Año Santo de la Cruz - Sinodoiglesiaenasturias.org

diseño cubiertas y maquetación:
edita: Arzobispado de Oviedo
deposito legal: AS-184/08
imprime: Gráficas Covadonga

Presentación del Arzobispo .......................................................
Catequesis ..................................................................................
Historia de las cruces .................................................................
Celebraciones litúrgicas .............................................................
Peregrinación ........................................................................
Statio primera .............................................................
Statio segunda ............................................................
Statio tercera ..............................................................
Celebraciones en Parroquias y comunidades .......................
Celebración penitencial ....................................................
Viacrucis ...........................................................................
Celebración en Honor a la Santa Cruz .............................. 113
Oraciones .............................................................................
Oración de enfermos ..................................................
Oración ante la cruz .................................................... 124
Oración del sínodo diocesano ..................................... 125
Anexos ........................................................................................ 127
Cantoral ................................................................................. 129
Horario misas ........................................................................ 141
Dimensión social ................................................................... 145
INDICE
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PRESENTACIÓN DEL ARZOBISPO

presentación del arzobispo
2008
AÑO SANTO DE LA CRUZ
AÑO DE GRACIA EN LA ARCHIDIÓCESIS DE OVIEDO
Cuando acabamos de abrir el Gran Jubileo del Año Santo de la Cruz en la
Archidiócesis de Oviedo para celebrar los mil doscientos años y los mil cien años
de la entrega, para su custodia, a la Catedral de Oviedo de dos cruces que dan
identidad a Asturias, a España y a Europa, como son la Cruz de los Ángeles y la Cruz
de la Victoria, presiento que se abre para la Iglesia en Asturias una etapa nueva en
su camino. Un recorrido hacia el interior de sí misma y de sus señas de identidad y,
al mismo tiempo, un itinerario para comunicar la gracia del jubileo a las demás
Iglesias particulares viviendo la catolicidad. Como nos decía el Papa Juan Pablo II al
comenzar el nuevo milenio 2000, «rema mar adentro» (Lc 5, 4), y después de seis
años vividos intensamente con vosotros, experimento que esas mismas palabras
marcan una dirección y nos abren hacia caminos nuevos de vida y comunión, de
amor y de esperanza, de vida y reconciliación, de paz y creatividad evangélica.
«¿Me amas?» «¿Me quieres?»
Entremos agradecidos en las raíces de nuestro pasado y reflexionemos
sobre el significado de las Cruces de los Ángeles y de la Victoria para los hombres y
mujeres que vivían en estas tierras en aquellos siglos. Ellos entendieron que
Jesucristo era el Camino, la Verdad y la Vida y dispusieron sus vidas para vivir
conforme a lo que profesaban. Creyeron decididamente en las palabras de Jesús:
«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14, 6). Agradezcamos también este
presente que estamos viviendo, hagámoslo con la pasión del Evangelio, sin
nostalgias del pasado inmediato, sabiendo que estamos en una situación
absolutamente nueva que requiere de todos los que formamos la Iglesia del Señor,
aceptar el reto que un día Jesús planteó a Simón Pedro: «Rema mar adentro».
Entremos sin miedos en la profundidad que tiene nuestra vida y en la densidad de
la historia, con la convicción de que el Señor también quiere conquistar nuestro
corazón y nos pregunta como a Pedro: «¿Me amas?» «¿Me quieres?» (cf. Jn 21,
15-17). No perdamos la esperanza, aunque las situaciones sean difíciles o no
tengamos respuestas humanas, pero creamos que tenemos la gran respuesta, que
es el mismo Jesucristo, que vive y nos ha enviado el Espíritu Santo que nos
acompaña en el camino. Abrámonos también, sin miedos, con total confianza al
futuro: Jesucristo vive, ha resucitado, «Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y
siempre» (Hb 13, 8).
Un año de perdón
La Iglesia que camina en Asturias propone a todos los hombres en este
tiempo de gracia que contemplemos la cruz y fijemos nuestra mirada en quien es
«el gran pastor de las ovejas» (Hb 13, 20). Presentamos dos lugares para hacer
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esta contemplación de la cruz: la Catedral de Oviedo, con su Cámara Santa, y el
Santuario de Covadonga. Sobre todos los peregrinos que acerquen a estos dos
lugares llegará el amor misericordioso de Dios. El Año Santo de la Cruz es,
asimismo, un tiempo de preparación espiritual del Sínodo Diocesano que estamos
celebrando los cristianos de Asturias. Este Año Jubilar resulta una profecía de
futuro, pues estoy seguro que el tesoro de gracia que vamos a recibir se traducirá
en fervientes propósitos y en líneas de acción para años venideros. El cristianismo
es la religión que ha entrado en la historia, desde donde Dios ha querido
establecer siempre su alianza y donde Dios ha obrado maravillas. La Cruz de los
Ángeles y de la Victoria así nos lo recuerdan. Os invito a todos a que este Año Santo
Jubilar se caracterice por la petición de perdón: examinemos nuestra propia vida e
imploremos la misericordia de Dios celebrando el Sacramento de la Penitencia y
obteniendo el don de la indulgencia, recordando al mismo tiempo cómo algunos
hijos de la Iglesia han ensombrecido su rostro maternal y el de Cristo.
Los frutos de la cruz
Año Santo de la Cruz, porque es en la cruz donde podemos contemplar
cómo Dios sale al encuentro del hombre para entregarle la salvación. Dios no
espera a que los pecadores vengan a Él y expíen sus pecados, sino que Él mismo
sale al encuentro de los hombres y los reconcilia. Aquí está la verdadera esencia de
la Encarnación y de la cruz. El Nuevo Testamento nos hace ver que la cruz es,
primariamente, un movimiento de arriba a abajo, donde Dios se revela y
manifiesta en el Hijo y por Él expresa el amor incomprensible de un Dios que se
anonada para salvar al hombre. Es Él quien se acerca a nosotros y no al revés. ¡Qué
hondura tiene la cruz! Dios nos busca. Mediante la iniciativa del poder de su amor,
Dios restaura el derecho que se había alterado, haciendo que el hombre injusto se
vuelva justo, que lo muerto se torne vida por la misericordia creadora de Dios. Su
justicia es gracia, es una justicia activa que endereza al hombre deformado y lo
incorpora y lo devuelve a su postura erguida.
Año Santo de la Cruz para descubrir, adorando y contemplado la cruz,
que la cultura del amor es la cultura de la cruz. La misma Eucaristía tiene una
orientación escatológica y se centra en la teología de la cruz, y así lo expresa la
Iglesia cuando mantiene el carácter de sacrificio de la Misa. Ante la cruz podemos
hacernos esta pregunta: ¿por qué el hombre quiere hacerse Dios y cómo quiere
hacerse Dios? El ser humano lo hace al modo del mito de Prometeo: robando,
arrebatando la igualdad con Dios, pero no es ningún Dios. Cuando se hace Dios se
opone a la verdad y acaba en la nada de la mentira. El verdadero Hombre-Dios,
que es el Hijo, actúa de modo contrario, pues no arrebata el ser igual a Dios, sino
que siendo Dios, no tiene a menos hacerse Hombre. La cruz es la radicalización del
comportamiento del Hijo. Por eso, el lugar desde el que se alumbra la divinización
del hombre no es otro que el de la obediencia del Hijo manifestada en la cruz. El
hombre puede hacerse Dios, pero únicamente haciéndose Hijo.

presentación del arzobispo
Año Santo de la Cruz para desvelarnos cómo en la cruz brota el misterio
profundo de Dios, introduciéndonos en lo más íntimo de su ser. Por la cruz
entramos en el mundo de Dios, donde todos los valores han sido invertidos y
solamente la cruz nos da la posibilidad de reconocer los que son auténticos, pues
lo que a los hombres parece sabio, noble y fuerte, para Dios es necio, vulgar y
débil. Y lo que los hombres tienen por impotencia y locura, para Dios es
omnipotencia y sabiduría suma. ¡Quién hubiera pensado jamás que Dios se había
de manifestar en la cruz! ¿Puede un criminal que ha sido expulsado y crucificado
por los hombres ser la mayor revelación de Dios? Sí, porque en la cruz se revela
Dios en toda la hondura de su amor por el ser humano, en la plenitud de su
misericordia y como amor eterno a los pecadores.
Condiciones para ganar el Jubileo
Hay unas condiciones para recibir el don del Jubileo y vivir plenamente
este Año Santo de la Cruz. Recibir el don del Jubileo es acoger la gracia de la
Indulgencia Plenaria, es decir, la remisión total de los pecados y de sus penas, con
la promesa de la vida eterna. La Iglesia, que es la depositaria de la gracia de Cristo,
concede esta especial Indulgencia Plenaria con motivo de un año jubilar y fija las
condiciones para recibirla:
1. Confesarse y comulgar, el mismo día o unos días antes o
después, y rezar por las intenciones del Papa.
2. Peregrinar, comunitaria o individualmente, a la Santa Iglesia
Catedral y su Cámara Santa o al Santuario de Covadonga,
participando en alguna celebración litúrgica o dedicando un
tiempo individual a la oración, recitando el Padrenuestro, el
Credo o invocando a Santa María.
3. Aunque el don de la indulgencia puede recibirse
privadamente, es más expresivo eclesialmente participar
comunitariamente en peregrinación. Por eso todos los días,
a las doce de la mañana en la Catedral y en la Basílica de
Covadonga, se celebra la Misa del Peregrino.
Con gran afecto, os bendice
+ Carlos,
Arzobispo de Oviedo
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CATEQUESIS

eflexiones pastorales para el año santo
1. AMBIENTACIÓN
REFLEXIONES PASTORALES PARA EL AÑO SANTO
Nuestra Iglesia Diocesana que camina en Asturias ha designado de enero
del 2008 hasta enero del 2009 como Año Santo, un período de gracia concedido
por el Papa Benedicto XVI en nombre de la Iglesia y a petición del Arzobispo, mons.
Carlos Osoro, con el deseo de que nuestras comunidades podamos profundizar en
los valores cristianos a la sombra de la Cruz de la Victoria y de la Cruz de los
Ángeles, de cuyo rango institucional se cumplen 1100 y 1200 años
respectivamente.
2. ¿QUÉ ES UN AÑO SANTO?
Se configura como un intenso y universal movimiento de la Iglesia de
carácter pastoral y espiritual, personal y comunitario, encaminado a conseguir y
verificar proceso de continua y permanente conversión, que constituye el Mensaje
fundamental del Evangelio.
Esta celebración no pretende ser interrupción, ni paréntesis artificial, ni
distracción evasiva del Sínodo Diocesano y de los programas pastorales de las
parroquias; por el contrario, quiere ser un tiempo fuerte y privilegiado de
presencia del Señor, que ayude a revisar, purificar y potenciar la vida de la Iglesia
diocesana y de las respectivas comunidades. Los cristianos hemos de celebrar el
Año Santo, sabiendo que la razón de la Iglesia es actuar como fermento y alma de
la sociedad, que debe renovarse en Cristo y transformarse en familia de Dios (GS
40). Creemos que la celebración del Año Santo al que estamos convocados todos
los asturianos es una respuesta adecuada para esta hora en la que se nos exige
una renovación espiritual profunda para ser más eficazmente sacramento o
signo de la íntima unión con Dios y de unidad de todos los hombres.
3. ¿CADA CUÁNDO SE CELEBRA UN AÑO SANTO?
En la historia de la Iglesia el primer Año Santo fue instituido por el papa
Bonifacio VIII en al año 1300. En 1343, el Papa Clemente VI dijo que los Años Santos
se celebrarían cada 50 años. Luego el Papa Pablo II, en 1470, estableció que el Año
Santo sería cada 25 años, para que todas las personas tuvieran la oportunidad de
vivir por lo menos un Año Santo en su vida, y así ha continuado hasta la fecha.
Además de los Años Santos cada 25 años, en ocasiones especiales, un Papa
puede proclamar un año santo “extraordinario” o especial. Primero el Año Santo
se celebraba en Roma y de allí se extendían sus frutos a las demás Diócesis del
mundo. Luego el Santo Padre quiso destacar la importancia de las Iglesias locales y
el hecho que la renovación de la Iglesia universal deba comenzar desde la base
celebrándolos a nivel de Iglesia local.
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4. ¿QUÉ SE BUSCA EN UN AÑO SANTO?
a) Una profunda reflexión de toda la Iglesia. Se trata de realizar un examen
concreto de nuestra vida diaria para preguntarnos si somos verdaderos cristianos,
siguiendo la exhortación del apóstol San Pablo “Si alguien cree ser de Cristo,
reflexione una vez más dentro de sí mismo” (2 Cor 10,7).
b) Una ocasión propicia para que la Iglesia se interrogue a sí misma sobre su
fidelidad al Concilio Vaticano II. Será necesario quizá aprenderlo y vivirlo
íntegramente de nuevo, como expresión concreta de nuestra fidelidad al Señor.
c) Es un estímulo para la nueva evangelización o reevangelización de Asturias.
Junto con el Sínodo Diocesano nos llama a preguntarnos ¿Qué debemos hacer o
cambiar?
d) Es un tiempo de renovación o conversión. Esta implica necesariamente dos
manifestaciones: arrepentimiento como consecuencia de una toma de conciencia
de nuestra condición de pecadores y un retorno a Dios. Tenemos que destruir los
ídolos que hemos puesto en el lugar de Dios.
e) Es un tiempo de celebración renovada de nuestra vivencia eucarística y
penitencial. Estos sacramentos deben alimentar y transformar nuestra vida de
creyentes.
f) Tiempo de amar y contemplar más profundamente el sentido de la Cruz.
g) De sentirnos anclados a una tradición viva en nuestro pueblo asturiano. De
redescubrir o valorar nuestros valores cristianos a la sombra de la Cruz de la
Victoria y de los Ángeles
5. SIGNOS DEL AÑO SANTO
catequesis
a) La peregrinación. Durante este año 2008 nuestra Iglesia peregrinará a la
Catedral y a Covadonga. No se trata de un viaje de turismo o de folclore. Peregrinar
es caminar con Cristo y a su encuentro; salir al encuentro de nuestros hermanos,
con quienes compartimos la fe y la esperanza. Ya a lo largo del año pasado nos
hemos preparado espiritualmente para el Sínodo Diocesano. Este año debemos
preguntarnos ¿Dónde estamos? ¿Qué debemos cambiar? ¿Nuestro sentido
eclesial? ¿Dónde ponemos nuestra esperanza?.
Peregrinar parte de una actitud de vigilancia, de preparación interior a la
conversión del corazón. Ayudados por la vigilancia, el ayuno y la oración
andaremos más seguros por los caminos hacia nuestra “patria definitiva”.
Modelo de peregrinos son los discípulos de Emaús (Lc 24,13-25). Van
caminando sin norte, ofuscados por la incredulidad. Cristo resucitado peregrina
con ellos y los convierte en peregrinos de la esperanza. Presentemos nuestra
Iglesia Diocesana y nuestra vida a la luz de la Palabra y en la Fracción del Pan para
convertirnos así en testigos de la resurrección.

eflexiones pastorales para el año santo
b) La indulgencia plenaria se trata de la reconciliación o perdón abundante y
generoso, derramado sobre los que se convierten e imploran la remisión total de
sus culpas y la restauración de sus vidas y personas. Permanecen en el pecador
reconciliado alguna consecuencias del pecado, que necesitan curación y
purificación. En este ámbito adquiere relevancia la indulgencia. Nos ayuda a
restañar las heridas del pecado y nos libera de lo que llamamos “pena temporal”.
La purificación de esta pena temporal nos abre a la comunión con Dios, con los
hermanos y con nosotros mismos.
Las indulgencias nos enseñan lo mucho que cada uno puede ayudar a los
demás, vivos y difuntos, para estar unidos al Padre.
La indulgencia puede ganarse según las condiciones acostumbradas:
confesión sacramental (que puede hacerse ocho días antes u ocho días después de
participar en la Misa jubilar), Comunión Eucarística y Oración conforme a las
intenciones del Papa. Estas prácticas deben ir acompañadas por obras de caridad y
penitencia.
Una buena forma o disposición personal sería abandonar cosas superfluas
en beneficio de los pobres, dedicar parte de nuestro tiempo en actividades por
los demás, etc...
c) Purificación de la memoria. El Año Santo es llamada también a la
conversión de la Iglesia. Todos conocemos acontecimientos que son
antitestimonio. De ahí que deba surgir una actitud de renovado testimonio y
compromiso cristiano, especialmente gracias a la gracia del Año Santo y del
camino Sinodal en Asturias.
d) La caridad que nos abre los ojos ante las nuevas pobrezas. Debemos de
crear una nueva cultura de solidaridad entre nuestras comunidades regionales e
internacionales.
e) La memoria de los que siguieron la Cruz hasta las últimas consecuencias,
especialmente los mártires, que han hecho de la Cruz el sentido de su vida
demostrándonos la verdad de la fe y ayudándonos a permanecer firmes en el
testimonio.
6. CONCLUSIÓN
El Año Santo deberá ser algo así como un momento profético, un despertar,
una maduración cristiana, un renovar las energías espirituales y morales de la
Iglesia, y como consecuencia, las de nuestra sociedad asturiana.
Para ellos os invitamos cordialmente a meditar frecuentemente y
profundamente la Palabra de Dios; a revalorizar el Sacramento de la Penitencia.
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catequesis
Finalmente, debemos de mirar a la Santina, confiar más en Ella, conocerla
mejor como modelo de vida cristiana y Madre de nuestra reconciliación.
Confiados en la gracia salvadora del Señor Jesús auguramos con este Año
Santo y el Sínodo diocesano un año de impulso en la vivencia cristiana de todos los
católicos que hemos respondido al Señor que nos dice: “El que quiera seguirme
que tome la Cruz...”

HISTORIA DE LAS CRUCES

la cruz: muerte y vida
1. EVOLUCIÓN DE UN TÉRMINO
La cruz, en su noción más elemental, es una figura geométrica creada por
dos líneas que se cortan de modo perpendicular formando cuatro ángulos rectos.
Los segmentos que parten del centro tienen el nombre de brazos. Como signo,
aparece ya en las primeras huellas pictóricas de la Prehistoria, donde presenta
formas y combinaciones múltiples, con significados que hoy no son fáciles de
interpretar. En la historia posterior, esta palabra ha designado múltiples realidades
y ha recibido usos variados. Aquí vamos a tratar sólo el aspecto que interesa al
tema de estas páginas: el Año Santo que la Penitenciaría Apostólica de la Santa
Sede ha concedido a la diócesis de Oviedo para el año 2008 con motivo del 12º
Centenario de la Cruz de los Ángeles y del 11º Centenario de la Cruz de la Victoria
El nombre de 'cruz' viene de la voz latina crux. Ésta procede, según la
investigación etimológica, de la cultura cartaginesa, donde designaba al patíbulo
de maderos cruzados sobre el que colgaban a los condenados a muerte. El acto de
crucificar se llama crucifixión, voz formada a partir de dos raíces latinas: crux y
fixio. Esta última es un substantivo abstracto procedente del verbo fígere, que
significa fijar o clavar. De su participio pasivo, fixus, ha salido fixio, que designa a la
acción fijante.
Este instrumento de ejecución fue usado en muchos lugares durante la
Edad Antigua. En Roma, la pena de crucifixión comenzó a ser aplicada durante las
Guerras Púnicas, llevadas a cabo contra Cartago entre los años 264 y 146 antes de
Cristo. Se aplicaba, no a ciudadanos romanos, a los que se solía ejecutar
cortándoles la cabeza, sino a esclavos o a extranjeros. Así San Pablo, por ser
ciudadano, fue decapitado, de ahí que tenga como símbolo una espada. En
cambio, San Pedro y San Andrés, al no tener esa condición, fueron crucificados.
En Palestina se aplicaba a los sediciosos que se rebelaban contra Roma y a los que
colaborasen con ellos. La decapitación era una ejecución breve, pero la crucifixión
era mucho más larga y causaba al reo terribles sufrimientos, aparte de la
humillación de estar horas en alto ante la vista de todo el mundo. Fue eliminada
como patíbulo de muerte en el año 320 por Constantino I el Grande, por respeto a
la Cruz de Cristo.
2. LA CRUZ CRISTIANA
La cruz del Señor ha sido empleada para presidir altares, fachadas, alcobas y
otros muchos lugares. Ha sido elegida como emblema por órdenes religiosas o
militares, así como por muchas instituciones, cada una de las cuales da a su cruz
un diseño propio. Esto ha permitido que la figura sencilla de los cuatro brazos haya
recibido múltiples variedades. Los tipos que aparecen en la heráldica o en el uso
social son incontables. En Asturias tenemos como referencia singular dos
ejemplos: la cruz griega, de brazos iguales, que aparece en la Cruz de los Ángeles, y
la cruz latina, con el poste vertical más largo que los brazos horizontales, que ha
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sido adoptada en la confección de la Cruz de la Victoria. Pero, antes de fijarnos en
las cruces asturianas, debemos centrarnos en la cruz por antonomasia, que es la
que sostuvo al Señor. Podremos así conocer mejor el sentido decisivo para la
teología y para la vida cristiana que adquiere la muerte del Señor sobre ella.
En el Nuevo Testamento su nombre aparece escrito 27 veces, siempre en
referencia a Jesús. La voz 'crucificar' está presente en 46 ocasiones, designando
unos postes enclavados verticalmente en el suelo, sobre los que fueron ejecutados
unos condenados a muerte, Jesús y los dos ladrones que colocaron a sus lados. La
forma real de esas cruces no sabemos cómo era. El arte cristiano, como norma
general, ha usado la cruz latina. En ocasiones aparece forma de T, o sea, un madero
vertical con un travesaño clavado encima para los compañeros de Jesús. En el caso
del Señor, la cruz tiene siempre forma latina, porque debía sobresalir un tramo
donde colocar el letrero con el motivo de la ejecución del reo que allí pendía.
Pero ¿por qué llegó a ser crucificado Jesús? Porque la multitud, animada
por los fariseos, pidió al gobernador romano Pilatos que lo crucificara. Éste, tras
azotarlo, encargó a un grupo de soldados que lo llevasen y le aplicasen tan terrible
suplicio. Después de la agonía en Getsemaní, después de una noche de juicios y
golpes, después de ser flagelado y coronado de espinas, el Señor carga con los
maderos desde el pretorio militar hasta el monte Calvario. Allí lo desnudaron y lo
clavaron en una cruz, que luego alzaron y sujetaron en el suelo. Sobre ella pasaría
Jesús tres horas de agonía, entre los dos ladrones que decidieron ejecutar a la vez.
Allí sufre un inmenso dolor por las heridas anteriores, por los clavos que
ahora lo traspasan, por estar colgado de las manos fijadas a la madera, y por tener
que apoyarse sobre los pies, también clavados. Los que pasaban por allí, lejos de
compadecerse, lo insultaban. Sólo estaban, como contraste de cercanía y
consuelo, compartiendo su dolor, San Juan, la Virgen y las otras tres santas
mujeres. Al final, exhausto, deja caer su cabeza y exhala el espíritu. El Hijo de Dios
encarnado desciende a lo más hondo del sufrimiento y la humillación.
La cruz es el término de la vida de Jesús. Pero no es un final súbito e
inesperado, sino que viene preparado desde muy atrás. Todos los años anteriores
son un camino de avance con dirección única hacia ella. Su existencia es un Vía
crucis con pasos graduales: el nacimiento en un pesebre fuera de la ciudad; la
muerte de los inocentes; la huida a Egipto; la vida oculta en Nazaret; el bautismo
de Juan; el contacto con lisiados, pobres, leprosos y mujeres marginadas; el
rechazo de los poderes dominantes o la traición de un discípulo. Todo revela que la
misma encarnación es el pórtico de los años que acaban en la muerte del Señor.
Esto resume una máxima muy citada en la tradición piadosa: “Tota vita Christi fuit
crux et martyrium”, o sea, “toda la vida de Cristo fue cruz y martirio”.

la cruz: muerte y vida
Sin embargo, dentro de esa nube oscura de dolor se rompen claros con
destellos de luz. Así, los ángeles de Belén; los milagros que reparten salud; las tres
resurrecciones del niño de Naím, de la hija de Jairo o de Lázaro, y, sobre todo, la
Transfiguración del Tabor, que es un breve fulgor de la gloria celeste. Tales signos
relucen como brotes anticipadores que hacen entrever que el camino de sufriente
fatiga progresa hacia una conclusión de vida y de gloria.
3. AMOR QUE EMPRENDE UN CAMINO DE DOLOR
¿Qué motivo hay para que el Hijo de Dios haya sufrido este proceso de
humillación y sufrimiento? Sólo puede haber una causa adecuada: el infinito amor
de Dios al hombre. San Juan dice en su evangelio: “Tanto amó Dios al mundo que
hasta entregó a su único Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que
tenga vida eterna” (III, 16). Más tarde, en su primera carta, completaría la misma
idea: “En esto se manifestó el amor de Dios hacia nosotros: en que Dios envió al
mundo a su Hijo único para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como
expiación por nuestros pecados” (IV, 9-10).
San Pablo escribe: “Se comprueba que Dios nos ama en que Cristo, siendo
aún nosotros pecadores, murió por nosotros” (Romanos, V, 8). Más adelante
reitera: “El que ni a su propio Hijo perdonó, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos va a conceder por gracia todas las cosas?” (Romanos, VIII, 32). La
expresión sublime del amor de Dios al hombre alcanza su culmen en estas
palabras: “Cristo... siendo de condición divina, no retuvo con afán el ser igual a
Dios, sino que se desprendió de sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose
semejante a los hombres... y se abajó a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y
una muerte de cruz” (Filipenses, II, 6-8).
Entonces, la cruz es el colmo de la caridad de Dios que se acerca a nosotros
en Cristo encarnado. La prueba superior del amor de Dios a los hombres es ofrecer
el don de su Hijo unigénito, el entregarlo para que asumiera nuestra naturaleza y
nuestro pecado para salvarnos desde dentro de nuestra misma realidad. Jesús es
revelación del amor de Dios a la humanidad en su persona y en su obra. Esto
alcanza su máxima expresión en el abismo de la ignominia, la humillación y el
sufrimiento que se ve en la entrega del Señor hasta morir como un esclavo en la
cruz. El verbo griego que define tan profundo descenso es kenóô, que equivale a
vaciarse.
Esto es escándalo para los judíos, que no pueden concebir que lo divino se
abaje. Es locura para los griegos, que ven en la razón y en la perfección de la
armonía la culminación del hombre. Avergüenza a los sabios y a los fuertes, pero es
el camino de Dios, que manifiesta su omnipotencia, primero creando al mundo
desde la nada, y ahora resucitando a Jesucristo desde lo hondo de la muerte más
terrible que se pueda imaginar. La resurrección revela la fuerza salvadora de Dios.
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Tras el primer amor, manifestado en nuestra creación, viene el segundo amor,
manifestado en nuestra redención, tras habernos perdido nosotros, hundidos en
el pecado. Por todo ello, la cruz, culmen de la destrucción dolorosa, es raíz y
manantial desde el cual brota y crece sin fin la vida nueva de la salvación.
4. LUZ QUE BROTA DEL CADALSO
Los evangelistas son muy breves al describir la escena del Calvario, como si
no quisieran impresionar demasiado, insistiendo sobre aquella tremenda
crueldad. Además, en sus relatos, tras el supremo abatimiento de Cristo muerto y
destrozado por las heridas, dejan escapar destellos de luz esperanzada que
presienten el próximo rebrote de la vida. Así, al Señor no le quiebran los huesos,
como a los otros condenados. Cuando Longinos le abre el pecho, aún brota sangre
y agua del corazón. Un terremoto conmovió la tierra. El velo del templo se rasgó de
arriba abajo, y algunos muertos volvieron a la vida.
Es la gloria de la Cruz, como pozo de humillación y sufrimiento y, a la vez,
principio que origina la expansión luminosa de la infinitud del amor divino
salvador. Entonces la Cruz, instrumento de suplicio, queda entre cielo y tierra
como signo de salvación. Ella, con sus brazos horizontales, abraza a todo el
universo, y, con su tronco vertical, señala el camino del cielo.
El árbol de la cruz también alimenta y desprende frutos abundantes para
aquellos que a ella se acercan con el corazón abierto. La teología ha desarrollado el
contenido salvador que arranca del santo madero, aunque nunca la palabra
humana podrá exponerlo adecuadamente. En estos breves párrafos sólo cabe
mencionar algún aspecto significativo para la sensibilidad de los creyentes que
ahora nos reunimos:
- Perdón: “Jesús, nuestro Señor... fue entregado por nuestros delitos y fue
resucitado para nuestra justificación” (Romanos, IV, 24-25).
- Energía: “La predicación de la cruz... para los que se salvan, para nosotros, es
fuerza de Dios” (1ª Corintios, I, 18).
- Sabiduría: “Predicamos a un Cristo crucificado... sabiduría de Dios ” (1ª
Corintios, I, 23-24).
- Libertad: “Para la libertad nos hizo libres Cristo” (Gálatas, V, 1).
- Comunidad: Del corazón abierto por la lanza brota el agua del bautismo y la
sangre de la eucaristía, signos de la Iglesia, según muchos Padres de los
primeros siglos cristianos.
- Vida eterna: Pues la cruz es la puerta hacia la resurrección de Cristo y de
todos los que son miembros de su cuerpo místico.

la cruz: muerte y vida
5. EL CRISTIANO TOMANDO SU CRUZ
El cristiano llega a serlo en el bautismo. Este sacramento nos incorpora a
Cristo en el momento clave de su vida, es decir, en su muerte y resurrección.
Escuchemos a San Pablo: “Cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos
bautizados en su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados en su muerte;
entonces, como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así
nosotros caminaremos en una vida nueva” (Romanos, VI, 3-4). Esta identidad
espiritual con el Señor nos hace pasar ahora, desde muertos al pecado, hacia la
novedad vital de la gracia. Al término de nuestra existencia, la muerte sólo será el
tránsito hacia la plenitud resucitada de nuestra persona en la gloria eterna.
Pero entre el principio y el final, ¿cuál es la relación del creyente con la cruz?
Si todos los pasos de la vida del Señor son un caminar hacia el Calvario, el cristiano
debe seguirle por ese itinerario. Es en los textos evangélicos donde se presenta
este proyecto. Escuchemos a Lucas, según el cual, Jesús ponía una condición a sus
seguidores: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día y sígame”.
Jesucristo invita personalmente a cada uno a tomar su propia cruz. No hay
vida humana sin ella. Enfermedades, carencias, desgracias, incomprensiones,
agresiones y otras formas de sufrimiento, en nosotros o en nuestras familias, nos
afectan en uno u otro grado a todos. Es cierto que debemos cuidar nuestra salud y
ayudar a nuestros prójimos a mantener la suya. Pero esto no evita el frecuente
sufrimiento espiritual o corporal. Debemos aceptarlo y vivirlo con la paciencia y el
amor de Jesús al llevar la cruz. Además, nuestra vida personal y la convivencia con
los demás, nos exige en muchas ocasiones 'negarnos' a nosotros mismos, es decir,
a superar el egoísmo cerrado, el interés propio, el disfrute hedonista, la soberbia
despectiva, la vanidad egolátrica, la inercia perezosa, la ambición de poseer o
dominar.
¿Es posible esto hoy día? Nuestra sociedad a lo largo del siglo XX, ha sufrido
enormes cambios. Sobre todo, en su segunda mitad, la vida social experimentó
una evolución acelerada en la educación, en la familia y en los valores que
sostienen y orientan la conducta.
- La familia ha visto crecer su fragilidad. El trabajo de la mujer fuera de casa le ha
impedido ejercer su papel anterior de esencial transmisora de la vida, pero
también de la cultura y de los valores. En este momento, gran número de
mujeres son factor de producción y tienen más dinero, pero no tienen tiempo
para su familia. Esto ha originado una tremenda caída de la natalidad, de
temibles efectos futuros, y los niños reciben más débil la formación esencial
que antes daban las madres.
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- La educación, cada vez más permisiva y carente de contenidos, ha creado
grandes sectores juveniles desmotivados, incapaces de compromisos serios,
absorbidos por las impresiones y vivencias del momento.
- Los valores del humanismo cristiano, personal y solidario, se ven desplazados
por la competitividad implacable, el consumo desaforado, el rechazo de las
normas objetivas y el relativismo moral e ideológico, que ha conducido al
desconcierto, a la soledad, al vacío o a la depresión a gran número de nuestros
contemporáneos.
Tenemos que admitir que el presente panorama cultural no está capacitado
para aceptar algo que se parezca a la cruz, en el sentido que aquí estamos tratando.
Sin embargo, no debemos perder la esperanza. La percepción del desastre que
amenaza a nuestra sociedad, si duran mucho esas tendencias disgregadoras, ha
despertado voces de alarma en muchos pensadores atentos a los problemas
actuales.
Los cristianos tenemos mucho que aportar desde nuestra actividad
presente y desde las riquezas espirituales y culturales que encierra nuestra
historia. Primero debemos profundizar la vivencia de lo que cada uno lleva en sí,
que es siempre mucho más de lo que piensa. Luego debemos atender, sobre todo,
a aquellos bautizados, que hayan aminorado o perdido sus creencias primeras.
Ojalá nuestra palabra y nuestro testimonio, los ayude a retornar a la plenitud de la
creencia que antes los iluminaba. La fe es el mayor tesoro del mundo. ¿Qué mayor
regalo podemos hacer a nuestros familiares o amigos alejados de ella que
animarles a recuperarla?
La dificultad de aceptar la cruz es antigua. San Pablo ya decía de los
primeros cristianos: “Muchos viven... como enemigos de la cruz de Cristo”
(Filipenses, III, 18). Los defectos son de siempre. Todos nosotros los tenemos
también. Y un apóstol traicionó al Señor. Pero esto, lejos de desanimarnos, debe
ser un motivo para profundizar y testimoniar nuestra fe con entusiasmo constante
y creciente. Debemos decir: “Ojalá que no me gloríe en nada, si no es en la cruz de
Nuestro Señor Jesucristo” (Gálatas, VI, 14), porque “todo lo puedo en Aquel que me
da fuerza” (Filipenses, IV, 13).
6. LA CRUZ: GESTO, BENDICIÓN Y FIESTA
El gesto más frecuente en el culto y en la vida del cristiano es santiguar, o
sea, hacer el signo de la cruz desde la frente al pecho y del hombro izquierdo al
derecho, invocando a la Santísima Trinidad. Este gesto, que ya repetían los
mártires primeros en el suplicio, se realiza al iniciar un acto religioso o una hora del
breviario, la comida u otra actividad, al salir de casa o al pasar ante un templo. San
Jerónimo dejó escrito: “Ante todo acto la mano dibuje la cruz del Señor”. El signar
es hacer tres cruces sobre la frente, la boca y el pecho, pronunciando: “Por la señal

la cruz: muerte y vida
de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro”, lo que tiene
lugar antes de la lectura del Evangelio en la celebración de la Santa Misa. El
persignar es signar y santiguar a continuación, lo que se lleva a cabo al comienzo
del día o al inicio de algún acto que tenga especial significación.
La cruz se usa también para bendecir, cuando se invoca la protección divina
sobre una persona o cosa. Esta invocación se busca también al colocarla sobre las
puertas, sobre las paredes o al traerla colgada del cuello. Las bendiciones de
palabra, trazando la cruz, también son frecuentes en personas que las piden para
su casa, su automóvil, una medalla u otros objetos de devoción. La funciones
litúrgicas se terminan también con una bendición impartida con la mano, trazando
una cruz e invocando a la Santísima Trinidad. Hasta el siglo XVI se podía dar con
ambas manos, pero entonces se introdujo la costumbre de emplear sólo la
derecha. Los obispos bendicen con tres cruces en el aire, significando a la
Santísima Trinidad.
En la historia cristiana, la cruz se encuentra pronto ligada al culto. En las
catacumbas romanas aparecen cruces grabadas junto a nombres o figuras. La
misma cruz es objeto de culto por su vinculación a la muerte del Señor. No sólo fue
el instrumento de su obra redentora, sino que también Él la tocó con su cuerpo y la
mojó con su sangre. Tan fuerte relación hace que, al ver la cruz, se piensa y se
siente a la persona que la llevó y que estuvo sostenida sobre ella. Los primeros
cristianos fueron llamados los “religiosos de la cruz”. Juliano el Apóstata los acusó
de adorar un leño, pero San Cirilo de Alejandría contesta: “Nosotros, mirando a la
Cruz, recordamos a Aquel que sobre ella murió para que nosotros tuviésemos
vida”.
En el año 326 Santa Elena, madre de Constantino I, viajó a Jerusalén para
visitar los santos lugares. Allí preguntó por la cruz del Señor. Reuniendo
testimonios de ancianos que recordaban tradiciones de sus mayores, se concluyó
que estaba escondida en una cueva cerca del Santo Sepulcro. Mandó cavar en
aquel sitio, y apareció la cruz con los clavos y el título de madera de la inscripción.
Constantino I ordenó construir allí una gran basílica que se convirtió en meta de
peregrinaciones. Este hallazgo impulsó con extraordinario vigor el culto al santo
leño, y fue motivo para su primera fiesta titulada La invención de la Santa Cruz
(invención en latín significa encuentro), cuya celebración cae el 3 de mayo. Un
trozo de esta cruz fue traído a Roma donde se construyó el templo de la Santa Cruz
de Jerusalén para guardarlo.
En el año 614 el rey de Persia Cosroes II, en guerra con el Imperio de
Bizancio, ocupó Jerusalén y la saqueó. Las reliquias que allí se guardaban fueron
cogidas y llevadas a Ctesifonte, su capital. En el año 628 muere el rey persa. Su hijo
Siroes firma la paz con el emperador bizantino Heraclio. El tratado implica la
devolución de las reliquias sustraídas. El 14 de septiembre volvieron entre grandes
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la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, celebrada el 14 de septiembre, primero
en Oriente y luego en todo el mundo cristiano. Así se cumplió la profecía del Señor
en el evangelio de Juan (XII, 32): “Cuando haya sido elevado sobre la tierra, atraeré
a todos hacia mí”. En torno a esta fecha han nacido las fiestas del Cristo en tantas
parroquias de Asturias y el Jubileo que se celebra en Oviedo desde la Edad Media.
7. UN JUBILEO PARA REVIVIR LA CRUZ
Partiendo de la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, para que su
importancia se haga presente, no sólo en el recuerdo, sino en el centro de nuestra
vida, la diócesis de Oviedo ha convocado un Jubileo de la Santa Cruz, cuya duración
se prolongará a lo largo del año 2008. El término jubileo tiene orígenes
antiquísimos. Su nacimiento puede situarse en la mitad del primer milenio antes
de nuestra era.
El nombre deriva del hebreo jôbhêl, que significa “cuerno de carnero”, por
servir éste de trompa para anunciar su comienzo cada cincuenta años. Aparece
muy pronto en el Antiguo Testamento. Su explicación más amplia está en el
Levítico, capítulo 25. En Israel era un tiempo en el que se perdonaban las deudas y
los esclavos recuperaban su libertad. A la vez se dejaba reposar la tierra. Esta fiesta
tenía un efecto de restauración social, muy importante en aquellos grupos frágiles
y poco organizados. A la vez se recordaban los mandamientos y consejos de la Ley
de Dios, escrita por Moisés, para que, de un modo más profundo y amplio,
reviviesen en toda la comunidad hebrea.
En la historia de la Iglesia, el primer Año Santo, ocasión para celebrar la
redención y liberarse de las penas espirituales que uno tenía pendientes por sus
pecados, fue instituido por el Papa Bonifacio VIII en el año 1300 para ser celebrado
en Roma. Luego se amplió la facultad de celebrar jubileos fuera de la Ciudad
Eterna. En Oviedo, aparece por vez primera en 1438. En Roma debían visitarse las
cuatro basílicas mayores, pero en otras partes la elección de los centros estaba
reservada al Ordinario del lugar. Lo normal era que el foco fuese la catedral, pero el
obispo posee facultad para elegir o añadir otras sedes.
Escoger como centros de un Año Santo la Catedral de Oviedo y la Basílica de
Covadonga tiene profundos motivos. Entre ambas iglesias hubo constantes y
fraternales relaciones históricas. Voy a recordar dos. La primera es que la madera,
alma de la Cruz de la Victoria, fue la cruz de roble que acompañó a Pelayo en la
batalla de Covadonga. La otra es que, tras el incendio que en octubre de 1777
arrasó la gruta, el Cabildo de Oviedo regaló al santuario una imagen llamada “la
Virgen de Covadonga”, que estaba en su templo, a la que acompañaron con
ornamentos y vasos sagrados. De este modo, la imagen actual de la Santina es un
obsequio otorgado por la catedral de Oviedo.

la cruz: muerte y vida
8. UN JUBILEO CON DOS CRUCES
La peregrinación al Salvador adquirió especial relieve al establecerse la
Perdonanza, nombre popular del Jubileo de la Santa Cruz, vinculado al 14 de
septiembre, festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. Una bula especial del Papa
otorgaba el Jubileo. La primera bula de concesión conocida fue firmada y sellada
por el Papa Eugenio IV el 10 de noviembre de 1438. La gracia jubilar era entonces
una indulgencia plenaria, que se hacía efectiva en la hora de la muerte. Sólo podía
celebrarse en los años cuando la fiesta coincidiese en viernes, y abarcaba los ocho
días anteriores y posteriores, o sea, duraba desde el 6 al 21 de septiembre. En este
último día cae la fiesta de San Mateo. Como mucha gente dejaba para el final la
venida a Oviedo, su concentración numerosa generaba reuniones para comer, que
acababan con música y festejo. Así nacieron las fiestas de San Mateo.
El Jubileo se renovó en bulas de Calixto III y de Pío II el 11 de octubre de 1458
y el 5 de agosto de 1464. El 13 de diciembre de 1480 el Papa Sixto IV firma una bula
que alarga los días del Jubileo desde ocho a quince antes y después del día central.
La limosna fijada era un real. En 1561 el obispo Jerónimo de Velasco va a Trento
donde asiste a la tercera sesión del Concilio. El 13 de noviembre de este año, el
deán de la Catedral, apoyado por Felipe II, logra que el Papa Pío IV conceda una
nueva bula, ampliando el Jubileo. La duración establecida abarcaba en años
normales desde el 6 hasta el 22 de septiembre. En los años extraordinarios,
cuando la Exaltación de la Santa Cruz coincidiera en viernes, entonces el Jubileo
alcanzaría la duración de dos meses, desde el 15 de agosto hasta el 15 de octubre.
La forma vigente ahora está determinada por una disposición de la Sagrada
Penitenciaría Apostólica del 13 de abril de 1985, según la cual el Jubileo del
Salvador se celebra entre los días 14 y 21 de septiembre.
Las gracias concedidas al Jubileo se expresan en la bula convocante.
Siempre son bienes espirituales, centrados, sobre todo, en el perdón de los
pecados y en el aumento de la gracia, o presencia divina, en el alma. Un elemento
constante son las indulgencias, especialmente la indulgencia plenaria. El Código
de Derecho Canónico, en su canon 992, define la indulgencia como “la remisión
ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la
culpa”. La indulgencia plenaria implica liberación total de esa pena temporal. Para
lucrar las gracias jubilares deben cumplirse ciertas condiciones. Ahora en Asturias
es necesario visitar la Catedral de Oviedo o la Basílica de Covadonga; confesarse y
recibir la comunión; rezar algunas oraciones, rogando también por las intenciones
del Papa, y ofrecer una limosna. Durante el Jubileo sobre las torrecillas del último
piso de la torre catedralicia se izan cuatro banderas rojas, símbolo de la sangre de
la Cruz, fuente de todo perdón. Su flamear al viento proclama que es tiempo de
perdonanza.
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El motivo para rogar la concesión de un Jubileo este año de 2008 es el
centenario de las dos cruces emblemáticas de Oviedo, de la Catedral y de Asturias.
Son éstas la Cruz de los Ángeles, realizada en el año 808, y la Cruz de la Victoria,
confeccionada en el año 908. Veamos brevemente cómo son estas joyas, testigos
sublimes de la grandeza que la cultura, el arte y la fe alcanzaron en la Asturias
naciente.
A. La Cruz de los Ángeles
Es la primera de las bellísimas cruces que nos llegan desde la época de la
monarquía asturiana. Fue donada por Alfonso II a la catedral de San Salvador en el
año 808. Es una cruz griega con brazos iguales, que se van ensanchado desde el
centro. Sus dimensiones son 46,5 centímetros de alto por 45,0 centímetros de
ancho. Su grosor es de 2,5 centímetros y su peso alcanza a 1.768 gramos. Está
constituida por dos piezas de madera de ciprés, cruzadas y ensambladas de modo
que forman en el centro un disco de 8,5 centímetros de diámetro. En cada brazo
aparece excavada una cajita con tapas, para guardar reliquias. La madera ha sido
cubierta por láminas de oro puro, sujetas por clavillos.
La decoración es muy abundante en su cara o anverso, donde toda la
superficie ofrece una tupida filigrana de hilos de oro entre los que aparecen
engastadas 48 piedras finas. Destacan las gemas en el centro del disco y al final de
los brazos. Llama la atención en lo alto del brazo superior una sorprendente ágata
ovalada con una escena de dos figuras conversando. Toda la longitud de los bordes
está enmarcada por una cenefa compuesto por hilos de oro entrelazados. Los
brazos horizontales conservan en su borde inferior tres clavillos, que se supone
eran para colgar las letras Alfa y Omega, principio y fin, que es una forma de
referirse a Dios Creador y Salvador.
En el reverso la decoración es más simple. La placa de oro está lisa, salvo en
el centro y en los extremos de los brazos. Aquí aparecen cuatro piedras rodeadas
por un doble anillo de perlas y piedritas azuladas. En el centro brilla un gran
camafeo ovalado de ágata con el bajorrelieve de un busto femenino, pieza de
elevada finura y perfección. Por los bordes de esta cara corre un hilo de oro
soldado a la placa áurea de la cubierta, es la inscripción latina, que tiene cuatro
partes: la ofrenda del rey; la maldición a quien se atreva a robarla; la fecha de
donación y la invocación que está en todas las cruces de aquella época: “Hoc signo
tuetur pius; hoc signo vincitur inimicus”, o sea “Con este signo se protege el bueno;
con este signo es vencido el enemigo”.
La extremada finura y dificultad de realizar tal joya llevó a pensar que era
imposible que hubiera sido hecha por manos humanas. Esto originó la leyenda de
que Alfonso II la encargó a unos peregrinos que se presentaron como orfebres.
Cuando poco después envió a sus servidores para ver lo que hacían, encontraron la
cruz terminada y envuelta en una gran luz. La conclusión fue que habían sido unos

la cruz: muerte y vida
ángeles. Otros la atribuyen a orfebres lombardos que pasaron por Oviedo. Lo más
real es pensar que, entre la mucha gente que se refugió en Asturias huyendo de los
moros, vinieron artistas y gente de letras. De hecho la gran perfección de los
edificios prerrománicos revela que nuestra tierra no era un desierto cultural, sino
que había, al menos algunos grupos, de alto nivel técnico y artístico. Por ello esta
cruz, que está en el escudo de Oviedo, de la catedral, de la archidiócesis y de varios
concejos asturianos, fue elaborada en un taller de orfebres residentes aquí. Lo
mismo cabe decir de su compañera milenaria.
B. La Cruz de la Victoria
La joya más admirable de la orfebrería asturiana tiene su origen primero en
Covadonga. Una vieja tradición recuerda que ésta fue la cruz que acompañó a
Pelayo en la Cueva durante la batalla victoriosa. Por eso se llama Cruz de la Victoria.
La tradición oral aparece escrita por primera vez en el Viage de Ambrosio de
Morales, donde califica esta cruz como “la más rica joya que hay en España”. Pero
hay motivos anteriores para garantizar su autenticidad. En efecto, cuando Favila
dedica en el año 737 un templo a la Santa Cruz en Cangas de Onís, no pudo ser otra
que la cruz de su padre. Luego, aparece pintada en San Julián de los Prados, obra
del reinado de Alfonso II. Es así lógico que Alfonso III ordenase decorarla con tanta
riqueza, pues constituía el signo del origen y continuidad del reino que él
gobernaba. El adorno con oro y piedras preciosas fue realizado en el castillo de
Gauzón, sobre la ría de Avilés. Concluyó en el año 908. Entonces los reyes Alfonso y
Jimena la ofrecen a San Salvador, el templo de la corte asturiana.
Esta presea recibió la forma de cruz latina, más alta que ancha. Su longitud
alcanza los 92 centímetros y 72 la anchura. El grosor varía entre 2,5 centímetros en
los brazos y 4 en el medallón. Su peso alcanza 4.967 gramos. Está constituida por
dos piezas de roble, que, al cruzarse en el centro, forman un círculo, donde aparece
un hueco para las reliquias. Partiendo de este núcleo, los brazos se ensanchan
levemente para terminar en unos lóbulos semicirculares rematados por tres
pequeños discos. Una lámina de oro la cubre totalmente. Y todo su conjunto esta
ribeteado por un doble cordoncillo de oro.
Sobre ella se despliega una riquísima decoración, sobre todo en el frente.
Todo gira en torno al medallón central, donde alrededor de una gran amatista
giran dos bandas circulares de esmaltes y gemas. Los cuatro brazos se unen al
centro mediante unos cuadrados de esmaltes divididos en triángulos. El resto de
los brazos muestra tres filas de esmaltes con gemas y perlas intercaladas. En los
remates brillan piedras preciosas entre bandas de finos esmaltes. Esta técnica del
esmalte tabicado aparece aquí por vez primera en Europa.
El reverso es más sencillo. El medallón central, con hueco para el relicario,
muestra una piedra fina rodeada por un círculo de esmaltes y una banda exterior
de filigrana con piedras preciosas. En los bordes de los brazos están gemas
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engastadas en los circulitos finales y una piedra mayor destaca en el centro de cada
semicírculo. Cerca del borde, se despliegan en hilos de oro los cuatro textos de la
inscripción que recuerdan los temas constantes: dedicación, maldición del robo,
fecha y texto donde proclama su papel de salvación del bueno y victoria sobre el
enemigo. Esta cruz flamea en la bandera de Asturias y aparece en gran cantidad de
monumentos. En las historias del arte es considerada como una de las piezas más
valiosas de la orfebrería occidental de la primera Edad Media.
9. REFLEXIÓN FINAL
Esta meditación sobre la cruz y su celebración ha terminado mirando a las
dos cruces, guardadas tantos siglos en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo.
En muchas ocasiones son llamadas 'joyas', lo cual puede sugerir que suponen una
riqueza económica. Con frecuencia, voces, tan atrevidas como indocumentadas,
sacan a colación “las riquezas de la Iglesia”. A lo largo de casi dos milenios de
existencia la Iglesia católica ha creado y conservado un patrimonio ingente de
documentos, libros y obras de arte. Esto no es ajeno a su esencia de institución que
prolonga hasta el final de los tiempos la obra salvadora de Jesucristo. La Iglesia ha
sido cauce de salvación para incontables millones de personas. Pero esta obra se
ha realizado en unas sociedades concretas y con personas singulares, donde la fe
se fue expresando en formas sensibles y también intelectuales. Por ello, desde su
mismo comienzo hubo muchos artistas y pensadores que, desde su fe,
desarrollaron un acerbo de pensamiento y arte que es hoy un inmenso tesoro de
contenido espiritual-cultural. No existe otra institución en el mundo que conserve
una herencia semejante, a pesar de las agresiones destructoras de guerras y
desamortizaciones.
Sin embargo, esta riqueza no es evaluable en términos monetarios, aunque
hoy su atractivo turístico mueva multitudes, y eso genere actividad económica
productiva en beneficio de las comarcas donde estén presentes. Podríamos citar
ejemplos en España o en Asturias, pero no hay espacio. En el caso de las 'joyas'
ovetenses, el valor de sus elementos componentes en dinero es muy pequeño. El
profesor Carlos Cid escribió en 1997 un libro sobre ellas, donde afirma que el
precio de su oro y sus piedras alcanza “unos pocos miles de pesetas”. Es decir, el
patrimonio artístico o bibliográfico presente en la Iglesia no se puede evaluar bajo
un criterio económico, sino religioso, porque son obras nacidas del sentimiento
creyente, la mayor parte de las veces usando materiales humildes. Sí que puede
ser estudiado con criterios científicos o artísticos, porque responde a tiempos y a
estilos concretos, susceptibles del juicio científico y de la crítica estética.
Igualmente este acerbo tiene otro mérito: el de conservarnos el mejor testimonio
de la vida y sentimientos de las personas que en cada momento lo fueron creando.

la cruz: muerte y vida
En el caso presente, la Cruz de los Ángeles y la Cruz de la Victoria, han sido
confeccionadas por nuestros antepasados con lo mejor que tenían. No lo gastaron
en lujos o en banquetes, sino en preparar unas cruces para el templo mayor de su
capital. Las siguientes generaciones, que han vivido aquí, las han conservado hasta
hoy, cuando nosotros podemos asombrarnos ante semejantes maravillas. Demos
gracias a la Providencia de Dios y a todos aquellos que crearon y mantuvieron este
tesoro, a pesar de las agresiones sufridas.
En este Año Santo las cruces de la Cámara Santa, como ángeles vivientes,
han jugado un papel decisivo para que la Penitenciaría Apostólica fuese movida a
conceder su celebración a la iglesia asturiana. Estos doce meses jubilares deben
ser aprovechados por todos los creyentes del Principado, para retornar desde las
cruces que vemos ahora a la Cruz primera, que es la madre de todas ellas. La Cruz
es el lugar donde encontraremos al Crucificado. Que esto sea una experiencia
vivificante, no sólo para nosotros, sino para aquellos parientes o amigos que nos
rodean. La fe, que la gracia del Señor nos ha dado, es un camino de salvación al que
debemos invitar a todos los que conviven en nuestro entorno. El fruto del Año
Santo debe responder a su contenido y provocar un renovado impulso en la vida
cristiana de nuestra tierra. Sin duda, todos los peregrinos, recibirán la experiencia
de encontrarse con las raíces de nuestra fe y con la Cruz donde se realizó nuestra
salvación. Al orientarnos hacia estos bienes, nuestras cruces cobran un valor que
se acerca al infinito.
Silverio Cerra Suárez
Seminario de Oviedo
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CELEBRACIONES LITÚRGICAS

PEREGRINACIÓN
A LA CATEDRAL DE OVIEDO
Y MISA JUBILAR

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
Una característica de todos los años santos es la peregrinación a los lugares
relacionados con el motivo del Jubileo. Aunque para vivir la experiencia interior de
conversión y de renovación del Jubileo no es indispensable realizar una
peregrinación, no es menos cierto que llevarla a cabo constituye una importante
ayuda.
En efecto, la peregrinación representa un itinerario religioso de búsqueda
de Dios en aquellos lugares o espacios en los que él ha manifestado su presencia
para facilitar a los hombres un encuentro más directo. Aunque Dios está en todas
partes, y cada rincón de la tierra puede ser contemplado como ámbito de su amor
y de su misericordia, sin embargo hay lugares privilegiados para el encuentro con
el Creador por su situación o por su belleza, o porque están ligados a determinados
acontecimientos de la historia religiosa de un pueblo.
Este es sin duda el caso de la Iglesia Catedral de Oviedo, en cuya Cámara
Santa se custodian la Cruz de los Ángeles y la Cruz de la Victoria, insignias de la fe y
de la historia de la región, y de cuyo rango institucional se cumplen 1200 y 1100
años respectivamente.
La peregrinación a la Catedral está planteada en tres statios, caracterizadas
cada una de ellas por unos elementos celebrativos que tienen su centro en la
celebración de la Misa Jubilar.
- La statio primera, en el lugar de origen de los peregrinos, que comprende
una Bendición que puede ser impartida en la iglesia parroquial o en las
capillas de las comunidades, o incluso, si este no fuera posible, en el mismo
autobús o medio de transporte.
- La statio segunda, en la Iglesia de san Isidoro en Oviedo, dónde comienza
propiamente la Misa Jubilar, y que comprende el saludo del Obispo, y tras
una oración por la Iglesia Diocesana, el inicio de la procesión hacia la
Catedral, mientras se cantan las Letanías de los Santos.
- La statio tercera, el la Iglesia Catedral, dónde continua la celebración de la
Misa Jubilar, al final de la cual, tendrá un acto de adoración a la cruz
significada en alguna de las cruces cuyo centenario está en el origen de este
Año Santo.
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peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
Statio primera
BENDICIÓN DE LOS PEREGRINOS
Ritos iniciales
Reunidos los peregrinos, se puede entonar el salmo 121, u otro canto adecuado.
G.
Que alegría cuando me dijeron
vamos a la casa del Señor.
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor.
Todos se santiguan mientras el Celebrante dice:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.
Luego saluda a los peregrinos diciendo:
Jesucristo, camino verdad y vida, esté con todos vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Después, el Celebrante prepara a los peregrinos para recibir la bendición con estas palabras u
otras semejantes:
Queridos hermanos: Al comenzar nuestra peregrinación hacia la Catedral de Oviedo
conviene recordar el motivo por el que iniciamos nuestro camino. El lugar que vamos
a visitar es profundamente significativo para la Iglesia diocesana de Asturias, y
acudimos allí para contemplar y celebrar el misterio de la cruz, expresando con
nuestro caminar peregrinante la marcha del pueblo de Dios hacia la meta definitiva
que es Cristo, principio y fin de todo lo creado.
Avancemos, pues, firmes en la fe, alegres en la esperanza, diligentes en la caridad,
para que esta peregrinación nos renueve interiormente y fortalezca nuestro
compromiso evangelizador.
Lectura de la Palabra de Dios
A continuación, un lector proclama el texto de la Sagrada Escritura:
Escuchad ahora, hermanos, las palabras de la carta a los Hebreos:
10, 19-24
Así pues, hermanos, ya que tenemos libre entrada en el santuario gracias a la sangre
de Jesús, el cual inauguró para nosotros un camino nuevo y vivo a través del velo, es
decir, de su cuerpo, y ya que tenemos un gran sacerdote en la casa de Dios,
acerquémonos con corazón sincero, con plena confianza, purificando el corazón de
todo mal de que tuviéramos conciencia, y lavado el cuerpo con agua pura.
39

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statio primera
Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, pues quien nos ha hecho la
promesa es digno de confianza. Procuremos estimularnos unos a otros para poner en
práctica el amor y las buenas obras.
No se dice Palabra de Dios.
Terminada la lectura, se puede cantar el Salmo 26:
G.
El Señor es mi luz y mi salvación,
El Señor es la defensa de mi vida,
Si el señor es mi luz y mi salvación
¿a quién temeré?
¿quién me hará temblar?
Una cosa pido al Señor,
habitar por siempre en su casa
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo santo.
Si la celebración se desarrolla en una iglesia y se juzga oportuno, el Celebrante puede
pronunciar una breve homilía que explique la lectura bíblica y el significado de la
celebración.
El Celebrante:
Preces
Llenos de confianza, invoquemos a Dios, principio y fin de nuestra
peregrinación humana, diciendo:
R. Acompáñanos, Señor, en nuestro camino.
Un lector propone las intenciones:
- Padre santo, que antiguamente fuiste guía y camino para el pueblo que
peregrinaba en el desierto, protégenos ahora que vamos a emprender
nuestra peregrinación y haz que regresemos a nuestras comunidades
fortalecidos en la fe.
R/. Acompáñanos, Señor, en nuestro camino.
- Tú que nos diste a tu Hijo único como el camino para llegar a ti, haz que,
guiados por su cruz gloriosa, lo sigamos con fidelidad y perseverancia.
R/. Acompáñanos, Señor, en nuestro camino.
- Tú que nos diste a María siempre Virgen como modelo y ejemplo del
seguimiento de Cristo, haz que, teniéndola ante nuestra mirada, andemos
siempre en una vida nueva.
R/. Acompáñanos, Señor, en nuestro camino.

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
- Tú que, por el Espíritu Santo, guías hacia ti a la Iglesia que peregrina en
Asturias, haz que, buscándote por encima de todo, corramos por el camino
de tus mandatos.
R/.
Acompáñanos, Señor, en nuestro camino.
- Tú que nos llamas hacia ti por senderos de justicia y de paz, haz que un día
podamos contemplarte en la patria eterna.
R/. Acompáñanos, Señor, en nuestro camino.
Oración de bendición
El Celebrante, con las manos extendidas, añade:
D
ios todopoderoso,
que otorgas tu misericordia a los que te aman
y en ningún lugar estás lejos de los que te buscan,
asiste a tus servidores
que emprenden esta piadosa peregrinación hacia la Catedral de Oviedo
y dirige su camino según tu voluntad;
que la cruz gloriosa de tu Hijo guíe sus pasos
y sea para ellos signo de tu amor misericordioso
mientras peregrinan en este mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
El Celebrante concluye el rito diciendo
Conclusión del rito
El Señor guíe nuestros pasos por el camino de la paz.
R. Amén.
V. El Señor nos asista y se digne ser nuestro acompañante.
R. Amén.
V. Que la peregrinación que ahora confiadamente emprendemos
la terminemos felizmente con la ayuda de Dios.
R. Amén.
Según las circunstancias, puede entonarse este canto, u otro apropiado:
G. Todos unidos formando un solo cuerpo,
un cuerpo que en la Pascua nació;
miembros de Cristo en sangre redimidos,
Iglesia peregrina de Dios.
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42
Vive en nosotros la fuerza del Espíritu
que el Hijo desde el Padre envió,
El nos conduce, nos guía y alimenta,
Iglesia peregrina de Dios.
Somos en la tierra semilla de otro reino,
somos testimonio de amor.
Paz para las guerras y luz entre las sombras
Iglesia peregrina de Dios.
statio primera

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
Statio segunda
IGLESIA DE SAN ISIDORO EN OVIEDO
Ritos iniciales
CANTO
.
La celebración se inicia con el canto Pueblo de Reyes.
SIGNACIÓN Y SALUDO
Finalizado el canto, todos se santiguan mientras el Obispo dice:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.
El Obispo saluda al pueblo diciendo:
La paz esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
ORACIÓN
Finalizado el canto, el Obispo dice:
Oremos por la Iglesia Diocesana.
Y todos oran en silencio durante unos momentos.
Después, el Obispo, dice:
O
h Dios, que en cada uno de las Iglesias diseminadas por el mundo
manifiestas el misterio de la Iglesia universal,
una, santa, católica y apostólica,
haz que tu familia que peregrina en Asturias
se una a su pastor
y, por el Evangelio y la Eucaristía,
se congregue en el Espíritu Santo,
para que manifieste dignamente
la universalidad de tu pueblo
y sea signo e instrumento
de la presencia de Cristo en el mundo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
43

44
PROCESIÓN
Seguidamente el diácono dice:
Marchemos en paz.
R. En el nombre de Cristo. Amén.
Y se inicia la procesión hacia la Catedral con este orden:
statio segunda
- el turiferario con el incensario humeante;
- el acólito que lleva la cruz en medio de dos acólitos que llevan los ciriales;
- el pueblo, en dos filas;
- el diácono que lleva el Evangeliario;
- los presbíteros concelebrantes, de dos en dos;
- el Obispo.
Durante la procesión se cantan las Letanías de los Santos.
R.
Dios Hijo Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Trinidad santa un solo Dios,
Santa María, Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
San Miguel,
San Gabriel,
San Rafael,
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
rogad por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
Todos los santos ángeles y arcángeles,
Todos los coros
de los espíritus bienaventurados,
San Juan Bautista,
San José,
Todos los santos patriarcas y profetas,
San Pedro,
San Pablo,
San Andrés,
San Juan,
Santo Tomás
Santiago,
San Felipe,
San Bartolomé,
San Mateo,
San Simón,
San Tadeo,
San Matías,
San Bernabé,
San Lucas,
San Marcos,
Santa María Magdalena,
Todos los Santos apóstoles y evangelistas,
Todos los Santos discípulos del Señor,
Todos los Santos inocentes,
San Esteban,
San Ignacio de Antioquia,
San Lorenzo,
San Vicente,
San Fabián y San Sebastián,
San Juan y San Pablo,
San Cosme y San Damián,
San Gervasio y San Protasio,
San Melchor,
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
rogad por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
ruega por nosotros.
45

46
San Pedro Poveda,
San Inocencio y compañeros,
Todos los santos mártires,
San Silvestre,
San Gregorio,
San Ambrosio,
San Agustín,
San Jerónimo,
San Martín,
San Nicolás,
Santos Cirilo y Metodio,
Todos los santos obispos y confesores,
Todos los santos doctores,
San Antonio,
San Benito,
San Bernardo,
Santo Domingo,
San Francisco,
San Ignacio de Loyola,
San Francisco Javier,
San Juan de Ávila,
San Juan Mª Vianey,
Todos los santos sacerdotes y levitas,
Todos los santos monjes y ermitaños,
Santa Agueda,
Santa Lucía,
Santa Inés,
Santa Cecilia,
San Lucrecia,
Santa Leocadia,
Santa Eulalia,
Santa Catalina,
Santa Brígida,
statio segunda
ruega por nosotros.
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
Santa Teresa,
Santa Teresa Benedicto,
Todas las santas vírgenes y viudas,
Todos los Santos y santas de Dios,
R.
De todo mal,
De todo pecado,
De la muerte eterna,
Por tu encarnación,
Por tu nacimiento,
Por tu bautismo y santo ayuno,
Por tu cruz y tu pasión,
Por tu muerte y sepultura,
Por tu santa resurrección,
Por tu admirable ascensión,
Por la venida del Espíritu Santo,
R.
Para que te dignes conducirnos
a verdadera penitencia,
Para que gobiernes y conserves a tu santa Iglesia,
Para que asistas al Papa y a todos los miembros
del clero en tu servicio santo,
ruega por nosotros.
ruega por nosotros.
rogad por nosotros.
rogad por nosotros.
líbranos, Señor.
líbranos, Señor.
líbranos, Señor.
líbranos, Señor.
líbranos, Señor.
líbranos, Señor.
líbranos, Señor.
líbranos, Señor.
líbranos, Señor.
líbranos, Señor.
líbranos, Señor.
te rogamos oyenos.
te rogamos oyenos.
te rogamos oyenos.
47

48
Para que concedas la paz y concordia
a todos los pueblos de la tierra,
Para que tengas misericordia
de todos los que sufren,
Para que nos fortalezcas y asistas
en tu servicio santo,
Para que concedas a todos nuestros bienhechores
la recompensa de los bienes eternos,
Para que te dignes darnos y conservar
los frutos de la tierra,
Para que te dignes conceder el descanso eterno
a todos los fieles difuntos,
R.
statio segunda
te rogamos oyenos.
te rogamos oyenos.
te rogamos oyenos.
te rogamos oyenos.
te rogamos oyenos.
te rogamos oyenos.

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
Statio tercera
IGLESIA CATEDRAL
Llegados a la Catedral los fieles ocupan sus lugares en la nave; los concelebrantes y el Obispo
se dirigen al altar, lo veneran con una reverencia y lo besan. El Obispo inciensa el altar y se
dirige a la cátedra.
ORACIÓN COLECTA
El Obispo:
Oremos.
Y todos oran en silencio durante unos momentos.
Después, el Obispo, dice:
S
eñor, Dios nuestro,
que has querido realizar la salvación de todos los hombres
por medio de tu Hijo, muerto en la cruz,
concédenos, te rogamos,
a quienes hemos conocido en la tierra esta misterio
alcanzar en el cielo los premios de la redención.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Liturgia de la Palabra
Las lecturas proclamadas son las indicadas por el Leccionario para ese día.
Antes de la proclamación del Evangelio se canta:
En Cuaresma:
En Pascua:
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50
Acabada la homilía, se hace la
ORACIÓN DE LOS FIELES
El Obispo:
statio tercera
En este tiempo de gracia en el que experimentamos, al recordar el
misterio de la cruz, el amor y la ternura de Dios para con nosotros,
presentémosle nuestras peticiones.
El diácono propone las intenciones por las que se desea orar:
1. Por la santa Iglesia de Dios, extendida de oriente a occidente: para que el
Señor la mantenga firme hasta el fin de los tiempos. Roguemos al Señor.
R.
2. Por nuestro santo Padre el Papa, para que el Señor le conceda larga y vida
y sea reflejo de Cristo buen pastor. Roguemos al Señor.
R. G. Señor, escúchanos. Señor, óyenos.
3. Por nuestro obispo N. y su auxiliar N. , para que alcancen la sabiduría del
Espíritu. Roguemos al Señor.
R. G. Señor, escúchanos. Señor, óyenos.
4.Por todos los que en el mundo tienen autoridad: para que bajo su
gobierno los pueblos progresen en paz, libertad y concordia, glorificando
a Cristo, nuestra esperanza. Roguemos al Señor.
R. G. Señor, escúchanos. Señor, óyenos.
5. Por los enfermos, los emigrantes y los desterrados, por los que se sienten
oprimidos en su trabajo o carecen de él: para que el Señor sea su ayuda y
consuelo. Roguemos al Señor.
R. G. Señor, escúchanos. Señor, óyenos.
6. Por cuantos estamos aquí reunidos celebrando el misterio de la cruz en
este año de gracia, por nuestros hermanos ausentes y por todas nuestras
intenciones, para que el Señor guarde a todos en la fe y nos reúna en el
reino de su Hijo. Roguemos al Señor.
R. G. Señor, escúchanos. Señor, óyenos.
En Cuaresma:
7. Para que Cristo, que despertó a Lázaro del sueño de la muerte, nos
despierte a todos nosotros de todas las rutinas, cansancios y desilusiones
que puedan bloquear el desarrollo del Sínodo Diocesano y así podamos
pasar de la conversión a la misión. Roguemos al Señor.
R. G. Señor, escúchanos. Señor, óyenos.

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
En Pascua:
8. Para que el Espíritu, don precioso de Cristo resucitado a la Iglesia, avive en
nosotros el ardor que sintieron los apóstoles en Pentecostés y nos ayude
a mostrarnos siempre disponibles a favor del Sínodo Diocesano.
Roguemos al Señor.
R. G. Señor, escúchanos. Señor, óyenos.
El Obispo termina la plegaria común con la oración propia de la Misa del día.
Al final todos aclaman:
Amén.
PRESENTACIÓN DE LOS DONES
Liturgia Eucarística
Los fieles presentan el pan y el vino, y la colecta para los pobres y las necesidades
de la Iglesia, que serán recogidos por el diácono.
Mientras tanto se ejecuta un canto dedicado al Misterio de la cruz.
Finalizado el canto, el Obispo dice:
Orad hermanos,
para que este sacrificio, mío y vuestro,
sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
R/. El Señor reciba de tus manos este sacrificio
para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien y el de toda sus santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
El Obispo:
H
az, Señor, que te ofrezcamos siempre este sacrificio
como expresión de nuestra propia entrega,
para que así cumplamos el sacramento que tú nos diste
y se lleve a cabo en nosotros la obra de tu salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
PREFACIO
El Obispo:
El Señor este con vosotros.
rrrR.
Y con tu espíritu.
vV. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
vV. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
El Obispo prosigue el prefacio propio del tiempo litúrgico.
51

52
Al final del prefacio todos cantan:
PLEGARIA EUCARÍSTICA II
Terminado el Santo,
sólo el Obispo, con las manos extendidas, dice:
Santo eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad;
Todos los concelebrantes, con las manos extendidas hacia las ofrendas,
dicen a una, pero en voz baja:
por eso te pedimos que santifiques estos dones
con la efusión de tu Espíritu,
Sólo el Obispo junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y
el cáliz conjuntamente, mientras los demás concelebrantes continúan
con las manos extendidas.
de manera que sean para nosotros
Cuerpo y + Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.
Todos los concelebrantes juntan las manos.
statio tercera

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
En las fórmulas que siguen, el Obispo pronuncia las palabras del Señor de
manera clara y bien perceptible. Los demás concelebrantes, en cambio,
dicen las palabras de la consagración en voz baja, extendiendo la mano
derecha hacia el pan y el vino.
El cual,
cuando iba a ser entregado a su Pasión,
voluntariamente aceptada,
El Obispo toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar,
prosigue:
tomó pan,
dándote gracias,
lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Sólo el Obispo se inclina un poco, mientras los demás concelebrantes
extienden la mano derecha hacia el pan.
Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.
El Obispo muestra el pan consagrado a los concelebrantes y al pueblo. Los
concelebrantes, junto con el pueblo, elevan hacia él la mirada. Luego el
Obispo deposita el pan consagrado sobre la patena y lo adora haciendo
genuflexión mientras los demás concelebrantes se inclinan
profundamente.
Después el Obispo prosigue en voz alta y los concelebrantes lo acompañan
en voz baja:
Del mismo modo, acabada la cena,
El Obispo toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar,
prosigue:
tomó el cáliz,
y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Sólo el Obispo se inclina un poco, mientras los demás concelebrantes
extienden la mano derecha hacia el cáliz.
Tomad y bebed todos de él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para el perdón de los pecados.
Haced esto en conmemoración mía.
53

54
statio tercera
El Obispo muestra el cáliz a los concelebrantes y al pueblo. Los
concelebrantes, junto con el pueblo, elevan hacia él la mirada. Luego el
Obispo deposita el cáliz sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión
mientras los demás concelebrantes se inclinan profundamente.
El Obispo canta:
Y el pueblo, prosigue, aclamando:
Después, el Obispo, en voz alta, y los demás concelebrantes, en voz baja,
continúan diciendo con las manos extendidas:
Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos
el pan de vida y el cáliz de salvación,
y te damos gracias
porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo congregue en la unidad
a cuantos participamos
del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Todos juntan las manos.
El primer concelebrante dice en voz alta y con las manos extendidas:
Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y con el Papa N. ,
con nuestro Obispo N. ,
el Obispo Auxiliar N. ,
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
Junta las manos.

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
El segundo concelebrante dice en voz alta y con las manos extendidas:
Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza
de la resurrección,
y de todos los que han muerto en tu misericordia;
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros,
y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
los apóstoles
y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna
y cantar tus alabanzas.
Junta las manos.
El Obispo toma la patena, con el pan consagrado, y el diácono el cáliz y,
sosteniéndolos elevados, dice:
Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Rito de la comunión
PADRE NUESTRO
El Obispo:
Fieles a la recomendación del Salvador
y siguiendo su divina enseñanza,
nos atrevemos a decir:
Y junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
55

56
El Obispo:
Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libre de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
R. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria,
por siempre, Señor.
El Obispo:
Rito de la paz
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
«La paz os dejo, mi paz os doy»,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
R. Amén.
El Obispo:
La paz del Señor esté siempre con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
El diácono:
En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz,
daos la paz como signo de reconciliación.
Y todos se dan la paz.
FRACCIÓN DEL PAN
Mientras el Obispo parte el pan eucarístico, se canta:
statio tercera

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
El Obispo:
Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
CANTO DE COMUNIÓN Jn 12, 32
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
El Obispo:
Oremos
Y todos oran en silencio durante unos instantes.
Después el Obispo dice:
F
ortalecidos con esta eucaristía,
te pedimos, Señor Jesucristo,
que lleves a la gloria de la resurrección
a los que has redimido
en el madero salvador de la cruz.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
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58
ADORACIÓN DE LA CRUZ
Concluida la oración se introduce la cruz, y acompañado por siete personas que
portan otras tantas lámparas encendidas se acercan al altar.
Al llegar al mismo, el Obispo recoge la cruz y la coloca sobre el Leccionario, que el
diácono, previamente, lo habrá colocado en el centro del altar sobre un lecho
floral de hojas de laurel, y la inciensa. A continuación se colocan las lámparas
sobre el altar.
El Obispo:
Rito de conclusión
Aclamemos el misterio de la cruz.
Un lector va recitando las siguientes invocaciones:
- Salve, altar precioso.
R.
- Salve, árbol florido.
R. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, madero del que brota la vida.
R. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, madero donde el hombre vuelve a ser libre.
R. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, jardín del Hijo celestial.
R. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, columna elegida.
R. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, lámpara del universo.
R. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, luz de las estrellas.
R. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, muro indestructible.
R. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
statio tercera

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
- Salve, puerta del paraíso.
R. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, auxilio de los pecadores.
R. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, árbol hermoso donde se recogen los mejores frutos.
R. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, roca sobre la que se construye la Iglesia.
Un monitor dice:
R. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
Adoremos el madero de la cruz fuente de vida en la que Cristo, Rey de
gloria, extendió voluntariamente las manos para devolvernos la
dignidad de hijos. Honremos con cantos la Cruz del Señor.
Seguidamente los fieles se ponen de rodillas. El Obispo coge con sus manos la cruz y
la muestra a toda la asamblea, mientras se canta:
Concluida la adoración el Obispo entrega la cruz que regresará a su lugar de origen.
El vuelve a la cátedra y desde ella bendice al pueblo.
BENDICIÓN Y DESPEDIDA
El diácono:
Inclinaos para recibir la bendición.
El Obispo:
Señor que bendices a los que te bendicen
y santificas a los que ponen su esperanza en ti,
salva a tu pueblo y bendice + tu heredad.
Vela por tu Iglesia,
santifica a los que aman la belleza de tu casa,
exáltalos con tu divino poder
y no abandones a quienes ponemos en ti nuestra esperanza.
59

60
Concede la paz a este mundo que es tuyo,
a tu Iglesia, a los sacerdotes, a nuestros gobernantes y a todo tu pueblo,
ya que todo beneficio y todo don perfecto procede de lo alto,
pues desciende de ti, oh Padre de la luz;
por eso te glorificamos, damos gracias y adoramos,
¡oh Santa Trinidad!, ahora y siempre por los siglos de los siglos.
R. Amén.
El diácono:
Glorificad a Dios con vuestra vida.
Podéis ir en paz.
R. Demos gracias a Dios.
statio tercera

CELEBRACIONES EN LAS
PARROQUIAS Y COMUNIDADES

CELEBRACIÓN DEL
SACRAMENTO DE LA PENITENCIA

celebraciones en las parroquias y comunidades
Presentación
«Mirad el árbol de la cruz, dónde estuvo clavada la salvación del mundo».
No hay duda de que uno de los aspectos más tradicionales de la celebración de
los años santos es la promulgación del don de la indulgencia plenaria. Su
vinculación con el sacramento de la penitencia es evidente. Dios Padre concede
ordinariamente su perdón mediante el sacramento de la Penitencia, por el
ministerio de la Iglesia y, por este, también extiende en el mundo su misericordia
mediante aquel precioso don que, con nombre antiguo, se llama indulgencia. El
Siervo de Dios Juan Pablo II, en una catequesis del 29 de septiembre de 1999,
afirmaba: «El punto de partida para comprender la indulgencia es la abundancia
de la misericordia de Dios, manifestada en la cruz de Cristo. Jesús crucificado es la
gran “indulgencia” que el Padre ha ofrecido a la humanidad, mediante el perdón
de las culpas y la posibilidad de la vida filial (cfr. Jn 1, 12-13) en el Espíritu Santo (cfr.
Ga 4, 6; Rm 5, 5; 8, 15-16)».
65

celebraciones en las parroquias y comunidades
PROCESIÓN
CELEBRACIÓN
Ritos iniciales
El Celebrante y los demás Confesores avanzan en silenciosa procesión hacía el altar. Al llegar
ante el altar y el Crucifijo, los Confesores los veneran con una reverencia y se dirigen a sus
lugares en el presbiterio.
El Celebrante se queda ante el crucifijo durante un momento en oración silenciosa. A
continuación, se dirige a la sede.
SALUDO
El Celebrante:
El Dios de la misericordia,
que ha puesto la salvación del género humano
en el árbol de la cruz,
mueva vuestros corazones al arrepentimiento,
os conceda su paz
y esté siempre con vosotros.
R. Y con tu espíritu
ORACIÓN
El Celebrante:
Oremos.
Y todos oran en silencio.
Después, el Celebrante, con las manos extendidas, dice:
D
PRIMERA LECTURA
ios bueno y fiel,
que nunca dejas de llamar a los que se extravían
para que se conviertan y vuelvan a ti,
y, en tu Hijo elevado sobre la cruz,
nos curas de las heridas del Maligno,
concédenos tu gracia y tu perdón,
para que, renovados en el espíritu,
podamos corresponder a los dones de tu amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
Liturgia de la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 8-14
Hermanos:
Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de
Cristo Jesús, mi Señor.
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68
celebración del sacramento de la penitencia
Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir
en él, no con una justicia mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la
justicia que viene de Dios y se apoya en la fe.
Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus
padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección
de entre los muertos.
No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo
corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí.
Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa:
olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante,
corro hacía la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo
Jesús.
R.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 39
R.
G. Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R.
Entonces yo digo: «Aquí estoy
-como está escrito en mi libropara
hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R.

celebraciones en las parroquias y comunidades
ACLAMACIÓN
G. Gloria y honor a ti, Señor Jesús.
EVANGELIO
R. El Señor este con vosotros
V. Y con tu Espíritu
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 14-21
V.
Gloria a ti Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
- «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser
elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca
ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que
el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha
creído en el nombre del Hijo único de Dios.
El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron
la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas.
Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz,
para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus
obras están hechas según Dios.»
R.
HOMILIA
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.
El Celebrante dice la homilia.
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70
celebración del sacramento de la penitencia
Rito de la Reconciliación
CONFESIÓN GENERAL DE LOS PECADOS
El Celebrante:
Hermanos, confesemos juntos nuestros pecados
y oremos los unos por los otros
para obtener el perdón y la salvación:
Después, pronuncian todos en común la fórmula de confesión general:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Luego prosiguen:
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
PLEGARIA PENITENCIAL
El Celebrante:
Y ahora, desde nuestra debilidad, contemplemos el árbol de la cruz, dónde
estuvo clavada la salvación del mundo; y supliquemos a Cristo, que cargado
con nuestros pecados, subió al leño, para que nosotros muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Ahora puede entonarse un canto dedicado a la Cruz.
Finalizado el canto, dos lectores se sitúan frente a la cruz y desde allí leen las súplicas:
Lector 1:
Tú que experimentaste en la cruz la angustia y la tristeza;
- ven en auxilio de los que se sienten agobiados por las propias culpas e
infúndeles confianza en tu perdón.
R. G. Oh Señor, escucha y ten piedad.

celebraciones en las parroquias y comunidades
Lector 2:
Tú que derramaste tu sangre por nosotros cuando aún éramos tus
enemigos, y con tu sangre nos haces justos;
- muéstrate ante el Padre como amigo y defensor de todos los hombres.
R. G. Oh Señor, escucha y ten piedad.
Lector 1:
Tú que tomaste nuestros pecados en tu cuerpo para destruirlos en la cruz;
- inspíranos un verdadero arrepentimiento de nuestros pecados.
R. G. Oh Señor, escucha y ten piedad.
Lector 2:
Tú que has puesto la salvación del género humano en el árbol de la cruz
porque en un árbol tuvo origen la muerte;
- concédenos tu perdón y la reconciliación con tu Iglesia.
R. G. Oh Señor, escucha y ten piedad.
Lector 1:
Tú que en la cruz pediste al Padre el perdón para tus verdugos;
- concédenos amar a nuestros enemigos y perdonar a los que nos
ofenden.
R. G. Oh Señor, escucha y ten piedad.
Lector 2:
Tú que padeciste por nosotros, para que sigamos tus huellas;
- haznos fieles discípulos tuyos y miembros vivos de tu Iglesia.
R. G. Oh Señor, escucha y ten piedad.
PADRENUESTRO
El Celebrante:
Obedientes al mandato del Señor y fieles a su divina enseñanza, pidamos, con
espíritu contrito, a Dios Padre que perdone nuestras ofensas y nos limpie de
nuestros pecados:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
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72
ORACIÓN
El Celebrante:
E
scucha, Señor,
las súplicas de tu pueblo
y concede tu perdón y tu gracia
a quienes tu Hijo ha redimido
en el árbol santo de su cruz.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
CONFESIÓN Y ABSOLUCIÓN INDIVIDUAL
celebración del sacramento de la penitencia
El Celebrante indica a los fieles los lugares preparados para las sedes penitenciales y
recuerda el gesto de besar el Crucifijo después de recibir la absolución.
A continuación los sacerdotes se dirigen a las sedes penitenciales. Los fieles se acercan a
los sacerdotes y confiesan sus pecados. El sacerdote, si lo juzga oportuno, hace una
breve exhortación al penitente.
Una vez impuesta y aceptada la satisfacción, el sacerdote, extendiendo ambas manos, o
al menos la derecha, sobre la cabeza del penitente, imparte la absolución diciendo:
D
ios, Padre misericordioso,
que reconcilió consigo al mundo
por la muerte y la resurrección de su Hijo
y derramó el Espíritu Santo
para la remisión de los pecados,
te conceda, por el ministerio de la Iglesia,
el perdón y la paz.
Y yo te absuelvo de tus pecados
en el nombre del Padre y del Hijo + y del Espíritu Santo.
El penitente responde:
Amén.
El penitente se dirige hacía el Crucifijo y lo besa en señal de gratitud.
Durante las confesiones se pueden alternar momentos de silencio, espacios con música
de fondo y la lectura de algunos textos meditativos, como por ejemplo:
Salmo 129
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. R.
R. G. Mi alma espera en el Señor, mi alma espera en su Palabra,
mi alma aguarda al Señor, porque en Él está la salvación.
Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor, más que el centinela a la aurora. R.

celebraciones en las parroquias y comunidades
Aguarde Israel al Señor, como el centinela a la aurora;
porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa;
y él redimirá a Israel de todos sus delitos. R.
Invocaciones
Señor Jesucristo, tú nos has dicho:
«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos»,
pero nosotros nos dejamos llevar de la pasión del dinero,
del ansia de ser y disfrutar por encima de los demás,
y nos resistimos a compartir con los menos favorecidos
nuestros bienes de toda clase:
Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos Señor tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
Señor Jesucristo, tú nos has dicho:
«Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados»,
pero nosotros nos rebelamos contra el dolor,
la enfermedad, las dificultades y las pruebas,
y nuestro corazón se endurece para reconocer
nuestros pecados personales y colectivos:
Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos Señor tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
Señor Jesucristo, tú nos has dicho:
«Dichosos los sufridos, porque ellos heredaran la tierra»,
pero nosotros colaboramos a mantener los odios y a crear rencillas,
alimentamos antipatías e intolerancias
contra los que no piensan como nosotros,
y nuestra falta de generosidad nos impide perdonar de corazón
para responder al mal con el bien:
Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos Señor tu misericordia.
R.
Y danos tu salvación.
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74
celebración del sacramento de la penitencia
Señor Jesucristo, tú nos has dicho:
«Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados»,
pero nosotros nos rebelamos contra el dolor,
la enfermedad, las dificultades y las pruebas,
y nuestro corazón se endurece para reconocer
nuestros pecados personales y colectivos:
Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos Señor tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
Señor Jesucristo, tú nos has dicho:
«Dichosos los misericordiosos
porque ellos alcanzarán misericordia»,
pero nosotros somos insensibles ante los sufrimientos ajenos,
y nos resistimos a compartirlos y a trabajar para aliviarlos,
Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos Señor tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
Señor Jesucristo, tú nos has dicho:
«Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios»,
pero nosotros somos torpes para descubrir
las trampas del mundo, del demonio y de la carne,
lo que nos hace frívolos personal y colectivamente,
y no luchamos contra el egoísmo propio y ajeno,
faltando a la honestidad y la verdad:
Señor, ten misericordia de nosotros.
R.
Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos Señor tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
«Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios»,
pero nosotros evitamos los verdaderos caminos
de la reconciliación personal con el Señor,
la Iglesia y las personas de nuestro entorno,
y nos resistimos a comprometernos
en pro de la justicia y la paz a todas las escalas y niveles:
Señor, ten misericordia de nosotros.

celebraciones en las parroquias y comunidades
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos Señor tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
Señor Jesucristo, tú nos has dicho:
«Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque ellos es el reino de los cielos»,
pero nosotros somos cobardes para salir en defensa
de los oprimidos, marginados o injustamente perseguidos,
y nos asusta todo compromiso que pueda acarrearnos
persecución, impopularidad, daños y perjuicios:
Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos Señor tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
Salmo 50
R. G. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve. R.
Señor Jesucristo, tú nos has dicho:
«Dichosos los sufridos, porque ellos heredaran la tierra»,
pero nosotros colaboramos a mantener los odios y a crear rencillas,
alimentamos antipatías e intolerancias
contra los que no piensan como nosotros,
y nuestra falta de generosidad nos impide perdonar de corazón
para responder al mal con el bien:
Señor, ten misericordia de nosotros. R.
R.
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celebración del sacramento de la penitencia
En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. R.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos. R.
Acción de gracias
Una vez concluidas las confesiones de los penitentes, el Celebrante vuelve a la sede presidencial,
y los confesores ocupan sus lugares.
El Celebrante:
Salmo 102
Hermanos, cómo el salmista que ve en su curación una prueba del amor de
Dios, entonemos también nosotros un canto de alabanza a nuestro Dios, que es
compasivo y misericordioso.
R. G. Gustad y ved que bueno es el Señor.
Bendice, alma mía al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.
R.

celebraciones en las parroquias y comunidades
ORACIÓN
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R.
El Celebrante con las manos extendidas dice:
T
e damos gracias, Padre misericordioso,
origen de todo perdón y de plena reconciliación.
Lo mismo que Israel fue repatriado,
tras sesenta años de cautiverio en Babilonia,
así nosotros hemos sido liberados
del destierro del pecado y la dispersión.
Pero en ese destierro apareció un signo,
se alzó la figura salvadora de tu Hijo
como un estandarte de salvación.
En el horizonte ha aparecido la cruz
como un árbol verde, fecundo,
signo de la promesa de frutos de perdón.
Gracias, Padre, porque nos has entregado a tu Hijo,
para que no perezca ninguno de los que confían en Él.
Él no vino a condenar al mundo, sino a salvarlo,
y cargó sobre sus espaldas las consecuencias del pecado.
Con el acto supremo de tu Hijo en la cruz
vemos manifestado tu perdón.
Tú nunca te cansas de esperar,
perdonas siempre sin sombra de rencor
y permites que celebremos el sacramento de la reconciliación
cuando, arrepentidos, pedimos perdón.
Por ello, llenos de admiración,
ensalzamos la fuerza de tu amor
y proclamamos la alegría de la salvación.
Y ahora,
mientras ofreces a tu pueblo que peregrina en Asturias
un tiempo de gracia y reconciliación,
concédenos, que del árbol de la cruz,
brote para toda la comunidad diocesana
el fruto del Espíritu que perdona y vivifica.
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78
R.
Amén.
El Celebrante:
El Señor este con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
celebración del sacramento de la penitencia
Que con su presencia dinámica
nos pongamos todos a la obra,
construyendo la nueva ciudad, la Jerusalén celeste,
morada de tu gloria, donde seas todo en todo
y todos alcancemos la dicha del amor perfecto,
por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
O
Ritos conclusivos
Luego, el Celebrante, con las manos extendidas sobre el pueblo,
dice la bendición:
h Dios de los que esperan en ti,
que prefieres la misericordia a la ira;
que tu pueblo, reconciliado de sus pecados,
dé continuamente gracias por tus maravillas
y, teniendo presentes los antiguos mandatos,
merezca llegar, peregrino, a contemplarte eternamente.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
El Celebrante:
Y que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
R. Amén.
ENVIO
El Celebrante:
A través del perdón de Dios
hemos experimentado en nosotros mismos
la muerte y la resurrección de Cristo.
Con la alegría que nos viene de la salvación,
podéis ir en paz.
R.
Demos gracias a Dios.

VÍA CRUCIS

celebraciones en las parroquias y comunidades
ORACIÓN INICIAL
V.
R.
V.
R.
CELEBRACIÓN
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Tú nos dijiste, Señor,
que quien no llevara la cruz tras de Ti
no podía ser discípulo tuyo.
La cruz se ha convertido, de esta manera,
en la señal del cristiano,
en el signo más propio de su identidad.
Quien se empeña en quitar la cruz de su vida y de su fe
se acaba quedando sin Ti:
un cristianismo sin cruz es un cristianismo sin Cristo.
La cruz nos enseña dos cosas fundamentales:
tu amor inmenso, loco por el hombre
que te ha llevado a dar la vida por él
y, a la vez, la gravedad y seriedad del pecado
que te ha clavado en el madero.
En el momento de acompañarte espiritualmente
en el camino de la cruz,
danos este amor y este dolor para ser siempre
fieles discípulos tuyos
y miembros gozosos de tu Iglesia,
para que, en este momento de renovación
que supone esta primera fase de preparación al Sínodo Diocesano,
afrontemos con amor y esperanza
el camino de la fidelidad, de la evangelización
y del compromiso apostólico.
Haz, Señor, que nuestro mundo conozca tu amor
y los tesoros que encierra tu Evangelio para su vida.
A Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CANTO
G. Victoria, tú reinarás.
¡Oh Cruz, tú nos salvarás!.
El Verbo en ti clavado, muriendo, nos rescató; de
ti, madero santo, nos viene la redención.
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celebraciones en las parroquias y comunidades
I ESTACIÓN
V/.
Primera estación: Jesús es condenado a muerte.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del Evangelio según San Mateo (27, 22-23.26)
MEDITACIÓN
Pilato les preguntó: «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?.»
Contestaron todos: «Que lo crucifiquen.» Pilato insistió: «Pues, ¿qué mal
ha hecho?.» Pero ellos gritaban más fuerte: «¡Que lo crucifiquen!.»
Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó
para que lo crucificaran.
M/. Con seguridad que nos escandaliza esta escena y nos hace preguntarnos:
¿cómo es posible tanta inquina, tanto odio contra aquel hombre
maltratado e indefenso, hasta el punto de preferir la libertad de un
asesino a dejar que Pilato lo soltara? Probablemente nos sentimos muy
lejos de esta actitud: nosotros nunca haríamos tal cosa. Sin embargo…
¡cuántas veces Dios es a quien se le echa la culpa de todo, contra quien
nos rebelamos cuando no entendemos, cuando no aceptamos las cosas
que nos pasan! Incluso los que no creen arremeten contra Él y se pasan la
vida denigrando al que niegan, al que —según ellos— no existe. Y
nosotros, los que decimos que confiamos en Dios y en Dios ponemos
nuestra existencia: ¡cuántas veces lo posponemos a muchas cosas, lo
condenamos a ser un apéndice, un adorno en nuestra vida, pero sin
dejarle que sea el primero en nuestro corazón! Sí, también nosotros, en
muchas ocasiones lo echamos fuera, lo olvidamos, lo condenamos a ser
uno más...
ORACIÓN
V/. Señor Jesús:
no permitas que me avergüence de Ti,
que te ponga fuera o al margen de mi vida,
que te prefiera a personas y cosas
que, sin Ti, no serían nada.
83

84
R.
vía crucis
Tú eres el Dios de mi vida, de todo mi ser,
incluso cuando te presentas ante mí desfigurado, sin apariencia,
de manera que me cueste reconocerte.
Yo era el que tenía que morir, como Barrabás,
y Tú el que diste la vida por mí, y, así, yo fui liberado.
No permitas que me separe de Ti.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
CANTO
Amén.
PADRE NUESTRO
G Perdón, oh Dios mío, perdón e indulgencia.
perdón y clemencia, perdón y piedad.

celebraciones en las parroquias y comunidades
II ESTACIÓN
V/. Segunda estación: Jesús con la cruz a cuestas.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del Evangelio según San Mateo (27, 27-31)
MEDITACIÓN
Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron
alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un
manto de color púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron
a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante él
la rodilla, se burlaban de él, diciendo: «¡Salve, rey de los judíos!» Luego le
escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y,
terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron
a crucificar.
M/. Vivimos en un mundo hipersensible: aun las cosas más leves nos causan
un enorme impacto. Nuestra psicología suele ser muy vulnerable al más
mínimo gesto de olvido, indiferencia o, no digamos ya, de menosprecio.
Enseguida nos dolemos, nos quejamos y protestamos. Y solemos guardar
muy dentro las heridas que los demás o la vida nos causan. No se trata de
que no reclamemos nuestros legítimos derechos, no; se trata de que
cada vez somos más débiles a la hora de soportar con paciencia los
defectos del prójimo, que, recordemos, es una obra de misericordia.
ORACIÓN
Contemplando a Jesús: flagelado, burlado, escupido, golpeado… El
Inocente tratado como el desecho de los humanos. ¿Cómo veo ahora los
agravios, muchas veces supuestos, de los que me quejo y de los que llevo
una lista rigurosa? «¿Cómo quejarme de mis pies cansados / cuando veo
los tuyos destrozados?», dice un himno de la liturgia de las horas.
V/. Oh, Señor:
Enséñame a tener un alma grande
y a llevar mi cruz con serena confianza y alegría.
85

86
R.
Que, en vez de mirar tanto a los que me causan pesar,
aprenda a mirarte a Ti, el manso y humilde de corazón,
para que, así, encuentre mi descanso.
Que el Espíritu Santo me conceda el don de fortaleza
para no únicamente no quejarme de mis cruces
sino recibirlas como oportunidad de asemejarme a Ti,
purificar mi corazón y que mis pecados sean perdonados.
A Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
PADRE NUESTRO
CANTO
G.
Cristo te necesita para amar, para amar;
Cristo te necesita para amar. (bis)
No te importen las razas ni el color de la piel,
ama a todos como hermanos y haz el bien. (bis)
vía crucis

celebraciones en las parroquias y comunidades
III ESTACIÓN
V/. Tercera estación: Jesús cae por primera vez.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del libro del profeta Isaías (53, 4-6)
MEDITACIÓN
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo
estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras
rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable
vino sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas,
cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros
crímenes.
M/. Contemplando a Jesús caído bajo el peso de la cruz tendríamos que
considerar dos cosas. La primera es el enorme peso que Él ha tomado
sobre sí: es el peso del pecado, de nuestras rebeliones y de todos los
sufrimientos que el mal causa en el hombre. Un enorme peso que derriba
al Hijo de Dios por tierra, que lo tritura, que lo traspasa, que lo hiere. Él se
ha puesto en la brecha, como el Nuevo Moisés, e intercede al Padre por
nosotros aceptando que descargue sobre sí todos nuestros crímenes.
ORACIÓN
Pero, y es el segundo aspecto, ¿cómo Dios ha elegido ese camino para
redimirnos? ¿Cómo Dios puede “caer”? ¿Cómo es que parece que el Mal
pueda con Él? Nosotros nos imaginamos un Dios Omnipotente y Dueño
de todo; y, sin duda, lo es, pero su poder se manifiesta en un Amor que es
capaz de dar la vida, asumiendo la debilidad y el desvalimiento, «para
nuestra salvación».
V/. Al mirarte caído bajo la cruz
dame tu luz para entender que una caída no significa una derrota,
que, aunque me vea en el suelo,
contigo me puedo levantar y caminar,
porque eres Tú quien carga con mi peso y guía mi vida.
87

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R.
Que yo sepa también, Señor,
llevar la carga de mis hermanos como tú llevas la mía.
Tú, Redentor del hombre y del mundo,
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
PADRE NUESTRO
CANTO
G. Sí, me levantaré,
volveré junto a mi Padre.
A ti, Señor, elevo mi alma;
Tú eres mi Dios y mi Salvador.
vía crucis

celebraciones en las parroquias y comunidades
IV ESTACIÓN
V/. Cuarta estación: Jesús se encuentra con su Madre.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del Evangelio de Lucas (2, 34-35.51)
MEDITACIÓN
Simeón los bendijo diciendo a María, su madre: «Mira, Este está puesto
para que muchos en Israel caigan y se levanten; será una bandera
discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una
espada te traspasará el alma». Bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su
autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón.
M/. Una de las primeras cosas que un discípulo tuyo ha de saber es aceptar
que Tú no eres un Amigo fácil y acomodaticio. Con frecuencia te
entendemos con una gran dosis de romanticismo y de almíbar, de
sensiblería y emotivismo. No; Tú has dicho que no has venido a traer a la
tierra paz sino división; es decir, a poner al hombre ante la encrucijada de
la verdad. Así se lo anunció Simeón a tu madre, y ¡de qué manera lo vivió
y lo entendió ella!.
ORACIÓN
San Pablo dice que la Palabra de Dios es como una espada afilada que
penetra hasta el meollo del ser. Sí, eres un Amigo fiel y amoroso, pero,
para los que no quieren moverse, incómodo e interpelador. Nadie ha
dicho que el Evangelio sea fácil sino feliz, que es muy distinto; aunque hoy
tendamos muy fácilmente a identificar lo uno con lo otro.
V/. Señor:
Que al encontrarnos contigo no busquemos una fácil quietud,
sino que te aceptemos como Tú eres:
el Camino que no consiente sendas tortuosas,
la Verdad que nos invita a superar el relativismo y el escepticismo,
la Vida que nos llama a la autenticidad y al testimonio.
89

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R.
Que tu Madre, la Virgen María,
fiel discípula tuya,
nos acompañe en el camino y nos ampare con su amor.
A Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
AVEMARÍA
CANTO
G. Mientras recorres la vida tú nunca solo estás,
contigo por el camino Santa María va.
Ven con nosotros al caminar,
Santa María, ven. (bis)
vía crucis

celebraciones en las parroquias y comunidades
V ESTACIÓN
V/. Quinta estación: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del Evangelio según San Mateo (27, 32; 16, 24)
MEDITACIÓN
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron
a que llevara la cruz de Jesús.
Jesús había dicho a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo que se
niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga».
M/. A veces nos vemos “forzados” a afrontar una prueba, a llevar una carga
que no nos gusta, a hacernos cargo de alguien que nos resulta muy
pesado. Y nos vemos obligados a ello, como Simón de Cirene que, sin
comerlo ni beberlo, pasaba por allí y le fuerzan a llevar la cruz de Jesús.
Sin embargo, nos podemos imaginar las gracias que pudo dar después,
hasta el punto de que se hizo discípulo suyo. El evangelio de Marcos, que
nos relata el mismo acontecimiento (15, 21) , nos aclara que era «el padre
de Alejandro y de Rufo», el cual Rufo aparece citado por San Pablo en su
carta a los Romanos: «Saludad a Rufo, ese creyente distinguido, y a su
madre [sería la mujer de Simón; acaso el propio Simón habría muerto ya]
que es como si fuera mía» (16, 13) .
ORACIÓN
En Simón de Cirene comprendemos cómo el Señor sale a nuestro
encuentro y nos compromete a cargar con la cruz y a seguirle. Pero
después su gracia nos compensa sobradamente, hasta el punto de que
Simón estuvo más cerca de Jesús en su pasión que sus mismos apóstoles
y él, un personaje “secundario” —podríamos decir—, se convierte en
ejemplo vivo de lo que debe ser un cristiano.
V/. Jesús:
Sácanos de nuestros pequeños intereses
y de nuestra reducida forma de comprender las cosas,
sal a nuestro encuentro y complícanos la vida.
Rompe nuestro aislamiento e individualismo,
aunque al principio protestemos.
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R.
Vuélvenos hacia tu Iglesia, hacia nuestros hermanos,
hacia los compromisos que, como discípulos tuyos,
hemos de asumir.
En esta hora en que en nuestra Diócesis
estamos preparando un Sínodo, no nos echemos atrás
sino que cojamos nuestra cruz y, junto con nuestros hermanos,
te ayudemos a anunciar el Evangelio a nuestro mundo.
Tú que vives, inmortal y glorioso
por los siglos de los siglos.
Amén.
PADRE NUESTRO
CANTO
G. Danos un corazón, grande para amar.
danos un corazón, fuerte para luchar.
Hombres nuevos, creadores de la historia,
constructores de nueva humanidad.
Hombres nuevos que viven la existencia
como riesgo de un largo caminar.
vía crucis

celebraciones en las parroquias y comunidades
VI ESTACIÓN
V/. Sexta estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del libro del profeta Isaías (53, 2-3)
No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y
evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a
sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros.
L/. Del libro de los Salmos (41, 2-3)
MEDITACIÓN
Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?.
M/. ¡Ver el rostro de Dios! Éste es el ansia del hombre de todos los tiempos:
¡ver a Dios! «Mi alma […] tiene sed de Dios, […] ¿cuándo entraré a ver el
rostro de Dios?». ¿Es que Dios tiene rostro? La revelación cristiana
afirma: sí lo tiene. Es el rostro de su Hijo amado: Jesucristo. Juan Pablo II
en su carta apostólica Novo Millennio Ineunte («El Nuevo Milenio»), que
es como la guía de la Iglesia para el tercer milenio, nos invita a
contemplar el rostro de Cristo (capítulo 2, números 16-28) . Sí, Jesús es el
Rostro humano del Padre, la Imagen visible del Dios invisible.
Pero, ¿bajo qué rasgos lo reconoceremos? Hemos escuchado al profeta
Isaías: «No tenía figura ni belleza… sin aspecto atrayente, despreciado…
hombre de dolores». Lo decisivo no es creer en Dios sino en qué Dios
creemos. ¿Sabemos ver a Dios en el rostro desfigurado del hermano
pobre, del excluido, del despreciado, del enfermo, del que sufre soledad,
del que no cuenta y «ante el cual se ocultan los rostros»? Ojalá que, como
la Verónica de la tradición cristiana, sepamos reconocer la “verdadera
imagen” (es lo que significa “verónica”: “verdadero icono”) del que,
acaso, no tiene apariencia humana… Como Jesús en su pasión.
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94
ORACIÓN
V/. Mi Señor Jesucristo:
R.
¿Cómo reconocerte a Ti, el Hijo de Dios vivo,
en la pobreza y el desvalimiento de un niño pequeño en Belén;
en la vida sencilla de un joven en Nazaret;
en las palabras de verdad y las obras poderosas,
pero veladas por tu naturaleza humana,
de tu vida pública;
en un rostro doliente y desfigurado
que no tenía apariencia humana;
en un hombre moribundo pendiente de una cruz
y del que sus enemigos y los que pasan se burlan;
en aquel que muere en soledad y desnudez?
¿Cómo reconocerte bajo esa imagen,
si no es porque Tú mismo nos enseñas a ello
y nos adviertes que ahí te encontraremos?
Y también:
¿Cómo reconocerte bajo la apariencia
de un sencillo trozo de pan y un poco de vino?
¿Cómo encontrarte en tus hermanos débiles y necesitados
sino porque Tú mismo nos lo dices?:
“Tomad, comed, esto es mi cuerpo…
Tomad, bebed, éste es el cáliz de mi sangre”.
«Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos,
mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis».
Que nunca dejemos de conocerte y de reconocerte
allí donde Tú mismo quieres ser reconocido y servido.
Amén.
PADRE NUESTRO
CANTO
G. Su nombre es “El Señor”, y sed soporta,
y está en quien de justicia va sediento,
y muchos que lo ven pasan de largo,
a veces ocupados en sus rezos.
Con vosotros está y no le conocéis,
con vosotros está, su nombre es “El Señor”. (bis)
vía crucis

celebraciones en las parroquias y comunidades
VII ESTACIÓN
V/. Séptima estación: Jesús cae por segunda vez.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del Evangelio según San Lucas (19, 8-10)
MEDITACIÓN
Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes,
Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le
restituiré cuatro veces más». Jesús le contesto: «Hoy ha sido la salvación
de esta casa, también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre
ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
M/. Jesús cae para recoger a los que están caídos, ha descendido al abismo de
la condición humana «pasando por uno de tantos» para poder agarrar de
la mano al hombre esclavo del pecado y de la muerte. Puede llegar a
nosotros por su humanidad, pero, a la vez, está firmemente asentado
sobre la roca de su divinidad. Si no fuera hombre no podría acercarse a
nosotros de esa forma tan radical, pero si no fuera Dios de nada serviría
que nos tomara de la mano porque se hundiría con nosotros. Él cae por
nosotros y se levanta, triunfante, y nos levanta, redimidos,
devolviéndonos la imagen y la condición plenas de hijos de Dios.
ORACIÓN
V/. Gracias, Jesús, por descender hasta nosotros
y solidarizarte con nuestra condición humana.
Has querido experimentar qué se siente
en la derrota, en la impotencia, en la fatiga extrema
para, desde ahí, darnos fuerza y luz
y la esperanza de que Tú eres el Vencedor de todo mal,
del pecado y de la muerte.
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R.
Ayúdanos a comprender a los que caen
y a no desesperarnos cuando también nosotros
nos veamos postrados por nuestras miserias y pecados,
porque Tú has venido para darnos la mano y alzarnos hacia Ti.
Amén.
PADRE NUESTRO
CANTO
G. Perdona a tu pueblo, Señor,
perdona a tu pueblo, perdónale, Señor.
Por tu poder y amor inefable
por tu misericordia entrañable,
perdónanos, Señor.
vía crucis

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VIII ESTACIÓN
V/. Octava estación: Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del Evangelio de San Lucas (23, 27-29.31)
MEDITACIÓN
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y
lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de
Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos,
porque mirad que llegará el día en que dirán: "Dichosas las estériles y los
vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado."; porque,
si así tratan al leño verde, ¿qué pasara con el seco?».
M/. De la actitud de estas mujeres y de la respuesta de Jesús podemos
aprender la virtud de la piedad. Piedad con Dios y piedad para con el
prójimo. La piedad es ese cuidado, esa sensibilidad en los pensamientos,
en las palabras y en las obras que nos acercan a Dios y a los demás. La
piedad, como toda virtud, requiere fuerza para dominar la ira, el miedo,
la indiferencia, la pasividad. El hombre y la mujer piadosos están
especialmente capacitados para aunar voluntades, para limar asperezas,
para anteponer el bien común al particular, para estar cerca del que sufre
y prontos al compromiso que deben asumir. En este tiempo de
preparación al Sínodo en nuestra Diócesis, sin duda que necesitamos
hombres y mujeres piadosos.
ORACIÓN
V/. Sólo los fuertes pueden permanecer firmes
en los momentos de dificultad y de prueba.
Y sólo los fuertes pueden acercarse con piedad y compasión
al que sufre y al que es víctima de la violencia y la injusticia.
Es una fuerza que no reside en la capacidad física,
ni en el ejercicio de un poder que impone,
ni en una cultura amplia, ni en facultades intelectuales,
ni en un conocimiento y un análisis acabado de las situaciones,
ni siquiera en un sentimiento hondo de pena y aflicción.
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R.
Es una fuerza que brota del amor que se acerca al otro,
que busca darle la propia vida,
entregarle el don de uno mismo,
que quiere, sobre todo, el bien y el gozo del prójimo.
Jesús: gracias por suscitar esta fortaleza piadosa, firme y suave
en esas mujeres que tanto te querían
y que no te abandonaron en el momento de pasión.
Que podamos nosotros hacer lo mismo.
Amén.
PADRE NUESTRO
CANTO
G. Os doy un mandato nuevo: (2)
Que os améis (2)
como yo os he amado. (bis)
vía crucis

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IX ESTACIÓN
V/. Novena estación: Jesús cae por tercera vez.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. De la carta del apóstol San Pablo a los Romanos (8, 31b.33-35a.38-39)
MEDITACIÓN
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?, ¿Quién
acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién
condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la
derecha de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién podrá apartarnos
del amor de Cristo? Estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni
ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni
profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios
manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.
M/. Cuando uno cae una y otra vez, cuando se siente que ya no se puede
levantar y que la situación es desesperada… Dios está siempre ahí. No
hay situaciones desesperadas para Dios, a menos que el hombre se cierre
a Él. Nada nos podrá separar «del amor de Dios manifestado en Cristo
Jesús, Señor nuestro». Ésta es nuestra gran confianza: no estamos
perdidos ni abandonados en ninguna situación por extrema que ésta sea.
Para eso Jesús cae por tercera vez. Caer tres veces es caer ya, en
apariencia, definitivamente: una, dos y… tres. Pero no, Cristo se levanta
por nosotros; y aun en la Cruz —¡la caída total!—, Él es entonces
levantado y glorificado como Redentor del hombre y del mundo. Siempre
hay esperanza: para nosotros, para la sociedad, para la Iglesia, porque
Cristo ha descendido hasta lo más profundo para ser exaltado y recibir el
«Nombre-sobre-todo-nombre».
ORACIÓN
V/. Oh, Señor:
Gracias por caer a lo más profundo de nuestra miseria,
porque así nos enseñas que no hay nada perdido,
ninguna vida inútil ni frustrada,
ningún ser humano sin valor,
ninguna situación sin esperanza.
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100
R.
Ayúdanos a no desesperar ni de nosotros mismos,
ni de los demás, ni, mucho menos, de tu Iglesia.
En este Año de la Cruz,
que estamos celebrando en nuestra Diócesis,
haznos volvernos hacia Ti, hacia tu Cruz gloriosa:
Cruz de la Victoria, de la Resurrección y de la Vida.
Amén.
PADRE NUESTRO
CANTO
G. Dios es fiel: guarda siempre su Alianza;
libra al pueblo de toda esclavitud.
Su Palabra resuena en los profetas,
reclamando el bien y la virtud.
vía crucis

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X ESTACIÓN
V/. Décima estación: Los soldados se reparten las ropas de Jesús.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del Evangelio según San Juan (19, 23-24)
MEDITACIÓN
Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo
cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una
túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:
«No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca.» Así se
cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi
túnica.»
M/. A punto de crucificarlo, desnudan a Jesús. Ya más no le pueden quitar,
porque no se trata únicamente de las ropas sino de su dignidad, de su
intimidad. De todo se le despoja. Sin embargo, Él había dicho: «Nadie me
quita la vida, yo la doy voluntariamente». Sí, Él ha aceptado sumarse a
todos aquellos a quienes se les quita hasta lo más propio de su condición
humana: su dignidad. Ha aceptado unirse a los pobres, a los perseguidos,
a los oprimidos y expoliados, a las innumerables víctimas de la violencia y
la injusticia de los hombres, a los maltratados y asesinados… En
definitiva, a los que son tratados como cosas, como medios para
conseguir un fin, como pretexto para alcanzar fines políticos, sociales y
económicos.
ORACIÓN
V/. Jesús:
Te has sumergido en la cultura de la muerte
y del desprecio del hombre:
donde la vida no vale nada,
donde la persona humana es manipulada,
donde se decide sobre la vida y la muerte de los demás,
donde el progreso se construye sobre la injusticia,
el bienestar de unos pocos sobre la miseria de la mayoría
y el ganar-gastar-gozar es el nuevo dios de esta sociedad.
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102
R.
Tú nos muestras que el hombre nunca pierde su dignidad
(si acaso el que la intenta arrebatar a los otros)
y que siempre estás del lado de las víctimas
porque Tú te has hecho Víctima de propiciación por nosotros.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos
Amén.
PADRE NUESTRO
CANTO
G. Pueblo mío, ¿qué te he hecho?
¿en qué te he ofendido? ¡respóndeme! (bis)
Yo te saqué de Egipto
y por cuarenta años te guié por el desierto,
tú hiciste una cruz para tu Salvador.
vía crucis

celebraciones en las parroquias y comunidades
XI ESTACIÓN
V/. Undécima estación: Jesús clavado en la cruz.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del Evangelio según San Mateo (27, 35-42)
MEDITACIÓN
Después de crucificarlo, se repartieron su ropa, echándola a suertes, y
luego se sentaron a custodiarlo. Encima de su cabeza colocaron un
letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron
con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Si eres Hijo
de Dios, baja de la cruz. Los que pasaban lo injuriaban y decían,
meneando la cabeza: «Tú que destruías el templo y lo reconstruías en
tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.» Los
sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también,
diciendo: «A otros ha salvado, y él no se puede salvar. ¿No es el rey de
Israel? Que baje ahora de la cruz, y le creeremos.»
M/. Las palabras de los que increpan a Jesús nos parecen concluyentes: si es
el Hijo de Dios que lo demuestre bajando de la cruz y fulminando a los
que se burlan de Él. Si es quien dice ser que se vea con claridad. La lógica
humana piensa de esta manera y no comprende por qué Jesús
permanece débil, expuesto a la mofa e impotente ante su pasión y
muerte. Ciertamente la cruz es un escándalo y una necedad para la
sabiduría de este mundo. El hombre, encerrado en su estrecho
racionalismo, no alcanza a entender, y cuanto más contempla y
reflexiona sobre el Crucificado más le invaden las tinieblas y la
incredulidad.
¿Por qué no baja Jesús de la cruz? ¿Por qué, a pesar de ser Hijo de Dios, no
se libra del tormento y “demuestra” su condición? Si lo hiciera, entonces
creerían en Él. Jesús no baja de la cruz no a pesar sino precisamente por
ser Hijo de Dios. Si Jesús hubiese bajado de la cruz habría revalidado la
lógica de la fuerza y del poder de este mundo, se habría alineado con la
dinámica de la gloria del hombre que solamente acata a aquel que se
impone por sí mismo. La fe no sería fe sino simple sometimiento a una
evidencia avasalladora ante la cual no quedaría otro remedio que
inclinarse y anularía toda libertad. No; Jesús ni ejerce así su Poder (que es
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104
ORACIÓN
PADRE NUESTRO
CANTO
G. Perdónanos nuestras culpas.
Señor, pedimos perdón.
Así también al hermano
le damos nuestro perdón.
vía crucis
de otra clase que el de este mundo) ni quiere a seguidores que no tengan
otro remedio que aceptarlo ante una demostración tumbativa de su
gloria. No. Jesús y —en Él y por Él— nuestro Dios no es así: es tal y como
Jesús nos lo muestra.
V/. Señor:
Tú eres un Dios “distinto”
que manifiestas tu Amor en la impotencia de la cruz,
tu Presencia en la oscuridad luminosa de la fe,
tu Omnipotencia en la debilidad suplicante en la persona del pobre.
Tú pides nuestra libertad, no nuestro sometimiento;
nuestro compromiso personal, no nuestros cálculos;
nuestra apertura a tu amor, no nuestros racionalismos estrechos.
Gracias por ser y mostrarte como un Dios “distinto”
que desafía nuestras demostraciones…
Así tenemos la seguridad de que no te hemos inventado nosotros
y que muestras tu grandeza precisamente
en la capacidad de hacerte pequeño y humilde.
Gracias.

celebraciones en las parroquias y comunidades
XII ESTACIÓN
V/. Duodécima estación: Jesús muere en la cruz.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del Evangelio según San Mateo (27, 45-46.50)
M/.
Desde el mediodía hasta la media tarde, vinieron tinieblas sobre toda
aquella región. A media tarde, Jesús gritó: «Elí, Elí, lamá sabaktaní.», es
decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Jesús dio otro
grito fuerte y exhaló el espíritu.
Se hace un momento de silencio significativo antes de continuar con la meditación.
MEDITACIÓN
Todo ha concluido. La misión que el Hijo de Dios ha venido a traer a la
tierra está cumplida. Ha hecho de su vida un acto de perfecta
obediencia al Padre y de un amor hasta el final por los hombres. Con su
muerte nos ha redimido, con su sangre nos ha comprado, con sus
golpes nos ha devuelto nuestra verdadera imagen de hijos de Dios. El
mundo cree que todo ha acabado con su muerte, pero en realidad la
verdadera historia del mundo, el comienzo de una nueva era se inicia
ahora: ya tenemos esperanza porque hemos sido liberados del pecado
y de la muerte y se nos han abierto las puertas de la Vida.
Hay cristianos que creen que la cruz es sólo cruz, es sólo dolor y
tragedia, que el camino de la cruz —el “vía-crucis”— hay que
culminarlo en la resurrección. Es cierto que Muerte-Resurrección
forman el único Misterio Pascual de Jesús (junto con su Ascensión al
cielo y el envío del Espíritu Santo). Pero la Cruz de Jesús es ya la Cruz
“gloriosa”, es ya victoria. En la Cruz ya vislumbramos el triunfo y la gloria
de Cristo. Él mismo lo dijo ante la proximidad de su muerte en cruz:
«Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy» (Jn 8, 28a) .
«Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado» (Jn
12, 23) . «Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia
mi» (Jn 12, 32) . «Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es
glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará
en sí mismo: pronto lo glorificará» (Jn 13, 31-32) .
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106
ORACIÓN
V/. «Tu Cruz adoramos, Señor,
y tu santa Resurrección glorificamos:
por el madero ha venido la alegría al mundo entero».
Así dice una antigua invocación cristiana
que nosotros hoy repetimos llenos de fe y de gozo.
R.
vía crucis
Ante la Cruz comprendemos la gravedad de nuestro pecado,
la inmensidad del amor de Dios
y la seguridad y la confianza que, aun en las más negras tinieblas,
está ya amaneciendo el Alba más esplendorosa:
tu gloriosa resurrección, Señor Jesucristo,
que vives y reinas, con el Padre y el Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
Amén.
PADRE NUESTRO
CANTO
G. Ved la Cruz de salvación
donde Dios nos dio la Vida;
precio de la Redención
de la Humanidad caída.
Cruz de Cristo vencedor,
te adoramos, sálvanos.

celebraciones en las parroquias y comunidades
V/.
XIII ESTACIÓN
Decimotercera estación: Jesús es bajado de la cruz y entregado a su madre.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del Evangelio según San Juan (9, 25-27)
MEDITACIÓN
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre,
María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y
cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a
tu hijo.» Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella
hora, el discípulo la recibió en su casa.
Del Evangelio según San Mateo (27, 55.57-58)
Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían
seguido a Jesús desde Galilea para atenderle. Al anochecer llegó un
hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de
Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó
que se lo entregaran.
M/. El discípulo auténtico, el verdadero amigo es aquel que está presente en
los momentos más extremos. Es el que permanece y/o aparece cuando,
aparentemente, no hay nada que ganar. Cuando no hay fotos ni cámaras
ni repercusión mediática; al contrario, cuando es arriesgado estar y
presentarse y permanecer junto al amigo. Cuando, acaso, el propio
amigo no puede ni agradecer ese gesto. No importa: allí está el discípulo
fiel, el amigo bueno y desinteresado. Grandeza de la Madre, al pie de la
cruz: Stabat mater, como dice una antiguo himno mariano: «La Madre
piadosa estaba junto a la Cruz…», que escucharemos a continuación.
Grandeza de las mujeres que tuvieron la fortaleza de permanecer junto al
Crucificado. Grandeza de José de Arimatea, valiente para dar la cara por
su Señor y presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús en
momentos tan poco favorables y poniéndose él mismo en entredicho.
Cuando hablamos hoy de tantas dificultades para la fe, para el
compromiso, para la Iglesia: ¿perseveraremos en la fe? ¿afrontaremos
los trabajos apostólicos con espíritu evangélico? ¿permaneceremos
valientes y gozosos en la Iglesia sin avergonzarnos de nuestra condición?
¿Seremos amigos fuertes del Señor?
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108
vía crucis
de otra clase que el de este mundo) ni quiere a seguidores que no tengan
otro remedio que aceptarlo ante una demostración tumbativa de su
gloria. No. Jesús y —en Él y por Él— nuestro Dios no es así: es tal y como
Jesús nos lo muestra.
ORACIÓN
V/. La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras su Hijo pendía;
cuya alma triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.
Y ¿cuál hombre no llorara
si a la Madre contemplara
de Cristo en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.

celebraciones en las parroquias y comunidades
R.
AVEMARÍA
CANTO
Y porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de tus penas mientras vivo.
Porque acompañar deseo
en la cruz donde lo veo
tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!,
llore yo ansias tantas
que el llanto dulce me sea,
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda
y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria.
Amén.
G. Madre de todos los hombres
enséñanos a decir: “Amén”.
Cuando la noche se acerca
y se oscurece la fe.
109

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V/.
XIV ESTACIÓN
Decimocuarta estación: Jesús es puesto en el sepulcro.
R/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA BÍBLICA
L/. Del Evangelio según San Mateo (27, 59-61)
MEDITACIÓN
vía crucis
José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo
puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una
piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y
la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro.
Del libro de los Salmos (15, 9-11)
Por eso se me alegra el corazón
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
M/. Alguien ha dicho que una de las mayores tragedias de nuestro tiempo es
la incapacidad del hombre para estar en silencio ante sí mismo y ante
Dios. Vivimos apresuradamente, pasando de una cosa a otra y con poca
concentración en lo que estamos haciendo. Vamos y venimos a flor de
piel, en la superficie de las cosas y las situaciones. Nuestra cultura tan
vertiginosa, donde las noticias se comen unas a otras y devoramos
información, no favorece la profundidad, la reflexión y la mirada
inteligente, serena y amorosa.
Y sin embargo, hemos oído: «María Magdalena y la otra María se
quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro». Fueron capaces de
permanecer en silencio, quietas ante la terrible tragedia de la que habían
sido testigos. Estaban allí esperando lo imposible y contemplando lo que
no podían comprender: la mañana del domingo rompería la luz y verían al
Resucitado. Pero ahora «se quedaron allí». Es más, porque fueron
capaces de “estar” pudieron después “ver”.

celebraciones en las parroquias y comunidades
ORACIÓN
¿No estaremos reduciendo nuestra fe a una serie de actos y de
actividades? ¿Y la oración contemplativa ante el Señor? ¿Y la adoración
silenciosa y humilde ante Él? Por muchas piedras grandes que nos
oculten al Señor, cuando amanezca Él se nos mostrará: no hay tumba
que pueda retener la Vida.
V/. Con frecuencia Tú te nos ocultas, Señor,
acaso para aumentar nuestra capacidad de desearte.
R.
CANTO
Se habla mucho de tu silencio: del silencio de Dios…
¿Silencio de Dios o sordera de los hombres?
Muchos han querido y quieren enterrarte,
nos dicen que eres alguien del pasado;
la religión, una etapa infantil de la humanidad;
la fe, una búsqueda falsa de consuelo y de respuesta;
la Iglesia, una pieza de museo llamada a desaparecer,
y Tú una ilusión y una creación de los hombres.
Sin embargo Tú eres, estás y permaneces;
te ríes de los que se te oponen
y das fuerza a tus discípulos para que entierren
a los que quieren enterrarte
(siempre ha pasado y sigue pasando esto en la Historia).
No hay sepulcro que pueda contigo,
ni poder, ni muerte que sobre Ti prevalezca.
Tú eres el Dios vivo y verdadero
y vives y reinas, inmortal y glorioso
por los siglos de los siglos.
Amén.
PADRE NUESTRO
G. Cristo nos da la libertad, Cristo nos da la salvación.
Cristo nos da la esperanza, Cristo nos da el amor.
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112
ORACIÓN FINAL
V/.
R.
Te invocamos, Señor Jesús,
como nuestro Señor y Salvador,
como nuestro Amigo y Maestro.
Que este Año Jubilar de la Cruz en nuestra Diócesis,
dentro de esta etapa de preparación al Sínodo,
nos configure más plenamente contigo
y nos dé luz y fuerza para ser tus testigos ante el mundo.
Que el Padre, que te envió y que Tú nos revelaste,
sea para todos la Fuente de la misericordia y del perdón,
y haga crecer en nosotros la fe, la esperanza y la caridad.
vía crucis
Que el Espíritu que has derramado en nuestros corazones
nos llene de toda clase de dones y carismas
para que los pongamos generosamente
al servicio de tu Iglesia en este momento de nuestra historia.
Y que nos ayude la intercesión de tu Madre Santísima,
a quien invocamos entrañablemente como La Santina de Covadonga,
así como todos los Ángeles y los Santos:
Santa Eulalia de Mérida, San Melchor de Quirós,
los santos mártires de Turón
y los beatos mártires que en nuestra tierra
han dado la vida por Ti.
Tú que, con el Padre y el Espíritu Santo,
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside es un presbítero o un diácono, bendice al pueblo:
V.
R.
El Señor este con vosotros.
Y con tu Espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre,
Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R. Amén.

CELEBRACIÓN EN HONOR
DE LA SANTA CRUZ

celebraciones en las parroquias y comunidades
Presentación
«¡Oh, Tres veces bendito madero de la Cruz!
muéstranos el camino para la salvación de nuestra vida.»
A lo largo del año litúrgico, la Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente,
presenta a la contemplación de los fieles el «árbol de la Cruz». El Siervo de Dios
Juan Pablo II escribió en la carta apostólica Novo millennio ineunte, que la
experiencia jubilar más hermosa habría sido la «contemplación del rostro de
Jesús», de la que habría de brotar nuestro testimonio y nuestra misión, siendo
definida la contemplación como «un experimentar el peso de Dios».
Partiendo de esta realidad se comprende que la finalidad que se ha de alcanzar
con este Año Santo, en el que se celebra el aniversario de las cruces de los Ángeles
y de la Victoria, sea un volver a las raíces de nuestra fe que se encuentran en la cruz
de Cristo, para que contemplada con fe, esperanza y amor, la Comunidad Cristiana
se sienta evangelizada y llamada a evangelizar.
La peregrinación, que define el ser íntimo de la Iglesia, a la Catedral de Oviedo
pretende ser, por un lado, un signo de comunión entre todos los que hemos sido
marcados por el signo de la cruz, y formamos el Pueblo de Dios que camina en
Asturias, y por otro, hacer realidad en nuestras vidas lo que el mismo Jesús dijo:
«Cuando sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí». Sólo así,
sintiéndonos atraídos por Cristo, podremos atraer a otros hacia él.
Como ayuda a este objetivo se ofrece la presente celebración, que podrá
llevarse a cabo en los viernes del año. No es una celebración de la Palabra sino,
como el título indica, una celebración del «Misterio de la Cruz», de ahí que no se
incluya ni salmo responsorial, ni evangelio.
115

celebraciones en las parroquias y comunidades
CELEBRACIÓN
Ritos iniciales
Reunida la comunidad, el Celebrante va al altar, mientras se entona el
CANTO DE ENTRADA
G. Mi alma espera en el Señor,
mi alma espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
porque en él está la salvación.
Cuando llega al altar, el Celebrante hace la debida reverencia y ora unos momentos en
silencio.
A continuación se dirige a la sede.
INVOCACIÓN INICIAL
El Celebrante, se santigua, mientras dice:
R.
Bendito sea el reino del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.
Proclamación del texto bíblico
Del Libro de Éxodo 15, 22 - 27
Moisés hizo partir a Israel del mar Rojo, y salieron al desierto de Sur; y
anduvieron tres días sin hallar agua. Llegaron a Mará pero no pudieron beber sus
aguas porque eran amargas. Por eso le pusieron el nombre de Mará, es decir,
Amarga.
Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo:
- «¿Que vamos a beber?.»
Moisés clamó al Señor; y el Señor le mostró un árbol, lo echó al agua, y éstas se
endulzaron.
Allí dio el Señor estatutos y ordenanzas, y los probó diciéndoles:
- «Si escucháis la voz del Señor tu Dios, si haces lo que él considera justo,
obedeces sus mandatos y observas todas sus leyes, ninguna enfermedad de las
que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy el Señor tu Sanador.»
Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua, y setenta palmeras; y
acamparon allí junto a las aguas.
No se dice Palabra de Dios.
Concluida la proclamación, el lector colocará el Leccionario en el altar sobre el adorno hecho
con ramas de laurel.
117

118
El Celebrante, puesto en pie, dice:
Introducción de la cruz
Oh Cruz de Cristo, tu eres nuestra protección.
Santifícanos con tu poder, para que, con fe y amor,
podamos adorarte y glorificarte.
celebración en honor de la santa cruz
Un miembro de la Comunidad, portando la cruz, y acompañado por otros dos ministros que
llevan los cirios encendidos, se acercan al altar; al llegar al mismo, el Celebrante la recoge y la
coloca sobre el Leccionario, que se encontrará en el centro del altar. Los ministrantes colocan
los cirios sobre el altar, uno a cada lado de la cruz.
A continuación, el Celebrante inciensa la cruz y vuelve a la sede.
Alabanza de la cruz
El Celebrante:
Aclamemos el misterio de la cruz.
Un lector va recitando las siguientes invocaciones:
- Salve, altar precioso.
R/. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, árbol florido.
R/. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, madero del que brota la vida.
R/. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, madero donde el hombre vuelve a ser libre.
R/. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, jardín del Hijo celestial.
R/. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, columna elegida.
R/. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, lámpara del universo.
R/. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, luz de las estrellas.
R. / G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, muro indestructible.
R/. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.

celebraciones en las parroquias y comunidades
- Salve, puerta del paraíso.
R/. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, auxilio de los pecadores.
R/. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, árbol hermoso donde se recogen los mejores frutos.
R/. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
- Salve, roca sobre la que se construye la Iglesia.
R/. G. Cruz de Cristo vencedor te adoramos sálvanos.
El Celebrante:
Oh Señor, que por tu propia voluntad,
fuiste levantado sobre la Cruz;
concede tu compasión a tu pueblo llamado por tu Nombre.
Oh Cristo Dios,
alegra con tu poder a nuestros gobernantes llenándolos de luz.
Que la Cruz sea siempre fuente de paz y de vida.
Adoración de la cruz
El Celebrante se dirige hacia el altar, y arrodillándose ante la cruz, dice:
Ante Tu Cruz nos arrodillamos, oh Cristo Señor nuestro,
y tu santa Resurrección glorificamos.
Y todos se arrodillan unos momentos en silencio y adoración.
A continuación, el monitor dice:
Venid, y veneremos el madero fuente de vida en la que Cristo, Rey de
gloria, extendió voluntariamente las manos para devolvernos la
dignidad de hijos. Venid todos y honremos con cantos la Cruz del Señor.
Salve, Oh Cruz, redención del hombre caído. Señor, que en la Cruz fuiste
crucificado, ten piedad de nosotros porque eres bueno y amas a los
hombres.
El Celebrante se levanta, coge la cruz y la besa. A continuación la ofrece a besar a los fieles,
que se acercan, hacen genuflexión y la besan.
En este momento se puede entregar a los fieles unas hojas de laurel.
Mientras tanto se canta:
G. Victoria, tú reinarás.
¡Oh Cruz, tú nos salvarás!.
1. El Verbo en ti clavado, muriendo, nos rescató;
de ti, madero santo, nos viene la redención.
119

120
El Celebrante despide al pueblo diciendo:
Señor que bendices a los que te bendicen
y santificas a los que ponen su esperanza en ti,
salva a tu pueblo y bendice + tu heredad.
celebración en honor de la santa cruz
Concluida la adoración el Celebrante coloca nuevamente la cruz sobre el Leccionario y
vuelve a la sede.
R.
2.
3.
4.
5.
Ritos conclusivos
Vela por la plenitud de tu Iglesia,
santifica a los que aman la belleza de tu casa,
exáltalos con tu divino poder
y no abandones a quienes ponemos en ti nuestra esperanza.
Concede la paz a este mundo que es tuyo,
a tu Iglesia, a los sacerdotes, a nuestros gobernantes y a todo tu pueblo,
ya que todo beneficio y todo don perfecto procede de lo alto,
pues desciende de ti, oh Padre de las luces;
por eso te glorificamos, damos gracias y adoramos,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.
El Celebrante va hacia el altar, hace genuflexión ante la cruz, y se retira a la sacristía.
Todos salen en silencio.
Extiende por el mundo tu reino de salvación.
¡Oh Cruz fecunda, fuente de vida y bendición!
Impere sobre el odio tu reino de caridad;
alcancen las naciones el gozo de la unidad.
Aumenta en nuestras almas tu reino de santidad;
el río de la gracia apague la iniquidad.
La gloria por los siglos a Cristo libertador,
su cruz nos lleva al cielo, la tierra de promisión.

ORACIONES

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
oración del enfermo
Señor Jesús,
que pasaste por el mundo haciendo el bien y curando,
y fuiste sensible a todo sufrimiento humano:
En mi enfermedad quiero apoyarme en ti,
experimentar tu consuelo y tu paz,
vivir con confianza esta situación que me desconcierta.
Tu cruz y resurrección iluminan mi dolor,
y sé que uniéndome a tu misterio pascual
puedo participar de tu sufrimiento redentor.
Te ofrezco mi vida,
ahora marcada por el dolor,
y te pido, Señor Jesús,
que ayudes a tu Iglesia de Asturias
ante la celebración del Sínodo Diocesano:
que responda a tu invitación a la conversión
y anuncie con atrevimiento y valentía tu evangelio,
siendo portadora de esperanza,
recorriendo el camino del amor
y sirviendo siempre a la vida.
Gracias, Señor Jesús,
porque has puesto en mi vida
personas generosas y abnegadas,
que me cuidan y me rodean de afecto.
Gracias, porque en la hora de la cruz
tú eres compañero de camino,
y tu presencia sostiene mi fe
y levanta mi esperanza.
Amén.
123

124
oración para rezar con el enfermo
Padre lleno de ternura,
que nos envuelves en tu amor
y nos fortaleces en la debilidad:
Desde nuestra situación de enfermedad
nos sentimos miembros vivos
de la Iglesia que peregrina en Asturias.
Ante la celebración del Sínodo Diocesano,
tiempo de gracia y compromiso,
te pedimos por todos los cristianos de nuestra Diócesis:
que sientan la urgencia por dar a conocer a Jesucristo,
recorriendo el camino del amor solidario
y abriendo horizontes de esperanza
para los que viven sumergidos
en el dolor y la tristeza.
Aceptando con serenidad y confianza
nuestra enfermedad y limitación
nos unimos a tu Hijo en su misterio pascual,
y ponemos en tus manos nuestra vidas,
para que la fuerza salvadora del sufrimiento
contribuya a avivar en tu Iglesia de Asturias
la conciencia de su vocación y misión.
Gracias, Padre,
porque en medio de nuestro sufrimiento
experimentamos continuamente tu amor,
porque nos sostienes con tu fuerza
y nos bendices con tu paz.
Amén.
anexos - oraciones

peregrinación a la catedral de oviedo y misa jubilar
oración del sínodo diocesano
Bendita y gloriosa Trinidad Santísima,
haz que la Iglesia que camina en Asturias,
y que celebra el Sínodo Diocesano
se convierta en icono visible de lo que Tú eres:
comunión de amor
que se difunde a todos los hombres
Padre Santo, haznos vivir
envueltos en tu amor,
sintiendo el abrazo de tu misericordia
en este tiempo sinodal.
Jesús, Señor, Cristo, Hijo único de Dios
que nos muestras el rostro del Padre
y nos revelas el verdadero rostro del hombre,
por tu gracia somos miembros de la Iglesia,
en la que realizamos esta etapa sinodal
al comienzo del tercer milenio.
Queremos que todos conozcan
que tú eres el Camino, la Verdad y la Vida.
Espíritu Santo: ¡Ven!
llena los corazones de quienes
formamos la Iglesia, danos tu sabiduría,
llénanos de tu luz y tu verdad,
para anunciar el Evangelio
con el mismo entusiasmo,
coraje y testimonio,
con que lo hizo la Iglesia
desde el comienzo de su misión.
María, Madre de Dios,
Santina de Covadonga,
intercede por nosotros
para que seamos testigos de Cristo,
apóstoles intrépidos de su amor,
misioneros apasionados,
que sepamos mostrar con nuestra vida
la gloria del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo.
Amén.
+ Carlos, Arzobispo de Oviedo
125

ANEXOS

CANTORAL

anexos - cantoral
Cristo nos da la libertad, Cristo nos da la salvación,
Cristo nos da la esperanza, Cristo nos da el amor.
1. Cuando luche por la paz y la verdad, la encontrare.
Cuando cargue con la cruz de los demás, me salvare.
Dame señor tu palabra, oye Señor mi oración.
2. Cuando sepa perdonar de corazón, tendré perdón.
Cuando siga los caminos del amor, veré al Señor.
Dame Señor tu palabra, oye Señor mi oración.
3.
CANTOS DE ENTRADA
CRISTO LIBERTADOR
CLN 727, Texto y Música: Carmelo Erdozain.
Cuando siembre la alegría y la amistad, vendrá el amor.
Cuando viva en comunión con los demás, seré de Dios.
Dame Señor tu palabra, oye Señor mi oración.
PERDONA A TU PUEBLO
CLN 125, Texto: B. Velado; Música: Popular.
Perdona a tu pueblo, Señor,
perdona a tu pueblo, perdónale, Señor.
1.
Por tu poder y amor inefable,
por tu misericordia entrañable,
perdónanos, Señor.
2. Somos el pueblo que has elegido
y con tu sangre lo has redimido,
perdónanos, Señor.
3.
Reconocemos nuestro pecado
que tantas veces has perdonado,
perdónanos, Señor.
4. Dios de la fiel y eterna Alianza,
en ti ponemos nuestra esperanza,
perdónanos, Señor.
5.
Desde la Cruz nos diste a tu Madre,
vuélvenos al brazo del Padre,
perdónanos, Señor.
131

132
NOSOTROS HEMOS DE GLORIARNOS
CLN 163, Música: F. Palazón.
Nosotros hemos de gloriarnos
en la cruz de nuestro Señor Jesucristo:
en él está nuestra salvación, vida y resurrección,
él nos ha salvado y libertado.
POSTRADO ANTE LA CRUZ
Texto y Música: J. Madurga.
1.
2.
3.
Postrado ante la cruz en la que has muerto
y a la que yo también te he condenado.
Sólo puedo decirte que hoy lo siento.
Sólo puedo decirte que hoy te amo.
Y te pido perdón por mis errores,
y te pido perdón por mis pecados,
Perdóname Señor, hoy me arrepiento,
perdóname mi Dios, crucificado.
Yo he cargado de espinas tu cabeza,
cuando he vuelto la espalda a mis hermanos.
Yo he llenado tu cuerpo de tormentos,
cuando algún semejante he despreciado,
y yo clavo en la cruz tus manos y tus pies,
siempre que a mis amigos y defraudo.
Perdóname Señor, hoy me arrepiento,
perdóname mi Dios, crucificado.
Yo he colmado tu faz de sufrimiento,
cuando he visto injusticia, y he callado.
Yo he sembrado tu alma de amargura,
al fingir siempre ser un buen cristiano.
Yo atravieso tu pecho con la lanza,
siempre que espero amor y yo no amo.
Perdóname Señor, hoy me arrepiento,
perdóname mi Dios, crucificado.

anexos - cantoral
SALMOS RESPONSORIALES
SALMO 30 (Respuesta: Lc 23, 46)
LS p. 112, Música: M. Manzano y D. Cols..
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
SALMO 77 (Respuesta: Ps 7, 7b)
LS p. 363, Música: D. Cols..
No olvidéis las acciones del Señor.
OH CRUZ, TE ADORAMOS
CLN 156, Música: J. Madurga.
Oh cruz te adoramos,
oh cruz te bendecimos,
de ti viene la vida,
de ti la salvación.
1. Oh Cruz fiel el más noble de todos los árboles
ningún bosque ha producido jamás otro igual
en hojas en flores en fruto sin par.
2. Ensalcemos la gloria del triunfo en la lucha
y cantemos la victoria de Cristo el Señor;
al mundo lo salva con muerte de cruz.
3.
ADORACIÓN DE LA CRUZ
De un árbol nos vino la muerte a los hombres
y de un árbol viene al mundo su salvación;
la muerte es vencida por Cristo en la cruz.
VICTORIA, TÚ REINARÁS
CLN 106, Texto: E. Malvido; Música: D. Julién.
¡Victoria! ¡Tú reinarás!
¡Oh Cruz! ¡Tú nos salvarás!
1. El Verbo en ti clavado, muriendo nos rescató,
de ti, madero santo, nos viene la Redención.
133

134
2.
3.
4. Aumenta en nuestras almas tu Reino de santidad.
El río de la gracia apague la iniquidad.
5. La gloria por los siglos a Cristo libertador.
Su cruz nos lleve al cielo, la tierra de promisión.
SALMO DE LA CRUZ
Texto: B. Velado; Música: J. Jáuregui.
Gloria a ti, Señor,
que por tu cruz redimiste al mundo.
1. Al contemplar la Cruz bendita
se estremece de gozo la creación entera
y glorifica a su Señor
que la tuvo por trono y escabel de sus pies.
2.
3.
Extiende por el mundo tu Reino de salvación.
Oh Cruz, fecunda fuente de vida y bendición.
Impere sobre el odio tu Reino de caridad.
Alcancen las naciones el gozo de la unidad.
Venid, pueblos todos,
a descubrir la maravilla singular
del misterio y de la fuerza de la Cruz.
Todos los pueblos redimidos
se apiñan junto a ella
y, llenos de gratitud
se arrodillan en adoración.
4. Oh Cruz bendita,
signo de salvación y de victoria,
consuelo de los tristes, fortaleza de los perseguidos,
esperanza de los pecadores, premio de los Santos.
5. Nos acercamos con fe para abrazarte,
te besamos con el corazón y con los labios,
bebemos sedientos en la fuete de la Vida
y descansamos a tu sombra, esperando la resurrección
6. Ensalzamos y adoramos la Cruz
porque sostuvo en sus brazos al Señor.
Por la Cruz fuimos todos atraídos hacia el Padre
y desde la Cruz derramó Cristo su Espíritu en la Iglesia.

anexos - cantoral
BESAR LA CRUZ
Texto: B. Velado; Música: J. Jáuregui.
Al mirar tu Cruz, Señor, el corazón se conmueve;
y a adorarla no se atreve si no es con besos de amor.
Ya me acerco sin temor a abrazarte, buen Jesús;
y al encontrarte en la Cruz beso tus llagas gloriosas.
Por mi fueron dolorosas y ahora son fuentes de luz.
HIMNO A LA CRUZ
Texto: B. Velado; Música: J. Jáuregui.
Tú cruz, Señor, adoramos,
tu resurrección cantamos:
Que vino por el madero,
la alegría al mundo entero.
1. La cruz verde ha florecido,
es cruz dorada de gloria
en ella Cristo ha vencido
y por Él se ha convertido
en la cruz de la victoria.
2.
Esta es la cruz del Señor
y en su sangre está teñida.
Si en la cruz está el dolor,
en la cruz está el amor,
en la cruz está la vida.
3. Hermano abraza tu cruz;
en ella hallarás consuelo;
y sigue en pos de Jesús
que él es tu guía y tu luz
por el camino del cielo.
4. Por el misterio Pascual
la cruz es nuestra bandera,
la cruz es nuestra señal,
está es la cruz verdadera
de la victoria final.
135

136
ADORAMUS TE CHRISTE
Taizé, Música: J. Berthier.
Adoramus te Christe, benedicimus tibi,
quia per crucem tuam redimisti mundum,
quia per crucem tuam, redimisti mundum.
CRUCEM TUAM
Taizé, Música: J. Berthier.
Crucem tuam adoramus Domine,
resurrectionem tuam laudamus Domine.
Laudamus et glorificamus.
Resurrectionem tuam laudamus Domine.
PRESENTACIÓN DE LOS DONES
CRISTO POR NOSOTROS SE SOMETIÓ
CLN 157, Música: F. Palazón.
Cristo por nosotros se sometió
incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el “Nombre sobre todo nombre”.
Antes de ser llevado a la muerte,
viendo Jesús su hora llegar,
manifestó su amor a los hombres
como no hiciera nadie jamás.
1.
COMUNIÓN
ANTES DE SER LLEVADO A LA MUERTE
CLN O 32, Texto: T. Vaquero. Música: A. Taulé.
Toma en sus manos pan y les dice:
«Esto es mi cuerpo, todos comed.»
Y levantó la copa de vino:
«Ésta es mi sangre que os doy a beber.»
2. Cuerpo bendito, que se reparte
por mil caminos, hecho manjar;
buscas a todos para sanarlos,
tú le devuelves al hombre la paz.

anexos - cantoral
3.
4.
COMIENDO DEL MISMO PAN
CLN O 27, Música: J. Madurga.
Comiendo del mismo pan,
bebiendo del mismo vino,
queriendo en el mismo amor,
sellamos tu alianza, Cristo.
1. La noche de su de su pasión
cogió el pan entre sus manos
y dijo: «Tomad, comed,
esto es mi cuerpo entregado.»
2.
«El que se precie de ser mi amigo,
siga mi ejemplo, viva mi amor,
salga al encuentro de mis hermanos,
dando la vida lo mismo que yo.»
Cuerpo de Cristo, Cuerpo entregado,
muerto en la Cruz por nuestra maldad,
grano de trigo resucitado,
germen de vida de la Humanidad.
La noche de su de su pasión
tomó el cáliz en sus manos
y dijo: «Tomad, bebed,
es la sangre que derramo.»
3. La noche de su de su pasión
nos dio el Señor su mandato:
«Amaos unos a otros,
lo mismo que yo os amo.»
OH SEÑOR DELANTE DE TI
Música: C. Erdozain.
1.
¡Oh Señor, delante de Ti,
mis manos abiertas reciben tu Pan!
¡Oh Señor, espiga de amor,
llena mi corazón!
Y entre tus manos, ¡oh Señor!,
¡guárdanos!, ¡guárdanos!,
dinos lo que es amor. (bis)
137

138
2. ¡Oh Señor, sendero de amor,
mi alma en silencio escucha tu voz!
¡Oh Señor, Maestro y Pastor,
dinos lo que es amor!
3.
¡Oh Señor, con fe y hermandad,
mi pueblo celebra la Fiesta Pascual!
¡Oh Señor, en torno al altar
sella nuestra amistad!
ACERQUÉMONOS TODOS AL ALTAR
CLN O 24, Texto: E. Pascual; Música: F. Palazón.
Acerquémonos todos al altar
que es la mesa fraterna del amor,
pues siempre que comemos de este Pan
recordamos la Pascua del Señor. (2)
1. Los hebreos en medio del desierto
comieron el maná;
nosotros, peregrinos de la vida,
comemos este pan.
Los primeros cristianos ofrecieron
su cuerpo como trigo;
nosotros, acosados por la muerte,
bebemos este vino.
2.
Como Cristo, hecho pan de cada día,
se ofrece en el altar,
nosotros, entregados al hermano,
comemos este pan.
Como el cuerpo de Cristo es uno solo,
por todos ofrecido,
nosotros, olvidando divisiones,
bebemos este vino.
3. Como ciegos en busca de la aurora,
dolientes tras la paz,
buscando tierra nueva y cielos nuevos,
comamos este pan.
Acerquémonos todos los cansados,
porque él es nuestro alivio,
y siempre que el desierto nos agobie
bebamos este vino.

anexos - cantoral
ADORAMUS TE, DÓMINE
Taizé, Música: J. Berthier..
Uh, uh, uh, adoramus te, Domine.
PARA ESCUCHAR E INTERIORIZAR
A LA HORA DE NONA
Música: C. Erdozain, en el disco «Cristo libertador».
Por nuestro amor murió el Señor,
en la cruz murió el Señor.
Él nos mandó dar la vida
como hermanos en señal de amor.
1. Planearon su muerte en silencio;
asustaron con gritos al pueblo
y en un leño colgaron su cuerpo
a la hora de nona,
a la hora de nona el Señor,
el Señor murió.
El Señor murió.
2. Es la hora de nona en mi pueblo,
las sirenas de alarma han sonado,
y mi pueblo se queda dormido,
y mi hermano llora,
y mi hermano muere,
y el clamor de su voz no nos duele,
y mi hermano muere.
3. Es la hora de nona en la tierra,
es la hora del hambre y la muerte,
es la hora del odio y la guerra,
es la hora de nona
cuando sufre mi pueblo,
cuando crece el dolor y el engaño,
cuando falta el amor.
139

HORARIOS

HORARIOS DE MISAS
de lunes a viernes
anexos - horarios
SANTA IGLESIA CATEDRAL DE OVIEDO
9.30 - Laudes y Misa capitular
12.00 - Misa del Peregrino (durante el Año Santo 2008)
sábado
9.30 - Laudes y Misa capitular
12.00 - Misa del Peregrino
18.30 - Misa vespertina
domingo
10.00 - Misa
11.00 - Misa
12.00 - Misa del Peregrino
13.30 - Misa
18.30 - Misa
HORARIOS DE CONFESIONES
de lunes a viernes
sábado
domingo
de 9.30 a 12.30 y de 16.30 a 18,00
de 9.30 a 12.30 y de 16,30 a 19.00
de 10.00 a 14.00 y de 18.30 a 19.00
HORARIOS DE VISITA TURÍSTICA A LA CÁMARA SANTA
de lunes a sábado
Mañanas: de 10.00 a 12.30 (todo el año 2008)
Tardes: de 16.00 a 17.00 (del 14 de septiembre a 14 de marzo)
de 16.00 a 17.00 y de 18.00 a 19.00 (del 14 de marzo al 14 de mayo)
de 16.00 a 17.00 y de 18.00 a 20 00 (del 15 de mayo al 13 de septiembre)
domingo cerrado
HORARIOS DE VISITA RELIGIOSA A LA CÁMARA SANTA
de lunes a viernes
de 12.30 a 14.00 y de 17.00 a 18.00
domingos*
de 11.00 a 14.00
* Para grupos de peregrinos siempre que anuncien su visita.
Teléfono de la Catedral: 985.22.10.33
143

144
SANTA CUEVA Y BASÍLICA DEL SANTUARIO DE COVADONGA
HORARIOS DE MISAS
del 15 de julio al 15 de octubre
( de lunes a viernes, sábados, domingos y festivos)
9.00 - Laudes y Misa Capitular
11.00 - Misa en la Santa Cueva
12.00 - Misa en la Basílica
13.30 - Misa en la Basílica
18.00 - Misa en la Basílica
18.30 - Vísperas
del 15 de octubre al 15 de julio
(sábados, domingos y festivos)
9.00 - Laudes y Misa Capitular
11.00 - Misa en la Santa Cueva
12.00 - Misa en la Basílica
13.30 - Misa en la Basílica
18.00 - Misa en la Basílica
18.30 - Vísperas
del 15 de octubre al 15 de julio
( de lunes a Viernes)
9.00 - Laudes y Misa Capitular
12.00 - Misa en la Basílica
13.30 - Misa en la Santa Cueva
18.00 - Misa en la Basílica
18.30 - Vísperas
HORARIOS DE CONFESIONES
todos los días
ROSARIO
17.00 horas en la Santa Cueva
de 11.30 a 14.00 y de 16.00 a 18.30
Teléfono Sr. Abad: 985.84.60.27
Arzobispado de Oviedo
Teléfono de información para el Año Santo
de 9.00 a 14.00
985.20.74.72

DIMENSIÓN SOCIAL

148

dimensión social
Con motivo del Año Santo de la Cruz y celebración del Sínodo Diocesano la
Iglesia en Asturias asumirá dos proyectos sociales que son también esencia de
estas dos acciones diocesanas, siendo expresión de la dimensión caritativa y
social de nuestra Iglesia.
Los proyectos necesitan de la ayuda y apoyo de cuantos nos sentimos
llamados a participar en este Año Santo y será, con la colaboración de todos,
después de estas celebraciones, huella que perdure en el tiempo .
El proyecto esta ubicado en la zona de Orellana en la región Amazónica del
Oriente Ecuatoriano; afectada gravemente por la contaminación petrolífera y
unas condiciones de vida bajo el umbral de la pobreza.
El Vicariato de Aguarico valora la necesidad de ofertar una ayuda al enfermo
terminal después de haber observado las condiciones infrahumanas en las
mueren éstas personas. En la zona no existen recursos que asistan a los
enfermos terminales y la escasez de recursos personales y materiales de sus
familias provocan que no puedan recibir un trato digno así como el tratamiento
necesario.
Desde los equipos de Pastoral del Enfermo de ésta Vicaría se ve necesario la
construcción de una casa para el enfermo Terminal con el fin de que estas
personas reciban un trato digno en la última etapa de su vida.
Objetivo general
Realizar la construcción de una casa que ofrezca a la persona enferma en
fase terminal una muerte digna.
Viabilidad del proyecto
casa del enfermo terminal
El proyecto está apoyado por un equipo de misioneros formado por:
3 sacerdotes de la Diócesis ,
4 religiosas de la congregación Misioneras Siervas del Divino Espíritu y
11 voluntarios; ellos se encargan de acompañar a los enfermos de la zona y
de valorar sus necesidades.
Para el sostenimiento económico del proyecto: voluntariado, autogestión y
aporte de la Administración. Otras fuentes de ingresos serán la mitad de del
dinero obtenido en los estipendios del culto sacramental, donativos de los fieles
y ayudas de pequeñas y medianas empresas.
147

148
Fases de desarrollo del proyecto
Fase inicial
1.- Escrituración del terreno a nombre del Vicariato Apostólico de Aguarico.
2.- Elaboración de planos.
3.- Elaboración de proyecto con estudio económico.
4.- Actividades para recaudar fondos.
5.- Acondicionamiento del terreno.
6.- Urbanización del terreno.
Fase intermedia
7.- Construcción de la casa del enfermo Terminal en un plazo de 9 meses.
Fase final
8.- Utilización de la casa por enfermos terminales.
9.- Llevar la administración y contabilidad de la casa.
10.- Elaboración de un informe económico y social del proyecto.

dimensión social
proyecto de rehabilitación de personas alcohólicas «La Santina»
Cáritas Asturias gestiona la Comunidad Terapéutica «La Santina» desde
mayo de 1993, al detectarse desde los equipos parroquiales, la necesidad de dar
respuesta al problema del alcoholismo, ya que la Administración Pública no
disponía de ningún recurso para esta enfermedad.
La realidad estadística señala en la Comunidad Autónoma del Principado de
Asturias, que un importante número de personas, gravemente afectadas por la
enfermedad alcohólica, requieren una adecuada atención tanto para los
afectados como su entorno familiar, laboral y social. Durante estos años, se han
llevado a cabo diferentes cambios en la Comunidad Terapéutica, buscando
mejorar la ubicación física y las infraestructuras pasando por tres
emplazamientos diferentes y por supuesto tratando de mejorar la atención,
incluyendo terapias familiares, haciendo la comunidad mixta, y más tarde,
creando un espacio terapéutico específico para mujeres… Esta labor da sus
frutos, estableciendo el índice de éxito un poco por encima de la media de
Comunidades Terapéuticas.
El Centro Terapéutico «La Santina» se entiende como un proyecto
promocional de Cáritas, en el que la prioridad es el desarrollo integral de la
persona y su deshabituación del alcohol. El propósito para el que fue creado tal
proyecto, está centrado en favorecer y acompañar mediante un apoyo
constante la recuperación de la persona afectada por el alcohol en un nivel
personal y social, trabajando su dependencia y capacidades.
Así pues tras haber comprobado que el fenómeno de la dependencia alcohólica,
como problema social se incrementa día a día en los colectivos excluidos de la
población que acuden a nuestras Cáritas, se observa la necesidad imperante de
abordar el mismo dentro de un programa de intervención social (sin techo), en
el que «La Santina» esta inmerso como proyecto, cubriendo unas necesidades
propias del colectivo con el que dicho programa trabaja.
Objetivo del proyecto
Conseguir la integración social de la persona alcohólica potenciando su
desarrollo personal, mediante un proceso de rehabilitación capaz de
contemplar diversos itinerarios de intervención .
Perfil del proyecto
El Proyecto «La Santina», intenta dar cabida a 26 personas para lo que
precisa una nueva ubicación que pueda atender a este número de usuarios.
Durante el año 2006 intervino con una media de 21 usuarios directos y 31
usuarios indirectos.
149

150
En su selección se prioriza a un colectivo que por una serie de razones
personales, estructurales y sociales, ha padecido un fracaso en su intento de
rehabilitación a su dependencia en otros centros o no dispone de recursos
suficientes para acceder a los mismos. Así pues «La Santina» pretende ofrecer
esa oportunidad a los que dicen no encontrar solución a su problema, allá donde
existen intenciones favorables al cambio.
Metodología del proyecto
La participación activa de las personas enfermas en el desarrollo del día a
día, permite la plena responsabilización del enfermo en el conjunto de las
actividades. Se pretende garantizar un equilibrio en la convivencia y el
desarrollo del trabajo psicoterapéutico logrando un dinamismo comunitario
que permita a los enfermos adaptarse y unirse libremente al Programa de
tratamiento.
Los objetivos específicos y actividades del proyecto se concretan en la
consecución de diferentes fines dentro de cada una de las áreas de la persona,
teniendo en cuenta en todo momento la evolución de las mismas, respetando
sus procesos y aplicando diferentes metodologías según cada caso. Así pues
dentro del proyecto se distinguen tres fases de intervención (acogida,
comunidad terapéutica y seguimiento/inserción) existiendo en cada una de
ellas una temporalización concreta y unas técnicas e instrumentos específicos
adaptados a las circunstancias del momento y del usuario, con el fin de ofrecer
una atención personalizada.
Si lo deseas puedes realizar tu donativo directamente en las peregrinaciones
o en los siguientes números de cuenta:
Cajastur - Proyectos Sínodo
2048-0001-78-3404000483
Caixa - Proyectos Sínodo
2100-1600-14-0200065193