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Dominancia ocular y su influencia

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CURSOS<br />

MONOGRÁFICOS<br />

<strong>Dominancia</strong> <strong>ocular</strong> y <strong>su</strong> <strong>influencia</strong> -o ausencia de <strong>influencia</strong>-<br />

en el rendimiento académico<br />

Sábado, 13 de marzo de 2010 | De 14:00 a 15:00 horas | N-102<br />

Domingo, 14 de marzo de 2010 | De 14:00 a 15:00 horas | N-101<br />

Introducción<br />

¿Hay algo en común entre escribir con la mano derecha, mirar a través de una mirilla<br />

con el ojo derecho, comenzar un saludo primero con un beso en la mejilla izquierda<br />

o dar una patada a un balón con el pie derecho? Las asimetrías sensoriomotoras, y<br />

las asimetrías cerebrales se reflejan en parte, están siempre presentes en los humanos,<br />

y, para esas asimetrías lo que podemos decir, es que han estado claramente<br />

presentes desde los primeros homo. Algunas han estado presentes en el mundo de<br />

los animales durante millones de años. Se le ha prestado mucha atención a la asimetría<br />

entre ambas manos, y en menor medida, entre los dos pies. Por el contrario,<br />

la preferencia <strong>ocular</strong> y la dominancia, por las que se viene mostrando cierto interés<br />

desde finales del siglo 16, han sido mucho menos estudiadas. Las asimetrías <strong>ocular</strong>es<br />

deben ser consideradas en el contexto de todas las asimetrías, pues están<br />

todas entrelazadas durante el desarrollo. Por ejemplo, se cree que la preferencia se<br />

desarrolla, o se refuerza, cuando el recién nacido, que con frecuencia gira la cabeza<br />

hacia la derecha, ve <strong>su</strong> mano derecha moverse. Esta asimetría vi<strong>su</strong>al, a <strong>su</strong> vez, se<br />

cree que <strong>su</strong>rge de la asimetría postural presente incluso antes del nacimiento. El<br />

objetivo de esta comunicación es situar las asimetrías con respecto a las asimetrías<br />

sensoriomotoras en todos los sistemas, y lanzar la pregunta sobre <strong>su</strong> relación con el<br />

desarrollo cognitivo y funcional.<br />

Descripción de asimetrías<br />

Las asimetrías sensoriomotoras fueron detectadas por la mano. La mayoría de<br />

individuos tenían preferencia por una de las manos, normalmente la mano derecha.<br />

La “mano preferida” se define generalmente como la mano que se emplea para la<br />

escritura, y la mano que está más activa en las actividades diarias, con frecuencia<br />

bimanuales (ver McManus, 2002, para revisión). La mayoría de las personas son diestras<br />

–alrededor del 88% en una población no sesgada, pero el hecho de ser diestro<br />

o zurdo no pertenece a una categoría claramente diferenciada y la preferencia por<br />

una mano varía en una población en un continuo desde ser muy zurdo a fuertemente<br />

diestro (Annett, 1967). Además, la elección de la mano para realizar una tarea no sólo<br />

depende de la mano que se prefiera, sino de factores relacionados con la tarea tales<br />

como el lado de presentación y la complejidad de la tarea, en adultos (Mamolo, Roy,<br />

Bryden, & Rohr, 2004) y en niños (Gabbard & Helbig, 2004; Leconte & Fagard, 2006).<br />

La dominancia de una mano es también evaluada a través de la diferencia en el rendimiento<br />

entre ambas manos en tareas manuales (Annett, 1972; Fagard & Corroyer,<br />

2003; Peters & Durding, 1978). Sin embargo, la diferencia en la realización no siempre<br />

va en favor de la mano con preferencia, y el grado y la dirección de la diferencia<br />

dependen de las características de la tarea (Bryden, Roy, Rohr, & Egilo, 2007; Flowers,<br />

Jacqueline Fagard<br />

Doctora en Psicología por la Universidad<br />

de París V y diplomada<br />

en Psicopatología por el Instituto<br />

de Psicología de París, ha publicado<br />

cuatro libros y escrito capítulos<br />

de diversas publicaciones, ha colaborado<br />

con instituciones como el Max Planck Institute de<br />

Munich, Alemania, la University of Pennsylvania<br />

y el MIT, y se ha dedicado a la docencia. En la<br />

actualidad, trabaja como investigadora en el<br />

Centre National de la Recherche Scientifique,<br />

ocupa el cargo de directora asociada del LPP (Lab<br />

Psychology of Perception), donde está al frente<br />

del equipo Perception Action Development,<br />

y pertenece a la junta de editores de Infant<br />

Behavior and Development y Developmental<br />

Psychobiology.<br />

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CURSOS<br />

MONOGRÁFICOS<br />

1975; Triggs, Calvanio, Levine, Heaton, & Heilman, 2000). La preferencia de pie se<br />

determina con acciones unipodales (e.g. golpear una pelota) y con el mantenimiento<br />

del equilibrio (e.g. mantenerse de pie sobre un solo pie mientras el otro se encuentra<br />

activo, o saltar sobre un pie (Gabbard & Hart, 1996; Dargent-Pare, De Agostini, Mesbah,<br />

& Dellatolas, 1992). Una elección consistente se observa normalmente para el<br />

pie activo, pero es menos consistente para el pie que mantiene el equilibrio (Hart &<br />

Gabbard, 1996). En torno al 80% de la población elige el pie derecho para golpear un<br />

balón. La preferencia de oído es evaluada por la mano elegida para escuchar a través<br />

de una puerta, por ejemplo (Reiss & Reiss, 1998). La preferencia por oído derecho se<br />

encuentra en alrededor del 60% de la población. La preferencia <strong>ocular</strong> será el objeto<br />

de una sección específica a continuación.<br />

<strong>Dominancia</strong> <strong>ocular</strong> y <strong>su</strong> <strong>influencia</strong> -o ausencia<br />

de <strong>influencia</strong>- en el rendimiento académico<br />

Las tendencias direccionales, observadas por los sistemas postural y locomotor,<br />

han sido estudiadas menos frecuentemente. Entre las principales tendencias posturales,<br />

podemos mencionar la tendencia de los neonatos a girar la cabeza hacia la<br />

derecha (Michel, 1981) y la tendencia a saludar besando a las personas comenzando<br />

por el lado derecho (Güntürkün, 2003). En el sistema vi<strong>su</strong>omanual, los individuos<br />

tienden a dibujar círculos en sentido contrario a las agujas del reloj (Glenn, Bradshaw,<br />

& Sharp, 1995) y a dibujar perfiles dirigidos hacia el lado izquierdo (Jensen, 1952). En<br />

lo que se refiere al sistema vi<strong>su</strong>al en sí mismo, existe una tendencia a mirar barriendo<br />

de izquierda a derecha (Aaron & Handley, 1975), o a a<strong>su</strong>mir que la luz procede de la<br />

izquierda cuando se interpretan estímulos antiguos (Mamassian & Goutcher, 2001).<br />

Ejemplos de tendencias oculomotoras incluyen los giros hacia la izquierda cuando se<br />

camina (Yazgan, Leckman, & Wexler, 1996) o se corre (Lenoir, Van Overschelde, De<br />

Rycke, & Musch, 2006), y los giros en sentido contrario a las agujas del reloj cuando<br />

se baila (Day & Day, 1997; Golomer, Rosey, Dizac, Mertz, & Fagard, 2008), o cuando<br />

se corre alrededor de un círculo (Toussaint & Fagard, 2008). Estas tendencias pueden<br />

ser observadas indirectamente en el diseño de circuitos de carreras circulares, o incluso<br />

en las pistas de carreras de caballos, siempre en sentido contrario a las agujas<br />

del reloj. La mayoría de las tendencias direccionales son más débiles y más dependientes<br />

de los factores ambientales que la mayoría de las asimetrías. Por ejemplo, el<br />

barrido en lectura está influido por la dirección de la escritura.<br />

Preferencia <strong>ocular</strong><br />

En la literatura, los términos preferencia y dominancia son algunas veces empleados<br />

en una forma no diferenciada para referirse a las asimetrías <strong>ocular</strong>es. Se va a restringir<br />

el término preferencia <strong>ocular</strong> para referirse al ojo empleado para visión mon<strong>ocular</strong>,<br />

una situación similar a cuando se mira a través de un telescopio a un objeto lejano.<br />

El empleo del ojo con preferencia no está restringido a la visión mon<strong>ocular</strong> forzada, e<br />

incluso cuando ambos ojos se encuentran abiertos, la señal que se emplea es sólo la<br />

del ojo con preferencia: Esto fue propuesto por primera vez por Della Porta en 1593,<br />

al mostrar el hecho de que cuando se sostiene un lápiz en frente de uno mismo y<br />

se alinea <strong>su</strong> punta con un objeto lejano, si alternativamente se guiña cada uno de<br />

los ojos, el lapicero se mantendrá bien alineado con el objeto sólo para la visión de<br />

uno de los ojos. Por tanto, el observador inconscientemente selecciona una señal de<br />

entrada mon<strong>ocular</strong> incluso cuando la señal bin<strong>ocular</strong> completa está disponible. Por<br />

ojo dominante, se designará al ojo para el cual se elige un estímulo cuando dos estímulos<br />

se encuentran rivalizando a través de un estereoscopio. La dominancia <strong>ocular</strong><br />

depende del tamaño del estímulo, y de las características relativas a la rivalidad (ver<br />

Mapp, Ono, & Barbeito, 2003, para revisión). Por el contrario, la preferencia <strong>ocular</strong> es<br />

un rasgo muy consistente, incluso cuando, como ocurre para la preferencia de mano,<br />

los factores espaciales pueden influir en la elección <strong>ocular</strong> para la visión mon<strong>ocular</strong><br />

(Fagard, Monzalvo-Lopez, & Mamassian, 2008), como vamos a ver. Esta presentación<br />

se refiere principalmente a la preferencia <strong>ocular</strong>.<br />

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MONOGRÁFICOS<br />

<strong>Dominancia</strong> <strong>ocular</strong> y <strong>su</strong> <strong>influencia</strong> -o ausencia<br />

de <strong>influencia</strong>- en el rendimiento académico<br />

Se necesitan uno o dos tests para determinar cuál es la preferencia <strong>ocular</strong> con seguridad.<br />

Varios tests, frecuentemente empleados, son: Pedir al individuo que mire a<br />

un objeto que se encuentra bastante lejano a través de un agujero que se hace en<br />

una hoja de papel (o a través de un anillo) y pedirle que lo acerque lenta y progresivamente<br />

hacia <strong>su</strong> nariz (Test de agujero en la tarjeta), mirar a través de una hoja de<br />

papel enrollada a modo de “telescopio”, mirar a través de un rifle, o mirar al fondo<br />

de una botella a través del cuello de la misma, o el test de alineamiento cerca-lejos<br />

que ya ha sido descrito. La estabilidad test-retest en la preferencia <strong>ocular</strong> es buena<br />

(Piran, Bigler, & Cohen, 1982). El ojo es elegido bien consciente o inconscientemente,<br />

y la visión es tanto mon<strong>ocular</strong> como bin<strong>ocular</strong>, pero ésto no parece influir en la<br />

elección. La preferencia <strong>ocular</strong> está moderadamente correlacionada con la dominancia<br />

<strong>ocular</strong>, pero no presenta relación con la agudeza vi<strong>su</strong>al, en adultos (Ehrenstein,<br />

Arnold-Schulz-Gahmen, & Jaschinski, 2005), así como tampoco la presenta en niños<br />

(Fagard et al., 2008).<br />

Los estudios de preferencia <strong>ocular</strong> refieren frecuencias de alrededor del 65% para<br />

ojo derecho, 32% para ojo izquierdo, y únicamente un 3% de inconsistencia en la<br />

preferencia <strong>ocular</strong> entre adultos (Porac & Coren, 1976). La frecuencia difiere entre<br />

los diestros y zurdos, pero la correlación entre mano y ojo es menor que la correlación<br />

entre mano y pie (Porac, Coren, Steiger, & Duncan, 1980; Dargent-Pare et al.,<br />

1992). De acuerdo con el meta-análisis realizado a partir de 47 artículos científicos y<br />

54.087 individuos, alrededor del 34% de las personas diestras tenían preferencia por<br />

ojo izquierdo y el 42% de los zurdos tenían preferencia por ojo derecho (Bourassa,<br />

McManus, & Bryden, 1996). Para esos individuos la lateralidad ojo-mano se dice que<br />

es cruzada. La lateralidad cruzada ha sido considerada como asociada probablemente<br />

con discapacidad cognitiva, sin mucho fundamento, como podremos ver más<br />

adelante.<br />

Así como la opción para mano en actividades de agarre unimanual, la elección del ojo<br />

para la visión mon<strong>ocular</strong> está influida por factores espaciales. En un estudio, pedimos<br />

a los niños que mirasen a través de un tubo de plástico a un objeto situado en una de<br />

cinco localizaciones sobre un panel semicircular. Los objetos, círculos pequeños de<br />

1,5 cm de diámetro, estaban localizados en el panel alrededor del niño de izquierda<br />

a derecha. Treinta y nueve de los 42 participantes eran diestros para escritura, y la<br />

mayoría tenían preferencia por ojo derecho. Cuando vi<strong>su</strong>alizaban los cinco objetos, el<br />

ojo derecho era más empleado en general que el ojo izquierdo, más en niños diestros<br />

que en niños zurdos. Había un efecto significativo en el lado del objeto de presentación<br />

sobre el ojo elegido para mirar, incluso cuando los participantes algunas veces<br />

elegían el ojo con preferencia contralateral al que empleaban para mirar a los objetos<br />

laterales (Fagard et al., 2008).<br />

Desarrollo y origen de las preferencias <strong>ocular</strong>es<br />

De la misma manera que la preferencia de mano, pero ligeramente más tarde, la<br />

preferencia <strong>ocular</strong> aparece durante la infancia. A la edad de seis años el 90% de los<br />

niños han desarrollado la preferencia <strong>ocular</strong> (Dellatolas, Curt, Dargent-Pare, & De<br />

Agostini, 1998), y no hay cambios en la distribución de la preferencia <strong>ocular</strong> con la<br />

edad (Porac & Coren, 1976). Al contrario que la preferencia de mano, el género no<br />

parece tener <strong>influencia</strong> alguna en la preferencia <strong>ocular</strong> (Coren, 1993; but see Reiss,<br />

Tymnik, Kogler, Kogler, & Reiss, 1999 and Porac & Coren, 1976). La consistencia entre<br />

la preferencia de ojo y mano fue encontrada en el 68% de los niños en edad preescolar<br />

(Mahone, Wodka, & Hiemenz, 2006), una proporción comparable a la que se<br />

había encontrado en adultos. El origen de las asimetrías en general es todavía objeto<br />

de debate, en el que no se va a entrar en el marco de esta presentación. Se realizan<br />

hipótesis sobre la <strong>influencia</strong> genética de algunas de las asimetrías que aparecen<br />

tempranamente. Existe cierto fundamento para el origen genético de la preferencia<br />

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<strong>Dominancia</strong> <strong>ocular</strong> y <strong>su</strong> <strong>influencia</strong> -o ausencia<br />

de <strong>influencia</strong>- en el rendimiento académico<br />

de mano a partir de estudios genéticos poblacionales y, en menor medida, también de<br />

estudios en genética molecular. El hecho de que en una pareja en la que un progenitor<br />

sea zurdo tenga mayor posibilidades de tener un niño zurdo, e incluso mayor para<br />

una pareja en la que ambos sean zurdos que en unos padres diestros, ha conducido a<br />

los investigadores a postular que un gen tendente a la utilización de la mano derecha<br />

influiría en la elección del niño por esta mano, tal y como se propone en la teoría<br />

del “right-shift” (Annett, 1996; McManus, 1991). Sin embargo, dos hechos pueden<br />

contradecir dicha afirmación: la imitación se ha demostrado que juega un papel importante<br />

en las elecciones de los niños para agarrar objetos y manipularlos, y esto<br />

por sí mismo podría explicar por qué los padres zurdos tienen más niños zurdos que<br />

los padres diestros (Fagard & Lemoine, 2006; Michel, 1992). Además, si la genética<br />

tuviese mucha <strong>influencia</strong> sobre la preferencia de mano, se esperaría un descenso<br />

mayor en la frecuencia de niños diestros con ambos padres zurdos que la que se<br />

observa en realidad: Cuando uno de los padres es zurdo, la proporción de niños diestros<br />

se sitúa alrededor del 80%; cuando ambos padres son zurdos, esa proporción<br />

cae hasta un 75% (ver McManus & Bryden, 1992, para revisión). Con la preferencia<br />

<strong>ocular</strong>, no hay posibilidad de que la imitación afecte, y no hay riesgo de <strong>influencia</strong><br />

cultural, lo que hace que esta asimetría sea bastante interesante. Ha sido observado<br />

cierto grado de tendencia familiar por preferencia ojo izquierdo (Annett, 1999; Reiss,<br />

1997), pero en menor grado que para preferencia por mano izquierda (Coren & Porac,<br />

1980; Saudino & McManus, 1998), y no todos los autores coinciden en esta tendencia<br />

familiar (Dellatolas et al., 1998). La preferencia <strong>ocular</strong> puede ser observada en primates<br />

no humanos, pero, hasta donde se conoce, no en otros animales. Esto podría ser<br />

indicativo de que la preferencia <strong>ocular</strong> “es importante para los animales con campos<br />

bin<strong>ocular</strong>es que se solapan en gran medida” (Porac & Coren, 1976, p. 884).<br />

Desde hace tiempo, existe un debate referente a la función de la preferencia <strong>ocular</strong>.<br />

El hecho de que tengamos un ojo preferido podría ser, en teoría, de poca importancia<br />

en las asimetrías perceptuales hemisféricas ya que en condiciones normales, en<br />

humanos, cada ojo contribuye en la visión de ambos campos vi<strong>su</strong>ales, con el lado<br />

derecho -cuando el globo <strong>ocular</strong> es observado desde la parte posterior de la cabeza-<br />

de cada retina alimentando al hemisferio derecho, y el lado izquierdo de cada retina<br />

alimentando al hemisferio izquierdo. La información desde el campo vi<strong>su</strong>al izquierdo<br />

alcanza el lado derecho a través de la parte nasal de la retina del ojo izquierdo y la<br />

parte temporal de la retina del ojo derecho, y viceversa para la información desde<br />

el campo vi<strong>su</strong>al derecho que alcanza el hemisferio izquierdo. Hasta un cierto grado<br />

de excentricidad del estímulo desde el punto de fijación, los hemisferios reciben la<br />

información desde ambos ojos. En las partes “mon<strong>ocular</strong>es” del campo vi<strong>su</strong>al, cada<br />

hemisferio recibe información del ojo contralateral solamente. Cuando el estímulo es<br />

proyectado a través de un estereoscopio, es posible enviar información diferente a<br />

cada ojo desde cualquier punto del campo vi<strong>su</strong>al. Algunos discuten que la preferencia<br />

<strong>ocular</strong> no juega ningún papel en la visión bin<strong>ocular</strong>, y que funciona únicamente<br />

cuando se emplea sólo uno de los ojos (Mapp et al., 2003). Otros sostienen que hay<br />

una diferencia en el rendimiento dependiendo de con qué ojo, el ojo con preferencia o<br />

el ojo que no tiene preferencia, sea empleado, de la misma manera que la mano con<br />

preferencia es más eficaz que la mano que no tiene preferencia, como será explicado<br />

en el párrafo siguiente.<br />

Preferencia <strong>ocular</strong> y diferencia en el rendimiento<br />

Para ver si la preferencia <strong>ocular</strong> puede inducir algo de asimetría, independientemente<br />

de cuál es el hemisferio que recibe la información, uno puede presentar un estímulo<br />

en el centro de tal manera que el ojo derecho vea algo diferente que el ojo izquierdo.<br />

En tales condiciones, ambos hemisferios son alimentados por cada ojo. Por ejemplo,<br />

en <strong>su</strong> estudio, Shneor y Hochstein (2005) pidieron a <strong>su</strong>s <strong>su</strong>jetos que llevasen gafas<br />

rojo-verde cuando miraban a un conjunto de líneas rojas y verdes orientadas a 60º<br />

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MONOGRÁFICOS<br />

<strong>Dominancia</strong> <strong>ocular</strong> y <strong>su</strong> <strong>influencia</strong> -o ausencia<br />

de <strong>influencia</strong>- en el rendimiento académico<br />

presentadas en un corto periodo de tiempo. En la mitad de los ensayos un objeto rojo<br />

o verde orientado at 40° reemplazaba a una de las líneas y a los <strong>su</strong>jetos se les pedía<br />

que refiriesen la presencia del objeto. Los <strong>su</strong>jetos, que no eran conscientes del hecho<br />

de qué ojo veía el objeto, realizaron la prueba significativamente mejor que cuando<br />

el objeto era observado por el ojo preferido. Otra técnica consiste en poner un parche<br />

sobre uno de los ojos. Durante la visión mon<strong>ocular</strong> forzada, cuando el otro ojo está<br />

tapado, se observó que el sesgo de atención cuando se dividía una línea vertical era<br />

menor cuando se usaba el ojo preferido en comparación a cuando se usaba el ojo no<br />

preferido (Roth, Lora, & Heilman, 2002). Otros estudios muestran que las acciones<br />

balísticas como lanzar una pelota se realizan mejor cuando se emplea el ojo preferido<br />

(see Porac & Coren, 1976, para revisión), o que seguir el rastro de un laberinto se<br />

realiza más rápidamente empleando el ojo con preferencia (Coren & Porac, 1982; Porac<br />

& Coren, 1981), así como una tarea de golpeo a un objeto en aceleración (Coren,<br />

1999). ¿Es el procesamiento de la información vi<strong>su</strong>al más rápido cuando llega del ojo<br />

con preferencia que del ojo del que no tiene preferencia? Dado que este hecho fue<br />

observado sólo para estímulos con duraciones mayores, Shneor et al. concluyeron<br />

que podría deberse a la mayor capacidad del ojo con preferencia para inhibir la señal<br />

que llegaba desde el otro ojo. Las imágenes en visión mon<strong>ocular</strong> proporcionan una<br />

base funcional del concepto de preferencia <strong>ocular</strong>, al mostrar que la estimulación que<br />

realmente el ojo con preferencia activa un área mayor en la corteza vi<strong>su</strong>al primaria<br />

que la estimulación del ojo que no tiene preferencia (Rombouts, Barkhof, Sprenger,<br />

Valk, & Scheltens, 1996; ver sin embargo Mendola & Conner, 2007, para un hallazgo<br />

diferente).<br />

En condiciones cotidianas, el individuo puede mover la cabeza y/o los ojos para llevar<br />

el estímulo a la fóvea. El sistema motor que se ocupa de la motilidad <strong>ocular</strong> puede<br />

ser así otra fuente de asimetría vi<strong>su</strong>al. La asimetría motora del sistema vi<strong>su</strong>al ha sido<br />

estudiada para los sacádicos guiados vi<strong>su</strong>almente, indicando dominancia del hemisferio<br />

derecho para el control atencional de los sacádicos y dominancia del hemisferio<br />

izquierdo para el origen motor de los sacádicos (Petit, Zago, Vigneau, Andersson,<br />

Crivello, Mazoyer, Mellet, & Tzourio-Mazoyer, 2009). La fuente principal de asimetría<br />

vi<strong>su</strong>al, sin embargo, procede del hecho de que la información de los campos derecho<br />

e izquierdo alcanza sólo un hemisferio, el contralateral, independientemente del ojo a<br />

través del que sea conducida, y de que los dos hemisferios sean muy asimétricos en<br />

el procesamiento de la información.<br />

Campos vi<strong>su</strong>ales y asimetrías hemisféricas<br />

Para evaluar las asimetrías hemisféricas perceptuales, se debe presentar la información<br />

en un hemicampo mientras se pide al <strong>su</strong>jeto que fije a un punto en el centro, de<br />

tal manera que sólo un hemisferio reciba la información. Es bien conocido que los<br />

estímulos lingüísticos, al menos para juicios sintácticos, son más rápidos y se procesan<br />

mejor cuando aparecen en el campo vi<strong>su</strong>al derecho, mientras que las caras, la<br />

localización espacial o la discriminación de la orientación son más precisas cuando<br />

el estímulo aparece en el campo vi<strong>su</strong>al izquierdo (Kimura, 1969). Por tanto, mientras<br />

la información lingüística es más directa y eficazmente procesada por el hemisferio<br />

izquierdo en la mayoría de individuos, incluso los zurdos, los estímulos espaciales<br />

son mejor procesados por el hemisferio derecho (Hellige, 1993). ¿Están las asimetrías<br />

de los campos vi<strong>su</strong>ales restringidas a niveles de procesamiento alto? La mayoría<br />

del procesamiento de bajo orden parece ser equivalente entre los dos hemisferios<br />

(Fendrich & Gazzaniga, 1990) de acuerdo con Georgeson (1987) hay asimetrías en<br />

los campos vi<strong>su</strong>ales sistemáticas en contraposición con la percepción, presente en<br />

ambos ojos.<br />

Dado que nos podemos situar fácilmente a nosotros mismos vis-à-vis en escenas<br />

vi<strong>su</strong>ales, podemos preguntarnos si inconscientemente explotamos esta asimetría del<br />

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sistema de procesamiento de los campos vi<strong>su</strong>ales. Tal comportamiento puede ser<br />

observado en pollos, el cual es particularmente interesante pues en el cerebro de<br />

las aves los nervios ópticos se decusan completamente, de tal manera que cada<br />

ojo proyecta solamente hacia el hemisferio contralateral. Cuando extraen granos de<br />

entre los guijarros mientras vigilan la aparición de un posible depredador, un pollito<br />

de pocos días de edad se las apaña para mirar al grano con <strong>su</strong> ojo derecho mientras<br />

mantiene <strong>su</strong> ojo izquierdo vigilante ante el posible depredado. De este modo, el pollo<br />

emplea <strong>su</strong> hemisferio izquierdo para la categorización (guijarros ver<strong>su</strong>s granos) y <strong>su</strong><br />

hemisferio derecho para examinar que no se produzcan un episodio amenazante para<br />

la vida (Rogers, 1980). Una estrategia similar podría ser parte del hábito humano de<br />

sostener a los bebés en el lado izquierdo. La tendencia de sostener a los bebés en el<br />

lado izquierdo ha sido ampliamente observada, en diestros y en zurdos. Una hipótesis<br />

sobre esta observación es que la persona que sostiene al bebé elige inconscientemente<br />

el lado que envía la información sobre el estado emocional del bebé al hemisferio<br />

derecho que está más especializado en el procesamiento de las emociones que<br />

el lado izquierdo (Vauclair & Donnot, 2005).<br />

<strong>Dominancia</strong> <strong>ocular</strong> y <strong>su</strong> <strong>influencia</strong> -o ausencia<br />

de <strong>influencia</strong>- en el rendimiento académico<br />

Asimetrías <strong>ocular</strong>es y rendimiento motor y cognitivo<br />

Nos podemos preguntar si el desarrollo óptimo requiere (1) lateralización de mano,<br />

ojo, procesamiento hemisférico, etc.; (2) lateralización similar para la mano y el ojo;<br />

y (3) lateralización acorde a la mayoría, i.e. empleando la mano derecha y el ojo<br />

derecho. Dada la amplia posibilidad de presentación de todos los tipos de asimetría<br />

a todos los niveles del sistema sensoriomotor, se a<strong>su</strong>me con frecuencia que deben<br />

de ser ventajosas. La lateralización del cerebro, por ejemplo, podría potenciar la capacidad<br />

neural para permitir el procesamiento de los hemisferios paralelamente y<br />

por separado (Halpern, Gunturkun, Hopkins, & Rogers, 2005). El hecho de que los<br />

pollos busquen comida con el ojo derecho mientras se encuentran en vigilancia por<br />

los depredadores con el ojo izquierdo es un ejemplo de tal procesamiento paralelo<br />

(Andrew, 1988). Además, ha sido mostrada cierta <strong>influencia</strong> directa de la fuerza de la<br />

lateralización vi<strong>su</strong>al sobre el rendimiento cuando se ha manipulado la lateralización<br />

mediante la incubación de embriones de pollo en estadio final en diferentes condiciones<br />

de iluminación. Los pollos que no disponen de lateralización son más lentos en la<br />

discrimación de los granos de los guijarros (Rogers, 1982), y también lo hacen peor<br />

en tareas de discrimación izquierda-derecha (Chiandetti & Vallortigara, 2009) que<br />

los pollos con lateralización normal. Sin embargo, en humanos, los datos empíricos<br />

relativos a si la lateralización está o no relacionada con el rendimiento cognitivo son<br />

limitados, y esta relación parece ser compleja y variar ampliamente (Boles, Barth, &<br />

Merrill, 2008).<br />

Ha existido cierta especulación sobre la ventaja de tener preferencia ipsilateral ojomano.<br />

En las habilidades motoras, tales como las implicadas en movimientos balísticos,<br />

o de puntería, tal como golpear una pelota con un bate de béisbol, parece que<br />

un rendimiento más preciso está más preferencialmente asociado con preferencia<br />

descruzada que con preferencia cruzada ojo-mano (Adams, 1965; Shick, 1971). En<br />

tareas cognitivas, tener lateralidad cruzada ojo mano ha sido más o menos estigmatizado<br />

como un indicador de riesgo de dislexia y otras dificultades académicas.<br />

Para comprobar si ésto era cierto, comparamos en niños el patrón de preferencia<br />

ojo-mano con <strong>su</strong>s habilidades en lectura. No se encontró ninguna relación entre el<br />

patrón de preferencia ojo-mano (cruzada vs descruzada) y la habilidad lectora en<br />

alumnos de primer y sexto curso (Fagard et al., 2008). De forma similar, en un estudio<br />

en el cual se administraron medidas neuropsicológicas que requerían atención a<br />

niños de 54 meses de edad, incluyendo el Test de Vocabulario en Imágenes Peaboy<br />

y el Imitating Hand Positions, no encontró diferencia significativa en el rendimiento<br />

entre aquellos con preferencia de mano izquierda ver<strong>su</strong>s derecha, preferencia de ojo<br />

izquierdo ver<strong>su</strong>s derecho, o preferencia ojo-mano concordante ver<strong>su</strong>s discordante<br />

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(Mahone et al., 2006). En un estudio en adultos, se observó un efecto combinado de<br />

preferencia de mano y de ojo en la memorización de dígitos proyectados en parejas<br />

a cada campo vi<strong>su</strong>al empleando visión bin<strong>ocular</strong>: los individuos con preferencia por<br />

ojo derecho eran más rápidos y más precisos en nombrar dígitos que los individuos<br />

con preferencia por ojo izquierdo, el mejor rendimiento se encontró en personas con<br />

dominancia de ojo y mano derecha y el peor rendimiento en personas con preferencia<br />

de ojo mano izquierda (Sampson & Spong, 1961). En este estudio, los individuos con<br />

preferencia ojo-mano mixta mostraban un rendimiento intermedio.<br />

Como conclusión, las asimetrías vi<strong>su</strong>ales incluyen la preferencia por un ojo, el mejor<br />

rendimiento del ojo con preferencia en determinadas tareas, y una gran variedad de<br />

asimetrías en los campos vi<strong>su</strong>ales que reflejarían lateralización de las funciones en<br />

el cerebro. Existen indicaciones obtenidas de estudios en animales y en humanos que<br />

<strong>su</strong>gieren que tener lateralizaciones en el sistema vi<strong>su</strong>al es ventajoso para el individuo.<br />

Existe poca evidencia de que una lateralización diferente a la de la mayoría de<br />

las personas -mano izquierda y ojo izquierdo-, o lateralidad cruzada ojo-mano refleje<br />

un rendimiento no óptimo.<br />

<strong>Dominancia</strong> <strong>ocular</strong> y <strong>su</strong> <strong>influencia</strong> -o ausencia<br />

de <strong>influencia</strong>- en el rendimiento académico<br />

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7


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9

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