por los colonos, pero tampoco pueden acabar<br />

de anexionarlos (Rouleau). Este número de VANGUARDIA DOSSIER analiza el origen<br />

y desarrollo del <strong>conflicto</strong>, muchos de cuyos mitos han sido derribados por<br />

una nueva historiografía; la influencia de la guerra fría que la Administración<br />

Bush mantiene con Irán (Khalidi); el abrazo letal entre la Administración Bush<br />

y el Gobierno israelí (Hedges), y el porqué del continuo fracaso diplomático.<br />

<strong>Palestina</strong> es la región con más planes de paz por kilómetro cuadrado. Pero<br />

el <strong>conflicto</strong>, cuyo tratamiento informativo es el que suscita más desconfianzas<br />

(Moore), sigue siendo el <strong>conflicto</strong> de <strong>conflicto</strong>s. ¿Por qué no hay paz? Porque israelíes<br />

y palestinos han demostrado que no están preparados para hacer las concesiones<br />

necesarias para llegar a un compromiso razonable (Hadas). Algunos palestinos,<br />

derrota a derrota, han bajado el listón; el nacionalismo laico, representado<br />

por Al Fatah, reconoce a <strong>Israel</strong>, ha renunciado a retroceder hasta 1948<br />

y acepta negociar a partir de lo sucedido en 1967. Pero Hamas, el nacionalismo<br />

islamista que ahora se pretende bloquear en la miseria de Gaza, aún tiene que<br />

digerir este cambio. Y los israelíes ya no se sienten incómodos con la ocupación<br />

cuando ésta se ha vuelto más represiva y perversa (Roy). Jimmy Carter, para definir<br />

la ocupación, utiliza la palabra apartheid con exactitud (Bolling).<br />

<strong>El</strong> <strong>conflicto</strong> no sólo enfrenta a dos pueblos, sino que también los divide.<br />

Cuanto mayores sean la inestabilidad y la pobreza, más probable es que Hamas<br />

gane y Al Fatah pierda (Shikaki). Y para no pocos de sus ciudadanos, <strong>Israel</strong> no es<br />

una democracia, ya que ninguna democracia lo es cuando en su patio trasero tiene<br />

lugar una ocupación militar (Levy). ¿Cuál puede ser, entonces, la solución razonable?<br />

Para este noviembre, y a instancias de Washington, está convocada una<br />

conferencia para encauzar el <strong>conflicto</strong>. Un Estado binacional es imposible<br />

(Avnery) y la idea más razonable es la creación de un Estado palestino que coexista<br />

con <strong>Israel</strong> y comparta la soberanía sobre un Jerusalén indiviso (Whitbeck).<br />

Pero la ocupación tiende a reducir las reivindicaciones palestinas a un problema<br />

humanitario, alimenta el terrorismo de Hamas, a quien los políticos israelíes privilegiaron<br />

(Primakov), y aumenta el escepticismo de quienes ven la fórmula de<br />

dos estados como una receta cínica: para el ocupante y despojador, el 80 por ciento;<br />

para el ocupado y despojado, el 20 por ciento en el caso más utópico o, en el<br />

más realista, un 10 por ciento dividido y diseminado (Pappé).<br />

Los palestinos están divididos, lo que agranda su tragedia, y los israelíes están<br />

atrapados por la victoria de 1967, que hizo que David se haya hecho Goliat.<br />

<strong>El</strong> liderazgo palestino es débil y el Gobierno israelí actual no parece capaz de sacar<br />

al país de la trampa de la ocupación. Pero sólo el diálogo, por encima de cualquier<br />

consideración (Aburish), puede dar con una paz justa y duradera.<br />

Xavier Batalla<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 3


SUMARIO<br />

OCTUBRE / DICIEMBRE 2007<br />

6| La tragedia palestina<br />

por William R. Polk<br />

<strong>Palestina</strong>, donde hace poco más de un siglo no existía el concepto de nación, es<br />

hoy el escenario de un complejo de impulsos –odios, aspiraciones, reivindicaciones,<br />

hipocresía, altruismo, temores, ambiciones, pesadillas, sueños, crueldad<br />

y generosidad– que han frustrado los esfuerzos para una paz sostenible y<br />

causado sufrimiento a millones de personas. Los acontecimientos de los últimos<br />

60 años han configurado la política internacional de todo el Oriente Medio.<br />

16| ISRAEL Y PALESTINA<br />

18| Cuarenta años después<br />

por Gideon Levy<br />

Cuatro décadas después de la guerra de los Seis Días, la realidad de la <strong>Palestina</strong><br />

histórica puede resumirse así: dos pueblos, tres tierras y un ocupante. La<br />

invasión militar de 1967 se ha convertido con el tiempo en la gran maldición para<br />

<strong>Israel</strong>. Las víctimas son los palestinos, pero los israelíes también están pagando<br />

un alto precio por su comportamiento ilegal, inmoral y brutal.<br />

22| Compartir Jerusalén: la solución del condominio<br />

por John V. Whitbeck<br />

A partir de la constatación de que los israelíes jamás aceptarán una nueva división<br />

de Jerusalén ni que los palestinos permitirán ser excluidos de ella, la única<br />

solución concebible es la soberanía conjunta sobre una Ciudad Santa indivisa.<br />

Es decir, un condominio según la terminología del derecho internacional.<br />

28| EL MURO<br />

30| Un Estado no es la solución<br />

por Uri Avnery<br />

La fórmula de un solo Estado para <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> es rotundamente inviable.<br />

Resulta ilusorio pensar que dos pueblos puedan pasar de la guerra total –el <strong>conflicto</strong><br />

dura 120 años y ha afectado a cinco generaciones– a la paz total compartiendo<br />

un mismo Estado. Entre otras cosas, la salida uniestatal conduce a la<br />

desesperación, divide el bando de la paz, debilita la lucha contra la ocupación<br />

y fortalece el argumento de que “la solución es imposible”.<br />

34| Dos estados puede ser una receta cínica<br />

por Ilan Pappé<br />

Judíos y palestinos son parte de la misma historia, víctimas del mismo desastre<br />

y socios de un mismo futuro, pero primero el reparto territorial y posteriormente<br />

la política de colonización de Cisjordania han convertido la idea de dos estados<br />

en una receta cínica. No es moral ni práctica y está abocada al fracaso, entre<br />

otras cosas porque asegura la ocupación, la discriminación y la desposesión<br />

y porque mantiene el exilio de millones de palestinos.<br />

37| Las divisiones palestinas y el futuro de las relaciones<br />

con <strong>Israel</strong><br />

por Khalil Shikaki<br />

Las divisiones palestinas, la débil naturaleza de sus instituciones, la incapacidad<br />

de los servicios de seguridad, el inquietante equilibrio de poder entre Hamas<br />

y Al Fatah y el débil liderazgo de Mahmud Abbas han creado un clima que<br />

no favorece el progreso en el proceso de paz. Tienen que producirse importantes<br />

cambios en el entorno palestino para que Al Fatah recupere la iniciativa.<br />

4 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

42| EL MAPA DE LOS REFUGIADOS<br />

44| Franja de Gaza y Cisjordania:<br />

del declive al desmembramiento<br />

por Sara Roy<br />

Los acuerdos de Oslo han contribuido a fortalecer y reforzar la estructura<br />

de la ocupación israelí y han propiciado más pérdidas a<br />

los palestinos que las sufridas desde el inicio de la ocupación de<br />

1967 y quizá desde 1948. La política de <strong>Israel</strong> está dirigida a impedir<br />

que los palestinos puedan erigir un Estado sobre una base económica<br />

viable y reducirlos a un “problema humanitario”.<br />

52| JUDÍOS Y PALESTINOS EN EL MUNDO<br />

53| La nueva guerra fría de Oriente Medio<br />

por Rashid Khalidi<br />

La guerra fría que la Administración Bush mantiene con Irán, alimentada<br />

paralelamente por parecidas y maniqueas obsesiones<br />

ideológicas de los políticos de Teherán, no sólo han causado estragos<br />

en el sistema de gobierno palestino, sino también en la estabilidad<br />

de otros gobiernos de Oriente Medio.<br />

59| <strong>El</strong> factor Jimmy Carter en las relaciones<br />

de Estados Unidos con Oriente Medio<br />

por Landrum Bolling<br />

<strong>El</strong> ex presidente Jimmy Carter, artífice de los acuerdos de Camp<br />

David y premio Nobel de la Paz, no sólo califica de opresiva, cruel<br />

e ilegal la ocupación de Cisjordania, sino que ha alertado sobre la<br />

persistencia de la situación de apartheid y violencia sostenida.<br />

66| La paz imposible del amigo americano<br />

por Eric Rouleau<br />

Estados Unidos está pagando muy caro su respaldo incondicional<br />

a la política expansionista de los israelíes: jamás había concitado<br />

tanto odio en el mundo árabe-musulmán. Actuando como aprendiz<br />

de brujo en Oriente Medio, Washington ha contribuido a llevar<br />

a <strong>Israel</strong> al callejón sin salida de los territorios ocupados.<br />

71| Washington-Tel Aviv, unidos<br />

en un abrazo letal<br />

por Chris Hedges<br />

La especiales relaciones entre Estados Unidos e <strong>Israel</strong> son la principal<br />

causa del deterioro de la situación en Oriente Medio. Cediendo<br />

ante las presiones del lobby judío, la Administración Bush no ha<br />

reaccionado ante errores del Gobierno israelí como del muro en<br />

Cisjordania, el sellado de Gaza o los bombardeos sobre Líbano.<br />

76| <strong>El</strong> caleidoscopio palestino-israelí<br />

por Evgeni Primakov<br />

Pocos <strong>conflicto</strong>s han vivido tantos vaivenes como el que desde los<br />

años 40 enfrenta a israelíes y palestinos. Entre las numerosas variantes<br />

de futuro cabe preguntarse si vale la pena olvidar las decisiones<br />

de la Liga de Estados Árabes. Rusia podría estar de<br />

acuerdo con cualquier decisión que tomen las partes implicadas.<br />

81| La Unión Europea y el <strong>conflicto</strong><br />

por Samuel Hadas<br />

Ni el fanatismo terrorista ni el ultranacionalismo político ayudan<br />

a la creación de un Estado palestino viable. Una crisis tendría consecuencias<br />

devastadoras. <strong>El</strong> papel diplomático de Europa en el<br />

<strong>conflicto</strong> es importante: ¿por qué no incentivar la paz con una posible<br />

incorporación de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> a la Unión Europea?<br />

87| HISTORIAS DE OCHO GUERRAS<br />

95| La ‘vigilancia’ mediática<br />

por Martin Moore<br />

La violencia, la agitación política, las tensiones religiosas, las<br />

restricciones a la movilidad y especialmente el miedo y la autocensura<br />

amenazan con convertir la información que se hace sobre<br />

el terreno en Oriente Medio en algo insulso y vacuo.<br />

99| Confraternizar con el enemigo<br />

por Said Aburish<br />

¿Es posible mantener la amistad entre un palestino y un judío por<br />

encima de los avatares políticos? Sí, pero cada vez es más complicado<br />

a causa de obligaciones morales difíciles de eludir.<br />

PARA SABER MÁS<br />

105| LIBROS<br />

108| LITERATURA<br />

110| CINE<br />

112| VIAJES<br />

114| WEBS<br />

VANGUARDIA DOSSIER<br />

www.vanguardiadossier.com<br />

Número 25 / AÑO 2007<br />

Editor: Javier Godó, Conde de Godó<br />

Consejera editorial: Ana Godó<br />

Director: José Antich<br />

Directores adjuntos: Xavier Batalla /<br />

Alex Rodríguez<br />

Dirección de Arte: Rosa Mundet<br />

Redacción: Joaquim Coca / Toni Merigó<br />

Marc Bello (diseño e infografía)<br />

Edición gráfica: Guillermina Puig<br />

Documentación: Carles Salmurri<br />

Edita La Vanguardia Ediciones S.L.<br />

Avenida Diagonal, 477, 9ª planta<br />

08036 Barcelona<br />

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dyr@dyrsa.es<br />

Depósito Legal: B-12.026.02<br />

ISSN: 1579-3370<br />

Impreso en: ROTOCAYFO-QUEBECOR<br />

Distribuye: Marina Press<br />

© LA VANGUARDIA EDICIONES S.L.<br />

BARCELONA, 2007. TODOS LOS DE-<br />

RECHOS RESERVADOS.<br />

Esta publicación no puede ser reproducida;<br />

ni en todo ni en parte, ni registrada<br />

en, o transmitida por, un<br />

sistema de recuperación de información,<br />

en ninguna forma ni por ningún<br />

medio, sea mecánico, fotoquímico,<br />

electrónico, magnético, electroóptico,<br />

por fotocopia, o cualquier<br />

otro, sin el permiso previo por escrito<br />

de la empresa editora.<br />

DOSSIER<br />

Patrocinado por<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 5


La tragedia palestina<br />

William R. Polk<br />

MIEMBRO DEL CONSEJO DE PLANIFICACIÓN POLÍTICA DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO<br />

EN LA PRESIDENCIA DE JOHN F. KENNEDY.


8 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

D<br />

LA TRAGEDIA PALESTINA LA TRAGEDIA PALESTINA<br />

En mayor medida que cualquier otro problema en el mundo actual, <strong>Palestina</strong> es un complejo<br />

y letal entresijo de odios y aspiraciones, hipocresía y altruismo, temores y ambiciones,<br />

pesadillas y sueños, crueldad y generosidad. Los modos en que estos impulsos y acciones<br />

se han entremezclado durante cerca de un siglo han entorpecido los esfuerzos para conseguir<br />

una paz sostenible y han causado sufrimiento inimaginable a millones de personas. Y es<br />

evidente que no pueden ser abordados cada una por separado o sólo en términos de episodios<br />

del momento. Para comprenderlos, como un primer paso hacia la resolución de los problemas<br />

y <strong>conflicto</strong>s que entrañan, debe seguirse el rastro de sus trayectorias a lo largo del tiempo.<br />

Tal es la finalidad de este artículo introductorio de VANGUARDIA DOSSIER.<br />

URANTE MILES DE AÑOS, LOS HAbitantes<br />

de <strong>Palestina</strong> fueron<br />

aldeanos-campesinos, artesanos<br />

y comerciantes. La mayoría<br />

hablaba arameo y, a partir del<br />

siglo II dC, la mayor parte eran<br />

cristianos. En el siglo VII, los<br />

seguidores<br />

de Mahoma invadieron el país<br />

y convirtieron a <strong>Palestina</strong><br />

en parte de su imperio.<br />

Transcurrieron varios siglos,<br />

no obstante, antes de que su<br />

lengua, el árabe, sustituyera<br />

al arameo y su religión, el islam,<br />

atrajera a una parte significativa<br />

de la población.<br />

Lejos de imponer su religión o cultura sobre la<br />

población “con la espada”, a semejanza de la<br />

imagen popular, los invasores intentaban evitar<br />

Los mahometanos, que<br />

en el siglo VII convirtieron<br />

<strong>Palestina</strong> en parte de su<br />

imperio, no impusieron<br />

su lengua y cultura<br />

por la fuerza y evitaron<br />

la conversión religiosa<br />

la conversión porque mantenerlos a distancia<br />

convenía a los invasores: los no musulmanes pagaban<br />

impuestos más elevados. Bajo el gobierno<br />

islámico, se les permitía gobernarse por sí solos,<br />

practicar sus credos, llevar sus propias escuelas,<br />

evitar el servicio militar y repartir sus<br />

impuestos entre ellos.<br />

<strong>Palestina</strong> fue una parte<br />

pequeña y relativamente de<br />

poca importancia de sucesivos<br />

reinos y califatos árabes.<br />

Lo que le otorgaba importancia<br />

era la legendaria ciudad<br />

de Jerusalén, de valor<br />

mítico para judíos, cristianos<br />

y musulmanes. Para recuperarla<br />

para el cristianismo,<br />

el papa Urbano II proclamó la primera cruzada<br />

en el año 1095. Irónicamente, sin embargo,<br />

la cruzada comenzó en Europa con violentos<br />

ataques a judíos residentes y cuando los<br />

soldados llegaron a Jerusalén sus primeras<br />

víctimas fueron los cristianos locales<br />

que a menudo eran asesinados<br />

incluso en sus iglesias. Así, mientras<br />

“cruzada” significa una “causa noble”<br />

para los occidentales, tenía un significado<br />

bastante diferente para judíos y<br />

musulmanes.<br />

Las cruzadas no dejaron una impresión<br />

duradera en <strong>Palestina</strong>; fueron<br />

gradualmente reemplazadas por una<br />

relación completamente diferente entre<br />

Europa y Oriente Medio: el comercio.<br />

Las comunidades judías en España y el<br />

sur de Francia y los comerciantes cristianos<br />

en Génova y Venecia se enriquecieron<br />

–ellos y sus comunidades– con<br />

los lujos de Oriente traídos a través del<br />

Mediterráneo. Cuando se descubrió el<br />

secreto de la producción de la seda, el<br />

Levante se convirtió en la fuente de<br />

una de las principales nuevas industrias<br />

de Europa. A través de telas comunes<br />

y populares en la Edad Media y<br />

el Renacimiento hemos tenido ocasión<br />

de comprobar la habilidad y creatividad<br />

de los pueblos de Oriente Medio. Hasta<br />

tiempos modernos, los europeos admiraban<br />

y estudiaban la cultura musulmana<br />

y cristiana oriental.<br />

La aparición de la industria europea<br />

a principios del siglo XIX modificó<br />

esta relación. Al poco tiempo, los palestinos<br />

y otros pobladores de Oriente<br />

Medio ya no podían vender sus productos<br />

manufacturados en Europa e<br />

incluso comenzaron a importar artículos<br />

básicos de Europa. A medida que<br />

cambiaban los gustos, desecharon el<br />

turbante de origen local en favor del fez<br />

que importaban de Francia y comenzaron<br />

a beber té indio en vasos de cristal<br />

de Bohemia. Los bebedores de café<br />

comenzaron a comprar su café en grano<br />

en Francia. La caravana de Bagdad a<br />

Damasco rindió su último viaje en 1857.<br />

Si los ciudadanos de Oriente Medio viajaban<br />

por mar debían hacerlo en vapores<br />

ingleses o franceses porque los barcos<br />

de vapor, en palabras de un cónsul<br />

británico, habían “liquidado el comercio<br />

local de cabotaje”.<br />

Así, en lo concerniente a Europa,<br />

<strong>Palestina</strong> perdió en riqueza y tecnología<br />

pero mantuvo una forma de vida tradicional<br />

estable y satisfactoria. Provincia<br />

ya entonces del imperio otomano,<br />

<strong>Palestina</strong> no tenía sentido alguno de<br />

nación –un concepto para el cual el<br />

árabe no poseía una palabra de significado<br />

apropiado y pleno–. Como en toda<br />

Asia, África e incluso gran parte de<br />

Europa, los pueblos y aldeas seguían<br />

siendo el nexo de toda la vida social y<br />

cultural. Las influencias exteriores se<br />

hacían sentir pero no eliminaban los<br />

rasgos propios de la vida local.<br />

Lo que sí cambió fue el imperio otomano<br />

que, en su intento de “modernizar”,<br />

creó en 1880 un nuevo concepto<br />

de propiedad de la tierra según el cual<br />

“verdaderos labradores del suelo” palestinos,<br />

como el historiador sionista<br />

contemporáneo Richard Gottheil los<br />

llamaba, que eran sus “propietarios”<br />

por tradición inmemorial, perdieron legalmente<br />

sus derechos a favor de funcionarios<br />

ausentes y ricos comerciantes.<br />

Incluso los labradores no se enteraron<br />

de este cambio durante medio siglo; siguieron<br />

arando y cosechando. No obstante,<br />

lo establecido por los otomanos<br />

configuró las relaciones palestino-sionistas<br />

hasta nuestros tiempos.<br />

Dado el grado de posesión de recursos<br />

y tecnología disponibles, lo cierto<br />

es que <strong>Palestina</strong> en 1900 era un área<br />

densamente poblada. De hecho, como<br />

señaló uno de los primeros líderes sionistas,<br />

<strong>Israel</strong> Zangwill, su densidad de<br />

población duplicaba la de Estados<br />

Unidos. Pero fue Zangwill quien acuñó<br />

la expresión que permearía el pensamiento<br />

sionista a lo largo del siglo siguiente:<br />

<strong>Palestina</strong>, escribió, era “la tierra<br />

sin un pueblo para un<br />

pueblo sin una tierra”.<br />

Para comprender<br />

la experiencia judía, debemos<br />

dejar ahora<br />

<strong>Palestina</strong>. La mayoría<br />

de los judíos desde la<br />

Edad Media hasta el siglo<br />

XIX vivían en lo que<br />

se convirtió en Rusia y<br />

Polonia. Muchos de estos<br />

pueblos –nadie sabe<br />

en qué proporción– no<br />

eran de origen semita.<br />

Eran, en realidad, conversos<br />

que se habían<br />

hecho judíos cuando el<br />

imperio túrquico kazar adoptó el judaísmo<br />

como religión de Estado en el siglo<br />

IX. En África del norte, de modo similar,<br />

grupos de bereberes se convirtieron al<br />

judaísmo. La conversión a las tres grandes<br />

religiones monoteístas era corriente:<br />

los invasores bárbaros del imperio romano<br />

se habían convertido en su mayor<br />

parte al cristianismo mientras los palestinos<br />

y demás se convertían al islam.<br />

Comunidades judías menores vivían<br />

dispersas por Europa occidental y<br />

especialmente en España; algunas incluso<br />

llegaron a India y China. Los judíos<br />

tradicionalmente se han dividido<br />

en comunidades asquenazí (europea<br />

oriental), sefardí (español) y oriental<br />

(bene ha-Hizrah). En <strong>Palestina</strong>, los judíos<br />

eran una pequeña minoría –quizás<br />

<strong>Israel</strong> Zangwill<br />

estimuló las<br />

tesis sionistas<br />

al escribir que<br />

<strong>Palestina</strong> –en<br />

el siglo XIX no<br />

tenía sentido<br />

de nación–<br />

era“la tierra<br />

sin un pueblo<br />

para un pueblo<br />

sin una tierra”<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 9


10.000 a mitad del siglo XIX, llegando<br />

aproximadamente a 50.000 en los años<br />

de la Primera Guerra Mundial– y principalmente<br />

eran personas en tránsito.<br />

Nueve de cada diez colonos que llegaron<br />

se marcharon.<br />

En Europa, los judíos eran habitualmente<br />

segregados y discriminados;<br />

en ocasiones eran expulsados o masacrados<br />

y a menudo eran tolerados porque<br />

eran útiles. La producción de muchas<br />

materias manufacturadas estaba<br />

prácticamente monopolizada por los<br />

judíos y, dado que la iglesia prohibía la<br />

usura a los cristianos, los judíos, a quienes<br />

en general se les prohibía la posesión<br />

de tierra, se convirtieron en banqueros<br />

y prestamistas de reyes y nobles.<br />

La Carta Magna de 1215, que la<br />

mayoría de nosotros consideramos como<br />

el fundamento de la libertad inglesa,<br />

se concibió en parte para cancelar las<br />

deudas de la nobleza a los judíos. Muchas<br />

ciudades encerraron a sus habitantes<br />

judíos en guetos, una palabra<br />

que nos viene de los venecianos.<br />

Ocasionalmente eran expulsados<br />

como lo fueron, en masa, en el año<br />

1492 de España, desde donde se dirigieron<br />

a tierras islámicas más tolerantes.<br />

Pero en gran parte de Europa sobrevivieron<br />

y crecieron en número.<br />

Paradójicamente, en el siglo XIX y a<br />

medida que obtuvieron más libertades<br />

civiles en Europa occidental, fueron<br />

más perseguidos en Europa oriental. En<br />

Rusia, se les asignó frecuentemente residencia<br />

de modo restrictivo y a partir<br />

de 1820 fueron víctimas de pogromos<br />

despiadados inspirados por el gobierno.<br />

Estos ataques alcanzaron su punto culminante<br />

después del asesinato del zar<br />

Alejandro II en 1881 y provocaron la primera<br />

emigración a gran escala a Europa<br />

occidental.<br />

La vida para los judíos en Austria,<br />

Alemania, Inglaterra, Francia y América<br />

–adonde emigraron 160.000 judíos en<br />

1880 y años subsiguientes– era mucho<br />

más próspera y segura que en Polonia o<br />

Rusia. Pero los judíos nunca se podrían<br />

sentir seguros ya que, como se lamentaba<br />

uno de los primeros sionistas, los<br />

judíos “llevan el antisemitismo a la espalda<br />

allá donde vayan”. Otro de los pri-<br />

10 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LA TRAGEDIA PALESTINA LA TRAGEDIA PALESTINA<br />

meros sionistas escribió que los judíos<br />

“han andado la tierra como un fantasma,<br />

y, como hacen todos los fantasmas,<br />

han inspirado temor y aversión… los judíos<br />

han sufrido por ser extraños en un<br />

doble sentido: extraños en las tierras a<br />

las cuales han sido empujados y más<br />

que extraños si cabe porque no tenían<br />

tierra propia donde ellos y otros pudieran<br />

experimentar que estaban completamente<br />

en casa”. De modo creciente,<br />

aspiraban a un lugar propio.<br />

A muchos europeos les atraía la<br />

idea de que los judíos se fueran. Varios<br />

excéntricos ingleses abogaron por una<br />

especie de sionismo a principios del siglo<br />

XIX –parecido al de algunos cristianos<br />

fundamentalistas de hoy– con la<br />

condición de que cuando llegaran a<br />

Tierra Santa se convirtieran al cristianismo.<br />

A medida que avanzaba el siglo,<br />

el antisemitismo aumentó tanto en poder<br />

como en virulencia: en 1881,<br />

255.000 alemanes hicieron<br />

llegar una petición al canciller<br />

Bismarck para privar<br />

del derecho de voto a los<br />

judíos residentes para evitar<br />

más inmigración. En<br />

Francia se creó una organización<br />

para boicotear a los<br />

bancos judíos; en 1895 un<br />

oficial judío francés, Alfred<br />

Dreyfus, fue acusado de<br />

traición, declarado culpable<br />

y condenado a la isla<br />

del Diablo en la Guayana<br />

francesa. Su caso y la actitud<br />

francesa hacia él –con<br />

soldados franceses gritando “muerte a<br />

los judíos” cuando Dreyfus fue despojado<br />

de su uniforme– convenció a Theodor<br />

Herzl de que los judíos nunca podrían<br />

esperar ser integrados en la sociedad<br />

occidental y deberían tener su<br />

propio Estado-nación. Pero, durante<br />

años, Herzl topó con la fuerte oposición<br />

de los líderes reconocidos de las comunidades<br />

judías de Europa occidental,<br />

que querían la integración y no la separación.<br />

Claude Montefiore subrayó<br />

que el movimiento sionista como el líder<br />

contemporáneo de la Asociación Anglo-Judía<br />

“obedeció al antisemitismo”.<br />

<strong>El</strong> antisemitismo no fue la única<br />

Aunque se<br />

hicieron planes<br />

para ofrecer<br />

tierras a los<br />

judíos en Kenia,<br />

Iraq, el Sinaí,<br />

Argentina<br />

y Manchuria,<br />

la oportunidad<br />

de <strong>Palestina</strong> no<br />

apareció hasta<br />

la Gran Guerra<br />

motivación del apoyo de los no judíos al<br />

sionismo. Los británicos pensaban que<br />

los judíos europeos enriquecerían el<br />

imperio, así que en 1903 ofrecieron al<br />

movimiento sionista casi 10.000 kilómetros<br />

cuadrados de lo que más tarde<br />

sería Kenia –prestando tan poca atención<br />

a los habitantes nativos kikuyu<br />

como posteriormente a los palestinos–.<br />

Se diseñaron otros planes para “hogares<br />

nacionales” en lo que después sería<br />

Iraq, Sinaí, Argentina y Manchuria. Una<br />

“república judía autónoma” fue creada<br />

de hecho en 1928 por la Unión Soviética<br />

en Birobiján. Pero fue la Primera Guerra<br />

Mundial la que ofreció al movimiento<br />

sionista su oportunidad en <strong>Palestina</strong>.<br />

En 1917, Gran Bretaña estaba al borde<br />

del colapso. <strong>El</strong> Gobierno se hallaba<br />

realmente en bancarrota y su ejército<br />

en el frente occidental sufría bajas espantosas<br />

e insostenibles. Lo único que la<br />

salvó de la derrota fue que los rusos contuvieron<br />

a casi la mitad del<br />

ejército alemán en el frente<br />

oriental. Pero en marzo<br />

de 1917, el ejército ruso se<br />

amotinó y el Gobierno de<br />

los zares abdicó. Aunque<br />

el Gobierno provisional<br />

“republicano” prometió<br />

continuar la guerra, pronto<br />

se reveló claramente su<br />

incapacidad para ello.<br />

Decenas de miles de soldados<br />

se fueron a casa. Para<br />

acelerar el colapso ruso, el<br />

Gobierno alemán apresuró<br />

el retorno a Rusia de los líderes<br />

bolcheviques de su exilio en<br />

Suiza. Ya que se sabía que estaban a favor<br />

de retirarse de la guerra, los británicos<br />

temían que los alemanes lanzaran<br />

el grueso de su ejército contra el<br />

frente occidental.<br />

Desesperado, al Gobierno británico<br />

se le ocurrió un plan audaz. Creyendo<br />

que los revolucionarios eran judíos, y<br />

que una gran parte del cuerpo de oficiales<br />

alemán y austríaco era judío, y<br />

que los judíos americanos pro alemanes<br />

controlaban las finanzas americanas,<br />

buscó ganar su apoyo. Para intentar<br />

persuadir a los oficiales judíos de los<br />

ejércitos alemán y austríaco a desertar<br />

y a que los judíos rusos alentaran a su Gobierno<br />

a mantenerse en la guerra, los británicos lanzaron<br />

millones de hojas de propaganda en yidish<br />

sobre Alemania y Austria proclamando que “los<br />

aliados están dando la tierra de <strong>Israel</strong> al pueblo<br />

de <strong>Israel</strong>… una victoria aliada significa el retorno<br />

al pueblo judío a Sión”. Simultáneamente, el<br />

Gobierno británico emitió la Declaración Balfour<br />

básicamente con el mismo mensaje que se<br />

pidió a lord Rothschild que transmitiera a las comunidades<br />

judías occidentales. En aquel tiempo,<br />

<strong>Palestina</strong>, que evidentemente no era entonces<br />

“propiedad” de Gran Bretaña, parecía un pequeño<br />

precio que pagar para rescatar el imperio,<br />

pero esas declaraciones configurarían el <strong>conflicto</strong><br />

entre árabes y judíos, palestinos y sionistas,<br />

hasta el día de hoy.<br />

Los británicos nunca perdieron vista del valor<br />

estratégico de <strong>Palestina</strong>, situada para ser un<br />

guardián del canal de Suez, eje central de la ruta<br />

más corta de Europa a la principal posesión<br />

británica, India, donde se hallaba la mayor parte<br />

del ejército del imperio. También era una base<br />

potencial del desplazamiento de tropas a<br />

Iraq, donde los británicos pensaban que obtendrían<br />

el petróleo que la Royal Navy necesitaba como<br />

combustible y el Gobierno británico como<br />

fuente de ingresos. Con Egipto ya al borde de<br />

una rebelión nacionalista y Adén demasiado remoto,<br />

<strong>Palestina</strong> podría convertirse, o al menos<br />

así esperaban los estrategas militares, en la<br />

guarnición ideal en Oriente Medio.<br />

Mientras que el mayor y más urgente peligro<br />

al que se enfrentaba Londres en 1917 estaba en<br />

Europa, Gran Bretaña también era un imperio<br />

afroasiático con decenas de millones de musulmanes<br />

súbditos que, sabía, se opondrían a la<br />

creación de un Estado judío en <strong>Palestina</strong>. Así que<br />

los británicos silenciaron la Declaración Balfour<br />

bajo censura militar y simultáneamente hicieron<br />

promesas similares a los árabes, proclamando<br />

que “los aliados se honran en comprometerse<br />

a alcanzar un acuerdo [de paz] de acuerdo<br />

con los deseos y aspiraciones de los pueblos”<br />

y prometiendo que crearía “gobiernos y administraciones<br />

nacionales con autoridad derivada<br />

de la iniciativa y libre elección de las poblaciones<br />

autóctonas”. En tanto los británicos aseguraban<br />

que no existía contradicción alguna, su<br />

engaño fue deliberado. Balfour, en una alocución<br />

entonces secreta al Gobierno británico,<br />

admitió que “en lo concerniente a <strong>Palestina</strong> las<br />

potencias no han pronunciado ninguna declaración<br />

de hecho que no pueda ser falsa en algún<br />

sentido ni ninguna declaración política que no<br />

hayan tenido intención de transgredir”.<br />

Esta actitud enfureció al presidente Woodrow<br />

Wilson. Él consideraba los enfoques británico<br />

y francés sobre el acuerdo de paz como inmorales<br />

–una violación de su principio cardinal<br />

que apelaba a la “autodeterminación de los<br />

pueblos”– y envió una misión estadounidense<br />

para indagar la voluntad de la población autóctona.<br />

Pero cuando la Comisión King-Crane se<br />

aprestaba a rendir su informe, Wilson ya había<br />

abandonado París y se hallaba muy enfermo.<br />

Nunca vio el informe. Sin Wilson, la delegación<br />

estadounidense en la Conferencia de Paz<br />

quedó debilitada y ya que Estados Unidos no había<br />

declarado la guerra al imperio otomano, no<br />

ejercía influencia alguna sobre los antiguos territorios<br />

otomanos, así que cuando los árabes<br />

apelaron al apoyo estadounidense, se les aconsejó<br />

que intentaran alcanzar el mejor acuerdo<br />

–posible– con los sionistas. Estados Unidos se había<br />

lavado las manos, al menos temporalmente,<br />

en la cuestión de <strong>Palestina</strong>.<br />

Los británicos, por supuesto, no podían permitirse<br />

la misma actitud. Habían conquistado<br />

Oriente Medio y pensaban quedarse. Cómo hacerlo<br />

era el espinoso problema que encararían<br />

durantes los siguientes 30 años. Su respuesta<br />

consistió en situarse en el inestable punto intermedio<br />

entre las aspiraciones de los sionistas<br />

y de los palestinos, favoreciendo primero a unos<br />

y luego a otros para acabar enfrentándose a<br />

ambos. Mientras <strong>Palestina</strong> todavía estaba bajo su<br />

gobierno militar, los británicos admitieron unos<br />

5.000 colonos judíos y proclamaron el hebreo,<br />

que prácticamente nadie usaba para fines no religiosos,<br />

lengua oficial. Cuando en 1920 <strong>Palestina</strong><br />

se convirtió en una colonia británica, eufemísticamente<br />

denominado un “Mandato” de<br />

la flamante Liga de las Naciones, los británicos<br />

lo pusieron bajo un alto comisionado inglés<br />

sionista que inmediatamente promulgó normas<br />

que promovían la venta de tierras cultivadas<br />

por los palestinos, pero registradas a nombre<br />

de propietarios ausentes, a menudo extranjeros,<br />

al Fondo Nacional Judío, y dejó entrar un segundo<br />

grupo de 16.500 inmigrantes judíos.<br />

Tales fueron las primeras iniciativas británicas<br />

pro sionistas.<br />

Los palestinos estaban furiosos. Aunque carecían<br />

de instituciones nacionales y no poseían<br />

experiencia política, se dieron cuenta de las<br />

implicaciones de la imposición de una comunidad<br />

extraña en su seno. En mayo de 1921 tuvo<br />

lugar la primera de una serie inacabable de<br />

acciones de resistencia árabe.<br />

Los británicos<br />

consideraron<br />

que la creación<br />

de un Estado<br />

judío en<br />

<strong>Palestina</strong>, que<br />

no contó con el<br />

asentimiento<br />

inicial de<br />

Estados Unidos,<br />

era un pequeño<br />

precio a<br />

pagar para<br />

salvaguardar<br />

su imperio<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 11


Alarmada, Gran Bretaña trató de<br />

aplacar a los árabes con medidas no sionistas<br />

o incluso antisionistas. <strong>El</strong> entonces<br />

secretario colonial, Winston Churchill,<br />

reprendió a los sionistas por su<br />

declarada aspiración de convertir “<strong>Palestina</strong><br />

en tan judía como Inglaterra<br />

era inglesa” y proclamó que Gran Bretaña<br />

nunca se había propuesto “crear<br />

una <strong>Palestina</strong> totalmente judía” sino<br />

únicamente permitir la formación de<br />

un “hogar nacional judío en <strong>Palestina</strong>”.<br />

Pero la Administración colonial toleró<br />

más inmigración judía, la compra de<br />

tierras y la creación de un gobierno de<br />

hecho conocido como la Agencia Judía.<br />

Cada vez más alarmados, los palestinos<br />

organizaron boicots y desórdenes y<br />

perpetraron ataques esporádicos contra<br />

el gobierno del Mandato y<br />

los inmigrantes judíos.<br />

Como en el caso de revueltas<br />

autóctonas de otras colonias,<br />

Gran Bretaña trató<br />

de ganar tiempo y nombró<br />

una serie de grupos<br />

de estudio que culminaron<br />

en la Royal Commission<br />

de 1936.<br />

Entre tanto, las dos comunidades<br />

se habían tornado<br />

más resueltas y decididas.<br />

Por parte judía,<br />

tan pronto como los sionistas<br />

echaron una mira-<br />

12 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

Los sionistas<br />

siguen<br />

convencidos de<br />

la legitimidad<br />

de una causa<br />

que implica la<br />

ocupación de<br />

toda la tierra<br />

palestina con<br />

los hechos<br />

consumados<br />

de la fuerza<br />

da a <strong>Palestina</strong> se dieron cuenta de que<br />

la única forma de convertirla en “la<br />

tierra sin un pueblo” era expulsar a los<br />

habitantes. David Ben Gurion más tarde<br />

manifestó públicamente lo que muchos<br />

sionistas ya estaban diciendo en<br />

privado: “Debemos expulsar a los árabes<br />

y ocupar.”<br />

Por parte palestina, se abrigaba un<br />

creciente sentimiento de desesperación.<br />

Ya en 1929, una investigación oficial<br />

concluyó que “los árabes han pasado a<br />

considerar al inmigrante judío no sólo<br />

como una amenaza para su sustento<br />

sino como un posible señor feudal en el<br />

futuro”. Sin embargo, los palestinos<br />

nunca se vieron mucho más favorecidos<br />

que otros pueblos coloniales en África y<br />

Asia a quienes los ingleses, los franceses,<br />

los holandeses, los portugueses y los<br />

LA TRAGEDIA PALESTINA LA TRAGEDIA PALESTINA<br />

belgas trataban de manera similar. En<br />

cierta medida estaban tecnológicamente<br />

y religiosamente divididos entre<br />

musulmanes y cristianos y, geográficamente,<br />

entre decenas de pueblos y<br />

ciudades. Socialmente, también, tenían<br />

poco en común: algunos eran nómadas,<br />

la mayoría agricultores y otros<br />

sofisticados urbanitas. No tenían instituciones<br />

nacionales ni líderes nacionales<br />

reconocidos. En todos estos aspectos<br />

contrastaban con la creciente comunidad<br />

judía europea. No obstante, comenzaron<br />

a organizar la resistencia en<br />

pequeños grupos.<br />

Los británicos reaccionaron con iracundia.<br />

Rápidamente trasladaron a<br />

<strong>Palestina</strong> una gran parte de su entonces<br />

pequeño ejército, unos 20.000 hombres<br />

y, como habían hecho a<br />

los indios e irlandeses y harían<br />

con los kenianos, comenzaron<br />

una campaña<br />

brutal; encarcelaron a manifestantes,<br />

dinamitaron<br />

centenares de casas, volaron<br />

o ametrallaron a grupos de<br />

personas e incluso tirotearon<br />

a prisioneros esposados.<br />

Su política se basaba en la<br />

creencia de que “asiáticos y<br />

africanos sólo entienden la<br />

fuerza”. En el plano militar<br />

intimidaron fácilmente a<br />

los palestinos que, a petición<br />

de los líderes de los estados árabes<br />

vecinos –nombrados por los británicos–,<br />

se rindieron. Pero el costoso programa<br />

de contrainsurgencia convenció<br />

al Gobierno británico de que tenía<br />

que encontrar una solución más factible<br />

y cómoda que la represión militar.<br />

Tal sería el papel de la Royal Commission<br />

de 1936. Impresionados por lo<br />

que habían visto, los comisionados expusieron<br />

la desalentadora realidad en<br />

estos términos: “...un irreprimible <strong>conflicto</strong><br />

ha surgido entre dos comunidades<br />

nacionales dentro de los estrechos<br />

confines de un pequeño país. Cerca de<br />

un millón de árabes se hallan en lucha,<br />

abierta o latente, con unos 400.000 judíos.<br />

No tienen nada en común. Su vida<br />

cultural y social, sus formas de pensamiento<br />

y conducta, son tan incompa-<br />

tibles como sus aspiraciones nacionales…<br />

Este <strong>conflicto</strong> es inherente a la situación<br />

desde su origen. Los términos<br />

del Mandato tienden a confirmarlo [y]<br />

el <strong>conflicto</strong> se ha agravado… parece<br />

probable que la situación, por mala<br />

que sea, aún empeorará. <strong>El</strong> <strong>conflicto</strong><br />

proseguirá, el foso abierto entre árabes<br />

y judíos se ensanchará.”<br />

Por tanto, los comisionados sugirieron<br />

que <strong>Palestina</strong> fuera objeto de<br />

una partición: los judíos recibirían la<br />

porción más pequeña –que, como afirmaron<br />

sus asesores, contenía casi todas<br />

las tierras fértiles–, mientras los árabes<br />

recibirían la porción más grande –que<br />

poseía escasa tierra fértil–. Jerusalén y<br />

un corredor al mar se internacionalizarían.<br />

Durante el próximo medio siglo,<br />

las fronteras serían repetidamente estudiadas,<br />

trazadas de nuevo, discutidas<br />

y disputadas. Y todavía lo son.<br />

Ninguna de las partes estaba dispuesta<br />

a considerar lo que parecía práctico<br />

a los ojos de los británicos o, como<br />

dice el refrán, “menos es nada”. Ambos<br />

estaban convencidos, y siguen estándolo,<br />

de la rectitud y legitimidad de su<br />

causa. Como un futuro presidente de<br />

<strong>Israel</strong>, Chaim Weizmann dijo a un sorprendido<br />

auditorio en el American<br />

Council on Foreign Relations: “Tenemos<br />

un pacto con Dios.” Vladimir Jabotinsky,<br />

mentor ideológico de los últimos<br />

primeros ministros israelíes Begin,<br />

Shamir, Netanyahu y Sharon, dijo a los<br />

comisionados que los sionistas nunca<br />

estarían satisfechos con sólo una parte<br />

de <strong>Palestina</strong>, mientras que David Ben<br />

Gurion resumió así la postura sionista:<br />

“Una vez que constituyamos una gran<br />

fuerza... cancelaremos la partición del<br />

país y nos expandiremos por toda la<br />

Tierra de <strong>Israel</strong>… Entonces [a los palestinos]<br />

sólo les quedará un cometido, el<br />

de huir.”<br />

Por su parte, un grupo de 137 intelectuales<br />

palestinos intentaron solicitar<br />

a los británicos que reconocieran que<br />

<strong>Palestina</strong> era su hogar y subrayara su<br />

importancia para el islam y el cristianismo,<br />

afirmando que “la población<br />

árabe de todas clases, credos y oficios<br />

acusaba la profunda injusticia que se les<br />

ha infligido… En consecuencia, los ára-<br />

bes se han visto conducidos al borde de la desesperación…”<br />

Pero la población se desilusionó<br />

de tantas súplicas y se echó a las calles y al<br />

monte. Su derrotado movimiento de resistencia<br />

revivió; organizó una primera huelga general y<br />

luego una verdadera insurgencia, realizando<br />

438 ataques contra funcionarios, tropas e instalaciones<br />

británicas en 1937 y 5.708 en 1938.<br />

Los británicos reaccionaron como antes: las<br />

incipientes organizaciones nacionales palestinas<br />

fueron desmanteladas y figuras palestinas destacadas<br />

fueron deportadas o encarceladas. En suma,<br />

fueron encarcelados unos 2.500 árabes y al<br />

menos hubo un millar de muertos. Para ayudar<br />

a reprimir a los árabes, los británicos armaron<br />

a unos 5.000 judíos como policía paramilitar.<br />

Pero la colaboración británico-judía solamente<br />

duró unos meses antes de que los judíos comenzaran<br />

a atacar tanto a los árabes como a los<br />

británicos. Para comprender los siguientes acontecimientos<br />

debemos dejar <strong>Palestina</strong> y otra vez<br />

volver a Europa.<br />

Después de la llegada al poder de los nazis<br />

en 1932, la posición de los judíos en Alemania<br />

empeoró rápidamente. Tras la aprobación de las<br />

leyes de Nuremberg en 1935 –despojaron a los<br />

judíos de la ciudadanía y prohibieron los matrimonios<br />

mixtos– y especialmente después de<br />

la Kristallnacht de noviembre de 1938 quedó claro<br />

que los judíos no tenían ningún futuro en<br />

Alemania. Los judíos alemanes estaban desesperados.<br />

Pero muchas puertas, incluso puertas<br />

estadounidenses, británicas y francesas, se les cerraban:<br />

los países europeos no los querían y cerraron<br />

vergonzosamente los ojos a la inminente<br />

catástrofe.<br />

Aun antes de estos trágicos acontecimientos,<br />

algunos judíos comenzaron a organizar<br />

fuerzas paramilitares. La primera de ellas fue en<br />

la propia <strong>Palestina</strong> donde, a principios de<br />

Primera Guerra Mundial y bajo patrocinio británico,<br />

crearon una unidad de 900 hombres conocida<br />

como Zion Mule Corps. Entonces, como<br />

se ha dicho antes, los británicos crearon una policía<br />

paramilitar judía en vísperas de la Segunda<br />

Guerra Mundial y también permitieron a la<br />

Agencia Judía mantener un “ejército” no oficial,<br />

embrionario, conocido como Haganah. Los británicos<br />

se proponían lograr la aquiescencia<br />

árabe –sin necesidad de más tropas británicas–<br />

en unión de una cooperación judía con la<br />

política británica.<br />

Lo que a juicio de los británicos estribaba en<br />

cooperación, para los sionistas consistía de momento<br />

en havlagah –contención, abstención de<br />

Muchos países,<br />

incluidos<br />

Francia, Gran<br />

Bretaña y<br />

Estados Unidos,<br />

desoyeron<br />

las peticiones<br />

de auxilio<br />

de los judíos<br />

alemanes en<br />

1935, preludio<br />

de la inminente<br />

catástrofe<br />

la violencia– en orden a no presionar a los británicos.<br />

Pero, a medida que la violencia nazi en<br />

Europa aumentaba, algunos judíos en <strong>Palestina</strong><br />

empezaron a considerar que la contención era<br />

insoportable y crearon una organización terrorista,<br />

Irgun Zvai Leumi. Irgun, que irónicamente<br />

tenía sus raíces en el cuerpo de muleteros de<br />

Sión, comenzó a atacar a los británicos. Mientras,<br />

en Polonia, inspirado ideológicamente por<br />

Vladimir Jabotinsky y articulado por las diversas<br />

organizaciones de juventudes europeas fascistas<br />

–incluso copiando su uso de camisas de color, las<br />

suyas verdes–, un movimiento radical conocido<br />

como Betar anunció un programa que llegó a<br />

ser conocido como “sionismo intrépido”. Su líder,<br />

Menahem Begin, fue detenido por los soviéticos<br />

pero liberado después del ataque alemán<br />

a Rusia. Se le permitió emigrar a <strong>Palestina</strong><br />

donde se convertiría en un líder del Irgun y más<br />

tarde en primer ministro de <strong>Israel</strong>.<br />

<strong>El</strong> estallido de la Segunda Guerra Mundial<br />

causó cambios radicales aunque transitorios<br />

en las posturas tanto de árabes como de judíos.<br />

La mayoría de los árabes guardaban un reticente<br />

respeto y cariño hacia Inglaterra y unos<br />

8.000 palestinos se alistaron en las fuerzas británicas.<br />

Pero el alto dirigente islámico, el gran<br />

muftí, vio a Alemania como el “enemigo del enemigo”<br />

y, como el líder nacionalista indio Subhas<br />

Chandra Bose, unió su suerte a la de los alemanes.<br />

Los judíos, naturalmente, no podían hacer<br />

tratos con los alemanes y unos 21.000 se alistaron<br />

con los británicos. Irgun suspendió temporalmente<br />

sus ataques contra los británicos. Su<br />

decisión, sin embargo, motivó que 200 miembros<br />

se escindieran para formar una nueva organización<br />

más violenta, conocida por su líder<br />

Abraham Stern como el Grupo Stern o Lohamei<br />

Heru <strong>Israel</strong> (LEHI), que continuó atacando a los<br />

británicos a lo largo del <strong>conflicto</strong>. Ya a mediados<br />

de la guerra, 1943, Irgun también comenzó a<br />

atacar a los británicos intentando asesinar al alto<br />

comisionado, sir Harold MacMichael, matando<br />

de hecho al más alto representante británico<br />

en Oriente Medio, el ministro de Estado lord<br />

Moyne, en noviembre de 1944. Un airado Winston<br />

Churchill denunció a los sionistas en el<br />

Parlamento y, siguiendo su ejemplo, la Administración<br />

palestina se inclinó contra el sionismo,<br />

lo que a su vez provocó un gran ataque terrorista<br />

en julio de 1946, la voladura del hotel<br />

Rey David de Jerusalén, donde se hospedaban altos<br />

funcionarios británicos: hubo casi un centenar<br />

de víctimas entre árabes, ingleses y judíos.<br />

<strong>El</strong> fin de la guerra en Europa dio paso a la<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 13


Los británicos<br />

encontraron<br />

documentos que<br />

demostraban<br />

que las<br />

organizaciones<br />

terroristas Irgun<br />

y el Grupo Stern<br />

operaban<br />

conjuntamente<br />

siguiendo las<br />

directrices de la<br />

Agencia Judía<br />

y de su ejército,<br />

Haganah<br />

14 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LA TRAGEDIA PALESTINA LA TRAGEDIA PALESTINA<br />

liberación de centenares de miles de supervivientes<br />

de la comunidad judía de Europa occidental,<br />

muchos de los cuales se dirigieron, con<br />

ayuda sionista y por “vías secretas”, a <strong>Palestina</strong>.<br />

Los británicos intentaron detenerlos, pero<br />

Estados Unidos favoreció la emigración judía y<br />

suscribió abiertamente la causa sionista. <strong>El</strong> presidente<br />

Harry Truman exigió que los británicos<br />

permitieran inmediatamente la entrada de<br />

100.000 inmigrantes judíos. Para no verse superado,<br />

su rival republicano abogó por la entrada<br />

de centenares de miles. Por lo visto, nunca<br />

se le ocurrió a ningún estadista europeo o<br />

estadounidense que aquellos que les habían<br />

hecho daño, los alemanes, deberían ser obligados<br />

a crear un refugio o santuario en, por<br />

ejemplo, Baviera; tampoco ofrecieron sus propias<br />

tierras a los judíos desplazados. Hipócritamente,<br />

todos decidieron que los palestinos<br />

pagaran por lo que habían hecho los europeos.<br />

Igual que los británicos en 1917, también en<br />

1946 pensaban que <strong>Palestina</strong> era un pequeño<br />

precio que pagar por lo que los europeos habían<br />

hecho o deseaban alcanzar. Y los sionistas, naturalmente,<br />

se aprovecharon de esta actitud<br />

aunque, como cayeron en la cuenta, obedecía a<br />

menudo al antisemitismo.<br />

Mientras, en <strong>Palestina</strong>, el <strong>conflicto</strong> entre<br />

británicos y judíos alcanzó el nivel de guerra<br />

abierta. En la época de mi primera visita a<br />

<strong>Palestina</strong> en 1946, las calles de todas las ciudades<br />

eran ríos de alambradas, las noches se veían salpicadas<br />

por explosiones de bombas y fuego de<br />

ametralladoras y unos 100.000 soldados británicos<br />

fuertemente armados estaban concentrados<br />

en el pequeño país. Se libraban combates<br />

a diario mientras las fuerzas de seguridad apresaban<br />

y encerraban gran número de sospechosos<br />

judíos en campos de prisioneros; ahorcaron<br />

a unos cuantos terroristas convictos e intentaron<br />

contener o impedir más inmigración judía.<br />

Como en todas las insurgencias, el ejército<br />

de ocupación, particularmente la división de<br />

paracaidistas, llegó a odiar a los insurgentes, pero<br />

los británicos, que habían actuado con brutalidad<br />

para reprimir a los árabes, se sentían inhibidos<br />

al tratar con los judíos que, después de<br />

todo, no eran un pueblo colonial de piel oscura,<br />

sino blancos europeos. Los judíos les ayudaron<br />

afirmando públicamente que la Agencia<br />

Judía y su ejército oficial, Haganah, no estaban<br />

mezclados con las actividades de los terroristas<br />

de Irgun y LEHI. Está ficción se desvaneció en junio<br />

de 1946, cuando los soldados británicos<br />

asaltaron la Agencia Judía y allí encontraron do-<br />

cumentos que demostraban que Haganah,<br />

Irgun y LEHI operaban conjuntamente bajo su<br />

mando de modo que actuarían “solamente según<br />

nuestro plan”. En decenas de otros lugares<br />

los británicos encontraron almacenes de armas<br />

y explosivos. Los británicos ganaron esa batalla<br />

pero ya habían perdido la guerra: un año<br />

más tarde, decidieron que ya no podían controlar<br />

<strong>Palestina</strong> y la traspasarían la responsabilidad<br />

a las Naciones Unidas.<br />

<strong>El</strong> intento de utilizar las Naciones Unidas para<br />

mediar en el <strong>conflicto</strong> fue denunciado por<br />

Irgun como un velo que cubría la política británica.<br />

No habría mediación, según proclamaba<br />

Irgun. La mediación sólo era una nueva forma<br />

de fuerza que, como amenazaba en su<br />

Manifiesto 7, “será contestada con la fuerza.<br />

Ésa es la ley de la guerra. Ése es el imperativo de<br />

la política judía. Daremos cumplimiento a ambos”.<br />

En cualquier caso, Irgun sostenía que el inglés<br />

es sólo otra especie de nazi y “nuestro sufrimiento…<br />

lleva alegría a su corazón nazi”. En<br />

un memorándum de junio de 1947 al Comité<br />

Especial de las Naciones Unidas sobre <strong>Palestina</strong><br />

(UNSCOP), Irgun denunció que “Gran Bretaña<br />

ha alentado y participado en el mayor de los crímenes<br />

en la historia humana: la exterminación<br />

del pueblo judío en Europa”. Peor, acusaba<br />

que los británicos lo habían hecho “con el fin de<br />

que fuéramos al desastre y nuestro nombre fuera<br />

borrado bajo el cielo de Dios… la guerra es la<br />

esperanza, la única esperanza”.<br />

Tras sus palabras y actos, Irgun aludía a un<br />

amargo recuerdo: los judíos europeos, acusaba,<br />

“habían ido a los hornos crematorios nazis como<br />

ovejas”. ¡Nunca más! Los judíos israelíes eran<br />

una nueva estirpe: “Sí, nuestra sangre se ha derramado<br />

de nuevo sobre las colinas de Galilea.<br />

Pero no es la sangre de víctimas, sino la sangre de<br />

luchadores y héroes que suscita y promueve un<br />

nuevo heroísmo aportando libertad a la patria y<br />

una vida de honor a nuestro pueblo.” La lucha se<br />

juzgaba prácticamente como un renacimiento,<br />

como un verdadero episodio místico y espiritual.<br />

Dado este sentimiento ampliamente extendido<br />

y compartido, no cabía la mediación, ni el compromiso,<br />

ni la contención; cualquier acción que<br />

ayudara a la causa sionista era ética y, de hecho,<br />

imperativa. Tal era la actitud que los sionistas infundirían<br />

a la próxima fase del <strong>conflicto</strong>. Dos<br />

años más tarde, el 17 de septiembre de 1948,<br />

cuando el representante de las Naciones Unidas,<br />

el conde Folke Bernadotte de Suecia (1895-1948),<br />

intentaba negociar un alto el fuego, fue asesinado<br />

por miembros del LEHI.<br />

Entre tanto, los británicos comenzaron a<br />

marcharse de <strong>Palestina</strong>. En sus últimas iniciativas,<br />

entregaron a Haganah la mayoría de sus<br />

depósitos de armas mientras apremiaban vagamente<br />

a los soldados judíos a no usarlas.<br />

Mucho se ha escrito acerca de lo que ocurrió posteriormente<br />

durante la guerra de 1948-1949, y<br />

gran parte era sólo propaganda. Quienes dudaban<br />

de ello eran denunciados como antisemitas.<br />

En la actualidad, historiadores israelíes más jóvenes<br />

con acceso a archivos oficiales han trazado<br />

un relato más creíble. En esencia subrayan<br />

dos puntos principales: primero, la Agencia<br />

Judía sabía exactamente lo que hacía y tenía los<br />

medios para llevar a cabo su política; en realidad<br />

sus fuerzas superaban [en número] a sus oponentes<br />

árabes además de estar mejor entrenados,<br />

mejor organizados y mejor equipados, y, segundo,<br />

la guerra se cifró menos en los combates<br />

que en la expulsión de la población: el objetivo<br />

era dejar <strong>Palestina</strong> sin palestinos. La persuasión,<br />

la propaganda y el terror fueron los medios<br />

empleados a tal fin.<br />

Aunque hubo otros ataques, el pequeño y soñoliento<br />

pueblo de Deir Yassin ejemplificó la masacre<br />

más famosa en los días previos al final del<br />

Mandato británico. Éste fue superado y vencido<br />

el 9 de abril de 1948.<br />

Deir Yassin intentaba mantenerse al margen<br />

del <strong>conflicto</strong> e incluso había expulsado a una<br />

banda de activistas árabes que querían utilizarlo<br />

como base. Pero a Irgun le fue encomendada<br />

la misión de tomar el pueblo. Contó con la ayuda<br />

del ejército oficial de la Agencia Judía, Haganah.<br />

Cuando fue tomado el pueblo, Irgun robó,<br />

desnudó, y asesinó a toda la población, hombres,<br />

mujeres y niños, y convocó una conferencia<br />

de prensa para anunciar su acción y proclamar<br />

que sólo era el principio de una campaña por toda<br />

<strong>Palestina</strong> y la vecina Transjordania. <strong>El</strong> morboso<br />

relato, por supuesto, circuló por toda <strong>Palestina</strong>.<br />

Si semejantes actos terribles podían ocurrir<br />

en Deir Yassin, ¿qué pueblo estaba seguro?<br />

La respuesta que encontró el historiador israelí<br />

Benny Morris fue “ninguno”. Dio cuenta, a<br />

partir de informes de archivos oficiales israelíes,<br />

de numerosos casos de violación y de al menos<br />

24 masacres, así como de casos de tiroteos arbitrarios<br />

de civiles y otros crímenes de guerra.<br />

Afirmó que “al parecer varios oficiales que tomaron<br />

parte en la operación [bajo el nombre de<br />

Operación Escoba para barrer a los palestinos]<br />

comprendían que la orden de expulsión que recibieron<br />

les permitía cometer estos actos para<br />

animar a la población a salir a las carreteras”.<br />

Morris comprobó que términos o nociones como<br />

“allanamiento”, “expulsión”, “desalojo” o<br />

“arrasamiento” figuraban en todos los archivos<br />

israelíes. Algunos incluso eran más francos:<br />

el Servicio de Inteligencia de Haganah recomendó<br />

–Morris citó archivos del Gobierno israelí–<br />

que “el pueblo [de Sukreir] debería ser<br />

destruido y arrasado completamente, y algunos<br />

hombres del mismo pueblo deberían ser asesinados”.<br />

Comentó: “Nadie fue castigado por estos<br />

actos de asesinato. Ben Gurion silenció la cuestión.<br />

Encubrió a los oficiales que cometieron las<br />

masacres… Ben Gurion estaba en lo cierto. Si no<br />

hubiera hecho lo que hizo no habría nacido<br />

nunca un Estado. Eso tiene que quedar claro. Es<br />

imposible evitarlo. Sin la expulsión de los palestinos,<br />

un Estado judío nunca habría surgido<br />

aquí… Hay circunstancias en la historia que justifican<br />

la limpieza étnica… Tal era la situación.<br />

Y eso era a lo que se enfrentaba el sionismo. Un<br />

Estado judío no habría visto la luz sin la expulsión<br />

de 700.000 palestinos”.<br />

Y así fue como se creó el problema de los refugiados<br />

palestinos. No todos los palestinos huyeron.<br />

Alrededor de 130.000-180.000 permanecieron<br />

en lo que sería <strong>Israel</strong> para convertirse en<br />

ciudadanos israelíes; 250.000 vivían en Gaza,<br />

medio millón en la Cisjordania ocupada por<br />

Jordania y aproximadamente 100.000 en Líbano<br />

y en Siria, respectivamente; la mayoría, en campos<br />

establecidos de forma precipitada por las<br />

Naciones Unidas y alimentados, alojados, atendidos<br />

sanitariamente y escolarizados en cierta<br />

medida con menos de 27 dólares por persona al<br />

año, experimentando, como los documentos<br />

de la ONU describen, una situación “material y<br />

moral deplorable”.<br />

Tal situación y la larga serie de acontecimientos<br />

que la precedieron forman el caldo de<br />

cultivo de las actitudes mostradas por ambas<br />

partes en este <strong>conflicto</strong> trágico. Esta historia<br />

ha configurado Oriente Medio en el último medio<br />

siglo. Estos acontecimientos y actitudes modelan<br />

la política israelí relativa a la congregación<br />

o “reunión de los judíos” y a la amenaza de creación<br />

de un Estado binacional, y han configurado<br />

asimismo las actitudes y acciones de grupo<br />

tras grupo de insurgentes y el Hamas actual.<br />

Conforman el legado que debemos mirar con<br />

mirada firme y penetrante si queremos comprender<br />

los obstáculos y despejarlos de algún<br />

modo para encontrar la senda de la paz.<br />

© William R. Polk. Junio de 2007.<br />

Los sionistas<br />

aplicaron<br />

un plan de<br />

limpieza étnica<br />

fundamentado<br />

en el terror,<br />

convencidos<br />

de que sin<br />

la expulsión<br />

de 700.000<br />

palestinos<br />

no habría sido<br />

posible la<br />

creación del<br />

Estado de <strong>Israel</strong><br />

VANGUARDIA | DOSSIER 15


ISRAEL Y PALESTINA<br />

Los actuales mapas de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> son<br />

muy distintos al de la <strong>Palestina</strong> histórica y<br />

al trazado por las Naciones Unidas en<br />

1947. También los indicativos sociales y<br />

especialmente los económicos.<br />

De consumarse los planes del Gobierno<br />

israelí, la soberanía palestina<br />

quedará reducida al 53 por ciento<br />

HAIFA<br />

del territorio de Cisjordania.<br />

Distrito norte<br />

265 hab/km 2<br />

Distrito de Haifa<br />

990 hab/km 2<br />

Distrito central<br />

1.275 hab/km 2<br />

Distrito de Tel Aviv<br />

6.920 hab/km 2<br />

Distrito de Jerusalén<br />

1.300 hab/km 2<br />

Distrito sur<br />

71 hab/km 2<br />

Golán<br />

Mar<br />

Mediterráneo<br />

GAZA<br />

TEL AVIV<br />

YAFO<br />

BERSHEVA<br />

PETAH KIQWA<br />

JERUSALÉN<br />

TIBERIAS<br />

GOLÁN<br />

PARTNERS<br />

LOS ASENTAMIENTOS<br />

Según diversas fuentes, más de 400.000 israelíes viven en los asentamientos de los<br />

territorios ocupados. <strong>Israel</strong> excluye de esta cifra a los 185.000 israelíes de Jerusalén Este,<br />

anexionado en 1980, y los 39.000 del Golán. Los diez mayores asentamientos de Cisjordania<br />

acogen al 59 por ciento de los colonos israelíes. En 2005 fueron evacuados de Gaza unos<br />

9.000 colonos.<br />

Número de asentamientos en Cisjordania según las fuentes (2004)<br />

CBS: 126 PCBS: 155 Paldis: 146 Peace Now: 131<br />

CBS: <strong>Israel</strong> Central Bureau of Statistics / PCBS: Palestinian Central Bureau of Statistics<br />

Paldis: Palestine Land Development Information Systems.<br />

FUENTES: Palestinian Central Bureau of Statistics (PCBS), <strong>Israel</strong> Central Bureau of Statistics (<strong>Israel</strong> CBS), The World<br />

Factbook, The Palestinian Academic Society for the Study of International Affairs (PASSIA), United Nations Office for<br />

the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA), United Nations Conference on Trade and Development (UNCTD),<br />

United Nations Development Programme (UNDP), Ministerio de Planificación de la Autoridad <strong>Palestina</strong>, .<br />

TULKAREM<br />

700<br />

hab/km 2<br />

QALKILYA<br />

310<br />

hab/km 2<br />

530<br />

hab/km 2<br />

HEBRÓN<br />

DEIR<br />

AL-BALAH<br />

580<br />

hab/km 2<br />

SALFIT<br />

330<br />

hab/km 2<br />

RAMALA<br />

JENÍN<br />

445<br />

hab/km 2<br />

550<br />

hab/km 2<br />

NABLÚS<br />

1.200<br />

hab/km 2<br />

BELÉN<br />

270<br />

hab/km 2<br />

JABALIA<br />

GAZA<br />

6.700<br />

hab/km 2<br />

3.500<br />

hab/km 2<br />

JAN YUNIS<br />

RAFAH 2.500<br />

hab/km 2<br />

2.600<br />

hab/km 2<br />

JERUSALÉN<br />

4.380<br />

hab/km 2<br />

TUBAS<br />

Palestinian Land Defence General Committee (Paldis), Peace Now,<br />

Comprehensive Food Securiy and Vulnerability Analysis (CFSVA),<br />

World Food Programe (WFP), Eurostat, International Monetary<br />

Found (IMF), World Bank, BBC News.<br />

120<br />

hab/km 2<br />

75<br />

hab/km 2<br />

JERICÓ<br />

Mar Muerto<br />

LOS DONANTES<br />

Sumas aportadas por la comunidad internacional<br />

en el período 1994-2005. En total se han comprometido<br />

6.104.851.292 dólares, de los que hasta el mes de<br />

octubre de 1005 se hicieron efectivos 4.677.626.670.<br />

Países árabes · 14,85%<br />

639,91<br />

Unión Europea · 54,15%<br />

2.532,13<br />

Resto del mundo · 25,75%<br />

1.204,35<br />

Instituciones y privados · 5,25%<br />

244,39<br />

Cifras en millones de dólares<br />

25,75%<br />

5,25%<br />

14,85%<br />

54,15%<br />

Sector<br />

agrícola<br />

Remesas del<br />

extranjero<br />

Asistencia<br />

social<br />

EN QUÉ TRABAJAN LOS PALESTINOS<br />

16 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 17<br />

*<br />

*<br />

*<br />

*<br />

*<br />

*<br />

*<br />

*<br />

PARTNERS<br />

PARTNERS<br />

9%<br />

9%<br />

*<br />

Trabajo<br />

en <strong>Israel</strong><br />

14%<br />

Negocio<br />

familiar<br />

Otros<br />

6% 5% 6%<br />

Autoridad<br />

<strong>Palestina</strong><br />

Sector<br />

privado<br />

18%<br />

31%


Cuarenta años después<br />

Gideon Levy<br />

COLUMNISTA DE “HAARETZ”<br />

PALESTINA VUELVE A ESTAR DESGArrada.<br />

Esta atribulada y ensangrentada<br />

parte del planeta ha<br />

sufrido un nuevo terremoto en<br />

los últimos meses. Una minúscula<br />

porción de tierra, que ya<br />

tuvo que ser dividida entre dos<br />

pueblos hace 60 años, ha quedado<br />

ahora dividida en tres. ¿Tres tierras para dos<br />

pueblos? No. Dos pueblos, tres tierras y un ocupante.<br />

Éste es el verdadero panorama, una realidad<br />

de 40 años –no sólo de ocupación, sino también<br />

una división entre las dos partes sobrantes para<br />

los palestinos (Cisjordania y Gaza, separadas de<br />

facto desde 1948)– se ha convertido ahora también<br />

en una realidad formal. Dos gobiernos para un<br />

pueblo palestino bajo una ocupación israelí.<br />

¿Conoce alguien un panorama más surrealista?<br />

Los palestinos, que en 40 años de lucha no han logrado<br />

dotarse de un Estado soberano como merecen<br />

desde hace tiempo, se enfrentan ahora a dos<br />

entidades del todo hostiles entre sí, ninguna de<br />

ellas verdaderamente libre, y da la impresión<br />

mientras escribimos estas líneas que esta realidad<br />

va a durar mucho tiempo.<br />

<strong>El</strong> mundo, pero sobre todo Estados Unidos y<br />

Europa, tiene una gran responsabilidad en lo<br />

que ha ocurrido en <strong>Palestina</strong> y más aún la tiene,<br />

claro está, <strong>Israel</strong>. <strong>El</strong> mundo e <strong>Israel</strong> pagarán un elevado<br />

precio por los errores cometidos en la gestión<br />

del “problema palestino”.<br />

Durante un momento surgió en Oriente<br />

Medio una esperanza. Fue hace más de diez años,<br />

cuando se firmaron los acuerdos de Oslo y Yasser<br />

Arafat volvió a su patria. Arafat, el padre fundador<br />

de la revolución palestina, era quizá el único palestino<br />

capaz de unir a su pueblo y conducirlo hacia<br />

la independencia y la prosperidad. Sin embargo,<br />

Arafat fracasó y lo mismo pasó con <strong>Israel</strong>;<br />

y después del último intento de lograr la paz en<br />

Oriente Medio, en Camp David, en el año 2000,<br />

<strong>Israel</strong> decidió paralizar, aislar y en la práctica colocar<br />

bajo arresto domiciliario al único líder potencial<br />

que habría podido poner fin a esta disputa<br />

que dura cien años. Tras el fracaso de Camp<br />

David, la mayoría de los israelíes y su dirección política<br />

llegaron a la conclusión de que no existía un<br />

interlocutor palestino y que desde luego no era<br />

Arafat. Se trató de un error de funestas consecuencias<br />

porque nadie en <strong>Israel</strong> se había preguntado<br />

cuál era la alternativa ni cuál era la alternativa<br />

a Arafat. Se hizo patente entonces que el padre<br />

fundador del pueblo palestino gozaba de<br />

libertad para ir de su despacho al cuarto de baño,<br />

pero nada más; que no sólo los palestinos, sino<br />

también <strong>Israel</strong> y Occidente echarían de menos algún<br />

día a ese hombre y comprenderían que fue la<br />

última esperanza de paz y también la última barrera<br />

frente al fundamentalismo y el radicalismo.<br />

Después de que <strong>Israel</strong> consiguiera paralizar a<br />

Arafat hasta su misteriosa muerte, los palestinos<br />

eligieron a su sucesor, Mahmud Abbas, que es quizá<br />

el palestino más moderado del planeta. Entonces<br />

<strong>Israel</strong> afirmó que era demasiado débil para<br />

entablar negociaciones con él, lo comparó con<br />

una gallina y no atendió a ninguna de sus demandas.<br />

<strong>Israel</strong> evacuó la franja de Gaza, una medida<br />

positiva en sí misma, pero al tiempo hizo<br />

caso omiso del pueblo palestino y de su dirección,<br />

como si fueran puro aire. No los escuchó, no se<br />

coordinó con ellos, los trató como si no existieran.<br />

La siguiente fase fue cerrar las puertas de Gaza y<br />

arrojar la llave al mar. <strong>El</strong> hambre, la pobreza y el<br />

desempleo empeoraron en Gaza, pero eso no fue<br />

todo. Las elecciones palestinas celebradas hace<br />

más de un año, democráticas y libres según todos<br />

los criterios de la supervisión internacional, auparon<br />

al poder al único movimiento político que<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 19


podía erigirse en auténtica alternativa<br />

al anterior régimen: Hamas. <strong>El</strong> pueblo<br />

palestino, harto de los gobiernos de Al<br />

Fatah, sospechosos de corrupción e incapaces<br />

de presentar logros reales a la<br />

población, hizo lo que habrían hecho<br />

los ciudadanos de cualquier democracia<br />

del mundo: votar a la alternativa. En<br />

España, la alternancia se da entre socialdemócratas<br />

y conservadores; y en<br />

<strong>Palestina</strong> se dio entre Al Fatah y Hamas.<br />

Hamas llegó al poder porque era la única<br />

alternativa bien arraigada. Ni a Occidente<br />

ni a <strong>Israel</strong>, que empujaron a los<br />

palestinos a la celebración de elecciones,<br />

a pasar por la democratización,<br />

les gustó el resultado. Se trata de un capítulo<br />

muy negativo en la democratización:<br />

respetar los resultados sólo si se<br />

ajustan a ciertos intereses.<br />

De una forma u otra, <strong>Israel</strong>, Estados<br />

Unidos y Europa decidieron boicotear al<br />

Gobierno de Hamas y, en la práctica, empujaron<br />

a 3,5 millones de palestinos,<br />

que vivían bajo una ocupación brutal, a<br />

un mayor grado de pobreza, desempleo<br />

y desesperación. Ni siquiera la formación<br />

de un Gobierno de unidad nacional<br />

bastó para mitigar las exigencias del<br />

mundo y no logró levantar el estúpido<br />

boicot. <strong>El</strong> resultado fue el esperado: empujar<br />

a los palestinos a los brazos de<br />

Irán, la única fuente de ayuda exterior<br />

del Gobierno electo y, por último, empujar<br />

también a Hamas a un golpe de<br />

Estado. Una mala noticia, ante todo para<br />

los propios palestinos, pero no en<br />

menor medida para <strong>Israel</strong>, Estados<br />

Unidos, Europa y el bando de la paz. La<br />

división de facto en dos estados palestinos<br />

no promete demasiada esperanza<br />

para el pueblo palestino, merecedor<br />

desde hace tiempo de un nuevo capítulo<br />

en su trágica vida, casi 60 años después<br />

de la nakba y 40 años después de la<br />

guerra de 1967 y el inicio de una de las<br />

ocupaciones militares más brutales, violentas<br />

y agresivas mantenidas por una<br />

democracia en nuestros días, la ocupación<br />

israelí en Cisjordania desde dentro<br />

y en la franja de Gaza desde fuera.<br />

En el verano de 1967 yo era un muchacho<br />

de 14 años, nacido y criado en<br />

Tel Aviv. Un buen muchacho de Tel<br />

Aviv, un producto típico del sistema<br />

20 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

CUARENTA AÑOS DESPUÉS CUARENTA AÑOS DESPUÉS<br />

educativo israelí: muerto de miedo en<br />

vísperas de la guerra, aterrado ante la<br />

posible destrucción inminente de <strong>Israel</strong><br />

y excitado por la milagrosa victoria.<br />

¡David lo había conseguido de nuevo!<br />

Había derrotado a Goliat en seis días. <strong>El</strong><br />

día del fin de la guerra a las 6 de la tarde,<br />

<strong>Israel</strong> se sumió en una orgía nacionalista<br />

y religiosa. Casi todo el mundo<br />

participó en ella: ortodoxos y laicos, asquenazíes<br />

y sefardíes, jóvenes y viejos.<br />

La tierra de <strong>Israel</strong> había sido liberada, y<br />

el pueblo de <strong>Israel</strong>, el pueblo elegido, estaba<br />

a salvo.<br />

Tenía 14 años y mis padres me llevaron<br />

a mi primer viaje a la “tierra liberada”.<br />

Teníamos por aquel entonces<br />

un pequeño coche alemán, un<br />

NSU1.000, y a las pocas se-<br />

manas del final de la guerra<br />

emprendimos una excursión<br />

familiar para ver los<br />

lugares que habíamos leído<br />

en la Biblia. La tumba<br />

de Abraham en Hebrón, la<br />

tumba de Raquel en Belén,<br />

de la que teníamos una pequeña<br />

escultura de cobre<br />

en casa, y sobre todo el<br />

Muro de las Lamentaciones.<br />

Recuerdo todos y cada uno<br />

de los detalles de ese viaje<br />

inolvidable, desde Nablús a<br />

Hebrón, pasando por el casco<br />

antiguo de Jerusalén y Belén. Apenas<br />

vimos a otras personas, sólo sábanas<br />

blancas colgadas en lo alto de las casas<br />

en señal de rendición. Estábamos en la<br />

cima del mundo.<br />

Veinte años más tarde y siendo ya<br />

un periodista establecido, empecé a volver<br />

a esos lugares. Tardé 20 años en ver<br />

lo que no había visto durante aquel primer<br />

viaje en el NSU1000 de mis padres.<br />

Descubrí con asombro que muchos cientos<br />

de miles de habitantes de lo que yo<br />

consideraba “tierras liberadas” vivían<br />

en condiciones inhumanas bajo una<br />

ocupación militar brutal. En los 20 años<br />

que han seguido a mi segundo viaje a los<br />

territorios me he dedicado profesionalmente<br />

a documentar para mis lectores<br />

de “Haaretz” el lado oscuro de la orgía<br />

de 1967, a contarles lo que ocurría en su<br />

patio trasero, a sólo media hora de sus<br />

Las principales<br />

víctimas de la<br />

ocupación son<br />

los palestinos,<br />

pero <strong>Israel</strong><br />

también está<br />

pagando<br />

un enorme<br />

precio por<br />

su conducta<br />

ilegal, inmoral<br />

y brutal<br />

casas. He intentado hablar a mis lectores<br />

de los puestos de control, los asesinatos,<br />

las mujeres embarazadas que no alcanzan<br />

a llegar a tiempo al hospital, los<br />

desempleados que no encuentran una<br />

fuente de ingresos, las familias desgarradas<br />

por el muro de separación, los jóvenes<br />

sin futuro y los niños que se despiertan<br />

horrorizados casi todas las noches,<br />

cuando los soldados golpean sus<br />

puertas o disparan.<br />

<strong>Israel</strong> existe hoy el doble de años<br />

con ocupación que sin ella. La gran<br />

bendición de la ocupación se convirtió<br />

en la gran maldición de <strong>Israel</strong>. Las víctimas<br />

directas son los palestinos, pero el<br />

ocupante también está pagando un<br />

precio enorme por ese comportamiento<br />

ilegal, inmoral y brutal.<br />

Cuarenta años después<br />

vuelvo una y otra vez<br />

a los mismos lugares. Los<br />

lugares santos de 1967 se<br />

han convertido para mí<br />

en lugares malditos. Los<br />

policías y soldados armados<br />

en la tumba de Abraham,<br />

el muro digno del<br />

apartheid que separa la<br />

tumba de Raquel de Belén,<br />

no son panoramas<br />

que dejen demasiado espacio<br />

para la santidad y el<br />

patrimonio histórico. En<br />

esos panoramas, las personas sufren<br />

cotidianamente a causa de la ocupación<br />

sólo porque son palestinos. Para las<br />

personas como yo, eso es imperdonable.<br />

<strong>Israel</strong> se ha hecho más grande y<br />

más fuerte, los palestinos se han vuelto<br />

cada vez más débiles, pero eso es a corto<br />

plazo. <strong>Israel</strong>, “la única democracia de<br />

Oriente Medio”, ya no es una democracia.<br />

Ninguna democracia del mundo es<br />

una democracia cuando en su patio trasero<br />

tiene lugar una agresiva ocupación<br />

militar. La democracia no puede ser<br />

parcial, no puede estar limitada por<br />

una línea demográfica o territorial. O se<br />

es una democracia o no se es. <strong>Israel</strong> no lo<br />

es. <strong>El</strong> hecho de ser una democracia libre<br />

y liberal para sus ciudadanos judíos no<br />

basta para seguir siendo democrático de<br />

verdad. La ocupación nunca puede coexistir<br />

con la democracia. La intermi-<br />

nable ocupación está presente en todos los ámbitos<br />

de la vida, no sólo de los palestinos evidentemente,<br />

sino también en las vidas de los israelíes.<br />

<strong>El</strong> que estemos demasiado ciegos para verlo<br />

no hace que el daño sea más pequeño, al<br />

contrario. Cada israelí tiene una responsabilidad<br />

directa por la ocupación; los soldados y los servicios<br />

secretos no son los únicos implicados en su<br />

mantenimiento. Los ingenieros israelíes construyeron<br />

el muro de separación y los asentamientos.<br />

Los jueces, los asesores legales y los<br />

abogados israelíes son parte del discriminatorio<br />

sistema legal de la ocupación. Los médicos israelíes<br />

sirven en los campos de detención, las cárceles<br />

y las celdas de interrogatorio; y los periodistas<br />

israelíes son parte del montaje, puesto<br />

que utilizan una inmensa empresa de blanqueo<br />

lingüístico para impedir que los israelíes conozcan<br />

el verdadero rostro de la ocupación. Todo israelí<br />

es un soldado en un puesto de control, directa<br />

o indirectamente; el soldado que impide a<br />

una anciana ingresar en un hospital lo hace en<br />

nombre de todos nosotros.<br />

En estos 40 años, sólo dos generaciones,<br />

<strong>Israel</strong> ha reforzado la creencia en su principal religión<br />

oficial, la religión de la “seguridad”. En<br />

nombre de esta religión fundamentalista, nos<br />

creemos con derecho a hacer cualquier cosa, sin<br />

limitación alguna, ni legal ni moral. Este hecho<br />

ha corrompido la sociedad israelí más que ninguna<br />

otra cosa. La palabra moralidad ya no está<br />

en el diccionario israelí. La ocupación nunca se<br />

detiene. Por definición se hace cada vez más<br />

cruel, y la sociedad israelí se desliza por la resbaladiza<br />

ladera de la montaña.<br />

Cosas que eran impensables hace diez años<br />

se han convertido hoy en una rutina, en la vida<br />

de ocupantes y ocupados en Cisjordania y Gaza.<br />

Unos lugares donde lo único seguro que se puede<br />

decir es que el mañana será peor que el hoy.<br />

Todo un pueblo está hecho trizas. Tres generaciones<br />

de palestinos no sólo han perdido a muchos<br />

miembros de su familia, sino que también<br />

han perdido toda esperanza. La ocupación<br />

en 2007 tiene un aspecto muy lúgubre: nadie habla<br />

seriamente de ponerle fin. Por otra parte,<br />

también la sociedad israelí ha cambiado mucho<br />

en estos 40 años. Nuevas generaciones de israelíes<br />

han nacido y crecido en la realidad de los<br />

ocupantes, sin saber que hay otra posibilidad. Se<br />

han educado creyendo que el pueblo elegido tiene<br />

el derecho de tiranizar a otro pueblo, día tras<br />

día, sin albergar ya ninguna duda moral, sin interrogantes<br />

legales.<br />

Si hace 40 años los israelíes estaban orgu-<br />

llosos de su ejército y su sociedad, si se les había<br />

enseñado a creer que las Fuerzas de Defensa de<br />

<strong>Israel</strong> era el ejército más moral del mundo, 40<br />

años después ya nadie habla de moralidad y la<br />

mayoría de los israelíes guarda ya en algún recoveco<br />

de su mente que estos soldados se han<br />

convertido en fuerzas de ocupación. Ahora bien,<br />

el precio no es sólo moral, relativo a la naturaleza<br />

de la sociedad; el precio también puede ser existencial.<br />

En la última guerra, en el verano de<br />

2006 en Líbano, los israelíes descubrieron que el<br />

ejército de superhombres que en 1967 derrotó a<br />

tres ejércitos bien armados en seis días ya no es<br />

capaz de volver a hacer lo mismo. Los soldados<br />

entrenados para cachear ancianas, para perseguir<br />

y disparar a niños que les lanzan piedras<br />

y para pasar la mayor parte de su servicio militar<br />

en los más de 500 puestos de control, los soldados<br />

así nunca estarán entrenados ni preparados<br />

para una guerra de verdad. La no victoria en la última<br />

guerra libanesa quizá sólo sea el preludio de<br />

las guerras que podrían estallar en el futuro.<br />

Oriente Medio, e <strong>Israel</strong> dentro de él, se enfrenta<br />

hoy a una oportunidad muy especial.<br />

Todo el mundo árabe pide la paz con un plan<br />

muy razonable, pero <strong>Israel</strong> parece dispuesto a<br />

perder esta oportunidad. Los israelíes como<br />

yo, que crecimos con el sueño de relacionarnos<br />

en paz con nuestros vecinos, convertirnos en<br />

parte de nuestro entorno geopolítico y vivir<br />

sin las sombras de la próxima guerra sobre la cabeza,<br />

no podemos entender por qué el Gobierno<br />

israelí se atreve a desperdiciar esta oportunidad.<br />

Por desgracia, en el <strong>Israel</strong> de 2007 es mucho<br />

más fácil declarar la guerra que declarar la<br />

paz: el gabinete ministerial israelí decidió en<br />

dos horas ir a la guerra contra el Líbano. Meses<br />

después de la propuesta del plan de paz saudí,<br />

aún no se ha hecho pública una respuesta positiva<br />

sobre él.<br />

En estos momentos israelíes y palestinos<br />

son más viejos y cuando miran para atrás lo único<br />

que ven es derramamiento de sangre, agresión,<br />

violencia, humillación y todos los demás<br />

ingredientes de la ocupación. Esos 40 años deberían<br />

ser un lapso suficiente, no sólo para el sufrimiento<br />

de los ocupados, sino también para<br />

que los ocupantes entendieran que la situación<br />

no puede durar para siempre. <strong>El</strong> verano de<br />

2007 se presentaba como un verano de grandes<br />

oportunidades y peligros. Dentro de 40 años<br />

nuestros hijos no lo recordarán como el verano<br />

de una gran apertura, el verano en que cambiaron<br />

<strong>Israel</strong> y Oriente Medio, sino como otro<br />

verano más de oportunidades perdidas.<br />

Directa o<br />

indirectamente,<br />

todo israelí es<br />

un soldado en<br />

un puesto de<br />

control: cuando<br />

impide que<br />

una anciana<br />

pueda llegar<br />

a un hospital lo<br />

hace en nombre<br />

de todos<br />

los israelíes<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 21


Compartir Jerusalén<br />

la solución del condominio<br />

John V. Whitbeck<br />

EXPERTO EN DERECHO INTERNACIONAL. AUTOR DE LIBROS Y DE NUMEROSOS<br />

ARTÍCULOS SOBRE EL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ. FUE ASESOR JURÍDICO DE<br />

LA MISIÓN PALESTINA EN LAS NEGOCIACIONES CON ISRAEL<br />

N<br />

UNCA HABRÁ UNA PAZ DURADERA EN<br />

Oriente Medio sin una solución<br />

del <strong>conflicto</strong> palestino-israelí<br />

aceptable a ojos de la mayoría<br />

de los israelíes y palestinos. Se<br />

trata de una realidad. Como<br />

tampoco habrá jamás una solución<br />

duradera del <strong>conflicto</strong><br />

palestino-israelí sin una solución al estatus de<br />

Jerusalén aceptable a ojos de la mayoría de israelíes<br />

y palestinos. También se trata de una realidad.<br />

También suele suponerse<br />

que no existe semejante solución.<br />

En consecuencia, muchas<br />

personas, en ambos bandos<br />

así como en el extranjero,<br />

no tienen fe alguna en cualquier<br />

clase de “proceso de paz”<br />

porque ven, al final del camino,<br />

una gran losa inamovible<br />

llamada Jerusalén, que consideran<br />

que condena cualquier “proceso de paz” a<br />

un eventual definitivo e inevitable fracaso.<br />

En un momento en que tan sólo se atisba una<br />

tenue confianza en que es aún viable una solución<br />

basada en la existencia de dos estados –o siquiera<br />

una paz, del tipo que sea–, ningún factor puede<br />

propiciar en mayor medida el restablecimiento de<br />

Dadas las inamovibles<br />

posturas de israelíes<br />

y palestinos respecto a<br />

Jerusalén, sólo es<br />

concebible una<br />

soberanía conjunta<br />

sobre una ciudad indivisa<br />

una esperanza y acelerar un cambio de orden moral,<br />

espiritual y psicológico orientado a la cooperación<br />

en lugar de al enfrentamiento en Oriente<br />

Medio en el futuro que el reconocimiento de que<br />

sí existe una solución al estatus de Jerusalén.<br />

Afortunadamente, existe una solución susceptible<br />

de resultar aceptable tanto para una mayoría de<br />

israelíes como de palestinos.<br />

Cuando israelíes y palestinos hablan de<br />

Jerusalén, no están simplemente exponiendo<br />

sus posturas en el terreno de la negociación.<br />

Jerusalén atrapa espíritus y<br />

mentes por igual. Sus reiteradas<br />

y prácticamente unánimes<br />

posiciones deben tomarse<br />

en serio. Si se acepta que ningún<br />

gobierno israelí jamás podría<br />

aceptar una nueva división<br />

de Jerusalén y si se acepta<br />

que ningún liderazgo palestino<br />

jamás podría aceptar una<br />

solución del estatus permanente que no diera al<br />

Estado palestino –y, a través de tal factor, a los<br />

mundos árabe y musulmán– una participación<br />

en la soberanía de Jerusalén, sólo es concebible<br />

una solución: la soberanía conjunta sobre una<br />

ciudad indivisa. En el contexto de la solución basada<br />

en dos estados, Jerusalén podría formar<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 23


24 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

COMPARTIR JERUSALÉN: LA SOLUCIÓN DEL CONDOMINIO COMPARTIR JERUSALÉN: LA SOLUCIÓN DEL CONDOMINIO<br />

una parte indivisa de ambos estados, ser la capital<br />

de ambos estados y ser administrada por<br />

un consejo municipal “paraguas” y unos consejos<br />

de distrito locales. En la terminología propia<br />

del derecho internacional, la ciudad sería<br />

un “condominio” de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong>.<br />

La soberanía indivisa conjunta, aunque extraña<br />

que parezca, no carece de precedentes.<br />

Chandigarh, por ejemplo, es la capital indivisa<br />

conjunta de dos estados indios vecinos, Haryana<br />

y Punjab. Durante medio siglo antes de su independencia<br />

en 1956, Sudán fue un condominio<br />

de Gran Betaña e Egipto, con el nombre oficial<br />

de Sudán Anglo-Egipcio. Durante más de 70<br />

años, la nación de Vanuatu en el Pacífico –antiguamente<br />

el Condominio de las Nuevas Hébridas–<br />

se halló bajo la soberanía indivisa conjunta<br />

de Gran Bretaña y Francia y cada residente era<br />

libre de elegir ser súbdito de las leyes británicas<br />

o de las leyes francesas. Durante más de 700<br />

años, hasta la reforma constitucional de 1993, el<br />

principado de Andorra ha estado bajo la soberanía<br />

indivisible conjunta de los copríncipes<br />

franceses y españoles –desde 1607, el jefe del<br />

Estado francés y el obispo de la Seu d’Urgell–<br />

mientras que su administración en años recientes<br />

ha sido confiada a un Consejo General<br />

electo. En 1999, un árbitro nombrado por el<br />

Tribunal Internacional de Justicia falló que el<br />

ayuntamiento bosnio en litigio de Brcko debía<br />

ser un condominio compartido por la República<br />

Serbia de Bosnia y su Federación musulmanocroata,<br />

con su propia administración local.<br />

Como capital conjunta, Jerusalén podría tener<br />

oficinas gubernamentales israelíes principalmente<br />

en su sector occidental, las oficinas gubernamentales<br />

palestinas estarían principalmente<br />

en su sector este y las oficinas municipales<br />

en ambos. Un sistema de distritos al estilo francés<br />

acercaría la administración municipal a las<br />

distintas comunidades en la ciudad, incluyendo<br />

la comunidad judía ultraortodoxa. En la medida<br />

en que uno de los dos estados deseara controlar<br />

personas o bienes a través de Jerusalén, ello podría<br />

resolverse a través de los puntos de salida<br />

más que de entrada a Jerusalén. En un contexto<br />

de paz, y especialmente de unión económica,<br />

apenas serían necesarios tales controles.<br />

Jerusalén es a la vez una ciudad con su<br />

ayuntamiento y un símbolo para mentes y espíritus.<br />

Indivisa pero compartida del modo<br />

mencionado, Jerusalén podría ser un símbolo de<br />

reconciliación y esperanza para judíos, musulmanes,<br />

cristianos y el mundo en general.<br />

Además, no precisa de fuerzas armadas sino sólo<br />

de policía, Jerusalén podría ser asimismo totalmente<br />

desmilitarizada, convirtiéndose en<br />

definitiva en la “ciudad de paz” a la que aspiran<br />

las tres religiones.<br />

Entre israelíes y palestinos deseosos de paz<br />

existe un amplio consenso en el sentido de que,<br />

en cualquier solución de estatus permanente,<br />

Jerusalén debería permanecer físicamente indivisa.<br />

Sin embargo, no existe un consenso sobre<br />

la manera de resolver el problema de la soberanía.<br />

La cuestión de la soberanía sobre Jerusalén<br />

es de tal envergadura emotiva y el consenso en<br />

el seno de cada comunidad tras su propia e inconmovible<br />

posición es –o al menos se proclama<br />

y juzga ser– tan prácticamente universal, que a<br />

decir verdad no hay estímulo alguno que ayude<br />

a quienes están dispuestos a asumir riesgos en<br />

las comunidades directamente implicadas.<br />

Riesgos personales, por cierto, que resultarían de<br />

proponer ideas cualesquiera originales o no ortodoxas<br />

sobre la cuestión. Cualquier israelí o palestino<br />

que intentara públicamente promover<br />

una solución de compromiso sobre la cuestión<br />

de la soberanía sobre Jerusalén que sinceramente<br />

creyera podría ser aceptable para la otra<br />

parte se arriesgaría a ser castigado como traidor<br />

o hereje por buena parte de sus compatriotas o<br />

correligionarios.<br />

Cuando el israelí Moshe Amirav y el palestino<br />

Hanna Siniora publicaron su valiente y<br />

meditado artículo conjunto titulado “Jerusalén:<br />

solucionando lo insoluble” en el invierno de<br />

1991-1992 no se abstuvieron de realizar propuestas<br />

polémicas, incluyendo sus llamadas a la<br />

paridad entre israelíes y palestinos en todos los<br />

aspectos de la vida civil, política y religiosa en la<br />

ciudad de modo que se igualara el tamaño de las<br />

dos comunidades, con estrictos controles de<br />

“inmigración” para mantener el equilibrio demográfico.<br />

Sin embargo, incluso situados en tal<br />

perspectiva no se atrevieron a encarar directamente<br />

la cuestión de la soberanía, “de forma que<br />

no apareciera como cuestión amenazadora a<br />

ojos de los israelíes” sino que buscaron en cambio<br />

hacerla “manejable, desmenuzándola en<br />

sus diversos componentes”, afrontando cada<br />

uno por separado.<br />

La “soberanía indivisa conjunta” es un concepto<br />

que incluso las personas muy sagaces y brillantes<br />

son a menudo incapaces de comprender.<br />

Quizás, paradójicamente, es demasiado simple<br />

como para ser comprendido fácilmente. Si por<br />

una parte se suele considerar la soberanía como<br />

el equivalente a nivel estatal de un título o propiedad,<br />

cabe señalar, por otra parte, que la propiedad<br />

conjunta indivisa de tierras o de una casa<br />

–entre marido y mujer o, por herencia, entre<br />

primos lejanos– suele ser habitual. Semejante<br />

propiedad conjunta indivisa es una realidad<br />

clara y patente en el plano jurídico y perfectamente<br />

comprensible en el plano de la costumbre<br />

y la práctica. Y a los propietarios conjuntos<br />

corresponde determinar la forma en que su<br />

propiedad en común debe ser administrada.<br />

A la hora de buscar una solución al estatus<br />

de Jerusalén, es imprescindible distinguir entre<br />

soberanía y administración municipal. Las diversas<br />

cuestiones de administración municipal,<br />

incluida la distribución de cargos entre un<br />

consejo municipal y consejos de distrito locales,<br />

se presentan en casi todas las ciudades y ayuntamientos<br />

independientemente del asunto de la<br />

soberanía. En el caso de Jerusalén, sería claramente<br />

deseable emplear el principio de “subsidiaridad”<br />

de la Unión Europea para devolver tantos<br />

aspectos del gobierno municipal como sea<br />

posible al consejo de distrito, reservando para el<br />

consejo municipal “paraguas” únicamente las<br />

cuestiones importantes que sólo pueden ser administradas<br />

eficientemente a nivel de toda la ciudad.<br />

Potencialmente muy pocas cuestiones, ya<br />

que Londres, por ejemplo, continuó funcionando<br />

muy eficientemente con sólo consejos de<br />

distrito locales y sin ningún consejo municipal<br />

“paraguas” en el período comprendido entre la<br />

abolición del Greater London Council en 1986 y<br />

la elección de un nuevo Greater London Authority<br />

y un alcalde en 2000. Ya que actualmente no<br />

hay barrios integrados en Jerusalén, de modo<br />

que así se garantiza que los israelíes están sujetos<br />

a la Administración israelí, y los palestinos a<br />

la Administración palestina, la cuestión no presentaría<br />

demasiados problemas prácticos a nivel<br />

de consejo de distrito.<br />

Si la devolución de autoridad al nivel de consejo<br />

de distrito fuera amplia y profunda, la cuestión<br />

potencialmente conflictiva de las representaciones<br />

de porcentajes de las dos comunidades<br />

en el consejo municipal “paraguas” serían<br />

mucho menos problemáticas. Si los consejos de<br />

distrito elegidos nombraran sus propios representantes<br />

para el consejo municipal “paraguas”,<br />

sería viable un estilo de gobierno municipal<br />

más técnico y menos demagógico. Si las representaciones<br />

de porcentajes de las dos comunidades,<br />

a través de sus respectivos distritos municipales<br />

en el consejo municipal “paraguas” se<br />

fijaran de manera acordada, siendo impermea-<br />

bles a los posteriores cambios demográficos<br />

dentro de los límites municipales, la cuestión de<br />

la “inmigración” a Jerusalén tras la paz entre israelíes<br />

y palestinos perdería conflictividad y se<br />

evaporaría la motivación puramente política para<br />

construir más distritos residenciales judíos en<br />

un Jerusalén Este ampliado, para rechazar permisos<br />

de obras a residentes palestinos de Jerusalén<br />

o para ampliar los actuales límites municipales<br />

aún mas para incorporar centros adicionales<br />

de población judía. <strong>El</strong> feo e infeliz término<br />

“amenaza demográfica” desaparecería del discurso<br />

político digno.<br />

Aunque la administración municipal implica<br />

numerosas cuestiones prácticas, la soberanía<br />

sobre Jerusalén es –fundamentalmente–<br />

una cuestión simbólica, psicológica e incluso<br />

prácticamente teológica. <strong>El</strong> simbolismo, la psicología<br />

y la teología son extraordinariamente<br />

importantes en relación con el caso de Jerusalén<br />

–más que con cualquier otra ciudad del planeta–,<br />

pero es importante reconocer que tal es<br />

efectivamente la naturaleza de la cuestión. Una<br />

“internacionalización” de la ciudad, sin que ni<br />

<strong>Israel</strong> ni <strong>Palestina</strong> poseyeran soberanía, ya fue recomendada<br />

en 1947 por la resolución 181 de la<br />

Asamblea General de las Naciones Unidas. Esta<br />

recomendación nunca ha sido revocada y sigue<br />

gozando de importante apoyo internacional<br />

y autoridad moral. Sin embargo, la “internacionalización”<br />

no entrañaría una finalidad simbólica<br />

o psicológica útil para los implicados<br />

más directamente, de forma que no representa<br />

una opción viable y realista en la actualidad.<br />

La asignación de soberanía sobre una ciudad<br />

indivisa tanto a <strong>Israel</strong> como a <strong>Palestina</strong> debería<br />

atender y satisfacer en el máximo grado posible<br />

las necesidades simbólicas y psicológicas tanto<br />

de israelíes como de palestinos. Podría asimismo<br />

rendir hondos beneficios psicológicos en el ámbito<br />

de la calidad de vida “después de la paz” por<br />

sus exigencias de una actitud dispuesta a compartir<br />

y cooperar con “el otro”; este factor marcaría<br />

la diferencia en relación con una nueva<br />

partición de la ciudad, la mera “tolerancia” hacia<br />

el otro o la continuación de la dominación<br />

de un pueblo sobre otro, con el cortejo de fricciones<br />

y choques envenenados que dicha dominación<br />

inevitablemente provoca.<br />

Una de las vertientes útiles y positivas de la<br />

soberanía conjunta indivisa y de sus posibilidades<br />

a la hora de ser aceptada por ambos pueblos<br />

y por sus líderes estriba en que no demandaría<br />

que <strong>Israel</strong> o <strong>Palestina</strong> hubieran de ceder soberanía<br />

sobre cualquier territorio sobre el que ya<br />

Más que en<br />

cualquier otra<br />

ciudad del<br />

planeta, el<br />

simbolismo, la<br />

psicología y la<br />

teología son<br />

inherentes y<br />

especialmente<br />

importantes<br />

en el caso<br />

de Jerusalén<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 25


Con la solución<br />

del condominio<br />

ni <strong>Palestina</strong> ni<br />

<strong>Israel</strong> se verían<br />

obligadas a<br />

renunciar<br />

a la soberanía<br />

respecto a un<br />

territorio sobre<br />

el cual la han<br />

declarado<br />

explícitamente<br />

26 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

COMPARTIR JERUSALÉN: LA SOLUCIÓN DEL CONDOMINIO<br />

mantengan la mencionada soberanía. <strong>El</strong> Estado<br />

de <strong>Palestina</strong> –proclamado el 15 de noviembre de<br />

1988, rápidamente reconocido por más de 100<br />

estados y al que nunca se renunció formalmente<br />

durante el “proceso de Oslo”– ha declarado su<br />

soberanía sólo sobre las tierras palestinas conquistadas<br />

y ocupadas en 1967. De estas tierras, el<br />

Estado de <strong>Israel</strong> ha declarado su soberanía sólo<br />

sobre el ampliado Jerusalén Este. Bajo una “solución<br />

de condominio” en el único lugar en<br />

que coinciden las actuales reivindicaciones de<br />

soberanía, la soberanía coincidiría y sería compartida.<br />

Para volver a decirlo: ni <strong>Israel</strong> ni <strong>Palestina</strong><br />

tendrían que renunciar a la soberanía sobre<br />

cualquier territorio sobre el cual han declarado<br />

soberanía. Negociaciones potencialmente inviables<br />

sobre dónde trazar una frontera internacional<br />

a través de Jerusalén –incluyendo probablemente<br />

enclaves inconexos– podrían evitarse<br />

totalmente, ya que la ciudad no estaría<br />

dividida, sino que sería compartida.<br />

Los israelíes deberían preguntarse a qué estaban<br />

en realidad renunciando –si tal fuera el caso–<br />

al aceptar una soberanía conjunta indivisa<br />

sobre Jerusalén. Aproximadamente el 70 por<br />

ciento de los residentes de la ciudad son israelíes,<br />

y los residentes palestinos ya tienen el derecho<br />

a votar en elecciones municipales. Esto no<br />

cambiaría. Dicho de modo más sencillo, todo lo<br />

que <strong>Israel</strong> tendría que hacer es decir esto:<br />

“Jerusalén unificado, dentro de las fronteras<br />

ampliadas que hemos establecido unilateralmente,<br />

es la capital eterna de <strong>Israel</strong> ... pero, con<br />

el fin de hacer posible la paz, aceptamos que<br />

también es la capital de <strong>Palestina</strong>.” Eso es todo.<br />

Mientras, en la actualidad, “ningún país” ni siquiera<br />

reconoce Jerusalén Occidental como la<br />

capital de <strong>Israel</strong> –Costa Rica y <strong>El</strong> Salvador han<br />

trasladado las últimas embajadas en Jerusalén<br />

a Tel Aviv durante 2006– y ningún país reconoce<br />

la soberanía israelí sobre Jerusalén este; si<br />

<strong>Israel</strong> adoptara semejante posición, aplicada<br />

con el consentimiento palestino, prácticamente<br />

todos los países rápidamente reconocerían a<br />

la Jerusalén unificada como la capital de <strong>Israel</strong>.<br />

Las embajadas se trasladarían allí. ¿Es esto realmente<br />

tan terrible e impensable para los israelíes?<br />

¿Es esto realmente imposible?<br />

Existe una concepción errónea ampliamente<br />

difundida entre los israelíes en el sentido<br />

de que, bajo el statu quo, <strong>Israel</strong> posee soberanía<br />

sobre Jerusalén Este ampliado. No es el caso.<br />

Posee control administrativo. Cualquier país<br />

puede adquirir el control administrativo por la<br />

fuerza de las armas. Únicamente puede adqui-<br />

rir la soberanía con el consentimiento de la comunidad<br />

internacional.<br />

Cuando Iraq conquistó Kuwait, declaró su<br />

soberanía sobre él. Ningún otro país reconoció<br />

tal declaración. Durante los siguientes siete meses,<br />

la posición de Iraq en Kuwait –control administrativo<br />

acompañado de una no reconocida<br />

declaración de soberanía– era, en cuestión de<br />

derecho internacional, efectivamente indistinguible<br />

de la posición de <strong>Israel</strong> en el Jerusalén este<br />

ampliado de hoy. La posición de Indonesia en<br />

Timor Oriental fue, durante un cuarto de siglo,<br />

similar, y la posición de Marruecos en el Sáhara<br />

Occidental sigue siendo similar. <strong>Israel</strong> ha poseído<br />

y ha ejercido el control administrativo sobre<br />

un Jerusalén Este ampliado durante cuatro décadas.<br />

Hasta el día de hoy, ninguno de los demás<br />

194 estados soberanos del mundo han reconocido<br />

su reivindicación de soberanía.<br />

<strong>Israel</strong> podría retener indefinidamente el<br />

control administrativo sobre un Jerusalén Este<br />

ampliado. Es una cuestión de poder militar y voluntad<br />

política. Sin embargo, es muy improbable<br />

que adquiera soberanía sobre Jerusalén Este<br />

ampliado a no ser que acceda a una solución permanente<br />

del estatus de Jerusalén basada en la soberanía<br />

conjunta indivisa sobre toda la ciudad.<br />

Es una cuestión que pertenece al ámbito de la ley<br />

y el derecho. De hecho, puesto que el derecho de<br />

todo país a declarar como su capital cualquier<br />

parte de su territorio soberano no puede ser objetado,<br />

el rechazo de todos los países a reconocer<br />

a Jerusalén Occidental como la capital de <strong>Israel</strong><br />

y el mantenimiento de todas las embajadas<br />

acreditadas en <strong>Israel</strong> –incluso la embajada estadounidense–<br />

en Tel Aviv es prueba palpable<br />

del rechazo de la comunidad internacional, en<br />

tanto llega una solución permanente sobre el estatus<br />

de Jerusalén, a conceder que cualquier parte<br />

de la ciudad es territorio soberano de <strong>Israel</strong>. Y,<br />

como para remachar la cuestión, cuando <strong>Israel</strong><br />

celebró el cuadragésimo aniversario de la “unificación”<br />

de Jerusalén esta primavera, las ceremonias<br />

fueron boicoteadas no solo por todos los<br />

embajadores de la Unión Europea sino incluso<br />

por el embajador estadounidense.<br />

Un claro y vivo ejemplo de la firme e inequívoca<br />

posición de la comunidad internacional<br />

lo ofrece la resolución de la Asamblea<br />

General de las Naciones Unidas, reafirmada cada<br />

mes de diciembre –habitualmente con el<br />

único voto en contra de <strong>Israel</strong> y la abstención de<br />

Estados Unidos y de un puñado de países de islas<br />

del Pacífico dependientes de Estados Unidos–<br />

y según la cual “la Asamblea General [...] deter-<br />

mina que la decisión de <strong>Israel</strong> de imponer sus leyes,<br />

jurisdicción y administración en la Ciudad<br />

Santa de Jerusalén es ilegal y, por consiguiente<br />

nula, sin contenido ni validez alguna”.<br />

Una comprensión más clara de lo que es y representa<br />

el statu quo legal relativo a Jerusalén podría<br />

facilitar que la opinión pública israelí fuera<br />

menos renuente a considerar una modificación<br />

de ese statu quo, incluso a cambio de la paz.<br />

Es evidente que la soberanía conjunta indivisa<br />

no es cuestión preferente en la agenda de israelíes<br />

ni palestinos. Una soberanía exclusiva israelí<br />

sobre toda la ciudad sería cuestión preferente<br />

para la mayoría de los israelíes, pero ello<br />

resulta inaceptable no sólo para los palestinos sino<br />

también para los países árabes y musulmanes<br />

con los que <strong>Israel</strong> desea tener relaciones diplomáticas<br />

y económicas normales y que además<br />

aceptarían cualquier estatus permanente<br />

que los palestinos pudieran aceptar excepto<br />

precisamente ése; e igual postura mostrarían<br />

segmentos significativos de la comunidad internacional<br />

aparte de los mundos árabe y musulmán.<br />

<strong>El</strong> Acuerdo Básico firmado en el Vaticano<br />

el año 2000 entre la Santa Sede y la Organización<br />

para la Liberación de <strong>Palestina</strong> es<br />

notable en este sentido. Declara que “una equitativa<br />

solución sobre la cuestión de Jerusalén, basada<br />

en resoluciones internacionales, es fundamental<br />

para una paz justa y duradera en<br />

Oriente Medio”, y que “decisiones y acciones unilaterales<br />

que alteren el carácter y estatus específicos<br />

de Jerusalén son moral y legalmente inaceptables”<br />

y hace un llamamiento a favor de<br />

“un estatuto especial para Jerusalén, internacionalmente<br />

garantizado, que debería salvaguardar”,<br />

entre otras cosas, “la igualdad ante la<br />

ley de las tres religiones monoteístas y sus instituciones<br />

y adeptos en la ciudad”.<br />

Una división de la soberanía y una nueva división<br />

del control administrativo de acuerdo<br />

con la frontera anterior a 1967 –y por ende<br />

con el derecho internacional y la resolución 242<br />

del Consejo de Seguridad de la ONU– sería<br />

cuestión preferente para la mayoría de los palestinos,<br />

pero desde el ángulo israelí y en relación<br />

con el Muro occidental/de las Lamentaciones,<br />

los grandes asentamientos judíos e incluso<br />

una ligera mayoría de población israelí en<br />

el Jerusalén Este ampliado, resulta inconcebible<br />

–un Jerusalén Este ampliado resulta indistinguible<br />

del resto de territorios ocupados desde la<br />

perspectiva del derecho internacional aunque<br />

desde luego es distinguible desde la perspectiva<br />

de la ley nacional israelí– y, factor más im-<br />

COMPARTIR JERUSALÉN: LA SOLUCIÓN DEL CONDOMINIO<br />

portante, a ojos de la opinión pública israelí.<br />

Estas irreconciliables “opciones preferentes”<br />

deben, lógicamente, ser descartadas por todos<br />

aquellos que verdaderamente desean conseguir<br />

la paz, que deberían trabajar en favor de<br />

alternativas recíprocamente aceptables. Si se<br />

aceptan las dos premisas de que ningún gobierno<br />

israelí jamás aceptaría una nueva división de<br />

Jerusalén y de que ningún liderazgo palestino<br />

–ciertamente no los mundos árabes y musulmán–<br />

jamás aceptaría una solución de estatus<br />

permanente que no diera al Estado palestino una<br />

participación en la soberanía en Jerusalén, entonces<br />

–cuestión de pura lógica– la soberanía<br />

conjunta indivisa constituye la única alternativa<br />

posible si se quiere un día alcanzar la paz. Sin embargo,<br />

incluso si la primera premisa fuera falsa<br />

y carente de base –no habiendo ninguna razón<br />

para creer que la segunda premisa fuera falsa– y<br />

pudiera acordarse una división de la soberanía<br />

en Jerusalén, la soberanía conjunta indivisa seguiría<br />

siendo la mejor alternativa tanto para israelíes<br />

como para palestinos.<br />

Los israelíes preocupados por su futuro podrían<br />

muy bien reflexionar sobre la visión de<br />

Jerusalén de Theodor Herzl, padre fundador de<br />

sionismo político: “Simplemente extraterritorializaremos<br />

Jerusalén, que entonces no pertenecerá<br />

a nadie y sin embargo pertenecerá a todos,<br />

como lugar sagrado común a todos los fieles<br />

de todas las confesiones, gran condominio de<br />

cultura y moralidad.” <strong>El</strong> sueño de Herzl de un<br />

Estado judío resultó escasamente práctico y realista<br />

en su tiempo, pero existió medio siglo después.<br />

Si su pueblo puede disfrutar un día de paz<br />

y seguridad, ello puede depender de si es capaz<br />

de comprender la visionaria perspectiva de<br />

Herzl de que aquello a lo que ninguno de los<br />

pueblos de Tierra Santa iba a poder renunciar jamás<br />

debe ser –por consiguiente– compartido.<br />

<strong>El</strong> presidente Yasser Arafat, padre fundador<br />

del nacionalismo palestino, claramente reconoció<br />

este principio cuando, en un discurso pronunciado<br />

en la Universidad de Harvard en<br />

1995, preguntó: “¿Por qué no Jerusalén como la<br />

capital de dos estados, sin muro de Berlín?<br />

¿Unida, abierta, en coexistencia y convivencia?”<br />

<strong>El</strong> público asistente se puso de pie y prorrumpió<br />

en una ovación.<br />

Si Herzl y Arafat podrían ciertamente estar<br />

de acuerdo sobre el potencial de una “solución<br />

de condominio”, ¿no debería en consecuencia<br />

ser explorada y desarrollada esta llave potencial<br />

de la paz por quienes aún creen que la paz es posible<br />

y reconocen además que es urgente?<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 27


EL MURO<br />

<strong>El</strong> muro de separación entre las comunidades israelíes y palestinas en Cisjordania comenzó a levantarse el<br />

8 de julio de 2004. Desde entonces se ha construido casi el 58 por ciento de los 721 kilómetros previstos.<br />

1947<br />

Jerusalén<br />

Jurisdicción<br />

internacional<br />

1949<br />

Administración<br />

jordana<br />

Administración<br />

egipcia<br />

1967<br />

<strong>Israel</strong><br />

Territorios<br />

ocupados<br />

Estado<br />

judío<br />

Estado<br />

árabe<br />

Estado<br />

de <strong>Israel</strong><br />

LOS DATOS<br />

(mayo de 2007)<br />

Construcción completada 413<br />

En construcción<br />

90<br />

Construcción pendiente 218<br />

TOTAL 721<br />

FUENTES: B’Tselem (The <strong>Israel</strong>i Infomation<br />

Center for Human Rigths in the Occupied<br />

Territories), United Nations Office for the<br />

Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA),<br />

<strong>Israel</strong> Central Bureau of Statistics y Palestinian<br />

Central Central Bureau Bureau of Statistics.<br />

EN CONSTRUCCIÓN<br />

CONSTRUCCIÓN PENDIENTE<br />

TOTAL 171<br />

LONGITUD<br />

(en Km)<br />

32<br />

PORCENTAJE SOBRE<br />

LA LONGITUD<br />

TOTAL PREVISTA<br />

53<br />

57,3<br />

12,4<br />

30,3<br />

Área de<br />

Jerusalén<br />

18,7<br />

ZONA DE JERUSALÉN LONGITUD (en Km) PORCENTAJE SOBRE LA LONGITUD TOTAL PREVISTA<br />

CONSTRUCCIÓN COMPLETADA<br />

86<br />

Datos de junio de 2007<br />

50,3<br />

31<br />

2007<br />

Tierra de nadie<br />

Construido En construcción<br />

Proyecto<br />

aprobado<br />

SUPERFICIE DE TIERRA<br />

CISJORDANA AFECTADA<br />

Zonas al oeste del muro<br />

(incluido Jerusalén Este)<br />

Zonas al este del muro<br />

total o parcialmente<br />

rodeada<br />

TOTAL SUPERFICIE<br />

AFECTADA<br />

POBLACIÓN PALESTINA<br />

AFECTADA<br />

Al oeste del muro<br />

Al este del muro total o<br />

parcialmente rodeadas<br />

ÁREA<br />

2 (en Km )<br />

480<br />

191<br />

671<br />

Frontera<br />

de 1967<br />

PORCENTAJE SOBRE<br />

LA SUPERFICIE<br />

TOTAL DE CISJORDANIA<br />

8,5<br />

3,4<br />

11,9<br />

PUEBLOS,<br />

ALDEAS RESIDENTES<br />

O COMUNIDADES<br />

17 27.520<br />

Jerusalén Este<br />

21 222.500<br />

TOTAL 92 497.820<br />

LOS ASENTAMIENTOS<br />

ISRAELÍES<br />

54 247.800<br />

ASENTAMIENTOS RESIDENTES<br />

Al oeste del muro<br />

48 187.840<br />

Al este del muro<br />

69<br />

57.330<br />

Jerusalén Este<br />

12 192.920<br />

TOTAL 129 438.090<br />

PUNTOS DE PASO<br />

En el muro se han establecido 43 puntos de paso, con tres distintas<br />

prestaciones.<br />

11 Para acceder a <strong>Israel</strong> sólo con permiso de trabajo. Prohibidas las mercancías<br />

(se utiliza el sistema de un bulto por persona).<br />

7 Para acceder a otras ciudades de Cisjordania. Abiertos a diario 12 horas<br />

ininterrumpidamente. Algunos dos veces al día en horarios fijos.<br />

25<br />

Pasos agrícolas<br />

13<br />

DATOS COMPARATIVOS<br />

Muro de <strong>Palestina</strong><br />

Muro de Berlín<br />

Sólo se abren en función del calendario agrícola<br />

LONGITUD<br />

(en Km)<br />

721 (previstos)<br />

(más de 410 construidos)<br />

155<br />

ALTURA<br />

MÁXIMA<br />

(en metros)<br />

12 Se abren dos o tres veces al día. Sólo se permiten los aperos de labranza.<br />

8<br />

3,6<br />

La construcción del muro ha sido calificada como “contraria<br />

a las leyes internacionales” en una sentencia del Tribunal<br />

Internacional de La Haya (9 de julio de 2004) y condenada<br />

por la ONU (resolución de 20 de julio de 2004) y por el Consejo<br />

Mundial de las Iglesias. La Cruz Roja Internacional considera<br />

que el muro vulnera la Convención de Ginebra. .<br />

28 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 29


30 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

Un Estado no es la solución<br />

Uri Avnery<br />

ANTIGUO COMBATIENTE DE IRGUN Y EX DIPUTADO.<br />

IMPULSOR DE LA ORGANIZACIÓN PACIFISTA ISRAELÍ GUSH SHALOM<br />

E<br />

L DEBATE ENTRE LA “SOLUCIÓN UNIEStatal”<br />

y la “solución biestatal” no<br />

es un debate teórico. No puede haber<br />

compromiso; y debemos elegir<br />

–porque suponen estrategias y<br />

tácticas muy diferentes– no mañana,<br />

sino hoy, aquí y ahora. La<br />

decisión puede ser fatídica.<br />

Cuando la situación parece negra, las utopías<br />

florecen. La solución “uniestatal” es fruto de<br />

semejante desesperación. Quizá todos hemos<br />

pensado en algún momento: no hay nada que<br />

hacer, la situación es “irreversible”. Ahora bien,<br />

no hay que convertir la desesperación<br />

en ideología. La desesperación<br />

destruye la capacidad<br />

de actuar. Nada está perdido<br />

hasta que renunciamos a<br />

obrar, lo cual no es una solución.<br />

No es moral.<br />

La idea de un Estado común<br />

ya era vieja en mi niñez.<br />

Prosperó en la década de 1930, luego quedó<br />

desacreditada. En la actualidad hay tres preguntas<br />

relacionadas con la solución uniestatal:<br />

1) ¿Es posible?; 2) De ser posible, ¿es buena?, y 3)<br />

¿Aportará una paz justa?<br />

1. ¿Es posible la solución uniestatal?<br />

Mi respuesta es de lo más rotunda: no.<br />

Todo el que esté relacionado con la opinión<br />

pública judío-israelí sabe que el deseo de un<br />

Estado de mayoría judía, donde los judíos sean<br />

dueños de su propio destino, supera todos los demás<br />

objetivos, incluso el deseo de un Estado en<br />

La solución uniestatal<br />

es rotundamente<br />

imposible; nada, salvo<br />

una aplastante derrota<br />

militar, obligaría a los<br />

israelíes a renunciar<br />

a su Estado<br />

todo el Eretz <strong>Israel</strong>, el Gran <strong>Israel</strong>. Podemos hablar<br />

de un Estado desde el Mediterráneo hasta el<br />

río Jordán, un Estado binacional o no nacional;<br />

en la práctica, significa el desmantelamiento del<br />

Estado de <strong>Israel</strong>. Hay que decirlo con claridad, y<br />

la opinión pública –desde luego la palestina, y<br />

también la judía– considera con toda razón<br />

que es así.<br />

Queremos cambiar muchas cosas de este<br />

Estado, su narración histórica, su definición<br />

como un Estado “judío y democrático”, la ocupación<br />

fuera y la discriminación dentro. Queremos<br />

crear una nueva base para la relación en-<br />

tre el Estado y los ciudadanos<br />

árabe-palestinos. Sin<br />

embargo, es imposible hacer<br />

caso omiso del ethos básico de<br />

la abrumadora mayoría de<br />

los ciudadanos.<br />

Existe la ilusión de que<br />

todo eso puede cambiarse por<br />

medio de la presión externa.<br />

¿Obligará la presión externa al 99,9 por ciento<br />

de la población judía a renunciar al Estado?<br />

No, nada salvo una aplastante derrota militar<br />

obligará a los israelíes a renunciar a su Estado.<br />

También la mayoría del pueblo palestino<br />

quiere su propio Estado: para realizar las aspiraciones<br />

más básicas, restaurar el orgullo nacional,<br />

curar su trauma. Incluso los dirigentes de<br />

Hamas, con quienes he hablado, lo desean. Todo<br />

el que piense de otro modo obra de acuerdo con<br />

una ilusión. Hay palestinos que hablan de un<br />

único Estado, pero, en realidad, lo que tienen en<br />

mente es el desmantelamiento del Estado de<br />

<strong>Israel</strong>. También ellos saben que eso es utópico.<br />

Algunos palestinos creen que la posibilidad<br />

de un único Estado asustará a<br />

los israelíes y los llevará a aceptar la<br />

creación de un Estado palestino. Sin<br />

embargo, el resultado de este pensamiento<br />

maquiavélico es el contrario:<br />

empuja a los israelíes a los brazos de la<br />

derecha y hace surgir el fantasma de la<br />

limpieza étnica.<br />

La tendencia en todo el mundo no<br />

es hacia la creación de nuevos estados<br />

multinacionales, sino hacia la descomposición<br />

estatal en componentes<br />

nacionales. No existe ningún ejemplo<br />

de dos naciones diferentes que decidan<br />

por voluntad propia convivir juntas en<br />

un solo Estado ni de un Estado nacional<br />

binacional o multinacional que funcione<br />

de verdad, salvo el caso de Suiza,<br />

que es la proverbial excepción que confirma<br />

la regla.<br />

Es una completa ilusión esperar<br />

que tras 120 años de <strong>conflicto</strong>, cuando<br />

ya ha nacido la quinta generación, dos<br />

pueblos puedan pasar de la guerra total<br />

a la paz total en un Estado común, renunciando<br />

a toda aspiración de independencia.<br />

¿Cómo debe realizarse esta idea?<br />

Supuestamente sucedería así: los palestinos<br />

renunciarán a su lucha por la<br />

liberación, así como a la aspiración a un<br />

Estado propio, y anunciarán que quieren<br />

vivir en un Estado común con los israelíes.<br />

Una vez creado ese Estado, tendrán<br />

que luchar por sus derechos civiles.<br />

Esa lucha recibirá apoyo de todo el<br />

mundo, como ocurrió en otro tiempo<br />

con Sudáfrica. Se impondrá un boicot y<br />

se aislará al Estado. Millones de refugiados<br />

regresarán, y la mayoría palestina<br />

recuperará el poder.<br />

¿Cuánto tiempo, cuántas generaciones,<br />

se tardará? ¿Imagina alguien un<br />

Estado así que funcione en la práctica?<br />

¿Pagarán los habitantes de Bilin los mismos<br />

impuestos que los de Kfar Saba?;<br />

¿aprobarán los habitantes de Jenín una<br />

constitución juntos con los de Netania?;<br />

y prestarán servicio los habitantes de<br />

Hebrón y los colonos en el mismo ejército<br />

y la misma policía?; ¿estarán sometidos<br />

a las mismas leyes? ¿Es eso<br />

realista?<br />

Algunos sostienen que esta situa-<br />

ción ya existe, que <strong>Israel</strong> ya gobierna un<br />

único Estado desde el mar hasta el río.<br />

No, lo que existe es un Estado ocupante<br />

y un territorio ocupado.<br />

Es mucho más fácil desmantelar<br />

los asentamientos que obligar a seis<br />

millones de judíos a desmantelar el<br />

Estado.<br />

2. De ser posible la solución uniestatal,<br />

¿sería algo bueno?<br />

Mi respuesta: no, en absoluto.<br />

Examinemos semejante Estado, no<br />

como entidad imaginaria, como epítome<br />

de perfección, sino como sería en<br />

realidad. En ese Estado, dominarían<br />

los israelíes. Gozarían de superioridad<br />

en casi todos los ámbitos: calidad de vida,<br />

poder militar y capacidades tecnológicas.<br />

La renta media de un israelí<br />

medio es 25 veces superior a la de un palestino<br />

medio: 15.000 euros frente a<br />

600. Los israelíes se ocuparán de que los<br />

palestinos sean leñadores y aguadores<br />

durante muchísimo tiempo.<br />

Será una ocupación con otros medios.<br />

No pondrá fin al <strong>conflicto</strong>, sino<br />

que inaugurará otra fase.<br />

3. ¿Aportaría la paz una solución uniestatal?<br />

Difícilmente.<br />

Ese Estado será un campo de batalla<br />

en el que cada bando intentará apoderarse<br />

de tanta tierra como sea posible y<br />

de atraer a tantos habitantes como sea<br />

posible. Los judíos lucharán con todos<br />

los medios para impedir que los árabes<br />

se conviertan en mayoría y alcancen el<br />

poder. En la práctica será un Estado<br />

con apartheid. Si los árabes alcanzaran la<br />

mayoría e intentaran hacerse con el<br />

poder, estallaría una lucha que podría<br />

conducir a una guerra civil, una repetición<br />

de 1948.<br />

Incluso un partidario de la solución<br />

uniestatal reconocerá que la lucha se<br />

prolongará durante varias generaciones.<br />

Correrá mucha sangre y los resultados<br />

distan mucho de estar asegurados.<br />

La idea uniestatal es utópica. Para<br />

realizarla, hay que cambiar el pueblo,<br />

quizá los dos pueblos. <strong>El</strong> comunismo ha<br />

mostrado que el utopismo puede producir<br />

consecuencias terribles. La visión<br />

según la cual “habitará el lobo con el<br />

cordero” exige el suministro diario de<br />

un nuevo cordero.<br />

Algunos citan el<br />

modelo de Sudáfrica,<br />

pero apenas hay semejanza<br />

alguna entre las<br />

dos situaciones. En<br />

Sudáfrica, ni blancos<br />

ni negros querían un<br />

Estado separado propio,<br />

ni habían vivido<br />

nunca en dos entidades<br />

separadas. <strong>El</strong><br />

Estado único ya existía<br />

desde hacía tiempo, y<br />

la lucha era por el poder<br />

en ese Estado.<br />

Resulta ilusorio<br />

pensar que,<br />

después de<br />

120 años de<br />

<strong>conflicto</strong>, dos<br />

pueblos puedan<br />

pasar de la<br />

guerra total<br />

a la paz total<br />

compartiendo<br />

un mismo<br />

Estado<br />

Los amos de Sudáfrica eran racistas<br />

que admiraban a los nazis; era fácil boicotear<br />

su Estado. <strong>Israel</strong>, en cambio, es<br />

aceptado por todo el mundo como el Estado<br />

de los supervivientes del Holocausto,<br />

y sólo pequeños grupos lo boicotearán.<br />

A los israelíes les basta señalar que<br />

el primer paso del camino hacia Auschwitz<br />

fue la consigna nazi: “Kauft nicht bei<br />

Juden” (“No compres a judíos”). Además,<br />

un boicot internacional suscitaría en<br />

muchos judíos del mundo los más profundos<br />

miedos ante el antisemitismo y<br />

los empujaría a la extrema derecha.<br />

Por otra parte, los expertos en Sudáfrica<br />

afirman que la efectividad del<br />

boicot se ha sobreestimado mucho. <strong>El</strong><br />

principal factor del derrumbe del régimen<br />

del apartheid fue la retirada del<br />

apoyo estadounidense a Sudáfrica como<br />

bastión contra el comunismo, tras<br />

el colapso de la Unión Soviética. La relación<br />

entre Estados Unidos e <strong>Israel</strong> es<br />

muchísimo más intensa y compleja,<br />

con profundas capas ideológicas.<br />

DOS ESTADOS: LA ÚNICA SOLUCIÓN PRÁCTI-<br />

CA Y, POR LO TANTO, MORAL<br />

Hace 58 años, cuando mis amigos y<br />

yo levantamos por primera vez la bandera<br />

de la paz palestino-israelí sobre la<br />

base de una solución biestatal, podíamos<br />

contarnos con los dedos de las dos<br />

manos. Hoy existe, entre Estados Unidos,<br />

Rusia, Europa, la opinión pública<br />

israelí, la opinión pública árabe y la Li-<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 31


ga Árabe, un consenso acerca de que se<br />

trata de la única solución realista. Hay<br />

que ser conscientes de la plena importancia<br />

de este hecho: todo el mundo árabe<br />

apoya hoy la idea.<br />

Es cierto que algunos sólo hablan<br />

para la galería o la utilizan para desviar<br />

la atención de sus verdaderos objetivos.<br />

Sin embargo, cuando todo el mundo<br />

reconozca que se trata de la única solución<br />

práctica, al final acabará realizándose.<br />

Los parámetros son conocidos y<br />

aceptados en gran medida:<br />

1. Un Estado palestino, creado al lado<br />

de <strong>Israel</strong>.<br />

2. Unas fronteras basadas en la Línea<br />

Verde, quizá con un intercambio limitado<br />

y consensuado de territorios.<br />

3. Jerusalén como la ca-<br />

pital de los dos estados.<br />

4. Una solución concertada<br />

al problema de los refugiados.<br />

(Un número acordado<br />

regresará a <strong>Israel</strong>, el<br />

resto se reubicará en el Estado<br />

palestino o en sus actuales<br />

lugares de residencia,<br />

con el pago de generosas<br />

compensaciones. Las<br />

opciones se someterán a los<br />

refugiados, dondequiera<br />

que estén, en tanto que socios<br />

en la decisión final.)<br />

5. Una asociación económica<br />

en la que el Gobierno palestino<br />

pueda defender los intereses palestinos.<br />

La existencia de dos estados mitigará,<br />

hasta cierto punto, la inmensa<br />

disparidad entre los dos lados.<br />

6. En un futuro más lejano: una<br />

unión mesoriental, moldeada sobre el<br />

modelo de la Unión Europea, que puede<br />

incluir a Turquía e Irán.<br />

Los obstáculos, también conocidos,<br />

son grandes. Sin embargo, los verdaderos<br />

obstáculos a la solución biestatal<br />

son pequeños en comparación con los<br />

obstáculos a la solución uniestatal y<br />

pueden superarse.<br />

La idea uniestatal, sin lugar a dudas,<br />

proporciona satisfacción moral a<br />

sus partidarios. Alguien me dijo: de<br />

acuerdo, no es realista, pero es moral; y<br />

ahí es donde quiero llegar. Lo que digo<br />

32 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

La solución<br />

uniestatal es<br />

peligrosa<br />

porque, entre<br />

otras cosas,<br />

produce<br />

desesperación,<br />

divide el bando<br />

de la paz y<br />

debilita la<br />

lucha contra<br />

la ocupación<br />

UN ESTADO NO ES LA SOLUCIÓN<br />

es: se trata de un lujo que no nos podemos<br />

permitir. Cuando el destino de<br />

tantos seres humanos está en juego,<br />

una postura moral que no sea realista se<br />

convierte en inmoral.<br />

No basta con señalar que la solución<br />

uniestatal no puede realizarse. Esa<br />

“solución” es también muy peligrosa:<br />

1. Es resultado de la desesperación y<br />

produce desesperación. Desvía esfuerzos<br />

de la paz, creando la ilusión de que<br />

el verdadero campo de batalla está fuera,<br />

no aquí.<br />

2. Hace perder el tiempo de forma<br />

irremediable, perder décadas durante<br />

las cuales pueden suceder cosas terribles,<br />

a los palestinos y a nosotros; por<br />

ejemplo, la limpieza étnica.<br />

3. Divide el bando de la paz y profundiza<br />

sus diferencias<br />

con respecto a la opinión<br />

pública. Fortalece a la derecha,<br />

porque asusta a la<br />

opinión pública y hace<br />

que pierda de vista una solución<br />

sensata.<br />

4. Debilita la lucha<br />

contra la ocupación. Si va<br />

a haber un Estado entre<br />

el mar y el río Jordán, los<br />

colonos pueden construir<br />

asentamientos donde<br />

quieran.<br />

5. Fortalece el razonamiento<br />

según el cual “no<br />

hay solución” al <strong>conflicto</strong>. Si la solución<br />

biestatal está mal y la solución uniestatal<br />

no es factible, entonces la derecha<br />

tiene razón y no hay ninguna solución:<br />

un razonamiento que justifica todos<br />

los males, desde la ocupación eterna<br />

hasta la limpieza étnica. Que no hay solución<br />

quiere decir que no hay fin de la<br />

ocupación.<br />

Una vez alcancemos la paz entre los<br />

dos estados, podremos discutir sobre la<br />

siguiente etapa: la fusión de los dos en<br />

uno solo; o un movimiento gradual,<br />

de mutuo acuerdo, hacia una confederación<br />

o una federación. (Desde nuestra<br />

primera reunión en el año 1982 hasta el<br />

final, Yasser Arafat siempre habló de<br />

una solución al estilo del Benelux para<br />

<strong>Israel</strong>, <strong>Palestina</strong>, Jordania y quizá incluso<br />

Líbano.)<br />

La experiencia demuestra que, formalmente,<br />

el Estado-nación clásico está<br />

aquí para quedarse; sin embargo, en<br />

la práctica, muchas de sus funciones se<br />

transfieren a estructuras supranacionales<br />

como la Unión Europea. Doy por<br />

supuesto que algo similar sucederá al final<br />

en nuestra región. Sin embargo,<br />

ahora debemos enfrentarnos al problema<br />

inmediato.<br />

<strong>El</strong> consenso internacional sobre<br />

una solución biestatal se ha alcanzado<br />

por un proceso de eliminación, pero para<br />

llevarlo a la práctica tenemos que crear<br />

apoyo desde dentro, entre la población<br />

israelí. Mi valoración es que, aunque<br />

en la superficie la situación es<br />

espantosa y deprimente –los asentamientos<br />

se hacen más grandes, el muro<br />

más largo, la ocupación causa todos<br />

los días injusticias indecibles–, estamos<br />

progresando a pesar de todo. Por debajo<br />

de la superficie, las cosas se mueven<br />

en la dirección opuesta. Todas las encuestas<br />

demuestran que la gran mayoría<br />

de la población israelí acepta la existencia<br />

del pueblo palestino y la necesidad<br />

de un Estado palestino. Que acepta<br />

más o menos que Jerusalén se convierta<br />

en la capital de los dos estados. <strong>El</strong><br />

Gobierno reconoció a la OLP ayer y reconocerá<br />

a Hamas mañana. En círculos<br />

cada vez más amplios, estamos presenciando<br />

el principio de un reconocimiento<br />

de la narración histórica de la<br />

otra nación.<br />

Es cierto que 120 años de <strong>conflicto</strong><br />

han creado en nuestro pueblo un inmenso<br />

depósito de odio, prejuicio, sentimientos<br />

de culpa reprimidos, estereotipos<br />

y, de modo más importante, miedo<br />

y una desconfianza total hacia los<br />

árabes. Contra eso debemos combatir,<br />

para convencer a la opinión pública<br />

de los beneficios que pueden obtenerse<br />

de la creación de un Estado palestino,<br />

de que la paz merece la pena y es buena<br />

para el futuro de <strong>Israel</strong>. Con un cambio<br />

en la situación internacional y una asociación<br />

con el pueblo palestino, nuestras<br />

posibilidades de alcanzar la paz<br />

son buenas.<br />

En cualquiera de los casos, por mi<br />

parte he decidido seguir vivo hasta que<br />

eso ocurra.


34 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

Dos estados puede ser<br />

una receta cínica<br />

Ilan Pappé<br />

PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE HAIFA Y DIRECTOR DEL INSTITUTO ÁRABE JUDÍO DE ISRAEL.<br />

IMPULSA LA REVISIÓN CRÍTICA DE LA HISTORIA OFICIAL SOBRE LA CREACIÓN DEL ESTADO DE ISRAEL<br />

E<br />

L SIONISMO NACIÓ DE DOS IMPULSOS<br />

lógicos y justificados. <strong>El</strong> primero<br />

fue el deseo de encontrar un refugio<br />

seguro para los judíos de<br />

Europa oriental y central tras décadas<br />

de persecuciones antisemitas,<br />

y es posible también que<br />

ante la premonición de que iban<br />

a llegar cosas peores. <strong>El</strong> segundo impulso fue la redefinición<br />

de la religión judía como movimiento<br />

nacional bajo al influencia de la “primavera de las<br />

naciones”, a mediados del siglo XIX.<br />

Cuando los dirigentes del movimiento decidieron,<br />

por razones que no cabe desarrollar aquí,<br />

que el único territorio en el que podían satisfacerse<br />

esos dos impulsos era <strong>Palestina</strong> –donde ya vivía casi<br />

un millón de personas–, ese movimiento se convirtió<br />

en un proyecto colonialista. <strong>El</strong> proyecto del<br />

sionismo colonialista adquirió una forma más definida<br />

tras la Primera Guerra Mundial. A pesar del<br />

paraguas imperial británico, la empresa sionista en<br />

<strong>Palestina</strong> –en tanto que proyecto colonial– no fue<br />

un éxito. Los colonos apenas lograron hacerse<br />

con el 6 por ciento del hogar palestino y representaron<br />

sólo un tercio de la población.<br />

La tragedia de la población autóctona palestina<br />

consistió no sólo en ser víctima de un movimiento<br />

colonialista, sino serlo específicamente de<br />

un movimiento colonialista que aspiraba a construir<br />

una democracia suprematista y exclusiva.<br />

Ante la clara mayoría demográfica palestina, 11 dirigentes<br />

del sionismo reunidos en marzo de 1948<br />

en un edificio que existía donde hoy se alza el hotel<br />

Sheraton de Tel Aviv no dudaron en ordenar a<br />

las fuerzas judías que limpiaran de modo sistemático<br />

<strong>Palestina</strong> de su población autóctona como<br />

mejor método para asegurar la materialización de<br />

esa visión democrática. Dado que el movimiento<br />

sionista no logró comprar suficientes tierras ni<br />

atraer a suficientes inmigrantes para crear un<br />

Estado judío, recurrió a partir de 1948 a la desposesión<br />

forzosa como estrategia básica para conseguir<br />

territorio.<br />

Las fuerzas israelíes tardaron menos de un<br />

año en llevar a la práctica la orden de limpiar<br />

<strong>Palestina</strong>. Ese acto de desposesión sería considerado<br />

hoy por la comunidad internacional como<br />

un crimen contra la humanidad. De modo sistemático,<br />

de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad,<br />

las fuerzas judías aparecieron y limpiaron el<br />

lugar de población autóctona. Dejaron a su paso<br />

destrucción y ruinas: 11 ciudades y más de 500<br />

pueblos arrasados. La mitad de las ciudades y los<br />

pueblos palestinos fue vaciada de sus habitantes<br />

y la mitad de la población –el 80 por ciento de lo<br />

que sería el Estado judío– se vio despojada de sus<br />

hogares, campos y medios de vida. Este crimen<br />

quedó aprobado retroactivamente por la comunidad<br />

internacional y no ha dejado de ser, entonces<br />

y ahora, un medio legítimo en manos del<br />

Estado judío para asegurar la existencia de una democracia<br />

judía. La consecución y el mantenimiento<br />

de una mayoría demográfica se convirtió<br />

en un objetivo sagrado y en la base de la solución<br />

biestatal al <strong>conflicto</strong>. La comunidad internacional,<br />

así como el bando de la paz israelí, intentaron limitar<br />

el territorio donde se impondría la limpieza<br />

étnica y la pureza judía. <strong>El</strong> Minotauro sionista<br />

exigió –y obtuvo por la fuerza– un 80 por ciento<br />

de <strong>Palestina</strong>. Sin embargo, eso no fue suficiente:<br />

cuando se presentó la oportunidad histórica de satisfacer<br />

no sólo el hambre demográfica sino también<br />

la codicia territorial, el movimiento sionista<br />

engulló en 1967 toda la tierra de <strong>Palestina</strong>.<br />

No obstante, incluso tras engullir todo el país,<br />

el <strong>Israel</strong> oficial intentó mantener la idea de una democracia<br />

sionista. Este deseo alimentó fórmulas<br />

famosas como “territorio por paz” o “dos estados<br />

para dos pueblos”; aunque no consistieron en recetas<br />

para la paz o la justicia para los dos pueblos,<br />

sino en intentos de limitar un movimiento expansionista<br />

que buscaba ganar más territorio sin<br />

la población árabe que vivía en él.<br />

A partir de 1967, los activistas en favor de la<br />

paz creyeron posible en su optimismo satisfacer<br />

ese hambre israelí de colonizar y crear asentamientos,<br />

de desposeer y gobernar, sin dejar de<br />

ser un Estado democrático. Creyeron entonces y si-<br />

guen creyendo hoy que es posible conseguir ese<br />

fin mediante la creación de un Estado palestino<br />

en el 20 por ciento de la <strong>Palestina</strong> histórica.<br />

Es probable que eso nunca haya resultado<br />

posible. Sin embargo, hubo un momento, en los<br />

primeros años de la ocupación y antes de la construcción<br />

del primer asentamiento, en que pareció<br />

factible. Ahora bien, ya en la década de<br />

1970, la situación se volvió más complicada,<br />

aparecieron hechos sobre el terreno –como los<br />

grandes asentamientos judíos– y la fórmula de<br />

los dos estados no pareció suficiente para satisfacer<br />

el hambre del Minotauro.<br />

Una década más tarde, en los 80, el mantra<br />

de los dos estados experimentó una metamorfosis<br />

debido al cambio de la realidad. <strong>El</strong> bando<br />

sionista de la paz intentó incrementar el número<br />

de los seguidores de la idea de limitar el<br />

hambre territorial y la visión demográfica proponiendo<br />

no incluir en el futuro Estado palestino<br />

algunos bloques de asentamientos situados<br />

en Cisjordania. Así, los hechos sobre el terreno<br />

se integraron en la nueva visión de la solución<br />

de los dos estados, reduciendo de modo deliberado<br />

el territorio del futuro Estado palestino.<br />

Con el paso del tiempo, ese territorio siguió reduciéndose<br />

y, en ese proceso, desapareció cada<br />

vez más cualquier vínculo significativo entre la<br />

fórmula de los dos estados y la idea de una solución<br />

justa, global y viable al <strong>conflicto</strong>. En el<br />

presente siglo, a medida que la solución de los<br />

dos estados se convertía en moneda corriente y<br />

aumentaba el número de sus partidarios –la lista<br />

llegó a incluir a Ariel Sharon, Beniamin Netanyahu,<br />

George W. Bush y otros–, el intento de<br />

satisfacer al Minotauro transformaba el “proceso<br />

de paz” en una ocupación por otros medios.<br />

Cuando toda la comunidad internacional adoptó<br />

la solución de los dos estados, el aparato de la<br />

ocupación cosechó un doble beneficio de la<br />

nueva realidad. Por un lado, los asentamientos<br />

judíos en Cisjordania se intensificaron bajo el paraguas<br />

de un “proceso de paz”; y con ellos se intensificaron<br />

también la tiranía y la opresión en<br />

todos los territorios ocupados, sin sanciones ni<br />

críticas internacionales. Por otro lado, la creación<br />

de “hechos sobre el terreno” redujo aún<br />

más el territorio que supuestamente quedaba excluido<br />

del hambre del Minotauro sionista. Al<br />

amparo de la idea de la solución de los dos estados<br />

como fórmula diplomática internacional,<br />

se aceptó de modo generalizado que el<br />

hambre sionista de hasta media Cisjordania<br />

constituía una demanda razonable y debía ser<br />

satisfecha. Después, con el apoyo de todo el bando<br />

israelí de la paz, la fórmula de los dos estados<br />

ha conducido a un apoyo internacional inevitable<br />

al encarcelamiento de toda la franja de<br />

Gaza en un campo de concentración moderno.<br />

La posición exclusiva, como única opción<br />

posible, otorgada dentro y fuera del país a la fórmula<br />

de los dos estados ha hecho posible, por un<br />

lado, que el <strong>Israel</strong> oficial transforme una forma<br />

de ocupación en otra con objeto de silenciar las<br />

críticas posibles a sus crímenes de guerra; y, por<br />

otro, que el aparato de la ocupación israelí cree<br />

nuevos hechos sobre el terreno que convierten<br />

la idea de un Estado palestino en mera ilusión.<br />

Se puede mirar desde el ángulo que se quiera.<br />

Si tomamos la justicia como base para la división<br />

del país, no cabe receta más cínica que la<br />

fórmula de los dos estados: para el ocupante y<br />

despojador, el 80 por ciento; para el ocupado y<br />

despojado, el 20 por ciento en el caso más utópico<br />

y, en el más realista, un 10 por ciento dividido<br />

y diseminado. Además, excluye el derecho<br />

al regreso de los refugiados palestinos: no<br />

pueden regresar a ese escaso 10 por ciento, y ninguno<br />

de los planes biestatales ha incluido, debido<br />

a su imposibilidad, el derecho al regreso de<br />

los refugiados.<br />

En cambio, si nuestros principios rectores<br />

son el pragmatismo y el realismo político, y lo<br />

único que se busca es satisfacer el hambre del<br />

Estado sionista de territorios y superioridad demográfica,<br />

transfiramos entonces Wadi Ara a<br />

Cisjordania y Hebrón a <strong>Israel</strong>, confiemos en el<br />

equilibrio regional y global de fuerzas y conce-<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 35


damos sólo a los palestinos una minúscula<br />

porción de tierra, herméticamente<br />

cerrada con vallas, muros y barreras.<br />

Sí, hay palestinos en Nazaret y Ramala<br />

dispuestos a aceptar incluso este<br />

panorama, y merecen que se oiga su<br />

voz. Pero eso no basta: no debemos silenciar<br />

las voces de la mayoría palestina<br />

en los campos de refugiados, las diásporas<br />

y los exilios, entre los refugiados<br />

internos y en los territorios ocupados,<br />

unas voces que quieren ser parte del futuro<br />

del país que en otro tiempo fue suyo.<br />

No habrá reconciliación, ni habrá<br />

justicia, si esos palestinos no participan<br />

en la definición de la soberanía, la<br />

identidad y el futuro de todo el país. La<br />

reconciliación se ampliará incluyendo<br />

el reconocimiento del derecho de los judíos<br />

que colonizaron la tierra por la<br />

fuerza a tener una participación<br />

similar en la definición<br />

del futuro.<br />

Concedamos a los refugiados<br />

la parte que les<br />

corresponde y el respeto a<br />

sus aspiraciones a ser socios<br />

con nosotros en un solo<br />

Estado. Examinemos de<br />

modo atento y profesional<br />

la viabilidad de esa idea y<br />

el camino hacia ella. Hemos<br />

realizado el examen<br />

de la idea de los dos estados<br />

y sabemos que es un<br />

fracaso total. Además, se ha convertido<br />

en una receta asegurada para la continuación<br />

del exilio, la ocupación, la discriminación<br />

y la desposesión.<br />

En este sentido, aunque cabría saludar<br />

la reciente propuesta de diversas<br />

ONG palestinas en el interior de <strong>Israel</strong><br />

de establecer un Estado de todos sus ciudadanos,<br />

es un error limitarlo a las<br />

fronteras del 5 de junio de 1967. Es un<br />

error proponer constituciones democráticas<br />

para Beit Safafa oeste, Baqa al<br />

Gharbiya y Arabé oriental, mientras se<br />

desiste de toda responsabilidad para<br />

Beit Safafa este, Baqa al Sharqiya y Arabé<br />

occidental. Significa casi una aceptación<br />

de un muro de separación en<br />

esos mismos pueblos que el acuerdo de<br />

armisticio de 1949 entre <strong>Israel</strong> y Jordania<br />

dividió en una parte privilegiada y<br />

36 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

DOS ESTADOS PUEDE SER UNA RECETA CÍNICA<br />

La idea de los<br />

dos estados<br />

es un fracaso<br />

total: para<br />

el ocupante<br />

queda el 80 %<br />

del territorio,<br />

y para el<br />

ocupado, el 20<br />

o un 10 por<br />

ciento dividido<br />

y diseminado<br />

una parte ocupada. Todos, judíos y palestinos,<br />

somos parte de la misma historia,<br />

víctimas del mismo desastre y socios<br />

en el mismo futuro: no es posible<br />

dividir todo eso. Semejante división no<br />

es moral ni práctica.<br />

Nuestros dirigentes políticos son<br />

incompetentes en el mejor de los casos<br />

y, en el peor, corruptos en todo lo que se<br />

refiere al <strong>conflicto</strong> de este país. Quienes<br />

los acompañan en los países vecinos y el<br />

resto del mundo no son mejores. Cuando<br />

esos dirigentes se disfrazan de sociedad<br />

civil y proponen la burbuja de<br />

Ginebra, la situación no hace más que<br />

empeorar y las perspectivas de la paz se<br />

alejan. Propongamos un diálogo alternativo<br />

que incluya a viejos y nuevos<br />

ocupantes de la tierra –incluso los que<br />

llegaron ayer–, a los expulsados –de to-<br />

das las generaciones– y a<br />

las personas que quedaron<br />

atrás. Preguntemos qué estructura<br />

política nos conviene:<br />

una que incluya los<br />

principios de la justicia, la<br />

reconciliación y la coexistencia.<br />

Ofrezcamos al menos<br />

otro modelo más, uno<br />

que no haya fallado. En<br />

Bilin hemos luchado hombro<br />

con hombro contra la<br />

ocupación: también podemos<br />

vivir juntos. ¿A quienes<br />

preferimos tener como<br />

vecinos, a los colonos de Matityahu<br />

Mizrah o a los habitantes de Naalin?<br />

Y para que este diálogo empiece y<br />

crezca, admitamos que a pesar de nuestros<br />

importantes esfuerzos nos encontramos<br />

en el interior de la sociedad judía<br />

de <strong>Israel</strong>, que nuestras fuerzas no<br />

bastan para detener la creciente ocupación.<br />

La razón es que seguimos impotentes<br />

ante la infraestructura ideológica<br />

sobre la que descansa la ocupación.<br />

Es la misma infraestructura que<br />

sirvió para la limpieza étnica de 1948,<br />

que permitió la matanza de decenas de<br />

personas en Kfar Qasem en 1956, que<br />

ha facilitado la confiscación de las tierras<br />

de Galilea y el Naqab (Neguev) y que<br />

alimenta las detenciones y muertes diarias<br />

sin ningún tipo de juicio en Cisjordania<br />

y la franja de Gaza.<br />

La manifestación más mortífera de<br />

esta ideología es patente hoy en los territorios<br />

ocupados. Hay que detenerla<br />

de inmediato. Los medios a los que se recurrió<br />

en el pasado, los esfuerzos diplomáticos<br />

y la resistencia, no han logrado<br />

poner fin a la ocupación. Por lo<br />

tanto, debemos saludar y encabezar el<br />

llamamiento de la sociedad civil palestina<br />

para imponer boicots y sanciones<br />

contra <strong>Israel</strong>. <strong>El</strong> boicot contra Hamas<br />

fue inmoral e ineficaz, pero el boicot<br />

contra <strong>Israel</strong> es moral y puede tener<br />

consecuencias positivas. <strong>El</strong> deber moral<br />

del mundo consiste en ejercer presión<br />

sobre <strong>Israel</strong>. La medida ya se ha iniciado<br />

con acciones tomadas por asociaciones<br />

de periodistas, académicos, médicos y<br />

sindicalistas de todo el mundo que proponen<br />

cortar los contactos con el <strong>Israel</strong><br />

oficial y sus representantes en tanto<br />

prosigan los crímenes de guerra. Demos<br />

a esta acción no violenta una oportunidad<br />

para acabar con la ocupación.<br />

Desde aquí y desde allá, podemos<br />

pedir el castigo de un Gobierno y un Estado<br />

que sigue perpetrando semejantes<br />

crímenes; seremos inmunes, judíos y<br />

no judíos, a la mácula del antisemitismo,<br />

que injustamente se nos achacará.<br />

Desde cualquier punto de vista posible<br />

–socialista, liberal, judío o budista–, las<br />

personas decentes no pueden sino pedir<br />

el boicot a un régimen y un gobierno<br />

que durante 40 años han maltratado a<br />

la población civil por el simple hecho de<br />

ser árabe. Y los judíos decentes deben<br />

hacerse oír con más fuerza aún sobre<br />

los que piden una acción y un esfuerzo.<br />

Quienes se oponen a la solución<br />

uniestatal afirman que no es aplicable<br />

porque se basa en el modelo sudafricano.<br />

Sin embargo, esta razón apenas es<br />

relevante. Constituya o no la experiencia<br />

sudafricana la fuente de inspiración<br />

de la solución de un único Estado<br />

y de un boicot internacional justificado<br />

y moral, no por ello dejan de ser opciones<br />

válidas el objetivo uniestatal y las<br />

sanciones. Y unas opciones que, decididamente,<br />

debemos examinar con<br />

atención y no despreciar por seguir aferrados<br />

a una receta fallida que desde hace<br />

mucho tiempo no es más que una<br />

fórmula para el desastre.<br />

Las divisiones<br />

palestinas<br />

y el futuro<br />

de las relaciones<br />

con <strong>Israel</strong><br />

Khalil Shikaki<br />

DIRECTOR DEL CENTRO PALESTINO DE INVESTIGACIONES<br />

POLÍTICAS Y DEMOSCÓPICAS, CON SEDE EN RAMALA<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 37


38 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LAS DIVISIONES PALESTINAS Y EL FUTURO DE LAS RELACIONES CON ISRAEL<br />

A mediados de junio de 2007, las milicias pertenecientes a Hamas, la facción islamista que<br />

venció en las elecciones parlamentarias palestinas de 2006, se impusieron en la franja de<br />

Gaza y derrotaron a los servicios de seguridad pertenecientes a Al Fatah, la facción nacionalista<br />

que ha dominado la política palestina desde la creación de la Autoridad <strong>Palestina</strong> (AP) en<br />

1994. Este crucial acontecimiento ha supuesto la culminación de la dinámica de división y<br />

fragmentación en el seno de la sociedad y la política palestinas que ha llevado a la creación<br />

de dos entidades políticas separadas: una en Cisjordania, controlada por Al Fatah y Mahmud<br />

Abbas, presidente de la AP, y otra en la franja de Gaza, controlada por Hamas.<br />

ENTRE EL AÑO 1993, CUANDO SE INICIÓ<br />

el proceso de Oslo, y 2000, cuando<br />

estalló la segunda intifada, Hamas<br />

experimentó un declive. <strong>El</strong> factor<br />

más importante que contribuyó<br />

a ello fue el fracaso de la facción islamista<br />

para comprender la nueva<br />

dinámica interna desencadenada<br />

por el proceso de paz y articularse<br />

con ella. La prioridad de los palestinos pasó durante<br />

esa etapa de la lucha contra la ocupación a<br />

la construcción estatal. Eso castigó a Hamas, que<br />

siguió perpetrando ataques violentos contra los israelíes<br />

y se mostró alejado de las necesidades diarias<br />

de la población. Hamas fue percibido como un<br />

elemento debilitador del proceso de paz, que en<br />

aquel momento los palestinos respaldaban por<br />

abrumadora mayoría.<br />

A pesar de que el proceso de paz fue entrando<br />

en una vía muerta en la segunda mitad de la década<br />

de 1990 y de que en 2000 la corrupción en la<br />

Autoridad <strong>Palestina</strong> ya era muy patente, Hamas no<br />

supo aprovecharse de ello porque no consiguió hacerse<br />

con la iniciativa en ese período. Entre los<br />

años 2000 y 2006, tomó la iniciativa y, de resultas,<br />

la población lo recompensó de forma clamorosa.<br />

Tras las elecciones locales de 2005, vimos con<br />

claridad que Hamas mejoraba sus resultados de<br />

ronda en ronda. En la última de ellas, en diciembre<br />

de 2005, obtuvo la mayoría de los sufragios en<br />

la mayor parte de las ciudades. En realidad, ya en<br />

2003 los resultados demoscópicos mostraban que<br />

Hamas se estaba convirtiendo en la mayor facción<br />

política de la sociedad palestina. Al Fatah se vio superada<br />

por Hamas en 2003 y 2004.<br />

Sólo tras la muerte de Yasser Arafat pudo Al<br />

Fatah reaccionar de modo conjunto y recuperar la<br />

iniciativa, pero no tardaría en volver a perderla<br />

tras el fracaso de su nuevo jefe, Mahmud Abbas, en<br />

la gestión de los dos problemas internos más graves:<br />

la fragmentación organizativa y la corrupción.<br />

Abbas tampoco fue capaz de estabilizar las condiciones<br />

de la seguridad ni resucitar el proceso de<br />

paz. A finales del año 2005, la popularidad de Hamas<br />

se convirtió de nuevo en una amenaza real<br />

para Al Fatah.<br />

Las condiciones para el auge de Hamas<br />

Los palestinos, expuestos permanentemente<br />

a la violencia, incrementaron a su vez la exigencia<br />

de violencia contra los israelíes. Y estalló la segunda<br />

intifada. Los pasos unilaterales de retirada<br />

dados por <strong>Israel</strong> en aquel mismo año –sur de Líbano–<br />

y en 2005 –Gaza– consolidaron la confianza<br />

pública de que la “violencia es rentable” y ayuda,<br />

en realidad, a conseguir derechos nacionales en<br />

formas imposibles para la diplomacia y las negociaciones.<br />

En julio de 2000, la diplomacia fracasó<br />

en Camp David y a lo largo de 2005 no consiguió<br />

que <strong>Israel</strong> alterara sus planes de una retirada unilateral<br />

de Gaza y la negociara con Mahmud Abbas,<br />

el nuevo dirigente palestino que había sucedido a<br />

Arafat a la muerte de éste en noviembre de 2004.<br />

Tanto los palestinos como los israelíes perciben a<br />

Abbas, el padre del proceso de Oslo, como un<br />

hombre dedicado a la paz.<br />

La prolongación de la violencia y el fracaso del<br />

proceso de paz contribuyeron grandemente a la<br />

creación de una economía estancada y de un clima<br />

interno muy inestable; un clima donde el<br />

Gobierno central era débil, el imperio de la ley apenas<br />

imperaba y predominaba la sensación de ausencia<br />

de seguridad personal y familiar. En semejante<br />

clima, los valores tradicionales, religiosos<br />

y familiares se reafirmaron a medida que los in-<br />

LAS DIVISIONES PALESTINAS Y EL FUTURO DE LAS RELACIONES CON ISRAEL<br />

dividuos dejaron de estar dispuestos a<br />

correr riesgos por abrazar valores liberales<br />

y laicos. Las grandes familias proporcionaron<br />

apoyo económico y protección<br />

a sus miembros; las reglas tribales<br />

de resolución de disputas y<br />

<strong>conflicto</strong>s sustituyeron a las funciones<br />

normales de la policía y los tribunales,<br />

y la pertenencia a facciones armadas organizadas<br />

proporcionó empleos y otras<br />

recompensas económicas, así como medios<br />

de lograr posición social y seguridad<br />

física.<br />

Además, tras la muerte de Yasser<br />

Arafat, el sistema político palestino se<br />

hizo más abierto e inclusivo, lo cual<br />

condujo a la decisión de Hamas de participar<br />

en procesos políticos formales<br />

internos, como las elecciones. Con las<br />

rondas de elecciones municipales que<br />

se iniciaron en diciembre de 2004, la<br />

atención pública empezó a centrarse cada<br />

vez más en las necesidades internas<br />

de la construcción de un aparato estatal.<br />

Cuestiones como la corrupción y el<br />

buen gobierno, que hasta entonces habían<br />

sido aplazadas hasta después de la<br />

independencia, empezaron a dominar<br />

cada vez más el programa político y<br />

las plataformas de los partidos –sobre<br />

todo, de los opuestos al partido gobernante,<br />

Al Fatah.<br />

La respuesta a la victoria electoral de<br />

Hamas<br />

La reacción inmediata a la victoria<br />

electoral de Hamas fue la conmoción y<br />

negación por parte del partido gobernante<br />

en ese momento, Al Fatah, así como<br />

la determinación israelí y estadounidense<br />

–en realidad, internacional–<br />

de aislar y debilitar la facción islamista<br />

en tanto se negara a reconocer a <strong>Israel</strong>,<br />

no aceptara los acuerdos firmados con<br />

ese país y no renunciara a la violencia.<br />

Hamas rechazó esas tres condiciones; y,<br />

tras la creación de su Gobierno, <strong>Israel</strong><br />

decidió dejó de transferir los ingresos<br />

aduaneros recaudados a los palestinos<br />

en nombre de la AP, unos 40 millones<br />

de euros que solían cubrir una parte importante<br />

de los salarios del sector público.<br />

Estados Unidos impuso sancio-<br />

nes impidiendo a los bancos transferir<br />

dinero al Gobierno de Hamas. Se interrumpieron<br />

los contactos diplomáticos<br />

con el nuevo Gobierno. Hamas, aislado<br />

y en bancarrota, se vio incapaz de<br />

pagar los salarios del sector público.<br />

En realidad, la gobernación de Hamas<br />

se reveló incapaz de suministrar una<br />

parte de los servicios que la población<br />

esperaba de la AP.<br />

Además, la negativa de Al Fatah de<br />

formar coalición con Hamas<br />

y la naturaleza del<br />

sistema político palestino<br />

–donde el presidente de<br />

la AP goza de un control<br />

considerable sobre los servicios<br />

de seguridad y el<br />

nombramiento altos funcionarios,<br />

así como de un<br />

poder de veto sobre la legislación–<br />

dificultaron de<br />

modo extraordinario que<br />

Hamas pudiera traducir<br />

su victoria electoral en auténtico<br />

control sobre la<br />

AP. De resultas, el impe-<br />

rio de la ley se degradó y el Parlamento<br />

de la AP perdió su capacidad para legislar<br />

o ejercer una tarea supervisora de<br />

manera significativa.<br />

A pesar de la presión externa e interna,<br />

Hamas no cedió en su determinación<br />

de rechazar las demandas de la<br />

comunidad internacional. Interpretó<br />

su victoria electoral como un mandato<br />

total, una adopción por parte de la población<br />

de su ideología y sus puntos de<br />

vista relativos al proceso de paz, el orden<br />

social y el gobierno interno. Hamas<br />

sólo recibió el 44 por ciento de los sufragios<br />

en las elecciones nacionales<br />

–frente al 42 por ciento de Al Fatah– y,<br />

de hecho, menos que en las elecciones<br />

locales, pero el sistema electoral exageró<br />

su victoria recompensándolo con<br />

un 58 por ciento de los escaños parlamentarios,<br />

frente al 37 por ciento de Al<br />

Fatah. Sin embargo, a ojos de Hamas la<br />

victoria electoral se midió en términos<br />

de mayoría parlamentaria, no de pluralidad<br />

de sufragios populares.<br />

En realidad, el 56 por ciento de los<br />

votos fueron a candidatos que no eran<br />

A pesar de<br />

haber ganado<br />

a Al Fatah sólo<br />

por dos puntos<br />

porcentuales en<br />

votos populares,<br />

Hamas<br />

interpretó su<br />

victoria como la<br />

aceptación total<br />

de su ideología<br />

y de su firmeza<br />

frente a <strong>Israel</strong><br />

de Hamas, y así leyó Al Fatah los resultados<br />

electorales. Aunque reconoció su<br />

derrota, Al Fatah enseguida señaló que<br />

la victoria se producía por un margen<br />

de votos inferior al 2 por ciento. Además,<br />

un año antes, Al Fatah había ganado<br />

la presidencia de la AP con un 63<br />

por ciento de los sufragios, una mayoría<br />

mucho más holgada. Asimismo dominaba<br />

la Organización para la Liberación<br />

de <strong>Palestina</strong> (OLP) y presidía su Comité<br />

Ejecutivo, mientras que<br />

Hamas ni siquiera era<br />

miembro de esa organización.<br />

Es la OLP la que ha negociado<br />

todos los acuerdos<br />

de paz con <strong>Israel</strong> y la que<br />

dio lugar a la AP. La mayoría<br />

de palestinos percibe a la<br />

OLP, que representa a todos<br />

los palestinos, con un poder<br />

superior al de la AP, que representa<br />

sólo a los palestinos<br />

de Cisjordania y la franja<br />

de Gaza. Además, Al Fatah<br />

ha tendido a considerar Hamas<br />

como un intruso, una<br />

entidad extranjera, algo así como una<br />

parte de los Hermanos Musulmanes<br />

de Egipto y Jordania.<br />

La respuesta a la victoria electoral de<br />

Hamas estuvo también influida por la<br />

naturaleza del sistema político creado<br />

por la AP; ese sistema no pudo digerir la<br />

conmoción provocada por la victoria<br />

de Hamas. La AP se había vuelto disfuncional<br />

al menos desde cinco años antes<br />

de que los palestinos celebraran las elecciones<br />

legislativas. <strong>El</strong> Gobierno central<br />

se debilitó considerablemente, y las milicias<br />

llegaron a controlar la suerte de los<br />

palestinos. A medida que <strong>Israel</strong> y la comunidad<br />

internacional empezaron a<br />

tratarlo como alguien “irrelevante”, el<br />

anterior presidente de la AP, Yasser<br />

Arafat, abdicó gradualmente de sus responsabilidades,<br />

lo cual condujo a la creciente<br />

marginación del Gobierno central<br />

de la AP y sus servicios de seguridad.<br />

Al final, <strong>Israel</strong> destruyó esos servicios, y<br />

las milicias y caudillos locales le arrebataron<br />

toda la autoridad que pudieron<br />

a la AP. La fragmentación dentro de Al<br />

Fatah condujo a una situación en que<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 39


40 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LAS DIVISIONES PALESTINAS Y EL FUTURO DE LAS RELACIONES CON ISRAEL<br />

los jefes consideraban como feudos particulares<br />

los servicios de seguridad bajo su mando. Tal era<br />

la naturaleza de las instituciones públicas de la<br />

AP heredadas por Hamas. Aunque Al Fatah tuviera<br />

un verdadero interés por compartir el poder<br />

con Hamas, cabía dudar de la capacidad del<br />

sistema para acomodarse a ese deseo.<br />

A pesar del éxito del compromiso de La<br />

Meca en febrero de 2007 para estabilizar de forma<br />

provisional las relaciones entre Al Fatah y<br />

Hamas, la falta de disposición y la incapacidad<br />

de Al Fatah para compartir el control de las<br />

instituciones públicas –en especial, en el ámbito<br />

de la seguridad– condenaron dicho acuerdo<br />

y el Gobierno de unidad nacional nacido de él.<br />

Tanto Estados Unidos como <strong>Israel</strong>, muy insatisfechos<br />

ya con el Gobierno de unidad nacional,<br />

se opusieron a cualquier acuerdo para compartir<br />

el poder en el ámbito de la seguridad. Estados<br />

Unidos se mostró interesado en reconstruir y formar<br />

la guardia presidencial, bajo control de<br />

Mahmud Abbas, y otros servicios de seguridad<br />

bajo control de Al Fatah, más que en garantizar<br />

que rindieran cuentas ante el gabinete ministerial<br />

y el Parlamento, donde Hamas tenía la mayoría.<br />

Los partidarios de la línea dura dentro de<br />

Hamas, como Mahmud Zahhar, antiguo ministro<br />

de Asuntos Exteriores, y Said Siam, ex ministro<br />

de Interior, descontentos ya con las concesiones<br />

incluidas en el acuerdo de La Meca, sostuvieron<br />

que Al Fatah no estaba interesado en<br />

compartir el poder y que había que arrebatárselo,<br />

por la fuerza si era necesario. Con la generalización<br />

de este punto de vista en el seno de<br />

Hamas, el enfrentamiento armado entre las<br />

dos facciones se intensificó considerablemente.<br />

La fragmentación en el seno de Al Fatah contribuyó<br />

en gran medida a la rapidez con que se vinieron<br />

abajo los servicios de seguridad de la AP<br />

ante la arremetida de Hamas en junio pasado.<br />

¿Puede recuperar Al Fatah la hegemonía?<br />

Los acontecimientos de los años y meses<br />

previos a las elecciones legislativas de enero de<br />

2006 proporcionan un telón de fondo para una<br />

clara diferenciación partidista en la mente de la<br />

opinión pública. Esta dinámica hizo que cada vez<br />

más personas abandonasen a Al Fatah y respaldaran<br />

a Hamas. <strong>El</strong> apoyo a terceros partidos<br />

nunca ha dejado de ser limitado y ni ha superado<br />

el 15 por ciento. Nuestra interpretación del<br />

proceso de diferenciación partidista nos ayuda a<br />

responder a la pregunta acerca de la capacidad<br />

de Al Fatah de recuperar la popularidad perdida<br />

y su hegemonía en el sistema político palestino.<br />

A la hora de determinar la adhesión pública<br />

a los partidos y el voto, se ha detectado la acción<br />

de tres dinámicas durante la última década:<br />

preferencia por la violencia frente a diplomacia;<br />

énfasis en los valores tradicionales frente<br />

a los laicos y liberales; y prioridad en la construcción<br />

estatal por la obtención de la independencia<br />

y a la construcción de un Estado<br />

frente a la lucha contra la corrupción y la construcción<br />

de una buena gobernanza.<br />

Los palestinos que creen que la diplomacia<br />

es viable y puede ayudarlos a alcanzar la independencia<br />

y poner fin a la ocupación apoyan y<br />

votan a Al Fatah porque esperan que llegue a un<br />

acuerdo de paz con <strong>Israel</strong>. Por lo tanto, si hay un<br />

proceso de paz viable –como se percibió a mediados<br />

de la década de 1990–, la población se<br />

vuelve hacia Al Fatah. Si el proceso de paz no es<br />

viable y, de modo igualmente importante, si se<br />

considera que la violencia es rentable, no es<br />

probable que se respalde a Al Fatah o a terceros<br />

partidos. <strong>El</strong> respaldo, más bien, será para Hamas.<br />

Los partidarios de terceros partidos se distinguen<br />

de los votantes de Al Fatah porque adoptan<br />

una línea más dura en las cuestiones de las negociaciones.<br />

En la segunda mitad de 2000, los palestinos<br />

se convencieron de que la diplomacia les<br />

fallaba. Tras las retiradas unilaterales israelíes<br />

del sur del Líbano y luego de la franja de Gaza y<br />

tras la guerra israelí contra Hezbolá en el verano<br />

de 2006, los palestinos se convencieron de<br />

que la violencia es rentable y de que <strong>Israel</strong> entiende<br />

mejor la lógica de la fuerza. Mientras prevalezca<br />

esta actitud, no hay grandes posibilidades<br />

de que Al Fatah pueda volver a conquistar la<br />

imaginación de los palestinos.<br />

La segunda razón por la que la población<br />

acude a Hamas frente a Al Fatah está relacionada<br />

con el papel de los valores tradicionales en la<br />

política y la sociedad. Si los valores tradicionales<br />

son importantes en la mente de las personas, éstas<br />

se volverán hacia Hamas. Si, en cambio, la población<br />

gente desea unos valores políticos más liberales<br />

y un sistema político más laico, es probable<br />

que se vuelva hacia Al Fatah. Los votantes<br />

de terceros partidos no sólo buscan un sistema<br />

político más laico y liberal, sino también un orden<br />

social más laico y liberal. Al Fatah representa<br />

a los palestinos que aprecian los valores sociales<br />

tradicionales, pero tienden a buscar un sistema<br />

político moderno y occidentalizado. Los partidarios<br />

de Hamas son quienes buscan consolidar<br />

la naturaleza conservadora de la sociedad y reducir<br />

el impacto del laicismo y la occidentaliza-<br />

LAS DIVISIONES PALESTINAS Y EL FUTURO DE LAS RELACIONES CON ISRAEL<br />

ción en el sistema político. ¿Cuándo<br />

buscan los palestinos valores liberales<br />

laicos en vez de valores tradicionales?<br />

Cuando prevalecen la estabilidad interna,<br />

la tranquilidad y la prosperidad económica,<br />

la tendencia de la población es<br />

aceptar riesgos y a dejar atrás un mayor<br />

tradicionalismo. La combinación de<br />

prosperidad económica, seguridad interna<br />

y estabilidad política lleva a los individuos<br />

a buscar valores liberales laicos.<br />

<strong>El</strong> aumento de la pobreza y la violencia<br />

los lleva a buscar refugio en los valores<br />

tradicionales; regresan a la familia y la<br />

religión. Cuanto mayores sean la inestabilidad<br />

y la pobreza, más probable es<br />

que Hamas gane y Al Fatah pierda.<br />

<strong>El</strong> tercer factor que motiva el voto es<br />

la forma de percibir la construcción estatal<br />

palestina. Para quienes votan a Al<br />

Fatah, lo que está de verdad en juego es<br />

la consecución de la independencia y la<br />

soberanía en un Estado en Cisjordania<br />

y Gaza; cuestiones como una gobernanza<br />

transparente y buena pueden venir<br />

después. Por lo tanto, a sus ojos la<br />

construcción estatal tiende a estar muy<br />

relacionado con la creación de un<br />

Estado independiente y soberano. Para<br />

quienes apoyan a Hamas, la cuestión de<br />

erigir un Estado, aunque importante, no<br />

es suficiente. La naturaleza del Estado y<br />

de la entidad preestatal, la AP, es importante.<br />

Los votantes de Hamas se centran<br />

en una gobernanza transparente;<br />

quieren una entidad preestatal y un<br />

Estado tras la independencia sin corrupción.<br />

Los votantes de terceros partidos<br />

comparten la pasión de Al Fatah<br />

por la independencia y la soberanía y no<br />

están en desacuerdo con los votantes de<br />

Hamas en la necesidad crítica de una AP<br />

transparente, pero también añaden la<br />

necesidad de creación de un sistema<br />

político democrático liberal.<br />

En resumen, los votantes de Al Fatah<br />

buscan primero y ante todo la creación<br />

de un Estado independiente; los votantes<br />

de Hamas tienen como objetivo luchar<br />

contra la corrupción; y los votantes<br />

de terceros partidos tienden a centrarse<br />

en la construcción de instituciones estatales<br />

democráticas liberales. Hoy la<br />

mayoría de palestinos sigue asociando<br />

Al Fatah con la corrupción y la frag-<br />

mentación, mientras que Hamas es percibido<br />

como honrado y cohesionado.<br />

Dada la dinámica descrita más arriba,<br />

y descartando un súbito derrumbe<br />

de Hamas o un fracaso a la hora de responder<br />

a las expectativas públicas, tienen<br />

que producirse tres cambios en el<br />

entorno palestino para que Al Fatah recupere<br />

la primacía y pueda erigirse en<br />

alternativa creíble a Hamas: la creación<br />

de un proceso de paz viable en el que la<br />

capacidad de Al Fatah de hacer la paz<br />

sea vista como una ventaja y la violencia<br />

de Hamas como una desventaja; la restauración<br />

de la estabilidad de la seguridad<br />

en las relaciones palestino-israelíes<br />

y la recuperación de la economía palestina;<br />

y el reforzamiento de Al Fatah introduciendo<br />

reformas que hagan de<br />

ella una organización menos corrupta<br />

y más democrática y cohesionada. Por lo<br />

tanto, es mucho lo que depende de la futura<br />

trayectoria del proceso de paz.<br />

Política interna y proceso de paz<br />

Desde las elecciones legislativas de<br />

enero de 2006 y la formación del primer<br />

Gobierno de Hamas, los acontecimientos<br />

internos palestinos han ganado protagonismo<br />

a la hora de influir en el<br />

proceso de paz palestino-israelí. Las divisiones<br />

palestinas, la débil naturaleza<br />

de las instituciones públicas y la incapacidad<br />

de los servicios de seguridad para<br />

afirmar su monopolio sobre la fuerza<br />

coercitiva, el actual equilibrio de poder<br />

entre Al Fatah y Hamas, así como el<br />

débil liderazgo de Mahmud Abbas,<br />

crean un clima que no favorece el progreso<br />

en el proceso de paz. Este ambiente<br />

y la dinámica desencadenada<br />

por él limitan las opciones de ese proceso<br />

y reducen la probabilidad de avances,<br />

al tiempo que incrementan las posibilidades<br />

de continuación de la violencia.<br />

Al acabar con el control de la AP<br />

sobre la franja de Gaza, el golpe de Hamas<br />

de junio de 2007 ha reducido aún<br />

más la capacidad de los palestinos para<br />

obtener la independencia o construir un<br />

Estado unificado en las dos zonas físicamente<br />

separadas de Cisjordania y la<br />

franja de Gaza. Con la formación de un<br />

gobierno de emergencia que sólo con-<br />

trola Cisjordania, la separación<br />

política de las<br />

dos entidades está ahora<br />

asegurada, al menos<br />

en un futuro inmediato.<br />

Esos acontecimientos<br />

tienen tres consecuencias<br />

negativas<br />

para el futuro de las relacionespalestino-israelíes.<br />

La primera tiene<br />

que ver con la percepción<br />

israelí de los palestinos<br />

como socios<br />

para la paz. Como con-<br />

Tienen que<br />

producirse<br />

importantes<br />

cambios<br />

en el entorno<br />

palestino para<br />

que Al Fatah<br />

recupere la<br />

iniciativa y se<br />

convierta en<br />

una alternativa<br />

creíble a Hamas<br />

secuencia del deterioro de la situación<br />

interna palestina, los israelíes han planteado<br />

preguntas acerca de la existencia<br />

de un socio negociador palestino dispuesto<br />

a aceptar las reglas del juego y, al<br />

mismo tiempo, a imponer el monopolio<br />

de la fuerza coercitiva en la Autoridad<br />

<strong>Palestina</strong>. Hamas no acepta los términos<br />

de referencia para el proceso de paz,<br />

incluido el reconocimiento del Estado<br />

de <strong>Israel</strong>; por su parte, los israelíes ven a<br />

Al Fatah y Mahmud Abbas como incapaces<br />

de imponer la aplicación de ningún<br />

acuerdo firmado.<br />

En segundo lugar, los electores palestinos<br />

se han visto afectados de modo<br />

negativo por las condiciones internas y<br />

por las recientes medidas israelíes, como<br />

la desconexión unilateral. La población<br />

ha visto crecer la confianza en<br />

el papel de la violencia de cara a poner<br />

fin a la ocupación, se ha vuelto de lo<br />

más pesimista acerca del futuro y el<br />

papel de la diplomacia, y se inclina por<br />

creer que no hay socio israelí con el<br />

que negociar, sobre todo después de la<br />

guerra entre <strong>Israel</strong> y Hezbolá.<br />

En tercer lugar, dada la absoluta<br />

falta de confianza entre palestinos e israelíes,<br />

existe hoy la imperiosa necesidad<br />

de una tercera parte en la conducción<br />

del proceso de negociaciones. Sin<br />

embargo, los actores principales, como<br />

Estados Unidos, creen que la situación<br />

interna en <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> no está<br />

madura y que, por lo tanto, las posibilidades<br />

de éxito son escasas. Los<br />

riesgos de fracaso siguen disuadiendo<br />

una mayor implicación estadounidense<br />

en la búsqueda de la paz.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 41


EL MAPA DE LOS REFUGIADOS<br />

Casi una cuarta parte de los refugiados de todo el mundo son palestinos. Según el último censo<br />

(diciembre de 2006), sumaban un total de 4.448.430 personas de las cuales más del 61 por ciento están<br />

exiliadas en Jordania (42 por ciento), Siria y Líbano. Poco menos de una tercera parte vive distribuida<br />

en los 58 campos asistidos por la ONU.<br />

Una cifra que no ha parado de crecer<br />

(1)<br />

10<br />

Los diez campos acogen el 17,65 por ciento del total de<br />

refugiados en el país. En 1948 unos 100.000 refugiados<br />

cruzaron el Jordán, instalando el primer campo cerca de<br />

Zarqa, en 1949. Hasta finales de los años 60 los campos eran<br />

de tiendas de lona y ahora los habitáculos son de obra, de<br />

12 metros cuadrados para familias de cuatro o cinco<br />

miembros. Los refugiados tienen la ciudadanía jordana,<br />

excepto los casi 120.000 palestinos procedentes de Gaza.<br />

8<br />

Los refugiados registrados representan el 71 por ciento de<br />

la población total de Gaza y el 22,8 por ciento del total de<br />

refugiados. Más de 83.600 personas viven en condiciones<br />

penosas. La densidad de población plantea graves problemas<br />

de hacinamiento. Por ejemplo, el campo Beach, donde viven<br />

casi 80.000 personas, tiene un kilómetro cuadrado de<br />

superficie.<br />

19<br />

JORDANIA<br />

GAZA<br />

CISJORDANIA<br />

Aproximadamente una cuarta parte del total de refugiados<br />

viven en campos o ciudades de Cisjordania. Más de 4.450<br />

proceden de Gaza. De los 19 campos, sólo 11 están bajo<br />

control absoluto de la Autoridad <strong>Palestina</strong>. Las limitaciones<br />

de movimiento impuestas por <strong>Israel</strong> han deteriorado<br />

sensiblemente las condiciones socioeconómicas tanto en<br />

ciudades como en las zonas rurales.<br />

9<br />

SIRIA<br />

La mayor parte de los refugiados se registró a raíz de la<br />

guerra árabe-israelí de 1948. En 1967 se incrementaron en<br />

más de 100.000, y otras decenas de miles a causa de la<br />

invasión israelí de Líbano en 1982. Los principales problemas<br />

de los campos se derivan de la precariedad de los servicios<br />

sanitarios. Aparte de los nueve campos relacionados, hay<br />

otros tres (Yarmuk, Lataquia y Ein al-Tal) no registrados por<br />

la UNRWA, con más de 120.000 personas.<br />

12<br />

LÍBANO<br />

Estos refugiados representan aproximadamente el 10 por<br />

ciento de la población de Líbano y el 9,18 por ciento del<br />

total de refugiados. Más de 46.200 personas viven en<br />

condiciones penosas. Considerados extranjeros, tienen<br />

legalmente prohibido trabajar en más de 70 tipos de<br />

profesiones u ocupaciones. Más de 16.000 personas siguen<br />

viviendo en los campos de Dikwaneh y Jisr el-Basha (Beirut)<br />

y de Nabatieh (sur del país), a pesar de haber sido destruidos<br />

en los años 70. Otras 9.595 se distribuyeron por otros campos.<br />

58 CAMPOS<br />

NOTA. Las diferencias en las cifras totales<br />

de los campos se deben a que no se especifican<br />

las personas asignadas a determinados<br />

campos pero que se encuentran distribuidas<br />

temporalmente en otros.<br />

(1) Hasta 1967 Cisjordania estuvo bajo soberanía jordana.<br />

FUENTE: United Nations Relief and Works Agency for<br />

Palestine Refugees in the Near East (UNRWA).<br />

Informe estadístico de agosto de 2007 con datos a 31<br />

42 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

de diciembre de 2006<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 43


Franja de Gaza y Cisjordania<br />

del declive al desmembramiento<br />

Sara Roy<br />

INVESTIGADORA DEL CENTRO DE ESTUDIOS DE ORIENTE MEDIO<br />

(UNIVERSIDAD DE HARVARD)<br />

1. Tomado de Sara Roy, The<br />

Gaza Economy, Nota informativa<br />

143, Palestine Information<br />

Center, The Jerusalem<br />

Fund, Washington, (DC), 2<br />

octubre 2006. Esta introducción<br />

se basa en los siguientes<br />

trabajos presentados por Sara<br />

Roy: The Economy and Economics<br />

of Palestine: Past, Present<br />

and Future, en la Universidad<br />

Londres, Escuela de Estudios<br />

Orientales y Africanos, Sociedad<br />

<strong>Palestina</strong>, Londres (27-<br />

28 enero 2007), y Socioeconomic<br />

and Humanitarian Emergency<br />

in the Occupied Palestinian<br />

Territory, en Seminario de las<br />

Naciones Unidas sobre Ayuda<br />

al Pueblo Palestino, Plenaria<br />

I, Doha, Qatar (5-6 febrero<br />

2007). También contiene<br />

fragmentos de A Dubai<br />

on the Mediterranean, “London<br />

Review of Books”, 27 (21), 3<br />

noviembre 2005.<br />

44 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

E<br />

N UNO DE LOS MUCHOS INFORMES<br />

y relatos sobre la vida económica<br />

de la franja de Gaza que<br />

he leído en los últimos tiempos,<br />

me sorprendió encontrar<br />

una descripción de un anciano<br />

que lanzaba sus naranjas al<br />

mar en una playa de Gaza. La<br />

descripción me llamó la atención<br />

porque yo misma había presenciado esa escena<br />

hace 22 años durante mi primera visita al<br />

territorio. Ocurrió en el verano de 1985 y me llevó<br />

de visita por Gaza una amiga llamada Alia.<br />

Íbamos por la carretera de la costa, cuando vi a<br />

un anciano en la playa con varias cajas de naranjas<br />

a su lado. La escena me intrigó y le pedí<br />

a mi amiga que detuviera el coche. <strong>El</strong> anciano palestino<br />

tomaba las naranjas, una tras otra, y las<br />

lanzaba al agua. No era el suyo un acto lúdico, sino<br />

un acto realizado con dolor y pesar. Sus movimientos<br />

eran lentos y dificultosos, como si cada<br />

naranja pesara más de lo que podía levantar.<br />

Le pregunté a mi amiga por qué lo hacía, y ella<br />

me explicó que se le había prohibido exportar<br />

las naranjas a <strong>Israel</strong> y que prefería tirarlas al mar<br />

antes que verlas pudrirse en su huerto. Nunca olvidé<br />

esa escena, ni el impacto que me causó. Más<br />

de dos décadas más tarde, tras acuerdos de paz,<br />

protocolos económicos, mapas de ruta y desconexiones,<br />

los palestinos siguen arrojando sus naranjas<br />

al mar 1 .<br />

En los últimos siete años, las transformaciones<br />

en la tierra, el trabajo, la economía y la de-<br />

mografía de <strong>Israel</strong> y los territorios ocupados<br />

han sido sorprendentes. Los palestinos han sufrido<br />

pérdidas nunca vistas desde el inicio de la<br />

ocupación israelí en 1967 y probablemente desde<br />

las sufridas en 1948. <strong>El</strong> contexto actual tiene<br />

muchas dimensiones, pero se define ante todo<br />

por la continuada ocupación israelí de las tierras<br />

palestinas y quizá se expresa más vívidamente<br />

en la expansión generalizada y permanente de<br />

los asentamientos israelíes, la construcción del<br />

muro de separación y el aislamiento de Cisjordania<br />

de la franja de Gaza. <strong>El</strong> actual contexto<br />

también queda definido por un rápido declive<br />

socioeconómico, puesto que los palestinos se enfrentan<br />

al deterioro de su economía, una crisis<br />

humana caracterizada por niveles de desempleo<br />

y empobrecimiento inéditos en los 40 años<br />

de ocupación israelí en Cisjordania y la franja de<br />

Gaza, y a la destrucción de la vida cotidiana.<br />

<strong>El</strong> espectacular debilitamiento de la economía<br />

palestina desde el inicio de la segunda intifada<br />

se ha visto acelerado por el embargo internacional<br />

de la ayuda impuesto a los palestinos<br />

tras las elecciones y la llegada al poder del<br />

Gobierno elegido por las urnas en enero del año<br />

2006. Sin embargo, basta una simple ojeada a la<br />

economía palestina —en especial a la de la franja<br />

de Gaza– en vísperas de la intifada, para darse<br />

cuenta de que la devastación no es reciente.<br />

Cuando en 2000 estalló la segunda intifada, la<br />

política de cierre israelí llevaba siete años en vigor,<br />

lo que había conducido a unos niveles sin<br />

precedentes de desempleo y pobreza, que sin<br />

embargo no tardarían en ser superados.<br />

En realidad, la actual situación de la vida palestina<br />

–ya sea económica, social o política– se<br />

deriva de modo fundamental de la dinámica institucionalizada<br />

por el proceso de “paz” de Oslo.<br />

Dicho proceso no se orientó a desmantelar la estructura<br />

de la ocupación israelí, sino a mantenerla<br />

y reforzarla, aunque de una forma diferente.<br />

Los años que siguieron al acuerdo vieron<br />

un acusado deterioro económico y un proceso<br />

de “desdesarrollo” empeorado por los efectos del<br />

cierre, y ése es el rasgo económico definitorio de<br />

los períodos de Oslo y post-Oslo. Así, de acuerdo<br />

con las Naciones Unidas, la economía palestina<br />

experimentó una caída del 36 por ciento en la<br />

renta nacional durante el período de Oslo. Entre<br />

los resultados nocivos del cierre cabe contar: la<br />

separación física y demográfica y el aislamiento<br />

de Cisjordania y Gaza; el debilitamiento de las<br />

relaciones económicas entre las economías palestina<br />

e israelí, lo que dio lugar a un crecimiento<br />

del desempleo y la pobreza y a drásticas<br />

pérdidas en los ingresos, y el reducido acceso a<br />

los mercados de trabajo y de bienes.<br />

Sin embargo, el cierre resultó ser tan destructor<br />

porque el proceso de integración de la<br />

economía palestina en la de <strong>Israel</strong>, que por entonces<br />

duraba ya 26 años, había convertido la<br />

economía local en muy dependiente y débil. De<br />

resultas, cuando la frontera se cerró por primera<br />

vez en 1991 y más tarde de forma más permanente<br />

en 1993, la autosostenibilidad ya no fue<br />

posible: no había medios para ello. Hacía tiem-<br />

po que a <strong>Palestina</strong> se le había arrebatado su potencial<br />

de desarrollo. Décadas de expropiación,<br />

integración y “desinstitucionalización” garantizaron<br />

que no pudiera aparecer ninguna estructura<br />

económica ni, por lo tanto, política 2 .<br />

Estas características cruciales de la ocupación<br />

y las introducidas por el proceso de Oslo y<br />

durante él han profundizado y agravado, claro<br />

está, las condiciones de los últimos siete años y<br />

la intensificación del <strong>conflicto</strong>. <strong>El</strong>lo ha incluido:<br />

un reforzamiento del dominio israelí sobre los<br />

recursos palestinos y una dependencia económica<br />

más profunda y aguda; la construcción del<br />

muro de separación en Cisjordania, lo que ha<br />

quitado al territorio al menos el 15 por ciento de<br />

su tierra agrícola; un aumento de la expropiación,<br />

la cantonalización y el aislamiento de las<br />

tierras palestinas en Cisjordania; una continuada<br />

expansión israelí de los asentamientos; la<br />

separación del valle del Jordán del uso palestino;<br />

el aislamiento de la franja de Gaza tras la mal definida<br />

“desconexión” de <strong>Israel</strong>; y otras restricciones<br />

sobre la movilidad y la libertad de circulación<br />

de los palestinos. Entre los más crudos<br />

ejemplos del declive económico palestino durante<br />

el actual período, se incluyen: 3<br />

• Una reducción en el PIB per cápita desde<br />

1.500 euros en 2000 hasta 700 euros en 2006.<br />

• Una contracción en el PIB de un 15 por ciento<br />

durante los tres primeros trimestres de 2006,<br />

con una caída estimada en el 20 por ciento para<br />

todo el año. Si este porcentaje se confirma tras<br />

2. Ibíd., “London Review of<br />

Books”.<br />

3. Estas cifras proceden de las<br />

presentaciones de Salam Fayyad,<br />

ministro de Economía<br />

de la Autoridad <strong>Palestina</strong>;<br />

Allegra Pacheco, jefa de la<br />

Unidad de Información y Defensa<br />

de la Oficina de las Naciones<br />

Unidas para la Coordinación<br />

de Asuntos Humanitarios<br />

(OCHA), y Jaled Abdel<br />

Shafi, jefe del Programa de<br />

Desarrollo de las Naciones<br />

Unidas (UNDP) en Gaza, en el<br />

Seminario de la ONU sobre<br />

Ayuda al Pueblo Palestino,<br />

Plenaria I, Socioeconomic<br />

and Humanitarian Emergency<br />

in the Occupied Palestinian<br />

Territory (Doha, Qatar,<br />

5-6 febrero 2007). Véanse también<br />

Mohamed Samhouri, Looking<br />

Beyond the Numbers: The<br />

Palestinian Socioeconomic Crisis<br />

of 2006, Middle East Brief, 16<br />

(Centro Crown para Estudios<br />

sobre Oriente Medio, Universidad<br />

Brandeis), febrero 2007;<br />

Atif Kubursi y Fadle Naqib,<br />

The Palestinian Economy Under<br />

Occupation: The Economics of<br />

Subjugation and Dynamics of Dependency,<br />

ponencia presentada<br />

en un congreso celebrado<br />

en la Universidad de Londres,<br />

Escuela de Estudios Orientales<br />

y Africanos, Londres (27-28<br />

enero 2007), y Oxfam, Assessment<br />

Report, Gaza, septiembre<br />

2006.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 45


4. Véase Palestinian Statehood<br />

and Perspectives for Trade and<br />

Development Policy, resumen<br />

de debates en mesas redondas<br />

de la Conferencia de las<br />

Naciones Unidas sobre Comercio<br />

y Desarrollo, Ramala<br />

(Cisjordania), 17 mayo 2006.<br />

46 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

FRANJA DE GAZA Y CISJORDANIA: DEL DECLIVE AL DESMEMBRAMIENTO FRANJA DE GAZA Y CISJORDANIA DEL DECLIVE AL DESMEMBRAMIENTO<br />

los ajustes pertinentes, se trataría de la mayor recesión<br />

en la historia de la economía palestina<br />

desde el año 1967.<br />

• Una cuota creciente de la ayuda de emergencia<br />

en el PIB. En 2006, dicha ayuda representó<br />

entre un cuarto y un tercio del PIB, lo que indica<br />

una “humanitarización” del problema palestino<br />

y la dependencia cada vez mayor de los<br />

palestinos de la caridad internacional. En la actualidad,<br />

al menos 1,6 millones de palestinos reciben<br />

ayuda alimentaria, diez veces más que en<br />

2000. Esta reorientación de la ayuda extranjera<br />

hacia la ayuda humanitaria no puede sostener<br />

índices más altos de crecimiento demográfico.<br />

• La creciente ineficacia económica de la ayuda<br />

internacional; es decir, la ayuda incrementa, pero<br />

los problemas socioeconómicos se agudizan.<br />

<strong>El</strong>lo es debido a que la ayuda –compuesta sobre<br />

todo de socorros humanitarios– se proporciona<br />

fuera de cualquier marco o proceso económico,<br />

con lo que apenas tiene repercusión, si es que tiene<br />

alguna, sobre el desarrollo o la construcción<br />

de instituciones. Por otra parte, este problema<br />

también se refleja en el deterioro de la calidad<br />

del gasto público: 145-180 millones de euros en<br />

ayuda al desarrollo se han paralizado. En este escenario,<br />

lo mejor que cabe esperar es la estabilidad<br />

provisional y la contención a corto plazo<br />

del <strong>conflicto</strong>.<br />

• La incapacidad, en rápido crecimiento, de<br />

las personas para alimentarse. La mitad de la población<br />

de no refugiados de Gaza, por ejemplo,<br />

sólo tiene acceso a una comida al día.<br />

• <strong>El</strong> creciente desempleo. Unos 100.000 trabajadores<br />

han dejado de buscar empleo, puesto<br />

que la economía interna no puede absorberlos.<br />

Además, la fuerza laboral se incrementa con<br />

unos 30.000 nuevos trabajadores cada año. Por<br />

otra parte, <strong>Israel</strong> ha anunciado que en el año<br />

2008 no admitirá a más trabajadores palestinos<br />

dentro de <strong>Israel</strong>.<br />

• La fragmentación total de la base geográfica<br />

de la economía palestina.<br />

• <strong>El</strong> afianzamiento de la infraestructura de “seguridad”<br />

y los cierres, con 527 controles en<br />

Cisjordania y el cierre casi completo de la franja<br />

de Gaza. Todo ello antes de que Hamas se hiciera<br />

con el control de Gaza en junio de 2007, la<br />

terminal de Rafah se encontraba abierta, como<br />

promedio, solamente el 10 por ciento del<br />

tiempo previsto; el paso de Karni, sólo el 50 por<br />

ciento, y el paso de Erez permanecía prácticamente<br />

cerrado.<br />

• La intensificación de un nuevo tipo de crisis:<br />

la violencia intestina, que ha llevado a una fuga<br />

de cerebros y a la reducción del número del personal<br />

y los programas internacionales.<br />

Unos 2,4 millones de palestinos viven hoy<br />

por debajo del umbral de pobreza: el 80 por ciento<br />

en Gaza y el 55 por ciento en Cisjordania. Si<br />

a eso añadimos una Autoridad <strong>Palestina</strong> que no<br />

funciona bien, la falta de control entre los encargados<br />

palestinos de formular políticas, el<br />

<strong>conflicto</strong> intestino y los cambios en la estructura<br />

de la ayuda internacional, no resulta difícil<br />

comprender por qué la situación económica es<br />

tan acuciante.<br />

Además, los últimos siete años de intifada<br />

han introducido nuevos rasgos con efectos perjudiciales<br />

sobre la economía palestina 4 . Son:<br />

1. <strong>El</strong> uso de la ayuda como arma punitiva no<br />

sólo por parte de <strong>Israel</strong>, sino también de la comunidad<br />

donante internacional, incluido el<br />

uso de la ayuda para imponer una clara agenda<br />

política. <strong>El</strong> boicot internacional ha tenido un<br />

efecto devastador sobre los palestinos. Nunca antes<br />

habían sido las cuestiones económicas tan<br />

centrales en el <strong>conflicto</strong> político en casi 40 años<br />

de ocupación.<br />

2. La práctica ausencia de cualquier marco<br />

legal o institucional adecuado dentro del que<br />

pueda funcionar la economía.<br />

3. La drástica caída en el acceso a los mercados<br />

por parte de los palestinos, con el resultado<br />

de un déficit comercial crónico para la<br />

economía palestina.<br />

4. La decisión de <strong>Israel</strong> de desvincular por<br />

completo su economía de la palestina, cortando<br />

lazos económicos y comerciales tras cuatro décadas<br />

de integración y dependencia forzosa. La<br />

pérdida de trabajos dentro de <strong>Israel</strong> ha sido particularmente<br />

devastadora para la economía palestina,<br />

con flujos de trabajo muy limitados<br />

desde Cisjordania y casi ninguno desde Gaza. En<br />

realidad, el 30 por ciento de los ingresos ganados<br />

en <strong>Israel</strong> entre 1972 y 2006 entra hoy en la economía<br />

palestina como ayuda de donantes.<br />

5. La separación completa y por ahora irrevocable<br />

de Gaza de Cisjordania. Aunque los dos<br />

territorios son tratados aún como uno en diversos<br />

estudios y proyecciones, son hoy, a efectos<br />

prácticos, dos entidades totalmente separadas.<br />

6. <strong>El</strong> declive del sector privado como motor<br />

de crecimiento debido a su incapacidad de generar<br />

un incremento de los ingresos bajo las actuales<br />

restricciones. Un 93 por ciento de las<br />

compañías siguen empleando a cuatro o menos<br />

personas y la industria manufacturera repre-<br />

senta un 12 por ciento del PIB, el nivel alcanzado<br />

en la década de 1970. Por primera vez en la<br />

historia de la economía palestina, el sector público<br />

–162.000 empleados– aventaja al privado.<br />

7. <strong>Israel</strong> ya no está interesado en controlar<br />

y dominar la economía palestina y adecuarla a<br />

sus propios intereses como hizo, sobre todo,<br />

durante las primeras dos décadas de la ocupación.<br />

Intenta más bien impedir la aparición de<br />

un Estado y de una base económica viable sobre<br />

la que erigirlo imponiendo medidas cada vez<br />

más perjudiciales que reducirán los palestinos<br />

a un problema humanitario –al que se espera<br />

que responda la comunidad internacional–, al<br />

tiempo que anima a otros palestinos a partir [este<br />

punto se desarrolla en las páginas siguientes].<br />

8. La expectativa y la creencia de que el<br />

proceso de paz está muerto y de que la actual crisis<br />

continuará en los años venideros. Por lo tanto,<br />

la planificación económica ya no se basa en<br />

un escenario positivo, sino en uno negativo, caracterizado<br />

por una economía moribunda, la inestabilidad<br />

y un <strong>conflicto</strong> continuado. Las estrategias<br />

económicas pasan del desarrollo a la estabilidad,<br />

lo que caracterizó el pensamiento<br />

económico palestino hace más de dos décadas,<br />

antes de la primera intifada en 1987.<br />

Algunas reflexiones adicionales sobre la actual<br />

situación. 5<br />

En 2006, más de un tercio de Cisjordania<br />

era inaccesible a los palestinos. Los palestinos no<br />

residentes dejaron de poder entrar en el valle<br />

del Jordán y vieron prohibida la entrada en<br />

los pueblos situados entre el muro de separación<br />

y la Línea Verde. Ningún palestino podía<br />

entrar en Nablús en coche. Menos del 30 por<br />

ciento de los palestinos residentes en Cisjordania<br />

tenía derecho a solicitar un permiso para<br />

moverse dentro de su propio territorio y menos<br />

del 10 por ciento llegaba a recibirlo en la<br />

práctica, lo que significaba que al menos el 90<br />

por ciento de la población se encontraba completamente<br />

confinada en sus enclaves territoriales.<br />

A los habitantes de Gaza se les prohibía<br />

entrar o residir en Cisjordania: sólo 500 de 1,3<br />

millones recibieron permiso para hacerlo. Los<br />

palestinos de Jerusalén Este tenían prohibido<br />

entrar en cualquier ciudad cisjordana salvo<br />

Ramala 6 . En la actualidad, la situación es más<br />

extrema. <strong>Israel</strong> sigue teniendo poder de veto sobre<br />

la legislación palestina, lo que significa que<br />

el Gobierno israelí puede oponerse a cualquier<br />

ley aprobada en el Parlamento palestino. Estas<br />

medidas, entre otras, reflejan ciertos cambios<br />

en el modo en que el <strong>conflicto</strong> es conceptualizado<br />

y debatido, e inciden directa e indirectamente<br />

sobre la economía.<br />

Antes de Oslo existía la creencia entre los israelíes<br />

de que la paz y la ocupación eran incompatibles.<br />

Esto ha cambiado. En años recientes,<br />

cada vez más israelíes se están beneficiando<br />

de la ocupación. Su vida se ha visto<br />

facilitada por la gran red de carreteras entre<br />

asentamientos construida en Cisjordania y por<br />

una economía mejorada resultante de una contención<br />

percibida del <strong>conflicto</strong> y de los palestinos.<br />

Los asentamientos son hoy considerados como<br />

un crecimiento natural, una circunscripción<br />

necesaria que proporciona protección y seguridad,<br />

con importantes lazos familiares con <strong>Israel</strong><br />

propiamente dicho. Así, la integración de los bloques<br />

de asentamientos y su infraestructura con<br />

<strong>Israel</strong> –es decir, el razonamiento de que Cisjordania<br />

forma parte de <strong>Israel</strong>– ya no resulta extraordinario<br />

ni polémico; al contrario, es necesario<br />

y normal. Para los israelíes, ya no se trata<br />

de una cuestión de normalizar la ocupación, sino<br />

de eliminar el término por completo, puesto<br />

que ya no tiene aplicación. La ocupación ha<br />

pasado de ser una cuestión política y legal con<br />

legitimidad internacional a ser una simple<br />

disputa de fronteras donde se aplican los reglas<br />

de la guerra, más que las de la ocupación.<br />

De modo similar, separarse de los palestinos<br />

y hacer lo necesario política, militar y económicamente<br />

para asegurar y mantener esa separación<br />

se ha convertido también en una rutina.<br />

Así, los israelíes ya no se sienten incómodos<br />

con la ocupación en un momento en que ésta se<br />

ha vuelto más represiva y perversa. Asimismo, esto<br />

ha acarreado algunos cambios en el léxico del<br />

<strong>conflicto</strong> que reflejan los cambios en el marco<br />

político. Ahora se habla menos de “contigüidad<br />

territorial” para los palestinos y más de “contigüidad<br />

vial”, un término que apareció en el<br />

plan de desconexión de Gaza y que significa que<br />

los palestinos tendrán contacto entre sí mediante<br />

puentes, túneles y las carreteras “sólo para<br />

árabes” que se construyen actualmente en<br />

Cisjordania 7 . Otro cambio es la creciente referencia<br />

a un “resultado biestatal”, más que a<br />

una “solución biestatal”. 8<br />

Otra característica nueva es la creciente burocratización<br />

del sistema de control de <strong>Israel</strong>.<br />

Además de los imperativos políticos que subyacen<br />

a los controles, las terminales y otras barreras<br />

físicas, existe hoy un creciente imperativo<br />

burocrático con sus propios intereses, nece-<br />

5. Este apartado se basa en Sara<br />

Roy, <strong>Israel</strong>i Unilateralism and<br />

the Reality of Separation, ponencia<br />

presentada en el congreso<br />

International Law and<br />

Middle East Peace: A Rights-<br />

Based Approach to the <strong>Israel</strong>i-Palestinian<br />

Conflict, Universidad<br />

de Exeter, Reino Unido<br />

(8-11 junio 2006), y Sara<br />

Roy, Failing Peace: Gaza And<br />

The Palestinian-<strong>Israel</strong>i Conflict,<br />

Londres, Pluto Press, 2007,<br />

pp. 328-332.<br />

6. “Haaretz”, More than Onethird<br />

of the West Bank: Off limits<br />

to Palestinians, 24 marzo<br />

2006, y “Haaretz”, entrevista<br />

con la corresponsal Amira<br />

Hass, abril 2006.<br />

7. Cabe encontrar un ejemplo<br />

en Adi Mintz, An Atlas of<br />

Road Maps and Options for the<br />

<strong>Israel</strong>i-Arab Process, VI Conferencia<br />

de Herzliya, <strong>Israel</strong>,<br />

enero 2006. http://www.herzliyaconference.org/Eng/_Articles/Article.<br />

Mintz escribe:<br />

“Tenemos que crear una contigüidad<br />

vial que permita a<br />

los palestinos ir a todos sus<br />

lugares sin interrupción.”<br />

8. Véase David Makovsky, Olmert’s<br />

Unilateral Option: An<br />

Early Assessment, “Policy Focus”,<br />

55, Washington Institute<br />

for Near East Policy, mayo<br />

2006.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 47


sidades y prioridades. La burocratización<br />

de esta estructura ayuda a despolitizarla<br />

al convertirla en una parte necesaria<br />

y permanente de la vida cotidiana.<br />

En realidad, algunas terminales de<br />

Cisjordania ya no tienen soldados, sino<br />

que están plenamente automatizadas.<br />

La constante e implacable imposición<br />

de los imperativos israelíes –el desmembramiento<br />

de Cisjordania y de<br />

cualquier posibilidad de un Estado palestino<br />

con el fin de permitir el engrandecimiento<br />

territorial de <strong>Israel</strong> y la<br />

consolidación de los asentamientos israelíes<br />

en tierras palestinas– parece haber<br />

suscitado la aparición de un cambio<br />

cada vez más visible en el modo en que<br />

los gobiernos extranjeros, los organismos<br />

de ayuda y las otras organizaciones<br />

internacionales formulan las futuras<br />

relaciones palestino-israelíes. Este cambio<br />

se aleja de la idea de los dos estados<br />

y de los rasgos de la construcción estatal<br />

y la soberanía política asociados con<br />

un Estado palestino concreto, para acercarse<br />

a una visión que subraya las prioridades<br />

humanitarias sobre las políticas<br />

9 . Los palestinos están reducidos a<br />

una presencia demográfica en enclaves<br />

pequeños y empobrecidos de manera<br />

que serán tratados como un asunto humanitario<br />

del que se hará cargo la comunidad<br />

internacional: incapaces de<br />

movilizarse política o económicamente,<br />

degradados a la ausencia de Estado<br />

en sus propios hogares. Por lo tanto, no<br />

constituye ninguna sorpresa que la<br />

aceptación por parte de <strong>Israel</strong> de transferir<br />

las rentas públicas palestinas se<br />

condicionara al hecho de que ese dinero<br />

se destinara sólo a propósitos humanitarios.<br />

La violencia que acabará<br />

por estallar –en la que sólo los palestinos<br />

tendrán la categoría de autores– , es<br />

un precio que el Gobierno israelí está<br />

dispuesto a pagar a cambio de los beneficios<br />

territoriales que garantiza 10 .<br />

La reducción de los palestinos como<br />

grupo nacional y pueblo soberano a<br />

un problema humanitario –algo que sólo<br />

es nuevo en relación con la escala– se<br />

ve ahora amplificada por la creciente<br />

“desurbanización” de Cisjordania mediante<br />

la pérdida de zonas urbanas metropolitanas<br />

y la “desarabización” de<br />

48 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

FRANJA DE GAZA Y CISJORDANIA: DEL DECLIVE AL DESMEMBRAMIENTO FRANJA DE GAZA Y CISJORDANIA DEL DECLIVE AL DESMEMBRAMIENTO<br />

Jerusalén. Las zonas urbanas palestinas<br />

generan el 90 por ciento del PIB nacional,<br />

y Jerusalén contribuye en un<br />

40 por ciento. Por lo tanto, la pérdida de<br />

Jerusalén tendrá un impacto económico<br />

perjudicial que se verá exacerbado<br />

por el efecto aislador del muro de separación.<br />

Además, del sector turístico,<br />

que constituye una gran parte de la actividad<br />

económica de la zona, se están<br />

apoderando ahora los nuevos<br />

sectores y construcciones<br />

de colonos del nuevo<br />

bloque de asentamientos<br />

E-1 11 . Ilegalmente anexionado<br />

a la ciudad de Maale<br />

Adumim a mediados de la<br />

década de 1990, el sector<br />

E-1 representa la última<br />

parcela de tierra disponible<br />

para una expansión económica<br />

y demográfica de<br />

los palestinos de Jerusalén<br />

Este. <strong>El</strong> jefe del Gobierno<br />

israelí ha dicho que el desarrollo<br />

del sector E-1 se llevará<br />

a cabo a pesar de la desaprobación<br />

del Departamento de Estado estadounidense.<br />

12<br />

Así, la separación y el aislamiento<br />

que sufren palestinos de Jerusalén y<br />

dentro de esa misma ciudad, de <strong>Israel</strong><br />

–y, a través de <strong>Israel</strong>, del mundo– y de<br />

ellos mismos entre sí, sus ciudades y sus<br />

tierras, debilitan la posibilidad de desarrollo<br />

urbano por razones que son<br />

muy sencillas: las personas, los bienes y<br />

los recursos no pueden acceder a las zonas<br />

urbanas, separadas como están por<br />

territorio bajo control israelí. La planificación<br />

es imposible, al igual que la expansión,<br />

y el suministro de servicios<br />

se ve obstaculizado.<br />

En mayo de 2006, un editorial del<br />

“New York Times” captó de modo sorprendente<br />

el problema y lo expresó en<br />

estos términos: “Imaginemos un mapa<br />

de Manhattan. Cisjordania sería, a grandes<br />

rasgos, Harlem Este y el Upper East<br />

Side. Gaza sería Battery Park City, mucho<br />

más al sudoeste. Imaginemos ahora<br />

la tarea de crear una ciudad completamente<br />

funcional, con su propia economía,<br />

a partir de esas dos porciones<br />

mientras entre ellas se alza una ciu-<br />

Los imperativos<br />

israelíes sobre<br />

los territorios<br />

ocupados tienen<br />

dos objetivos:<br />

evitar la idea<br />

de dos estados<br />

y reducir las<br />

reivindicaciones<br />

palestinas<br />

a un problema<br />

humanitario<br />

dad independiente y hostil”. 13<br />

La adopción por parte de <strong>Israel</strong> de<br />

la desconexión unilateral es también<br />

ilustrativa de la política oficial y las intenciones<br />

económicas. En primer lugar,<br />

la noción de que la desconexión<br />

unilateral –una política debatida con<br />

intensidad desde el redespliegue israelí<br />

de Gaza– está políticamente muerta<br />

dentro de <strong>Israel</strong>, puesto que ha sido<br />

destruida por los cohetes<br />

palestinos y los misiles de<br />

Hezbolá, da por supuesto<br />

que semejante política pretendía<br />

en cierta medida<br />

asegurar un resultado fundamentalmente<br />

diferente<br />

del que ahora <strong>Israel</strong> sostiene<br />

que debía buscar. A saber,<br />

retener el control sobre<br />

las tierras palestinas y<br />

los propios palestinos, y<br />

contener la violencia que<br />

naturalmente eso comporta.<br />

Cualquier distinción<br />

de ese estilo es falsa y<br />

engañosa. Porque en términos de sustancia<br />

–en tanto que opuesta a la forma–,<br />

la retirada de Cisjordania proyectada<br />

por Olmert tenía como objetivos<br />

básicos la anexión de tierras palestinas<br />

–grandes zonas de Cisjordania y todo<br />

Jerusalén Este–; la permanencia de los<br />

bloques de asentamientos israelíes en<br />

tierra árabe; la continuada parcelación<br />

de Cisjordania en zonas aisladas bajo<br />

control israelí directo o indirecto –gobernando<br />

mediante el asedio, como<br />

en Gaza–; una mayor destrucción entre<br />

los palestinos de toda idea de comunidad<br />

humana, por no hablar de las ideas<br />

de comunidad económica o nacional;<br />

y la continuada exclusión –racial– de<br />

los palestinos de cualquier interacción<br />

con <strong>Israel</strong>.<br />

En segundo lugar y de modo más<br />

crítico, la desconexión unilateral –ya se<br />

llame de ese modo o de otro– ilustra el<br />

cambio que va en las intenciones de<br />

<strong>Israel</strong> hacia los palestinos y sus territorios<br />

desde la ocupación en curso hasta<br />

la anexión y la soberanía impuesta, un<br />

cambio aceptado por la comunidad internacional<br />

tras la victoria electoral de<br />

Hamas y su poca disposición a la re-<br />

nuncia formal del terror y al reconocimiento de<br />

<strong>Israel</strong>. Así, cualquier resistencia de los palestinos<br />

a la represiva ocupación israelí, incluidos los intentos<br />

de emancipación económica, son considerados<br />

ahora como ilegítimos e ilegales. Podría<br />

decirse que eso fue lo que ocurrió tras el 11-S,<br />

cuando Ariel Sharon sostuvo con éxito que la lucha<br />

de <strong>Israel</strong> contra los palestinos era parte de la<br />

guerra global de Estados Unidos contra el terrorismo<br />

y que, por lo tanto, cualquier resistencia<br />

a <strong>Israel</strong> era ilícita. Rara vez se trata el hecho<br />

de que el Gobierno palestino y ahora el<br />

Gobierno libanés han sido castigados de modo<br />

severo por intentar defender a su pueblo de la<br />

agresión israelí. <strong>Israel</strong>, Estados Unidos, la Unión<br />

Europea e incluso algunos estados árabes esperan<br />

–exigen, más bien– de esos gobiernos que se<br />

sometan a las acciones israelíes –en la práctica,<br />

que colaboren con la política israelí– y que se<br />

opongan a cualquier forma de resistencia popular<br />

a esas acciones 14 . Dentro de este paradigma,<br />

los palestinos se convierten en extranjeros<br />

en su propia tierra, sometidos y dependientes.<br />

Un comentario adicional sobre Gaza 15<br />

Con la llamada desconexión israelí de Gaza,<br />

el Gobierno de <strong>Israel</strong> afirma que ya no ocupa ese<br />

territorio y, por lo tanto, que ya no es responsable<br />

de él, a pesar de mantiene un control total sobre<br />

la tierra y sus habitantes. En especial, controla<br />

todo movimiento a través de las fronteras<br />

de Gaza y sigue registrando todo nacimiento, fallecimiento<br />

y matrimonio entre su población.<br />

Sin embargo, la legislación nacional israelí trata<br />

ahora esa frontera como una frontera internacional.<br />

Esta situación confusa plantea la pregunta:<br />

¿qué categoría tiene Gaza? ¿Es un territorio<br />

ocupado, un territorio en disputa o un<br />

territorio extranjero? ¿Cuáles son las consecuencias<br />

de la ambigua posición de Gaza de cara<br />

a la ayuda extranjera y los programas de rehabilitación<br />

y reforma económicas?<br />

Entre los factores que exacerban la confusión<br />

y el declive particularmente agudo de Gaza<br />

se encuentran los siguientes:<br />

• DESEMPLEO. Un 36 por ciento de los habitantes<br />

de Gaza estaban desempleados en mayo de<br />

2006, frente al 17 por ciento en 1999. Desglosados<br />

por áreas, los índices de desempleo en la<br />

franja de Gaza oscilaban entre el 27 y el 42 por<br />

ciento, según cálculos conservadores.<br />

• POBREZA. Hasta el 80 por ciento de los palestinos<br />

de la franja de Gaza viven por debajo del um-<br />

9. The Grassroots Palestinian<br />

Anti-Apartheid Wall Campaign,<br />

The Occupation’s ‘Convergence<br />

Plan’: Legitimizing Palestinian<br />

Bantustans”, “Analysis”,<br />

17 mayo 2006.<br />

10. Juan Cole, The Jailer, “Salon”,<br />

12 enero 2006, http://<br />

www.salon.com/opinion/feature/2006/01/12/Sharon/pri<br />

nt.html<br />

11. Ibíd.<br />

12. Angela Godfrey-Goldstein,<br />

The Choice is Now, “Challenge”,<br />

97, mayo-junio 2006.<br />

13. A Viable Palestinian State,<br />

editorial del “New York Times”,<br />

25 mayo 2006.<br />

14. Véanse Virginia Tilley, A<br />

Beacon of Hope: Apartheid <strong>Israel</strong>,<br />

“Counterpunch”, 5 diciembre<br />

2006, y Bashir Abu-<br />

Manneh, In Palestine, a Dream<br />

Deferred”, “The Nation”, 18 diciembre<br />

2006, www.thenation.com/doc/20061218/abumanneh<br />

15. Los datos de este apartado<br />

proceden de Program on Humanitarian<br />

Policy and Conflict<br />

Research (PHPCR), Gaza<br />

2010: Human Security Needs in<br />

the Gaza Strip, Population Projections<br />

for Socioeconomic Development<br />

in the Gaza Strip, “Working<br />

Paper #1”, Harvard University,<br />

Cambridge (MA),<br />

mayo 2006, y Allan G. Hill,<br />

Demographic and Health Prospects<br />

in the Occupied Palestinian<br />

Territory (oPt), tesis doctoral,<br />

presentación en powerpoint,<br />

Harvard School of Public Health,<br />

Cambridge (MA), 2007.<br />

16. Allegra Pacheco, OCHA,<br />

op cit.<br />

bral de pobreza, frente al 30 por ciento en 2000.<br />

Esto significa que la abrumadora mayoría de los<br />

hogares no logra satisfacer sus necesidades básicas,<br />

a pesar de la abundante ayuda externa.<br />

Además, en 2006, los habitantes de la franja de<br />

Gaza tenían un 23 por ciento más de probabilidades<br />

de ser pobres que los habitantes de<br />

Cisjordania.<br />

• RECURSOS. La base de recursos de Gaza se reduce:<br />

el 50 por ciento de la tierra es habitable, el<br />

38,5 por ciento es agrícola y el 17 por ciento es<br />

consumido por la zona de seguridad. Los recursos<br />

hídricos disminuyen con rapidez; el acuífero<br />

costero dejará de ser utilizable en los próximos<br />

diez años. De las tres plantas de tratamiento<br />

de aguas residuales, sólo dos están<br />

parcialmente en funcionamiento, mientras que<br />

el 70-80 por ciento de las aguas residuales entran<br />

sin tratar en el medio ambiente. Se prevé que el<br />

volumen de aguas residuales se multiplique<br />

por cuatro de aquí al año 2025.<br />

• VIOLENCIA. La violencia política predomina y se<br />

extiende: en el año 2006 se lanzaron contra<br />

<strong>Israel</strong> desde Gaza 1.786 cohetes Qasam; y desde<br />

<strong>Israel</strong> se dispararon contra Gaza 14.100 obuses<br />

de artillería 16 .<br />

Sin embargo, el problema de Gaza no es sólo<br />

la ocupación, sino también la población.<br />

Según los últimos datos publicados por proyecto<br />

Gaza 2010 de la Universidad Harvard, dado un<br />

crecimiento anual situado entre 3,45 y 3,5 por<br />

ciento, la población de 1.390.000 habitantes alcanzará<br />

los 1.590.000 en 2015 y los 2.660.000 en<br />

2028, con lo que se duplicará el tamaño actual.<br />

Gaza posee la tasa de nacimientos más alta de toda<br />

la región: 5,5-6 niños por mujer. Un 80 por<br />

ciento de la población tiene menos de 50 años,<br />

mientras que el 50 por ciento 15 o menos años.<br />

Incluso con un descenso inmediato de la fertilidad,<br />

la joven población gazana –el porcentaje<br />

de población menor de 15 años sólo es superado<br />

por el Yemen– seguirá creciendo al menos durante<br />

una generación.<br />

Gaza tiene una superficie de 360 kilómetros<br />

cuadrados, los territorios ocupados suman juntos<br />

6.017 kilómetros cuadrados, e <strong>Israel</strong> tiene<br />

21.910 kilómetros cuadrados. La población total<br />

de Cisjordania y Gaza aumentará de 3,7 millones<br />

a casi cinco millones de aquí al 2015, mientras<br />

que la de <strong>Israel</strong> pasará de 6,725 millones a<br />

casi ocho millones. Las densidades demográficas<br />

medias que se alcanzarán –3.835 habitantes<br />

por kilómetro cuadrado en Gaza, frente a 420 en<br />

Cisjordania y 307 en <strong>Israel</strong>– ponen a todas luces<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 49


50 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

FRANJA DE GAZA Y CISJORDANIA: DEL DECLIVE AL DESMEMBRAMIENTO FRANJA DE GAZA Y CISJORDANIA: DEL DECLIVE AL DESMEMBRAMIENTO<br />

de manifiesto las presiones demográficas a las<br />

que se enfrenta Gaza. En realidad, la mitad del<br />

territorio en el que se concentra la población de<br />

Gaza posee una de las densidades demográficas<br />

más elevadas del mundo: 7.725 habitantes por<br />

kilómetro cuadrado. Y la densidad demográfica<br />

combinada de los territorios ocupados es la<br />

más alta de la región, con excepción de Bahrein.<br />

En 2010, la población adulta de Gaza, en relación<br />

con la joven, crecerá en un 24 por ciento,<br />

lo cual añadirá presiones sobre los mercados del<br />

empleo y la vivienda. Si un creciente número de<br />

personas son incapaces de lograr trabajo o vivienda,<br />

dos elementos que son clave en la estructura<br />

matrimonial y familiar, la creciente diferencia<br />

entre la oferta y la demanda conducirá<br />

a una mayor violencia y con ello a la continuada<br />

militarización de la sociedad. En realidad, dada<br />

la intensa competencia por los recursos y en<br />

ausencia de un gobierno fuerte capaz de gestionar<br />

pretensiones competidoras, los recursos<br />

se usurparán por la fuerza, algo que ya estamos<br />

presenciando hoy, sobre todo en la franja de<br />

Gaza. De ahí que las tendencias demográficas<br />

sean un factor principal que determinará en la<br />

Franja el bienestar socioeconómico, o su ausencia.<br />

Los actores internacionales han tendido<br />

a despreciar –a negar incluso– esta repercusión<br />

de las presiones demográficas sobre el bienestar<br />

socioeconómico de Gaza. Semejante situación<br />

debe cambiar.<br />

La combinación de fertilidad elevada, población<br />

creciente y alta densidad demográfica<br />

ejerce unas presiones enormes sobre los servicios<br />

públicos, en especial la educación y la sanidad.<br />

En educación, por ejemplo, contando<br />

sólo el crecimiento demográfico –sin mejora en<br />

la calidad de los servicios– harán falta 1.517<br />

nuevos maestros y 984 nuevas aulas en los próximos<br />

cuatro años. De modo similar, para alcanzar<br />

los niveles actuales de Cisjordania el sistema<br />

educativo de Gaza necesita al menos 7.500<br />

maestros adicionales y 4.700 nuevas aulas. Y para<br />

que la franja de Gaza mantenga los actuales<br />

niveles de acceso a los servicios sanitarios en<br />

2010, necesitará 425 nuevos médicos, 520 nuevos<br />

enfermeros y 465 nuevas camas hospitalarias.<br />

En los próximos cinco años, se necesitarán<br />

135.000 nuevos puestos de trabajo sólo para<br />

mantener el desempleo en el 10 por ciento.<br />

<strong>El</strong> daño resultante –el actual y el futuro– no<br />

puede repararse únicamente “devolviendo” las<br />

tierras de Gaza y permitiendo a los palestinos la<br />

libertad de movimiento y el derecho a construir<br />

fábricas y complejos industriales en una<br />

Gaza ampliada pero aislada y rodeada. <strong>El</strong> desplazamiento<br />

ha dado paso al cierre, y éste nunca<br />

puede constituir una solución a la miríada de<br />

problemas de Gaza; sobre todo, cuando su pujante<br />

población se encuentra confinada en un territorio<br />

físicamente restringido y con recursos limitados.<br />

La densidad no es sólo un problema de<br />

población, sino también de acceso a los recursos,<br />

en especial a los mercados de trabajo. Sin unas<br />

fronteras porosas que permitan a los trabajadores<br />

el acceso a los empleos –algo impedido en<br />

la práctica por el plan de desconexión de Gaza<br />

y el plan de realineamiento de Olmert–, la<br />

Franja seguirá siendo una cárcel con poca posibilidad,<br />

si es que tiene alguna, de establecer<br />

una economía viable.<br />

En 2005, la comunidad internacional, por<br />

medio del Comité de Enlace Ad Hoc, llegó a la<br />

conclusión de que el factor más importante en<br />

el declive económico de <strong>Palestina</strong> no son los reducidos<br />

niveles de ayuda, sino las restricciones<br />

sobre el movimiento y el acceso, así como la suspensión<br />

de las transferencias de las rentas fiscales.<br />

Según se concluyó, dada la continuada ausencia<br />

de un acuerdo político que permita un<br />

mayor movimiento hacia <strong>Israel</strong> y los demás países<br />

y que proporcione a los palestinos el control<br />

sobre sus fronteras, la ayuda internacional sólo<br />

podrá ayudar a los palestinos a sobrevivir, sin llegar<br />

a tener ninguna consecuencia real sobre su<br />

economía. Así pues, ninguna ayuda al desarrollo,<br />

sea cual sea su magnitud, podrá dar pie a un<br />

proceso real de desarrollo si no encara las cuestiones<br />

básicas de la seguridad humana.<br />

Una reflexión final<br />

Resulta de vital importancia comprender<br />

que los anteriores acuerdos con <strong>Israel</strong> han limitado<br />

e incluso restringido las opciones de la<br />

paz y el desarrollo, que en absoluto los han ampliado.<br />

También han conducido a espectaculares<br />

declives económicos, políticos y sociales para<br />

los palestinos. La ocupación israelí de <strong>Palestina</strong><br />

y la dependencia palestina de <strong>Israel</strong> –y de los<br />

donantes exteriores– no se vieron mitigados ni<br />

finalizaron con los acuerdos de Oslo; ambos fenómenos,<br />

más bien, se vieron intensificados<br />

por esos acuerdos 17 . Cualquier desafío al sistema<br />

impuesto por <strong>Israel</strong> –es decir, cualquier intento<br />

de desafiar los acuerdos anteriores y lo aportado<br />

por ellos– será considerado como una amenaza,<br />

por muchos compromisos políticos que<br />

adquieran los palestinos. Así, aun cuando formen<br />

un gobierno aceptable a ojos de <strong>Israel</strong> y<br />

Occidente y mejoren las condiciones de vida, los<br />

palestinos seguirán encontrándose bajo una<br />

ocupación opresiva, confinados a un conjunto<br />

de acuerdos que socavan deliberadamente su libertad,<br />

su soberanía y su desarrollo, manteniéndolos<br />

lo más lejos que han estado nunca de<br />

la consecución de un Estado.<br />

La resolución reside, en última instancia, en<br />

dos cosas. Primero, en la disposición de la comunidad<br />

de donantes de adoptar una posición<br />

activa ante las medidas israelíes, de desafiar<br />

esas medidas en el plano político de un modo<br />

práctico y significativo –es decir, haciendo a<br />

<strong>Israel</strong> responsable económica y políticamente de<br />

la destrucción de los proyectos financiados por<br />

los donantes– vinculando no sólo la ayuda al desarrollo,<br />

sino la acción económica a la acción política.<br />

Sin esa vinculación, poco cambiará bajo la<br />

actual situación.<br />

Segundo, la resolución reside en la reciprocidad.<br />

Si a los palestinos se les ofreciera algo<br />

igual a cambio de lo que se pide de ellos, como<br />

el cumplimiento de la legislación internacional<br />

por parte de <strong>Israel</strong>, el final de la expansión de los<br />

asentamientos, el desmantelamiento de éstos y<br />

el fin de las expropiaciones de tierras, las demoliciones<br />

de casas y la política de asesinatos selectivos<br />

–en resumen, el fin o el principio del fin<br />

de la ocupación–, el proceso se volvería mutuo<br />

y paralelo y tendría alguna posibilidad de alcanzar<br />

resultados significativos 18 . <strong>El</strong> objetivo no<br />

sería cumplir acuerdos previos, sino reescribirlos<br />

mediante un proceso de negociación. Los derechos<br />

nacionales y económicos palestinos e israelíes<br />

deben encarase de forma igual y simultánea.<br />

Todo lo que no sea eso fracasará, como ha<br />

ocurrido antes en tantas ocasiones.<br />

Epílogo<br />

Tras la conclusión de este artículo, la terrible<br />

violencia entre facciones que ha asolado la franja<br />

de Gaza y Cisjordania a lo largo del último medio<br />

año dio lugar en el pasado mes de junio a la<br />

toma militar de la franja de Gaza por parte de<br />

Hamas. Hamas y Al Fatah son hoy enemigos declarados<br />

que buscan eliminarse entre sí, una<br />

realidad completamente nueva. <strong>El</strong> presidente<br />

Abbas declaró el Estado de emergencia, disolvió<br />

el Gobierno de unidad y nombró un nuevo consejo<br />

de ministros con base en Cisjordania. <strong>Israel</strong>,<br />

Estados Unidos y la Unión Europea ya han empezado<br />

a transferir el dinero largo tiempo retenido<br />

al “nuevo” Gobierno palestino en otro intento<br />

más de reforzar a Al Fatah sobre Hamas y<br />

en lo que equivale a una estrategia de “Cisjordania<br />

primero”. No cabe duda de que esta estrategia<br />

fracasará, pero amenaza con aislar más<br />

aún Gaza y castigar más aún a su población.<br />

Los palestinos tienen mucho miedo a la clara<br />

separación de Gaza y Cisjordania y a la creación<br />

de dos autoridades. Se trata también de una<br />

realidad buscada desde hace mucho tiempo<br />

por el Gobierno israelí, sobre todo bajo el anterior<br />

primer ministro Ariel Sharon. <strong>El</strong> 15 de junio<br />

del 2007, el “New York Times” escribió: “Se espera<br />

que Ehud Olmert le diga a George W. Bush<br />

que <strong>Israel</strong> es partidario del acordonamiento de<br />

la Cisjordania bajo ocupación israelí para impedir<br />

la infección de Gaza, de seguir impidiendo<br />

el contacto entre ambas zonas (las comillas<br />

son mías).” La percepción, muy difundida por<br />

<strong>Israel</strong> y Estados Unidos, y también por Al Fatah,<br />

según la cual los dos territorios deben considerarse<br />

como entidades separadas –económica, política,<br />

diplomática y administrativamente– una<br />

malvada y otra buena, una merecedora de comida<br />

y otra no, tiene unas consecuencias potencialmente<br />

funestas, sobre todo para una<br />

franja de Gaza de lo más empobrecida.<br />

<strong>El</strong> hecho definidor de la vida palestina es la<br />

continuada ocupación por parte de <strong>Israel</strong>. A pesar<br />

de la peligrosa división de la franja de Gaza<br />

y Cisjordania, no es probable que los palestinos<br />

abandonen su deseo de un Estado palestino en<br />

ambos territorios con Jerusalén Este como capital.<br />

Las encuestas muestran que los votantes de<br />

Hamas respaldan de modo abrumador una solución<br />

biestatal, sin que ello los diferencie de los<br />

palestinos que apoyan a grupos no islamistas. De<br />

modo igual de importante, la dirección de Hamas<br />

ha dejado claro que respetará cualquier<br />

acuerdo ratificado por referéndum popular.<br />

Quizá el mayor error cometido por la dirección<br />

palestina y la comunidad internacional<br />

es ese abrazar constante de una política que busca<br />

demonizar y aislar a los islamistas. Hamas se<br />

ha ofrecido a dialogar y ha propuesto una tregua<br />

a largo plazo. Sigue reconociendo la legitimidad<br />

del presidente Abbas, y algunos dirigentes han<br />

pedido la reanudación de la cooperación con Al<br />

Fatah. ¿Puede favorecer de verdad los intereses<br />

de Estados Unidos e <strong>Israel</strong> imponer un proceso<br />

político con un Gobierno palestino fracturado<br />

que excluye al partido elegido por los palestinos<br />

para que los gobierne? La respuesta determinará<br />

el futuro de <strong>Palestina</strong> e <strong>Israel</strong>.<br />

17. Véase Lamis Andoni, The Price of <strong>Israel</strong>, “Al-Ahram Weekly”,<br />

31, agosto-6 septiembre 2006.<br />

18. Véase Rami Khouri, “Agence Global”, 18 septiembre 2006.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 51


JUDÍOS Y PALESTINOS EN EL MUNDO<br />

LOS JUDÍOS<br />

La comunidad judía suma más de 13 millones de personas que se distribuyen por los cinco<br />

continentes. Más del 80 por ciento –diez millones y medio de personas– viven en Estados<br />

Unidos e <strong>Israel</strong>, casi a partes iguales. Francia es el país europeo con más judíos –casi medio<br />

millón–, seguido del Reino Unido con unos 300.000.<br />

AMÉRICA / Estados Unidos (40,5%), Canadá (2,9%), Argentina (1,4%), Brasil (0,7%) México (0,3%)<br />

Estados Unidos: 5.280.000 personas / Resto de América: 689.000<br />

ISRAEL / 40,2%<br />

<strong>Israel</strong>: 5.235.000<br />

EUROPA / Francia (3,7%), R.U. (2,3%), Rusia (1,7%), Alemania (0,9%), Ucraina (0,7%), Hungría (0,4%)<br />

Francia: 494.000 / Reino Unido: 298.000 / Rusia: 235.000 / Resto de Europa: 249.000<br />

ÁFRICA / Sudáfrica (0,6)<br />

Sudáfrica: 73.000<br />

OCEANÍA / Australia (0,7%)<br />

Australia: 102.000<br />

RESTO DEL MUNDO / (3%)<br />

415.000<br />

TOTAL: 13.070.000<br />

4,7%<br />

4,2%<br />

0,7%<br />

5,1%<br />

30,6%<br />

1,6%<br />

52 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

2,5% 3,6%<br />

PALESTINOS<br />

23%<br />

10,3%<br />

13,7%<br />

3,7%<br />

0,9%<br />

1,7%<br />

2,3%<br />

0,7%0,4%<br />

LOS PALESTINOS<br />

0,4%<br />

0,4%<br />

0,4%<br />

JUDÍOS<br />

40,2%<br />

40,5%<br />

2,9%<br />

1,4%<br />

0,7%<br />

0,3%<br />

La población palestina, más de 9.850.000 personas, se encuentra diseminada casi a partes<br />

iguales entre la diáspora y quienes permanecen en la <strong>Palestina</strong> histórica. Más de 3.600.000<br />

personas viven en Cisjordania y Gaza y 1.100.000 en <strong>Israel</strong>. Jordania acoge poco menos<br />

de la tercera parte de los palestinos.<br />

PALESTINA HISTÓRICA / Cisjordania (23%), Gaza (13,7%), <strong>Israel</strong> (10,3%)<br />

Cisjordania: 2.300.000 personas / Gaza: 1.335.000 / <strong>Israel</strong>: 1.100.000<br />

ORIENTE MEDIO / Jordania (30,6%), Siria (4,7%), Líbano (4,2%), Egipto (0,7%), Arabia Saudí<br />

y otros países del Golfo Pérsico (5,1%)<br />

Jordania: 3.000.000 / Resto de Oriente Medio: 1.395.000<br />

RESTO DE PAÍSES ÁRABES / (1,6%)<br />

155.000<br />

AMERICA / Estados Unidos (2,5%)<br />

Estados Unidos: 240.000<br />

RESTO DEL MUNDO / (3,6%)<br />

305.000<br />

TOTAL: 9.830.000<br />

FUENTES: Jewish People Policy Planning Institute (Informe 2005), Palestinian Central Bureau of Statistics, PCBS (noviembre de 2005), Palestine Monitor.<br />

La nueva guerra fría<br />

de Oriente Medio<br />

Rashid Khalidi<br />

TITULAR DE LA CÁTEDRA EDWARD SAID DE ESTUDIOS ÁRABES DE LA<br />

UNIVERSIDAD DE COLUMBIA. RECIENTEMENTE HA PUBLICADO EL LIBRO THE IRON<br />

CAGE: THE STORY OF THE PALESTINIAN STRUGGLE FOR STATEHOOD.


1. David S. Painter y Melvyn P.<br />

Leffler, en Leffler and Painter,<br />

eds., The Origins of the Cold<br />

War. Introducción, pág. 3.<br />

54 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

S<br />

LA NUEVA GUERRA FRÍA DE ORIENTE MEDIO<br />

I SE OBSERVA EL TRIÁNGULO FORmado<br />

por el norte de África, el<br />

cuerno de África y Asia central,<br />

se reconocen dos países arrasados<br />

por la guerra y bajo ocupación<br />

estadounidense, Iraq y<br />

Afganistán, y uno bajo ocupación<br />

israelí, <strong>Palestina</strong>. También<br />

se reconocen cuatro estados fallidos: Iraq,<br />

Afganistán, Somalia y <strong>Palestina</strong> –<strong>Palestina</strong> no<br />

puede considerarse un Estado en el auténtico<br />

sentido del término, pero constituye, no obstante,<br />

un Estado fallido–. Entre los países de la región<br />

hay un caricaturesco repertorio de autocracias,<br />

monarquías y cleptocracias, así como<br />

unos pocos con algunos rasgos<br />

democráticos. Sin embargo, al<br />

observar la región y sus numerosos<br />

problemas, se dibuja la<br />

gigantesca sombra de una nueva<br />

guerra fría, una nueva guerra<br />

a través de terceros, no entre<br />

Estados Unidos y Rusia, sino entre<br />

Estados Unidos e Irán. Es<br />

una guerra que ya ha exacerbado<br />

los graves problemas de Oriente Medio y<br />

puede llegar a causar un daño todavía mayor,<br />

aun cuando no degenere en un enfrentamiento<br />

abierto entre ambos países, algo, por otra parte,<br />

que podría suceder en cualquier momento.<br />

La nueva guerra fría de Oriente Medio es el<br />

fruto de las maniqueas obsesiones ideológicas<br />

de los hombres y las mujeres del Gobierno de<br />

Washington, y de puntos de vista similares por<br />

parte de sus homólogos de Teherán. Ambas partes<br />

son responsables del creciente <strong>conflicto</strong>, por<br />

más que haya un enorme desequilibrio entre<br />

ellas, tal como ocurría en la guerra fría original.<br />

En 1945, la economía estadounidense representaba<br />

la mitad del producto mundial bruto y<br />

“contaba con casi la mitad de la capacidad industrial<br />

del mundo, grandes excedentes alimentarios<br />

y la casi totalidad de las reservas financieras<br />

mundiales” 1 . En comparación, la<br />

Unión Soviética de la época había perdido a 20<br />

millones de personas y su economía había experimentado<br />

un importante retroceso en el<br />

transcurso de la guerra. <strong>El</strong> desequilibrio de fuerzas<br />

entre ambas partes es todavía mayor en esta<br />

nueva guerra fría. Es más, la potencia hegemónica<br />

mundial es Estados Unidos, no Irán, y<br />

son los estadounidenses quienes han rodeado a<br />

los iraníes de bases milita-<br />

<strong>El</strong> <strong>conflicto</strong> entre<br />

Estados Unidos e Irán,<br />

alimentado por<br />

maniqueas obsesiones<br />

ideológicas, produce los<br />

mismos efectos que la<br />

guerra fría del siglo XX<br />

res, no a la inversa.<br />

En los acontecimientos<br />

de Oriente Medio, este nuevo<br />

<strong>conflicto</strong> produce los<br />

mismos efectos distorsionadores<br />

que produjo la guerra<br />

fría original. Tal como<br />

ocurrió entonces, la perspectiva<br />

de Washington es<br />

que no hay problemas separados y diferenciados<br />

entre los distintos países de Oriente Medio,<br />

sino un <strong>conflicto</strong> de gran alcance entre Estados<br />

Unidos, que encarnaría las fuerzas del bien, y<br />

un eje terrorista del mal –eco del “imperio del<br />

mal” de Ronald Reagan–, que manipularía y<br />

controlaría lo que sucede en todos los países de<br />

la región. En el presente, la guerra subterránea<br />

a través de terceros que libra Estados Unidos no<br />

se dirige contra los partidos comunistas y sus<br />

compañeros de viaje, sino contra lo que se describe<br />

como una gran conspiración encabezada<br />

por los chíies y una infame red de aliados terroristas,<br />

que abarcaría todo el espectro político<br />

islámico, de un extremo al otro. Huelga decir<br />

que esta escabrosa visión de la realidad<br />

constituye casi por completo una fantasía, basada<br />

en la ignorancia de los responsables estadounidenses<br />

de formular políticas sobre Oriente<br />

Medio, así como en la hostilidad hacia los<br />

pueblos de la región y el fanatismo ideológico.<br />

<strong>El</strong>lo sirve para explicar algunas de las peores distorsiones<br />

de la política estadounidense respecto<br />

a la región en los últimos seis años y, en particular,<br />

las relativas a Iraq, Afganistán, Somalia,<br />

Líbano y <strong>Palestina</strong>.<br />

Por descontado, <strong>Palestina</strong> tiene y ha tenido<br />

sus propios problemas, que son independientes<br />

de esta nueva guerra fría. En primera lugar, la<br />

ocupación de Cisjordania y la franja de Gaza,<br />

áreas sobre las que <strong>Israel</strong> ejerce un eficaz control<br />

total, por más que sea indirecto y desde el exterior<br />

en el caso de la franja de Gaza. La ocupación<br />

cumple cuarenta y un años, y su perpetuación<br />

sólo es posible gracias a la aquiescencia y la generosa<br />

financiación de Estados Unidos y la comunidad<br />

internacional. En segundo lugar, el<br />

desposeimiento al que ha sido sometida más de<br />

la mitad de la población palestina desde 1948.<br />

Semejante tragedia nunca ha sido tratada con seriedad<br />

por parte de la comunidad internacional,<br />

que es responsable en gran parte tanto de que se<br />

desencadenara como del fracaso en solucionarla,<br />

ni tampoco por parte de <strong>Israel</strong>, que tiene<br />

la responsabilidad directa de la expulsión de los<br />

palestinos refugiados y se niega a su retorno o<br />

compensarlos. Finalmente, el problema del propio<br />

movimiento nacional palestino, inmerso<br />

en una grave crisis, y cuyo fracaso constituye una<br />

LA NUEVA GUERRA FRÍA DE ORIENTE MEDIO<br />

de las razones por las cuales los palestinos han<br />

sido incapaces de resolver sus dificultades.<br />

En la actualidad, un residual gobierno de<br />

Hamas se ha apoderado de manera precaria de<br />

la franja de Gaza, después de un brutal golpe de<br />

Estado en respuesta al golpe dado poco antes por<br />

las fuerzas de seguridad de Al Fatah en la franja<br />

de Gaza con el apoyo estadounidense, y el establecimiento<br />

de un gobierno de emergencia<br />

igualmente precario y de dudosa legalidad en<br />

Ramala. Semejante situación representa la división<br />

más profunda que haya experimentado<br />

el mapa político palestino en décadas. Recuerda<br />

los devastadores <strong>conflicto</strong>s internos palestinos<br />

de fines de la década de 1930, que contribuyeron<br />

en gran medida a las aplastantes derrotas sufridas<br />

por los palestinos en la década siguiente.<br />

Es peor en algunos aspectos, puesto que representa<br />

no sólo una división política, sino también<br />

territorial: agrava todavía más la división de<br />

un pueblo palestino ya físicamente dividido.<br />

No está de más decir que Estados Unidos e <strong>Israel</strong>,<br />

que han fomentado esta última división, se esfuerzan<br />

en explotarla tanto como pueden, sin<br />

ninguna oposición digna de tal nombre por<br />

parte de la Unión Europea, los países árabes o el<br />

resto del mundo. Tal como ocurrió en las décadas<br />

de 1930 y 1940, lo único que impide que el<br />

pueblo palestino sea destruido es la solidaridad<br />

entre los diversos elementos de la sociedad<br />

palestina, pese a las potentes presiones ejercidas<br />

por fuerzas externas y la extrema debilidad de<br />

sus estructuras institucionales.<br />

La ironía más cruel de la situación es que los<br />

palestinos tienen en este momento dos “gobiernos”<br />

impotentes, puesto que, en los términos de<br />

los acuerdos de Oslo de 1993 con <strong>Israel</strong>, no dis-<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 55


ponen de Estado, soberanía, jurisdicción ni apenas<br />

control sobre Cisjordania y la franja de Gaza,<br />

que siguen siendo territorios ocupados bajo dominio<br />

directo o indirecto israelí. Por lo tanto, Al<br />

Fatah y Hamas se han enfrentado para controlar<br />

una Autoridad Nacional <strong>Palestina</strong> (ANP) que no<br />

tiene ningún poder real. <strong>El</strong> comportamiento de<br />

Al Fatah y Hamas en este <strong>conflicto</strong> fratricida ha<br />

sido escandaloso, no sólo por los centenares de<br />

palestinos muertos en manos de otros palestinos,<br />

sino por la absoluta irresponsabilidad de enzarzarse<br />

en una guerra civil en toda regla cuando toda<br />

la población palestina vive bajo la ocupación<br />

o está en el exilio.<br />

Al evaluar la responsabilidad de las dos facciones<br />

por el atolladero en el que se encuentran<br />

los palestinos, cabe preguntarse qué curso de acción<br />

pensaba tomar Hamas al presentarse a las<br />

elecciones de enero de 2006 para el Consejo<br />

Legislativo Palestino. <strong>El</strong> Consejo se creó por los<br />

acuerdos de Oslo como el cuerpo legislativo de<br />

la ANP, un órgano interino de autogobierno<br />

bajo la ocupación israelí, concebido como una<br />

etapa de transición hasta el establecimiento de<br />

un Estado palestino. Hamas podía optar, bien<br />

por aceptar las reglas con las que se constituyó<br />

la ANP –reglas que la subordinaban por entero<br />

a <strong>Israel</strong> e implicaban el reconocimiento explícito<br />

del Estado de <strong>Israel</strong>, tratar con su gobierno y<br />

aceptar el principio de una solución biestatal–,<br />

bien por mantenerse intransigente, seguir rechazando<br />

la existencia del Estado de <strong>Israel</strong> y los<br />

acuerdos de Oslo, y preconizar la resistencia. Era<br />

imposible que Hamas hiciera ambas cosas a la<br />

vez, tal como ha intentado en los últimos 18 meses,<br />

con desastrosas consecuencias. Después de<br />

que Hamas se haya apoderado con violencia de<br />

la franja de Gaza y asumido en exclusiva la responsabilidad<br />

de gobernar al millón y medio<br />

de palestinos que la habitan, se enfrenta con las<br />

mismas contradicciones o incluso mayores: ¿cómo<br />

puede ser un movimiento de resistencia<br />

contra <strong>Israel</strong> y, al mismo tiempo, negociar sobre<br />

cuestiones prácticas tales como el abastecimiento<br />

de agua, combustible y alimentos, la circulación<br />

de mercancías, y la salida y entrada de<br />

personas, todo ello controlado por <strong>Israel</strong>? Los israelíes<br />

y sus valedores estadounidenses se asegurarán<br />

de que la disyuntiva resulte tan difícil<br />

de resolver como sea posible.<br />

Y luego cabe preguntarse también por la responsabilidad<br />

de Al Fatah, el movimiento que había<br />

sido hegemónico en la política palestina. En<br />

la década de 1990, Al Fatah perdió rápidamente<br />

apoyo popular a causa de los pésimos resul-<br />

56 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LA NUEVA GUERRA FRÍA DE ORIENTE MEDIO<br />

tados que obtuvo en la negociación de los acuerdos<br />

de Oslo y de otros acuerdos desiguales con<br />

<strong>Israel</strong>, y su incapacidad para instaurar un gobierno<br />

eficaz y el imperio de la ley a través de la<br />

ANP. La corrupción de Al Fatah sólo constituye<br />

la punta del iceberg de su debilidad e ineptitud<br />

al tratar con <strong>Israel</strong> y su incompetencia para gobernar.<br />

Al Fatah recibió un merecido correctivo<br />

cuando perdió las elecciones legislativas de<br />

2006, pero sus dirigentes se negaron con arrogancia<br />

a aceptar el veredicto popular y se comportaron<br />

como si sus políticas hubieran sido respaldadas<br />

por los electores: se consideraban el<br />

partido natural de gobierno y creían tener un inalienable<br />

derecho a las prebendas del poder. La<br />

prepotencia con la que se negaron a aceptar tanto<br />

el resultado de unas elecciones democráticas<br />

como la necesidad posterior de llegar a un<br />

acuerdo con Hamas y compartir el Gobierno<br />

condujo de manera inexorable al presente abismo.<br />

<strong>El</strong> colmo de la irresponsabilidad fue no<br />

darse cuenta de que las posibilidades de lograr<br />

sus objetivos eran todavía menores con un pueblo<br />

palestino dividido que con un pueblo palestino<br />

unido. La principal causa del actual cisma<br />

de la política palestina es el engreimiento de<br />

Al Fatah, junto con el hecho de que tanto Hamas<br />

como Al Fatah han sucumbido a los incentivos<br />

ofrecidos por partes externas en el contexto de<br />

la guerra fría regional.<br />

Para comprender la gravedad de los respectivos<br />

fracasos de Hamas y Al Fatah, hay que tener<br />

en cuenta las circunstancias más amplias en las<br />

que se hallan los palestinos. La primera es que,<br />

pese a la existencia de estructuras ilusorias como<br />

la ANP, no existe un Estado palestino ni tampoco<br />

soberanía, jurisdicción o autoridad palestina<br />

sobre ningún territorio palestino. Éste fue el auténtico<br />

significado de los acuerdos de Oslo, que<br />

arbitraron una solución viciada y temporal que<br />

se ha dilatado durante 14 años. Durante este período,<br />

se ha duplicado la cantidad de población<br />

israelí asentada en Cisjordania, la mitad de cuyo<br />

territorio está reservado al uso exclusivo de los colonos<br />

y los militares israelíes. <strong>El</strong> resto se divide en<br />

docenas de “cantones” o bantustanes separados<br />

por puestos de control, barreras, muros, alambradas<br />

y carreteras de circunvalación, así como<br />

por enclaves con asentamientos israelíes ilegales,<br />

que se han extendido como una metástasis a lo<br />

largo y ancho del paisaje de Cisjordania durante<br />

cuatro décadas. Las tropas israelíes controlan<br />

por completo la seguridad de la totalidad de<br />

Cisjordania y entran con regularidad en Nablús,<br />

Ramala y otras ciudades palestinas, así como en<br />

Tanto Al Fatah<br />

como Hamas,<br />

enzarzados en<br />

un <strong>conflicto</strong><br />

fratricida, han<br />

sucumbido a<br />

los incentivos<br />

ofrecidos por<br />

partes externas<br />

en el contexto<br />

de la guerra<br />

fría regional<br />

Los obsesivos<br />

errores de la<br />

Administración<br />

Bush han<br />

recrudecido<br />

las gravescrisis<br />

de Somalia,<br />

Iraq y Líbano<br />

y han sido<br />

particulamente<br />

destructivos<br />

para <strong>Palestina</strong><br />

LA NUEVA GUERRA FRÍA DE ORIENTE MEDIO<br />

pueblos y aldeas, para efectuar asesinatos, detenciones<br />

o demoliciones de viviendas.<br />

Semejantes acciones no son medidas de seguridad<br />

de corta duración ni obedecen a la segunda<br />

intifada que se desencadenó en 2000 ni a<br />

los ataques suicidas que la caracterizaron. La implantación<br />

de este régimen de ocupación se llevó<br />

a cabo en sus líneas esenciales a principios de<br />

la década de 1990, cuando los palestinos y los israelíes<br />

todavía negociaban. Mientras tanto, la<br />

franja de Gaza, de la que <strong>Israel</strong> se retiró de manera<br />

unilateral en 2005, ha seguido siendo lo<br />

que ya era: un campo de prisioneros al aire libre,<br />

con un millón y medio de personas confinadas<br />

en un espacio de unos pocos centenares de kilómetros<br />

cuadrados, la mayoría de ellas desempleadas.<br />

Es una olla a presión, sellada herméticamente<br />

durante muchos años por los israelíes,<br />

que controlan todos los accesos, la dominan<br />

desde el exterior con sus aviones teledirigidos, helicópteros,<br />

artillería, bombarderos y navíos de<br />

guerra, y a la que mandan tropas cuando quieren.<br />

Y, pese a este draconiano régimen de ocupación,<br />

que inflige un castigo colectivo diario a<br />

cuatro millones de personas, <strong>Israel</strong> ni siquiera se<br />

ve obligada a escuchar alguna voz de protesta por<br />

parte de Estados Unidos o la Unión Europea, que<br />

financian el régimen. En lugar de exigir a los dominadores<br />

que pongan fin a la violencia ilegal de<br />

la ocupación, Estados Unidos y la Unión Europea<br />

reprenden de manera constante a los oprimidos<br />

y ocupados para que abjuren de la violencia.<br />

Podría decirse mucho sobre la responsabilidad<br />

de <strong>Israel</strong> por la actual situación, empezando<br />

por su categórica negativa a negociar con seriedad<br />

con cualquier líder palestino a partir<br />

del año 2000, ya fuera Yasser Arafat, Mahmud<br />

Abbas o algún representante de los dos gobiernos<br />

de la ANP formados desde las elecciones del<br />

2006 –repitieron siempre, en cualquier circunstancia,<br />

que no tenían ningún “interlocutor”–,<br />

o su obsesivo apego a la fuerza como única<br />

vía de solución de todos y cada uno de los problemas.<br />

Sin embargo, por grave que pueda ser la<br />

responsabilidad de <strong>Israel</strong>, hay un factor todavía<br />

más grave en esta crisis cada vez mayor de Oriente<br />

Medio: la nueva guerra fría y el papel que desempeña<br />

la Administración Bush azuzándola.<br />

Para luchar se requieren dos contendientes,<br />

incluso en una guerra a través de terceros como<br />

la presente, y una parte de la responsabilidad recae<br />

en Irán, responsabilidad que incluye desde<br />

sus deleznables declaraciones oficiales negando<br />

el Holocausto y amenazando <strong>Israel</strong> hasta su cínica<br />

utilización de grupos violentos proiraníes en<br />

todo Oriente Medio. Con todo, la nueva guerra<br />

fría es, sobre todo, obra de la Administración<br />

Bush. Hay coincidencia en casi todas partes acerca<br />

de la necedad de la política de la Administración<br />

Bush en Iraq, fundada en la misma visión<br />

maniquea del mundo que inspira esta guerra<br />

a través de terceros contra el “eje del mal”, la<br />

mano oculta del cual, según el presidente y sus<br />

consejeros, estaría detrás de todos las formas<br />

de terrorismo de Oriente Medio. <strong>El</strong> hecho de<br />

que Estados Unidos libre esta guerra principalmente<br />

contra Irán y los terceros que supuestamente<br />

actúan por cuenta iraní en Líbano y<br />

<strong>Palestina</strong>, es decir, Hezbolá y Hamas, no deja de<br />

ser paradójico: no son estas organizaciones las<br />

que atacaron Estados Unidos el 11 de septiembre<br />

ni son grupos actuando por cuenta de los iraníes<br />

los que infligen la mayoría de las bajas a las<br />

fuerzas de ocupación estadounidenses en Iraq ni<br />

los que llevan a cabo atentados terroristas indiscriminados<br />

contra civiles, ya sea en Iraq o cualquier<br />

otra parte. Quienes cometen tales actos son<br />

Al Qaeda y sus ramificaciones, retoños e imitaciones.<br />

Sin embargo, en lugar de lanzar una<br />

campaña concreta contra estos grupos específicos,<br />

la Administración Bush prefirió con cinismo<br />

invadir Iraq, un país que no tenía relación alguna<br />

con los atentados del 11 de septiembre, y librar<br />

una guerra fría tanto abierta como encubierta<br />

por todo Oriente Medio contra Irán y sus<br />

aliados, directamente y a través de terceros.<br />

Semejante política ha recrudecido las graves<br />

crisis de Iraq, Somalia y Líbano, y ha sido particularmente<br />

destructiva para <strong>Palestina</strong>. <strong>El</strong> presidente<br />

Bush y sus consejeros se guían por la manía<br />

obsesiva de encontrar peones iraníes en<br />

cada rincón de Oriente Medio y, en el caso palestino,<br />

el peón sería Hamas. Podrían haber aceptado<br />

el resultado de unas elecciones democráticas<br />

palestinas para cuya convocatoria habían<br />

presionado y, por consiguiente, haber intentado<br />

una aproximación entre la mayoría de Hamas y<br />

la minoría de Al Fatah para que declararan un<br />

cese del fuego y entablaran negociaciones con<br />

<strong>Israel</strong>, algo que habría resultado difícil, pero quizá<br />

factible –de hecho, las principales figuras de<br />

Hamas dieron todas las señales posibles de que<br />

estaban dispuestas a intentarlo–. En lugar de eso,<br />

intentaron coaccionar a la ANP para que se rindiera<br />

mediante un asedio financiero, en coordinación<br />

con <strong>Israel</strong> y la Unión Europea. A la vista<br />

de que no funcionaba, <strong>El</strong>liot Abrams, el director<br />

para Oriente Medio del Consejo Nacional<br />

de Seguridad y el mayor responsable de los pormenores<br />

de la política estadounidense sobre<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 57


Oriente Medio, junto con David Welch, el secretario<br />

de Estado adjunto para Oriente Medio,<br />

empezaron a instigar a Al Fatah para que diera<br />

un golpe de Estado contra el Gobierno democrático<br />

electo. Abrams, un hombre condenado<br />

en el caso Irán-Contra por prestar dos veces falso<br />

testimonio ante el Congreso de Estados Unidos<br />

sobre sus actividades ilegales a favor de milicias<br />

asesinas en América central, fue consecuente<br />

con sus antecedentes y abanderó la idea de financiar<br />

y armar a los líderes de Al Fatah dispuestos<br />

a trastocar por la fuerza el resultado de<br />

unas elecciones democráticas. Y encontró a los<br />

hombres para llevar a cabo el trabajo sucio en la<br />

persona de Muhammad Dalan y sus lugartenientes<br />

de la franja de Gaza. A la luz de semejante<br />

comportamiento, sería un milagro que alguien<br />

creyera a la Administración Bush cuando<br />

proclama que quiere llevar la democracia a<br />

Oriente Medio: varias de sus figuras prominentes,<br />

como <strong>El</strong>liot Abrams, el almirante John Poindexter<br />

o el embajador John Negroponte, mostraron<br />

un flagrante desprecio por la democracia<br />

cuando mintieron al Congreso de Estados<br />

Unidos a mediados de la década de 1980 2 .<br />

Otro milagro es el silencio de los medios de<br />

comunicación estadounidenses sobre la crítica<br />

más incisiva de la política de la Administración<br />

Bush sobre <strong>Palestina</strong>, el informe del coordinador<br />

de la misión de las Naciones Unidas en Oriente<br />

Medio, Álvaro de Soto. Soto describe cómo<br />

Abrams y Welch intentaron intimidarlo para<br />

que se alineara con la negativa de la Administración<br />

Bush a aceptar los resultados de las elecciones<br />

palestinas y se uniera como representante<br />

de las Naciones Unidas en el Cuarteto al boicot<br />

total contra el Gobierno dominado por Hamas.<br />

<strong>El</strong> punto más condenatorio del informe de Soto<br />

es la afirmación de que, a partir de entonces y<br />

durante más de un año, “Estados Unidos presionó<br />

con claridad para que se produjera un enfrentamiento<br />

entre Al Fatah y Hamas”. Y menciona<br />

que un alto funcionario estadounidense<br />

dijo dos veces sobre un reciente combate entre<br />

palestinos: “Me gusta esta violencia.” 3<br />

Que la Administración Bush menosprecie las<br />

decisiones democráticas del pueblo palestino<br />

bajo la ocupación y fomente una guerra civil palestina<br />

es la consecuencia natural de su visión<br />

esencialista del mundo. Contempla cualquier<br />

acontecimiento de Oriente Medio como parte de<br />

una vasta lucha cósmica entre el bien y el mal,<br />

entre Estados Unidos y los denominados “moderados”,<br />

por una parte, y los terroristas, por<br />

otro, una lucha sin salida negociada posible. En<br />

58 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LA NUEVA GUERRA FRÍA DE ORIENTE MEDIO<br />

semejante visión, los grises no existen, sólo el<br />

blanco y el negro. No hay historia ni distinciones<br />

ni especificidades: Irán es lo mismo que Hamas;<br />

Hamas, a su vez, es lo mismo que Hezbolá; Hezbolá,<br />

a su vez, es lo mismo que Al Qaeda; Al Qaeda,<br />

a su vez, es lo mismo que Saddam Hussein; y<br />

así sucesivamente. Los <strong>conflicto</strong>s entre los diversos<br />

actores involucrados carecen de entidad propia<br />

y son meros escenarios cambiantes del gran<br />

combate de Estados Unidos contra Irán y sus satélites.<br />

Este reduccionismo impulsa la política de<br />

Washington y, junto con el simplista pensamiento<br />

similar del régimen iraní, crea nuevos <strong>conflicto</strong>s<br />

en Oriente Medio y exacerba los existentes.<br />

En Oriente Medio, hay numerosos problemas<br />

graves cuyo origen es autóctono, problemas<br />

que van desde la falta de democracia, buen<br />

gobierno y garantías legales hasta la existencia<br />

de profundas desigualdades sociales, pasando<br />

por agudos <strong>conflicto</strong>s tanto en el seno de algunos<br />

estados como entre estados. Son problemas<br />

que los habitantes de Oriente Medio deben de<br />

resolver por sí mismos. Sin embargo, la política<br />

mesiánica de la Administración Bush consiste<br />

en desnaturalizar y agravar los problemas<br />

internos de la región. Esta política se basa<br />

en una radical incomprensión de las realidades<br />

de Oriente Medio y la sustitución de cualquier<br />

lectura razonada de la historia de la región<br />

por aserciones ideológicas sobre el “terrorismo”<br />

y el “extremismo”. Semejante concepción<br />

ha llevado a Iraq al borde de la destrucción como<br />

Estado y como sociedad organizada. La nueva<br />

guerra fría de Oriente Medio está desgarrando<br />

los sistemas de gobierno de países como<br />

Líbano y <strong>Palestina</strong> a causa de las presiones que<br />

ha engendrado la intensa polarización.<br />

Se puede culpar a los líderes palestinos y<br />

otros líderes regionales de haber permitido que<br />

los utilizaran como terceros interpuestos en un<br />

<strong>conflicto</strong> mucho mayor. La actitud de los líderes<br />

de Al Fatah es particularmente reprobable, puesto<br />

que el deseo de aferrarse al poder les ha impedido<br />

advertir que sus acciones servían a los intereses<br />

estadounidenses e israelíes.<br />

No obstante, no hay que olvidar la responsabilidad<br />

de Estados Unidos, que casi ha destruido<br />

Iraq. Los martillazos de la guerra fría<br />

que sostiene contra Irán han contribuido a hacer<br />

añicos el sistema de gobierno palestino y<br />

amenazan otros sistemas de gobierno de la región.<br />

Esta desastrosa política se prolongará hasta<br />

que no se le oponga una suficiente resistencia<br />

desde Estados Unidos, Europa, Oriente Medio y<br />

otras partes del mundo.<br />

2. Abrams fue condenado<br />

dos veces por falso testimonio<br />

y Poindexter, cinco veces<br />

por varios delitos. Abrams recibió<br />

un indulto presidencial<br />

y las condenas de Poindexter<br />

fueron suspendidas<br />

por un tribunal de apelación.<br />

Negroponte nunca fue procesado<br />

ni condenado, pero<br />

estuvo implicado en varios<br />

delitos.<br />

3. Alvaro de Soto, End of Mission<br />

Report, documento confidencial,<br />

mayo del 2007, p.<br />

21: http://image.guardian.co.<br />

uk/sys-files/Guardian/documents/2007/06/12/DeSotoReport.<strong>pdf</strong><br />

<strong>El</strong> factor Jimmy Carter<br />

en las relaciones de Estados Unidos<br />

con Oriente Medio<br />

Landrum Bolling<br />

DIRECTOR DE MERCY CORPS, ORGANIZACIÓN FUNDADA EN 1979 DE AYUDA HUMANITARIA EN CASOS<br />

DE DESASTRES NATURALES, POBREZA CRÓNICA O CONFLICTOS ARMADOS


EL FACTOR JIMMY CARTER EN LAS RELACIONES DE ESTADOS UNIDOS CON ORIENTE MEDIO<br />

60 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

U<br />

n cuarto de siglo después de<br />

que abandonara la Casa Blanca y<br />

fracasara en su intento de ser reelegido<br />

por la aplastante victoria<br />

de Ronald Reagan en las presidenciales<br />

de 1980, la presencia<br />

de Jimmy Carter en la vida pública<br />

estadounidense sigue siendo<br />

significativa. No obstante, sus<br />

actitudes han molestado en más de una ocasión<br />

a sus correligionarios del Partido Demócrata y suscitan<br />

furibundas denuncias por parte de los defensores<br />

acérrimos del trato que los palestinos reciben<br />

de <strong>Israel</strong>.<br />

En particular, Carter se ha implicado repetidas<br />

veces en debates sobre los principales temas de<br />

la política estadounidense, tanto exteriores como<br />

domésticos, incluido el actual <strong>conflicto</strong> entre palestinos<br />

e israelíes, así como el papel que desempeña<br />

Estados Unidos en los esfuerzos para resolverlo.<br />

Ningún otro ex presidente se ha atrevido a<br />

adoptar un compromiso tan activo.<br />

En los países del Tercer<br />

Mundo y las organizaciones e<br />

instituciones de la comunidad<br />

global preocupadas por los problemas<br />

que plantean la ayuda<br />

humanitaria y el desarrollo económico,<br />

Carter sigue gozando<br />

de un gran prestigio. <strong>El</strong> premio<br />

Nobel de la Paz que se le otorgó<br />

en el año 2002 fue, en gran medida, un merecido<br />

reconocimiento por la extraordinaria labor que<br />

han llevado a cabo tanto él personalmente como<br />

el Centro Carter, con sede en Atlanta, por medio<br />

de ambiciosos programas de lucha contra la propagación<br />

de enfermedades, el hambre y la pobreza<br />

en los países pobres, sobre todo en África, y<br />

en defensa de los derechos humanos en todas par-<br />

Jimmy Carter ha sido el<br />

presidente de Estados<br />

Unidos que más<br />

se ha comprometido<br />

activamente a favor<br />

de la paz entre<br />

israelíes y palestinos<br />

tes. Constituye un homenaje a aquella parte de su<br />

biografía en la que él mismo se describe a veces como<br />

“el más exitoso ex presidente que haya tenido<br />

nunca Estados Unidos”.<br />

Sin dormirse en los laureles, el presidente<br />

Jimmy Carter sigue hablando sin ambages sobre<br />

cuestiones relacionados con la paz, la justicia y<br />

los derechos humanos, incluso cuando sus palabras<br />

se tachan de injustas, tendenciosas y deshonestas<br />

por parte de grupos y personas que se<br />

sienten ofendidos. Éste ha sido el caso de su último<br />

libro, <strong>Palestina</strong>: paz, no apartheid. En términos<br />

enérgicos e inequívocos, critica los 40 años de ocupación<br />

militar israelí de Cisjordania y la franja de<br />

Gaza, calificándolos de opresivos, crueles e ilegales.<br />

La publicación del libro ha recibido por respuesta<br />

una virulenta campaña de acusaciones en<br />

su contra organizada por los sionistas judíos y<br />

cristianos que defienden que <strong>Israel</strong> no puede cometer<br />

ningún mal.<br />

No es la primera vez que Carter pone en tela<br />

de juicio la opinión ortodoxa –y aceptada, al pa-<br />

recer, por la mayoría de los políticos<br />

estadounidenses de ambos<br />

partidos– de que no deben<br />

abrigarse dudas sobre <strong>Israel</strong> y,<br />

en cualquier caso, casi nunca<br />

expresarlas en público.<br />

Las justificaciones para semejante<br />

autocensura, generalizada<br />

en Estados Unidos, se formulan<br />

a menudo en términos parecidos a los<br />

que siguen: “<strong>Israel</strong> es la única democracia de<br />

Oriente Medio. Está rodeada de dictaduras enemigas<br />

cuyo principal objetivo es destruir el Estado<br />

judío y expulsar su población al mar. Constituye<br />

un activo militar esencial estadounidense en la región<br />

más peligrosa del mundo; es el único aliado<br />

realmente fiable con el que cuenta Estados Unidos.<br />

EL FACTOR JIMMY CARTER EN LAS RELACIONES DE ESTADOS UNIDOS CON ORIENTE MEDIO<br />

Por encima de cualquier otra consideración, los<br />

horrores del Holocausto, con el exterminio de<br />

seis millones de judíos, deberían inmunizar a<br />

<strong>Israel</strong> contra las críticas. Todo lo que haga <strong>Israel</strong><br />

para protegerse contra el terrorismo y garantizar<br />

la supervivencia del Estado judío es apropiado y<br />

correcto; cualquier país tiene derecho a defenderse,<br />

e <strong>Israel</strong> tiene este derecho más que cualquier<br />

otro país.”<br />

La derecha religiosa fundamentalista, buena<br />

parte de cuyos integrantes se declaran “cristianos<br />

sionistas”, constituye un influyente bloque<br />

de sostén del Partido Republicano de George<br />

W. Bush. <strong>El</strong> apoyo firme e ilimitado que prestan<br />

a <strong>Israel</strong> procede de un principio central de su teología.<br />

Una de las piadosas certezas de estos vehementes<br />

creyentes es que se aproxima el final<br />

del mundo tal como lo conocemos y que, con él,<br />

se producirá la segunda llegada de Cristo a la<br />

Tierra, tras la cual todas las personas, incluidos<br />

los judíos, deberán convertirse al cristianismo o<br />

serán condenadas al fuego eterno. Tales acontecimientos<br />

cósmicos tendrán lugar en cuanto<br />

todos los judíos –o la mayoría– se hayan agrupado<br />

en Tierra Santa. Por lo tanto, entregar<br />

cualquier porción de esta tierra sagrada a los árabes<br />

palestinos, la mayoría de los cuales son musulmanes,<br />

es una ofensa a Dios y a los “auténticos<br />

creyentes”, y retrasará la segunda llegada.<br />

Por supuesto, ningún judío ferviente, sea o<br />

no practicante, acepta una teología semejante.<br />

Sin embargo, los israelíes que sostienen posturas<br />

de mayor dureza, tanto religiosas como seculares,<br />

abrazan con entusiasmo a los fundamentalistas<br />

religiosos estadounidenses como<br />

sus más preciados aliados en la lucha para conquistar<br />

toda <strong>Palestina</strong> e instaurar el Gran <strong>Israel</strong><br />

en el que tanto han soñado.<br />

Carter considera que los argumentos polí-<br />

ticos y militares convencionales para apoyar<br />

de manera incondicional a <strong>Israel</strong> son erróneos,<br />

ficticios y peligrosos; en el mejor de los casos, se<br />

basan en verdades a medias y, en el peor, en absolutas<br />

falsedades. Las creencias sobre el final de<br />

los tiempos de los extremistas fundamentalistas<br />

protestantes no forman parte de las suyas: las<br />

considera una lectura simplista de la Biblia,<br />

que ha estudiado a lo largo de toda su vida –todavía<br />

es profesor de la escuela dominical de la<br />

iglesia bautista de la localidad de Plains, en el estado<br />

de Georgia, por más que se haya desvin-<br />

culado en público de ésta y otras<br />

creencias de la influyente y politizada<br />

ala fundamentalista de su propia<br />

congregación religiosa.<br />

<strong>El</strong> presidente Carter ha expresado<br />

con claridad repetidas veces su<br />

larga relación emocional con Tierra<br />

Santa, así como el respeto y la consideración<br />

que siente por el pueblo<br />

judío y la fe que éste tiene en el<br />

núcleo de las enseñanzas de la Torá,<br />

conocida por la mayoría de los cristianos<br />

como Antiguo Testamento.<br />

En las primeras páginas del libro,<br />

menciona con afecto la primera visita<br />

que hizo con su esposa Rosalyn<br />

a <strong>Israel</strong> en 1973, cuando era gobernador de<br />

Georgia. Comparte sin reservas el derecho de<br />

<strong>Israel</strong> a existir en paz y seguridad, y la necesidad<br />

de proteger al pueblo israelí de la violencia, sea<br />

cual fuere su origen. Denuncia los ataques suicidas<br />

palestinos y cualquier otro acto terrorista<br />

contra los civiles israelíes como hechos “moralmente<br />

condenables y políticamente contraproducentes”,<br />

y hace notar “que han merecido<br />

la condena generalizada de la comunidad palestina<br />

y resultan suicidas para su causa”.<br />

Carter está<br />

convencido<br />

de que los<br />

argumentos<br />

políticos y<br />

militares a<br />

favor de <strong>Israel</strong><br />

se basan en<br />

verdades a<br />

medias o en<br />

absolutas<br />

falsedades<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 61


EL FACTOR JIMMY CARTER EN LAS RELACIONES DE ESTADOS UNIDOS CON ORIENTE MEDIO<br />

Las críticas de<br />

Carter no sólo<br />

se basan en la<br />

preocupación<br />

humanitaria<br />

por los árabes,<br />

sino en la<br />

convicción de<br />

que el prestigio<br />

e intereses de<br />

Estados Unidos<br />

están en peligro<br />

62 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

Al lado de estos comentarios críticos sobre<br />

las equivocadas acciones de los palestinos, también<br />

deplora el comportamiento israelí: “<strong>El</strong> control<br />

y la colonización continuas del territorio palestino<br />

por <strong>Israel</strong> han sido los principales obstáculos<br />

para lograr un acuerdo de paz global en<br />

Tierra Santa. Para perpetuar la ocupación, las<br />

fuerzas israelíes han privado a sus involuntarios<br />

súbditos de derechos humanos básicos. Nadie<br />

con un criterio objetivo puede observar en persona<br />

las condiciones existentes en Cisjordania y<br />

refutar estas afirmaciones.”<br />

Sus opiniones han evolucionado a lo largo<br />

de numerosos años de atenta observación de los<br />

acontecimientos de Oriente Medio y tras muchas<br />

visitas a <strong>Israel</strong> y los territorios ocupados.<br />

Hay un notable contraste entre las que defiende<br />

actualmente y las impresiones, actitudes y expectativas<br />

con las que regresaron él y su esposa<br />

tras su primera visita en 1973. Al resumir las experiencias<br />

de lo que fue este contacto inicial con<br />

Oriente Medio y sus problemas, escribió:<br />

“Nos fuimos con el convencimiento de que<br />

los israelíes eran la fuerza dominante, pero que<br />

eran justos, que los árabes estaban apaciguados<br />

porque se los protegía, y que la situación política<br />

y militar se mantendría estable hasta que se<br />

intercambiaran tierras por paz. Era entusiasta y<br />

optimista sobre el aparente compromiso de los<br />

israelíes para fundar una nación que fuera el hogar<br />

de los judíos, respetuosa con los principios<br />

judeocristianos de paz y justicia, y decidida a<br />

convivir en armonía con sus vecinos. Aunque era<br />

consciente del estatuto subalterno de los palestinos,<br />

me tranquilizaba la suposición de que<br />

<strong>Israel</strong> se retiraría de los territorios ocupados a<br />

cambio de paz. Recordaba las palabras del primer<br />

presidente de <strong>Israel</strong>, Chaim Weizmann:<br />

«Estoy seguro de que el mundo juzgará al Estado<br />

judío por la forma de tratar a los árabes».”<br />

Resulta claro que está convencido en la actualidad<br />

de que <strong>Israel</strong> no trata a los árabes palestinos<br />

como debería hacerlo ni tampoco como<br />

los mismos líderes israelíes indujeron a creer al<br />

mundo que lo harían bajo lo que alguna vez reivindicaron<br />

como la ocupación militar más benigna<br />

de la historia.<br />

Por lo visto, sus ilusiones y optimismo sobre<br />

una resolución anticipada y armoniosa del <strong>conflicto</strong><br />

palestino-israelí se han desvanecido, y se<br />

ha convertido, en cambio, en el crítico quizá<br />

más notorio de <strong>Israel</strong> y sus políticas de ocupación,<br />

como también del fuerte apoyo que le<br />

presta la Administración Bush. En su último libro,<br />

así como en numerosos discursos, entre-<br />

vistas de televisión y artículos de opinión, ha<br />

emitido sin concesiones un severo juicio desaprobatorio<br />

de <strong>Israel</strong> por la forma de manejar la<br />

ocupación militar. Sus críticas se basan no sólo<br />

en la preocupación humanitaria por los árabes,<br />

sino en la convicción de que el prestigio de<br />

Estados Unidos en el mundo y sus intereses nacionales<br />

están en peligro a causa de su excesiva<br />

identificación con <strong>Israel</strong> y el brutal tratamiento<br />

que reciben los palestinos, un tratamiento que<br />

se lleva a cabo por medio de lo que ha descrito<br />

como una forma de apartheid.<br />

Puede que algunos “veteranos de Oriente<br />

Medio” con una larga experiencia en la región,<br />

conscientes del potente efecto detonante que tienen<br />

las palabras en los debates sobre la misma,<br />

lo hayan advertido contra el empleo del término<br />

apartheid, susceptible de provocar airadas reacciones<br />

y distraer la atención sobre sus argumentos<br />

contra la ocupación. La solidez de los argumentos,<br />

en todo caso, apenas se ha puesto en<br />

duda. Por el contrario, algunos agresivos críticos<br />

estadounidenses que admiten no haber leído el<br />

libro lo rechazan de antemano por el título.<br />

Es indudable, sin embargo, que el presidente<br />

Carter sabía muy bien lo que hacía.<br />

Intentaba de manera deliberada provocar un debate,<br />

que las realidades de Oriente Medio se pusieran<br />

al descubierto y se empezara a plantear<br />

una discusión seria, honesta y transparente al<br />

respecto. Puede argumentarse, además, que usa<br />

la palabra apartheid con corrección y exactitud,<br />

como la usan con total naturalidad algunos israelíes.<br />

Pueden tomarse dos ejemplos de los numerosos<br />

comentarios efectuados por parte de<br />

sionistas muy respetados y leales que han aplicado<br />

el término a las prácticas de ocupación de<br />

su Gobierno. <strong>El</strong> primero procede de Michael Ben-<br />

Yeir, que fue fiscal general de <strong>Israel</strong> en la década<br />

de 1990 con tres primeros ministros distintos, y<br />

se publicó en el periódico “Haaretz” el 3 de<br />

marzo de 2002:<br />

“<strong>Israel</strong> se fundó sobre una clara e inconfundible<br />

base moral. Sin esta base moral, es dudoso<br />

que las ideas sionistas se hubieran convertido<br />

en realidad. La guerra de los Seis Días fue<br />

una imposición; sin embargo, a partir del séptimo<br />

día, el 12 de junio de 1967, hasta el presente,<br />

la guerra ha sido el fruto de nuestra elección.<br />

Hemos elegido con entusiasmo convertirnos<br />

en una sociedad colonial, ignorar los<br />

tratados internacionales, expropiar tierras, trasladar<br />

colonos israelíes a los territorios ocupados,<br />

dedicarnos al pillaje y encontrar justificaciones<br />

para tales actos. Con el vehemente deseo de<br />

EL FACTOR JIMMY CARTER EN LAS RELACIONES DE ESTADOS UNIDOS CON ORIENTE MEDIO<br />

Shulamit Aloni,<br />

ex diputado<br />

del Knesset:<br />

“Por medio<br />

del ejército,<br />

el Gobierno de<br />

<strong>Israel</strong> practica<br />

una brutal<br />

forma de<br />

’apartheid’ en<br />

los territorios<br />

que ocupa”<br />

conservar los territorios ocupados, desarrollamos<br />

dos sistemas judiciales: uno, progresista y<br />

liberal, para <strong>Israel</strong>; y el otro, cruel y pernicioso,<br />

para los territorios ocupados. De hecho, establecimos<br />

un régimen de apartheid en los territorios<br />

ocupados inmediatamente después de<br />

tomarlos. Este régimen opresivo sigue existiendo<br />

hasta la fecha.”<br />

<strong>El</strong> segundo procede de Shulamit Aloni, un<br />

veterano diputado del Knesset que fue ministro<br />

de Educación en el Gobierno de Isaac Rabin, y se<br />

publicó el 6 de enero de 2007 en el periódico de<br />

mayor circulación de <strong>Israel</strong>, “Yediot Ahronot”:<br />

“Damos por sentada la superioridad moral<br />

de los judíos hasta el punto de que no logramos<br />

ver lo que tenemos en las narices. Resulta simplemente<br />

inconcebible que las víctimas por antonomasia,<br />

los judíos, puedan cometer actos<br />

malvados. Y, sin embargo, el Estado<br />

de <strong>Israel</strong> practica su propia forma<br />

de apartheid, cargada de violencia,<br />

contra la población autóctona palestina.<br />

<strong>El</strong> ataque de la clase dirigente<br />

judía estadounidense contra<br />

el presidente Carter se debe a que<br />

tuvo el atrevimiento de contarnos<br />

una verdad que conocemos todos:<br />

por medio del ejército, el Gobierno<br />

de <strong>Israel</strong> practica una brutal forma<br />

de apartheid en los territorios<br />

que ocupa. <strong>El</strong> ejército ha transformado<br />

todas las ciudades y pueblos<br />

palestinos en campos de prisioneros<br />

rodeados de alambradas o con<br />

los accesos bloqueados (…) se han confiscado tierras<br />

con el propósito de construir carreteras<br />

“sólo para judíos” (…) cuando un palestino conduce<br />

por alguna de tales carreteras, se le requisa<br />

el vehículo (…) <strong>El</strong> apartheid existe (…) Se define<br />

como un crimen internacional que incluye, entre<br />

otras cosas, distintos instrumentos legales para<br />

gobernar grupos raciales distintos y privar a<br />

las personas de derechos humanos. ¿La libertad<br />

de circulación no es uno de tales derechos? (…)<br />

Carter no necesita que defienda su reputación.”<br />

Especialistas estadounidenses en Oriente<br />

Medio, judíos y no judíos, han efectuado comentarios<br />

parecidos. Los puntos de vista de<br />

Jimmy Carter son compartidos por muchos.<br />

Pese a que siempre ha sido poco gregario, lo que<br />

dice suena cada vez más como si fuera un miembro<br />

del frustrado y combativo grupo de disidentes<br />

israelíes, pacifistas judíos estadounidenses,<br />

periodistas, y expertos universitarios y diplomáticos<br />

que han intentado durante años<br />

llamar la atención del público sobre lo que entendían<br />

que eran horrores de la ocupación israelí<br />

e insensatas acciones estadounidenses en<br />

apoyo de la ocupación.<br />

<strong>El</strong> presidente Carter elogia la franqueza y el<br />

vigor de “los debates políticos y periodísticos en<br />

<strong>Israel</strong> respecto a las políticas israelíes en Cisjordania”.<br />

En contraposición, lamenta el tratamiento<br />

que el tema recibe en los foros públicos<br />

estadounidenses, que considera insuficiente y<br />

restrictivo. <strong>El</strong>lo se debe, según dice, a que “por<br />

culpa de poderosas fuerzas políticas, económicas<br />

y religiosas en Estados Unidos, las decisiones<br />

del gobierno israelí rara vez se cuestionan o<br />

condenan, los portavoces de Jerusalén dominan<br />

nuestros medios de comunicación y la mayoría<br />

de ciudadanos estadounidenses ignora lo<br />

que ocurre en los territorios ocupados”.<br />

Otras razones son también relevantes. Los estadounidenses<br />

se interesan en su inmensa mayoría<br />

por los asuntos domésticos, ya sean los deportes,<br />

el entretenimiento, los negocios, la religión<br />

o la política. Los asuntos exteriores no<br />

forman parte de sus preocupaciones prioritarias,<br />

salvo cuando se ven directamente involucrados<br />

en una guerra. Además, es probable que los estadounidenses<br />

sean el pueblo del mundo más<br />

expuesto a la sobrecarga comunicativa, bombardeados<br />

como están noche y día por la omnipresente<br />

televisión, que ofrece programas de<br />

deporte y entretenimiento, y programas de noticias<br />

que consisten a menudo en trivialidades<br />

y rumores, como si fueran simplemente otra forma<br />

de entretenimiento. Para numerosos estadounidenses,<br />

la televisión es la única fuente de<br />

noticias. Y en ella encuentran una cobertura<br />

muy limitada de los asuntos internacionales, incluso<br />

en el supuesto de que les interesen. No es<br />

extraño, pues, que los estadounidenses no estén<br />

bien informados sobre las espantosas condiciones<br />

de vida de un pequeño país situado en un lugar<br />

remoto.<br />

En algunos aspectos, las mayores inquietudes<br />

del presidente Jimmy Carter parecen dirigidas<br />

a la vacilante y fallida gestión –en los últimos<br />

años, cabría decir– de las responsabilidades<br />

de Estados Unidos en Oriente Medio. Así,<br />

habla del “recurrente ciclo de violencia resultante<br />

de la ausencia de un acuerdo global en<br />

Oriente Medio, exacerbado por seis años en los<br />

que no hubo ningún esfuerzo para lograrlo, algo<br />

casi sin precedentes (…) Las causas profundas<br />

del <strong>conflicto</strong>, es decir, la ocupación de territorios<br />

árabes, el maltrato de los palestinos y la negativa<br />

de <strong>Israel</strong> a permanecer dentro de sus fronte-<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 63


EL FACTOR JIMMY CARTER EN LAS RELACIONES DE ESTADOS UNIDOS CON ORIENTE MEDIO<br />

ras legales, todavía no se han abordado”.<br />

Subraya los factores interrelacionados que,<br />

según cree, han contribuido a “la perpetuación<br />

de la violencia y las convulsiones regionales: la<br />

condonación de las acciones ilegales israelíes por<br />

parte de una Casa Blanca y un Congreso sumisos<br />

(…) y el trato deferente que mantienen otros<br />

líderes internacionales al permitir que prevalezca<br />

esta política extraoficial de Estados Unidos<br />

en Oriente Medio”.<br />

Sea cual fuere el impacto que las palabras dichas<br />

o escritas por el presidente Carter puedan<br />

tener en la actualidad y sea cual fuere el juicio<br />

que pueda hacerse a favor o en contra, la mayor<br />

y más duradera influencia que ha tenido –y seguirá<br />

teniendo– en los asuntos de Oriente Medio<br />

no está relacionada con lo que ha dicho o escrito,<br />

sino con las decisiones que tomó como presidente.<br />

Puede argumentarse que, mediante la<br />

convocatoria de la cumbre de Camp David entre<br />

Estados Unidos, <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong>, del 5 al 17 de<br />

septiembre de 1978, y el logro –de hecho, la imposición–<br />

de la firma de un acuerdo oficial entre<br />

el primer ministro israelí, Menahem Begin,<br />

y el presidente egipcio, Anuar el Sadat, Carter influyó<br />

más profundamente en el curso de <strong>conflicto</strong><br />

palestino-israelí que cualquier otro presidente<br />

estadounidense o dirigente mundial.<br />

<strong>El</strong> acuerdo de Camp David de 1978 negociado<br />

por Carter dejó Egipto, el mayor país árabe<br />

y con mayor potencia militar, fuera del frente<br />

árabe de confrontación con <strong>Israel</strong>. Así pues, en<br />

el mundo árabe se vio durante mucho tiempo el<br />

acuerdo como una importante contribución a la<br />

causa israelí y un severo golpe para la causa palestina.<br />

<strong>El</strong> ministro de Asuntos Exteriores de<br />

Sadat dimitió, el mismo Sadat fue asesinado por<br />

uno de los oficiales extremistas de su ejército, y<br />

Egipto sufrió durante varios años el aislamiento<br />

y la condena de sus vecinos árabes, incluso de<br />

la “moderada” Jordania.<br />

Las cosas cambiaron con el tiempo, claro está.<br />

Jordania también firmó un acuerdo de paz.<br />

Surgieron diversas iniciativas de paz que contemplaban<br />

avanzar hacia una solución basada<br />

en la coexistencia de dos estados. Cada vez más,<br />

parecía que iba a triunfar la apuesta que Carter<br />

y Sadat hicieron en Camp David intentando demostrar<br />

que árabes e israelíes podían convivir en<br />

“paz y seguridad”. Sin embargo y lamentablemente,<br />

la ansiada paz genuina todavía está lejos<br />

de ser una realidad, como los actuales argumentos<br />

de Carter dejan claro.<br />

Carter tiene un visión pesimista de las intenciones<br />

de <strong>Israel</strong> a largo plazo: “Para conseguir<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 64<br />

sus objetivos, <strong>Israel</strong> ha decidido evitar cualquier<br />

negociación de paz y escapar a las suaves limitaciones<br />

estadounidenses con acciones unilaterales<br />

(…) corta a voluntad las porciones de territorio<br />

de las que quiere servirse en Cisjordania y<br />

deja a los desposeídos palestinos los pequeños<br />

restos fragmentarios de su propia tierra. Debe<br />

decirse que esta visión coincide con la de casi<br />

todos los palestinos, la mayoría de observadores<br />

internacionales que viven y trabajan con los israelíes<br />

y los palestinos, y algunos disidentes pacifistas,<br />

tanto israelíes como judíos estadounidenses.<br />

Con algunas salvedades y matices, también<br />

representa a disgusto mi propio análisis,<br />

aunque espero que nos equivoquemos todos.”<br />

Pese a este juicio tan aleccionador como desalentador,<br />

el presidente Jimmy Carter no ha perdido<br />

totalmente la esperanza. Todavía considera<br />

posible poner sobre la mesa de negociaciones<br />

un paquete global viable y mutuamente beneficioso,<br />

que podría y debería atraer a ambas partes,<br />

y ponerse en práctica. Las palabras finales<br />

del libro constituyen tanto una advertencia como<br />

una invitación para emprender nuevas iniciativas<br />

de paz en las que Estados Unidos podría<br />

y debería desempeñar un papel ecuánime, si<br />

quisiera:<br />

“Los últimos renglones son para decir que la<br />

paz llegará a <strong>Israel</strong> y Oriente Medio sólo cuando<br />

el Gobierno israelí esté dispuesto a acatar el derecho<br />

internacional, la hoja de ruta hacia la paz,<br />

la política oficial estadounidense y el deseo de<br />

sus propios ciudadanos de aceptar sus fronteras<br />

legales, honrando sus compromisos previos.<br />

Todos los países árabes vecinos deben comprometerse<br />

a respetar el derecho de <strong>Israel</strong> a vivir en<br />

paz en tales condiciones. Estados Unidos dilapida<br />

su prestigio y la buena voluntad internacional,<br />

y acrecienta el terrorismo antiestadounidense<br />

global, al aprobar o secundar extraoficialmente<br />

la confiscación y la colonización<br />

israelíes de los territorios palestinos. Que se rechace<br />

la paz y se permita que prevalezca un sistema<br />

de opresión, apartheid y violencia sostenida<br />

será una tragedia para los israelíes, los palestinos<br />

y el mundo entero.”<br />

<strong>El</strong> llamamiento de Jimmy Carter poniendo<br />

sobre aviso a los israelíes, a los palestinos y a los<br />

propios estadounidenses, ¿obtendrá algún resultado?<br />

<strong>El</strong> tiempo lo dirá. Al menos, ha planteado<br />

por el momento a una considerable cantidad<br />

de personas de todo el mundo el reto que<br />

implica ser realista al examinar por qué no hay<br />

paz entre palestinos y israelíes, y qué debería hacerse<br />

para lograrla.


La paz imposible<br />

del amigo americano<br />

Eric Rouleau<br />

PERIODISTA ESPECIALIZADO EN ORIENTE MEDIO. EX EMBAJADOR DE FRANCIA<br />

C<br />

UARENTA AÑOS DESPUÉS DE LA GUErra<br />

árabe-israelí del 5 de junio<br />

de 1967, un <strong>conflicto</strong> que supuso<br />

un hito trascendental en la<br />

historia de Oriente Medio y también<br />

en las relaciones Este-Oeste,<br />

algunas preguntas siguen sin<br />

respuesta. Sin embargo, el reciente<br />

levantamiento del embargo<br />

que pesaba sobre los archivos del Estado judío<br />

ha permitido a los periodistas y a los historiadores<br />

israelíes derribar algunos mitos<br />

engendrados por la propaganda de guerra. En este<br />

sentido, cabe señalar dos obras que acaban de<br />

aparecer: 1967: <strong>Israel</strong>, the War and the Year That Transformed<br />

the Middle East, de Tom Segev, y The Accidental<br />

Empire: <strong>Israel</strong> and the Birth of the<br />

Settlements, 1967-1977 de Gershom<br />

Gorenberg.<br />

Así nos enteramos de que<br />

el Egipto de Gamal Abdel Nasser,<br />

en contra de lo proclamado<br />

muchas veces, no tenía intención<br />

de atacar al Estado<br />

hebreo. Diversos generales israelíes<br />

–entre ellos, Yitzhak<br />

Rabin, jefe del estado mayor en esa época– sabían<br />

que las dos divisiones concentradas en la frontera<br />

del Sinaí no eran suficientes para lanzar una<br />

ofensiva egipcia. Los incidentes fronterizos con<br />

Siria –que llevaron a Nasser a concentrar sus tropas–<br />

fueron provocados voluntariamente por unidades<br />

israelíes, según confesión del propio general<br />

Moshe Dayan. <strong>El</strong> pánico que se apoderó de los<br />

ciudadanos judíos, convencidos de que los árabes<br />

La guerra de los Seis<br />

Días de 1967 fue<br />

el resultado de un<br />

ambicioso plan<br />

expansionista de un grupo<br />

de halcones militares<br />

y civiles israelíes<br />

intentaban “lanzarlos al mar”, sirvió para justificar<br />

una guerra que el estado mayor contemplaba<br />

ya desde 1966.<br />

Tampoco el bloqueo impuesto por Nasser en el<br />

estrecho de Aqaba y denunciado por <strong>Israel</strong> como<br />

casus belli justificaba la guerra. Por una parte, el tráfico<br />

marítimo sólo afectaba al 3 por ciento del comercio<br />

internacional de <strong>Israel</strong> y, por otra, en el horizonte<br />

se perfilaba una solución negociada. <strong>El</strong> enviado<br />

especial del presidente estadounidense<br />

Johnson ante Nasser me confió el 3 de junio, es decir,<br />

dos días antes de la guerra, que el jefe del<br />

Estado egipcio había aceptado negociar una solución<br />

pacífica. A la espera de la conclusión de un<br />

acuerdo, se había comprometido a levantar el bloqueo,<br />

aunque de modo discreto para evitar un des-<br />

prestigio. <strong>El</strong> día 7 de junio debían<br />

iniciarse en Washington<br />

las negociaciones entre el primer<br />

ministro egipcio y el general<br />

Moshe Dayan, recién<br />

nombrado ministro de Defensa<br />

de <strong>Israel</strong>.<br />

¿Cuál fue entonces la razón<br />

de esa guerra llamada<br />

“preventiva” desencadenada<br />

por el Estado judío? Los dos historiadores citados<br />

más arriba, entre otros, proporcionan elementos<br />

para una respuesta. Señalan que el jefe de<br />

Gobierno, Levi Eshkol, y muchos de sus ministros<br />

deseaban evitar un <strong>conflicto</strong> armado. Fue el grupo<br />

de oficiales superiores –y, entre ellos, Yitzhak<br />

Rabin, Ariel Sharon, Ezer Weizmann, <strong>Israel</strong> Tal–<br />

quien impuso al primer ministro, en el curso de<br />

una reunión tumultuosa, el inicio de las hostili-<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 67


68 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LA PAZ IMPOSIBLE DEL AMIGO AMERICANO LA PAZ IMPOSIBLE DEL AMIGO AMERICANO<br />

dades. Lo que se designaba hasta ahora como la<br />

“revuelta de los generales” se pareció mucho, según<br />

testigos oculares, a un intento de golpe de<br />

Estado. <strong>El</strong> general Sharon, en particular, afirmó<br />

que había que pasar a la acción con el acuerdo<br />

del Gobierno o sin él. Se trató, como mínimo,<br />

del enfrentamiento entre dos generaciones: según<br />

el historiador Tom Segev, el general Rabin<br />

menospreciaba a sus mayores, los ministros<br />

hostiles a la guerra, a los que llamaba “los judíos”<br />

–en referencia a los de la diáspora, exterminados<br />

sin ofrecer resistencia a Hitler–; mientras<br />

que Levi Eshkol denominaba los “prusianos”a<br />

los jóvenes oficiales.<br />

La falta de acuerdo tenía otras causas. Una<br />

era importante: la ambigua política de Estados<br />

Unidos. Cuando recibió a Abba Eban, ministro<br />

israelí de Asuntos Exteriores, el presidente<br />

Johnson le dijo con claridad que Washington no<br />

quería verse implicado en Oriente Medio en un<br />

<strong>conflicto</strong> que corría el riesgo de favorecer los intereses<br />

soviéticos –el general De Gaulle, presidente<br />

francés en ese momento, se opuso vigorosamente<br />

al proyecto bélico cuando recibió la<br />

visita de Eban e incluso llegó a amenazar a<br />

<strong>Israel</strong> con represalias–. Los dirigentes de la CIA,<br />

a diferencia de su presidente, reaccionaron de<br />

modo favorable al proyecto de los jóvenes oficiales<br />

al estimar que la victoria de las fuerzas israelíes<br />

estaba garantizada “al ciento por ciento”.<br />

<strong>El</strong> representante de los servicios secretos israelíes<br />

aseguró a sus homólogos estadounidenses que<br />

los ejércitos árabes unidos no eran más que<br />

una “burbuja de jabón que estallaría al primer<br />

pinchazo”. De modo que hubo dos mensajes estadounidenses.<br />

Uno –más bien negativo– dirigido<br />

al Gobierno de Tel Aviv, y otro –positivo–<br />

destinado a los militares israelíes. Es muy probable<br />

que el doble lenguaje de Washington contribuyera<br />

a provocar el enfrentamiento en el seno<br />

del establishment del Estado judío.<br />

¿Qué esperaban los partidarios de la guerra?<br />

Los archivos israelíes indican que los motivos<br />

eran diversos. <strong>El</strong> de algunos jóvenes oficiales consistía<br />

en querer “dar una lección al dictador<br />

egipcio” que había desafiado al Estado hebreo.<br />

Había violado los acuerdos internacionales concluidos<br />

tras la guerra de 1956 al cerrar el estrecho<br />

de Aqaba, al enviar tropas al Sinaí, que en<br />

principio estaba desmilitarizado, al exigir la retirada<br />

de esa península de los cascos azules de la<br />

ONU. Para esos oficiales, se trataba no tanto de<br />

una venganza como de un acto de disuasión, un<br />

medio de hacerle ver a Nasser que no podía<br />

permitirse provocar al Estado judío. Ése fue el<br />

principal argumento que expusieron a Levi<br />

Eshkol, aun cuando albergaran otros pensamientos<br />

inconfesables, lo que parece probable.<br />

Otros halcones, militares o civiles –como el<br />

general Sharon, Menahem Begin, jefe del partido<br />

de la derecha nacionalista, o el dirigente laboralista<br />

Yigal Allon–, admitieron tras la guerra<br />

sus ambiciones expansionistas. Pretendían extender<br />

el Estado judío al conjunto del territorio<br />

palestino, a saber, a Cisjordania, Gaza y Jerusalén<br />

Este, considerados como partes de la “patria<br />

ancestral” del pueblo judío.<br />

Como en otros casos en que todo es empezar,<br />

se dieron cuenta poco a poco de que la resonante<br />

victoria del ejército israelí, la evidente<br />

debilidad del conjunto del mundo árabe, les permitían<br />

conservar también el Sinaí egipcio y<br />

anexionarse el Golán sirio. Por más que David<br />

Ben Gurion, fundador del Estado judío, recomendara<br />

la devolución de los territorios ocupados<br />

–con excepción de Jerusalén Este– a cambio<br />

de la paz, la mayor parte de la clase política<br />

hizo oídos sordos a ese consejo. De modo paradójico,<br />

fueron los gobiernos laboristas los que<br />

iniciaron el movimiento de colonización en los<br />

territorios, a los que se refirieron como “liberados”<br />

o “administrados”, un vocabulario desprovisto<br />

de toda ambigüedad.<br />

A la vista de las consecuencias de aquel<br />

<strong>conflicto</strong>, tanto en Oriente Medio como en el panorama<br />

internacional, cabe asombrarse de que<br />

los promotores de la guerra de los Seis Días no<br />

albergaran ningún objetivo de orden geopolítico,<br />

ninguna estrategia de naturaleza internacional.<br />

Los archivos israelíes, como los estadounidenses<br />

y los soviéticos, se muestran aparentemente<br />

mudos al respecto. <strong>El</strong> papel de las dos<br />

superpotencias sigue envuelto, en gran medida,<br />

en la niebla. ¿Favorecieron la guerra con la esperanza<br />

de sacar partido de ella? En caso contrario,<br />

¿por qué los servicios secretos soviéticos<br />

advirtieron a Egipto de que <strong>Israel</strong> se disponía a<br />

atacar a Siria, alentando de ese modo el envío<br />

de tropas al Sinaí por parte de Nasser? ¿Por<br />

qué Estados Unidos dio a los militares israelíes,<br />

por intermedio de la CIA, luz verde para iniciar<br />

la ofensiva antes de suministrar al Estado hebreo<br />

importantes cantidades de armamentos<br />

sofisticados?<br />

¿Fue sólo casualidad que la guerra de los Seis<br />

Días diera nacimiento a una coyuntura muy favorable<br />

a Estados Unidos? <strong>El</strong> presidente Johnson<br />

tuvo varias razones para felicitarse de la victoria<br />

israelí. La primera fue el notable debilitamiento<br />

de la influencia soviética que había armado<br />

y entrenado a las fuerzas egipcias y sirias; la opinión<br />

pública árabe atribuyó de modo natural la<br />

derrota a Moscú. Cinco años más tarde, el presidente<br />

Sadat, sucesor de Gamal Abdel Nasser,<br />

expulsó del país a varios miles de consejeros y<br />

técnicos soviéticos, y luego se pasó al bando estadounidense.<br />

<strong>El</strong> prestigio soviético se derrumbó<br />

en el conjunto de Oriente Medio, con lo que<br />

se abrió la vía para la instauración progresiva de<br />

la hegemonía estadounidense en la región. La sucesión<br />

de sinsabores del régimen de Moscú,<br />

desde la guerra de 1967 a la de Afganistán en la<br />

década de 1980, no fue ajena a la caída del imperio<br />

de Stalin.<br />

Otras consecuencias beneficiaron a los intereses<br />

israelo-estadounidenses. <strong>El</strong> descrédito<br />

golpeó a todos los partidos nacionalistas árabes,<br />

al de Nasser ante todo, socialistas o comunistas,<br />

que pagaron el precio de una derrota de la que<br />

eran responsables, al menos en parte. Los regímenes<br />

conservadores pro estadounidenses, los<br />

países productores de petróleo, sobre todo, salieron<br />

de la prueba reforzados. Arabia Saudí<br />

–que arrebató a Nasser el liderazgo del mundo<br />

árabe– obligó a Egipto a retirar sus tropas de la<br />

república vecina del Yemen; se dedicó, a golpe<br />

de centenares de millones de dólares, a difundir<br />

la buena nueva del islam wahabita ultraconservador<br />

en el seno de unas poblaciones<br />

sumidas en el desasosiego y deseosas del consuelo<br />

de la religión. Con el consentimiento de<br />

Riad y Washington, el islam político empezó a<br />

ocupar el vacío dejado por las ideologías laicas.<br />

Es cierto que los islamistas eran por entonces<br />

aliados de los estadounidenses en su cruzada<br />

anticomunista y antisoviética en el seno del<br />

mundo árabe-musulmán.<br />

<strong>El</strong> poder estadounidense en la región se edificó<br />

sobre dos pilares, Arabia Saudí e <strong>Israel</strong>. <strong>El</strong><br />

presidente Johnson sentó las bases de la “alianza<br />

privilegiada” que unciría de forma sólida el<br />

Estado judío al carro estadounidense. La iniciativa<br />

no nacía de un capricho: <strong>Israel</strong>, en razón de<br />

su dependencia financiera, militar y política de<br />

los Estados Unidos, fue y es el único Estado de la<br />

región cuya lealtad a Washington está plenamente<br />

garantizada. Al ser convergentes –y, a veces,<br />

incluso idénticos–, los intereses de ambos<br />

países, sus respectivas políticas sólo podían ser<br />

complementarias. <strong>El</strong> caso de Arabia Saudí fue diferente:<br />

el sentimiento antiestadounidense de<br />

sus ciudadanos, sus inclinaciones panárabes y<br />

panislámicas, lo convertían en un aliado se-<br />

cundario; a pesar de todo, resultaba indispensable<br />

para los intereses estadounidenses debido<br />

a la fabulosa riqueza de sus recursos petroleros<br />

y su ideología islámica, que servía de antídoto a<br />

las ideologías “subversivas”.<br />

No cabe duda alguna de que la alianza privilegiada<br />

israelo-estadounidense no ha sido desinteresada.<br />

<strong>Israel</strong> ha prestado insignes servicios<br />

a Washington en diversos ámbitos y en numerosos<br />

países, no sólo en Oriente Medio, sino<br />

también en África y América Latina. La estrecha<br />

colaboración entre los servicios secretos de los<br />

dos países carece de parangón en el mundo; permite,<br />

entre otras cosas, vigilar de cerca los acontecimientos<br />

en el mundo árabe. Los técnicos israelíes,<br />

militares o civiles, prestan su concurso<br />

a regímenes juzgados intratables por Estados<br />

Unidos; así, numerosas dictaduras calificadas de<br />

“prooccidentales” han sido estabilizadas gracias<br />

a la ayuda multiforme de <strong>Israel</strong>, para gran<br />

satisfacción de Washington.<br />

En contrapartida, los sucesivos presidentes<br />

estadounidenses, demócratas o republicanos,<br />

han apoyado la política israelí de colonización<br />

al tiempo que pretendían desempeñar el papel<br />

de árbitro imparcial. Más que favorecer una solución<br />

global del <strong>conflicto</strong> árabe-israelí, que habría<br />

obligado al Estado hebreo a devolver los territorios<br />

conquistados en 1967, Henry Kissinger,<br />

jefe de la diplomacia estadounidense, inventó lo<br />

que hoy en día todavía se llama el “proceso de<br />

paz”, que consistiría en avanzar<br />

“paso a paso” y cuya principal característica<br />

es dejar a <strong>Israel</strong> las<br />

manos libres en los territorios ocupados.<br />

<strong>El</strong> propio Kissinger se comprometió<br />

en nombre de Estados<br />

Unidos a no entablar con la OLP<br />

en más mínimo diálogo bilateral<br />

susceptible de favorecer un acuerdo<br />

entre la organización de Yasser<br />

Arafat e <strong>Israel</strong>. De acuerdo con los<br />

deseos del Gobierno de Jerusalén,<br />

consiguió excluir a la central palestina<br />

de la conferencia de paz celebrada<br />

en Ginebra en diciembre<br />

de 1973, retrasando de ese modo<br />

La derrota<br />

árabe de 1967<br />

desacreditó<br />

a la URSS y a<br />

Nasser y edificó<br />

el poder de<br />

Estados Unidos<br />

en la región<br />

sobre los<br />

pilares de<br />

<strong>Israel</strong> y<br />

Arabia Saudí<br />

en 20 años el acuerdo concluido en Oslo entre<br />

el Gobierno de Yitzhak Rabin y la OLP.<br />

Y peor aún. Por más que proclamara en numerosas<br />

ocasiones que las colonias establecidas<br />

por <strong>Israel</strong> en los territorios ocupados constituían<br />

“obstáculos para la paz”, Washington<br />

autorizó a <strong>Israel</strong> a multiplicarlas en tierras confiscadas<br />

a sus propietarios palestinos y aseguró<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 69


la impunidad de <strong>Israel</strong> de dos modos: alimentando<br />

el potencial militar del Estado hebreo<br />

para que éste siguiera superando al de todos los<br />

países árabes juntos, e impidiendo que las<br />

Naciones Unidas obligaran al Estado judío a<br />

respetar sus obligaciones internacionales, a aplicar<br />

al menos la resolución 242 del Consejo de<br />

Seguridad, adoptada en 1967, que prevé el intercambio<br />

de los territorios por la paz, por no hablar<br />

del establecimiento de un Estado palestino<br />

soberano junto a <strong>Israel</strong>. <strong>El</strong> caso es que, tras la<br />

aprobación de esa resolución, Washington ha<br />

opuesto su veto al Consejo de Seguridad nada<br />

menos que en una cincuentena de ocasiones an-<br />

te proyectos de resolución condenando<br />

a <strong>Israel</strong> por comportamientos<br />

en los territorios ocupados<br />

contrarios a las leyes y<br />

convenciones internacionales.<br />

Hay que señalar que los demás<br />

miembros permanentes del<br />

Consejo de Seguridad se han<br />

plegado a la voluntad de Washington<br />

y casi nunca han recurrido<br />

a la utilización de su derecho<br />

de veto para bloquear<br />

una iniciativa estadounidense.<br />

Estados Unidos paga muy<br />

caro su respaldo incondicional<br />

a la política expansionista de <strong>Israel</strong>. Todas las encuestas<br />

lo confirman: la parcialidad de<br />

Washington en el <strong>conflicto</strong> palestino es la principal<br />

razón de la ola de antiestadounidismo que<br />

barre el mundo árabe-musulmán, una de las<br />

principales causas de la propagación del azote terrorista.<br />

Las intervenciones militares en Iraq y<br />

Afganistán, las atrocidades cometidas y los fracasos<br />

experimentados han mermado gravemente<br />

la credibilidad de unos Estados Unidos<br />

que habrían podido –sobre todo, tras la caída de<br />

la Unión Soviética– asumir el papel de árbitro imparcial<br />

para favorecer la paz mundial. Sin embargo,<br />

ha ocurrido lo contrario, y se han multiplicado<br />

los <strong>conflicto</strong>s armados.<br />

Washington tampoco ha servido los intereses<br />

de <strong>Israel</strong> sosteniendo una política que llevaba de<br />

modo inevitable a un callejón sin salida y a una<br />

guerra interminable. <strong>El</strong> Estado judío se encuentra<br />

atrapado en una trampa. Es extremadamente<br />

difícil que pueda devolver los territorios ocupados<br />

a cambio de paz, aun cuando lo desee. Es<br />

más, algunos analistas, israelíes y de otros países,<br />

consideran que le resultaría imposible llevar a cabo<br />

semejante tarea. En efecto, la política israelí<br />

está paralizada en la práctica por los 450.000 co-<br />

Desde Johnson,<br />

todos los<br />

presidentes de<br />

Estados Unidos<br />

han apoyado la<br />

política israelí<br />

de colonización<br />

y han alentado<br />

planes de paz<br />

que no han<br />

llevado a<br />

ninguna parte<br />

70 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LA PAZ IMPOSIBLE DEL AMIGO AMERICANO<br />

lonos judíos que ocupan buena parte de<br />

Cisjordania, Jerusalén Este y alrededores. Sin<br />

contar las 20.000 personas que han colonizado<br />

el Golán sirio. <strong>El</strong> objetivo de desarraigarlos, destruir<br />

las múltiples infraestructuras construidas<br />

para acogerlos y protegerlos, será tanto más difícil<br />

de conseguir por cuanto no cabe duda de<br />

que el Gobierno topará con una fuerte oposición<br />

en los círculos religiosos y nacionalistas, con<br />

aliados en otros sectores de la opinión. Por lo demás,<br />

cómo devolver un territorio que servirá<br />

para erigir un Estado palestino viable cuando<br />

más de dos millones de habitantes autóctonos se<br />

encuentran hacinados en varias decenas de enclaves<br />

aislados unos de otros, separados por 450<br />

barreras en las carreteras y 70 puestos de control.<br />

Hoy los palestinos no tienen acceso al 40 por ciento<br />

Cisjordania, con el resto del territorio bajo control<br />

de los colonos y el ejército que los protege.<br />

En la práctica, <strong>Israel</strong> vive en un gueto rodeado<br />

de enemigos. Además de los atentados suicidas,<br />

sufre frecuentes lanzamientos de cohetes<br />

por parte de Hamas en Gaza y los islamistas de<br />

Líbano. No cabe excluir la renovación de un<br />

<strong>conflicto</strong> con Hezbolá, y circulan rumores de<br />

una próxima guerra con Siria. Aunque esté condenado<br />

a vivir en la región, el Estado hebreo se<br />

ha concitado el odio de los árabes y los musulmanes<br />

que los rodean. Los palestinos, tradicionalmente<br />

nacionalistas laicos, cada vez confían<br />

más en el islámico Hamas, como se ha visto en<br />

Gaza. Francia y Estados Unidos tampoco han<br />

prestado ningún servicio al Estado judío al ayudarlo<br />

a acumular un arsenal nuclear. Tarde o<br />

temprano, uno o varios estados de la región se<br />

dotarán también del arma atómica. Dado lo<br />

exiguo de su territorio, la relación de fuerzas ya<br />

no será favorable a <strong>Israel</strong>.<br />

Son numerosos los israelíes que contemplan<br />

el futuro con pesimismo, y no se equivocan<br />

del todo. <strong>El</strong> Estado hebreo está metido en un callejón<br />

sin salida: no puede devolver los territorios<br />

ocupados ni tampoco acabar de anexionárselos.<br />

Teniendo en cuenta la tasa de crecimiento<br />

demográfico, los palestinos no tardarán<br />

en ser mayoritarios en una <strong>Palestina</strong> unificada.<br />

Se producirá entonces el final del Estado judío<br />

tal como fue soñado y construido por el movimiento<br />

sionista.<br />

Sin embargo, como se ha constatado en<br />

otros muchos <strong>conflicto</strong>s, lo peor no siempre está<br />

garantizado. Nada impide esperar que <strong>Israel</strong><br />

pueda dotarse de un gobierno capaz de tomar<br />

decisiones valientes para librar al país de la<br />

trampa en la que está encerrado.<br />

Washington-Tel Aviv<br />

unidos en un abrazo letal<br />

Chris Hedges<br />

EX DIRECTOR DE LA OFICINA DEL “NEW YORK TIMES” EN ORIENTE MEDIO.<br />

MIEMBRO DEL EQUIPO QUE EN 2002 GANÓ PARA “NYT” EL PREMIO PULITZER POR<br />

SUS INFORMACIONES SOBRE TERRORISMO GLOBAL<br />

ES PROBABLE QUE SIN ESTADOS UNIDOS<br />

<strong>Israel</strong> no existiera. <strong>El</strong> país se acercó<br />

de modo peligroso a la desaparición<br />

durante la guerra de<br />

octubre de 1973 cuando Egipto,<br />

entrenado y armado por la<br />

Unión Soviética, cruzó el canal<br />

de Suez y los sirios tomaron los<br />

altos del Golán. Los enormes<br />

aviones de transporte estadounidenses acudieron<br />

al rescate. Aterrizaron cada media hora para<br />

recomponer el maltrecho ejército israelí, que había<br />

perdido casi todos sus blindados pesados.<br />

Cuando concluyó la guerra, Estados Unidos había<br />

concedido a <strong>Israel</strong> 2.200 millones de dólares en<br />

ayuda militar de urgencia. La intervención enfureció<br />

al mundo árabe y desencadenó un embargo<br />

petrolero de la OPEP, que durante cierto tiempo<br />

causó estragos en las economías occidentales. Se<br />

trata quizá del ejemplo más espectacular del sostenido<br />

sistema de soporte vital que Estados Unidos<br />

ha proporcionado al Estado judío. <strong>Israel</strong> nació la<br />

medianoche del 14 de mayo de 1948. Estados<br />

Unidos reconoció el nuevo Estado 11 minutos<br />

más tarde. Los dos países están unidos desde entonces<br />

en un abrazo mortal.<br />

Washington fue capaz, al principio de la relación,<br />

de erigirse en influencia moderadora. <strong>El</strong><br />

presidente Eisenhower, indignado ante la ocupación<br />

israelí de Gaza en 1956, exigió y consiguió<br />

la retirada de <strong>Israel</strong>. Durante la guerra de los Seis<br />

Días en 1967, los aviones de combate israelíes<br />

bombardearon el Liberty. <strong>El</strong> barco, con pabellón<br />

estadounidense y situado a unos 20 kilómetros<br />

frente a la costa israelí, se dedicaba a interceptar<br />

comunicaciones tácticas y estratégicas de ambos<br />

bandos. Los ataques israelíes mataron a 34 marineros<br />

estadounidenses e hirieron a 171. Ese ataque<br />

intencionado congeló durante cierto tiempo el entusiasmo<br />

de Washington por <strong>Israel</strong>. Sin embargo,<br />

las rupturas no pasaron de pequeños baches que<br />

enseguida se vieron alisados por un lobby israelí ca-


da vez más desarrollado y mejor financiado,<br />

y orientado a conseguir la fusión<br />

de la política exterior de <strong>Israel</strong> y<br />

Estados Unidos en Oriente Medio.<br />

<strong>Israel</strong> ha extraído unos beneficios<br />

enormes de esta alianza. Ha recibido<br />

más de 140.000 millones de dólares en<br />

ayuda económica y militar directa.<br />

Recibe al año unos 3.000 millones en<br />

ayuda directa, más o menos una quinta<br />

parte del presupuesto de la ayuda exterior<br />

estadounidense. Aunque en la mayoría<br />

de paquetes de ayuda exterior se estipula<br />

que la ayuda para compras militares<br />

debe emplearse en Estados Unidos,<br />

a <strong>Israel</strong> se le permite usar un 25 por<br />

ciento de ese dinero para subvencionar<br />

su creciente y rentable sector de la defensa.<br />

A diferencia de otros países, <strong>Israel</strong><br />

está exento de rendir cuentas sobre la<br />

forma en que gasta ese dinero. Y los fondos<br />

se desvían de modo rutinario para<br />

construir nuevos asentamientos judíos,<br />

reforzar la ocupación israelí en los territorios<br />

palestinos y construir la barrera<br />

de seguridad, que tiene un coste estimado<br />

de casi medio millón de euros el<br />

kilómetro. Ese muro atraviesa Cisjordania<br />

siguiendo un recorrido sinuoso<br />

que crea bolsas aisladas de palestinos<br />

empobrecidos y confinados en guetos.<br />

Cuando esté acabado es probable que haya<br />

arrebatado hasta el 40 por ciento de<br />

la tierra palestina. Se tratará de la mayor<br />

cantidad de tierra conseguida por <strong>Israel</strong><br />

desde la guerra de 1967. Y, aunque<br />

Estados Unidos se opone oficialmente a<br />

la expansión de los asentamientos y a la<br />

barrera, lo cierto es que también los<br />

financia. Estados Unidos ha proporcionado<br />

a <strong>Israel</strong> casi 3.000 millones de dólares<br />

para desarrollar sistemas armamentísticos<br />

y le ha permitido el acceso<br />

a algunas de las armas más sofisticadas<br />

de su propio arsenal militar, incluidos<br />

los helicópteros de ataque Black Hawk y<br />

los cazas F-16. Estados Unidos también<br />

ha permitido a <strong>Israel</strong> el acceso a datos de<br />

inteligencia que niega a sus aliados de la<br />

OTAN. Por otra parte, cuando <strong>Israel</strong> rechazó<br />

firmar el tratado de proliferación<br />

no nuclear, Estados Unidos se mantuvo<br />

al margen sin una palabra de protesta,<br />

mientras nacía el primer programa de<br />

armas nucleares de la región.<br />

72 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

WASHINGTON-TEL AVIV, UNIDOS EN UN ABRAZO LETAL<br />

La política exterior de Estados<br />

Unidos, en especial bajo el actual<br />

Gobierno de Bush, se ha convertido en<br />

poco más que una extensión de la política<br />

exterior israelí. Desde 1982 Estados<br />

Unidos ha vetado 32 resoluciones del<br />

Consejo de Seguridad críticas con <strong>Israel</strong>,<br />

más que el número total de vetos emitidos<br />

por todos los demás miembros<br />

de ese órgano de las Naciones Unidas;<br />

además, se niega a hacer cumplir las resoluciones<br />

del Consejo de Seguridad<br />

que afirma apoyar. Dichas resoluciones<br />

piden a <strong>Israel</strong> una retirada de los territorios<br />

ocupados.<br />

Existe hoy un gran rechazo y una furia<br />

volcánica entre los árabes por este favoritismo<br />

manifiesto. Pocos perciben<br />

en Oriente Medio alguna diferencia entre<br />

las políticas israelíes y estadouni-<br />

denses, y en todo caso es<br />

muy poca es la que podrían<br />

percibir. Por ello, cuando<br />

los radicales islamistas hablan<br />

del apoyo estadounidense<br />

a <strong>Israel</strong> como la principal<br />

razón de su odio a<br />

Estados Unidos, deberíamos<br />

atender a esa queja. Es cierta.<br />

Las consecuencias de esta<br />

relación unilateral se<br />

aprecian hoy en la desastrosa<br />

guerra de Iraq, la creciente<br />

tensión con Irán y la<br />

crisis humanitaria y política<br />

en Gaza. Se aprecia en<br />

Líbano, donde Hezbolá se prepara para<br />

una nueva guerra que la mayoría de<br />

analistas de Oriente Medio considera inevitable.<br />

La política exterior estadounidense<br />

en Oriente Medio se deshilacha.<br />

Ocurre debido a esa relación especial. Y<br />

el resultado es que nos dirigimos a una<br />

pesadilla de proporciones catastróficas.<br />

Fueron muchos, en la comunidad<br />

de especialistas en política exterior y el<br />

Departamento de Estado, los que lo vieron<br />

venir. La decisión de unirnos a <strong>Israel</strong><br />

en Oriente Medio no fue popular al<br />

principio entre una serie de expertos;<br />

entre ellos, el general George Marshall,<br />

secretario de Estado de Harry Truman.<br />

Advirtieron de que se produciría una reacción<br />

violenta. Sabían el coste que<br />

Estados Unidos tendría que pagar en<br />

<strong>El</strong> Gobierno<br />

de Bush se ha<br />

escorado hacia<br />

el ala derecha<br />

del ‘lobby’<br />

israelí, no tiene<br />

un ápice de<br />

compasión por<br />

los palestinos<br />

ni una palabra<br />

de crítica<br />

contra <strong>Israel</strong><br />

una región rica en petróleo por esa decisión,<br />

que temían que pudiera convertirse<br />

en uno de los mayores errores estratégicos<br />

de la época de la posguerra. Y<br />

acertaron. La decisión ha puesto en peligro<br />

la seguridad estadounidense e israelí<br />

y ha creado las condiciones para<br />

una conflagración regional.<br />

La alianza, que carece de sentido en<br />

términos geopolíticos, sí que lo tiene<br />

desde el punto de vista de la política interna.<br />

<strong>El</strong> lobby israelí se ha convertido en<br />

una poderosa fuerza en el sistema político<br />

estadounidense. Ningún candidato<br />

importante, ya sea demócrata o republicano,<br />

se atreve a desafiarlo. <strong>El</strong> lobby<br />

consiguió purgar con éxito del<br />

Departamento de Estado a los expertos<br />

árabes que pusieron en duda la idea<br />

de la identidad entre los intereses is-<br />

raelíes y estadounidenses.<br />

Los partidarios israelíes<br />

han repartido cientos de<br />

millones de dólares para<br />

respaldar a candidatos políticos<br />

juzgados favorables<br />

a <strong>Israel</strong>. Han castigado sin<br />

piedad a los descarriados,<br />

incluido el primer presidente<br />

Bush, de quien dijeron<br />

que no era lo bastante<br />

vigoroso en su defensa de<br />

los intereses israelíes. Fue<br />

una lección que la Casa<br />

Blanca del siguiente Bush<br />

no olvidó. <strong>El</strong> actual Bush<br />

no quiso ser, como su padre, un presidente<br />

de un solo mandato.<br />

<strong>Israel</strong> abogó por derribar a Saddam<br />

Hussein y ahora aboga por golpear a<br />

Irán para evitar que consiga armas nucleares.<br />

Sin embargo, su participación<br />

directa en las operaciones militares estadounidenses<br />

en Oriente Medio es imposible.<br />

Volvería a desencadenar una<br />

guerra entre los estados árabes e <strong>Israel</strong>.<br />

Estados Unidos, que durante la guerra<br />

fría evitó una participación militar directa<br />

en la región, hace ahora lo que se<br />

le antoja a <strong>Israel</strong>, que observa sin intervenir.<br />

Durante la primera guerra del<br />

Golfo, <strong>Israel</strong> fue un simple espectador,<br />

como lo es en la guerra con Iraq.<br />

<strong>El</strong> presidente estadounidense, ahora<br />

enfrentado a un apoyo menguante a<br />

la guerra iraquí, presenta en público a <strong>Israel</strong> como<br />

un modelo de lo que debe ser Iraq. Imaginen<br />

el efecto de esta idea en las calles árabes,<br />

que perciben a <strong>Israel</strong> como percibían los argelinos<br />

a los colonizadores franceses durante la<br />

guerra de liberación.<br />

“En <strong>Israel</strong> –dijo Bush no hace mucho–, los terroristas<br />

llevan años cobrándose vidas por medio<br />

de ataques suicidas. La diferencia es que <strong>Israel</strong> es<br />

una democracia que funciona y puede cumplir<br />

con sus obligaciones. Y ése es un buen indicador<br />

del éxito que buscamos para Iraq.”<br />

Los estadounidenses están cada vez más aislados<br />

y son cada vez más insultados en el mundo.<br />

Permanecen plácidamente ajenos a su propia<br />

responsabilidad por ese aislamiento. <strong>El</strong> resto<br />

del mundo es descrito como poco razonable.<br />

Aunque, <strong>Israel</strong>, según se asegura a los estadounidenses,<br />

siempre estará de nuestro lado. <strong>Israel</strong><br />

cosecha recompensas económicas, así como políticas,<br />

con su Estado de hermético apartheid. Ha<br />

empezado a vender sistemas y técnicas para<br />

construir esas modernísimas comunidades cerradas<br />

que les permiten enfrentarse al terrorismo.<br />

En 2006 <strong>Israel</strong> exportó 3.400 millones de dólares<br />

en productos de defensa, más de mil millones<br />

más de lo recibido a través de la ayuda<br />

militar estadounidense. <strong>Israel</strong> se ha convertido<br />

en el cuarto vendedor de armas del mundo. La<br />

mayor parte de este crecimiento se ha producido<br />

en el llamado sector de la seguridad nacional.<br />

“Los productos y servicios clave –escribió<br />

Naomi Klein en “The Nation”– son vallas de alta<br />

tecnología, vehículos aéreos no tripulados, documentos<br />

de identidad biométricos, equipos de<br />

audio y videovigilancia, sistemas para creación<br />

de perfiles de pasajeros aéreos y para el interrogatorio<br />

de prisioneros: justo los instrumentos y<br />

las tecnologías que <strong>Israel</strong> ha utilizado para dominar<br />

los territorios ocupados. Y por eso el caos<br />

en la franja de Gaza y el resto de la región no amenaza<br />

lo esencial en Tel Aviv, y puede que incluso<br />

lo refuerce. <strong>Israel</strong> ha aprendido a convertir la guerra<br />

interminable en un atractivo de marca, presenta<br />

su desarraigo, ocupación y contención del<br />

pueblo palestino como una ventaja de medio siglo<br />

en la guerra global contra el terror.”<br />

Estados Unidos, al menos de forma oficial,<br />

no respalda la ocupación y pide un Estado palestino<br />

viable. Es un actor global, con intereses<br />

que se extienden mucho más allá de los límites<br />

de Oriente Medio. Y la ecuación según la cual los<br />

enemigos de <strong>Israel</strong> son nuestros enemigos no es<br />

tan sencilla.<br />

“<strong>El</strong> terrorismo no es un adversario único<br />

WASHINGTON-TEL AVIV, UNIDOS EN UN ABRAZO LETAL<br />

Las secuelas<br />

del soporte<br />

vital mantenido<br />

desde hace<br />

casi 60 años<br />

se evidencian<br />

hoy en el<br />

desastre iraquí,<br />

en la creciente<br />

tensión con<br />

Irán, en Líbano<br />

y en la crisis<br />

humanitaria y<br />

política de Gaza<br />

–han observado John Mearsheimer y Stephen<br />

Walt en “The London Review of Books”–, sino<br />

una táctica empleada por un amplio abanico de<br />

grupos políticos. Las organizaciones terroristas<br />

que amenazan a <strong>Israel</strong> no amenazan a Estados<br />

Unidos, salvo cuando interviene contra ellas, como<br />

en Líbano en 1982. Además, el terrorismo palestino<br />

no es una violencia aleatoria dirigida contra<br />

<strong>Israel</strong> u “Occidente”; es en gran medida una<br />

respuesta a la prolongada campaña de <strong>Israel</strong> para<br />

colonizar Cisjordania y la franja de Gaza. De<br />

modo más importante, decir que <strong>Israel</strong> y Estados<br />

Unidos están unidos por una amenaza terrorista<br />

común invierte la relación causal: Estados<br />

Unidos tiene un problema terrorista en gran medida<br />

por estar tan estrechamente aliado con<br />

<strong>Israel</strong>, no al revés.”<br />

La política mesoriental es moldeada en<br />

Estados Unidos por personas que poseen lazos<br />

muy estrechos con el lobby israelí. Quienes intentan<br />

rebatir la virulenta posición israelí, como<br />

el antiguo secretario de Estado Colin Powell,<br />

son defenestrados sin contemplaciones. Esta<br />

alianza actuó durante el Gobierno de Clinton con<br />

su abanico de expertos en Oriente Medio partidarios<br />

del “<strong>Israel</strong> primero”, como Martin Indyk,<br />

antiguo director adjunto de AIPAC, uno de los<br />

grupos de presión israelíes más poderosos de<br />

Washington. Sin embargo, las personas como<br />

Indyk y Dennis Ross estaban en sus cabales, se<br />

mostraban dispuestas a considerar un Estado palestino<br />

–por más que inviable– siempre que resultara<br />

aceptable para <strong>Israel</strong>. Este Gobierno Bush<br />

se ha escorado hacia el ala extrema derecha del<br />

lobby israelí, sin un ápice de compasión por los palestinos<br />

ni una palabra de crítica a <strong>Israel</strong>. Entre<br />

estos nuevos expertos en Oriente Medio se encuentran<br />

<strong>El</strong>liot Abrams, John Bolton, Douglas<br />

Feith, I. Lewis Scooter Libby, caído ahora en desgracia,<br />

Richard Perle, Paul Wolfowitz y David<br />

Wurmser. Washington fue en otro tiempo capaz<br />

de contener a <strong>Israel</strong>. Intervino para frustrar algunas<br />

de sus violaciones más extremas de los derechos<br />

humanos. En cambio, esta Administración<br />

se ha apuntado a todos los desastrosos errores<br />

israelíes, desde la construcción de la barrera<br />

de seguridad en Cisjordania, pasando por el sellado<br />

de Gaza y el desencadenamiento de una crisis<br />

humanitaria, hasta la ruinosa invasión y el<br />

bombardeo de saturación de Líbano.<br />

Los escasos intentos de criticar las acciones<br />

israelíes por parte de la Casa Blanca de este<br />

Bush han acabado en apresuradas y humillantes<br />

retiradas ante la presión israelí. Cuando las<br />

fuerzas de defensa israelíes reocuparon Cis-<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 73


jordania en abril de 2002, el presidente Bush pidió<br />

al entonces primer ministro, Ariel Sharon,<br />

“detener las incursiones y empezar la retirada”.<br />

Eso nunca sucedió. Tras una semana de fuerte<br />

presión del lobby israelí y los aliados de <strong>Israel</strong><br />

en el Congreso –lo cual significa a casi todo el<br />

mundo en el Congreso–, el presidente cedió y<br />

dijo de Sharon que era un “hombre de paz”. Se<br />

trató de un momento humillante para Estados<br />

Unidos, una señal clara de quién maneja los hilos,<br />

de quién es el títere y quién el titiritero.<br />

Hubo varias razones para la guerra de Iraq.<br />

<strong>El</strong> deseo de control estadounidense del petróleo,<br />

la creencia de que Washington podía construir<br />

estados títeres en la región y un miedo real<br />

–aunque mal dirigido– a Saddam Hussein son<br />

factores que desempeñaron su papel en el actual<br />

desastre. Sin embargo, muy influyente ha sido<br />

también la idea de que lo bueno para <strong>Israel</strong> es<br />

bueno para Estados Unidos. <strong>Israel</strong> quería un<br />

Iraq neutralizado. La inteligencia israelí, durante<br />

el período previo al inicio de las hostilidades,<br />

suministró información defectuosa sobre<br />

el supuesto arsenal iraquí de armas de destrucción<br />

masiva a sus homólogos estadounidenses.<br />

Y, cuando se tomó Bagdad en abril de 2003, el<br />

Gobierno israelí de inmediato empezó a presionar<br />

en favor de un ataque a Siria. La sed de semejante<br />

ataque ha disminuido, en buena medida<br />

porque los estadounidenses no disponen de<br />

suficientes tropas para aguantar en Iraq, y mucho<br />

menos para una nueva ocupación.<br />

<strong>Israel</strong> presiona hoy a Estados Unidos para<br />

que lance ataques aéreos contra Irán, a pesar del<br />

descalabro en Líbano. Su férrea determinación<br />

de impedir por la fuerza un Irán nuclear hace<br />

probable que antes del final de la actual presidencia<br />

tenga lugar un ataque contra Irán. Los esfuerzos<br />

para detener el desarrollo nuclear a través<br />

de medios diplomáticos han fracasado. No<br />

importa que Irán, como el Iraq de Saddam Hussein,<br />

no suponga ninguna amenaza para Estados<br />

Unidos. No importa que ni siquiera suponga<br />

una amenaza para <strong>Israel</strong>, que dispone de varios<br />

cientos de armas nucleares en su arsenal.<br />

Sólo importa que <strong>Israel</strong> exige el dominio militar<br />

total de Oriente Medio.<br />

La alianza entre <strong>Israel</strong> y Estados Unidos ha<br />

culminado al cabo de 50 años en la participación<br />

militar directa de Estados Unidos en Oriente<br />

Medio. Esta participación, que no favorece los<br />

intereses estadounidenses, está desatando una<br />

pesadilla geopolítica. Los soldados y los marines<br />

mueren a puñados en una guerra inútil. La impotencia<br />

de Estados Unidos frente a la presión is-<br />

74 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

WASHINGTON-TEL AVIV, UNIDOS EN UN ABRAZO LETAL<br />

raelí es completa. La Casa Blanca y el Congreso<br />

se han convertido, quizá por primera vez, en<br />

una extensión directa de los intereses israelíes.<br />

Ya no hay debate alguno en el interior de Estados<br />

Unidos. Lo ponen de manifiesto las serviles reverencias<br />

a <strong>Israel</strong> de todos los actuales candidatos<br />

presidenciales, con excepción de Dennis<br />

Kucinich. <strong>El</strong> coste político para quienes desafían<br />

a <strong>Israel</strong> es demasiado elevado.<br />

Esto significa que no habrá resolución pacífica<br />

del <strong>conflicto</strong> palestino-israelí. Significa<br />

que aumentarán los actos de terrorismo islámico<br />

contra nosotros y contra <strong>Israel</strong>. Significa<br />

que el poder y el prestigio estadounidenses se encuentran<br />

en marcado e irreversible declive. Y me<br />

temo que también significa el final definitivo del<br />

experimento judío en Oriente Medio.<br />

<strong>El</strong> debilitamiento de Estados Unidos, en términos<br />

económicos y militares, está dando lugar<br />

a nuevos centros de poder. La economía estadounidense,<br />

mal dirigida y drenada por la guerra<br />

de Iraq, es cada vez más dependiente de las<br />

importaciones comerciales chinas y de la acumulación<br />

por parte de China de bonos del Tesoro.<br />

China posee reservas que suman 825.000 millones<br />

de dólares. Si Beijing decidiera abandonar<br />

el mercado de bonos, aunque sólo fuera en parte,<br />

provocaría una caída libre del dólar. Eso conduciría<br />

al colapso del mercado inmobiliario<br />

estadounidense, estimado en siete billones de<br />

dólares. Se produciría una oleada de quiebras<br />

bancarias y un enorme desempleo. La creciente<br />

dependencia de China ha ido acompañada de<br />

una agresiva labor por parte de los chinos para<br />

forjar alianzas con muchos de los principales exportadores<br />

de petróleo, desde Irán hasta Nigeria,<br />

Sudán y Venezuela. Los chinos se preparan<br />

para un inminente choque mundial por unos recursos<br />

menguantes.<br />

<strong>El</strong> futuro no presagia nada bueno. No sólo<br />

no coinciden los objetivos de la política exterior<br />

de <strong>Israel</strong> con los intereses estadounidenses, sino<br />

que los dañan activamente. La creciente beligerancia<br />

en Oriente Medio, los llamamientos en favor<br />

de un ataque a Irán, el colapso del proyecto<br />

imperial en Iraq, todo ello ha proporcionado<br />

una oportunidad –donde antes no existía ninguna–<br />

a los rivales de Estados Unidos. No favorece<br />

a los intereses de <strong>Israel</strong> prender fuego a un<br />

<strong>conflicto</strong> regional. No favorece a los intereses de<br />

Estados Unidos. Sin embargo, quienes manejan<br />

el timón de la nave del Estado estadounidense<br />

parecen decididos, en nombre de la libertad y la<br />

democracia, a seguir a toda máquina contra<br />

los acantilados que tenemos delante.


76 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

<strong>El</strong> caleidoscopio palestino-israelí<br />

Evgeni Primakov<br />

ACADÉMICO<br />

Es posible que ninguno de los <strong>conflicto</strong>s internacionales existentes en<br />

el mundo sea tan cambiante o, para ser más precisos, haya conocido tantos<br />

vaivenes en su desarrollo, como el palestino-israelí. ¿En qué puede<br />

acabar todo esto?<br />

C<br />

onocí a Yasser Arafat en 1968,<br />

en las posiciones palestinas de la<br />

orilla oriental del río Jordán, poco<br />

antes de que se convirtiese en<br />

presidente de la Organización<br />

para la Liberación de <strong>Palestina</strong>.<br />

Sustituyó en ese cargo a Ahmed<br />

Chukeiri, un personaje insignificante,<br />

distante de la independencia, cuya principal<br />

ocupación era reclamar por radio la destrucción<br />

de <strong>Israel</strong>. Al encontrarme con Arafat, le<br />

dije que a primera vista parecía judío. En aquel<br />

entonces no era el mejor cumplido para un líder<br />

del movimiento palestino. Sin<br />

embargo, la respuesta de Arafat<br />

fue sorprendente: “Eso no tiene<br />

nada de contranatural: árabes y<br />

judíos somos primos hermanos,<br />

y estoy seguro de que el<br />

<strong>conflicto</strong> entre nosotros puede<br />

resolverse.”<br />

Nacido en las llamas de la<br />

ausencia de alternativas a la lucha armada por la<br />

“liberación de toda <strong>Palestina</strong>”, poco a poco, muy<br />

poco a poco, Arafat fue evolucionando hasta convertirse<br />

en un guerrero-político. Por supuesto, en<br />

Arafat el político se perdía de vista tras la tupida<br />

fraseología antiisraelí, avivada, a su vez, por las acciones<br />

inadecuadas del ejército de <strong>Israel</strong> contra<br />

los palestinos, incluida la población civil. Aun así,<br />

a principios de la década de 1970, Arafat ya empezaba<br />

a reflexionar sobre la posibilidad de fundar<br />

un Estado palestino, no en lugar de <strong>Israel</strong> sino<br />

junto a él. <strong>El</strong> 27 de junio de 1971 tuvo lugar mi<br />

encuentro con Arafat en Damasco. Saltaba a la vis-<br />

A principios de los años<br />

70 Arafat ya asumía que<br />

los palestinos no podían<br />

derrotar militarmente<br />

a <strong>Israel</strong> y aceptaba la<br />

solución de dos estados<br />

con fronteras comunes<br />

ta que lo agobiaban los acontecimientos del “septiembre<br />

negro” de 1970: los palestinos habían sufrido<br />

una derrota en su enfrentamiento contra el<br />

ejército jordano y se habían visto obligados a sacar<br />

sus fuerzas armadas de Jordania. Era evidente<br />

que eso, sumado a la escasa voluntad de apoyar<br />

a los palestinos de la mayoría de países árabes, había<br />

dejado en él una acusada huella psicológica.<br />

Sin embargo, lo que me expuso no fue un revoltijo<br />

de emociones, sino una concepción política<br />

ya meditada: “No estamos en condiciones de liquidar<br />

<strong>Israel</strong>. La lucha con sus dirigentes será un<br />

proceso largo. Nosotros estamos por intentar<br />

conseguir una posición favorable<br />

a los palestinos, para hacer<br />

oír nuestra voz, para que se<br />

observen nuestros intereses.<br />

Pero los resultados de la regularización<br />

política no dependerán<br />

de nosotros si no participamos<br />

en ellos. Los palestinos<br />

creen que el camino hacia el<br />

arreglo político pasa por la fundación de un<br />

Estado palestino en Cisjordania y Gaza.” Como<br />

confirmación de sus palabras, dibujó un mapa de<br />

<strong>Palestina</strong> dividido en dos partes. “Aquí estaremos<br />

nosotros –dijo–, y aquí, <strong>Israel</strong>.” A petición<br />

mía, firmó el mapa y me lo regaló.<br />

Esta posición experimentó un desarrollo. En<br />

la conferencia de prensa de Ginebra del 15 de diciembre<br />

de 1988, al día siguiente de su intervención<br />

en la Asamblea General de las Naciones<br />

Unidas, Yasser Arafat declaró: “La fundación de<br />

nuestro Estado garantizará la paz a palestinos e<br />

israelíes por igual. Rechazamos categóricamente<br />

todas las variedades de terrorismo, incluidos el<br />

individual, el organizado y el estatal.”<br />

Después vinieron las conversaciones palestino-israelíes<br />

secretas de Oslo, las negociaciones<br />

oficiales en Washington que condujeron a la firma,<br />

el 13 de septiembre de 1993, de la Declaración<br />

de Principios, y la fundación de la Autoridad<br />

Nacional <strong>Palestina</strong> (ANP), un prototipo<br />

de Estado nacional palestino. Las partes, ni mucho<br />

menos de repente y ni mucho menos con facilidad,<br />

llegaron a un acuerdo. Aun más difíciles<br />

se demostraron los intentos de romper el círculo<br />

vicioso de la violencia, alimentado por los extremistas<br />

de ambos bandos. Pero lo principal fue<br />

que la fuerza fundamental del movimiento palestino,<br />

Al Fatah, tras experimentar una seria<br />

evolución, pasó a ser reconocida por <strong>Israel</strong> y el<br />

mundo árabe como socio en las conversaciones<br />

para la normalización palestino-israelí.<br />

Esa posición, en lo esencial, no cambió cuando<br />

a la muerte de Yasser Arafat la dirección de<br />

Al Fatah y la presidencia de la Autoridad Nacional<br />

<strong>Palestina</strong> pasaron a manos del principal<br />

interlocutor de <strong>Israel</strong> en Oslo, Mahmud Abbas.<br />

<strong>El</strong> nuevo vaivén: un Hamas legal<br />

En los años de la ocupación israelí de Cisjordania<br />

y la franja de Gaza, hasta el momento<br />

de la fundación de la Autoridad Nacional <strong>Palestina</strong><br />

en 1994, se ocuparon de la vida socioeconómica<br />

de la población palestina organizaciones<br />

no gubernamentales, que articularon las<br />

estructuras correspondientes: asistencia sanitaria,<br />

agricultura y el uso del zakat (impuesto mu-<br />

sulmán) para la distribución de artículos y dinero<br />

entre los sectores más necesitados de la población.<br />

Por encima de esas estructuras sociales se<br />

erigían cuatro organizaciones políticas: el Frente<br />

Popular para la Liberación de <strong>Palestina</strong> (FPLP),<br />

el Movimiento para la Liberación de <strong>Palestina</strong> (Al<br />

Fatah), Hamas y el partido comunista.<br />

Las autoridades de ocupación israelíes no<br />

pusieron especiales trabas a su actividad. Además,<br />

temiendo que especialmente Al Fatah y el<br />

FPLP se reforzasen, los políticos israelíes privilegiaron<br />

a Hamas. Existe incluso una versión según<br />

la cual esos planes no sólo los maduró, sino<br />

que los llevó a la práctica directamente el servicio<br />

secreto israelí, el Mossad. De todas formas,<br />

tras el principio de la primera intifada en el año<br />

1987 y en especial tras el comienzo en 2000 de<br />

la segunda, Hamas fue transformándose en una<br />

fuerza cada vez más radical.<br />

En el año 2006, Hamas llegó al poder en la<br />

Administración palestina como resultado de<br />

unas elecciones que nadie ha impugnado.<br />

<strong>Israel</strong>, con el apoyo de Estados Unidos, declaró<br />

que no entablaría contactos con Hamas, puesto<br />

que se trataba de una organización terrorista.<br />

Entre tanto, recordemos: Menahem Begin y<br />

Yitzhak Shamir –dos primeros ministros de<br />

<strong>Israel</strong>– fueron en el pasado terroristas reconocidos,<br />

por cuyas cabezas las autoridades inglesas<br />

del Mandato ofrecían enormes recompensas.<br />

Cuando, también gracias a unas elecciones,<br />

llegaron al poder, nadie puso en duda la legitimidad<br />

de dialogar con ellos.<br />

La llegada de Hamas al poder fue muy ilustrativa.<br />

Como causas internas puede aducirse la<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 77


78 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

corrupción galopante y la incapacidad de la<br />

Organización para la Liberación de <strong>Palestina</strong><br />

(OLP), tras recibir abultadas inyecciones financieras,<br />

para mejorar la situación socioeconómica<br />

en Gaza y Cisjordania, que se acercaba a<br />

marchas forzadas a un nivel catastrófico. Como<br />

causas externas, sin ninguna duda, figuran la<br />

política israelí de dilación de las negociaciones<br />

y el incumplimiento de las obligaciones marcadas<br />

en los acuerdos vigentes; todo ello influyó<br />

en la población de la Administración palestina,<br />

reforzando la idea de que el proceso negociador<br />

no llevaba a ninguna parte sin el apoyo<br />

de la lucha armada. No existe ninguna justificación<br />

para que esa lucha incluyera las acciones<br />

terroristas contra la población civil. <strong>El</strong> ejército israelí<br />

respondió con la misma moneda: en su caza<br />

de miembros de Hamas, mató a palestinos civiles<br />

que no eran culpables de nada.<br />

Tras la constitución del Gobierno de Hamas,<br />

ganador de las elecciones, se tensó la relación entre<br />

ese grupo y Al Fatah. Las discrepancias degeneraron<br />

en escaramuzas armadas. Sin embargo,<br />

las dos organizaciones palestinas consiguieron<br />

ponerse de acuerdo en La Meca para la<br />

fundación de un gobierno de coalición de unidad<br />

nacional. Entre tanto, no se produjo en paralelo<br />

una suavización de la actitud israelí hacia<br />

Hamas: la línea marcadamente hostil de <strong>Israel</strong><br />

se reforzó a resultas de los disparos con cohetes<br />

sobre su territorio desde Gaza. Aunque tras su<br />

llegada al poder Hamas no rompió el alto el fuego,<br />

no pudo o no supo impedir esos disparos.<br />

Así las cosas, quedaba alguna esperanza de<br />

salida política de la situación. A finales de octubre<br />

de 2006, en Damasco, me reuní con el dirigente<br />

de Hamas J. Mashal y otros compañeros<br />

del ejecutivo. En respuesta a mis palabras de que,<br />

tarde o temprano –“mejor, claro está, lo antes posible”–<br />

habría que reconocer a <strong>Israel</strong>, Mashal respondió:<br />

“Nosotros proponemos fundar un Estado<br />

palestino en las fronteras del 5 de junio de<br />

1967 [es decir, antes de la guerra de los Seis Días].”<br />

–¿Añadirían “al lado de <strong>Israel</strong>”? –repliqué yo.<br />

–Mucho dependerá de cómo vayan las conversaciones<br />

sobre la fundación del Estado palestino<br />

–dijo Mashal.<br />

Otro vaivén más<br />

EL CALEIDOSCOPIO PALESTINO-ISRAELÍ EL CALEIDOSCOPIO PALESTINO-ISRAELÍ<br />

Los sucesivos acontecimientos variaron de<br />

nuevo la situación en la Administración palestina<br />

e influyeron en todo el proceso de regularización<br />

árabe-israelí. Tras aplastar con rapidez<br />

la resistencia de Al Fatah, Hamas se hizo con el<br />

control de la franja de Gaza. <strong>El</strong> presidente de la<br />

Autoridad <strong>Palestina</strong>, Mahmud Abbas, disolvió el<br />

Gobierno de reconciliación constituido poco<br />

antes y compuesto por esas dos organizaciones<br />

y fundó otro, ya sin Hamas. Sin embargo, su poder<br />

en la práctica se circunscribía a Cisjordania.<br />

Gaza y Cisjordania estaban separadas una de<br />

otra; la división se extendía también al plano político.<br />

Los dirigentes de Hamas, tras la rebelión<br />

armada en Gaza, intentaron entablar negociaciones<br />

con Mahmud Abbas, pero como respuesta<br />

obtuvieron un categórico rechazo.<br />

En su conjunto el mundo árabe conservó su<br />

orientación a favor de Al Fatah y Mahmud Abbas,<br />

pero no sin matices en las posiciones de los<br />

diferentes países. Egipto y Jordania apoyaron sin<br />

reservas a Al Fatah. Conservando una línea neutral,<br />

Siria da muestras de una mayor simpatía<br />

hacia Hamas. Lo mismo puede decirse de Irán,<br />

que, pese a no ser un país árabe, desempeña un<br />

papel creciente en los asuntos de Oriente Medio.<br />

En un principio hubo muestras de una compleja<br />

actitud cercana al <strong>conflicto</strong> interno en Arabia<br />

Saudí. Buena parte, al parecer, era una manifestación<br />

de amor propio ofendido: Arabia Saudí<br />

se enorgullecía de que precisamente por su intermediación<br />

los representantes de Al Fatah y<br />

Hamas hubieran acordado en La Meca la fundación<br />

de un gobierno palestino de coalición. A<br />

juzgar por la actividad desplegada por Egipto y<br />

Jordania, se inaugura, a todas luces, una nueva<br />

etapa, en la que Arabia Saudí pierde el papel de<br />

“primer violín” en la misión mediadora árabe<br />

en Oriente Medio.<br />

Pese a todas las particularidades de la posición<br />

de una serie de países, un cambio de orientación<br />

del mundo árabe, de Al Fatah a Hamas, sólo<br />

sería posible en el caso de que estos últimos lograran<br />

arrebatar a Al Fatah el control sobre<br />

Cisjordania, donde viven tres quintas partes de<br />

los palestinos. Sin embargo, eso queda descartado<br />

incluso teniendo en cuenta que Hamas ganó<br />

en las elecciones de enero de 2006 gracias al<br />

apoyo no sólo de Gaza sino también de ciudades<br />

de Cisjordania. Tampoco <strong>Israel</strong> admitiría que el<br />

control de esa zona pasase a manos de Hamas.<br />

Pronóstico: tres variantes<br />

Es posible analizar algunas variantes hipotéticas<br />

del desarrollo de la situación.<br />

PRIMERA VARIANTE. Medidas militares contra<br />

Hamas en Gaza. Por parte de <strong>Israel</strong> es poco<br />

probable que se repita una ocupación. Iría acompañada<br />

de grandes pérdidas, las cuales, sobre to-<br />

do tras el fiasco libanés, es improbable que asuman<br />

los dirigentes israelíes. Pueden prolongarse<br />

los bombardeos desde el aire y las incursiones<br />

de blindados; nada más. Tampoco Al Fatah tiene<br />

posibilidades militares de entrar y limpiar<br />

Gaza. En teoría no está descartada una entrada<br />

de soldados egipcios, reforzados por la brigada<br />

jordana Badr, formada por palestinos, pero eso<br />

también es difícil, sobre todo teniendo en cuenta<br />

la declaración de Hamas de que emprendería<br />

contra ellos acciones militares. Por lo que respecta<br />

a las fuerzas de pacificación de la ONU, en<br />

su misión no entra el derrocamiento de quien se<br />

encuentre en el poder. Pueden, básicamente,<br />

quedarse en las fronteras, para impedir enfrentamientos<br />

armados. Como resultado, puede llegarse<br />

a la conclusión de que no se divisa una resolución<br />

del problema por la vía del aplastamiento<br />

militar de Hamas.<br />

SEGUNDA VARIANTE. Mantenimiento del statu<br />

quo territorial: Fatah en Cisjordania, Hamas en<br />

Gaza. Sin embargo, ¿existirá por mucho tiempo<br />

esa situación? Tras levantar el bloqueo económico<br />

a la Autoridad <strong>Palestina</strong>, <strong>Israel</strong>, Estados<br />

Unidos y la Unión Europea manifestaron que los<br />

medios económicos en adelante llegarían sólo a<br />

Cisjordania. Evidentemente, se tiene presente el<br />

juego de contrastes: una Cisjordania próspera y<br />

una Gaza condenada a pedir limosna. ¿Aguantará<br />

mucho tiempo en esas condiciones la -<br />

población gazense? Sin duda empezará a murmurar<br />

y no se descarta que, en esas circunstancias,<br />

Hamas pueda realizar una serie de<br />

concesiones en la dirección de Mahmud Abbas.<br />

TERCERA VARIANTE. Una activación del proceso<br />

de normalización palestino-israelí, a la que<br />

el lado palestino acudiría representado por Al<br />

Fatah. A modo de “objetivo intermedio” puede<br />

plantearse la fundación de un gobierno palestino<br />

en el territorio de Cisjordania, con la posible<br />

incorporación de Gaza en el futuro. En ese<br />

sentido llamó la atención la celebración de un<br />

encuentro en Sharm el-Sheij a finales de junio<br />

de 2007: el presidente de Egipto, Hosni Mubarak;<br />

el rey de Jordania, Abdalá II; el primer ministro<br />

de <strong>Israel</strong>, Ehud Olmert, y el presidente de la<br />

Autoridad <strong>Palestina</strong>, Mahmud Abbas. <strong>El</strong> encuentro,<br />

tan imponente y selecto en su composición,<br />

no tuvo punto de comparación con el que<br />

convocó de urgencia inmediatamente después<br />

de la cumbre de Sharm el-Sheij el Cuarteto internacional,<br />

que ni siquiera logró reunir a los cabezas<br />

de los departamentos de política exterior<br />

de Estados Unidos, Rusia, Unión Europea y la<br />

ONU. Se limitaron a mandar representantes.<br />

Yo creo que eso es indicativo de que el<br />

Cuarteto seguirá desempeñando un papel exclusivamente<br />

formal en la normalización de<br />

Oriente Medio, dejando a otros en la práctica la<br />

tarea mediadora. Recordemos las esperanzas<br />

depositadas en el Cuarteto, que no empezó mal,<br />

rematando la “hoja de ruta”, un plan por etapas<br />

de avance hacia una solución consensuada por<br />

las partes sobre la fundación de un Estado palestino.<br />

Puede argüirse que los acontecimientos<br />

frustraron el cumplimiento de ese plan. Eso es<br />

cierto, pero a medias. Yo creo que también el<br />

Cuarteto podría ser eficaz si, en vez de limitarse<br />

a hacer llamamientos a las partes para que se<br />

sienten a la mesa de negociaciones, modificase<br />

la “hoja de ruta” en función de los cambios en<br />

la situación y, sobre todo, impusiera a las partes<br />

soluciones de compromiso. Cada bando del <strong>conflicto</strong><br />

entendería que, en caso de negativa, perdería<br />

el apoyo de los poderosos estados y organizaciones<br />

que componen el Cuarteto.<br />

Sobre el telón de fondo de la falta de iniciativa<br />

del Cuarteto puede comenzar a destacarse<br />

a todo color el encuentro de Sharm el-Sheij.<br />

Sin insinuar nada, quiero decir: hasta la guerra<br />

de 1967 Cisjordania entraba en la composición<br />

de Transjordania –la actual Jordania–, y Gaza se<br />

hallaba bajo control administrativo de Egipto.<br />

En Sharm el-Sheij es poco probable que se estudiase<br />

la cuestión de un retorno a esa situación.<br />

Ahora bien, por un suponer, si al final Cisjordania<br />

llega a ser un Estado palestino, ¿no se preverá<br />

alguna fórmula para su confederación con<br />

la orilla oriental del río Jordán?<br />

Es característico que, inmediatamente después<br />

del encuentro en Sharm el-Sheij, el rey de<br />

Arabia Saudí realizara una visita urgente a Jordania<br />

tras una interrupción de 25 años. Da la impresión<br />

de que los saudíes no quieren verse<br />

apartados de lo que se cuece en la marmita de<br />

la normalización política.<br />

A mí me parece que Rusia podría estar conforme<br />

con cualquier decisión que dispongan todas<br />

las partes implicadas en este sangriento<br />

<strong>conflicto</strong>, que dura ya tantos años.<br />

¿Vale la pena olvidar las decisiones de la<br />

Liga de Estados Árabes?<br />

Al mismo tiempo, incluso haciendo hincapié<br />

en una u otra solución, sería contraproducente<br />

concentrarse sólo en ellas y olvidar de<br />

buenas a primeras otras posibilidades susceptibles<br />

de desarrollarse y ponerse en práctica por<br />

el bien de la normalización. Entre ellas puede ca-<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 79


talogarse sin duda la decisión de la cumbre de<br />

la Liga de Estados Árabes celebrada en Riad en<br />

marzo de 2007. Una serie de medios de comunicación<br />

de masas, sobre todo israelíes, fingieron<br />

que no había sucedido nada radical: los árabes,<br />

dicen, ya propusieron en el año 2002 la paz con<br />

<strong>Israel</strong> a cambio de la liberación de los territorios<br />

ocupados en la guerra de 1967, en el encuentro<br />

de máximo nivel de Beirut. No estoy de acuerdo<br />

con esa interpretación de la nueva iniciativa de<br />

paz árabe. En 2002 la fórmula “paz por territorios”,<br />

planteada por el entonces rey de Arabia<br />

Saudí, Abdalá, y apoyada en la cumbre beirutí,<br />

fue, más bien, una fijación de las condiciones<br />

que precisaría el mundo árabe para alcanzar<br />

una normalización con <strong>Israel</strong>. En la actualidad<br />

la LEA ha propuesto una plataforma para las negociaciones<br />

con miras a una decisión satisfactoria<br />

para ambas partes.<br />

La nueva iniciativa de la LEA condicionaba<br />

el establecimiento de unas relaciones pacíficas<br />

con <strong>Israel</strong> no sólo a la liberación de los territorios<br />

ocupados en 1967 y la fundación en esas zonas<br />

de un Estado palestino, sino también a una “solución<br />

justa” del destino de los refugiados palestinos.<br />

Especial significado, a mi entender,<br />

adquiere la “fórmula marco” encontrada por la<br />

cumbre, que abre muchas posibilidades de regularización<br />

para el problema, especialmente<br />

delicado para los árabes, de los refugiados palestinos.<br />

He oído de labios de muchos dirigentes<br />

palestinos que una considerable proporción de<br />

los refugiados, si no la mayoría de ellos, preferirían<br />

percibir una compensación y permanecer<br />

en los mismos países árabes donde viven ahora.<br />

Muchas de las personas que habitan en campamentos<br />

palestinos y que hasta la fecha no han<br />

podido encontrar otro lugar quizá también preferirían<br />

una compensación que les permitiese<br />

disponer de un auténtico hogar en condiciones<br />

en estas misma zonas. Por último, existe también<br />

la variante de un regreso de quienes lo deseen<br />

al territorio del Estado palestino. Todo eso<br />

podría estudiarse en las conversaciones.<br />

Creo que no es casualidad que la decisión de<br />

la cumbre de la LEA fuera bien acogida también<br />

por Rusia, los dirigentes de muchos países europeos<br />

y la Unión Europea, además de por el secretario<br />

general de la ONU, Ban Ki-Moon. Puede<br />

ser que, por causas bien conocidas, la secretaria<br />

de Estado Condoleezza Rice no se sumase públicamente<br />

a ese coro, pero pone de manifiesto<br />

su acogida positiva a la iniciativa árabe de paz su<br />

insistente llamamiento al primer ministro<br />

Olmert a que entable conversaciones sobre el<br />

80 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

EL CALEIDOSCOPIO PALESTINO-ISRAELÍ<br />

“horizonte político” con el presidente de la<br />

Autoridad <strong>Palestina</strong>, Mahmud Abbas.<br />

¿Y cómo reaccionó a todo esto el Gobierno israelí?<br />

Olmert declaró que nunca admitirá un<br />

acuerdo de paz cuya condición sea el regreso de<br />

aunque sólo sea un refugiado palestino a <strong>Israel</strong>.<br />

Pero Olmert no puede desentenderse por completo<br />

de la opinión pública mundial y por eso<br />

pronunció la frase: “La disposición a aceptar<br />

<strong>Israel</strong> como hecho y deliberar sobre los paráme-<br />

tros de una futura normalización es un paso que<br />

no puedo dejar de celebrar.” Y el veterano político<br />

Simon Peres dijo: los árabes dicen que quieren reconocer<br />

<strong>Israel</strong>; pues que lo hagan. Y punto.<br />

Al mismo tiempo, en <strong>Israel</strong> crece la cifra de<br />

personas, también entre la clase política, que entienden<br />

la necesidad de valorar la coyuntura con<br />

realismo. No poco significado tiene la posición<br />

de la Unión Europea, como también la de la<br />

Administración de Estados Unidos, que por esta<br />

vez no coinciden en todo con el nihilismo israelí<br />

a propósito de la búsqueda de una solución<br />

de compromiso. A favor de la necesidad de alcanzar<br />

un compromiso hablan también las circunstancias<br />

objetivas. Una de ellas es la completa<br />

ausencia de la variante de la anexión por<br />

parte de <strong>Israel</strong> de las tierras árabes ocupadas en<br />

1967. En caso de anexionárselas, <strong>Israel</strong> perdería<br />

el carácter de Estado judío por el cual, precisamente,<br />

se fundó. Hoy en día ya no se oye a los dirigentes<br />

israelíes reclamar con la contundencia<br />

del pasado la ampliación de las fronteras de<br />

<strong>Israel</strong> a expensas de las tierras conquistadas en<br />

1967. <strong>El</strong> caso es que la vida ha demostrado la imposibilidad<br />

de expulsar a su población –nadie lo<br />

toleraría–, y la anexión de esas tierras con su población<br />

palestina auguraría en el futuro previsible<br />

la transformación de los judíos en una<br />

minoría nacional dentro de <strong>Israel</strong>.<br />

La Unión Europea y el <strong>conflicto</strong><br />

Samuel Hadas<br />

ANALISTA DIPLOMÁTICO. FUE EL PRIMER EMBAJADOR DE ISRAEL EN<br />

ESPAÑA Y LA SANTA SEDE. ASESOR DEL CENTRO PERES PARA LA PAZ


82 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LA UNIÓN EUROPEA Y EL CONFLICTO<br />

APRINCIPIOS DE 2006 SE FILTRÓ A<br />

un periódico israelí una información<br />

acerca de la existencia<br />

de un informe confidencial<br />

de 25 páginas elaborado<br />

por el Centro de<br />

Investigaciones Políticas del<br />

Ministerio de Asuntos<br />

Exteriores israelí, advirtiendo<br />

ante la posibilidad de que <strong>Israel</strong> podría rápidamente<br />

encontrarse en curso de colisión con la<br />

Unión Europea. Según este informe, la posición<br />

internacional de <strong>Israel</strong> podría degradarse<br />

en pocos años llegando incluso a equipararse a<br />

la de Sudáfrica del apartheid si el <strong>conflicto</strong> con<br />

los palestinos no encuentra en un futuro próximo<br />

una solución justa. La relevancia internacional<br />

de Europa está creciendo, se lee en el documento,<br />

que considera además que la Unión<br />

Europea “será en la próxima década una potencia<br />

política de gran importancia, a cuenta del<br />

principal aliado de <strong>Israel</strong>, Estados Unidos, que<br />

podría ver amenguada su influencia internacional”.<br />

Según los analistas del Ministerio de<br />

Asuntos Exteriores de <strong>Israel</strong>, si los 27 países<br />

miembros de la Unión llegan a superar las contradicciones<br />

internas y elaboran una política exterior<br />

consensuada, su influencia global aumentaría<br />

considerablemente y sería más acorde<br />

a su importante peso económico.<br />

Las relaciones entre la Unión Europea e<br />

<strong>Israel</strong> han sido siempre un serio obstáculo para<br />

los intentos de la UE de desempeñar un papel<br />

más significativo en el <strong>conflicto</strong> palestino-israelí.<br />

<strong>Israel</strong> sigue teniendo la llave para una mayor<br />

implicación de la Unión en la dimensión política<br />

del proceso de paz con los palestinos, por<br />

lo que sus relaciones con la UE tienen especial<br />

relevancia. Las divergencias entre la Unión e<br />

<strong>Israel</strong> en lo concerniente a la solución del <strong>conflicto</strong><br />

son proverbiales y el resultado ha sido un<br />

distanciamiento y frecuentes tensiones entre<br />

las partes, limitando la capacidad de maniobra<br />

diplomática de la UE en el <strong>conflicto</strong>. La política<br />

de la Unión hacia <strong>Israel</strong> ha sido vista en este<br />

país generalmente con prevención, no obstante<br />

las raíces culturales comunes y las importantes<br />

relaciones económicas –la Unión Europea es el<br />

principal socio comercial de <strong>Israel</strong>–. También pesa<br />

en muchos israelíes el profundo legado histórico<br />

común, en el que no faltaron largos períodos<br />

tenebrosos, sobre todo el del Holocausto,<br />

una herida que no cicatriza.<br />

Las relaciones entre la Unión Europea e<br />

<strong>Israel</strong> se han caracterizado desde hace años<br />

por sus crónicos altibajos. <strong>El</strong> Gobierno israelí ha<br />

preferido siempre que los esfuerzos de la UE,<br />

principal contribuyente de fondos de la Autoridad<br />

Nacional <strong>Palestina</strong>, se dediquen a la creación<br />

de condiciones económicas que permitan<br />

mejorar las infraestructuras y el nivel de vida en<br />

los territorios palestinos. La percepción de los<br />

distintos gobiernos israelíes ha sido la de que<br />

los países europeos no mantienen una postura<br />

equilibrada, inclinándose generalmente por<br />

los palestinos, lo que ha creado frecuentes fricciones<br />

entre la diplomacia europea y la israelí.<br />

Para algunos, hay en la política europea “un ingenuo<br />

desentendimiento del terrorismo y el<br />

odio árabe hacia <strong>Israel</strong>”. “Para muchos israelíes,<br />

Europa es hipócrita y antisemita”, escribe el profesor<br />

Dimitri Keridis, de la Universidad de<br />

Macedonia en Tesalónica. Esta última es una<br />

acusación muy seria considerando la historia<br />

del continente y debería ser tomada seriamente.<br />

“Para los israelíes –agrega Keridis– la preo-<br />

cupación de Europa por los derechos humanos<br />

es selectiva, motivada políticamente y por lo<br />

tanto hipócrita.”<br />

En artículo publicado en el prestigioso diario<br />

israelí “Haaretz”, su redactor diplomático,<br />

Aluf Benn, insiste en la necesidad de romper el<br />

ciclo de desaveniencias entre <strong>Israel</strong> y la Unión<br />

Europea mientras que el ex ministro de Asuntos<br />

Exteriores y anterior embajador en España,<br />

Shlomo Ben-Ami, en un artículo publicado bajo<br />

el título No funcionará sin Europa, sostiene que<br />

<strong>Israel</strong> debe ver en la modificación de las relaciones<br />

con Europa un objetivo estratégico vital.<br />

También otros analistas israelíes consideran<br />

que la profundización de las relaciones con la<br />

Unión Europea debería ser objetivo prioritario<br />

de la diplomacia israelí. Por otra parte, no faltan<br />

las indicaciones de que en la sociedad israelí y en<br />

su estamento político no se ignora el peligro que<br />

para la posición internacional de <strong>Israel</strong> representan<br />

su más que deteriorada imagen en la opinión<br />

pública europea y unas relaciones conflictivas<br />

con la UE.<br />

Por otra parte, las relaciones de la Unión<br />

Europea con la Autoridad Nacional <strong>Palestina</strong>,<br />

que siempre intentó lograr una mayor ingerencia<br />

europea en el proceso de negociaciones,<br />

son buenas, aunque la UE nunca ocultó su insatisfacción<br />

ante la falta de transparencia en el<br />

manejo de los fondos transferidos a la ANP y las<br />

frecuentes acusaciones de corrupción contra<br />

algunos de sus altos funcionarios.<br />

Los palestinos han intentado constantemente<br />

“internacionalizar” el <strong>conflicto</strong>, a fin de<br />

motivar una intervención según el “modelo<br />

Kosovo”, que incluiría el envío de fuerzas de la<br />

ONU, a lo que <strong>Israel</strong> se opuso hasta ahora categóricamente.<br />

Mientras los palestinos buscan dar<br />

LA UNIÓN EUROPEA Y EL CONFLICTO<br />

un mayor protagonismo a la Unión Europea<br />

–cosa muy bien vista, por supuesto, por la UE– y<br />

a las Naciones Unidas, la percepción generalizada<br />

en la diplomacia israelí es que Europa “tiene poco<br />

para ofrecer”. <strong>Israel</strong> ha visto con renuencia la<br />

ingerencia política de la Unión ante la “postura<br />

pro árabe” de Europa, lo que atribuye a la dependencia<br />

europea del petróleo árabe y a sus esfuerzos<br />

para penetrar en los mercados de la región.<br />

De hecho, escribe un analista europeo,<br />

Marc Daugherty, para bien o para mal, Europa se<br />

ha convertido en un aliado estratégico de los palestinos,<br />

de la misma manera que Estados Unidos<br />

es vital para <strong>Israel</strong>.<br />

Como quedó dicho más arriba, los gobiernos<br />

israelíes han preferido que los esfuerzos de<br />

la Unión Europea se dediquen a la creación de<br />

condiciones económicas que permitan mejorar<br />

las infraestructuras y el nivel de vida en los territorios<br />

palestinos. Pero la UE considera que no<br />

debe limitarse a conceder ayudas económicas y<br />

que debe implicarse más en el terreno político,<br />

que debería dejar de ser materia exclusiva de la<br />

diplomacia norteamericana. Para ello se exige<br />

un esfuerzo por parte de Europa para minimizar<br />

las suspicacias de los israelíes. De hecho, tanto<br />

<strong>Israel</strong> como la Unión deberían hacer un esfuerzo<br />

consciente para clarificar sus relaciones<br />

y superar las percepciones equívocas sobre diferencias<br />

que no siempre existen.<br />

Europa evidencia su intención de acrecentar<br />

su posición en Oriente Medio en general y en el<br />

<strong>conflicto</strong> palestino-israelí en particular. En una<br />

de sus frecuentes visitas a <strong>Israel</strong> y a la Autoridad<br />

Nacional <strong>Palestina</strong>, el anterior ministro de<br />

Asuntos Exteriores de Alemania, Joschka Fisher,<br />

puntualizando que la Unión Europea no tiene<br />

la intención de desempeñar un papel secunda-<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 83


84 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LA UNIÓN EUROPEA Y EL CONFLICTO<br />

rio en el proceso de paz palestino-israelí, declaró<br />

que “es importante que estemos en el asiento<br />

del conductor”. En el mejor de los casos, reaccionó<br />

en su momento un diplomático israelí,<br />

la Unión Europea podría sentarse “al lado del<br />

conductor”. <strong>El</strong> actual Gobierno israelí y los que<br />

lo precedieron han preferido negociar acuerdos<br />

sobre bases bilaterales, más que alentar mediaciones<br />

externas. Cuando lo hizo, prefirió siempre<br />

la implicación estadounidense, rechazando<br />

un rol similar para los europeos.<br />

Además, la coherencia en el seno de la Unión<br />

Europea en lo que respecta a su política exterior<br />

común dista de ser ideal. Las “estrategias comunes”,<br />

ese intento de mantener una visión de<br />

conjunto sobre ciertas regiones del mundo, quizás<br />

funcione, pero en lo que respecta a Oriente<br />

Medio las “estrategias comunes” no son tales, lo<br />

que debilita sus propósitos de asumir un mayor<br />

protagonismo en la región. La UE no ha logrado<br />

superar intereses nacionales y no logra que algunos<br />

de los países miembros de mayor gravitación<br />

renuncien a una política exterior propia.<br />

No podrá llevar adelante una acción exterior eficiente<br />

sin el decidido compromiso de los países<br />

miembros. “En el proceso de integración europea,<br />

la política exterior ha ido sistemáticamente<br />

rezagada en comparación con la política económica.<br />

Los miembros de la UE han guardado<br />

celosamente sus prerrogativas en las relaciones<br />

con otros estados”, escribe Zeyno Baran,<br />

del Hudson Institute de Washington.<br />

La divergencia de posturas sobre el <strong>conflicto</strong><br />

palestino-israelí son un ejemplo de lo que no<br />

debe hacerse. Algunos países, como Alemania y<br />

Holanda, buscan conducir una política más<br />

equidistante mientras que otros, entre los que se<br />

destacan Francia y Bélgica, generalmente adoptan<br />

una línea considerada por los israelíes como<br />

“más dura” hacia <strong>Israel</strong>. España e Italia están<br />

más cerca de estos últimos.<br />

En opinión de Efraim Halevy, quien fuera jefe<br />

del Mossad y director general del Consejo de<br />

Seguridad del Gobierno israelí, las cosas han ido<br />

cambiando porque los europeos han ido modificando<br />

sus evaluaciones sobre los palestinos; no<br />

permiten que sus fondos sean utilizados como<br />

en el pasado. Son menos pretenciosos sobre su<br />

papel político en la región y “han reconocido la<br />

supremacía de los estadounidenses”. Queda por<br />

ver si incrementarán su importante papel en<br />

las fuerzas multinacionales en Líbano, asumiendo<br />

una implicación más activa y significativa<br />

en la forja de un futuro de paz para los<br />

países desgarrados por la guerra.<br />

¿QUO VADIS, EUROPA?<br />

En noviembre de 1995 se lanzó el Proceso de<br />

Barcelona, una de las iniciativas políticas más<br />

importantes de la Unión Europea, que fue el resultado<br />

de los esfuerzos de algunos países europeos,<br />

entre ellos España, a fin de modificar la<br />

actitud europea hacia el Mediterráneo, relegado<br />

hasta entonces en la escala de prioridades de la<br />

UE. La novedad de este proceso es su enfoque global:<br />

el establecimiento de una cooperación euromediterránea<br />

dotada de los medios e instrumentos<br />

adecuados. Pero para que la cuenca mediterránea<br />

llegue a ser, en mayor grado que en<br />

la actualidad, una zona de intercambios y de diálogo<br />

político que garantice la paz, la estabilidad<br />

de Oriente Medio debe ser objetivo europeo<br />

prioritario. Al fin y al cabo, el inicio del proceso<br />

de paz en la Conferencia de Madrid de 1991 ha<br />

sido uno de los factores que han incidido en la<br />

elaboración de una estrategia europea en la región.<br />

Pero el proceso atraviesa serios problemas<br />

y los intentos de la Unión de reactivar el diálogo<br />

euromedioterráneo no han sido exitosos en<br />

demasía. Los problemas de esta parte del mundo<br />

no podrán ser resueltos por los países de forma<br />

individual y sólo un mecanismo regional de<br />

cooperación en lo político, económico y cultural<br />

podrá lograrlo. <strong>El</strong> camino es largo y complicado,<br />

pero el reconocimiento por parte de la UE<br />

de la importancia del Mediterráneo fue un primer<br />

paso relevante. Europa y sus instituciones<br />

pueden jugar un papel activo trayendo a árabes<br />

e israelíes algunos de los beneficios mutuos<br />

que puede suponer el progreso hacia la paz.<br />

Los focos de tensión en Oriente Medio no<br />

desaparecerán y el fundamentalismo religioso<br />

continuará siendo un factor desestabilizador.<br />

Sus fallidos intentos hasta ahora son sólo aparentemente<br />

un aliciente para continuar desafiando<br />

a las sociedades seculares árabes e intentar<br />

crear un nuevo orden islámico en el Mediterráneo.<br />

La falta de justicia social y la ausencia<br />

de una democracia moderna, acompañada de la<br />

corrupción, seguirán siendo pretexto y caldo de<br />

cultivo para el fundamentalismo. La radicalización<br />

del islamismo fundamentalista en la región<br />

ha incorporado al <strong>conflicto</strong> palestino-israelí<br />

un componente desestabilizador, la religión,<br />

que dificulta la reconciliación entre las partes.<br />

Un <strong>conflicto</strong> de dimensión puramente territorial<br />

está casi siempre abierto a una solución de<br />

compromiso. Pero cuando, como sucede en el<br />

<strong>conflicto</strong> palestino-israelí, se le agrega la interpretación<br />

de la religión como fuente de una ver-<br />

dad indivisible, la propia por supuesto, las soluciones<br />

se distancian. Por todo ello, el que no<br />

acepta esta verdad tanto de la parte contraria como<br />

del propio colectivo, comete pecado para el<br />

que no hay absolución.<br />

¿UN FUTURO PROMISORIO?<br />

Paradójicamente, como resultados de violentas<br />

crisis, como las de Líbano y Gaza, se avizora<br />

en los últimos meses en Oriente Medio la<br />

posibilidad de cambios. Motivos para algún optimismo<br />

lo dan las iniciativas diplomáticas de<br />

las que somos testigos en las últimas semanas,<br />

como el despertar de la diplomacia estadounidense<br />

de su larga somnolencia; los intentos de<br />

la diplomacia de Unión Europea de asumir un<br />

mayor protagonismo; el cambio de actitud de la<br />

Liga Árabe en lo concerniente a un acuerdo palestino-israelí<br />

que abre una rara oportunidad de<br />

diálogo con <strong>Israel</strong>; la renovada actividad del<br />

Cuarteto para Oriente Medio –Estados Unidos,<br />

Unión Europea, Naciones Unidas y Rusia–, que<br />

tuvo expresión en la designación de Tony Blair<br />

como su emisario en la región; la reanudación<br />

del diálogo palestino-israelí y algunos gestos de<br />

<strong>Israel</strong> para reforzar la autoridad del presidente<br />

Mahmud Abbas, etcétera.<br />

Casi todo ello ha sido resultado de la conmoción<br />

política causada por la segunda guerra<br />

de Líbano en el verano pasado. Una de sus principales<br />

consecuencias, además de la mayor implicación<br />

del Cuarteto, ha sido el surgimiento de<br />

otro “cuarteto”, el de los países árabes moderados”<br />

–Arabia Saudí, Egipto, Jordania y los emiratos<br />

del Golfo–, motivados por la amenaza representada<br />

por los designios hegemónicos del<br />

régimen teocrático de Irán, claramente expuestos<br />

en Líbano, donde había desplegado una<br />

significativa presencia a través de la subordinación<br />

de Hezbolá a sus intereses, su apoyo a<br />

Hamas, intensificado después del brutal putsch<br />

de esta organización terrorista en Gaza, así como<br />

la incitación y la movilización de grupos de<br />

clientes en otros países árabes y, por supuesto, su<br />

imparable carrera armamentista nuclear. Lo<br />

que el rey Abdalá II de Jordania denominó el peligro<br />

de una “nueva luna creciente” de Oriente<br />

Medio, la chií. También preocupan cada vez<br />

más el creciente terrorismo de los yihadistas de<br />

la escuela de Al Qaeda.<br />

Estados Unidos y la Unión Europea, deseosos<br />

de fortalecer la posición del presidente Abbas y<br />

tratando de limitar el impacto del avance del<br />

fundamentalismo radical a costa de los sectores<br />

LA UNIÓN EUROPEA Y EL CONFLICTO<br />

moderados, han manifestado su apoyo reanudando<br />

la asistencia económica a su Gobierno.<br />

También lo hizo <strong>Israel</strong>, descongelando parte de<br />

los fondos de la ANP que retiene en su poder y<br />

prometiendo transferir el resto en un futuro próximo.<br />

<strong>El</strong> alto representante para la Política<br />

Exterior y de Seguridad de la UE, Javier Solana,<br />

expresó recientemente su optimismo respecto<br />

a las posibilidades de paz. En su opinión “se ha<br />

creado una dinámica que podría conducirnos a<br />

la paz integral”. ¿Exceso de optimismo? Es opinión<br />

generalizada entre los expertos que existe<br />

la posibilidad de reconducir las negociaciones<br />

entre palestinos e israelíes. Todos coinciden en<br />

que podría haber llegado el momento de reanudar<br />

las negociaciones políticas y hablan de la<br />

necesidad urgente de brindar a los palestinos<br />

“un horizonte político” .<br />

¿Pero puede Europa desempeñar un papel<br />

más significativo en el <strong>conflicto</strong> palestino-israelí?<br />

Pocos creen posible que los países europeos,<br />

incluso actuando colectivamente, puedan<br />

por propia cuenta dar un empujón al proceso<br />

de paz. Además, el diseño estratégico de la<br />

Administración estadounidense, que ha asumido<br />

un papel mediador predominante, no ha<br />

concedido hasta ahora un papel importante a la<br />

diplomacia de la Unión Europea. La reaparición<br />

de una más activa diplomacia norteamericana<br />

en el <strong>conflicto</strong> palestino-israelí ha sido recibida<br />

con una mezcla de esperanza y escepticismo.<br />

La política del presidente George W. Bush<br />

ha estado plagada de desaciertos. Pero mientras<br />

Europa ya no se conforma con un papel secundario<br />

en la región, como lo demuestra la intensa<br />

actividad diplomática que viene desplegando<br />

para salir de un discreto segundo plano, parecería<br />

que la única superpotencia ha aprendido<br />

las cada vez mayores limitaciones de su política<br />

unilateral en la región, como se lo recuerda a<br />

diario el fracaso de su política en Iraq.<br />

Muchos son los interrogantes acerca de las<br />

posibilidades de lograr la necesaria convergencia<br />

de las políticas de Estados Unidos y la Unión<br />

Europea en el tema palestino-israelí, cosa que,<br />

por lo menos en Europa, se ve sin demasiado optimismo.<br />

A fin de que la Administración Bush<br />

modifique sustancialmente su política en Oriente<br />

Medio se hace necesaria la presión de una<br />

Unión Europea que casi siempre ha ido a remolque<br />

de las iniciativas diplomáticas de Washington,<br />

alentándola a invertir mayores esfuerzos en<br />

la implementación del plan de paz del Cuarteto<br />

para Oriente Medio, la hoja de ruta, y a “internacionalizar”<br />

su intervención en Iraq, donde<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 85


por vez primera desde la Segunda Guerra Mundial<br />

Estados Unidos no armó una coalición con<br />

Europa, según recuerda Shlomo Ben-Ami.<br />

“La profundización del diálogo entre los dos<br />

lados del Atlántico es un imperativo”, escribe<br />

Henry Kissinger. En un mundo de yihad, de transformación<br />

del equilibrio de poder, cambios demográficos,<br />

migración masiva y globalización<br />

económica, el principal reto para la alianza será<br />

la búsqueda de algunos objetivos comunes. Se requiere,<br />

agrega, un nuevo enfoque del problema<br />

palestino-israelí... Un esfuerzo para desarrollar<br />

una decidida implicación de Estados Unidos y la<br />

Unión Europea puede alentar a partes reticentes<br />

a romper el impasse. En este proceso, la OTAN podría<br />

redescubrir sus propósitos comunes”. Kissinger<br />

define como fundamental el papel de la<br />

Administración estadounidense, a la que invita<br />

a abandonar la ilusión de que Estados Unidos<br />

puede imponer un plan sobre el papel y al mismo<br />

tiempo impulsar con decisión a ambas partes<br />

hacia una meta que parece estar conceptualmente<br />

al alcance de la mano. Pero para que esto<br />

suceda, Europa debería hablar con una sola<br />

voz, cosa que, por lo visto, aún no ha aprendido<br />

a hacer. La reciente nota de diez países europeos,<br />

entre los que se incluye países de gran gravitación<br />

como España, Francia e Italia –¿dónde quedó<br />

Alemania?– al nuevo emisario del Cuarteto,<br />

Tony Blair, aparentemente sin haber consultado<br />

con Javier Solana –como tampoco fue consultado<br />

respecto al nombramiento de Blair–, perjudican<br />

no sólo sus esfuerzos para lograr que los<br />

Veintisiete hablen con una sola voz, sino su propio<br />

papel en las renovadas gestiones para reconducir<br />

el proceso de paz. ¿Por qué los países firmantes<br />

no han hecho llegar sus opiniones a través<br />

de la propia Unión y de sus responsables?<br />

Para la mayoría de los israelíes y palestinos,<br />

sólo una solución negociada para la creación de<br />

un Estado palestino viable conviviendo con el<br />

Estado de <strong>Israel</strong> pondrá fin a su <strong>conflicto</strong> centenario,<br />

pero fanáticos terroristas palestinos<br />

por una parte, y sectores ultranacionalistas israelíes,<br />

por la otra, han logrado arrumbar los<br />

planes de paz. <strong>Israel</strong>íes y palestinos han demostrado<br />

una y otra vez no estar preparados para<br />

hacer las dolorosas concesiones necesarias para<br />

llegar a un compromiso razonable. “Todo<br />

aquel que crea que <strong>Israel</strong> podrá mantener su<br />

control actual sobre Cisjordania, está soñando”,<br />

declaró recientemente el primer ministro<br />

israelí Ehud Olmert. “Debemos retirarnos de<br />

Cisjordania”, añadió. ¿Es capaz de lograrlo?<br />

Ni israelíes ni palestinos tienen hoy un li-<br />

86 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LA UNIÓN EUROPEA Y EL CONFLICTO<br />

derazgo con la voluntad política necesaria y la<br />

capacidad de adoptar las osadas decisiones que<br />

conduzcan a los cambios profundos que posibiliten<br />

reanudar el proceso negociador. Palestinos<br />

e israelíes necesitan quienes puedan rescatarles<br />

de la situación en que se encuentran. La<br />

larga ausencia de la escena de la diplomacia estadounidense,<br />

los contradictorios intereses de<br />

los protagonistas, la desunión en la diplomacia<br />

europea, entre otras razones, han contribuido a<br />

exacerbar una crisis que de no ser controlada,<br />

podría ser en un futuro no muy lejano de proporciones<br />

devastadoras. “Un frente común europeo<br />

puede persuadir a Estados Unidos de dar<br />

a Líbano y <strong>Palestina</strong> tiempo para consolidar sus<br />

procesos democráticos, aislando así a Hamas y<br />

obligando a Hezbolá a disolver su ejército privado.<br />

Con el proyecto estadounidense en ruinas,<br />

una política creíble para deslegitimar la guerra<br />

y apoyar la democratización en esta zona es<br />

esencial”, escribe Alvaro de Vasconcelos, director<br />

del Instituto Portugués de Asuntos Internacionales.<br />

Pero como quedó demostrado una y otra vez<br />

en esta parte del mundo, es más fácil hablar de<br />

cambios positivos que lograr que esto suceda.<br />

Para ello se requiere de una diplomacia más<br />

asertiva y hábil que la que los protagonistas internacionales<br />

han mostrado en los últimos años.<br />

Los acontecimientos recientes –opina el analista<br />

israelí Gershon Baskin– permiten a la<br />

Unión Europea considerar la adopción de pasos<br />

dramáticos que podrían contribuir al proceso de<br />

paz y detener la diseminación del radicalismo islámico<br />

político en la región. La Unión Europea<br />

tiene la posibilidad de proporcionar a los pueblos<br />

de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> un poderoso incentivo,<br />

lo suficientemente fuerte como para volver a encender<br />

la convicción en la paz: su incorporación<br />

a la Unión. La ilusión de constituirse en parte de<br />

la nueva Europa, con estabilidad y seguridad y<br />

fronteras abiertas, tiene el potencial para proporcionar<br />

la luz al final del túnel que la paz palestino-israelí<br />

por sí sola no ha logrado. ¿Wishful<br />

thinking? Probablemente, pero pocos son hoy los<br />

que no consideran que la comunidad internacional,<br />

sobre todo Estados Unidos y la Unión<br />

Europea, no debería desempeñar un papel más<br />

significativo en los intentos de búsqueda de solución<br />

al problema palestino-israelí. Una iniciativa<br />

de Estados Unidos y la Unión en el <strong>conflicto</strong><br />

palestino-israelí es posible y necesaria. Si<br />

tienen la voluntad política y la habilidad diplomática<br />

para desarrollarla con la constancia requerida,<br />

es un interrogante que por el momento<br />

queda sin respuesta.<br />

HISTORIAS DE OCHO GUERRAS<br />

Árabes e israelíes han protagonizado ocho guerras, contabilizando como tales las dos<br />

intifadas o revueltas palestinas, desde la fundación del Estado hebreo, en 1948. La primera<br />

guerra, que de hecho se extendió desde 1947 hasta 1949, marca el origen del <strong>conflicto</strong> moderno.<br />

Pero la guerra que hizo el Oriente Medio actual fue la de 1967, en la que los israelíes<br />

en tan sólo seis días ocuparon Cisjordania, Gaza, Jerusalén Este, el Golán y la península<br />

del Sinaí. Éstas son las causas, desarrollo y consecuencias de todos estos <strong>conflicto</strong>s.<br />

Posición de<br />

combatientes del Irgun<br />

–contó con numerosas<br />

mujeres entre sus filas–<br />

en abril de 1948,<br />

durante la ofensiva<br />

para la toma del puerto<br />

de Jaffa (Tel Aviv).<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 87


GUERRA DE 1948<br />

CAUSAS<br />

<strong>El</strong> 29 de noviembre de 1947 –bautizado<br />

como día de la Nakba (catástrofe)<br />

por los palestinos– la Asamblea General<br />

de la ONU, ante el enfrentamiento<br />

entre árabes y judíos, aprobó la resolución<br />

181 para resolver el futuro de<br />

<strong>Palestina</strong>, entonces bajo el mandato de<br />

una agotada Gran Bretaña. La resolución<br />

181 recomendó la partición del<br />

territorio en dos estados: uno judío<br />

(56,47 por ciento del territorio y con<br />

una población de 490.000 judíos y<br />

325.000 árabes) y otro árabe (43,53<br />

por ciento del territorio y una población<br />

de 807.000 árabes y 10.000 judíos).<br />

Jerusalén, con unos 100.000 judíos y<br />

105.000 árabes, fue declarada corpus<br />

separatum, por lo que debería ser administrada<br />

internacionalmente y se<br />

extendería hasta Belén y Beit Sahour.<br />

88 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

La resolución 181 fue rechazada por<br />

los árabes, por considerarla desequilibrada,<br />

lo que reactivó una guerra iniciada<br />

de hecho en 1947.<br />

DESARROLLO<br />

Un día después de la independencia<br />

de <strong>Israel</strong>, el 14 de mayo de 1948, tropas<br />

de Egipto, Líbano, Siria, Iraq y la<br />

Legión Árabe de Transjordania franquearon<br />

las fronteras del nuevo Estado.<br />

<strong>El</strong> Ejército israelí rechazó la ofensiva<br />

y ocupó la totalidad del desierto<br />

del Neguev. Los combates finalizaron<br />

con los acuerdos de Rodas (1949), por<br />

los que <strong>Israel</strong> obtuvo unos 5.000 kilómetros<br />

cuadrados más de los que le<br />

habían concedido las Naciones Unidas,<br />

y Jerusalén quedó dividida. Sólo<br />

dos sectores quedaron en manos árabes:<br />

la Franja de Gaza, administrada<br />

Maniobras militares de voluntarios<br />

árabes en algún lugar de <strong>Palestina</strong> antes<br />

de la proclamación del Estado de <strong>Israel</strong>.<br />

por Egipto, y Cisjordania, que fue anexionada<br />

por Jordania en 1950. La ciudad<br />

de Jerusalén quedó dividida entre<br />

<strong>Israel</strong> y Jordania.<br />

CONSECUENCIAS<br />

Según la Agencia de la ONU para los<br />

Refugiados, la guerra provocó el desplazamiento<br />

de 726.000 palestinos,<br />

que se convirtieron en refugiados. Y el<br />

Estado de <strong>Israel</strong> pasó a controlar el 78<br />

por ciento del territorio de <strong>Palestina</strong>.<br />

De los 860.000 árabes que vivían en<br />

áreas que pasaron a ser parte de <strong>Israel</strong><br />

sólo permanecieron en sus casas unos<br />

133.000. Los refugiados se esparcieron<br />

por Cisjordania, Gaza, Líbano y Siria.<br />

CAUSAS<br />

CRISIS DE SUEZ 1956<br />

Gran Bretaña, Francia e <strong>Israel</strong> se<br />

confabularon contra el presidente<br />

egipcio, Gamal Abdel Nasser, que había<br />

nacionalizado el canal de Suez,<br />

propiedad entonces de intereses británicos<br />

y franceses. Anthony Eden, primer<br />

ministro británico, se ofuscó y<br />

bendijo una confabulación que encierra<br />

una gran ironía. Francia y Gran<br />

Bretaña lanzaron un ataque preventivo<br />

contra un régimen árabe que detestaban,<br />

pero Estados Unidos manifestó<br />

en la ONU su oposición por el carácter<br />

ilegal de la acción.<br />

DESARROLLO<br />

<strong>Israel</strong> desencadenó las hostilidades<br />

el 29 de octubre y un día después<br />

Londres y París formularon un cínico<br />

ultimátum a los dos contendientes para<br />

que cesaran los combates. Nasser se<br />

negó y británicos y franceses entraron<br />

en acción. La Asamblea General de<br />

la ONU aprobó entonces una resolución<br />

patrocinada por Estados Unidos<br />

contraria a la intervención militar. La<br />

libra comenzó a caer vertiginosamente<br />

a causa de la presión de Washington,<br />

y Eden, al borde del cisma con el<br />

aliado tradicional, cedió.<br />

Oriente Medio nunca volvió a ser el<br />

mismo. Suez significó el canto del cisne<br />

del imperialismo británico, lo que<br />

le costó el cargo a Anthony Eden.<br />

Francia salió mejor parada de la aventura,<br />

en la que también participó para<br />

castigar a Nasser por su ayuda al Frente<br />

de Liberación Nacional argelino; pero<br />

Submarinistas de la<br />

Armada inglesa sacan<br />

armas halladas en el<br />

fondo del canal de Suez<br />

en noviembre de 1956.<br />

Un mes después,<br />

británicos franceses<br />

serían evacuados.<br />

CONSECUENCIAS Británicos despidiéndose de soldados<br />

daneses de un puesto de control del<br />

contingente enviado por la ONU.<br />

seis años después tuvo que retirarse de<br />

Argelia. Nasser se instaló en la gloria,<br />

que le duró hasta la guerra de 1967. Y<br />

Gran Bretaña pasó el testigo a Estados<br />

Unidos como poder hegemónico en<br />

Oriente Medio.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 89


GUERRA DE LOS SEIS DÍAS (1967)<br />

CAUSAS<br />

<strong>El</strong> <strong>conflicto</strong> árabe-israelí de 1967 empezó dos<br />

años y medio antes. En 1964, una conferencia<br />

de países árabes decidió desviar dos afluentes<br />

del río Jordán, la principal fuente de <strong>Israel</strong>, y el<br />

régimen sirio abrió un canal que se convirtió<br />

en un objetivo militar del Estado hebreo. Los<br />

bombardeos se sucedieron hasta que los sirios<br />

renunciaron a su propósito de hacer pasar<br />

sed a los israelíes. Ariel Sharon lo ha escrito en<br />

su autobiografía: “La gente contempla el 5 de<br />

junio de 1967 como el día en que la guerra de<br />

los Seis Días empezó. Ésta es la fecha oficial.<br />

Pero, en realidad, la guerra comenzó dos años<br />

y medio antes, cuando <strong>Israel</strong> decidió actuar<br />

contra el desvío del Jordán.” (Warrior: The autobiography<br />

of Ariel Sharon, 1989). En 1967, a<br />

causa de un bloqueo egipcio, <strong>Israel</strong> atacó a<br />

Egipto, Jordania y Siria.<br />

DESARROLLO<br />

<strong>El</strong> bloqueo y las bravatas de los dirigentes<br />

egipcios decidieron a <strong>Israel</strong> a lanzar un ataque<br />

devastador contra las fuerzas aéreas egipcias al<br />

amanecer del 5 de junio. Y seis días después se<br />

consumó la derrota de tres ejércitos árabes.<br />

<strong>Israel</strong> ocupó, del 5 al 10 de junio, los Altos del<br />

Golán (Siria), Cisjordania, Jerusalén Este –anexionadas<br />

por Jordania en 1950–, la Franja de<br />

Gaza y la península del Sinaí (Egipto).<br />

<strong>El</strong> general Rehavam Zeevi, junto al ministro de<br />

Defensa, general Moshe Dayan, en Hebrón.<br />

90 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

CONSECUENCIAS<br />

La victoria de 1967 tuvo profundas consecuencias<br />

en el mundo árabe, donde significó el<br />

entierro del nacionalismo laico árabe, y en la sociedad<br />

israelí, que se dividió en dos. La derrota<br />

hundió en la frustración a los árabes. <strong>Israel</strong> se<br />

dividió entre la escuela sociológica, que proponía<br />

que los territorios ocupados fueran negociables,<br />

y la escuela territorial, partidaria de<br />

apropiarse de toda la tierra posible del <strong>Israel</strong> bíblico.<br />

En los sectores nacionalistas y ultrarreligiosos,<br />

la victoria fue entendida como una señal<br />

divina para, con la anexión de Cisjordania, hacer<br />

realidad el sueño del Gran <strong>Israel</strong>. Ben<br />

Gurion, el padre del Estado de <strong>Israel</strong>, vio la victoria<br />

de otra manera: incluso antes de que se<br />

consumara el triunfo abogó por una retirada<br />

condicional. Sharon tardó casi cuatro decenios<br />

en comprender por qué tenía que renunciar<br />

a la idea del Gran <strong>Israel</strong>. Justo 40 años después,<br />

<strong>Israel</strong> ya no ocupa el Sinaí ni Gaza, que no<br />

son parte del <strong>Israel</strong> bíblico, pero no ha devuelto<br />

Cisjordania, Jerusalén Este ni el Golán. Si<br />

Cisjordania y Jerusalén Este –2.500.000 palestinos<br />

y unos 450.000 colonos judíos– no son devueltos,<br />

<strong>Israel</strong> podrá seguir siendo un Estado judío,<br />

pero, como ha escrito el ex presidente estadounidense<br />

Jimmy Carter, también será la<br />

Sudáfrica del apartheid (Palestine peace not<br />

apartheid, Simon and Schuster, 2006).<br />

Blindados israelíes<br />

ocupan Belén, el dia 9 de<br />

junio de 1967, tras<br />

vencer la resistencia de<br />

jordanos y palestinos.<br />

CAUSAS<br />

<strong>El</strong> cuarto <strong>conflicto</strong> árabe-israelí, conocido como<br />

la guerra del Yom Kippur (el día del Perdón<br />

judío), fue consecuencia directa de la frustración<br />

árabe por la derrota de 1967. <strong>El</strong> presidente<br />

Anuar el Sadat, el sucesor de Nasser, pretendió<br />

recuperar el Sinaí, ocupado por los israelíes.<br />

Y, ante las reticencias de los soviéticos,<br />

entonces sus aliados, lanzó un ataque sorpresa<br />

en coalición con Siria y Jordania.<br />

DESARROLLO<br />

<strong>El</strong> 6 de octubre de 1973 las tropas egipcias,<br />

liderando a sus aliados árabes y armadas con<br />

material soviético, atravesaron el canal de<br />

Suez. <strong>El</strong> ejército israelí se vio sorprendido por<br />

la rapidez de la acción, pero los israelíes consiguieron<br />

que las tropas sirias recularan hasta<br />

los límites de la línea del armisticio de 1967. Las<br />

tropas egipcias recuperaron el control sobre la<br />

margen oriental del canal de Suez y continuaron<br />

avanzando por el Sinaí. Finalmente, el<br />

avance triunfal egipcio fue neutralizado por<br />

<strong>Israel</strong>, que violó el alto fuego para cruzar el canal<br />

y rodear al III Ejército egipcio. Quince días<br />

después se firmó un armisticio. Murieron<br />

2.569 israelíes, cuatro veces más que en la guerra<br />

de 1967, y unos 6.000 resultaron heridos.<br />

CONSECUENCIAS<br />

GUERRA DEL YOM KIPPUR (1973)<br />

La guerra fue un golpe decisivo al pretendido<br />

carácter invulnerable de <strong>Israel</strong>. Y la primera<br />

consecuencia en <strong>Israel</strong> fue la dimisión de<br />

la primera ministra, Golda Meir. <strong>El</strong> modo en<br />

que finalizó la guerra tuvo también un impacto<br />

decisivo en la diplomacia: todos los implicados<br />

apostaron por el diálogo. Para Sadat,<br />

el cerco israelí del III<br />

Ejército egipcio exigió<br />

el inicio inmediato de<br />

una negociación. Y<br />

Siria y Jordania quedaron<br />

eclipsadas por<br />

la habilidad de Sadat<br />

como director de escena.<br />

Seis años después,<br />

Egipto firmó la paz por<br />

con <strong>Israel</strong>, y Sadat, que<br />

se alejó de Moscú para<br />

aliarse con Washington,<br />

fue asesinado en<br />

1981 por un grupo integrista<br />

musulmán.<br />

Golda Meir,<br />

acompañada del<br />

ministro Moshe Dayan,<br />

con soldados israelíes<br />

en una base en los<br />

Altos del Golán.<br />

Militares israelíes en<br />

su rápido avance hacia<br />

Damasco.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 91


CAUSAS<br />

Líbano, con cristianos, musulmanes y drusos,<br />

es un país víctima de la geografía. Independiente<br />

desde 1943, Líbano empezó su andadura<br />

con un reparto del poder según el peso<br />

demográfico de cada comunidad. Así, la<br />

presidencia sería para los cristianos, entonces<br />

más numerosos, y el cargo de primer ministro<br />

para los musulmanes suníes. Este reparto dejó<br />

de ser equitativo cuando la demografía se<br />

disparó entre los musulmanes, que entonces<br />

reclamaron un reajuste, aunque una intervención<br />

militar estadounidense puso en 1958<br />

las cosas en el sitio que estaban. Pero dos decenios<br />

después el desequilibrio demográfico<br />

aumentó con la presencia en Líbano de los palestinos<br />

huidos del <strong>conflicto</strong> de <strong>Israel</strong> y Jordania,<br />

de donde marcharon después de la matanza<br />

del “septiembre negro”, en 1970. Líbano<br />

descubrió entonces que la geografía le había situado<br />

entre <strong>Israel</strong>, decidido a no dar tregua a<br />

los palestinos, y Siria, que cuando mira a Líbano<br />

siempre considera que todo el monte debe<br />

ser orégano, es decir, parte de la gran Siria soñada<br />

por el panarabismo de Damasco.<br />

92 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

DESARROLLO<br />

Ariel Sharon, entonces ministro de Defensa<br />

israelí, invadió Líbano para deshacerse de una<br />

vez por todas de la Organización para la Liberación<br />

de <strong>Palestina</strong> (OLP), liderada por Yasser<br />

Arafat. Sharon cercó a Arafat en Beirut, de<br />

donde, gracias a una mediación internacional,<br />

pudo escapar a Túnez. <strong>Israel</strong> destruyó prácticamente<br />

la resistencia palestina. Las sedes de la<br />

OLP en Túnez fueron bombardeadas en 1985.<br />

CONSECUENCIAS<br />

La guerra fue un desastre para <strong>Israel</strong>. Primero,<br />

porque hundió al país en una crisis moral<br />

a causa, principalmente, de la matanza de<br />

unos 3.000 palestinos en los campos de Sabra<br />

y Chatila, perpetrada, ante la pasividad de los<br />

soldados israelíes, por sus aliados de las falanges<br />

cristianas. Y segundo, porque contribuyó a<br />

crear Hizbulah, la fuerza integrista musulmana<br />

con apoyos en Irán y Siria. Al invadir<br />

Líbano, primero en 1978 y después en 1982, <strong>Israel</strong><br />

fue de Guatemala a guatepeor. <strong>El</strong> primer<br />

ministro, Menahem Begin, dimitió de su cargo.<br />

INVASIÓN DE LÍBANO (1982) PRIMERA ‘INTIFADA’ (1987)<br />

<strong>El</strong> líder palestino<br />

Yasser Arafat<br />

comprueba los estragos<br />

de los bombardeos<br />

israelíes en edificios de<br />

viviendas cercanos a la<br />

Universidad Árabe,<br />

en Beirut Oeste.<br />

<strong>El</strong> asesinato masivo<br />

de refugiados palestinos<br />

en los campos de<br />

Chabra y Chatila,<br />

en una zona de Beirut<br />

ocupada por el ejército<br />

israelí, causó<br />

conmoción en el mundo<br />

y en el propio <strong>Israel</strong>.<br />

Ariel Sharon, ministro<br />

israelí de Defensa,<br />

saluda a soldados del<br />

Tsahal en Beirut Este<br />

en julio de 1982.<br />

Jóvenes palestinos<br />

de Nazaret, solidarios<br />

con sus compatriotas<br />

de los territorios<br />

ocupados, se enfrentan<br />

(diciembre de 1987) a<br />

las fuerzas israelíes.<br />

CAUSAS<br />

La primera intifada fue consecuencia de la<br />

ocupación israelí y de la continua implantación<br />

de asentamientos judíos en los territorios<br />

de Cisjordania y la Franja de Gaza. Los dirigentes<br />

de la Organización para la Liberación de<br />

<strong>Palestina</strong>, entonces refugiados en Túnez, se<br />

vieron sorprendidos por la revuelta, protagonizada<br />

por los palestinos del interior, pero terminaron<br />

dando su apoyo.<br />

DESARROLLO<br />

La primera revuelta popular estalló en 1987<br />

y se prolongó hasta 1993. <strong>El</strong> 8 de diciembre de<br />

1987, un camión de colonos israelíes arrolló en<br />

Gaza a un automóvil en el que viajaban trabajadores<br />

palestinos, cuatro de los cuales murieron.<br />

Los habitantes de Gaza tomaron entonces<br />

la calle.<br />

CONSECUENCIAS<br />

A lo largo de seis años, la intifada se cobró la<br />

vida de 4.732 palestinos y de 1.113 israelíes. Y,<br />

desde el punto de visto político, tuvo grandes<br />

consecuencias, ya que modificó la ecuación del<br />

<strong>conflicto</strong> palestino-israelí y propició la declaración<br />

de paz firmada en Washington el 13 de<br />

septiembre de 1993 por el primer ministro israelí,<br />

Yitzhak Rabin, y el líder de la OLP, Yasser<br />

Arafat, bajo los auspicios del presidente estadounidense<br />

Bill Clinton.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 93


SEGUNDA ‘INTIFADA’ (2000)<br />

CAUSAS<br />

La segunda intifada, bautizada con<br />

el nombre de la mezquita Al Aqsa, se<br />

disparó el 28 de septiembre de 2000.<br />

Aquel día, Ariel Sharon, contrario al<br />

proceso de paz iniciado en 1993, visitó<br />

la Explanada de las Mezquitas para<br />

recordar que alberga los restos del<br />

Templo de los hebreos, lo que fue entendido<br />

por los palestinos como una<br />

provocación. Para el Gobierno israelí,<br />

los sucesos comenzaron a engendrarse<br />

meses antes. En cualquier caso, el levantamiento<br />

no sólo fue contra <strong>Israel</strong>,<br />

sino también contra la corrupción del<br />

Gobierno de Arafat. La explosión siguió<br />

a la retirada israelí del sur de Líbano,<br />

ocupado desde 1978, lo que fue<br />

saludado como una victoria por el grupo<br />

armado Hizbulah.<br />

DESARROLLO<br />

La segunda intifada fue una guerra<br />

de desgaste, entre los atentados suicidas<br />

palestinos y la acción del Ejército<br />

israelí. <strong>El</strong> estallido de violencia de recrudeció<br />

a partir del 29 de marzo de<br />

2002, después de una serie de atenta-<br />

GUERRA DE LÍBANO (2006)<br />

CAUSAS<br />

Oficialmente, por parte del primer<br />

ministro israelí Ehud Olmert, la invasión<br />

de Líbano obedeció al deseo de liberar<br />

a dos soldados israelíes secuestrados<br />

por Hizbulah en la frontera entre<br />

los dos países el 12 de julio de 2006.<br />

La intención nada secreta fue asestar<br />

un golpe decisivo a la organización<br />

terrorista islámica apoyada por Irán.<br />

DESARROLLO<br />

<strong>El</strong> ejército israelí alcanzó su objetivo<br />

del río Litani, pero no logró doblegar la<br />

resistencia de Hizbulah, que siguió<br />

lanzando cohetes sobre territorio israelí.<br />

La guerra se prolongó durante casi<br />

cinco semanas, e Hizbulah reivindicó<br />

una victoria estratégica sobre <strong>Israel</strong>.<br />

94 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

dos suicidas palestinos, cuando Sharon<br />

desencadenó una ofensiva militar en<br />

los territorios de Cisjordania, que volvió<br />

a ser ocupada, lo que provocó la<br />

protesta internacional por el uso desproporcionado<br />

de la fuerza.<br />

CONSECUENCIAS<br />

Arafat condenó los atentados terroristas<br />

del 11 de septiembre de 2001<br />

en Nueva York y Washington, pero esto<br />

no impidió que Sharon le metiera<br />

en el mismo saco terrorista que a Osama<br />

bin Laden. Sharon declaró “irrelevante”<br />

a Arafat, al que confinó en Ra-<br />

CONSECUENCIAS<br />

Una comisión formada por dos jueces,<br />

dos generales y un catedrático<br />

(Comisión Winograd) acusó a Olmert,<br />

al ministro de Defensa y líder laborista,<br />

Amir Peretz, y al ex jefe del Estado<br />

Mayor del ejército, Dan Halutz, de haber<br />

cometido “errores muy graves” en<br />

la guerra de Líbano. Y añadió que el jefe<br />

de Gobierno preparó su estrategia<br />

militar de forma apresurada, sin asesorarse<br />

y sin recabar del ejército planes<br />

alternativos. Por todos estos motivos,<br />

esta guerra fue diferente. No fue sólo la<br />

octava guerra árabe-israelí, un resurgimiento<br />

de la guerra civil libanesa o<br />

mala desde el 18 de enero de 2002 y<br />

prácticamente destruyó la Autoridad<br />

Nacional <strong>Palestina</strong>. Y la operación israelí<br />

“Muro de Defensa”, que anuló la<br />

autonomía palestina, retrotrajo el <strong>conflicto</strong><br />

a la situación anterior a la Declaración<br />

de Washington de 1993. Un<br />

plan auspiciado por el denominado<br />

“cuarteto” (Estados Unidos, Unión Europea,<br />

Rusia y la ONU) propone desde<br />

entonces la creación de un Estado palestino.<br />

<strong>El</strong> Tribunal Internacional de<br />

Justicia, máximo órgano judicial de la<br />

ONU, declaró ilegal en 2004 el muro<br />

con el que Sharon comenzó a separar<br />

a israelíes y palestinos.<br />

La aviación israelí responde a las amenazas<br />

de Hizbulah bombardeando un barrio de Beirut.<br />

una internacionalización de la segunda<br />

intifada. Fue otro episodio de un<br />

<strong>conflicto</strong> más amplio que tiene múltiples<br />

centros (Afganistán, Iraq y<br />

Líbano). Lo que diferenció este <strong>conflicto</strong><br />

de los anteriores es evidente. En<br />

primer lugar, los principales protagonistas<br />

del bando árabe no fueron estados,<br />

sino un grupo político armado. En<br />

segundo lugar, y en la medida en que<br />

hay estados que apoyan a Hizbulah, éstos<br />

se involucraron de un modo bastante<br />

distinto al elegido por los estados<br />

árabes en <strong>conflicto</strong>s anteriores.<br />

La ‘vigilancia’ mediática<br />

Martin Moore<br />

DIRECTOR DE MEDIA STANDARS TRUST. HA TRABAJADO COMO PERIODISTA<br />

PARA LA BBC, CHANNEL 4, NTL, IPC MEDIA, “TRINITY MIRROR” Y OTROS. ES<br />

DOCTOR POR LA ESCUELA DE ECONOMÍA DE LONDRES.<br />

PODER INFORMAR DESDE ISRAEL,<br />

Gaza y Cisjordania siempre ha<br />

sido difícil. Los periodistas deben<br />

hacer frente a la violencia,<br />

las tensiones religiosas, la agitación<br />

política, las restricciones<br />

de movimientos y los controles<br />

sobre el acceso. Al mismo<br />

tiempo, quienes intentan informar<br />

con el máximo de imparcialidad y rigor<br />

son muy conscientes de las diferencias entre las<br />

“narraciones” de israelíes y palestinos, unos relatos<br />

paralelos sobre la fundación del Estado de<br />

<strong>Israel</strong> y su historia posterior, cada uno con su<br />

propio vocabulario y sus propios episodios simbólicos.<br />

Los periodistas aprenden con celeridad<br />

que lo que escriben, filmen o graben puede ser<br />

objeto de exámenes y críticas intensos, más que<br />

en cualquier otro <strong>conflicto</strong>.<br />

Sin embargo, semejante examen de la labor<br />

periodística ha alcanzado un nivel sin precedentes<br />

en la última década. Gracias a internet<br />

y el correo electrónico, las noticias procedentes<br />

de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> resultan hoy accesibles de<br />

manera instantánea y universal; están abiertas<br />

al examen de todo el mundo, desde los autores<br />

de blogs personales hasta los catedráticos de<br />

Boston. Imágenes que antes habrían aparecido<br />

y desaparecido en un boletín informativo permanecen<br />

hoy disponibles para interminables<br />

análisis en la red. Ahora se generan en pocos segundos<br />

respuestas que antes habría costado<br />

semanas organizar y difundir. Los críticos de salón<br />

ya no necesitan los “medios de comunica-<br />

ción dominantes” para publicar sus críticas, ya<br />

que pueden distribuirlas ellos mismos a través<br />

de Blogger o YouTube.<br />

<strong>El</strong> resultado ha sido una explosión del número<br />

de exámenes, críticas, quejas, debates y reflexiones<br />

sobre las noticias de Oriente Medio, y,<br />

en particular, sobre las relativas a <strong>Israel</strong> y<br />

<strong>Palestina</strong>. <strong>El</strong> abanico va desde los grupos profesionales<br />

y bien organizados de seguimiento de<br />

los medios, tales como CAMERA, MEMRI, Arab<br />

Media Watch, Honest Reporting, CAABU o<br />

<strong>Palestina</strong> Media Watch hasta una legión de blogs<br />

individuales, algunos con un público de centenares<br />

de miles de personas. “Hace diez o quince<br />

años, [el seguimiento de noticias] era nuestro”,<br />

afirma Alex Safian, el director adjunto de CA-<br />

MERA. En la actualidad, aparece un nuevo “observador”<br />

cada semana. En 1982, cuando CA-<br />

MERA empezó a realizar el seguimiento de las<br />

noticias sobre <strong>Israel</strong>, organizar una respuesta pública<br />

llevaba entre cinco y seis semanas. En la actualidad,<br />

herramientas digitales como Give<br />

<strong>Israel</strong> Your United Support (GIYUS) permiten<br />

mandar correos electrónicos de alerta a miles de<br />

personas alentándolas a divulgar, votar o reaccionar<br />

de inmediato.<br />

Los grandes medios globales constituyen el<br />

principal objetivo de semejante examen. La BBC<br />

está inmersa en una gran controversia. “Una parte<br />

desproporcionada de todas las quejas que recibe<br />

la BBC se refiere a la cobertura del <strong>conflicto</strong><br />

palestino-israelí”, afirmaba en 2006 un estudio<br />

independiente sobre la información de la<br />

BBC relativa al <strong>conflicto</strong>. La cobertura del con-<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 95


flicto entre <strong>Israel</strong> y Líbano del último verano,<br />

por ejemplo, generó más de 5.000<br />

quejas. <strong>El</strong> “Guardian” es también objeto<br />

de examen. <strong>El</strong> volumen de la polémica<br />

sobre <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> –o “IP”,<br />

acrónimo que recibe en el periódico– en<br />

su blog Comment is Free eclipsa todos<br />

los demás temas de discusión. Según<br />

Georgina Henry, editora de la sección,<br />

“constituye el tema más difícil y espinoso<br />

de todo el sitio”. En el momento de<br />

escribir este artículo, siete de los diez<br />

principales foros de debate tratan sobre<br />

el islam, Oriente Medio y el <strong>conflicto</strong> palestino-israelí,<br />

con más de 1.400 comentarios<br />

acumulados.<br />

<strong>El</strong> examen se ha vuelto minucioso y<br />

omnipresente hasta el punto de generar<br />

su propia terminología. <strong>El</strong> término “fiskear”<br />

procede del apellido de Robert<br />

Fisk, periodista del “Independent” especializado<br />

en Oriente Medio y caracterizado<br />

por un lenguaje muy directo.<br />

Alude, según la versión inglesa de la<br />

Wikipedia, a una “crítica detallada, punto<br />

por punto, que pone de relieve los<br />

errores, pone en duda el análisis de los<br />

hechos presentados o subraya otros problemas<br />

en cualquier declaración, reportaje<br />

o artículo”. La “falsografía” (fauxtography)<br />

hace referencia a la manipulación<br />

de fotos por parte de los medios<br />

dominantes. Y el término “Pallywood”<br />

mezcla las palabras <strong>Palestina</strong> y Hollywood<br />

para describir la presunta producción<br />

de vídeos con finalidades propagandísticas<br />

por parte de los palestinos.<br />

No resulta sorprendente que el examen<br />

tienda a ser pro israelí o pro palestino.<br />

<strong>El</strong> campo proisraelí incluye grupos<br />

como CAMERA, Honest Reporting,<br />

Palestinian Media Watch e IMRA, y blogs<br />

como Little Green Footballs, Israpundit,<br />

<strong>Israel</strong> at Level Ground, Tom Gross o<br />

Soccer Dad. La mayoría se encuentra en<br />

Estados Unidos o <strong>Israel</strong>. <strong>El</strong> campo pro<br />

palestino está menos desarrollado y<br />

presenta una mayor dispersión internacional.<br />

<strong>El</strong> sitio <strong>El</strong>ectronic Intifada tiene<br />

su base en Chicago y el grupo <strong>Palestina</strong><br />

Media Watch, en Nueva York<br />

–con secciones repartidas por el resto de<br />

Estados Unidos–; en cambio, Arab Media<br />

Watch y CAABU actúan desde el<br />

Reino Unido.<br />

96 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LA ‘VIGILANCIA’ MEDIÁTICA<br />

La motivación de ambas partes obedece<br />

a la convicción de que los medios<br />

dominantes no consiguen comunicar<br />

de manera imparcial o rigurosa lo que<br />

ocurre en el <strong>conflicto</strong> palestino-israelí.<br />

Ambas creen que este fracaso tiene un<br />

efecto directo en la opinión pública internacional<br />

y, por consiguiente, en la<br />

política internacional respecto a la región.<br />

Dado el amplio consenso sobre la<br />

centralidad de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> para la<br />

estabilidad global, muchos críticos se toman<br />

su papel con gran seriedad.<br />

Con todo, hay una importante diferencia<br />

entre las críticas formuladas por<br />

los grupos tradicionales de seguimiento<br />

de los medios y aquellos que han empezado<br />

más recientemente. Los activistas<br />

tradicionales tienden a actuar con la<br />

presuposición de que los medios dominantes<br />

quieren informar de manera tan<br />

imparcial y exacta como sea posible.<br />

Dan por sentado que los casos de error<br />

o parcialidad son accidentales e inconscientes,<br />

a menos que se demuestre lo<br />

contrario. En cambio, los nuevos activistas<br />

mediáticos tienden a pensar en los<br />

medios dominantes como más malignos.<br />

Algunos llegan a acusarlos de producir<br />

propaganda de manera consciente<br />

o cómplice, a menudo en connivencia<br />

con una de las partes en <strong>conflicto</strong>.<br />

Las críticas tradicionales tienden a<br />

agruparse en cuatro tipos: contexto,<br />

fuentes, énfasis y lenguaje. En su libro<br />

Bad News from <strong>Israel</strong>, Greg Philo y Mike<br />

Berry afirman, por ejemplo, que los medios<br />

dominantes se concentran demasiado<br />

en ofrecer emocionantes imágenes<br />

de “balas y bombas” en lugar de explicar<br />

lo que sucede. Otras críticas<br />

apuntan al excesivo uso de los extremistas<br />

como fuente y la exclusión de voces<br />

más moderadas y representativas.<br />

Tales críticas se extienden luego al énfasis<br />

o la ecuanimidad con las que se presentan<br />

las noticias. Se acusa a las agencias<br />

de noticias de proporcionar una<br />

tribuna a los extremistas. O se critican<br />

reportajes por no dedicar el suficiente<br />

tiempo al sufrimiento de un bando o el<br />

otro. Este último argumento puede descender<br />

al detalle de si la cantidad de minutos<br />

o de espacio de la página equivale<br />

al número de muertos de cada parte.<br />

<strong>El</strong> lenguaje es objeto también de<br />

constante atención. “La gente se inquieta<br />

mucho de que nos refiramos a Hamas<br />

como una organización terrorista –dice<br />

Ethan Bronner, redactor jefe adjunto<br />

de Internacional del “New York Times”–<br />

pero no lo hacemos”. De modo similar,<br />

¿habría que decir “territorios ocupados”<br />

o “territorios disputados”?; ¿habría<br />

que mencionar siempre los asentamientos<br />

israelíes en Cisjordania como<br />

“asentamientos ilegales”? <strong>El</strong> vocabulario<br />

es un asunto lo bastante delicado para<br />

que la mayoría de los principales medios<br />

–Reuters, la BBC o “The “Guardian””, por<br />

ejemplo– dispongan en la actualidad<br />

de pautas sobre los términos que deben<br />

utilizar los periodistas.<br />

Los nuevos activistas mediáticos<br />

han llevado las críticas mucho más allá.<br />

Acusan a los medios dominantes de parcialidad<br />

y distorsión premeditadas. Éstos,<br />

según dicen, se caracterizan por la<br />

“intimidación, el periodismo<br />

militante,<br />

la autocensura, el secretismo<br />

sobre las<br />

fuentes” y la “corrección<br />

política”, en palabras<br />

de Richard<br />

Landes. La cólera<br />

más indignada suele<br />

dirigirse a los medios<br />

“liberales”. Así,<br />

los periodistas del<br />

“New York Times”<br />

son aludidos a veces<br />

como “las prostitu-<br />

La información<br />

sobre temas de<br />

Oriente Medio<br />

suscita muchas<br />

desconfianzas:<br />

la BBC recibió<br />

más de 5.000<br />

quejas sobre<br />

las noticias<br />

de la última<br />

ofensiva israelí<br />

en Líbano<br />

tas gramscianas del califato”, la agencia<br />

Reuters como Al-Reuters, la BBC como<br />

“Boletín de Bulos Continuos”, etcétera.<br />

A finales de 2005, un influyente<br />

grupo formado por algunos de estos<br />

nuevos activistas de los medios fundó<br />

una red bautizada como Pajamas Media,<br />

es decir, “Medios en Pijama”. Tomaron<br />

el nombre de un comentario que<br />

siguió al caso Dan Rather, cuando Charles<br />

Johnson puso en duda la autenticidad<br />

de los documentos relativos al historial<br />

militar de George Bush. Las opiniones<br />

de Johnson, junto con las de<br />

otros autores de blogs, se descalificaron<br />

como “escritos por un tipo en pijama<br />

desde su casa”. Al final, la autentici-<br />

dad de los documentos no pudo probarse<br />

y Dan Rather renunció a su puesto<br />

de presentador en la CBS.<br />

Johnson, al igual que otros que<br />

participan en Pajamas Media o están<br />

más o menos conectados con esta red,<br />

analiza con minuciosidad exhaustiva<br />

las noticias de los medios dominantes,<br />

en particular las del <strong>conflicto</strong> palestino-israelí,<br />

en busca de pruebas de<br />

manipulación intencional. Johnson lo<br />

llama “recopilación de inteligencia de<br />

código abierto”. Según contó al “Washington<br />

Post”, “tenemos un ejército<br />

de ciudadanos periodistas”; algunos<br />

recopilan ellos mismos sus propias noticias,<br />

pero la mayoría evalúa y crítica<br />

a los “medios tradicionales”.<br />

Y han tenido algunos “éxitos” notables.<br />

<strong>El</strong> mismo Johnson contribuyó a<br />

descubrir que Adnan Hajj, un fotógrafo<br />

de la agencia Reuters, había manipulado<br />

algunas fotos de Beirut tomadas después<br />

del bombardeo israelí de 2006<br />

con el fin de que los daños parecieran<br />

peores de lo que eran. Después de una<br />

investigación interna de la agencia que<br />

probó la manipulación, Hajj fue despedido<br />

y se eliminaron sus 920 fotografías<br />

de los archivos.<br />

En otros casos, las acusaciones siguen<br />

sin demostrarse y no han sido<br />

aceptadas por los medios. <strong>El</strong> profesor<br />

Richard Landes, de la Universidad de<br />

Boston, ha sostenido, por ejemplo, que<br />

las imágenes tomadas de soldados israelíes<br />

disparando a Mohamed al Dura<br />

y su hijo, mientras ambos se agachaban<br />

para protegerse detrás de un barril, fueron<br />

un montaje. Richard North ha afirmado<br />

que la angustia y la emotividad<br />

extremas que mostraban los palestinos<br />

después del bombardeo de Qana en<br />

2006 eran fruto de la escenificación,<br />

“un drama macabro, interpretado frente<br />

unos medios condescendientes y<br />

cómplices”. Y el sitio web Zombietime<br />

ha argüido que las noticias del 23 de julio<br />

de 2006 sobre un ataque aéreo israelí<br />

contra dos ambulancias de la Cruz Roja<br />

eran falsas. <strong>El</strong> incidente, según Zombietime,<br />

fue organizado por los palestinos<br />

con propósitos propagandísticos<br />

y para el consumo de agencias de noticias<br />

como Associated Press.<br />

LA ‘VIGILANCIA’ MEDIÁTICA<br />

<strong>El</strong> esfuerzo dedicado al análisis de<br />

tales incidentes se justifica, según argumentan<br />

los críticos, por la repercusión<br />

de la cobertura que hacen los medios<br />

sobre la opinión pública y las políticas<br />

de los gobiernos. En el caso del<br />

incidente de la ambulancia, Zombietime<br />

afirma que socavó la legitimidad de<br />

la ofensiva israelí contra Líbano, restó<br />

apoyos internacionales a <strong>Israel</strong> y aceleró<br />

la retirada israelí.<br />

Además de estas graves inculpaciones,<br />

se formulan miríadas de acusaciones<br />

e imputaciones menores. A diario,<br />

algún blog o alguno de los grupos de seguimiento<br />

acusa a algún gran medio de<br />

comunicación de parcialidad, inexactitud,<br />

arbitrariedad, favoritismo o irresponsabilidad.<br />

A medida que crece el<br />

número de acusaciones, algunos temen<br />

que sea más fácil hacer caso omiso de<br />

ellas o desecharlas como propaganda<br />

partidista. “Miles de ojos ven más que<br />

unos pocos –dice Alex Safian, de CAME-<br />

RA– pero el hecho de que haya tantas<br />

falsas denuncias desembocará<br />

en que la gente no preste<br />

atención.”<br />

La acumulación de acusaciones<br />

y desmentidos disminuye<br />

su credibilidad y diluye<br />

su amplia influencia.<br />

“Honest Reporting presenta<br />

una falta de ecuanimidad<br />

tan evidente –afirma Greg<br />

Philo–que no resulta verosímil.”<br />

Algunos autores de<br />

blogs han abandonado cualquier<br />

pretensión de independencia.<br />

The Jawa Report<br />

–también integrado en Pajamas Media–,<br />

tiene como encabezamiento del sitio<br />

una cita de Thomas Mann: “La tolerancia<br />

se convierte en un crimen cuando<br />

lo que se tolera es la maldad.” En<br />

tales casos, las críticas y los comentarios<br />

que las acompañan parecen concebidas<br />

para reafirmar la creencia de que los<br />

medios de comunicación dominantes<br />

están impregnados de parcialidad institucional,<br />

algo que esos medios niegan<br />

con rotundidad.<br />

“Dan por sentado que todos estamos<br />

muy politizados –afirma Ethan<br />

Bronner, del “New York Times”–. Según<br />

Los periodistas<br />

alertan de que<br />

la autocensura<br />

y los excesos<br />

de objetividad<br />

comportan el<br />

riesgo de una<br />

información<br />

sin contenido<br />

narrativo,<br />

insulsa, vacua<br />

y distante<br />

mi experiencia, sucede lo contrario.” Si<br />

un periodista del “New York Times” no<br />

informara de manera equilibrada y sin<br />

prejuicios, “no sobreviviría en el periódico”,<br />

añade Bronner. “Todo el mundo<br />

sospecha de nuestras intenciones –dice<br />

Georgina Henry, del “Guardian”–. Nadie<br />

cree que hacemos lo que hacemos<br />

por buenas razones periodísticas.”<br />

La atención que reciben afecta a<br />

los medios. “Sería insensato afirmar<br />

que no tiene efecto alguno”, reconoce<br />

Bronner. <strong>El</strong> más inmediato es que los comentarios<br />

sobre un artículo que se ha<br />

publicado primero en edición digital<br />

pueden ocasionar cambios en el artículo<br />

impreso: “A veces, el que se queja tiene<br />

razón y eso puede afectar al contenido<br />

de algún artículo en el periódico<br />

del día siguiente.”<br />

A una escala mayor, puede provocar<br />

incluso a cambios en la política editorial,<br />

en particular en el caso de medios<br />

que se enorgullecen de su responsabilidad<br />

y objetividad. Reuters reforzó su<br />

código de conducta editorial<br />

e incrementó las salvaguardas<br />

contra la manipulación<br />

de imágenes después<br />

del descubrimiento<br />

del caso Adnan Hajj, por<br />

ejemplo. <strong>El</strong> defensor de los<br />

lectores del “Guardian” investigó<br />

las acusaciones de<br />

Zombietime y publicó una<br />

respuesta en el periódico.<br />

La BBC encargó un importante<br />

informe independiente<br />

sobre su cobertura<br />

del <strong>conflicto</strong> palestino-israelí<br />

durante el último año, lo que ha<br />

afectado la posterior presentación del<br />

<strong>conflicto</strong> tanto en la televisión como en<br />

su sitio de internet. Ahora bien, el intento<br />

de que la cobertura periodística<br />

sea tan objetiva como sea posible comporta<br />

el riesgo de que los medios eliminen<br />

contenido narrativo y la conviertan<br />

en árida y distante. Según Greg<br />

Philo, la autocensura “convierte la cobertura<br />

en algo insulso y vacuo; se dejan<br />

de lado las cuestiones polémicas”.<br />

<strong>El</strong> efecto de las críticas en el público<br />

resulta menos claro. Muchas personas<br />

las conocen. Little Green Footballs<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 97


tiene entre 60.000 y 100.000 visitantes diarios. <strong>El</strong><br />

documental confeccionado y publicado en internet<br />

por Richard Landes sobre el caso de<br />

Mohamed al Dura ha sido visto, según afirma,<br />

unas 100.000 veces. Honest Reporting asegura<br />

que tiene más de 140.000 suscriptores. Sin embargo,<br />

es imposible determinar si la lectura de<br />

blogs o la visión de vídeos logra que el público se<br />

interrogue sobre el incidente específico del que<br />

tratan o si hace que se pierda la confianza en los<br />

medios dominantes.<br />

Para muchos, el examen convierte sencillamente<br />

un tema que ya era de por sí muy complicado<br />

en algo que todavía lo hace mucho más.<br />

Si el público no está versado en los vericuetos del<br />

<strong>conflicto</strong>, los análisis detallados y el acaloramiento<br />

que suscitan pueden ahuyentarlo. Esta<br />

incomprensión puede empeorar cuando, para<br />

evitar la controversia, las noticias se concentran<br />

en dar testimonio de la violencia, pero evitan<br />

explicarla o culpan sólo a una de las partes.<br />

La gente puede “tener la impresión de encontrarse<br />

ante un ciclo imparable de violencia”,<br />

afirma Chris Doyle, de CAABU. A su vez, ello puede<br />

alimentar la creencia de que el <strong>conflicto</strong> es insoluble,<br />

de que los culpables son todos y nadie,<br />

y de que es mejor no hacer caso a los participantes<br />

y abandonarlos a su suerte. Uno de los<br />

mejores ejemplos de esta actitud quizá sea un reciente<br />

artículo de Edward Luttwak en la revista<br />

“Prospect”, titulado Por qué no importa Oriente<br />

Medio. Luttwak argumenta que “dedicamos demasiada<br />

atención a Oriente Medio” y le concedemos<br />

demasiada relevancia geopolítica.<br />

Asimismo, hay que considerar el efecto que<br />

tiene semejante examen añadido en los periodistas<br />

que trabajan sobre el terreno. Aquellos con<br />

quienes he hablado dicen que ser objeto de creciente<br />

examen no les afecta demasiado. Tienen<br />

otras preocupaciones más apremiantes que los<br />

airados autores de blogs. En Gaza, por ejemplo,<br />

los últimos años se han caracterizado por “la<br />

anarquía, el desorden y el caos”. Un joven productor<br />

de la BBC en Gaza me contó que hay un<br />

número cada vez mayor de milicias, cada una<br />

con sus propias prioridades y dispuesta a asesinar<br />

o secuestrar a cualquier periodista que consideren<br />

que los insulta o tergiversa. “Una sola palabra<br />

puede cambiar el sentido de un reportaje<br />

–me aseguró–; tienes que ser precavido y estar<br />

atento, tienes que acudir a muchas fuentes.”<br />

Donald MacIntyre, que ha informado desde<br />

Oriente Medio durante muchos años para el<br />

“Independent”, cree que el examen no es malo<br />

en sí: “Me parece que los periodistas deben ser<br />

98 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

LA ‘VIGILANCIA’ MEDIÁTICA<br />

responsables, no puedes evitar el hecho de que<br />

aquí estás en una pecera.” Sin embargo, subraya<br />

que muchas de las críticas se formulan en tercera<br />

persona y, por lo tanto, las desconoce. Se publican<br />

de manera dispersa en internet y no se dirigen<br />

directamente al periodista y, a menudo,<br />

tampoco al medio. Si alguien plantea un importante<br />

motivo de preocupación, hay que tenerlo<br />

en cuenta, pero “no puedes estar todo el rato<br />

mirando a tu espalda”.<br />

Cuando se plantean y se siguen asuntos serios,<br />

éstos pueden tener un efecto más directo en<br />

el periodista. Chris McGreal escribió dos reportajes<br />

especiales para el “Guardian” en febrero de<br />

2006 donde comparaba la situación de <strong>Israel</strong> con<br />

el sistema de apartheid en Sudáfrica. CAMERA<br />

planteo enérgicas objeciones a ambos reportajes,<br />

primero ante el periódico y luego ante la<br />

Comisión de Quejas sobre la Prensa. Aunque la<br />

comisión resolvió a favor del periodista, el proceso<br />

fue agotador para ambas partes. En el verano<br />

de 2006, McGreal fue transferido de la sección<br />

de Oriente Medio a la de África.<br />

Sin embargo, quizá el efecto más importante<br />

sea la politización respecto a los periodistas.<br />

Con la vasta y creciente atención que reciben<br />

medios y periodistas, estos últimos se han convertido<br />

a su vez en parte de la historia. Acusarlos<br />

de tendenciosidad y dudar de sus intenciones<br />

pude tener dos significativas consecuencias,<br />

ninguna benéfica. Los vuelve más vulnerables<br />

frente a la violencia, el secuestro o el asesinato.<br />

<strong>El</strong> INSI ha contabilizado que 84 periodistas fueron<br />

asesinados en el primer semestre de 2007.<br />

Sólo en Iraq, fueron asesinados 108 y secuestrados<br />

49 desde 2003. Al menos 16 periodistas han<br />

sufrido secuestros en Gaza desde 2004, cuatro de<br />

ellos en el primer semestre de 2007.<br />

Por otra parte, el incremento del riesgo y las<br />

intensas críticas pueden disuadir a los periodistas<br />

de ir a Oriente Medio, y a los medios de enviarlos.<br />

<strong>El</strong> periodista de la BBC Alan Johnston era<br />

el único corresponsal extranjero que residía en<br />

Gaza. Durante tres años, informó desde la franja<br />

y gozaba de buena reputación tanto entre los<br />

palestinos como entre los israelíes. <strong>El</strong> 12 de marzo<br />

de 2007 fue secuestrado por un grupo de milicianos,<br />

que lo retuvieron durante 114 días antes<br />

de liberarlo. La BBC ha anunciado que no tiene<br />

la intención de enviar otro corresponsal a<br />

Gaza. <strong>El</strong> resultado será que recibiremos mucha<br />

menos información procedente de una zona de<br />

vital importancia internacional.<br />

© Martin Moore, 2007<br />

Confraternizar<br />

con el enemigo<br />

Said Aburish<br />

ESCRITOR Y BIÓGRAFO DE SADDAM HUSSEIN. AUTOR DEL LIBRO<br />

NASSER, EL ÚLTIMO ÁRABE<br />

F<br />

UI CRIADO EN UN AMBIENTE LIBERAL<br />

infrecuente entre palestinos. La<br />

relación con judíos e israelíes tuvo<br />

lugar de hecho incluso cuando<br />

los árabes la consideraban<br />

cuestionable y peligrosa. Esta<br />

permisividad, que venía de mis<br />

padres, se remonta a la guerra<br />

árabe-israelí de 1948. Desafortunadamente, mi<br />

compromiso permanente con la imparcialidad<br />

y ausencia de prejuicios se ve asediado por el reciente<br />

brutal bombardeo israelí de Gaza, la invasión<br />

de Líbano en el verano de 2006 y una generalizada<br />

y ciega determinación por parte de<br />

<strong>Israel</strong> y Estados Unidos de negar sus derechos a<br />

los palestinos. Además, todo lo que puedo mostrar<br />

como partidario y convencido de la empatía<br />

y compasión humana son tres tíos muertos,<br />

20 parientes en cárceles israelíes y la indignidad<br />

de ser tratado como un criminal cada vez que<br />

voy a Jerusalén.<br />

Mi padre fue un hombre autodidacta que pasó<br />

de ocuparse en trabajos esporádicos a convertirse<br />

en un famoso corresponsal para el<br />

“Daily Mail”, “The New York<br />

Times” y la revista “Time”. Era<br />

un decidido partidario palestino<br />

del muftí radical de Jerusalén,<br />

pero el factor que cabe<br />

destacar en su caso es que<br />

sus diversas tareas le pusieron<br />

en contacto con extranjeros<br />

y judíos, y tal trato y experiencia<br />

cuajó en una forma<br />

altamente personal de humanitarismo. Su historial<br />

de logros en la rebelión antibritánica palestina<br />

de 1936 y en la guerra de 1948 le permitió<br />

mantener una actitud notablemente personal<br />

e individual sin verse por ello en apuros.<br />

“Tengo tres tíos<br />

muertos, 20 parientes<br />

encarcelados en <strong>Israel</strong><br />

y sufro la indignidad<br />

de ser tratado como<br />

un criminal cada vez<br />

que viajo a Jerusalén”<br />

Consideró que el sionismo era un movimiento<br />

político que debía ser tratado como tal, lo que excluía<br />

el uso de la más nimia expresión peyorativa<br />

para describir a los judíos.<br />

Mi madre, siendo como era una persona típicamente<br />

sumisa, era también de talante humanista,<br />

realista y pragmática, y no dejaba de<br />

elevar sus plegarias por una victoria árabe. Decía<br />

que los judíos eran “seres humanos como nosotros”<br />

y sostenía que “si los británicos nos dejaban<br />

solos, nos llevaríamos bien”.<br />

De niños, y por raro que parezca, la forma de<br />

pensar de nuestros padres no nos causó problemas.<br />

Comprendíamos que nuestro enemigo era<br />

de humana condición.<br />

Mis hermanos y yo estábamos muy orgullosos<br />

de los logros árabes de nuestro padre, de<br />

modo que aun siendo consciente de su intenso<br />

compromiso, se refería jocosamente a un amigo<br />

israelí como “el músculos” –era realmente grueso–<br />

y en 1948 se conjuró con el periodista israelí<br />

David Sarafin para poner a salvo a árabes y<br />

judíos –Larry Collins y Dominique Lapierre lo<br />

documentaron en ¡Oh, Jerusalén!<br />

Después de la derrota bélica<br />

árabe en la guerra de<br />

1948, nos trasladamos a Beirut<br />

como refugiados palestinos,<br />

pero ello no hizo mella<br />

en la manera de pensar de<br />

mis padres. En 1949 me mandaron<br />

al International College<br />

(IC) de la Universidad Americana<br />

de Beirut como alumno<br />

interno. Fue la primera prueba para comprobar<br />

si las cosas que había aprendido en casa<br />

resistirían las abrumadoras presiones del mundo<br />

exterior. <strong>El</strong> IC era el caldo de cultivo de futuros<br />

líderes y políticos radicales. Ocasionalmente<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 99


nuestras pasiones nos arrastraban más allá de<br />

las palabras y nos alborotábamos, hacíamos<br />

huelgas de hambre y cuando todo esto fallaba<br />

creábamos sociedades supersecretas cuya finalidad<br />

permanente era “liberar el mundo árabe<br />

del colonialismo y devolver a Arabia a su antigua<br />

gloria”. Estas charlas contribuían a que nos sintiéramos<br />

mejor.<br />

En el IC era popular, jugaba a fútbol y tenis<br />

y podía exhibir un errático aunque prometedor<br />

expediente académico. Alborotaba cuando mis<br />

compañeros alborotaban de la misma forma<br />

que fumaba cuando ellos lo hacían. No obstante,<br />

esta vida corriente y normal auguraba su propio<br />

fin y así fue como me alisté en una de las sociedades<br />

supersecretas. Me uní a una llamada Al<br />

Khalas (Salvación) y participé a fondo en sus verborreicas<br />

y pretenciosas actividades.<br />

Meses después de unirme a Al Khalas, mi<br />

buen amigo Ahmad Zu’bi quebrantó las reglas<br />

de la sociedad y antepuso “a la causa” su lealtad<br />

personal hacia mí. Me habló de un movimiento<br />

en ciernes para echarme de Al Khalas y me rogó<br />

que tratara de eliminar cualquier factor que<br />

pudiera favorecerlo, por ejemplo el hecho de que<br />

yo había entablado amistad con un tal Yussuf<br />

Kalabi y había ido al cine con él. Yussuf Kalabi y<br />

su hermano eran los únicos judíos en la IC.<br />

Los Kalabis eran de Bagdad, pero se habían<br />

trasladado a Beirut después de que el sentimiento<br />

antijudío en Iraq motivara que la vida<br />

allí fuera insegura. Eran refugiados, como yo.<br />

Yussuf era un buen estudiante con una personalidad<br />

extrovertida, pero su hermano era distinto.<br />

Yussuf y yo compartíamos un cariño especial<br />

hacia Lana Turner. Habíamos ido al cine<br />

a ver a nuestra sex symbol.<br />

De repente, resultó que las fantasías sexuales<br />

que compartía con Yussuf Kalabi equivalían<br />

a una traición. O hacía caso de mi tendencia natural,<br />

de hecho mi conocimiento de la persona<br />

y la situación, que me decían que Yussuf Kalabi<br />

era un buen chico y buen compañero, o tenía<br />

que dejar de tratarle por su fe religiosa.<br />

Zu’bi sabía que Yussuf era un buen tipo. Sin<br />

embargo, respondió a mis protestas con un “puede<br />

ser muy buen chico, pero estamos en combate;<br />

es un judío y no hay forma de que sepamos<br />

si es un espía israelí o no”. Le pregunté a Ahmed<br />

qué espiaría Yussuf Kalabi y respondió sin vacilar:<br />

“A nosotros, el grupo Al Khalas.” Negar la importancia<br />

del grupo Al Khalas hubiera significado<br />

negar el derecho de los jóvenes árabes a soñar,<br />

el abandonar ser un joven árabe que veía la<br />

luz al final del oscuro túnel histórico.<br />

100 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

CONFRATERNIZAR CON EL ENEMIGO<br />

Pensé en el orgulloso historial de mi padre,<br />

en la muerte del tío Ali luchando por Jerusalén<br />

y en el primo que había salido a hacer guardia<br />

y nunca volvió. Yo era un simple refugiado palestino<br />

cuyo único pecado era que le gustaba<br />

Lana Turner, pero todo era inútil. Lo que importaba<br />

era que un puñado de buen intencionados<br />

y exaltados jóvenes árabes pensaban que<br />

Al Khalas era importante. Socavar tal convencimiento<br />

era impensable.<br />

Me negué a que dieran órdenes y decidí<br />

mantener mi amistad con Yussuf Kalabi. Un<br />

año después, de camino a la Westtown School en<br />

Pennsylvania, Yussuf Kalabi fue el único compañero<br />

de clase que vino a darme un cariñoso y<br />

lacrimoso adiós.<br />

En 1952, los seis estudiantes judíos que asistían<br />

a Westtown eran tan fácilmente identificables<br />

como los Kalabis en el IC en Beirut; los estudiantes<br />

–todos blancos– les señalaban con<br />

cuchicheos y gestos furtivos. Yo estaba demasiado<br />

ocupado disfrutando de mi estatus como<br />

estrella de fútbol y formando parte de la elite del<br />

colegio para prestar atención a los prejuicios<br />

WASP (White Anglo-Saxon Protestant).<br />

De hecho, Westtown rebosaba de antisemitas<br />

a la vieja usanza; el compromiso con el cuaquerismo<br />

convirtió el prejuicio en educada condescendencia<br />

que se esforzaba en pasar por<br />

aceptación. Por ejemplo, el compañero de estudios<br />

W. G. era judío, prepotente y poco atractivo;<br />

en varias ocasiones le dije que era un pesado, pero<br />

personalmente no podía aceptar la atribución<br />

común y corriente de la gente de las maneras poco<br />

atractivas de W. a una base racial o histórica.<br />

Para mí, W. no representaba más que su infeliz<br />

persona y presencia. Y, a la inversa, Jack Alofs era<br />

un buen tipo, divertido y de maneras a lo<br />

“Steverino”, por el animado programa televisivo<br />

de los años 50 y 60 The Steve Allen Show, con<br />

la jarana típica de aquella época. La condición judía<br />

de Jack era del tipo atractivo.<br />

Mi preocupación o interés por la vida social<br />

de Westtown no significaba que el problema judío<br />

de Said Aburish no estuviera vivo y presente.<br />

Un estudiante judío simplemente se negó a<br />

aceptar la idea de que un árabe, encima un palestino,<br />

le deslumbrara. Su primer paso contra<br />

mí fue apodarme Squish, apelativo poco atractivo<br />

que quedó, a pesar de mis protestas. Y le<br />

siguió otro que atribuía mi pérdida de peso al hecho<br />

de que echaba en falta la posibilidad de comer<br />

ojos de oveja. <strong>El</strong> tercer signo de menosprecio<br />

no dio en el blanco; F. dijo a todo el mundo<br />

que mis hermanas llevaban cinturones de cas-<br />

CONFRATERNIZAR CON EL ENEMIGO<br />

tidad. Mi orgullo árabe estaba herido, y yo temía<br />

que todo este embrollo perjudicara mi valor<br />

con las chicas.<br />

Por fin, mi enfrentamiento con F. culminó<br />

en una pelea enfrente del edificio principal del<br />

colegio, y para regocijo de los espectadores anglosajones<br />

le propiné a F. un puñetazo que le<br />

dejó un ojo amoratado. <strong>El</strong> director, Dan Test,<br />

nos dijo que éramos un par de “estúpidos”.<br />

Después de Westtown, mis relaciones con<br />

los judíos fueron inexistentes hasta que fui a la<br />

Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago<br />

y me adherí a la fraternidad Psi Upsilon<br />

siendo conocedor de que los miembros más activos<br />

de entonces eran judíos. No era la primera<br />

vez que tenían problemas con los antiguos<br />

alumnos que no querían entregar el viejo bastión<br />

WASP a los judíos. Los estudiantes pretendían<br />

rectificar y “encauzar” la situación.<br />

Los estudiantes ayudaban económicamente<br />

a la fraternidad y la supresión de las siempre<br />

necesarias donaciones nos acarreó a todos un<br />

verdadero problema. Nosotros, los estudiantes<br />

residentes, debíamos decidir si sucumbir a<br />

las presiones externas o sufrir las consecuencias<br />

económicas. Los estudiantes residentes, entre<br />

cuyos líderes me contaba, no perdimos el tiempo<br />

en abroncar a los viejos intolerantes.<br />

Mi participación en el enfrentamiento abrigaba<br />

tras de sí una simple razón. Yo creía que<br />

una persona contraria a los judíos es naturalmente<br />

contraria a los árabes. Pero, para mi extrañeza,<br />

a algunos miembros judíos de la fraternidad<br />

les molestaba mi postura. Mientras<br />

que la mayoría juzgaba que era la postura de un<br />

liberal, quienes se sentían molestos interpretaban<br />

que se les privaba del derecho de abrigar<br />

prejuicios contra mí.<br />

Para mí, lo importante era el efecto positivo<br />

que mi actitud ejercía sobre otras personas<br />

cuya amistad yo valoraba. La idiotez de todo ello<br />

se vio desenmascarada poco después de que la<br />

cuestión se resolviera, cuando los “miembros<br />

activos” dieron una fiesta para la vieja guardia<br />

para enterrar el hacha de guerra. Durante la<br />

fiesta, un ex alumno de unos 60 años estaba de<br />

pie hablando con dos miembros judíos al otro<br />

lado de la sala donde yo me hallaba. Según mi<br />

amigo Bob Bloomer, el veterano señaló hacia<br />

mí con el dedo y dijo: “Tenéis demasiados judíos<br />

aquí.”<br />

Si por una parte mi época en Psi Uspilon<br />

fue un período despreocupado, alegre y lleno<br />

de idealismo y la estancia en Beirut sólo pareció<br />

ampliar perspectivas de manera retrospec-<br />

tiva, mis años en Nueva York –volví a Estados<br />

Unidos en 1961– fueron los que contaron de<br />

verdad. Conseguí un empleo en la empresa de<br />

publicidad Ted Bates Advertising que, como el<br />

resto del sector de la publicidad, empleaba bastantes<br />

judíos. No llevarse bien con un westtowniano<br />

o uno de Psi Upsilon podía entrar<br />

aún en los límites razonables y era cuestión susceptible<br />

de ser manejable, pero no llevarse<br />

bien con colegas de la empresa podía acarrear<br />

la pérdida del empleo.<br />

Como de costumbre, el tema de quién era<br />

yo y cómo debía ser tratado volvía a la gente esquiva,<br />

y los empleados judíos de Ted Bates se dividieron<br />

en dos grupos. Había quienes me miraban<br />

con buenos ojos y me apreciaban como<br />

si yo fuera un estadounidense de primera generación:<br />

personas que hacían honor al ideal de<br />

Estados Unidos como nación de inmigrantes. Y<br />

había otros cuya simpatía hacia el sionismo e<br />

<strong>Israel</strong> excluía la aceptación de un inmigrante si<br />

éste era palestino.<br />

<strong>El</strong> modo en que la gente se comportaba entre<br />

estas dos definiciones generales difería considerablemente.<br />

Win Levine, entonces director<br />

creativo de Ted Bates y un irreverente liberal<br />

de la vieja escuela, decidió aceptarme. Me<br />

informó sobre las intrigas y la superficialidad<br />

del negocio y sobre cómo funcionaba. Le devolví<br />

el favor contándole anécdotas de Oriente<br />

Medio. Otros, en fin, eran capaces de pequeños<br />

actos de amistad que significaban más de lo que<br />

ellos jamás podrían llegar a figurarse.<br />

En el otro lado estaban las personas que<br />

me trataban como si yo padeciera un resfriado<br />

o una enfermedad infecciosa más grave.<br />

Limitaban sus intercambios a expresiones monosilábicas<br />

que limitaban al mínimo posible. No<br />

era una vida fácil y pese a este boicot parcial fui<br />

ascendido a supervisor de cuentas con varios ejecutivos<br />

del departamento bajo mis órdenes.<br />

Muy a menudo delegué en jóvenes colegas subalternos<br />

la asistencia a reuniones en mi representación<br />

para evitar enfrentarme con personas<br />

a las que no les gustaban los árabes.<br />

Dos incidentes de este período merecen<br />

mención. <strong>El</strong> primero tuvo relación con Murray<br />

Lehrman, un supervisor creativo bajo el mando<br />

de mi amigo Win Levine. <strong>El</strong> segundo tuvo que<br />

ver con Mike Stern, un director de cuentas que<br />

llegué a admirar enormemente.<br />

Murray Lehrman tenía el típico temperamento<br />

de un escritor de material publicitario<br />

y era firmemente pro israelí. Le incomodó<br />

mi poder de veto como supervisor de cuentas so-<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 101


102 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

CONFRATERNIZAR CON EL ENEMIGO<br />

bre los materiales que él producía. Lo único<br />

que este enfrentamiento natural necesitaba para<br />

empeorar la situación era que yo fuera palestino;<br />

en una palabra, mi palestinidad.<br />

Cada vez que rechacé un anuncio creado por<br />

Murray, éste abandonaba mi despacho mascullando<br />

su descontento. Win Levine y yo solíamos<br />

reírnos con la imitación que Win hacía de<br />

Murray diciendo “el árabe ha rechazado otro excelente<br />

anuncio, no funciona en el oasis”, En realidad,<br />

el árabe se esforzaba al<br />

“Algunos judíos<br />

me apreciaron<br />

como un<br />

inmigrante<br />

de nueva<br />

generación<br />

mientras otros,<br />

simpatizantes<br />

de <strong>Israel</strong> y del<br />

sionismo, me<br />

excluyeron por<br />

mi procedencia<br />

palestina”<br />

máximo para mantener la situación<br />

dentro de sus estrechos<br />

límites naturales que implicaba<br />

evitar que los desacuerdos sobre<br />

anuncios de chocolate M&M no<br />

se convirtieran en violaciones<br />

de la tregua árabe-israelí.<br />

En 1967, la ocupación israelí<br />

de Cisjordania y Gaza incluía<br />

mi ciudad natal de<br />

Betania, donde muchos miembros<br />

de mi familia viven todavía.<br />

Los exiliados Aburish perdieron<br />

todo contacto con la rama<br />

de Betania y se<br />

desesperaban al oír lo que les había sucedido.<br />

Cuando mis problemas llegaron a sus oídos,<br />

Murray vino a verme. Se quedó en la puerta de<br />

mi despacho, abotonando su chaqueta. Pasó<br />

inusitadamente su mano dos o tres veces sobre<br />

su pelo gris y habló titubeante: “Said, he oído<br />

que tienes familia en Cisjordania e intentas<br />

contactar con ellos. ¿Puedo hacer algo? Tengo<br />

muchos amigos en <strong>Israel</strong> y estaría encantado en<br />

pedirles que se enteren de la situación de los tuyos.”<br />

Mis ojos se tornaron llorosos, mi voz se entrecortó<br />

y lo único que acerté a decir fue “no pasa<br />

nada, Murray, alguien de la revista “Time” va<br />

a ir a verles”. Me levanté, me acerqué adonde estaba<br />

y le di la mano en silencio.<br />

Meses después, Bates decidió trasladarme<br />

a Los Ángeles para dirigir allí su oficina.<br />

Una de mis primeras decisiones era reclutar<br />

nuevos talentos; uno de los seleccionados<br />

era un joven director de cuentas con una reputación<br />

de considerable sangre fría y daliniano<br />

bigote llamado Mike Stern.<br />

Cinco días después de que Mike aceptara<br />

el trabajo y mientras nos preparábamos para<br />

trasladarnos a Los Ángeles, el presidente<br />

de Ted Bates me llamó inesperadamente a<br />

una reunión.<br />

Archibald McGhee Foster Jr. se caracterizaba<br />

por sus maneras bruscas. Se llevó la sorpresa del<br />

siglo cuando me negué a echar a Mike Stern porque<br />

a uno de los clientes en Los Ángeles no le<br />

gustaban los judíos. Mascullando no se qué a<br />

propósito de la impía alianza árabe-judía, no podía<br />

creer que yo preferiera dimitir que echar a<br />

Stern. Gané.<br />

Mike y yo nos fuimos los dos a Los Ángeles y<br />

él desempeñó sus funciones admirablemente;<br />

de hecho, gustó mucho a los clientes que se suponía<br />

iban a odiarle. Nunca dejé pasar la oportunidad<br />

de explicárselo a Archie.<br />

Al poco tiempo, en uno de esos amargos giros<br />

que ponen a prueba la confianza en uno mismo,<br />

empecé a tener problemas con un cliente<br />

que ponía objeciones a todo lo que yo hacía.<br />

Mike Stern, en medio de grandes apuros que le<br />

llevaron al borde del llanto, me explicó que el<br />

cliente judío era un “racista intolerante”. Intenté<br />

una y otra vez granjearme la simpatía del causante<br />

de mis males en tanto Mike Stern siempre<br />

estaba al quite para ofrecerme apoyo y comprensión,<br />

esfuerzo inútil que le dejó frustrado.<br />

Finalmente, después de darle muchas vueltas,<br />

acepté el fracaso y dimití. Mike Stern ofreció dimitir<br />

conmigo pero le convencí de que no lo hiciera.<br />

Yo necesitaba que él permaneciera allí<br />

como símbolo viviente de aquello en lo que creía<br />

y reproche a las mentes estrechas que han respaldado<br />

el desfile de la locura y la necedad a lo<br />

largo de toda la historia.<br />

Volví a Nueva Cork, donde Win Levine estaba<br />

presto a ayudar en cualquier circunstancia;<br />

recibí una llamada emocionada de Murray Lehrman,<br />

quien me daba cuenta de que Lynn Epstein<br />

me ofrecía una habitación en su apartamento.<br />

Pero, sobre todo, recibí una carta afable y cordial<br />

de Mike Stern que me confesaba lo mucho que<br />

había significado para él trabajar conmigo.<br />

Todo ello me hizo sentir que estaba ganando y<br />

renuncié a rendirme.<br />

Conseguí otro trabajo en Nueva York y me<br />

trasladé a Londres al cabo de un año. En realidad<br />

no huía, era un ascenso. Las cosas en Londres<br />

guardaron escasa relación con cuanto he mencionado,<br />

cosa que atribuí generosamente a la<br />

madurez inglesa, aunque todo saltó hecho trizas<br />

debido a una venganza.<br />

Todo ocurrió durante las audiencias del caso<br />

Watergate en 1973, en un pequeño restaurante<br />

chino en King’s Road. Una pareja inglesa de<br />

mediana edad y chapada a la antigua con su típica<br />

tendencia a hablar en voz alta se sentaba enfrente<br />

de nosotros discutiendo los acontecimientos<br />

en Washington mientras el resto de los<br />

comensales se veían obligados a hacer de pú-<br />

blico. Estaban a favor de Nixon y lo hacían saber<br />

de la manera menos atractiva. En un momento<br />

la mujer gritó: “Es un buen presidente, y estoy<br />

seguro de que el pueblo norteamericano le quiere.<br />

Son los judíos, los espantosos judíos de Nueva<br />

York que controlan la prensa, los que no le quieren.”<br />

Las súplicas de mi socio cayeron en saco roto<br />

y me vi a mí mismo respondiendo abiertamente.<br />

“Señora, por favor, soy judío y de Nueva<br />

York, y le rogaría que no las tomara conmigo en<br />

un lugar público.”<br />

Todo el mundo se quedó en silencio. La señora<br />

ordenó a “Simon” que pagara la cuenta y<br />

se marcharon malhumorados. Un hombre en la<br />

mesa al lado de la mía levantó su vaso para<br />

ofrecerme un brindis y asintió educadamente.<br />

Cuando yo le sonreí y dije, “en realidad soy un<br />

árabe”, brindó por segunda vez y comenzó a reír.<br />

La anécdota dio la vuelta al salón y motivó un<br />

ambiente de concordia espontánea, no ensayada,<br />

de modo que todos los clientes se pusieron<br />

a charlar entre sí.<br />

Aparte de este incidente, mis experiencias<br />

con judíos mientras en Londres son más satisfactorias<br />

que las de Estados Unidos. Asocio uno<br />

de mis recuerdos más agradables durante mis<br />

largos años en Londres a mi primera reunión<br />

con Mark Kravitz, entonces responsable de la sección<br />

de internacional del periódico “Liberation”<br />

de París. Mark y yo habíamos hablado por teléfono<br />

pero nunca nos habíamos conocido y él había<br />

venido a Londres especialmente para verme.<br />

Como suele ser típico, me llevó a un restaurante<br />

de lujo llamado Mr Thompson.<br />

Mark y yo bebimos buenas botellas mientras<br />

hablábamos de los asuntos de Oriente Medio.<br />

Hacia el final proporcioné a Mark una síntesis de<br />

varios artículos que yo quería escribir para su periódico.<br />

Aunque encantado y complacido, expresó<br />

su preocupación por los eventuales problemas<br />

ya que mi intención era criticar tanto a<br />

los árabes como a <strong>Israel</strong> de forma vehemente.<br />

Asentí, pero dije a mi vez que llamar las cosas<br />

por su verdadero nombre era una conducta periodística<br />

correcta y apropiada. Mark asintió a su<br />

vez, algo a regañadientes. Cuando nos separamos<br />

en la puerta del restaurante, Mark instintivamente<br />

me dio un abrazo y tomándome por<br />

el hombro me susurró al oído: “Por el amor de<br />

Dios, ten cuidado, ten cuidado, por favor.”<br />

Mi amistad con Mark Kravitz sigue en pie. Y<br />

ésta es también la historia de mi amistad con dos<br />

hermanastras judías sudafricanas que conocí<br />

hace 20 años. Nos vemos con regularidad, discutimos<br />

interminablemente y solemos referirnos a<br />

CONFRATERNIZAR CON EL ENEMIGO<br />

la inhumanidad presente en la especie humana.<br />

En 1991 sufrí una grave hemorragia interna<br />

y padecí cinco minutos de terror durante los cuales<br />

fui incapaz de alcanzar el teléfono para pedir<br />

ayuda. Finalmente pude llamar a Shelley Borkum.<br />

“Shell –le dije–, necesito una ambulancia,<br />

tendré la puerta abierta para que entres, pero<br />

pierdo el conocimiento cada dos minutos.”<br />

Shelley y la ambulancia llegaron en seguida y estoy<br />

vivo para contarlo.<br />

Mientras aún seguía en el hospital, Shelley,<br />

su hermana y su madre Jean me visitaban a diario.<br />

“Escucha Abu –dijo Shell con su habitual vitalidad–,<br />

hemos de irnos, pero aquí tienes los números<br />

de teléfono donde puedes encontrarnos.”<br />

Miré los cinco números de teléfono a través de<br />

ojos húmedos y no me parecieron judíos.<br />

Mis recuerdos como un árabe entre judíos<br />

acuden si cabe más puntualmente a mi mente<br />

por el deterioro de las relaciones que tratan de<br />

tenderse entre árabes y judíos para establecer<br />

una amistad por encima de los continuos estragos.<br />

Me duele observar que mis relaciones y<br />

contactos con amigos judíos ya no son fáciles.<br />

Descubrir que en Jerusalén, por primera vez<br />

desde 1967, los árabes y judíos no ya no comen<br />

en restaurantes recíprocos me deja hecho polvo.<br />

Detesto no actuar de forma natural cuando<br />

hablo con amigos. No hablo abiertamente por temor<br />

a ofender y ellos hacen lo propio. Y así<br />

nuestro diálogo es cada vez más limitado.<br />

Reitero que miembros de mi familia han<br />

muerto luchando contra <strong>Israel</strong>, otros han sido<br />

encarcelados y torturados, decenas de nosotros<br />

vivimos como refugiados ambulantes de aquí<br />

para allá y nuestras tierras han sido expropriadas.<br />

Mi visión de <strong>Israel</strong> es distinta de mi visión de<br />

los judíos, aunque no soy tan tonto como para<br />

negar que no están relacionadas.<br />

Quiero dirigir una breve carta a mis amigos<br />

judíos, Yussuf Kalabi, Armund Matussen, Win<br />

Levine, Lynn Epsteen, Mike Stern, Mark Kravitz<br />

y la familia Borkum.<br />

Amigos míos: vosotros y yo tenemos obligaciones<br />

morales que no podemos eludir. Para<br />

mí, el hecho de que el destino nos envuelva<br />

crecientemente entraña un mayor apremio para<br />

intentar influir en el rumbo del <strong>conflicto</strong> entablado<br />

entre nuestros pueblos. Por favor, sigamos<br />

debatiendo las cosas. No adoptemos las estrechas<br />

miras de este mundo en que vivimos<br />

dándole una victoria inmerecida y echando por<br />

la borda todo lo que nos ha caracterizado y singularizado<br />

a ambos –a los unos a los ojos de los<br />

otros– a lo largo de los decenios.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 103


para saber más literatura<br />

cine<br />

viajes<br />

webs<br />

libros<br />

LA PRODUCCIÓN BIBLIOGRÁFICA SOBRE EL CONFLICTO ÁRABE IS-<br />

RAELÍ ES ABUNDANTE. LA ACADEMIA ESPAÑOLA, SIEMPRE A RE-<br />

MOLQUE EN EL ESTUDIO DE LOS TEMAS INTERNACIONALES, EMPIE-<br />

ZA A TENER UNA IMPORTANTE PRODUCCIÓN SOBRE ESTE TEMA, RE-<br />

FLEJO, A SU VEZ, DE LAS NUEVAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN DE LA<br />

UNIVERSIDAD. EN MI OPINIÓN, ENTRE LOS ESTUDIOS PUBLICADOS,<br />

TODOS ELLOS RIGUROSOS Y DE PRIMERA LÍNEA, SE ECHAN EN FAL-<br />

TA –TRADUCCIONES INCLUIDAS– ALGUNOS TRABAJOS MÁS CRÍTICOS<br />

CON LA REALIDAD PALESTINA.<br />

<strong>El</strong> muro de hierro<br />

<strong>Israel</strong> y el mundo árabe<br />

AVI SHLAIM. EDITORIAL ALMED (GRANADA), 2003. 780 PÁGINAS.<br />

Muchas veces se ha escrito que el <strong>conflicto</strong> entre<br />

<strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong> va más allá de un enfrentamiento<br />

entre dos contendientes, ya que hunde sus raíces en<br />

las problemáticas relaciones entre el Estado judío y<br />

sus vecinos árabes. En su génesis y en su resolución,<br />

este <strong>conflicto</strong> tiene un componente regional<br />

inherente al mismo. Es éste el tema que trata el libro<br />

de este profesor de la Universidad de Oxford. La<br />

doctrina del muro de hierro hace referencia a la<br />

denominación que los sionistas revisionistas de<br />

Jabotinsky daban al principio fundamental por el<br />

que, según su punto de vista, debían regirse las<br />

relaciones entre el futuro Estado judío y sus vecinos<br />

árabes: cualquier negociación debía hacerse desde<br />

una clara y contundente superioridad militar para, de<br />

esta forma, asegurar los objetivos del sionismo. Este<br />

principio es el que para Avi Shlaim ha predominado<br />

en la política exterior israelí, haciendo imposible<br />

cualquier solución a este duradero <strong>conflicto</strong>. Para<br />

defender esta tesis, Shlaim analiza en sucesivos<br />

períodos históricos las relaciones de <strong>Israel</strong> con los<br />

países árabes. Sin duda, una obra fundamental y<br />

global sobre este espinoso tema.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 105


para saber más libros<br />

<strong>El</strong> miedo a la paz.<br />

De la guerra de los<br />

Seis Días a la<br />

segunda intifada<br />

IGNACIO ÁLVAREZ-OSSORIO.<br />

CATARATA (MADRID), 2007. 280<br />

PÁGINAS<br />

Estamos ante uno de los<br />

máximos especialistas<br />

españoles en el <strong>conflicto</strong><br />

árabe-israelí. Prueba de ello<br />

es la importante producción<br />

bibliográfica y de otro tipo<br />

que tiene este profesor del<br />

Área de Estudios Árabes e<br />

Islámicos de la Universidad<br />

de Alicante. Sin duda, junto<br />

a otros, exponente de una<br />

generación de nuevos<br />

académicos interesados en<br />

investigar y estudiar<br />

cuestiones internacionales.<br />

La importancia de este libro<br />

reside en que el objeto de<br />

estudio se centra en la<br />

evolución de las dinámicas<br />

internas de ambos<br />

contendientes. Del lado<br />

palestino, la tesis del autor<br />

es que a partir de la primera<br />

intifada, las elites que vivían<br />

en los territorios ocupados<br />

consiguieron imponer en la<br />

agenda de la negociación<br />

política, un principio que<br />

ahora aparece fundamental<br />

para la resolución del<br />

<strong>conflicto</strong>: paz por<br />

territorios. En el lado israelí,<br />

Álvarez-Ossorio analiza las<br />

opciones –colonización,<br />

negociación…– que los<br />

distintos gobiernos israelíes<br />

106 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

Víctor Manuel Amado Castro. Profesor investigador del Instituto de Historia Social Valentín de<br />

Foronda (Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea) e investigador invitado en la<br />

Universidad de Tel Aviv<br />

han ido adoptando en este<br />

<strong>conflicto</strong> desde 1967.<br />

Aunque comience a partir<br />

del año 1967, desde mi<br />

punto de vista este libro es<br />

una de las obras clave<br />

escrita en castellano para<br />

entender el <strong>conflicto</strong> israelopalestino.<br />

Además, contiene<br />

un importante apéndice con<br />

mapas, cronología, índice<br />

onomástico, bibliografía y<br />

fuentes en internet. Esta<br />

lectura puede ser<br />

actualizada con el último<br />

trabajo que este autor ha<br />

escrito junto al profesor de<br />

la Universidad Autónoma de<br />

Barcelona Ferran Izquierdo,<br />

y que con el título ¿Por qué<br />

ha fracasado el proceso de paz?<br />

Claves para entender el <strong>conflicto</strong><br />

palestino-israelí (Catarata,<br />

segunda edición actualizada<br />

2007) analiza las causas<br />

del fracaso de los diferentes<br />

acuerdos de paz<br />

entre palestinos e israelíes<br />

hasta la actualidad.<br />

Cicatrices de<br />

guerra, heridas de<br />

paz. La tragedia<br />

árabe-israelí<br />

SHLOMO BEN-AMI. EDICIONES B<br />

(BARCELONA), 2006. 422 PÁGINAS.<br />

Hablar de Shlomo Ben-Ami<br />

supone hacerlo a la vez de<br />

un académico, de un<br />

político y de un<br />

diplomático, con todo lo que<br />

esto representa. Desde esta<br />

triple perspectiva es desde<br />

donde esta personalidad ha<br />

escrito sus últimas<br />

publicaciones relacionadas<br />

con el <strong>conflicto</strong> árabeisraelí.<br />

<strong>El</strong> primero de ellos<br />

fue <strong>Israel</strong> entre la guerra y la<br />

paz (Ediciones B, Barcelona<br />

1999) el segundo ¿Cuál es el<br />

futuro de <strong>Israel</strong>? (Ediciones B,<br />

2001) y el último, por el<br />

momento, Cicatrices de guerra,<br />

heridas de paz. La tragedia<br />

árabe-israelí. Todos ellos<br />

suponen el legado político<br />

que sobre este <strong>conflicto</strong> Ben-<br />

Ami nos va dejando. Pero<br />

quizás sea este último<br />

trabajo el que da una visión<br />

más equilibrada sobre este<br />

tema, ya que, además de ser<br />

crítico con los palestinos y<br />

muy especialmente con<br />

Arafat, mete el dedo en la<br />

llaga de la responsabilidad<br />

israelí. En esta obra Ben-Ami<br />

narra la historia de <strong>Israel</strong> y<br />

de los enfrentamientos<br />

contra sus vecinos árabes,<br />

haciendo especial hincapié<br />

en la guerra de 1967. Fue a<br />

partir de esa confrontación<br />

y como consecuencia de su<br />

abrumadora victoria,<br />

cuando, según Ben-Ami, el<br />

país hebreo se llenó de<br />

autocomplacencia y sobre<br />

todo, fue cuando el discurso<br />

político nacional-religioso<br />

tomó posiciones definitivas<br />

y determinantes en el<br />

tablero político israelí. A<br />

partir de ese hecho, el autor<br />

narra los diferentes<br />

enfrentamientos y sobre<br />

todo los intentos de paz que<br />

ha habido entre árabes e<br />

israelíes. Ben-Ami describe<br />

la situación del <strong>conflicto</strong><br />

árabe israelí después del<br />

11-S, y plantea dos<br />

soluciones para el mismo.<br />

Una retirada unilateral de<br />

Cisjordania como la que se<br />

dio en Gaza, o que la<br />

presión internacional de la<br />

mano de Estados Unidos<br />

haga que las dos partes<br />

alcancen un acuerdo de paz.<br />

The Palestinian-<br />

Arab. Minority in<br />

<strong>Israel</strong>, 1948-2000<br />

AS’AD GHANEM. SUNYPRESS (NUEVA<br />

YORK), 2001. 256 PÁGINAS.<br />

Una de las primeras<br />

cuestiones que tuvo que<br />

abordar el Estado de <strong>Israel</strong><br />

tras su creación, fue el<br />

estatus de la población<br />

palestina que permaneció<br />

en él tenía en el nuevo<br />

Estado hebreo. Desde el<br />

primer momento, esta<br />

minoría luchó por sus<br />

derechos en un Estado que<br />

se denominaba democrático<br />

judío. Esta cuestión, la de la<br />

minoría palestina-árabe en<br />

<strong>Israel</strong> desde el nacimiento<br />

de este país hasta el año<br />

2000, es el tema que aborda<br />

Ghanem en este libro. <strong>El</strong><br />

autor proporciona una<br />

descripción comprensiva del<br />

desarrollo de esta minoría,<br />

planteando sus experiencias<br />

sociales, económicas y<br />

culturales. Al mismo tiempo<br />

nos muestra en torno a qué<br />

formaciones políticas se fue<br />

articulando esta minoría, y<br />

los dilemas a que dichas<br />

formaciones se han tenido<br />

que enfrentar en el<br />

escenario político israelí<br />

que, según su opinión, ha<br />

tenido una clara deriva<br />

étnica judía. Al mismo<br />

tiempo, el autor refleja en<br />

este trabajo la marginación<br />

que han sufrido los<br />

ciudadanos árabes<br />

palestinos que viven en el<br />

Estado de <strong>Israel</strong>, por parte<br />

de sus hermanos de los<br />

territorios ocupados.<br />

Interesante libro que trata<br />

un aspecto de múltiples<br />

aristas consecuencia de este<br />

<strong>conflicto</strong>, para el cual el<br />

autor, investigador de la<br />

Universidad de Haifa (<strong>Israel</strong>),<br />

propone como solución un<br />

Estado binacional.<br />

Hamás. La marcha<br />

hacia el poder<br />

CARMEN LÓPEZ ALONSO. EDITORIAL<br />

CATARATA (MADRID), 2007. 304<br />

PÁGINAS.<br />

Si hay un fenómeno de<br />

singular importancia que ha<br />

irrumpido en los últimos<br />

años dentro de las<br />

dinámicas internas<br />

palestinas, es Hamas. Este<br />

movimiento de resistencia<br />

islámica alcanzó lo que ha<br />

sido hasta el momento su<br />

cenit con la victoria en las<br />

elecciones legislativas<br />

palestinas de enero de 2006.<br />

Este nuevo fenómeno es<br />

abordado en un reciente<br />

libro publicado por la<br />

profesora de la Universidad<br />

Complutense de Madrid<br />

Carmen López Alonso,<br />

profunda conocedora de la<br />

zona. Este trabajo, que<br />

aparece como la primera<br />

publicación en castellano<br />

sobre este fenómeno, nos<br />

explica cómo ha sido posible<br />

que este movimiento haya<br />

desbancado a Al Fatah y a la<br />

OLP del monopolio en el<br />

liderazgo de la resistencia<br />

palestina en los territorios<br />

ocupados. Su génesis, pero<br />

sobre todo su desarrollo y<br />

liderazgo en dichos<br />

territorios se ha basado,<br />

según la autora, en aspectos<br />

como una amplia política<br />

asistencial, educativa y<br />

sanitaria, un discurso que<br />

mezcla además de<br />

radicalismo islámico,<br />

nacionalismo palestino y<br />

una calculada práctica<br />

terrorista de atentados<br />

contra la ocupación israelí,<br />

y contra todo aquello que<br />

derivara de los acuerdos de<br />

Oslo. La autora también<br />

aborda las relaciones<br />

siempre calculadas de<br />

tensión y acuerdo entre<br />

Hamas y quien desde el<br />

plano internacional<br />

representa al pueblo<br />

palestino, la OLP, y Al Fatah.<br />

Así, esta obra en castellano<br />

aparece como el libro de<br />

referencia para entender en<br />

su globalidad el movimiento<br />

islámico palestino de<br />

resistencia Hamas.<br />

The road map to<br />

nowhere. <strong>Israel</strong>/<br />

Palestine since 2003<br />

TANYA REINHART. VERSO (LONDRES,<br />

NUEVA YORK), 2006. 260 PÁGINAS.<br />

<strong>El</strong> 17 de marzo de 2007<br />

fallecía en los Estados<br />

Unidos, a los 63 años de<br />

edad, la lingüista y ensayista<br />

israelí Tanya Reinhart,<br />

profesora de las<br />

universidades de Tel Aviv y<br />

Utrech y colaboradora de<br />

Noam Chomsky en el MIT.<br />

Se iba así una de las más<br />

ácidas y lúcidas<br />

intelectuales israelíes. Esta<br />

judía, que abandonó la<br />

Universidad de Tel Aviv por<br />

presiones políticas,<br />

representa a una parte de la<br />

sociedad judía israelí –no<br />

tan minoritaria en la<br />

universidad, pero sí en el<br />

conjunto de la sociedad–<br />

que se muestra<br />

tremendamente crítica con<br />

su Gobierno. En éste, su<br />

último trabajo, hace una<br />

demoledora crítica al<br />

período Sharon, al que<br />

acusa de racista, así como de<br />

llevar a cabo una limpieza<br />

étnica para asegurar a <strong>Israel</strong><br />

como un Estado netamente<br />

judío. La autora afirma que<br />

la “hoja de ruta” no ha<br />

traído progresos reales en el<br />

proceso de paz y más bien<br />

ha servido para que la<br />

propaganda de los media<br />

israelíes y del mundo<br />

occidental elevaran a la<br />

categoría de hombre de paz<br />

a Sharon. Un dirigente que<br />

se retiró de Gaza en 2005,<br />

pero siguió con su política<br />

de colonización, de<br />

asesinatos selectivos, de<br />

expulsión de palestinos y de<br />

inclusión de éstos tras un<br />

muro. Además, Reinhart<br />

arremete contra el peso que<br />

el estamento militar tiene<br />

en la sociedad israelí en<br />

general y en la política en<br />

particular. Estas realidades<br />

llevan a afirmar a la autora<br />

que <strong>Israel</strong> vive el período<br />

más oscuro desde su<br />

nacimiento, poniendo en<br />

duda la salud democrática<br />

su país. Demoledor libro que<br />

con brillantez y una cierta<br />

vehemencia pone sobre la<br />

mesa una de las líneas de<br />

fractura del país hebreo.<br />

Palestine and the<br />

Arab-<strong>Israel</strong>i<br />

Conflict. A History<br />

with Documents<br />

CHARLES D. SMITH. BEDFORDS/ST.<br />

MARTIN’S (BOSTON), 2007. 598<br />

PÁGINAS.<br />

Sin duda uno de los librosguía<br />

más completo que se<br />

puede encontrar en el<br />

mercado. Prueba de ello es<br />

su sexta edición. Este libro<br />

escrito por el profesor de<br />

Historia del Medio Oriente<br />

de la Universidad de<br />

Arizona, es guía por varias<br />

razones. La primera porque<br />

nos explica, a modo de<br />

introducción, cuál ha sido el<br />

devenir en la zona hasta<br />

1914. A partir de ahí y en<br />

varios capítulos, explica la<br />

realidad de la zona y del<br />

<strong>conflicto</strong> palestino-israelí<br />

hasta la actualidad. Además,<br />

esta explicación histórica va<br />

acompañada en cada<br />

capítulo –un total de 12 en<br />

la sexta edición– de una<br />

tabla cronológica, de textos<br />

históricos y de documentos<br />

que ayudan a entender aún<br />

más este <strong>conflicto</strong>. En<br />

definitiva, este es un libro<br />

que aunque en inglés,<br />

aparece como una buena<br />

guía básica y rigurosa para<br />

acercarse a este <strong>conflicto</strong>,<br />

pero sobre todo como un<br />

manual de consulta de<br />

ciertos datos. Su validez está<br />

en su concepción global y en<br />

la amplitud cronológica con<br />

la que aborda el tema.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 107


para saber más literatura<br />

108 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

Mercedes Monmany. Crítica literaria y ensayista<br />

Cada casa necesita un balcón<br />

RINA FRANK. EDITORIAL LUMEN (BARCELONA), 2007.<br />

TRADUCCIÓN DE ANA MARÍA BEJARANO. 298 PÁGINAS.<br />

Rina Frank, la autora de una bellísima<br />

primera novela basada en hechos<br />

autobiográficos, Cada casa necesita un balcón,<br />

conseguiría un éxito desorbitado en su país<br />

con esta obra. La autora nació en 1951 en<br />

Wadi Salib, un pueblo cercano a Haifa,<br />

poblado por emigrantes, muchos de ellos<br />

llegados desde Europa central, como es el caso<br />

de la familia de Rina, la niña judía que cuenta<br />

su historia y la historia de ese país en los años<br />

50, alternándolo con sus años de juventud.<br />

Viajando desde <strong>Israel</strong> a España o en los años<br />

previos a la Segunda Guerra Mundial en<br />

Rumanía, con los guardias de hierro y el<br />

He visto Ramala<br />

MURID BARGUTI. EDICIONES DEL<br />

ORIENTE Y DEL MEDITERRÁNEO<br />

(MADRID), 2002. TRADUCCIÓN DE<br />

IÑAQUI GUTIÉRREZ DE TERÁN.<br />

250 PÁGINAS.<br />

Uno de los más grandes<br />

autores palestinos de<br />

nuestros días, junto al poeta<br />

Mahmud Darwish y el<br />

novelista fallecido Gasan<br />

Kanafani –autor de Un mundo<br />

que no es nuestro (Huerga y<br />

Fierro, 1995)–, Barguti nació<br />

en Deir Gassane, un pueblo<br />

próximo a Ramala, en<br />

Cisjordania. En 1963 inició<br />

sus estudios universitarios en<br />

<strong>El</strong> Cairo, donde se especializó<br />

en lengua y literatura<br />

inglesas. En 1967,<br />

coincidiendo con sus<br />

exámenes de licenciatura,<br />

tuvo lugar la Guerra de los<br />

Seis Días, que concluyó con<br />

la ocupación de Cisjordania y<br />

el desmembramiento de su<br />

familia. Exiliado en Egipto,<br />

Barguti no podría volver a<br />

visitar su tierra hasta 1996.<br />

Como diría el célebre<br />

ensayista y teórico palestino<br />

de la literatura Edward W.<br />

Said, autor de Orientalismo y<br />

Cultura e imperialismo, sobre su<br />

obra He visto Ramala: “Este<br />

lírico e intenso fresco del<br />

retorno a Ramala en 1996<br />

desde un prolongado exilio<br />

en el exterior es una de las<br />

mejores narraciones del<br />

destierro de las que<br />

disponemos. <strong>Palestina</strong> no es<br />

un lugar corriente. Es un<br />

lugar impregnado por todas<br />

las tradiciones y por la<br />

vivencia del monoteísmo; un<br />

lugar que ha visto llegar e<br />

irse a toda clase de<br />

conquistadores y<br />

civilizaciones (…) Un regreso<br />

a <strong>Palestina</strong> es un<br />

acontecimiento raro, por no<br />

decir particularmente difícil.<br />

Lo que otorga a este libro su<br />

impronta evidente de<br />

fascismo autóctono antisemita como telón de<br />

fondo, la pequeña Rina crece en medio de la<br />

extrema pobreza de los recién llegados,<br />

huyendo de las ruinas de una vieja Europa.<br />

Un mundo poblado por emigrantes en el que<br />

todos, de algún modo, se entendían mientras<br />

se oían, entremezclados por las calles, el<br />

rumano, el árabe marroquí, el yiddish, el<br />

ladino o el polaco. En los días en que se vivía<br />

aún “la euforia” que siguió a la victoria en la<br />

Guerra de los Seis Días y en los que aún no se<br />

había producido “la crisis” en el orgullo<br />

nacional por la guerra de Yom Kippur, Rina<br />

conocerá a un joven arquitecto recién llegado<br />

de Barcelona, con el que se casará y se alejará<br />

por algún tiempo de ese humilde balcón de<br />

Haifa que la vio nacer.<br />

profunda autenticidad es su<br />

poesía, es decir, su vigor<br />

poético y vital. Además, la<br />

escritura de Barguti carece,<br />

cosa admirable, de amargura<br />

o recriminación.”<br />

La sonrisa<br />

del cordero<br />

DAVID GROSSMAN. EDITORIAL<br />

TUSQUETS (BARCELONA), 1995.<br />

TRADUCCIÓN DE ROSER LLUCH. 336<br />

PÁGINAS.<br />

Nacido en 1954 en Jerusalén,<br />

David Grossman publicó su<br />

primera novela La sonrisa del<br />

cordero en 1988. Desde<br />

entonces, tanto a través de<br />

sus novelas como con sus<br />

artículos recogidos por toda<br />

la prensa internacional, o<br />

con ensayos como Presencias<br />

ausentes. Conversaciones con<br />

palestinos en <strong>Israel</strong>, se ha<br />

consagrado como uno de los<br />

pensadores más honrados y<br />

lúcidos respecto al <strong>conflicto</strong><br />

que desde hace décadas<br />

desgarra su tierra.<br />

Galardonado recientemente<br />

en nuestro país con el Premio<br />

de las Letras 2007 de la<br />

Fundación Cristóbal<br />

Gabarrón por la fuerza<br />

innovadora de su lenguaje y<br />

por su firme compromiso<br />

con la búsqueda de salidas<br />

pacíficas al <strong>conflicto</strong>, en esta<br />

primera novela premonitoria<br />

–Grossman perdería a su hijo<br />

soldado Uri en la última<br />

incursión el pasado verano<br />

del ejército israelí en Líbano–<br />

cuatro personajes se debaten<br />

con su propia vida dispar en<br />

medio de los <strong>conflicto</strong>s<br />

colectivos que sacuden a<br />

comunidades condenadas a<br />

compartir un mismo<br />

territorio. En ella, el joven<br />

soldado Uri es “recogido”,<br />

como un huérfano<br />

abandonado “del amor y de<br />

la vieja esperanza” por el<br />

viejo contador de historias<br />

palestino Jilmi.<br />

<strong>El</strong> amante<br />

palestino<br />

SÉLIM NASSIB. EDITORIAL LUMEN<br />

(BARCELONA), 2005. TRADUCCIÓN DE<br />

JUAN VIVANCO. 218 PÁGINAS.<br />

Este libro, escrito por el<br />

periodista nacido en Beirut<br />

en 1969 Sélim Nassib, que<br />

más tarde se instalaría en<br />

Francia y trabajaría como<br />

corresponsal de guerra en<br />

Líbano y en los territorios<br />

ocupados, está basado en las<br />

confesiones, o “historia<br />

imposible”, que la sobrina de<br />

un famoso banquero árabe,<br />

Albert Pharaon, le haría<br />

sobre los amores que<br />

mantuvo su tío con una<br />

jovencísima Golda Meir en<br />

los años 20 del pasado siglo.<br />

Tanto el entorno de Albert<br />

Pharaon, perteneciente a una<br />

rica familia palestina, como<br />

los biógrafos de Golda Meir<br />

negaron siempre esa noticia<br />

escandalosa que se propagó<br />

entonces como la pólvora.<br />

Un descanso<br />

verdadero<br />

AMOS OZ. EDITORIAL SIRUELA<br />

(MADRID), 2006. TRADUCCIÓN DE<br />

RAQUEL GARCÍA LOZANO. 443<br />

PÁGINAS.<br />

A lo largo de toda su obra<br />

narrativa, desde su novela La<br />

tercera condición a La pantera en<br />

el sótano, Mi querido Mijael y,<br />

sobre todo, a través de sus<br />

magníficas memorias<br />

tituladas Una historia de amor<br />

y oscuridad (Siruela), Amos Oz<br />

(Jerusalén, 1939),<br />

recientemente galardonado<br />

con el Premio Príncipe de<br />

Asturias de Literatura, no ha<br />

dejado de retratar directa o<br />

indirectamente en su obra la<br />

situación que se vive en esa<br />

zona de Oriente Medio, desde<br />

el fin del Mandato británico<br />

a las guerras con los árabes o<br />

el <strong>conflicto</strong> derivado de<br />

asentar por fin los dos<br />

estados separados e<br />

independientes. En Un<br />

descanso verdadero se cuenta la<br />

historia de Yonatán Lifschitz,<br />

un joven israelí, ansioso por<br />

abandonar el kibbutz en<br />

donde siempre ha vivido de<br />

forma algo claustrofóbica.<br />

Memoria<br />

para el olvido<br />

MAHMUD DARWISH. EDICIONES DEL<br />

ORIENTE Y EL MEDITERRÁNEO<br />

(MADRID), 1997. TRADUCIDO POR<br />

MANUEL C. FERIA GARCÍA.<br />

198 PÁGINAS.<br />

Uno de los más grandes<br />

poetas árabes<br />

contemporáneos, Mahmud<br />

Darwish nació en Galilea,<br />

<strong>Palestina</strong>, en 1942. En 1948<br />

su familia, como muchas<br />

otras, se exilió a Líbano. Al<br />

regresar a <strong>Palestina</strong> había<br />

perdido la nacionalidad e<br />

ingresó en 1961 en prisión,<br />

de donde no dejaría de<br />

entrar y salir hasta 1970 en<br />

que abandona <strong>Israel</strong>,<br />

viajando por diversos países<br />

socialistas y Egipto. Definido<br />

por Juan Goytisolo como<br />

“poeta enclaustrado en<br />

Ramala”, donde en 2002<br />

compondría su poema Estado<br />

de sitio, su libro Memoria para<br />

el olvido. Tiempo: Beirut. Lugar:<br />

un día de agosto de 1982 es su<br />

obra en prosa más<br />

importante.<br />

La chica sobre<br />

la nevera<br />

y otros relatos<br />

ETGAR KERET. EDITORIAL SIRUELA<br />

(MADRID), 2006. TRADUCCIÓN DE ANA<br />

BEJARANO. 184 PÁGINAS.<br />

Etgar Keret (Tel-Aviv, 1967) es<br />

el autor israelí más<br />

traducido, conocido y<br />

celebrado de su generación,<br />

auténtico best seller con cada<br />

una de sus recopilaciones de<br />

cuentos, llenos de humor y<br />

fantasía y con una evasión<br />

continua de la realidad<br />

convencional, a través de<br />

construcciones de raíz<br />

kafkiana. Aprendices de<br />

ángeles que no saben volar,<br />

prestidigitadores y<br />

funambulistas, parejas de<br />

novios que ponen<br />

continuamente a prueba su<br />

pasión, o jóvenes soldados<br />

israelíes que se niegan a<br />

responder a las<br />

provocaciones de jóvenes<br />

de Hamas con el rostro<br />

oculto por el kefiyeh son<br />

algunos de los protagonistas<br />

que pueblan sus relatos.<br />

<strong>El</strong> primer pozo<br />

YABRA IBRAHÍM YABRA. EDICIONES<br />

DEL ORIENTE Y DEL MEDITERRÁNEO<br />

(MADRID, 1998). TRADUCCIÓN DE<br />

MARÍA LUZ COMENDADOR Y LUIS<br />

MIGUEL CAÑADA. 320 PÁGINAS.<br />

Autobiografía de un niño<br />

palestino cristiano de Belén<br />

durante el Mandato<br />

británico, con los años<br />

decisivos de formación del<br />

nacionalismo árabe, y con los<br />

contornos de una tierra que<br />

comenzaba a escaparse, el<br />

autor del bello libro <strong>El</strong> primer<br />

pozo, Yabra Ibrahím Yabra<br />

(Belén, 1920-Bagdad, 1994) es<br />

uno de los principales<br />

creadores en lengua árabe, y<br />

figura primordial de la<br />

<strong>Palestina</strong> exterior, a la vez<br />

novelista, poeta, crítico de<br />

arte y literatura, ensayista,<br />

pintor y traductor de<br />

Shakespeare y de más de<br />

treinta clásicos de la<br />

literatura occidental. Con la<br />

ocupación de parte de<br />

<strong>Palestina</strong> en 1948 se vio<br />

obligado a exiliarse a Iraq,<br />

donde desarrollaría hasta su<br />

muerte una intensa actividad<br />

intelectual.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 109


para saber más cine<br />

PARADISE NOW. PALESTINA, 2005. DIRECTOR:<br />

HANNY ABBU-ASSAD. INTÉRPRETES: KAIS NASHIF,<br />

ALI SULIMAN, LUBNA AZABAL.<br />

En Paradise Now, de Hanny Abu-Assad, película de<br />

producción palestina que acabó siendo nominada a<br />

los Oscar, los dos protagonistas centrales son dos terroristas<br />

suicidas. En los primeros momentos, un<br />

miembro de su organización les comunica que en las<br />

próximas 24 deberán inmolarse en el centro de Tel<br />

Aviv. Tendrán que vestirse con un traje y bajo su ropa<br />

llevaran una bomba instalada en su cuerpo. La organización<br />

les ayudará a cruzar la frontera y les facilitará<br />

un coche para dirigirse a Tel Aviv. Allí tienen que sacrificarse,<br />

en el nombre de Alá, dentro de un autobús.<br />

Desde las primeras secuencias, el espectador sabe<br />

que los jóvenes van a llevar a cabo una monstruosi-<br />

110 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

Àngel Quintana. Profesor de Historia y Teoría del Cine en la Universitat de Girona<br />

<strong>El</strong> terrorismo desde dentro<br />

Un viaje por la mente del terrorista impelido por un fanatismo más fuerte que su propia vida.<br />

dad y que las acciones que marcan su vida cotidiana<br />

son las últimas porque el destino es inevitable. Para<br />

los dos protagonistas no existe un mañana. Hanny<br />

Abbu-Assad realiza una obra valiente en la que lo que<br />

interesa no es analizar el objetivo terrorista, sino colocarse<br />

en la mente del asesino, hasta el punto de humanizar<br />

al monstruo mediante la descripción detallada<br />

de su cotidianidad.<br />

Para mostrar las consecuencias del <strong>conflicto</strong> entre<br />

<strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong>, Abu-Assad se cuestiona cuáles son<br />

las causas que provocan que el odio político sea más<br />

fuerte que la vida y por qué unas personas pueden llegar<br />

a perpetrar una monstruosidad para luchar contra<br />

la opresión que vive su pueblo. La conclusión es<br />

que la pobreza es la que genera la violencia, una lacra<br />

política que no ha cesado de marcar profundamente<br />

el destino del pueblo palestino.<br />

<strong>El</strong> <strong>conflicto</strong> desde la cotidianidad<br />

DIARIOS. ISRAEL, 1983. DIRECTOR: DAVID PERLOV.<br />

<strong>El</strong> cineasta David Perlov, considerado como<br />

una de las figuras mayores del cine israelí<br />

de los años 70, decidió abandonar el formato<br />

profesional para instalarse en el ámbito doméstico<br />

y filmar con su cámara de 16 milímetros<br />

una serie de diarios íntimos sobre su<br />

vida cotidiana, sobre las relaciones con su<br />

mujer y sus dos hijas gemelas. Rescatados después<br />

de su muerte y editados en DVD –disponibles<br />

también en España– Diarios, de<br />

David Perlov, es una obra mayor del cine documental<br />

que muestra la historia de <strong>Israel</strong> entre<br />

1971 y 1983, a partir de lo más íntimo. Lo<br />

individual y lo colectivo marcan el tono de<br />

<strong>El</strong> campo<br />

de batalla<br />

KIPPUR. ISRAEL, 2000.<br />

DIRECTOR: AMOS GITAI.<br />

INTÉRPRETES: TOMER RUSO<br />

Y LIRON LEVO.<br />

<strong>El</strong> 6 de octubre de 1973,<br />

día del Yom Kippur o del<br />

gran perdón, las tropas sirias<br />

ocuparon los Altos del Golán,<br />

estallando de esta forma la<br />

cuarta guerra árabe-isralí. <strong>El</strong><br />

cineasta israelí Amos Gitai<br />

decidió reconstruir el campo<br />

de batalla tomando como<br />

pretexto la historia de dos<br />

soldados de la reserva que<br />

son llamados para el combate<br />

y que buscan su unidad<br />

en medio de la crueldad de la<br />

guerra y de una experiencia<br />

absolutamente caótica.<br />

A diferencia de las películas<br />

bélicas tradicionales, en<br />

las que se crea una especie de<br />

dramaturgia del combate, la<br />

película de Amos Gitai intenta<br />

mostrar la experiencia<br />

vital a partir de la confusión,<br />

recreando un momento clave<br />

en la historia del <strong>conflicto</strong><br />

con el objetivo de intentar<br />

atrapar la fisicidad de la lucha<br />

y transmitirla al espectador.<br />

Por otra parte, Amos Gitai<br />

revive en Kippur parte de<br />

su experiencia autobiográfica,<br />

porque en 1973, cuando<br />

estudiaba arquitectura, fue<br />

llamado a luchar en el Golán<br />

al mando de una patrulla de<br />

helicópteros de combate.<br />

una cuidada obra en la que la escritura del yo<br />

acaba diciéndonos muchas cosas sobre el<br />

<strong>conflicto</strong>, en la que la guerra es omnipresente<br />

por las pantallas de televisión y acaba<br />

convirtiéndose en un trueno lejano que marca<br />

la vida de unos seres que se declaran antisionistas<br />

y contrarios a la intransigencia que<br />

ha marcado el devenir de <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong>.<br />

En la<br />

frontera del<br />

<strong>conflicto</strong><br />

ROUTE 181: FRAGMENTS OF A<br />

JOURNEY IN PALESTINE-ISRAEL.<br />

FRANCIA/ALEMANIA, 2004.<br />

DIRECTORES: MICHEL KHELIFI Y<br />

EYAL SIVAN.<br />

Durante el verano de 2002,<br />

un cineasta palestino, Michel<br />

Khelifi, autor de la mítica Boda en<br />

Galilea y un director israelí, Eyal<br />

Sivan, decidieron realizar juntos<br />

un documental de cuatro horas y<br />

media, producido por la cadena<br />

francoalemana ARTE. Su objetivo<br />

fue la frontera que mediante la<br />

resolución de la ONU de 1947<br />

acabó dividiendo <strong>Palestina</strong> en<br />

dos territorios. A lo largo de un<br />

viaje por la frontera, los dos cineastas<br />

recogen las voces de múltiples<br />

testimonios de ambos bandos,<br />

para intentar comprender<br />

las circunstancias históricas, el<br />

peso de la herida y los puntos de<br />

vista contradictorios. Los cineastas<br />

hablan con palestinos cuyos<br />

antepasados tuvieron que abandonar<br />

su casa, ciudadanos israelíes<br />

que reclaman su derecho a<br />

un Estado y otros que lamentan<br />

la situación de control militar<br />

en la que perpetuamente viven<br />

ambos países. Al final, la cuestión<br />

clave reside en la frontera como<br />

división ideológica.<br />

La casa ocupada como metáfora<br />

Una historia doméstica que refleja distintas actitudes de resistencia ante el ocupante israelí.<br />

DOMICILIO PRIVADO. ITALIA, 2004. DIRECTOR: SAVERIO<br />

COSTANZO. INTÉRPRETES: HEND AYOUB, MOHAMED BACRI.<br />

La ocupación del territorio palestino por las<br />

tropas israelíes y el estudio de las tensiones que no<br />

han cesado de vivirse en un régimen de vigilancia<br />

militar es el tema de fondo de Domicilio privado, una<br />

curiosa película italiana ambientada en Gaza que<br />

quiere construir una metáfora del <strong>conflicto</strong> entre<br />

<strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong>. La acción de la película se desarrolla<br />

en el interior de un espacio cerrado: la casa<br />

familiar de un profesor palestino de clase media. Un<br />

día, la casa es ocupada por un grupo de soldados israelíes.<br />

La acción tiene lugar en los años en que el<br />

<strong>conflicto</strong> con los residentes de Gaza marcó la actitud<br />

del Gobierno israelí de Ariel Sharon. Costanzo<br />

nos muestra cómo los propietarios de la casa quedan<br />

confinados en el comedor y la sala de estar, pro-<br />

La imagen de <strong>Israel</strong><br />

POUR QUOI ISRAEL? ISRAEL/ESTADOS UNIDOS, 1972.<br />

DIRECTOR: CLAUDE LANZMANN.<br />

En 1972, bajo el Gobierno de Golda Meir y en un<br />

momento en que los agentes del Mossad crearon<br />

una cierta tensión internacional propiciando una<br />

imagen violenta de <strong>Israel</strong>, el cineasta Claude Lanzmann<br />

realizó Pour quoi <strong>Israel</strong>?, su primer largometraje.<br />

<strong>El</strong> futuro director de una pieza clave para la<br />

memoria histórica como Shoah (1985) realizó un documental<br />

sobre la creación y destino de <strong>Israel</strong> como<br />

Estado en proceso de formación. Mediante la pelí-<br />

hibiéndoles acceder a las otras estancias del domicilio.<br />

Los soldados israelíes ocupan el piso superior<br />

y controlan las entradas y salidas de la familia. La<br />

tensión de claustrofobia que se vive en el interior de<br />

la vivienda y la escasa libertad de sus miembros bajo<br />

vigilancia militar no tarda en convertirse en<br />

una clara reflexión en torno a las formas de subsistencia<br />

en el interior de los territorios ocupados.<br />

<strong>El</strong> factor más interesante de Domicilio privado reside<br />

en cómo el director utiliza los personajes para<br />

acabar construyendo diferentes actitudes sobre los<br />

modos de afrontar el <strong>conflicto</strong>. Así, a pesar de la insistencia<br />

de la madre en que abandonen el hogar, el<br />

padre de la familia no quiere marchar. Para él, la solución<br />

se basa en defender su honor mediante la resistencia<br />

no violenta. Los hijos mayores, en cambio,<br />

propugnan acciones de resistencia violenta que les<br />

permitan expulsar al invasor de su domicilio.<br />

cula, Lanzmann quiso cambiar la imagen internacional<br />

del país mostrando que <strong>Israel</strong> también era un<br />

país de refugiados, de gentes débiles y de gente que<br />

buscaba su lugar en el mundo.<br />

La película, que generó cierta polémica en su<br />

momento por la forma como justifica determinados<br />

hechos históricos, ha sido restaurada este año<br />

y presentada en el festival de Cannes, para ser lanzada<br />

inmediatamente a la venta en una edición en<br />

DVD. Para Claude Lanzmann, la reflexión que planteó<br />

en cine hace 35 años sigue manteniendo una<br />

clara vigencia.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 111


para saber más viajes<br />

enerada por las tres religiones monoteístas<br />

más extendidas e influyentes<br />

del mundo, su sangrienta historia la ha llevado<br />

lejos de convertirse en el símbolo de armonía<br />

y paz que se le podría suponer. Y, sin<br />

embargo, su hermosura desarma. Como reza<br />

el Talmud: “Diez medidas de belleza descendieron<br />

sobre el mundo a la hora de la<br />

creación. Jerusalén recibió nueve de ellas.”<br />

Ésta fue la urbe en la que el rey David fijó<br />

su capital a comienzos del primer milenio<br />

antes de la era cristiana, iniciando un largo<br />

viaje de enfrentamientos nacionales y religiosos.<br />

La ciudad no contaba con el entorno<br />

adecuado para garantizar las condiciones de<br />

vida de sus habitantes, pero su emplazamiento<br />

era estratégico, por lo que tuvo que<br />

112 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

Josep M. Palau Riberaygua. Periodista especializado en viajes, profesor de la UPF de Barcelona y de la Escuela<br />

Universitaria de Turismo de Bellaterra<br />

JERUSALÉN<br />

Una paradoja en piedra<br />

<strong>El</strong> Muro de las Lamentaciones y el templo de la Roca, símbolos contiguos de dos credos. Guillermina Puig<br />

V<br />

legitimarse con explicaciones místicas.<br />

La ciudad en sí se compone de dos, la<br />

Nueva, de líneas simétricas, y la Vieja, de calles<br />

complejas, sinuosas y recogidas tras un<br />

lienzo de murallas. Cruzarlas por la puerta<br />

de Damasco, una de las siete del farallón, y<br />

andar por la calle de Khan ez-Zeit, equivale a<br />

sumergirse en un torbellino teológico e idiomático:<br />

árabe, hebreo, inglés, turco, castellano,<br />

ruso… todas las lenguas se citan aquí<br />

vestidas de turista, rabino, seminarista o mujer<br />

con velo. Esta sensación se mantiene incluso<br />

en el interior de la iglesia del Santo<br />

Sepulcro, erigida por orden de la madre del<br />

emperador romano Constantino y disputada<br />

durante siglos por cristianos católicos, ortodoxos,<br />

coptos y armenios. Jerusalén es, ha si-<br />

Para visitar…<br />

Templo de la Roca o<br />

Qubbat as-Sajra,<br />

magnífica cúpula<br />

octogonal que cobija la<br />

Roca de la Creación.<br />

Muro de las<br />

Lamentaciones, último<br />

vestigio del templo de<br />

Herodes tras la invasión<br />

romana dirigida por Tito,<br />

y lugar sagrado para el<br />

pueblo judío.<br />

Basílica del Santo<br />

Sepulcro, construida en el<br />

año 326 dC por la reina<br />

Helena, madre del<br />

emperador romano<br />

cristiano Constantino.<br />

Jesús fue enterrado aquí.<br />

Monte de los Olivos y<br />

Huerto de Getsemaní, al<br />

este de las murallas de la<br />

Ciudad Vieja y atravesando<br />

el valle de Kidrón, donde<br />

pasó Jesús la última noche.<br />

Hotel Rey David,<br />

decorado con un estilo<br />

épico y magníficas vistas<br />

sobre la Ciudad Vieja.<br />

Escenario del atentado<br />

contra la Administración<br />

inglesa tras la Segunda<br />

Guerra Mundial, punto de<br />

inflexión del sionismo.<br />

do y tal vez será una encrucijada constante.<br />

Pero, si algún lugar simboliza la intersección<br />

de credos con mayúsculas, sin duda se<br />

trata de la Montaña del Templo o Explanada<br />

de las Mezquitas, en el sureste de la ciudad vieja.<br />

Allí se ubica una gran roca plana donde, según<br />

la tradición, fue creado Adán, Abraham<br />

estuvo a punto de inmolar a su hijo y Mahoma<br />

ascendió a los cielos. Hoy en día la protege<br />

la Cúpula de la Roca. Por el subsuelo circulan<br />

las galerías Macabeas, estudiadas por<br />

arqueólogos judíos ante el recelo de los palestinos,<br />

quienes temen que se trate de un<br />

plan para demoler las mezquitas y erigir en<br />

su lugar el llamado tercer Templo –tras la lejana<br />

destrucción de los de Salomón y Herodes–,<br />

propiciando así la llegada del Mesías.<br />

TEL AVIV<br />

Europeísmo y aromas de cedro<br />

el Aviv ofrece su cara más T amable desde el mar. Desde la<br />

Para visitar…<br />

Beth Hatefutsoth o<br />

museo de la Diáspora.<br />

Situado en el campus de la<br />

universidad, ilustra sobre<br />

las migraciones del<br />

pueblo judío.<br />

Beir Hakenesset<br />

Hagadol o Gran Sinagoga.<br />

Data de 1918 y genera un<br />

ambiente muy animado a<br />

su alrededor los sábados.<br />

Mercado del Carmel o<br />

zoco Hacarmel, el<br />

principal de Tel Aviv.<br />

Parque Iarkón, al<br />

noreste de la ciudad, con<br />

un exuberante jardín<br />

tropical.<br />

Barrio de los Artistas en<br />

Jaffa, con anticuarios,<br />

pintores y galerías de arte<br />

en la pintoresca calle de<br />

Mazal Dagim.<br />

inauguración en 1968 del moderno<br />

puerto de Ashdod, el tradicional de<br />

Yafo o Jaffa quedó reservado al uso<br />

de veleros y embarcaciones de pequeño<br />

calado. Antiguo suburbio integrado<br />

en la cada vez más extensa<br />

ciudad, Jaffa es considerado el puerto<br />

más antiguo del mundo y debe<br />

su nombre a la hija de Eolo, dios<br />

griego de los vientos. Por sus estrechas<br />

calles se diría que aún se percibe<br />

el olor de los cedros de Líbano<br />

que importó Salomón para la construcción<br />

de su templo. <strong>El</strong> conjunto<br />

es engañoso y no prepara adecuadamente<br />

para el moderno Gran Tel<br />

Aviv, verdadero centro comercial y<br />

financiero del país. Sin embargo, la<br />

transición es más suave moviéndose<br />

por Rejov Dizengoff, importante<br />

arteria comercial paralela al mar, jalonada<br />

de agradables cafés.<br />

RAMALA<br />

Pintoresca y atormentada<br />

R<br />

Minarete y torre de la iglesia ortodoxa. Abbas Momami/AFP<br />

Tel Aviv-Yafo, en su encuentro con la playa. Richard T. Nowitz/CORBIS<br />

Tras la Primera Guerra Mundial<br />

esta ciudad recibió tuna impresionante<br />

oleada migratoria judía,<br />

con numerosos poetas y escritores,<br />

convirtiéndose pronto en<br />

epicentro de la cultura hebrea y<br />

piedra angular del movimiento sio-<br />

amala no es un lugar que cautive a primera vista,<br />

aunque el hecho de estar construida sobre colinas<br />

que superan los 900 metros hace que disfrute de un clima<br />

más fresco. Ciudad abierta en muchos sentidos, situada<br />

en el centro de <strong>Palestina</strong> y a 16 kilómetros de<br />

Jerusalén, Ramala ha representado el papel de capital<br />

de facto de la Autoridad <strong>Palestina</strong> desde que Yasser<br />

Arafat decidió instalar aquí su cuartel general o Muqata.<br />

Las acciones militares acontecidas recientemente,<br />

como los ataques aéreos israelíes producidos durante<br />

la segunda intifada han contribuido a acrecentar el aspecto<br />

de provisionalidad de muchas de sus calles. En<br />

cambio, tras la apariencia decadente de sus paredes se<br />

ocultan los intelectuales de tendencia más liberal de los<br />

territorios palestinos. Artistas de renombre la escogen<br />

como escenario para sus actuaciones en <strong>Palestina</strong>, y ciudades<br />

como la inglesa Birmingham y la noruega<br />

Trondheim incluso se han hermanado con ella. Pero<br />

la buena voluntad no borra las huellas del <strong>conflicto</strong> y<br />

la pobreza, por mucho que la típica arquitectura palestina<br />

en piedra, con empleo de arcos y escaleras<br />

exentas, barnice el conjunto con un toque pintoresco.<br />

nista. Fue en Tel Aviv donde David<br />

Ben Gurion proclamó el Estado de<br />

<strong>Israel</strong> en 1948. La ciudad actual<br />

presenta un aspecto muy europeo,<br />

con grandes avenidas que invitan al<br />

paseo, sobre todo al norte de Allenby<br />

y la vía de Ben Yehuda.<br />

Para visitar…<br />

Yami el-Kebir o Gran<br />

Mezquita, construida en el<br />

siglo XIII sobre la catedral<br />

de San Juan, es uno de los<br />

edificios medievales mejor<br />

conservados de <strong>Palestina</strong>.<br />

Torre Blanca o mezquita<br />

de los Mamelucos, que<br />

ofrece una panorámica<br />

completa de Ramala.<br />

Hospicio de San<br />

Nicodemo.<br />

Mercado de Al-Bireh, un<br />

buen lugar para tomarle el<br />

pulso a la vida de la zona.<br />

<strong>El</strong> Ramallah Cultural<br />

Palace, el único auditorio<br />

palestino de gran<br />

capacidad, levantado por<br />

la Autoridad <strong>Palestina</strong> y<br />

las Naciones Unidas.<br />

VANGUARDIA | DOSSIER 113


para saber más webs<br />

<strong>El</strong>isenda Macià y Jordi Padilla. Institut Europeu de la Mediterrània (IEMed)<br />

NACIONES UNIDAS<br />

http://www.un.org/Dept<br />

s/dpa/qpal/index.html<br />

Página de Naciones Unidas<br />

sobre la cuestión palestina.<br />

En ella se recopila toda la<br />

información de los diferentes<br />

órganos y agencias de la ONU<br />

sobre el <strong>conflicto</strong>. Incorpora<br />

toda la documentación<br />

existente sobre el <strong>conflicto</strong><br />

relacionada con la ONU,<br />

además del desarrollo de las<br />

actividades relacionadas con<br />

la cuestión palestina en el<br />

marco de la Asamblea<br />

General, el Consejo de<br />

Seguridad, de las actividades<br />

del secretario general o de los<br />

distintos comités. La página<br />

incluye también una<br />

selección de noticias<br />

elaborada por el Sistema de<br />

Información de las Naciones<br />

Unidas sobre la Cuestión de<br />

<strong>Palestina</strong> (Unispal) y otras<br />

informaciones.<br />

UNIÓN EUROPEA<br />

http://ec.europa.eu/ext<br />

ernal_relations/mepp/i<br />

ndex.htm<br />

<strong>El</strong> área de Relaciones<br />

Exteriores de la Comisión<br />

Europea presenta en esta<br />

página un resumen de la<br />

posición de la UE ante el<br />

proceso de paz en Oriente<br />

Medio, sus contribuciones<br />

concretas al mismo, los<br />

114 VANGUARDIA | DOSSIER<br />

actores comunitarios y unas<br />

faqs actualizadas referidas a<br />

la cuestión. Encontramos<br />

también la posición de la UE<br />

en sus relaciones con <strong>Israel</strong> y<br />

con los territorios palestinos.<br />

AUTORIDAD NACIONAL<br />

PALESTINA<br />

http://www.minfo.gov.<br />

ps<br />

La visión, desde la Autoridad<br />

<strong>Palestina</strong>, del <strong>conflicto</strong>. En la<br />

página se pueden encontrar<br />

informes, artículos,<br />

documentos, noticias sobre la<br />

situación en <strong>Palestina</strong>.<br />

Además, la página incluye<br />

dossiers específicos sobre<br />

determinados temas<br />

relacionados con el <strong>conflicto</strong><br />

con <strong>Israel</strong>. Así, hay apartados<br />

sobre el muro de separación,<br />

los prisioneros palestinos, las<br />

violaciones del territorio<br />

palestino o estadísticas<br />

relacionadas con el <strong>conflicto</strong>.<br />

MINISTERIO DE ASUNTOS<br />

EXTERIORES DE ISRAEL<br />

http://www.israelmfa.gov.il/MFA<br />

La página web del Ministerio<br />

de Asuntos Exteriores incluye<br />

apartados sobre los diferentes<br />

aspectos del <strong>conflicto</strong> desde<br />

la óptica del Gobierno de<br />

<strong>Israel</strong>. Entre los más<br />

destacables se incluyen los<br />

dedicados al proceso de paz,<br />

al terrorismo o a la situación<br />

de Jerusalén. Estos apartados<br />

incorporan declaraciones,<br />

informes, artículos y enlaces.<br />

BITTERLEMONS<br />

www.bitterlemons.org<br />

Bitterlemons.org es una<br />

revista electrónica cuyos<br />

artículos presentan puntos de<br />

vista palestinos e israelíes<br />

sobre el <strong>conflicto</strong> israelopalestino<br />

y el proceso de paz.<br />

La revista está editada y<br />

producida por un palestino,<br />

Ghassan Khatib, y un israelí,<br />

Yossi Alpher. <strong>El</strong> objetivo es<br />

contribuir al entendimiento<br />

mutuo a través del<br />

intercambio de ideas. Los<br />

mismos editores crearon<br />

http://www.bitterlemonsinter<br />

national.org que con el<br />

mismo formato se centra en<br />

la situación en Oriente Medio.<br />

PASSIA<br />

http://www.passia.org<br />

PASSIA es una institución<br />

árabe sin ánimo de lucro con<br />

el objetivo de presentar la<br />

cuestión palestina en su<br />

contexto nacional, árabe e<br />

internacional a través de la<br />

investigación académica, la<br />

elaboración estudios y la<br />

organización de reuniones,<br />

seminarios y programas de<br />

formación. Dispone de una<br />

amplia base documental.<br />

B’TSELEM<br />

http://www.btselem.org<br />

/index.asp<br />

B’Tselem es una organización<br />

israelí independiente de<br />

defensa de los derechos<br />

humanos que actúa<br />

principalmente para cambiar<br />

la política israelí en los<br />

territorios ocupados y<br />

denunciar ante la opinión<br />

pública israelí las violaciones<br />

de los derechos humanos. Fue<br />

fundada en 1989 por un<br />

grupo de académicos,<br />

periodistas, abogados y<br />

miembros de la Knesset.<br />

otras webs<br />

http://www.peres-center.<br />

org/<br />

<strong>El</strong> Centro Peres por la Paz es<br />

una organización no gubernamental<br />

fundada por Simon<br />

Peres, con el objetivo promover<br />

la construcción de la paz<br />

en Oriente Medio a través de la<br />

cooperación socioeconómica,<br />

el desarrollo y el diálogo.<br />

http://www.pchrgaza.ps/<br />

Organización de derechos humanos<br />

palestina que tiene por<br />

objetivo velar por la protección<br />

de estos derechos y apoyar<br />

los esfuerzos destinados a<br />

que el pueblo palestino ejerza<br />

sus derechos de acuerdo con la<br />

legislación internacional y las<br />

resoluciones de la ONU.<br />

http://www.iemed.org/an<br />

uari/2006/earticles/ecro<br />

nologiapalestinaisrael.<strong>pdf</strong><br />

<strong>El</strong> anuario del Mediterráneo,<br />

editado por la Fundación CI-<br />

DOB y el Institut Europeu de la<br />

Mediterrània (IEMed), incluye<br />

una cronología específica de<br />

los acontecimientos del año<br />

en <strong>Israel</strong> y <strong>Palestina</strong>.<br />

http://www.monde-diplo<br />

matique.fr/index/sujet/co<br />

nflitisraeloarabe<br />

Archivo anual de los artículos<br />

publicados en el mensual francés<br />

“Le Monde Diplomatique”,<br />

básicamente correspondientes<br />

a los años 2005-2007. También<br />

se puede encontrar un<br />

vaciado de artículos de otras<br />

revistas, así como una cartografia<br />

del <strong>conflicto</strong>.<br />

http://news.bbc.co.uk/2/hi<br />

/middle_east/country_pro<br />

files/803257.stm<br />

Breve síntesis de la historia reciente<br />

y de la actualidad sobre<br />

<strong>Israel</strong> y los territorios palestinos,<br />

datos básicos, líderes<br />

y medios de comunicación. Incluye<br />

también una selección<br />

de noticias que se presenta en<br />

formato de audio y vídeo.

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